la gualdra no. 42, lunes 19 de marzo de 2012

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SUPLEMENTO CULTURAL No. 42 - 20 DE MARZO DE 2012 - AÑO 1 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN El próximo día 29 de marzo, en el marco del Festival Cultural Zacatecas 2012, se inaugurará la Exposición “Amparo”, en La Casa del Artista –ubicada en calle Genaro Codina, Centro Histórico de Zacatecas-, en punto de las 21:00 Hrs. Se exhibirán 12 estampas realizadas en diferentes técnicas de grabado, en homenaje a la escritora zacatecana Amparo Dávila. Los grabados son autoría de Eduardo Arvizu Oliván, Carolina Parra Arce, Alberto Ordaz, Odín Ba- rrios, Juan Carlos Villegas, Luis García, Leticia Zubillaga, Alejandro Nava, Manuel Denna, Imuris Ramos, Jesús Reyes Cordero y Alfonso López Monreal. Autor: Alberto Ordaz, “Un boleto para cualquier parte”, Litografía, 18 x 18 cm., 2011. (Fotografía de Alejandro Muñoz)

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La Gualdra No. 42, lunes 19 de marzo de 2012

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Page 1: La Gualdra No. 42, lunes 19 de marzo de 2012

SUPLEMENTO CULTURAL No. 42 - 20 DE MARZO DE 2012 - AÑO 1 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

El próximo día 29 de marzo, en el marco del Festival Cultural Zacatecas 2012, se inaugurará la Exposición “Amparo”, en La Casa del Artista –ubicada en calle Genaro Codina, Centro Histórico de Zacatecas-, en punto de las 21:00 Hrs. Se exhibirán 12 estampas realizadas en diferentes técnicas de grabado, en homenaje a la escritora zacatecana Amparo Dávila. Los grabados son autoría de Eduardo Arvizu Oliván, Carolina Parra Arce, Alberto Ordaz, Odín Ba-rrios, Juan Carlos Villegas, Luis García, Leticia Zubillaga, Alejandro Nava, Manuel Denna, Imuris Ramos, Jesús Reyes Cordero y Alfonso López Monreal.

Autor: Alberto Ordaz, “Un boleto para cualquier parte”, Litografía, 18 x 18 cm., 2011. (Fotografía de Alejandro Muñoz)

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La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Carmen Lira Saade / Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas /Dir. La Jornada de [email protected]

Jánea Estrada Lazarín /Dir. La Gualdra

[email protected]

Sandra Andrade Trinidad /Diseño

Juan Carlos Villegas /Ilustraciones

[email protected]

Líneas de un viajero muertopor Gabriel Luévano Gurrola

El cautiverio de lo actual (II)por Nelson Guzmán

Especial de Historia: A 200 años de la Constitución de Cádiz

Cádiz, un tema de larga duraciónpor Mariana Terán

La monarquía constitucional en 1812. Los soldados del rey y los soldados de nación en Zacatecaspor María del Refugio Magallanes Delgado

La soberanía en el Congreso gaditano.Una discusión no resueltapor Martín Escobedo Delgado

Ciudadanía y ayuntamientos:la herencia gaditanapor José Eduardo Jacobo Bernal

Cádiz y los sectores populares:formación técnica y deslizde la ciudadanía en Zacatecas por René Amaro Peñaflores

El Diario de Mateopor Mateo Estrada Gaviria

El bullying desde la poesíapor Eduardo Campech Miranda

Castillo de sal si puedespor Ester Cárdenas

La Quemada Públicapor Adela Goldbard

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I Esta semana tenemos en portada una obra grá-fica de Alberto Ordaz, titulada “Un boleto para cualquier parte”, inspirada en el cuento del mis-mo nombre de la escritora Amparo Dávila. Al-berto Ordaz nació en Zacatecas, el 4 de marzo de 1976. Es Licenciado en Filosofía por la Uni-versidad Autónoma de Zacatecas. Maestrante en Filosofía e Historia de las Ideas por la misma universidad. Miembro del grupo de artes plás-ticas La Segunda Escalera de la Universidad Autónoma de Zacatecas desde 1995. Fue alum-no del Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas en Zacatecas. Fundador del Centro de Investi-gación y Creación Artística “El Pasillo” (2011), en el que fue coordinador del área de grafica. Participó en el curso tutorial de artistas de la región centro-occidente del Taller de Gráfica del Centro de las Artes en Guanajuato (2009), impartido por el Maestro Rafael Zepeda. En 2008 fue seleccionado en el XVI Concurso de Gráfica Guadalupe Posada en Aguascalientes. Cuenta con seis exposiciones individuales. Ha participado además en más de 30 exposiciones colectivas en diferentes espacios culturales del país, y más recientemente en Fusion Graphi-que Transatlantique, “Douarnenezacatecas”, Douarnenez, Francia (2011). Actualmente es el coordinador del Taller de Grabado Veta Grá-fica, en Vetagrande, Zacatecas, espacio del que es fundador.

IIEl próximo día jueves 29 de marzo, en el mar-co del Festival Cultural Zacatecas 2012, se in-augurará la Exposición “Amparo”, en La Casa del Artista –ubicada en calle Genaro Codina, Centro Histórico de Zacatecas-, en punto de las 21:00 Hrs. Se exhibirán 12 estampas realizadas en diferentes técnicas de grabado, en homenaje a la escritora zacatecana Amparo Dávila. Los grabados son autoría de Eduardo Arvizu Oli-ván, Carolina Parra Arce, Alberto Ordaz, Odín Barrios, Juan Carlos Villegas, Luis García, Leti-cia Zubillaga, Alejandro Nava, Manuel Denna, Imuris Ramos, Jesús Reyes Cordero y Alfonso López Monreal. Todas estas obras ilustran la Agen-da Amparo 2012 y conforman una hermosa carpeta de edición limitada. Pilar Alba, cola-boradora de este suplemento, escribió un bello texto para Amparo Dávila –incluido en la mis-ma publicación-, que compartimos con ustedes esperando que sea de su agrado y que nos acom-pañen el próximo jueves 29 en la inauguración de esta exposición.

La foto de portada de la Gualdra 41 -proporcionada por cortesía del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez- es autoría de Gabriela Flores.

La mujer en la cajaSer una mujer bella es como estar encerrada en una caja. No importan la creatividad, la inteligencia, las ideas, las pasiones; por más que quiera dejarse ver o escapar, siem-pre encontrará por parte de los otros que es vista como el objeto que la contiene y nunca como lo que oculta dentro. Relegada, oculta, sólo muy pocos iluminados podrán ver el contenido. Una mujer bella se encuentra en una caja en-vuelta como un regalo con moño y papel metálico, que distrae la atención, pero nos dice, aunque muy quedo, que existe algo más importante dentro. Oculto, junto a ella, el mundo que lleva por dentro: los sueños, el amor, los miedos, los odios, el dolor y el tedio; secretos que no siempre serán revelados, de-seos que tal vez nunca serán cumplidos, obsesiones mal-sanas que se convierten en demonios que atormentan. En la caja, la mujer, vive en el ensimisma-miento. Se recluye, porque fuera moriría de asfixia ago-biada por las presiones. Por las altas expectativas y las pocas esperanzas de los demás en ella. Afuera, fenecería desolada al desdibujarse en los espejos. Aturdida por el estruendo de la negatividad constante. Con la mirada per-dida en lo que nunca podrá encontrar. Por eso y por voluntad, a veces, una mujer se encierra en una caja, no quiere que la vean, porque es preferible permanecer oculta, invisible, conformándose con la idea que los otros quieran hacerse de ella. Sin embargo, en algunas ocasiones la sole-dad es enorme, la caja se vuelve pequeña para contener todo lo que la agobia y es entonces cuando busca la mú-sica, los colores y las palabras para que aquéllos que ten-gan oídos las escuchen. Amparo Dávila era una mujer encerrada en una caja, oculta tras unos ojos, un rostro, un cabello y un cuerpo hermoso, con una envoltura tan apabullante que pocos, todavía, se preocupan por verla dentro. La caja de Amparo, como la de muchas otras, está sellada con fuertes cerrojos, se vuelve difícil ver su contenido. Y cuando ella decide salir, lo hace por medio de las palabras, por la vía de los cuentos. Amparo cuenta historias de otras mujeres ocultas en cajas que se la pasan viviendo ignoradas por los otros. Principalmente relegadas por el otro, aquél que se dice compañero en el yugo de la vida. Alejadas de hijos a los cuales han engendrado, que aún viviendo en sus vientres encerrados por nueve meses junto a ellas en esas cajas, de repente se vuelven ajenos, distantes, desconoci-dos. Mujeres en permanente angustia buscando un boleto de salida sabiendo que no existe tal, y que confiesan que si lo tuvieran a mano nunca saldrían. Los textos de Amparo no son su boleto para salir de la caja, son rendijas para respirar un poco, renovar el aire dentro, son descansos para seguir habitando en ella, para volver a sí misma, para quedarse otra vez, ence-rrada para siempre. Porque una mujer encerrada en una caja está condenada a ser eterna.

Jánea Estrada Lazarí[email protected]

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20 de marzo DE 2012

Por Gabriel Luévano Gurrola

Líneasde un viajero muertoCaminando por las calles de Mérida, en medio de las nuevas sonrisas y los cuestionamientos emergentes, recordé algunos fragmentos de un texto de Sal-vador Novo que leí hace ya un tiempo. Se llama “Mercados” y recoge en sus primeras líneas las ideas de cierto es-critor que considera que para conocer verdadera y rápidamente a un pueblo, se deben visitar cuatro zonas, insosla-yables: los mercados, el jardín princi-pal, el palacio de gobierno y el campo-santo. La idiosincrasia de una ciudad rezuma en esencia, de estos lugares, a manera de estampa instantánea y reveladora para el viajero (porque re-cordemos lo planteado por Monsiváis, quien creía que se debe ser viajero y no turista, ya que el primero ve y conoce, mientras que el segundo ve y osifica). Los tres primeros destinos son lógicamente comunes. Pero nunca he escuchado que alguien, al visitar un pueblo haya decidido dar una vuelta por el cementerio. Así se lo comenté a una amiga y decidimos salir en búsqueda de ese espacio donde los yucatecos entie-rran a sus muertos, que es el cementerio Florida, el General, entre otros. Al llegar a un lugar de pri-mera importancia para todas las sociedades, no se espera encontrar mucha diferencia, pero al atisbar la consistencia de ese cementerio me di cuenta que los matices son un detalle sin precio. Lo primero que nos llamó la atención fue el acomodo de las lá-pidas, que se organizan en lotes muy concretos, llamados “jardines de paz” y como las calles de Mérida no tienen nombre, sino número. Abundancia de grises y un mismo blanco mártir ca-racteriza sólo una parte, ya que, cosa curiosa, mientras más se internaba uno aumentaban los colores. Había además gran cantidad de árboles fru-tales, probables cristalizadores de lo que fueron en vida los ya idos. Y qui-zá lo más interesante, las calles de la ciudad entran al cementerio, como negando excluirlo del transitar de la gente. Pasan los carros y ahí las tum-bas, silenciosas. Una de ellas por cier-to, con forma de casa, dando la idea de que el difunto quiso vivir en la muerte como lo hizo a nuestro lado. Es enton-ces cuando el sentido de los versos de Sabines es aún mayor: Debería haber una casa de reposo para los muertos…Antes de irnos, mi amiga columbró una lápida abierta y vacía, colocada verticalmente. No lo dudó, se metió

Juan Carlos Villegas, Recoleta, óleo/tela, (2009)

dentro y al recostarse puso los brazos en posición beatífica y me dijo: ¿Te invito, no quieres venir? Fue entonces cuando me senté en el suelo a escribir unas cuantas líneas y sentí un peque-ño piquete, causado por una hormiga larga y rápida. Todavía al salir sentía un temblor en la piel, como de patitas. Todos los seres humanos, dejando de lado las curiosidades del carácter, los motes imprescindibles para definir raudamente a un sujeto, los incordios de las certezas genéti-cas, tenemos algo en común. Desde que la conciencia se abre como una pinza en espera de un punto sobre el cual desatar su desesperada claustro-fobia, buscamos la muerte, a sabien-das (pues lo sentimos) que dentro la llevamos, madurando, púdica y en constante aprendizaje. Y este apren-dizaje desentraña los arcanos inter-nos, porque el didactismo autónomo de la muerte responde a las incle-mencias del deseo marchito. Es decir, al limitarnos la vida para alcanzar el terreno práctico de lo que forjamos con la añoranza y satisfacer necesi-dades apremiantes, el acto de fenecer se torna escenario, último y decisivo donde se actuarán, en un solo acto irrebatible, los incontables segundos de los años, de golpe.

Así, la realidad que compar-timos en este instante es preparación para la gran obra. Como se preparan los actores antes de salir a escena, así es el trepidar angustiante de los hombres y las mujeres en su andar cotidiano. Al salir a la calle y decir: Caminemos, para encontrarnos a nosotros mismos, asumimos la posición de atletas mor-tuorios, ya que la plenitud buscada, en-cuentra su clímax en la finitud azarosa que se nos espera. Una caminata por el cementerio es, bajo estas condiciones, más que un ejercicio que pudiera pen-sarse irrespetuoso (para nada eso), un cinismo que nos da ánimo, a nosotros, los actores. Caminar y tararear una canción, decir una puntada, asombrar-se como un niño, en el panteón, rei-vindica los dolores más íntimos, y de algún modo, los reacomoda. Dice Borges en su poema “Los enigmas”: Yo que soy el que ahora está cantando/ seré mañana el miste-rioso, el muerto. Morir cantando no sólo resulta loable y tentador; es en el fondo necesario. La súplica final pasa a ser el rayo de agua que se diluye en un concierto acuático, insondable. Ex-clama después el vate:¿Qué errante laberinto, qué blancuraciega de resplandor será mi suerte,cuando me entregue el f in de

esta aventuraLa curiosa experiencia de la muerte?

El minotauro de este laberin-to también canta. Y su canto impresio-nante y terrible, transfigura los bloques amurallados de un pasado gravoso. En vida lloramos para cantar más a gusto, y el canto es, ya en la muerte, el gusto más grande y prístino. Aunque se can-te en silencio con el pudrirse sordo de todas las mañanas, bajo el paso proce-loso de un viajero, modulando con el oído la voz de los pájaros que de vez en cuando se aventuran a salir de los árboles, alguien, de algún modo y en alguna época, escuchará. Se podrá ver que no me ocu-rrió nada grave a causa de ese piquete de hormiga, salvo un dormir procelo-so al final de la jornada: sentí que me caminaba el golpeteo nimio de todas las hormigas de la tierra, entre las ve-nas derruidas del cuerpo que sostenía la cama y que no era otro que el mío, renovado en los aires sin tiempo de la muerte. Ya no era la carne del ahora, sino del siempre, sin memoria de la noche, como de las noches todas, ante-riores, que se precipitaban en el reflejo oscuro de mi alma, acostada y casi fe-necida, esperando vislumbrar un espa-cio de aquella vida. La verdadera.

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LA GUALDRA NO. 42

Por Nelson Guzmán

El cautiveriode lo actual (II)En su libro Écartèlement, Cioran re-fiere una leyenda brahmánica según la cual Shiva, el dios hinduista de la Tri-murti, emprende la danza tan-dava que marca la cadencia bajo la que el Universo va destruyéndose. Su ritmo se incrementa con el tiempo (probablemente su danza sea el tiem-po) hasta volverse desenfrenada, con vibraciones tan violentas que la hacen parecer incluso inmóvil. En resumen: la imagen de la historia, que se acelera y se erosiona diluyendo su poder crea-tivo en la conflagración universal. La misma intuición encon-tramos en la trilogía Qatsi del director Godfrey Reggio, películas producidas por Francis Ford Coppola y musica-lizadas por Phillip Glass entre 1983 y 2002. Los filmes que la conforman son: Koyaanisqatsi, Powaqaatsi y Naqoyqat-si, nombres tomados del idioma hopi, cuyo significado es respectivamente la vida fuera de equilibrio, la vida en transformación y la vida en destrucción. Todos ellos consisten en documentales carentes de guión verbal, que presentan una sucesión de imágenes trazadas por una línea histórica y cuya aceleración se incrementa del mismo modo que la danza de Shiva referida por Cioran. En ambos casos, tanto la vida como el desafortunado corolario suyo que es la historia siguen casi de manera algorítmica el compás de la precipita-ción, la celeridad de la caída, que como la de una piedra arrojada en el acanti-lado aumenta sucesivamente hasta en-contrar el fondo que le detiene. Que la historia tiene una ace-leración exponencial no lo muestra ne-cesariamente la aparente velocidad con que los acontecimientos y hábitos del hombre actual se suceden unos a otros. Ello pudiera ser simplemente un efecto de paralaje temporal, semejante al de la aparente velocidad de los objetos cerca-nos sobre el fondo inmóvil de la lejanía cuando viajamos en tren o en carretera. Quizás también la sucesión de los acon-tecimientos presentes pudieran pare-cernos más veloces que los del pasado porque los observamos corriendo cer-ca sobre el fondo amplio de la historia, sentimos el vértigo de su transcurso en nuestras venas con mayor vehemencia que las catástrofes propiciadas por los reyes de Nínive o de Babilonia. Sin lu-gar a duda el escultor auriñascience que esculpió la Venus de Willendorf habrá experimentado un mayor número de acontecimientos que aquéllos que res-

Jeff Koons, Tulips y Balloon Dog (Blue), 1994-2000.

catamos de las breves huellas que nos restan de su vida y de su era. Independientemente de la percepción que hace suceder los even-tos del pasado con mayor lentitud, lo que sí nos garantiza la virulencia de los tiempos posteriores es la predilección de sus hombres por el extremo futuro. Nada más ajeno a los hombres antiguos que la seducción de lo efímero que nos involucra en la actualidad; fascina-do por la imagen de lo intemporal, el hombre primitivo veía en el origen una presencia ubicua, que sus ritos tenían la función de actualizar. Percibiendo la evidente descomposición del Universo, el hombre sacrificial, mítico, conside-raba peligroso el devenir y la historia; el péndulo del tiempo era tenido como un infortunio y su necesidad de pre-servar las huellas del origen confería al pasado mítico un valor inestimable, puesto que en su conservación radica-ba el equilibrio. Fanáticos del desequilibrio e idólatras del deterioro, los hombres modernos se adhieren a la violencia del cambio. El apego manifiesto al tiempo nos brinda una suerte de apego a la caída, una necesidad de lo peor. Ben-diciendo la maldición que pesa sobre el hombre, ha hecho de la caída el sitio donde acampan sus ideas. Ya desde su origen, la moder-nidad había rendido su tributo al futu-

ro; recuérdese que el término mismo de moderno era empleado a fines de la edad media para nombrar a quienes se enfilaban en la doctrina nominalista -doctrina que execraba de la escolásti-ca- a la que se le llamaba el modus no-vus, el “modo nuevo”; significativo es también que la misma palabra da ori-gen a moda que nos remite al imperio de lo vigente. No satisfechos con la sed de novedad de lo moderno, el siglo XX acuñó otro término para referirse a la era actual: postmodernidad, término que añadiendo el prefijo “post” entraña un pleonasmo que finalmente nos des-cribe. Se está después de lo nuevo de la moda, más nuevo que lo nuevo, como si el hombre estuviera ya incapacitado para habitar el presente y su hábitat es-tuviera en lo que está después del mis-mo. Al hacer de la vibración del pén-dulo hasta su aparente inmovilidad, se entiende que haya quien haya afirmado que vivimos después de la historia. Por eso, pocos son los escri-tores y artistas que han manifestado su horror por el cautiverio del pre-sente, por la prisión del futuro que habitan los hombres actuales. Entre los primeros, probablemente Proust y Borges han logrado postular con ma-yor nitidez una estética transhistórica, que pone en segundo plano el afán de novedad. Para ambos, los goces de la

memoria son el suelo que fecunda el suelo creativo de su obra; por ello am-bos confesaron con su obra, lo que para muchos es impensable aceptar: que la originalidad de una obra se debe al ol-vido de lo que hemos leído o escucha-do en otra parte. Marcel Schwob atinadamente afirmaba que no hay nada nuevo que pueda ser dicho; al artista y al poeta sólo le resta cambiar las formas: des-truir las anteriores y construir con sus ruinas una nueva expresión. Lo que es cierto si vemos que el arte ha termi-nado siendo sólo forma, expresión sin contenido y tan vacía como la concien-cia cautiva por un único criterio, el cri-terio de lo efímero. Pero no hay que olvidar tam-bién que las formas se repiten. Michel de Montaigne ya menospreciaba en el XVI los caligramas de Apollinaire en su ensayo De las vanas sutilezas, las que tres siglos después se pensaban como estando a la vanguardia de las expre-siones artísticas. La vacuidad de los tiempos modernos se percibe entonces siempre que alguien rinde tributo a una obra aludiendo a su novedad y refiere que nadie lo había hecho, cosa que por otra parte tampoco la desacredita, pero ma-nifiesta la pobreza de un criterio seme-jante a los que guían la frivolidad de las revistas de moda.

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20 de marzo DE 2012

Por Mariana Terán*

Cádiz,un tema de larga duración

Al Mtro. Uriel Márquez Valerio

A pesar de la importancia histórica del tema, de su larga duración, de que in-volucró a ambos hemisferios (el espa-ñol y el americano), de su impacto en el constitucionalismo decimonónico, en la historiografía zacatecana poco o nada se había escrito sobre Cádiz: un par de menciones de Elías Amador en su Bosquejo Histórico tomo II, si aca-so. Los primeros discursos septembri-nos le dieron la espalda al doceañismo gaditano y tenían su razón: eran dis-cursos hechos para hablar de México y asegurar su separación de España. Esa constitución era “la española” y por más que hubiera determinado el peso de las nuevas instituciones y su influencia en el federalismo mexica-no, había sido firmada y promulgada como la constitución de la “nación española”. Esto es comprensible en un contexto de creciente hispanofobia. En tal sentido, para el caso de la historia política de Zacatecas, era preferible dar cuenta de la guerra de insurgencia y tratar de narrar con bronce las épicas de Daniel Camarena y Víctor Rosales. Sin embargo, poco se dijo sobre José Miguel Gordoa y Barrios. Esto tenía que ver con otra razón vinculada a la anterior: promover la idea de que la nación mexicana había sido producto de la dinámica social y política vivida al interior del virreinato. Esto produjo una severa descontextualización de la crisis y disolución de la monarquía es-pañola. Era más conveniente hablar de independencia de México hacia Espa-ña, que de los innegables vínculos re-ligiosos, lingüísticos, sociales, políticos y jurídicos que armaban el conjunto monárquico hispánico. Poco se dijo de Cádiz, menos de José M. Gordoa. Pese al hito histo-riográfico que representó La diputa-ción provincial y el federalismo mexica-no de Nettie Lee Benson, editado en la década de 1950, la narrativa histórica política zacatecana que aludía a las dos primeras décadas del siglo XIX dejaba en el silencio la importancia del libe-ralismo gaditano. Tuvieron que pasar por lo menos tres décadas para que se empezara a enfocar la lente en el tema que nos ocupa. Mercedes de Vega, en Los dilemas de la organización autóno-ma, editado por El Colegio de México, trata el asunto vinculando el constitu-cionalismo con la guerra de insurgen-cia; Beatriz Rojas hizo un excelente trabajo con el estudio introductorio, la

transcripción y edición de Documentos para el estudio de la cultura política de la transición. Juras, poderes e instruc-ciones. Nueva España y la Capitanía General de Guatemala, 1808-1820, editado por el Instituto José María Luis Mora en 2005. Habrá que decir, en este mismo apartado, que Rojas realizó, junto con Manuel González, el estudio y transcripción de las actas de sesiones de la Diputación Provincial de Zacatecas, editado dos años antes por el Ayuntamiento de la ciudad de Zaca-tecas y el Instituto Mora. Sin embargo, quiero hacer mención especial de Manuel Chust Calero. Literalmente trajo el estudio

de Cádiz a Zacatecas a fines de la dé-cada de 1990. En particular, me re-fiero a la comunidad universitaria de los historiadores. Dio un magnífico curso sobre el constitucionalismo y el liberalismo gaditano en un salón de la Maestría en Historia. Fue invitado por Antonio González Barroso. Su presen-cia prendió el necesario interés para hacer de una conferencia una línea de investigación que se ha venido posicio-nando en algunos de nosotros en los años subsecuentes. Supongo que a raíz de la visita de Manuel Chust en Zaca-tecas, se promovió en unos cuantos el interés por estudiar eso que se llama “Cádiz”, la “Pepa”, o “La Constitución Española”. Chust Calero recién había terminado su tesis doctoral presentada para optar por el grado de Doctor del Departamento de Historia Contempo-ránea de la Universidad de Valencia. El español tuvo oportunidad de viajar

algunos años antes a México y conocer a algunos americanos: Jaime E. Rodrí-guez, Virginia Guedea, Juan Ortiz Es-camilla, José Antonio Serrano, Josefina Z. Vázquez, entre otros y cumplir con una actividad indispensable para el historiador: el diálogo con otros cole-gas y el reconocimiento de ubicarse en un tema de gran calado histórico e his-toriográfico. Con pluma prolífica escri-bió La cuestión nacional americana en las Cortes de Cádiz. Antonio González Barroso dirigió la tesis de Mario Núñez sobre los hombres que integraron los prime-ros congresos. Ahí se tuvo que pasar

por el estudio de José Miguel Gordoa y otros diputados como Vélez e Iriarte. Su tesis de Maestría fue sintetizada y sometida a evaluación en el marco del premio de ensayo histórico que otorga la Fundación Roberto Ramos Dávila. Obtuvo el primer lugar en 2005 y al año siguiente logró el benefició de su publicación. Por nuestra parte, con la se-rie de coloquios que desde la Maestría en Historia empezamos a organizar en 2001 fue que nos dimos cuenta que Manuel Chust Calero tenía toda la ra-zón. Había que detenerse en Cádiz y no sólo en la guerra de insurgencia. En el coloquio de “Raíces del federalismo mexicano” organizado bajo la batuta de Manuel Miño Grijalva, es que tuvi-mos oportunidad de escuchar de viva voz “la cuestión nacional Americana en las Cortes de Cádiz”, expuesta por Manuel Chust y reconocer la vigencia

de la obra de Nettie Lee Benson. Por supuesto que otros historiadores des-de sus propias instituciones ya lo ha-bían hecho. Hablo en particular de mi infinita ignorancia. En ese momento, siendo anfitriona de aquellos colo-quios, me di cuenta de que llegaba a una película cuando estaba a punto de terminar. Me había perdido lo mejor. Sin embargo, lo que escuchaba trataba de reunirlo y asociarlo. Bosquejos y más bosquejos hice después. No en-tendía qué era Cádiz, ni mucho me-nos la importancia que tuviera para la cultura jurídica de Occidente su con-creción constitucional. Sigo tratando de entender. El día de la inauguración, Manuel Chust me regaló su libro con la dedicatoria “A Mariana, inminente y perdurable amiga. Zacatecas, 24 de septiembre de 1810”. En aquel coloquio tuvimos la oportunidad de escuchar a Jaime E. Rodríguez quien ofreció una exce-lente exposición sobre el liberalismo y el constitucionalismo; lo mismo a Josefina Zoraida Vázquez que habló de los antecedentes del federalismo mexicano. Era 2003. Reunimos en una sola mesa a Josefina Vázquez, Jai-me E. Rodríguez, Alicia Hernández y Marcello Carmagnani. Hablaban de federalismo, liberalismo, consti-tucionalismo. Hablaban de los temas pendientes. Todos ellos, que habían trabajado estas líneas desde hacía por lo menos cuatro décadas, reconocían la importancia de Zacatecas para vin-cularlo con el tema gaditano. Después, elaboramos junto con Alicia Hernán-dez, Marcello Carmagnani y Manuel Miño, un proyecto que le dimos por título “De las intendencias a la fede-ración. Zacatecas, 1780-1910”. Fue aceptado en la convocatoria de Cien-cia Básica de CONACYT. Trabajamos algunos años en ello. Publicamos al-gunos resultados, pero el tema de Cá-diz apenas asomó. A instancias de José Enciso Contreras, el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas me publicó De provincia a entidad fede-rativa. Zacatecas, 1780-1835. Se trató de un bosquejo general sobre el trán-sito a la federación y la importancia del constitucionalismo liberal en la formación del federalismo mexicano. Por fortuna, es un tema que vincula, estrecha y alimenta nuestras parciales visiones de la historia de México. Ahí

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LA GUALDRA NO. 42

En el documento de la Constitución de 1812 se resume la historia de las revoluciones de una nación en armas que defendió su soberanía y que forjó la esperanza de la representación y la ciudadanía en los reinos y provincias españolas de ultramar. Tres institucio-nes articularon la vida política de la naciente monarquía constitucional: la diputación provincial, el ayuntamien-to constitucional y la milicia cívica. Espacios políticos que reclamaron la presencia del ciudadano, vecino de probado prestigio social, honor, ri-queza y aptitud para leer y escribir. A partir de ese momento, las fuerzas armadas de la moderna mo-narquía fueron dos: el ejército perma-nente y la milicia cívica. Se alcanzaron dos fines con esta división castrense: limitar el poder del rey, Fernando VII y dotar de una corporación militar a la naciente república. Estos cuerpos cas-trenses legítimamente ostentaron el poder de ejercer la violencia en tiem-pos de guerra. Esta nueva racionalidad político-militar demandó la orga-nización del territorio en distritos militares para llevar a cabo tácticas defensivas y ofensivas de guerra. Los distritos militares en el territorio no-vohispano fueron los de Nueva Espa-ña, Nueva Galicia, San Luis Potosí, las Provincias Internas de Oriente, las Provincias Internas de Occidente, Yucatán y Guatemala, comandadas por capitanes generales. Para fines administrativos, cada uno de estos distritos estaba a su vez dividido en provincias. Por ejemplo, el distrito militar de la Nueva España constaba de nueve provincias: México, Puebla, Michoacán, Guanajuato, Oaxaca, Ve-racruz, Tlaxcala y Querétaro. El dis-

trito militar de Nueva Galicia estaba compuesto de Jalisco, Colima, Naya-rit y Zacatecas. El constitucionalismo gadi-tano en materia militar no fue tuvo efecto en la Nueva España. La guerra armada acaudillada por Miguel Hi-dalgo y Costilla en 1810 y la declara-ción de la contrainsurgencia en marzo de 1811 por el comandante militar de las fuerzas armadas donde el uso de la fuerza y el ejercicio del autogobierno provincial no dieron marcha atrás. Por el contrario, se formalizó esta decisión en el “Plan Militar Calleja” decretado en junio de 1811 para alcanzar un ma-yor control político-militar en las pro-vincias ocupadas y gobernadas por los realistas y diezmar en la medida de lo posible los territorios insurgentes. La pertinencia de la división militar gaditana fue rebasada por las innovaciones del Plan Calleja y por él la división territorial de la insur-gencia. Desde mediados de 1812, los territorios insurgentes se dividían en cuatro capitanías generales: la del nor-te, que cubría principalmente Gua-najuato y parte de Valladolid, San Luis Potosí y Zacatecas, cuyo comandante general era José María Liceaga; la del sur se extendía a lo largo de la sierra Madre del Sur y Tierra Caliente, desde Nueva Galicia hasta Puebla y Oaxa-ca, y su jefe era José María Morelos y Pavón; la del oriente encabezada por Ignacio López Rayón cubría los pue-blos entre las intendencias de México, Guanajuato, Valladolid y el norte de Puebla, y la de Valladolid comandada por José Sixto Verduzco. Por razones estratégicas e in-tereses propios, el ayuntamiento giró instrucciones para la formación de un batallón provincial el 7 de mayo de 1811

* Docente-investigadora de la Unidad Académica de Historia de la UAZ

* Docente-investigadora de la Unidad Académica de Historia de la UAZ.

y el debido reglamento particular. El ba-tallón llevaría el nombre de “Batallón de Leales Zacatecanos”; los fondos para su sostenimiento serían los de asignación y los provenientes de la suscripción vo-luntaria de las negociaciones mineras y de los vecinos a título individual. El ob-jetivo de la milicia era mantener la tran-quilidad pública dentro de la ciudad y rechazar las cuadrillas de ladrones que surgieron a la insurrección. La fuerza del batallón sería de cinco compañías de infantería, cada una con su capitán, teniente, subte-niente, sargento primero y dos segun-dos, tres cabos primeros, tres segundos y 65 plazas más para la tropa. Al solda-do se le pagarían cinco reales diarios, al cabo seis y al sargento siete; en caso de que los oficiales necesitaran de su pago, éste sería con base al que estipula el re-glamento del ejército. Se agregarían al batallón una compañía de artillería que contaría con un capitán, un teniente, un alférez, dos sargentos, cuatro cabos y cincuenta plazas de prest; su suelto sería igual al de las compañías de in-fantería, además se le asignaría seis piezas de artillería con sus pertrechos y municiones. El batallón se comple-taría con una compañía de caballería

que dispondría de cincuenta plazas de prest, un capitán, un teniente y un al-férez, dos sargentos y seis cabos. El establecimiento de la mili-cia urbana servía para definir las fun-ciones del ejército: éste tendría el cui-dado de destruir las crecidas reuniones y reducir a la obediencia a los pueblos que se habían separado de ella. Sin embargo, la realidad po-lítico-militar en 1812 fue distinta en España y la Nueva España. El cons-titucionalismo monárquico de 1812 tuvo un impacto significativo en la esfera legislativa, pero un significado reducido en materia militar. En Zaca-tecas como en muchas provincias novohispanas se dio la continuidad de la estructura castrense del antiguo régimen. La milicia urbana fue la cor-poración preexistente que otorgó ga-rantías al autogobierno. La organización de la milicia cívica como corporación republicana se promovió de forma sistemática a partir de 1820. Año en que el consti-tucionalismo gaditano arribó a la vida política de España y sus territorios de ultramar, año en que los soldados de la nación desplazaron gradualmente a los soldados del rey.

Por María del Refugio Magallanes Delgado*

La monarquía constitucionalen 1812. Los soldados del rey y los soldados de nación en Zacatecas

están las nuevas aportaciones hechas tesis académicas con las contribucio-nes de Veremundo Carrillo Reveles, Águeda Goretty, José Luis Acevedo Hurtado, Ricardo de la Rosa Trejo, Refugio Magallanes; las que actual-mente se están elaborando con José Eduardo Jacobo Bernal y Alejandro Uribe Golithz Guerrero. Martín Escobedo Delga-do publicó una serie de documentos escritos por la pluma de José Miguel Gordoa y Barrios. El libro tiene por

nombre Por el bien y prosperidad de la nación. Fue resultado de su estan-cia postdoctoral en El Colegio de Michoacán junto con José Antonio Serrano Ortega. Realizó un buen es-tudio histórico sobre el teólogo, di-putado y presidente de las Cortes de Cádiz. Es un libro necesario que viene a alimentar esas visiones parciales de la historia de México. Estamos tratan-do de armar un rompecabezas. Ahora sabemos que ninguna pieza sobra. Las vinculadas con la tradición hispánica

constitucional son fundamentales para la comprensión tanto de la disolución de la monarquía española como del na-cimiento del federalismo mexicano. Desde nuestro ejercicio en el campo de la historia nos damos cuenta de que el diálogo con los mejores abo-gados y hombres de estado nos obliga a reflexionar continuamente sobre Cá-diz, como un tema de larga duración. Es por eso que agradezco el privilegio de conversar de vez en cuando con el Mtro. Uriel Márquez Valerio.

Ahí está el Diario de Sesio-nes de las Cortes de Cádiz en la pri-mera sala de la Biblioteca de Colec-ciones Especiales Elías Amador; listo para ser leído e interpretado por las nuevas generaciones que reconozcan no sólo un tema de indiscutible ori-ginalidad y vigencia, sino una de las tradiciones culturales que forjaron la idea de nación, que muchos, desde nuestra pequeña trinchera, seguimos alimentando.

Ciudadanía y ayuntamientos:

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20 de marzo DE 2012

* Docente Investigador del Centro de Actualización del Magisterio y de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Por Martín Escobedo Delgado*

La soberanía en el Congreso gaditano. Una discusión no resuelta

El día 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León, los representantes de la nación se reunieron por vez primera para inaugurar el trabajo legislativo de las Cortes Generales y Extraordinarias de la monarquía española. A las nueve de la mañana, congregados en el Pala-cio que hasta ese momento ocupó el Consejo de Regencia, se trasladaron a la parroquia a escuchar misa. En la ceremonia religiosa, justo después del Evangelio, se pronunció una ora-ción por la ventura del Congreso que estaba por constituirse, más tarde, el Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia tomó juramento a los representantes: “¿Juráis conservar a nuestro amado Soberano el Sr. Don Fernando VII todos sus dominios, y en su defecto a sus legítimos sucesores, y hacer cuantos esfuerzos sean posibles para sacarlo del cautiverio y colocarlo en el trono?” Los aludidos respondie-ron afirmativamente. Al término del acto religio-so, los representantes se dirigieron de nueva cuenta al Palacio de la Regencia que, a partir de esa fecha, por el sim-ple hecho de albergar a los diputados, sería la sede del gobierno de la nación. En la sala de sesiones, el presidente de la Regencia dirigió un discurso a los representantes, para luego abandonar el recinto, no sin antes dejar en manos de las Cortes la responsabilidad de conducir las riendas de la monarquía. El Congreso tuvo que elegir a un Pre-sidente y a un Secretario cuya labor sería, primero, instalar formalmente las Cortes y, segundo, organizar el tra-bajo legislativo. Instantes después de que se instaló legalmente el Congreso, tomó la palabra el Diputado por Extre-madura, don Diego Muñoz Torrero,

quien había sido catedrático y después rector de la Universidad de Salaman-ca, Casa de Estudios donde se fortale-ció en los siglos XVI y XVII la teoría jurídico española que precisamente toma como objeto a la soberanía. El Diputado Muñoz Torrero demandó que las Cortes, ya constituidas, asu-mieran legalmente la soberanía. Tras una breve discusión se consensó en favor de la propuesta del representan-te de Extremadura, y se ordenó redac-tar un decreto en el que se leyó: “Los diputados que componen este Con-greso, y que representan la Nación española, se declaran legítimamente constituidos en Cortes generales y ex-traordinarias, y que reside en ellas la soberanía nacional”. El mismo día en que se ins-talaron las Cortes, ocurrió algo con-tradictorio: por la mañana los repre-sentantes juraron la soberanía del rey, mientras que por la tarde, las Cortes asumían la soberanía de la nación. El tema fue retomado en distintas sesio-nes de Cortes, sin embargo, hasta las reuniones de los días 28 y 29 de agosto de 1811, fue cuando se definió, sólo en teoría, el principio de la soberanía al discutirse y fijar el artículo tercero de la Constitución gaditana. En los debates desarrollados se puede apreciar el enfrentamiento de dos posturas: una que le apuesta a la soberanía del rey, y otra que sostie-ne que la soberanía es un atributo de la nación. El debate por la soberanía es fundamental para cualquier régi-men, porque en este principio reside el poder supremo que está por encima de todos; por ello, los diputados blan-dieron sus mejores argumentos para dar la lucha y, precisar, este concepto seminal.

Los diputados Añer, Muñoz Torrero, Arguelles y Gallego se pro-nunciaron en favor de la soberanía de la nación sustentándose en la teo-ría pactista acuñada por Francisco de Vitoria y Francisco Suárez, amén de otros juristas ligados a la Universidad de Salamanca. La teoría en cuestión afirma que la fuente de la soberanía es Dios, quien la deposita en la nación. Ésta, a través de un pacto, delega en el monarca la responsabilidad de gober-nar y crear leyes. En este tenor, el rey contrae la obligación de gobernar con tersura, de apegarse a la ley y de velar por el bien de los súbditos; en con-traparte, la nación se compromete a sostener a su rey y trabajar por el bien común. Sin embargo, cuando por al-guna razón el trono se encuentra acé-falo -como era el caso-, la soberanía se retrotrae a la nación, correspondién-dole a ésta implementar algún meca-nismo para que el poder supremo no se disuelva. Así, inmersa la monarquía en circunstancias adversas, le corres-pondía al Congreso, según el dicho de varios diputados, asumir la soberanía y, por consiguiente, gobernar y esta-blecer leyes fundamentales. Los contra-argumentos sur-gieron de los diputados Lera, Inguanzo y del Obispo de Calahorra. Fundados en algunas autoridades eclesiásticas y en leyes antiquísimas, apuntaron que la soberanía había sido creada por Dios, no obstante, al resultarle im-posible gobernar en la tierra, cedió la suprema potestad al rey. Es por esta razón que el monarca tiene un poder indiscutible sobre toda la sociedad. No en balde monarquía significaba “una sola arquía, esto es, un solo poder supremo”. Esta corriente de carácter absolutista reitera que la soberanía

es una potestad de Dios conferida al monarca. Éste, con la anuencia de la voluntad divina, gobierna a su pueblo con el poder que aquél le ha asignado. Por tanto, con el rey ausente, la sobe-ranía debe ser asumida por la nación, pero es imprescindible entender que este depósito es interino, en tanto el monarca se reinstala de nueva cuenta en su trono. Luego del encarnizado deba-te, el artículo se votó, quedando el tex-to constitucional como sigue: “Artículo 3º. La soberanía reside esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de esta-blecer sus leyes fundamentales”. Pese a que el asalto lo ganó la soberanía de la nación, la delimitación de la soberanía no quedó resuelta con la promulgación de la Carta de Cádiz, ya que con el regreso de Fernando VII en 1814, éste derogó la Constitución, proscribiendo la soberanía nacional e instituyendo, de facto, la soberanía del rey. Empero, hacia 1820, el triun-fo liberal instauró nuevamente la so-beranía de la nación subordinando el poder del rey. Contrario a lo que se pueda pensar, hoy en día, sigue pendiente una definición clara de la voz sobera-nía, pues presidentes de México, go-bernadores de las entidades, incluso, presidentes municipales se arrogan la soberanía como si ellos fueran los únicos que la detentan. Ni ellos, ni los habitantes de nuestro país, entienden a cabalidad que la soberanía corres-ponde a la nación y que ésta puede establecer sus leyes fundamentales y decidir el tipo de gobierno que mejor le convenga y elegir, de acuerdo a sus intereses, la persona u órgano que di-rija los destinos de la patria.

Por José Eduardo Jacobo Bernal*

Ciudadanía y ayuntamientos: la herencia gaditana

El constitucionalismo, entendido en el sentido moderno, implica el trán-sito entre un estado de cosas y otro diferente, y aunque suene a perogru-llada tiene implicaciones profundas que a continuación trataremos de ex-plicar. El momento constituyente es un novum, puesto que hay un poder ilimitado funcionando, no hay restric-ciones, ya que se trata de definir las reglas por las cuales habrá de regirse

una sociedad, y aunque la tradición es una fuente de la que abrevan los constituyentes, es obvio que la inten-ción es innovar, pues si la tradición jurídica fuera perfecta no tendría sentido buscar una alternativa cons-titucional. En este sentido es que la Constitución gaditana de 1812 es cla-ramente un punto de inflexión en la historia política hispanoamericana,

pues en ella se condensan las ideas de ciudadanía, soberanía y representa-ción, así como la división de poderes en el gobierno; el Constituyente do-ceañista marca una ruptura con las formas tradicionales de gobierno y establece puentes hacia la moderni-dad política, sin ser por ello un corte radical con el pasado, pero marcando la pauta hacia una evolución políti-co-social de corte liberal.

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LA GUALDRA NO. 42

Por René Amaro Peñaflores*

En esta Constitución se in-troduce el modelo de representativi-dad, bajo el cual, por primera vez en la historia hispana, serán los ciudada-nos quienes se otorguen a sí mismos sus autoridades. Se creó un complejo proceso electoral a través del cual los vecinos-ciudadanos se convertían en la base de la soberanía nacional, cuyo punto de partida era el ayuntamien-to, espacio que resultó clave para el proceso de transición, ya que se trata de una institución que se debate en-tre dos mundos: el administrativo y el político. Se trata del espacio en el que confluyen las necesidades materiales y de gobierno de los habitantes, el lugar en el que los ciudadanos se encuentran con el Estado de manera directa; por lo que, bajo determinadas circunstan-cias, como las que se dieron durante la crisis imperial y monárquica de 1808, el ayuntamiento se convirtió en la en-crucijada perfecta en la que fue posible elegir el rumbo de la comunidad. Pero a pesar de la transfor-mación de fondo que estos principios implicaban, o mejor dicho, precisa-mente por ello, es que el ayuntamiento gaditano fue un experimento que se topó con múltiples obstáculos, pues hay que recordar que este modelo po-lítico se construyó en ausencia del rey, en un momento en que la soberanía fue asumida por el pueblo y fue éste el que planteó la administración muni-cipal como columna vertebral del go-

Poco antes de la crisis política de 1808 que sufriría el imperio español, hasta la promulgación de la Consti-tución de Cádiz en 1812, en la pro-vincia de Zacatecas como en el resto del espacio novohispano, la sociedad se definía por distintos estamentos y jerarquías sociales que se reproducían en una estructura corporativa. A ella pertenecían los gremios de artesanos reconocidos y que elaboraban diver-sas mercancías para el mercado local y regional. Con las ideas ilustradas, implementadas por la Corona espa-ñola en la Nueva España a través de las reformas borbónicas, se limitó la vida corporativa, pero no desapareció. Por ejemplo, el sector artesanal local, tan criticado por iletrado, por hacer “San Lunes” e incluso por antihigiéni-co, buscó cambiar para mantener su vi-gencia productiva y su reconocimiento social, durante el periodo de transición y, aun, en la primera etapa nacional. Los artesanos no sabían leer y escribir, pero sí hacían cálculos de su materia prima y cuentas propias tras la venta de un producto. Tales artesanos enseñaban los “secretos del oficio”, con base en la práctica y con el tiempo; no era necesario que los aprendices supie-ran leer y escribir. Además, las escuelas de primeras letras en Zacatecas eran escasas: dos en la ciudad capital -ane-xas al Colegio de San Luis Gonzaga- y otra en Pinos.

bierno, invirtiendo el punto de partida de las líneas de poder, éstas ya no iban de rey al pueblo, sino del pueblo hacia la autoridad suprema, ahora represen-tada en las Cortes. Por lo que Fernando VII, al regresar al trono, inmediatamente buscó la forma de abolir el régimen constitucional, lo cual consiguió me-diante un golpe de Estado militar, gracias al cual decretó el 4 de mayo de 1820 la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención de los diputados liberales. Sin embargo sólo pasaron seis años para que el general español Rafael del Riego se levantara en armas en la Pe-nínsula Ibérica y obligara a Fernando VII a reconocer la Constitución. Y aunque no en toda la mo-narquía se recibió con agrado la no-ticia, sería en los ayuntamientos en donde se celebraría con más entusias-

Para el pensamiento ilustra-do el analfabetismo de los artesanos producía inmoralidad y ocio, por tan-to, estancamiento de la industria. Para salir de dicha situación se requería el conocimiento de las primeras letras, de los “rudimentos de dibujo”, además de las ordenanzas y “policía de su gre-mio y oficio”: para respetar plenamen-te el orden público, a las autoridades y la sociedad. Tales aprendizajes eran fundamentales para los aprendices de “tierna edad”; su formación ahora sería no sólo práctica y técnica, sino teórica, religiosa y civil. A raíz de los preceptos cons-titucionales gaditanos, a partir de 1812, se deslizó el estatus de ciudadanía de la élite a los sectores populares, entre ellos a los artesanos. Al margen de la libertad de industria y oficio del ban-do de Calleja (1814), el sector artesanal continúo aglutinado y buscó alcanzar sus derechos ciudadanos al seno de los “gremios acostumbrados”. Primero, con base en Cádiz, y luego en el perio-do nacional, los artesanos locales en general continuaron con los procesos de aprendizaje técnico en el marco de una cultura iletrada, pero algunos bus-caron alfabetizarse y obtener aprendi-zajes técnicos a través de las escuelas de artes y oficios en aras de una cultura letrada y pública. Por ejemplo, la Constitución Política local de 1825, influenciada

mo la vuelta a la constitucionalidad. Así, con la vuelta de la Constitución gaditana revivió el ímpetu de partici-pación en el plano político en todo la monarquía, tan fue así que práctica-mente se duplicaron las diputaciones provinciales respecto al primer perio-do constitucionalista; y lo mismo vale para los ayuntamientos. El hecho de que las autori-dades fueran electas y no impuestas, constituyó una revolución política que transformaría la relación entre sociedad y gobierno, aunque es ne-cesario subrayar que la implementa-ción de dicha práctica no se logró de manera espontánea, sino que se trató de un proceso lento, puesto que los anclajes mentales no se transforman de la noche a la mañana; concebir la ciudadanía como un derecho político, más allá de prebendas de tipo fiscal, fue complicado.

por Cádiz, planteaba que para adqui-rir la ciudadanía plena en la entidad, los vecinos se debían alfabetizarse y la ley otorgaba hasta el año de 1840 para obtener el certificado de primeras letras. Así la enseñanza pública se im-pulsó para alcanzar la homogeneiza-ción, pues los ciudadanos deberían ser iguales en lengua, creencias y prácticas civiles. La alternativa de sobrevivencia y de logro de la ciudadanía de los ar-tesanos locales fue mantenerse ancla-dos a la tradición y a su vida gremial, aunque sin reconocimiento político, pero también lograr la alfabetización. Por ello maestros artesanos y jóvenes aprendices asistían a las Academias de Dibujo que operaban en la ciudad de Zacatecas y Aguascalientes. No obstante el cambio cua-litativo en el campo de la instrucción pública, en virtud de que se pasó de dos o tres escuelas de primeras letras cono-cidas a finales del siglo XVIII, a 210 centros en todo el Estado durante el pe-ríodo del gobierno de Francisco García, la instrucción pública mantuvo el rasgo jerárquico que impidió que la mayoría de la población, entre ella los artesanos, quedaran excluidos de los derechos ciu-dadanos y con ello la homogeneización se diluyera. Este rasgo jerárquico no se modificó ni siquiera con la incipiente secularización y el fomento de las es-cuelas de artes y oficios en la segunda mitad del siglo XIX: la Casa de la Bufa,

Se trataba, eso sí, de una representación impregnada de la visión del antiguo régimen; es de-cir, con una ciudadanía anclada en una sociedad corporativa, puesto que eran los notables, los del “modo honesto de vivir” los que participan en el proceso electoral, y “lo que se representa es el cuerpo social, la co-munidad, no el individuo”. No es de extrañarnos enton-ces la importancia concedida a los ayuntamientos, pues se veía en ellos la base de la pirámide electoral y, por tanto, el sustento de la representativi-dad. Los pueblos fueron revaloriza-dos por la Constitución, pues su prin-cipal fuente de legitimidad fueron los cabildos, “órganos colectivos que no había recibido su poder de una auto-ridad central inexistente o ilegítima”, sino que contaban con una tradición de representatividad añeja. De esta manera tenemos que el ayuntamiento fue el espacio que “abrió el horizonte para el ejercicio de una ciudadanización a través de la cual se construyeron las formas de una nue-va representación política, que sería una de las más claras manifestaciones del liberalismo en la Carta de Cádiz.

las escuelas para adultos y el Hospicio de Niños de Guadalupe. El tránsito del oficio de aprendiz iletrado, respecto al conjunto de ritos manufactureros, de perviven-cia del mundo artesanal, con sus valo-res y normas corporativas, se pasó al mundo de los imaginarios y símbolos ciudadanos modernos que definían la vida social laica, pero que no eran garantía para comprender la cosmo-visión del mundo artesanal: el núcleo formativo del aprendizaje del oficio se fraccionó en las escuelas-taller. Enton-ces, apareció una disociación entre la teoría y la práctica con consecuencias culturales y sociales, pues en la medida en que se consolidó e institucionalizó la enseñanza técnica, ésta fue la garan-te de la nueva cultura letrada que se deslizaba, con la promesa de ciudada-nía, hacia los sectores populares, pero dicha cultura letrada benefició a unos cuantos y excluyó a las mayorías. La reglamentación de la ins-trucción pública con Cádiz y su am-pliación en la primera etapa nacional, es especial la formación y capacitación técnica, no sólo fue significativa y culti-vó una nueva cultura letrada al seno de los procesos de trabajo de los sectores populares, sino fue parte importante de los proyectos y programas económicos, políticos y culturales que incidieron en la formación del Estado nacional y de sus respectivas entidades federativas.

Cádiz y los sectores populares: formación técnica y desliz de la ciudadanía en Zacatecas

* Docente-investigador de la Unidad Académica de Historia de la UAZ. Integrante de la Asociación de Historiadores Elías Amador.

* Docente-investigador de la Unidad Académica de Historia de la UAZ.

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20 de marzo DE 2012

Por Mateo EstradaGaviria*Sábado. Es agradable despertar y ver que la perso-na que uno ama, está ahí, al lado de uno. El clima nos permite dormir sin pijama. Hace rato, Cas le preguntó (con alevosa complicidad, delante de FO): ¿Ustedes se casarán? JC respondió: sí. Al hablar le miró directo a los ojos; y agregó: estamos solteros y nos queremos. Ah, dios, dios, quiero creer que éste no es un sueño de “rey rojo”. Quiero que sea mi/la realidad. JC ahora (6:38pm) lee tirado en la cama. No se ha bañado. Ahora está con el libro de Julio Scherer García [Calderón de cuerpo entero, 2012]. Plan de trabajo óptimo semanal: matuti-no: leer ensayos historiográficos sobre la escritura y lectura (Darton, Chartier, la novedad: Manguel). Vespertino: escribir. De ocho am a diez pm.PD (8:39pm). Vivo momentos inéditos: iremos al antro con sus amigos. Domingo. “-¡Sí soy real! –dijo Alicia, y empezó a llorar. -No te vas a volver un poquito más real si lloras –señaló Tweedledee-; no hay por qué llorar. -Si no fuera real –dijo Alicia casi riendo entre las lágrimas, porque todo aquello le parecía tan ridí-culo- no podría llorar. –Espero que no creas que esas lágrimas son reales –la interrumpió Tweedledum en un tono de profundo desdén”. Este fragmento de A través del espejo [Lewis Carroll] lo colocó Al-berto Manguel como epígrafe en la primera parte “¿Quién soy yo?”, del libro Lecturas sobre la lectura [Océano travesías, 2011]. Me va: ¿quién es Mateo Mauricio Estra-da Gaviria? ¿Mateo existe? Hoy fray Antonio de Sandoval cumple, cumpliría, 500 años. Merced al retrato que está en el Museo del Convento de Guadalupe, tengo inte-rrogantes sobre su quehacer en la lectura: ¿leería inclinado sobre la mesa de trabajo? ¿Sostendría el libro, cualquiera que fuera, con su brazo o en un atril? ¿Qué espacio mediaría entre el libro y él? Las anotaciones que realizó, supongo que tras la lec-tura, las redactó de inmediato, reflexionaría horas, días… [“Las lecturas de otros influencian, desde luego, mi lectura personal, ofrecen nuevos puntos de vista e iluminan ciertos pasajes”: Manguel, p. 15]. No he respondido ningún mensaje de Rodolfo. Me da pena. Sé que inevitablemente lo veré en Saint Germain. Lo impresionante es que no ha venido. Miércoles. El patio es una pajarera abier-ta. El clima primaveral y los inevitables insectos han vuelto con su respectiva parvada de pájaros cantores. Estoy contento. En Saint Germain miré el juego de la atracción. Un jovencito (está con adultos, hombre y mujer, quizá sus padres) mira a otro jovencito (está con una señora que habla fre-cuentemente por el móvil). El uno mira los movi-mientos inquietos de las piernas del otro. Escruta la ropa, el cómo ingiere sushi, el conversar con la mujer. El uno es ajeno al diálogo de sus compañe-ros de mesa. Ignoró la entrada de tres beldades de colegio (traían uniforme). Insiste, y no se inmuta ni siquiera cuando ve que lo observo. Hasta me retó: ¡bebió directo de la botella de soda! Me re-cordó a mí, de cuando conocí a don Juan, el viejo filósofo que fue mi primer tutor…

*[email protected]

Por Eduardo Campech Miranda

El bullyingdesde la poesíaSin duda, una de las deficiencias del sistema educa-tivo mexicano, primordialmente en el nivel básico, es la incapacidad de generar apreciaciones estéticas. Para el caso de la literatura la poesía es “hija de ve-cino” y sólo se le aborda en el sentido de ubicar y ejemplificar figuras retóricas, conocer corrientes li-terarias y declamar algunos poemas. Alma Velasco, reconocida escritora, can-tante, promotora de lectura, especialista en lectura en voz alta, entre muchas otras, identifica al Porfi-riato como la época en que se comenzó a cultivar la declamación. Para ello se tomaron elementos del teatro clásico que le imprimirían ese matiz his-triónico a la declamación que encontramos aún en nuestros días. También es cierto que no todas las perso-nas disfrutamos la poesía ni la declamación. Uno de los eventos recurrentes dentro de las escuelas son los concursos de declamación. Esta actividad sigue estando presente en las aulas pese a las reformas educativas. Si bien, considero que no hay concor-dancia entre una y otra, también me resulta lamen-table que se obligue a los alumnos a participar en certámenes o prácticas como la mencionada. Ejemplificaré lo anterior como padre y como promotor de lectura. Tengo un hijo que cursa el sexto grado de primaria. Hace un par de semanas me dijo que el maestro les había dicho que tenían que aprenderse un poema, de mínimo treinta ver-sos, para decirlo en Día del Niño. No había opción de decisión, era una orden. Le hice a mi hijo dos preguntas: ¿quieres participar?, de ser así, te sabes varias canciones de Serrat que son poemas y tienes

esa ventaja para memorizarlos. Respondió que no, que le daba vergüenza y que no se sentía cómodo.La segunda pregunta fue: ¿tu maestro les lee poe-sías? La respuesta fue una contundente negación. Entonces le dije que no se preocupara, que si no quería no participara. Días después me enteré que, a manera de presión, existía la consigna de “bajar un punto en matemáticas” a quien no participara. Cuando me enteré de ello, mi postura se reafirmó: no vas a participar si no quieres. Asumo que toda esta situación se presen-ta no por iniciativa del maestro, sino porque debe cumplir con una serie de requerimientos y obje-tivos, para mí, inútiles. Entonces cuestiono, creo que con autoridad. ¿Por qué se les obliga a decir un poema cuando no se les lee en clase poesía? ¿Por qué deben realizar tal o cual actividad que resulta incómoda, bajo el justificante de “desarrollar com-petencias”, cuando (si el mentor es competente) se pueden usar distintas estrategias? ¿Por qué reducir calificación en un área del conocimiento distinta (matemáticas) al español? Apelo al sentido común del docente y por tal motivo, en su momento, expondré mi punto de vista en esta situación. Sin embargo, ¿Cuántas oca-siones no sucede lo mismo en los muros escolares? Si el bullying se entiende como una forma de hosti-gamiento, maltrato y violencia (tanto física, como psicológica), este tipo de consignas ¿serían bullying? ¿El maestro también lo padece desde la dirección, la supervisión, las regiones, las indicaciones de autori-dades? He aquí un lamentable ejemplo de planear y dirigir desde los escritorios.

Richard Prince

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LA GUALDRA NO. 42

JUEVES 22 Tradicional ConciertoBanda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y OrtegaCasa Municipal de Cultura de Zaca-tecas. Entrada libre.19:00 horas

SÁBADO 24Sábados en la CulturaAntiguo Templo de San Agustín

• Poesía, canto y declamaciónGrupo Letra y Vida, luz en el sen-dero del arte y la cultura. 18:30 horas• Música mexicana (Cuarteto La Diferencia) 19:00 horas• Restauración Virtual del Antiguo Templo de San Agustín. 20:00 horas

LUNES 19 y 26Revista radiofónicaEquilibrista chuparrosaDe 12:30 a 13:00 horas97.9 F. M. Radio ZacatecasProducción: Instituto Zacate-cano de Cultura “Ramón López Velarde”

MIÉRCOLES 28Miércoles de DanzónPlazuela Miguel Auza18:00 horas. Coordina: Casa Mu-nicipal de Cultura de Zacatecas

SÁBADO 24Danza folklóricaPresencia Cultural COBAEZPlantel de Jiménez del TeúlPlazuela Goitia 17:30 horas. Coordinan: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas y el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”

MIÉRCOLES 28Bellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo” Foyer del Teatro Fernando Calderón. Entrada libre.19:00 horas

EN EL MARCO DEL XXVI FESTI-VAL CULTURAL ZACATECAS 2012Inauguración de las exposiciones:

MIÉRCOLES 28Abril IIExposición colectiva multidiscipli-naria (Ana Acevedo, Claudio Alba Reyes (Arrebol), Martha Arriaga, Eduardo Arvizu, Odín Barrios, Iván Chávez, Manuel Denna, César Espino, Manuel Felguérez, Luis García, Juan Manuel García Jiménez, Enrique Goytia, César Iván Leaños, Omar Lemus, Ros-salina López, Alfonso López Mon-real, Karina Luna, Sergio Octavio Mayorga, Leobardo Miranda, Ale-jandro Nava, Imuris Ramos, Jesús Reyes Cordero, Héctor Robles, Anael Tritura, Francisco Toledo, Ignacio Vera Ponce, Juan Carlos Villegas y Leticia Zubillaga)SONIDERO Mandril- LSRPBHRestaurant-Bar-Galería La Llorona20:30 horas

JUEVES 29TransparenciasGrupo Negro (Charlie Tomorrow, Tarcisio Pereyra, Cora Van y Javier Cortez) Museo Francisco Goitia. 20:00 horas

JUEVES 29AmparoExposición de 12 grabados en homenaje a Amparo DávilaEduardo Arvizu, Carolina Parra, Alberto Ordaz, Odín Barrios, Juan Carlos Villegas, Manuel Denna, Luis García, Alejandro Nava, Jesús Reyes Cordero, Leticia Zubillaga, Imuris Ramos y Alfonso López Monreal.La Casa del Artista21:00 horas

VIERNES 30 MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZ• Alquimista Matérico Obra de Álvaro BlancarteSala de Exposición Temporal I• Abstracciones (Querétaro)Sala de Exposición Temporal II• Tierra y Fuego Sala de los ZacatecanosMuseo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez”20:00 horas

ESPACIOS CULTURALES

ESPACIO CULTURAL RAÍCESDom. Callejón de Ozuna No. 113Centro Histórico

SÁBADOS 25-Taller de iniciación a las artes para niños. De 10:00 a 12:00 horas-Jornada de juegos y juguetes tra-dicionales. De 12:00 a 15:00 horas-Teatro guiñol. La bruja descon-tentaTeatro MarometaDir. Martín Letechipía. 18:00 horas

MUNICIPIOS

JUEVES 29 – JerezBellas Artes a todas partesLectura en voz alta: “Leo… luego existo” Teatro Hinojosa20:00 horas

MUSEOS Y GALERÍAS

ANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍNRetrofuturaObra del Mtro. Rafael CoronelPermanencia: Junio 10

FOTOTECA DE ZACATECAS PEDRO VALTIERRAHerencia de plataManuel y Salvador GarcíaFotógrafos de Guanajuato en Zacatecas (1945-1960)Permanencia: 22 de abril

TALLERES, CURSOS Y SEMI-NARIOS

INSTITUTO ZACATECANODE CULTURA

Talleres de DanzaBallet Clásico – Blanca AlatorreDanza Contemporánea – Mauro CháirezDanza Flamenca – Ángeles ValleDanza Jazz – Susana AlemánDe lunes a viernesDe 16:00 a 21:00 horasDe septiembre a junio 2012Cuota de recuperación: $ 250.00 mensuales

CENTRO CULTURAL CIUDADE-LA DEL ARTE

Talleres de MúsicaGuitarra y Trompeta - Antonio Ramírez ZacaríasDe 8:00 a 10:00 horasDe septiembre 2011 a junio 2012Cuota de recuperación: $ 100.00 mensuales

Taller de Ensayo - Mtro. Sigifredo Esquivel MarínSábados de 17:00 a 20:00 horasCuota de recuperación $100.00 mensuales

Taller de Poesía - Mtro. Javier Acosta EscareñoSábados de 11:00 14:00 horasCuota de recuperación $100.00 mensuales

53 Muestra Internacional de Cine,Cineteca Nacional

Las funciones tienen un costo de $30.00Funciones: 18:00 hrs. y 20:00 hrs.

Lunes 19, 18:00 y 20:00 hrs.ELENAdir. Andréi Zviáguintsev. Rusia /2011/ 109 min.

Elena y Vladímir son los protagonistas de una historia sobre la vida coti diana de dos clases sociales en Rusia. Vladimir es un hombre de mucho dinero y Elena fue su enfermera. Ellos son personas bastante mayores, se casaron de grandes, comparten una coti dianeidad que a ellos les funciona, por más patéti ca que sea. La película se desenvolverá a parti r del deseo de Elena de ayudar a su hijo y su familia, decide entonces dejar de ser una esposa sumisa para dejarles algo a los suyos.

Martes 20, 18:00 y 20:30 hrs.TOPOdir. Shion Sono. Japón/ 2011/ 129 min.

Topo es una película violenta, tan violenta como la man-ga japonesa, pero aquí se vuelve familiar e ínti ma, parece ser la única respuesta posible en medio del infi erno que les supone vivir a dos adolescentes en Japón después del terremoto. Es un fi lm–adaptación de un manga- que nos muestra una nueva mirada sobre la vida coti diana en Japón.

Miércoles 21, 18:00 y 20:00 hrs.WHEN YOU’RE STRANGE. A FILM ABOUT THE DOORS Dir. Tom DiCillo. Estados Unidos/ 2009/ 86 min.

A parti r de un excelente material de archivo documental, el director nos cuenta la historia de una de las bandas más legendarias del Rock and Roll: THE DOORS. Si no conoces la historia de la banda es una buena oportunidad para ha-cerlo, además esta leyenda es también parte de la historia del mundo en un momento emblemáti co: las décadas de los 60 y 70.

Jueves 22, 18:00 y 20:00 hrs.EL PLANETA MÁS SOLITARIOSOLITARIODir. Julia Loktev. Estados Unidos–Ale-mania /2011/ 113 min.

El planeta más solitario es que toque un tema que ya ha sido abundantemente explotado por otros cineastas. Las desavenencias de pareja llaman menos la atención que los preparati vos de un ataque suicida, aunque esto tampoco sea culpa de Loktev. En cualquier caso las actuaciones de Hani Furstenberg, actriz prácti camente desconocida fuera de Israel, del ya veterano Gael García Bernal y del debutan-te Bidzina Gujabidze, bastan para darle a El planeta más so-litario valores cinematográfi cos sufi cientes para convencer incluso a los escépti cos del minimalismo, sólo se necesita un poco de paciencia.

Viernes 23 18:00 hrs. (Única función)MISTERIOS DE LISBOA Dir. Raúl Ruiz. Portugal-Francia/ 2010/ 272 min.

En el siglo XIX, a través de un viaje de Portugal a Francia, Italia e incluso Brasil, asisti mos a una vorágine de aventuras y escapadas, coincidencias y revelaciones, senti mientos y pasiones violentas, venganza, aventuras amorosas. En Lis-boa, una ciudad llena de intrigas e identi dades falsas, varios personajes están vinculados de una u otra manera al desti -no de Pedro da Silva, un huérfano que vive en un internado: el padre Dinis, un descendiente de aristócratas liberti nos, que se convierte en héroe defensor de la justi cia, una con-desa enloquecida por los celos y sedienta de venganza, un próspero hombre de negocios que hizo fortuna como pirata sanguinario... Todos estos personajes ti enen un interés co-mún: averiguar la verdadera identi dad de Pedro da Silva.

Sábado 24, 18:00 y 20:00 hrs.FUERA DE SATÁNSATÁNDir. Bruno Dumont. Francia/ 2011/ 110 min.

Cuenta una triste historia de amor donde la princesa en-cuentra refugio en un ser monstruoso, un vagabundo que sabe de milagros. Un hombre devoto, libre y salvaje, dife-rente, que no puede querer ni dejarse amar. Es la historia de un pueblo cualquiera con caperucita, su madre, el bosque, el leñador y el lobo; una refl exión sobre la soledad, una de-mostración de que todo inevitablemente conduce al otro.

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas.La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fi nes culturales y educativos.

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20 de marzo DE 2012

Paralaoreja a.c., en colaboración con el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos de Puebla, Radio y Televisión de Veracruz y la Universidad Autónoma de Zacatecas con-vocan a los jóvenes mexicanos interesados en la investigación y el desarrollo de un nuevo modelo radiofónico para los niños y adolescentes a que participen en el

SEGUNDO PREMIO “¡PARA LA OREJA!”A LA CREATIVIDAD RADIOFÓNICA

PARA LOS NIÑOS Y LOS ADOLESCENTESEs un premio a la imaginación radiofónica. Parte del principio de que la nueva radio para los nuevos niños debe ser pensada y realizada con amor y respeto a las niñas y los niños, pero también con rigor académico y con dedicación profesional y, sobre todo, con imagi-nación. La imaginación de la radio y la imaginación de los niños se llevan bien.

El premio se entrega a una idea original e innovadora, para iniciarla, consolidarla o con-cluirla. El tema es tan abierto como la imaginación: temas, formatos y géneros, segmentos de público, propuestas de soporte y difusión, aplicación de recursos tecnológicos, líneas de investigación, protocolos de estudio, etcétera. No necesariamente producciones ra-diofónicas: si lo fueran tendrían que ser realmente innovadoras en temas, formatos o públicos. El Premio busca ideas asombrosas: imaginar la nueva radio para los niños que no han nacido.

BASES

•La participación está abierta para cualquier interesado con una edad menor de 30 años, cumplidos hasta la fecha del cierre de recepción de propuestas.

•Se entregará un PREMIO ÚNICO DE VEINTE MIL PESOS a la propuesta seleccionada por el jurado.

•Además de este premio único el jurado podrá entregar menciones de honor o recomen-daciones de realización. El jurado también podrá declarar desierto el premio.

•El jurado se integra con personalidades de amplio reconocimiento profesional y acadé-mico. Su fallo es inapelable.

•La propuesta se entregará por escrito, en un texto de no más de cinco cuartillas que comprenderá: un diagnóstico, una descripción de la propuesta que se registra al concurso, una descripción de los recursos (humanos, financieros, técnicos, logísticos, etcétera) y un cronograma necesarios para la realización de la propuesta presentada, y una descripción del uso que se daría al premio. Se anexará la imagen de una identificación oficial que acredite la edad del concursante. El mismo texto se enviará por correo electrónico a [email protected]

•La evaluación se hará sobre el carácter innovador de la idea, su necesidad y factibilidad en el contexto actual de la radio para los niños y los adolescentes en México, y su imagi-nación para usar el dinero del premio.

•La recepción de trabajos será hasta el próximo LUNES 30 DE ABRIL DE 2012 A LAS 18:00 HORAS. Las propuestas podrán ser entregadas en la siguiente dirección, a donde también podrán ser enviadas por mensajería con la rotulación indicada:

SEGUNDO PREMIO “¡PARA LA OREJA!” A LA CREATIVIDAD RADIOFÓNICA PARA LOS NIÑOS Y ADOLESCENTESDirección General de Vinculación CulturalConsejo Nacional para la Cultura y las ArtesPaseo de la Reforma 175, Piso 7México 06500, D.F.

O bien:

SEGUNDO PREMIO “¡PARA LA OREJA!” A LA CREATIVIDAD RADIOFÓNICA PARA LOS NIÑOS Y ADOLESCENTESCoordinación de Comunicación Social, Universidad Autónoma de Zacatecas.Jardín Juárez No. 147, Centro Histórico, CP. 98000 Zacatecas, Zac.

•El premio se entregará en junio de 2012.

Por Ester Cárdenas

Durante la Segunda Guerra Mun-dial dejó de producirse cine en Eu-ropa. El esfuerzo de países como Inglaterra y Francia estaba concen-trado en la guerra. Alemania pro-ducía exclusivamente cintas pro-pagandísticas a favor del nazismo. Luego del ataque a Pearl Harbor, Estados Unidos se unió a la guerra y su producción cinematográfica mermó considerablemente. En esas circunstancias surgió en México lo que suele llamarse la Época Dora-da, cuya denominación tuvo como origen el florecimiento económico de la industria cinematográfica al convertirse en el principal produc-tor en el mercado hispanoparlante, cuyas cintas eran compradas no sólo en Centro y Sudamérica, sino también en España (enfrascada en la guerra civil). Se filmaron cintas maravi-llosas como: Distinto amanecer, Una familia de tantas, El rey de barrio, La ilusión viaja en tranvía, En la palma de tu mano, Enamorada, etcétera. Surgieron grandes estrellas como: Pedro Armendáriz, María Felix, Gloria Marín, Arturo de Córdoba, Marga López, David Silva, Irasema Dilan, Joaquín Pardavé, Pedro In-fante, Tintan, etcétera, destacando

extraordinarios directores como: Is-mael Rodríguez, Luis Buñuel y Emi-lio Fernández (entre otros). Una vez concluida la Se-gunda Guerra Mundial el cine holliwoodense reinició sus pro-ducciones, retomando su papel preponderante en la industria ci-nematográfica, lo que se tradujo en una considerable pérdida de mer-cado para el cine mexicano. Auna-do a esto, el estado retiró su apoyo al cine nacional y dejaron de pro-ducirse las muchas películas que se filmaban al año y a diferencia de años anteriores las cintas de calidad eran mínimas. Tanto en los sesenta, seten-ta y ochenta el cine mexicano estuvo (en su mayoría) poblado por pelí-culas de adolescentes bobalicones, de cabareteras, comedia ranchera de cuarta y las cintas de los Almada. En esas tres décadas, también hubo cintas memorables, de las cuales les platicaré próximamente, así como del giro que dio el cine mexicano a partir de la década de los noventa. Por ahora no dejen de asistir al 53 Muestra Internacional de Cine en Cineteca Zacatecas que concluirá el veinticuatro de marzo y aún nos depara varias sorpresas.

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LA GUALDRA NO. 42 / 20 de marzo de 2012

Por Adela Goldbard

La Quemada Pública

La pieza consiste en una construc-ción efímera colectiva, a manera de réplica del Salón de las colum-nas de La Quemada, en un espa-cio público, la Plaza 450. Las cinco columnas serán edificadas de cajas de cartón reutilizadas, y tendrán las mismas dimensiones y distribu-ción que las de La Quemada, pero a diferencia de las originales, las de cartón serán huecas y podrán ser transitadas. Esta pieza se pretende como una reflexión en torno a los conceptos del lujo de lo efímero, colectividad a-crítica y de los va-lores funcional, de cambio, sim-bólico y de signo de los objetos, planteados todos ellos por Jean Baudrillard. Se busca también una reflexión acerca de los significados de los monumentos, las construc-ciones públicas, el valor económico y simbólico de los objetos arquitec-tónicos, su materialidad, carácter efímero y del cambio en su funcio-nalidad -de lo útil a lo lúdico, de la memoria a lo habitable-, y de la conservación de la historia y la me-moria a través de la arquitectura. El trabajo en equipo es una parte esencial de la pieza. Par-ticipantes voluntarios -uniforma-dos con overoles industriales para enfatizar el carácter colectivo del trabajo- se encargarán de construir las cinco columnas en dos días tra-

ADELA GOLDBARD. Vive y trabaja en la Ciudad de México. Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la UNAM. Rea-lizó estudios de fotografía en la Escuela Activa y en el Cen-tro de la Imagen, así como una residencia artística en l’Ecole Supérieure d’Art et Design de Saint-Étienne. Obtuvo el Gran Premio de Adquisición en la VIII Bienal Monterrey FEMSA, seleccionada en la XII Bienal de Fotografía, mención honorí-fica en el Encuentro Nacional de Arte Joven 2007. Obtuvo el apoyo del Programa de Fomento y Coinversiones a Proyectos del FONCA en 2009; fue becaria de The Tierney Fellowship 2008-2009; y becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA en 2005-2006. Su obra ha sido exhibida ampliamente

bajando, partiendo de diagramas e instrucciones proporcionados por la artista, pero con la libertad de llevar a cabo las tomas de decisio-nes necesarias para resolver los pro-blemas que se presenten durante la construcción. El tercer día se invi-tará a los habitantes y transeúntes de Zacatecas a “usar” la pieza: las columnas se convertirán en cons-trucciones públicas que pueden ser transitadas y a las que se puede entrar. Al atardecer del tercer día se realizará “la quemada pública”, prendiendo fuego a las columnas de cartón y provocando su extinción. De esta manera se evidencia el ca-rácter efímero de la pieza. Se realizará un registro en video, así como un time-lapse de la construcción de las columnas en el que los participantes apare-cerán como “puntos móviles” que las generan de forma colectiva. También se harán fotografías de gran formato de la destrucción de las columnas, mostrando carácter monumental al que hace alusión la pieza. Las fotografías y video se exhibirán durante junio en muno. El proyecto de La Quema-da Pública resultó seleccionado en la Convocatoria de Arte Contem-poráneo muno 2011 para Proyec-tos de Arte Público en Zacatecas y se realiza con el apoyo de la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas.

Pero si bien la arquitectura efímera ha de ser un día la solución colectiva, es por el momento el monopolio de una fracción privilegiada a la cual su

standing económico y cultural permite poner de nuevo en tela de juicio el mito de lo duradero.

Jean Baudrillard

en México, tanto de forma individual (Museo Arocena, Museo de Arte Contemporáneo de SLP, Museo de Arte de Sinaloa, Centro Cultural Acapulco, Galería Enrique Guerrero, La Gale-ría LMI, Alianza Francesa Polanco), como colectiva (CECUT, Fototeca de Pachuca, Casa Escorza, Museo de San Ildefonso, Centro Nacional de las Artes, Centro de la Imagen, Biblioteca Vasconcelos, Polyforum Siqueiros, Estación Indianilla, Museo Pape, entre otros). También ha participado en exposiciones en Alemania, Rusia, Hungría, Holanda, Filipinas, Argentina, Washington y Nueva York. Cuenta con diversas publicaciones en libros y revistas de arte. Actualmente imparte el Taller de Producción de Fotografía en la ENPEG La Esmeralda.