teoría de los géneros: historia literaria y cambio histórico

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Teorías de la historia literaria 1 D. Bathrick, R Cohen, A. Fowler, S. Greenblatt, A. Patterson, L. Patterson, M. J. Wdés San Martín, H. White INTRODUCCI~N, COMPILAU~N DE TEXTOS Y BIBLIOGRm Luis Belmán Almería y José Antonio E~rig

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Escrito por Ralph Cohen, es un ensayo publicado en el libro "Teorías de la historia literaria" que fuera compilado por Luis Beltrán Almería y José Antonio Escrig. Dicho ensayo revisa la vigencia de los géneros literarios.

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Page 1: Teoría de los géneros: historia literaria y cambio histórico

Teorías de la historia literaria 1

D. Bathrick, R Cohen, A. Fowler, S. Greenblatt, A. Patterson, L. Patterson, M. J. Wdés San Martín,

H. White

INTRODUCCI~N, COMPILAU~N DE TEXTOS Y BIBLIOGRm

Luis Belmán Almería y José Antonio E ~ r i g

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En la segunda mitad del siglo vcinte la teoría de los gé- neros ha resurgido como iina tuerza ci-ítica debido cri par- te a las discusiones sobre los géneros de Northrop Frye, R. S. Crane y Rosalie Colie. La teoría dr los generos inás re- cien ti . ha \~relt« a examinar la novela (The Ongins o/ r h ~ E n - glish A'or~el, de Michael McKeon), el ensayo (Essay on theEs- su?: Hedujning the Genre, de Alexander J. Biitrym), el cuento (Sh~rrt ,Sio? Thuo? nt a Crossmnús, de Susan Lohafer y Jo Elleri Clarey), la sátira, la elegía, la líri<:a. I;i tragedia y ouas. Nue- vas teorías de los géneros han sido desarrolladas por Mijaíl Bajtíii en sil trah-jo acerca de Dostoievski yen traducciones de sus ensayos como The D i u l ~ ~ g i ~ lmaginaf%on y Speerh Genres o11d Othm LaterEssays. Richard Rorty ha pueito <:ri prictica la critica de las géneros en un ensayo acerca de la explica- ción de la historia en la filosofía, Thv His tonopphv of f'hi- lo~ophy: Foicr Genres. K ~ n d s o/ Literature, de Alastair Fowler, ThePmwrro/C~nre, de 4drii.a Rosmarin, i'he Voiru in the Mur- gin: Natrue Anieriran. Litl?~iticre anrl1h.v Canon, de .knold Kru- pal, y numerosos discursos feministas sobre autobiografías, revistas, novelas' iiiein~,ri;is y otros géneros ofiecen ejem- plos de análisis de los géneros desde la tcoria ;i la práctica. Tarnhién Henry Louis Gates, Jr., Houst«n Bakcr; Deborah McDowell y (itros críticos afroamericanos iitilizan de vez en cuando el analisis genérico ciiarido 1i;ihl;in de aiitores ne- gros. Cnticos marxistas como Louis Althiisscr; Fredric,la-

" Titulo original: "Geiirr T1icii1.y. Lirrrdry Hisfoy, aand Historical Chai i~ gr". e n D. Perlins (ed.) (1991). Ihv«>~trrnl IT.YU<.I 17) I i i r m ~ Hkror~. C a n l ~ hrirlgr. Hamzrrl Univrrsii, Preha. ~iágh. R5-I 13. Traducción de Jestis L5ra- ra Garria. k x i a Lr.iducido , irpii,<lii<id<, con aiitarización del autor

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inesoti, Franco Moretti y Jolin Frow, entre «tios, titilizan los géneros como marco p a n relacionar la literatura con las for- niaciones sociales.l

En su resurgir, la crítica de los géneros y su teoría se han alejado de una idea de los géneros aferrada al género como proceso del cainbio textual. De hecho, el énfasis genérico en el cambio es presentado mediante el análisis de varios textos que coniporieii iiti solo genero, los borradores qiie

Mikliail Bakhtin, Ttte Diaiulo&r Im~~gination: Four Erroyr, rd. Mirhael Holquist, trad. Caivl Ernenoii y Micliael llolquist (Aiistiri, ITnivrniiyof T e xas Press. 1Y81). y Sfirrch Crnm an<l OtherLatprE.~.~ay.s, cd. C q l Ernrnirn y Michael HolquUt. uad. Vern W. McGee (Austin, Uiiivc~ir), of T r x a ~ Press, 1986); En- un l lu.f irq: &de/ininglhc Gen=, ed. Alexaii<lerJ Biirrym (Ate- iias, University o t 'korg ia i'ress, 1989); Giaii Biagic Coiite, T k Rhetm'r o/ In~iiolion: &re a~idPwlicM~mury i ~ i K@l rind ulherLufin P«ct.s (Itliar:a, Cor- nell Universiry Prrss, 1Y86); Stuart Curreii, Posiir F m an<l Brifirh Romanti- r i ~ m (Oxford. OxlOrd Uiiivrniiy Press, 1986); Heatlier Dubir>x. Cmn ( lan- drrs, 1982); Alastair Fowler. Ktndr ojlitmalure; An hlmlu<tion 10 o T ~ P T o/ G n r m aridMo&s (Cambridge, Mass.. Hanaid Universitv Fresr. lYR2); Nas tair Fouler, "The Future p la Geiire Theov: Funcrioiis and C<iiiitro<:tional Types," en TheF~'i<tumoJLilrrar). 7'hmq. ed. Ralpli Cohen (Nurm York, Rou- tledge. 1989). págs. 291-998: Liiida Hutrhron. A Iheor). ujf'om<ly (NurvaYork, Methuen, 1985); Fredric Jarneson. 7%1, I'ulilii<il lfn<uri~<ioli~: :\Rnnliur m o Soriolly Sirribolir Art (Ithaca, Cornrll Viikrnin. i'i-rss. 1981): .hiiold Krupal, The Voicc iri thc Morgin: h;otiue Amerirun Litrrolurc iiv,.d lh t Cctnon (Brrkeley, University of California Press 1989); Shurl SI? 7.hohru3 ni a ( , '~o~>m~dr , ed. Su- san LohaferyJo Ellyn Clarey (&ton Koiagr. Loiiisiaiia Sute Univrisity Fress, 1989); Michael McKeon, Yhe Ori@ru oJrhr! t r r ~ l k b .Vourl I60U1740 (Baltt more, TheJohns Hopkiiir Uiiivrrsiiy Prrss. 1987); Franco Moi'rtti, S i p T a ~ k m jor Wo~,<lprs: Essqvs in. thi So<.iology oJLiirrar). I.on,ri, tmds. Susan Fiseher, David Forgacs, David Miller (L~ndrrs , \~enr , Editionsand KBL, 1985); Fian- co Moi-etti, Tlie WoyoJ'the World: 7KiBildur~@mm<in inEur@eun Cullur~ (Lon- dres, Vcrso, 1987); Gary Morson, l%eBou»dario oj&nre: D~irl~inixky !S Dio? o j o Wntpr ond /he lia<litior~s ojLitrraty Utqiri (Ausiin, Criiveisiry of Texas Prrss, 1981); Richard Rorty J B. Schneewiiid y Queiitiii Skiiiiicr (Cam- hridgr, Carnhridgc Univcniiy Prrss, 1984); Adena Koseiiiariii, Thr Poweroj Cmw (Minncapnlis. Universiiyof MinnesotaPrrss, 1985):Jeaii-Marir Scha- cffrr, "Litrrary Csnrrsand-Textlial Genericity," en T ~ F u t u 7 r o / I , i l p r n ~ The m?, i i i . RxI1,li Colirri iNtiria)órk, Rootledge, 1989). p á ~ c 1367-187;l. W. Siiieed. Thr Theo#hr<irlion 'Ch.<ir<i<t<~r'(NurraYork, Oxfii<l Clarcndr>n Prcss, 1986); Leonaid Ten ncn h<ilisr. Poum m Ui~filoy: Thr Polrtir.~ o/Sh<JI~sp~amI Ce:rnre.v (NurvaY<>rk, Mcthiirn. 1986).

Esra ~>i~:a* ri:frrrririas no Ilegaii a ri-arisiiiitir la <:aiiri<iad r infliirncia d r la iri>ria iIr los gcnrros y su priclica eri el prcscritr.

TEOW.4 DE LOS CENEROS, HIST. I I IEK4KLAY <AMRI<> HISTÓRIC<> 223

desembocan en el texto publicadri qiie es miembro de uri género y las iniplicacinnes ideológicas qiie siirgen de los di- ferentes géneros que se combinan. contraslaii, desafían y oponen los unos a los otros. Los procesos del canibio ge- iiérico no sólo se encuentran dentro de los géneros escri- tos sino entre los géneros escritos y nrales. los verbales y no verbales (arte, miisica, arquitectura). La definición de gé- nero de un teórico del cine, Rick Altman, piiede quizá prrr poráonarnos un punto de partida para comprender estos procesos:

Valonndo las tcorias d e los genrros, los críticos frrcueii- irinente la- han etiquetado conforme a las caractensticas m& desu.icadas d e tina ieriria en particular o al tipo d e actividad al que piistan más atrriciúri. Paul Hernadi, por ejemplo, r e c e iioce cuatro clases gcncrales d r teoiia del génrro: rxprrsiva, pi-agiiiáiira. istiuctural y mirnética. En su influyente introduc- ciGn a 71u f i r i lor l i<iT~ctan Todoro~confrontalosgéneros his- tóricos y t i ó ñ r ~ > s . asir»mt> los géneros esenciales y los más com- plejos. Otros, conio Fredcric Jarneson. hati seguido lasemiótica I'ranrrsa distinppiuiendo entre iin platitramiento semáritico y otro sintdciirn del genero. No habiendo un acuerdo general acerca d c la froiiiera exacta qiir separa el punto d e vista se- mántico del sintáctico, nosotros podemos distinguir en con- iiiiito entre definiciones cenéricas que dependen d e una lisia >

d c rasgos, actitiidrs, personajes, argumentos, escenas, locali- zaciones comunes -hacirndo aií hincapié en los elenienios sc niánticos que consmyen el género-y definiciones quejurgan cou cierrai relaciones constitutivas cntre elrmentos n o desig- nados y wriahles -i-rlaciones que podrían l lamanr la sintaxis fundaniental del génrro. El planteamiento semántica resalta los elrmentos que construyen el género, mientras que el pun- to d r vista siniáctico da más importancia a Ias rstructuiai den- tro de las cuales estdn dispnrstos (pág. 95)'

Esüi tr:oria atiende a la introducción y al canibio de los <!l<:ineiit»s sernánticos, por ejemplo, de la ópera al swing y

Rick Nrriiaii, T k Anmicc~nfilni Murical (Rloornington. Indiana Uni- versity Prms, 1987). Esa definición, basada en la rc<iría del acto enuncid- tivo y e n la5 rcflexioiies de alguiios críticos dcl gCncro, indica que a l p n o s tipos d r tprxías ~eriCiica~ pueden ser interdisripliriarer.

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224 RUPH L<>HEN TEOKI . \ l>E LOS GÉSEROS, HIST. LITERW\ Y ( : 4 M K I O HIS~ORICO 225

de la míisica tradicional ;i1 rock. rUtman apiirita a las rela- ci~ines cambiantes riitre la construcriiiri de una película y sus implicaciones para los espectadores de distintas comu- nidades. En sus teorias <le los géneros. rl tiistoriador y el ie- órico van a la par analizando los "elenientos semánticos y los lazos semánticos."

Esta deiiriición provisional relaciona los constituyentes d e tina pelíciila con la aspiraciiin a una estriictiira genéri- ca. Un discurso más profundo de los géneros trazaría los cambios resultan tes de la suma, la rcsia o el cambio de n o m bre de los coiistituyeiites y los fiiiales. Por ejemplo, la iiove- la se desarrolla a partir de los constitiiyt:iites de los géneros del siglo dieciocho como los libros por entregas, los pen& dicos, las aiitobiografías rt:ligiosas, las confrsioiies, y las na- rraciones históricas. Los propósitos dc: este genero han sido profundamente discutidos y los críticos han demr~sírado la importancia del estudio de los géneros para describir este caiiibio en la historia literaria? Señalo entre paréntesis que los inventos tecnológicos conio la iiiiprenta, el gabado y la fotografía pueden ayudar a iniciar nuevos géneros y a a l tc rar los existrriles.

Una vez que un nuevo cstilo de escribir produce varios ejeniplos, existe iina base para que los escritores lo identifi- quen por imiución y para que 10s críticos lo nomhreii y lo analiceii. Esto se hace distinguiendo este estilo <le escribir <ie aqiiéllos desde los que se lia coiistitiiido por combinación una distinta identidad genérica. Hasta que se I l e p a algún aciierdo acerca de la distirición de un género, su identidad queda en duda y sii derioininación rrsiilta inisteriosa, por ejemplo, I i t i ~ i i ~ ~ ~ n s Wake. I~icliiso cuando existe algíiri acuer- do, nirigúii texto está lihrc: de la posibilidad de que pueda pertenecer a más de iiii género. Los mit:nil>ros de iin gbne- ro añaden, cariihian, modifican I I ahaiidonan algiin«a cons- ti tiiyentes y así el género es niodiiicado por c;isos adiciona-

l. F.iii1 Huiitri, Oi-i~~.~,ntiolF~~ii>»i (Balrimorc, Thvlotiiia tIupkins I!tii-

venir)- Prcrs. 1975): Micharl McKroii. 1'1~1>r Oripnl of,fihr Ennlrih .Voiirl lh6@ 1740 (Daliiiiiure. i'hr John Hi>pkiii* Ciiiversicy Presr, 1987); LciiiiaidJ. Da-

i i s , ~~~~lr i i~ol I . i r~ iur i r : ?'Ice Onginv o / i h r Eriglisli .Vouó (Niirv li,ih. Coliimbia Ilr~irrr\itv Picss, 1989)

les. Esto e ve especialmente en los discursos poléinicos de feininistas. marxistas y escritoi-rz, afroamericanos, qiie bus- can de1ihrr;idarneiite oponerse a los escritos patriarcales, biirgueses y blancos, v así reforni;ir cl sistema de géiieros sin abandonar la te»ri;i dc éstos.

1.a teoría de Altiiian acerca de escribir iiria historia del niusical americano e i i h t i~a cl ir y venir v los cambios de los constituyentes iitili~ando ejemplos de algunas pelíciilas, aiirique su conlianza en las características formales limita el

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grado de definición dc sil perspectiva. Pero cae en la ciien- ta de qiie los géneros de las películas pueden Ilrgar a esta- hilizarse por otras razones, como la econóiriica, y que tales géneros llegan ;I rcgirse por fórmulas predecibles. Este es el caso tarrihiéii de los textos escritos: la novela riioderna pue- <le llegar a estar gobernada, por supiiesto, por la relación convencional ciilre coiistituyeiites y propósitos. Pero larn- bikii es posible que algunas novelas piiedaii iii~roducir cani- bios sigiiificativos.

Críticos y tc6ricos coino Northrop Fye, Al;istiir Fowler, <a ', , Rosalie Colie y Barbara Lewalski h;iii demostrado qiie los de-

i bates sobre las normas fijas de las rlasiiicaciones de los gé- neros literarios tuvieron lugar en el Renacimiento. 1.0 que <:S reciente es el recoiiocimiento de los gkiieros coiiio un

., ~ niétodo para revelar iin proceso histórico qiie proporciona

. ~ , ~ .

. c: -.

iina coniprcrisióiivaliosa. práctica y teórica de los <:arrihios, lagunas y ti-anslormaciones que apareceii <:TI la escritura de la liistoria 1iterari;i y de otias hist»iias.+ En este capítulo de- seo anali7ar ~ ( i i n o alguiios críticos y teóricos c»iitt:niporá- iieos explican el cambio, la continiiidadv las diferencias en

i$ los discursos genéricos iilili~a<los en la historia de la filoso- . . fía. en la historia de las ideas, en la historia literaria. Estos

ci-iiiccis no llegan a un acuerdo unánime sobre el fuiicio-

i_ namiento de los géneros, pero lo asuirieii cuando analizan el cambio.

Lhia tt,oria del género sobre cómo se escribe la liistoria, la liistoria de la filosofía o la historia literaria debe afrontar

-

' Ralph C<>hrri. ''1 lisioiy aiid Genre" (205~218) g "Rrply to Di>riiiiiick l a C:apra anrl Ri<hrril Il;ii\cy Browii' (2PL)-298). , k i i Litrigrj Hirro>) 17 (Winrcr 1986).

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como primera pregunta si el género está controlado por una disciplina, por una nación o por ambos. ¿Es la historia de la filosofía una Iiisioria de los problemas filosóficos sur- gidos en Gi.ccia. Francia, Aleinania e Inglaterra? Si unahis t.oii;i de la filosofia esti basada eii la sitiiación. ¿cambian los problemas cuando se consideran eii diferentes comiinida. des liiigüísticas? Ya qiie la novela medieval cruza froiiteras territoriales y lingúisticas mientras qur las novelas moder- : nas eningles quedan con5iiad;is en Inglaterra y I«sEscados Unidos, ipernianece el género de la novela situado histón- caiiieiite o cambia ciiando la comunidad de los lectores lo hace también? Estas preguntas sólo comienzan a tantear la furiciún del género r n la historia literaria; los géneros son formaciones ciilturales y sil relación con las fucrzas de la cul- tura quizá debería empezar con una investigación de su re- surgir crítico y teórico.

iPor qiié han vuelto a ser importantes hov las teorías de los géneros? Diir;iiite los últimos años se han recuperado ,

nunierosos textos poco conocidos escritos por mujeres, afroainericanos y otras rniriorías. Éstos revelan inadecuadas que se usaron en el pasado para construir los géneros. Ahora sabemos que críticos y ieóricos desprecia- ron textos como narraciones de esclavos, dietarios, autc- biografías feniinistxs y confesiones, y que los marginaron de los estudios literarios. Esos textos no se ajustaban al con- cepto de educación al que aspirahan los caballeros blan- cos para ascender en la jerarquía social y econóinica. La necesidad actual es educar a la gente para entender que los géneros recibidos, los 1larn;idos géneros de la cultura de masas, como los wester7Lsy las historias de detectives, y otros nuevos como la publicidad o las coincdias de situa- ción televisivas afectan a su pensamiento, sus sentimientos y su conociniiento. El resurgir de la crítica y la teoría del género viene de la necesid;id de las feiniiiistas, los críticos afroainericanos y afines de di:mostrar los prejuicios ociiltos e indudables qiie existen en los iextos recibidos. Estos crí- ticos minan la supuesta objeti~idad de los géneros críticos

;, y teóricos heredados. Aún iiiás. los escritos que tratan acer- .:; ca de las coriexiones entre los géiieros literarios y no litera- rios o entre géneros de distintas disciplinas -historia litera-

I'EOKI.4 Uk LOS GENEROS, HIST. LKERARIA V i X M H I 0 HI5TORICO 227

ria e hiwxia del arte, crítica literaria y mítica psicoanalíti- ca- han llevado a críticos y tcríricos a reconsiderar el g h e - 1.0 como algo iiiiificado.

Hav inás razones generales para estudiar la historia ge- iierica de los textos del pasado. Una historia genérica rc- qiiirre el esiudio de los géneros qiie incorporan y exclu- yen constituyentes: pero tanibién comprende la inclusión y exclusióii de los géneros en sí iiiisinos. A este respecto, hace conscientes a los lectores de las fuiicioiies de repre- sión y renovación de iiiiesrra sociedad. Una historia gr- nérica refiierza tanto la necesidad de clasificaci6ri como la necesidad de caer en la cuenta de los límites de cualquier clasificación rnonolítica. Las clasiticaciones so11 rniiltidi- mensionales; así, cada texto perteneciente a iiii gétiero tam- bién puede ser miembro de otro. Esto no niega en modo alguno la identidad de rin género o de uii texto dentro de iin genero. Significa que para analizar tal identidad nece- sitamos un coiiocimiento dcl pasado genérico y necesita- mos diferenci;irl« de géneros relacionados coexistentes. Estoi ariálisis son denominados por el discurso crítico con- ieinporáneo con témiii»scoiiio "apropiación," "dominio," "poder." "ideología," "política." Este resiirgir de la crítica y I; i teoría del género se corresponde coii el estudio polifacético de la identidad conio uii proceso social. Que distintos lectores puedan no estar de acuerdo en el géne- ro de uri texto no es ni contradictorio ni sorprendente. Sim- pleriieiite indica que iin gtiiero es combinatorio, no mo- iiolítico.

Tt2riiiiiios conio "tradición," "disciplina," "sujeto" o "au- toconciencia" dirigen las irivesdgacioiies de la crítica de los géneros hacia los constituyentes del texto y siis míiltiples re- laciones <:o11 las metas políticas y sociales. 1.a crítica de los géneros que yo describo se centra por lo tanto en los pro- blemas del cambio: al rstudiar el género de la tragedia se busca explicar los cambios de los personajes, la clase. la au- toridad econóinica y el estatus des& El rnmadm de &necia hasta i'he London Merrhnnl. desde los textos del periodo de- finido coino modeinista hasta aquéllos identificados como posnioderiiistas. En tales casos, los críticos del género cues- tionaii conscienteniente siis propias prácticas con objeto

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de reconducirlas. Cuando las baladas empieran a formar parte dc otro géiiero Ilaniado 6pera-balada, ?qué conse- cuencias conlleva? ?Qué prácticas literarias y sociales se al- teran? ¿Y crin qiié fin?

La crítica de los génei~os, tal y como yo la planteo, pone en tela dejuicio la visión heredada del cambio histórico. El carnbio sigue sieiid« probleniático porque sólo estamos em- pezando a reconocer la importancia de la teoría de los gé- neros para formiilar siis problcnias. La rr:riria de los géne- ros proporciona fóriiiiilas acerca del cambio estableciendo los constituyentes de un texto dentro de iin género. De esta forrna es pi,sitile ohsrrvar las particularirlades de un cam- bio y sus implicacioiies en relación con los objetivos. Ade- más. recouociriido la interrelación entre textos de géneros difereiiles. ~i i io sr da cuenta de las direcciones cambiantes qiie toman los textos. -2s: ocurre cuando las feministas in- troducen los disciirs«\ ;iiitohiográficos eri disciisioncs te& ricas, removirndo el debate de la objeti~dad. Los géneros muestran el cambio cuando suben o bajan en l~,jerarqiiía genérica. Muestran cl r:amhiri cuando inaiitieneii los té~mi- nos del discurso pero cai~biaii el significado de los té~minos. Las fronteras de los generos camhizin cuando diversos gé- nenis como las cancii>iies, las iiarraciones, o los ensayos crí- ticos se recogen en un género como la miscelánea, en un pe- riódico o en unarevista,ylosc«nstituyentes sc niodifican con iiuevas aportaciones. Quiero deniostrar que la teoría de los géneros facilitauna base para discutir ciialqiiier relación en- tre la parte y el todo.

Algunos seniióticos coino Maria Corti y 1'111-i Lotman conciben el género como un sistema de clasifiraci6n ciil- tiiral en el qiie todos los textos escritos foriiiaii parte de tino o más sisteinas de géneros, y que éstos ayudan a constr~iir el amplio sistema que da forma, caracteriza y define a una r:iilLiira. Mi ensayo es mii<:h« más rr:stririgidi,. La primera parte ofrece ejemplos de construcciones geuéi-icas en la his- toria de la filosofla y en la historia intelectual. La segunda parle presenta algunas niir:vas alternativas a los roced di- mientos genéricos ofrecidos en la priniera parte. En la ter- cera parte se discute el cambio cultural en géneros litera- ri«s allernat.ivt>s.

En su ensayo "Tlie Historiography of Philr>s»phy: Four Gcrircs." Ri<-h;ird Rortv presenta un acercamiento geiié- rico a la escritura de la hisloria dc la filos«fí;i como disci- plina.' Czomienza con los géneros de la "reconstrucción ra- cional," la "i-ecoiisti-iicciRri histciric;~," la Geisfesgeschichtr y la doxografia. Cada uno de éstos tiene sus rihjet.ivos y p r e crdimirntos c;iracterísticos. Korty aborda cada géiiero en vil-tiid de las prácticas que ticiirii efectos concretos sobre el Iertoi- moderno. Escribe "la razóii principal por la ciial de- sr:ariii,s iiii í:íin~í:imient» histórico de lo que ... filósofos y científicos ya inuei-tos se habriaii dicho los iiiiris a 10s otros es que esto nos anida a reconocer que ha habido forinas di- ferentes de vida iiirr:lr:ctii;il aparte de la nuestra" (p5g. 51). Como resultado de reconocer lo que es ~iecesario y I» que es meramente contingente y dependiente de nuestros prc- pios acuerdos, 1iosoln)s corno Ir:ct«res tenemos la clave de la autoconciencia. Queremos asegurai-nos tanibién de "que tia habido progreso racional en el transcurso de la historia escrita" que diferiinos de iiiirstros antecesores en asuntos que ellos hubieran tenido que aceptar (pág. 51). La recons- trucción rar:ional, 121 reconstrucción histórica y la Geistesps- r/iic/~te tienen sus propias juslificacioiies; la doxografía, se- giin Rorty, no tiene taljustificación ya que asuine que todos los grarirics fil6sofos en la historia de la filosoiYa fijaban sil atención en conceptos recuri-eiites.

M describir la tarea de la reconstruccióii racional, la re- c«iislrucci<iii hist6rica y 1;i Geistrsgeschichte -como análisis de iin problema pasado de la filosofia, coirio iiria coiistrucción

Rictiard Rrirty, "Thr Hisroriography ofPhilosoph>: Four Grnrc*." rii I%ilriir,phr rri Hiciory, cd. R o q , Schrirriuind y Skiiiner, Las disciisi<irics so- bre las Mediinrioriesdr Drscartrs corno género pueden srgilirír rn i i i r l i e 0 o , Fnprrirnrnts in Philosophical tienre: L)rcartcr' ~Wtdl.<li- lurion.~," Cnlirol Inqiiir) l (1982-83): 545564. Cna ierisian d r cstr riisavo riliila<ia "Thc Stnicriii-r uf [)escai-te\' i21cdifntio~is" apariciú rn . O. Rorm ?d., P : r r a ~ s o n ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ s " : l l r d i ~ n ~ i o ~ z ~ " ( t l e r k r l r ~ . IYHO), ptigs. 1-20. Rra<llrvKu- hidgr, en "Drscartrs' 11fi-diinlinrii and Uevorioiial M~ditarions~/numdo/'lh~ Hirtory tfldeos 51 (Enrroh1;irro. lY!Iil):'L7-5il, ul'rcce una cn'lica (Ir las idcx de Rorv.

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del contexto hist6rico q u e hizo p ~ ~ s i h l e s estos problcrnas, y como un estudio d e la historiade una idea<] ideas como lo desarrollaron Wilhcliii Dilthey y A. O. Lovejoy- Rorty asocia el género filosótico a t ir i coiicepto de maleria do- minante. Es iniportante darse cuenta de q u e la visión del gtric-so d e Ros? no descaiisa sobre u n cuerpo d e consti- tiiyentes qtie experimentan i i r i caiiibio. Los gtrieros se pre- sentan ci>rno si estiiviesori restringidos a careas particula- res y tales tareas permanecieran igual. El procediniiento d e Korty es coiiiparativo y dcstaca la forma e n la que las h i s torias d e la tilosofia difieren d e las hislorias de la ciencia. A este respecto SUS géneros hislóricos demueslraii bas- tante I>icri que las historias d e la filosofía requieren para su práctica ser comparadas con otros tipos de géneros hiu- tóricos.

1.0s génei-os son constriicciones y éstas operan entre sí a fiivor y e n contra las unas d e las otras. Los géneros ayiiílan a detinirse ent.re sí; esto le sirve a Rorty para deniostrar que los g t~ ie ros d e la historia d e la tilosofía sor1 pertinentes p i r a esiablecer nuestra propia conciencia. Pero n o debemos asumir qu r todos los géneros d e la historia d e la filosotia son útiles. La cloxografía,Qqtie en el contexto d e Rorty hace re- ferencia al elogio de las ortodoxias filosóficas e ilustra sil ac- titud irónica liacia ellas, se dcsmarca d e iin análisis de los priihleriias tilosóficos cri Lérmiiios de cuestiones corrientes. Rorty solicita su al~aiidoiio porqtlr d e s historias "iniponen u n probleiiia e n u n caiion creado sin referencias a dicho probleiiia o. por el contiario, impont:ii un canon en iina problemática coristruida sin referencias a ese canon" (pág. 62). 'Tales historias carecer1 ile jiistificaci6n y del conoci- mierito que esta jtistificación produce. IJn texto genérico. crilonces, piicde ser identificado coriio adeciiado o n o e n relación a sus propósitos y práclicas.

Rorty escribe acerc;i <le tres géneros úliles, y afirma que i-iialquier "lihi-o torriado d e la historia d e la filosofía será, por supiiesto, iina inezcla de cstos tres géneros. Pero nor- malmerile algúii motivo <k>iriina ya qiie tiay tres tareas dis- p~ -

Tiadicionalmentc, ''d<>x<iyratia" re rcficir a las i-ecopilarioiicídr te= tnc dr Ii,s pi-iiiieros filósofos gncgoi.

tiiius que se llevan a cabo. L.a distiiici<íri d e estas tres tareas es importante y ningiina d e ellas debe ser despreciada" (pág. 68). De todas Losmas, cada génrro piiccle iiicluir ele- rnentos de otros. Esta interlexlualidad lleva a Rorty a pre- sentar la noción de rnolivo geiiérico dominante -<:a<l;l gé- nero está identiticado con iin niotivo dorninante regido por su propósito. Cada gi.ii<:ro da inavor o nienor importancia a los otros si tcriemos eii ciieiita la posibilidad d e "que riues tra conversación justificadora se desarrolla con criatiiras d e nuestra propia farilasía más qtie con person;ljes histó- ricos" (pág. 71) .

Rorty, sin embargo, n o invrsiiga el prohleina genérico que supone ideriíifirar las Medit<iciones d e Descartes cori las meditaciones poéticas y con las religiosas. :Pertenece el li- bro a dos géneros? Esto n o es posible en el sistema d e Korty. Podría, sin embargo, caer dentro de i i r i niievo géii<:ro muy útil que Rorty denomina "historia intel<:cliial."

Me pstana iitilirar el tenriiiio "histriria intelectual" para iiii giiiero mucho más rico y difilsu -Lino qiic iin se ajusta a este trio Ii.erntistiiiccióii racional. recoustrocriiiri ~~~~~~~ica y Geirl~rycrrhichtc]. En rrii ol>iiiión la historia intelectual cstd for- mada por descripciones de lo que los iiitclirtuales pensaban eri u r i iiiriiiiento dado sde su iutcrarriiin u r r i el rcsio de In so- cicdad4esriipcinnes que, cn su mayor partc, ponpn cricrr Ira rentesis las actividades qiic lo5 intelectuales estaban llcwndo acabo. La historia intclect~ial piirclr ignorar ciertos problema qiie clelxii ser presentados para cscribir la histciria rle iiiia dis- ciplina <iiestioncs acerca de lo que la gentc identifiw conio científicos, portas, filiis«fos, etc. Descripciones de este tipo q i i i

teiigoen mente puedcn aparccer eri tiaradris qiic se titulen "La vida iiiiel~ciual en IaBolonia rlel siglo XV," prri, iaiiibicii pie- dcn aparecrieri algiiii exiraño capítulo o párrafi~ de historiiis politicas. socialcs, ccon6mica.s o <liploiiiáticas. o de hecho en algiiri yári-do o capíitilo dc historias dr la filosofía (pertrnr- cicutes n algiiri<, <Ir irls cuatro gcneros tratados arribu). Fsio tratados, capítiilos y piri.tf»s pi-odiicrti. cuando son leidos y ponderados por alguicn iniirrsodo rri iina riel-in porción es- pariwternpoial, iin sentido de cómo dcbía srr iin inteleciual dr ese talante ~ I C tipi, de lilrinr leía uno, de qué tipo de <:n- sas tenía que preociiparsr, qué palal>ia< ienía que iitilizar, riis esperanzas, amigos. enrmigos y mctas. (pig. 68)

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Este género a l re 121 filosofía al análisis ni) disciplina",, c investiga acerca de las ~eri<iencias morales de la vida in- telectual. Revisi la noción de que la Iiisloria de la filosofía deha limitarse a los lexlos puramente lilosóiicos. Así pues, crea uri clilerna en la práctica de la historia de la filosofía. Esto siigiere qiie los principios de la disciplina d<: la filosofía deben ser redefinidos, que la prái:tica de este género pue- de llevarrios a iii1;i nueva concepcióri de la disciplina a la qiie se refiere.

El erisdyo de Korty seiiala varios problemas genéricos '

pertinentes: urio <:S qiir sus géneros útiles sor1 necesarios para definir los linos con respc:rt» a los otros. y proporcie nariios así uria historia compreiisiblr d<: la filosofia. El se- gundo es qiie aunque cada gGnero es aiitónomo, admite iri- trusiones de otros géneros relacioriados. El tercero es que es necesario aharidon;ir algunos géneros porque han deja- do de fiiiicionar con efectividad. Korty escribe acerca de una sola dis<:iplin;i v da a entener que sui ~Cneros útiles son de- ~, terminados por ésla; son riianekas de forinular las tarea aue m <:;iracterizan la historia d e la filosofía.

Pero cl gGnri-o de la historia inlelecriial no está deter- 7 x . ' li O niinado por la discipliria. En términos d e Rorty "<:S la ma- . ,

~<:ri;i priiiia para la historiografía de la filosofía -o, utilizan- $ 1 do otra ineiifora, i 1 siielo del que nacen las historias de la filosofia" (pág. '71). Esle género sirve de base para los orrcis trei generos iitiles y al iiiisiiio liernpo es igual a ellos porque desenipeiia "la misma fiincióii dialéctica con i-especto a la C~~ist~sgeschichf~ que la rcconstriicci0n histórica con respec- lo a la rrconstriicción racioiial" (pág. 71 ). La Iiistoria iiite- lectual de Roriy es, piies. un género qiir se aplica a la his- 1 toria de la sociedad o la literatiira así como a la historia de la fili~sofía, por lo que no está dct<:rminado por la discipli- na; piiede, sir1 cmhargo, ser considei-ado así cn relaciori a la G~istesgrsrhichte. La "historia intelectual'' luncioiia <:ri el I

<lis<-iirso de Koriy coino la base para sim géneros en la Lis toi-ia de la filosofía y es en sí misma un« dc estos géneros. Se deherían hacer rniiclias r,bser\~aciones acerca de~las cori- s<:ciiencias de este uso de la hisloiia intelectual coiiio géiie- ro. La prirricr;~ es qiie es un géiiero "difuso", lo qiie indica r111e los géneros puedcri ser ni;ís o menos dilusos, qiic piie-

deri contener iiiás o menos coiistitiiyentes. El género pue- dr , corno lo hace la liisloria iiitelectiial, porier una "dis<:i- pliria" en tela de juicio: piiede niiiiar los supiiestos que ri- gen I;i filosofía. Los géncros pueden fuiic.ioriar como suelo y ci>iiio constriicciories sobre ese suclo. Si esto crea un pr<b blema coriceptual concernic:nte al géiiero ccimo proceso y producto. también plantea cuestiones acerca de cómo dt:- finir la fiincióri de 1111 género.

L;i historia intelectiial de Rorty criiza I;is líneas discipli- narias y cuesti«na la historia determinada por la disciplina que asiime t i ensayo. Pero, para él, algunas de la dificulta- des geiiéiicas que trae la Iiistoriaintelrctiial se ven tambiGn c:n el uso que Doiiald R. Kelley hace de este genero. El lo toma corno i-elisión y exterisi<in de la "historia de las ideas" d<: Lovejov:

En priiiiri lu~ar, pienso que la historia de las ideas clrhe- ~ . i a reprciciir.ir r r i sí misma (scgiin una rriicnri ronvcnciGri1 la "hisioria intclcciii;il," aunque sólo fucsr parri eliminar los an- ticuatlris laiitasrnas dcl idialisiiio para apartar. ;il iiirnos por motivos liiibiicos, las aspiraciuries iiiipcrialisras y rrclaiiiariri~ nes en~idiosas de la filnsoíia para srr i~iia "ciencia rigiirosa" írri palabras de Russrrl). [;a hisioria intrlcctiial ni> r s 'hacer filo- sofía" rclrospei-tiiamcnii; rs ri-rai- uila o varias hrinai d i in- tcrpritacióii I?isiórica, en las ~iiñlrs la lilosofía g la literatiira no figuran corno iriíiodos de control sirir, como creacioiics hii- n\anas qiie sugicren Iw condiciones dc la coinprrnsióii h'istb i-ica. (pág. IR) '

Para Kelley la hist«ria intelectual es iir i género o grupo de géneros qiir "sugiere" las condiciones de la cornprerisi01i histórica, no un género qiie csludia la histori;~ social o p e Iítica. Kelley niega qiit: la filosofía o la literatura controlen la historia inti.lcciua1. Las clases dc: iiitei-pretaciones qiir produce la Iiistoria intelertiial sólo se apoyan eri la filose fía y en la Iiistoria para sugerir las condiciorics de las inter- pretaciones históricas. Pero mienlras que Rorty discute las tareas de eslos tipos o géneros de interpretacibn, Kelley in-

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lerita trazar la transición de la historia de las ideai a la hi6 toria iritelectiial. Lo qrie k l emprende es una explicación de] cambio genérico: la transformación de la historia de las ideas. Esta transfoi.maciÓn es el resultado de tina crítica al idealisnio de Lovejoy y de iiiia ampliación d e lo qiie él pre- dic6 más que practicó. Kellcy escribe qiie 1.ovejoy prestó atenciOri

no sólo a los conc~pi«s y argumenlor rarionalis, siiio también a otros estratos drl significado lirigüisiico -y de tircho ésta es la justiiicaci<iri para apilar taiiro a la tradirióri retórica como a lafilosóti<.r r n la inierpirfación de la historia, ya qiie la re- t0iira " sus derivsrioiies i n la cririca literaria moderna des riihren los recurs<>-, estructuras y, quizá, recuerdos culruralcs ~~rcscrvadnr por el lenguaje (topoi, tropos, iiieiáforas, cons truccioiies, *nalogías. corirxioncs, etc.), p<,pialares como l i te rarii~s, iriÁs allá de o hajo rl alcance dr la formulación Itigica, o al irirnos d i la c01.m argumeniaciiin racional la "historia ra~onada" (pág. 20)

La historia de las ideas de Lovejoy era un estudio del cambio qur incluía varios tipos de disciirsos filos<íficos y lilernrios, interpretaciones d ~ t \isiones elitistas y no elitis- tas del pasado. Pero descuidaba <:1 estudio d<: los géneros .. N a con los que irataha. La Iiistoria de la gran cadena dc la exis- tenciase encuentra como t<ipi<:o en los tratados filosóficos, novelas, poemas, diamas, pero Lovejoy no corisidera cómo los sermones, poemas líricos y tragedias. por ejeniplo, afec- taban a la interliretación. Kelley reconoce qire la historia intelectiial incluye el iiso delahistoria de la filosofía y el aná- lisis crítico literario. pero contrasta la práctica de i :s~i h i i

l toria no con la Iiistoria de la ciencia o la arquitectura, sino con la ic,oría de la tiistoria. "La histuria intelectiial tienesus propios ohjctivos, valores y cuestiones qiie plantear acerca de I;i condicióri humana; v ést.os n o pueden ser elevados a la cat<:g«ría de tenria, la cual, disrraida por I;FI conversa- ciones de 1.a~ discipliiias circundantes, tiende a descuidar los problemas prácticos de su propia condición hist6rica" (págs 24-25).

Uno dc los problenias más desconcrrtantes a la hora d e analizar la escritiira d e un gCriero como la historia inte-

, /

l rod \ 1)i. LOS <,fSZR»S, 111ST. I t I E R 4 R l \ T I.\UHIO H I S I ~ R I C O 235

lertiial cs qiie escritore% tan serios yciiitladosos como Rorty y E;e.lley insistan cri hacer de lo tcriiporal una estaliilidad permanente. Aiinque amhos escritores son conocedores de los cruces entre los límites gentricos, eluden ciialquier teoría genérica que pueda respaldar las prácticas qiie des- criben.

Sin intentar ofrecer tal teorkiaquí, siigiero qiic una te* ría de los gl-neros puede ociiparse de la estabilidad tem- poral. Para empezar, ini género reclitiere u11 grupo d i tex- tos qiie tengan algunos rasgos (:oriiunes en aigíiri rnoiiiento para poder ser distinguidos de otros griipos. Un género no piiede definirse en siispropios térmirios. Necesita al menos otro género del cual poder ser. diferenciad«. Llanieinos a un género familia de textos, un gnipo coniunal de textos, iiii consorcio [le textos. Como qiiicra qlie lo Ilamemt>s, esos textos son dinámicos. Sus elementos semánticos son Wtra- activos deiitro del géncro e inter-activos con los miemhriis de otros géneros.

Los gkneros pueden ser anchos o estrechos, pueden dis- tingiiir textos literarios de los no literarios, y la parodia [le la ironía. Cuando Aristóteles distinguía la tragedi;~ [le la épi- ca o cuando los críticos distiiipen las obr;is de misterio me- dievales de Las obras niorales, indican la preseiicia d r ciirto repertorio gentrico. Más aún, el género es histórico en ciian- to sus textos existen a lo largo del tiempo, sin iiiiportar ki cantidad. La estabilidad de un géiiero es siempre pro\isio- nal porque difirentes ejemplos deiitro de iin gl-riero pue- den alterar su propósito. Así, la novela. por ejemplo, tient: iina estiuctura semáritic~sintáctica en ,fi,.scphAndreriñ y otra en Orgullo y prejuicio.

Menciono esas prácticxi del género para subrayar que los miembros de un gGriero, es decir, los iextos individiiales en un género, piieden no ser idénticos, y que. los snhgéne- ros surgen y se combinan ron giupos fijos de textos inás ho- mogéncos para poder alcaiizar iina estat>ilidad más segiira. Así, la tragedia incliivela tragicomedia yla tragedia familiar. El género "tiistoria" en el siglo diecisiete se distingue de al- gunos tipos de novela. F.ri el siglo dieciiicho los términos "historia de la vida," "biografía" y "confesión" llegan a co- nectarse con la novela.

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1.a iiitrodiicción de iin género coiiio la historia intelec- tual es iiidu<lablrnieilte coiiibiiiaioria-iiiia conibina~-ión de varios disciirsos qiie <:siizan los Iíiiiites grnGncos. Es u11 e+ tiierzo ad hrir por hacer la escritiira histórica a<lcciiada a los oljetivos con los qiie identificaiiios iiiiestras \idas. Pen) las relaci<~iies coriibinatori;is son elideiites iio s6lo en cons- truccioiies de la "historia iiitelectiial", sino eii los rniiltiples discursos de la escritura y el habla, y eii contextos variados de socializa<:i6n qiie caracteiiriln la experiencia Iiumana-no hay identidad si rio hay alguiia dif<:rriicia, ni canibios sin cierta coiitinuidad. Estos clichés necesimi serreemplazados por lo que podrki llamarse una conciencia coiiibinatoria -tiiia teoría del g6ric:i.o en la que la idciitidad n o es unidad sino grupos de ronstittiyeiit<:s qiie pueden reclia7.a~ la uni- clad o cohei-eiicia tan pronto coiiio afirmarla.

Ital~i Calviiio en Six Mrrnosfor the Nexl hTillt.niurn descri- be la situaciríri cornbiiiatoria como iin aspecto dr la expe- riencia huniana:

He Ile&ndri al tirial d i esta apología clr la novela como iirm amplia ieil. .Algilicn podría ohjrtai iliic cuanto m& iieiidi i l irahajri liacia h rniiltiplicaci<iri dc posibilida<lcs, i r i i s sc alcja rlr esr iinirurnqiir es el y « dcl escritor, sii siiicrridad interna y i.1 dcscuhriniicliii, dr su propia rertlarl. Pcro "o preguntaría: {quiénes sociios, quC somos cada iirio dc nosotros, sinn iiria co~iihinarión dc experirricizs, infomacióii, lihros qiir hcmus Irirk~. cosas que heiiins iiii,rginado? Cada vidaes iina cncicle pedid, iiiia biblioteca, un inventario rlr ~>i>leros.una serie (le e s tilos. y inrlii ~iuedc sir camhiado rorisiantcmente y rersiiiictii- rado <le c~ialquier n~i>do ci,ricrhihlc!

Las novelas son combinaciories de rasgos variados qiie in- cliiven "inúltiples si~jetos, vocesy risiories del mundo, sobre el ino(lelo de lo que Mijaíl Bajtín ha llaniado 'dial6gico' o 'polifunico' o 'c;unavalesc»,' i.r.azarido sus aiiteccdentes en Platbn, pasaiido por Rabelais Iiasta Diistoievski" ipág. 1 17).

"lñio Calvino. Sir ~Cfvn~o.~ /or thr n h l Milkr~niuin (Carrihridgr. Mass., Har\ar<l Llnivrrsin Piehs, 19.88) (~xig. 127).

Calviiio apunta qiie novelas coriio El honibrr sin atributos de Robeit Miisil buscan incluir todas las relaciones posibles y así penriarieceii incompletas por su propia nari~raleza. Tam- I~ién alude a otro tipo de novela qiie corresponde a "lo qiic en filosofía es el perisamiento no sisteniático que procede coi1 aforismos. por medio rle reperitinos y discoiitiriuos ha- ces de liiz" (pág. 118). Estos géneros variados de la novela son t-jemplos para él de combiriaciones que giiíari al lector liacia ~osibilidades más allá del texto. Podrtamos decir que el objetivo del género debe ser, según Calvino, moverse más allá de las relaciones cono<:idas, iiiás allá de cualquier lími- te establecido en ilireccióii al desafío de lo desconocido.

La misrria idea de que "todo puede ser canibia<lo cons- t;iriteineiite y reestructtirado de cualquier modo concehi- ble" podría parecer que defiende irria fluidez mayor de la que piicde contemplar iiii;i ieoría del género. Pero la ima- gen que Calvino tiene de los yos como una c«nibiiiación de experienciar indica que este género está construido por me- dio dc relaciones dentro de su enciclopedia y por sti i»tt.t. relación con otros g6neros.

Calvino hace reierencia a la teoría de los géneros de Baj- tin, iiria teoría de los disc.ursr>s niúltiples de I;i iiovela. Estos discursos son ejemplos de los diferentes niveles dentro <le una novela y ile las ideologías coritradictorias que resultan de ellos. Es importante darse cuenta tambiéir de que la d e s cripcióii de Cal\iiio sobre la identidad contemporánra es precisamente ésa. En su desrripci6n está implícita uria di- niriisibn histórica de lo que laxlda era y de lo <pie es. El gé- nero hace posible contrastar lo qiie erari las representaci» nes de iinasociedad y lo qiie son ahora. Pero tamhibn indica

~. rliic los miembi-os del gtiiero iiovela, por ~jeriiplo, pueden definirse al mismo tieinpo en términos de identidad nariw nal en unasociedad, y en térmirios de cambio gen6nco que

I rebasa los límites nacionales.

D Cadavez que se paia una de estos limiies iiie~itablenierite

se sustituye por otro. La cuestibn es si la premisa del géiie- ro <-i~mhiiiatorio ofrece iiria explicación más coiiiprensiva que la de añadir otni géiiero como la "historia intelectual." Un ejeniplo de género combinat~irio que avala la tesis dc Cal\<rio es el ensayo de Helene Cixoiis "Froiii tlie Scene of

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t he Unconscious t o t h e Scene of History", ya qiie se trata de un ensayo a t i tobiográf ic~> y d e un es tud io s o b r e la diferen- ci;ición genér ica e n t r e sil escnt i i ra de ficci611 y s u escritu- ra dramát ica . El ensayo no está escri to c o m o u n a investi- gación teórica s o b r e e l g é n e r o o la historia literaria; es u n a descr ipción de d o s tipos de escritura qiie ella h a practica- do. E x p o n e una concepc ión del géneri, qiie está basada e n sus exper iencias combina to r i a i como muje r . Sti escritiira dramática, siii e m b a r g o , e s d i ferente en la fo rma porque de- p e n d e de los actores -masciiliiios y femeninos- para coni- p le tar su obra .

L o q u e ella insiriíia es q u e sus obras de ficción están tan controladas por sti experiencia personal. q u e no p u e d e n se r generalizadas, mien t ras que en sus dramas hay colabora- ción, p u e s r equ ie ren hoiribres y mujeres pa ra completarlos. Su ensayo sugiere Id posibilidad de qiie e l g é n e r o piieda se r en te i id ido e n t é rminos de suhjetivkiad y alteridad. 1.0s gé- n e r o s se convier ten a s í e n fnrrnas de alteridad e n las que los consti tuyentes d e liis t e x t o s d i á l o g o , representaciones cor- porales, escena y personiiies- se inmiscuyen e n la subjeti+ d a d d e l a u t o r y p i d e n u n a colaboración con otros. De este m o d o , el g é n e r o explicaría por q u e a lgunos escritores como Joyce exper imen tan c o n miichos géneros , v o t ros coiiio Ci- xotis se res t r ingen a u n o s pocos. D a d o q u e estas limitacirr n e s genér icas apa recen e n escri tores qtie viven eii la misma época, pa rece c laro q u e la selección genér ica se con l i e r t e e n iin a c t o d e n i e d i a c i ó n e n t r e la propia conciencia y el con- texto liistórico que utio desea eludir , afirmar, trai isformar o explorar.

Nunca ir i r hc atrevido a crear un personaje niasculino real en la hcciún. <Por que? I'oríliie vo escribo con rl cuerpo, so)' iiiia mujer, v un hombre esun homhre, y no sé nadadr su jouis- sance Y un boirlbre sin c u e r p v sin placer ... eso no Iri puedo hacer. Eiitoricrs, ?qué hay de los hombres en rl drama?

lil tiatro n o es la rsrrna del placrr srxiial. Romeu y Jiilie- ta sc aman pero no haccn el amor. Ellos cantanal amor En el tcatro es el corarún el que cania, rl pccho el que sr abrc. uno ve renrlinr al corazón. El cornrón humano no ticne sexo. El corar6n siente igual eii i I pci:ho de un hombre? en el dr una rntnjer.

TEORIA LIE LOS GENER«, HIST. 1 . I T I ~ ~ ~ Y W B l O HIST~RICO 239

t o no significa qinr los persuiiajes sean rriatiiras a iniiad que teniiinan en la cintura. No, a riiicsli-as criaturas no lescal- ta nada, rii pene, ni pechos, ni riñones. ni barriga. Pero no trn- go quc rsrrihir acerca de todo eso. El actor, la actriz nos pre- srnta un cuerpo entrro que no tenemos que invrritar: Y codo c t á vivo v es real. Estr rs el regalo que el teatro da al autor: en- rarriacióii. Permite al escritor m;i*culino crear mujeres qilr no serán fingidas. y a la mujer autora se Ir garantiza la oportuni- dad de crear Iioiiihies perfectamente cunstitiiidos.

El descubriniicnto del tiempo teatral es rsrncial para al- guieii que, como yo, ha escrito ticci<in durante un largo pe- riodo dr tiempo. Mis textos son tapices y se tejen a sí mismos de una forma b«i.i~onuI: lo que se da a rsios icxto es la opor- tunidad de tomarsr su tiriiipri para darse scntido, y aveces des- plazar a lGn significado a iiria reflexión posterior El libro prb ser todo su tiempo e incluso elri-nirlad. El lector p c d c dejar el libro. volverlo A coger, cerrarlo para sirrripre, leerlo en una noche o cn un ario; Iiay unalibertad absoluta, qiir también es iiri límite al leer un irxio.

Eii rl teatro esioes imposihlr. El draiiia se escribe a si mis mo de un iriodo "vertical." Entra en rsceria Hamlet y no se tie- ne un minuti,. se tirnen diez segundos. trcinw segundos para que todo re escriba a sí misiiio yr comprenda. El tcatro es ini- parieiicia. El teatro grita: jRÁpido! iKápido! Las obras de Shd- hespcare sor, tan geniales porquc avanrari poi- niedio de la im- paciencia. Clcopaira es la impaciencia encarnada. ..

El teatro es un gCnero eterno, pero extremadamenlr iiior- tal. Arlii6llor que lo visen sabrn que ii,i a acabar. Uno nvr su vida y su iniierte inmediatamentc. La pasiári y la ctica provie- nen de esto. Elaucor debr aceptar también su niuiialidad, mis qiir iiiinca, desde difcrentrs piiriios de vista. Primcro, el autor cncurntrasiir liniiies propios: no cs dios, c s ú l o un semidios. Eso significa que escribe una semiqbra. Escribe algo y espera la orra parce conio CI alriia espera a su cuerpo. Espera qiir la otra parir del teatro venga a 61, esa parte que viene dc mano dc 10s a ~ t o s e s ~ .

' HClGrir Cixuus, "From thc Scrnc of thr Unconscious to thc Scrrir of Hisnny," rii ThrFu'ultop o/Lit?rnl)i Thrm?, rd. Ralph Czohen (Ni~rvaYork. Roiitlcdgr, 1989) (págs. 15-16). Críticas a la posición frminista de Cixi,ua, aunque ni> a sii N~ióii de los géneros qiir piiblicó en 1989, se rnriirntran en Toril Moi. Sexuul/iex[ualPoliti~s: Ferninicl Lilmari i I r o r y (Londrr,; Met- huin, 10Rí), págs. 102-147, y enJanrtTodd, FminidLi lcra>y H i s i n ~ (Nur- vaYork. Roiirlcdgr. 1988), pags. 55-59,

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En este pasaje, Cixoiis coiiiienza con una afirmación ;iiitobiográfica acerca de cómo escribe y cuáles s<in sus ex- clusiones. Entoiices, sigue con generalizaciones sobre la puesta en escena teatral y establecr una distinción filosó- fica entre el tiernpo de laficciíin y el tieiiipci teatral. Su obra de ficción es "horizoiital." Es lineal y morosa. A ella le opc- rie su escritni-a "vertical": al~riipta, imperativa, apresurada, bulliciosa. La última parte está escrita en tercera persona, una preseritación de la ontología de la puesta en escena teatral.

Laílescnpción de C:ixous de las diferencias in t re los dos géneros es personal, no teórica: "en el dominio de Ixs mu- jeres nada puede ser teorizado" (pág. 11). Pero representa un análisis de los dos géneros que se puede aplicar a Lis- pector y a otras mujeres escritoras. Una visión del drama v la ficción es que pueden ser dilididos en gérieros más es- pecííicos como la coiiiedia y la üagedia, la épica y la nove- la, y estos a su vez en géneros más refinados (o subgéneros) como la tragicomedia. Cixous no está interesada en clasifi- car la relaci6n entre los continuos canibios sociales y las trarisformaciones genéricas. S<: centra en la relacióri de su subjetividad femenina a la hora de 1~edir o reclia~ar la ayu- da de colaboradores en la expresión artística (genérica). Para ella, la iicción deriva de su condición corno mujer, pero el drama significa dar a Iiiz a otl-o -al hombre y la historia. En rl teatro, "el actor, la actriz nos presentan un cuerpo com- pleto qrie no tenemos que inventar" (pág. 1.5).

En su ohra sobre Caniboya, esciil~e acerca de otros dis- tiritos a ella qiie forman parte de síiiiisnia: "Porque n« soy yo, porque soy vo, porque es el rniindo distinto ;i mí niisina el que me enseña a ser yo misma, rnis diferencias. eso me hace sentir rriis/sus diferencias" (pág. 17). Los dos gciieros de ficción y drama se convierteri en formas de explorarse a sí misma. Pero no sólo eso. El escrito acerca de Caniboya per- iriite comprerider que hay fiierzas de la religión que se re- sisten a la captura del vo por parte de la historia, a pesar <le lavida en los campos dc refugiados y <:ii el exilio, donde los niños "que nacieron en los campos y no Iiaii visto nada más que las barreras dcl campo aprcnden el baile de la eterrii- dad" (pág. 17).

He comenzado dando ciicnu del resurgir de la teoría de los géneros en 10s últimos años y he pr«porcionado razones literarias y sociales para este cambio genérico. He ofrecido una delirii<:ii>ii provisional de genero como la que usa la crí- tica cineiiiato~áfica, indicando su relación con el estudio li- t<:rario, especialmente cori cl estudio histórico. Entonces sr- nalé las forrriacir>iies sociales iinplica<las en el género v su relación con el caiiil>io histórico. Y para ilustrar el exteiidi- do uso de la teoría de los géneros, he iitilizado un rjerriplo de la historia <le la filosotia y otro de la 11istori;i de las ideas. En los dos biiscaba investigar las explicacioiies geiitricas del cambio eri iin género llamado "historia intelectual" qiie fuc: empleado por senclos airtores. Aquí expuse que las dos ve]-- siorirs de un género planteaban cuestiones a las que iin;i tec- ría comprensiva del género dehería responder. He sugerido rin;i historia literaria comprensiva basada en géneros y he u tiliza<lo de Calvirio para sustentar mi teoría c«m- binatoria. Por último. me he semido de la explicación de Ci- xoiis acerca de los dos generos para explicar las posibilida- des iririovadoras de una historia combinatona. Mi objetivo ha sido demostrar I;i inevitabilidad de algún tipo de distin- cii,ries genéricas en los escritos histói-icos y exarriinar algu- nas prácti<:as genéricas representativas en tanto que amplían o ignoran nuestro entendimiento del carribio histórico.

La crítica y la teoría de los géneros suiie caml>ios en vir- tud de sus propósitos v sus realizaciones. Pero todas la? pr.ác- ticas genéricas se las tienen que ver con totalidades, con eii- tidades; y los géneros, así' <:ontinúan siendo una base para analizar afinidades y diferencias. 1.a~ entidades. después de todo, no necesitar1 ser iiniiicadas o fija<las. (Hago tiso del término "entidad para evitar el Iiolismo implícito en "te

talidaíl."j 1.0s críticos que buscan lo específico pero sc qiie- jan de que no lo encuentran en la crítica de los géneros se apoyin en las concepciones de los géneros qiie ya no se practican ni defienden. Si uno considera las prácticas cc- mientes quevo he descrito. queda claro que los géneros son colecciones de textos qiie están relacionados intertextual- mente con otros géneros.

El texto de Cixous es tan privaílo como público. La tic- ci8n escrita por iin cuerpo sexuado y el drama escrito por

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este mismo cuerpo no producen los mismosefectos. El dra- ma requiere otros cuerpos para completarse y así nos con- duce hacia diferentes tipos de cumpliniiento pai-a el esc& tor, el actor. y el público. La práctica del genero, por lo tanto, puede relacionarse con la propia identidad, y con combi- iiaciones que relacionan la historia con constituyentes con* cientes e inconscientes de la aiitobiografía y la crítica.

111

Las combinacioiies no implican eri modo alguno arme nía. Los constituyentes de un género pueden entrar en con- flicto, como el discurso de venganza de Hamlet entra en conflicto con su posterior <liscurso de paz y destino. Tales choques son sólo uiia de las interrelaciones genéricas que pueden tener lugar en un texto. Uno piiede observar la ele- ración o dominio de un género sobre otro cuando, por ejem- plo, las baladas pasan a formar parte de la ópera-halada, o cuando en A Pmtrait of tho Artist un diálogo acerca de la e s tética proporcioiia la3 ba~es para comprender la estsuctura narrativa.

Si aseguramos que un género es una coris~rucci<ín hecha por cl escritor y el lector, de ello se desprende que los lec- tores interpretan el género de formas distintas en un mismo tiempo o en momentos diferentes. La teoría rle los géneros contribuye a este fenómeno en la historia literaria enseiián- donos que en un momento dado en iin determinado país hay géneros que duran mir qiie otros, y pr.eviniéndonos de gerieralizar sobre cualquier periodo cronológico. ,

El género "historia literaria" es iin concepto que abarca aquellos géneros qiie presentan aproxiiiinciones a trabajos id<:ntificados como literarios, independientemente de que puedan incluir el término "literario" en cada momento. Una "historia" incluye muchas formas de pensainierito sohre el pasado ya subrayadas en mi deliberación a propósito de los ensayos de Rorty y Kelley. Pero debería señalar que el re- chazo de Korty hacia el género hist6rico que él llama d@ xografía iiidica que uiio puede estas en contrade ciertos ti- pos de géneros históricos. Mi intención en esta parte es

coricentrarme en aquellos géiieros de la historia literaria que piitxlen identificarse como "de oposicióri". Es decir, en aqiiéllos que actúaii deiitro del marco de los géneros here- dados pero invierten sus constituyentes y ot>jetivos.

Pero antes de entrar en estos géneros me gustaría ceo mentar brevemente un tipo de liist«rias genéricas, historias de iiri género concreto conio la elegía, la sátira, la riovela o la crítica. Estas historias dar1 por sentado que los constitu- yentes y los objetivos de un género cambian a lo largo del tiempo. Pero tales cambios son contingentes en algurios constituyentes, que permanecen inmutables. Esta concep ci6n del genero está dominada por la hipótesis del paren- tesco familiar de Wittgeiistein, o por la relación contractual entre el escritor y el lector. Esta historia es refutada a nie- nudo apelaiido a que uri género como la novela no tienen mayor continuidad que el iiombre. En la introducción a su libro The Progress of Romance: The Polilics of PopzrlarFirtion (1986),Jeaii Radford responde a esta crítica: "Desde el m» mento en que los géneros son contratos entre un escritor y su lectoria, estos contratos y las cláusulas que los acompa- iian obvianiente difieren dependiendo de la clase, la ideo- logía y la cultura en las diferentes fi~rmaciones s o ~ i a l e s " ~ ~ . Radford es plenamente consciente de la i-eiviridic;ición de Kaymond Willianis cuarido éste afirma que géneros corno la "tragedia" no tienen ninguna relación histórica más allá del nombre. Ella defiende la validez de la "iiovela" como uiia investigación genérica pertinente argumentando que las trnnsformaciones históricas proporcionan una com- prensióii de la interacción entre la historia social y la lite- rana. Estas transformaciones, cuando se teorizan, nos dar1 la continuidad que niega Williaiiis.

Estos argumentos teóricos acerca de l a coritinuidadcs o di% continuidades de la nrivela o la tragedia (incluso de la misma) son necesaiios pero qiiizi ins~ficicntes. Estas cuestiones se acla- ran eii 1% considcrariones históricas que deiallari las transfor-

tnariones dc los códigos y la$ conveii<-iorics. Ya quc las formas

lo sean Radfard, iae r>-rerr o/RLim<inrr: The Polrircs o/Populor Ficriorr (NiicraYork, Rautledge, 1986) (pág. 8).

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son, coiiio hc expuestoa~itenciiiiientc, sriiales de un contrato so<ril cnti-e los rsci-itorcs yIi>s lectores, los ranihioi en esta5 cláusiila scrh inegiil~dos poi transfo~iiiacioni\ en otro* nivclrs de la$ relaciunes sociales. ?si, para los liistoriadi~res ciil- turale?, el cstiidio dc Ins ~énei c,s piiedr proporcionar iirla me- diación entre la histoiia liternria y la hi5loria social -qiir nos pcmitr iurnpri con el "espléndido aislariiienio" r n el qui las bistoriaa tiadicionales dc la licerñt<ira están siirnidas.

Dicho de otra brtna, vir las novelaq modrrnu como a m - bistjr~ grnealiigira o wmo hi )a hastardas dc tinos antrpasa- dos nobles es reproducir una fniitasiii drl tipo declive-"-caída, prro no aluda A explicar la ri~olución dc las lomas cultuiales. Aiinquc podemos preguntamos pur qué la novela ha pasado de ti-arar acerca de un sujeto rnasculir,~ a hacrilo accrra de un pera»naje ferrienino; o de que iiianera las pmrhas afroritadas por cl héroe de la noviia inediexal difirien de los obstículos qiir la hii-»ina d r la novrla contrrripo6nea debe pawr nor. nialmente Iyara coriseguir aii objctivri; o cúrrir, es que la "ma- gia" que rcsrafaba al tiiroe cri antigiias iiovcla\ del falho Grial e convierte eri Jnrir Qn en una voz sobrenatural que la une con su "v~rdadrro" destirirr; y por qué la fiirrra mágica.'sobrc riatural/Prn~~denriaI es rcpicsrnedaen la noveladi hi? como viniendo del inietiot: romo cl poder mágico y oinnipotinte del deseo s e x ~ ~ ~ l . Ilnalcctiiia estriicuiral y s~inántica de cstos có- digos eiilaza nrcrsariarnrnte cori cuestiorics de g6iiero. idcw logia) caiiihio. (pigs. 9-10)

Radford declara que los catiibios cn los ejemplos indivi- d u a l ~ : ~ de un género "regiilados por las transfomiaciones a otros niveles de las relaciones sociales" la conducen a inimr los textosde losliistoriadores ciilttirales paraquienes "el e i ludio de los géneros puede proporcionar tina mrcliación en- trr la historia literaria y la historia social -que 110s permite romper con el 'espléndido aislarnierit»' en el qiie las histo- rias tiadicionales de IaliteraturaesLin sumidas'' (págs. 9-10). El puntu de vista de kfidford es que los dosgi-neros, histw iia literaria e historia intelec~ual, están, en lo que atañe a los textos popiilarrs ycan6iiicos coino transformaciones, en- trelazados. Cada uno privilegia su propia disi.iplina y así pue- <le ser riornbrado corn<~ perterieci~n te a otro géiiero. Así es, con alguiia particularidad, comi) un gériero in~erdiscipli- nnrio se ~Iesarrolla. Los proce<limientos gencricos de Rad-

DE 1.05 (.IYEROS, HIST. I . I I E K K I . 4 Y <:.kit010 HISTÓRICO 245

ford repri:srtitan un desafío p r ; i Kelley y su insisterii:ia en que la historia ir] telectual afronta prohli:mas históricos y iio literarios. Los probleriias que Radford presenta son, de he- cho. probleinas históricos pero tainhikn son literarios.

Radford señala qu<: desde que las forrnas genéricas son "señales de ~ i t i contrato social entre los escritores y los lec- Lores, los cambios i:n estas cláusulas serán regulados por traiisfirniaciones en otros niveles de las relaciories sociales" (pág. 9). Otroa marxistas han encoritrado la teoría de los gé- ricros inmensameiite Ú t i l para fijar la aterición en los cairi- bios de los constituyentes de las formas literarias. Ellos con- vierten la preinisa de U'ordswortli de trn contrato entre el aulor y el lector (eii la que el autor acepta responder a las expectativas de iiria forma) en iin contrato "social" regido por la clase o por una relación entre prodiictor y consiinii- dor. La teoría del contrato cs generica porqiie asc:gtira que los lectores dc un género concrrto asumen que una riove- la o un poema que estdn leyei~do se pai.ecerá a ejemplos

1 aiiteriores de ese género. Pero es& 5isiones de las relacio- nes lector-texto sirelen referirse a textos de la misma époc;~; lieiien poco apoyo para asumir que el texto de una novela medieval crea relaciories coritractaales con uii i.oniari<:e de Rarbara Cortland. Radford es coiiscicntc de esto; auii así, ella pam por alto las diiiciiltades de nria Iiipótesis genéri- ca basada eri la meráfora contrai:tiral. Su confianza en las transformaciones textiiales. sin embargo, presenta el géne- ro corno un fenómeno diiiámico y cambiaiite.

Obvianierite, los textos ocultan y al niisnio tiempo reve- lan a 10s lectores aspectos relevarites de sus constituyentes yprolxísitos. Estos aspectos pueden ser exclusiones ideoló- gicas deteriiiiriadas por la clase, por prrjiiicios sociales, CI por otras categorías rnayures como el "tardo-<:;ipiralismon. Tales exclusiones son decotistririclas o expuestas eii otros gineros que se ceiitran en los constituyentes octiltos. La historia li- leraria de un género conio la novela prcsta atenci6ii asu es- tatus (le altaformaliteraiia por una parte, y de iibjeto de con- sumo cultur.al de masas por o ~ r a . Estos canibios en el nivel social está11 entret~jidos con cambios rtn lo que se llama li- teratura, en los espectadores ;L los cualesvan dirigidos 111s tra- bajos y en los propósitos de ia escritura.

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Este fenómeno de cambio en un género de oposición aparece en la historia d e la autobiografía feininista. Sidonie Smith en Poetirs o/ Wovlen i Az~tobiography disciitc las prácti- c a genéricas que configiirari la a i i~ob io~a f í a pamarcal. Ella opina que la aiitobiógrafa feminista necesita "libt:rarse de la ideología dc la autobiografía tradicional y necesita libe- rar la autobiografía de la ideología de la autonomía eseri- cialista a través de la que se ha constituido históricamente"". Si las ferriinistas quieren escribir sus propias autobiografías más que intentar ajustarlas al género dominado por los hom- bres, deben escrihir contra el gknero "camhiando los lími- tes gentricos para que no haya ni márgtynes ni centro. [La autotiiógrafa] experimenta con lenguajes alternativos de su identidad y de la narración, testimonia el ct>lapso del mito de la prt:sencia con su coiiwcción de una identidad iiriita- "a'' (pág. 59).

Smith aciisa al género aii~obiográfico por su constriic- ción a partir de límites rriasculinos, y su procedimiento para revisarlo es volver a seleccionar los constituyentes del gé- nero para desceiitrarlos, fragmentarlos, hacerlos polifó- nicos y femeninos. Esta imaginativa visión se apoya en la transfonnacióri de algunos de los constituyentes del géne- ro. Siiiith reconstituye las características del género para re- presentar las metas y los propios deseos de la autobiógrafa femeniiia. Su objetivo es hacei-aiiicos sii propio retrato que ve colgando en los marcos textuales patriarcales. y crear el consciente e inconsciente d e sil sexo reclamando la legiti- midad v autoridad de o t r a siibjetividadrs. Con esa siibje- tividad, dice Smith, se piiede traer a la luz un nuevo "siste- ma de valores. un nuevo tipo de leriguaje y forma narrativa, quizá incluso iiii nuevo discurso, una alternativa a la ideo- logía del género mascirlino o femenino." Uno espera que

" Sidonir Smith, h t i n ofWmmiAutobiopnph,r Margin<ilily nr~dthrFlc- rior~r of S~IfRtpereniniiori (Bloomirigioir, Indiana Irriiversity Press, 1987) (pág. 58). Sori riiuy numeroso? 1ii. estudios rcrirnres acerca de In autobicb gralia. En la5 norasdel texto de birih puede rncoririaisc bibliografia, así coino en las notas de su ensaya I . fe /L inn Iheotiíinp Womrni Aulobrogwphy. ed. Bella Rrodrki g Celertr Srhciitk (Ithaca, C<irriell Liniversiry Prcrs, 1Y88). Bihliografiaanterior piirdrericonrrarse rn A~~lobiograph?: Essny ond Cdirnl, cd.Jamc, Olney (Prinritori, Prinrrton Univrrsity Press, 1980).

' este sea el caso, pero tambicn echa en falta los procedi- ;i mieritos que. como en el trabajo de Radford, proporciona-

rían una teoría de la transformación que nos conrliijese a un riuevo sistema de valores, lenguaje. discurso y géneros. Esta visión de la historia futura de un género es la expre- sión de iin deseo utópico. Debería contrastarse con otrasvi- siones feministas de la aittobiografía que se centrasen en la historicidad del cambio genérico. Por ejemplo, Rita Fels * I ki escribe:

1.0s e~critos autobiop.áficos inspirados por los movimicn- tus feministas difieren. i i i erribargo. dc la aotobiogdia tradi- cional del individoalianio I>iirgu(s, que se presenta como el ar-

S chivo de una iiiilsual pero ejemplar vida. I'recisaniirirc a causa :le esia singularidad, la autobiograk del siglo dieciocho rr- cl.ima tina significaci6ii universal. 1.a ronfcsióii feminista por otro lado está iiieilos prer>rupada por la indiadualidad iiriira o l a ~~ociones ~s~clcialrsdc la humanidad qiie por drlincar los prohleiria~ cspccíficos y experiencias que atafin n alas mujeres. Dc ahí qiic tienda a hacer Iiincapii. en los sucesos ordinarios de lavidade la protagonista. cn su tipismo rn relación cori iina

1 noción de idriitidad comiini2.

Felski comparte con Smith la necesidad de un lenguaje diferente y prefiere el nombre de "corifesiUn" al de auto- bioprafia. Lo hace así porqiie quiere acentuar las <iiferericias histiiricas que atribuye a los gcrieros feministas. Felski es consciente de qiie en la escritura de confesiones las muje- res no abandonan todos los constituyentes de un género uti- lirado por los hombres, pero los combinan para expresar la

, noción de identidad común.

! No pretendo discutir los acuerdos y desacuerdos que tie- nen lugar entre los críticos feministas, ni entre críticos fe- ininistas y criticos no feministas. Sólo quiero seiialar que las feministas se ocupan de reconfigurar la autobioh~afía como genero. Esa reconfiguración conecta con las investigaciones

i acerca rIe la "identidad común" a traves de eventos y dis- cursos cornbina~oi.i»s. -

'' Rita Felski. Bqond Fmini .~r A~rthvfirr: Fe,riintit Lilr7alr~re a r ~ d Social Chotige (Cambridge, Mass., Hamard Cniuersicy Press, IY8Y) (pág. 94).

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Este tipo de historia de los géneros desernpena una fun. cibii merior, si es qiie existe, en las historias literariasde uno 11 otro periodo de tiempo. Tales Iiislorias nornialmente s, titulan Th,e Ag? o$. . o son mencionadas en fonnii d e movi- iiiientos coiiio el roriiaiiticisrno o el modernismo. Estas his. torias literarias discuten temas o ideas coiiiuiics dentro de uno o varios países; intentan hallal- tratados comunes que no están limitados por los géiieros. Esti>s trahajos pueden cstiidiar estilos en diferentes países y disciplinas como la h i s toria del barroco o del rococó, pero ignoran géneros p a n hacer énfasis en los aspectos siiiiilares eiitre diversas clases de escril«s.

Hay otras historias literarias que no sori genéricas y que van unidas a historias de movimientos y períodos. Estas son historias de las ideas coino la gran cadena de la existencia, o la imaginación. o la unidad orgánica, o historias de las ca- ~.aclerísticas retóricas como la ironía o la alegoría. Toda? es. tas historias, jn sean hechas por i i r i aiitor o por grupos de autores, estáii caracterizadas por una ausencia de contex- tualizacióii generica. 1.0s temas y las ideas en estas historias estáii extraídos de sus géneros y se c»iivi<:rl<:n en (lbjetos ideali7.ados. Pierden sil singularidad, que es propiedad de los géneros en los que apar<:cen.

Una historia genérica de iin periodo o iuoviriii<:nto tra- taría acerca de los variados constituyentes de los diferentes géneros y de los procedimieiilos qiic sientan los aspectos di- visorios de un periodo, así como sus contiiiiiidaries. Rela- cioiiaría los géneros heredados con los nuevos. Seiialaría los A i' caiiibios literarios y sociales iinpliciios eri el fenómeno de

:i I qiir ciertos géneros dejen de ser escritos y sean retornados $ , más tarde. Un ejernplo son las seciiencias de soneros, au- : , , . sentes en el siglo dieciocho y recuperados por Wordsworth a principios del siglo siguiente. Las historias genérica? pue- den abordar génei.«s parliculares -el drama es un e j emp le que son prohibidos por iiistilucioiies e<liicarivas, el gobier- no, la iglesia o mecenas. Las histoiias genéricas considera- 1 rían las iniplicacioiies li~erarias y soci:iles de la mielta y revi- 1 sión de formas antiguas, por ejemplo, lzi l> io~a t ias del siglo dieciniieve o las traducciones de trabajos antiguos que se in- i 1 corporaron a nuevos poeniai <:%:ritos por poetas posteriores, P

como en el r aw de los Cantos de Pound. Tal<:s procediinien- 10s plariteaii cuesdones acerca de las inclusiones genéricas que atafien a lo qiii: Ilainamos plagio y proporciorian ejeni- plos de pi-ohlenias legales en la historia literaria.

1;as historias de los niovimientos son escritas freriirrite- mente siii tener conciencia d e cómo c;imhiari éstos. A fuer- za d<: buscar la coherencia, los críticos descuidan los pro- cedimientos por los cuales los movimientos <:«niierizaii o <:oncliivcri, y olvidan la pluraridad de textos que componen uri riioiimiento. Ademis, los intentos de relacion;ir las [irac- ricas de iin periodo con sus premisas críticas pasan por alto el h<:<:lio de que uii periodo croriológico combina textos pro- <lucidos mucho antes, coino aquéllos de Hornero, Virgilio, Shakesprare y Milton. Un periodo no <:S Lin tiempo unifica- do. Los trabajos de Shakespeare y Milton, por ejemplo, n- ven conlo presrricias reales en períodos postcrioi-es. Sin em- bargo, iiiuchas de sus apariciones son reinterpretadas, crean problemas en la ;tsirnilación e identificación con ejeniplos posteriores de sus géiieros.

Debería indicarse tamhit2n que intentar conectar la his- toria literaria coi, l;i troria del periodo es asumir qiie la t e o ría y la práclica so11 sincrónicas. Pero los trabajos innova- dos en un periodo frec.uentrrni:iite no tienen teoría qiie los expliquen. Las teorías que existen -ya miméticas o contem- plativas- son aplicables a textos y gé~iiros escritos previa- mente, no a las innovaciones.

En iin inrenro de escribir una teoría aplimblc a I«s es- critos de autores negros, H e n v Loiiis Gates, Jr., lino de nues- tros críticos afroamericanos niáh sagaces, esboza iin pro- yrcto para tiii géricro llamado teoría de la literatiira iiegra. F.1 sabr que este proyecto no piiede ignorar los problemas presentados por la teoría literaria independientemente de quien los prop«nga. Así, sugiere sustraer los princil>ios "hlan- ros" dc la critica eii el lenguaje de los críticos negros para crear una teoría negra del géncr(> que estará dirigida a la "in- tegridad" de 121 tr;idicióri iiegra. Pero la mera noción de una tradicibn implica que los géneros de 1;i pr>csia, la novela, la crílica y la teoría fonnen sus coristitiiyentes. Esta teoría ge- nérica dirigida a intrrpretai el lenguaje negro d e los textos negros sólo podría ser distingiiida t«d;ivía coinparándola

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con los géneros de la critica blanca. La crítica genérica blan- ca propondría asi la hasrs para lo qiie debería ser una teo- ría literaria. Y esto es evidente en el propósito de Gates de traducir la teoría blanra al idioma negro:

rmumimr los principios de la críticadonde sea apropiado, pero esprcialmrriir dar raombr~ a los pi-iiicipios de la cridca propios de la cultura ncgra y aplicarlos para explicar iiursii-os propios textos. Es de nuestra incumbencia protrgrr la iiiirgridad de iiiiesira rradici<in trayendo a su crítica cualqi~ier hcrramienta srnsiblr al Irrigiiajr qiie sea apropiada. Y;qué quiero decir con "apropiada"? Siniplrnirritr eslo: cuolqrrin Iienamientaque per- mita al critico explicar los complejos procesos <Ir1 lenguaje de un iexio es una herramienta "apropiada* Pard esto eslá e1 len- guaje, el Irnpiaje negro de los textos negros que expresa las cualidades distintivas dr iiiirsira ttadiciGn li~eraria'~.

Gates es consciente de que reiiomhrar esiino de los p r o cedimientos de camhio. Es coiiiprensihle que él quisiera di- sociar su teoi-ía de la de los críticos que pertenecen y re- presentan <onsciente o iiiconscientemente- la$ actitudes de las sociedades que opiimen a su comunidad. Transfor- mar el género teórico cambiando el lenguaje en el qiie es& expresado es una manera de redihujar la teoría para que sea aplicable a iin grupo específico de textos. En este proceso, el género inlpiilsa a los escritores y críticos n e v o s a anali- zar las transfoimaciones sociales y política5 resultantes de un uso especial del leiigiiaje.

Pero Edouard Glissant, el critico caribeño, declara que la teoría de los géneros no se puede acomodar a las necesida- des de riuevos países independientes porque es demasiado rígida; él propone, por el contrario, tina critica que identi- fica como no genérica porqiir esti descentrada, desordena- & y repleta de diversos estilos y discurso^'^. Glissant desea textos que proporcionen una visión interna de las incerti-

' o Heiin Louk Gates, Jr, "Authority, ((Whitr) Powrr, a ~ i d tlie (Blarkj Ciiiic: or ii's al1 tireekio rne," en Th*Ft;i,ttire o j l . z t p r a ~ Th~my , rd. Ralpli Cw hen (NurvaYork. Koutledpe. 1989) (p<g. 395).

Edouard Glksant, (iotibbeon Dixro~irrr: S e k r t ~ d E ~ r a y < (Cliarlo~esrille. University Prcss oT\'iigir>ia. 1989)

dumbres y dislocaciones así como de los placeres dc 1;i re- cién ganada independericia. Sii texto no sólo se opone a gé- ncros anteriores. Es un esfuerzo por coiistriiir géneros que represente11 una ideritidad no racial sino nacional y social.

&para él, los géneros que apareccn en los países caiibeños y en los paises r~ccidentales no funcionan de igual modo. En Occideilte, la ci-ítica de los géneros hasada en la multiplici- dad. en los aspectos combinatorios de la experiencia, sus complejidades, coritradicciones y fragmeiitaciones, es iden- tificada con la ruptura de la iderili<lad. Desde el punto de vista de Glissant, los procedinlientos coi~ibiiiatorios crean

l tina nueva identidad iiacion;il posible, aunque quizá debiera reconocer qiie este procedimiento no es genérico. En mi ar- gumentaci6n a favor de u11 concepto de género comhinzi- tono, encuentro que Glissant aboga por el tipo de crítica qiir he estado solicitando: la teoría de Icis géneros combi- natonos es eri sí misma una visión opuesta a las ieorias ge- néricas previas.

l En mi interés por el cambio genérico eri la historia l i t c raria he ignorado deliberadamente las cuestiones de in6to- do. La peculiaridad de la historia literaria es identificada ge- neralmente por el método de la disciplina en la que se apoya -psicoanálisis, f(:n»menología, matxismo, formalisiiio, re- cepción, etc. Esta historia tariihi6.n puede ser identificada por siis hipótesis dialécticas, plurales u «rgáriicu a la hora de orgaiiizar los <:oristitiiyentes de los textos estiidiados. Las fuerzas genéricas, sin embargo, inipoiieii caiiibios históricos

1 en lcis mitodos empleados. El método dialéctico del d iá le go difiere del de la tragedia de diferentes períodos. A este

I respecto. las implicacioiies id<:ológii:as que una crítica mar- xista atribuye a la novela LrndJzm quedan rcstringidas por

! las iinplicaciories heredadas de tina narrativa biográfica. Un estudio psicoanalítico de i i r i a novela, por ejemplo, es en sí

I mismo miembro de un género. En sil narración de los sii- puestos psi<:oan;iliticos, en su análisis de los coiist.itiiyentes retóricas, incluyendo <Iisciirsos variados, permanece atado

l al;& implicacioiies de algunas contiriiiidades ciiltiirales qiie perteii<:c<:n a su pasado genérico reciente.

He estado argiiiricn tando que los géneros y sus miembros son procesos combinatorios que pnipc~rcionan el modo rnás

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efectivo para tratar el cambio en la liistoria literaria. He d e s crito tres ejemplos de historia literaria que se oponen a la práctica genérica heredada y ofrecen procedimientos de re- visión. Estos procedimientos son genéricos incluso cuando niegan la ~itilidad de los géneros. He intentado demostrar que una teoría de los géneros puede dar cuenta del cambio literario de forma más adecuada que historias basadas en temas, ideas, períodos y movimientos. Esta teoría acepta el supuesto de una conciencia conihinatoria. Argumenta que los textos, especialmente aquéllos creados por autores ex- perimentales, son entidades combinatorias que nos invitan a aprovechar nuestras múltiples experiencias. con stis posi- bilidades y valores irreioiiciliahles. Necesitamos uiia riueva historia literaria, y creo que la teoi-ía de los géneros puede proporcionarla.