soja cap 4 y 5

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e soja

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  • El espacio no es un reflejo de la socied ad , es ia socied ad m ism a [ , . . ] Por lo tanto, las form as espaciales, al m enos en n uestro planeta, son p rod u cid as, com o todos los otros objetos, p or la accin del h o m b re. Ellas expresarn e im p lem entarn los intereses de la clase dom inante de acuerdo c o h u n rrScfo de p roduccin d ad o y un

    "m od o especfico de desarrollo. Ellas exp resarn y pondrn en prctica las relacion e s d e ^ d e r del Estado en u n T so a e d a d histricam ente deiirud~(o definida his

    tricam ente). Ellas sern concebidas y m oldeadas por el proceso de dom inacin de gnero y por la vida de fam ilia im puesta por el Estado, Al m ism o tiem po, las form as espaciales sern condicion ad as p or la resistencia de las clases_expIotadas,. p or sujetos oprim idos y p or m ujeres exp lotad as. El trabajo de tan contradictorio p roceso histrico en el espacio ser consu m ad o en una form a espacial ya hered a- da, p rod u cto de la historia an terior y soporte de nuevos intereses, proyectos, p ro- testas y sueos. Finalm ente, su rgirn m ovim ientos sociales para d esafiar el significado de la estructura espacial e in ten tar nuevas funciones y nuevas form as

    M anuel Castells, 77je City and the Grass Roots, 1983, p. 4 [ed c a s t : La ciudad y las masas. Sociologa de los movimientos sociales urbanos, trad. p or R osendo G allego,

    Aliarcza Editorial, M adrid , 1986]

    El capital se representa a s m ism o en la form a de un paisaje m aterial creado a su propia im agen, cread o com o valor de uso con el fin de au m en tar la progresiva acum ulacin de ca p ita l El paisaje geogrfico resultante corona el desarrollo capitalista anterior. Pero, al m ism o tiem po, expresa el valor del trabajo m u erto sobre el trabajo vivo y, com o tal, encierra e inhibe el proceso de acum ulacin dentro de un conjunto de restricciones fsicas [...] Por lo tanto, el desarrollo del capitalism o debe negociar un cam ino ubicado en el lm ite entre p reservar los valores de cam bio de las inversiones capitalistas en la planificacin urbana ya realizadas, y destruir el valor de estas inversiones con el fin de generar nuevos espacios para la acum ulacin. En el capitalism o tiene as lu gar una eterna lucha en la cual el cap ital construye un paisaje m aterial ap rop iad o a su propia condicin, en un m om en to particular, slo para luego tener que destruirlo, generalm ente en el curso de una crisis, en otro m om en to histrico . El flujo y reflujo tem p oral y geogrfico

    149

  • de inversin en la planificacin u rb an a slo pu ed e ser co m p ren d id o en trm inos d e dicho p roceso.

    D avid H arvey, The Urban Process under Capitalism, 1978, p 124

    150 Postmetrpolis

    Ensayar la ruptura: la crisis urbana de la dcada de 1960

    La crisis urbana que estall en todas partes del mundo en la dcada de 1960, conslil^"fr^Ftartas sealesde que^rprolongado auge econmico que tuvo lugar en los pases industriales avanzados durante el periodo posterior a la guerra estaba llegando a su fin. Al igual que en la Guerra de Vietnam,

    jg j jmrgimiento de la QPEP, y tambin otras reafirmaciones del poder de los pases menos industrializados, comenzaron a desafiar el viejo orden global quFliH aayu dado a sostener "eTTom^e le specfico orden urbano de las grandes"metrpolis capitalistas, que constituan los centros de control naci- nal y regional de la economa global, comenz a desintegrarse a partir de los levantamientos llevados a cabo por aquellos que menos se haban beneficia- do de la expansionconomica de postguerra. Y no se trataba de una etapa

    ^de rebelda pasajera a la^jueTsTpudiera responder con reformas graduales. Hacia 1973-1974, la economa mundial haba alcanzado su punto de mayor decadencia desde la Gran Depresin y muchas personalidades destacadas del campo de la economa y~de~Ia poltica se haban convencido de que ya no se poda depender con confianza de los busirtess as usual a fin de asegurar una constante expansin econmica, especialmente, frente a una resistencia social tan explosiva. Si bien la mayora se aferr obstinadamente a los viejos mtodos, unos pocos comenzaron a explorar estrategias econmicas y organizativas alternativas, que pudieran conducir a la recuperacin de la economa y a lidiar eficazmente con el malestar generalizado.

    Analizado de forma retrospectiva, lo que se estaba iniciando en dicho ^periodo puede ser desaito como un proceso de reestructuracin generado por

    una crisis, cuyas consecuencias seran percibidas en todas las escalas de la vida humana, desde la global hasta la local, marcando otro punto de inflexin en la geohistoria del capitalismo industrial-urbano. Se trataba de un periodo que, tambin visto de forma retrospectiva, puede ser considerado como un momento de transformacin en la geohistoria de la modernidad, un momento de cambio acelerado en el que aparentemente todo aquello que era slido y seguro en el pasado reciente, se disolvi en el aire intensa- mente inquietante del presente. De forma anloga a la reestructuracin del capitalismo generada por crisis, el incipiente proceso de cambio que comenzaba

  • L:i m etrpolis cn crisis 151

    a atravesar la modernidad gener una demanda de modernismos alternativos y de nuevas formas de modernizacin, a fin de redirigir el esfuerzo orientado a comprender, en trminos prcticos y tericos, el mundo contemporneo de aquel entonces

    Tal y como haba ocurrido anteriormente durante otros periodos de reestructuracin acelerada, impulsadas por crisis (desde la Gran Depresin hasta la Segunda Guerra Mundial, en las ltimas dcadas del siglo XIX y en la Era de la Revolucin), el curso futuro de la modernidad y del capitalismo se vio envuelto en una competencia ideolgica y estratgica entre los campos del orden establecido, el reformismo y el radicalismo, cada uno actuando a lo largo de todo el espectro poltico, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. Los grupos dirigentes conservadores o modernistas no reconstituidos demandaban una constante adhesin a lo probado y verdadero, Los reformistas o neo-modernistas abrieron sus ortodoxias a nuevas ideas y estrategias, pero establecieron importantes lmites a la extensin y profundidad de la reestructuracin,, Para el tercer grupo, aquellos que se sentan ms cmodos con la etiqueta de postmodernos, los cambios que se producan eran de tal magnitud que los antiguos modos de pensar y actuar deban ser radicalmente deconstruidos y reconstituidos, o an mejor, abandonados por completo, para ser capaces de responder a las nuevas demandas y desafos del momento contemporneo.

    Esta breve caracterizacin de los alineamientos polticos ms importantes que surgieron en respuesta a la crisis urbana de la dcada de 1960 y del periodo subsiguiente de reestructuracin material e ideolgica intensa y altamente competitiva, simplifica en exceso lo que durante los ltimos treinta aos haba constituido un conjunto de desarrollos sumamente complejos y sutiles., Estos proveyeron un buen punto de partida para reingresar nuevamente en el discurso de los estudios urbanos y para acercar el debate de la geohstora del espacio urbano al presente. En la actualidad se ha vuelto cada vez ms evidente que la crisis urbana de la dcada de 1960 destap la profunda debilidad y las serias lagunas de las teoras y las practicas urbana s _ _ ^seTaban desarrollado durante el siglo anterior. La gran mayora de las "teoras explcitamente urbanas y dla s investigaciones empricas acerca de la cmdad~y~de su especificidad espacial. desarrolladas-hasia_.dicho momen-_ toTse enconfraBah7cfe"n modo u otro, cojripxQmetidas^:QrLlaj3,squeda de una'TegulridaH y^m ordrrTEn el caso de los primeros socilogos de la Escuera de^Chicg~se trataba de un orden moral, mientras que para los nuevos gegrafos y economistas urbanos que seguan sus pasos se trataba de un orden geo-estadstico* En el campo de las ciencias sociales, dicho nfasis en el orden, el equilibrio y la evolucin permanente se vio fortalecido a travs de distintas formas de anlisis de sistemas (respaldadas por la cada

  • 152 Postmetrpolis

    vez ms sofisticada tecnologa informtica y la ciberntica), a menudo en la forma de modelos de modernizacin y desarrollo progresivo en etapas- Cuando el orden urbano moderno comenz a descomponerse en las calles de Los Angeles, Nueva York, Pars, Mxico D. F. y prcticamente en todas las grandes metrpolis modernas, el material disponible en los enfoques tradicionales de las ciencias sociales que pudiera ayudarnos a comprender lo que estaba sucediendo en las ciudades, cules eran sus causas y cmo poda responderse a dicha situacin, era realmente escaso.

    En el propsito de llenar este hueco terico y emprico, comenzaron a desarrollirse nuevos enfoques que tratabaTdeTmprei^FIa^mamica"Hel

    '^ sp aa6 1ixFb^K)ca^ aista^ d u sh T ^ T l,a mayora de estos~evos enfoques" ^fec'arfron de forma decidida a los escritos de Marx y Engels, una tradicin

    intelectual que si bien no estaba centrada especficamente en las ciudades, estaba ms en sintona con las condiciones de desorden, discontinuidad, revueltas sociales y crisis econmicas, que las corrientes dominantes de los estudios urbanos. Bajo la influencia de socilogos, fundamentalmente fran- ceseseitalianos, y de gegrafos britnicos y norteamericanos, apareci una vanante neo-marxista de los estudios urbanos que tom la iniciativa a la

    'TjoraTde interpretar, tanto prctica como tericamente, 110 slo la crisis urba- na, sino la verdadera naturaleza del proceso de urbanizacin y de la produc- cirTsocial del espacio urbano. Esta Escuela Neo-Marxista de Economa Poltica Urbana cre un nuevo paradigma de estudio de la ciudad y de su

    ^contptg)a geohistoria, que influira^piofundamente y politizara radicalmente el saber urbano hasta la actualidad.1

    La metrpolis fordista-keynesiana, las aglomeraciones de produccin a gran escala, el consumo de masas, las prcticas de bienestar social y el poder gubernamental constituan el centro de inters de esta nueva escuela de

    ""esM^te^rlZasTEstos fueron, a su vez, los aspectos que brindaron mayor impulso y lideraron el auge econmico de potsguerra, A pesar de que Pars estuvo probablemente cerca de serlo, no hubo una nica ciudad que se convirtiera en el laboratorio social dominante de los nuevos economistas polticos urbanos. Sus esfuerzos, en cambio, giraron en torno a la construccin de una teora ms general de la ciudad capitalista industrial, en la que las expli

    cacion es acerca de la especificidad espacial del urbanismo (y de las crisis urbanas) se arraigaban nuevamente en las relaciones sociales de clase y de

    ~~~poH5r que vacan debajo del capitalismo, en tantQ_modo_.de producdoj dominante. En cierto sentido, esto marc una vuelta a Engels y a sus escritos

    * Para una recopilacin y una visin general integrales de los escritos m s importantes de este nuevo campo, vase Michael Dear y Alien J, Scott, Urbaniza tion and Urhan Planning in Capitalisl Society, London y Nueva York, Methuen, 1981.

  • Ln m etrpolis en crisis 153

    sobre Manchester, el retorno de una economa poltica radical de la urbanizacin, que giraba'^ re^MoTCTa^iieces i dad social inherente al capitalismo

    '"^HFpro3u^yTeprodlaFpl5b^za y^eslgHBacTTFchTamente todo lo que sucedla~e as~me tropon^^espiT^'de'lF^uerra era adosado a este marco interpretativo neo-marxista: la suburbanizacin masiva, el surgimiento de una cultura del consumo basada en el automvil7la'Trgmentacin poltica metropolitaaTa decadencia de la cmHaHlnteriavl^ y la formacin de guetos, las cambiantes relaciones entre el trabajo y la gestin, las tecnologas disciplinarias del fordismo f 1 antrpico>Ty^^Estado

    . de Bienestar keynesiano, y el surgimiento de nuevos mvinu^los^ociaes qiTteniariHl^ mayoFjsFicia^social en la ciudad.

    La prctica de la planificacin urbana recibi un tratamiento preferente por parte de ia nue\^EsaeladeEconoma Poltica Urbana. La planificacin

    llrb^iaTmduso e n sus formas ms progresistas, era consBeradafimdameiv Talmente como una tareaT^Tmenuco^eforma no intencionada, cuyo fin era ^servir a las necesidades bsicas del capital~~}~ger~Estado capitalista. Seguramente, fue esta importancia concedida a la planificacin urbana y a su papel en el modelado del entorno edificado a travs de la creacin de viviendas, redes de transporte, sex*vicios sociales y una renovacin urbana, lo que mantuvo a los economistas polticos urbanos ms en contacto con la especificidad espacial del urbanismo. Una consecuencia indirecta de este nfasis en la planificacin urbana, y en la esfera de las polticas urbanas asociadas a ella, fue el surgimiento de una obsesin en lo que podra deno- minarse consumo colectivo, en lugar de centrarse en los procesos de produc- cin industrial que sentaron las bases de la ciudad capitalista. Si bien no fueron ignorados los vnculos vitales entre industrializacin y urbanizacin, se dio por sentado que stos ya eran comprendidos por el propio marxismo. Lo que se comprendi en menor medida fue el consumo de masas y el consu- mismo, la consolidacin del Estado de Bienestar centralizado, la suburbanizacin masiva y el rpido crecimiento de la clase media, y la cada vez mayor fuerza poltica de los nuevos movimientos sociales organizados en tomo al gnero, la raza y la etniddad, as como tambin la de aquellos vinculados a la ubicacin geogrfica dentro de la fbrica urbana que creca de forma descontrolada, como por ejemplo los movimientos de propietarios y los esfuerzos por controlar el crecimiento urbano. En su mayor parte, los asuntos relacionados con el medioambiente permanecieron en un segundo plano.

    En la medida en que el espacio urbano era concebido de forma cada^vez- ms generalizada como el contexto especializado para el consumo colectivo,

    las polticas urbanas comenzaron a ser definidas principalmente en funcixku de la lucha por estos bienes~y~servicios colectivos que enfrentaba al Estado local y regional (con la asistencia de los planificadores urbanos) contra las

  • 154 Postmetrpolis

    estrategiasjiejemgoderamiento de los nuevos movimientos sociales urba- ^nosTSi bien la lucha final estaba centrada en el espacio de trabajo industrial/ y los economistas polticos urbanos daban por sentado el proceso de trabajo, su expresin poltica inmediata en el contexto urbano estaba ubicada principalmente en el lugar de residencia y en las comunidades vecinales de resistencia. Los terrenos en disputa fueron as explcitamente espacializa- dos, es decir, emplazados dentro de la geografa especfica del urbanismo, y centrados no tanto en la produccin industrial, como en la reproduccin social y espacial del espacio y el orden urbanos. A pesar de que el trmino nunca fue utilizado de forma explcita, en estas nuevas reformulaciones se estaba aadiendo una nueva dimensin al sinecismo, al estmulo de la aglomeracin urbana. Engels ya haba aludido a la potencia de la proximidad espacial y de la aglomeracin en la estimulacin de la conciencia de clase proletaria.. En la metrpolis fordista-keynesiana, el poder potencial de los movimientos soriaIes~urbanos de menor escala, organizados en torno a un conoonento de la espacialidad especficamente urbana, fue ubicado en el

    ~cenEo~de~Ios~estudios y de las polticas urbanas radicales.

    Las dos citas que dan comienzo a este captulo tal vez puedan proporcionar los compendios ms agudos y explcitos del enfoque neo~marxsta de la economa poltica urbana y, de forma ms especfica, puedan ayudar a comprender las causas y consecuencias de las crisis urbanas de la dcada de 1960. Haciendo uso del lenguaje de los socilogos marxistas, Manuel Castells vincula el espacio a la sociedad en un proceso histrico de produccin social que expresa y lleva a cabo los intereses de la clase dominante, y que es implementado por el poder del Estado que incluye especficamente la dominacin de gnero y la configuracin de la vida familiar. Al mismo tiempo, las formas espaciales que surgen de estos procesos sociales, se convierten en aspectos centrales de la resistencia de las clases explotadas, los individuos oprimidos y las mujeres dominadas. Finalmente, de tiempo en tiempo, estas comunidades de resistencia cristalizan en poderosos movimientos sociales que desafian el significado de la estructura espacial e intentan reorganizar el espacio urbano para apoyar nuevas funciones, formas, intereses, proyectos, protestas y sueos. De este modo, se da una constante tensin incrustada en el espacio urbano, que gira en tomo a las diferencias de poder entre clases sociales, entre hombres y mujeres, entre Estado y sociedad civil; una tensin que se manifiesta y se lleva a cabo en y alrededor de la especificidad espacial del urbanismo en constante desarrollo.

    David Harvev el gegrafo marxista cuyo trabajo, al menos hastaxomienr-., zos de la dcada de 1980, se encontraba ms estrechamente entrelazado con el de Castells, dibuja un cuadro similar aunque muchom^s espea^ irdMR^eTp^er j^n la lgica del^ p ita lI^ M en n o ^ ^ resta tantatepnoru.

  • Ln m etrpolis en crisis 155

    como Castells a los movimientos sociales organizados en torno al consu- mo colectivo y a la subjetividad urbanajradical,_Harvey saca a la luz otra dinmica urbana (fuente de crisis urbanas y reestructuraciones) que se

    ^encuentra profundamente arraigada en especificidad espacarde la clu3a~d~capitaIist:^H a l^ ^ a H g^a 1 que Castells, seala que un paisaje"

    "particular, una geografa urbana ^ especfica, es creada por el capitalismo "a su propia imagen v semejanza, diseada fundamentalmente para faci- litar el proceso de acumulacin. Pero observa, que la propia rigidez del entorno urbano edificado genera~problemas~para la"~continua acumua-

    ^on*Ta^tl[Ista~cido que encierra ciertas inversiones en ubicaciones ""lespMales^aHic^ares que, con el paso del tiempo y especialmente

    HraFpenodos^^crisis, pueden deiar de resultar tan efectxvasTrenta^..... * 1 * . . __ .... ..... ............... ^

    ~^IesJ~como^exvel pasado. La imposibilidad de mover libremente las for-, ^ . . -------- ----------- ~ i ____..-m"** ^mas edificadas alrededor del paisaje material en aquellos momentos en que ya no cumplen con sus necesidades inmediatas (piensen, por ejemplo, en el Empre State Building), crea un perpetuo dilema para el capital y para la construccin social del espacio urbano capitalista., Por lo tanto, el desarrollo capitalista siempre se ve obligado a negociar un precario balance entre la creacin y la destruccin de su geografa especfica, un camino sobre el filo de una navaja que se torna ms problemtico en tiempos de crisis y de reestructuracin,

    Posteriormente, Harvey (198.2) agregar a esta formulacin la nocin de solucin espacial para describir los mocoFen lo slju ee l captaFtrata dF~ reorganizar su geografa urbana y regional especfica en el intento de res- p on deraTa" crisis"yile~gen f a r

  • 156 PostmetrpoHs

    La combinacin de estos breves resmenes de los trabajos de Castells y de HarveyproporcioiillaaclecuaHa^introducn alFxuieva escueiaUe estu- dios urbanos, que sFcTsafr a partir de la crisis ^aa'de^r'dcada de 1960;Jambin ofrece uno de los mejores modos de entender los orgenes, 110 slo de la crisis general en s misma, sino tambin de las tres dcadas posteriores de reestructuraciones urbanas generadas por crisis. Durante estas tres dcadas, gracias a una serie de libros notables, tanto Castells como Harvey mantendran su liderazgo intelectual y poltico vio que en lmeasgeerales gugde definirse como la marxificacin del saber urbano. SFbie no les faltaran crticos, ambos han demostrado ser capaces de responder a las crticas ms contundentes reestructurando sus propias perspectivas y sus propios proyectos tericos y polticos de manera creativa y flexible, hasta el punto de que sus trabajos ms recientes han contribuido enormemente a la reconceptualizacin de los nuevos espacios urbanos postmetropolitanos

    ~queTestan^rgjerTdo en la actualidad y que constituyen el centro de atencin de los siguientes captulos.

    Con el fin de continuar la elaboracin de nuestra nueva cartografa de la geohistoria del espacio urbano a travs de la mirada de Manuel Castells y David Harvey, resulta til mirar hacia atrs prestandoatencoiTalosTiBros* que cada uno escribi, de forma casi simultnea, a comienzos de la dcada de 1970, en el periodo inmediatamente posterior a las revueltas urbanas de la dcada de 1960: La Question Urbaine de Manuel Castells publicado en 1972, y traducido al ingls en 1977 como The Urban Question [ed. cast: La cuestin urbana, Madrid, Siglo XXI, 1979]; y Social ]ustice and the City [ed, cast,: Urbanismo y desigualdad social, Madrid, Siglo XXI, 1977], de David Harvey publicado en 1973, Estos dos libros fueron los principales puntos de partida de la escuela radical de la Economa Poltica Urbana, que influira en los estudios crticos de las ciudades y las regiones durante los siguientes veinte aos.

    Manuel Castells y la cuestin urbana

    El levantamiento estudiantil y el concomitante desorden social quejxivolugar en Pars en maye) de 1968 dio lugar a un replanteamiento radica]1 de laforma de concebir la ciudad y, haciendo uso de los trminos empieadospor la EscuelFde Chicago, el urbanismo como modo de vida. HenriLfbvre fue la person;alidad intelectual de mayor importancia en lainspira=-

    cin del levantamient0 con sus llamamientos^politizar la especificidadespacial del urbanism0 y a asumir el control de la procluccin soci,al del

  • La m etrpolis en crisis 157

    espacio urbanoi Tal y como he defendido en los dos primeros captulos de Thirdspace (1996), el trabajo de Lefebvre acerca del derecho a la ciudad, la vida cotidiana eiFeTmmd^olTiiodemo, las luchas sociales por la produc-

    ^oh^dH^e^acioMFla necesidad de una revolucin especficamente urba-nueva eJn c is iva perspectiva en la poltica y en Ja_

    ideologa del espado urbano, as como tambin en la geohistoria de la moder^ JruBad y del capitalismo. Fue Lefebvre quien realmente inici, de f o r m a

    creativa, no una revolucin urbana real, sino una revolucin conceptual en " i e l " c a m f f culminara, si bien es cierto que des

    pulsle dos~dcadas de desacuerdos y relativo abandono, en un profundo "giro^s^dalFque~ieTjara~sentir no slo~en el mbito de los estudios urba- ^nos sino en todas las ciencias humanas. _

    La obra clave de esta transformacin radical de los estudios urbanos fue eFiEfcTde HenriT ^15vfe^)iiblicado en 1974, La Production df'espace* All se estaWraavde urTmodoms ca iT qu F"iT suT fal5a]ooresT loS fun~ damentos~HIosfcos para una drstica recuperadn de la especificidad espacial del urbanismo en tanto objeto terico, as como tambin en tanto contexto problemtico ci una conciencia en^fgete^araTa accin poltica progresista. Pero, con el fin de estimular una importante transfoi'macoiF efTmpacto* de la expansiva imaginadn geogrfica de Lefebvre fue inmediatamente desviado por el fermento intelectual que sigui al fracaso de los levantamientos parisinos de mayo de 1968. Esto cubri las ideas de Lefebvre con un velo de sospecha que debilitara su impacto sobre la nueva sociologa y la nueva economa poltica radical que se estaban desarrollando, no slo en Pars sino tambin en Gran Bretaa y en Norteamrica, Liderando el curso de esta desviacin se encontraba Manuel Castells y su provocativo trabajo, La Cuestin Urbaine, publicado dosjm os antes que La Production de Vespace.

    ^ Una interesante discusin acerca del papel inspirador desempeado por Lefebvre en los levantamientos estudiantiles en Mayo de 1968, puede verse en Rob Shields, Hetiri lefebvre: Lave and Struggle, Londres y Nueva York, Routledge, 1998 Para acceder a la interpretacin de estos eventos realizada por Lefebvre, vase L'Irruplion de Man lene au sommet, Pars, Anthropos, 1968 [traducido al ingls como The Explosion: From Non tee to the Summit, Nueva York, Monthly Review Press, 1969]. En mayo de 1968, Lefebvre era el jefe del Instituto de Sociologa de la Universidad de Nanterre, en la periferia de Paris,. En esa poca tambin se encontraban all Alain Touraine, Jean Baudrillard y Manuel Castells

    3 Su tarda traduccin al ingls en 1991, el ao del fallecimiento de Lefebvre, estimul tanto el surgimiento de un nuevo inters por su trabajo en los pases de habla inglesa, como un significativo replantemiento de la teora y de la prctica geogrfica y espacial existente Vase The Production of Spnce, trad. al ingls por Donald Nicholson-Smith, Oxford, Reino Unido y Cambridge, MA, Blackwell, 1991 [ed. cast: La produccin del espacio, Barcelona, Anthropos, 1984J

  • 158 Postmetrpolis

    A comienzos de la dcada de 1960, Castells, un espaol de Catalua, era un estudiante de sociologa que estudiaba en Pars, donde recibi la influencia de los tres tericos ms importantes de aquella poca: Henri Lefebvre, Alain Touraine y Louis Althusser En la versin original en francs de La cuestin

    Urbana Castells jsiatetiz de manera creativa los escritos de Lefebvre sobre las ciudades y el espacio, la sociologa de Touraine sobre los movimientos sociales y al marxismo estructuralista efe Althusser, en uno de los libros ms influyentes que se hayan escrito acerca de las ciudades en la segunda mitad dersigloXX. Desde los primeros captulos, queda claro que el poder expli-

    l!^fvo^forgM 6 a la especificidad espacial del urbanismo y al espacio urbano en general, dentro del amplio campo de la sociologa urbana y en los traba- jos desarrollados por la Escuela de Chicago y por Henri Lefebvre, en part- cular, constitua uno de los objetivos fundamentales de su dura crtica estructuralista de los estudios urbanos.

    Castells inicia su envestida crtica reformulando la geohistoria de la TetgfaH^evol^^ .

  • Ln m etrpolis en crisis 159

    autnomo, organizado en torno a objetivos especficos. Una de las consecuencias de dicha formulacin fue la destruccin de la capacidad auto-generadora del sinecismo y virtualmente de todos los otros efectos dinmicos que emanan de la especificidad espacial del urbanismo. En efecto, se podra afirmar que el Estado nacin capitalista fue creado en y desde el espacio urbano, siguiendo un patrn de sinecismo generativo que ha caracterizado al innovador crisol de ciudades durante los ltimos 10.000 aos.

    De todos modos, se trataba de una interpretacin particularmente atrae- ti va de lo que Castells denomin el proceso histrico de urbanizacin, especialmente para aquellos marxistas cuyo insistente materialismo histrico dejaba poco lugar para una causalidad espacial o para cualquier otra forma de causalidad externa u ostensiblemente extra-social. Lo que entonces estaba sucediendo no era, tal vez, un debilitamiento de la importancia del espacio urbano en el surgimiento del capitalismo industrial urbano, sino ms bien la virtual eliminacin del urbanismo y de su geografa especfica de la teora y la crtica socialista y marxista, un proceso que, como ya he sealado previamente, tiene sus orgenes en un historicismo, que tena una estrecha visin del espacio, y que emergi a finales del siglo XIX tanto en el mbito del socialismo cientfico como en las nuevas ciencias sociales. Pero, por qu Castells, con su rica imaginacin geogrfica y su inters en la cuestin urbana, adopt una postura intelectual tan desdeosa? A quienes pertenecan las voces que estaba combatiendo? Qu se esconda detrs de esta subordinacin de lo espacial?

    Si bien, en la poca en que La Question Urbaine fue publicada, la mayor parte de la sociologa urbana liberal y radical ya no se encontraba bajo la influencia ecolgica de la Escuela de Chicago, fue la Escuela de Chicago lo que Castells critic con mayor virulencia. Detrs de este ataque, considerado por muchos como la mejor crtica de ios urbanistas de Chicago que jams se haya realizado, haba un objetivo ms personal y poltico: las ideas urbanas de Henri Lefebvre que inspiraron la fallida revuelta de 1968. A fin de explicar en trminos histricos la forma en que lo que l consideraba un enfoque caprichoso y polticamente ingenuo persisti en los estudios urbanos, Castells critic severamente tanto a la liberal Escuela de Chicago^ como al urbanismo radical de Lefebvre, por su fomento de aquello que l denomin como una ideologa urbana y un mito de la cultura urbana.

    L a ideologa u rb an a [ . . . ] cap ta los m o d o s y las form as de organ izacin so d al, en tan to que caractersticas d e u n a fase d e la evolucin de la socied ad , estrech am en te ligada a las condiciones tcnico-naturales de la existencia h u m an a y, finalm ente, a su marco vital. Esta ideologa es la que, en ltim o anlisis, h a cread o prcticam en te la posibilidad d e u n a ciencia de lo u rb an o, entendida com o espacio terico definido p o r la especificidad d e su objeto. (Castells, 1 9 7 7 :7 3 -4 ; ed, cast: 93)

  • 160 Postine trpolis

    Al concluir su captulo acerca de The Myth of TJrban Culture [El mito de la cultura urbana], Castells agrega lo siguiente al prrafo recin citado:

    La eficacia so cial d e esta id eologa estrib a en q u e d escrib e los p ro b lem as co tid ian o s v iv id o s p o r las g en tes , a p o rta n d o u n a in te rp re ta ci n en trm in o s de e v o lu ci n n a tu ra l, d e la que est exclu id a la d iv isin en clases an tag n icas. Lo que tiene la fu erza d e lo co n cre to y d a la im p resi n tran q u iliz a d o ra d e un a so cie d a d in te g ra d a , que cierra filas fren te a su s p ro b le m a s co m u n es . (C astells, 1 9 7 7 : 8 5 ; e d , c a s t : 106)

    Castells describe la sociologa de la Escuela de Chicago y sus prolongacio- nes como una ciencia de las-nua-vas-foi-mas-de^vida social que emergen en las grndgs metrpolis (1977:76). Tambin seala que esta nueva ciencia de lo urbano, fue construida fundamentalmente en el marco de la confusin-fusin que surgi al vincular causalmente una cierta forma ecolgica a un contenido cultural especfico. De este modo, los urbanistas de Chicago se vieron capturados en ambos lados de esta relacin, ya sea por un estrecho ecologismo o un culturalismo igualmente reduccionista, lo cual se exacerbaba an ms por un historicismo evolucionista y orgnico demasiado ambicioso. Castells logra capturar todo aquello que consideraba errneo en la Escuela de Chicago y en las numerosas ramas de los estudios urbanos que derivan de ella en una breve y contundente frase: La ciudad hace as veces de explicacin (1977: 73). En otras palabras, dichos estudiosos suponen que todos los aspectos de la vida social en la ciudad pueden ser explicados como un producto del urbanismo en s mismo, una forma de razonamiento simplista y circular que Castells sostiene estaba lleno de consecuencias polticas no progresistas. Resulta fcil observar el modo en que el poder de esta crtica puede llevar a desechar la dinmica vital del sinecismo al intentar deshacerse del ecologismo y del culturalismo.

    En cierto modo, Castells no estaba haciendo ms que ampliar las crticas internas que ya haban sido desarrolladas dentro de la corriente dominante de la sociologa urbana, a fin de desespacializar la teora urbana y el anlisis emprico, y de desplazar la atencin hacia procesos sociales supuestamente no-espaciales en la construccin del urbanismo como modo de vida. Sin embargo, visto desde otra perspectiva Castells tambin estaba conduciendo a la sociologa moderna y a la imaginacin sociolgica en una nueva direccin, hacia ma nueva serie de procesos sociales (tambin supuestamente no-espaciales) que estaban relacionados con la industrializacin capitalista, las relaciones sociales que yacan detrs de la divisin entre clases antagnicas y los preceptos neo-marxistas del emergente campo de la economa poltica urbana radical.JDe un modo fundamental, si bien no fundamentalis- ta, Castells estaba centrando la sociologa urbana en los efectos estructurados

  • La m etrpolis en crisis 161

    y estructurantes de la_s_relaciones sociales de produccin,_consumo, intercambio y administracin. Todo lo que uno pudiera querer entender y explicar acerca de la vida tirbanaTtempornea era un producto de esta trama dinmica de relaciones sociales, incluida la especificidad espacial

    "del urbanismoT

    JReflejando la influencia de Lefebvre o, tal vez, mostrando simplemente ima mayor comodidad con los conceptos de espacio y espacial que haban

    "caracterizaclo a la filosofa y a la teora social francesa durante ms de un "M l^o7~en t^'anTo opuesta a la de habla inglesa, Castells espacializ de forma consistente las definiciones .^de_estos procesos y de estas relacioes"sociales" fundamentales, a menudo creando una gran confusin entre aquellos que

    ...................... i - - j __ ' .i>"Trni ---- ................. ....................... ----- - ---- . .. ........................................................ ^ 1 ^adoptaban sus ideas, especialmente entre los socilogos de habla inglesa. El concepto de produccin es igualado a la expresin espacial~de los"medios" '^Wpro3uccin>> (ejemplificados en la industria y en las oficinas); el consumo esjonsdefdo^Ta expresin espacial de los medios de produccin (ejem

    plificado en las viviendas y los servicios pblicos); el intercambio se deriva de la espacializacin de las transferencias entre produccin y consumo (el trfico y eFcomercio)7yIa administ^ es la articulacin del sistema poltico-institucional con el espacio (la administracin municipal y la planificacin urbana). Castells agrega a estos el sistema ideolgico que organiza el espacio marcndolo con una red de signos, cuyos significantes estn hechos de formas espaciales y cuyos significados son contenidos ideolgicos (Castells, 1977: 126-7), jan embargo, se muestra al mismo tiempo cauteloso de no caer en el espacialismo urbanstico de Lefebvre, su primer mentor. Trazando una clara lnea de separacin, Castells sostiene que a pesar de que

    Tas^^S ia s espacialespueden acentuar o desviar ciertos sistemas de comportamiento, no tienen un efecto independiente y, en consecuencia, no existe uvwncu- lo sistemtico entre los diferentes contextos urbanos y los modos de vida (Castells, 1977:108, nfasis aadido). La especificidad espacial del urbanismo de^ixennaotiecer a la vista, pero slo como un producto o una consecuencia de los procesos sociales, nunca como una variable explicativa en s misma.4

    ^ La mayora de los socilogos, historiadores e incluso algunos gegrafos radicales ignoran estas persistentes, si bien para ellos desconcertantes, espacializaciones Unos pocos incluso utilizaran a Castells para justificar una purga m s amplia de cualquier indicio de causalidad espacial en el estudio de las ciudades y, prcticamente, de cualquier otra materia. Esta reaccin adversa contra la espacializacin de la sociologa alcanz otro de sus puntos culminantes con la segunda edicin de Social Theory and The Llrban Question con un influyente texto escrito por Peter Saunders y publicado por Hutchinson en 1986, Saunders buscaba despojar literalmente a la sociologa urbana de su tradicional preocupacin por las unidades espaciales, tales como las ciudades y las regiones y consideraba que el estudio de las interrelaciones socio-espaciales era intil y responsable de desviar la a tendn de aquello que debera ser el verdadero objeto terico: la sociologa no-espacial del consumo.

  • 162 Postmetrpolis

    Castells se burl polticamente de Lefebvre por haber producido una versin de izquierda de la ideologa urbana de la Escuela de Chicago, tirando a 3a basura etiquetas tales como la de libertario, espontanesta, milenarista, utpico y humanista (trmino risible en el estructuralismo althusseriano). Segn.la perspectiva de Castells, al menos en aquella poca, el principal equvoco de Lefebvre consisti en apartarse de un anlisis marxista del

    "'fmmenolarbao para encarar ima teorizacin urbanstica deQaiproble- mtica mm:xiste^l^TyTOmo he sealado durante casi veinte aos, preosa- mnteesta provocativa inversin del anlisis marxista, de la marxificacin del anlisis espacial a la espacializacin del marxismo, constituye la contribucin ms importante de Lefebvre a los estudios urbanos y, en trminos ms generales, a todas las ciencias humanas,5 Lefebvre nunca abandonara el anlisis marxista del fenmeno urbano. Por el contrario, agregara a su preeminente nfasis en el materialismo histrico y en las relaciones y proce- sos sociales, una dimensin espacial tan contundente y problemtica como las anteriores. Esta expansin y fortalecimiento del marxismo se bas en un materialismo histrico y geogrfico dialcticamente entrelazado (o en trminos ms generales, en una perspectiva geohistrica), y en aquello que he descrito como ma dialctica socio espacial en la cual los procesos y las relaciones sociales dan forma, por ejemplo, a las especificidades espaciales del urbanismo, al mismo tiempo que son significativamente modeladas por estas mismas especificidades espaciales,

    A pesar de que la opinin de Castells acerca de Lefebvre y de la problemtica espacial se vera en gran medida modificada despus de La cuestin urbana, nunca llegara a suscribir totalmente esa teorizacin espacial radical del marxismo. Pero incluso en The City and the Grass Roots (1983) [La ciudad y las masas], de donde fue extrada la cita que encabeza este captulo y en la cual Castells rompe de forma enrgica con el estructuralismo althusseriano que haba modelado su libro anterior, hay un lmite que se mantiene sin modificaciones y que establece cuan lejos habra de llegar su sociologa espacial. Mientras que el espacio y las formas espaciales son notablemente activadas en la historia de la sociedad, stos siguen permaneciendo como meros productos sociales, resultados performativos y expresivos de procesos y fuerzas intrnsecamente histricas y sociales, pero no espaciales.

    Desde La cuestin urbana los escritos de Castells han seguido trayectorias muy distintas realizando importantes contribuciones a nuestra comprensin del espacio y el desarrollo urbanos, incluido, por supuesto, el ms reciente

    ^ Edward W. Soja, The SocioSpatia Dialectic, Annals of the Association of American Geographers, rvm. 70, 1980, pp.. 207-25. Vase tambin, Postmodern Geographies: The Reassertion of Space in Critical Social Theory, Londres, Verso, 1989 ,

  • La m etrpolis en crisis 163

    de ellos y al cual volveremos en captulos posteriores. En las dcadas de 1970 y 1980 su trabajo se centr en tratar de entender, en trmn^~pFcticos^

    "YteoncosTIa metrpolis fordi^T

  • 164 Pos (metrpolis

    por ejemplo, si el economista Milton Friedman hubiera axiunciado su propia conversin al marxismo. A continuacin, transcribo la propia descripcin que realiz Harvey acerca de esta transformacin y de su cuidadoso intento por mostrar que no se trataba de un rechazo o abandono totales, sino ms bien de una expansin creativa.

    La evolucin que tiene lugar en estos ensayos naturalmente da lugar a contradicciones e inconsistencias entre ellos- El enfoque general de la segunda parte es considerablemente distinto (y yo creo que considerablemente ms esclarecedor) al de la primera parte. An as, los ltimos captulos adquieren ms sentido si se entiende el modo en que se lleg al punto de vista general que propugnan de ah la importancia de registrar el proceso de bsqueda a medida que se abre paso a travs de los diversos ensayos aqu reunidos. Tambin es importante observar que el contenido material de la primera parte no es rechazado, sino que es incorporado y adquiere un nuevo sentido dentro del marco en desarrollo de la segunda parte. (Harvey, 1973:10)

    Por el momento ya se ha dicho suficiente acerca de las formulaciones mar- xistas de Harvey. Lo que deseo hacer aqu es recapturar los argumentos presentados en los primeros captulos (Parte T) de Social lusticejand the City donde Harvey presenta sus formulaciones liberales y examina deforma brillante sus posibilidades interpretativas ms poderosas y, en ltima instancia, sus limitaciones ms importantes. En la Introduccin, Harvey organiza esta investigacin en torno a cuatro temas entrelazados entre s:

    "Taimaturaleza de la Teora, tal y como l la denomin; el Urbanismo; la Justicia y el Espado. En el primero de los dos captulos acerca de Social Processes and Spatial Form [Procesos sociales y forma espacial], subtitulado the conceptual problems of urban planning [los problemas conceptuales de la planificacin urbana], Harvey da comienzo a la px*imera discusin exhaustiva acerca de la diferencia entre aquello que denomin la imaginacin geogrfica y la imaginacin sociolgica (siguiendo a Wright Mills), Harvey coxicluye la discusin del siguiente modo:

    El tema general debera quedar claro: el nico marco conceptual adecuado para entender la ciudad es el que abarca y se basa en la imaginacin geogrfica y en la imaginacin sociolgica. Debemos relacionar la conducta social con el modo en que la ciudad supone una cierta geografa, una determinada forma espacial Debemos reconocer que una vez creada una forma espacial particular, sta tiende a institucionalizarse y, en algunos aspectos, a determinar el desarrollo futuro del proceso social.. Necesitamos, sobre todo, formular conceptos que nos permitan armonizar e integrar estrategias para abordar la complejidad del proceso social y los elementos de la forma espada!, Y es esta tarea la que ahora quiero abordar. (Harvey, 1973: 27)

  • La m etrpolis en crisis 165

    En el segundo captulo, subtitulado The redistribution of real income in an urban system [La redistribucin del ingreso real en un sistema urbano], Harvey aplica su imaginacin, al mismo tiempo geogrfica y sociolgica, a un anlisis de la dinmica del espacio urbano en la metrpolis moderna en el periodo que sigue a la crisis urbana de la dcada de 1960, All Harvey desarrolla uno_d_sus razonamientos ms memorables y duraderos: que los modos de funcionamiento normales del sistema urbano, las prcticas coti

    d ian as y as particularidades del urbanismo como modo de vida tienden, cada uno en s mismo, a producir y reproducir una redistribucin regresiva deHngreso real que beneficia de forma persistente-ctlos ricos a expensas de

    . losjjobres. Harvey describi la ciudad capitalista como una mquina generadora de desigualdades por siLpiopiajmtiixxeza, creando as un terreno fr- til para el empeoramiento acumulativo de las injusticias, en el contexto de las~geogrHas urbanas y de las mterrelaciones de los procesos sociales y la forma espacial. Harvey especific esta dinmica redistributiva en tres esferas. Una de ellas comprenda las operaciones normales del mercado libre en relacin comercio minorista y las finanzas, desde,

    ^ e l cambiante vaoFde los d erecliQSdeJa-pxopied.a-d..pr i va d a (especialmente cuando son ampliados o reducidos por las inversiones publicas) hasta la dis- criminacin por parte de los bancos en la concesin de crditos o seguros a

    j Kjuellos habitantes de barrios pobres a fin de evitar riesgos, y la ubicacin y los sistemas de precios de los supermercados para hacer que los pobres paguen Trias. Estos mercados~!Wes-generadores~ de desigualdad, seala

    ~~Harvey, ncTsurgen a traveslJe la corrupcin o de la conspiracin sino, fundamentalmente, como producto de las convenciones habituales del mercado y de la competencia, de cmo funciona la economa del espacio urbano libre de restricciones a fin de lograr la mxima eficiencia organizativa para el desarrollo capitalista. Si haba algn tipo de magia en relacin con el mercado, se trataba de una magia oscura y sombra para la mayora.

    A estas cuestiones, Harvey agreg las operaciones y las prcticas cotidianas de la planificacin urbana y de las decisiones del sector pblico, brindando una explicacin nueva y diferente al recurrente problema acerca de cules son los motivos por los que las buenas intenciones de los planificadores liberales (e incluso de algunos planificadores radicales) tan a menudo dembocan en esas consecuencias inesperadas y en los grandes desastres de planificacin, sobre los cuales tanto les gusta escribir a los crticos urbanos, como por ejemplo la transformacin de la renovacin urbana en una expulsin de los pobres. Harvey afirmaba que la esfera pblica urbana nunca acta como un agente libre, sino siempre dentro de poderosos campos polticos y econmicos modelados por la competencia del mercado v las^pnductas..dirgidas a la maximizacin de las ganancias. Sin algn tipo de control pblico sobre estas fuerzas del mercado, incluso los programas

  • 166 Postmetrpolis

    de planificacin ms innovadores y progresistas son susceptibles de ser cooptados por las manos invisibles que generan, por su propia naturaleza, una creciente desigualdad.

    Finalmente, Harvey ampli su inters a lo que posteriormente denominara el proceso de urbanizacin en el capitalismo, y especialmente a cmo ste se manifiesta en la evolucin de la forma urbana, la construccin del entorno construido y los problemas territoriales del gobierno metropolitano, Slo por estas formulaciones, Social ]ustice and the City se ha convertido en una lectura obligatoria en virtualmente todos los departamentos de planificacin urbana y geografa de importancia de Estados Unidos. Tambin dot al campo de la geografa urbana, que generalmente tena un carcter descriptivo, de un nuevo marco terico y de una orientacin ms prctica y aplicada ponindolo ms estrechamente en contacto de lo que lo hubiera estado nunca antes con la educacin y la prctica de los planificado- res urbanos,

    Harvey coron sus formulaciones liberales acerca de la interaccin del proceso social y de la forma espacial con una conceptualizacin explcitamente espacial de la justicia social basada en esos endmicos efectos redis- tributivos de la urbanizacin. Llevando el discurso liberal y sus principios universales de justicia social a sus lmites, Harvey extendi el concepto de justicia redistributiva territorial de un modo creativo, Ixmdandploenuna serie de m^tas~posTBIesn5asadl^&rfla"necesidad, la contribucin al bien comn y el mrito^alque^defini principalmenteen trminos ~del^ liT~ ^aarrd ela5p o ^ ilid ad^s^FIosl

  • T.a m etrpolis en crisis 167

    por entender, en trminos prcticos y tericos, la geografa especfica de la ciudad capitalista, donde siempre se haba centrado el trabajo de Harvey, atrajo la atencin de los estudiosos urbanos progresistas de muchas disciplinas diferentes. Apareci, de este modo, un nuevo discurso crtico acerca de la economa poltica urbana, que mantena unidos debates que antiguamente haban estado separados sobre la justicia social, el urbanismo, la produccin social del espacio y la naturaleza de la teora social.

    Social Justice and the City tambin contena otro giro que tendra un efecto perdurable. Sin ser excesivamente explcito, Harvey dio a conocer su crtica neo-marxista de lo que podra denominarse como las modernajlpofScas culturales radicales? Ms que un simple reconocimiento de los elementos

    'sperestm cfS inciden en la base econmica urbana, esta atencin ala cultura y a la comunidad, a la raza y a la identidad tnica, a las luchas sobre el consumo colectivo, la reproduccin social y el entorno edificado del urbanismo, surgi de forma ms contundente que en sus formulaciones liberales, pero tambin se le dio cierto espacio en la construccin de la subjetividad socialista radical y en las ludias para superar las dinmicas de urbanizacin de la clase explotadora/ Influido por la crtica espacial de la vida cotdian^en-^l-miuido moderno de Lefebvre y la teorizacin de Manuel Castells sobre los movimientos sociales urbanos, Harvey reconoci,. desHe^el principio la necesidad de prestar mavor atencin a las cuestiones culturales en la nueva economa poltica urbana y en la geografa marxista quese estaba desa^ CTlando"a^u^lreded5iTErilos anossigxiientes, este desi^ fo sera planteado una y otra vez por casi todos aquellos que estaban empeados en el estudio de la ciudad capitalista y de la economa poltica de la urbanizacin. Tambin proveer el contexto y la coyuntura para otro replanteamiento transformador de la justicia social y de la ciudad, tan significativo como el que se expres en el giro de Harvey de las formulaciones liberales a las socialistas.

    Para una discusin ms detallada acerca del desarrollo de una nueva conceptualizacin postmoderna de las polticas culturales y de la tendencia al entrelazamiento de la teora, el urbanismo, la justida y el espacio, me remito a los captulos 3 y 4 de Thrdspace y a mi ensayo escrito en conmemoracin del vigsimo aniversario de la publicacin de Social Justice and the

    / Resulta llamativo, quizs, especialmente si se tiene en cuenta el desarrollo que tendra lugar despus de 1973, el hedi de que no haya casi ninguna mencin a las cuestiones de gnero o al feminismo en Social Justice and the City y que se preste muy poca atencin a los escritos de mujeres acerca de temas com o la teora social, la justicia, el urbanismo y el espacio. Por ejemplo, de los 144 autores citados en el ndice de Autores, slo 4 son mujeres; y mientras M an-N ature Relationship aparece en el Indice de Temas, hay m uy pocas menciones en las listas o en el texto que sugiera que las mujeres tambin estn implicadas en estas cuestiones.

  • 168 Postmetrpolis

    Czfi/.8 En ese ensayo, reformul la descripcin de Harvey, citada a continuacin, de su transicin de las formulaciones liberales a las socialistas, como un modo de describir el paso de las polticas culturales modernas a las post- modernas. La repeticin de esta reformulacin, con pequeas modificaciones, brinda una conclusin apropiada para discutir su anterior adopcin de una teora-justicia-urbanismo-espacio, as como tambin una introduccin reveladora de los siguientes captulos de Postmetrpolis,

    La evolucin que tiene lugar entre nuestros enfoques de las polticas culturales de lo antiguo (moderno) y de lo nuevo (postmoderno) da lugar naturalmente a contradicciones e inconsistencias. El enfoque general sobre las nuevas polticas culturales es considerablemente diferente (y yo creo que, considerablemente, ms esclarecedor). Sin embargo, el nuevo enfoque adquiere mayor sentido si se entiende el modo en que se lleg al punto de vista que se propugna de ah la importancia de registrar el proceso de bsqueda a medida que se abre paso a travs de los diversos ensayos aqu reunidos. Tambin es importante observar que el contenido material y las estrategias de accin de las viejas polticas culturales no estn siendo rechazados, sino que son incorporados y adquieren un nuevo sentido en el desarrollo del marco de lo nuevo.

    Sntesis de la geohistoria del espacio urbano capitalista

    La geohistoria de la Tercera Revolucin Urbana, desde mediados del siglo XVIII hasta el presente, puede ser contada a travs de los ritmos econmicos y culturales cada vez ms globalizados del desarrollo capitalista y de la interaccin entre la modernizacin y el modernismo, asociada a ese desarrollo. Crucial para estos ritmos globalizados ha sido la periodicidad notablemente regular, que ha fascinado y desconcertado a los estudiosos y a otros observadores a lo largo del siglo XX. Si bien la teorizacin de esta periodicidad y la explicacin de sus principales mecanismos causales contina generando controversias, su esquema parece ajustarse cada vez ms a los hechos geo- histricos del pasado y a las interpretaciones retrospectivas de los patrones del desarrollo global durante al menos los ltimos 150 aos. Adems, lo que ha sucedido con las ciudades, con los Estados nacin y con la economa

    Edward W. Soja, Margin/Aiia: Social Justice and the New Cultural Politics, en Andy Merrifield y Erik Swyngedouw (eds.), The Urbanization of Injustice, Londres, Lawrence y Wishart, 1966.. Algunos fragmentos de la discusin de Social Justice and the City presentados aqu han sido extrados de este ensayo

  • Ln m etrpolis en crisis 169

    mundial durante los ltimos 30 aos ha vuelto a despertar el inters en los ritmos macroeconmicos al tiempo que ha incrementado su utilidad como marco comprensivo, tanto en trminos prcticos como tericos, del momento contemporneo.

    Ciclos de aproximadamente 50 aos definen esta periodizacin de la onda larga del capitalismo industrial urbano. El primer ciclo claramente definido comienza a mediados del siglo XIX, si bien hay quienes proyectan un ciclo previo para cubrir la anterior Era de la Revolucin (1789-1848). Cada ciclo u ola comienza con varias dcadas de crecimiento y expansin econmica acelerada en los pases industriales ms avanzados, de modo similar a la caracterizacin de lo que ITobsbawn denomin como la Era del Capital (1848-1878), el periodo de extraordinaria expansin econmica que sigui a la consolidacin de la Revolucin Industrial en las ciudades del noroeste de Europa, Estos periodos de auge econmico alcanzan finalmente su cnit en crisis disruptivas que suelen estar relacionadas de algn modo con las crecientes limitaciones a la acumulacin continua y a las ganancias capitalistas, y que son seguidos por periodos de crecimiento econmico desacelerado de similar duracin, crisis sociales cada vez ms frecuentes y lo que los estudiosos denominan hoy en da procesos de reestructuracin, descritos de manera simple como intentos de reestablecer las condiciones necesarias para una nueva expansin econmica acelerada. Estos periodos de reestructuracin concluyen generalmente con otra serie de crisis y revueltas, en cierto modo distintas de las mejor comprendidas crisis de sobreacumu- lacin que ponan fin a los aos de bonanza y generaban los procesos de reestructuracin. La exitosa recuperacin de esta segunda serie de crisis da comienzo a la prxima onda larga.

    Pueden ser claramente identificados tres perodos de reestructuracin generados por diferentes crisis. Cada uno representa tiempos de experimentacin, redireccin y cambio inusualmente turbulentos cuando, haciendo uso de trminos ms contemporneos, las prcticas econmicas, polticas y culturales que se encuentran profundamente arraigadas son selectivamente deconstruidas y reconstituidas de nuevos y diferentes modos. El primero de estos periodos de reestructuracin y cambio turbulento tuvo lugar despus de la Era del Capital y se extendi hasta finales del siglo XIX, se trat de un periodo que en Europa fue denominado como la Larga Depresin y que actualmente es considerado de forma retrospectiva como el yn de sicle. El segundo de estos periodos se extendi desde la dcada de 1920, a travs de la Gran Depresin, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. El tercer periodo comenz a finales de la dcada de 1960 y principios de la dcada de 1970 y an se encuentra entre nosotros en los comienzos del siglo XXI.

  • 170 Postmetrpolis

    Una caracterstica recurrente de estos ciclos macroeconmicos ha sido la tendencia al surgimiento de nuevos modos especficos de desarrollo capitalista durante la fase de reestructuracin. El que resulte ms exitoso guiar el nuevo periodo de crecimiento del prximo ciclo, y se consolidar como su paradigma de desarrollo dominante, alcanzando su cnit en su propio y caracterstico periodo de crisis. De este modo, la fase inicial de libre mercado altamente competitivo y del capitalismo industrial estrictamente laissez-faire se origin en los tormentosos aos ubicados entre las revoluciones de 1830 y 1848-1849, se consolid en la Era del Capital y alcanz su cnit a comienzos de la dcada de 1870, despus de la cual se sucedieron varias dcadas de reestructuracin y transicin durante las cuales surgi un nuevo modo de desarrollo capitalista. Lenin interpret esta reestructuracin de finales del siglo XIX, como el comienzo de una era de imperialismo (la Era del Imperio de Hobsbawn) y la describi de un modo excesivamente optimista como la ltima etapa del capitalismo. Otros otorgaron mucha importancia al surgimiento de grandes corporaciones y de otras formas organizativas que dieron nueva forma a la competencia y al control sobre las economas domsticas o nacionales y redujeron la libre competencia del mercado a travs de una limitada intervencin del Estado y del incipiente poder de los monopolios y los oligo- polios corporativos. Adquiriendo su forma inicial en las ltimas tres dcadas del siglo XIX, este nuevo modo corporativo-monoplico-imperialista de desarrollo capitalista tendra su momento de auge a comienzos del siglo XX, slo para volver a entrar en una profunda crisis durante la Gran Depresin.

    Una tercera fase, que de forma retrospectiva ha estado estrechamente asociada a los nombres de Henry Ford y John Maynard Keynes, surgi entre 1920 y 1940; esta fase defini el auge de los aos de postguerra con trminos como fordista y keynesiano, metonimias para un modo diferente de desarrollo capitalista construido sobre la base de la produccin a gran escala, el consumo de masas, la urbanizacin masiva y un contrato social ampliamente establecido, que vinculaba al gran capital (simbolizado en la industria del automvil)/ con los grandes sindicatos nacionales y con una gran intervencin estatal en la economa con el fin de estimular el crecimiento y mantener la expansin del bienestar social (de all, la etiqueta keynesiana). Esta fase de desarrollo capitalista fordista-keynesiano entr en un periodo de crisis a finales de la dcada de 1960; y actualmente esta siendo objeto de una significativa reestructuracin, lo que ha llevado a algunos estudiosos a describir la presente era como post-fordista (a menudo simplificada como postfordista), post-keynesiana, postindustrial, postmoderna, etc.

    De Lenin a esta parte, se han dado numerosos intentos por definir, explicar y aprender de esta secuencia de ondas largas cada vez ms evidente en la geohistoria de los ltimos doscientos aos. El economista ruso

  • Lft m etrpolis en crisis 171

    Kondratieff proporcion abundantes estadsticas con el fin de describir estas secuencias cclicas, que hoy en da son comnmente llamadas ondas Kondratieff Schumpeter y Keynes hicieron observaciones similares en los aos que mediaron entre las dos guerras, reconociendo la existencia de ciclos ms cortos y olas de crisis y reestructuracin ms extensas (que Schumpeter describi acertadamente como perodos de destruccin creativa). A principios de la dcada de 1960, el economista marxista Ernest Mandel dio un importante giro geogrfico a estos ciclos y compuso el anlisis de las ondas largas, tal vez ms elaborado y convincente, coronando su trabajo con la prediccin del surgimiento de un periodo de crisis que l, tal vez tambin de un modo optimista, denomin capitalismo tardo.9 Sin suscribir explcitamente los modelos de las ondas largas, Eric Hobsbawn realiz una crnica maravillosamente detallada de la progresin concatenada de las Eras del desarrollo capitalista de un modo que se asemeja bastante a la perio- dizacin de las ondas largas. Ms recientemente, W. W. Rostow ha reestructurado su famoso modelo de etapas de crecimiento segn los ritmos de las ondas de Kondratieff y, lo que resulta an ms relevante para los propsitos actuales, un grupo de planificadores-gegrafos, incluidos Peter Hall, Brian Berry y Ron Johnston, han utilizado variaciones del modelo de Kondratieff para reinterpretar el desarrollo urbano durante los ltimos dos siglos.10

    Estas ltimas contribuciones han ayudado a conectar la literatura acerca de la periodicidad del desarrollo y de la modernizacin capitalista con nuestra comprensin de la geohistoria de la ciudad capitalista industrial. En Postmodern Geographies (1989) [Geografas postmodernas], intent desarrollar estas conexiones presentando una serie de prototipos de cartografa, tomados principalmente de ciudades norteamericanas, ilustrando la evolucin de la forma urbana en el periodo comprendido entre 1820 y 1970, Tal y como se reproduce con algunas modificaciones en la figura 4.1, los mapas proporcionan una forma til de llevar la geohistoria del espacio urbano hasta la emergencia contempornea de la postmetrpolis, en gran medida, como un producto de la ms reciente onda de reestructuracin generada por crisis.

    9 Ernest Mandel, Late capitalism, Londres, Verso, 1975 [ed cast.: El capitalismo tardo, Mxico, Era, 1979] y Long Waves and Capitalism Development: The Marxist Interpretation, Cambridge, Cambridge University Press, 1980 [ed. cast.: Las ondas largas del desarrollo capitalista, La interpretacin marxista, M adrid, Siglo XXI, 1980]

    Peter Hall y Paschal Preston, The Carrier Wave: New Information Technology and the Geography of Innovation, 1846-2003, Londres y Boston, Unwin Iiym an, 1988 [ed cast,: La ota portadora: nuevas tecnologas de la informacin y geografa de las innovaciones, 1846-1990, Madrid, Fundesco, 1990); Brian J. L. Berry, Long-Wave Rhythms in Economic Development and Political Behavior, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1991; R. J. Johnston, The American Urban System: A Geographical Perspective, Nueva York, St. Martin's Press, 1982,

  • 172 Postmepolis

    Los mapas simplificados comienzan con la pequea y compacta ciudad mercantil de Estados Unidos, con su densa mezcla de residencias de muchas y diferentes clases sociales y niveles de renta agrupados en tomo al lugar clave del intercambio y el comercio, el puerto o la estacin central del ferrocarril., La industria todava se encuentra ubicada en un pueblo fabril [mili toivn] fuera de la ciudad, el lugar donde, como de costumbre, se puede conseguir fcilmente la energa necesaria para hacer funcionar las mquinas.. Las reas residenciales ms pobres, poco ms que agrupamientos de refugios destartalados, tambin como de costumbre se encontraban fuera de la ciudad, pero ms cerca Como seala David Gordon (1978), a comienzos del siglo XIX este espacio urbano mercantil de Estados Unidos estaba repleto de sus tensiones propias y de sus caractersticas contradicciones.11

    La acumulacin comercial tenda a generar un desarrollo dispar entre vendedores y compradores [. Debido a que diferentes grupos socioeconmicos estaban viviendo y trabajando juntos, muy cerca unos de otros [...] las crecientes desigualdades se hicieron cada vez ms y ms evidentes fsicamente [...] En la medida en que estas desigualdades alcanzaron su punto mximo durante las dcadas de 1820 y 1830, las protestas populares tambin parecieron intensificarse [...] Debido a que la dudad comercial mantena las transparencias precapitalistas de las relaciones sociales inmediatas, ntimas e integradas, las ganancias capitalistas comerdales no podan disimularse. La bsqueda de ese disfraz [...] jug un papel central al provocar un cambio hada un nuevo y, en ltima instanda, ms oscuro modo de acumuladn capitalista. (Gordon, 1978, 36).

    Gordon proporciona una explicacin ms contextualizada y ms vinculada a la crisis de la transformacin de la ciudad mercantil, basada en las respuestas locales a las transparencias del capitalismo mercantil. Desde su punto de vista, la diidad mercantil o comerdal contena las semillas de su propia reestructuracin espacial, incluso antes de su industrializacin expansiva, De este modo, lo que surge de forma tan paradigmtica en lugares como Manchester y Chicago puede ser considerado como una solucin espacial de gran alcance, utilizando el perspicaz trmino de David Harvey, la creacin de una nueva geografa especfica diseada para ocultar las transparencias ms evidentes de la acumulacin capitalista como un medio para aumentar no slo la produccin industrial per se sino tambin la habilidad para controlar y disdplinar a la credente pobladn urbana.

    ^ David Gordon, Capitalist Development and the History of American Cities, en W, Tabb y L Sawers (eds.), Marxism and the Metropolis, Nueva York, Oxford University Press, 1978., En las ciudades de Europa que constituan puertos comerciales, tuvo lugar una situacin similar a la mencionada, pero a m ayor escala y con una variacin mucho ms pronunciada. Esto sucedi en las ciudades ms populosas y antiguas de dicho continente, desde Londres y Liverpool, hasta Amsterdam, Hamburgo, Venecia, Genova y muchas otras.

  • La m etrp olis en crisis 173

  • 174 Pos (metrpolis

    Este modelo ms oscuro de ciudad capitalista industrial competitiva, centralizada y zonificada, surgi de manera irregular a lo largo de la Era de la Revolucin y ayud a impulsar el auge expansivo que tuvo lugar desde finales de la dcada de 1840 hasta la dcada de 1870, es decir, la Era del Capital de Hobsbawn, Pero al igual que en la ciudad mercantil, esta forma clsica de espacio urbano capitalista industrial generara finalmente sus propias formas de tensin interna y de descontento poltico, por lo que se hizo necesario otra solucin, otra serie de reestructuraciones generadas por crisis. Tal y como Engels observ con agudeza, el profundo empobrecimiento de los trabajadores y su extraordinaria concentracin residencial en el anillo interno de la ciudad gener una creciente movilizacin y conciencia de clase, y esto a pesar de la oscuridad, y de la casi invisibilidad de la opulenta burguesa, que ahora viva en sus lejanos suburbios con jardines. Durante las ltimas tres dcadas del siglo XIX, que en Norteamrica marcaron el final de la expansin de la frontera oeste, el clsico espacio urbano industrial competitivo se recompuso de forma considerable en un esfuerzo por proveer una nueva solucin espacial a los problemas a los que se enfrentaba el capitalismo industrial urbano. Esto no cre una cuarta Revolucin Urbana sino la primera de una serie de grandes reestructuraciones del espacio urbano del capitalismo industrial, caractersticamente disfrazado como modernizacin y nuevos desarrollos.

    Con la consolidacin de lo que previamente denomin como ciudad monopolista-corporativa a comienzos del siglo XX, la discusin acerca de la evolucin de la forma urbana capitalista se toma mucho ms compleja, en la medida en que este proceso de reestructuracin generara una diversidad mucho mayor de geografas especficas en las dudades del mundo industrializado. El clsico espacio urbano observado por Engels y descrito por la Escuela de Chicago no desapareci, pero su estructura que antes se encontraba claramente definida y altamente centralizada comenz a desintegrarse en muchos y diversos modos. Buena parte de lo que ocurri puede ser descrito como una descentralizacin consecutiva y selectiva de fbricas, residencias, oficinas, almacenes, tiendas, servicios pblicos y otras actividades urbanas. Esto no slo despleg las zonas concntricas hada afuera, en un proceso descontrolado y creden temen te fortuito de suburbanizacin, sino que tambin hizo que cada zona existente se volviera menos homognea de lo que antes lo haba sido. El espacio y la vida urbana se fragmentaron cada vez ms, no slo en trminos del uso residencial del suelo sino tambin de los patrones de gobierno local, clase social, raza e identidad tnica. Entre 1870 y 1920, ciudades como Nueva York y Chicago tambin experimentaron una importante recentralizacin, espedalmente con la concentracin de las actividades financieras y bancadas, de las oficinas centrales de las corporaciones y de los altos edificios de oficinas en el centro cvico y en el Distrito

  • La m etrpolis en crisis 175

    Central de Negocios. Estos nuevos inquilinos de la ciudadela asumieron una creciente responsabilidad en la planificacin y en la regulacin de la expansin y de la reestructuracin del espacio urbano de forma conjunta con los funcionarios del gobierno local, un acuerdo servicial que fue acompaado por un significativo retorno de las clases altas a las residencias ubicadas en el centro de la ciudad.

    Durante la Gran Depresin y la Segunda Guerra Mundial, una segunda serie de reestructuraciones urbanas generadas por crisis remodelaron nuevamente el espacio urbano. A grandes rasgos, este proceso de reestructuracin extendera y reelaborara muchas de las tendencias que ya se haban vuelto evidentes en las ltimas tres dcadas del siglo XIX, pero el efecto acumulativo producira algunos cambios significativos en la geografa especfica de la ciudad capitalista industrial. Respaldados por la poderosa alianza entre el gran gobierno, el capital y el trabajo, el crecimiento de la produccin a gran escala y sus lneas de montaje, que ocupaban mucho espacio, junto con el aumento del consumismo y la suburbanizacin masiva que demandaba an ms espado, llevaron a una creciente dispersin en la ubicacin de las fbricas y de los obreros, que antes haba estado altamente concentrada dentro y alrededor del centro comercial de la ciudad central. Lo que estaba surgiendo era la metrpolis regional fordista, con su doble personalidad y mentalidad, que era simultneamente, y al mismo tiempo por separado, urbana y suburbana. La ahora ms amplia zona residencial de las afueras de la ciudad que creci alrededor de la mayora de las dudades de Estados Unidos se encontraba profundamente fragmentada por una gran cantidad de munidpalidades autnomas, cada ma de las cuales ofreca diferentes formas de escapar a los crecientes problemas del urbanismo. Los ngeles y Detroit representaron estos desarrollos particularmente bien, especialmente el dramtico aumento del suburbio como un modo de vida distintivo para un importante sector de la poblacin metropolitana. Sin embargo, la primitiva ciudadela del poder poltico y econmico, permaned en el viejo centro de la ciudad, junto con una infraestructura residual de hoteles, restaurantes, bou tiques y otros servicios especializados para una pequea lite residente, as como tambin para los turistas y otros visitantes ocasionales.

    El ncleo central de la ciudad fordista administrada por el Estado deba afrontar constantemente el deterioro y el descontento potencial, creando un campo abierto para la competencia de las fuerzas econmicas y gubernamentales que perseguan futuros completamente distintos para la renovacin del centro de la ciudad. Las batallas por el centro de la ciudad, que enfrentaban a aquellos que deseaban destruir y reconstruir todo de nuevo contra los que buscaban un tipo de renacimiento menos destructivo constituy, al igual que el crecimiento de la zona residencial perifi*ica, una de las

  • 176 Postn etrpols

    caractersticas definitorias de la metrpolis regional fordista-keynesiana. Despus de las explosiones urbanas de la dcada de 1960, Castells emple el trmino la ville stnwage, la ciudad salvaje, para describir las nuevas formas urbanas que se consolidaron en Norteamrica y en Europa durante el periodo posterior a la guerra,. Tratar de entender y explicar este espacio urbano inestable y voltil, dividido en dos mundos como consecuencia de la subur- banizacin, la metropolizacin y la fragmentacin poltica, se convirti en el centro de atencin de la nueva escuela de socilogos, gegrafos, economistas polticos y planificadores neo-marxistas que reformularon los estudios urbanos durante las siguientes dcadas. Sin embargo, a esas alturas ya se haba logrado una comprensin ms rigurosa de su funcionamiento interno, la ciudad salvaje haba comenzado a ser reestructurada de forma significativa en otra cosa, que ya no poda ser explicada con el mismo xito que se haba logrado para la metrpolis regional de postguerra. Dado que an no poseemos un trmino ms adecuado o especfico para describir este espacio urbano metropolitano emergente, he elegido denominarlo postmetrpolis, Voy a dedicar los captulos que restan a investigar los modos en que los estudiosos contemporneos han encarado la tarea de intentar comprender su desarrollo en trminos prcticos y tericos. Teniendo en cuenta que la ciudad de Los Angeles ha jugado un papel especialmente representativo y ejemplificador en estas investigaciones, as como tambin en los tres periodos de reestructuracin de la ciudad capitalista industrial, ser esta ciudad la que nos proporcione el principal centro emprico y terico de todo lo que venga a continuacin, empezando en el prximo captulo con una exhaustiva descripcin de la especfica geohistoria de su urbanizacin.

  • 5 Una introduccin a la conturbacin de! Gran Los Angeles

    La dudad contempornea posee muchos estratos., Forma aquello que podramos denominar un palimpsesto, un paisaje amalgamado conformado por diversas fonnas edificadas que, con el paso del tiempo, se superponen unas sobre otras. En algunos casos, las primeras capas tienen un origen verdaderamente antiguo que data de las primeras civilizaciones, cuya huella an puede distinguirse debajo del actual tejido urbano. Pero incluso ciudades relativamente actuales encierran capas particulares que se han ido acumulando en las diferentes fases de transformacin, en el catico crecimiento urbano engendrado por la industrializacin, la conquista colonial, la dominacin neocolonial, oleada tras oleada de cambio especulativo y modernizacin. En ios ltimos doscientos aos, las capas parecen haberse acumulado en mayor medida y ms rpidamente, en respuesta al rpido y creciente incremento de la poblacin, el fuerte desarrollo econmico y el poderoso cambio tecnolgico.

    David Harvey, Urban Places in the 'Global Village': Reflections on the Urban Condition in Late Twentieth Century Capitalism, 1988,

    De Certau ha sugerido que la tecnologa de la visin en perspectiva es cmplice de la construccin conceptual de la pantalla mortificante. Tambin Lyotard ha descrito el aplanamiento de la visibilidad en el espacio textual, por analoga con la geometra de la representacin perspectiva. Ciertamente, esta tecnologa de la representacin visual es una de las muchas que interceden entre la referencia de la ciudad y nuestra concep- tualizacin de la misma. En este sentido, podramos incluir el mapa, el plano o incluso la fotografa area como ejemplos adicionales de la representacin visual de la ciudad, cuyas tecnologas producen la bi-dimensionalidad de la visin en perspectiva [...] [E]stas tecnologas de la representacin no aplanan el espacio de visibilidad sino que, ms bien, introducen su especial espacialidad de lo visible en el interior del mismo acto de lectura La lectura de la imagen de la ciudad involucra una perpetua alternancia entre la visin y su olvido, una alternancia que interrumpe cualquier reduccin ingeniosa de la imagen o de su referente a un espacio textual tridimensional.

    Lawrence Barth, Immemorial Visiblities: Seeing the City's Difference, 1996, p. 482.

    Aqu, sola entre todas las ciudades de Estados Unidos, no haba una respuesta razonable a la siguiente pregunta, Por qu ha surgido aqu una ciudad y cules son los motivos por los cuales ha crecido tanto?

    Comentario de Morris Markey sobre Los Angeles en 1938.

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  • 180 Po s tm etrpoiis

    Los ngeles desde el espacio: una visin desde mi ventana

    En la pared que se encuentra frente a mi escritorio, en mi casa de Los ngeles, hay una imagen fotogrfica de esa ciudad tomada a 700 kilmetros de altura. Debajo de la foto estn impresos su origen y procedencia: escala 1 pulgada = 2.3 millas; imagen proporcionada por la Earth Observation Satellite Company, imagen producida y comercializada por Spaceshots Inc. (con un domicilio y una oficina as como tambin 800 nmeros telefnicos), copyright 1987 Spaceshots Inc. Esto me recuerda, de un modo extrao, el extraordinario panorama de la antigua atal Hyk. Tambin me lleva a pensar en la enigmtica pregunta formulada en una de las citas que dan comienzo a este captulo: Por qu ha surgido aqu una ciudad y cules son los motivos por los que ha crecido tanto?

    Desplegada frente a m se encuentra una de las metrpolis industriales ms grandes que jams se haya visto, uno de los momentos de mxima expresin de la Tercera Revolucin Urbana, Desde comienzos del siglo XX, se ha trasladado ms gente desde lugares enormemente distantes al rea que aparece en la foto satelital, que prcticamente a cualquier otra rea equivalente en la Tierra* En una rbita de atraccin eii constante crecimiento, una extraordinaria serie de oleadas migratorias se ha desparramado en la zona al sur de las Montaas Tehachapi, dando lugar a un crecimiento neto de la poblacin asentada en la amplia regin del sur de California de un promedio de casi dos millones de habitantes por dcada, o ms de 500 nuevos habitantes por da, durante casi 100 aos, Y cerca del 80 % de este crecimiento se ha amontonado dentro de la fotografa de Los ngeles desde el espacio.

    Los ngeles, vista desde el espacio exterior, constituye una de las crea- dones humanas ms visibles del planeta. La diidad canbal, tal y como la denominara Mike Davis, se desparrama vorazmente sobre el paisaje terrestre.1 La foto de intenso color que tengo frente a m presenta algunas rupturas naturales, A lo largo de la mayor parte del borde norte se encuentran las reservas nacionales de bosques de color marrn de las montaas de San Gabriel, que alcanzan su punto mximo a 3,300 metros de altura y se extienden hacia el este a travs de las montaas, an ms altas, de San Bemardino que estn salpicadas de nieve. La lnea ms delgada de las montaras de Santa Mnica aparece desde la izquierda a lo largo del Pacfico, de color azul vibrante, y casi llega a unirse a las montaas de San Gabriel; por otra parte,

    ^ Mike Davis, Cannibal City: Los Angeles and the Destruction of Nature, en R. Ferguson (ed.), Urban Revisions: Current Projects for the Public Realm, Los Angeles, Museo de Arte Contemporneo y Cambridge MIT Press, 1994: 39-57.

  • U na introduccin a la conurbacin del G ran Los A ngeies 181

    las montaas de Santa Ana sobresalen en un ngulo desde la esquina sudeste, devoradas gradualmente por los asentamientos humanos, como las Santa Mnicas, a medida que se aproximan a las densas redes de ocupacin alrededor del centro de Los Angeles. En la mayora de los dems lugares pueden observarse los tonos beige y gris del amenazador mar metropolitano, que se dirige hacia arriba como una marea ascendente.

    Una franja casi ininterrumpida de humanidad se extiende a lo largo de aproximadamente 150 kilmetros de Este a Oeste, a travs de toda la fotografa, justo debajo de la cadena de montaas conocida como Transverse Ranges. El camino continental de acceso a Los Angeles desde el Este abarca la zona que va desde la ciudad de San Bernardino hasta el Aeropuerto Internacional de Los Angeles (LAX), ubicado en el borde del Pacfico. Iluminado de noche por la ms deslumbrante e importante cantidad de kilovatios del mundo, dicho sendero es la centelleante presentacin del vasto universo metropolitano al viajero areo y constituye la visin ms imponente de la regin. En 1958/ William Whyte utiliz la visin de este tramo del trayecto desde el aire, para ejemplificar su punto de vista acerca del crecimiento urbano descontrolado, Whyte seala que sobrevolar el trayecto entre Los Angeles y San Bernardino le brind, una leccin desconcertante acerca de la infinita capacidad que posee el hombre de arruinar su medioambiente, una experiencia en la que el viajero puede observar una innumerable cantidad de bulldozers corroyendo las ltimas extensiones verdes que an quedan entre las dos ciudades, y otra legin de bulldozers realizando el mismo trabajo desde San Bernardino hacia el Oeste,2

    La amplia alfombra gris que se despliega hacia el Sudeste, desde las montaas de Santa Mnica hasta el condado de Orange, es casi tan larga como el camino continental de acceso a Los Angeles, pero mucho ms cincha. Define lo que los lugareos denominan la cuenca de Los Angeles [LA Basin], el centro del Gran Los Angeles, enmaraado por las autopistas y tan densamente edificado que es prcticamente imposible discernir la existencia de algn vestigio de espacio verde de cualquier clase, ya sea desde 700 kil- metros de altura o, si se quiere, desde el suelo. Probablemente haya menos parques y espacios abiertos en esta extensa franja del Gran Los Angeles que en cualquier otra regin urbanizada comparable de Estados Unidos. Comprimida en el rincn superior izquierdo de la foto, al otro lado de las Santa Moni cas, se encuentra la extensin densamente poblada del valle de

    2 William H. Whyte, Urban Sprawl, Fortune, num. 57 ,1958 , pp. 102-9; citado en Mike Davis, Cannibal City, nota a pie de pagina num. 1.

  • 182 Postmetrpolis

    San Fernando, casi tan carente de espacios verdes como la cuenca de Los Angeles, y prototipo televisivo norteamericano de las zonas residenciales de las afueras de la ciudad.

    La vista desde el satlite proporciona un mapa rudimentario del territorio habitado del Gran Los ngeles: la amplia cuenca en el centro, que entra en el Pacfico por la pennsula de Palos Verdes, perdindose paulatinamente en los flancos sureos del condado de Orange, todo ello poblado en la actualidad por ms de ocho millones de habitantes; el pujante gran valle de San Femando, enclavado al norte de las montaiias de Santa Mnica, que se extiende ms all de la fotografa hacia el Desierto Alto y el condado de Ventura al Oeste, con una poblacin de aproximadamente tres millones de habitantes; o la hilera de otros valles (San Gabriel, Pomona, Santa Ana) ubicados entre las montaas de San Gabriel y Santa Ana que se abren hacia el este a travs de aquello que se conoce localmente como el Imperio Interior [Inland Empire\, pasando por San Bernardino y Riverside hada el Desierto Bajo en direccin a Palm Springs, con otros tres millones de habitantes. Alrededor de 15 millones de personas se encuentran reunidos aqu en cinco condados: Los ngeles, Orange, San Bernardino, Riverside y Ventura. Y a lo largo de toda esta extensin se encuentra ubicada una galaxia de ms de 170 municipios distintos, una aglomeradn de aglomeraciones, cada una con su propia geohistoria, con su propia especificidad espacial y urbanstica. Resulta difcil saber por dnde comenzar.

    Una eterna alternancia entre la visin y su olvido

    La geohistoria de la conurbacin del Gran Los Angeles del siglo XX comienza realmente en 1870, despus de que dos dcadas de limpieza tnica hubieran borrado gran parte de la herencia latina que se haba acumulado desde la primera fundacin del Pueblo de Nuestra Seora la Reina de Los ngeles en 1791? Es en este momento que el desarrollo de Los ngeles entra en sintona con los ritmos de las crisis y las reestructuraciones que

    ^ Revivo el antiguo trm ino conurbacin, utilizado por prim era vez por el planificador y urbanista escocs Patrick Geddes, en su significado formal y procesual, es decir, com o una descripcin de una particular organizacin espacial urbana y com o un proceso dinmico de construccin socio-espacial De este m odo, el trm ino conurbacin, en tanto conjuncin de una aglom eracin policntrica de ciudades, pueblos y villas, acarrea prcticam ente el m ism o significado que el trm ino sinecismo.

  • U na introduccin a la con u rb ad n del G ran Los A ngeles 183

    han modelado (y remodelado) el espacio urbano capitalista industrial. Utilizando a grandes rasgos la periodizacin analizada en el captulo anterior, puede considerarse que la conurbacin de Los Angeles otorga su propia impronta local a la secuencia general de las ondas largas: 1870-1900 (reestructuracin), 1900-1920 (explosin), 1920-1940 (reestructuracin), 1940-1970 (explosin), 1970-hasta el presente (reestructuracin). Lo que resulta ms llamativo al aplicar esta secuencia a la ciudad de Los Angeles es su sorprendente expansin continua, incluso durante los ms intensos periodos de crisis, depresin y reestructuracin.. Tal y como ha sealado Carey McWilliams, probablemente el mejor historiador crtico del sur de California: Toda ciudad ha tenido su momento de auge, pero la historia de Los Angeles es la historia del auge. De hedi, el crecimiento del sur de California desde 1870 debe ser considerado como un continuo proceso de auge, interrumpido en der- tos intervalos por explosiones de mayor importanda/1

    Siguiendo el ejemplo de McWilliams, una fotografa panormica de la conurbadn del Gran Los Angeles la produccin social de la sustancia gris que aparece en la perspectiva tomada desde el espacio puede ser descrita a travs del ritmo de una expansin prcticamente continua, cuya velocidad decrece ocasionalmente a causa de las recesiones a nivel nacional y global, pero que nunca cambia radicalmente. De todos modos, se trata de un ritmo que es interrumpido por algunas de las convulsiones sociales urbanas ms violentas de la historia de Estados Unidos. Algunas estadsticas del ere- cimiento de la poblacin ayudan a seguir este ritmo de la conurbadn, dcada a dcada (tabla 1).

    A partir de las estadsticas demogreas pueden identificarse cinco oleadas de credmiento urbano, la primera de ellas alcanz su punto culminante en la dcada de 1880, la siguiente durante la Era del Progreso de la dcada de 1900 y, luego en los locos aos veinte, en las dos dcadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial y, finalmente y, tal vez, de modo ms anmalo en el periodo contemporneo de reestructuracin generado por crisis. Las cifras por dcada de los porcentajes de las tasas de crecimiento en la cresta de estas oleadas disminuyen con el paso del tiempo, pero se incrementan los nmeros absolutos que son agregados de forma sistemtica. Cada oleada baa el paisaje con una constelacin de nuevos municipios, al mismo tiempo que la ciudad de Los Angeles crece desde el centro como un pulpo, buscando desesperadamente sus rutas hacia el Pacfico, mientras que en bsqueda de la vital agua dulce se extiende an ms lejos hasta Sierra

    ^ He tomado esta cita y otros fragmentos de informacin de Gordon DeMarco, A Short History of Los Angeles, San Francisco, Lxicos, 1988 El trabajo clsico de Carey McWilliams sobre Los Angeles es Southern California: An Island on the Land, Salt Lake City, Peregrine Smith, 1979

  • 184 Postmetrpolis

    Nevada y el ro Colorado. Tenemos aqu entonces algunas instantneas de estas oleadas poblacionales que cubren el mapa del Gran Los ngeles, prestando especial atencin a las interrupciones generadas por la multiplicacin de los municipios, en tanto puntos nodales de aglomeracin, y a los momentos de explosin social urbana..

    1870-1900: Los ngeles WASP5

    La primera oleada de crecimiento urbano, cuyo punto culminante tuvo lugar en 1880, sum ms de 230,000 nuevos habitantes a la pequea poblacin regional, que en 1870 ascenda a aproximadamente 20.000 personas.

    ^WASP acrnimo de blanco, anglosajn y protestante en ingls [whiie, aglosaxon and protestant], es la formula oficiosa para la defensa xenfoba de la vieja poblacin de origen ingls frente a las oleadas migratorias, tanto de los antiguos esclavos negros del Sur, como de ios catlicos europeos de origen irlands, italiano o polaco, [N, del E.]

  • U na introduccin a la con urbacin de G ran L os A ngeles 185

    El tamao y la importancia de la antigua poblacin de California, que constitua un objetivo de enorme importancia para la purificacin racial llevada a cabo por los protestantes desde la conquista norteamericana del sudoeste mexicano, se redujo tan pronto como sus ranchos fueron transformados en propiedades fundamentales para satisfacer la inundacin de los inmigrantes norteamericanos blancos de origen anglosajn. En 1871 se llevaron a cabo las conexiones ferroviarias con San Francisco pero fueron las conexiones transcontinentales (el Pacfico Sur en 1876 y el Santa Fe en 1885) las que abrieron las puertas, al principio hacia los estados del noreste, y luego deslizndose hacia el Oeste, al igual que la frontera norteamericana, a Ohio, Indiana, Illinois, Michigan, Wisconsin, Nebraska, Kansas y Iowa. En 1900 la ciudad de Los ngeles era denominada por algunas personas como la segunda Dubuque y Long Beach como el puerto martimo de Iowa, ya que la regin estaba ocupada por norteamericanos de clase media, de mediana edad y de nivel intelectual medio que, por lo general, provenan de la regin central del pas, decididos a construir, no una ciudad centralizada, sino una extensa red de pueblos de tamao medio. En efecto, lo que se estaba produciendo era un nuevo tipo de urbanismo, muy diferente al de Manchester o Londres, o incluso al de Nueva York y Chicago, tal vez se trataba del primer espacio urbano estrictamente norteamericano.

    Esta oleada de crecimiento coincidi con la primera reestructuracin de gran importancia de la competitiva dudad capitalista industrial, pero no haba ciudades con esas caractersticas en la esquina extrema del sudoeste de Estados Unidos. Las crisis urbanas que tuvieron lugar en las ciudades industriales de mayor tamao, las formas urbanas ms densamente centralizadas que jams hayan existido, no tuvieron consecuencias directas en el sudoeste de California. El viejo Pueblo y su extensin concntrica continuaron sujetando el proceso de urbanizacin regional, como lo hara hasta el presente, pero alrededor de este centro tuvo lugar un proceso de urbanizacin ms libre y flexible, que reflejaba las particularidades del escenario local, as como tambin algunos de los nuevos procesos de urbanizacin que estaban remodelando las ciudades en la retaguardia del Este. En muchos sentidos, el espacio urbano de Los ngeles fue creado casi totalmente por estas nuevas tendencias (la suburbanizadn, el a j a miento de las dudades satlite, la descentralizadn de las actividades industriales), en la medida en que careca de la previa existenda de un tejido urbano- industrial ya estableado, Durante este primer periodo de su crecimiento, Los ngeles sinti los efectos positivos de la reestructuradn urbana sin experimentar de forma directa las crisis desde las cuales sta estaba siendo generada,

    En este periodo fueron creados 29 nuevos municipios, que se sumaron a las tres ciudades ya establecidas: Los ngeles (incorporada en 1850), San Buenaventura, a