wifredo lam y su obra vista a traves de significados criticos

Upload: natalia-salgado

Post on 19-Feb-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    1/12

    WIFREDO LAM Y SU OBRA VISTA A TRAVS DE SIGNIFICADOSCRTICOS

    * *

    FERNANDOORTIZ

    Un amigo ingenuo y descontentadizo exclam despectivamente ante las pinturas deLam: No son sino visiones. Claro que s!, le respondimos, y en ello est uno de susms positivos mritos. Pues, qu, acaso la historia no est llena de visiones, muchassublimes, de los grandes vates, orculos, sibilas, profetas, evangelistas, msticos yartistas de toda laya? No faltarn quienes crean que todos esos cuadros de Lam soncaprichosos disparates. Por ventura el genio de Goya, uno de los ms grandes maes-tros del arte, no es tan famoso por sus retratos y escenas episdicas como por susaguafuertes deLos caprichos y deLos disparates?

    Sean los crticos quienes encomien al pintor Wifredo Lam su personalidad artstica,

    libre y audaz. Sean ellos tambin los que hagan anlisis y sntesis acerca del plenodominio de las maas del mtierque tiene aquel cubano, del grado de influencia quehayan tenido en su arte las escuelas audaces de Pars, de si es abstraccionista osurrealista, o de si Lam se escapa del surrealismo y es pintor nico, pues no

    pertenece a escuela alguna. Aqullos dirn, adems, de su siempre bellsimocolorido, de su naturaleza ajena a todo convencionalismo, de su composicinarquitectural, de su excelente reparticin espacial de valores y formas, de suriguroso ritmo, de su grandeza decorativa que le permitira pintar grandesmurales, de su impecable equilibrio y, en fin, de la originalidad de sus pinturas,distintas de cuanto jams se ha visto; todo lo cual, segn aseguran los crticos, haelevado el arte de Lam a un eminente plano entre los modernistas.

    Sean los poetas quienes, por la hermandad de las musas, interpreten los poemasplsticos de Lam, lo penetrante de su imaginacin, su sentido lrico y laefectividad de sus simbolismos, tropologa de sus lpices y pinceles. Dicho sea con

    palabras de M. R. Hays:

    Hoy da, cuando el arte moderno vacila en su camino entre emocin y austeridadintelectual; cuando, por un lado, la abstraccin pura nos parece inhspita, y, porotro, el expresionismo y el surrealismo puros en exceso literarios, la solucin deLam es notable porque no ha desprovisto sus cuadros de atraccin humana ni ha

    puesto de lado los valores plsticos.

    Y es de Andr Breton, el sutil poeta surrealista, este juicio de la obra de nuestropintor: ha descubierto el secreto de la unificacin de la percepcin fsica y larepresentacin mental.

    Ahora ser un cubano, dado a la antropologa social y a investigar las fuentes tnicasde su patria, quien desde otro punto de vista d unas ojeadas a lo que, entre los universa-les valores estticos de Lam, se descubre de raigalmente cubano, de lo que en su

    pensamiento dejaron las esencias de sus abolengos, el fundirse en Cuba durante suinfancia y adolescencia y luego en los crisoles de las culturas euroccidentales, donde sumentalidad alcanz la plenitud de su potencia y su tcnica maestra.

    *

    *

    Fernando Ortiz. Wifredo Lam y su obra vista a travs de significados crticos . La Habana, Editora delMinisterio de Educacin, 1950, s/p.

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    2/12

    Todos los que estudian a Lam apuntan siempre a su mestizaje, vstago de chino, deblancos y de negros, atribuyndole una causalidad bsica en las presentes directrices desu arte. Sin duda, en nuestro pintor y su obra confluyen varias inspiraciones tnicas;

    pero debemos evadir toda inferencia de raz gentica. La ciencia no puede hacer lainfundada aseveracin racista de otorgar a la mitologa de las razas la

    determinacin de ciertos caracteres humanos que no son sino culturales, de hechura yno de natura. Nada permite asegurar que Lam haya heredado en la masa enceflica o enlos glbulos sanguneos tales o cuales ideas, aptitudes o artes de sus progenitores;mxime cuando en este caso personal no hay por qu acudir a los crpticos cruces delengendro, pues Lam a lo largo de su juventud recibi constantemente el influjo mentalde su asitico padre, que muri ya centenario, y el de su materna ascendencia afroide, almismo tiempo que la atmsfera ecolgica y social de su villa de Sagua, de su campo yde su gente.

    De China qu le pudo venir? Segn Margaret Bruening, la delicadeza y la finura desu ejecucin, la diafanidad de sus formas, sus admirables matizaciones y su gran

    paciencia, pese a que toda su obra se produce con tal naturalidad y presteza que parece

    automtica, impremeditada y subitnea. Pero tambin esa cultura snica pudo determinaren Lam algo ms fundamental y caracterstico de su arte, la prolificidad espontnea, mi-nuciosa e inagotable de su simbologa; la cual lo hizo pasar, casi de un salto, delclasicismo y el realismo en que l se expres primero, en su poca de Espaa, a lasmusas simbolistas, apenas l las trat en Pars para enamorarse de ellas con toda sualma. A Lam, para ser predispuesto al simbolismo le bastaba conocer de nio elespritu y las formas de la escritura china, donde cada letra es un smbolo grfico,aunque no siempre inequvoco ni inmediatamente legible. Sabido es que la escriturachina carece de toda conexin fontica y que por eso puede ser leda en idiomasdistintos que entre s no se entienden al hablar. Sus letras se han formado por derivacinde vetustas pictografas de las cosas, representadas directamente o por sus relacionesmetafricas. El analfabeto no puede captar enseguida el significado de sus grafas,

    pero los fillogos eruditos ensean sus antecedentes genealgicos y cmo bajo de ellashay siempre una pictografa, una pintura ideogramtica, de cuyos elementosoriginales suelen quedar remanencias en su morfologa presente. La escritura snica esarte esencialmente simbolista, como lo es la pintura de Lam. En una y otra, las formasno dicen sino lo que arcaicamente estuvo y an est mentalmente detrs de ellas, que nose ve ni se dice pero se sabe y se entiende, con esa expresividad, inteligible peroinefable, que as mismo tiene la msica.

    Lam conserva tambin en el mestizaje cultural, que l ha sabido empastar en sueuropea paleta, sustancias innegablemente afroides. Al querer analizar la simbologa de

    Lam se ha aludido al vodhaitiano, a la santera afrocubana, a los igos habaneros, alos bozales cimarrones y rebeldes, etc.; pero, en verdad, muy poco de esto aparece en laobra de aqul. En sus leos y aguazos nada hay de pintoresco, descriptivo o querepresente la esclavitud ni la cimarronera, ni ltigos, cadenas ni cepos. En aquellastampoco salen tambores ni maracas, diablitos ni mojigangas, ni liturgias voduistas,santeras o igas, ni fetiches, mscaras o dolos. Unas pocas lneas y trazos de Lam

    pueden evocar a veces ciertos detalles objetivos de litrgica africanidad, pero slo comoescalones claros que pone el artista para facilitar la bajada subjetiva a los antros mssombros del pensamiento.

    En Lam se habran hallado influjos del expresionismo africano an cuando aqulnada tuviera de negroide en su linaje ni en su aculturacin cubana; le bastara haber

    asimilado en Francia las tendencias del modernismo pictrico, en el cual ha sido hondala huella del arte afroccidental, as en Picasso como en muchos otros artistas plsticos

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    3/12

    de su tiempo. Pero, sin duda, en Lam son ms vigorosas y singulares las vibraciones dela africana. El afrismo en Lam no es una simple tendencia de escuela, para el apro-vechamiento de ciertos valores expresionistas de las musas negras de frica, que enEuropa fueron captados hace ya unas dcadas por grandes artistas del da; ni muchomenos es una moda tornadiza, una banal y pasajera novelera de exotismo, como a

    menudo lo ha sido en Pars.El estudio de la influencia de las culturas afroccidentales en las artes de Cuba estan por hacer, al menos por publicar. En la msica su penetracin es grande y evidente,an cuando muchos la nieguen todava por desenfado de su ignorancia o por

    presuntuosidad de su leucocracia y de sus prejuicios misonegristas. La influencia de lainspiracin africana en las artes plsticas de Cuba es sin duda muchsimo menor, pormuy complejas razones que no caben en estas pginas; pero hoy da tampoco puedeignorarse, sobre todo desde ha unos lustros, si bien nos haya venido indirecta y

    principalmente como rebote de Europa y sea por esto menos perceptible su origen. Eneste aspecto, el caso de Lam es muy significativo. En este pintor cubano coinciden lascitadas corrientes de escuela, que l domin en Pars, con ciertos elementos afroides que

    l senta consigo y que slo pueden asimilarse en una convivencia mental con ellos, tanprolongada e intensa que hayan llegado a sedimentarse en la subconsciencia. Slo aspueden aqullos aflorar luego, no ya por un selecto arte intelectualista y sofisticadoque haya comprendido sus valores y quiera premeditadamente aprovecharlos, sino poringenua manifestacin de la mente; cuando sta, por su libre impulso y con la destrezaque el estudio le ha proporcionado, logra traducir sus ntimas reconditeces casiautomticamente, an sin que ella misma pueda comprenderlas ni precisarlas ms allde la forma vaga con que salen de la subyacencia en que estaban escondidas, comoconcreciones estalactticas, en las obscuridades del cerebro.

    De frica su pintura, harto embrionaria, ni siquiera la prehistrica que es de tantointers, poco le dio a Lam; pero s su arte escultrico, en el cual los negros africanos,con otros pueblos igualmente ingrficos o preletrados, muestran genuinos factoresestticos que ya han entrado en el arte universal. Los aportes afroides a la pintura deLam pueden quizs estudiarse en tres aspectos: su simbologa, su primitivismo y sureligiosidad.

    En los simbolismos de Lam son insistentes sobre todo los temas carnales, losfrondosos y los esotricos. Contmplese su ya prototpico y famoso cuadro The jungle,que con barbarismo decimosLa jungla. All no hay mujeres ni hombres, pero abundanlos smbolos de feminidad. Las caderas con la cadencia ertica; las nalgas, la caracte-rstica nalga par de ciertas poblaciones africanas, cuyas curvas glteas a veces seexageran hasta la esteatopigia; los pechos, pero no los turgentes y erognicos sino los

    senos maternos y lactantes, henchidos de linfa nutricia, o ya flccidos y cados, que lamadre exhausta, la gran madre negra, ostenta orgullosa en su senectud, como el guerrerosus cicatrices, signos de su deber social bien cumplido; un fornido brazo que sale de unvientre y llega a la tierra, donde apoya su manaza descomunal en un charco de sangre; y

    brazos y piernas, manos y pies, no con morbideces para el amor y la molicie, sinocarnisecos, deformados, dinmicos, como tallados en leos para ser rsticosinstrumentos de faena y fatiga. Smbolos de creacin, maternidad y trabajo.

    Se ha escrito que en las obras de Lam asoma un falicismo monstruoso y pervertido;pero esto es una exageracin. Smbolos freudianos, se ha dicho tambin, nidemasiado obvios ni deprimentes. Sus alusiones genitales son, sin duda, alegoraserticas, pero no precisamente pornogrficas ni depravadas. Son anlogas, pero sin

    perversidad, a las figurillas fornicarias que se esculpieron y se conservan en catedralesde la Edad Media, en sus ostensibles capiteles y frisos romnicos, o en sus gticas

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    4/12

    silleras de los coros y en las disimuladas comas o misericordias de sus asientosmovibles (Tarragona, Reinosa, Salamanca, Toledo, etc.). En Lam se da impudiciaerotismo de creacin, no impdica de pecado. Pero esa carnalidad femenina en Lam noes propiamente africana, es la sensual mulatez de Cuba. No tiene tatuajes ni escaras ensu piel, ni tampoco ornamentos de abalorios, cauris, peinados y vestimentas; es

    desnudez de hembra morena en simblica funcin de primitividad humana. En elpictrico surrealismo de escuela no hay amor, segn Larrea; pero s lo hay en la obrametafsica de Lam. Amor que es fuerza vital, generacin y esperanza.

    Pudieran relacionarse con ese simbolismo sexualista, en su afirmacin demasculinidad fuerte, impetuosa y penetrante, los innumerables cuernos que aparecen enlas visiones de Lam. No son cuernos retorcidos y ornamentales de morueco, de cabro ode fauno, sino ligeramente curvos, alzados y de fina punta, astas incisivas de toro, quedel mtico minotauro pasaron a los diablitos de los misterios medievales, traviesos,satricos, confianzudos y burlones, como aquellos demonios, ncubos o scubos, queentonces se aparecan y fornicaban con hombre o mujer.

    Los motivos de fronda llenan el fondo de muchos cuadros de Lam, entre estos el

    denominadoLa jungla, que no esjungla, ni manigua, ni selva, ni monte, ni breal. Enesas pinturas se ha visto el trpico, la luz deslumbradora de su pas y la riqueza desu vegetacin. Pero, en rigor, lo que sorprende en su botnica, aunque tpicamentetropical, no es precisamente su abundancia. EnLa junglano est la tupida y exuberantefloresta virgen de Cuba ni la de frica. En esa arquitectura verde slo hay caas deazcar, hojas de palma, de tabaco, de maz, de malangas, de pltanos, de curujeyes y deyerba mala, con poco enredo de bejucos. No hay flores que den el colorido regalo desu promesa de vrgenes, bellas pero sin fructificacin ya lograda; y apenas hay otrasfrutas que las de la tropologa folklrica cubana: giros, mameyes, caimitos, guanba-nas... Son frutas an colgantes en la materna planta, rara vez desprendidas paratentacin de boca. No son una naturaleza muerta sino naturaleza viva, aunque nouna naturaleza brava. No son vegetacin selvtica sino agraria y trabajada, regalo dela Madre Tierra al hombre que la goza. Fronda mulata. Vegetacin evocativa, no por suopulencia sino por su lujuria, como dira el guajiro cubano aludiendo a la prdigafecundidad.

    Anlogos son los smbolos zoomorfos que, con los humanos, pueblan esa espesura deverdes y azules. Ni leones, ni tigres, ni elefantes de frica, ni dragones de China, nisiquiera caimanes y jubos del ambiente cubano; slo algunos perfiles de peces, ancas yrabos de yeguas, cuernos, novillos, dientes de hambre, huevos de ave, espolones y picosde gallos, palomas blancas del sacrificio, alas y ojos de sabandijas y avechuchosnocherniegos. Flora, fauna y humanidad de plantacin, vega y sitiero. Es la clida

    naturaleza de su Sagua, donde Lam retoz de nio y am de joven. Frondasubconsciente donde su humanidad retorna al desposorio con la naturaleza en elmisterio csmico, a luces crepusculares y de medias lunas, estrellas indecisas yfosforescencias inslitas.

    Una sugestiva acentuacin de la videncia del misterio en las obras de Lam est aveces en esos smbolos oculares. El ojo parece ser el signo preferido del surrealismo,reflejo de su frenes de ultravidencia, de ver y de hacer ver. Un candelabro de tres ciriosaparece slo en una escena, como emblemtica iluminacin de lo hermtico por elesfuerzo humano; pero son muy frecuentes los ojos, como en el Apocalipsis bblico,donde aparecen corderos con siete ojos que son los siete espritus de Dios, yanimales llenos de ojos delante y detrs. Muchos ojos; ojos abiertos, jams dormidos;

    ojos desorbitados por el asombro visionario; ojos colgantes, arrancados de sus cuencas,pero en alarde visorio; ojos luminosos, como de cocuyos, murcilagos, lechuzas y otros

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    5/12

    seres nictlopes, que miran mejor en las tinieblas; ojos triangulares como los de laProvidencia; ojos en planos romboides como de rimes igos; ojos que ven ycontemplan lo esotrico; ojos que tienen vista o que saben mirar, como dicen losngangaszahores; ojos recnditos, negros, cuentas de azabache, como son los que le

    brillan en su cara al mismo Lam.

    En esa coleccin de leos los smbolos mecnicos son pocos; pero an stostrascienden al misterio. As, una herradura de caballo hace de cara, acaso evoca labuena suerte o las brutales tropelas del azar. En cierta composicin est una rueda, lamtica rueda de la fortuna; en otra, un lienzo con escaques y cifras como el tapete deun juego de ruleta. Evocaciones de cbalas, sortilegios, talismanes y peripeciasaleatorias. Unas tijeras como las de la Parca, que cortan el hilo de la existencia. Unasegura cada, acaso emblema de la crueldad vencida por la naturaleza que lozana lecrece encima; y copia de cuchillos y clavos que, con los numerosos cuernos y espinas deanimales, plantas y entes quimricos, son las contingencias hirientes y desventuradas dela vida.

    Algunos esquemas faciales que atisban en las sombras parecen mscaras, de esas

    maravillosas mscaras con que los negros afroccidentales figuran a los seresmitolgicos que bailan en las ceremonias de sus sociedades secretas, con expresionestan sobrehumanas, terrorficas y estticamente impresionantes que no han sidosuperadas por el arte plstico de ningn otro pueblo. Pero Lam no copia las caretasafricanas, que examin en los museos, ni siquiera ha visto las que de tarde en tardeaparecen en ciertas danzas litrgicas de Cuba, ni trata de captar su fantstica mor-fologa; pero imagina y pinta a su manera lo invisible y conceptual que aqullas tratande representar. Tampoco se observarn en las obras de Lam entes, extravagantes ymonstruosos pero de corporeidad precisa y definida, como los de El Bosco, de Durero ode los Brueghel, que estos pintores del XVy el XVIponan en sus escenas infernales. Slohemos visto en un lienzo de Lam una figura semejante (mujer, pajarraco y capricornio)que recuerda un tanto a las brujas volando al aquelarre montadas en una escoba. Peroaqullas eran imgenes a menudo grotescas, como de carnestolendas, y ms incitaban ala irrisin que al sobrecogimiento. El arte de Lam jams se re del imponente misterio,ni trata de trocar en desprecio burln lo que debe ser temor reverencial.

    Tambin con su inspiracin focalizada en el misterio, Lam ha pintado otros cuadrossin utilizar esas equvocas aberraciones de la naturaleza viva. Son composicionesmonocromas en ocres, sepias y negros; tierras prietas y sombras muy oscuras. Entoncessus alegorismos son cadavricos, mejor an, esquelticos. Pero no de calaveras, canillasy otros descarnados huesos de camposanto, que seran realistas o comunes, sino deosamentas innaturales, de seres ignotos que semejan humanos pero que anatmicamente

    no lo son; y sucias, apenas desenterradas y su carroa an no desprendida, en esahorripilante fase de la desintegracin de la personalidad somtica y psquica, tanpeculiar de la metafsica de los negros afroccidentales, que an se conserva por susdescendientes en ciertos ritos funerarios de Cuba. Es surrealismo macabro, del secretoultrasepulcral. Dirase que sa s es en verdad pintura de naturaleza muerta si no fuesevisin de preternaturalidad y s, aun entre esos pavorosos huesarrones, no surgiera unaopaca esferilla con ojos luminosos, boca abierta y cuernos activos, como signoanimatista de la ultranza mtica. Ni siquiera hay all algo de metempscosis, de muertosacao, como dira un espiritista de los convulsionarios del Oril. No son alegoras de lamuerte ni del alma desencarnada, como tantas producidas durante siglos pretritos porel arte cristiano, sino figuracin subconsciente del misterio postrimero.

    El arcano perenne, las indefinibles incgnitas primarias del amor, la vida y la muerte:he ah el secreto de Lam. La ecuacin del hombre y la naturaleza. El misterio csmico, a

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    6/12

    la vez dolor y gozo; amenaza que atemoriza y confianza que fortalece en la estrategia dela vida. Ya algunos sealaron cierta aproximacin a lo hiertico y sobre todo a lomgico, en el arte simbolista de Lam. Alguien (Cals) lo califica de obra de magiacontra religin, como la de ciertos surrealistas. No nos lo parece. Ni magia, que manday exige, ni religin, que suplica y obedece. Ni conjuros, ni preces; ni hechizos, ni

    liturgias. Ni pactos con el diablo, ni exorcismos de vade retro.La pintura de Lam pudiera tenerse por religiosa porque refleja las elementalesemociones e ideas de inferioridad y supeditacin que en nuestra psiquis son provocadas

    por las impresiones del misterio prepotente e impenetrable. Son cosas del otro mundo,pinturas de todos los demonios, dice un observador con su vocabulario cristiano. Esaspinturas hay que verlas como estando en trance, nos declara un espiritista. Sin duda,nos hacen soar despiertos. Slo en un instante abstrado, de arrobo y examen deconciencia, se comprenden esas fantasmagoras de Lam, como las visiones anglicas odiablicas que sur-gen en las penumbrosas meditaciones de los ejercicios espirituales,o en las poesas escatolgicas de los mahometanos y de la dantesca Divina comedia.Pero Lam va ms all de las edades histricas en su viaje potico. l no pinta stiros ni

    lamias, ni parasos ni infiernos, ni jerarquas de dioses, ngeles y demonios, ni unaMadonnani una Venus, ni siquiera orichas ni babujales; su arte mstico es anicnico.

    A veces se perciben en Lam algunos diseos, aislados o fragmentarios, que nosmueven a pensar en seres sobrenaturales por razn de su emblemismo; as como en lasiglesias, por ejemplo, la cabeza de un guila con halo de santidad nos recuerda a Juan elEvangelista, quien, como Lam, vio en su Apocalipsis, (voz que quiere decir mani-festacin de lo que estaba oculto) bestias extravagantes, entes ultramundanos y otrascosas hermticas. De un cuadro de Lam adivinamos que podra titularse Oggn, el dios

    belicoso de los yorubas, y en ello convino el autor; sin embargo, no haba en aqul laimagen de un guerrero. La santera afrocubana lo representa con (sic) un cruzado pe-leando a caballo, como el Santiago Matamoros de los espaoles, o con S. Pedro (sic), elrenegador de Cristo y luego portero celestial, simbolizado por sus llaves de hierro; en

    Nigeria se le adora con la efigie de un combatiente blandiendo una azagaya o con unespadn, o slo con herramientas u objetos de hierro: calderos, clavos, cadenas, etc., porhaber sido un mtico inventor de la fragua. Lam simplifica an ms su alegorismo; en suevocacin de Oggnslo hay el trazo de un puntiagudo cuchillo, signo de guerra, entrelneas esquemticas de un indefinido ente preternatural, manchas de rojo vivo, que danla idea de sangre, y sombras del misterio. Oggn como Santiago ya son seresantropomorfizados, vehemricos, interpretados por el hombre a su imagen ysemejanza, como son creados los nmenes por la mente mitognica. La simbologa deLam es an ms primitiva; en la fase meramente animatista y preicnica de la ontologa

    del misterio, cuando las fuerzas de la naturaleza o de las pasiones se representan, comoan se hace en las religiones ms arcaicas de frica, por simples piedras, minerales,palos y aguas, del ms ingenuo emblemismo cosmognico. En las creaciones de Lamnada hay de cabalmente antropomorfo ni de zoomorfo, ni siquiera de fitomorfo. Casitodo imaginativo, casi nada imaginero. Ninguna imagen est definida y completa; susrepresentaciones no son amorfas, claro est, pero son slo incoativas; y ello es unatractivo ms para las imaginaciones cndidas y libres, como las muecas hechas detrapos, rotas y feas, que tanto encantan a las nias, precisamente por lo que sus menteshan de poner en ellas de complementario, gozndose en una psquica creacin quesatisface su instinto de maternidad. Sincdoques y metforas pictricas. Lo que haya dehumano en las telas de Lam ser un pecho, una nalga, un pie, unas manos, unos ojos...;

    de animal se vern un pico, un ala, una garra, un rabo, una pezua, unos cuernos...; devegetal slo frutas, tallos y hojas. Ni un hombre ni una mujer, ni un ave ni un

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    7/12

    cuadrpedo, ni siquiera una palma con su penacho, ni una ceiba con su ramaje, nada ensu integridad real. Es una ideacin metaggica que da expresin sensible a lo inanimadoo irreal, que no se detiene en el mundo de las realidades visibles y penetra en elultramundo donde estn las figuras que slo se descubren por la mentalidadinstropectiva, a manera de una visin parasensorial. Quiz en rigor sea impropio deno-

    minarla con el galicismo corriente de surrealista. Por qu suponer que el arte de Lames surrealista o superrealista? Acaso l es vidente por sobre de la realidad? Seraigualmente inexacto decirlesubrrealistacomo si l viera por debajo. Ni arriba ni abajode lo real, sino fuera de la realidad. No sera mejor calificarlo de metafsico ometapsquico, o, en fin, de ultrarrealista, pues su videncia ve ms all de lo real? O devisionario irrealista, pues l nada ve que no sean espejismos de su propia imaginacinatvicamente mitognica?

    La pintura de Lam tiene religin y magia, pero an indiferenciadas entre s. Religiny magia de consumo, como en las primevales (sic) lontananzas de la mente humana,cuando sin siquiera se haban formado conceptos ni figuras concretas de las fuerzas delmisterio. Es pintura sacromgica, mejor dicho, es pintura mistaggica o apocalptica,

    porque trata de revelarnos las potencias del Gran Misterio que con nosotros conviven,invisibles y portentosas.

    La inspiracin de Lam se remonta a las expresiones prehistricas, a esa faseteoplsmica de la conceptuacin mstica que los antroplogos denominan con elvocablo mana, tomado de los indgenas polinesios y equivalente a lo que losindocubanos significaban con la palabra zem. Magma informe que se va concretando

    por el animatismo, cuando la imaginacin dota a todas las cosas de sendas nimasmticas y trata de figurarlas por formas visibles; de corporizar lo incorpreo por mediode metforas plsticas. Los ojos, esos ojos prolijos de Lam, son de los signos primerosdel simbolismo teognico, por donde el manase nuclea y transforma en nima y luegoen numen. El misterio que ve, el misterio con ojo propio, ya es la inoivionacin de unente de providencia. Quizs porque en cada ojo se asoma a su pupila un alma, una niade los ojos que decimos nosotros, el alma pupilina que Mauss sealaba como uno delos orgenes del animismo.

    La pintura de Lam no es monotesta, ni politesta, ni siquiera pantesta; sus elementosreligiosos son pretestas. El concepto del mana es anterior a toda teologa; es lanebulosa mental de la religin, cuando an no ha surgido en la humanidad la ideanuclear y personificadora del dios. Sus elementos mgicos son los del incipienteexperimentalismo, la teurgia hechiceresca an no ha comenzado a ser ciencia. Son losalbores msticos que preceden a las teogonas. Es el misterio pnico con sus terrores yfruiciones, pero anterior al pantesmo. Antes de que Pan sea un dios o un cabro

    selvtico y lascivo que se deleite con su siringa; mucho antes de que se convierta en elgran buco satnico, y an antes de que sea el mito de la Naturaleza, ni algo definible, nimito siquiera; slo mana, slo un no s qu. Por eso Lam no baja a los infiernos,como han hecho muchos grandes pintores y poetas de varias pocas en sus viajessurrealistas a lo inframundano; l traspasa los avernos y baja a las honduras abismalesdel mana protoplsmico, a esas fosas paleontolgicas del pensamiento metafsico,cuando todava no se haban formado los demonios en lo inferno ni los dioses en losuperno. Quizs puede aceptarse que el de Lam es arte simplemente luciferino, pero nianglico ni diablico, slo portador de luz, ms luz, tanto a las tinieblas como a losresplandores.

    La impresin de las pinturas de Lam en la gente vulgar, y an en las doctas que no

    gusten de esas excursiones intravertidas a las bsicas estratificaciones del pasado men-tal, ni al propio ni al de la especie, refleja exactamente ese concepto indecible del

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    8/12

    misterioso mana: Me encantan esas pinturas, pero no las quisiera en mi casa, decauna persona. Me dan miedo, son como apariciones, son bellas pero son fantasmas,nos refera otra. Dos muchachas asustadizas que entraron en el estudio de Lam y vieronalgunos de sus cuadros, salieron azoradas diciendo que haban estado en la cueva de un

    brujo o nigromante. Parecen espritus y cosas del ms all, comentaba una. Yo he

    visto eso en sueos, la primera noche que tuve que dormir en el monte, recordaba otra.Un amigo nos confiesa: Creo que esas pinturas significan mucho y muy hondo, perono s decirlo. Un profesor nos confiaba su perplejidad despus de unos das de visitar

    La junglaen el Museo de Arte Moderno de Nueva York: an me tiene pensando y nos qu pensar. Ana Mara Borrero ante las obras de Lam advirti sutilmente que steni siquiera se ocupa de ponerles un ttulo; como para que cada espectador le ponga elque ms le cuadre. As, al cabo, nos identificamos con su obra y la hacemos nuestra.Le preguntamos una vez a Lam: Qu ttulo pudiera darse a ese cuadro?. Y nosrespondi: Imagnese!, queriendo slo decirnos que lo dejaba a nuestra imaginacin;y en realidad el espontneo ttulo de esa sola palabra era el que mejor le convena. Uncuba-no del pueblo exclam ante un cuadro de Lam: Tiene rabia, le zumba! Otro:

    Tiene cocorcamo! Y cocorcamo es un afronegrismo de raz bant que en ellenguaje vernculo de Cuba significa, como aquellos otros vocablos folklricos, elmisterio del primitivo mana, y por extensin ese no s qu, lo indecible que tienen asla terrorfica y repelente figura de un espectro como la placentera y atractiva de unamujer hermosa, as la indescifrable dificultad de los complicadsimos problemas comola inverosimilitud de ciertas cvicas desvergenzas; es decir lo inconcebible o inefableque tiene todo lo extraordinario o misterioso. Es primitivismo el de Lam no por lacronologa de su tcnica ni por la nomenclatura de su estilo en la historia del arte, sino

    por lo atvico de su temario y su simbolismo. Un primitivismo ideolgico del protoevo,con expresin plstica de los presentes tiempos. Mara Zambrano piensa que aquldespierta y aplaca la nostalgia del Paraso Perdido; nosotros diramos que es

    preadamtico. O, por lo menos, que parecidas debieron de ser las primeras ensoacionesde nuestro etnarca Adn cuando dormido le arrancaron sin l sentirlo unas costilla, se laconvertan en mujer y comenzaban los silbidos de la serpiente tentadora en el rbol de lasabidura. Los pintores medievales, que no eran evolucionistas, no pudieron en susedenes de Adn y Eva remontarse a tales atavismos, como Lam.

    Es primitivismo afroide el de Lam, porque ste para su mulatez de su mente y de supueblo y en la escuela surrealista en que aprendi; pero sera igualmente arteprimitivista, an sin ser negroide, que asimismo podra tenerse por indocubano si losaborgenes de Cuba hubiesen dejado una vigorosa herencia artstica sobreviviendo alareyto que, con Hatuey como tequina, danzaron aqullos para aplacar al blanco e

    inmisericordeDios del Oroque a todos los sacrific. Pero as era tambin de simbolistael arte plstico de los indios ciboneyes y poco ms avanzado el de los tanos. Con Lamse penetra tambin en la mentalidad prehispnica de Cuba.

    Qu todo ese arte es absurdo? Quizs, mas ello no impide la vitalidad esttica de susacromgica expresin. Credo quia absurdum, dijo un telogo. Pero, aunque

    primitivista, no es prelgico ni paralgico, segn el trmino y la teora ya caducadade Levy Bruhl. Es arte rigurosamente lgico, cuyas conclusiones slo son argibles porlo fantstico de su premisa primera, la percepcin de un ultramundo, de la cual arrancanlos silogismos de sus creaciones. Su segunda proposicin, la pictrica, es perfecta; y latercera, su conclusin esttica, es de alegorismo, usa signos de carcter afrocubano queestn en la todos modos genial y conmovedora (sic). Y sera a plenitud convincente si

    los silogismos artsticos de Lam se pudieran argumentar racionalmente, sobre unapremisa que no fuera metafsica, fantasa bella y profunda pero slo fantasa; ergo

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    9/12

    incierta, o por lo menos indecisa e ignota para quienes no posean el don de seromnividentes. La ciencia fue con sus luces avanzando en las tenebrosidades del misterioy descubriendo conceptuaciones ms y ms razonabilizadoras, segn las progresivasexigencias en la evolucin cultural de la especie humana, para afrontar lo inmenso oinfinito que permanece ignorado y sea quizs incognoscible; pero cuando el genio del

    arte se vale de la fantasa para vislumbrar lo ms lejano y perdido en el camino que yaanduvo en milenios la mente del hombre, an reencuentra esas ideas embrionarias,como borrosas pictografas, en las cavernas de la prehistoria y, como estalactitassubconscientes, en las espeluncas del cerebro humano.

    Lam, dicen, es un intelectualista y para entenderlo hay que ser tambin unintelectual. Mas se puede ser intelectual y no comprender su arte, as como se

    puede carecer de la hipottica o real cultura de los llamados intelectuales y sinembargo sentir cmo ese mensaje artstico del pintor cubano llega al alma. O hay quetener la cultura necesaria y preparada para comprender la mentalidad primaria o hay quecerrar los ojos a todas las luces artificiales de la evolucin cultural y penetrar sin

    preconceptos en las mayores honduras de la propia mente. All podremos ver como Lam

    ve y entender y gozar la esttica de sus ideaciones. Lam en ese sentido es ms bien unmentalista, digmoslo as para evitar las acepcionales implicaciones que suele tener elintelectualismo. Poseedor de ingenio agudo, de tcnica poderosa y de experiencia enla vida de los pueblos y sus ideologas, l sabe evadir las inhibitorias redesintelectualistas, y dejar que su mentalidad se manifieste como suelta en un sueo, unxtasis, una mediumnidad, una revelacin mstica de lo esotrico y sobrenatural;adentrndose en s para escaparse del cerco de sus circunstancias ingratas; no fuera des, segn se deca de los vates de la antigedad, sino fuera de ellas y ensimismado.

    Lam es un fugitivo. Desde hace ms de una dcada, huye de los mundos reales que sele derrumban uno tras otro. Lam de nio siempre quiso ser maestro, no slo saber sinoensear muchas cosas, todo. Su pintura tiene mucho de intencin didctica. Y paraaprender ms lo que luego enseara, se fue de Cuba al extranjero. Catorce aos vive enEspaa (1924-1938) y all se forma por las tierras, chozas, iglesias y alczares deMadrid, El Escorial, Toledo, Andaluca, Barcelona y la pinacoteca del Prado. Leencanta sobre todo la preocupacin verista en los minuciosos detalles de dibujo y color,de los Boscos, los Dureros, los Brueghel y dems pintores flamencos y alemanes de esapoca. Pero tambin son ellos mismos, por paradoja, quienes le perturban su aprendizajey noviciado con sus visiones y demonieras, en las cuales aqullos supieron armonizarel simbolismo mstico de la Edad Media con el realismo del Renacimiento, la crueldadde ambas pocas y la inquietud convulsa de sus das, cuando ya Europa estaba atnita,conmovida, por los descubrimientos de nuevos mundos, como de utopa, y por las

    oleadas de nuevas gentes negras en sus ciudades, hampas y palacios, en las literaturas,teatros y bailes populares, y en los cuadros de aquellos pintores. Luego se le aparecen aLam los Grecos y los Goyas, y ya no puede resistir ms el embrujo de todos esos geniosque, adems de ser realistas, saben tambin pintar las cosas que no se ven. En 1928 Lamcontempla por primera vez las sorprendentes plsticas de los negros de Guinea y elCongo. An no le interesaban, dice, pero le conmueven mucho, y ya no se librar desu angustia esttica.

    All, en Espaa, se casa con una mujer a quien ama y tiene de ella un hijo, como unquerubn, y goza con el pueblo espaol, que se hace repblica. Lam tiene entonces ple-nitud de amor, arte y vida; pero a poco (1931) la tuberculosis galopante le mata al hijo ymeses despus a la madre gene-rosa. Lam jams haba visto un muerto ni sufrido con

    todo su ser; desde entonces est en tormento. Comienza su percepcin del trasmundo.Cuando pinta paisajes o interiores, entre los rboles o los muebles ve apariciones

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    10/12

    translcidas o envueltas en cendales... y las pinta. Ya no dejar de ver siempre, tras losirisados espectros de las luces en su paleta, los sombros espectros del misterio en suimaginacin creadora. Ya penetra en el mundo ignoto. En lo irreal o en lo real que nose ve? Ya se dice que va siendo surrealista. Aspira a un arte ms all. Perosobrevienen la insurreccin reaccionaria y la guerra civil que destroza su obra. Lam ve

    ahora muchos muertos, muchos dolores que l suma a los suyos propios, y se ledesvanece en el horror su mundo joven. En 1938 Lam pinta el dolor de Espaa, mujerestrgicas, madres que lloran sus hijos muertos, y ha de huir a Pars.

    All se hace a otro mundo. Picasso le da confianza, ejemplo, estmulos, y Lam comopintor logra prestigio en las escuelas audaces. Pero en Francia le sorprenden otra guerra,otra catstrofe, otra derrota y otra fuga, y es la prdida de otro mundo. Ahora, amediados de 1941, el cubano retorna a su patria con su nimo quebrado. Su llegada aCuba es sensacional y revolucionaria en el arte insular; pero Lam no se repone de sustraumas psquicos ni logra reajustarse a su nuevo y criollo ambiente. En Cuba encuentraaquel pequeo mundo de su infancia y de su juventud; su mundo mulato, de mulateznatural y viva, no de convencionalismo y artificio. Aqu lo afroide est en l mismo, en

    Lam y tambin en todo su contorno. Aqu no es un simple exotismo, como suele serloen Europa; un arte de muequero que prepara los bibelotsde frica o de Tahit, segnsea la moda del da, para las mentes estragadas que en su hasto necesitan estimularse

    por estticas imprevistas, a manera de drogas raras o especias coloniales. Con Lam, elafrocubanismo adquiere en el arte una expresin nueva, sin duda la ms ntima, mercedal enfoque visionario que l logra darle. Pero en Cuba le ocurre a Lam, lo que a otrosinnovadores artistas plsticos, o de la msica o de la poesa; son pocos los queentienden su lenguaje esotrico, le toleran los atrevimientos artsticos y le conceden elrango debido. Y despus de una veintena de aos pasados en Europa, en el plenodisfrute de su hombra personal y artstica, sin fricciones de racismos ni pigmentos, Lamencontrar que en su patria, pese a todo, los prejuicios racistas a veces le darn unaraazo furtivo. Adems, Cuba est asimismo subvertida y relajada como el ViejoMundo; en embriaguez de oro y orga de liviandades, como en festn de Baltasar; y Lamcontina en esa ansiosa inquietud con que se vive en los refugios subterrneos contra lasinminencias cataclsmicas. Lam en su misma tierra vive en destierro; es un refugiado yen todas partes un hombre marginal y adolorido por sus frustraciones, que en los xtasisde su arte busca la catarsis a sus tensiones ntimas. Como hombre, como artista, comomestizo y como ciudadano del mundo; de este mundo resquebrajado y entenebrecidocomo castillo en ruinas, al que estn volviendo los duendes, las estantiguas y las almasen pena, as de las alucinadoras supersticiones como de las pavorosas realidades.

    Elisabeth Verner Hamilton ha observado que de un modo o de otro siempre los

    artistas sensibles han retratado su poca, y una mirada a la obra de Lam basta paraconvencernos de que en ella se captan las encontradas corrientes de este siglo (...). ldice que pinta la agona de la vida (...) la del siglo XX. Aadamos nosotros que tambin

    pinta su propia agona en este mundo roto. El artista est con su inspiracin en susociedad, en su lugar y su tiempo; y esas cuatro dimensiones son las de todo arte comode toda existencia real. Pero Lam no desespera, ve lo que otros no ven y confa.

    Pese a sus visiones del misterio tremebundo, como dira Otto, el arte de Lam,aunque serio, no es ttrico, desconsolador ni fatdico. Los libros y los retablosapocalpticos, desde los bblicos a los del Renacimiento, no eran para solaz de lasgentes; pero siempre trataron, por medio de la revelacin de lo sobrenatural, de levantarla confianza en el advenimiento de mesianismos redentores, que tras del agobio de las

    desolaciones traeran una mejor vida, aunque sta fuese ms all de la LagunaEstigia, del Valle de Lgrimas o del Paso de las Tumbas. Por eso tambin en la

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    11/12

    metafsica pnica de Lam se reflejan las benevolencias y esperanzas del misterio msque sus crueldades y desesperaciones. De su Sagua la Grande, por l ya ms grande, noreproduce maniguas, cardones, ni guaos; slo caas, tabaco, palmas, frutos y animalesexentos de fiereza. Ni siquiera evoca sus sageros cangrejos de mordientes pinzas. Nitampoco desea recordar de su patria villarea los barcos oleajes de sus mares, los

    diluviales desbordamientos de sus ros, los peligrosos tremedales de sus cinagas, losimponentes resplandores de sus caaverales ardiendo, ni las devastadoras furias de loshuracanes. Slo una vez ha pintado un cicln cubano, que presenci ha poco. Acaso lasespantosas convulsiones del monstruoso meteoro areo, como un terremoto salido de lascavernas en que estaba opreso, le inspiren un da nuevas visiones de las invisiblesrfagas que arrancan las races de los hombres; pero Lam hasta ahora ha evadido en sus

    pinturas lo catastrfico, porque l vive huyendo de las desventuras que lo persiguen.Los nmenes ms terribles de los panteones africanos no son por l llamados, ni sesuben a su cabeza. El arte de Lam es optimista, benvolo, eufrico. Es filantrpico.Aim Csaire, el poeta martiniquense, le reconoce un espritu de creacin. El ritmo dela creacin, que jams termina, y de la muerte, que nunca acaba. An en sus pinturas

    ms desconcertantes y patticas, hay casi siempre una afirmacin de vitalidad. Nada leparece innime; an en lo que muere halla promesa de regeneracin a una vida nueva,en esa universal y variante palingenesia de la evolucin csmica y el progreso humano.Las musas de Lam son las del misterio, pero en ste l descubre siempre una luz, un ojo,un elemento germinal, un nima viva, aunque sea un nima sola que en fuego

    purgatorio sufre, sabe..., ama... y espera una gloria segura.La inspiracin metafsica de Lam se va tornando ms compleja y su impremeditado

    sentido apocalptico parece que lo acercar de nuevo al antropomorfismo y sus nmenesse harn carne; lo cual har que sus visiones sean ms claras y legibles y acaso mstrascendentales. En 1944, ya en Cuba, traza con sencillo dibujo el episodio final de la

    pasin de un crucificado. Clavado en la cruz, pendiente de ella por sus manos quesangran, y por un solo pie (un pie de planta triangular y enorme, pie de trabajo, comosuelen ser los alegricos de Lam) traspasado por un gran clavo. Con el tronco y elombligo al aire, lo han desnudado de sus vestiduras, y una enagilla cubre por pudor sumasculina verija, como aquella sagrada a la que cant Unamuno en sus sonetos ms

    pos. En lo alto de la cruz, sobre su cabeza, an con larga cabellera pero ya tan muertaque parece de calvario, hay una herradura como irona de corona, con clavos que soncomo espinas y una mazorca de maz, emblema del pan nuestro de cada da. Dos figurascompletan el ritmo de este paso de amargura. A la diestra del crucificado est unhombre de rostro atroz y punzado de espinas, cojo, enjuto, harapiento y con algo alcinto, herramienta o arma. Con su mano derecha ofrenda al sacrificado una pia, fruta

    zumosa y dulce, no una esponja con hiel; y con su siniestra abierta y alzada, ms altaque la cruz, increpa al redentor fallido. A la izquierda del protagonista occiso, unamujer con pechos de madre, tambin con herradura y clavos en su cabeza, sentada o derodillas, mira dolorosa al crucificado, quizs su hijo, con faz transida por la afliccin. Yal pie de la cruz pasea su plumaje un gallo de tres crestas, orondo como un apstol,

    picudo y falso, que reniega tres veces de su maestro. La escena se asemeja a las figurasevocativas de un evangeliario medieval. Son remembranzas de cristologa, pero no lafiguracin de un dios en suplicio. Es la crucificacin de un redentor humano, slo hijodel hombre, annimo hijo de pueblo, clavado en una cruz de caa de azcar, condecorativo follaje de tabaco.

    Estamos de nuevo en tiempos equinocciales, de transicin. Son como aqullos, ya

    ms que milenarios de San Juan, el Telogo o el Evangelista, cuando se derrumbaba susociedad podrida y slo se confiaba en mesas salvadores. Son como en el paso del siglo

  • 7/23/2019 Wifredo Lam y Su Obra Vista a Traves de Significados Criticos

    12/12

    XV al XVI, a la cada del feudalismo y la revolucin renacentista, con el impulso de laimprenta y el comercio; cuando El Bosco pintaba su San Judas de Patmos, susParasosterrenales, Tentaciones de S. Antonio, Infiernos y Juicios, con innumerables trasgos,diablos y monstruosos personajes; cuando Alberto Durero diseaba sus Apocalipsis yLeonardo de Vinci abominaba apocalpticamente de la pazzia bestialissima que es la

    guerra, dibujando su alegora surrealista, y profetizaba la gloria de las tcnicas y losprogresos humanos, guiados por la experiencia y la razn. Estamos como en el siglo XVIy la guerra de los cien aos, guerra de polticas, religiones, economas ynacionalidades, cuando Brueghel el Viejo, emocionado por el dolor de su patria, afligida

    por las atrocidades del Duque de Alba, pintaba su grandioso Triunfo de la Muerte, delcual slo se libraba la pareja alegrica del amor humano. Son das convulsivos como losdel oca-so del XVIIIy la aurora del XIX, del Terror a Bonaparte, en la revolucin de lalibertad y la mquina contra los absolutismos y privilegios personales, cuando Goyatrasladaba a sus lienzos las realsimas tragedias de su poca y tambin irrealistas brujas,demonios, quimeras, caprichosy disparates.Ahora son tiempos de guerra tras guerra yrevolucin tras revolucin, y al pasar la Guerra Mundial Primera, con sus catstrofes y

    desengaos, surge el llamado surrealismo en Europa. Despus Mussolini, Hitler... yGuernica y Picasso. Luego Belsen, Buchenwalde, Pearl Harbor e Hiroshima. Pero nohay paz, seguimos en guerra y revolucin, y en nuestro mundo cisatlntico el irrealismovisionario rebrota conLa junglay Lam.

    Creemos que Lam, el refugiado, habr de seguir trabajando en la isla de Cuba,arrebatado por el espritu como San Juan cuando escriba su poema proftico, de-

    portado en la isla de Patmos. El cubano debe completar el que ser gran retablo de uncontemporneoApocalipsis. No pronostican que se acerca el fin del mundo? Cierto, unmundo fenece. No se presagia el aniquilamiento de la especie humana por espantosasconmociones atmicas y epidemias mortferas, premeditadamente provocadas? Si enPatmos se profetiz que sera exterminado un tercio de la humanidad, ahora losclarividentes anuncian que, tras de la tronada hidrognica, una nube de muerte puedeenvolver al globo terrqueo y aniquilar en l todo ser con vida. Se escuchan el fragorosodesmoronamiento del hoy y el estrpito con que avanza el maana. Dicen que es elacabse, dicen que es el progreso. No se presienten das aciagos, con pestes,hambres, guerras y desolaciones cuales nunca se sufrieron? Parece que se estnrompiendo de nuevo los siete sellos del libro de los destinos humanos. Acaso hablarnsiete truenos y galoparn otra vez sobre la tierra los funestos cuatro jinetes de lamaldicin juanina; siete ngeles derramarn sobre el mundo las copas de la cleracelestial y otros siete ngeles tocarn sus trompetas llamando a justicia, como San Juanvaticin. Nadie sabe en verdad lo que ha de acontecer. Son muchos los apocalipsis que

    antao se compusieron en tiempos calamitosos, por judos, cristianos y musulmanes, apluma, brocha o buril, y ms an son los que hogao se propagan en todos los pueblos.Pero invariablemente, con su presencia, ellos auguran el advenimiento de unahumanidad fecunda por obra de razn, toda ella rodeada de luz, con luminares en sufrente, la bestia de siete cabezas y diez cuernos dominada a sus pies, y destruida laramera vestida de prpura y escarlata, ya excecrada por San Juan. Cielo nuevo y nue-va tierra... y la Verdad habitar entre los hombres.

    Lam en su arte es realidad y es promesa. Para l no han terminado las visiones de looculto. An le queda mucho por pintar en su Patmos de azcar.