en apnea a travÉs de la historia - … · ... atletas de alta competición, campe- ... siendo...
TRANSCRIPT
La palabra apnea deriva del griego a-pnoia, sin respiración. Literalmente, no hace
referencia a lo «acuático», pero, en el lenguaje corriente y no médico, se utiliza
para referirse a una especialidad deportiva: la inmersión en agua sin la asistencia de
un equipo autónomo de respiración. La apnea es un deporte reglamentado, con espe-
cialidades bien definidas, registro de los récords, atletas de alta competición, campe-
onatos mundiales y miles de apasionados que lo practican por diversión.
Los orígenes de esta disciplina se pierden en la noche de los tiempos, en un sin-
gular conjunto de leyendas, datos históricos y crónicas. Y ello no es ninguna casuali-
dad. La apnea, más que otros deportes, toca los reflejos atávicos del ser humano.
Basta pensar que el líquido amniótico en el cual se desarrolla el feto es muy similar al
agua del mar; un neonato sumergido en agua nada instintivamente a braza con con-
tinuas apneas de 40 segundos, y continúa haciéndolo hasta que aprende a caminar.
Si en el individuo este impulso queda oscurecido por la conquista de la posición
erecta, en la memoria de la humanidad la práctica de la apnea ha dejado trazas inde-
lebles: leyendas, mitos, relatos de antiguos historiadores, hasta las crónicas más
recientes de los atletas de nuestros días que, con sus récords, no sólo han escrito las
páginas extraordinarias de la historia de este deporte, sino que han obligado a rees-
cribir manuales enteros de fisiología humana.
Cualquier apneísta habrá oído decir, al menos una vez, la célebre frase del médi-
co francés Cabarrou, cuando fue interrogado sobre la posibilidad que tenía un hom-
bre de descender más allá de los 50 m, y sentenció: «il s’écrase…», es decir, se
rompe. Esto ocurría antes de que Enzo Maiorca arrancase en Ústica, en 1962, el
testigo de –51 m volviendo indemne a la superficie.
La historia de los récords es la historia misma de la apnea: cada atleta, superan-
do el límite de quien lo ha precedido, ha abierto el camino a la evolución de las téc-
nicas de inmersión, poniendo a punto una progresión didáctica que ha forjado nue-
vos campeones.
Hemos recogido en esta introducción las etapas principales de la historia de la
apnea para permitir a cada lector apropiarse del patrimonio de conocimientos prece-
dente y con ello entender mejor las técnicas y los ejercicios que encontrará en los
capítulos sucesivos, sin contar que la historia de la apnea, a lo largo de los siglos,
mantiene inalterada toda su fascinación.
13
INTRODUCCIÓN
EN APNEA A TRAVÉS DE LA HISTORIA
El apneísta no es un superdotado sino una persona normal, que se dedica a esta
disciplina porque ha descubierto y vivido las emociones y las sensaciones de
placer y bienestar que sólo la apnea puede hacer sentir. Es un deporte para todos, sin
embargo, la práctica de esta disciplina presupone unas buenas condiciones psicofísi-
cas. Mejorar las prestaciones depende del conocimiento de uno mismo y de la evo-
lución consecuencia del entrenamiento; por esta razón, desde los primeros pasos es
importante comprender qué se entiende por idoneidad para la apnea. Un médico de
confianza y un instructor competente pueden ayudar a evaluar el nivel requerido para
practicarla y elegir un curso ad hoc. La inmersión en apnea requiere, además, un equi-
po adecuado y el uso de instrumentos delicados, por lo que es determinante conocer
cada componente, cómo colocarse y utilizar el equipo y cómo mantenerlo para pro-
longar su uso al máximo.
1.1. LA PRIMERA REGLA.VERIFICAR LAS CONDICIONES PSICOFÍSICAS
En la introducción definimos la apnea como un «deporte que se realiza en un medio natu-
ral»; indudablemente, es una actividad lúdica que se practica en un medio cuyas carac-
terísticas son diferentes de las que hay en tierra firme. Los riesgos derivados de esta acti-
vidad son, por tanto, ambientales e individuales, es decir, están ligados al conocimiento
de las propias capacidades técnicas, mentales y físicas. Por eso, es fundamental, antes
de iniciar un curso de apnea, verificar las condiciones en que nos encontramos.
La falta de un buen entrenamiento es la causa más común de accidentes. Apneístas
con sobrepeso, fumadores, bebedores o en condiciones físicas y mentales inapropia-
das se exponen con mayor facilidad a correr algún riesgo; en cambio, un apneísta en
forma incrementa su seguridad y la del compañero. Para vivir con tranquilidad la emo-
ción de un descenso en apnea, se deben tomar algunas precauciones y adquirir
muchas buenas costumbres. Descansar bien y no consumir alcohol la noche anterior,
así como respetar los tiempos oportunos de digestión, por ejemplo, nos alejarán de
31
Reglas generales
CAPÍTULO 1
ACERCARSE A LA APNEA
que molesta, hace ruido y dificulta el vaciado. La parte primordial es la sección del
tubo: si es muy estrecha, se empleará demasiada energía en el acto respiratorio; si es
muy ancha, el apneísta tendrá dificultades para vaciarlo completamente de agua.
Las aletas son el motor de los submarinistas y quizás sean el elemento que ha expe-
rimentado la evolución más radical. Hasta hace poco existían sólo aletas de goma de
tamaño medio, que se utilizaban tanto para la apnea como para la inmersión con
botellas. Después, para uso específico de los apneístas, comenzaron a producirse ale-
tas más largas, con el calzante de goma y la pala en tecnopolímero de hasta un metro
de longitud, sujeta con dos guías y uno o más tornillos. Recientemente, las palas en
fibra de carbono aseguran prestaciones de altísimo nivel. La fibra de carbono, aun-
que no está todavía demasiado difundida en el sector subacuático a causa de los altos
costes, se perfila como un factor discriminante, sobre todo en el buceo profundo, por
su gran ligereza y su reducido espesor. Su principal característica es la rapidez de
retorno y la consecuente reducción de los tiempos muertos. La recogida se distingue
por la buena relación peso/rigidez y la elasticidad del material que, en particular en
la fase de inversión, permite a la pala ser muy reactiva. Así, cuando el apneísta invier-
te la fase del aleteo, la pala reacciona de forma inmediata en ventaja del empuje, por-
que la fibra de carbono sometida a esfuerzo se dobla de manera uniforme por toda
su superficie.
El calzante debe reunir dos requisitos fundamentales: sujetar el pie perfecta-
mente sin constreñirlo y transmitir a la pala el movimiento de los músculos de las
piernas. Por ello, las aletas de buena calidad combinan gomas de diferente dureza.
La más blanda se utiliza en la parte que aloja el talón y está en contacto con el tobi-
llo y el empeine; la más dura se emplea para la planta, los laterales y la parte que ciñe
los dedos, aunque los deje libres de moverse como en una sandalia. De esta manera,
el calzante será cómodo de poner y agarrará el pie eficazmente, transmitiendo la
36
antes de entrar en el agua
Las aletas
Tramo de la pala en acción positiva
Tramo de la pala en acción negativa
Dirección del aleteo
Cada ser de la especie humana ha pasado nueve meses en el vientre materno
antes de nacer, bien protegido en el interior de un saco, el amnios, inmerso en
el líquido amniótico, de unos 500-600 g al final de la gestación, compuesto de agua
con albúmina, urea, sales de calcio, de potasio y de sodio, muy similar al agua del
mar. Su origen todavía es discutido y su función consiste en proteger al feto de las
presiones y los traumas. En general, el líquido amniótico se expulsa antes del parto,
en el momento de la rotura de las membranas, cuando ocurre lo que se llama «rom-
per aguas». Su coloración varía según el estadio de gestación, siendo hacia el final de
un tono blanquecino. Aunque nuestros orígenes sean acuáticos, no es consecuente
nuestra adaptación a este medio, en particular, si después del nacimiento transcurre
demasiado tiempo antes de volver a nadar. Sumergirse en un mundo con caracterís-
ticas físicas y químicas tan distintas de la tierra firme sobre la que vivimos supone
aprender cómo nuestro cuerpo se adapta al agua: 800 veces más densa que el aire,
dispersa el calor 25 veces más deprisa, refracta la luz de manera diferente volviendo
la visión subacuática distinta, e impide oír sonidos inteligibles, pues el sonido se pro-
paga cuatro veces más rápido. Por ello, es indispensable estudiar algunas leyes físi-
cas que expliquen, basándose en las características fisicoquímicas de la hidrosfera,
por qué acontecen ciertos fenómenos. Las leyes de Arquímedes, Boyle-Mariotte y
Dalton aclararán todo sobre los efectos del cuerpo inmerso en agua, en un ambiente
con significativas variaciones de presión, salinidad, transparencia y temperatura.
Todo buen apneísta debe poseer estos conocimientos; es la única manera de
motivar eficazmente un modo de actuar seguro. En esta parte del manual nos ocu-
paremos de la adaptación del cuerpo al agua, analizaremos la respiración en tierra
firme, la producción de energía muscular y cómo en inmersión cambian la forma de
ver, de pensar y de intercambiar calor con el medio.
2.1 LA FÍSICA DE LA INMERSIÓN
Conocer las leyes que regulan el comportamiento de un cuerpo inmerso en un líqui-
do es importante para el apneísta, porque de esta manera se minimiza el factor des-
45
CAPÍTULO 2
ADAPTACIÓN DEL CUERPO AL AGUA
do la sangre a los ventrículos, los cuales a su vez entran en
fase de contracción. Con el aumento de la presión en los ven-
trículos las válvulas auriculoventriculares se cierran. La san-
gre contenida en los ventrículos, a causa de la contracción,
pasa a la aorta y a la arteria pulmonar. Aquí termina la fase de
contracción o sístole y se inicia la fase de dilatación o diásto-
le; nueva sangre llega impulsada a las aurículas y comienza
un nuevo ciclo.
En condiciones de reposo, el corazón se contrae 50-100
veces por minuto y bombea cerca de 5 l de sangre. Tal canti-
dad aumenta cuando se realiza una actividad física, en caso
de trabajo muscular muy fuerte, el flujo cardíaco se incre-
menta alcanzando valores superiores a los 20 l por minuto.
En un apneísta bien entrenado, la frecuencia cardíaca puede
descender a valores notablemente inferiores respecto a la
media, alcanzando incluso las 30-40 pulsaciones, situación
muy ventajosa para la apnea. La bradicardia, o reducción de
la frecuencia cardíaca, puede ser también inducida, como
veremos en el Capítulo 4, con particulares técnicas de entre-
namiento autógeno, pero sobre todo es uno de los aspectos
fisiológicos más interesantes que caracterizan el reflejo de
inmersión (véase Capítulo 3).
La circulación de la sangre se cumple a través de dos sistemas cerrados circulares que
tienen en común el punto de partida y de llegada: el corazón. Éstos son la circulación
pulmonar o circuito menor y la circulación sistémica o circuito mayor.
El circuito menor se inicia con la arteria pulmonar, que, desde el ventrículo dere-
cho, penetra en los pulmones, donde se divide en numerosísimas ramificaciones que
forman una tupida red de arteriolas microscópicas que envuelven la pared de los alvé-
olos pulmonares. Desde aquí la sangre, después de haberse oxigenado a través de
los capilares, pasa a los vasos venosos, los cuales a su vez se convierten en las venas
pulmonares que entran en la aurícula izquierda. La sangre, entonces, es empujada
hacia el ventrículo izquierdo a través de la válvula que los comunica y aquí se inicia
el circuito mayor. La sangre sale del corazón por la aorta para ser distribuida al
resto del cuerpo a través de arterias y arteriolas. En los tejidos, la sangre arterial cede
las sustancias nutritivas y el oxígeno, y recoge las sustancias de desecho de las célu-
las y el dióxido de carbono. En este punto el sistema es ya venoso y está devolvien-
do al corazón sangre por oxigenar; ésta entra en la aurícula derecha por medio de las
venas cavas para luego ser enviada otra vez a los pulmones a través de la arteria pul-
monar, dando comienzo de nuevo el circuito menor.
54
antes de entrar en el agua
Circuito mayor y circuito menor
Visión de la circulación sanguínea.
Abdomeny extremidades inferiores
Cabeza y extremidadessuperiores
Vena cava superior
PulmonesVena pulmonar
Arteriapulmonar
AurículaAurícula
Ventrículo
Aorta
Ventrículo
Vena cava inferior
pulmonares. Los intercambios gaseosos entre la sangre y el aire acontecen en estos
alvéolos. Si se pudieran extender en un plano horizontal los alvéolos pulmonares,
éstos formarían una superficie de 60-80 m2. Las paredes de las cavidades alveolares
son muy finas y el oxígeno que a ellas llega debe atravesarlas por difusión para encon-
trarse en la sutilísima red de capilares sanguíneos que conducen a la vena pulmonar.
La respiración se compone de dos actos distintos: la inspiración, que consiste en la
entrada de aire en los pulmones, y la espiración, que permite la expulsión del aire
contenido en ellos. La mecánica de la respiración es el resultado de la acción combi-
nada de los músculos de la caja torácica y del diafragma, que, con sus rítmicos movi-
mientos de contracción y relajación, aumentan y disminuyen el volumen de la cavi-
dad. Determina, además, las variaciones de flotación en el agua y la disponibilidad
de una reserva de oxígeno a favor de la apnea.
La inspiración se caracteriza por la contracción de los músculos intercostales
externos, con la consiguiente elevación de las costillas, y por la contracción del dia-
fragma, un músculo en forma de cúpula, base de la cavidad torácica. La elevación
de las costillas y el descenso del diafragma permiten un aumento volumétrico de la
caja. De acuerdo con la ley de Boyle, a medida que su volumen aumenta, la presión
dentro de ella disminuye respecto de la ambiental reclamando cierta cantidad de aire
del exterior: se inspira. Con la espiración, la caja torácica se vacía y el diafragma se
56
antes de entrar en el agua
La respiración*
El sistema cardiopulmonar.
Tráquea BronquiolosBronquios
Pleura
Arteria pulmonar Vena pulmonar
Los intercambios gaseosos de los alvéolos pulmonares.
Alvéolos
Vena
Arterias(Sangre sin oxigenar)
Aire entrante
Aire saliente
(Sangre oxigenada)
* Comúnmente asociamos los términos respiración y ventilación pulmonar, que significa el flujo del aire, de entrada y de salida,entre la atmósfera y los alvéolos pulmonares (uno solo de los cuatro sucesos funcionales en los que puede dividirse el proceso,más complejo, que es la respiración). N. del Revisor técnico.
alza, el volumen del tórax se reduce e, inevitablemente, cierta cantidad de aire se ve
forzado a salir de los pulmones: se espira. Con cada acto respiratorio en reposo,
entran y salen cerca de 500 ml de aire (este volumen puede aumentar hasta superar
los 2.500 con una inspiración forzada). Las modificaciones volumétricas del tórax,
esenciales en la mecánica respiratoria, son debidas a los movimientos de las costillas
provocados por la contracción muscular pero, sobre todo, por el diafragma. Por esta
razón, para preparar una buena apnea, es necesario adoptar ciertas técnicas de res-
piración diafragmáticas que garanticen una perfecta ventilación y el mantenimiento
del justo equilibrio entre oxígeno y dióxido de carbono, evitando la hiperventilación
o el descenso excesivo del anhídrido carbónico contenido en la sangre.
Los intercambios gaseosos se dan en los alvéolos, el oxígeno deja aquí el aire para
penetrar en el torrente circulatorio mientras el dióxido de carbono efectúa el proceso
inverso. En un examen espirométrico se evalúan las siguientes características:
■ Frecuencia: el número de actos respiratorios por minuto (13-16/min). Por lo
general, es inversamente proporcional a la talla del sujeto.
■ Ritmo: la sucesión de los actos respiratorios.
■ Volumen o aire corriente: cantidad de aire que entra y sale del aparato respi-
ratorio (300-500 ml).
■ Volumen o aire de reserva inspiratoria: cantidad máxima de aire que, des-
pués de una inspiración normal, puede ser introducida todavía en los pulmones
con una inspiración forzada (2.000-3.000 ml).
57
adaptación del cuerpo al agua
Inspiración Espiración
■ Volumen o aire de reserva espiratoria: cantidad máxima de aire que se puede
todavía expulsar después de una espiración normal con una espiración forzada
(1.000-1.500 ml).
■ Capacidad vital: la suma del volumen corriente y de las reservas inspiratoria y
espiratoria (3.500-5.000 ml).
■ Volumen residual: el que queda en el aparato respiratorio después de una espi-
ración forzada (1.000 ml).
■ Capacidad pulmonar total: la suma de la capacidad vital y del volumen resi-
dual (6.000 ml).
■ Espacio muerto broncotraqueal: de los 500 ml de aire de un acto inspiratorio
sólo 2/3 llegan a los alvéolos, el resto permanece en las vías aéreas superiores.
Se tiene un espacio muerto anatómico que corresponde a las cavidades del
aparato respiratorio que no contienen alvéolos y un espacio muerto fisiológi-
co que representa el volumen real de gas que no entra en equilibrio con la san-
gre. En condiciones fisiológicas las dos variantes deben corresponderse.
Los componentes del aire atmosférico importantes para la respiración son el oxíge-
no, el nitrógeno y el vapor de agua. Este último permite mantener húmedas las muco-
sas que revisten las vías aéreas. El oxígeno representa el 21% del aire y el nitrógeno
el restante 79%; el dióxido de carbono se encuentra en cantidades insignificantes, el
0,04%. La composición del aire inspirado es distinta de aquélla del aire espirado, en
58
antes de entrar en el agua
Oxígeno, nitrógeno y vapor de agua
Espacio muerto broncotraqueal
Volumen corriente500 cm3
Volumen de reserva inspiratoria2.000 cm3
Volumen de reserva espiratoria1.500 cm3
Volumen residual1.500 cm3
Capa
cida
d vi
tal 4
.000
cm
3
El ojo
cas físicas bien diversas de las del agua; sin una máscara, la visión subacuática se
hace confusa y distinta. Además, el índice de refracción de un líquido y de una mez-
cla de gases varía notablemente, razón por la cual los rayos de luz sufren modifica-
ciones que aprecia el ojo.
El ojo es el órgano sensible a las sensaciones luminosas. Es responsable del sentido
de la vista, uno de los canales a través del cual nos relacionamos con el mundo. Está
67
adaptación del cuerpo al agua
Fóvea
Humor vítreo
Coroides
Esclerótica
Retina
Punto ciego
Nervio ópticoCórnea
Cristalino
Cuerpo ciliar
Iris
Conjuntiva
Humor acuoso
Pupila
Ligamento del cristalino
Los rayos luminososson reflejados por elobjeto.
Los rayos luminososson desviados por lacórnea y el cristalino
Los rayos luminososconvergen en la retina
Aunque su cuerpo haya evolucionado en tierra firme, incluso en un ambiente tre-
mendamente modificado por la civilización tecnológica con respecto a los
patrones naturales, el hombre ha osado desafiar al «sexto continente». Y lo ha hecho
desde una posición de inferioridad si la comparamos con la de otros mamíferos. No
obstante, ha conseguido resultados extraordinarios. Durante milenios, el camino ha
sido lento, ponderado, progresivo: primero, la recolección de alimentos en aguas
poco profundas; después, de esponjas, de conchas perlíferas o de riquezas tragadas
por las aguas, a profundidades siempre más vertiginosas. En las últimas décadas del
siglo XX y hasta nuestros días, la progresión de la apnea ha registrado importantes
logros. El hombre ha resquebrajado el muro de la problemática médica, en aparien-
cia incuestionable, y de las 10.000 preguntas sobre la presión, la dispersión del
calor, etc.
El cuerpo humano está constituido en su mayor parte por agua, y el feto, como
hemos visto, vive en el líquido amniótico como en un remanso de mar. El recién naci-
do, si es parido en inmersión como un minúsculo cetáceo, puede permanecer sumer-
gido en agua templada, donde mantendrá los ojos abiertos, sin atragantarse, sin agi-
tarse, moviéndose en estilo braza como si alguien se lo hubiera indicado; se
encuentra maravillosamente bien, puesto que está habituado a vivir en el elemento
líquido. Después, con el transcurrir de los meses, esta predisposición natural, si no
se cultiva como es debido, se debilita, se pierde en tentativas natatorias torpes, en
brazadas caóticas, en llanto y atragantándose; y así, se hace necesario empezar todo
de nuevo.
La apnea es la suspensión voluntaria y temporal de la respiración. En el hombre
es un comportamiento transitorio y de breve duración. De hecho, puede estar sema-
nas sin comer, pocos días sin beber, pero sólo algunos minutos sin respirar. Para el
apneísta, la acuaticidad es un componente fundamental, que le permite actuar en
un mundo diferente como si fuera su hábitat natural y utilizar del mejor modo los
pocos minutos de que dispone. El hábito al agua debe adquirirse de modo lento y
gradual, en piscina, en superficie, en inmersión. Para poder madurar una buena
preparación, el atleta debe estudiar con atención su comportamiento, escuchándo-
se y sintiendo el contacto con el elemento líquido sin el auxilio de equipamiento
71
CAPÍTULO 3
ADAPTACIÓN DEL CUERPO A LA APNEA
Le fue introducido un catéter a través del codo, en la vena cava superior, lo cual per-
mitió a los médicos medir la presión venosa intratorácica a 60 y a 40 m de profundi-
dad. Se constató que la cantidad de sangre contenida en el tórax durante la inmer-
sión aumentaba pasando de 1 l a 2,2 l. Fue la demostración del reclamo de sangre
intratorácico, más tarde llamado blood shift por el fisiólogo de la Marina estadouni-
dense, Karl Shaefer, que lo estudió y lo teorizó por primera vez en 1968. El blood
shift, un automatismo fisiológico que está siempre presente en todas las inmersiones
en apnea, en proporción al aumento de la profundidad, desmiente la teoría de
Cabarrou. La explicación es simple. A nivel del mar la presión atmosférica es de 1 bar;
en descenso la presión hidrostática aumenta un bar cada 10 m, por tanto, a 20 m ten-
dremos 3 bar; a 30 m, 4 bar, y a 100 m, 11 bar. La presión actúa en todo el cuerpo,
pero ahora interesa observar cómo se comportan los pulmones. El aire en ellos con-
tenido, a causa del aumento de la presión, se reduce progresivamente de volumen
por efecto de la ley de Boyle. A 100 m, el aire contenido en los pulmones ocupará
1/11 del volumen inicial y los pulmones mismos serán 11 veces menores que en
superficie. El problema reside en que el espacio dejado libre no puede permanecer
vacío porque se verificaría una implosión, como vaticinaba Cabarrou, un aplasta-
miento torácico debido al peso del agua más la presión atmosférica externa.
La experiencia nos enseña que el aplastamiento no se verifica gracias al blood shift.
La sangre empujada en los pulmones ocupa la parte liberada por la reducción del
volumen aéreo. Como líquido, la sangre es incompresible, lo que permite que nos
adaptemos sin llegar a la implosión. El blood shift no es un fenómeno pasivo para
contrarrestar la presión hidrostática, es además un fenómeno activo que permite un
disfrute mayor del oxígeno por parte de los órganos más importantes como corazón
y cerebro, en detrimento de los órganos y tejidos periféricos que pueden mantener
una situación hipóxica. Algunos médicos sostienen que el propio blood shift, que hoy
permite inmersiones a cotas consideradas inalcanzables hasta hace algunos años,
podría constituir en el futuro el límite fisiológico de la inmersión en apnea. El cora-
78
antes de entrar en el agua
Por qué el tórax no se aplasta
A nivel del mar A –10 m A –20 m
VOLUMEN DE SANGRE PRESENTE EN LOS PULMONES
El mejor modo de prepararse para un chapuzón en lo profundo o para sencilla-
mente permanecer sumergidos en el agua largo rato es aprender a respirar y a
relajarse. Hasta hace pocos decenios dominaba una corriente, que para simplificar
llamaremos «apnea de fuerza», que utilizaba una serie de técnicas «inhibitorias» cuyo
fin era forzar el organismo más allá de sus límites. La hiperventilación, un recurso
insuficiente además de peligroso del que hablaremos más adelante, es hija de este
modo de entender la apnea. El primero que rompió con estas costumbres fue Jacques
Mayol. El apneísta francés adoptó métodos de relajación y de respiración tomados de
antiguas disciplinas orientales, yoga sobre todo, y de su versión occidentalizada, el
entrenamiento autógeno y el entrenamiento mental. Mayol abrió una nueva corriente
de pensamiento, oponiendo a la apnea de fuerza, la de relajamiento. Esto significó
para muchos una mutación radical de sus entrenamientos y los resultados, incluso en
competición, no se hicieron esperar.
En este capítulo hemos intentado resumir las motivaciones fisiológicas que nos
ponen a favor de la apnea de relajamiento y proponemos una serie de métodos y ejer-
cicios para aprender a trabajar sobre el cuerpo y la mente. Hablaremos de estrés,
ansia y aburrimiento, y de los riesgos y ventajas que estos estados fisiológicos alte-
rados suponen para el apneísta. Para alejar toda posibilidad de estrés trataremos de
alcanzar, a través de las técnicas de respiración y relajación, aquella tranquilidad
necesaria para tener experiencias positivas o una apnea que produzca placer, bien-
estar y alegría. Basta pensar en cómo pasa el tiempo durante la estática, para enten-
der que los límites son primero mentales y luego, físicos. Hay que creerlo primero y,
antes o después, llegaremos a hacer aquello que nunca habíamos logrado. Participar
en un curso de apnea puede ayudar a un cambio personal en la manera de valorar los
propios recursos, desde la perspectiva de obtener resultados concretos en este de-
porte e, incluso, en la vida de todos los días.
4.1 ESTRÉS, ANSIA Y ABURRIMIENTO
El ansia es un sentimiento que surge de forma automática en situaciones que la per-
sona considera problemáticas o potencialmente peligrosas. Al principio se desata una
95
CAPÍTULO 4
RESPIRAR Y RELAJARSE
EJERCICIO Nº 3
Ejecución
• Sentados como en el ejercicio anterior, durante una larga y lenta espiración, alar-
gar los brazos hacia delante y hacia fuera aferrando con los dedos de una mano
los de la otra. Inclinar la cabeza metiéndola entre los brazos.
• Estirar ligeramente los brazos, mantener una apnea espiratoria de 3-5 segundos (fig. 1).
• Desde esta posición llevar los brazos detrás de la espalda a la altura del sacro, rea-
lizando una lenta inspiración. Cogerse las manos y estirando con suavidad los bra-
zos hacia abajo levantar la cabeza con la mirada en alto y dejar caer los hombros.
Sigue una apnea inspiratoria de 3-5 segundos (fig. 2).
• Repetir 6-8 veces el ciclo completo.
104
el arte de no respirar
Nota:
No fuercen los movimientos
ni tensen el cuerpo.
1 2
Espiración + apnea espiratoria de 3-5 segundos Inspiración + apnea inspiratoria de 3-5 segundos
109
respirar y relajarse
In
Es In
Es
In
Es In
Es
In
Es In
Es
In
Es
In
Es
In
Es
In
In InIn
Es
Es Es Es
InEs InEs 6 veces
6 veces 6 veces
4 veces
6 veces +
6 veces
4 veces por parte
6 veces + 6 respiraciones
4 veces por pierna +
Observar
EJERCICIO Nº 6
Ejecución
• En decúbito supino (boca arriba), con las piernas flexionadas y las manos agarra-
das presionando las rodillas.
• Efectuar una larga espiración acompañándola con la flexión de las piernas sobre
el abdomen y aplastando la parte baja del tórax. El diafragma se eleva arqueán-
dose hacia el interior del tórax (fig. 1).
• Al término de la espiración, empujar a intervalos las rodillas hacia el tórax con las
manos para favorecer una ulterior exhalación.
• Inspirar lenta y profundamente, devolviendo las rodillas a su posición inicial y
moviendo el diafragma hacia abajo (fig. 2).
118
el arte de no respirar
«…el submarinista bucea para ver. El apneísta lo hace para mirarse por dentro.»
Después de haber analizado la preparación de la apnea en seco, tanto desde el
plano mental –con las técnicas de relajación y el entrenamiento autógeno–,
como desde el plano físico –con las técnicas respiratorias–, veamos ahora cómo nos
debemos comportar en el momento en que las aplicamos en el agua durante la apnea.
Examinaremos las tres situaciones clásicas: la apnea
estática, la apnea dinámica y la apnea profunda. Es fun-
damental no tener prisa con los resultados porque éstos
irán llegando progresivamente.
Para disfrutar de este deporte es necesario olvidar la
tensión provocada por la sensación de tener que hacer
algo a toda costa. Empleen el tiempo en utilizar todos
los canales perceptivos: visual (viendo imágenes menta-
les), auditivo (oír los sonidos, la voz interior) y cinesté-
sico (puntos de contacto del cuerpo y contacto de éste
con el agua). La apnea es un viaje fuera del tiempo que
se consigue a través de un esfuerzo de la mente por
abolir las coordenadas temporales que caracterizan
nuestra existencia. Aunque parezca un juego de pala-
bras, es necesario esforzarse en no esforzarse. Para los
principiantes será determinante crear recursos mentales
que les acerquen en la menor brevedad a las condicio-
nes psicofísicas ideales. Es importante compartir con el
compañero la alegría por un nuevo resultado obtenido,
así como sentir intensamente las emociones y memori-
zar el evento; el recuerdo será un punto de referencia
óptimo para futuras inmersiones, pues contribuirá a
aumentar la autoestima y las motivaciones del apneísta.
131
CAPÍTULO 5
RELAJADOS BAJO EL AGUA
EL COCO, EL CORAL Y EL AGUA:UNA HISTORIA CON ALGO ZEN
El viejo pescador de las islas maldivas Brisbécomenta: «Hoy te he visto en el mar. Magnífico», diceesbozando con sus palabras un inglés incierto. «Megusta cómo nadas bajo el agua. Soy sólo un viejo pes-cador, pero permíteme que te dé un consejo. Recuerdaque las cosas se pueden hacer de dos maneras».Diciendo esto, coge un pedazo de coral y lo lanza almar; luego, de un coco abierto deja gotear en el aguael líquido azucarado y blancuzco: «Ves. El coral y laleche de coco ahora están en el agua. Pero el coralsigue siendo coral, mientras que el coco se ha conver-tido en agua de mar. Cuando estás bajo el agua nodebes hacer como el coral, sino como la leche de coco;cuando estés en apnea no te opongas al mar, nodebes ser tú, tu cuerpo, tu piel y el océano, sino quecada parte de tu ser debe volverse una con el agua».
Quien se acerca por primera vez a la apnea, antes que tratar de mantener el alien-
to, debe empezar por nadar en superficie respirando y aleteando con el equipo
adecuado. Practicar y mejorar el aleteo, la respiración por el tubo y aprender el golpe
de riñón que nos permitirá efectuar inmersiones correctas son los primeros objetivos
que el neófito debe proponerse. La piscina constituye el ambiente ideal para iniciar
la experiencia; avanzar en el agua con el empuje de un par de aletas es sencillo, pero
aletear con propiedad es un gesto técnico complejo que requiere coordinación. En
este capítulo se describen diversos modos de aletear, es decir, de nadar en super-
ficie y en inmersión calzando el instrumento adecuado. Conocer y entender los
propios fallos es fundamental para corregir lo que estamos haciendo, por ello la últi-
ma parte del capítulo enumera los errores más comunes subdivididos en tres gru-
pos: errores de las extremidades inferiores, de la posición del cuerpo y de
los inducidos por aletas inadecuadas. El análisis de dichos errores y la compa-
ración con el propio modo de interpretar el ejercicio ayudarán al lector a comprender
cuál es el aleteo ideal y, sobre todo, a advertir los efectos eventuales de una acción
biomecánica específica incorrecta.
6.1 ANÁLISIS BIOMECÁNICO DEL ALETEO
El aleteo es el principal sistema de locomoción del submarinista. Difiere de individuo
a individuo en relación con varios factores, en parte anatómicos (altura, proporción
de las partes del cuerpo, distribución de la masa y su desarrollo, movilidad articular),
en parte funcionales (tono muscular, esquemas posturales), relacionados con el tipo
de aletas (largo y rigidez), o con el efecto buscado (velocidad, chapoteo). De ello se
desprende que no existe la aleteada estándar, válida para todos y ante cualquier
situación, aunque por comodidad de exposición describiremos una como modelo, a
la que haremos referencia para analizar la dinámica y corregir los errores.
Para entender la biomecánica del aleteo algunos estudios científicos han realiza-
do tomas a cámara lenta que evidenciaran qué partes del cuerpo y en qué modo inter-
venían en la ejecución del movimiento, utilizando señales de referencia a la altura de
141
CAPÍTULO 6
EL ALETEO
la cadera, la rodilla, el tobillo, el empeine y la aleta mientras el deportista era crono-
metrado. Del análisis de los distintos planos (veáse representación de la página 143)
se obtuvieron los ángulos relativos a la cinemática del aleteo y al comportamiento de
las aletas. Para cada una de las extremidades inferiores se distingue una fase de pata-
da hacia abajo (fig. 1) llamada movimiento de ida (fig. 2) y una fase de patada hacia
arriba (fig. 3) llamada movimiento de vuelta (fig. 4).
142
hacerse apneísta
Movimiento de ida
Movimiento de vuelta
EJES Y PLANOS DEL CUERPO HUMANOPara una mejor comprensión de la relación de las extremidades con el busto del apneísta y las aletas, hemos resumi-
do en esta tabla las definiciones de eje y plano, entendiendo el cuerpo humano como recorrido por tres ejes y cortado
por tres planos.
143
el aleteo
Eje longitudinal (z):
atraviesa el cuerpo de la coronilla al punto
de unión de los talones.
Eje transversal (y):
va de un hombro al otro.
Eje sagital (x):
atraviesa del pecho a la espalda.
Dichos ejes generan los siguientes planos:
Eje de rotación: la línea imaginaria sobre la cual rota el cuerpo.
Plano frontal (ß):
divide el cuerpo en dos partes
asimétricas, una anterior y otra
posterior (y-z).
Plano sagital (α):
divide el cuerpo en dos partes
simétricas, una izquierda y una
derecha (z-x).
Plano transversal (γ):
divide el cuerpo en dos partes asimétricas,
una superior y otra inferior (x-y).
El apneísta efectúa una pausa de tiempo variable al llegar a la máxima apertura. El ritmo se
interrumpe y la acción no es continua. Muchas veces este error está asociado a la patada demasiado
amplia descrita en el punto anterior.
• Sensación de seguridad y tranquilidad dada por la acción estabilizadora de las aletas comparable a
los alerones de un avión.
• Movimiento demasiado controlado que evidencia la tensión de quien lo ejecuta.
• Se trata de una asociación equivocada de la pausa de la braza en inmersión.
• Las piernas ofrecen mayor resistencia.
• La velocidad se ve reducida por las pausas.
• Se alternan momentos veloces y lentos.
• Ejecución veloz del aleteo, sin perder el ritmo en la máxima apertura para crear un movimiento con-
tinuo.
• Logrado un aleteo adecuado, reducir progresivamente la velocidad sin alargar la patada.
156
hacerse apneísta
Descripción:
Causas:
Efectos:
Corrección:
2. Pausa en la máxima apertura
«Hoy no logro compensar». «Con los oídos en estas condiciones, no podré
entrar en el agua…». Son algunas de las frases más comunes de los apneístas
que tienen una sensibilidad especial por el estado de salud de sus oídos. Sensibilidad
más que justificada, porque cualquier problema del aparato auditivo tiene siempre una
única consecuencia: nada de inmersiones. Compensar significa evitar que los tímpanos
sean aplastados hacia dentro por el aumento de la presión hidrostática durante la
inmersión; para ello, es necesario introducir aire en el oído medio a través de las manio-
bras descritas en este capítulo, con objeto de devolver el tímpano a su posición origi-
nal. Por efecto de la presión, durante el descenso, todo nuestro cuerpo sufre una com-
presión. Los tejidos que nos componen están constituidos en su mayoría por líquidos
y huesos, por lo que pueden considerarse incompresibles. Pero existen además cavi-
dades que deben ser equilibradas con la presión ambiental. A medida que bajamos será
necesario practicar una maniobra que facilite la afluencia de aire a tales cavidades
–oídos, senos frontales y paranasales–, para compensar las variaciones de presión
externas. Si esto no ocurriese, los órganos y las estructuras anatómicas en cuestión
sufrirían daños (barotraumas) a causa de la diferencia de presión. Durante una inmer-
sión en apnea, la compensación implica no sólo los oídos y los senos, sino también la
máscara. Esta parte del equipo constituye otro espacio importante –en comunicación
con la nariz– sujeto a las mismas variaciones. En este capítulo proponemos las técnicas
y las maniobras necesarias que si son ejecutadas con corrección evitarán problemas.
7.1 MANIOBRAS DE COMPENSACIÓN
La compensación es una manipulación subjetiva. A las preguntas «¿cada cuánto com-
pensar?», «¿cuántas compensaciones haces en los primeros veinte metros?» es impo-
sible responder. De hecho, no existe una ley física precisa, sino que depende de la
sensibilidad del tímpano. Los primeros 15 o 20 m son los más delicados, pues la fre-
cuencia de compensación es mayor y también la capacidad por parte del apneísta de
mandar más o menos aire de los pulmones hacia los tímpanos. Esto es debido a que
la presión a –10 m se dobla respecto a la superficie (pasa de 1 a 2 atm), mientras que,
183
CAPÍTULO 7
LA COMPENSACIÓN
El objetivo de este manual es introducir al lector en la práctica de una apnea segu-
ra y divertida en aguas libres, sea en el mar o en un lago, lugares en los que las
variables ambientales (temperatura del agua, visibilidad, corrientes…) requieren una
buena capacidad de adaptación y una buena técnica. El camino que lleva a las aguas
libres se inicia en la piscina, donde los factores son constantes; en síntesis, un entor-
no protegido en el que el neófito puede con facilidad evaluar y entender las sensa-
ciones provocadas por el desarrollo de los ejercicios: sentir, oír y ver el propio cuer-
po y analizar las reacciones psicofísicas. El primer paso es aprender a estar en el agua
sintiéndonos cómodos y capaces de controlar cada gesto, en dos palabras, ambien-
tarnos y sentirnos seguros. Desde el punto de vista motriz, se trata de volver eficaz
cada acción, que todos los movimientos reduzcan a lo esencial el trabajo muscular
para un mínimo consumo energético. Desde el punto de vista mental, presupone una
condición de relajamiento y concentración válida para la apnea. En cada momento del
aprendizaje en el agua recuerden las tres «E»:
• Eficacia de los movimientos en relación con:
– el equipo del que se dispone.
– las capacidades: fuerza, resistencia, velocidad y movilidad articular.
• Economía del consumo energético y de O2 que depende de un buen equilibrio
psicofísico.
• Eficiencia de las condiciones físicas y mentales.
La natación y los ejercicios a cuerpo libre (sin equipo) tienen la misión de mejo-
rar la sensibilidad del alumno, la eficiencia de su acción en el agua y la disminución
del nivel de estrés. En este capítulo proponemos los ejercicios que favorecen la coor-
dinación, la respiración y el control de los movimientos en un ambiente que produce
una infinidad de modificaciones sobre el organismo. Con estas prácticas sin equipo,
el aspirante a apneísta podrá aprender a relajarse, a sentir el contacto con el elemento
líquido, a abandonarse percibiendo la respuesta del cuerpo inmerso y, por consi-
201
CAPÍTULO 8
LA FORMACIÓN EN PISCINA
• Inspirar, efectuar una tracción de brazos estilo braza y reiniciar con otro golpe de
riñón recogido.
Recorrer una o más piscinas coordinando la respiración, el golpe de riñón, el des-
censo, la posición acuclillada en el fondo y la vuelta a la superficie. Todo debe ejecu-
tarse de forma relajada.
RECUPERACIÓN DE OBJETOSEl objetivo es crear una situación compleja. Se trata de organizar varias acciones
consecutivas para recuperar un cierto número de objetos del fondo de la piscina. El
enlace entre un ejercicio y otro en la superficie o la coordinación de la respiración y
el golpe de riñón son determinantes.
Necesario
Objetos visibles en el fondo.
Ejecución
• Sumergirse con un golpe de riñón en recogida.
• Alcanzar el fondo y recuperar el primer objeto.
• Preparar la subida apoyando bien los pies y semiflexionando las piernas con los
brazos estirados hacia arriba. El objeto lo sostendremos con la mano cerca-
na al borde.
• En cada descenso debe recuperarse un solo objeto, que dejaremos en el borde sin
apoyarnos.
• Depositado el objeto, sumergirse de nuevo sin hacer ninguna pausa.
215
la formación en piscina
• Rescatar otro objeto y repetir la operación.
La repetición favorecerá el aprendizaje automático de secuencias operativas
importantísimas:
a) respiración
b) golpe de riñón
c) descenso
d) arranque del fondo
e) ascenso
f) enlace en superficie para el sucesivo golpe de riñón
Conocer y controlar bien esta
secuencia puede ser fundamental en
situaciones de urgencia, por ejemplo,
cuando un apneísta debe realizar una
búsqueda en el fondo. El dominio en la
ejecución y un ritmo adecuado favore-
cerán la superación de factores emoti-
vos que podrían inhibir la acción del
socorrista. Evaluar el autocontrol mien-
tras la atención está puesta en la recu-
peración de objetos resultará más fácil.
216
hacerse apneísta
Un cabo del que nunca he visto el final, quizá por eso atrae mi curiosidad.
Ha llegado el momento de sumergirnos en las aguas del mar abierto o de los lagos
y de poner a prueba todo lo que hemos aprendido en la piscina. Las aguas libres
se deben experimentar con progresión y prudencia, sabiendo desde el principio que
estaremos en una situación en la que hay que considerar las variaciones ambientales
como la corriente, las mareas, las olas, la temperatura, las condiciones meteorológi-
cas, etc. En los primeros epígrafes de este capítulo hemos resumido las principales
nociones sobre el ambiente submarino, sus características físicas y movimientos; no
encontrarán nada en este libro sobre la flora y la fauna, que representa para muchos
una de las motivaciones para practicar apnea, porque su vastedad requeriría todo un
volumen (en la bibliografía aparecen textos específicos que pueden consultarse).
Por lo que a nosotros concierne, nos limitaremos a una única recomendación:
sumergirse en apnea en las aguas del mar o de un lago supone penetrar silenciosa-
mente y con gracia en un ambiente que todavía hoy reserva tantas sorpresas. Uno de
los placeres que convierte en fascinante la apnea o el buceo con máscara y tubo es
la observación de la vida marina. Las aguas constituyen ambientes biológicos muy
distintos entre sí y hospedan gran variedad de seres vivos. Durante cada inmersión,
el apneísta debe proceder como un visitante educado, como un huésped cortés y no
como un rapiñador, cada amante del mar debe ser consciente de los daños potencia-
les que un comportamiento inadecuado podría provocar.
9.1 EL PLANETA OCÉANO
Las imágenes que recibimos desde el espacio muestran la Tierra cubierta por el agua,
un planeta oceánico, con el 71% de su superficie ocupada por los mares, el 55% de
los cuales son profundos. La oceanografía es una ciencia relativamente reciente, pues
empezó su desarrollo a finales del siglo XVIII. Hasta entonces, los movimientos de las
masas de agua y la geología del fondo marino se estudiaban sólo en función de la
navegación. Hacia finales del XVIII, el arte de la navegación y las ciencias del mar se
243
CAPÍTULO 9
LA FORMACIÓN EN AGUAS LIBRES
En aguas abiertas, nos sumergimos en presencia de olas, corrientes, escasa visibili-
dad, con el traje de buceo y el lastre, todos factores que limitan la libertad de movi-
miento a la que se está habituado en piscina. El aspecto
que más desorienta al principiante es la total falta de refe-
rencias visuales, sobre todo, si se encuentra en el profun-
do azul o en un lago en el que no se ve el fondo. El uso de
un cabo guía será básico para trazar la línea vertical de
descenso, que con frecuencia el inexperto no consigue
seguir por falta de sensibilidad. El cabo se convierte en
una rampa de lanzamiento hacia el infinito mundo sumer-
gido y prepara al apneísta para afrontar situaciones am-
bientales desfavorables. Las técnicas de ejecución son las
descritas en el Capítulo 8. La diferencia está en el lastre,
que cambiará la flotabilidad. Para una inmersión profunda
se partirá con poco peso y así el golpe de riñón resultará
más costoso, debiendo vencer en superficie una resisten-
cia mayor.
Uno de los primeros ejercicios de ambientación en las salidas al mar es el de la com-
pensación. La temperatura, más baja respecto a la piscina, crea algunas dificultades,
sin contar con la tensión emotiva y física que acompaña las primeras tentativas: en
las experiencias iniciales, la compensación puede representar un problema. Las que
siguen son algunas prácticas que permiten una aproximación gradual, favoreciendo
la sensibilidad sobre el aumento de la presión en relación con los tiempos de com-
pensación.
1. Descender con los brazos y cabeza arriba.
2. Descender cabeza arriba, cogiendo lentamente el cabo y haciendo variar la posi-
ción para terminar cabeza abajo.
3. Descender cabeza abajo.
261
la formación en aguas libres
El golpe de riñón
La compensación
La apnea es una disciplina que requiere un gran esfuerzo individual sin que por
ello deba practicarse en soledad. El sistema de parejas constituye la primera
regla de la seguridad en el agua. En este capítulo trataremos cada aspecto de la segu-
ridad, comenzando por el estudio de los peligros potenciales: la hiperventilación (téc-
nica altamente contraindicada y superada por la ventilación asociada a la relajación),
los estados presincopales y el síncope. Veremos las reglas de la prevención que
garantizan una apnea sin riesgos y divertida, el sistema de parejas, junto con la ali-
mentación, la hidratación y la protección del frío. La seguridad depende también del
estado mental; resulta determinante conocerse en el plano psicológico, ser capaces
de escuchar y guiar el propio pensamiento, saber controlar ciertas reacciones, domi-
nar los impulsos, así como articular las acciones interiores conscientes e inconscien-
tes, los pensamientos pesimistas y optimistas, las decisiones y las dudas. Finalmente,
consideramos que también forma parte del bagaje del apneísta el conocimiento de
las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), por lo cual aconsejamos seguir un
curso específico, pues leer un libro o estudiarlas no nos parece suficiente. Confíen en
los especialistas y aprenderán las maniobras que precisa una emergencia.
10.1 PELIGROS DE LA APNEA
Conocer los riesgos que caracterizan la inmersión es responsabilidad del propio
apneísta, por dos razones: permite hacer frente a las posibles urgencias del compa-
ñero y a la vez adoptar el comportamiento adecuado que garantice una actividad segu-
ra. La medicina deportiva ha hecho en los últimos años progresos notables y ha des-
cubierto algunos peligros relacionados con técnicas en uso desde hace tiempo, como,
por ejemplo, la hiperventilación, considerada hoy causa de muchos síncopes.
271
CAPÍTULO 10
LA SEGURIDAD
283
la seguridad
Pregunta
Respuesta
¿OK? ¡OK! En superficie y a distancia
¿OK? ¡OK! Con una mano ocupada
Dificultad – Ayuda en superficie Calambre
El mundo de la apnea está atravesando una fase de profunda transformación,
pasando de un período pionero y poético a otro que podemos definir como pro-
fesional, en el cual la racionalización de los métodos de entrenamiento y de las téc-
nicas caminan en paralelo con la investigación. La programación de la actividad física
reviste cada vez mayor importancia, y el trabajo es dosificado cualitativa y cuantitati-
vamente, respetando la genética del atleta. Un apneísta de alto nivel no es un super-
dotado, es un deportista que se entrena de modo serio, siguiendo unas tablas con-
cretas y una preparación que va del trabajo físico al psíquico, técnico y táctico. Por fin
se ha abandonado la idea de que el apneísta debía ser un sujeto dotado de particula-
res y misteriosas capacidades mentales, o provisto de poderes no identificables desde
un punto de vista médico, cosa a la que ha ayudado el hecho de que el número de
apneístas de alto nivel va en aumento. Se entrena más y de forma coordinada, a tra-
vés del análisis y de la identificación de los factores que caracterizan la actividad, y
se programa en consecuencia. No existe un recetario milagroso para convertirse en
campeón de apnea, sólo un largo trabajo de paciencia y voluntad. El físico es la base
de toda actividad deportiva, y sin una adecuada preparación física es imposible llegar
a resultados satisfactorios. El entrenamiento del apneísta de competición se divide en
una preparación física genérica (natación, carrera, pesos) y una específica (apnea está-
tica, dinámica y profunda). En los capítulos anteriores hemos visto las principales téc-
nicas de inmersión; si la pasión por la apnea les ha conquistado y han decidido mejo-
rar sus prestaciones, la lectura de las páginas siguientes podrá serles útil.
11.1 LA PREPARACIÓN FÍSICA DEL APNEÍSTA
El entrenamiento genérico en seco debe darse a lo largo del año y organizar los estí-
mulos necesarios, llamados «cargas de trabajo», capaces de crear la adaptación orgá-
nica orientada a mejorar las marcas. Constancia y gradualidad son las dos palabras
fundamentales en el entrenamiento del apneísta. La preparación física tiene un papel
fundamental en el período invernal, de al menos unos cinco meses. Este tipo de tra-
bajo tenderá luego a disminuir en intensidad y tiempo para dar paso al entrenamien-
297
CAPÍTULO 11
EL ENTRENAMIENTO DEL APNEÍSTA