suplemento voy diario río negro | artículo 17 | 28-feb-2014

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soñado 17 Cafayate

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soñado

17

Cafayate

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RÍO NEGRO VIERNES 28 DE FEBRERO DE 20146

•Cenar en la pizzería “El Zorrito”, ubicado en frente de la plaza.•Alquilar una bicicleta y salir a recorrer bodegas .•Hacer el camino de las Siete Cascadas (a sólo 7 kilómetros del centrode Cafayate).•Probar el cono de “salchipapa”.•Dar una vuelta por el mercado de frutas.

JIMENA SÁNCHEZ

[email protected]

Llegamos a Salta, al lugar donde nos nacieron las ganas de vivir l

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer laArgentina de sur a norte en bicicleta.

Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com.

Después de estar sólo 10 días enCatamarca, hacemos una pasadafugaz por Tucumán.La Ruta 40 atraviesa esta pro-vincia sólo 40 kilómetros, así quedecidimos desviarnos y des-cansar en Amaicha del Valle, en elsur de los valles Calchaquíes. Pa-ramos tres días en la finca de unalectora del blog, que nos ofrecióhospedaje cuando estábamos enUshuaia allá lejos y hace tiempo.Este paréntesis nos sirve para sertodavía más conscientes de queestamos por entrar en la penúl-tima provincia, la número 11 deeste largo recorrido en bicicletapor nuestro país. Y una de las fru-tillas del postre es volver a Cafa-yate.En febrero del 2012, llegábamosa esta ciudad salteña como mo-chileros. Nuestro primer viaje alNorte Argentino lo hicimos porseparado y en fechas distintas, yocon una amiga y Andrés con dosamigos.Nosotras paramos tres días en unhostel sobre la Ruta 40 y ni bienllegamos, dejamos las mochilasen la habitación y nos fuimos adar una vuelta. Acostumbrada alos sonidos de la ciudad, lo pri-mero que me llamó la atenciónfue que por las calles no pasabancolectivos.En lugar de motores sólo escu-chaba el silencio de la montaña,algo de lo que nunca me pude ol-vidar al igual que los cerros querodean el valle. Desde que visitéCafayate por primera vez, en-contré un posible lugar dondeme gustaría vivir alguna vez(claro, después de darle la vueltaal mundo).Al volver al hostel conocimos aEmilia, la recepcionista.Ella le había dado hacía muypoco un “volantazo” a su vida.Trabajaba en Rosario, tenía unpuesto importante en una em-presa con personas a cargo, perono era feliz. Vivía según los hora-rios de otros, corría de un lado alotro y sentía que su vida se le ibade las manos. Después de replan-tearse qué es lo que realmentequería, dejó su trabajo y se fue deviaje.Llegó a Cafayate, se enamoró deeste rincón salteño y ahí sequedó, para empezar de nuevopero a otro ritmo: el suyo. Meacuerdo que con mi amiga hablá-bamos de la historia de Emilia ynos veíamos reflejadas en ella.

Viajar por el norte nos había co-nectado con nuestro lado máshumano, ese lugar donde haymás preguntas que respuestas yla libertad nos hace cosquillas enla panza.Después de tres días en Cafayate,me di cuenta que quería volver.No sabía con certeza cuándo,pero la vuelta ya estaba en losplanes.Tenía muchas ganas de estar ahícon Andrés donde por primeravez el sueño de viajar empezó avolar como mariposas en mi ca-beza. Por eso vuelvo llena de ner-vios, algo despeinada y en bici-cleta.Estoy ansiosa por ver los rinconesdonde estuve, quiero pasar por lapuerta del hostel que cruza miquerida 40 y donde conocí aEmilia. Busco en la plaza elmismo árbol donde aquella vezme senté y se lo muestro a An-

/ lavidadeviaje

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Cafa

drés. Vuelvo a ver esa postal queme había prometido ver otra vez.Camino por las calles donde mereí, donde pensé, donde me rein-venté.Con una sonrisa y lágrimas en losojos, volví.Paramos una semana en la casade Emilia donde aprovecho paracontarle todo lo que me habíapasado después de conocerla.Después de varias cenas, nos po-nemos al día.

LA QUEBRADA EN BICI

En ese viaje que hice en el 2012recorrí la Quebrada de las Con-chas tres veces. Se supone quedebería acordarme el caminopero la verdad es que no.Lo que sí recuerdo son las pa-radas obligadas que en su mo-mento hicimos con la combi: laGarganta del Diablo, el Anfiteatroy la Yesera como las más impor-tantes.En esta oportunidad queremosque el camino sea el protago-nista, ir a nuestro propio ritmo yen bici.A las 9 de la mañana nos to-mamos un micro desde la ter-minal de ómnibus en Cafayateque nos salió sólo $50 y nos ba-jamos donde arranca (o termina)la Quebrada (dependiendo delsentido en el que uno vaya).

A menos de un kilómetro de la Garganta está el Anfiteatro.

SALTA

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RÍO NEGROVIERNES 28 DE FEBRERO DE 2014 7

la vida de viaje. Ahora quedan sólo dos provincias para recorrer

Fotos: Andres Calla

En el cerro Tres Cruces. Uno de los paseos más lindos que tiene Salta.

Nuestro único equipaje en labaulera son las bicicletas, así quelas bajamos y empezamos esterecorrido de 50 kilómetros en dosruedas.Como si nunca lo hubiese hecho,hacerlo de esta forma fue dife-rente: no me acordaba ni de lascurvas, ni del color de las mon-tañas, ni del sonido del río a lapar del camino.Al día siguiente, retomamos la 40hacia Cachi. Nos despedimos de

Emi y antes de salir, vamos a unapanadería a comprar pan. Mequedo charlando con una señoraen la puerta y me dice: “¿Vossabés que Cafayate es mágico?Muchas personas vienen y no séqué les pasa pero se terminanquedando. Esa montaña que vesahí, ¿viste cómo te atrapa? Me pa-rece que despierta sueños. ¡A míme paso!”“Sí señora”, le respondo, “la en-tiendo muy bien. A mí también”.

ayate soñado

Paisaje ysensacionesdifíciles deolvidar.