suplemento voy diario río negro | artículo 14 | 7-feb-2014

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Volver a los orígenes en 14 Talampaya

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Page 1: Suplemento Voy Diario Río Negro | Artículo 14 | 7-feb-2014

Volver a los orígenesen

14

Talampaya

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RÍO NEGRO VIERNES 7 DE FEBRERO DE 20146

• Descansar en el “Complejo Paraíso del Bermejo”, ubicado a 2 cuadrasde la plaza de Villa Unión | www.elparaisodelbermejo.com.ar• Almorzar en el restaurante de la estación de servicio que está a unacuadra de la plaza (muy buenos precios y ricos platos).• Acampar en Parque Nacional Talampaya, una de las áreas de acampemás cuidadas y lindas que vimos hasta ahora. Tiene quinchos techadoscon mesas y bancos de madera, fogones con parrillas y sectoresdesignados para 11 carpas.• Recorrer el cañón enmountain bike contratando la excursión en elParque.• Salir del circuito clásico y recorrer laguna Brava, cerro El Toro,Quebrada de la Troya, Aicuña y El Cardón (ideales para conocer enverano) con Aldo, uno de los guías más buena onda que conocimos enLa Rioja | [email protected] | 380-154503479

JIMENA SÁNCHEZ

[email protected]

Una nueva provincia en nuestro recorrido de sur a norte por la R

Cuando llegamos a Villa Unión(nuestra primera parada en sueloriojano después de pedalear 118kilómetros) tenemos la suerte deconocer a Carlos Páez, unhombre de unos 40 años encar-gado de las cabañas “El Paraísodel Bermejo”. Ni bien empe-zamos a charlar con él en la plazadel pueblo nos damos cuenta deque es un buen tipo, de esas per-sonas que vale la pena cruzarse.Desde el momento uno nosllama “amigos” y nos dice que ensus cabañas hay lugar para noso-tros. Aprovechamos para contarlelas ganas que tenemos de co-nocer el Cañón de Talampaya,pero que ir en dos ruedas seríaun error por varios motivos: nosllevaría dos días completos ir yvolver, y recorrerlo con nuestrasbicicletas no se puede ya que alser un Parque Nacional se debevisitar sí o sí con un guía. Nos res-ponde que quizás pueda haceralgo. A la tarde, nos llaman delEnte de Turismo de Villa Unión ynos dicen que en sus oficinas nosesperan dos pases libres. ¡Feli-cidad! Al día siguiente y bien tem-prano, la combi nos espera paraviajar a los orígenes.

FORMAS Y COLORESNo hay nadie que no se sientapequeño ante su majestuosidady mística. Su inmensidad es ab-soluta y su belleza incomparable.Mirando lo que pasa alrededor yescuchando el crujido de los piesal caminar, uno entra en una es-pecie de trance donde es impo-sible no pensar que este rincónde La Rioja pertenece ni más nimenos que al período Triásico dela era Mesozoica, hace 225 mi-llones de años atrás.Empieza nuestro recorrido por elcañón del tiempo. La primera es-tación nos demuestra que estatierra no fue solamente habitadapor reptiles sino también por hu-manos. Tiempo atrás, se creeque toda esta zona era muchomás húmeda, lo que permitíaque las primeras comunidades seasentaran por la presencia deagua y vegetación. Ellos expre-saban su realidad cotidiana condibujos de choiques, personas,huellas, animales en piedras yhasta se ven morteros gigantesdonde molían maíz y algarrobo.Nuestras cabezas siguen mirandohacia arriba: es que la altura delas paredes del cañón impide que

hagamos otra cosa. A medidaque vamos avanzando nos sen-timos cada vez más y más chi-quitos porque todo lo que nosrodea supera los 150 metros. Nosdicen que en la próxima estaciónvamos a recorrer un jardín y nosresulta extraño porque hastaahora vemos aridez extrema ymucha arenilla roja. Después deunos pocos kilómetros, llegamosa un pequeño bosque en elmedio del gran cañón. En elcentro, hay un algarrobo blancode cientos de años y alrededorplantas de un color bien verdeque contrastan con el paisaje.Acá nos cuentan que “Talam-paya” significa “río seco del Tala”,siendo éste último un árbol muycomún en gran parte de América.A unos pocos pasos vemos que el

En La Rioja. “¡Ya vamos por ocho provincias recorridas en bicicleta!”

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Volver a los o

cañón se hunde en una geoformaparecida a un tubo, su altura esinmensa y da la sensación de quetoca el cielo. Se lo conoce como“La Chimenea” y allí se puede oírel eco de Talampaya: hay queestar ahí para sorprenderse delsonido perfecto que se escuchaal gritar una palabra. Esta es unasingularidad que se da en LaRioja y se cree que en ningunaotra parte del mundo.La tierra hace de las suyas, mejordicho el agua y el viento que ero-sionan de manera mágica lasrocas. Nos trasladamos con laimaginación a Barcelona al verlas agujas de su catedral góticafrente a nosotros en la cara surdel cañón,y también distin-guimos una cabeza de cóndor yun rey mago sentado en su ca-

En el medio “El Tótem” y a la derecha “La Torre”.

La altura de las paredes impide hacer otra cosa que mirar hacia arriba.

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RÍO NEGROVIERNES 7 DE FEBRERO DE 2014 7

Ruta 40 nos traslada a millones de años atrás. Un Parque Nacional para disfrutar con mirada 360°

Fotos: Andrés Calla

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer laArgentina de sur a norte en bicicleta.

Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com.

/ lavidadeviaje

Los colores y el cielo de Talampaya tienen vida propia.

al fin de este paseo y empren-demos la caminata de regreso.Sorprendidos, pensativos, ató-nitos con lo que nos regaló Ta-lampaya y sintiéndonos un puntomuy chiquito en este gigantescomundo que tiene tanto para mos-trarnos.

El tramo final del paseo por“Los cajones de Shimpa”, de unos6 km de extensión.

mello. Observamos un monje,una torre, un tótem: más geo-formas rodeadas de piedras ero-sionadas de más de 40 metros dealtura. Avanzamos unos metros,encontramos una tortuga, unaespecie de botellón de piedra:nos cuentan que acá se encon-traron numerosos restos fósilesque no han sido descubiertos enotros rincones del globo.Desde el lugar donde estamos ygracias a que el día se despejópor completo, se puede ver elNevado de Famatina con sus6250 metros, a cumbre extraandina más elevada del planetafuera de Asia. Sin dudas hay quetener una mirada 360 para noperderse nada en el Cañón de Ta-lampaya.

LOS CAJONES DE SHIMPAMuchos años atrás habitaba poresta zona un cura que siemprellevaba una “simba” en la cabeza(lo que hoy sería una especie depañuelo). La deformación delnombre llevó a que este lugar sebautice como “Shimpa”.El camino está cubierto de mu-

orígenes en Talampaya

LA RIOJA

chísima arena roja. Nuestros piesse hunden con cada paso, losojos miran el suelo y se distraencon las rocas que parecen estarderretidas por el sol como conse-cuencia de sus formas y colores.La luz se esconde detrás de unanube y el calor pega en las al-turas. Una fría brisa levanta unpoco de polvo.El Cañón de Shimpa es muy an-gosto y tiene una extensión deseis kilómetros, pero nosotrossólo recorremos uno. De estelado, el cañón no supera los sietemetros de ancho y los paredonesrondan los 80 metros de altura.Unas piedras blancas sobre elsuelo nos advierten que llegamos