suplemento voy diario río negro | artículo 16 | 21-feb-2014

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Diez días de historias y buena gente 16

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Diez díasde historias

y buena gente

16

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RÍO NEGRO VIERNES 21 DE FEBRERO DE 20146

• Descansar en el “Hospedaje Las Cañas” en Londres.• Recorrer las ruinas incas “El Shincal” también en Londres.• Dar una vuelta por la feria artesanal en Belén para ver los tejidos yponchos que produce la gente local.• Probar el pan de arrope hecho con uva (riquísimo).

JIMENA SÁNCHEZ

[email protected]

Llegamos al norte argentino. Quedan sólo tres provincias y la prim

Somos Andrés y Jimena, una pareja que decidió recorrer laArgentina de sur a norte en bicicleta.

Podés seguir nuestras aventuras en lavidadeviaje.com.

Le decimos hasta luego a La Riojay a la región de Cuyo para darle labienvenida al Norte Argentino,siendo nuestra primera paradaLondres.Viniendo desde el sur, la 40 setransforma en su calle principal.Es un pueblo muy chiquito condos plazas pero es su historia loque lo hace especial: acá estánlas ruinas “El Shincal” que, a me-diados del siglo XV, fue la capitalmeridional del Imperio Inca. De-cidimos quedarnos un día paravisitarlas pero el problema es elalojamiento: ¿dónde nos que-damos?Vemos en una esquina un cartelque dice “Hospedaje Las Cañas” ynos metemos. Nos atiende unchico de unos 35 años –eldueño– y le decimos que no te-nemos plata para pagarle, que es-tamos viajando desde Ushuaia aLa Quiaca en bicicleta y que éstaes la última etapa de la travesía.Nos dice que no hay ningún pro-blema pero que a cambio, lo ayu-demos a poner en orden el hostelque hace poco compró (y al quele están pintando las paredes,arreglando el jardín y haciendouna huerta). No dudamos en de-cirle que sí. Pasamos una tarderecorriendo las ruinas y nosvamos a Belén, una ciudadpueblo más grande que Londres,bautizada como la “cuna delponcho” por sus artesanías y te-jidos.Hasta acá venimos pedaleandosobre asfalto, pero unos kilóme-tros antes de llegar a Hualfín(nuestra tercera parada en suelocatamarqueño) el ripio vuelve aser el protagonista de la Ruta 40.Hace mucho frío, así que pregun-tamos en la oficina de turismo siconocen algún lugar donde po-damos armar la carpa y pasar lanoche. Nos dicen que justo allado hay un espacio libre para ha-cerlo (algo que nos pone muycontentos), pero ni bien empe-zamos a caminar, nos cruzamoscon Katty Reyes, una de las maes-tras de la Escuela ProvincialN°288 J.C. Presidente Juan Do-mingo Perón. Nos mira, nos pre-gunta de dónde venimos ycuando le contamos nuestraaventura, nos invita a dormir ycenar en su casa para que le po-damos contar las anécdotas delviaje.Ella es soltera, docente de profe-sión y vocación, tiene más de 50

años y a simple vista se nota quees una buena persona. No sólonos prepara una habitación paraque podamos descansar sino quetambién nos cocina un guiso depollo. Ella está feliz de nuestra vi-sita y nosotros de conocerla: apesar de que estemos casi lle-gando al final de nuestro viaje, laspersonas nos siguen sorpren-diendo.Uno de los temas que conver-samos con Katty es lo que estásucediendo con la megaminería acielo abierto en esta parte de Ca-tamarca. “¿Ven ese ‘polvo’ queestá en el aire? No es que losautos levantan tierra cuandopasan sino que es contamina-ción. No saben cómo era la vege-tación hace unos años en estazona...” .Y mientras nos cuenta esto, se lellenan los ojos de lágrimas.Cuando se transita la 40 en Cata-marca, uno pasa muy cerca de lasminas Farallón Negro y Bajo de LaAlumbrera (que está a muy pocoskilómetros de Hualfín). Al otro díacuando armamos las bicicletas ynos despedimos de Katty, nosacordamos durante todo el ca-mino de ella: nos cansamos dever camiones que van hacia lasminas, el paisaje se vuelve triste,el “polvo” se ve y se siente y nospreguntamos: ¿por qué el pueblono reacciona?

HISTORIAS DE RUTADespués de 35 kilómetros de

/ lavidadeviaje

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Diez días de h

ripio, vuelve el asfalto. Ahora, re-cuperamos velocidad y vamos a20 km/h (una gran diferencia encomparación a los tímidos 7km/h, lo máximo que alcan-zamos desde que salimos deHualfín).Estamos pedaleando por unalarga recta y en eso vemos unpuntito en la ruta que vienedesde el sur. Minutos después,reconocemos a un señor de unos60 años arriba de su bicicletatoda cargada y con un detalle:lleva una perrita en el manillar.Cuando frenamos nos cuentaque está viajando en dos ruedaspor Argentina hace 6 años, yalleva recorrido más de 28.000 ki-lómetros y conoce su país depunta a punta. Es maestro mayorde obra, lo que le permite autofi-nanciarse su vida de viaje traba-jando en el camino. “Yo tuve todolo que el sistema dice que hayque tener para ser “feliz”, pero undía lo perdí todo –no una sinodos veces, tuve amores y divor-cios– hasta que un día dije:quiero vivir mi vida y hacer lo quemás disfruto: viajar y pedalear”.

AMIGOS DEL CAMINONuestros últimos días en Cata-marca fueron en San José. Nosestaba esperando Juan RamónCarrizo y su familia, a quienes co-nocimos gracias a la red dehospedaje para cicl istasWarmshowers.Nos hicieron sentir como en casa:

“El Shincal” se encuentra a 1.300 metros de altura.

CATAMARCA

Carlos, con su perrita y la bici.

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RÍO NEGROVIERNES 21 DE FEBRERO DE 2014 7

mera es Catamarca, donde logramos tener aunque sea por unos días los ojos de una persona local

Fotos: Andrés Calla

Despidiéndonos de la familia Carrizo. ¡Gracias!

Parte del camino que llega a Hualfín.

a la mañana compartimos el de-sayuno (pan casero hecho porSara –la mamá de Juan Ramón– ymermeladas caseras), despuéslos ayudamos a limpiar los vi-ñedos que tienen en el terrenodetrás de su casa, a la tarde com-partimos mates e historias deviajes (porque Juan y uno de sushermanos también son ciclovia-jeros) y también conversamos

sobre la megaminería: “no crecenlos árboles, cada vez tenemosmenos agua... no saben lo quecambió San José en tan pocotiempo”. A la noche cenamos unexquisito guiso todos juntos enfamilia. Al día siguiente cuandonos despedimos, nos abrazamosy prometemos no perder el con-tacto. Estamos seguros de quenos vamos a volver a ver.

historias y buena gente