lectura del santo evangelio según san mateo 18,15 20 · así escribieron los evangelios que han...

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COMUNIDAD DE SANTA CLARA SANTA KLARA KOMUNITATEA Hoja Dominical nº 346 – 10 de septiembre de 2017 Lectura del santo evangelio según san MATEO 18,15 -20 En aquel empo, dijo Jesús a sus discípulos: –Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres tesgos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni si- quiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la erra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la erra quedará desatado en el cielo. Os aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la erra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Palabra del Señor Tan difícil es corregir al her- mano como ser corregido por el hermano. Jesucristo propone la caridad en el co- rregir. Y la humildad al aceptar ser corregido. Corrige a tu hermano.. Déjate corregir por tu hermano... COMENTARIO- Reunidos en el nombre del Señor Los primeros crisanos recordaban connuamente a Jesús. Repean las palabras y los gestos que había realizado el Maestro de Nazareth. Pusieron por escrito las pa- rábolas y dichos de Jesús, los milagros que había hecho en favor de la gente y el re- lato de su muerte y resurrección... Así escribieron los evangelios que han llegado hasta nuestros días. Pero Jesús no era para ellos tan sólo un recuerdo. Cuando se congregaban en su nombre le senan vivo y presente. No necesitaban un gran tem- plo. Se reunían en casas sencillas. Lo importante no eran las pare des, sino las per- sonas reunidas en nombre del Señor. Para los primeros crisanos una Iglesia no era un edificio, sino el grupo de crisanos reu nidos en nombre de Jesús. Muy pronto comenzaron a reper el gesto del pan y del vino de la Úlma Cena y llamaron a estas reuniones «fracción del pan». Posteriormente las denominaron «Eucarisa», que significa acción de gracias, y es la palabra que ulizamos nosotros. SABÍAS QUE… El altar El ser humano ha sentido la necesidad de realizar sacrificios desde la prehistoria. Abrahán, padre del pueblo de Israel, ofrecía también ofrendas a Yahvé. El sacrificio se realizaba sobre un soporte de piedras, elegidas y consagradas para esta función sagrada. Los primeros cristianos no necesitaron lugares sagrados. Celebraban la Eucaristía reunidos en casas particulares. La palabra «ekklesia» significa grupo de personas reunido y de ella proviene el término Iglesia. No era un edificio, sino el grupo de cristianos reunidos en el nom- bre del Señor. ORACIÓN Señor, Dios de la alegría, aleja los malos momentos que detienen nuestros pasos borrándonos todo horizonte. Que nunca nos falte la felicidad que vie- ne de Ti. Que crezca en nuestro interior el gozo de sabernos unidos. Que sintamos una mano amiga que ayu- da sin esperar recompensa. Que este- mos dispuestos a enjugar toda lágrima caída. Señor, abre nuestro corazón para que sal- gamos fuera de nosotros mismos, forme- mos tu comunidad y sepamos acoger a quienes sufren la soledad y el sinsenti- do.

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COMUNIDAD DE SANTA CLARA

SANTA KLARA KOMUNITATEA

Hoja Dominical nº 346 – 10 de septiembre de 2017

Lectura del santo evangelio según san MATEO 18,15

-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: –Si tu hermano peca,

repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu

hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que

todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos.

Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni si-

quiera a la comunidad,

considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo

lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que

desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

Os aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para

pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos

en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Palabra del Señor

Tan difícil es corregir al her-

mano como ser corregido

por el hermano. Jesucristo

propone la caridad en el co-

rregir. Y la humildad al

aceptar ser corregido.

Corrige a tu hermano..

Déjate corregir por tu

hermano...

COMENTARIO- Reunidos en el nombre del Señor

Los primeros cristianos recordaban continuamente a Jesús. Repetían las palabras y los gestos que había realizado el Maestro de Nazareth. Pusieron por escrito las pa-rábolas y dichos de Jesús, los milagros que había hecho en favor de la gente y el re-lato de su muerte y resurrección... Así escribieron los evangelios que han llegado hasta nuestros días. Pero Jesús no era para ellos tan sólo un recuerdo. Cuando se congregaban en su nombre le sentían vivo y presente. No necesitaban un gran tem-plo. Se reunían en casas sencillas. Lo importante no eran las pare des, sino las per-sonas reunidas en nombre del Señor. Para los primeros cristianos una Iglesia no era un edificio, sino el grupo de cristianos reu nidos en nombre de Jesús.

Muy pronto comenzaron a repetir el gesto del pan y del vino de la Última Cena y llamaron a estas reuniones «fracción del pan». Posteriormente las denominaron «Eucaristía», que significa acción de gracias, y es la palabra que utilizamos nosotros.

SABÍAS QUE… El altar El ser humano ha sentido la necesidad de realizar sacrificios desde la prehistoria. Abrahán,

padre del pueblo de Israel, ofrecía también ofrendas a Yahvé. El sacrificio se realizaba sobre un soporte de piedras, elegidas y consagradas para esta función sagrada.

Los primeros cristianos no necesitaron lugares sagrados. Celebraban la Eucaristía reunidos en casas particulares. La palabra «ekklesia» significa grupo de personas reunido y de ella proviene el término Iglesia. No era un edificio, sino el grupo de cristianos reunidos en el nom-bre del Señor.

ORACIÓN

Señor, Dios de la alegría, aleja los malos momentos que detienen nuestros pasos borrándonos todo horizonte. Que nunca nos falte la felicidad que vie-ne de Ti. Que crezca en nuestro interior el gozo de sabernos unidos. Que sintamos una mano amiga que ayu-da sin esperar recompensa. Que este-mos dispuestos a enjugar toda lágrima caída. Señor, abre nuestro corazón para que sal-gamos fuera de nosotros mismos, forme-mos tu comunidad y sepamos acoger a quienes sufren la soledad y el sinsenti-do.

REFLEXIONES

¿Cómo actuar cuando hay conflicto en el seno de la

comunidad cristiana?

Como en todo grupo humano, en la comunidad de

Mateo también aparecieron problemas internos.

Mateo debió hacerse preguntas parecidas a las si-

guientes: ¿Cómo actuar cuando hay conflicto en el

seno de la comunidad cristiana? ¿Cómo proceder cuando un miembro de la

comunidad se comporta de manera incoherente con lo que ha de ser el segui-

miento de Jesús? Con toda seguridad, Mateo se acordó de Jesús y de su mane-

ra de afrontar los conflictos en el grupo de los doce.

El que quiera ser grande, que sirva a los demás.

Mateo se acordaba muy bien de las ambiciones personales y de las frecuentes

discusiones. En su memoria aparecía nítido el momento en el que la madre de

Santiago y Juan le pidió a Jesús un puesto de honor para sus hijos. Pero, sobre

todo, recordaba la respuesta de Jesús. Primero les hizo caer en la cuenta de

cómo los poderosos se imponen y oprimen a los pueblos; pero, sobre todo, se

acordaba de sus palabras: «Entre vosotros no ha de ser así. El que quiera ser

grande, que sirva a los demás» (Mt 20,26-27). Tampoco olvidaba Mateo aque-

lla discusión que se traían sobre quién era el más importante. Le preguntaron a

Jesús su parecer y que llamó a un niño, lo puso en medio y les dijo: «Si no cam-

biáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de Dios. El más importan-

te es el que se vuelve como este niño» (Mt 18,1-4).

Testimonio de comunión fraterna

A la luz de Jesús quedaba claro, para Mateo y para nosotros, que las relacione-

sen la comunidad cristiana no pueden asentarse sobre valores como el egoís-

mo sistemático, el afán de poder y de riqueza, el individualismo, la indiferencia

o desprecio del otro. El Evangelio sitúa las relaciones en otro plano. El valor

fundamental ha de ser el servicio: vivir la vida, no al servicio de mis intereses

particulares, sino al servicio de los otros. Eso fue lo que hizo Jesús.

Dice el papa Francisco: «Dentro del Pueblo de Dios y en las

distintas comunidades, ¡cuántas guerras! La mundanidad

espiritual lleva a algunos cristianos a estar en guerra con

otros cristianos que se interponen en su búsqueda de poder,

prestigio, placer o seguridad económica ». (Evangelii Gau-

dium, 98). ¿Qué hacer las comunidades cristianasen medio

de un «mundo lacerado por las guerras y la violencia o heri-

do por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los en-

frenta unos a otros en pos del propio bienestar»? Francisco nos pide esto:

«A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros es-

pecialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y

resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros,

cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: «En esto reco-

nocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a

otros» (Jn 13,35)». (Evangelii Gaudium, 99)

1. EL CONTEXTO. La agresividad Una de las características que deshumaniza a nuestra sociedad es la agre-sividad y la crispación. Caminamos por la calle con paso firme, avasallando a quien viene de frente. Reaccionamos agresivamente al primer error co-metido por el conductor o conductora del coche de delante, de al lado, de atrás. Hace no mucho tiempo salieron a la luz tristes escenas de padres peleándose a causa de sus hijos en un partido de fútbol infantil. Las anéc-dotas serían infinitas… Una sociedad agresiva no es humana. 2. LA OFERTA DEL EVANGELIO. El diálogo Lo que Mateo propone a una comunidad en que existen, lógicamente, ro-ces y desajustes, es también una propuesta de diálogo permanente como resolución de conflictos. La expulsión sería la solución extrema, pero nun-ca la última. El acuerdo, el diálogo, la comunión son la presencia viva de Dios en medio de nosotros. Una oferta que humaniza, aunque Dios per-manezca en el anonimato o incluso en aparente ausencia.