autoestima

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AUTOESTIMA Introducción Martin Seligman cuenta este ejemplo en uno de sus libros: Iván es un niño de seis años. Un día su padre llega a casa después de trabajar y grita: –¡Venid chicos! ¡Tengo una gran caja que está esperando a ver quién la abre! Iván y su hermana Raquel, de nueve años, se lanzan de estampida hacia la puerta y le arrebatan el paquete de las manos. Con gran deleite, descubren que se trata del juego de construcción con más piezas que habían visto nunca. Los dos se dejan caer en el suelo y empiezan a coger piezas. Enseguida Raquel se pone a construir una nave espacial. Metódicamente agrupa las piezas: primero el cuerpo de la nave, luego las alas. Mientras junta las piezas, habla consigo misma de la misión de la nave espacial: “tenemos que ir a la luna y recoger a los astronautas. Y luego hemos de tener cuidado con los marcianos y asegurarnos de que no nos cogen”. Iván trata de imitar a su hermana. Si Raquel coge una pieza cuadrada azul, Iván coge otra pieza cuadrada azul. Si Raquel la junta con una pieza rectangular amarilla, Iván la junta con otra pieza rectangular amarilla. Pero no logra construir la nave espacial. Raquel construye demasiado deprisa y él no puede seguirla. Cuando Raquel se lanza a la conquista del espacio, Iván se empieza a mostrar cada vez más agitado. Cada vez que se le cae un trozo se enfada. Entonces empieza a tirarle piezas a su hermana. Su padre los ve pelearse y trata de hacer que Iván se sienta mejor. Padre: ¡Iván, eso está muy bien! ¡Ese cohete que has hecho es muy bonito! Iván: ¡No lo es! El de Raquel está muy bien. El mío es estúpido. Ni siquiera pueo hacer que las alas se aguanten. Soy tonto. Nunca hago las cosas bien. Padre: A mí me gusta, Iván. Creo que eres el mejor constructor de cohetes del mundo. Iván: Entonces ¿por qué el de Raquel es más grande y sus alas son de tamaño real y no se caen como las mías? No sé hacerlo. No sé hacer nada bien. ¡Odio este juego! Padre: Eso no es verdad, Iván. Puedes hacer cualquier cosa que te propongas. Ahora dame las piezas y déjame que te haga un cohete para ti. Te voy a hacer uno que podrá ir a la Luna, y a Marte y a Júpiter. ¡Te voy a hacer el cohete más rápido de todos, y será para ti!. Iván: Vale. Hazme uno para mí. El mío nunca funcionará.

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Page 1: autoestima

AUTOESTIMA

IntroducciónMartin Seligman cuenta este ejemplo en uno de sus libros:

Iván es un niño de seis años. Un día su padre llega a casa después de trabajar y grita:

–¡Venid chicos! ¡Tengo una gran caja que está esperando a ver quién la abre!Iván y su hermana Raquel, de nueve años, se lanzan de estampida hacia la puerta y le arrebatan el paquete de las manos. Con gran deleite, descubren que se trata del juego de construcción con más piezas que habían visto nunca.

Los dos se dejan caer en el suelo y empiezan a coger piezas. Enseguida Raquel se pone a construir una nave espacial. Metódicamente agrupa las piezas: primero el cuerpo de la nave, luego las alas. Mientras junta las piezas, habla consigo misma de la misión de la nave espacial: “tenemos que ir a la luna y recoger a los astronautas. Y luego hemos de tener cuidado con los marcianos y asegurarnos de que no nos cogen”.

Iván trata de imitar a su hermana. Si Raquel coge una pieza cuadrada azul, Iván coge otra pieza cuadrada azul. Si Raquel la junta con una pieza rectangular amarilla, Iván la junta con otra pieza rectangular amarilla. Pero no logra construir la nave espacial. Raquel construye demasiado deprisa y él no puede seguirla. Cuando Raquel se lanza a la conquista del espacio, Iván se empieza a mostrar cada vez más agitado. Cada vez que se le cae un trozo se enfada. Entonces empieza a tirarle piezas a su hermana.

Su padre los ve pelearse y trata de hacer que Iván se sienta mejor.

Padre: ¡Iván, eso está muy bien! ¡Ese cohete que has hecho es muy bonito!Iván: ¡No lo es! El de Raquel está muy bien. El mío es estúpido. Ni siquiera pueo hacer

que las alas se aguanten. Soy tonto. Nunca hago las cosas bien.Padre: A mí me gusta, Iván. Creo que eres el mejor constructor de cohetes del mundo.Iván: Entonces ¿por qué el de Raquel es más grande y sus alas son de tamaño real y no

se caen como las mías? No sé hacerlo. No sé hacer nada bien. ¡Odio este juego!Padre: Eso no es verdad, Iván. Puedes hacer cualquier cosa que te propongas. Ahora

dame las piezas y déjame que te haga un cohete para ti. Te voy a hacer uno que podrá ir a la Luna, y a Marte y a Júpiter. ¡Te voy a hacer el cohete más rápido de todos, y será para ti!.

Iván: Vale. Hazme uno para mí. El mío nunca funcionará.

El padre actúa con buena intención. Ve que el niño lo está pasando mal y trata de reforzar la autoestima de Iván directamente. Cuando el niño duda de su capacidad su padre le dice que puede hacer todo lo que se proponga.

Pero el padre está cometiendo tres errores:1. Lo que está diciendo es mentira, y además su hijo lo sabe.2. Le construye una nave que no puede hacer el niño por sí mismo (cuando las

cosas no vayan como tú quieres date por vencido y espera a que alguien venga a salvarte).

3. No ataca al núcleo del problema que no es que Iván se sienta mal, sino que se siente mal por el modo en que interpreta su fracaso.

Page 2: autoestima

El fracaso puede reducir temporalmente la autoestima, y eso puede resultar desagradable, pero no es lo importante. Lo importante es la interpretación que uno hace de sus fracasos. Si ésta no es adecuada puede ser terriblemente perjudicial.

La autoestimaEn 1890 William James, uno de los padres de la psicología identificaba la autoestima como el valor que nos otorgamos y que está determinado por la relación entre lo que logramos y lo que esperamos. Es decir, mediante la siguiente fórmula:

Autoestima = Éxito / Pretensión.

Si una persona tiene unas expectativas muy elevadas y escaso éxito su autoestima disminuye. Si tiene escasas expectativas su autoestima crece con cualquier pequeño logro.

Sin embargo no es este el concepto de autoestima que se ha popularizado en nuestra sociedad.

A partir de 1967, Stanley Coopersmith (Los antecedentes de la autoestima) popularizó un concepto de autoestima basado en la actitud de aprobación o rechazo que una persona tiene de sí misma, que ha tenido mucho éxito fuera del campo de la psicología. Normalmente se entiende la autoestima como un sentimiento, una valoración que uno hace de sí mismo a partir de sus rasgos corporales y metales. Identificamos la autoestima positiva con un quererse a uno mismo, sentirse valioso, importante,...

Coopersmith sugirió que la autoestima era crucial en la educación del niño y en sus investigaciones encontró que cuanto más claras eran las normas y los límites impuestos por los padres mayor era la autoestima de los niños, mientras que cuanta más libertad tenían los niños menor era su autoestima. Lamentablemente estos hallazgos no se popularizaron tanto como otras ideas de este catedrático.

La consecuencia es que del campo de la psicología ha salido un concepto de autoestima incompleto y se popularizado en la educación, en la política y en la vida ordinaria y esto puede suponer un peligro: tratar de mejorar la autoestima trabajando directamente sobre los sentimientos. Si padres, profesores e incluso compañeros se vuelcan en crear sentimientos de valía en los niños mediante el uso de afirmaciones positivas pertinentes o no se puede conseguir que los niños tengan sensaciones agradables, pero como sucede con toda adulación, estos sentimientos se pueden desvanecer en el contacto con la realidad. Cuando se buscan otros métodos para mejorar la autoestima de los niños es común encontrarse vaguedades e imprecisiones.

La investigación sobre autoestima está repleta de correlaciones: los sentimientos de falta de valor personal aparecen asociados al fracaso escolar, el consumo de drogas, pertenencia a bandas juveniles, embarazos no deseados, o el paro, entre otras situaciones lamentables, pero parece cuando se estudian las relaciones de causa – efecto se encuentra que son el fracaso escolar o el paro los que producen una baja autoestima, y no al revés.

Lo que se pretende demostrar con esto es que el concepto popular de autoestima es incompleto: falta una parte importante que va a ser clave para poder intervenir en ella.

Page 3: autoestima

La autoestima es un sentimiento de valía personal producido por el éxito, por hacer las cosas bien. El valorarse a uno mismo positivamente es una agradable consecuencia de realizar las tareas con éxito y de la superación de problemas.