peritonitis
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UNIVERSIDAD NACIONAL“PEDRO RUIZ GALLO”
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
PERITONITIS
CURSO : CIRUGIA GENERAL
DOCENTE : DR. HUMBERTO VERA GÁLVEZ
INTEGRANTES : Bazán Álvarez, Víctor
CICLO : 2013-I
Chiclayo - Mayo 2013
Peritonitis – Cirugía General
INDICE:
I. INTRODUCCION_____________________________________________________3
II. CONSIDERACIONES ANATOMICAS______________________________________4
III. FISIOLOGIA ________________________________________________________8
IV. FISIOPATOLOGIA____________________________________________________9
V. PERITONITIS AGUDA_________________________________________________11
1. DEFINICION___________________________________________________11
2. CLASIFICACION________________________________________________11
A) CLASIFICACION CLINICOQUIRURGICA___________________________12
B) CLASIFICACION EXTENSION___________________________________13
C) CLASIFICACION SEGÚN EL ORIGEN______________________________13
3. PATOGENIA____________________________________________________16
4. ANATOMIA PATOLOGICA_________________________________________19
5. DIAGNOSTICO__________________________________________________20
A) DIAGNOSTICO CLINICO_______________________________________20
B) DIAGNOSTICO LABORATORIO__________________________________25
C) DIAGNOSTICO POR IMÁGENES_________________________________26
6. DIAGNOSTICO DIFERENCIAL_______________________________________30
7. TRATAMIENTO__________________________________________________30
VI. PERITONITIS CRONICA________________________________________________35
VII.BIBLIOGRAFIA_______________________________________________________40
I. INTRODUCCION:
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Peritonitis – Cirugía General
La Peritonitis constituye uno de los más importantes temas en la Cirugía General,
específicamente en la de Urgencia. Es uno de los problemas infecciosos más
serios a los que se enfrentan los médicos.
A pesar de los múltiples adelantos en cuanto a terapia antimicrobiana y cuidados
de sostén en las unidades de cuidados intensivos, a donde generalmente llegan
estos pacientes, seguimos teniendo morbilidad extensa y considerables tasas de
mortalidad.
Para comprender en su verdadera dimensión esta patología debemos entender
que la cavidad peritoneal es mucho más que un saco biológicamente inerte; es un
órgano altamente evolucionado que se encarga de preservar la integridad de los
órganos intraabdo-minales. La superficie extraordinariamente grande unida al
hecho de su gran capacidad de absorción explica la gravedad del cuadro. El
peritoneo tiene, como veremos, algunos mecanismos defensivos contra la
infección como son: El Epiplon Mayor, su topografía en espacios y la exudación
peritoneal de fibrina como elemento aislador y retardador de la absorción de
bacterias.
II. CONSIDERACIONES ANATOMICAS
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Peritonitis – Cirugía General
La cavidad abdominal es un espacio virtual con contenido visceral. Su superficie
interna y los órganos que encierra se hallan recubiertos por una serosa (el
peritoneo) que los reviste prácticamente sin interrupción. Esta estructura de origen
mesodérmico, derivada del celoma primitivo, es una membrana conjuntiva que
posee dos capas: una celulofibrosa de sostén (lamina propia) que contiene
colágeno, fibras elásticas, macrófagos, adipocitos, vasos sanguíneos, linfáticos y
nervios, y otra superficial de revestimiento (mesotelio) compuesta por un solo
estrato de epitelio plano de células poligonales recubiertas de microvellosidades
(equivalentes al ribete en cepillo de las células intestinales). En la porción
subdiafragmática del peritoneo se advierte la existencia de estomas (espacios
abiertos entre las células mesoteliales) que establecen comunicación con los
colectores linfáticos subyacentes (lacunae), lo cual los vincula con la circulación
linfática y la pleura.
Es de destacar el exuberante desarrollo vascular, linfático y nervioso del peritoneo,
que explica la importante repercusión local y general de los procesos patológicos
que afectan el abdomen y también su excelente capacidad defensiva. Su
superficie abarca aproximadamente 1,70 m2 en el adulto, distribuyéndose entre el
peritoneo parietal (que tapiza internamente las paredes anterior, lateral, superior y
posterior del abdomen) y el peritoneo visceral (que es la continuación del parietal
al reflejarse sobre los mesos pasando a constituir la capa serosa de las porciones
del tubo digestivo y del aparato genital femenino intraabdominal).
La mayor parte de los órganos contenidos en el abdomen (con la única excepción
de los ovarios y las fimbrias de las trompas) está recubierta por peritoneo,
conformando los órganos intraperitoneales. Existen asimismo otras vísceras como
el duodeno o el colon, que sólo están parcialmente tapizadas, ya que alguna de
sus paredes queda incluida en las estructuras retroperitoneales (órganos
retroperitoneales secundarios).
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Peritonitis – Cirugía General
Un tercer tipo de órganos, no vinculados al tubo digestivo. se bailan alojados
desde sus esbozos embriológicos en el retroperitoneo (retroperitoneales puros),
como el riñon, las glándulas suprarrenales y los grandes vasos.
Además de las visceras, se hallan también cubiertas por peritoneo otras
estructuras de interés quirúrgico. Estas son los mesos: pedículos de tejido
celulograso por los que transcurren los vasos sanguíneos, linfáticos y nervios de
los órganos; los epiplones: estructuras fibroadiposas que enlazan dos o más
visceras entre sí. y los ligamentos: membranas generalmente avasculares que
sujetan los órganos a las paredes del abdomen. Como consecuencia de
fenómenos embrionarios de rotación y coalescencia quedan libres en la cavidad
abdominal: el yeyunoíleon y su meso (mesenterio), el colon transverso y su meso,
y el sigma y su meso (mesocolon transverso y mesocolon sigmoideo,
respectivamente). La falta de coalescencia determina la posibilidad de que
permanezcan móviles otras porciones habitualmente fijas del tubo digestivo (como
el ciego), lo que favorece las rotaciones anómalas o vólvulos.
La cavidad abdominal se transforma de virtual en verdadera cuando se ingresa a
ella, o cuando por un proceso patológico es ocupada por líquido o gas. Esta
cavidad no tiene la forma de una bolsa única, sino que posee espacios
secundarios, que a modo de divertículos se comunican con ella y están contenidos
en su interior. Entre estos sectores secundarios se reconoce en el abdomen
superior la trascavidad o retrocavidad de los epiplones, que se extiende por detrás
del estómago llegando hacia la izquierda hasta el límite del epiplón
gastroesplénico, hacia arriba hasta el diafragma, hacia abajo hasta el mesocolon
transverso y el epiplón gastrocólico. y hacia la derecha hasta el gastrohepático. La
trascavidad se comunica con la gran cavidad a través del hiato de Winslow, cuyos
límites son el pedículo hepático, la cara inferior del lóbulo de Spiegel, la vena cava
inferior y la coalescencia de ésta con el mesoduodenopáncreas. Con criterio
anatomoquirúrgico se puede dividir el abdomen en dos compartimientos limitados
por un plano horizontal que pasa por los rebordes costales y cuyo tabique divisorio
virtual es el mesocolon transverso .Se obtiene así una región superior o
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Peritonitis – Cirugía General
abdominotorácica y otra inferior o abdominopélvica. Los procesos patológicos de
la primera zona pueden manifestarse a nivel torácico (debe tenerse en cuenta que
la cúpula diafragmática se proyecta a la altura del 4to o 5to espacio intercostal),
simulando afecciones pulmonares o pleurales e incluso evolucionando con
complicaciones a ese nivel. El cirujano puede alcanzar los órganos contenidos en
este espacio por una vía transtorácica o transdiafragmática. En forma similar, las
enfermedades que se localizan en la región abdominopélvica muchas veces se
exteriorizan o pueden ser accedidas a través del periné, el recto o la vagina.
Estos dos territorios se pueden subdividir en secciones .De esta forma hallamos
en el hemiabdomen inferior cinco espacios: a) espacios intermesenterocólicos
derecho e izquierdo, limitados por el mesenterio como tabique medial y el marco
colónico hacia afuera; b) goteras o espacios parietocólicos derecho e izquierdo,
circunscriptos por las porciones ascendente y descendente del colon hacia
adentro y la pared abdominal hacia afuera y c) fondo de saco de Douglas, sitio
más declive de la cavidad abdominopelviana, delimitado por el recto hacia atrás,
las paredes de la pelvis hacia los lados y los órganos genitourinarios hacia
adelante (vejiga en el hombre y útero y porción superior de la vagina en la mujer).
Entre los compartimientos del hemiabdomen superior adquieren relevancia los
espacios subfrénicos (o subdiafragmáticos) derecho e izquierdo. Su límite inferior
está constituido de derecha a izquierda por un plano que se apoya en el ángulo
hepático del colon, el mesocolon transverso, el bulbo duodenal la curvatura menor
gástrica, el fundus gástrico y el ángulo esplénico del colon. Por arriba reconoce
como techo la cara inferior de los hemidiafragmas. Este gran espacio se subdivide
en varias regiones. En primer lugar el hígado demarca un espacio infrahepático
(subfrénico infrahepático) y otro suprahepático. El ligamento falciforme subdivide a
este último en suprahepático derecho (subfrénico suprahepático derecho) e
izquierdo (subfrénico suprahepático izquierdo). Ambos están limitados hacia
adelante por el borde anterior del hígado y hacia atrás por su ligamento coronario.
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Peritonitis – Cirugía General
Bajo la cúpula frénica izquierda se halla el espacio subfrénico izquierdo, que
alberga al bazo.
Los compartimientos restantes del hemiabdomen superior son la trascavidad de
los epiplones y las fosas gástrica y esplénica.
Espacios en que se subdividen los compartimientos abdominales.
1) Espacio parietocólico derecho; 2) y 3) espacios intermesenterocólicos
derecho e izquierdo; 4) espacio parietocólico izquierdo; 5) fondo de saco
de Douglas; 6) subfrénico infrahepático; 7) subfrénico suprahepático derecho;
8) subfrénico suprahepático izquierdo; 9) subfrénico izquierdo
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Peritonitis – Cirugía General
III. FISIOLOGIA
El peritoneo suministra una superficie lisa y pulida que permite el deslizamiento sin
fricción de las visceras entre sí y con respecto a las paredes abdominales. Esto se
logra por su capacidad de segregar un fluido lubricante, pobre en proteínas
(menos de 3 g/dl), seroso, amarillento y estéril, renovado permanentemente por un
proceso de secreción-reabsorción que mantiene en la cavidad un residuo menor
de 80 ml. Su escaso contenido celular (menos de 3000 células/mm3) consiste en
linfocitos (40 por ciento), macrófagos (50 por ciento), eosinófilos, mastocitos v
células mesoteliales.
La serosa actúa como una membrana bidireccional que tiene la capacidad de
reabsorber líquidos y gases. Mediante la introducción de líquido isotónico en la
cavidad es posible incorporar al espacio intravascular unos 750 ml diarios; por el
contrario, si se emplean soluciones hipertónicas pueden eliminarse del mismo
hasta 500 ml por hora
La sangre y otras partículas de menos de 10 ü de diámetro son reabsorbidas por
el peritoneo a nivel de los espacios linfáticos subdiafragmáticos, que constituyen la
vía principal de remoción de bacterias y detritos de la cavidad abdominal .
La presión intraabdominal depende del tono parietal y del contenido cavitario. Los
registros tensionales son generalmente positivos (estimándose su valor normal en
alrededor de 10 mm Hg) salvo en los espacios subfrénicos, donde la presión es
negativa como consecuencia de los movimientos de pistón del diafragma y de la
presencia de órganos sólidos como el hígado y el bazo que crean una cámara de
vacío. Este gradiente es responsable de la circulación de los fluidos libres,
determinando que los acúmulos ubicados por encima del mesocolon transverso
sean conducidos hacia los espacios subfrénicos .En cambio, las colecciones
inframesocolónicas se dirigen hacia la pelvis, donde permanecen estacionadas
dada la muy escasa capacidad de reabsorción a ese nivel.
La inervación del peritoneo parietal es doble: somática y autónoma. Ello le confiere
una alta sensibilidad y es en parte responsable de las respuestas generales ante
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Peritonitis – Cirugía General
su estímulo. Las zonas más sensibles son las relacionadas con la pared anterior,
la región subfrénica y la duodenopancreática. Por su parte, el peritoneo visceral se
halla inervado sólo por el sistema nervioso autónomo, lo que le permite responder
frente a la existencia de distensión, tracción, presión o isquemia.
Los epiplones y el mesenterio cumplen importantes funciones derivadas de su alto
contenido vascular y linfático. Intervienen en los procesos defensivos
contribuyendo a la exudación, la trasudación, la absorción, la fagocitosis y el
bloqueo (creación de una barrera defensiva). Su importante actividad inmunitaria
deriva sobre todo del aporte de macrófagos.
El epiplón mayor se traslada hacia el foco inflamatorio por efecto del peristaltismo
intestinal y la fuerza de gravedad, cubriendo y bloqueando la zona.
IV.FISIOPATOLOGIA
La fisiología normal del peritoneo es alterada por la presencia de focos
inflamatorios o infecciosos y de acúmulos líquidos. Las respuestas tienden a
modular la actividad inmunitaria, provocan alteraciones de la presión
intraabdominal y desatan consecuencias de orden general. Cuando la causa
desencadenante es séptica, existen al menos tres mecanismos que propenden a
destruir las bacterias:
a) La circulación intraperitoneal de ¡os fluidos, que facilita su absorción por los
linfáticos subdiafragmáticos, el ingreso bacteriano a la circulación general y el
accionar del sistema reticuloendotelial y de los mecanismos humorales de
defensa.
b) La actividad fagocítica y bacteriolítica de las células mediadoras de la
inflamación (macrófagos y polimorfonucleares), que, secundadas por la llegada de
opsoninas y por la excitación de la cascada del complemento, contribuyen a la
destrucción bacteriana local.
c) La liberación por parte del epitelio peritoneal de sustancias vasodilatadoras y
favorecedoras de la permeabilidad vascular (histamina, nucleósidos, etc.) que
coadyuvan en la secreción de un exudado rico en fibrinógeno, lo cual, junto con la
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Peritonitis – Cirugía General
producción de tromboplastina por las células mesoteliales y por los macrófagos
activados, conduce al bloqueo de la infección y al secuestro bacteriano en una
malla de fibrina
Los primeros dos mecanismos actúan rápidamente y explican la repercusión
general de la peritonitis. El último favorece la creación de un vallado físico formado
por asas intestinales que se adhieren entre sí, al epiplón y a la pared (plastrón)
aislando la infección del resto de la cavidad y favoreciendo la génesis de
abscesos.
Estas funciones defensivas del peritoneo se ven dificultadas por la presencia de
ciertas sustancias (hemoglobina, restos vegetales, bilis, fibrina, plaquetas, mucina
gástrica, sulfato de bario, tejido necrótico, heces, cuerpos extraños o líquido) que
reducen la capacidad de bloquear los procesos inflamatorios
Las causas de esta acción negativa son variadas. Entre otros ejemplos, la
hemoglobina en contacto con la Escherichia coli produce una toxina que paraliza a
los polimorfonucleares la fibrina dificulta el acceso de los neutrófilos a las bacterias
atrapadas en su malla las plaquetas obstaculizan la remoción bacteriana a través
de los estomas subdiafragmáticos y los medios líquidos comprometen el traslado
de macrófagos que necesitan una matriz de gel para llegar al foco.
Un cuanto a la presión cavitaria, ésta se incrementa en presencia de colecciones
líquidas, de distensión intestinal o de hipertonía parietal. Cuando supera los 30
mmHg la perfusión renal y el filtrado glomerular se ven reducidos, se incrementa la
secreción de hormona antidiurética, y se observan efectos mecánicos directos
sobre la circulación esplácnica con caída del volumen minuto cardíaco por
disminución del retorno venoso. Esta alteración de la dinámica circulatoria origina
hipoperfusión esplácnica e induce trastornos microcirculatorios capaces de
provocar alteraciones gastrointestinales que favorecen la isquemia de la mucosa,
la permeación de toxinas y la translocación de gérmenes como consecuencia de
una deficiente función de barrera del intestino. Este último fenómeno
(translocación) consiste en el pasaje de microorganismos viables del tracto
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Peritonitis – Cirugía General
gastrointestinal a los ganglios y linfáticos mesentéricos y de ahí al hígado y a la
circulación general.
V.PERITONITIS AGUDA
1. DEFINICIÓN
Se designa como peritonitis aguda a la inflamación aguda del peritoneo,
independientemente de su etiología.
La edad y el sexo influyen en la etiología y la evolución de la peritonitis. Entre las
causas asociadas con la edad se destaca la prevalencia de diferentes
enfermedades en jóvenes y gerontes, siendo la evolución mucho más benigna
entre los primeros, en los que el cuadro se ve contenido por barreras inmunitarias
y nutricionales y por respuestas adecuadas que facilitan la recuperación. La
influencia del sexo se observa en las peritonitis relacionadas con infecciones
ginecológicas.
Las causas reconocidas son múltiples: 1) infecciones: por bacterias, hongos u otro
tipo de gérmenes; 2) sustancias químicas irritantes, ya sea por su contenido
enzimático, su pH o sus componentes esenciales; 3) cuerpos extraños; 4)
antígenos endógenos o exógenos y 5) agentes físicos, como las radiaciones.
2. CLASIFICACIÓN
Las peritonitis pueden ser clasificadas de acuerdo con: a) un enfoque
clinicoquirúrgico, b) la extensión y c) el origen.
A) CLASIFICACIÓN CLINICOQUIRÚRGICA.
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Peritonitis – Cirugía General
Se las puede agrupar en dos conjuntos: peritonitis sépticas y peritonitis asépticas
Peritonitis sépticas. Desde el comienzo existe participación de gérmenes. La
contaminación puede ser espontánea o provocada. Entre las espontáneas, la
causa más frecuente es la invasión de la cavidad por microorganismos
provenientes del tubo digestivo o, menos habitualmente, del aparato urogenital. La
contaminación provocada puede estar relacionada con maniobras quirúrgicas,
traumatismos abiertos, introducción de sustancias en la cavidad (estudios
radiológicos). maniobras abortivas, etcétera.
Vías de contaminación. Se describen cinco vías de contaminación bacteriana:
1. Directa o local. Comprende las peritonitis por perforación, que incluyen: a)
perforación o ruptura de una viscera; b) estallido de una colección infectada; c)
traumatismo con compromiso peritoneal o visceral (incluida la cirugía).
2. Hemática o a distancia: con foco primario extraabdominal.
3. Linfática: adenitis o linfangitis retroperitoneal.
4. Canalicular: endometritis, salpingitis.
5. Peritonitis por difusión, en las que la brecha contaminante no es evidente.
Comprenden las causadas por: a) translocación bacteriana y b) necrosis de la
pared intestinal sin perforación (por isquemia, estrangulación o por excesiva
distensión).
Peritonitis asépticas. En este caso, la inflamación peritoneal responde al
contacto de la serosa con agentes irritantes (en general químicos). Todas las
peritonitis asépticas tienden a ser secundariamente sépticas pues al poco tiempo
sobreviene la contaminación bacteriana.
B) CLASIFICACIÓN SEGÚN LA EXTENSIÓN.
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Peritonitis – Cirugía General
En este sentido se diferencian dos grandes grupos: las peritonitis difusas o
generalizadas y las circunscriptas o localizadas. En las primeras se halla afectada
toda la cavidad, mientras que en las segundas el compromiso es parcial, con
indemnidad absoluta de la mayor parte de la misma.
C) CLASIFICACIÓN SEGÚN EL ORIGEN.
Según su origen, las peritonitis se agrupan en primarias, secundarias y terciarias.
Las peritonitis primarias son aquellas en las que no se demuestra la existencia de
una fuente de contaminación evidente relacionada con algún órgano del tracto
gastrointestinal o intraabdominal; la vía de infección es preferentemente
hematodrómica (los gérmenes acceden por vía sanguínea a partir de un foco
alejado). Son más frecuentes en niños (con antecedentes de infección respiratoria,
otitis, cirrosis posnecrótica o síndrome nefrótico), y los microorganismos
prevalentes son cocos grampositivos (Streptococcus pneumoniae) y estreptococos
del grupo A. Entre los adultos la causa más frecuente es la cirrosis alcohólica con
predominio de microorganismos de origen entérico como la E. coli y raramente de
anaerobios. En esta población es responsable de hasta el 30 por ciento de los
cuadros infecciosos que desarrollan a lo largo de su enfermedad, hallándose
presente en el 10 por ciento de los pacientes que requieren internación por dicha
hepatopatía. La segunda causa de peritonitis primaria en el adulto es la
tuberculosis. En las peritonitis secundarias (que constituyen el grupo más
importante por su frecuencia) el cuadro es subsecuente a un episodio séptico
abdominal, predominando en su etiología las afecciones del tubo digestivo de
donde proviene generalmente la flora contaminante. Las fuentes posibles son
múltiples, abarcando enfermedades, traumatismos y lesiones o complicaciones
quirúrgicas.
Las peritonitis terciarias consisten en cuadros difusos, persistentes, rebeldes al
tratamiento quirúrgico, relacionados con un foco séptico oculto, con una infección
crónica intestinal, o con la existencia de translocación bacteriana. Ejemplo
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Peritonitis – Cirugía General
característico de foco séptico oculto lo constituyen las peritonitis postoperatorias
(ya sea por persistencia de la afección que motivó la intervención original o por
una complicación quirúrgica).
Las peritonitis terciarias están generalmente asociadas a una depresión del
sistema inmunitario , manifestándose en pacientes que por alteraciones de orden
general no logran erradicar o resolver el cuadro. El enfermo presenta fiebre,
leucocitosis y estado hiperdinámico e hipermetabólico; concomitantemente se
desarrollan fallas orgánicas. Sin embargo, generalmente es difícil de documentar
la causa de este deterioro, ya que los estudios convencionales no son siempre
concluyentes. Por ello, la presencia de falla multiorgánica de comienzo solapado
en un postoperatorio abdominal medianamente alejado, debe hacer pensar en una
infección peritoneal residual e incontrolada
Microbiología
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Peritonitis – Cirugía General
En la peritonitis primaria se registra la presencia de un germen único (es
monomicrobiana). La flora tradicionalmente involucrada (Mycobacterium
tuberculosis, virus, estreptococo, neumococo) viró en los últimos años de los
gramposiüvos a los gramnegativos. Contrariamente, en las peritonitis secundarias
la flora es polimicrobiana ,con predominio de gramnegativos, y coincide con la del
órgano responsable. La presencia de gérmenes anaerobios aumenta la virulencia
de ¡os aerobios, mientras que la coexistencia de líquidos biológicos y cuerpos
extraños incrementa la actividad patogénica de ambos. Los microorganismos más
habituales en las peritonitis secundarias son la Escherichia coli y el Bacteroides
fragilis. El primero favorece el sbock séptico y la mortalidad; el segundo, la
formación de abscesos. En el 30 por ciento de los casos se demuestra la
existencia de bacteriemia.
En la peritonitis terciaria la flora hallada comprende generalmente Staphylococcus
epidermidis, Pseudomonas aeruginosa, Candida y enterococos
Focos responsables más frecuentes
La apendicitis, la úlcera gastroduodenal perforada y la pelviperitonitis son las
causas más frecuentes de la peritonitis si se excluyen los traumatismos, pero se
debe destacar la alta incidencia de la peritonitis traumática en la población
hospitalaria.
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Peritonitis – Cirugía General
Etiología de la peritonitis
3. PATOGENIA
La peritonitis produce importantes perturbaciones locales y generales,
responsables de complicaciones que pueden llevar a la muerte a través de la falla
multiorgánica
Compromiso local. La contaminación y la irritación del peritoneo determinan una
respuesta inflamatoria caracterizada por vasodilatación, fenómenos congestivos y
fragilidad vascular con aumento de la permeabilidad capilar. Ello ocasiona edema
subperitoneal, exudación intracavitaria de líquido rico en proteínas, cambios
metabólicos locales (hipoxia con aumento de glucoproteínas y proteoglicanos de
membrana) y necrosis de la serosa. La exudación es acompañada por activación
del complemento, liberación de factores quimiotácticos y de opsoninas, y
diapedesis de gran cantidad de neutro filos y macrófagos que en conjunto con la
fibrina contribuyen a la detención de la infección El coágulo que así se forma pasa
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Peritonitis – Cirugía General
por las etapas de reblandecimiento y reabsorción, pudiendo hallarse o no
colonizado por bacterias; en el primer caso se generan seudomembranas
piógenas y pus.
El intestino presenta inicialmente hipermotilidad, pero a poco se advierte un íleo
adinámico. Esta alteración del peristal tismo tiene como consecuencia una falla en
la progresión del contenido y contribuye a incrementar el tercer espacio en el que
se acumulan hasta seis litros de fluidos por día. El íleo se caracteriza por
meteorismo, hipertensión endoluminal, disminución de la absorción y aumento de
la fermentación y de la putrefacción. Finalmente se observa lesión de la barrera
mucosa y translocación bacteriana. Las alteraciones señaladas (distensión
intestinal, derrame libre intraperitoneal) y otros eventos concomitantes como la
contractura muscular parietal y el íleo visceral, tienen como consecuencia el
ascenso de la presión intraabdominal con su corolario de alteraciones de la
dinámica circulatoria, hipoperfusión esplácnica e isquemia de la mucosa del tubo
digestivo. Según la eficacia de las defensas la evolución local puede conducir a:
1. Resolución completa del proceso, con destrucción bacteriana, reabsorción de la
fibrina y lisis espontánea de las adherencias: restitutio ad integrum.
2. Bloqueo de la infección en un determinado sector del abdomen, constituyendo
una peritonitis localizada o un absceso donde proliferan bacterias que no pueden
ser alcanzadas por las células fágicas.
3. Estado inflamatorio crónico, con esclerolipomatosis.
4. Desborde de las barreras y de los procesos defensivos, que deriva en una
peritonitis generalizada o difusa con derrame purulento libre.
Compromiso general. En las peritonitis difusas, durante la etapa congestiva, el
incremento de la permeabilidad capilar favorece el ingreso a la circulación de
bacterias y sus productos tóxicos. Los macrófagos, estimulados por la presencia
de lipoproteínas derivadas de las bacterias gramnegativas, producen mediadores
(también llamados citocinas) y componentes de la cascada del complemento (C3a
y C5a). Entre los primeros se destacan la interleucina-1 (IL-1), la interleucina-6 (IL-
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Peritonitis – Cirugía General
6), el factor de necrosis tumoral (FNT), el factor estimulador de colonias de
macrófagos (FEC-M), el leucotrieno B4 y el factor de activación plaquetaria. Al
mismo tiempo se observa liberación de catecolaminas, corticosteroides.
aldosterona y hormona antidiurética y se gatillan las cascadas del ácido
araquidónico y de la coagulación. Todo ello conduce a la agresión a distancia de
diversos parénquimas (aparato respiratorio, ríñones, hígado, etc.). Si las medidas
de sostén no son apropiadas, o si se demoran, será inevitable el desarrollo del
síndrome de falla multiorgánica. Además de los mediadores, otro factor
responsable de la repercusión general es el secuestro de líquido. Si bien el
derrame peritoneal es útil como mecanismo de defensa al aportar importantes
cantidades de fibrinógeno y opsoninas, conduce a la génesis de un tercer espacio,
que deriva en una depleción hidroelectrolítica y proteica. Se observa en
consecuencia shock hipovolémico, caída del gasto cardíaco, elevación de la
resistencia vascular periférica y aumento de la extracción periférica de oxígeno.
Con una reanimación agresiva se logra revertir estas condiciones. Sin embargo, si
las circunstancias patológicas locales subsisten, pronto se llega a un déficit de
perfusión tisular por agotamiento o insuficiencia de los mecanismos
compensadores ante la agresión directa del aparato cardiovascular por los
mediadores y las toxinas bacterianas, lo cual culmina en una vía metabólica
anaerobia que conduce a la acidosis láctica. La insuficiencia renal concomitante y
la instalación de insuficiencia pulmonar progresiva (distress respiratorio del adulto)
contribuyen a la acidosis. La muerte sobreviene como culminación de una
secuencia de fallas orgánicas por el bloqueo de las vías energéticas celulares.
En las peritonitis asépticas, al faltar el componente bacteriano, las complicaciones
locales y la repercusión metabólica son menos importantes, aunque subsisten las
consecuencias hemodinámicas.
4. ANATOMÍA PATOLÓGICA
Se reconocen las siguientes etapas sucesivas en la evolución anatomopatológica:
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Peritonitis – Cirugía General
1. Congestivo-edematosa. Se caracteriza por hiperemia e infiltración serosa. Las
lesiones son reversibles, aunque comienzan a formarse adherencias, que tratan
de bloquear el proceso.
Pueden observarse derrames intraperitoneales difusos o localizados.
Histológicamente se advierten infiltrados de células inflamatorias.
2. Flemonosa. Los infiltrados inflamatorios anteriormente descriptos se hacen
confluentes, se necrosan en su seno y se transforman en nodulos supurados.
3. Evolucionada. Si el curso no se interrumpe (ya sea espontáneamente o por
una intervención terapéutica) y si el enfermo supera las etapas iniciales, se pasa a
una etapa resolutiva que puede culminar en:
a) Fibrosis. El proceso inflamatorio agudo se transforma en una lesión crónica,
indurada, al ser reemplazadas las células inflamatorias por fibrocítos y el estroma
por fibras colágenas.
b) Abscedación. La confluencia de los nidos inflamatorios lleva a la formación de
microabscesos que luego de unirse generan abscesos, es decir, colecciones
supuradas contenidas dentro de una cavidad cuya pared está constituida por una
membrana de fibrina.
c) Plastronamiento. Las adherencias precarias a los órganos vecinos se vuelven
firmes constituyéndose el plastrón: conglomerado de asas intestinales, epiplón y
mesos que pueden contener núcleos supurados y que se mantienen unidos y
encapsulados por una importante reacción inflamatoria que los aisla del resto de
los órganos de la cavidad abdominal. Su constitución se debe a que la fibrina, al
coagularse, adhiere las superficies serosas de órganos vecinos (incluyendo
epiplones y peritoneo parietal) y forma el sustrato necesario para la proliferación
de fibroblastos que generan adherencias estables.
4. Secuelar. Superado el episodio agudo puede sobrevenir como complicación
inmediata un íleo mecánico, ya sea por angulación de asas dilatadas o por
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Peritonitis – Cirugía General
estenosis debidas a bridas o a colecciones líquidas. Las secuelas alejadas
comprenden las bridas y las adherencias (que conforman la llamada.peritonitis
plástica y son responsables de fenómenos crónicos de suboclusión) y la
esclerolipomatosis.
5. DIAGNÓSTICO
El objetivo es la tipificación del cuadro desde lo general: abdomen agudo, hasta lo
particular: diagnóstico genérico de peritonitis, para continuar luego con lo
específico: diagnóstico etiológico. Los antecedentes, la forma de presentación, el
examen físico y la evolución permiten establecer estos tres puntos en la mayoría
de los casos. El diagnóstico de peritonitis secundaria no ofrece en general
problemas; por el contrarío, la postoperatoria es una de las variedades más
difíciles de evaluar. Entre los antecedentes se debe tomar en cuenta la existencia
de procedimientos quirúrgicos previos, hernias externas, trauma y patología
intraabdominal, Se prestará atención a la posible existencia de procesos
extraabdominales (torácicos o sistémicos). Cualquier enfermedad asociada o
concomitante debe ser evaluada atendiendo a su probable efecto adverso sobre la
evolución.
A) DIAGNOSTICO CLINICO
Presentación clínica de la peritonitis difusa
Debe distinguirse entre la signosintomatología temprana y la tardía. Resulta
primordial el conocimiento de la primera, ya que es en las etapas precoces cuando
se debe actuar para obtener resultados favorables. Los signos y síntomas pueden
ser también clasificados en locales (abdominales) y generales; habitualmente los
primeros son tempranos y los últimos tardíos. Todos ellos pueden estar influidos
por la existencia de patología previa o concomitante.
Signosintomatología temprana. El diagnóstico se basa en la historia clínica y los
datos aportados por los exámenes complementarios
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Peritonitis – Cirugía General
El síntoma fundamental e infaltable de la peritonitis es el dolor. Este es de
comienzo generalmente brusco (súbito y transfictivo si se trata de una perforación
del tubo digestivo o de la ruptura de un absceso), de intensidad progresiva,
continuo y sin respuesta a antiespasmódicos; se exacerba con la tos, los
movimientos y la respiración profunda y llega a provocar fijeza respiratoria.
Cuando el proceso se debe a la progresión de un foco patológico originado en un
órgano intraabdominal, el dolor se localiza inicialmente en la proyección
metamérica del órgano responsable del cuadro (tabla 36-9 y fig. 36-7). Es muy
importante efectuar un interrogatorio exhaustivo y cuidadoso que tome en cuenta
el síntoma original. El emplazamiento del dolor se modifica habitualmente en
forma paulatina, por la expansión del proceso desencadenante (en cuyo caso se
habla de migración) o por irradiación. La primera está generalmente relacionada
con la circulación del derrame líquido por las goteras abdominales. La irradiación
(también llamada propagación) es la sensación dolorosa alejada del foco inicial y
referida a una región aparentemente apartada del proceso intraperitoneal, aunque
vinculada metaméricamente. Un claro ejemplo lo constituye el dolor referido a los
hombros (omalgia) cuando se irrita la serosa subfrénica, sensación debida a la
estimulación de los nervios del plexo cervical que tienen sus raíces vecinas a las
del frénico (III, IV y V cervical). La facies expresa la existencia de dolor y la
inquietud que este síntoma ocasiona al paciente. La actitud del enfermo es
también característica ya que adopta un decúbito dorsal preferencial y permanece
inmóvil, con piernas extendidas o levemente encogidas. El cuadro térmico en las
etapas tempranas muestra registros progresivamente ascendentes, pero que
difícilmente superan los 39° C a nivel periférico (axilar). A nivel central (rectal o
bucal) los registros exceden generalmente el grado de diferencia con respecto a
los periféricos (disociación axilorrectal de la temperatura), hallazgo que es más
constante en los cuadros localizados en el hemiabdomen inferior.
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Peritonitis – Cirugía General
En la mayor parte de ¡os casos se registran vómitos, que reconocen como causa
inicial el intenso dolor y que son por lo tanto en un principio de origen reflejo. En
esas circunstancias e! contenido es alimentario o de jugo gástrico. Posteriormente
al agregarse el íleo adinámico, los vómitos responden a la distensión y paresia de
las primeras porciones del tubo digestivo modificándose su contenido. Otro
síntoma invariable es la anorexia, presente desde un comienzo.
La diarrea no es habitual en el inicio de una peritonitis generalizada, aunque su
presencia no la excluye. Por el contrario, existe en forma prácticamente constante
y desde el comienzo un íleo adinámico que se objetiva por la ausencia de ruidos
hidroaéreos y por la progresiva distensión del abdomen.
Semiología abdominal. El examen semiológico del abdomen es el pilar principal
del diagnóstico .Luego de algunos días se comprueba distensión abdominal. Esta
es inicialmente localizada y cercana al foco desencadenante de la peritonitis (por
efecto del íleo adinámico regional) pero se extiende progresivamente, al dilatarse
la totalidad del intestino. A la inspección se advierte desde un comienzo fijeza
respiratoria abdominal, de la cual son responsables el dolor y la contractura refleja
parietal. Si esta condición se generaliza, la respiración pasa a ser costal superior,
taquipneica y poco amplia. Los datos arrojados por la palpación son, junto al dolor
espontáneo, los testimonios más constantes y orientadores.
Debe ser efectuada meticulosamente, utilizando la mano plana con una leve
flexión de los dedos sobre la palma, flexión que se incrementa con movimientos
breves y rápidos en aquellos puntos en los que se desee explorar el dolor
provocado La palpación superficial puede evidenciar hipersensibilidad cutánea en
la región vecina al foco. La compresión provoca dolor y detecta un aumento de la
resistencia, en un principio temporaria y provocada por las mismas maniobras
(defensa) y luego constante, espontánea e imposible de vencer con la palpación
(contractura). El grado de rigidez parietal está en relación con la causa y con el
momento evolutivo: su mayor intensidad se aprecia en las peritonitis perforativas
con gran compromiso irritativo (por agresión química), como por ejemplo la úlcera
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Peritonitis – Cirugía General
gastroduodenal perforada, en cuyo caso se habla de vientre en tabla. Sin
embargo, en peritonitis con curso evolutivo muy rápido y repercusión general
precoz puede faltar la contractura aun cuando las condiciones anatomopatologicas
intraperitoneales sean graves.
El signo palpatorio más característico es el dolor a la descompresión (también
denominado peritonismo, signo del rebote, reacción peritoneo! o signo de
Blumberg). Se explora deprimiendo la pared con suavidad y retirando la mano
rápidamente. En esE momento el paciente manifiesta intenso dolor, objetivable por
la expresión de su cara. Se debe al contacto de dos serosas inflamadas: el
peritoneo parietal y el visceral, por lo que es más manifiesto en las proximidades
del foco inflamatorio.
La percusión es útil en primer lugar para delimitar las áreas de dolor provocado.
Además se registra casi siempre timpanismo generalizado. Aveces se aprecian
áreas dematidez, sobre todo en los flancos cuando existen derrames importantes.
Inversamente, en el caso de una perforación gastrointestinal suele estar ausente
la matidez hepática (signo de Jobert) por la existencia de neumoperitoneo. Este
último signo es prácticamente constante en la perforación gastroduodenal pero se
encuentra rara vez cuando la perforación es colónica.
La auscultación revela silencio abdominal con algunos ruidos hidroaéreos leves y
ocasionales. No debe omitirse el tacto rectal, al igual que en todo abdomen agudo.
Esta maniobra dará información acerca de la ocupación de la ampolla, cooperará
en la detección de patología rectal y permitirá advertir la presencia de patología
perirrectal extraabdominal o intraabdominal (absceso del fondo de saco de
Douglas). La realización simultánea durante la palpación abdominal de un tacto
rectal con dilatación del esfínter anal (maniobra de Yódice-Sanmartino), permite
muchas veces focalizar el dolor abdominal en el punto exacto correspondiente a la
viscera afectada, al minimizarlo en el resto del abdomen. Es también
indispensable efectuar en las mujeres un tacto vaginal para descartar patología
genital (endometritis, salpingitis) y para obtener datos generales de la pelvis
(plastrón paraanexial) y del fondo de saco peritoneal.
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Peritonitis – Cirugía General
Signosintomatología tardía. De ninguna manera debe esperarse la presencia de
alguno de los signos o síntomas que se detallan a continuación para efectuar el
diagnóstico de peritonitis, ya que ellos expresan la progresión de la enfermedad.
muchas veces en una etapa irreversible.
El cuadro general incluye depresión de la conciencia, hipotensión, taquicardia,
taquipnea, respiración superficial y oliguna. a lo que se agrega la repercusión de la
sepsis con su secuela de fallas orgánicas: hiperdinamia inicial, seguida de distress
respiratorio, hipotensión, falla cardiovascular, insuficiencia hepática. coagulación
intravascular diseminada y shock.
El dolor, la deshidratación, el desequilibrio hidroelectrolítico, las alteraciones de la
perfusión tisular. la hipotensión y la sepsis llevan a la exteriorización de la llamada
facies hipocrática, caracterizada por rasgos afilados, ojos hundidos, ojeras,
sequedad de mucosas, sudor frío de la frente y expresión de angustia y dolor. Se
observan a menudo alteraciones de la perfusión tales como livideces en los
miembros inferiores. En las etapas tardías la temperatura cae a nivel periférico
(por vasoconstricción, y trastornos de la perfusión), mientras que se mantiene alta
a nivel central. Ello provoca una disociación axilorrectal, que puede superar los 2°
C. El desequilibrio hemodinámico, con franca hipovolemia (tercer espacio), se ve
agravado por la existencia de vómitos profusos. Son de contenido francamente
entérico, e incluso fecal (vómito miserere), densos y con olor nauseabundo. Algo
más tarde, instalada la falla del tubo digestivo, se agrega sangre (hemorragia
digestiva alta) en la forma de vómito porraceo o de hematemesis franca. Esta
última eventualidad indica una etapa avanzada del cuadro con grave compromiso
general. En esa misma fase (como producto de la falla intestinal, de la presencia
de sangre en el intestino y de la lesión de la mucosa intestinal y colónica) puede
observarse diarrea acuosa y fétida o melena.
La distensión del abdomen se hace franca al continuar la repleción hidroaérea
enterocolónica e incrementarse los derrames peritoneales al tiempo que se vence
el tono muscular de la pared. La respiración es corta y superficial. El dolor puede
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Peritonitis – Cirugía General
experimentar una tendencia variable: en ciertos casos se exacerba, aunque cursa
con períodos de acalmia; en otros desaparece lentamente a medida que el cuadro
se agrava. Su desaparición brusca debe hacer sospechar la necrosis o la
perforación del órgano involucrado en el seno de un plastrón. Con respecto a la
palpación, en este período tardío se comprueba la ausencia del signo de
Blumberg. El tacto rectal puede revelar la ocupación del fondo de saco de
Douglas. hecho que se manifiesta por dolor y abombamiento.
B) DIAGNOSTICO DE LABORATORIO
Los exámenes de laboratorio no son imprescindibles para efectuar el diagnóstico
de peritonitis; sin embargo, pueden contribuir a dilucidar algunas dudas en cuanto
al diagnóstico diferencial y son necesarios para un correcto seguimiento clínico. La
leucocitosis con neutrofilia es un hallazgo prácticamente constante, rondando los
15.000 leucocitos por mm3, aunque en gerontes y en enfermos
inmunocomprometidos este dato puede estar ausente. El hematócrito se halla
aumentado por hemoconcentración a menos que exista anemia previa o
hemorragia concomitante. En el ionograma suele haber hipokalemia e
hiponatremia. La amilasemia puede incrementarse sin indicar la existencia de
patología pancreática. Una elevación de la PO, venosa o un descenso de la P02
arterial harán sospechar la generalización del compromiso séptico. El examen de
orina es importante para descartar patología renal (pielonefritis, cólico renal).
El laboratorio resulta indispensable en el seguimiento clínico para corregir las
alteraciones de orden general. En este sentido se evaluará el estado hemático
(hemograma, tiempo parcial de tromboplastina, tiempo de Quick, recuento
plaquetario), el metabolismo de carbohidratos (glucemia), el medio interno y la
volemia (hematócrito, ionograma, estado ácidobase, uremia), el aparato
respiratorio (gases en sangre), la función renal (creatinina), la función hepática
(bilirrubina, fosfatasa alcalina, proteinograma, transaminasas, colesterol) y la
función pancreática (amilasa).
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Peritonitis – Cirugía General
En las etapas tardías el laboratorio refleja las consecuencias de la sepsis y de la
falla multiorgánica. La leucocitosis se incrementa, pero de existir leucopenia puede
indicar severo compromiso séptico y depresión inmunitaria. El clearance de
creatinina debe ser medido precozmente en los pacientes de alto riesgo. La
pérdida de la función renal es insidiosa; su recuperación está asociada con el
control de la infección. La falla hepática se manifiesta como ictericia y la
respiratoria como una caída de la P02 arterial y el requerimiento de ventilación
mecánica o de un aumento de la fracción inspirada de 02(Fi02).
Otra intervención fundamental del laboratorio es el diagnóstico bacteriológico. La
investigación se efectúa en el material recolectado de la cavidad abdominal, pero
siempre que se sospeche compromiso séptico de orden general, se realizarán
también hemocultivos o policultivos (sangre, orina, secreciones bronquiales, bilis).
C) DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES
Radiología. En la peritonitis aguda el diagnóstico clínico se ve apoyado
principalmente por los estudios por imágenes, destacándose entre ellos la
radiología convencional. Tanto es así que con el auxilio de un simple par
radiográfico abdominal frecuentemente es posible arribar a un diagnóstico
preoperatorio acertado.
Radiología simple. La radiología simple es generalmente suficiente para el
planteo terapéutico y la indicación quirúrgica. El estudio mínimo a llevar a cabo
consta de una radiografía de tórax de frente en posición erecta, una de abdomen
de frente en decúbito dorsal y otra de abdomen de frente de pie.
Cuando por sus condiciones generales el enfermo no pueda adoptar esta última
postura, se la puede reemplazar por una radiografía con el paciente en decúbito
dorsal con rayo horizontal y lateral con respecto al abdomen, o en decúbito lateral
izquierdo, con el rayo en incidencia horizontal anteroposterior.
También pueden ser útiles las radiografías focalizadas cuando se buscan
colecciones intraperitoneales; se deben evitar en cambio los estudios
contrastados.
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Peritonitis – Cirugía General
Radiografía de tórax. Es la mejor exposición para verificar la existencia de
colecciones subdiafragmáticas o de neumoperitoneo (signo de Popper):
manifestación radiológica de una perforación de viscera hueca.
Radiografías de abdomen. Colaboran en la evaluación del contenido abdominal,
aunque no todos los signos son aparentes en una sola posición.. Los signos
característicos son los que integran el síndrome radiológico del íleo adinámico: el
intestino se halla muy distendido, meteorizado (presencia de asas dilatadas y
paréticas), generalmente sin niveles hidroaéreos (o si los hay con muy poco
líquido y gran cantidad de gas), con paredes lisas y adelgazadas. Este íleo puede
ser localizado ("íleo regional") o generalizado. En el primer caso permite orientar el
diagnóstico hacia el foco causal de la peritonitis: por ejemplo un íleo regional de la
fosa ilíaca derecha debe hacer pensar en una peritonitis apendicular; en el
segundo denuncia la existencia de una peritonitis generalizada. Otro signo
característico es el que depende de la presencia de derrame libre en el abdomen,
evidenciado por la imagen de "vidrio esmerilado" (opacidad uniforme que oculta
las estructuras óseas) ,o por el "signo del revoque", caracterizado por bandas o
regiones opacas que separan asas vecinas (este último signo puede deberse
también a la existencia de edema de la pared intestinal o de los mesos). El edema
inflamatorio pre y retroperitoneal se manifiesta radiológicamente por el
borramiento de los psoas y de las fascias parietales.
En los casos en que existe un absceso constituido, a la imagen de íleo regional se
agrega una zona de mayor densidad radiológica (en cuyo interior puede haber
burbujas gaseosas indicadoras de la existencia de anaerobios), que desplaza al
intestino de su ubicación habitual
Tomografía computada. Es útil, aunque de ninguna manera indispensable, para
el diagnóstico de las colecciones ais ladas y abscesos , permitiendo diagnosticar
asimismo, en algunas ocasiones, la enfermedad de base (tumor, pancreatitis) o
complicaciones alejadas de la peritonitis (absceso hepático, retroperitonitis). Su
sensibilidad es muy alta en las peritonitis postoperatorias (fig. 36-12), pero donde
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Peritonitis – Cirugía General
mejor se advierte su utilidad es en la búsqueda de un foco séptico oculto. Las
imágenes características consisten en zonas de densidad anormal, que desplazan
a los órganos vecinos de los que están separadas por una franja más compacta y
que contienen algunas burbujas gaseosas.
Ecografía. Es altamente sensible, aunque no específica, para demostrar la
existencia de masas tumorales y colecciones líquidas (derrames o abscesos) lo
que le. asigna provecho en el diagnóstico de la peritonitis postoperatori. Si la
clínica induce a pensar en la existencia de un foco séptico abdominal, es el
estudio ideal para encarar la búsqueda del mismo, por su sensibilidad, bajo costo
y posibilidad de colaborar en el drenaje percutáneo.
Resultados de los métodos de diagnóstico por imágenes en los cuadros más
habituales
El estudio sistemático de los exámenes imagenológicos permite diferenciar
rápidamente los tres grandes síndromes genéricos: peritonitis difusa, peritonitis
localizada y peritonitis perforativa, cuyas características se resumen en la tabla
Otros procedimientos de diagnóstico
Punción abdominal o paracentesis. Brinda la posibilidad de obtener una
muestra de un derrame revelado por la ecografía y por lo tanto de confirmar su
presencia. Al mismo tiempo permite recoger especímenes para examen
fisicoquímico, bacteriológico, micológico y citológico. Es útil tanto en el
preoperatorio como en el postoperatorio. En general se realiza con guía
ecográfica, pero si se efectúa sin ecografía previa, el sitio de elección es la fosa
ilíaca izquierda, aunque éste puede variar en función de la existencia de masas
palpables o de una importante distensión intestinal. En las peritonitis pelvianas, si
el tacto vaginal revela un abombamiento doloroso de los fondos de saco, la
punción puede ser realizada por dicha vía (culdocentesis).
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Peritonitis – Cirugía General
En el líquido obtenido se buscan y recuentan los leucocitos y se dosa pH, glucosa,
lactato, proteínas y lacticodeshidrogenasa (LDH). La presencia de glucosa por
debajo de 50 mg/dl, LDH mayor que el límite superior admitido en sangre para ese
método y una tasa de proteínas mayor de 1 g/dl, indica una alta probabilidad de
estar ante una peritonitis secundaria. Un nuevo control a las 48 horas puede ser
útil, ya que en estas peritonitis el recuento celular permanece estable o aumenta,
mientras que en las primarías suele reducirse rápidamente.El lavado perifoneal
diagnóstico. Se efectúa instilando en la cavidad un volumen de 1000 ml de
solución fisiológica y aspirándolo luego de algunos minutos. Se consideran
criterios positivos de peritonitis aguda la existencia de un recuento mayor de 500
leucocitos por mmJ o el hallazgo de piocitos. Es también útil para el diagnóstico
diferencial con pancreatitis, en cuyo caso se verifica un alto tenor de amilasas y,
de acuerdo con la forma anatomopatológica, ia existencia de sangre.
Laparoscopia. Por su intermedio se puede lograr el diagnóstico mediante la visión
directa de las lesiones, al tiempo que resulta sencillo efectuar biopsias y tomas de
material. Consiste en la introducción (por una pequeña incisión) de un
laparoscopio, instrumento óptico que, conectado a una fuente de iluminación y a
una microcámara de televisión, permite iluminar la cavidad abdominal y observar
su interior. Efectuando incisiones complementarias se pueden insertar aspiradores
e irrigadores con los que es posible efectuar la limpieza y el lavado de la cavidad,
y también pinzas, tijeras o electrobisturíes para realizar biopsias e incluso el
tratamiento completo de! foco originario de la peritonitis. Finalmente, es factible
por esta vía colocar los avenamientos requeridos para ei ulterior drenaje de los
derrames remanentes.
6. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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Peritonitis – Cirugía General
Debe hacerse con afecciones de diversa índole que pueden requerir o no
tratamiento quirúrgico. Entre las primeras destacamos:
a) patología parietal pura: hematomas de la vaina del recto o de los músculos
anchos; b) hemorragias internas: rotura de bazo, de tumores hepáticos; c)
hemorragias retroperitoneaies: rotura de aneurisma; d) infecciones
retroperitoneales: perinefritis. pielonefritis: e) inflamación de órganos
retroperitoneales: pancreatitis, adenitis; f) oclusión intestinal: g) cuadros
inflamatorios puros originados en órganos intraperitoneales, sin peritonitis:
apendicitis, diverticulitis, anexitis; h) patología torácica.
7. TRATAMIENTO
A pesar de que los diversos procesos causantes de peritonitis requieren distintos
enfoques terapéuticos, existen medidas comunes que se aplican a todos ellos. En
términos generales, en las peritonitis primarias, las pelviperitonitis ginecológicas y
las peritonitis terciarias, el tratamiento correcto es de orden médico y basado en la
antibioticoterapia racional. Para encararlo, la sospecha debe ser firme y estar
fundada en la historia clínica y los exámenes complementarios. En las terciarias,
además de este recurso, puede ser necesario un abordaje quirúrgico, pero
siempre complementado por medidas tendientes a reducir la translocación
bacteriana, evitar la liberación de citoquinas y disminuir su efecto sobre órganos
distantes.
En las peritonitis secundarias siempre está indicado el tratamiento quirúrgico.
Manejo preoperatorio
Existen dos metas principales: la reanimación hidroelectrolítica y la iniciación del
tratamiento antibiótico. Una vez realizada la semiología se debe calmar el dolor sin
utilizar antitérmicos, evaluar la repercusión hemodinámica, efectuar una
canalización venosa apta para la medición de la presión venosa central y expandir
la volemia. Con el objeto de evaluar los resultados de la reposición se controlará la
presión arterial, la presión venosa central (si es necesario recurriendo a un catéter
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Peritonitis – Cirugía General
de Swan-Ganz) y se colocará una sonda vesical para medir la diuresis horaria.
Para descomprimir el tubo digestivo y facilitar el acto anestésico se instalará una
sonda nasogástrica. Entre otras medidas complementarias se efectuará protección
antitetánica y se determinará el grupo sanguíneo.
A los efectos de la elección de la antibioticoterapia, es crítico determinar si la
peritonitis es primaria o secundaria. El tratamiento antibiótico debe comenzarse
tan pronto se efectúa el diagnóstico ciínico y será absolutamente empírico, basado
en el tipo de microorganismo probable y en la capacidad del antibiótico para
alcanzar niveles adecuados en la cavidad peritoneal. En la peritonitis secundaria
se debe tener en cuenta que la infección es casi siempre polimicrobiana. En ese
sentido el tratamiento debe encararse con un agente o con una combinación de
agentes con efectividad comprobada contra bacterias aerobias (particularmente
las entéricas gramnegativas, por ej. Escherichia coli) y anaerobias (por ej.
Bacteroides fragilis). La presencia de enterococos debe ser tenida en cuenta en
los pacientes inmunocomprometidos o si este germen es hallado en un
hemocultivo o en un foco abdominal residual .Ocasionalmente puede descubrirse
Candida en los cultivos; si la evolución es buena su presencia no debe tomarse en
cuenta a los efectos terapéuticos.
Los esquemas antibióticos recomendados se consignan en la tabla 36-18.
Tratamiento quirúrgico
Momento quirúrgico. Una vez evaluado el paciente y decidida la conducta
quirúrgica debe determinarse la oportunidad de la misma. Esquemáticamente se
actuará como sigue:
a) Peritonitis perforativas tempranas (menos de 12 horas de evolución): cirugía
inmediata.
b) Peritonitis perforativas tardías y no perforativas: compensar el estado general y
buscar el mejor momento hemo dinámico y respiratorio sin superar las 12 horas a
partir de la hospitalización.
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Peritonitis – Cirugía General
Procedimientos quirúrgicos. Debe considerarse el tratamiento del compromiso
peritoneal y el del foco desencadenante.
Tratamiento del compromiso peritoneal. Los gestos más importantes son el
lavado profuso de la cavidad peritoneal y la recolección de pus para su cultivo. El
lavado incluye la eliminación de tejidos esfacelados o necróticos y de membranas
piógenas. Se efectúa con solución de cloruro de sodio al 0,45 por ciento (8 litros),
a la que se le pueden adicionar 100 ml de yodopovidona . Es menester aspirar
cuidadosamente el líquido remanente ya que los fluidos favorecen el desarrollo de
los agentes patógenos al disminuir la fagocitosis y la migración leucocitaria.
Asimismo es imprescindible la eliminación de cuerpos extraños y coágulos pues
está demostrado que en su seno se acumulan gérmenes que no pueden ser
alcanzados por los fagos. El lavado postoperatorio continuo mediante catéteres
instalados durante la intervención primaria o con el abdomen cerrado, es objeto de
controversias. Se efectúa con solución salina normal, antibióticos, heparina y
cloruro de potasio.
Tratamiento del foco desencadenante. Táctica quirúrgica. En los procesos
isquémicos o necróticos es indispensable extirpar el órgano o los tejidos
afectados. En los inflamatorios o perforativos el tratamiento ideal es también la
resección, pero en algunos casos (por razones anatómicas) se debe apelar al
simple avenamiento del foco (plastrones, pancreatitis).
En la peritonitis perforativa la preferencia varía entre la sutura de la perforación, la
resección o la exteriorización de la porción perforada, según: a) el órgano afectado
y la importancia de sus lesiones; b) el tipo y la cantidad de material contaminante y
c) el tiempo que media entre el comienzo del cuadro y la operación. Es imposible
detallar todas las circunstancias que influyen en la decisión. Incisiones. El
emplazamiento de la incisión dependerá de la patología a tratar. El abordaje será
amplio en las peritonitis generalizadas y circunscripto en las localizadas. Si el
diagnóstico es incierto, la vía mediana es la que permite más y mejores maniobras
quirúrgicas; es además rápida de ejecutar y de cerrar, y casi exangüe. Ante la
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Peritonitis – Cirugía General
presencia de necrosis, gangrena o supuración grave parietal, se debe tener
especial cuidado con el acceso para no abrir una zona séptica; en estas
circunstancias es preferible la extirpación en block de la pared.
En el absceso subfrénico la vía de abordaje puede ser abdominal, torácica o
lumbar, según sea su íocalización, siendo factible su abordaje por vía
extraperitoneal. En las peritonitis postoperatorias el acceso dependerá del tipo de
complicación que presente la herida y de la patología que motiva la reoperación.
Exploración. Debe ajustarse a los objetivos de la intervención. En los procesos
localizados será reducida para evitar la contaminación del resto de la cavidad. En
las peritonitis generalizadas, la exploración debe ser sumamente prolija, ya que el
rápido hallazgo de un foco no invalida la coexistencia de otros.
Se deben descartar además otras complicaciones o patología concomitante,
realizar cultivos de secreciones o membranas, biopsias y recolección de líquido
para examen químico. La biopsia hepática es de utilidad en todo paciente séptico
o cuando se utilizó alimentación parenteral por un lapso prolongado. También se
debe constatar la integridad de las anastomosis, la vitalidad de las visceras
involucradas, el estado de los mesos y la suficiencia vascular esplácnica.
Tratamiento de las lesiones y maniobras complementarías.
Las maniobras dirigidas a resolver la patología que motivó la peritonitis
(extirpación, exteriorización o drenaje del foco) fueron comentadas más arriba.
Concomítantemente puede ser necesario realizar otros procedimientos, auxiliares
o complementarios. Estos últimos permiten mejorar la evolución o implementar
medidas de soporte en el postoperatorio como la aspiración (o vaciamiento) del
contenido yeyunoileal, la gastrostotnía, la yeyunostomía, la ileostomía y la
enteropoliptiquia.
Avenamientos. El empleo de avenamientos peritoneales (tubos que comunican la
cavidad abdominal con el exterior) en las peritonitis generalizadas es cuestionable
ya que es imposible drenar la totalidad de la cavidad por más tubos que se
33
Peritonitis – Cirugía General
coloquen. En cambio hay acuerdo en cuanto a la utilidad del drenaje de una
colección o de un absceso bien definido.
Cierre de la laparotomía. De no mediar contraindicaciones la laparotomía se cierra
herméticamente. Diversas circunstancias como las señaladas en la tabla 36-20,
determinan que se adopten conductas especiales.
Laparostomía. Esta técnica puede ser considerada un drenaje peritoneal abierto
y se sustenta en la decisión de tratar la cavidad como si fuera un gran absceso. En
lugar de efectuarse un cierre abdominal convencional se dejan las visceras
directamente expuestas al exterior (protegidas por un aposito): laparostomía
abierta, o bien contenidas mediante el empleo de una prótesis temporaria no
cubierta por ninguna estructura anatómica: laparostomía contenida. Esta prótesis
puede ser una malla de polipropileno, poliuretano, poliglactina 910, ácido
poliglicólico, microtul de nailon, etc., y puede tener un cierre de cremallera
incorporado para facilitar las reintervenciones programadas
Drenaje percutáneo de colecciones supuradas. Se trata de una técnica efectiva
para el manejo de los abscesos intraabdominales, surgida a partir del
perfeccionamiento de la tomografía computada y de la ecotomografía, que
permiten realizar punciones dirigidas con gran precisión y mínimo riesgo. Es en la
actualidad el método de elección para el tratamiento de abscesos únicos y bien
definidos con una tasa de buenos resultados cercana al 85 por ciento , aunque
también se lo puede utilizar para drenar abscesos múltiples o multiloculados. La
técnica está contraindicada en pacientes con neumoperitoneo o peritonitis
generalizada, o ante la presencia de extensos focos de necrosis que requieren un
abordaje quirúrgico para su extirpación. La precocidad en el drenaje y la exactitud
en el diagnóstico preoperatorio influyen positivamente en la evolución.
34
Peritonitis – Cirugía General
VI.PERITONITIS CRÓNICAS O PLÁSTICAS
Adherencias y bridas. Se trata de secuelas de la peritonitis aguda o de la cirugía
abdominal como consecuencia de! despulimiento de la serosa y de la generación
de puentes fibrosos a partir de los derrames fibrinosos. Pueden ser responsables
de una oclusión intestinal inmediata o hasta varios años después del episodio
original. Se denominan adherencias cuando las superficies serosas se aglutinan
quedando en íntimo contacto; comienzan a producirse durante los primeros días
del postoperatorio. Se habla de bridas cuando existen cordones firmes y
vascularizados que vinculan dos sectores peritoneales alejados entre sí; aparecen
varias semanas después. Su prevención es difícil, pero en cambio se puede
favorecer la formación de adherencias dirigidas (operación de Noble o
mesopoliptiquia) mediante la sutura ordenada del meso de un asa con el de la
siguiente, con el fin de evitar la disposición anárquica del intestino y las
consecuentes acodaduras.
Peritonitis encapsulante. En este cuadro, todo o gran parte del contenido
abdominal se encuentra envuelto por una tenue y laxa membrana que se prolonga
a modo de tabiques entre las visceras, ocupando la totalidad del espacio virtual de
la cavidad y adhiriendo los órganos entre sí al extremo de conformar un único gran
conglomerado. Afecta preferentemente el espacio inframesocolónico. Como
consecuencia se observan cuadros obstructivos reiterados, de difícil resolución
quirúrgica ya que el ingreso al abdomen se hace generalmente imposible.
Peritonitis en el paciente inmunocomprometido
El paciente inmunocomprometido presenta una alteración deletérea de diversos
aspectos anatomofisiológicos dedicados a la defensa del organismo contra las
infecciones y las enfermedades malignas. La inmunodeficiencia puede ser
primaria o haberse adquirido en forma secundaria a una enfermedad o a una
intervención iatrogénica. El grupo de riesgo, que aumenta constantemente en la
población hospitalaria, está constituido por: a) enfermos añosos; b) obesos; c)
35
Peritonitis – Cirugía General
malnutridos; d) cancerosos; e) diabéticos; f) insuficientes renales; g) insuficientes
hepáticos; h) portadores del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA); i)
perdedores de proteínas; j) portadores de cuerpos extraños (monitoreo invasivo o
prótesis); k) irradiados; 1) inmunosuprimidos (como resultado de enfermedades o
de medicación); m) grandes quemados; n) traumatizados; ñ) sometidos a
operaciones importantes, anestesia (sobre todo la general), transfusión sanguínea;
o) esplenectomizados; p) en tratamiento quimioterápico; q) en falla multiorgánica y
r) pacientes con más de una enfermedad crónica.
Etiopatogenia. Se han informado en este grupo de pacientes perforaciones
agudas del tracto gastrointestinal producidas por citomegalovirus, criptosporidiosis
y candidiasis así como por linfoma necrótico. Se describen cuatro síndromes
clínicos distintos que requieren intervención urgente: 1) peritonitis secundaria a
infección por citomegalovirus, 2) linfoma no Hodgkin (generalmente del íleon
terminal) con obstrucción o hemorragia, 3) sarcoma de Kaposi del tracto
gastrointestinal y 4) infección por micobacterias del retroperitoneo o del bazo.
Clínica. El paciente inmunocomprometido no es capaz de responder
adecuadamente ante el desafío infeccioso o inflamatorio. En este caso la
respuesta clínica está alterada, difiriendo de la habitual y apareciendo
frecuentemente en etapas tardías de la enfermedad.
Signos generales. La respuesta séptica clásica puede no hallarse presente en el
enfermo inmunocomprometido, por lo que es esencial prestar atención a cualquier
signo o síntoma de infección oculta. A pesar de que la fiebre debe considerarse
como un signo de infección, ella puede estar ausente o puede deberse a otras
causas concomitantes como las úlceras de} decúbito. Más a menudo la infección
es silenciosa y los signos clásicos no se relacionan con una peritonitis. Por ello,
leves alteraciones en el estado clínico (pequeña elevación de la temperatura,
aumento de los requerimientos de fluidos, confusión, incremento de la frecuencia
del pulso o respiratoria, dolor o íleo o cambios en los datos del laboratorio
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Peritonitis – Cirugía General
, tales como leucocitosis. trombocitopenia, glucosuria o hiperglucemia, deben
hacer sospechar la existencia de un foco oculto que bien puede ser peritoneal. La
hiperglucemia y la resistencia a la insulina son signos confiables de presencia de
infección, tanto en pacientes diabéticos como en no diabéticos. El grado de
resistencia está en relación directa con la severidad de la infección. El retardo en
la cicatrización es otro indicador de infección importante y de inmunosupresión. La
falta de granulación es un signo de enfermedad; en cambio, su recuperación es un
indicio de que la infección se halla controlada.
Constituyen signos de compromiso peritoneal avanzado, y por lo tanto de peor
pronóstico, la disfunción o falla de algún órgano, la hipotensión intermitente que no
responde a la resucitación con fluidos, la hemorragia digestiva alta y el shock
séptico. Este último es inevitable si la infección no es detectada y tratada.
Tratamiento. El manejo de la peritonitis en el paciente inmunocomprometido
requiere que todos los procedimientos o tratamientos inmunosupresores (fármacos
o trauma quirúrgico) sean empleados exiguamente y que se aseguren los
cuidados generales tanto como sea posible. Se debe instalar al mismo tiempo
protección contra infecciones comunes, teniendo en cuenta que las
complicaciones infecciosas del SIDA son causadas generalmente por organismos
oportunistas asociados con inmunosupresión severa. La incidencia de infecciones
peri operatorias por gramnegativos, anaerobios y aerobios no está aumentada en
los enfermos de SIDA con respecto a la población general.
Peritonitis en el paciente cirrótico
Como ya hemos señalado, esta entidad se incluye entre las peritonitis primarias y
se observa tanto en niños como en adultos. La ascitis cirrótica predispone a la
infección peritoneal a raíz de que la hipoproteinemia y la reducción del
complemento dificultan la opsonización bacteriana. La flora suele ser
monomicrobiana contrastando con lo observado en las peritonitis secundarias.
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Peritonitis – Cirugía General
La semiología abdominal no es muy aparatosa: hipertermia leve y signos
inflamatorios mínimos o ausentes. Simultáneamente se comprueba la instalación
de insuficiencia hepática, caracterizada por encefalopatía, síndrome hepatorrenal
e incremento de la ascitis.
El diagnóstico de certeza de ascitis contaminada se obtiene con la punción
abdominal, siendo datos indicadores la existencia de neutrofilia (mayor de
250/mm3), el pH reducido (< 7,35) y el lactato elevado (> 32 mg/dl). El material
debe ser cultivado adecuadamente, tanto para aerobios como para anaerobios,
aunque se debe efectuar inmediatamente una tinción con Gram ya que los
resultados del cultivo demoran varios días.
El tratamiento quirúrgico debe encararse con mucha prudencia dado el elevado
riesgo que presentan estos enfermos. Se indicará si la flora es mixta, sí existe una
perforación del tubo digestivo demostrada por la extravasación de una ingesta de
material de contraste hidrosoluble, si se observa neumoperitoneo o si el enfermo
no mejora con tratamiento médico. La mortalidad hospitalaria de los pacientes
cirróticos con peritonitis espontánea se acerca al 50 por ciento, siendo la
insuficiencia hepática la causa de muerte habitual. Entre los que sobreviven al
primer episodio, las recidivas alcanzan al 69 por ciento durante el primer año pero
aparentemente podrían reducirse mediante la descontaminación selectiva
gastrointestinal con norfloxacina.
Peritonitis periódica familiar (fiebre mediterránea familiar)
Se presenta en comunidades con antecedentes de asentamiento en las costas del
Mediterráneo y se caracteriza por la reiteración de cuadros inflamatorios, con
contractura abdominal y fiebre, que motivan intervenciones quirúrgicas repetidas
en las que sólo se descubre una serositis peritoneal. El cuadro coincide
generalmente con una poliserositis.
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Peritonitis – Cirugía General
Peritonitis por cuerpos extraños
Entran en esta categoría la peritonitis iatrogénica por talco o polvo de los guantes
quirúrgicos, la peritonitis tuberculosa y la peritonitis iatrogénica por bario. Todas
cursan con exudación, dolor, formación de granulomas y adherencias.
La peritonitis tuberculosa es en la actualidad poco frecuente y registra baja
mortalidad, aunque debe tenerse en cuenta el presente recrudecimiento de la
enfermedad. Las vías de contaminación son la hematodrómica, la transmural
digestiva y la tubaria en las mujeres, siendo más común la citada en primer
término por reactivación de un foco pulmonar. En la forma húmeda predomina el
derrame seroso, mientras que en la seca se observan granulomas, adherencias y
tumores con núcleo caseoso (tuberculomas). En ambas existe fiebre,
intradermorreacción positiva, dolor abdominal y desmejoramiento del estado
general. El diagnóstico se efectúa por cultivo y biopsia. El tratamiento es
farmacológico, en tanto que la cirugía queda reservada para los casos dudosos en
los que la biopsia percutánea o laparoscópica es ineficaz.
La peritonitis por bario es una peritonitis perforativa en la que se produce el pasaje
del medio de contraste a la cavidad durante un examen radiológico efectuado en
presencia de perforación colónica o gástrica. Es de suma gravedad, por la
combinación de la agresión séptica y química. Habitualmente lleva a
complicaciones severas determinadas por el bloqueo linfático desencadenado por
el bario, que culminan con la muerte del paciente. De no ser así, se genera una
peritonitis granulomatosa por el englobamiento de acúmulos de contraste con su
secuela de adherencias.
VII.BIBLIOGRAFIA
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Peritonitis – Cirugía General
1. SABINSTON: CIRUGÍA GENERAL - Editorial Interamericana. México.
XVIII Edición. 2010.
2. RHODS: CIRUGÍA GENERAL. Editorial Interamericana. México.
3. MICHANS: PATOLOGÍA QUIRÚRGICA. Editorial El Ateneo. Argentina.
4. SCHWARTZ S.S. PRINCIPIOS DE LA CIRUGÍA. 6a. Edición. México.
2011. Vol I - II.
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