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19301 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA PALUDISMO 19 Indice parasitario y esplénico de la capital de Tucumán, Argentina.- Según el estudio de Cossio, l el índice parasitario del paludismo varía mucho, tanto en los cuatro distritos de la capital de Tucumán (de 2.35 a 10.57) como en los suburbios (de 3.52 a 74.10). La distribución de las formas clínicas y el mdice esplénico también varían mucho. PaZudGmo en Jujuy, Argentina.-Mazza y Arroyabe 2 declaran que en 1926, 35 por ciento de 207 niños examinados en la margen del río Chico en Jujuy, albergaban parásitos en la sangre, y un 26 por ciento eran gametóforos. Un grupo de 23, examinado en el mismo año en un dispensario, arrojó 47 por ciento de portadores maláricos, y 27 por ciento de gametóforos. En 1927, otro grupo de 15 lactantes arrojó porcentajes de 51 y 30, respectivamente, y otro examen de 109 niños, 28 y 48 por ciento, respectivamente. El Plasmodium praecox (PI. fa&parum.--RED.) estaba representado por 54 por ciento contra 26 por ciento de terciana benigna, 17 por ciento de cuartana, y 3 por ciento de fiebres mixtas. Estas cifras patentizan que los niños de corta edad, y principalmente los recién nacidos y lactantes, constituyen en el norte verdaderos depósitos de virus. Para evitar estas enferme- dades, Mazza y Arroyabe proponen la protección mecánica del recién nacido por medio de camas fiambreras revestidas de alambre. El paludismo en Santiago del Estero.-En la época de 1900-1902 la proporción de paludismo llegó a 72.90 por ciento entre los 11,409 habitantes de Santiago del Estero, Argentina, y a 88 por ciento en las cercanías del foco de la epidemia.3 La mortalidad en 1921 llegó a 50.75 por ciento (!-RED.), para descender a 19 por ciento después de terminadas las obras de saneamiento. El paludismo no existió en la ciudad hasta el año de 1900 en que se presentó como consecuencia de la construcción de obras de defensa contra los desbordes del río Dulce. Norte Argentino.-Tossi declara que en la Provincia del Alto Paraná y Misiones el chucho adquiere un carácter pernicioso. En el año de 1905, una epidemia de paludismo bilioso le costó la vida a 1,000 personas; la epidemia de 1912 ocasionó más de 2,000 defun- ciones, sin que ningún puerto dejara de contar con 30 ó 40 óbitos por malaria; en 1927 murieron, entre la Guayara y Posadas, unos 1,500 individuos de paludismo. La mayor parte de los enfermos presentan al examen microscópico formas tercianas y cuartas, y en 60 por ciento formas mixtas. En el tratamiento, la quinina por vía bucal resultó poco eficaz en el período agudo, a la dosis diaria de 1.5 Gms., pero en los casos crónicos resultó satisfactoria. Para dominar la infección, -- * Cossio, R.: IV Reun. Soc. Arg. Pat. Reg. Nor. 172, 1928. 2 Mazza, Salvador, y Arroyabe, Vicente: IV Reunión Soc. Arg. Pst. Reg. Norte, 1928, p. 210. 3 Bruehmann, Carlos A.: IV Reun. Soc. Arg. Pat. Reg. Nort. 143, 1928. 1 Tossi, E.: IV Reunión Soc. Arg. Pst. Reg. Norte, 1928, p. 260. 4

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19301 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

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Indice parasitario y esplénico de la capital de Tucumán, Argentina.- Según el estudio de Cossio, l el índice parasitario del paludismo varía mucho, tanto en los cuatro distritos de la capital de Tucumán (de 2.35 a 10.57) como en los suburbios (de 3.52 a 74.10). La distribución de las formas clínicas y el mdice esplénico también varían mucho.

PaZudGmo en Jujuy, Argentina.-Mazza y Arroyabe 2 declaran que en 1926, 35 por ciento de 207 niños examinados en la margen del río Chico en Jujuy, albergaban parásitos en la sangre, y un 26 por ciento eran gametóforos. Un grupo de 23, examinado en el mismo año en un dispensario, arrojó 47 por ciento de portadores maláricos, y 27 por ciento de gametóforos. En 1927, otro grupo de 15 lactantes arrojó porcentajes de 51 y 30, respectivamente, y otro examen de 109 niños, 28 y 48 por ciento, respectivamente. El Plasmodium praecox (PI. fa&parum.--RED.) estaba representado por 54 por ciento contra 26 por ciento de terciana benigna, 17 por ciento de cuartana, y 3 por ciento de fiebres mixtas. Estas cifras patentizan que los niños de corta edad, y principalmente los recién nacidos y lactantes, constituyen en el norte verdaderos depósitos de virus. Para evitar estas enferme- dades, Mazza y Arroyabe proponen la protección mecánica del recién nacido por medio de camas fiambreras revestidas de alambre.

El paludismo en Santiago del Estero.-En la época de 1900-1902 la proporción de paludismo llegó a 72.90 por ciento entre los 11,409 habitantes de Santiago del Estero, Argentina, y a 88 por ciento en las cercanías del foco de la epidemia.3 La mortalidad en 1921 llegó a 50.75 por ciento (!-RED.), para descender a 19 por ciento después de terminadas las obras de saneamiento. El paludismo no existió en la ciudad hasta el año de 1900 en que se presentó como consecuencia de la construcción de obras de defensa contra los desbordes del río Dulce.

Norte Argentino.-Tossi declara que en la Provincia del Alto Paraná y Misiones el chucho adquiere un carácter pernicioso. En el año de 1905, una epidemia de paludismo bilioso le costó la vida a 1,000 personas; la epidemia de 1912 ocasionó más de 2,000 defun- ciones, sin que ningún puerto dejara de contar con 30 ó 40 óbitos por malaria; en 1927 murieron, entre la Guayara y Posadas, unos 1,500 individuos de paludismo. La mayor parte de los enfermos presentan al examen microscópico formas tercianas y cuartas, y en 60 por ciento formas mixtas. En el tratamiento, la quinina por vía bucal resultó poco eficaz en el período agudo, a la dosis diaria de 1.5 Gms., pero en los casos crónicos resultó satisfactoria. Para dominar la infección, --

* Cossio, R.: IV Reun. Soc. Arg. Pat. Reg. Nor. 172, 1928. 2 Mazza, Salvador, y Arroyabe, Vicente: IV Reunión Soc. Arg. Pst. Reg. Norte, 1928, p. 210. 3 Bruehmann, Carlos A.: IV Reun. Soc. Arg. Pat. Reg. Nort. 143, 1928. 1 Tossi, E.: IV Reunión Soc. Arg. Pst. Reg. Norte, 1928, p. 260.

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surtieron efecto las inyecciones diarias de 1 Gm. de quinina durante 3 días seguidos, y después en días alternados. Con el salvar& y el diemenal los resultados fueron inferiores. Tratado el ataque de paludismo, es conveniente recurrir a los reconstituyentes. Bertoni, experimentando en el año 1884 en centenares de palúdicos sobre la hora más propicia para administrar la quinina, descubrió que se debía dar 12 y no 6 horas antes del ataque. El autor también ha probado con buenos resultados ciertas plantas regionales: taperyvá (café del monte) ; parahiva o palo amargo, quinium, verbena indígena, asociada con kerá-kai y limón, y guarana.

Mkque, Bolivia.-Flores6 declara que de las 800 personas que viven en Mizque, Bolivia, no hay una sola que no sufra de paludismo, ya agudo o crónico. Los 101 alumnos de la escuela y los seis profesores estaban atacados. El pueblo no puede prestarse más para la cría del mosquito: acequias en las calles, declive insignificante y falta absoluta de higiene. Mizque está llamado a ser dentro de poco tiempo un extremo ferroviario, y, por consiguiente, un centro comercial. Por esa consideración y otras la Dirección General de Sanidad de Bolivia va a iniciar su compaña anti-palúdica en Mizque.

fn’dice esplénico y parasitario en Centroamérica.-C1arks ha conti- nuado sus investigaciones de los índices esplénico y parasitario en Centroamérica, comparando las distintas razas allf. El índice esplé-

’ nico total por razas fue éste: latinoamericanos, 43.9 por ciento; negros antillanos, 18.5 por ciento; negros caribes, 27.4 por ciento; pero si sólo se tomara en cuenta el índice esplenomegálico, es decir, los bazos que alcanzan uno o más traveses de dedo por debajo del reborde costal, las cifras serían éstas: latinoamericanos, 28 por ciento; negros anti- llanos, 6.5 por ciento; y negros caribes, ll.2 por ciento. La frecuencia del paludismo estivoautumnal terciano y cuartano, asociado con la esplenomegalia, fué casi igual a la frecuencia general de cada especie en campaña. Para el autor, deben emplearse los dos índices, a fin de determinar con mayor exactitud la frecuencia del paludismo, pues si sólo se emplea el fndice esplénico, pasarán desapercibidos muchos casos de paludismo agudo. Por ejemplo, 49.6 por ciento de las 3,588 personas acusaron una pelfcula sanguínea negativa y falta de esplenomegalia; 23.2 por ciento, una película negativa y un bazo palpable; 13.5 por ciento, una película positiva y un bazo no palpable; y 13.6 por ciento, una pelicula positiva y un bazG palpable. El índice parasitario es más elevado en los negros que el esplénico, sucediendo lo contrario en los latinoamericanos. La comparación de los grupos de las tierras altas y bajas indica que el paludismo es la principal causa de la esplenomegalia en las posesiones de la United Fruit Company. Donde el índice parasitario es bajo, el esplénico

. _------ 6 Flores, A.: Bol. Direc. San. Púb. 1: 50 (agto.), 1929. 6 Clark, H. C.: XVII An. Rep. U. F. Co. Med. Dept., 1928, p. 77.

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revela una disminución semejante, tanto en adultos como niños. Entre los 3,588 latinoamericanos de las tierras bajas estudiados, el índice parasitario llegó a 27.9 por ciento y el esplénico a 46.7 por ciento, y entre 308 de las tierras altas, a 8.1 y 12.3 por ciento, respec- tivamente; en 1,152 negros antillanos de las tierras bajas, 26 y 18.5 por ciento; en 328 negros caribes de las tierras bajas, 40.8 y 27.4 por ciento; en 99 blancos extranjeros de las tierras bajas, 19.2 y 9 por ciento; en ll indios montañeses, 9.1 y 0 por ciento; en 6 hindús, 16.6 y 33.3 por ciento; en 5 mestizos chinos, 20 y 0 por ciento; y en 4 mulatos mestizos, 25 y 75 por ciento, respectivamente. En conjunto, el índice esplénico llegó a 36.8 por ciento, y el esplenomegálico a 21.9 por ciento.

Colombia.-Bejarano y sus colaboradores 7 declaran que, dadas la existencia del paludismo en Colombia, su enorme extensión, la morbilidad y mortalidad que ocasiona, el país debe acometer cuanto antes la lucha palúdica, adoptando medidas y procedimientos basados en los usados en Italia, pero modificados de acuerdo con las con- diciones. Siendo para ello innegable que la ricicultura desempeña un papel protector contra la malaria, debe emprenderse el cultivo del arroz en forma científica, estimulándolo el Estado. La fundación de colonias penales en las que ese cultivo sea la base principal de la labor, daría óptimos resultados. La lucha antipalúdica debe ser acometida a base de instrucción entre el pueblo, y para eso, en todas las escuelas primarias y secundarias debe hacerse un curso elemental del paludismo, dotado de pequeños laboratorios o elementos ob- jetivos. Las distintas facultades de medicina de Colombia deben tener en sus programas de estudios cursos teóricos y prácticos sobre paludismo, teniendo para ello un laborat&io dedicado exclusivamente a la enfermedad. Dado que es posible el cultivo de la quinina en Colombia, el gobierno podría estimularlo y fundar un laboratorio en que se elaborara la quinina para la obtención de este alcaloide y de la plasmoquina. Como el simple cultivo y trabajo de las tierras malarígenas las sanea, el gobierno debe procurar y estimular la extensión de la agricultura a todas las regiones que sean fuente de riqueza para el país. La prevención humana del paludismo puede obtenerse con medios higiénicos y mecánicos, pero teniendo siempre por base la administración preventiva e individual de la quinina.

Obras en Ch;ìe.-El Gobierno Chileno ha designado una comisión para que estudie y proponga un plan completo, tendiente a erradicar el paludismo en Arica. Los miembros son los siguientes: Dr. Carlos Illanes, Director General de Sanidad, Presidente; Prof. Rudolph &aus, Director del Instituto Bacteriológico, Dr. Juan Noé, pro- fesor de zoología técnica, Don Osvaldo Galecio, Director General

~Bejmsno, Jorge; Vergara Rey, G., y Abadía, G.: Rep. Med. & Cir. 20,: 166 (ab.), 1928.

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de Beneficencia y Asistencia Social y el Dr. ‘Raimundo Ortiz V., Director del Departamento de Sanidad Militar. (EZ Mercurio, 19 de agosto de 1929.)

Ilistoria en los Estados Unidos.-Es un hecho conocido que el paludismo, una vez muy frecuente en el norte de los Estados Unidos, ha disminufdo mucho en los últimos 50 ó 60 años de modo que ya no constituye allí un problema grave. 8 En los Estados del Sur, la enferme- dad también ha disminuído, pero en muchos sitios continúa siendo un importante problema sanitario. En el norte de los Estados Unidos, la precitada disminución parece haber tenido lugar sin la intervención consciente de las autoridades de sanidad y antes de descubrirse los métodos de transmisión por los mosquitos. En el Sur se han librado muchas campañas, pero casi todas ellas cn las cercanías de las pobla- ciones, de modo que sólo podrían explicar un pequeño porcentaje de la disminución observada. Entre los varios factores contributorios que se suelen mencionar, figuran los siguientes: reducción de los anófeles por el drenaje agrícola; abaratamiento y divulgación de la quinina y mayor accesibilidad de los médicos; mejoramiento de las viviendas; aumento de los animales domésticos; menor virulencia de los parásitos palúdicos; prosperidad del país, con la consiguiente resistencia mayor a los efectos del paludismo. Esos factores son interdependientes y su importancia varía según la localidad y las circunstancias, pero todo se enlaza con el desarrollo agrícola del país. En el Norte no parece haber mucho riesgo de una recrudescencia del paludismo en tanto que continúe la prosperidad actual. En el Sur el riesgo es mucho mayor. El estudio del paludismo en cualquier pafs puede aportar datos útiles para combatir la enfermedad.

Frecuencia de los pardsitos en los Estados Unidos.-En el sudeste de los Estados Unidos, Barber y Komp g descubrieron un marcado predominio del parásito vicar en la primavera y falciparum en el otoño en los casos de paludismo en los blancos. Entre los negros hubo menos signos de predominio estacional, pero la frecuencia del jalci- parum esmayor siempreque en la raza blanca. En una gran proporción de los casos hay infecciones mixtas en alguna ocasión. La mayor resistencia del vivaz es probablemente el factor más importante en las variaciones estacionales. El jaZc;parum, al parecer, no se ha establecido en el Valle del Rfo Grande y Nuevo México, ye1 oivaxpredomina más allí en todas las épocas del año. En conjunto, los autores analizaron 1,517 casos en 7 Estados del Sur, pero principalmente del Delta del Misisipí.

Sudoeste de los Estados Unidos.-De sus investigaciones del palu- dismo y el peligro que entraña éste en ciertas regiones irrigadas del sudoeste de los Estados Unidos, Barber y Komp lo deducen que los

8 Barber, M. A.: Pub. H. Rep. 44: 2575 (obre. 25), 1929. 0 Barber, M. A., y Comp, W. H. W.: Pub. H. Rep. 44: 2048 (agto. 23), 1929. 10 Barber, M. A.; Komp, W. H. W., y King, C. H.: Pub. Health Rep. 44: 1300, (mayo. 31) 1929.

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anófcles abundan en todas partes de esa región, y que en algunos sitios existe mucho paludismo. Los casos importados abundan, de modo que rara vez faltan portadores, y muchos individuos pertenecen a esa clase que descuida el tratamiento. En ciertos sitios del Valle del Río Grande, el paludismo indígena o falta o es muy escaso, y apenas podrían recomendarse grandes obras anti-mosquito. Los jefes de sanidad deben, sin embargo, estar a la mira contra el mosquito, y hallarse dispuestos a poner en práctica las medidas apropiadas, de sobrevenir una epidemia. En un sitio el paludismo, que no revestía importancia hace algunos años, se ha convertido hoy día en un pro- blema grave. Un estudio practicado en Nuevo México demuestra que el paludismo puede aumentar o persistir mucho tiempo aun en locali- dades donde las casas se hallan cubiertas de telas metálicas si no se emplean debidamente éstas, y que hasta en las regiones en que los criaderos de mosquitos se hallan limitados por los desiertos u otras condiciones naturales, la labor antilarvaria debe ser minuciosa para poder obtener una disminución satisfactoria de los anófeles.

GúatemaZa.-Los principios que informan la legislación antimalá- rica italiana, han también servido de guía en la organización de los servicios antimaláricos en Guatemala.” La ley orgánica del Servicio de Salubridad, emitida por la Asamblea Nacional Legislativa con el decreto 1603 del 31 de mayo de 1929, creó la Sección de Prevención contra la Malaria, El Consejo Superior de Salubridad, encargado ahora de la aprobación del reglamento relativo, ha tomado en cuenta los estudios epidemiológicos ejecutados en el año en curso (1929) en muchos lugares de la República, como los departamentos de Jalapa, Santa Rosa, en Champerico, Puerto Barrios. Dichos estudios, ejecu- tados por el personal encargado, no sin muchas dificultades para reconocer lugares en donde las condiciones de vida dejan mucho que desear, han permitido demostrar que el porcentaje de maláricos es alto en todos los lugares, llegando en algunos, hasta 100 por ciento de enfermos. Aunque mucho todavía quede por investigar parecen ya manifiestos dos puntos a que tiene que dirigirse la lucha antimalárica en su comienzo, puesto que, para la organización de la defensa de las personas que viven en lugares maláricos y para el saneamiento del ambiente externo, se necesitarían en toda la República sumas que no puede proporcionar el Erario. Mientras tanto, la acción de la Sección de Prevención de la Malaria se limitará en este campo a algunos experi- mentos locales que permitirán apreciar los resultados logrados, en tanto que se concentrará el esfuerzo en el punto que todos consideran como el más urgente, es decir, la curación de los enfermos. Y es con esta urgente necesidad que se relacionan los dos puntos ya men- cionados a que se quiere dirigir la lucha antimalárica, es decir: la organización de los servicios de asistencia médica y la posibilidad de

11 Ciaauinto Mira, M: Diario, Cent. Amer. 49: 2, (sep. 7) 19296

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procurarse los medicamentos. Por lo que se relaciona a la asistencia médica, lo que se propone cs organizar servicios antimaláricos depar- tamentales, fijos y ambulantes, encargados del tratamiento de urgen- cia de los enfermos, de la distribución gratuita de la quinina a los pobres, además de los estudios y experimentos que se crean necesarios. En lo que se relaciona al problema de los medicamentos, actualmente, en los departamentos sobre todo, hay que considerar dos elementos fundamentales: El precio a que se expende la quinina y las garantías de la pureza de los productos que se venden al público. Investiga- ciones ejecutadas en muchos pueblos han demostrado que el precio alcanzado por la quinina en su forma más barata, el sulfato, es tan elevado que los trabajadores no pueden absolutamente con sus escasas ganancias diarias, proveer a sus curaciones y a la de sus familiares. En algunos lugares, dicho precio varía desde 8 hasta 13 pesos, moneda nacional, por cada gramo, asegurando así una ganancia exagerada a los vendedores con detrimento de la Salubridad de los pueblos, como sucede en pequeños pueblos en donde la venta de los medicamentos no está a cargo de farmacéuticos t’itulados sino de empíricos. En estas condiciones, la Sección de Prevención de la Malaria, cree de su deber preocuparse de obviar estos inconvenientes. Elejemplo deItalia, Grecia, Bulgaria, España, Franciaparalacórcega y de las otras Naciones ya nombradas, hace creer que el mejor método es el de organizar por cuenta del Estado, servicios encargados de la compra y venta a bajo precio de la quinina al pueblo. (Con respecto a Italia y al Congo Belga, véanse en este número, págs. 46,56, %.-RED.)

En un informe dirigido a la Dirección General de Salubridad de Guatemala, el Dr. Mario Giaquinto Mira hace constar la gravedad del paludismo en Guatemala. La falta de estadísticas precisas no permite evaluar la mortalidad, pero algunas investigaciones hechas en Cubulto, Rabinal, Monjas y Champerico, demuestran que es muy alta. El paludismo es grave en los territorios de la costa, pero la endemia es aun más intensa de lo que generalmente se cree, y además, reviste proporciones alarmantes en territorios reputados sanos; por

’ ejemplo, en el departamento de Jalapa, en los niños de Monjas, el fndice esplénico fué de 97.75 por ciento; en Achiotes de 92 por ciento, y en la misma cabecera departamental, reputada sana, de 38 por ciento. Las investigaciones microscópicas confirman las clínicas, encontrándose un fndice parasitario de más de 50 por ciento en Monjas y Achiotes, con fuerte porcentaje de gametíferos. Los daños económicos son incalculables. Fundándose en los porcentajes estable- cidos, deben existir actualmente 500,000 palúdicos en toda la Repú- blica, perdiéndose entonces 30,000,OOO de días de trabajo cada año para el pafs. El paludismo puede ser considerado como la enfermedad que más daño causa a Guatemala, y como uno de los principales

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obstáculos al progreso y desarrollo agrícola de muchos territorios. Para poder organizar una lucha eficaz, es base esencial la aplicación de leyes o reglamentos sanitarios. Esa legislación en Guatemala tiene que fundarse en las condiciones locales, y para esto precisa conocer perfectamente el problema en toda la República, siendo necesario hacer en toda ella estudios de los ya llevados a cabo en algunos lugares. La asistencia médica, que tiene que ser gratuita para los pobres, entra en la organización sanitaria de las munici- palidades, cada una de las cuales debería contar con un médico para 1 los indigentes, y las que no pudieran gastar la suma necesaria, tendrían que consorciarse para ello. Ese médico, además de asistir a los enfermos, debe vigilar los trabajos antianofélicos, el control micros- cópico, hematológico y entomológico, y compilar además estadísticas especiales, para que se puedan apreciar las ventajas de la campaña. La organización del Departamento Nacional se dividiría en dos oficinas: laboratorio y oficina del ingeniero sanitario. Existe además la comisión nombrada por acuerdo presidencial para combatir la malaria en toda la República, integrada por un médico clínico y dos practicantes, que vigilarán la aplicación de las medidas dictadas, y tratarán los casos cuando se desarrollen epidemias de importancia. Naturalmente, el número de 8 estaciones sanitarias antimaláricas es muy pequeño para toda la República. La acción del médico jefe de las estaciones tiene que concentrarse principalmente en el cuidado y organización de la distribución de la quinina a los pobres, y sobre todo a los escolares, valiéndose de la cooperación de los profesores, a quienes dará conferencias. El número propuesto tiene, pues, que ser considerado provisional, hasta iniciar el trabajo. En lo que se relaciona al problema de los medicamentos, hay que considerar dos cosas: el precio y la pureza. El precio del sulfato de quinina es tan elevado que un trabajador no puede proveer a su curación y a la de sus familiares. Por otra parte, la Dirección General de Salubridad Pública gasta cada año fuertes sumas en quinina, que distribuyen gratuitamente las comisiones médicas, pero curando sólo temporal- mente, pues el caro precio no permite tratar a cada enfermo todo el tiempo necesario, ni el enfermo tampoco puede proseguir la curación. Para evitar eso, el autor propone un servicio de quinina del Estado, parecido al establecido en Italia, autorizando a la Dirección General de Salubridad Publica a vender preparados quiníícos a buen precio. La hacienda recibirá en el primer año una suma fija para proveerse de quinina, y todas las ganancias al fin de cada año, formarán un fondo dedicado a disminuir las causas del paludismo. (La quinina del Estado es ya un hecho en Guatemala. Véase la p. ll%-RED.)

Cham~erico, &atemaZa.-En una investigación realizada por Gia- quinto Mira en el puerto de Champerico del departamento de Retal-

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huleu sobre el Océano Pacifico de Guatemala, descubrió entre 80 niños examinados 70 positivos, o sea un fndice esplénico global de 87.5 por ciento. El índice parasitario fué de 51.25 por ciento. De los 80 casos, 28 fueron positivos en cuanto al Plasmodium vivax; 2 en cuanto al P. malariae, y 10 en cuanto al P. faìciparum. En un 2.4 por ciento de los positivos había infección doble por P. vivaz y P. falciparum. De los casos positivos, un 14.8 por ciento eran gametí- feros. De 28 adultos examinados, 23 presentaron parásitos palúdicos: 14 el Plasmodium vivaz, 1 el P. malariae, y ll el P. falciparum, habiendo 3 casos de infección doble. El alto índice parasitario, con el notable porcentaje de gametíferos, demuestra sobre todo, tratán- dose de un mes de suspensión del desarrollo anofélico, el grave estado endémico de la malaria en Champerico. Se capturaron ejemplares de Anopheles argyritarsis R. D.; y A. albimanus (Wid), siendo los últimos mucho más numerosos, y constituyendo sin duda el más importante factor del paludismo. De 23 autopsias de mosquitos, todas resultaron negativas. La domesticidad del A. albimanus en Champerico no es muy grande. En algunos casos, se pudieron capturar anófeles, pero el número, sin embargo, fu6 mucho menor que el de estegomias, mientras que poniéndose fuera de la puerta llegaban más de los primeros. La importancia de los hoyos de cangrejos como refugio de los mosquitos adultos, y en algunos casos como focos larvfferos en la época de fuertes calores y de sequedad, también quedó patenti- zada. De las aguas existentes en un radio de 3 lrms. alrededor del puerto, resultó que, en las empleadas para usos domésticos, no se observan ni los más elementales cuidados; es decir, que los tanques no están tapados ni protegidos con tela metálica; en muy pocos se encuentran peces larvífagos, y que no se vacían ni limpian como se debiera. Esas aguas no constituyen focos anofélicos, aunque se encontraron numerosas larvas de Culex, de Aedes, y sobre todo de Stegomya fascista. La abundancia de éste constituye un terrible peligro en lo tocante a la fiebre amarilla, si llegara al puerto algún enfermo atacado de esa dolencia. Las aguas dulces perennes están constituidas únicamente por el Río del Rosario, cuyas orillas no presentan remansos importantes, y cuya vegetación está constituida en gran parte por raíces de mangle, sin hojas, que no parecen cons- tituir un lugar favorable para las larvas de anófeles. Los depósitos de agua dulce que se estancan durante la estación de las lluvias, y que se desecan más o menos en el período de la sequía, parecen constituir los focos anofélicos más peligrosos, aunque en la época de la inspección todos esos focos estaban desecados. No se encontraron larvas de anófeles en ninguna de las aguas salobres y saladas de los grandes y pequeños esteros que rodean al puerto: pero no pudo averiguarse si eso se debía a la salobridad o a otros factores,

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Asma en Ha&.-Thonnard-Neumann l2 manifiesta que en las costas de Haití abunda el asma y el paludismo es endémico. En un estudio de 21 casos de asma, los dividió en dos grupos: En el primero el asma recurría cada año al terminar la estación lluviosa y cambiar de dirección el viento, y sólo la tercera parte de los enfermos tenían paludismo, y el tratamiento no modificaba el asma. En el segundo grupo, más joven, el asma no era estacional, todos padecían de palu- dismo, y al tratarse éste, se curó el asma.

Honduras.-El paludismo en Honduras quizás constituya el pro- blema sanitario más grande.13 Hay ciudades como Tegucigalpa, Santa Rosa de Copán y La Esperanza, situadas a considerables alturas, que registran una gran cantidad de casos de paludismo casi todos los meses del año. En cuanto 5 las costas norte y sur y los valles, donde los terrenos se prestan para el estancamiento de las aguas, el número de casos indudablemente es aún mayor. En esos lugares casi todas las personas han sido o son pahídicas, y el número de muertes merma anualmente la población, mientras que el excesivo paludismo consti- tuye una verdadera invalidez para los habitantes. En el Hospital de Tela trataron en 1927 1,229 casos de paludismo, y en 1928, 871, efecto eso probablemente de la activa campaña antilarvaria realizada durante el año 1928 por la Compañía Tela. El Departamento de Sanidad de Honduras lleva a cabo actualmente un detenido estudio epidemioiógico en Comayagüela y Tegucigalpa por meses, con el objeto de comparar con el año siguiente los resultados obtenidos durante el año actual. Al terminar ese estudio, se indicarán cuáles son’ las medidas más a propósito para aliviar a esas dos poblaciones de la epidemia palúdica que suele azotarlas anualmente.

Durante el año económico 1928-29, se intensificó en la República de Honduras la campaña contra el paludismo, habiéndose realizado obras en distintos lugares de casi todos los departamentos.14 Se visitaron 135,237 casas con una población de 342,503 personas, es decir, casi la mitad de la población de la República, encontrándose y destruyéndose en ellas 10,405 criaderos de anófeles. El número de palúdicos descubierto alcanzó a 10,930, que fueron tratados, dedicán- dose a esto, así como a la distribución a diversos empresarios, 308,152 cápsulas de quinina. De 2,107 frotes sanguíneos examinados, resul- taron positivos 704, la mayor parte por Plasmodkm fakiparum. Se dictaron conferencias y se distribuyeron carteles y hojas sueltas, así

como se exhibieron varias películas. La campana antilarvaria fué llevada a efecto en todos los lugares donde se establecieron dispensarios tratándose ya con petróleo o con verde de París 32,552 criaderos; además, se hicieron desagües, drenajes, rellenos, etc. Se ha logrado

12 Thomard-Neumann, E.: Arch. Schiffs. & Trop. Hyg. 32: 352, (jti.) 192.8. 13 Vidal, Antonio: Bol. Sanit. Hond. 3: 7, (mzo. 1) 1929. 14 Vidal, A.: Informe anual del Depto. de Enfermedades Tropicales de Efonduras, 192&29.

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que las compañfas fruteras establezcan servicios antilarvarios e ins- pección sanitaria a lo largo de sus ferrocarriles y campos de trabajo, así como que mejoren las habitaciones, protegiéndolas con tela metá- lica. El resultado parece ser muy halagüeño, pues en dos de esos hospitales en Tela y Ceiba, el número de casos tratados ha disminuído de 15,401 en 1927, a 12,481 en 1928. El paludismo es el más grave problema sanitario de Honduras, y lo hecho no representa más que el principio de una campaña más enérgica.

México.-En las diversas delegaciones del Departamento de Sal& bridad Pública de México en los Estados de Tamaulipas, Veracruz, Campeche, Colima, Sinaloa, Oaxaca, y Yucatán se han efectuado los siguientes trabajos antilarvarios en el segundo, tercero y cuarto trimes- tres de 1928: Casas visitadas, 3,877,224, comparado con 876,358 de julio a septiembre de 1927. El fndice de criaderos en casas varió de un máximum de 25.4 por ci@nto en Las Matillas, Ver., a un mínimum de 0.46 por ciento en Veracruz, Ver., llegando a 2.06 por ciento en Tampico, 10.52 por ciento en Campeche, y 15.39 por ciento en Mérida, Yucatán. Depósitos inspeccionados, 18,147,183, comparado con 4,103,043 en julio a septiembre de 1927. El fndice de criaderos en depósitos varió de un máximum de ll.8 por ciento en Las Matillas, Veracruz, a un mfnimum de 0.12 por ciento en Navolato, Sinaloa, llegando 5 0.5 por ciento en Tampico, 3.18 por ciento en Campeche, y 0.32 por ciento en Veracruz. Depósitos con peces, 2,O73,937, com- parado con 217,367 en julio a septiembre de 1927. Peces colocados, 2,138,961 comparado con 669,955 en julio a septiembre de 1927. Depósitos petrolizados, 766,365, comparado con 287,516 en julìo a septiembre de 1927. Charcos inspeccionados, 265,364, comparado con 185,375 en julio a septiembre de 1927. El fndice de criaderos en charcos varió de un máximum de 93.92 por ciento en Veracruz, a un mínimum de 2.35 por ciento en Salina Cruz, Oaxaca, y llegó a 66.7 por ciento en Tampico, 59.32 por ciento en Campeche, y 34.1 por ciento en Mérida. Charcos petrolizados, 151,147, comparado con 159,575 en julio a septiembre de 1927. La mortalidad por paludismo fue de 164 por 100,000 habitantes en Tampico, 674 en Veracruz, y 50 en Puerto México, comparado con 74,768, y 600, respectivamente, en julio a septiembre de 1927.

Valle de México.-Según Hoffman15 el paludismo endémico ha tomado en años recientes notable incremento en el Valle de México, y el porcentaje ha subido en diferentes pueblos y en ciertos suburbios de la misma capital. El desarrollo de un foco palúdico en dicha región ofrece bastante interés epidemiológico, tratándose de una región que se eleva de 2,200 5 2,300 metros sobre el nivel del mar. Como mosquitos transmisores del paludismo, deben considerarse en dicho valle dos especies : Anopheles pseudopunctipenis y Anopheles quadri- c_-._I_.

16 Hoffmann, 0. C.: Bol. Dopt. Sal. Púb. MBxico No. 2, 1929, p. 11.

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ma&latus, no habiéndose constatado la presencia de la última hasta el presente año. La gran elevación del valle, hace que el primero pase el invierno en los estados de larva y de hembra adulta, interrum- piendo su desarrollo, actividad y producción durante las semanas más frías, y en franco estado de hibernación unas ocho a nueve semanas. Por las escasas noticias en la literatura médica y por comunicaciones verbales de médicos, consta que acaecieron siempre casos aislados de paludismo en ciertos pueblos del Distrito Federal, y en pa.rticular en Xochimilco e Ixtapalapa, pero sin revestir mayor importancia. El problema varió en tiempos de la revolución, cuando entraron grandes masas de tropas provenientes de zonas altamente palúdicas. Los actuales habitantes visitan frecuentemente zonas palúdicas, y por causas económicas, reside hoy también una población mixta en los pueblos antes netamente indios. La base de la lucha antianofélica debe ser el pronto y definitivo arreglo del drenaje en las colonias de la calzada de Tlálpam. Después debe procurarse que los canales y zanjas queden limpios de vegetación, y de no poder lograrse esto rápi- damente, debe emplearse cerca de las habitaciones el verde de París. Igualmente debe evitarse que se formen en la época de lluvias charcos duraderos. Contra el A. pseudopunctipenis deben hacerse revisiones sistemáticas de fuentes y pilas en los jardines y huertas, evitando especialmente que se desarrollen algas o que tengan lirios acuáticos de adorno. Además, se recomienda la provisión de semejantes de- pósitos con peces larvicidas.

SinaZoa, México.-Las observaciones descritas por Hoffman l6 se llevaron a cabo entre el 17 de septiembre y el 15 de octubre de 1926. Según él, el problema de los anófeles en Sinaloa es menos complicado que en las partes septentrionales del Estado de Veracruz. En primer lugar, hay menos especies, habiéndose observado sólo dos: Anopheles alb<manus y Anopheles pseudopunctipennis. En la parte septentrional encontráronse dos variedades del último, a saber, la típica y la sub- especie franciscanus. El A. pseudopunctipennis es la más frecuente e importante. En Sinaloa el desarrollo progresivo de la agricultura origina una distribución más extensa de los anófeles, a la vez que del paludismo. Respecto a los criaderos, es punto esencial para la larva la presencia de algas verdes, que forman su alimento principal. Además, prefiere aguas claras y limpias. Frecuenta de preferencia lugares ocupados por el lirio acuático. Las larvas se encuentran también en los lechos de ríos con aguas limpias, en charcos provistos de algas y situados entre piedras fuera de la corriente principal. El Anopheles albimanus sólo. fué observado en una angosta faja de terreno que se extiende en la costa o cerca, aproximadamente hasta la región de El Dorado como límite norte. En los criaderos de

16 Hoffman. C. C.: Bol. Of. Dep. Salubr. 1: 31, (abr.) 1928.

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albimanus en Sinaloa llamó la atención la infestación de charcos salobres en las marismas. Para la propagación del paludismo en Sinaloa los grandes ingenios de la región costeña forman peligrosos focos y centros principales de la infección. En el ingenio de El Dorado todas las casas estaban infestadas con anófeles, casi exclusiva- mente albimanus. Las hembras predominaron con mucho. En el puerto de Mazatlán en las casas había muy pocos anófeles, pero fué verdaderamente alarmante la infestación general con Aedesfasciatus. En 15 minutos se recogieron 149 mosquitos, de los cuales un 97.3 por ciento eran A. fasciatus.

Veracruz.-Lograda la desparición de la fiebre amarilla, del litoral mexicano, entre las enfermedades reinantes el paludismo ocupa un lugar preferente,” y unido a la uncinariasis es un importantísimo factor de depresión y ruina. El último caso de vómito negro tuvo lugar en diciembre de 1921, y por no haber casi aecles, el jefe del servicio anti- larvario, Dr. Alfredo Iglesias, ha aprovechado los elementos para intensificar la campaña antipalúdica. En el puerto de Veracruz y sus alrededores, son prácticamente aos las especies de anófeles existentes: albimanus y pseudopunctipennis, y excepcionalmente algunos vestiti- pennis. De los dos primeros, predomina durante la época de lluvias el albimanus, que sin desaparecer, disminuye durante la estación de nortes. Los criaderos de ambas especies están formados por colec-

. ciones, tanto permanentes como temporales, de agua de extensión y profundidad variables. Los primeros están situados fuera de la población, y son debidos a las lagunas que .se forman entre los médanos. Los temporales se forman en las charcas producidas por las lluvias en toda la parte de la población carente de pavimentación y drenaje, cuyo drenaje se hace año tras año por medio de zanjas, Para suplir la escasez de agua, se han abierto muchos pozos, que cuando por cual- quier circunstancia carecen de peces larvicidas, se convierten en criaderos de anófeles. Los barriles también pueden ocasionalmente contener larvas. De 147 criaderos, 89 fueron charcas, 38 zanjas, 13 pozos, 6 barriles, y 1 lata. De 2,105 mosquitos desarrollados de larvas, y los cuales sólo representan un mínimum de las encontradas, 1,233 fueron albimanus, 869 pseudopunctipennis, y 3 vestitipennis. Contra los criaderos se ha empleado con mucho éxito una mezcla de polvo de camino y verde de París al 10 por 1,000. En 241 huevos se estudió el ciclo vital del mosquito anófeles, obteniéndose este resultado: De huevo a larva, de 24 a 48 horas, de larva a pupa, de 8 a 20 días; de pupa a mosquito, 24 horas. En 42 escuelas se determinó el ídice palúdico, obteniéndose 2,709 muestras de sangre, determinádose también el índice esplénico. El resultado fué un índice general de 4.20 por ciento de positivas. En los tres distritos de la ciudad, el ~~. ~~--- -- .-_-__

17 Iglesias, Alfredo: Rev. MBd. Veracruzana 8: 213, (dbre. 1) 1928.

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índice pahídico varió de 2.10 a 7.75 por ciento. De los 75 niños con sangre positiva, predominó (47) el Plasmodium falciparum, o sea la terciana maligna, siendo menos frecuente la terciana benigna (20). En el tratamiento se empleó la plasmoquina simple y la compuesta. Se sometieron al tratamiento 175 personas, de las cuales lo terminaron 51, y 9 lo continúan, abandonándolo los demás. La plasmoquina simple fué empleada exclusivamente en la terciana benigna y la cuar- tana, y la compuesta en la trópica. La dosis varía con la edad, y fué en la plasmoquina simple de 2 a 8 cgms. diarios, y en la compuesta de 2 a 6 cgms. diarios. Entre los numerosos casos tratados con plas- moquina, sólo hubo que lamentar dos accidentes (cianosis) en niños. Para el autor, la plasmoquina es un medicamento valiosísimo, de superioridad manifiesta sobre la quinina. Un importante factor en la diseminación palúdica está constituid0 por los predispuestos 0 no inmunes, que requieren la mayor protección contra el mosquito.

Cuatro años sin una muerte en Panamá.-El director de sanidad del Canal de Panamá, Cnel. Weston P. Chamberlain, ha anunciado que durante el año fiscal 1927-28 los casos de paludismo llegaron a 14.2 por 1,000, o sea casi lo mismo (14.1) que en 1926, cifras esas las dos más bajas en la historia del Canal, salvo las correspondientes a 1927, que fueron de 10.7. El promedio en los titimos tres años ha sido de 13 en un personal medio de 13,517, y en el decenio anterior (1916-1925) de 19. Desde 1920 no ha habido muertes por paludismo en los empleados del Canal de Panamá, salvo dos en 1924. Todos los empleados palúdicos son tratados en el hospital, y ningún em- pleado puede estar enfermo más de medio día sin registrar su caso. En la Zona del Canal conceden constante atención al saneamiento de las zonas y al establecimiento de un drenaje permanente. En 1906 el coeficiente palúdico entre los 26,547 empleados fué de 821. por 1,000, y la mortalidad de 7.45.

Esplenomegalia en Panamá.-De regreso de los pueblos de las Provincias centrales, el Dr. Guillermo García de Paredes, Jefe del Departamento de Higiene y Salubridad Pública, declaró a la prensa (Estrella de Panamá, julio 25 de 1929) que en Capira, el paludismo ha alcanzado un índice alarmante de 61 por ciento de bazos hipertro- fiados. El más alto fndice que se había registrado en el istmo desde que se iniciaron los primeros ensayos para contrarrestar‘ el desarrollo de la malaria correspondió al pueblo de Pocri de Aguadulce con 50 por ciento.

Panamá.-En los meses de febrero y marzo, 1929, 185 individuos, incluso hombres, mujeres y niños, fueron examinados en Sora, Re- pública de Panamá.18 En un grupo de 110 el bazo y la sangre re- sultaron negativos en 87; el bazo palpable y la sangre negativa en

18 Clark, H. C.: Laboratorio Memorial Gorgas.

83796-29-3

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13; el bazo negativo y la sangre positiva en 9, y ambos positivos en 1. La eosinofilia fue de 1 a 5 por ciento en 23, y de más de 5 por ciento y hasta 37 por ciento en el resto. Se encontró terciana en 8 casos; y fiebre estivoautumnal en 2, acusando 3 de los primeros y 1 de los últimos una infección doble. La infección fue ligera, variando de 1 a 6 parásitos por cada 200 leucocitos, salvo en dos individuos en que era de ll y 13, respectivamente. En otro grupo de 75 individuos, resultó positivo un 54.1 por ciento de 37 niños, y 44.7 por ciento de 38 adultos. De los 37 infectados, en 20 había terciana; en 15 fiebre estivoautumnal, y en 2 infección mixta. En 28 la infección era ligera.

Uruguay.-En el Uruguay, según Curran,lg no existe el problema del paludismo autóctono; por lo tanto, los niños enfermos con paludismo son algo insólito. El autor pudo reunir 7 observaciones en el Hospi- tal de Niños Visca, tratándose de enfermos que pertenecfan a la inmigración europea. En algunos tratábase de paludismo secun- dario, y en 2 se encontró el hematozoario en la sangre. Todos los casos tuvieron una evolución favorable, aunque no se pudo seguir la evolución ulterior. Sería útil y necesario que, en la inmigración de pafses de malaria intensa y generalizada, se buscase en los niños el índice esplénico, la anemia, o el hematozoario, para tratar a los enformos a su ingreso y evitar asi peligros subsecuentes. La edad de los enfermos descritos osciló entre 3% años y 12 años. Cuatro eran mujeres y 3 hombres, y comprendían 4 sirios, 1 húngaro, 1 italiano y 1 ruso. La esplenomegalia, el síntoma predominante, persistió en 5 casos. Una vez la madre se enfermó al mismo tiempo que el hijo.

Venezuek-Las muertes atribuidas al paludismo en Venezuela durante el año 1926, 8,194, pasan del 12 por ciento de la mortalidad total constatada.20 En ciertas secciones, por ejemplo el Distrito Federal y los Estados de Mérida y Trujillo, Falcón y Nueva Esparta, hay muy poca constatada mortalidad palúdica. Por otro lado, en cinco Estados-Anzoátegui, Carabobo, Portuguesa, Cojedes y Zamora-la mortalidad palúdica es muy alta. Los últimos cuatro Estados son continuos, extendiéndose desde el Caribe hasta las llanuras del Orinoco. En Cojedes y Portuesa, la mortalidad palúdica se apro- xima mucho a 1 por ciento de la población. Los Estados de Guárico y Apure, que tienen la peor reputación, dan menos muertes, pero la mortalidad palúdica es también alta, aproximándose a 300 por 100,000. El año 1926 no fué excepcional, pero sí de mortalidad relativamente alta. Si se puede juzgar por el total anual, existe un ciclo más o menos preciso de mortalidad palúdica, con picos cada cuatro 0 cinco años. Esos picos no coinciden con los años de aumento general de la lluvia, aunque en general, las regiones más lluviosas sufren más de paludismo. Las investigaciones del autor abarcaron 34 locali- ___.. ----_~~~~ ~.

,

19 Carrau, A.: An. Fac. Med. Montevideo 14: 103, (ero.) 1929. $0 Hill, R. B.: Gac. Méd. Caracas 35: 353 (dbre. 15) 1928.

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dades en 9 Estados, a saber: el Distrito Federal, y los Estados Miranda, Aragua, Carabobo, Guárico, Portuguesa, Lara, Zulia y Yaracuy. No se visitó la sección oriental de Venezuela, donde el paludismo es severo, ni tampoco la región montañosa de los Andes. Los exámenes de sangre se practicaron por el método de la gota espesa, teñida con Giemsa, y examinada por lo menos durante cinco minutos. Durante el año de la inspección, se hicieron 3,515 exámenes de bazos, y en 2,941 se practicó por lo menos un hemanálisis. Un 16 por ciento acusaron sangre positiva, y 19 por ciento esplenomegalia. La mayor proporción de paludismo correspondió a Los Llanos, con 38 por ciento de parasitismo sanguíneo, y 69 por ciento de esplenomegalia. Ortiz y Palenque fueron las localidades de mayor endemicidad, con 70 por ciento de hemoparasitismo y 99 por ciento de esplenomegalia en Palenque, y 40 y 96 por ciento en Ortiz. En Palenque los exámenes tuvieron lugar durante una epidemia, pero en Ortiz nadie fué hallado francamente con fiebre. Algunos bazos eran tan grandes que tras- pasaban los límites del abdomen. En el valle del Yaracuy, cerca de la costa, los índices fueron 20 y 64 por ciento, respectivamente. Alrededor del Lago Maracaibo, el paludismo prevalece en algunas partes, aunque en la ciudad se encuentra poco, aumentando a medida que se avanza hacia el sur, y en tres localidades, de 27 a 50 por ciento tenían bazos palpables, y el índice parasitario era de 18 por ciento. No de descubrió paludismo en el valle de Caracas, a 900 mts. de altitud, aunque sí algunos criaderos de anófeles, principalmente A. tarsimacula.tus. En La Guaira y su suburbio, Macuto, tampoco se halló paludismo, no habiendo allí casi criaderos posibles para los anófeles. En otras partes de la costa, el paludismo es común y las epidemias frecuentes. Los resultados bastan para demostrar que el paludismo está muy difundido en Venezuela, y constituye un grave problema. No obstante, las regiones montañosas de los Andes y de la costa, incluso Caracas, hállanse relativamente indemnes, siendo probablemente las de mayor densidad de población. De 488 sangres positivas, 330 se hallaban infectadas por P. vivaz, 123 con P. jalci- parum, 19 con P. malariae, y 16 eran infecciones mixtas. En todas las regiones, con la excepción del Lago de Maracaibo, el viuax repre- sentaba casi exactamente 70 por ciento de los casos positivos, mientras

\ que el jalciparum varió de 2 por ciento en los llanos a 25 por ciento en la hoya del Lago de Valencia. El P. malariae se encontró en 9 por ciento de los casos positivos en los llanos, y en 2 por ciento de los del Lago de Valencia. En los exámenes de una compañía petrolera en el Lago de Maracaibo, 65 por ciento de los parásitos fueron jalci- parum, y solamente 35 por ciento vivaz. De los 3,515 bazos exami- nados, 678 fueron palpables, y casi 5 por ciento se extendieron más allá del ombligo. En Venezuela han sido descritas las siguientes especies de anófeles : pseudopunctipenwis, punctimacula, apicinza-

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cala, mediopunctatus, argyritarsis, albimanus, tarsimaculatus, eiseni, vestitipennis, cruci y bellator, punctipennis, albitarsis, darlingi, strodei, bachmanni. Hay otra especie, todavía no identificada, pero supuesta A. peryassui, en el Lago de Maracaibo. Resultan, pues, dieciséis o diecisiete especies de anófeles, el mayor número hallado en ninguna región del hemisferio occidental, y doce de ellas en la hoya del Lago de Valencia. No todas son transmisoras. En Panamá y Puerto Rico consideran el A. albimanus como transmisor principal. En el Brasil, albitarsis y darlingi son portadores. En la Argentina, el pseudopunctipennis ha resultado el principal factor. En ningún país han sido inculpadas la apicimacula ni punctimacula. Por otra parte, todos los vectores, excepto el pseudopunctipennis, pertenecen al grupo de patas blancas, Nyssorhynchus, que debe ser cuidadosamente estudiado en Venezuela. En la disección de 1,000 anófeles, en su mayoría de Maracaibo, dos ejemplares, ambos albimanus, tenían quistes en el estómago. No se descubrieron glándulas infectadas. El autor también hizo alimentar unos 100 anófeles de diversas especies en portadores de gametocitos, y uno, también albimanus, resultó infectado. Parece, pues, que el aíbimanus es transmisor. Sobre los demás hay dudas, pero es casi seguro que el darlingi, o albitarsis, o ambos, son los responsables del paludismo en los Llanos. El bach- manni y el pseudopunctipennis son tan comunes en la región del Lago de Valencia durante la estación malárica, que no pueden ser excluidos todavía, y también puede sospecharse del strodei y tarsimaculatus. En la hoya del Lago de Maracaibo, J. W. W. Stephens se inclina a inculpar al A. argyritarsis, pero como también existen otras especies, y ninguna ha resultado infectada, el punto está aún pendiente. Durante muchos años la Sanidad Nacional ha distribuido quinina como paliativo en las localidades donde el paludismo es epidémico. Como sólo se suministra hasta la desaparición de la fiebre, es dudoso que haya producido gran efecto profiláctico. La lucha pre- , ventiva se ha realizado, en su mayor parte, en Maracay, donde han empleado el drenaje de las ciénagas, la distribución de quinina, y en los últimos dos años, el verde de Paris como larvicida. El paludismo ha disminuido notablemente allí, pero Maracay sólo representa una pequeña mancha en el mapa malárico de Venezuela. Sin embargo, sería relativamente fácil proteger los mayores centros de población por ’ medio de métodos antilarvarios en un radio restringido, además del

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tratamiento de los portadores, extendiendo progresivamente esos métodos a los poblados más pequeños, según ya han hecho esencial- mente las compañías petroleras alrededor del Lago de Maracaibo. En materia de profilaxia, el autor prefiere la plasmoquina, que destruye los gametocitos en la sangre, evitando así la transmisión del parásito al mosquito, y convirtiendo al palúdico en inofensivo para la comunidad.

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Asociación con. la uncinariasis en Venezuela.-En un trabajo presentado ante la Comisión Nacional del Paludismo y la Sociedad Médica del Sur de los Estados Unidos en la ciudad de Miami, en noviembre, 1929, el Dr. J. B. Ascanio Rodríguez, el representante del Servicio Nacional de Sanidad de Venezuela, declaró que en Vene- zuela tienen 16 especies de mosquitos que se dice son vectores de malaria, pero ninguno ha sido hasta ahora encontrado naturalmente infectado. Experimentalmente, Benarroch, de Caracas, tampoco ha podido infectar a esos mosquitos. (Véase la pág. 72. RED.) Ascanio ha encontrado el paludismo siempre asociado con el anquilos- tomo. También ha encontrado que la hemoglobina en la anquilos- tomiasis no pasa de 60 por ciento y que, eliminando el anquilostomo, sube a 70 por ciento y no pasa de allí. En los casos en que existe la doble infección la eliminación del anquilostoma va frecuente- mente seguida de la desaparición de la fiebre asociada al germen malárico, .aunque continúan encontrándose los parásitos en la sangre. Si después del tratamiento contra el anquilostomo se hacen diaria- mente inyecciones de un compuesto de hierro, cuando la hemo- globina sube hasta 90 por ciento, los parásitos de la malaria desa- parecen dé la sangre; y Ascanio nunca ha visto el retorno del proceso malárico en los casos en que la hemoglobina se ha mantenido a 90 6 95 por ciento. Durante poco menos de los últimos 20 años, el Gobierno Venezolano ha sostenido una campaña en todo el país contra el paludismo y la anquilostomiasis. Esta campaña ha sido intensamente incrementada desde hace un año. Recientemente han ayudado las investigaciones científicas de la Fundación Rockefeller.

Jamaica.-El paludismo endémico en Jamaica se halla en gran parte, si no del todo, limitado a los llanos de la costa, en los cuales hay varios focos muy intensos.21 Al parecer hay muy poca transmisión del paludismo en el interior, o sea en la mayor parte de la isla. Durante los últimos 20 años el paludismo parece haber disminuido en Jamaica. Ciertos datos indican que hace unos 60 años, la fre- cuencia del paludismo era más o menos lo mismo que ahora. Las variaciones en la intensidad del paludismo parecen relacionarse con los cambios de la precipitación. Las tierras bajas en que la agricultura prospera más, coinciden con focos palúdicos. De los 4 anófeles indígenas de Jamaica, 3 pueden ser considerados como vectores reales o potenciales del paludismo. El A. albimanus es probablemente el más peligroso; en tanto que el A. crucians y el A. vestitipennis son relativamente escasos. Para los autores, el A. grabhami puede ser exonerado.

*I Boyd, M. F., y Aris, F. W.: Am. Jour. Trap. Med. 9: 309 (sbre.) 1929.

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Filipinas.-En 1904, la mortalidad por paludismo en las Filipinas cra de 619.57 por 100,000 habitantes.22 En el quinquenio 1905 a 1909, el promedio fué dc 523.21, y en el quinquenio siguiente (1910-1914) de 442.55, y en el próximo (1915-1919) de 470.68. El último aumento coincidi6 con un aumento de la mortalidad bruta general. En el quinquenio 1920 a 1924, hubo:una baja a 374.S5; en el año 1925 a 234.91. Anualment(e en cifras redondas, hay unas 30,000 muertes por paludismo en las islas. No se conoce el número exacto de los enfermos, pero si se calcula que mueren 20 por ciento de los enfermos, habfa unos 150,000 maláricos.

Corregidor, FZKpinas.-En 1928 tuvo lugar un brusco aumento en el paludismo en el Fuerte Milis, de la Isla de Corregidor, Filipinas.23 En años anteriores la proporción había variado de 6.26 por 1,000 en 1927, a 39.52 en 1922, entre los soldados, y de 0.97 cn 1928 a 9.86 en 1925 entre los paisanos. EnFJos últimos seis años y medio hubo 607 casos, un íS por cientofde ellos en soldados. El paludismo abunda m% de enero a julio. En un estudio de 2,503 filipinos que vivían en la isla, 0.9 por ciento revelaron esplenomegalia sin plasmodios descu- bribles; 2.1 por ciento esplenomegalia y plasmodios, y 1.8 por ciento plasmodios sanguíneos sin esplenomegalia; es decir, que un 4.8 por ciento tenían una o ambas cosas, y 3.9 por ciento plasmodios. La frecuencia de las diversas especies fué: PI. falciparum, SS por ciento; P. vivax, 10 por ciento; P. malariae, 1 por ciento. Las semilunas del Pí. jalciparum se descubrieron en 10 por ciento de los ejemplares. El porcentaje de portadores fué mayor entre los que habían tenido paludismo, pero que no se hahían presentado a tratamiento. Los datos disponibles indican que el paludismo es hoy día indígena en la

/ isla. India.-En la India, declara Macl<enzie,24 el paludismo ataca

anualmente a 100,000,000 de personas, de las cuales mueren 1,500,OOO a 2,000,OOO. En 1896, el paludismo motivaba casi la quinta parte de todas las causas de enfermedad en el ejército inglés, tanto en Inglaterra como en el extranjero. En 1903 la proporción disminuyó a menos de 200 por 1,000, y desde entonces sólo ha superado esa cifra dos veces. El promedio en los 5 años anteriores a la Guerra Mundial fué de 106.5 por mil, y en los últimos años ha sido toscamente de 30 por ciento. Tras 4 años de dominio en la India, los mótodos siguientes parecen de valor: (1) el traslado de todos los soldados posibles de las guarniciones palúdicas a las montañas durante la estación infecciosa (agosto-octubre); (2) protección de los cuarteles contra los mosquitos; (3) fumigación periódica de los cuarteles durante el invierno y despu&, para destruir los mosquitos infectados; (4) propaganda educativa; (5) economía y disciplina interior (empleo

22 Aguilar: Rep. Inter. Pac. Health Conf. 19% p. 39. 21 Simmons, J. S., y St. John, J. H.: Mil. Surgeon 64: í10 (mayo) 1929. 24 Maekenzio, J.: Jour. Roya1 Army Med. Corps 51. No. 5 (nbre.) 1928.

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apropiado de los mosquiteros, abanicos, substancias repulsivas, alejamiento de las zonas infectadas, etc.); (6) procedimientos antj- palúdicos, tales como desagüe, petrolaje, aplicación del verde de París, etc. ; (7) buen alumbrado de los cuarteles con luz eléctrica en vez de petróleo; (8) tratamiento eficaz-la plasmoquina compuesta parece ser lo más satisfactorio; (9) coordinación de todos los procedi- mientos bajo un oficial encargado de la campaña antipalúdica.

Fiebre hemoglobinúrica en Siam.-CortT5 declara que la fiebre hemoglobinúrica, enfermedad hasta entonces desconocida en Siam, se presentó en la Provincia de Chiengmai en 1915 en forma epidémica. El primer brote casi se limitó a una manzana de la población, y a tres familias. El segundo ocurrió en 1918, en una escuela para niños a 7 km. de la población, habiendo en los tres años siguientes un total de 26 casos. Poco después de la primera epidemia, comenzaron a aparecer casos esporádicos, hasta 12. Los datos disponibles parecen indicar un factor especifico, supuestamente un parásito palúdico, capaz de segregar una hemolisma potente. La prevención de las recaídas en una serie de casos con neosalvarsán, sin quinina, indica que ese parásito era una variedad del Plasmodium vivaz, pero también podría apuntar a un espiroqueto o leptospira. Hasta ahora, sólo se ha denunciado la fiebre hemoglobinúrica de 3 provincias del noroeste de Siam: Chiengmai, 69 casos; Chungrai, 8 casos; Lampang, 3 casos. El paludismo está muy diseminado por Siam, aunque Chiengmai es una de las zonas más infectadas.

Brote a bordo.-En la tripulación del buque francés Courceíles, estalló en 1928 una grave epidemia de paludismo que produjo varias muertes.26 Al llegar el buque al puerto de Marsella se alarmó mucho la población, por creer que se trataba de fiebre amarilla. Los tripulantes comenzaron a enfermarse 24 horas después de partir el buque del Senegal, y como no recibieron tratamiento, la epidemia se propagó. Sólo se repuso rápidamente un camarero, que había tomado quinina.

Estado del puerto de Dakar.-De Francia 27 hacen notar que se han cometido exageraciones al describir el estado sanitario del puerto de Dakar, en Senegal, en particular al describir un paludismo grave que apareciera en los vapores Kirstin y Sheseld, y que motivara varias muertes. El número de blancos tratados en el hospital de Dakar en septiembre de 1928 (el mes en que se supone que se infectaron las tripulaciones del Kirstin y Sheseld) sólo fué de 29, hallándose formado por 6 habitantes de Dakar, 16 del interior, y 7 marineros desembar- cados, sin que muriera uno solo de ellos. Durante el mismo mes de septiembre, sólo hubo 2 muertes de europeos: uno de cardiopatia y f

2s Cort. E. C.: Am. Jour. Trop. Med. 9: 105 (mzo.) 1929. 26 Carta de París: Jour. Am. Med. Assn. 91: 1302 (obre. 27) 1928. 2’ Carta de Francia: Jour. Am. Med. Assn. 92: 910 (mzo. 16) 1929.

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otro de enteritis. Una investigación reveló que los dos precitados buques habían efectuado paradas cortas en Dakar, en tanto que se habían detenido más tiempo en los ríos del sur, en que los anófeles son frecuentes. El servicio sanitario de Dakar ha observado repetida- mente que los buques extranjeros que paran en Dakar jamás toman ninguna de las precauciones indispensables contra los mosquitos.

Obra.-Hoffmann 28 ha compilado en un folleto de 210 páginas, varios trabajos que ha dedicado al problema palúdico. Discute en particular: La creación de la Comisión Nacional del Paludismo, la historia del paludismo en los Estados Unidos, el desarrollo de las medidas de dominio, y la obras emprendidas por corporaciones, tales como la Asociación para la Exterminación de Mosquitos de Nueva Jersey, y la Comisión Nacional del Paludismo de los Estados Unidos, y los recientes adelantos en la erradicación de la enfermedad en al mundo. Esta obra contiene muchas estadísticas valiosas sobre el paludismo.

Forma larvada.-Peña Trejo 2g analiza el llamado paludismo larvado y sus formas habituales, o sea el paludismo que toma aspecto de otra enfermedad, con la cual tiene poca analogfa. Se refiere en particular a los trabajos de Urriola, quien, desde hace algunos años, sostiene que muchos casos de la neuritis periférica llamada en Panamá beriberi, no reconocen otra causa que el paludismo. El pequeño paludismo aparece algunas veces bajo la forma de vértigo. En esas formas el uranálisis revela siempre la presencia del pigmento hemático negro y del azul. Como el negro no ha sido encontrado hasta ahora en ninguna otra afección que no fuera palúdica, y como por otra parte en el pequeño paludismo no se encuentra el parásito propio de esa afección el único criterio científico para determinarlo consiste en el examen bien hecho de la orina.

Embarazo.-Gabriel 30 declara que, en la gestante atacada de malaria, se puede administrar quinina sin peligro. Si el paludismo es maligno ha empleado con t%ito inyecci.ones de quinoformo, 0.50 gramos al día, y luego inyecciones de un arsenical para evitar las recidivas. Los casos de paludismo en Manila casi todos proceden de las provincias. Las represas de agua han motivado también muchos casos de palu- dismo, por no tener los obreros mosquiteros ni casas apropiadas.

Piet31 hace notar que la infección palúdica puede a veces mani- festarse con más o menos intensidad con motivo del embarazo. Eso constituye una razón más para buscarla en los casos confusos. Una vez descubierta, el éxito es fácil.

-___- ** Hoffmann. F. L.: Malaria Problems, Prudential Life Insurance Company, 1928. 20 Peña Trajo, F.: Paludismo Larvado, San Salvador, 1927. 30 Gabriel, P.: Rev. Filip. Med. Farm. 19: 135 (mayo) 1928. 21 Pi&: Progrès MBd. jul. 27 de 1929, p. 1273.

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De un caso comunicado y de un resumen de la literatura, Guitarte 32 deduce que el paludismo congénito existe y está lejos de ser tan raro como afirman algunos autores. Es grande el número de recién nacidos en quienes se han encontrado hepato- y esplenomegalia, así como accesos febriles, sin contar aquéllos que presentan una caquexia espe- cial, signo evidente de intoxicación palúdica intrauterina, que mata a muchos antes del mes. Otra causa que dikulta el hallazgo de la transmisión hereditaria es el gran poder abortivo del paludismo. En el caso del autor el feto no presentaba signos de vida, y se hicieron frotes de sangre materna placentaria y onfálica. En la materna, tomada de la pulpa del dedo, se observaron algunos glóbulos que parecían aumentados de volumen, granulaciones de Schüffner y media- lunas. En la placentaria lo mismo, pero en mayor cantidad. En el cordón no se observaron parásitos.

Madre 2~ recién nacido.-En el caso descrito por Magidt3 la madre ’ murió de coma diabético a los 3 días de dar a luz a un hijo vivo, unas 3 semanas antes de término, y después de haber padecido de palu- dismo tropical unos 6 meses. Los exámenes repetidos de la sangre del pequeño no revelaron plasmodios en los primeros 9 días después del nacimiento, pero a los 21 días se descubrieron formas anulares. Entre el noveno y el vigkimoprimer días, no se habfan realizado exhmenes. A los 10 días del nacimiento, el pequeño manifestó ictericia, y se pudo palpar el bazo por primera vez. Se administró quinina y el niíío se repuso. La temperatura no se elevó durante la enfermedad. Es probable que el niño se infectara por vía pla- centaria durante el parto. El chico no recibió leche de pecho de la madre, y no se conocen casos de infección palúdica en Kief, donde nació. La madre procedía de otro distrito en que el paludismo era endémico.

PafologZa.-Lambert y Bernardes de Oliveira 34 repasan los hallazgos patológicos con respecto al paludismo en una serie de 192 autopsias realizadas en el Instituto de Anatomía Patológica de Sã;o Paulo, y en otra de 163 en Puerto Rico. De los 192 casos brasileños en 22 (12 por ciento), se descubrió el pigmento palúdico llamado errónea- mente melanina. Todos los casos positivos fueron en adultos, y sólo 2 de los 22 en mujeres. Se encontró esplenomegalia en 7 casos de malaria letal, oscilando el peso entre 270 y 820 Gms. En los otros 15 casos en los que la pigmentación palúdica fué un hallazgo subsidiario, es decir, que la causa de la muerte radicó en alguna otra. enfermedad, el peso medio fu6 de 307 Gms., comparado con 298 en los casos negativos. La proporción de bazos atrofiados en los 22 casos positivos y en los 170 negativos fué de 13.5 y 13.7 por ciento, -

82 Quitarte, A.: Semana MBd. 35: 231 (julio 26) 1928. aa Magid, M. 1.: Monats. f. Qeburts. & Gynti. 79: 404 (sgto.) 1928. 84 Lamber& R. A., 3~ Bernardes de Oliveira, A.: Porto Rico Rev. Pub. Health & Trop. Med. 4: 299 (ero.)

1929.

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respectivamente. El pigmento palúdico es tan característico en sus propiedades físicas y localización que es posible reconocer en la autopsia por él no tan sólo la infección malárica aguda y crónica, sino también la recién curada. Su busca sistemática en todas las autopsias realizadas en los distritos palúdicos, rendiría datos valiosos con respecto a la endemicidad de la dolencia.

&ecuenc:a en los tejidos profundos.-De agosto a diciembre de 1928 Thonnard-Neumann 35 examinó los tejidos profundos de 36 casos; 17 autópsicos y 19 obstétricos, encontrando en 16 signos positivos de infección palúdica. Entre los 36 casos, el paludismo apareció dos veces como diagnóstico primario, y dos como secundario. En los otros 32 la sangre periférica había sido examinada repetidas veces, resultando negativa en cuanto a paludismo, pero en 14 había induda- bles antecedentes palúdicos en los últimos cuatro años. De los 16 casos positivos, se encontraron los parásitos en 12 en la autopsia y en 4 en la placenta. Sólo el cerebro se encontró infectado en dos casos, sólo la médula ósea en uno, y sólo el bazo en uno; los 3 órganos en cuatro, y 2 en dos. En conjunto, se encontraron parásitos en el cerebro en 8 casos, parásitos o pigmento en el bazo en 9, y en la médula ósea en 7. Los parásitos descubiertos fueron formas anulares.

Frecuencia de la esplenomegal~a.-En un estudio de adultos en el hospital, Surbek 36 observó una marcada diferencia en la frecuencia de la esplenomegalia en el paludismo terciano y el tropical, pues en el primero llegó a 64 por ciento y en el último sólo a 30 por ciento. Declara, pues, que en las regiones tropicales debe determinarse el índice parasitario, independiente del resultado del índice esplénico.

La desoxigenación en la jiebre hemoglobinúrica.-Para Blacklock y Macdonald,37 el mecanismo etiológico de la fiebre homoglobinúrica se encuentra enlazado con una desoxigenación, y a su vez lacticacido- genia. El ácido láctico es el factor hemolítico que provoca la fiebre hemoglobinúrica así como otras hemoglobinurias. La anemia pro- ducida por el paludismo maligno crónico, el éstasis circulatorio del bazo, y la frecuente trombosis venosa provocan anoxemia y acumula- ción de ácido láctico. La hemoglobinuria rara vez se presenta en los primeros 6 meses de residencia en una zona endémica, por ,no haber transcurrido suficiente tiempo para intensificarse la anemia o la esplenomegalia.

Estudios de la jiebre hemoglobinúrica.-En la isla de Cuba, Whit- more 3s pudo estudiar el paludismo y la fiebre hemoglobinúrica entre los blancos del país, y compararlos con los negros de Haití y de Jamaica. El paludismo es frecuente entre los haitianos, pero la fiebre hemo- globinúrica rarfsima. Sin embargo, entre los cubanos la fiebre

a6 Thonnard-Neumann, E.: XVII An. Rep. U. F. Co. Med. Dept. 1928, p. 107. 30 Surbek, K. E.: Arch. Sch. & Trop. Hyg. 33: 461 (sbre.) 1929. 87 Blscklock Macdonald: British Med. Jour. julio 28, 1926. y 38 Whitmore, E. R.: Am. Int. Med. 2: 316 (obre.) 1928.

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hemoglobinúrica abunda mucho en los cuatro meses de marzo a junio, y se observan casos todo el año. Nada observado resultó incompatible con la teoría de que la fiebre hemoglobinúrica se debe a un paludismo crónico descuidado. Nótanse diferencias notables en la distribución étnica, familiar e individual de la dolencia en Cuba, pero hay que recopilar muchos datos más antes de poder sacar deduc- ciones. Todo lo observado en Cuba denota que el empleo eficaz e inteligente de la quinina en el tratamiento del paludismo y en la profilaxia, cuando es necesario, no aumenta la frecuencia de la fiebre hemoglobinúrica.

ta

Accidente del tra&zjo.-En una sentencia dictada el 4 de julio, 1928, por el Tribunal de la Spezia, en Italia, contra el Sindicato Marítimo Italiano, se estableció que en ciertas circunstancias de trabajo la infección palúdica constituye un accidente industrial.

Edema in&ntií.-Fundandose en las observaciones de 300 casos, Genoese y Zallocco 3g deducen que el edema es un síntoma muy fre- cuente en el paludismo infantil agudo y el crónico. Describen 18 casos.

Sijilis. -Merzbacher y Bianchi 4o dirigieron una encuesta, respecto a la sífilis a 400 médicos de zonas palúdicas. Recibieron 83 respuestas a la pregunta de si hablan visto palúdicos afectados de sífilis reciente y que posteriormente hubiesen adquirido paludismo. De ellos, 18 declararon que no había paludismo en el campo de sus actividades. Otros no contestaron, de modo que quedaron 53 respuestas, en 40 de las cuales se afirmó que la sífilis posee una evolución atenuada, en las zonas palúdicas es decir, que el paludismo parece modificar en forma favorable la evolución de la sífilis.

De otra investigación realizada por los mismos autores41 respecto al influjo de la malaria natural sobre la evolución de la sífilis nerviosa, y fundándose en 124 observaciones clííicas en las Provincias de Salta y Jujuy y en cambio de impresiones con los médicos Iocales, se dedujo que la parálisis general progresiva es casi desconocida en dichas provincias palúdicas. El paludismo no parece influir mayormente sobre el resultado de las reacciones cefalorraquídeas coloidales pero sí sobre el de la Wasserman. La sífilis sola da un porcentaje que disminuye considerablemente cuando se agrega a ella la malaria. La sífilis con manifestaciones activas influye desfavorablemente sobre el líquido cefalorraquídeo, efecto que no modifica el paludismo, ya antiguo, ya reciente. En los pafses palúdicos el examen del líquido cefalorraqufdco tiene que ser mucho más cuidadoso que en zonas no palúdicas, no debiendo circunscribirse a la Wasserman y al estudio químico y microscópico, sino comprender también las reacciones coloidales.

- 89 Genoese, G., 7 Zallocco, A.: Pediatria 36: 1309 (dbre. 15) 1928. 10 Merzbacher, L., y Bianchi, A. E.: IV Reun. Soo. Arg. Pet. Reg. Nor. 181, 1928. ‘1 Id.

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Tiroidea.-El Departamento de Sanidad de Puerto Rico envió a los 350 médicos de la isla un cuestionario,42 preguntándoles con qué frecuencia habfan observado la asociación de paludismo y tifoidea. De los 136 que contestaron, 85 no habían visto tal concurrencia; 47 habían visto uno o más casos de ella, estableciendose el diagnóstico por el hallazgo de plasmodios en la sangre y una Wassermann positiva. ’ De esos 47 casos el parásito fue P. ?;ivax en 25.5 por ciento; P. jalci- parum en 55.3 por ciento, y P. vivaz y P. jalciparum en 19.2 por ciento. El autor observó 5 casos de tifomalaria en consulta con otros médicos. En una epidemia de tifoidea’ que se presentó en el municipio de Fajardo en diciembre, 1927, y enero y febrero, 1928, de 63 casos de tifoidea, 11, es decir, casi 20 por ciento fueron positivos en cuanto a paludismo. En un estudio autópsico de 130 casos, en cuatro descu- briéronse típicas lesiones tifoideas, y en diez signos anatómicos de paludismo, y en dos ambas cosas. En Puerto Rico, pues, no es raro encontrar coincidencia de tifoidea y paludismo, en particular donde el último es endémico. Los sfntomas son entonces más graves, y las hemorragias más comunes. El P. falciparum es el parásito más frecuente.

Tuberculosis.-Taladriz Gómez 43 declara que se ven con frecuencia soldados habitantes de pafses palúdicos, que llegan de Africa o de regiones de España donde el paludismo es endémico. El cuadro es el de la forma rastrera semilatente, es decir, se presenta un sujeto decaído, flaco, pálido, con anemia moderada, ligeros síntomas gastro- intestinales, febrfcula, alguna tos y taquicardia. Hay entonces que averiguar si el sujeto es palúdico o tuberculoso o si las dos cosas, o si predomina uno u otro proceso. El asunto sólo puede ser aclarado tras una observación muy prolongada y apurando las investigaciones : gota gruesa, auscultaciones repetidas, diagnóstico, terapéutica. En lo que se refiere a curación del paludismo en sentido parasitológico y aun clínico muchas veces, es posible que la esterilización no se consiga prácticamente nunca. El asunto de la curabilidad ha de estudiarse al mismo tiempo que el del diagnóstico temprano: la busca sistemática de la afección en los paises infectados, sin esperar nunca los cuadros aparatosos para hacer el diagnóstico. Lo conseguido con la quinina en la curación del paludismo impide ser muy optimista en la quimio- terapia de la tuberculosis, pues el bacilo de Koch es más resistente, y se defiende mejor que el hematozo’8rio.

Sukiennikowa 44 estudió el efecto del paludismo sobre la tubercu- culosis, al sobrevenir una epidemia malárica. En ningún caso ejerció el paludismo influjo beneficioso, sino por el contrario, produjo u,na peligrosa infección mixta. El efecto nocivo no fue indirecto, por

(2 Ruiz Nazerio, R. C.: Porto Rico Rev. Pub. Health & Trop. Med. 4: 365 (fbro.) 1929. 43 Talad& Gómez: Med. Ibera 24: 74 (jul. 20) 1929. 44 Sukionnikowa, N.: Beit. Klin. Tuber. 69: 350 (jun. 29) 1928.

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mermar la resistencia, sino debido al parecer a las propiedades biológi- cas de los dos microbios, y a sus reacciones, en particular en el pulmón.

El método de Cropper-Frões.-Para Frões, 45 no existe ningún método, de coloración ni siqiuera igual al de Cropper-Frões para el rápido diagnóstico del paludismo, pues en menos de 12 minutos de haber extraído la sangre para examen, se consigue saber el resultado en muchos casos. El procedimiento básase en la coloración de una película en capa gruesa o en gota de sangre mediante azul de metileno ácido sin fijación previa; el ácido clorhídrico (generalmente empleado), destruye la hemoglobina, y entonces el azul de metileno tiñe el protoplasma de los protozooarios, así como los leucocitos. El método se ha extendido a la filariasis, y también a la leucemia, y es empleado en el Instituto Tropical de Hamburgo y en el Instituto Rockefeller.

El signo de PagnieZlo.-Guerra Méndez46 investigó el signo de Pa- gniello (dolor que sienten los palúdicos cuando se les oprime el noveno espacio intercostal izquierdo en el centro de una zona limitada hacia adelante por una línea que desde el medio del hueco axilar, desciende verticalmente hasta tocar en el borde inferior de las costillas falsas, y hacia atrás por otra linea que desde el borde posterior de la axila, baja hasta morir en la región ya dicha), en 100 enfermos de malaria en Valencia, Venezuela. El signo se presentó en los palúdicos con relativa frecuencia, 0 sea en un 91 por ciento. De estos 91 palúdicos, no todos lo presentaban en el punto clásico, es decir, en el octavo espacio intercostal, sino que en muchos de ellos más arriba, en el séptimo y en el sexto, o más bajo, en el noveno, décimo y hasta una vez en el undécimo espacio. Según los cuadros del autor, el paludismo ataca más a las mujeres y a las personas comprendidas entre 10 y 30 años.

El examen de la sangre y de la médula ósea en el diagnóstico.-De sus 9 observaciones, Sorge 47 deduce que el examen de la médula espinal no da resultado para el diagnóstico en los casos de presunto paludismo con hallazgos hematoscópicos negativos. No observó correspondencia entre el parasitismo sanguíneo y el medular, siendo el último mucho menor. La médula externa no constituye un depósito de parásitos, por lo menos, de las formas conocidas en los períodos de latancia.

La gota gruesa como causa de error de diagnóstico.-Salavarría 48 declara que el método de gota gruesa puede motivar errores de diagnóstico, pues los esquizontes observados en algunos casos son simplemente cuerpos de Jolly, imposibles de diferenciar en la gota gruesa. Para evitar la posible confusión con el consiguiente peligro,

‘5 Frões, H.: Brasil Med. No. 25 (junio 23) 1928. ‘6 Guerra Mhndez, R.: Qac. MBd. Caracas, No. Extraer, 69 (jun.) 1929. ‘7 Sorge, 0.: Riforma Med. 45: 872 (jun. 29) 1929. 48 Salavarría, J. J.: Rev. Méd. Cubana (sbre) 1928.

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el autor realiza al lado del examen en gota gruesa una extensión simple.

La tuberculina en el dz’agnóstieo.-Boeri 4g indica que se puede servir de la inyección de tuberculina para descubrir la existencia del palu- dismo. Esa aplicación diagnóstica se descubrió por casualidad al inyectarse % mgm. de tuberculina en un sospechoso de tuberculosis, y presentarse una reacción febril con una temperatura máxima de _ 39.7 C., y repetirse la fiebre en forma intermitente durante cuatro días. Al observar la sangre durante el período febril, se encontraron los parásitos palúdicos. El autor repitió la prueba en otros tres enfermos sospechosos de paludismo, en los cuales las pesquisas de los hemoparásitos habfan sido repetidamente negativas, y en los tres se encontraron semilunas y formas anulares después de inyectar la tuberculina.

Eritrosedimentación.-De su estudio de 29 palúdicos, Cossio y Aybar Albarracfn 5o deducen que la eritrosedimentación baja en forma evidente en los palúdicos tratados con quinina, y que la veloci- dad de la sedimentación puede ser un índice de curación.

Paterr# estudió la velocidad de sedimentación de los glóbulos rojos en 16 casos de paludismo. Hubo aumento constante en todas las formas, pero más notable en la terciana maligna grave. En los ataques febriles disminuyó la velocidad de la sedimentación, y en la apirexia sucesiva hubo un nuevo aumento, lo cual demuestra que los accesos sucesivos ejercen un marcado influjo sobre el aumento de la eritrosedimentación. La quinina y la plasmoquina sólo modifican la eritrosedimentación hasta donde ejercen un efecto beneficioso sobre los accesos febriles. Se notó cierta relación entre la mejoría general y la tendencia al restablecimiento de la eritrosedimentación normal.

BilZrrubinemia.-Para Arellano,62 la malaria es una enfermedad del sistema retfculo-endotelial, según lo demuestran la clínica y el labora- torio. La reacción de van den Bergh indirecta, es muy frecuente en la malaria y su intensidad es variable. Las alteraciones del sis- tema retículo-endotelial en la malaria son más ostensibles en la sangre, m&dula ósea y el bazo. La génesis de la bilirrubinemia en la malaria, descansa en el hecho fundamental de una exagerada destrucción de hematíes, que trae como consecuencia una hiperbiligenia. La ictericia malárica pertenece al grupo de las ictericias hemolíticas: las formas perniciosas hemolíticas constituyen su mejor ejemplo. En ellas se puede hablar con razón de una ictericia retículo-endotelial.

Al examinar la sangre de 144 palúdicos, Wolski y Schewelewa53 descubrieron que, tras varios ataques de fiebre, la bilirrubinemia

____._.__~.._ - ~~-~- ~~~ ~-~~ A@ Boeri, Giovanni: Morgagni, No. 1, 1929. 60 Cossio, Rufino, y Agbar Albarracín, A.: IV Reunión Soc. Arg. Pat. Res. Norte, 1928, p. 248. 61 Paterni, Ludocico: Riv. Mal. 7: 690 (sbre.-obro.) 1928. 62 Arollano, J. M.: Crónica Méd. 45: 144 (mayo) 1928. 63 Wolski, M. E., y Schewelewa, E. M.: Arch. Schiffs- Tropon-Hyg. 33: 210 (ab.) 1929.

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aumenta hasta cifras mucho más altas que las normales, y después que desaparecen los accesos febriles, disminuye lentamente. El signi- ficado diagnóstico de la hiperbilirrubinemia es limitado, por ser el cuadro clínico ya suficientemente característico.

Duración de la incubación.-Hermann y Malinina 54 no aceptan la posibilidad de un perfodo prolongado de incubación en el paludismo. La mayoría de las llamadas primeras infecciones en la primavera son para ellos recurrencias. Algunos casos pueden deberse a mosquitos infectados que sobrevivieron el invkno.

Cultivos aerobios de los parásitos.-Row 56 inocula sus tubos de cultivo a la cabecera del enfermo. La constante temperatura de 40 C. en Bombay ret,arda algo el desarrollo de los parásitos, y da así mas tiempo para observarlos. Por ejemplo, los parásitos de la terciana maligna necesitaron 72 horas o más, en vez de 48 horas, para pasar de la etapa anular a la esquizogonia completa, y los de la terciana benigna 48 horas en vez de 32.

Identidad del pZasmodio.-Russell 66 declara que probablemente el Plasmodium tenue Stephens 1914 no es una especie válida, en tanto que los datos disponibles parecen indicar que se trata en realidad de formas atípicas, pero no raras, observadas en películas sanguíneas teñidas que contienen bien el Plasmodium vivaz o Plasmodium falcipa- rum, o ambos.

Transmisión mecánica de los microbios.-Fijándose en el poco tiempo necesario para el acto de picar que produjo la infección natural de los mosquitos infectados, Mayne 57 realizó experimentos para determinar la posible transmisión mecánica del paludismo, Dejó picar por aedes y anófeles a palúdicos que contenfan anillos y moderadas cant,idades de gametos en la sangre, y luego los pasó, a sujetos no infectados, dejandolos que se atiborraran allí de sangre, salvando así la fase sexual del desarrollo del mosquito. En una serie de 12 sujetos expuestos de ese modo, no hubo ningún caso de paludismo. Se descubrieron sí microbios palúdicos en la boca de los mosquitos examinados inme- diatamente después de picar un caso de paludismo terciano.

_ Persistencia de los gametocitos.-En sus observaciones en 9 palúdicos hospitalizados y 6 “portadores sanos,” Benarroch 68 puso de manifiesto el número extraordinario de días (hasta 60) en que los enfermos tratados con quinina conservan gametocitos en su sangre periférica. El peligro teórico para la comunidad es manifiesto, de modo que esos enfermos no deben ser evacuados del hospital antes de determinar microscópicamente su esterilización. Aunque todo caso de malaria

’ es infectante en potencia, los portadores de gametocitos deben ser tratados con mayor urgencia.

$4 Herman& O., 7 Maliiina, A.: Arch. Schiffs- & Trop. Hyg. 32: 506 (obre.) 1928. 65 Row, R.: Indian Med. Gaz. 63: 628 (nbro.) 1928. 66 Russell, P. F.: Am. Jour. Trop. Med. 8: 449 (sbre.) 1928. 67 Mame, Bruce: Indian5our. Med. Research 15: 1067 (ab.) 1928. 68 Benarroch, Elías: Estudios relativos al paludismo, Caracas, 1928.

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La quinina del Estado en Italia.-La Hacienda de la Quinina del Estado en Italia, en el ejercicio 1926-27, contó con una entrada de 17,278,910,$X3 liras, lo cual representa una disminución de 2,958,370.49 liras, comparado con el año anterior. Los gastos ascendieron a 8,228,849.58 liras. En Giava han establecido una plantación de quina llamada Tjibitoe, por cuenta de la Hacienda de la Quinina. Durante el año se fabricaron 26,498 kgs. de preparados quinínicos, y se acondicionaron 26,898, lo cual representa una pequeña disminu- ción, comparado con el año anterior. También se elaboraron 6,853 kgs. de sulfato de quinina de los residuos de la corteza de la quina. Durante el año se vendieron 26,181 kgs. de quinina, lo cual representa una disminución de 4,052 kgs. con el año anterior. El bisulfato ocupa el primer puesto como farmaco, representando 71.76 por ciento, el clorhidrato 11.07 por ciento, el biclorhidrato 7.74 por ciento, el tanato 5.88 por ciento, la solución hipodérmica de biclorhidrato 2.83 por ciento, las otras soluciones de clorhidrato 0.55 por ciento, y el etilcarbonato 0.17 por ciento. En el país, el consumo máximo global corresponde a Sicilia, viniendo después la Pulla y el Lacio. El consumo máximo per capita correspondió a Cerdeña (2,018.49 Gms. por año por 1,000 habitantes), viniendo después el Lacio (1,388.67), la Pulla (880.25), la Basilicata (850.89), y las Marchas con el mínimum (8.41).

Los haloides de la quina y el paludismo terciano benigno.-El por- centaje de recaídas en una población que padece de nuevas infecciones con el Plasmodium vivaz es mucho menor que en una población’que sólo padece de la forma recurrente crónica.6g La quinina y la alcali- terapia parecen ser más eficaces que la primera sola para curar las infecciones recientes, pero no las crónicas. La quinina, la quinidina, la cinconina y la cinconidina revelaron un valor casi igual contra las recidivas en las infecciones crónicas. No se encontraron pruebas de que la quinina fuera más eficaz en el tratamiento de las infecciones con el P. vivax. La quina febrífuga posee un valor casi igual al de los alcaloides puros en el tratamiento de las infecciones crónicas.

La quinina no es abortifaciente.-En un caso de supuesto aborto por la quinina, Haberda Ro presentó el dictamen de la Facultad de Medicina de ,Viena en esta forma: No hay ningún abortifaciente medicamentoso especifico, pero ciertas substancias, al provocar un envenenamiento general, pueden también afectar el útero grávido y provocar la muerte del embrión. La quinina no ejerce ese efecto en el hombre, y sólo aumenta los dolores del parto, si ya se hallan pre- sentes. Se la ha empleado a menudo como abortifaciente, pero no se conoce ningún caso en que provocara realmente aborto. La mujer, a quien se acusó de haber abortado dos veces tomando quinina, la

68 Sinton, J. A., y Bird, W.: Indian Jow. Med. Res. 16: 725 (oro.) 1929. 00 Haberda. A.: Wien. Hin. Wchnschr. 4.2: 575 (ab. 25) 1929.

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. primera vez probablemente no se hallaba embarazada, y la segunda sí abortó, pero no se pudo demostrar que la quinina interviniera en ello.

Quineto, cinconina y puinidina.-Las observaciones de Lega 13’ com- prenden a 140 palúdicos: 30 tratados con quineto, 70 con sulfato de cinconina, y 40 con sulfato de quinidina, comprendiendo casos de terciana benigna y maligna, cuartana y mixtos. El quineto obró bastante bien, demostrando una eficacia casi igual a la quinina en la terciana benigna, bastando con dosis de 1 Gm. al día. La cinconina no reveló mucho poder terapéutico en particular contra la terciana benigna en la dosis de 2-3 Gms. por día. La quinidina fué la que dió mejores resultados, obrando en la terciana benigna a dosis de 1.50

. Gms. diarios, y en la maligna a dosis poco superiores. La quinidina es más segura y enérgica que la quinina.

Qu+nioestovarsoZ.-El quinioestovarsol u oxiacetilaminofenilarsenato de quinina, introducido por Fourneau y Téfouel, contiene una pro- porción casi igual de estovarsol y quinina (54.9 por ciento de la última). Raynal 62 declara que el quinioestovarsol merece ser emplea- do en gran escala en el tratamiento de fiebres palúdicas. La dosis máxima parece ser de 1.5 Gms. diarios, o sea seis comprimidos, y no mayor de 1 Gm. (4 comprimidos) administrado en series de 10 dfas seguidos, con 5 días de reposo. El tratamiento debe ser suficiente- mente prolongado : tres o cuatro tandas como mínimum. El qui- nioestovarsol es habitualmente bien tolerado, pero como puede pro- vocar algunos incidentes ligeros (eritemas, estados vertiginosos), los enfermos deben ser vigilados de cerca. Aplicado a la cuartana, hace desaparecer rápidamente los accidentes agudos en las formas esquizo- génicas del Plasmodium malariae, pero no se puede afirmar todavía que esa esterilización sea definitiva. El producto parece muy activo contra los accidentes agudos de la terciana benigna, y por ser manejado fácilmente, podría ser recetado con mucha utilidad. Cuando los gametos ya han aparecido en la sangre, desaparecen bajo el efecto del tratamiento, pero en una gran proporción, ocho de 10 casos, hay recaídas al cabo de varios meses. Sin embargo, en todos los casos crónicos con anemia, adelgazamiento y lesiones viscerales, la acción reconstituyente del quinioestovarsol es tal que debe ser utilizado de

\ preferencia a la quinina o al estovarsol, que no impiden tampoco las recaídas. Bajo el influjo del estovarsol, la desaparición de las formas esquizogénicas de la sangre es rápida, y con un tratamiento sufkiente se alcanza siempre la esterilización completa. Sin embargo, en las colonias, si el malestar gástrico o la necesidad de obrar prontamente no permiten la medicación bucal, debe ser precedido en los accidentes agudos de las tercianas malignas con inyecciones de sales de quinina.

01 Legrt, G.: Riv. Mal. 7: 629 (sbre.-obre.) 1923. 02 Rayml, Jean: Marseille-Méd. 6:361 (mzo. 15) 1929.

83796-29-4

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El quinioestovarsol parece ser el tratamiento de elección del paludismo tropical crónico caracterizado por la presencia de semilunas en la sangre, y su acción es rápida. El medicamento posee, además, una acción electiva sobre el estado general y la constitución del medio sanguíneo alterado. El quinioestovarsol fué estudiado por primera vez por R. Boyé en 1926, en el laboratorio del profesor Marchoux, demostrando que a dosis iguales de quinina, era más activo que el clorhidrato de quinina. El autor cuenta con 23 observaciones.

Legendre y Mondain e3 administraron el quinioestovarsol por vía bucal en una serie de 10 dfas a 24 personas, en las que la gota gruesa revelaba esquizontes del P. falciparum sin más plasmodios. La dosis para un lactante de menos de 1 año fué 0.25 Gm.; de 1 a 2 años 0.375 Gm.; de 2 a 5 años, 0.75 Gm., y de 10 años en adelante, 1 Gm. Los comprimidos de 0.25 Gm. eran triturados y suspendidos en agua. Los plasmodios desaparecieron, pero sólo en dos casos la observación duró hasta un mes.

En un caso en que una infección por Plasmodium falciparum no había cedido a las cLinyecciones” de quinina, a dosis de 2 Gms. diarios, a los ocho días de administrar quinioestovarsol a razón de 1 Gm. diario, no se pudieron descubrir parásitos o esquizontes o gametos en la sangre, y ya había aumento de peso.e4

El dimetilarsinato de quinina en el paludismo pernicioso.-Solís Díaz 66 curó clínicamente a 4 casos de paludismo pernicioso con dimetilarsinato de quinina.

Quiwidina.-Fundándose en su estudio del tratamiento del palu- dismo crónico con quinidina, Clarlr 66 presentó ante la Academia de Medicina de Río de Janeiro una serie de casos dividida en dos grupos: 1, en que se obtuvieron buenos resultados con quinidina después de haber fracasado la quinina y el cloruro de metiltionina, y 2, aquellos en que fracasa la quinidina aislada.

El quebracho blanco en el paludismo.-Los antiguos médicos de Salta emplearon con frecuencia decocciones de corteza de quebracho blanco contra el paludismo. A pesar de los buenos efectos, el sabor amargo y cierta inconstancia en los resultados, determinaron un paulatino abandono de la droga. Mazza y Trelles 67 la probaron en comprimidos de un contenido equivalente a 0.01 Gm. de extracto y 0.05 Gm. de extracto. Los resultados variaron.

Urotropina.-Después de probar la urotropina en 8 palúdicos, Luna 68 declara que este medicamento no ejerce efectos apreciables en el tratamiento de la terciana palúdica.

03 Legendro, B. M. h., y Mondain, A.: Bull. Soc. Path. Exot. 21: 625 (obre. 10) 1928. 01 Lambort, L.: Bull. Soc. Path. Exot. 21: 760 (nbro. 14) 1928. 8s Solis Días, A.: Arch. Med. Cir. & Espec., No. 400 (fbro. 2) 1929. 00 Carta de Rlo de Janeiro: Am. Med. Assn. 91: 579 (agto. 25) 1928. 67 Mama, Salvador, y Trelles, Rogelio: IV Reunión Soo. Arg. Pat. Re& Norte, 1928, p. 225. 08 Luna, J. D.: IV Reunión Soc. Arg. Pat. Reg. Norte, 1928, p. 223.

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Adrenalina.-Aguilar 6g comunica nueve casos para justifkar su creencia de que la adrenalina (inyecciones subcutáneas del cloruro, a dosis de 0.5 a 1 CC.), unida a la quinina, es acreedora a más estudio en el tratamiento de los casos graves de paludismo.

Tratamiento deí pallldismo pernicioso.-Para Krauss,‘O muchos casos de paludismo comatoso y pernicioso de otro género terminan en la muerte, en parte por no hacerse el dia.gnóstico correcto, y en parte por aplicarse un tratamiento erróneo. La gran equivocación consiste en ,administra.r inmensas dosis intravenosas de quinina, que todo lo que pueden hacer es impedir la invasión de más hematíes. Lo que hay que considerar es el daíío acarreado por el paludismo, y que en esos casos hay grandes zonas vasculares obstruidas y la quinina no hace bien. Los álcalis abren esas zonas y facilitan la absorción.

Tratamiento de la jiebre Ziemog~obk.írica.---Forbes ‘II ha probado su alcalinoterapia en Kenya, Africa Oriental, declarando que jamás ha visto un caso de fiebre hemoglobinúrica en que la orina fuera alcalina. Apenas observa hemoglobinuria en un caso, suspende todo alimento y no suministra más que agua hervida hasta que la orina permanece clara por espacio de tres días y es alcalina. Suministra álcalis en esta forma: bicarbonato desodio, 75 Gms.; carbonato de calcio, 150 Gms.; carbonato pesado de magnesio, 150 Gms. ; y subcarbonato de bis- muto, 40 Gms. Una cucharadita rasa de ese polvo es administrada cada 2 horas en agua desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche en que se administra una dosis doble. La dosis es de unos 2.3 Gms. El enfermo debe tomar agua hervida a pasto cada media hora. El descanso absoluto es esenoial. Tres o cuatro dosis (0.05 Gm.) de calomelanos cada media hora resultan útiles. Al principio se admi- nistran enemas de jabón y agua y dos veces diarias enemas de una solución débil de permanganato de potasio. El autor ha probado la plasmoquina, pero sin mayor resultado. Si continúa una tempera- tura semejante a la dela subterciana y hay parásitos, administra 4 CC. de tintura de quina tres veces diarias. Puede aumentarse la dosis dentro de 1 ó 2 días, pero vigilando cuidadosamente la orina, y de no recurrir la hemoglobinuria, puede agregarse a la quina una pe- queña cantidad de biclorhidrato de quinina.

Además de neosalvarsán, Cort 72 cree que todos los enfermos de fiebre hemoglobinúrica deben recibir en el acto 500 CC. de solución de bicarbonato de sodio al 2 por ciento por hipodermoclisis, o vía mus- cular, y después de un enema de limpieza, un litro de suero fisiológico por enteroclisis. De no absorberse bien en el acto (y sino a las 2 horas), se inyectan hipodérmicamente de 500 a 1,000 CC. de suero

eg Sguilar, R.:‘Ann. Int. Med. 2: 1343 (jun.) 1929, y XVII (1928) AM. Rep. Un. Fruit Co. Med. Dept. D. 114.

‘0 Erauss, W.: South. Med. Jour. 21: 733 (sbre.) 1928. ‘1 Forbes, J.: Kenya & E. Afr. Med. Jour. 6: 152 (sbre.) 1929. 79 Cort, E. C.: Am. Jour. Trop. Med. 9: 401 (sbre.) 1929.

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fisiológico. Luego se alternan cada 3 ó 4 horas 500 CC. de suero fisiológico y de soluc,ión birarbonatada. La temperatura se domina con la hidroterapia, pero sin emplear agua fría; y los vómitos con bolsas de hielo o pequeñas dosis de morfina o escopolamina. También se administran en el arto de 0.13 a 0.26 Gm. de cafeína, y luego una o dos veces diarias con digital, cuando se necesita. El régimen es líquido: jugo de naranja alternado con leche cada 2 horas, yagua o limonada a pasto. La mortalidad en una serie de 26 casos fué nula; hubo 2 recurrencias.

Posible vacunación.-Klemperer 73 refiérese al hecho de que, con la vacuna malárica estabilizada y con pases sucesivos en el organismo, Mühlens y otros han obtenido una vacunación contra la malaria al tercer pase. El autor ha demostrado una desviación del comple- mento. También ha conseguido domostrar que el suero de un individuo, después de la segunda vacunación, contiene anticuerpos capaces de preservar a otra persona: inmunidad pasiva. Klemperer discute el interesante fenómeno de Plehn, que consiste en la vacuna- ción, mediante vacuna malárica, y la administración de pequeñas dosis de quinina, con lo cual el individuo no acusa reacción a 2 CC. de sangre tropical. El autor considera muy interesante el camino que se acaba de abrir en el estudio de la inmunidad de la malaria. Y es de si mediante la vacuna antipalúdica se puede obtener un procedi- miento para inmunizar al organismo y evitar, por tanto, la plaga que se extiende en todos los países cálidos.

Conclusiones de la Comiskín de la Liga de las Naciones.-En la conferencia celebrada en Ginebra del 25 al 28 de junio de 1928, la Comisión del Paludismo de la Liga de las Naciones llegó a las siguientes conclusiones, resumidas: Todos los Gobiernos deben establecer una organización permanente central, bien independiente de o unida a un instituto, que comprenda varios investigadores seleccionados que dediquen todo su tiempo al paludismo, y actúen como asesores científicos; utilización preferente del método o métodos que con los medios disponibles, puedan traspasar el llamado mínimum eficaz de perfección y no de todos los métodos disponibles de control simul- táneamente en el mismo sitio ; oposición al empleo en una región de procedimientos puramente por haber tenido éxito en otra, en que quizás variaran las circunstanc,ias y condiciones; independiente de los métodos empleados en los sitios palúdicos, en primer lugar, trata- miento de los enfermos; los buenos resultados del diagnóstico inc,i- piente y del tratamiento eficaz se manifiestan más en la reducción de la gravedad do la enfermedad que de su frecuencia; la ejecución de los procedimientos debe alcanzar una eficiencia suficientemente alta (mfnimum eficaz de perfección) antes de tradkir sus efectos sobre la frecuencia; el mejoramiento de las condiciones en que viven los habi-

73 Klemperer: Wiener med. Wchnsch. (jun. 30) 1928.

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tantes debida a una “bonificación” generalizada, constituye uno de los factores determinantes en la regresión del paludismo, pero sólo en lo que conduce a un cultivo intenso, y el empleo de procedimientos antilarvarios, es de mucho valor, mientras se aplican otros más exten- sos, pues merma la densidad anofelina, y sirve para salvar el período que acompaña y sigue a tales empresas; el primer deber de las ad- ministraciones que tienen que organizar procedimientos antipalúdicos, consiste en proveer tratamiento a los palúdicos, con el objeto adicional de mermar las causas de infección; simultaneamente, o después según las circunstancias, debe emprenderse un estudio de las causas de endemicidad, con el objeto de escoger y aplicar el método o métodos más eficaces, baratos y mejor adaptados a la solución del problema. También deben tomarse disposiciones para medidas radicales (boni- ficación grande, desagüe), o para otros procedimientos temporales (obras antilarvarias); en todos los c&os, conviene emplear protección mecánica y medidas contra los insectos alados.

Dominio del pnludismo.-En una reunión celebrada en el Instit,uto Ross de Enfermedades Tropicales, 74 Sir Malcolm Watson declaró que el dominio del paludismo por medio del control de los mosquitos, no era primordialmente un problema médico, sino más bien de sanidad, y en los trópicos los higienistas brillan por su ausencia. La segunda dificultad consiste en que el control de los mosquitos es sobre todo un problema entomológico. Algunos mosquitos probable- mente viven en la sombra y otros a la luz, en tanto que la destrucción de las plantas de sombra en ciertos sitios tal vez introdujera insectos peligrosos y aumentara el paludismo. La tercera dificultad estriba en que para muchas formas de control de los mosquitos se necesitan conocimientos del desagüe que no poseen los médicos.

Profhuia práctica.-Al sumarizar tres años de lucha antimalárica, Missiroli 75 declara que todo confirma lo ya observado en años anterio- res, es decir, que el paiudismo crónico. en los paises desanofelizados cede a la quinina, confirmando así el aforismo de Nocht, según el cual no se cura el paludismo con la quinina, s-ka que se cura a sí propio estimulado por la quinina. El tratamiento durante 5 días con 1.5 Gms. de quinina, después de todos los accesos febriles, protege comúnmente contra nuevas infecciones y resultó ser un método apli- cable en vasta escala como medio de sanidad pública para erradicar el paludismo. Prescindiendo de las oscilaciones en común a todos los fenómenos biológicos, la morbosidad y mortalidad del paludismo $isminuyen rápidamente en los pafses en donde se completa la lucha antianofélica, obteniéndose en algunas partes el saneamiento com- pleto en 2 a 3 años, mientras que en otras el efecto es más lento.

7’ Carta de Londres: Jow. Am. Med. Assn. 91: 1816 (dbre. 8) 1928. 75 Missiroli, A.: Riv. Malar. 7: 413 (jnl.-sgto.) 1928.

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Plan de lucha contra la malaria urbana en el norte argentino.- Davis y Rickard, 76 de la Fundación Rockefeller, declaran que, dadas las condiciones permanentes en. el norte argentino, ciertas medidas son inaplicables en la lucha antimalárica, teniendo allí poco valor el empleo de telas metálicas, mosquiteros y quinina profiláctica. La mala construcción de las casas de los peones también dificulta la destrucción de los mosquitos adultos por la fumigación. Descar- tados, pues, esos métodos, se implantarán los siguientes: 1, para com- batir la malaria: a) reducción de los transmisores por medidas contra los criaderos: un buen drenaje, canales abiertos, tubos subterráneos, rellenamientos; supresión de la vegetación y residuos de colecciones de agua; empleo de larvicidas; b) reducción de los parásitos por la administración de quinina curativa; c) educación; 2, medidas de con- trol: a) descubrir los focos de cría; examen de las colecciones de agua; captura de mosquitos adultos en las viviendas: captura de mos- quitos; captura de mosquitos con cebo animal; datos meteorológicos; b) determinación del índice palúdico; índices anuales de sangre y bazo; examen de enfermos en el dispensario; censo de la población; trazado de planos. Aunque en casos excepcionales uno o dos métodos aislados de lucha pueden resolver el problema palúdico, no se cree que suceda así en el norte argentino.

Dominio en la América tropical.-Para Connor 77 el problema más grave en los trópicos americanos está representado por el paludismo. Este es más difícil de dominar que la fiebre amarilla debido a los distintos hábitos de los mosquitos respectivos. El dominio también resulta más difícil allf que en el sur de los Estados Unidos, pues en éstos el cambio de estaciones proporciona anualmente un interregno de unos seis meses. En Centro América hay un elevadísmo por- centaje de infección estivoautumnal, lo cual explica la alta mortalidad relativa. Los negros y mestizos han desarrollado allí más tolerancia que los blancos. En general, las autoridades se muestran reacias a dedicar dinero a combatir el paludismo. En cambio, las grandes industrias que ven sus empresas afectadas por el paludismo, realizan una labor antipalúdica eficaz. Los cambios de población propagan la enfermedad de una región a otra, de modo que en las medidas de dominio hay que tomar muy en cuenta a los portadores. La United Fruit Company y otras corporaciones semejantes limitan sus esfuer- zos antimosquito a los criaderos dentro de cierto radio. La intro- ducción de la plasmoquina ayuda marcadamente a desembarazar a los portadores de los parásitos sexuales, pero tiene que ser adminis- trada bajo vigilancia médica. Con los métodos actuales de dicha compañía, el coeficiente de ingreso por paludismo en los hospitales ha disminuído de 215 en 1926 a 100 por mil en 1928; y en la división de

78 Da&, Nelson C., y Rickard, E. R.: IV Reun. Soe. Arg. Pat. Reg. Nort. 119,1928. 77 Connor, R. C.: Tex. St. Jom Med. 36: 219 (jul.) 1929.

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Banes, Cuba, de 460 en 1926 a 54 por mil en 1928. La educación de los empleados de esa compañía tam.bién servirá de mucho gradual- mente.

Dominio del paludismo por la United Fruit Company.-Deeks 78 sumariza así las medidas antipalúdicas de la United Fruit Company: prevención de los criaderos de mosquitos, y tratamiento de los porta- dores. Para lo primero, se eliminan los criaderos situados cerca de las habitaciones, y de no ser factible, se aplican semanalmente verde de París o petróleo. Los campamentos son mantenidos en estado de aseo sanitario. Las casas son blanqueadas por dentro y se destru- yen cn ellas Ios mosquitos alados. Sólo se emplean telas metálicas cuando ocupan las habitaciones empleados estadounidenses y euro- peos, pues éstos cooperarán en el asunto. En el tratamiento de los portadores se toma en cuenta que los trabajadores constan princi- palmente de negros, indios, y mestizos. No cabe duda de que los negros han estado expuestos más tiempo al paludismo que 10s indios y la raza blanca, y poseen, por consiguiente, más tolerancia, demos- trándolo así el menor índice esplénico y Ia frecuencia de Ia fiebre hemogIobinúrica. EI objeto principal de la compañía es tratar 10s casos de malaria en 10s ataques agudos, ya primarios o recidivas. Como gran parte de 10s tratamientos deben dejarse al principio a cargo de los profanos, a cada unidad de trabajo se Ie facilita un botiquín que comprende 10 siguiente : sal de Epsom, píldoras catárticas compuestas, comprimidos de-O.3 Gm. de sulfato de quinina, píldoras tónicas rosadas (sulfato de quinina, 0.13 gm.; ácido arsenioso, 0.001 Gm.; extracto de nuez vómica, 0.008 Gm.; e hierro reducido, 0.0485 Gm.), y pastillas de plasmoquina compuesta (plasmoquina, 0.01 Gm. y sulfato de quinina 0.125 Gm.). Si un trabajador manifiesta fiebre se le administran, primero un purgante y luego 3 pastillas de quinina, por la mañana y por la noche. Cuando Ia fiebre desaparece, toma 2 pastillas tónicas tres veces diarias 6 3 dos veces diarias durante un período de dos a tres o más semanas. De comprobarse las observa- ciones de Barber en el sentido de que una pastilla de plasmoquina impedirá Ia infección de1 mosquito, o que sólo hay que repetirla una vez al cabo de tres o cuatro días, se habrá dado un gran paso adelante, pues James ha demostrado que un mosquito infectado puede continuar transmitiendo Ia infección durante un período de tres meses, y admi- nistrando una pastilla de plasmoquina compuesta cada semana a todas las personas de una comunidad dada durante ese período, es muy probable que sobrevivan muy pocos, o ningún mosquito infectado. Un punto de mucho valor en Ia erradicación de1 paludismo, consiste en fortalecer las defensas naturales del organismo, y para coadyuvar en eso, y debido a la intensa anemia que reina en los trabajadores, es que se han introdicudo las píldoras rosadas en todos los casos

78 Dee&, W. E.: XVII An. Rep. U. l?. Co. Med. Dept. 1928, P. 94.

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crónicos, así como 10s convalecientes. Ese programa exige tiempo y educación para que sea eficaz. Ya se va notando cierto adelanto, pues la proporción de casos de paludismo por 1,000 empleados ha disminufdo de 239 en 1925 (46,258 empleados) a 100 en 1928 (43,630 empleados)

Brosius 7g sumariza así los métodos que deben emplearse para con- trolar el paludismo en una comunidad dada: saneamiento: todos los criaderos de anófeles que queden dentro de1 probable radio de vuelo de1 campamento, deben ser tratados con verde de Parfs o con petróleo, siendo el primero más barato y en genera1 más satisfactorio; trata- miento: todos los habitantes deben ser examinados por el método de las pelfculas gruesas y todos los positivos tratados a fondo con plas- moquina 0 quinina; inspecciones domiciliarias : deben buscarse los

- mosquitos alados en todas las casas y enseñar a 10s dueños los sitios probables de descanso, alentándolos a aplicar algún insecticida como Flit o una mezcla de 2 partes de tetracloruro de carbono con 100 de kerosén; enrejado metálico: éste tiene importancia, pero su empleo general no resulta práctico en 10s campamentos de la compañía; profilaxis quinfnica; ésta posee algunas virtudes, pero hay que admi- nistrarlo mucho tiempo y resulta curativa más bien que preventiva; educación: esta reviste importancia primordial, si se enseñan los modos de infección, así como Ia profilaxis y la importancia del tratamiento inmediato; alimento: Ia buena cantidad y calidad del alimento mantienen la salud y sostiene la resistencia orgánica forta- leciendo contra las infecciones.

Dominio en Preston, Cuba.-En Ia División de Preston, de Ia Uoited Fruit Company, dedicada al cultivo de caña, y situada en la costa nordeste de Ia isla de Cuba, existen unas 100 diversas especies de anófeles, algunos de ellos potentes vectores del paludismo y otros de menor importancia.s0 El principal portador, como sucede en otros países del Caribe, es uno de los más resistentes, el Anopheles albimanus, que es capaz de vuelos muy largos en busca de sangre. EI plan vigente, desde hace tres años, para combatir el paludismo, consiste en administrar la quinina, no profil&cticamente, sino puramente para tratamiento activo. Se entregan comprimidos de a 0.3 Gm., a 10s mayordomos para que se encarguen de administrarla a todo peón cuyos síntomas hagan pensar que se trata de paludismo. Los casos graves o que no reaccionan rápidamente a la quinina, son enviados al departa- mento médico. Cada año se distribuyen unas 300,000 pastilIas de quinina, y el resultado, tal como se refleja en el número de ingresos por paludismo en el hospital y el rendimiento de trabajo por individuo, casi es maravilloso. En 10s últimos seis meses de1 año 1928, se utilizó plasmoquina, llegando el total a 10,000 comprimidos desde septiembre de 1928 hasta febrero de 1929. Cada tratamiento consiste de 20

7Q Brosius, 0. T.: U. F. Co. Med. Dept. 17th An. Rep. 1928, p. 64. 80 Malaret, P. S.: XVII An. Rep. U. F. Co. Med Dept., 1928, p. 83.

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pastillas por persona, que se toman en 5 dfas, o sea a razón de 4 diarias. La plasmoquina actúa principalmente sobre Ias formas sexuales del parásito, que infectan 10s mosquitos, en tanto que Ia quinina es cura- tiva, pues obra principalmente sobre las formas asexuales, que pro- vocan la fiebre. Además, se ha tratado de mermar los depósitos de agua en la región, rellenando pantanos, desecando lagunas, limpiando zanjas y quebradas, etc. Las medidas antilarvarias han consistido últimamente en el empleo de una mezcla de verde de París y polvo del camino en la proporción, primero, de 1 a 100, y luego hasta 1 por 200. Todavía es mejor emplear aserrín, pues ayuda a mantener a flote las partículas de verde de Parfs. En conjunto, el programa de trabajo en 10s últ’imos tres años ha consistido en: descubrimiento y tratamiento de todos 10s casos de paludismo, a fin de mermar el número de portadores; tratamiento de 10s criaderos de mosquitos cerca de las habitaciones; eliminación de las acumulaciones de agua en todo 10 posible. Con ese sistema, el número de casos de paludismo que ingresaron en el hospital, ha disminuído de 1,038 en 1926 a 246 en 1928. Fuera del hospital, en el año 1928 se trataron además 1,277 casos, lo cual forma un total de 1,463.casos, o más o menos 12 por ciento de los 12,000 habitantes. Las muertes por paludismo han disminuido de 44 en 1926 a 10 en 1928. En mayo de 1926, un 55.9 por ciento de Ia población padecía de paludismo, en tanto que la cifra había descendido a 8.78 por ciento en 1928.

,

El factor doméstico en la lucha.-De sus estudios y observaciones, Pittaluga 81 deduce que, en Ia lucha antipalúdica, prácticamente, importa sobre todo destruir 10s anófeles domésticos o impedir que se establezcan en las habitaciones humanas, disminuyendo 10s factores de domesticación, a partir de1 desarrollo de las larvas en aguas peri- domésticas hasta Ia alimentación con sangre caliente y otros factores. EI tratamiento intenso de todos los portadores, la eliminación radical o periódica de los anófeles domésticos, y una moderada lucha an- tilarvaria limitada, principalmente, al pequeño saneamiento de las aguas periodomésticas, ckstituyen los procedimientos realmente útiles y prácticos para una campaña antipalúdica. Son ésos también 10s principios que, tras largos debates, han sido adoptados y pre- conizados por la Comisión Internacional del Paludismo. (Véase la página 50 en este mismo número. -RED.) Entre los métodos de los malariólogos norteamericanos y los europeos no existe contradic- ción desde el punto de vista doctrinal, pero sí cierta divergencia de criterio en cuanto a las medidas antilarvarias de los primeros, que a los europeos les parecen demasiado costosas, comparadas con su eficacia. Con la introducción del verde de París se ha simpliílcado el problema, pero queda la cuestión de mano de obra, que sólo puede decidirse en cada caso dado. Las grandes empresas de saneamiento

61 Pittsluga, 0.: Med. Ibera 13: 437 (nbre;Z) 1929.

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agrícola que tienen como punto de partida el embalse de las aguas, entrañan problemas palúdicos muy interesantes. En muchas oca- siones se han confundido el saneamiento del terreno desde el punto de vista agrícola, y el saneamiento higiénico desde el punto de vista del paludismo. En ese campo, nada se hará verdaderamente útil, sin la intensa cooperación del médico y del ingeniero.

Dominio.--El drenaje es el método más eficaz para evitar la produc- ción de mosquitos.82 Los sitios que no pueden desaguarse deben ser tratados semanalmente con petróleo durante el verano. Cuando ~610 va a atacarse a los anófeles hay que buscar sus criaderos, y eliminarlos por medio del drenaje o de otro tratamiento. El verde de Paris, una parte mezclada con 99 partes de polvo del camino, lanzado del lado de barlovento del criadero, se esparce sobre éste. Basta con un kilogramo para cada nueve áreas de criaderos. Cuando sólo se trata del Anopheles quadrimaculatus simplifícase la cosa, pues ese mosquito sólo cría en agua mansa. Los estanques tranquilos que quedan a un kilómetro más o menos de una población o aldea pueden ser desecados o recibir verde de París una vez por semana.

Legislación 7~ organización en Ital;a.-Labranca 83 repasa la evolución de la legislación antipalúdica en Italia, la cual ha experimentado ampliaciones y adaptaciones según las contingencias locales, basándose sin embargo, en los concimientos científic,os que se han ido adqui- riendo. Trata más a fondo de las disposiciones relativas al trata- miento y profilaxis y saneamiento por medio de bonificación hidráulica, agraria, higiénica, y lo que los italianos llaman piccola bon$ca. Describe también la organización de la lucha, define la jurisdicción de los distintos organismos que intervienen, y cómo se ha desarrollado la campaña en Italia, con los resultados conseguidos, tanto higiénicos como económicos. Por ejemplo, la mortalidad palúdica ha dis- minuido de 710 por millón de habitantes en 1887 a 67 en 1926. En el ejército, en el personal ferroviario, etc., se ha notado una dis- minución aún más notable de la morbosidad. La bonificación del terreno ya abarca 1,226,949 hectáreas, las obras en camino 568,196, y las que van a iniciarse 589,858.

Dominio en un campame’nto jilipino.-Parsons 84 repasa las obras de control del paludismo en el Campamento Stotsenburg de las Pilipinas, en el cual el paludismo desempeña un papel importante desde su ocupación en el otoño de 1902. En 1905 hubo 377 casos hospitalizados, de un comando de 800 hombres. En el informe anual del Cirujano General del Ejército de los Estados Unidos de 1924, la cuarta parte del total de casos de paludismo en el Ejército procedieron de dicho campamento. En noviembre de 1904, de 35

82 Williams, L. L.: Virginia Med. Monthly 55: 198 (jun.) 1928. 83 Labranca, A.: Riv. Mal. 7: 713 (sbre.-obre.) 1928. B* Parsons, A. L.: Mil. Sur& 63: 816 (dbre.) 1928.

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especies de mosquitos recogidas allf, 5 eran anófeles, y el Myzomyia funesta resultó infectado en 30 por ciento de las disecciones. En diciembre, de 400 ninguno estaba infectado. Después de una cam- paña de varios años, y la extensión de la zona de dominio hasta 1.66 kms. en todas direcciones menos una la supresión de todos los cria- deros descubiertos, y la applicación del verde de París, las colectas rara vez revelan más que algunas larvas jóvenes, que en los dos últimos años el representante del Consejo Internacional de Sanidad ha descubierto que pertenecían a la variedad rossi. En diciembre de 1926 se encontraron algunos minimus. El Museo Médico-Militar ha indicado que las variedades ludlowii y rossi son idénticas, en tanto que el servicio filipino de sanidad reconoce dos variedades del rossi: Una en los pantanos y otra fluvial, siendo la primera la mas frecuente. El Servicio de Sanidad de las Filipinas disecó recientemente unos 3,000 anófeles, principalmente de Novaliches, descubriendo 18 infec- tados, todos ellos minimus. Sin embargo, el Servicio de Sanidad Pública de los Estados Unidos reconoce las variedades rossi y ludlowii, y el paludismo en el Campamento Stotsenburg puede proceder bien del Eudlowii o bancrofti. El problema de los portadores’es importante. Hace años, Craig examinó allí la sangre de 200 niños, 65 por ciento de los cuales resultaron positivos, aunque no manifestaban síntomas clínicos, y en adultos al paracer sanos, descubrió más de 50 por ciento infectados. Lyster en 1912 descubrió 155 frotes positivos en 816 paisanos. El Consejo Internacional de Sanidad examinó en 1926 los bazos de 909 escolares de las cercanías, y sólo descubrió 6 por ciento de positivos, aunque había 16 por ciento en un grupo mayor procedente de 26 barrios. Linthicum sólo descubrió un 2.4 por ciento de esplenomegalia entre 170 niños. En julio de 1927, el mismo consejo examinó 413 soldados del campamento, y sólo descubrió 4 bazos del primer grado, y ningún frote sanguíneo positivo. Entre 409 escolares filipinos, el Mdice esplénico fué de 10 por ciento, y el hemoparasitario de 2.5 por ciento. La sangre de 50 soldados palú- dicos, hospitalizados antes de julio de 1927, resultó recientemente negativa. Ese mejoramiento tiene que ser cuidadosamente com- probado. En el campamento consideran un caso curado si al abandonar el hospital por primera vez, manifiesta 3 frotes sanguíneos negativos, ha continuado el tratamiento, y ha pasado un año sin síntomas clínicos. Sobre esta base, hubo en 1927 37 recidivas entre 141 ingresos, aunque 78 de los 141 habían estado antes en el hospital con paludismo. Antes de la primavera de 1927, el tratamiento sólo duraba 10 semanas, pero después se ha alargado a 12 semanas, agre- gándole el hierro-quinina-arsénico. El paludismo en el campamento es casi puramente terciano. Las cifras de paludismo por 1,000, des- pués de subir a 173.0 en 1921, y a 214.7 en 1923, han disminuido a 66.7 en 1927. La disminución ha sido aparente desde la introducción

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en 1924 del verde de París. Algunas cosas parecen esenciales : Uniformidad en la identificación y designación de los varios mosquitos filipinos; coeficiente de infección y largo del vuelo de los mosquitos de la localidad; establecimiento de una pauta para designar un caso como reinfección, infección o recaída; una prueba provocadora fidedig- na; un profiláctico fidedigno; un tratamiento más satisfactorio.

ProJilaria en el Congo.-La Comisión Especial de Katanga, pre- sidida por H. Droogmans, ha presentado las siguientes recomenda- cionesE6 para combatir el paludismo, que va en aumento en dicho país: La Escuela de Medicina Tropical debe organizar cursos especiales de malaria y entomología. En las universidades deben ofrecerse cursos especiales de ingeniería y construcción civil, en particular con refe- rencia a la lucha contra insectos pestíferos. En el Congo deben crearse dispensarios antipalúdicos, en que pueden buscarse los porta- dores y tratarse y esterilizarse los enfermos. A los niíios y a las ges- tantes debe aplicarse la quininoterapia profiláctica. En todos los puestos y en ciertas aldeas grandes, debe haber reparto gratuito de quinina, y lo mismo en las escuelas. En los grandes centros deben ofrecerse cursos para enfermeras indígenas, a fin de que puedan explicar a la población la profilasia y tratamiento del paludismo, y aprendan a facilitar la quinina n los niños. Debe establecerse un impuesto especial llamado “del paludismo,” para cubrir los gastos acarreados. La legislación antipalúdica debe ser reforzada esti- pulando las obligaciones correspondientes a cada individuo. El gobierno colonial y los directores de empresas particulares deberían consignar en los contratos de sus empleados, que los funcionarios y agentes deben someterse cada seis meses a un examen médico, para determinar el índice esplénico. Debe indicarse al ministerio colonial, a las sociedades de misioneros y a las empresas belgas, que exijan que sus funcionarios, misioneros y representantes dedicados al ser- vicio africano, tomen, antes de partir, un curso elemental en la pro- filaxia del paludismo. Los agrónomos deben estudiar si las planta- ciones de ‘quina tendrían éxito en el Congo. En los centros más poblados deben crearse ligas antipalúdicas. Deben publicarse folletos y hojas sueltas que expliquen lo que es el paludismo, y cómo debe ser combatido. En los centros principales, debe encomendarse el ser- vicio antipalúdico a un solo jefe, de preferencia un higienista médico, ayudado por dos o tres entomólogos e ingenieros sanitarios, como medida de urgencia, debe contratarse un ingeniero sanitario com- petente en los Estados Unidos, para que descubra las causas del reciente brote de paludismo en Elisabethville, e indique las medidas necesarias para combatirlo.

86 Carta de B4gica: Jow. Am. Msd. Am. 93: 395 (agto. 3) 1929.

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Resultados clel empleo de telas metálicas.-Hanafina cita datos para demostrar el efecto sobre el paludismo de la protección con telas metálicas en los cuarteles. Entre la infantería inglesa que vivía en cuarteles sin telas metálicas en los acantonamientos de Lahore en 1924 hubo 236 casos de paludismo, o sea 482.62 por 1,000, en tanto que en el mismo grupo, protegido con telas metálicas en 1927 sólo hubo 13 casos, o sea 45.61 por 1,000. Hay que agregar que la frecuencia del paludismo en dicha región fué relativamente baja en 1927. El aut.or enumera las ventajas del telaje así: indemnidad contra las molestias de picaduras de insectos y de los inconvenientes de los mosquit,eros; mejor utilización de las brisas creadas por los abanicos ventiladores. Las desventajas son: mayor costo, y ligera interrup- ción de la ventilación.

Limitaciones del enrejado metálico.-Barber y King 87 realizaron in- vestigaciones relativas al empleo de tela metálica en una parte del Condado de Doña Ana, Nuevo México, E. TJ. A., en que el paludismo ha aumentado rápidamente en los últimos tres anos, y donde hay muchos edificios protegidos con tela metálica. La proporción mayor de casas absolutamente desprovistas de enrejado correspondió a ciertas aldeas hispanoamericanas, o sea 10.3 por ciento de 261 casas. En 37 casas con telas metálicas examinadas, se encontraron 4 anófeles, o sea 1.1 por cada 10 casas, en tanto que en 17 sin enrejado se encon- traron 35, o sea 20 por 10 casas; es decir, casi 18 veces más que en las otras. Al parecer no existía correlación de la intensidad de Ia in- fección palúdica con la deficiencia del enrejado. También se estudió el problema en San Juan Pueblo, del Condado de San Juan, en el norte de Nuevo México, en que casi todas las casas cuentan con telas metálicas. En 21 casas con mallas, sólo se encontraron 7 anófeles, en tanto que en 5 visitas a una casa sin telas, en una aldea india cercana, se descubrieron 56, 19, II, 31 y 32 anófeles, respectiva- mente. Luego se enrejó la casa, y después en dos visitas sólo se encontraron 2 y 1 anófeles, respectivamente. El índice palúdico de San Juan Pueblo, basado en el examen por lo menos de 60 niños al año, fué éste: ,1926, 28 por ciento; 1927, 13 por ciento; 1928, 11 por ciento. Los indios han recibido la quininoterapia, y en 1928 se tra- taron sistemáticamente los criaderos de anófeles con verde de París. Una gran proporción de los casos positivos en el otoño de 1928 tam- bién lo eran en la primavera. Parece, pues, que en el Condado de Doña Ana, a pesar de haber bastante enrejado, y en San Juan, mucho después del enrejado, el paludismo persistió, aunque disminuyó en el último. En ambos sitios se contrajo la enfermedad probablemente por no permanecer la gente, en sus casas de noche. En las regiones rurales, los individuos tienen la costumbre de sentarse y hasta dormir

86 HanaIin, J. B.: Jour. Roya1 Army Med. Corps 51: 127 (apto.) 1928. 87 Barber, M. A., y King, C. H.: Pub. Health Rep. 44: 523 knzo. 8) 1929

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al aire libre de noche, sobre todo al principio del verano en que hay pocos mosquitos. En los trópicos americanos, las mallas ha desem- peñado un gran papel en la protección de la gente contra el paludismo. En 1928, en una escuela de Guabito, Panamá, 16 niños blancos no acusaron frotes positivos, aunque en las escuelas indígenas cercanas el coeficiente palúdico era de 25 por ciento o más. El enrejado de los balcones puede ayudar a ‘mermar el paludismo en la zona tem- plada. Si bien no protege absolutamente contra la transmisión del paludismo, puede ayudar mucho en ese sentido.

Plasmoquina.-Un estudio detenido ha convencido a Krauss 88 de que la plasmoquina simple parece igual 8, la quinina en cl tratamiento de la terciana benigna, pues elimina los gametos de la sangre periférica en menos de 6 días, siendo en esto superior a la quinina. En cambio, para poder escoger entre plasmoquina simple, plasmoquina com- puesta y plasmoquina más quinina, el médico tiene que determinar la especie .de parásitos. Krauss aconseja que se administre plasmo- quina en seguida, y se agregue quinina a dosis apropiadas para el rápido dominio de la fiebre. La plasmoquina puede continuarse, a dosis diarias de 4 mg. o de 3 pastillas durante 10 días sin peligro de toxicosis. En el tratamiento subsecuente, pueden emplearse, bien quinina o plasmoquina compuesta a dosis masivas, durante 3 días de cada semana durante 5 semanas. No hubo ninguna diferencia en el destino de los gametos en los enfermos que recibieron plasmoquina sola, y los que recibieron además quinina. En la serie tratada con plasmoquina, jamás se encontraron gametos tras 9 días de tratamiento continuo. En el paludismo la plasmoquina resultará sin duda útil cuando la quinina está contraindicada, o no quieren tomarla los enfermos. Krauss cree que ya es absolutamente factible exigir el aislamiento de los palúdicos durante 10 días, y darlos entonces de alta sin gametos, pero no hay todavía ningún método seguro para impedir la producción de otros nuevos de los esquizontes restantes. Como la quinina es más activa en las formas jóvenes, resulta mejor para el postratamiento.

Plasmoywina y pl’asmoquina compuesta.-Freiman 8g trató 511 casos de paludismo con plasmoquina o plasmoquina compuesta Empleó la primera en 159 casos, obteniendo, lo mismo que otros, excelentes resultados en la terciana benigna y la cuartana. Los enfermos crónicos que continuaban su vida habitual toleraron el medicamento mejor que los que permanecfan en cama. El dolor abdominal y vahidos se atenuaron o impidieron al no administrar la plasmoquina

,en ayunas. En las infecciones mixtas, el tratamiento resultó menos satisfactorio, pues 8 de 9 enfermos recidivaron; un sujeto manifestó signos de intoxicación después de recibir 0.26 Gm. de plasmoquina en 3 días; se suspendió la droga por 2 días y los sfntomas alarmantes

88 Krauss, W.: South. Med. JOU. 21: 729 (sbre.) 1928. 80 Freimsn, M.: Jour. Trop. Med. & Hgg. 32: 165 (jun. 15) 1929.

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desaparecieron ; ’ luego se administró 0.1 Gm. diario por 2 días y sobrevinieron de nuevo hemoglobinuria y cianosis, de tal grado que hubo que administrar glucosa y adrenalina. La plasmoquina com- puesta fué administrada a 298 enfermos a una dosis diaria de 0.06 Gm. de plasmoquina y 0.75 Gm. de sulfato de quinina. Los niños toleraron el medicamento bien. En un caso de subterciana todavía habfa parásitos al cabo de 26 días de tratamiento continuo. Para Freiman, el descubrimiento de la plasmoquina y la plasmoquina compuesta representa un gran adelanto en el tratamiento del paludismo. Existen pruebas suficientes de que ambos medicamentos ejercen un efecto especffico sobre los tres parásitos palúdicos, siendo hasta.la fecha los únicos remedios que destruyen los gametos, asf como las otras formas. En ciertos estados fisiológicos en algunas personas esas substancias pueden evocar metemoglobinemia y metemoglobinuria. La quinina contrapesa hasta cierto punto, pero no neutraliza, la propiedad oxi- dante de la plasmoquina. La plasmoquina tiene un límite individual, y por lo tanto, hay que individualizar el tratamiento, sobre todo en los casos de infección mixta.

Plasmoqu~na sola y qukina.-Para Brosius,go la plasmoquina, no tan sólo resulta eficaz contra las formas sexuales del paludismo, sino que, combinada con la quinina, es mas eficaz para destruir las formas asexuales que la quinina sola. En la División de Panamá examinaron 5,941 casos en 2 ocasiones y a 1,387 de ellos dos veces. De 375 casos que recibieron una serie completa de tratamiento, o sea 0.06 Gm. de plasmoquina y 1.75 Gms. de quinina cada día durante 4 días, 23 (6.13 por ciento) eran todavía posjtivos a los 4 días, y sólo 2 al cabo de 8 días. En la segunda serie de 254 casos que recibieron una serie completa de tratamientos, 7.87 por ciento eran todavía positivos al cabo de 6 días.

Plasmoquina y quinina.-En una serie de 149 casos de paludismo subterciano, Hulshoff g1 administró plasmoquina y quinina por separado en una fórmula igual a la de la plasmoquina compuesta. La dosis fué de 0.02 Gm. y 0.2 Gm. de quinina tres veces diarias durante 20 días consecutivos. Tres enfermos murieron; en dos la autopsia reveló suficientes alteraciones de otro género para explicar la muerte, y en el otro cabía imputar a la plasmoquina una necrosis adiposa del hígado. De todos modos, hay que mostrarse muy cauteloso con el medicamento, en particular si se sospecha hepatitis.

Argentina-Para Capelle, g2 la bondad que parece tener la plas- moquina parece consistir en la rapidez con que limpia la sangre periférica de parásitos y que corta las recidivas a corto plazo, como

80 Brosius, 0. T.: U. F. Co. Med. Dept. 17th An. Rep. 1928, p. 63. 81 Hulshoff, A. A.: Oeneesk. Tijdschr. Nederl.-Indië 68: 996, No. 7, 1928. Q* Capelle, Arturo: IV Reunión Soc. Arg. Pat. Reg. Norte, 1928, p. 213.

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sucedió en 4 casos que describe, que no habían cedido al tratamiento intenso con quinina. Otra de sus bondades es la de ser un gran destruc- tor de gametos, la cual tiene gran importancia para la profilaxia.

Cuba.-En el hospital de la United Fruit Company en Preston, Cuba, trataron en el año 1928 todos los casos de paludismo con quinina y plasmoquina.g3 Administraron a diario dos píldoras de plasmoquina compuesta y 0.6 Gm. de quinina dos veces diarias, lo cual representa una dosis diaria de 0.04 Gm. de plasmoquina y 1.8 Gms. de quinina. Para el autor, la plasmoquina no es un nuevo remedio

/ clínico para el paludismo, ni comparable en ese sentido a la quinina, radicando casi exclusivamente su importancia en su acción sobre las formas sexuales del parásito, la cual debe ser considerada profiláctica más bien que curativa. En conjunto, se trataron 233 enfermos, 212

;’ . de los cuales padecían de la forma estivoautumnal. De los 212, 28.8 por ciento revelaron medias lunas durante el período de observa- ción. En 23 se presentaron las medias lunas, aunque no en grandes cantidades, después de iniciar el tratamiento, y sólo duraron algunos días. Después de iniciarse la plasmoquina-quinina, los gametos de- saparecieron por término medio en 5.5 días, y a lo más, en 12 días.

, A ningún enfermo se le di6 de alta antes de quedar la sangre negativa. Los resultados confirman lo ya dicho, a saber, que la plasmoquina desembaraza la sangre periférica de gametos con mucha mayor rapidez

I que ningún otro medicamento. Debe hablarse de “desaparición” de las semilunas, pues el efecto peculiar de la plasmoquina permanece todavía en duda y hay pocas pruebas de que los gametos quedan realmente “destruídos” o “desvitalizados.” Después de varios días de plasmoquinoterapia, suele manifestarse una basofilia marcada que parece expresar el efecto estimulante ejercido por el medicamento sobre los hematíes. La acción sobre las semilunas no parece ser directa, sino indirecta, creando condiciones desfavorables para el desarrollo de los gametos en la médula ósea o el bazo. En otras pala- bras los gametos ya formados continúan viviendo, pero sin ir seguidos de otras generaciones. En los 233 casos no se observaron efectos contraproducentes en forma de trastornos gastrointestinales, ciano- sis, hemolisis or lesiones del aparato hematopoyético; pero aunque la serie es comparativamente pequeña, inesperadamente puede encon- trarse a un enfermo susceptible. Un enfermo manifestó una idiosin- crasia notable a la quinina-plasmoquina y después a la quinina sola, pero toleró bien la plasmoquina pura a razón de 0.04 Gm. diarios durante siete días.

Estados Unidos.-Barber g4 declara que la plasmoquina simple sólo es eficaz en la terciana, y únicamente para los gametos. La com- puesta es inferior a la quinina en el paludismo estivoautumnal, y le

03 Cordes, W.: XVII An. Rep. U. F. Co. Med. Dept. 1928, p. 104. 04 Barber, M. A.: South. Med. Jour. 21: 732 (sbre.) 1928.

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resultó conveniente agregarle quinina a dosis terapéuticas. La simple, a dosis diarias de 6 mg. o más, tiende a producir cianosis dentro de 5 a 10 días, y el fenómeno fué grave en 1 caso. La plasmo- quina compuesta parece segura para labor en campaña y en clínicas, destruyendo probablemente todos los gametos a dosis de 5 com- primidos diarios durante 10 días. Para él todos los casos de palu- dismo deben ser cuarentenados hasta cumplir 10 días de tratamiento, administrando después más quinina para yugular la fiebre. Es

&,probable que la plasmoquina y la quinina, en una combinación juiciosa, acrecienten la eficacia y mermen el costo de la terapéutica del paludismo.

[email protected] y Hasselmann-Eahlert Q5 han tratado, en las Filipinas 90 casos de paludismo con plasmoquina. Cuarenta eran terciarios, y recibieron de 0.12 a 0.32 Gm. de plasmoquina simple,la cual eliminó los parásitos al cabo de 2 a 6 días. Treinta y uno de los casos eran de fiebre estivoautumnal simple, y se les administró pIasmoquina compuesta a dosis de una pastilla 3 veces diarias (niño) a 5 pastillas 4 veces diarias. Cada pastilla contiene 0.005 Gm. de plasmoquina y 0.0625 Gm. de quinina. Con este tratamiento los enfermos queda- ron desparasitados dentro de 2 a 10 días. Dieciocho casos eran de infecciones dobles, y se les trató con plasmoquina compuesta, la cual hizo disminuir rápidamente la esplenomegalia. Parece que, en las infecciones dobles, la plasmoquina ejerce una especie de efecto pro- vocador, es decir, si la sangre periférica sólo revela parásitos de una clase, la administración de plasmoquina pura hace aparecer las formas subtercianas. En cambio, después de administrar la plasmoquina compuesta, se presentan a menudo las formas tercianas, pero sólo los esquizontes y jamás los gametocitos. Los pequeños anillos estivo- autumnales permanecieron algún tiempo más en la sangre periférica si se había administrado medicación previa con plasmoquina pura. Las recidivas fueron excepcionalmente raras, comparadas con las consecutivas a la quinina. Hubo ciertos efectos subsidiarios, tales como gastralgia, cianosis y palidez algunas veces, en particular después de la plasmoquina pura. La posibilidad de esos efectos impone la vigilancia médica, de modo que la plasmoquina es impropia para autoterapia. Tampoco se presta para profilaxis en gran escala, salvo bajo rígida vigilancia médica.

Panamá.-Barber y sus colaboradoresg6 declaran que la plasmo- quina, a dosis pequeñas, en un caso, en una sola dosis de 0.25 cgm., mostró un efecto preciso sobre la viabilidad de las semilunas, según pudo apreciarse al comprobar la infección de los mosquitos. Las alteraciones degenerativas en las semilunas después de emplear la

0s Hasseiman, C. M., y Hasselmsm-Kehlert, M.: Philip. Jour. Sc. 37: 75 (sbro.) 1928. 96 Barba, M. A.; Komp. W. H. W., y Newman, B. M.: Pub. Health Rep. 44: 1409 üun. 14) 1929.

83796-29-5

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plasmoquina, al parecer no fueron suficientes para medir los efectos tempranos de las pequeñas dosis de plasmoquina. Según los autores, es probable que el empleo general de esas dosis pequeñas resulte inocuo y eficaz para mermar la transmisión del paludismo.

Venezuela.-La plasmoquina fue introducida en Venezuela en 1927, y los autoresg7 informan acerca de 15 casos tratados con ella, _ junto con 10 más tratados por Mühlens y Núñez Tovar unos 10 meses antes. Once de los 15 fueron tratados con plasmoquina únicamente, después de haber sido observados durante períodos variables, en el curso de los cuales tomaron quinina sin desaparecer los gametocitos. Siete casos, incluso 3 que tomaron previamente plasmoquina sola, fueron tratados con plasmoquina compuesta. La plasmoquina fue suministrada a dosis de 0.02 Gm. tres veces diarias durante 5 días, después de lo cual los enfermos descansaban 5 dfas y se reanudaba entonces la tanda, hasta llegar a 5 series terapéuticas. En resumen, en 5 portadores de gametocitos vinax tratados con plasmoquina sola, los gametocitos desaparecieron al quinto día, y no se observó reapari- ción de ellos ni de trofozoitos. En 9 portadores de semilunas tratados con plasmoquina sola, aquéllas desaparecieron en 5 días, pero rea- parecieron en 5 casos. En 7 portadores de semilunas tratados con plasmoquina compuesta, los parásitos desaparecieron al sexto día en todos los casos, y reaparecieron temporalmente en 2, pero no se hallaron en 4 de los examinados, incluso los 2 recidivantes, a los 2 meses de iniciado el tratamiento. Diez casos de los 15 tratados por Mühlens fueron examinados ll meses después, y en ninguno se halla- ron parásitos. La plasmoquina sola parece ser eficaz tanto contra los gametos de P. wivax cuanto contra los del P. jalciparum; es igual- mente eficaz contra los trofozoitos del z’ivax, pero su eficacia es nula contra las formas jóvenes asexuales del P. jalciparum. En cambio, la combinación plasmoquina más quinina ataca y destruye todas las formas.

Bulgaria.-De más de 200 casos tratados con plasmoquina por Tanew y Haschnow g8, en muy pocos se observaron cianosis marcada, dolor gástrico sin vómito, y dolor cardiaco. Sólo en 3 hubo que suspender la plasmoquina. En la mayor parte de los casos los game- tos desaparecieron de la sangre tras 3 a 8 días de tratamiento. La acción de la plasmoquina fue más débil y lenta que la de la quinina sobre los anillos. En la fiebre hemoglobinúrica así como en la idio- sincrasia a la quinina, la plasmoquina resulta muy valiosa. La acción de la plasmoquina sobre la esplenomegalia antigua no supera a la de la quinina, pero es mejor sobre la esplenomegalia reciente. En la proflaxia del paludismo la plasmoquina tiene mucho valor, pues destruye los gametos de la sangre periférica.

97 Hill, R. B., Benarroch, Elías: Qac. Méd. Caracas 35: 209 y (jul. 31) 1928. 98 Tenew, I., Haschnow, G.: Muench. med. Woch. 76: 1243 y (jul. 26) 1929.

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La plasmoquha en, España.-Gonz&lez Calvogg ha obtenido con la plasmoquina resultados excelentes, tanto clínicos como parasitológi- cos, en 5 casos; 4 de terciana y 1 de paludismo tropical. Hubo ligera cianosis como efecto secundario. Andreu declara que también ha obtenido una rápida curación ;clínica en dos casos de laverania tratados conjuntamente con quinina y plasmoquina. Para Bañuelos, en las formas terciana y cuartana bastan con la quinina y el arsénko. A Garriga le ha fracasado la plasmoquina en algunos casos de palu- dismo pernicioso.

España.-De Buen l repasa los resultados obtenidos con quinina, quineto y plasmoquina compuesta en tres grupos compuestos, respec- tivamente, de cuarenta y tres, ventiocho y cuarenta y una personas. La proporción de recaídas fué de 51.4 por ciento con la quinina, 30 por ciento con el quineto, y 0 por ciento con la plasmoquina y quinina. La plasmoquina tuvo que ser suspendida en 14 por ciento de los casos : por cianosis en 8 por ciento, y por síntomas nerviosos, enteralgia y trastornos generales en 2 por ciento cada uno.

Inglaterra.-Manson-Bahr 2 declara que los datos acumulados ya demuestran que en ciertas circunstancias la plasmoquina puede obrar como substituto eficaz en los enfermos sensibles o intolerantes a la quinina. Su gran ventaja consiste en que ofrece un alternativo bien tolerado en los casos graves. La dosis necesaria para hacer desa- parecer los parásitos de la sangre es mucho más pequeña, el sabor no es desagradable, y es bien tolerada por los niños. Los signos ocasio- nales de intolerancia a la plasmoquina consisten en cianosis, dispepsia, cólico y dolor esphkico.

Italia.-De Luca 3 deduce de 18 casos de paludismo tratados con la plasmoquina, y de sus repasos de la literatura, que contra la terciana leve y la cuartana benigna, la plasmoquina manifiesta una eficacia por lo menos igual a la de la quinina, truncando los accesos febriles desde el segundo o tercer día, y haciendo desaparecer los parásitos al tercero 0 quinto. Contra el Plasmoclium -praecox la plasmoquina manifiesta una acción curativa hacia las formas sexuales, las cuales’ desparecen rápidamente, en tanto que los pequeños anillos resisten más tiempo. La fiebre baja lenta e inseguramente y sólo en los casos leves y moderados. La asociación plasmoquina-quinina manifiesta indiscutible eficacia contra la subterciana y representa un remedio casi perfecto, pues une a la propiedad gameticida de la plasmoquina la esquizonticida. Contra las formas graves del paludismo pernicioso, la quinina es indiscutiblemente superior a la plasmoquina, pues ésta no elimina las recidivas que representan la regla en los casos curados incompletamente. Para establecer la preferencia, hay que confrontar

99 Med. Ibera 24: 46 (ero. 12) 1929. 1 De Buen, Sadi: Bol. Th. Direc. Gen. San. 3: 729 (dbre.) 192X. 2 Msnson-Bah, P.: Lancet 2: 496 (sbre. 8) 1928. 8 De Luca, B.: Riv. Malar. 7: 484 fjul.-apto.) 1928.

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todos estos casos rigurosamente con la quinina. La profilaxia plasmoquínica convenientemente desarrollada y aplicada, dará resultados buenos y quizás mejores que los de la quinina. La plasmoquina resulta preciosa en las fiebres hemoglobinúricas, en la

‘idiosincrasia a la quinina y en los lactantes. Su toxicidad es mínima, es decir, hasta los límites de la tolerancia. Los efectos accesorios, la cianosis y gastralgia, aunque no tengan gravedad, constituyen una gran molestia e impresionan desfavorablemente.

Loreti 4 declara que la plasmoquina es un remedio soberano contra el paludismo crónico, que en el distrito de Bolonia se debe casi absolutamente al P. vivaz. Las pastillas utilizadas fueron de plas- moquina compuesta. En un caso la administración comenzó con tres y terminó con 10 diarias, formando un total de 7.5 Gms. de quinina y 0.5 Gm. de plasmoquina. En ese caso y otro se presentó una parotiditis bilateral que desapareció sin fiebre. En general, los parásitos desaparecieron al parecer, aunque no en todos se habían encontrado en ninguna ocasión anterior. En dos todavía abundaban tras una semana de tratamiento. En ningún caso apareció cianosis.

Rusia.-Marzinowsky y sus colaboradores 5 emplearon la plas- moquina al parecer a dosis de 0.1 Gm. diario en setenta y dos casos que representaban las tres especies de plasmodio, pero preponderando el P. vivaz. Según ellos, el efecto plasmodic.ida de la plasmoquina fue menor que el de la quinina, y tampoco resultó marcadamente gameticida, aunque produjo efec.tos colaterales. Resulta útil en los casos crónicos, y si hay idiosincrasia con la quinina, más o menos como el azul de metileno.

India.-Lo observado en 25 casos de todas clases de paludismo, ha convencido a Bhattacharyya y Chowdhury,e de que la plasmoquina tiene su propia esfera de acción en el paludismo, pues puede curar a la terciana benigna o la cuartana con más rapidez, seguridad y facili- dad que la quinina. En ninguno de los casos recurrió la fiebre des- pués. La dosis es muy pequeña, y siendo la droga insípida, la toman los niños sin dificult’ad. Sin embargo, la plasmoquina no suplanta a la quinina, pues no afecta las formas asexuales de los parásitos de la terciana maligna, habiéndose observado que, si ésta se sobrepone a una terciana benigna o cuartana y se pasa por alto, la plasmoquina no logrará el efecto deseado. Por eso sólo los que pueden diferenciar las diversas formas del paludismo con el hemanálisis, pueden escoger entre la quinina y la plasmoquina. En ningún caso se observó efecto alguno contraproducente o tóxico, salvo en un neurótico.

Indias Holandesas.-De Mello 7 trató casos de las diversas formas de paludismo con plasmoquina, observandolos durante un período de

4 Loreti, Francesco: Arch. Ital. Sc. Msd. Colon. 9: 585 (obre.) 1928. * Marzinowsky, E. J.; Pickoul, J. N., y Balaschewa, M. T.: Russian Jour. Trop. Med. 6:477, No. 8,1928. 8 Bhattacbaryya, P., y Chowdbury, S. P. R.: Indian Med. Gaz. 63: 630 (abre.) 1928. 7 De Mello, F.: Bol. Ger. Med. & Farm. 13: 9 (eno.-ab.) 1929; Presse Méd. 37: 1215 (sbre. 18) 1929.

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seis meses. Notó que no manifestaban recurrencias los que se iban a vivir a regiones no palúdicas, pero en 17 por ciento de los otros recurrieron los accesos. Para estudiar mejor el asunto, recomienda que se escojan dos distritos palúdicos más o menos aislados y se de- termine en ellos la naturaleza de la infección, y se implanten obras’ antipalúdicas, y además, se trate a los enfermos con plasmoquina - compuesta, anotando los efectos hasta que termine la estación palú- dica. Para él, la plasmoquina actúa contra todos los gametos y también contra las formas asexuales del PI. vivaz y el PI. malariae, pero no del PI. falciparum.

Lichtenstein 8 declara que la plasmoquina puede hacer desaparecer los esquizontes y gametos de la terciana, asf como los gametos de la subterciana. Con la quinina, lo mismo que con la plasmoquina, la fiebre suele desaparecer en los primeros dos dfas, y los parásitos al tercero o cuarto. En la serie del autor esos resultados se obtuvieron algo más rápidamente con quinina que con plasmoquina. La cianosis plasmoquínica sólo fué observada en casos de terciana. Según el autor, la plasmoquina no se presta, pues, para combatir epidemias o endemias de paludismo.

Malaya.-A Green g le ha resultado poco satisfactorio el trata- miento del paludismo con quinina, en lo tocante a profilaxia, pues los enfermos permanecían en el hospital por término medio 7.1 días, en cuyo tiempo se aliviaban de los síntomas y desaparecían los trofo- zoítos, pero, como portadores, eran más peligrosos que antes, pues en tanto que 50.4 por ciento tenían semilunas al ingresar, 64 por ciento las revelaban al ser dados de alta. Para remediar la situación probó la plasmoquina compuesta en 56 asiáticos, y las semilunas desapare- cieron dentro de 4 a 13 días, y por término medio en 7.9 días, aunque en varios persistieron los trofozoítos. En una serie testigo tratada con 2 Gms. diarios de quinina no encontró trofozoítos después del tercer día, pero las semilunas continuaron, en tanto que los enfermos permanecían en el hospital. En los 56 tratados con plasmoquina no aparecieron síntomas tóxicos. Hubo dolor abdominal en 3, pero pareció aliviarse administrando mucho lfquido con las pastillas. La plasmoquina no ejerció efecto aparente alguno sobre la tensión san- guínea, ni tampoco provocó albuminuria. Para el autor una serie de 12 días de tratamiento diario con 0.04 Gm. de plasmoquina y 1.3 Gm. de quinina resultaría epidemiológicamente ventajosa en la subterciana, de haber semilunas en la sangre. Vendrfa sí a costar el doble que el tratamiento actual en los hospitales de Euala Lumpur. Para él, en su forma actual la plasmoquina compuesta no es un medicamento equilibrado, pues no se puede administrar suficiente quinina sin dar demasiada plasmoquma. Puede salvarse la difkultad administrando

’ Lichtenstein, A.: Genesk. Tijdschr. NederLIndië~68: 1002, No. 7, 1928. 0 Green, R.: Bull. Inst. Med. Res. Fed. Malay Sts.-3: l-34,1929.

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las dos drogas por separado. En la plasmoquinoterapia es necesaria la continua vigilancia médica. Green también investigo la acción de la plasmoquina en la cuartana, administrando 0.06 Gm. diarios a 40 enfermos, con un grupo testigo que recibía una dosis diaria de 1.3 Gm. de quinina. Los trofozoítos jóvenes desaparecieron a los pocos días en ambas series, pero los gametocitos persistieron en algunos casos tratados con quinina, en tanto que fueron destruídos pronto por la plasmoquina.

A 500 tamilos se les trató en el hospital con plasmoquina compuesta durante 14 días, siguiéndose después con tres tratamientos semanales de tres dfas cada uno.‘O La dosis fué de 0.06 Gm. de plasmoquina y 0.75 Gm. de quinina diarios en los primeros 400 casos, y dos terceras partes en los últimos 100. El efecto parasiticida fué el habitual. No se notaron secuelas graves, pero si muchos casos de dolor abdominal, vómito y cefalalgia, que, sin embargo, desaparecieron al suspender el medicamento por un día o dos. La hemoglobina aumentó, disminuyó la esplenomegalia, y no se trastornó el embarazo. Como profiláctico se administró el medicamento a 570 personas, o sea todas las pertene- cientes a una división del huerto, a dosis de 0.02 Gm. de plasmoquina y 0.25 Gm. de quinina para los adultos a las 5 de la mañana y a las 4 de la tarde durante 10 días. También se aplicaron el petrolaje y la caza de mosquitos. El índice parasitario disminuyó de 8.9 a 5.3 entre el primero y el ultimo dfa del tratamiento en los hombres; de 10 a 0 en las niñas de escuela; no varió de 7.1 en los niños de escuela, y se elevó de 4.2 a 9 en los trabajadores chokras. El índice palúdico fué de 6.1 el primero dfa, de 3.8 el décimo, de 1.8 el décimosexto, de 4.6 el vigési- moséptimo, y de 6.1 el trigésimocuarto.

PaEestina.-Fundándose en sus estudios en Palestina en casos de las tres formas de paludismo, Stern l1 declara que las dosis de 0.06 Gm. diarios en los adultos y 0.01 Gm. en los niños hacen desaparecer los anillos de la sangre y disipar los síntomas al cabo de 2 a 4 dfas; que con 3 6 4 días de tratamiento con plasmoquina compuesta los esqui- zontes y gametos del Plasmodium jalciparum se alteraron marcada- mente; que la plasmoquina es muy bien tolerada en el embarazo, y los sujetos nerviosos la toleran mucho mejor que la quinina; y que los sintomas contraproducentes que se observan a veces tras la quinina no aparecen cuando se toma plasmoquina.

Congo.-En Katanga, Congo Belga, las infecciones palúdicas entre los europeos débense casi siempre al P. jalciparum. Los autores l2 trataron I4 casos con plasmoquina compuesta, obteniendo éxito salvo en un caso en que aparecieron síntomas de intolerancia, y como los parásitos persistieron, hubo que administrar inyecciones de quinina.

‘0 Wallace, R. B.: Malayan Med. Jour. 3: 145 (dbre.) 1928. 11 Srern, E.: Arch. Sch. Trop. Hyg. 33: 273 (mayo) 1929. l* Walravens, P., Valcke, G., y Bequaert, M.: Bru. Méd. 9: 939 fjun. 16) 1929.

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Accidentes.-En su repaso de la literatura, Baermann y Smits l3 han encontrado cuatro muertes y ll envenenamientos graves en el “debe ” de la plasmoquina. Deducen que, cuando el medicamento se administra a dosis de 0.08 Gm. diarios durante 17 a 20 días a un sujeto de 50 kgs. de peso, las recidivas son raras en la terciana, pero que a dosis mayores, y quizás hasta de 0.001 Gm. por kg., entrañan riesgo de intoxicación. A dosis de 0.012 Gm. diarios el efecto es incierto sobre la fiebre subterciana. ‘El efecto de la plasmoquina compuesta en la subterciana resulta muy satisfactorio si se administra de 17 a 20 días, si bien Olivier y Hulshoff descubrieron en 7 por ciento de los casos reaparición de los parásitos. En las infecciones dobles de terciana y subterciana la plasmoquina resulta poco satis- factoria, y en su forma actual no se presta para tratamiento en masa, pues exige una vigilancia cuidadosa.

DimepEasmina.-Green l4 ha investigado recientemente el efecto de la dimeplasmina en el paludismo. Ese medicamento es preparado por los fabricantes de la plasmoquina, quienes lo consideran menos tóxico que la última y se halla todavía en el período de experimenta- ción. En un grupo de ll casos de todas las formas palúdicas, el me- dicamento no surtió efecto ni sobre los parásitos, ni los síntomas.

MOSQUITOS

Argentina.-El número total de mosquitos hasta ahora conocidos en la República Argentina, dicen Shannon y del Ponte,l es 92 especies, de las cuales enumeran 82 ; de ellas, 31 son comunicadas por primera vez para la Argentina, y 9 para la ciencia. Además, hay probable- mente 10 especies de Culex (no descritas hasta ahora), que harían ascender el total a 100, y agregando los culicidas no picadores (Chaoborinae y Dixinae), se conocerían en la actualidad 100 especies de esta familia. Todos los géneros encontrados en otras partes de América, se encuentran representados en la fauna argentina, excepto Deinocerites, Culiseta y Orthopodomyia. En América los dos primeros géneros han sido encontrados solamente al Norte del Ecuador; - Orthopodomyia es posible que se encuentre en Misiones. Es, sin duda alguna, esta comarca argentina, la que ha de poseer la fauna más rica en mosquitos, y que posiblemente aumente el número total de mosquitos (Culicinae) para la República en más de 100. La gran distribución-fuera de la Argentina-de la mayoría de los mosquitos encontrados en esta República, sorprende mucho. La mayoría parece tener una área geográfica que ocupa la mayor parte de los trópicos sudamericanos; algunos se encuentran más hacia el

13 Baermam, G., B Smits, E.: Arch. Schiis. Trop. Hyg. 33: 24 (ero.) 1929. 14 Oreen, R.: Lancet 1: 1137 üun. 1) 1929. 1 Shamon, R. C., y del Ponte, E.: Rev. Inst. Bact. 5: 29 (nbre.) 1927.