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Memoria de la I Semana Científica URL Universidad, Ciencia y Transformación Social

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  • Memoria de laI Semana Científica URL

    Universidad, Ciencia y Transformación Social

  • Vicerrectoría de Investigación y Proyección de la Universidad Rafael Landívar. (2017). Memoria de la I Semana Científica URL: Universidad, Ciencia y Transformación Social. Guatemala: Autor.

    Créditos de la publicación

    Coordinación general:Dr. Juventino GalvezVicerrectorVicerrectoría de Investigación y Proyección (VRIP)

    Comité Académico de la Semana Científica:Presidente: Dr. Juan Blanco. Director Instituto de Investigación y Proyección sobre diversidad sociocultural e inter-culturalidad (ILI)Vicepresidente: Mgtr. Francisco Sapon. Director de Gestión de Investigación (DGI)Secretaria Ejecutiva: Mgtr. Liseth Godoy de O’Connell. Coordinadora Formación Interna Dirección de Formación y Acción para el Desarrollo Integral (DIFADI)

    Miembros:Mgtr. Wilson RomeroDirector del Instituto de Investigación y Proyección sobre Economía y Sociedad Plural (IDIES)Dra. Úrsula RoldanDirectora del Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT)Lic. Byron MoralesDirector del Instituto de Investigación y Proyección sobre el Estado (ISE)Mgtr. Ana Cecilia ZuritaDirectora interina del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ciencia y Tecnología (INCYT)Dr. Raul MaasDirector del Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (IARNA)

    Apoyos especiales:Vicerrectoría Académica (VRAC)Vicerrectoría Administrativa (VRAD)Vicerrectoría de Integración Universitaria (VRIU)Facultades Universidad Rafael LandívarDirección de Incidencia Pública (DIP)Institutos de Investigación y Estudios Superiores Unidad de Información Estratégica para la Investigación y Proyección (UIE)Unidad de la Revista Eutopía (RE)Dirección de Comunicaciones

    Universidad Rafael LandívarVicerrectoría de Investigación y ProyecciónVista Hermosa III, Campus Central, zona 1601016 Guatemala, ciudadTeléfono: (502) 2426-2626, ext. 2572http://www.url.edu.gt

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    UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

    RectorP. Marco Tulio Martinez Salazar, S. J.

    Vicerrectora académicaDra. Lucrecia Méndez de Penedo

    Vicerrector de investigación y proyecciónDr. José Juventino Gálvez Ruano

    Vicerrector de integración universitariaP. Julio Enrique Moreira Chavarría, S. J.

    Vicerrector administrativoLcdo. Ariel Rivera Irías

    Secretaria generalLcda. Fabiola Padilla Beltranena de Lorenzana

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    TABLA DE CONTENIDOS

    Introducción general ................................................................................................................................................. 7Presentación de la I Semana Científica URL: Universidad, Ciencia y Transformación Social .......................... 9Palabras de inauguración .......................................................................................................................................15Presentación del conferencista ............................................................................................................................. 17Conferencia Inaugural: Ciencia, Universidad y Transformación Social ............................................................ 19

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 1 .......................................................................................................................... 29 Mesa de diálogo: Los emprendimientos sociales: ¿Ruta hacia la reducción de la pobreza? ............................. 30 Mesa de diálogo: Métodos de medición de la pobreza ....................................................................................... 31 Conferencia: Programa de investigación científico-crítico Modelo económico para la inclusión social –MEIS– ...................................................................................................................................................... 33 Conferencia: El salario mínimo: crecimiento y empleo ........................................................................................ 34 Conferencia: La situación de las mujeres en el mercado laboral guatemalteco: una mirada desde los derechos humanos ..............................................................................................................................................35

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 2 .......................................................................................................................... 37 Panel de discusión: Movilidad humana: tres experiencias de investigación colaborativa ................................... 38 Panel de discusión: Despojo de bienes comunes, producción de territorios y subjetividades ............................ 40

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 3 ..........................................................................................................................43 Mesa de diálogo: Crisis y lucha por el cambio: Jornadas ciudadanas en Guatemala durante 2015 .................. 44 Mesa de diálogo: Horizontes de un nuevo Estado y una nueva gestión pública................................................. 45 Mesa de diálogo: Por un nuevo Estado ...............................................................................................................47

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 4 ..........................................................................................................................49 Conferencia: Indicadores de sostenibilidad urbana para el estudio de dinámicas territoriales ........................... 50 Conferencia: Salud y seguridad: La transformación del territorio, desde el modelo de atención del primer nivel ..........................................................................................................................................................51 Conferencia: Movilidad urbana, tecnologías móviles y sistemas de transporte compartido ............................... 52 Conferencia: Sistemas de información geográfica: una herramienta de articulación para el planeamiento, ordenamiento y gestión de territorios emergentes ....................................................................... 53 Mesa de diálogo: Visiones y perspectivas de la investigación: ciencia y tecnología para la transformación del territorio .................................................................................................................................54

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 5 ..........................................................................................................................57 Cineforo: Documental ‘XY’: Masculinidades en Guatemala ................................................................................ 58 Mesa de diálogo: Arte como fuente y proceso de investigación ......................................................................... 59 Presentación: Revista Sendas, Vol. 3 .................................................................................................................61 Presentación de la investigación: Flexión en el Maya’ Tz’iib’ o sistema de escritura/pintura Maya .................... 63

    RELATORÍAS DE LA JORNADA 6 ..........................................................................................................................65 Conferencia: Programa de investigación científico-crítica: Revitalización del Ambiente Natural y Desarrollo Inclusivo en Mesoamérica ..................................................................................................................66 Panel de discusión: Producción de energía eléctrica renovable en la cuenca del río Xaclbal: Los hallazgos de la evaluación ambiental estratégica ......................................................................................... 67 Mesa de diálogo: La URL y el acompañamiento a la resistencia comunitaria en La Puya: ¿Hacia dónde vamos? .....................................................................................................................................................68 Mesa de diálogo: Seguridad alimentaria y nutricional en Guatemala: Perspectivas en el corto y mediano plazo .....................................................................................................................................................69 Mesa de diálogo: Una semilla de maíz para enfrentar el cambio climático: El caso de San Martín Jilotepeque .......................................................................................................................................................... 70 Mesa de diálogo: La tala ilegal en Guatemala: pasado, presente y futuro .......................................................... 72 Cosmovisión Maya: Una lectura socio-ecológica a la interacción ambiente-desarrollo ....................................... 73

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    SELECCIÓN DE CONFERENCIAS ..........................................................................................................................75 La crisis política y el Estado: Una propuesta analítica para indagar sus vinculaciones ....................................... 77 Hacia un nuevo Estado: La relación entre instituciones políticas y desarrollo ..................................................... 81 La plaza, una oportunidad ....................................................................................................................................84 Pensar la plaza. ¿Crisis de hegemonía? Reflexiones sobre las protestas de 2015 en Guatemala. .................... 87 Políticas públicas en su laberinto ......................................................................................................................... 90 Participación política y ciudadanía municipal en Guatemala ............................................................................... 95 La búsqueda de la refundación del Estado en Guatemala .................................................................................. 98 Jornadas ciudadanas: una mirada desde la participación y el liderazgo de los jóvenes ................................... 102 Presentación de la Maya Kaqchikel Nimatijob’al, Universidad Maya Kaqchikel en la Universidad Rafael Landívar ..............................................................................................................................106 Universidad y pensamiento indígena. Un diálogo con las universidades mayas de Guatemala ....................... 108 Unas palabra sobre la tesis: Flexión en el Maya’ Tz’iib’ o Sistema de Escritura/Pintura Maya del Autor: Héctor Rolando Xol Choc .........................................................................................................................111 Comentario sobre la tesis de grado Flexión en el Maya’ Tz’iib’ o Sistema de Escritura/Pintura Maya de Héctor Rolando Xol Choc .................................................................................................................... 112

    SÍNTESIS CRÍTICA ................................................................................................................................................. 115

    SELECCIÓN DE PÓSTERES CIENTÍFICOS ........................................................................................................ 123 Imágenes de los Pósteres Científicos ganadores .............................................................................................. 125 Ganadores en la categoría de docente/investigador .......................................................................................... 125 Ganadores en la categoría de estudiante y estudiante egresado ...................................................................... 128

    MATERIAL AUDIOVISUAL .................................................................................................................................... 131

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    La I Semana Científica URL: Universidad, Ciencia y Transformación Social se ha conceptualizado, diseñado y puesto en marcha como un espacio de la Universidad Rafael Landívar que fomenta la presentación, el debate, la divulgación y la retroalimentación de iniciativas y hallazgos de investigación, formación, incidencia y proyección universitaria. Su primera edición se llevó a cabo del 19 al 22 de septiembre de 2016 y cada día constó de dos jornadas académicas, en las que se llevaron a cabo conferencias magistrales, debates, cineforos, exposiciones de pósteres científicos y visitas guiadas, entre otras actividades. Los contenidos tratados tuvieron como eje el quehacer de los Institutos de Investigación y Proyección, e Institutos de Investigación y Estudios Superiores (Vicerrectoría de Investigación y Proyección), de las Facultades (Vicerrectoría Académica) y de otras unidades del Sistema Universitario.

    La I Semana Científica consistió de seis jornadas científico-críticas. Todas las actividades se realizaron en el Campus Central de la Universidad Rafael Landívar: el Auditorio URL, los Salones Borja, Javier y Loyola, la Terraza Norte, entre otros espacios del Campus. Además, algunas conferencias, mesas de diálogo y presentaciones de investigaciones fueron transmitidas en vivo a través de: http://stream2.dev.url.edu.gt:8080/. Los destinatarios fueron los Campus y Sedes del sistema landivariano, algunas de las universidades pertenecientes a la Red Ausjal y el público en general.

    Entre sus principales temáticas figuraron: seguridad alimentaria y nutricional, ambiente natural y relaciones socioeconómicas y político-institucionales; pensamiento maya y arte; masculinidades en Guatemala; emprendimientos sociales, aspectos éticos y normativos de los salarios mínimos, reducción y métodos de medición de pobreza; movilidad humana, despojo de bienes comunes y producción de territorios; los horizontes de un nuevo Estado y una nueva gestión pública; y crisis y jornadas ciudadanas. Además, fueron presentadas algunas experiencias de aprendizaje producidas por la investigación docente, así como también los trabajos de proyección, y otras iniciativas que apuntan a la comprensión de la realidad del país con miras a tender puentes para la construcción de una sociedad incluyente, plural, justa, sensible a todas las formas de vida y sostenible. La modalidad de póster científico fue utilizada para dar a conocer los resultados de investigación y proyección de docentes, investigadores, estudiantes y egresados de la Universidad Rafael Landívar.

    Este documento recopila algunos de los elementos relevantes producidos para –principalmente las conferencias– o elaborados durante –las relatorías y la síntesis crítica– las seis jornadas académicas. El objetivo consiste en documentar lo que cada Instituto de Investigación y Proyección consideró relevante presentar, por lo tanto, lo que aquí se expone es una muestra de los diversos temas que se abordaron durante las jornadas.

    Ocho secciones componen esta memoria. En la primera, el Dr. Juventino Gálvez, Vicerrector de Investigación y Proyección, efectúa la presentación general, tanto de la Semana Científica (organizadores, participantes, invitados, vínculo con otras vicerrectorías, etc.) como de las características de la investigación impulsada por la URL. Las palabras de inauguración del evento académico componen la segunda sección, las cuales estuvieron a cargo del Dr. Eduardo Valdés, semiólogo, sacerdote jesuita y rector de la Universidad Rafael Landívar. La tercera sección recoge la conferencia inaugural dictada por el Dr. Pedro Costa Morata, ingeniero, ambientalista y científico español. La misma lleva el título elegido para la primera edición de la Semana Científica: Universidad, Ciencia y Transformación Social. La cuarta la compone una síntesis crítica de casi la totalidad de las temáticas, problemáticas, metodologías de abordaje y vacíos, así como además de algunas recomendaciones. Esta sección fue elaborada por la Dra. Karen Ponciano, especialista en temas de antropología social y cultural, del fenómeno religioso y de las teorías de género y feminismos. La quinta sección recopila el conjunto de relatorías preparadas por algunos de los Institutos de Investigación y Proyección. Las relatorías no agotan la riqueza de los contenidos expuestos, las discusiones generadas y las conclusiones obtenidas, más bien, son el esfuerzo de la síntesis del contenido de algunas actividades seleccionadas. La sexta sección ofrece algunas conferencias dictadas durante las jornadas, en las que la mayoría de sus autores son profesores e investigadores de la Universidad Rafael Landívar, sin embargo, también participaron invitados de otras universidades e institutos de investigación del país. Una séptima sección presenta seis pósteres científicos que, a su vez, son los pósteres que, de un conjunto de más de cuarenta, obtuvieron reconocimiento especial por sus aportes al conocimiento disciplinar, por su creatividad y diseño. La última sección, la octava, es una muestra del material gráfico y audiovisual preparado por diversas unidades de la Vicerrectoría de Investigación y Proyección para la promoción del evento académico.

    Comité académico de la I Semana Científica

    INTRODUCCIÓN GENERAL

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    Dr. Juventino Gálvez, Vicerrector de Investigación y Proyección

    Estimado Rector, Padre Eduardo Valdés. Estimados Miembros de la Mesa Principal.Estimados Miembros del Consejo Directivo de la Universidad que nos acompañan.

    Estimado Dr. Pedro Costa Morata, estamos agradecidos, no solo por la aceptación de nuestra invitación sino complacidos por la posibilidad de compartir con usted en el marco de la I Semana Científica URL. Para algunos de los presentes, incluyéndome, nos da un particular agrado el reencuentro con nuestro amigo y profesor.

    Estimado presidente de la Comisión Académica de la Semana Científica, Dr. Juan Blanco; estimada Secretaria Ejecutiva de la Comisión, Mgtr. Liseth Godoy de O´Connell y estimados miembros de la misma.

    Queridos investigadores e investigadoras disertantes durante la SC: Sin su trabajo y su esfuerzo este encuentro no podría celebrarse.

    Un saludo a los investigadores que participan en la exposición de pósteres científicos, especialmente a los jóvenes investigadores recién graduados; estimamos mucho su esfuerzo y entusiasmo.

    Distinguidos ex Rectores de la Universidad.

    Distinguidos representantes del cuerpo diplomático, organizaciones públicas, organizaciones de la cooperación internacional, organizaciones del movimiento social y otros organismos interesados en nuestro trabajo universitario.

    Estimados Decanos, Directores, Investigadores, profesores y colaboradores de la Universidad.

    Queridos estudiantes.

    Estimadas amigas y amigos.

    Deseo empezar comentándoles que a la Semana Científica 2016, que organiza nuestra Universidad por intermedio de la Vicerrectoría de Investigación y Proyección (VRIP), le han antecedido iniciativas que pretendieron exponer y debatir hallazgos de investigación en estos últimos dos lustros; atendiendo,

    entre otros aspectos, a ciertas coyunturas y circunstancias institucionales, a ciertas posibilidades humanas y financieras y a una determinada visión respecto a la importancia relativa de las diferentes misiones universitarias. Aunque no lograron permanecer con la recurrencia deseada, sin duda alguna, esas experiencias institucionales fueron fraguando las condiciones para ir concretando hitos institucionales en esta materia.

    En su sentido etimológico, la palabra hito se refiere a lo que se fija, se clava. De modo que denota un hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto. Para nuestros fines, los hitos se configuran a partir de decisiones formales y deliberadas que buscan saltos cualitativos y de envergadura tal que van contribuyendo a la construcción de nuevos estadios institucionales sobre la base de ideas maduras, acciones suficientemente probadas y pertinentes, altos estándares de calidad y escalas difíciles de revertir, a no ser por nuevas decisiones deliberadas.

    Cuando de gestión de instituciones se trata, me parece que es posible situar la importancia de un conjunto de elementos, que de maneras mutuamente reforzantes, apuntan a consolidar nuevos estadios institucionales, no solo en el ámbito de la investigación sino en todo lo que conocemos, cada vez con más propiedad, como sistema universitario landivariano.

    Dicho lo anterior, quiero referirme tan solo brevemente a algunos de esos elementos porque nuestro Rector seguramente retomará algunos con más propiedad.

    Primero, hago algunas consideraciones acerca de la Política de Investigación y Proyección, desde dos dimensiones: (i) la riqueza del pensamiento jesuita y (ii) la gestión de la investigación en la Universidad Rafael Landívar.

    PRESENTACIÓN DE LA I SEMANA CIENTÍFICA URL:UNIVERSIDAD, CIENCIA Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

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    La riqueza del pensamiento jesuita

    Hoy no tenemos, en rigor, una política explícita de Investigación y Proyección. Está en proceso. Sin embargo, de manera implícita nuestra práctica investigativa y de proyección se guía, cotidianamente, por un conjunto de principios, orientaciones, valores, opciones, que figuran en una amplia cantidad de documentos constitucionales de la Compañía de Jesús o en documentos corporativos, publicados por las diferentes obras y que son citados y enriquecidos (con el trabajo intelectual y las vivencias concretas) de diferentes líderes de esas obras.

    En consecuencia, sabemos que las universidades jesuitas tienen como misión fundamental contribuir para que las sociedades en las que están inmersas avancen de manera sostenida hacia estadios superiores, que dignifiquen la condición humana y la vida, en todas sus formas. Por opción y de manera deliberada, pretenden que la labor académica tome en cuenta las vidas concretas de las personas y su entorno. Estas ideas evocan y tienen implicaciones directas en las formas y contenidos que van adoptando los ámbitos que denominamos sustantivos y que en nuestro sistema universitario se incluye la formación, la investigación, la integración universitaria, la incidencia y la proyección.

    Para hacer notar o exponer, en el modo jesuita, las vinculaciones entre estos ámbitos, me gusta recurrir a las notas del padre Hernández Pico cuando aborda el pensamiento del padre Ignacio Ellacuría y, particularmente, la connotación articuladora que le otorga al concepto de proyección. En términos muy simples y resumidos, él dice que los jóvenes que formamos deben ser portadores de un mensaje con signo distinto (y bajo esta perspectiva cada vez se vuelve más familiar la idea de las 4C: conscientes, competentes, comprometidos y compasivos).También dice que nuestra investigación no solo debe de ser un ingrediente para fecundar los programas de formación sino que debe cuestionar el orden establecido y transformarlo, y que para ello es preciso desplegar acciones de incidencia deliberadas; cuestión que lleva a la universidad a proyectarse claramente como un actor social, histórica y contextualmente definido.

    La gestión de la investigación en la Universidad Rafael Landívar

    A lo largo de varios lustros hemos hecho esfuerzos monumentales para hacer operativas estas orientaciones: estructuras, entidades, procesos, mecanismos. Varios se han convertido en verdaderos hitos, otros, han sucumbido frente al rigor o la pertinencia y, otros, están en vías de consolidación.

    Sin lugar a dudas, la constante ha sido la búsqueda permanente de una praxis que refleje con la mayor nitidez posible, y con humildad, nuestro deseo de transformar la realidad hacia dimensiones más justas, plurales, incluyentes, sensibles y sostenibles a todas las formas de vida.

    Esa búsqueda, particularmente para dotar a la investigación landivariana del potencial trasformador inherente a la investigación de la “realidad verdadera”, es de larga data. Luego de algunas décadas de funcionamiento, desde la fundación de la Universidad Rafael Landívar en 1961, apegada al propósito central de formar profesionales, se instaló la idea de estimular la investigación en la década de los años ochenta. Por intermedio de la figura de los institutos se institucionalizó la determinación de impulsarla deliberadamente, aunque con un carácter disciplinar dominante. Se fortaleció la idea de consolidar un cuerpo multi e interdisciplinar y se instaló, desde mi punto de vista, el germen de la transdisciplina a principios de la década del 2000; aunque se convive, aún (en esa época) con una alta dispersión y una baja articulación de capacidades institucionales. Posteriormente, la investigación obtiene el máximo nivel jerárquico, al establecer la Vicerrectoría de Investigación y Proyección (VRIP), hasta alcanzar, en estos momentos, algunos rasgos que quisiera destacar, tanto para la práctica de la investigación como para su gestión.

    Entendida como un proceso permanente de reflexión para situarse en un contexto cambiante que permita afianzar líneas estratégicas, los rasgos principales de la investigación son seis:

    a) Científico-crítica. Ha de estar demarcada por una posición teórica que asuma la comprensión de las causas que explica el no-poder-vivir de los oprimidos, las condiciones de imposibilidad de la producción, reproducción y desarrollo de la vida humana; y por una opción ético-política que se pone de lado de los y las más vulnerables, incluyendo el ambiente natural de los seres vivos.

    b) Interdisciplinar. Desde la excelencia disciplinar hacia la multidisciplinariedad, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad, para integrar saberes. La Agenda de Investigación y Proyección (AIP) asume la pretensión de escudriñar la realidad, para así comprender y desmantelar un conjunto de nodos estructurales a partir de programas de investigación que buscan abordar la realidad desde el diálogo entre distintas disciplinas. En esta visión se admite que se requiere desplegar prácticas investigativas inter y transdisciplinarias que

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    permitan, como lo expresó el padre Kolvenvach, suturar las fracturas del conocimiento.

    c) Comunidades epistémicas. La investigación deberá enfocarse dentro de los Institutos y entre ellos, desde diversos campos del saber con disposición y capacidad de dialogar con otros compañeros que utilizan otros métodos (AIP), y en conjunto con distintos actores de la sociedad, con quienes deberán desplegar un determinado marco epistemológico, una opción ético-política, un horizonte teórico-práctico y un posicionamiento heurístico. Asimismo, deberá practicarse el encuentro intersubjetivo a través de la comunicación, una disposición a “ser más pronto a salvar la proposición del próximo que a condenarlo”, poner en entredicho la propia posición y a coproducir conocimiento crítico con sujetos colectivos más allá de la academia, entre otros aspectos.

    d) Abordaje sistémico e integral de la realidad. La investigación debe admitir que todos los elementos de una realidad social coevolucionan y que es necesaria una mirada analítica compleja. “A través del discernimiento compartido, debatiendo sobre la persona y la comunidad humana, incorporando la economía, la política, la cultura, la teología, la ciencia, la tecnología, y el sentido en el análisis de problemáticas complejas” (AIP).

    e) Formativa e incidente. Es decir, en articulación con la formación y la incidencia al amparo del concepto articulador de proyección esta relación virtuosa se gestará a partir de productos de investigación rigurosos, fiables y válidos, procurando impactos o desenlaces transformadores objetivamente verificables y susceptibles de interpelación. Es decir: “Ir más allá de una descripción de la realidad y alcanzar un conocimiento aplicado con capacidad de incidencia en la realidad”.

    f) Relación sinérgica con la investigación periodística y la opción preferencial por la verdad. Este rasgo supone la concreción de relaciones institucionales entre los institutos de Investigación y Proyección, el medio de comunicación Plaza Pública y las Unidades Técnicas de Apoyo.

    Con respecto a la gestión de la investigación, es posible destacar los siguientes rasgos:

    • Se inspira en una política institucional de Investigación y Proyección y en un conjunto de políticas complementarias, entre las que se encuentran: la Formación Integral no Formal,

    la de Incidencia Pública, la de la Carrera de Investigación, la de Gestión de Financiamiento, entre otras.

    • Su programa está definido por la Agenda de Investigación y Proyección.

    • Su programa se articula a través de procesos de formación e incidencia al interior de la VRIP y en estrecha relación con otras Unidades del Sistema Universitario Landivariano.

    • Estratégica y operativamente se conecta al Plan Estratégico Institucional 2016-2020.

    • Se estructura a través de institutos de investigación y proyección, encargados de conducir y desarrollar los Programas de Investigación Científicos-Críticos de nuestra AIP, con el fin de retroalimentar a la docencia y contribuir de esta forma al incremento del acervo intelectual y cultural de la Universidad, del país y de la región.

    • Institutos de investigación y proyección articulados dentro de sí y entre sí bajo la conducción articulada de la VRIP.

    • Institutos de investigación y proyección fortalecidos por el quehacer de los Institutos de Investigación y Estudios Superiores, y por las Unidades Técnicas de Apoyo, articuladas funcionalmente, a través de procesos de planificación, seguimiento y evaluación.

    • Procesos de rendición de cuentas establecidos y operando para una adecuada proyección universitaria.

    • Instrumentos de apoyo a la proyección social.

    Bajo estas consideraciones y procurando la síntesis, déjenme decirles, de manera explícita, que nuestra Política de Investigación y Proyección se inspira en la investigación científico-crítica en los ámbitos natural y socio-humanista, pretendiendo “discernir y revelar los riesgos letales de la persona y de los hechos que denigran la vida y socaban su entorno, y que tienen origen en injusticias y desigualdades, procurando contribuir, desde el modo y enfoque universitario jesuita; por un lado, al entendimiento objetivo de las causas histórico estructurales y contextuales y las lógicas y dinámicas actuales que sostienen tales riesgos y hechos; y por otro, a la construcción de propuestas creativas (no rutinarias) para impulsar marcos de actuación equitativos y concreción de condiciones materiales objetivas para sujetos vulnerables, que ayuden a forjar un país incluyente, justo, plural, sensible a todas las formas de vida y sostenible”.

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    Segundo, hago algunas consideraciones sobre la Semana Científica, en principio como instrumento de la Política de Investigación y Proyección, y luego, como proceso.

    En el primer caso, es indudable, y a la luz de lo que he expresado anteriormente, que la Semana Científica es un instrumento de la Política de investigación y proyección y, sin ninguna duda, es un espacio articulador entre estas y las Políticas Académicas de Formación y también de Integración Universitaria. Dentro de la estructura actual y el ordenamiento programático de nuestra Vicerrectoría, la Semana Científica es un instrumento que hace sinergia con otros, dentro de los que destacan la Revista Eutopía (cuyo primer número fue lanzado recientemente) y la propuesta de creación de un doctorado sobre “Investigación y Transformación Social”, que está en proceso del análisis entusiasta y activo de los colegas de la VRAC, cuestión que agradezco públicamente a la Dra. Lucrecia Méndez, Vicerrectora Académica de nuestra Universidad.

    Como es usual en encuentros de esta naturaleza, la Semana Científica pretende institucionalizarse como el espacio periódico para exponer hallazgos de investigación y animar el debate, procurando interpelar las investigaciones a la luz de nuestras máximas aspiraciones institucionales. Como distintivo de esta edición, las jornadas están concebidas y diseñadas para mostrar lo que somos y hacemos en materia de investigación, conforme el ordenamiento programático de nuestra AIP. Creo firmemente que tenemos una magnifica producción intelectual. A través de las seis jornadas lideradas por cada uno de los institutos de investigación y proyección, tendremos la oportunidad de conocer el carácter distintivo de cada uno de los seis Programas de Investigación Científico-Críticos, y conforme a su estructura de subprogramas, campos y líneas de investigación, conoceremos dinámicas globales y sus implicaciones territoriales, las transformaciones del Estado, la diversidad sociocultural e interculturalidad, el ambiente natural y las vinculaciones con la sociedad, la economía y el desarrollo incluyente y la ciencia aplicada, entre otros ámbitos del conocimiento que son resultado de procesos de investigación, reflexión y análisis crítico, así como de debates entre saberes que buscan la inter y transdisciplinariedad, y que aportan conocimientos e innovaciones epistémicas propositivas para la transformación de la realidad nacional y regional.

    También la Semana Científica ofrecerá una mirada a los procesos de investigación a través de las tesis que promueven las diferentes facultades de nuestra Universidad. Estamos tan agradecidos como

    orgullosos de los trabajos de investigación presentados por profesionales recién graduados y de otros que están en procesos de formación superior. Espero, honestamente, que esta práctica estimule una cultura de fascinación y dedicación por la investigación.

    En síntesis, es de nuestro interés que la comunidad universitaria y nuestros amigos conozcan y examinen a profundidad el trabajo que con empeño y entusiasmo despliegan las investigadoras e investigadores desde la plataforma de los programas de investigación científicos-críticos. La pretensión de constituirse en un foro intelectual abierto implica asumir con madurez el reto de escuchar, analizar y ponderar los productos y resultados de investigación que serán expuestos. Con ponderación, ecuanimidad y certera crítica, los estudiantes, los docentes y los colaboradores del sistema universitario podrán evaluar si sus hallazgos de investigación se encaminan a contribuir (en conjunto con otros sujetos y actores sociales), a remover “las causas que frenan el tránsito a una sociedad plural, justa, incluyente, sensible a todas las formas de vida y sostenible”. Igualmente, los expositores deberán valorar y discernir cuidadosamente cada aporte, cada punto de vista, y con rigor, incorporar insumos que permitan conferirle más solidez y proyección a la investigación.

    Si tratamos de recordar brevemente algunas de las orientaciones de la Compañía de Jesús para sus diferentes obras, especialmente las educativas, es ineludible también recordar el desafío que representa hacerlas operativas.

    Pero el desafío es mayor cuando la praxis debe estar histórica y contextualmente enraizada en las realidades concretas de este país. No tengo la menor duda, que son los instrumentos de esta naturaleza, es decir la Semana Científica, junto a los otros instrumentos que mencioné y otros más, que ya están consolidados en nuestro sistema universitario, los que le otorgan ese carácter particular a nuestra Universidad y que son los que posibilitan la construcción de una escuela de pensamiento inspirado en el modo de ser jesuita, pero arraigado en nuestro querido país y la región. Piensen, por ejemplo, en la solidez de los programas de formación superior de la Universidad con una plataforma de esta naturaleza funcionando plenamente.

    Y en relación a este aspecto quiero comentarles, rápidamente, que recién la semana pasada, primero en Consejo Ejecutivo y luego en Consejo Directivo, tuvimos el grato placer de conocer y luego participar de la aprobación de una Maestría en Agricultura bajo Condiciones Controladas presentada por el Dr. Ottoniel Monterroso, Decano de la Facultad de Ciencias

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    Ambientales y Agrícolas. No es un secreto que existe suficiente información sobre esta modalidad de producción y gestión de la agricultura, pero lo distintivo, y lo que quiero hacer notar, es que este programa fue diseñado para las particulares condiciones de nuestro país y para ello se recurrió a investigaciones del Iarna, que analizan primero las implicaciones del cambio y la variabilidad climática para el país y luego, ciertas condiciones de las áreas rurales. En ese ejercicio es posible encontrar una síntesis de varias de las ideas y elementos que he expuesto a los largo de mi intervención.

    Quisiera concluir haciendo un breve abordaje de la Semana Científica ahora como proceso, tal como mencioné anteriormente. Primero, quiero hacer notar que la URL tiene todas las condiciones para un evento de esta naturaleza, pero estas deben ser adecuadamente gestionadas, lo que supone un esfuerzo colectivo tremendo.

    Mis colegas vienen trabajo intensamente desde que el mecanismo fue adoptado como parte de las prioridades de la VRIP para este y los próximos años. Debo empezar agradeciendo al comité Académico encabezado por el Dr. Blanco y la Secretaría Ejecutiva, a cargo de Liseth Godoy de O’Connell. Este Comité está integrado además por el Director de la DGI y por cada uno de los Directores de institutos de investigación y proyección. La Secretaría, por su lado, tiene el soporte directo de la colega Maribel Aguirre. Ellas tienen a su cargo el Programa de Formación Interna de la DIFADI (Dirección de Formación y Acción para el Desarrollo Integral), cuyo director es Víctor Bonilla. Debo insistir en el trabajo de Liseth, pues sin duda ha sido ella la que no ha dejado de pensar ni un solo momento en cada uno de los detalles logísticos. También debo agradecer el soporte en materia de diseño al INDIS (Instituto de Investigación y Estudios Superiores en Arquitectura y Diseño), a su director y equipo, particularmente a las colegas diseñadoras Andrea Brolo, Claudia Escobar y Antonio Ayau. Un agradecimiento especial a José David Hernández quien junto a Ovidio Morales y Liseth estuvieron trabajando para lograr la mejor exposición de pósteres científicos que ustedes van a poder disfrutar al finalizar este acto. También a la Revista Eutopía, su directora y especialmente a William Gonzales quien también apoyó el trabajo de

    diseño gráfico. Al periódico digital Brújula de la DIP (Dirección de Incidencia Pública), especialmente a su Coordinadora Liza Noriega y especialmente a Jimena Lainfiesta, Katherine Mendoza y Andrea Godínez por el trabajo de comunicaciones. A la UNOP (Unidad de Opinión Pública y Medios), su Director Fernando Valdez y a nuestra compañera Leslie Aguilar por la gestión con los medios de comunicación. A la Dirección de Comunicaciones de la Universidad, especialmente a Marcia Morales quien nos ha acompañado en todas las etapas del proceso de comunicación y divulgación. También deseo reconocer de manera especial el trabajo de las Facultades, las cuales a través de sus decanos estimularon la participación de los investigadores en la modalidad de pósteres científicos. A los colegas de la VRAD (Vicerrectoría de Administración) por el soporte en el uso de espacios, instalaciones y otros recursos necesarios para el encuentro. Por supuesto que los contenidos de este encuentro se los debemos a los Institutos, sus directores y sus investigadores e investigadoras ponentes. Así que quiero reconocer el tremendo esfuerzo que han hecho para impulsar no solo este, sino el conjunto de compromisos bajo su cuidado. Además, deseo agradecer a mis colaboradores en el despacho por su respaldo, especialmente en aquellas jornadas que se alargan más de lo que es usual. Y quiero agradecer a todos los miembros de la VRIP. Creo que muy pocos han estado al margen de las implicaciones de la Semana Científica a lo largo del año.

    Un agradecimiento al Equipo de Rectoría encabezado por nuestro Rector. Creo firmemente que todos estos flujos de información, de esfuerzos, de recursos contribuyen objetivamente a fortalecer el carácter sistémico de la Universidad. Y si los debates en torno a la producción intelectual que será presentada en la Semana Científica no solo tienen un valor de legado, sino que continúan nutriendo efectivamente la formación y contribuyen a transformar a la sociedad hacia dimensiones más justas, plurales, inclusivas, sensibles a todas las formas de vida y sostenible, creo que estamos frente a la consecución de hitos verdaderamente trascendentales en la historia de la Universidad.

    Espero que se sientan estimulados por participar en la Semana Científica.

    Muchas gracias

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    P. Eduardo Valdés Barria S. J.Rector de la Universidad Rafael Landívar

    La Universidad Rafael Landívar recoge una tradición y sigue construyendo historia para Guatemala y la región con esta Semana Científica titulada “Universidad, Ciencia y Transformación Social”. La agenda invitatoria muestra esta semana como un espacio “que fomenta la divulgación, discusión y presentación de trabajos y productos de investigación, docencia y proyección universitaria “. La fuerza está en ofrecer un espacio unitario a saberes que pueden estar dispersos y ofrecer un sentido a conocimientos que pueden reunirse en un mismo servicio. Ese espacio, esa unidad y ese sentido viene bajo el nombre de Universidad Rafael Landívar.

    Ser universidad, a nuestra manera, es tener como lugar central e insoslayable la relación continua de la calidad académica, la búsqueda de la verdad, la rigurosa investigación y la formación integral. El espíritu, nuestro modo de proceder, es un espíritu de diálogo, audacia, coraje y reciedumbre. Nuestra universidad se une a esa tradición que suscita cuestiones básicas, fundamentales y profundas que implican a la persona y a la comunidad humana en esa calidad, rigurosidad, búsqueda y formación.

    La universidad quiere, desea y tiene como determinación iluminar y transformar la realidad, al mismo tiempo que darle un sentido humano y divino. La URL expresa su deseo de excelencia con valores; queremos ser y seguir siendo eximios en humanidad, asumiendo la ciencia en ese humanismo. Así colaboramos y construimos el sentido de la economía, de la ciencia, de la cultura, de la política y de la teología. Nuestra excelencia es también inquietar al mundo. Nuestra investigación además de ser rigurosa en su racionalidad está firmemente enraizada en la fe. Nuestra formación integral tiene como su corazón el “cuido personal”.

    Una universidad tiene como regla para medir su calidad, la calidad humana que logra con la comunidad universitaria, especialmente con el estudiante. Es tener como centro a la persona en su totalidad, tejiendo junto con la dimensión intelectual y profesional, las dimensiones sicológica, moral y espiritual. Así, al buscar incansablemente la verdad, se une el hacer del estudiante (y de todo miembro de la comunidad universitaria) una persona completa y solidaria para asumir, con alegría y paz, sobre sí la responsabilidad de su sociedad y la realidad de este mundo. Alegría y

    paz que sustenta todo discernimiento. Esta búsqueda y camino histórico de la verdad y del conocimiento en su integridad acoge y busca responder a dos preguntas que hace suyas la URL: ¿en favor de quién? y ¿en favor de qué está?

    Esto supone, y esta Semana Científica lo reitera, testimonia y ratifica, un diálogo interdisciplinar sostenido tanto de la investigación como de la reflexión y formación que pone en común y comparte continuamente el conocimiento. Así, cada disciplina, además de su especialización exigida, tiene la exigencia de comprometerse con la sociedad, con la vida humana, con el ambiente. Pues, nos mueve y proviene de lo profundo, el deseo y el trabajo de preguntarnos y hermanarnos con la respuesta de cómo deberían ser los hombres y las mujeres para poder vivir juntos.

    Nuestras producciones y revistas, especialmente Eutopía, entran de lleno en no solo conducir a un lugar bueno para vivir sino poblarlo con personas honestas, fieles y justas. Para conducir a ese buen lugar a estas personas de buena voluntad, hace falta que la Universidad transmita a la generación joven el saber adquirido y obtenido, y los valores (con delicadeza los valores adultos). Pero al mismo tiempo, ayudar a esa generación para que se abra a lo nuevo y converse con lo desconocido y el otro distinto. Esto permite relacionarse y unir el cuestionamiento y lo vivido. Los docentes e investigadores, a la competencia siempre en crecimiento de sus respectivas especializaciones, unen su propia experiencia, es decir, presentan su saber como una formación humana testificada por su propia historia y también como una parte integrante de una cultura general de vivir y crecer. Buscamos ayudar a construir y consolidar un modo de ser, de vivir y de proceder. Pues:

    Toda formación depende del rigor científico de los métodos, de las luchas y de los conceptos. Pero también de la profundidad y vigor pedagógico y didáctico de la autoridad universitaria y de los miembros del cuerpo profesional investigativo. No es solo aprender a mirar la realidad y a la sociedad sino vivirlas, experimentarlas y asumirlas como propias y a compartirlas con los demás seres vivientes.

    PALABRAS DE INAUGURACIÓN

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    El conocimiento como saber y como conciencia, junto con la transformación y la proyección social adquiere una nueva carta de ciudadanía cuando se da en una universidad coherente y leal. Por eso, nuestra docencia, investigación y proyección llevan esa novedad y transmiten esa unidad. En esta Semana Científica queremos confirmar y enraizar esta manera de ser universidad. Además de compartir nuestro servicio en beneficio de Guatemala, la región y este mundo. Agradecemos a todos los participantes y colaboradores de esta Semana.

    Gracias por ser rostro, voz e historia de esta universidad.

    Muchas gracias.

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    Dr. Juan BlancoPresidente de la I Semana Científica URL

    Esta es una ocasión para la meditación. ¿Quién medita? ¿Para qué medita? ¿Qué significa meditar? Quien medita de momento es la ciencia, específicamente, la investigación científica. Y medita acerca de su legitimidad social. En esta ocasión ella vuelve sobre sí y reflexiona, no sobre su estatuto epistemológico, sino sobre su relevancia sociopolítica. Al meditar, la ciencia, la investigación científica, pausa su hacer y se ocupa de la pertinencia de este. Al hacerlo, la ciencia recurre a un determinado relato; un relato que le incomoda, que le neutraliza (según algunos): el relato de la legitimación social. Este tipo de legitimidad no lo ofrece necesariamente su estatus epistemológico –que en Guatemala rara vez es blanco del escepticismo-, sino su vinculación con “el mundo de la vida”. Al hacer suyo el relato de la legitimación, la ciencia piensa sobre sí, más no desde sí. Piensa sobre sí en una determinada realidad sociocultural. Al hacerlo, la ciencia deja de ocuparse de fenómenos, de objetos, etc., y se ocupa de sí misma. Esto es lo propio de una meditación: el pensar sobre el pensar. Este pensar sobre el pensar revela indirectamente la indigencia de la ciencia. Eso sí, una indigencia que le posibilita caminar, ocuparse de la realidad y de los fenómenos sociales. Esta indigencia consiste en la determinación de su rol sociopolítico en el mundo. Meditar es, entonces, y para el caso, asumir el relato de la legitimación social. En tal momento, la ciencia abandona la pretensión de neutralidad, asume una determinada narración y se convierte en relato, uno entre otros1.

    Si bien esta meditación pareciera ser una pausa del quehacer científico, le antecede. Y, atrevamos a decirlo, le subyace. En el caso de la URL, este anteceder permitió configurar y elegir un determinado tipo de investigación científica: la investigación científico-crítica2. Es decir, una investigación que asume lo mejor de la tradición de la ciencia (occidental, positiva, e incluso de la razón instrumental) y la pone al servicio de la explicación

    1 Cfr. Jean-Francois Lyotard. (2006). La condición postmoderna. (Trad. Mariano Antolín Rato). Madrid: Ed. Cátedra. Raúl Fornet-Betancourt. (2009). Tareas y propuestas de la filosofía intercultural. Concordia. Reihe Monographien. Tomo 49. Aachen: Mainz. 2 Cfr. Enrique Dussel. (2001). “El programa científico de investigación de Karl Marx”, Hacia una filosofía política crítica. Bilbao: Descleé de Brouwer; Vicerrectoría de Investigación y Proyección (2016). Agenda de Investigación y Proyección: Documento sintético de los programas de investigación científico-críticos. Universidad Rafael Landívar: Cara Parens.

    y comprensión de las causas que obstaculizan la reproducción de la vida3. En esto se devela el relato de legitimación del quehacer de la ciencia. La investigación científico-crítica asume de esta manera una pretensión de objetividad, más no de neutralidad. La investigación científico-crítica se pone de lado de la vida, de la vida en desventaja, de la vida amenazada, de la vida oprimida, de la vida que se reproduce en medio de la violencia de un determinado sistema económico, también fálogo-etnocéntrico, geosuicida y monoepistémico.

    Al dejar de lado la pretensión de neutralidad, la investigación científico-crítica asume tanto una pretensión de bondad, que configura su estatuto ético, como una pretensión de transformación eutópica de la sociedad, lo que determina su carácter político. La investigación científico-crítica, por lo tanto, tiene una opción y proyecto ético-políticos: la configuración de una sociedad plural, justa, equitativa: donde la reproducción de la vida sea posible, es decir, un eutopos para la vida. Los zapatistas hablan del “mundo donde quepan otros mundos”; el Foro Social Mundial del «otro mundo posible»; el papa Francisco, en Laudato si, habla del mundo del «cántico de las criaturas» del pobre de Asís; algunos pueblos originarios, del «buen vivir», del «utz kaslemal» en kaqchikel. Todos ellos nombres con los que el eutopos guarda «un parecido de familia».

    La investigación científico-crítica no hace uso de las metanarrativas modernas para legitimarse, no hace uso “de la dialéctica del Espíritu, [de] la hermenéutica del sentido, [o de] la emancipación del sujeto razonante o trabajador”4. ¿De qué relato de legitimación hace uso? ¿A qué tradición de pensamiento –y toda tradición de pensamiento es étnica– apela para sostener la legitimidad social de su quehacer? ¿Qué supuestos sustentan su opción ético-política? Este no es el momento para indagar estas cuestiones. En todo caso, este relato de legitimación debería hacer posible la pluralidad, la diversidad, la reducción de la violencia, la justicia, permitir la «polifonía epistémica», etc. En todo caso, el contexto de estas cuestiones es Guatemala, uno de los lugares donde el saber científico no necesariamente es poder. En una sociedad donde el crecimiento económico

    3 Dussel, ibíd.4 Lyotard, ibíd., p. 9

    PRESENTACIÓN DEL CONFERENCISTA

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    y el desarrollo del poder político no se establecen a partir del progreso de las ciencias, la tecnología y las humanidades, sino debido a salarios miserables, subcontratación, la pigmentocracia racista, la evasión fiscal, la corrupción, el subrepticio prestigio que brinda plegarse a la heteronormatividad y la filiación a la religión predominante, la investigación científico-crítica se juega su carácter ético-político.

    Esta es, entonces, una ocasión para la meditación. El pensar se piensa a sí mismo en un contexto determinado. Pedro Costa Morata es partícipe de esta ocasión. Un científico que hace y piensa la ciencia, y que sabe, al menos desde mediados de la década de los setenta, que la neutralidad científica es desmentida por el peligro nuclear. Esto lo llevó a convertirse, citando sus palabras, “de pacífico ingeniero a peligroso antinuclear”5.

    Pedro Costa Morata, hijo ineludible de la postguerra y de la dictadura franquista, nació en Águila, región de Murcia, España, en 1947. Región bañada por las aguas del Mediterráneo y obligada a volver la mirada al África septentrional árabe. Desde su juventud, adquirió la opción por la defensa ambiental, por lo que, y sin necesidad teleológica, le fue concedido en 1998 el Premio Nacional de Medio Ambiente. Entre sus opciones ético-políticas está la de la pluralidad de “formas de habitar en el mundo”, concretada en su solidaridad con el mundo árabe. Del surgimiento de esta opción, recuerda en un artículo del pasado 23 de agosto:

    El destino y el sufrimiento de los saharauis [los habitantes originarios del Sahara Occidental] me alteraron profundamente, dedicando una decena de viajes y muchos más artículos a su causa y apoyo […]. Con la experiencia del desierto, politizada intensamente con motivo de la injusticia cometida por España, principalmente, con este pueblo, no me costó trabajo ampliar mi interés por el mundo árabe en su globalidad, y por eso aproveché ciertos encuentros con gente de parecidas preocupaciones para editar el boletín Actualidad Árabe (1985-88) de información política y económica.6

    Esta variedad de opciones ético-políticas refleja también su polifacética –interdisciplinar, gustan decir algunos– formación académica. Pedro Costa Morata es ingeniero Técnico de Telecomunicación, licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, y doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. El oficio de periodista tampoco le es ajeno. Si bien se ha jubilado recientemente de la Universidad Politécnica de Madrid,

    5 Paco Hernández. (19 de agosto de 2016). “Pedro Costa Morata: ‘Soy un agitador, me siento así’”. Disponible en:. Fecha de consulta: 17.09.2016.6 Pedro Costa Morata. (23 de agosto de 2016). “Desde el Sahara Occidental a Irak, Occidente lo ha pervertido todo.” Disponible en: . Fecha de consulta: 17 de septiembre de 2016.

    no lo ha hecho del arte de la agitación. “Toda mi vida activa, desde los 26 años, he estado agitando cosas, personas y acontecimientos. Otra cosa es que haya conseguido resultados. Pero no actúo buscándolos”, dice en una entrevista concedida recientemente. Y agrega: “Soy un agitador, me siento así”7. Esto lo convierte en “un intelectual que se resist[e] a la sumisión”, como afirma el periodista murciano Pedro Guerrero Ruiz.8

    En sus artículos académicos y periodísticos se ocupa de los más diversos campos del saber: epistemología, historia de las ciencias sociales, geopolítica y economía global, la robótica, el activismo ambiental, los derechos del pueblo saharaui, la cibersociedad, etc.9 Algunos de los títulos de sus libros son: Nuclearizar España (1976), Hacia la destrucción ecológica de España (1985), Campos electromagnéticos: silenciosos, ubicuos, inquietantes (1996), Ecologíada: 100 batallas: medio ambiente y sociedad en la España reciente (2011).

    Su trabajo académico en Guatemala está vinculado al medio ambiente y al acompañamiento de una veintena de doctorandos del programa de Doctorado en Sociología de la Universidad de Salamanca. Esto último, un medio de prueba de lo que afirma el grafoanálisis de Pablo Alzuagaray:

    La naturaleza de la personalidad de Pedro se representa simbólicamente con el arquetipo de “El Mentor”, prototipo del consejero paternal que siente una especial inclinación a “adoptar” a lo largo de su vida a personas que necesitan adquirir experiencia y que se dejan guiar por la que él mismo ha adquirido. […] Es esencialmente un educador que transmite desde el ejemplo aún más que desde sus conocimientos”.10

    Damos la bienvenida a la primera edición de la Semana Científica de la URL al ingeniero, sociólogo, periodista, intelectual y activista de izquierda, antinuclear, mentor y agitador Pedro Costa Morata.

    7 Paco Hernández, Op. Cit. 8 Pedro Guerrero Ruiz. (03 de enero de 2016). “Al aguileño Pedro Costa Morata”. Disponible en: . Fecha de consulta: 17 de septiembre de 2016.9 Un listado de títulos de sus artículos académicos está disponible en: . Fecha de consulta: 180929016. Algunos de sus artículos periodísticos pueden consultarse en los periódicos españoles El País: http://elpais.com/autor/pedro_costa_morata/a. (Fecha de consulta: 16092016) y La Opinión de Murcia: http://www.laopiniondemurcia.es/. 10 En: Paco Hernández, Op. Cit.

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    Dr. Pedro Costa Morata11Saludos y agradecimientos

    Quiero saludar muy efusivamente a la comunidad universitaria Rafal Landívar y en especial a su Rector, Dr. Eduardo Valdés; al equipo rectoral y singularmente al vicerrector de Investigación y Proyección, Dr. Juventino Gálvez, a quien agradezco mucho, muchísimo, esta invitación en la apertura solemne de la Primera Semana Científica, a la par que lo felicito por la idea y la inspiración sobre este evento; así como por haber puesto en marcha, también, la hermosa y prometedora revista Eutopía.

    Una Semana Científica que, a tenor del programa que he examinado y de la relevancia de sus participantes y temas, no me cabe la menor duda de que constituirá un éxito como firme base de avances y proyecciones científicas de esta universidad. Saludo también al cuadro profesoral e investigador, en el que cuento con muy queridos y brillantes alumnos convertidos para mí en amigos y colegas; a todo el personal universitario, sea cual sea su función; y por supuesto, a los alumnos, hacia cuya sensibilización y mejor preparación estarán siempre destinados en primer lugar estas actividades, así como el fervor de sus organizadores.

    Saludo a Guatemala, como siempre, sentida y preocupadamente, porque el estrecho vínculo que me viene uniendo a ella desde hace ya ocho años, me implica y compromete en sus asperezas y esperanzas.

    A modo de introducción

    Inicio mis palabras recordando que la ciencia es, como institución, un producto social y cultural, inseparable de las circunstancias que definen su entorno; y como creación y reflejo de una actitud personal, viene a ser el paradigma de la inquietud exploratoria, del afán por conocer y de las ansias por descubrir; representa la emoción del encuentro con lo nuevo y útil, así como el premio al esfuerzo y la entrega en una perspectiva de transformación social. Y también recuerdo que el acto generativo de la ciencia es la hipótesis, la conjetura, el planteamiento, la “disposición al trabajo indagador”, y esto caracteriza y dignifica a los seres humanos que sienten esta vocación interrogatoria.

    11 Ingeniero de Telecomuniación, Licenciado en Periodismo, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Politécnica de Madrid.

    El científico, la ciencia y el ejercicio que la recrea han de ser siempre críticos e inconformistas, pues solo así, sobre el cuestionamiento permanente de cuanto nos rodea e incluso de nuestro propio trabajo, se puede avanzar con la garantía y la seguridad de que el itinerario novedoso recorrido ha de resultar –por cuestionado y contrastado– sólido, verificable, aplicable.

    Nadie podrá asegurar que el trabajo científico sea cosa fácil, relajada o ajena, sino que habrá de reconocerse que conlleva numerosos problemas que inevitablemente acechan, algunos muy sensibles y acuciantes, como (1) la dependencia de intereses no estrictamente científicos, ni siquiera sociales; (2) las dudas sobre la probidad o rectitud de la propia actividad o de su interés social; o (3) incluso las traiciones, debido a trampas, desviaciones y envilecimientos de sus objetivos (bastaría revisar los casos de fraude científico que el periodista de la ciencia, Federico di Trocchio, narra en su obra Las mentiras de la ciencia. Por qué y cómo engañan los científicos, 1995, para ver hasta qué punto las malversaciones resultan diversificadas y aparecen en el paisaje de la ciencia a través del tiempo).

    Con esto quiero insistir en que la vocación y el trabajo científicos no son cómodos y que están sometidos, se quiera o no, a una creciente exposición a la opinión pública y la sociedad en general, que con razón vigilan y exigen que aquellos se adapten a sus anhelos y a sus necesidades más comúnmente sentidas. Y creo que el propio científico debe participar gustosamente en este proceso, que es legítimo y creativo, y por el que la sociedad examina su trabajo y le demanda resultados adecuados. La ciencia debe ser en consecuencia libre, asequible y social: por lo tanto, sometida a control, discusión y juicio. Y los científicos, por cierto, deberán aspirar a asumir un sentido lo más global posible de la ciencia, es decir, del conocimiento, o sea, de la sabiduría (alcanzando, si es posible, la categorías del sabio, del sofós).

    Añadiré, con gusto y convicción, que la mayor parte de los hombres y las mujeres de ciencia constituye una tipología estimable que destaca por su vocación y voluntad su paciencia, su optimismo y su persistencia; y puesto que en sus tareas los científicos acostumbran a colaborar, confiar, completar lo iniciado o existente y

    CONFERENCIA INAUGURAL:CIENCIA, UNIVERSIDAD Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

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    mejorar lo que otros ya han realizado, resulta pertinente reconocer –como hace Peter Medawar, eminente biólogo y crítico tan sagaz como implacable de la actividad científica, en Los límites de la ciencia (1984)– que “los científicos podrían ser cualquier otra cosa”.

    Si hay que aludir, aunque sea de pasada, a aspectos negativos, suficientemente comprobados en la labor científica, es inevitable recordar los daños inmensos que tanto la ciencia aplicada como la tecnología han infligido al medio ambiente desde, sobre todo, la Segunda Guerra Mundial. Aludiré a los trabajos de dos biólogos destacados, Raquel Carson y Barry Commoner, publicados en 1962 y 1963, respectivamente, que están entre los primeros textos que llamaron la atención sobre estos daños: el primero, Primavera silenciosa, el cual denunció el empleo masivo de pesticidas, destacadamente el DDT, que se esparcían habitualmente desde el aire afectando a las aguas, los suelos y las personas (práctica que, por cierto, se sigue realizando en gran parte del mundo; y DDT que, horror, continúa detectándose en la leche materna de algunas mujeres, pese a que fue oficialmente prohibido en casi todo el mundo a principios de la década de 1970); y el segundo, Ciencia y supervivencia, en el que se acusó a los físicos, “vencedores” de la Segunda Guerra Mundial, de envenenar el planeta con la radiactividad de las pruebas atómicas atmosféricas (una consecuencia, en definitiva, de aquel gigantesco esfuerzo llamado Proyecto Manhattan, que reunió a miles de científicos e ingenieros en la tarea de construir el arma atómica).

    La ciencia, desde luego, responde a la curiosidad innata de las personas, y de ahí que resulte consustancial a la condición humana. En este sentido, su ejercicio debe reflejar la necesidad, la libertad y la probidad de espíritus inquietos e incansables, pero sobre todo de la responsabilidad; la ética científica, pues, no debería ser equívoca ni ambigua, sino rotunda y elevada. Además, la ciencia puede ejercitarse como cultura/erudición o, más adecuadamente, como indagación/investigación en un entorno que permita construir conocimiento organizado, sistemático y orientado. Pero prestemos atención a la erudición descontextualizada o indiferente, ya que se estima que el 90 por 100 del trabajo científico no resulta útil para nada; y que ni siquiera el otro 10 por 100 resulta apropiado para una pequeña parte de la humanidad.

    De estas características, organizativas y objetivas, le vendrá a la ciencia la capacidad de predecir, de adelantarse a hechos y acontecimientos, incrementando su papel y su beneficio social. A este respecto, la alusión a la ciencia económica es ineludible: de sus repetidos fallos de pronóstico e incluso de análisis e interpretación, ¿se puede deducir que estamos ante una ciencia que, como pretenden muchos de sus cofrades, se relaciona más con las ciencias exactas que con las sociales? Algo muy serio hay que decir de la economía, teniendo en cuenta que en la actualidad a esta ciencia, en su versión

    dominante, se le dirigen muy serias acusaciones por considerarla responsable, no ya de la pobreza campante y generalizada en todo el planeta, así como de las crisis recurrentes y siempre insuficientemente explicadas, sino de ser el telón de fondo y la base teórica causantes, nada menos que con un pretendido respaldo científico, de la persistente destrucción de la naturaleza (un proceso que, no lo olvidemos, coincide históricamente y con motivo del desarrollo industrial, con la sistemática explotación de las personas).

    Aparición de la ciencia moderna

    Si tenemos en cuenta que la ciencia moderna procede del siglo XVII europeo y de las construcciones teóricas y empíricas de Bacon, Galileo y Descartes, uno de los primeros rasgos que de ella se desprende es una actitud frente a la naturaleza, primero filosófica, luego material y productiva, que acabaría siendo hostil, y que contradice cierta asentada tradición y, por lo tanto, alimenta “racionalmente” unas relaciones seculares de control y dominio de los humanos sobre el mundo de las cosas.

    Bacon (1561-1626) nos interesa por ser el primer metodólogo de la ciencia o, mejor, del trabajo científico, y por la diversidad de su vida e intereses (que fueron políticos, jurídicos, filosóficos); pero sobre todo porque en gran medida sus postulados sobre ciencia y naturaleza siguen vigentes. Sir Francis Bacon, canciller de Inglaterra por un tiempo (y, como consecuencia, de ello, candidato a perder la cabeza, literalmente, acusado de corrupción) nos dejó entre sus obras La Gran Restauración y Novum Organon, ambas publicadas en 1620, que constituyen un excepcional despliegue de reflexiones, sugerencias y directrices, todo ello para “reposo y contentamiento, que no disgusto ni aflicción”. Bien es verdad que sometiéndolo al análisis socio-histórico, se identifica a Bacon con los intereses y las necesidades de la burguesía inglesa, agresivamente comercial, enfrentada en ese momento a una mayor pujanza de los vecinos Países Bajos y aprovechando todos los resquicios de debilidad de la Corona española en sus dominios americanos; una burguesía que lidera el espíritu expansivo de un Estado-isla que ya veía en los establecimientos coloniales la clave de su supervivencia y de su poder creciente como potencia económica y política. Se le ha de relacionar, también, con el nacimiento de la democracia liberal, inglesa y comercial, resultado según muchos de la íntima unión entre capitalismo y ciencia experimental: recordemos que en 1600 se crea la famosa y legendaria East India Company y que a mediados de ese mismo siglo XVII ve la luz la Royal Society, fruto de la colaboración entre los mercaderes de la City londinense, el poder político revolucionario burgués y los primeros científicos modernos.

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    Bacon se distingue por su exaltación de la experiencia y muestra una clara ambición: realizar “todas las cosas posibles”. Su mensaje central, “A la naturaleza se la domina conociéndola”, implica control y sometimiento, evidentemente para poder explotarla mejor. Surge en este racionalismo positivista baconiano la razón técnico-instrumental (que sobresale, por cierto, en su obra utópica La Nueva Atlántida, aparecida póstuma en 1638 y que completa su más importante trilogía), específicamente relacionada con el dominio de la naturaleza. De esta forma acaba asimilando el saber (ciencia) con el poder (técnica), unificándolos en ese lema, después exagerado, que se le sigue atribuyendo a través del tiempo: “Saber es poder”.

    El método baconiano, por cierto, es eminentemente inductivo (“llegar a las verdades universales a partir de inferencias particulares y contingentes”), por contra al razonamiento aristotélico, que es sobre todo deductivo. Pero a esto, a la exaltación del inductivismo por Bacon, la experiencia responde a que, en realidad, los científicos no logran sus descubrimientos ni por inducción ni por ningún otro método científico, ya que no existe el arte del descubrimiento, lo que resulta en que también la inducción como método es un mito. Medawar considera que una ley inductiva es una hipótesis sin pretensiones de llegar a la certeza, y el romántico Shelley, gran admirador de Bacon, llegará a decir que se trata de imaginar lo que la verdad podría ser (es decir, que el trabajo del científico es similar al del poeta).

    Por su parte, Galileo (1564-1642), físico y matemático, además de emplearse en la destrucción de la visión aristotélico-ptolemaica del mundo, optó por la formalización matemática de esta ciencia nueva, en la que apreció más la cantidad que la cualidad y nos dejó ese tremendo juicio, o eslogan de que “El universo está escrito en lenguaje matemático” (El ensayador, 1623). Su empeño no cejará en el mundo de la filosofía natural (posteriormente llamada física) hasta llegar a los tiempos recientes y actuales, en los que ha sido inevitable asistir a la crítica de los excesos matematicistas de la física, así como de la sobreabundancia de modelos interpretativos de naturaleza matemática casi exclusiva, para interpretar una realidad esquiva que no puede considerarse identificada, definitivamente, con esas construcciones. Atención a una de las más exitosas definiciones, de índole matemática, de la realidad: “El retorcimiento de esas cuerdecitas (supercuerdas que son en realidad partículas extremadamente pequeñas) en un hiperespacio de diez dimensiones genera toda la materia y energía del Universo, y hasta el espacio y el tiempo” (Roger Penrose dixit). Paul Dirac, un tanto asustado por estos excesos, apuntará que no todas las soluciones de las ecuaciones/leyes matemáticas han de tener significado físico, aunque afirmará, por otro lado, que “las leyes físicas deben tener belleza matemática” y, en consecuencia, las expresiones matemáticas bellas eran para él las razonables e intrínsecamente efectivas

    en las ciencias naturales (especie de evocación del principio, clásico, de que “lo bueno ha de ser bello”).

    Todavía hay que citar al tercero de los “constructores” de la nueva ciencia, René Descartes (1596-1650), filósofo, físico y matemático, quien al distinguir entre sujeto pensante (rex cogitans) y sujeto pensado (rex extensa) decretaría para el hombre la categoría de sujeto y para la naturaleza, la de objeto, estableciendo un dualismo implacable que, en épocas de mecanicismo exaltado, subordinaba el mundo de las cosas (material) al de lo humano (las ideas); este será considerado superior, protagonista y dominante a lo largo de la historia del pensamiento, perturbando seriamente la cultura occidental (como la reflexión ecológica nos obliga a concluir).

    Recordemos, tratando de vincular estrechamente ciencia y técnica ya desde la Revolución científica, que nace en la época de las utopías (Moro, Campanella, Bacon) y suele acompañar a la tecnología, que se basa siempre en ella. En estos relatos idealistas, tan interesantes (que suelen tomar como referencia al Nuevo Mundo y sus maravillas, que tanto impacto producían en Europa), surgen siempre novedades técnicas y creaciones útiles de la ciencia que contribuyen a la paz y a la armonía social. Sin embargo, y con el tiempo, la realidad mostrará que del dominio sobre la naturaleza, en un entorno de ideología liberal-expansionista, se irá deduciendo el dominio sobre el hombre, un proceso que no ha hecho más que agudizarse.

    La unidad de la ciencia

    Inevitablemente, la ampliación del saber obligó a la especialización e incluso y con el tiempo a la división del trabajo científico, una vez institucionalizado a partir de la Revolución industrial y el siglo XIX. Un proceso este que no ha dejado de ser contemplado con creciente inquietud ya que parece llevar, fatalmente, a visiones reduccionistas, insuficientes, y en consecuencia falsas, de la realidad. Bertrand Russell dirá, con razón, que el límite, o el ideal del conocimiento especialista o experto consiste en saber mucho, a ser posible “todo”, de una parte pequeñísima de la realidad, convirtiéndose el sabio especialista en analfabeto frente a la mayor parte de la realidad. Pero el hecho es que los científicos se especializan cada vez más, aunque esto se considere, también crecientemente, como un mal auténtico aunque necesario.

    Frente a este problema de la especialización se alza la reivindicación de que la ciencia es única, global, indiferenciada, universal. Y de que el científico, y mucho más el ciudadano consciente, debe asumirla con una formación extensa, es decir, amplia e integral, reduciendo en lo posible la dicotomía entre las ciencias

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    naturales y las culturales (o del espíritu). Acerca de lo cual, por cierto, y refiriéndose a los científicos naturales, particularmente los físicos, Barry Barnes afirmará en Sobre ciencia (1985) que “entre ellos reina la ignorancia en todas las ciencias sociales”. Pese a lo cual sigue estimándose desde el campo de las ciencias sociales que estas debieran asumir la misma metodología que las ciencias naturales, ya que es la única que asegura el rigor y la cientificidad. Pero se trata de no perder de vista la unidad en la visión del Universo que nos rodea, y del que surgimos y nos integramos.

    Vinculado con los males de la especialización, aparece también el del elitismo y la segregación del mundo de los científicos respecto del mundo de los mortales comunes. Separación rotunda que cuenta con un cierto y tradicional menosprecio de parte de los científicos hacia la gente corriente y su saber ordinario, un saber que, aun siendo insuficiente, parcial o que viene de “los otros” (los considerados legos por el clan científico), debe tenerse en cuenta cuando incluye el sentido común o los derechos indiscutibles. De modo especial, es en la conflictividad social cuando más claramente se pone en evidencia esta separación, con resultados negativos para la resolución del problema o enfrentamiento. Paralelo con este otro saber surge el conocimiento tradicional, indígena en estos pagos, un mundo de saberes mezclados con creencias en un remedo, tan humano como realista, del mundo y la gente (y sobre cuya importancia nunca me cansaré de llamar la atención).

    Con todo, no olvidemos que ya en la Grecia del siglo IV, y con la intervención de Platón, se producen separaciones en el quehacer del conocimiento que rompen con la tradición y el pasado filosóficos; en realidad, y sabiendo que se trata de retener la unidad de la visión del mundo y no la acumulación de conocimientos dispares, hay que reconocer que es justamente eso lo que hemos ido perdiendo, ya desde las separaciones en la Grecia clásica… Recordemos que como reacción a estas disociaciones –me estoy refiriendo al logos (conocimientos y capacidades) y la techné (técnicas productivas)-- hubo siempre filósofos y corrientes de pensamiento que las criticaban e insistían en la unidad del saber y la actividad práctica. Los epicúreos mantuvieron su empeño en la visión única del saber, en una línea que desde Demócrito y Epicuro se prolonga por la Escuela del Jardín, atraviesa la Roma republicana e imperial con Lucrecio y critica el predominio racionalista del XVII con Pierre Gassendi, que se enfrenta a Descartes manteniendo la unidad, tanto de la historia humana como de la naturaleza.

    ¿Límites de la ciencia o preguntas inadecuadas?

    Las disquisiciones, fundadas y oportunas, sobre si el hallazgo científico se enfrenta a sus límites debido a su

    propio avance, tan amplio y profuso en el último siglo, a las limitaciones metodológicas o –más importante todavía– a que se plantea preguntas que pueden no tener respuesta, son altamente interesantes y productivas, aunque es verdad que lo son más para la filosofía (filosofía de la ciencia) que para las propias ciencias naturales (la física, en primer lugar).

    Barry Barnes nos dice que “el conocimiento científico es provisional e incierto”, y la realidad lo respalda. Peter Medawar va más allá y asegura que “existe una limitación interna e intrínseca en el desarrollo del entendimiento científico”, que es de lógica y se debe a “inadecuación cognoscitiva”; por lo que no será en la ciencia sino en el mito, la metafísica o la religión donde deberemos buscar respuestas relacionadas con las cosas/causas primeras y últimas: ¿Cómo empezó todo esto?, ¿Para qué estamos aquí?, ¿Cuál es el objeto de vivir? Se están demandando respuestas trascedentes cuyas preguntas es mejor ahorrarse. Chomsky, seguramente el más grande lingüista del siglo XX, dirá a propósito de las preguntas sobre el origen del lenguaje que “la estructura innata de nuestra mente impone límites al entendimiento”, y quizás por eso no observa “ningún avance en la conciencia y la libre determinación”, dudando además de que los físicos consigan esa teoría del Todo que persiguen, y criticando que en el paso del siglo XIX al XX la física haya dejado de ser comprensible por la gente común. Y Di Trocchio asegura que, más que el método, son la fantasía y la creatividad personales lo que más y mejor contribuye al hallazgo y trabajo científicos.

    No es un problema menor que la sobreabundancia de información que nos proporcionan las posibilidades técnicas más recientes de la sociedad llamada de la información aturda y entorpezca, desafiando nuestra capacidad de discernir, seleccionar y utilizar, y haciendo que nos inquietemos seriamente porque a más información pueda desprenderse menos conocimiento, menos sabiduría, menos comunicación.

    Prevalece sin embargo en la vida científica el imperativo del Plus ultra, herencia de la osadía de los siglos XVII y siguientes, de aquello de que “todo lo que es posible debe hacerse”, y que algunos prolongan, aunque no se atrevan a decirlo, con lo de que “se acabará haciendo, nos guste o no, por unos o por otros” (como en la clonación humana, legal y éticamente reprobable que, siendo aparentemente cada vez más factible, hace que algunos anuncien, sin dudarlo, que “se hará”). Bacon decía que “solo la falta de valor podrá retrasar el progreso de la ciencia”, al mismo tiempo que reconocía algunas limitaciones. Pero en realidad la actividad científica, ayudada eficazmente por la tecnología y cada vez más vinculada a los intereses económicos dominantes, se desarrolla de forma vertiginosa y competitiva, ciñéndose en gran medida al lema olímpico del Citius, altius, fortius (“más rápido, más alto, más fuerte”).

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    John Horgan dedica su estupendo libro El fin de la ciencia. Los límites del conocimiento en el declive de la era científica (1996) a explorar esta idea de que la ciencia se presenta cada vez más difícil de ampliar y más dura de penetrar, por lo que recorre los ámbitos científicos más importantes mientras provoca a sus representantes más eximios con sus diversas versiones de la búsqueda del Grial científico: la teoría del Todo, la interpretación unificada, la explicación coherente, conjunta y definitiva… Y de nuevo Barnes alerta frente al cientificismo, filosofía peyorativa que hace de la ciencia un fetiche, negando que haya otras formas de conocimiento e incluso otros conocimientos, distintos de los canónicos o instituidos, lo que vuelve a llevarnos al aprecio del saber indígena.

    ¿Podemos saber, realmente, lo que no podemos saber? ¿Habrá de culminarse, necesariamente, los esfuerzos por interpretar/ordenar el caos/la complejidad, por desarrollar, por ejemplo, la Inteligencia Artificial, incluso la Vida Artificial, uno de los grandes empeños en los que se encuentra actualmente la ciencia? La gran mayoría de los científicos actuales, y de entre ellos algunos de los más prestigiosos, reconocen que ciertos aspectos del mundo siempre se resistirán a ser descritos.

    Frente a todo esto surge la cuestión del tabú, que la cultura occidental desprecia sistemáticamente, la cual se basa en esa suficiencia tradicional y en la arrogancia, tan consolidada, del Plus ultra. Pero el tabú, es decir, el problema de lo que no debe tocarse y ni siquiera debe indagarse en su conocimiento, es sensible y consistente, y por el contrario a lo que podría suponerse, adquiere mayor actualidad a medida que los logros de la ciencia y la tecnología acercan a las sociedades humanas a peligros y situaciones de difícil regreso e incluso de inquietante irreversibilidad. Y de nuevo debemos revalorizar el tabú en las sociedades tradicionales, concretamente las indígenas. Del tabú nos debe interesar sobre todo su importancia espiritual, ya que desafía la arrogancia del “siempre más cantidad, más barato, más veloz”, verdadero eslogan de la ya citada sociedad de la información, y por supuesto las teorías del Todo, ajenas totalmente a su cosmovisión; y pone de relieve, a la vista de los desastres y amenazas en un mundo movilizado y determinado por la ciencia y la técnica, que puede haber más grandeza e incluso perspicacia en un Non plus ultra socialmente consensuado en culturas consideradas marginales y estancadas que en el imperio baconiano, occidentalista, burgués-democrático del “saber es poder”.

    Sobre ciencia, técnica, ingeniería

    La consideración de principio es que tanto la ciencia como la tecnología son productos sociales y por tanto se deben a su entorno social, que abarca lo cultural, lo político, lo

    económico… Carecen de vida propia, obedeciendo en su aparición a un propósito o intención, aunque luego, en su desarrollo posterior, evolucionen de forma no siempre directamente relacionada con sus orígenes. Adquieren, pues, naturaleza de medio, instrumento o herramienta, pero no constituyen un fin. Al reconocimiento de poderes que no poseen y al sometimiento, generalmente de hecho (es decir, pasivo y acrítico) a sus dictados aparentes llamamos determinismo o imperativo científico-técnico, que es una aberración de inmensas repercusiones.

    En consecuencia, y reconociendo sus limitaciones de principio, ni la ciencia ni la técnica pueden resolver problemas básicos, esenciales, de la humanidad, como la paz, la justicia, el equilibrio entre pueblos y Estados… ni otros, también prioritarios pero de carácter más material, como el hambre o la salud. Tampoco se les puede exigir intervenciones o soluciones morales, que quedan muy lejos de su ámbito de acción o influencia.

    Según esto, la ciencia y la técnica vienen de la sociedad y llevan impresos sus rasgos e influencias. Por supuesto que ambas, a lo largo de sus aplicaciones y funcionamiento también ejercen, biunívocamente, una cierta influencia en la sociedad, pero “no por capacidad o deseo propios” sino por manipulación sobre ellas de fuerzas o poderes externos y ajenos. Todo esto vale para la ciencia pura, la ciencia aplicada, la técnica y por supuesto la ingeniería. El filósofo Ortega y Gasset llegará a decir en su Meditación de la técnica (1933) que “la ciencia es la producción de lo superfluo”.

    Debemos descartar, radicalmente, la idea en gran medida vigente de que “la técnica es hija de la ciencia”, o su aplicación, porque falsea la realidad habitual y consolidada en la historia y la experiencia: la técnica, en este caso mejor llamarla tecnología (simplificando su definición: producción más o menos sistemática de técnicas), evoluciona sin necesidad estricta de la ciencia, basándose en el conocimiento práctico anterior o en la capacidad de los instrumentos. Es más, la realidad nos lleva a un hecho contrario: que es la creación tecnológica la que suele adelantarse a la producción científica (recuérdese la revolución técnica e industrial de la máquina de vapor, muy anterior a la elaboración de las leyes de la Termodinámica), y más todavía, que desde hace mucho tiempo la investigación y el quehacer científicos no habrían podido desarrollarse sin la ayuda de la tecnología y del instrumental técnicos; en definitiva, que actualmente no puede haber ciencia sin tecnología, lo cual no impide que haya de considerárselas amalgamadas y solidarias, incluso indivisibles.

    Prestemos alguna atención a la tecnología por la importancia de la discusión que tiene lugar hoy día en torno a la automatización generalizada y, más concretamente, a la creación y proliferación de robots y al futuro que configura su empleo masivo y

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    generalizado. Y desmontemos aquel anuncio, repetido durante muchos años, tan prometedor y optimista, que la aplicación generalizada de tecnología, por una parte, aliviaría crecientemente el trabajo humano y, por otra, aumentaría el tiempo de ocio, haciéndolo más creador y satisfactorio. Porque sobre el resultado real ya no caben dudas: al alivio de las tareas penosas que se nos anticipaba ha acabado sucediendo la eliminación, sin más, del hombre en el ámbito productivo, generándose un desempleo sistémico y sin solución; y a la promesa de más ocio han sucedido jornadas más y más alargadas y una disponibilidad para el trabajo, debido a la intervención incisiva de la electrónica, de las 24 horas del día (que es lo que han aportado, en gran medida ante el gozo y la satisfacción del propio interesado/afectado, tanto el teléfono celular como el correo electrónico o las redes sociales). Un entusiasmo del ciudadano difícilmente inteligible, que se extiende a la realización personal de tareas y funciones que antes de este último impulso de la informatización, realizaban empresas de servicios y entidades bancarias: nos sentimos felices porque “lo podemos hacer nosotros, cómo y cuándo queramos” (por supuesto, gratis et amore).

    La polémica de los robots, cuya presencia viene ampliándose desde las cadenas de producción de automóviles hasta los servicios, abarcando ya el ámbito del hogar, está de moda en Europa porque el desempleo no cede y porque, todo lo contrario, el mundo económico se entrega más obsesivamente que nunca a lograr la competitividad mediante reducciones de costes, esencialmente los humanos. Y aunque en los ambientes de tecnólogos e ingenieros, incluyendo los académicos, siempre hay quien asegura nuevos puestos de trabajo precisamente por el desarrollo creciente de esa automatización, ni la experiencia ni la matemática pueden confirmar esto ya que el proceso de generación de sustitutos del hombre productivo acaba logrando su objetivo en más cantidad y a mayor velocidad de lo que pueda aportar el proceso de innovación tecnológica (en el límite, las dos funciones, contradictorias, se cumplen de muy distinta manera).

    Llegados a este punto, conviene referirnos brevemente al “progreso” como idea y como objetivo, que está presente desde hace dos o tres siglos en las sociedades occidentales. Sobre todo, para establecer claramente su relación con la ciencia y la tecnología, objetos de esta discusión. Desde luego, muy poco reflexivos hemos de ser si, como afirmaba Edward Teller, uno de los creadores de la bomba atómica de fusión, se han de identificar ciencia y progreso a la luz, concretamente, de la construcción de armamento nuclear. Frente a esto, y antes de que la idea de progreso fuese acuñada por Condorcet a finales del siglo XVIII, en pleno periodo revolucionario francés, Rousseau no tuvo inconveniente en afirmar, en su conocido Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), que “ni las ciencias ni las artes han mejorado la moral y las buenas co