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La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y propuestas – Autor: Eduardo Prieto Licenciado en Ciencias de la Educación Desarrollo La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante. Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas. Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase. Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase? Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente. Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes. Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes. A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

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Page 1: La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y ... · A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo

La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin

Page 2: La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y ... · A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo

La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin

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La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin

Page 4: La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y ... · A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo

La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin

Page 5: La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y ... · A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo

La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin

Page 6: La clase de Educación Física – Ideas, reflexiones y ... · A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo

La clase de Educación Física– Ideas, reflexiones y propuestas –

Autor:Eduardo PrietoLicenciado en Ciencias de la Educación

Desarrollo

La clase de Educación Física puede resultar un lugar común, repetido, irreflexivo, monótono, que no despierte el interés o que no sorprenda desde algo nuevo… pero también una clase puede constituirse en un espacio que nos motive, que nos llame al desafío, en la posibilidad de llevar adelante algo diferente en el cual se enriquezcan tanto los alumnos en los procesos que transiten y/o en los aprendizajes que alcancen, como nosotros los docentes en las propuestas de enseñanza que diseñemos y llevemos adelante.

Revisar la propia práctica y reflexionar sobre ella requiere avanzar en un análisis sobre nuestras clases que atienda diversos aspectos que la componen. Esta revisión necesitará poner sobre el tapete de la discusión algunas certezas instaladas que casi nunca se discuten y muchas veces nos llevan a repetir mecánicamente determinadas acciones o propuestas sin necesariamente pensar en ellas.

Asimismo dicha tarea reflexiva nos llevará a realizarnos ciertas preguntas que nos posibilitarán replantear los problemas de la enseñanza en las actuales circunstancias en las cuales se desarrolla nuestro accionar docente. Poniendo inclusive en tema de análisis a cargo de quien o de quienes se encuentran las diferentes decisiones que se suceden en el desarrollo de la clase.

Una de las primeras cuestiones a considerar será qué entendemos por “la clase”… ¿cómo definimos una clase?

Una clase es una situación de enseñanza o práctica de intervención que se propone incidir en la motricidad y corporeidad de los estudiantes aportando a la construcción de su propia disponibilidad en el hacer consigo mismo, con los demás y/o con el ambiente.

Una clase es un lugar de encuentro, donde los intereses, expectativas, deseos y necesidades de diferentes sujetos se hacen presentes.

Una clase es un espacio de intimidad donde el docente con los alumnos y los alumnos entre ellos recorren procesos, transitan experiencias y van construyendo diversos saberes.

A partir de pensar qué entendemos por “la clase de Educación Física”, podemos llegar al cuestionamiento de cómo es o cómo debería ser esta clase. No es fácil ni simple pensarlo así, dado que toda clase es un espacio de construcción complejo. Intervienen en su definición y desarrollo diversos factores. Se encuentran en ella interactu-

ando diferentes sujetos, con sus historias, sus experiencias, sus intereses y necesidades.

Además en toda clase encontramos situaciones de asimetría donde: no todos desarrollan los mismos roles, ocupan los mismos lugares, tienen el mismo poder de decisión. Entonces la clase necesita constituirse en un espacio intercambio, de respeto, de contención, de apertura a la participación, un lugar donde todos puedan decir “yo puedo”, y a partir de allí poder hacer, poder comunicarse, poder participar, poder aprender…

En este sentido toda clase es, o debería ser, un espacio destinado a la enseñanza, en el cual se puedan encontrar las siguientes características, un espacio que sea: compartido, íntimo, seguro y saludable.

Compartido en el sentido que una clase y por lo tanto el mismo aprendizaje nunca es en solitario, siempre es con otros o por lo menos con otro.

Íntimo porque ese lugar no debe ser vulnerado ni amenazado por agentes externos, debe ser un lugar cuidado donde la comunicación entre los alumnos y entre estos y el docente pueda fluir desde la confianza y el respeto.Seguro en la idea de atender a la grupalidad y a la individualidad. Todos forman parte de un todo, pero a la vez cada uno debe resguardar su individualidad, sintiendo tranquilidad en la confianza de poder acordar y disentir sin sentirse ajeno o discriminado.

Saludable porque no hay aprendizaje posible si no se desarrolla en un marco donde se atienda prioritariamente la salud y el cuidado propio y de los otros, al mismo tiempo que se resguarda el medio en el que dicha situación se desarrolla.

En este espacio en el que constituye toda clase se debe poner o se debería poner en juego: la comunicación, la participación, la confianza, el interés, el deseo.

La comunicación nos permite el intercambio de ideas, propuestas, acuerdos y disensos que transcurren a partir de una real participación de cada uno de los que integran y participan de esta clase. La misma no es posible ni se realiza en toda su dimensión sin la necesaria confianza en el otro, la cual me permite expresarme sin temores para poder poner afuera y compartir tanto el interés como el deseo propio y de todos.

¿Qué encontramos en una clase? ¿Qué elementos la integran y componen? Toda clase en la que se lleva adelante una propuesta de enseñanza y por lo tanto de aprendizaje, comprenderá la construcción de diferentes vínculos entre los que aprenden y entre los que enseñan y aprenden. Dichos vínculos fortalecerán su sentido en las necesarias relaciones de simetría y asimetría que se establecerán con respecto a los saberes a ser enseña-dos.

Tres serán entonces los pilares que sostendrán una clase de Educación Física: aprendizaje, seguridad y disfrute.

No se concibe una clase que no genere ciertos aprendizajes en los alumnos, el sentido de la tarea docente estará dado por las adquisiciones y construcciones que se promuevan en los estudiantes, pero una clase de Educación Física presenta innegablemente situaciones donde las acciones de los que participan pueden promover ciertos riesgos hacia sí mismos y los otros. Una caída, un golpe, una incorrecta posición de alguna parte del cuerpo en una destreza puede generar dolor, una lesión y es potencial el riesgo presente. Por tal motivo la seguridad se constituye en un pilar fundamental de una clase. No se puede anular un riesgo, se encuentra latente, no se puede negar, hay que ser consciente del mismo, pero si se pueden atenuar las situaciones, anticiparlas, generar las condiciones para disminuir y controlar las posibles consecuencias de estos riesgos. En esta línea lo que no podemos perder de vista es el disfrute que la clase y las propuestas que las incluyen deben generar. La actividad motriz debe resultar placentera para quien la desarrolla, debe generar deseo de volver a hacerla, de seguir partici-pando. Debemos creas condiciones para que los sujetos asuman actitudes de satisfacción e interés hacia las diversas prácticas corporales.

Los actores y el componente de la tríada didáctica son: los alumnos, el docente y el contenido se constituyen en actores participantes los dos primeros y el último en el núcleo vinculante que otorga sentido a la relación entre los dos primeros.

La interacción entre el docente y los alumnos requiere de cada uno en forma permanente: Compromiso con la tarea asumiendo la responsabilidad que a cada uno le cabe, todos deben comprometerse con su rol y su función, llevar adelante aquello que se proponen y que de alguna manera se les presenta como asignado. Cada uno tiene algo que hacer y en eso se compromete ante los demás. Desafío porque dicha tarea debe implicar un esfuerzo, contener un cambio, avanzar sobre la superación de un problema o dificultad. Todo aprendizaje contempla y considera cierto esfuerzo, constancia, una práctica, un logro. No se produce espontánea ni mecánicamente. Requiere que los sujetos se comprometan intelectualmente, y además requiere una determinada Reflexión en cuanto a involucrarse cognitivamente con el saber, preguntándose, poniendo en duda, construyendo ideas propias sobre lo dado u ofrecido.

Nos debemos preguntar entonces qué deberíamos proponer para una clase de Educación Física con nuestros alumnos y en nuestras escuelas. Toda propuesta que nos hagamos debe atender a que cada clase de Educación Física requiere ingresar en un proceso de mejora continua, para eso se debe contemplar y tener en cuenta:

Lo novedoso - “la originalidad”. La clase debe sorprender a los alumnos, ofrecer algo nuevo, salir de la rutina, convocarlos desde lo original, desafiarlos…

Lo imperceptible - “el detalle”. El docente debe superar el quedarse en lo global, debe ir más a fondo, ver lo pequeño y actuar sobre ello, tener en cuenta las “pequeñas cosas” que quizás para él pasen desapercibidas pero para los alumnos constituyan “verdaderos mundos”.

Lo cotidiano - “lo obvio”. En esta línea aquello sobre lo cual por lo general no nos detenemos a pensar, hoy también requiere ser analizado. Muchas cosas se dan por supuestas, anticipando que las respuestas o los recorri-dos se darán de tal forma. Debemos superar ese pensamiento simplista y reconocer la complejidad de toda práctica comprendiendo la complejidad de toda situación en la cual nos involucramos.

Para llegar a estos objetivos aquí planteados debemos superar la imprevisión, avanzar en pos de una mayor organización y anticipación de los hechos. Por lo tanto esta clase requerirá de una planificación que pueda ser entendida como una anticipación de las acciones que se van a llevar adelante. Planificar una clase en la línea de la mejora continua es considerar los tres pilares que la sostienen… por lo tanto es necesario proyectar clases que se adecuen al que aprende, para que:

• logren el aprendizaje• no se dañen, ni física ni moralmente• disfruten de la práctica y de sus logros

La clase no se encuentra descontextualizada del entorno, el ámbito y la jurisdicción en la cual esta se desarrolla. Por lo tanto toda planificación didáctica debe tener en cuenta que:

• Se deriva de las decisiones político pedagógicas de la jurisdicción• Se desprende del proyecto institucional• Se proyecta en la planificación del docente• Se concreta en el desarrollo de la clase

En esta planificación docente adquieren un significado trascendente los contenidos que se seleccionen para ser enseñados. Estos contenidos considerados como saberes culturales, socialmente significativos, que el sistema

educativo establece como responsabilidad de la escuela su trasmisión a las futuras generaciones, serán definidos por el docente en sus planificaciones. Dichos contenidos disciplinares se constituyen en tales a partir de:

La intencionalidad del docente, dado que se convierten en contenidos porque es el docente quien decide su enseñanza a partir de aquello que los lineamientos nacionales y jurisdiccionales le prescriben. Dependerán necesariamente de un diagnóstico, del interés, objetivos, conocimientos del docente, y del contexto en el cual las situaciones de enseñanza se desarrollen.

La disponibilidad del alumno dado que no habrá contenidos posibles si los alumnos no se encuentran en condi-ciones de poder aprenderlos. Esta disponibilidad se definirá a partir de saberes previos, disposición, posibilidad, interés, deseo que los alumnos manifiesten.

Para que el aprendizaje sea real se requiere que estos saberes a ser aprendidos presenten relaciones de signifi-catividad con otros saberes que los alumnos posean y sentido en cuanto a para que se aprenden. Sin ellos no habrá aprendizaje posible de estabilizarse, perdurar en el tiempo y trascender la situación inicial de construcción.

En toda construcción de saberes se requiere una cierta intensidad en su tratamiento de los contenidos a abor-dar. Para que un saber realmente se adquiera debe darse un tiempo de tratamiento sobre el mismo que le permita al alumno llevar adelante una profunda apropiación de aquello propuesto para ser aprendido.

Al mismo tiempo se hace necesario centrarse en las estrategias para afianzar dichos saberes en cuanto a la forma en la cual el alumno actúa sobre los mismos. En este sentido la variabilidad en la práctica y la diversidad en las estrategias serán fundamentales porque definirán cómo el alumno se relaciona y establece su vinculación con el nuevo conocimiento.

En todo campo del saber, y la Educación Física no se encuentra ajena a esto, se requieren ciertos criterios para la selección de contenidos en las planificaciones docentes:

• Un contenido no se enseña en una sola clase ni en un solo día, requiere de continuidad en su tratamiento.

• En una sola clase no se pueden enseñar una gran cantidad de contenidos, requieren de cierta intensidad en su tratamiento.

• Se necesita cierta frecuencia y continuidad en la enseñanza de un contenido entre una clase y otra.

• Considerar en la enseñanza de contenidos el abordaje didáctico que atienda a la formación integral de los estudiantes a lo largo del proceso didáctico.

• Toda secuenciación de contenidos que se diseñe debe referir a niveles de complejidad creciente.

Considerando lo anteriormente expuesto podemos afirmar que la enseñanza de los contenidos se concreta a partir de la intencionalidad del docente y se verifica en sus intervenciones pedagógicas. Es aquí donde el docente se convierte en un sujeto activo de la situación didáctica para que el alumno se constituya en un sujeto activo de su propio aprendizaje.

En el caso de la Educación Física las consignas que se ofrecen a los alumnos adquieren una significación particular y trascendente. Deben superar la mera trasmisión de información o presentación de la tarea para ir mucho más allá, en el acompañamiento de la actividad que lleva adelante el estudiante. La consigna acompañará dicha acción tanto en la apertura, como en el desarrollo y el cierre. Las consignas deben ofrecer ciertas informa-ciones a los alumnos sobre lo que deben realizar y acerca del propio desempeño. Deben posibilitar poner en

marcha la actividad, realizar los ajustes necesarios y evaluar su desarrollo.

La enseñanza de contenidos requiere de considerar otros componentes del planeamiento en el diseño de la clase. En este sentido las estrategias de enseñanza y la evaluación resultan componentes fundamentales en los planteos didácticos que los docentes lleven adelante.

La evaluación diagnóstica en el diseño de cualquier clase resulta fundamental. Toda planificación requiere de un punto de partida y toda clase se convierte en un punto de partida de la siguiente. Es así que consideraremos a la evaluación diagnóstica en sus dos dimensiones: la inicial –se produce antes de la clase y se focaliza en datos objetivos– y la permanente –se realiza durante la clase y se focaliza en la actuación de los sujetos en la misma–.

De esta manera, la evaluación se encuentra presente en la anticipación, el diseño y desarrollo de una clase hacia la mejora continua. Y se desarrolla en un ciclo que contempla la clase anterior, el antes de la clase, el durante la clase y el después de la clase, reiniciándose el proceso constantemente.

“Las estrategias que el docente selecciona no constituyen una mera sumatoria de tareas sino una reconstrucción compleja teórica-práctica que se efectúa con el objetivo de que los alumnos aprendan.”

“Ninguna decisión estratégica en la clase es ingenua. La elección de determinadas estrategias constituye una decisión intencionada, potenciada por concepciones que sustentan el modelo didáctico que cada docente ha construido y sostiene en su práctica.”

Para dar sentido a estos conceptos se hace necesario contemplar ciertos criterios en la selección de estrate-gias para la enseñanza de los contenidos de la Educación Física:

• Todos los contenidos no pueden enseñarse de la misma manera o utilizando el mismo tipo de enseñanza.

• Al enseñar un contenido el alumno no aprende solamente ese saber convertido en contenido, aprende también la forma en que aprendió.

• La diversidad de métodos que el docente utilice le ofrecerá al alumno la posibilidad de acceder a nuevos apren-dizajes de múltiples formas.

• La presentación de situaciones problemas favorece la puesta en marcha de mecanismos cognitivos más comple-jos por parte del que aprende.

En una clase hacia la mejora continua el aprendizaje se facilita en un contexto:

• en que el alumno se sienta motivado,

• que anime a descubrir,

• que respete la individualidad,

• en el que la diferencia de ideas se considera buena y deseable,

• en el que se reconoce al otro el derecho de equivocarse,

• en el que se tolera la incertidumbre,

• que anime a la comunicación, y

• en el que el alumno se sienta animado a confiar en si mismo y en los demás.

No debemos olvidar nunca que la clase es el lugar de la enseñanza por excelencia… Pero de una buena enseñanza…“…la buena enseñanza es aquella que deja en el docente y en los alumnos un deseo de continuar ense-ñando y aprendiendo y a la vez la incorporación y el domino de nuevos conocimientos…”

Edith Litwin