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Etnicidad S.A

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Etnicidad S. A.

Etnicidad S. A.John L. Comaroff y Jean Comaroff

11. Tres o cuatro comentariosacerca de los "etnofuturos"Casos africanos en los que los grupos tnicos pretenden incorporarse al mundo moderno, hacer negocios, explotarse comercialmente, administrar sus activos simblicos y materiales.

Para cierto lderes, el futuro depende de transformar el capital financiero en capital cultural, y viceversa. Para ellos, la frontera entre esos dos tipos de capital es permeable y comienza a desdibujarse (Bourdieu).

Es posible que un futuro factible de la etnicidad -tal vez su futuro a secas, en el sentido metafrico y tambin en el material- se canalice precisamente en esos etnofuturos ? En lanzarse al mercado? En subirse sin rubor al tren de las franquicias y el capital financiero? En darle a la economa de la identidad la investidura de la etnicidad?La comercializacin de la identidad, sostena, no necesariamente la rebaja o la reduce a una burda mercanca. Todo lo contrario: comercializar lo que es autnticamente tsuana es tambin una manera de reflexionar, de autoconstruirse, de producir y sentir la identidad tsuana. Como veremos, esa misma idea sustenta tambin otra industria en crecimiento: el turismo genealgico, fundamentado en la genmica recreativa, negocio en auge en los fecundos mbitos de la economa de la identidad, donde lo corpreo se entrecruza con las corporaciones y la esencia se transforma en empresa.

En las ciencias sociales tambin se han planteado posiciones similares:Marilyn Halter (historiadora): exaltar una determinada cultura y hacer dinero entretanto no son cosas [... ] antitticas.Phillip Felfan Xie: Transformar en mercanca los productos culturales no necesariamente los destruye. La cultura y el turismo pueden volverse inseparables La transformacin de la cultura en mercanca es a menudo un mecanismo positivo en la bsqueda de la autenticidad, un medio para acercarse al verdadero self individual y colectivo apropindose de lo pretrito.Muchos sudafricanos negros de las zonas rurales han llegado a creer que si no tienen nada distintivo que puedan enajenar, su colectividad est al borde de la extincin. Desde ese punto de vista, la identidad radica en el reconocimiento por parte de otros significativos, especficamente, l tipo de reconocimiento que se expresa en el deseo del consumidor.

Anciano tsuana poco despus de iniciado este siglo: Si no tenemos nada nuestro que vender, entonces no tenemos cultural Y us el vocablo ingls para formular la pregunta. Y si no la tenemos, qu somos?. En muchos casos el viraje de la venta de mano de obra a la venta de cultura se debe a la falta de fuentes de empleo, precarizacin laboral y privatizacin de activos pblicos.Desde fines de la dcada de 1980, surgieron numerosas aldeas culturales, que eran un medio de comercializar los distintos estilos de vida vernculos, cuanto ms exticos mejor.No slo Zul Kingdom [el reino zul] se ha convertido en una marca comercial que hace propaganda en las revistas de las lneas areas, por ejemplo-, y algo muy similar ha ocurrido con muchos otros lugares de vacaciones.

Fun in the sun final:https://www.youtube.com/watch?t=40&v=LsXfVpWOs9ACreacin de personas jurdicas tnicas descansa sobre un proceso de homogeneizacin y abstraccin: los zules (o los tsuana, o los san, da lo mismo) se convierten en una unidad pese a todas sus divisiones internas, y sus: estilos de vida divorciados del tiempo y de la historia- cuajan y adquieren la forma de objetos mucho ms fciles de concebir, comunicar y consumir. No obstante, ese proceso tambin puede iniciar nuevas polticas de disenso, como ocurre a menudo, especialmente cuando el capital de inversin procedente de afuera entra a tallar sobre desigualdades ya existentes en la poblacin local.

Segn un hombre destacado de este pueblo, el turismo ha servido para unirnos como comunidad. Todos han contribuido a reforzar esa impresin y, por ende, la imagen de los makuleke como un pueblo cohesionado: las ONG, los movimientos en defensa de la tierra, los inversores y los organismos de desarrollo. Tambin ha hecho su aporte en ese sentido un tesoro pblico creciente, esa etnorriqueza de una economa en la cual lo material y lo moral estn indisolublemente unidos La mayor parte de los etnonegocios que se inician en el pas hablan de adquirir poder [empower] mediante el comercio.

QU ES EL EMPODERAMIENTO? En el caso de los grupos tnicos, est francamente vinculado con la idea de hallar algo esencialmente propio y exclusivo, algo para vender inherente a su esencia. En otras palabras, una marca.

Evidentemente, recurrir a lo tnico como medio de empoderamiento no es algo que se limite a Sudfrica, ni siquiera a frica ni a esas regiones del globo que antes denominbamos Tercer Mundo.

Las tcnicas de publicidad contemporneas -esas armas neoliberales de instruccin masiva- se utilizan en la produccin y la alienacin de la cultura. En este contexto, el trmino cultura no tiene el sentido de la antropologa sino que se refiere a esa nocin que reivindican quienes pretenden afirmar una subjetividad colectiva objetificndola para el mercado.

En este sentido las culturas son concebidas como marcas.

La transformacin de la cultura en mercanca y la constitucin de la identidad como empresa con la que est entrelazada son procesos menos lineales, menos teleolgicos y ms caprichosos que la presentacin que hacen de ellos la economa clsica y la teora crtica.

Ni para los consumidores ni para los productores desaparece al aura de las etnomercancas apenas ingresan al mercado. Algunas veces, se la descubre de nuevo, se le insufla nueva vida, se la recupera. Ello es as, en parte, porque la diferencia que pregona puede reproducirse e intercambiarse sin que pierda aparentemente su valor original En otras palabras, en este caso, a mayor oferta, hay mayor demanda.El aura puede conservarse, tanto en la reproduccin de estos objetos como en su exclusividad, en su transformacin en eso que Bruner (1999) llama reproducciones autnticas. Y las reproducciones autnticas, como las imitaciones autnticas suelen subrayar la exclusividad del original.2. Cuestiones de teoraACERCA DE LA TRANSFORMACIN DE LA CULTURA EN MERCANCA.

Las etnomercancas, la cultura y el mercado: la teora critica como caricatura, Adorno como farsa.

Hay una ineluctable tensin entre el ser cultural y el impulso racionalizador de la modernidad Estas opiniones estaban muy cerca de la teora crtica y del nfasis que pona Adorno (2006: 236) en afirmar que, cuando los medios masivos se apropian de las patrias culturales -incluso de aquellas que celebran-, reducen su carcter nico [...] a una mismidad intercambiable (vieja angustia modernista). Pero la industria de la etnicidad reproduce la teora crtica como caricatura; repite a Adorno como farsa, apostando su futuro precisamente a ese tipo de comercializacin masiva que se supona fatal para el valor aurtico de los productos culturales.

Estaramos entonces ante un ejemplo de la tesis de Rancire (1999:113), segn la cual las condiciones globales que predominan en la actualidad nos llevan a revivir, sin vergenza y a plena luz, los oscuros secretos de la modernidad, en este caso, la complicidad entre la cultura y el comercio?

Los autores discrepan con los imaginarios histricos que suponen un proceso de abstraccin unidireccional que, segn se dice en la era posmoderna, erradicara todo vestigio de existencia no alienada, eliminara cualquier exterior desde el cual fuera posible confrontar el consumismo global.

El capitalismo sigue siendo una formacin social andada concretamente, que adquiere forma a travs de los procederes de los seres vivientes, una formacin social cuya historia no est sobredeterminada desde el comienzo. Ni sus determinaciones ni sus abstracciones son absolutas jams: el desorden inabordable de lo concreto, lo contingente, siempre las excede.

La industria de la identidad es un ejemplo muy revelador de esa tensin mltiplemente mediada entre lo universal y lo particular.Se complejiza la distincin implcita aqu entre produccin y recepcin:

Para los turistas -esos consumidores-, el otro aborigen de ese drama puede servir de fetiche, en el sentido freudiano y no en el marxiano; un sustituto para su propia falta de autenticidad cultural y plenitud, para su propio exilio del incontaminado afecto por la natural vida-en-el-mundo.

No es que el encuentro siempre pueda aliviar totalmente la sensacin de falta. Es mucho ms probable que la bsqueda de un verdadero self por esos medios -podra haber dicho Lacan- agudice la ausencia sentida, que reproduzca el deseo no correspondido, en el ncleo de la identidad.

Para, los san, el intercambio tiene una valencia algo diferente, entraa una configuracin diferente de la identidad, la prdida y la regeneracin de la individualidad. En cierto nivel, es, sin duda, una prueba de las penurias que sufren quienes, para sobrevivir, deben llevar a cuestas la novela de su propio primitivismo y contar con el caprichoso reconocimiento de extraos que pagan por verlos.

La explotacin comercial intensiva deja identidad tnica entraa, por as decirlo, un pacto fustico que acaba en la autoparodia y la devaluacin. Ahora bien, tambin parece que esa comercializacin (re)crea la identidad, (re)anima la subjetividad cultural, (re)carga la conciencia colectiva de s trazando nuevos perfiles de socialidad, inscriptos todos en el mercado.

En suma, por mucho que la transformacin de la cultura en mercanca d nuevas formas a la identidad, no implica una prdida brutal ni una abstraccin sino, ms bien, una intensa fusin de la intimidad y la distancia, de la produccin y el consumo, del sujeto y el objeto. Aun cuando la transaccin de productos y prcticas culturales fuera totalmente reductible a dinero, eso no significa necesariamente que las entidades culturales quedaran despojadas de todo valor aurtico, afectivo o social: el propio hecho de que el dinero sea fungible origina transformaciones de valor que pueden reforzar la diferencia... y conferir mayor sustancia a la identidad.

El comercio entraa hoy cultivar hasta el empalago lazos emocionales y cognitivos densos con determinados estilos de vida y con los medios que se utilizan para llevarlos adelante. Los lazos emocionales son la base para la creacin de marcas porque se relacionan con filiaciones culturales.

La cuestin no radica en el hecho de que la cultura se vaya transformando cada vez ms en mercanca ni en que los mtodos vernculos (la tradicin ) se rehagan visiblemente una y otra vez en el curso de las transacciones que los involucran. Lo que sucede es que el intercambio de mercancas y la materia misma que constituye la diferencia se afectan mutuamente con intensidad creciente: as como la cultura se transforma en mercanca, la mercanca se vuelve ms explcitamente cultural y, en consecuencia, es aprehendida cada vez ms como la fuente genrica de la socialidad.La cultura como propiedad: el Geist de la cultura, pasado, presente, futuro.

Cada vez ms, los herederos vivos de un patrimonio identitario reivindican su identidad como propiedad, y proceden a administrarla con medios a todas luces empresarios: crean con ella una marca y la venden bajo formas reconocidamente consumibles, incluso a los antroplogos.

Existe un debate sobre quin es dueo de la cultura autctona, especialmente se han fijado dos perspectivas:

El primero, sucintamente reflejado en el eslogan de un letrero autoadhesivo que dice Devuelvan a los pueblos originarios su cultura.La segunda posicin sostiene que la cultura es intrnsecamente pblica, orgnica y no tiene lmites, y que, por consiguiente, no es posible reducirla a un sistema de propiedad privada, individual o colectiva. As, cualquier intento de reducirla a la forma mercanca no slo sera excluyente e inequitativo sino que la sustraera al mbito de quienes puedan disfrutarla, enriquecerla o vivir en su seno, es decir, potencialmente de todos.

Verdades patentes: cultura, copyright y propiedad intelectual

El copyright-derecho que la ley confiere a los individuos o los grupos para controlar y sacar provecho de la circulacin, duplicacin y venta de sus obras creativas- domina el panorama en los debates sobre la transformacin de la identidad en mercanca. En la era neoliberal, el campo de la propiedad intelectual se ha expandido mucho: se han multiplicado las leyes que rigen su posesin, los beneficios que procura y los mbitos del conocimiento, las actividades y la existencia a los cuales se aplica. Esa situacin ha originado, a su vez, un reconocimiento creciente de los derechos inherentes al patrimonio cultural intangible.

Geismar (439) subraya que los principios jurdicos de propiedad intelectual no son ese restringido cdigo que algunos describen. La propiedad intelectual es intrnsecamente fugaz. Por su propia naturaleza, su produccin y negociacin exige reconsiderar permanentemente las relaciones entre lo material y lo inmaterial, entre la creatividad y los derechos, entre el autor y el objeto. En consecuencia, la frontera mvil de lo que se puede poseer legtimamente en la esfera de las ideas y la esttica es un campo de lucha permanente que tiene ecos metafsicos.Las patentes son un derecho exclusivo, concedido por un perodo fijo de tiempo, sobre una invencin, un concepto o un diseo original; especficamente, sobre su aplicacin, produccin, copia, distribucin, uso y venta como objeto o como procedimiento.

Las patentes tienen que ver con las invenciones; el copyright, con la autora, pero pueden superponerse, como ocurre a menudo en el mbito del diseo industrial.

No obstante, en el aspecto pragmtico, el reconocimiento de un derecho inherente al patrimonio intangible por parte de los pueblos indgenas, que se pueda hacer cumplir jurdicamente -del tipo ensayado de diversas maneras por las Naciones Unidas- equivale a una forma de copyright natural pero los saberes transmitidos por esas culturas pueden ahora quedar sujetos al tipo de monopolio que se otorga a la empresa capitalista, especialmente la extranjera.

La actitud de tratar la tradicin como propiedad intelectual, sujeta entonces a acciones innovadoras, va acompaada por la idea de que privatizar los productos de la invencin humana contribuye a ponerlos a disposicin del pblico, de que todo ello es un asunto socialmente provechoso que rinde beneficios a los productores, a los consumidores y a la humanidad en general.

Existe interseccin entre la cultura, la biologa, el mercado y la legislacin sobre propiedad intelectual:

La constitucin de la identidad como persona jurdica, lejos de producir etnomercancas despojadas del aura, pone de manifiesto que la influencia mutua entre la cultura y la forma mercanca es cada vez ms intensa y proporciona, por ende, medios nuevos para vigorizar el entramado social.El impacto que produce la constitucin de esas entidades, los principios que rigen la propiedad de los productos y mtodos culturales autctonos se transforman en terreno de controversia y as unen a la gente y a los pueblos frente al mundo externo pero tambin/los dividen internamente. La reduccin de esos productos y mtodos a la condicin de propiedad intelectual provista de un copyright natural ha originado nuevas lneas de tensin entre la posesin pblica y la privada, el Geist colectivo y la innovacin individual.