enredados en el enjambre iv

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  • Enredados en el enjambre de Byung-Chul Han (y IV)Concluye el profesor

    por Juan Pablo Serra

    Todo lo que empieza tiene un final. Tras una larga exposicin y comentario

    de las iniciativas docentes que puse en marcha durante el curso de

    Antropologa para informticos, es hora de que el profesor retome la

    palabra en solitario para resumir lo alcanzado y, de paso, aadir unas

    reflexiones de ltima hora. Es claro que meditar sobre la tcnica es

    apasionante, por lo mucho que dice sobre nosotros y por lo mucho que nos

    interesa hoy en da conocer qu hacer y qu pensar sobre la vida digital en un

    momento de cambioy, por tanto, de incertidumbrerespecto de

    nuestros usos y costumbres relacionales y comunicativos.

    De hecho, ms all de que uno coincida o no con el juicio cultural que

    Byung-Chul Han ofrece acerca del paradigma digital y sus consecuencias

    sociopolticas, es muy meritorio (y arriesgado) el esfuerzo por comprender

    una situacin incierta y anticipar sus efectos mientras est ocurriendo, y no

    diez aos antes (cuando la distancia temporal hace que previsiones muy

    distintas sean igualmente plausibles) ni diez aos despus (cuando

    contamos con algo ms de perspectiva para atinar en el juicio).

    Algo parecido a esto es lo mejor que, an hoy, puede ofrecer la Universidad.

    A saber, cultura, que si la entendemos desde Ortega, no es otra cosa que el

    sistema vital de ideas sobre el mundo, sobre mi mismo y sobre la

  • Humanidad de la poca en que vivimos (Misin de la Universidad [1930],

    Alianza, Madrid, 1983, 6264). Dejmosle hablar a l:

    Porque no hay remedio ni evasin posible: el hombre vive siempre desde unas

    ideas determinadas que constituyen el suelo donde se apoya su existencia. Esas

    que llamo ideas vivas o de que se vive son, ni ms ni menos, el repertorio de

    nuestras efectivas convicciones sobre lo que es el mundo y son los prjimos, sobre

    la jerarqua de valores que tienen las cosas y las acciones: cules son ms

    estimables, cules son menos.

    Como la vida no nos es dada hecha, dir, tenemos que decidirla en cada

    instante, y para eso necesitamos un plan, un proyecto. Pero forjar ese plan

    supone

    que nos hemos formado una idea de lo que es el mundo y las cosas en l y

    nuestros actos posibles sobre l. En suma: el hombre no puede vivir sin

    reaccionar ante el aspecto primerizo de su contorno o mundo, forjndose

    una interpretacin intelectual de l y de su posible conducta en l.

    La importancia de la Universidad, para Ortega y para tantos otros, reside

    justamente ah, en su tarea de instruir al hombre ensendole cultura, un

    repertorio de ideas firmes que ayuden a entender y descubrir con claridad

    y precisin el gigantesco mundo presente, donde [el hombre] tiene que

    encajar su vida para ser autntica (Misin de la Universidad, 67).

    Estoy convencido de que es ineludible tener una idea clara de lo que es la

    tcnica y la tecnologa para comprender nuestro mundo y nuestras

    posibilidades efectivas de realizacin en l. Puede que para algunas

    personas esta necesidad sea ms secundaria, en tanto y cuanto la tecnologa

    no juega un papel tan crucial en su vida y en el desempeo de su profesin.

    Ese no es el caso, desde luego, de un informtico.

    Antropologa desde la tcnica

    En la primera parte de este artculo, intent justificar la oportunidad de

    enfocar un curso de Antropologa filosfica para ingenieros informticos

    desde la reflexin sobre la tcnicaun camino, por lo dems, conocido y

    frecuentado por los filsofos, no en vano, parafraseando a Gonzlez Quirs,

    la tecnologa da mucho que pensar. La idea era leer juntos la famosa

    Meditacin de la tcnica (Revista de Occidente, Madrid, 1939), de Ortega y

    Gasset, y, a continuacin, un texto reciente que trasladara la discusin

  • sobre la tcnica a su cara actual ms reconocible, que es la tecnologa

    digital.

    El pensamiento orteguiano sobre

    la tcnica es muy clarificador,

    pues se asienta en una slida

    teora de la vida humana

    (recordmoslo, nunca un factum

    sino siempre un faciendum,

    nunca un hecho dado y

    terminado sino siempre un

    quehacer que necesita de

    imaginacin y deseo). Sin

    embargo, como explica con

    mucho acierto el mismo

    Gonzlez Quirs, ni siquiera

    Ortega se puede librar por

    completo de cierto prejuicio

    humanista y de ciertas

    concepciones heredadas sobre la

    tcnica que, con todo, no

    constituyen lo fundamental de

    su pensamiento sino, ms bien,

    adherencias epocales en una

    reflexin genuinay no lineal

    sobre la tcnica como

    generadora de posibilidades no

    siempre anticipadas.

    Posibilidades que el hombre

    descubre a medida que es capaz

    de procurarse un margen de

    seguridad y dejar de atender a la

    mera supervivencia para entrar

    dentro de s. Por eso, dir,

    el hombre es tcnico, capaz de

    modificar su contorno en el sentido de su conveniencia porque aprovech todo

    respiro que las cosas le dejaban para ensimismarse, para entrar dentro de s y

    forjarse ideas sobre ese mundo, sobre esas cosas y su relacin con ellas, para

    fraguarse un plan de ataque a las circunstancias, en suma, para construirse un

    mundo interior.

    Al principio, cuesta seguirle porque, como

    buen filsofo, Jos Luis Gonzlez Quirs

    utiliza en un sentido muy preciso trminos

    como inteligencia, conocimiento, cultura,

    naturaleza o tecnologa. Pero desde que ya

    en 1998 publicara su gran obra sobre el

    porvenir de la tecnologa y el conocimiento,

    Gonzlez Quirs se ha convertido en una

    referencia obligada en filosofa de la ciencia

    y la tecnologa. Un aperitivo de su

    pensamiento se puede consultar en

    Tecnologa y cultura, un porvenir en

    discusin? (El pensador, 6, noviembre-

    diciembre 2013, 2830).

  • Ensimismamiento y alteracin [1939], en Obras completas V, Revista de

    Occidente, Madrid, 6 ed., 1964, 301302.

    Sin interioridad no hay reflexin ni espacio para imaginar posibilidades, en

    suma, para crear, que es lo ms propiamente humano. La tcnica aparece

    justo a continuacin, en la medida en que el hombre tiene un plan, un

    proyecto para su vida.

    El problema, en todo caso, aparece cuando damos por sentado el mundo en

    que vivimos y nos movemoshoy en da, tecnolgicamente programado

    y olvidamos que, en gran medida, es creacin nuestra, de un ser corpreo y

    espiritual que nunca termina de encajar en ese mundo y, por eso, inventa

    peridicamente nuevos aparatos, formas de trabajar, de construir o de

    desplazarse. Ciertamente, por su propia naturaleza, la tecnologa digital

    puede ayudar bastante a esa ignorancia general acerca del mundo. Gonzlez

    Quirs lo explica de un modo magistral:

    al manejar informacin han sido configuradas como tecnologas que reducen la

    realidad a la que afectan a una serie de parmetros que, en principio, son de fcil

    manejo por el usuario, aunque el precio que se pague por ello es que quien las

    utiliza puede desconocer absolutamente cmo hacen aquello que efectivamente

    hacen. Las tecnologas digitales son, a la vez, intuitivas y contraintuitivas,

    permiten un manejo sencillo a una inmensa multitud de personas, pero no

    muestran de ninguna manera sus msculos, sus procedimientos, el fundamento de

    lo que ofrecen. Por ello, aunque se configuren y vendan como tecnologas de uso

    universal, conllevan necesariamente una fuerte dependencia de diversos

    proveedores de servicios. Puede decirse, por ejemplo, que cualquiera que vea

    funcionar una locomotora de vapor ve lo que hace y cmo lo hace y que

    cualquiera que la maneje sabe lo que est pasando con ella y cules pueden ser las

    razones de sus fallos [].

    [Quiz todo sea cuestin de acostumbrarse, pero lo cierto es que] en los ltimos

    cuarenta aos hemos desarrollado una nueva envoltura, una segunda envoltura

    digital, una situacin en que nuestros hbitos intuitivos de trato con la realidad

    material (natural o tecnolgica) se estn viendo sustituidos por un manejo

    rutinario de informaciones prediseadas para facilitarnos la vida: no es difcil

    suponer, por ejemplo, que al conducir un automvil dotado con navegador, la

    impresin de cmo es la naturaleza y de la belleza del paisaje se acabar

    experimentando de muy otra manera

  • Es esta sensacin de desvinculacin de lo real y de mayor dependencia o

    falta de libertad lo que a muchos pensadores les preocupa de nuestra actual

    situacin en relacin a la tecnologa. Aqu es, de hecho, de donde parte En el

    enjambre de Byung-Chul Han (Herder, Barcelona, 2014) y tambin su obra

    en general, que advierte de la situacin de cansancio, coaccin sistmica y

    falta de intimidad en que estara sumido el sujeto contemporneo. Un tema

    de anlisis que aqu declina inmerso en la ms plena actualidad de

    tecnologas de la comunicacin, el ocio y el consumo que van desde Skype,

    Facebook y Twitter hasta las Google glass, la monitorizacin corporativa de

    la web y la misma imagen digital.

    La tcnica desde la vivencia subjetiva

    En la segunda parte de este artculo, cont las primeras impresiones de los

    alumnos al acercarse a este tipo de pensamiento crtico con la sociedad

    tecnolgica. Discutir esas impresiones me parece clave en chavales que van

    a dedicarse a la informtica el da de maana. Era mi modesta contribucin

    a lo que podramos denominar armonizacin de pensamiento y vida.

    Pues, incluso siendo afines a lo tecnolgico, ni siquiera los estudiantes de

    informtica son inmunes a la sensacin de aislamiento, irrealidad y falta de

    libertad que (presuntamente) produce la tecnologa digital. Eso lo

    comprob al transformar en experimento de clase el sabio artculo de mi

    amigo Mario ilar sobre Falsa conciencia, golden age thinking y tecnofobia.

  • As, despus de hacerles ver el muy visitado video Look Up!una especie

    de mea culpa lrico acerca de todo lo que nos perdemos por estar pegados a

    las pantallasles preguntaba la red te acerca a tus amigos?. Muchos de

    ellos contestaban con lamentos en sentido negativo, pero rpidamente

    otros tantos se les oponan con virulencia. El reto educativo no consiste en

    juzgar qu emociones son buenas y cules no, ni tampoco en descalificar

    algunos argumentos y alabar otros. Ms bien, creo, se trata de armonizar

    sentimientos y pensamientos y, para eso, procurar ir al fondo de las

    emociones, ver a qu responden y qu nos dan a conocer, tanto del mundo

    como de nosotros mismos. A lo mejor, la chica que se lamenta de la prdida

    de contacto cara a cara que (presuntamente) produce la tecnologa digital,

    no tiene problemas con lo digital, sino con la falta de reconocimiento por

    lo dems, algo muy propio de su edad y de la condicin humana, que es

    intrnsecamente social. Estas son las cuestiones interesantes hacia las

    cuales la tecnologarecordmoslo: una invencin nuestranos dispara,

    confirmando la intuicin orteguiana de que la tecnologao, por ser ms

    precisos, la tcnica, que es anteriornos da a conocer el aspecto ms

    profundo de lo real, aquel que tiene que ver con lo posible y lo imposible,

    con lo real en cuanto mbito de posibilidades para el hombre.

    Look Up

    En verano 2015, este video suma ms de 53 millones de visitas y muchsimos ms

    likes que dislikes. Y, sin embargo, la proliferacin de pantallas, servicios y opciones

    de ocio online no para crecer. Qu nos dicen estos dos fenmenos tan antagnicos?

  • La tcnica desde la reflexin intelectual

    La tercera parte de este artculo parta de una premisa implcita pero

    evidente para quien esto escribe: cualquier conocimiento nace de la

    atencin al hecho que se quiere conocer y de la urgencia de valorarlo y

    evaluarlo todo a la luz de eso que Von Balthasar y otros denominan

    experiencia elemental y que no es otra cosa que el conjunto de evidencias y

    exigencias bsicasde verdad, de justicia, de bellezaque constituyen el

    corazn humano (un criterio inmanente pero universal).

    Esta premisa se traduce en una actitud realista, que prima la observacin

    sobre el razonamiento. Marco Bersanelli y Mario Gargantini (Slo el

    asombro conoce, Encuentro, Madrid, 2006, 66) explican con mucha lucidez a

    que me refiero cuando indican que, en el ser humano, la observacin en un

    ver interesado y aaden que

    Observar un objeto o un fenmeno natural significa tomarlo (mirarlo y verlo) y

    volver incansablemente a examinarlo segn una hiptesis o exigencia de sentido,

    y, por lo tanto, de nexo con la totalidad. Normalmente esto significa ir a la

    bsqueda de una ley general, o un principio cientfico, capaz de desvelar una

    relacin ms profunda y rica entre el fenmeno individual observado y la enorme

    variedad de fenmenos similares a l.

    Estn hablando de la observacin cientfica, es verdad, pero lo que dicen es

    vlido para cada objeto o hecho que miremos con la esperanza de

    conocerlo. De hecho, practicar la observacin completa, apasionada e

    insistente de los hechos resulta fascinante porque cada nueva observacin,

    cada nueva perspectiva, cada nuevo detalle descubierto reclama con ms

    urgencia una teora, una hiptesis de significado que explique la mayor

    cantidad de observaciones y, a su vez, la relacin de lo observado con la

    totalidad de la realidad. Por eso es que, en el fondo, la observacin resulta

    una accin tan sumamente intelectual: porque, en el ser humano, observar

    no es un mero registrar datos, sino registrarlos a la luz de una teora, ora

    poseda, ora buscada, ora revisada.

    No es accidental que haya querido referirme a La sociedad del cansancio para

    terminar este tercer artculo. En aquella obrita, y de la mano de Peter

    Handke, Han conclua con una vibrante apologa del cansancio fundamental,

    el cualfrente al cansancio del agotamiento tpico de la sociedad del

    rendimiento en que vivimoses elocuente y conciliador, y despierta una

    visibilidad especial (el asombro?) para captar las formas, el brillo y la

    vibracin de las cosas. Se trataba de un pasaje muy inspirador, que en cierta

    manera recordaba a la denuncia que los medievales haca de la acedia

  • aquella desidia o cansancio del

    corazn, que se niega a aspirar a

    cosas grandes y se entrega al

    derrotismoy en otro sentido

    recordaba a la reivindicacin del

    ocio de Josef Pieperotro

    filsofo alemn que, a mediados

    del siglo XX, localizaba el xito

    del totalitarismo del trabajo en

    la idea de que slo las

    actividades con fin prctico dan

    sentido a la vida.

    Tengo para mi que lo que a Han

    ms le duele de la vida en el

    enjambre digital no es la a-

    politicidad ni la incapacidad de

    actuar y cambiar las cosas; tampoco la auto-explotacin a la que somete el

    sistema econmico; y menos an el narcisismo y prdida de capacidad

    ertica, de buscar lo otro, del sujeto actual. No. Segn lo entiendo, lo que a

    Han le duele de nuestra situacin es, en realidad, algo muy clsico y sencillo

    de enunciar (y difcil de resolver) como es la prdida de capacidad reflexiva

    y terica. Que era y es, justamente, el propsito del ocio.

    Ms que un no hacer nada o un simple desconectar, el ocio es, en

    realidad, un momento privilegiado de cultivo interior, algo que la tradicin

    clsica tena muy claro: como tambin somos espritu, hay que cultivar las

    cosas del espritu. La adquisicin de cultura, la formacin de la inteligencia

    y el criterio tico o incluso la capacidad de oracin no son ganancias

    propias de la vida activa sino ms bien de la vida contemplativa que, como

    recordaba Han en La sociedad del cansancio, no es una apertura pasiva a todo

    lo que viene, sino un guiar con soberana la mirada hacia lo que importa,

    una interrupcin respecto de la atencin a los propios intereses y

    apetencias que permite la apertura hacia lo otro y al mundo ms all del yo.

    La teoradice Han en La agona del Erosilumina el mundo antes de

    comprenderlo. Ojal la lectura y discusin de este libro les sirva a mis

    alumnos como una llamada de atencin para recuperar el theorin, esa

    facultad de ver y comprender lo importante tantas veces hoy enterrada por

    nuestra actividad cazadora de informacin, la impulsividad afectiva de

    nuestras intervenciones en la red y la falta de realismo (o de humildad) en

    el conocimiento de nuestras limitaciones y posibilidades. Ojal, tambin, el

    dilogo sobre estas cuestiones les ilumine el mundo para que, cargados con

    Peter Handke (Austria, 1942-) es novelista,

    dramaturgo y escritor, adems de cineasta

    y activista. Para muchos, es el mejor

    novelista vivo en lengua germana.

  • la teora, se encarguen de

    comprender ese mundo y

    comprenderse en su vida diaria.

    Una adenda

    El lector que ya se haya acercado

    a la obra de Han, quiz se haya

    percatado de algunas omisiones

    importantes en nuestra lectura y

    comentario de En el enjambre,

    sobre todo, aquella que

    prcticamente todos los

    comentaristas destacan. A saber,

    la referencia al panptico digital

    en el cual, segn Han, vivimos

    los internautas, una imagen que

    ya haba usado en La sociedad de

    la transparencia, y que aqu

    vuelve a aparecer someramente

    en la 15 entrada (p. 100) para

    hablar de las peculiaridades de

    nuestro modo de vida social, una

    convivencia donde todos somos

    vigilados (entindase:

    buscados, compartidos,

    retuiteados, investigados) por

    todos, pero donde es el propio

    sujeto el que se desnuda, y no por coaccin externa sino interna.

    Es una imagen poderosa, qu duda cabe, y una que da mucho que pensar.

    Con todo, su discusin exceda con creces mi propsito a la hora de leer

    con los alumnos el libro de Han. Quedar, con suerte, para otra ocasin.

    Tambin quedar para otro momento la visin de la poltica actual como

    psicopoltica, la forma en que actualmente se pretende seguir ejerciendo el

    poder mediante la seduccin y el asalto a la esfera sentimental del

    ciudadano.

    No obstante, no puedo cerrar este ltimo artculo sin compartir una

    inquietud. Tanto Han como sus lectores y cierta corriente de intelectuales

    crticos se lamentan de la dependencia y falta de libertad que, en teora,

    genera el paradigma digital de vida y sociedad. Y es ciertolo

    comprobamos cada daque, en la era digital, cada vez es ms

    Josef Pieper (19041997) fue uno de los

    filsofos catlicos ms importantes del siglo

    XX. Su pensamiento, de inspiracin

    platnica, se centr en la recuperacin de

    la filosofa clsica (sobre todo, de corte

    tomista) para el hombre contemporneo.

    En castellano, sus dos obras ms

    importantes son los escritos reunidos en El

    ocio y la vida intelectual y Las virtudes

    fundamentales.

  • indispensable depender y cooperar entre todos. Dicho sea de paso, no creo

    que sea casualidad que el trabajo por proyectos y el aprendizaje cooperativo

    en colegios y universidades imponga su vigencia en esta era digital. Muchos

    ven esta deriva hacia una mayor dependencia con tintes negativos,

    denunciando que la exaltacin del trabajo en equipo es una manera de

    disolver la responsabilidad de la persona o de dificultar que brillen los

    talentos individuales, lo quetericamentesiempre beneficiara a los

    poderes fcticos, que encontraran de esta manera menor resistencia para

    sus planes.

    En definitiva, se viene a decir, la

    libertad individual que perdemos

    en la dependencia es

    directamente proporcional al

    control que otros tienen sobre

    nosotros. Esos otros, contina

    la crtica, ya no son tanto

    gobiernos y fuerzas de seguridad

    cuando empresas y

    multinacionales, que son

    quienes, al final, proveeny, a veces, hasta gratuitamentelos servicios

    que necesitamos para nuestra vida digital (adsl, correo, mensajera, redes

    sociales, comercio, viajes, alojamiento en la nube, etc.), a cambio, eso s, de

    recabar datos sobre nuestros gustos, lugares favoritos, opciones de

    consumo y opiniones del ms diverso tipo. Sera, en definitiva, el triunfo de

    una supuesta concepcin neoliberal en la cual se pregona la libertad de

    todos para moverse, comprar y vender pero donde, en realidad, slo es libre

    de verdad el poderoso (hoy, el que abastece de servicios que el usuario

    demanda y necesita).

    Es una crtica, lo admito, que tiene mucha fuerza y capacidad persuasiva.

    Pero, sobre todo, lo que tiene es predicamento y popularidad, hasta el

    punto que muchosHan incluidoaceptan como algo dado y no sujeto a

    duda el que vivimos en sociedades con una organizacin poltica y

    econmica neoliberal. Nunca he entendido bien a qu se refiere este

    trmino y tiendo a pensar, como escribi hace tiempo Enrique Ghersi, que

    neoliberalismo es una figura retrica que emplean los intelectuales de

    corte progresista para, a partir de ciertas polticas que s pueden

    considerarse liberales, hacer una enmienda a la totalidad de aquellos

    gobiernos e instituciones que no sean abierta y activamente

    intervencionistas y redistributivas.

  • Un debate riguroso en torno a este tema podra resultar interesante e

    instructivo, pero excede con mucho el propsito de este artculo. En todo

    caso, lo que s se puede preguntar a los detractores de esta supuesta

    organizacin liberal o neoliberal es algo muy bsico: qu idea de ser

    humano tienen detrs? Es que acaso la cooperacin y dependencia es

    intrnsecamente mala? El economista liberal Juan Ramn Rallo no se cansa

    de repetir que el ser humano es un ser hipersocial:

    salvo excepciones muy contadas, sera incapaz de vivir aislado del resto de la

    sociedad. Tambin en economa: un sistema econmico es una red de contratos e

    intercambios, esto es, una red de cooperacin voluntaria y pacfica. El empresario

    tiene una serie de proveedores, distribuidores, trabajadores, accionistas y clientes,

    todos los cuales cooperan entre s para que la empresa salga adelante. Sin

    cooperacin no habra divisin del trabajo y no habra capitalismo.

    Debatiendo estas y otras ideas con un autor de pensamiento republicano,

    sala a la luz una diferencia fundamental en la concepcin antropolgica de

    fondo, pues su oponente defenda la pertinencia de una poltica de renta

    bsica con el argumento de que si cada ciudadano, trabaje o no, percibe un

    salario fijo, eso le permitira rechazar los trabajos que no se ajusten a sus

    necesidades, exigencias e ideales de realizacin. Esto es, le dara ms

    libertad. Ahora bien, cabra preguntarse, es la autarqua, la autonoma

    total, la auto-suficiencia el ideal humano por excelencia? As lo era para los

    antiguos, desde luego. Pero hace ya bastante tiempo que eso dej de ser as,

    tal como nos han enseado justamente los economistasmejor que los

    filsofosdesde Adam Smith y quiz antes.

    Pienso que, en este contexto, el paradigma digital abre un interesantsimo

    foco de reflexin para el liberalismo clsico, pues obliga a enfocar en clave

    positiva la dependencia a la que fuerza la red y, ms an, a repensar algo

    tan bsico y querido para los liberales como el derecho de propiedad. Qu

    tipo de propiedad se puede reclamar en el mundo digital, un mundo no

    fsico sino ms bien intelectual, donde cada vez que surge algo nuevoo

    relativamente nuevoes inmediatamente replicado, rehecho, mezclado y

    reelaborado? Hasta ahora, se poda esgrimir cierto derecho de propiedad

    porque lo digital gobierna o traduce cosas que estn en el mundo fsico,

    pero qu ocurrir cuando la mayora de nuestras creaciones y productos

    tengan una existencia primariamente digital y slo secundaria y

    accidentalmente fsica? Pagaremos impuestos de circulacin el da en que

    no necesitemos el coche porque podamos viajar virtualmente a cualquier

    lugar y encontrarnos y hasta interactuar virtualmente con cualquier

    persona? Puedo reclamar un derecho al olvidoo sea, una propiedad

    sobre lo que digocuando todo queda registrado en la web?

  • Como recordaba hace poco Jeffrey Tucker al discutir el absurdo de

    reclamar la propiedad de algo tan comn como la meloda del

    felizcumpleaos, los derechos de propiedad estn pensados sobre la base de

    cosas fsicas y escasas:

    los autnticos derechos de propiedad se prolongan a partir de la naturaleza fsica

    de las cosas: esto es mo, esto es tuyo, esto es de l y esto de ella. La propiedad se

    basa en el control exclusivo. Tal cosa es imposible en lo que se refiere a una

    meloda, pues una vez es oda, pertenece tambin al oyente.

    Pareciera que esta es la lgica general que se impone en internet y que dice

    que todo es compartido y comn. Cmo habremos de hacer para que brille

    el talento individual en la red una vez que todo lo que nos importa ya slo

    tenga existencia virtual? Sin duda, este va a ser uno de los debates ms

    fascinantes que habremos de mantener en el futuro.