el entorno de la seguridad social -...

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EL ENTORNO DE LA SEGURIDAD SOCIAL Por: Fernando Gutiérrez Domínguez 1 "El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad Política". Simón Bolívar. En primer lugar deseo agradecer muy cumplidamente a la Secretaría de Gobernación, y de manera especial al señor Secretario de Gobernación, Lic. Santiago Creel Miranda, así como al señor Subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos, Lic. Daniel Cabeza de Vaca Hernández, por haberme distinguido con esta participación en el importante Foro que hoy nos convoca denominado “Orden Jurídico de la Consolidación Democrática”. Mucho se ha escrito, y se seguirá haciendo, respecto a la problemática que hoy en día significa la seguridad social, no 1 Actualmente funge como Director Jurídico del IMSS. También se ha desempeñado como Subdirector Jurídico del ISSSTE y Presidente de la Comisión Jurídico Social de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social. 1

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EL ENTORNO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Por: Fernando Gutiérrez Domínguez1

"El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y mayor suma de estabilidad Política". Simón Bolívar.

En primer lugar deseo agradecer muy cumplidamente a la

Secretaría de Gobernación, y de manera especial al señor

Secretario de Gobernación, Lic. Santiago Creel Miranda, así

como al señor Subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos

Humanos, Lic. Daniel Cabeza de Vaca Hernández, por haberme

distinguido con esta participación en el importante Foro que hoy

nos convoca denominado “Orden Jurídico de la Consolidación

Democrática”.

Mucho se ha escrito, y se seguirá haciendo, respecto a la

problemática que hoy en día significa la seguridad social, no

1 Actualmente funge como Director Jurídico del IMSS. También se ha desempeñado como Subdirector Jurídico del ISSSTE y Presidente de la Comisión Jurídico Social de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social.

1

solo en nuestro país, sino a nivel mundial, lamentablemente, por

diversas razones, poco se ha avanzado en las soluciones de

fondo que el problema requiere con urgencia.

Por ello, las reflexiones que hoy compartiré con todos ustedes,

tienen como objeto principal analizar el entorno de la seguridad

social dentro de la transición y alternancia políticas que hoy

vive México, y proponer algunas alternativas de actualización

del marco jurídico relacionado con la seguridad social, a la vez

de llamar la atención de todos ustedes, en relación con la

urgencia de atender algunas de las posibles soluciones que se

han planteado en diversos foros nacionales e internacionales, y

que en varios países inclusive ya han implementado.

Hablar de la seguridad social es hablar de un problema

complejo y ancestral, que día a día, en virtud de diversos

factores se vuelve más complicado y difícil de atender con la

eficiencia y eficacia que todos quisiéramos.

2

Los retos que hoy enfrenta la seguridad social, no solo en

México sino a nivel mundial son enormes. Ello, hace que

tengamos que dejar de percibir a la seguridad social como un

problema aislado de determinadas instituciones para verlo como

lo que verdaderamente es, un asunto de Estado, un problema

prácticamente de seguridad nacional.

Asimismo, necesitamos prescindir de ese sentimiento que nos

ha embargado recientemente, de ver a la seguridad social simple

y sencillamente como un gasto en aumento, como un barril sin

fondo, para tratar de conceptualizarlo como una inversión de

mediano y largo plazo.

En efecto, un problema tan complejo, en el cortísimo plazo, si

no es atendido con seriedad, detenimiento, serenidad, pero al

mismo tiempo con la brevedad que la situación reclama,

seguramente tendrá repercusiones sociales de suma importancia,

3

por esta razón, el tema debe formar parte de la agenda nacional

como parte muy importante de la reforma del Estado Mexicano.

Por su complejidad, la seguridad social es un problema

multifactorial que requiere atención en muy distintos campos, el

de la salud, el pensionario, y, de manera muy especial, el

financiero.

Pareciera lejana la época en que el canciller alemán Otho Von

Bismarck, el canciller de hierro, promoviera aquellas tres

celebres leyes sociales: 1) “Seguro contra enfermedad”, de

1883; 2)”Seguro contra accidentes de trabajo”, de 1884 y

3)”Seguro contra la invalidez y la vejez” de 1889.

Sin embargo, esas tres leyes, hoy en día, constituyen la base del

Sistema de Seguridad Social Universal, al cual aspiran la

mayoría de las naciones.

4

Nadie pone en duda que el modelo de seguridad social alemana,

ha sido un instrumento por demás efectivo para la redistribución

de la riqueza, disminución de la pobreza, mejora de la salud, así

como para el bienestar y fortalecimiento de las economías.

Por estas razones dicho modelo se extendió rápidamente por

Europa y con posterioridad a otras partes del mundo, México no

fue la excepción.

No obstante ello, a veces pareciera que en nuestro país el tiempo

se hubiera detenido, ya que a pesar de los innegables avances

que la seguridad social ha tenido en beneficio de la población,

insisto, da la impresión, en ocasiones, que dicha población no

tendiera a envejecer, que las enfermedades siguieran siendo las

mismas que años atrás, que la esperanza de vida de los

mexicanos no hubiera variado un ápice, que hoy en día un

hombre de 50 años perteneciera a la tercera edad, en fin, que en

México nada hubiese cambiado.

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Pero la realidad, esa terca realidad que a veces se empecina en

mostrarnos lo que no queremos ver, hace evidente que las cosas

en México han cambiado y de que manera.

En casi todos los países del mundo, en los últimos lustros, se

han presentado variaciones de carácter demográfico por demás

significativas, a la vez que el cuadro epidemiológico también ha

sufrido grandes cambios, elementos ambos, que

indefectiblemente afectan el funcionamiento de las instituciones

que transfieren recursos entre grupos generacionales, como es el

caso de la seguridad social, además de que por razones lógicas

estos fenómenos reclamarán cada día para la seguridad social,

mayores recursos financieros para ser proporcionada en forma

adecuada.

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En esta ocasión, me referiré única y exclusivamente a estos dos

fenómenos, por ser los que más directamente impactan las

finanzas públicas de las naciones, en tratándose de la seguridad

social, no porque sean los únicos.

VARIACIONES DE CARÁCTER DEMOGRÁFICO.

Nadie puede negar que los habitantes cuya edad fluctúa entre

los 65 y los 70 años, han mostrado un ritmo de crecimiento

verdaderamente impresionante, en consecuencia, también han

aumentado las demandas de éstos por obtener mejores servicios

de salud, acordes con su edad, así como pensiones decorosas

que les permitan gozar de relativa paz en la última etapa de su

vida.

Por lo tanto, una especial muestra de dichos cambios en la

composición demográfica es el envejecimiento de la población,

factor que está íntimamente ligado a la evolución de los

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sistemas de seguridad social y, obviamente, en el grado en que

esta variable evolucione, sus consecuencias se dejarán sentir en

aquellos aspectos relacionados con su debida atención, lo que

impactará fuertemente el aspecto financiero de la seguridad

social.

Concretamente en México, este fenómeno está empezando a

cundir, es decir, la población está iniciando un proceso de

envejecimiento, los adultos mayores de 65 años, hoy en día en

nuestro país, muestran un crecimiento por demás acelerado.

Ahora bien, si comparamos esta proporción de la población con

la de otros países, todavía es pequeña, sin embargo, este es un

fenómeno que irremediablemente afectará severamente el

aspecto financiero de la seguridad social y, por ende, de no estar

debidamente preparados, la calidad del servicio que se preste a

este importante sector de nuestra población, se verá seriamente

deteriorada.

8

Para México, las perspectivas son de que la población mayor de

65 años, en las próximas décadas aumentará en forma acelerada,

es más, este incremento se verá con mayor rapidez en nuestro

país, que en aquellos en que la población ya envejeció.

Nuestra anfitriona el día de hoy, la Secretaría de Gobernación, a

través del CONAPO considera que en 1955 el promedio de vida

del mexicano, se ubicaba alrededor de los 52 años, a la fecha,

este promedio lo podemos situar hasta en los 75 años o más.

En términos absolutos para el año 2050 se estima que la

población mayor de 60 años estará cercana a los 36 millones.

Esta situación impactará, por necesidad, en forma negativa a las

finanzas públicas nacionales, ya que será necesario que la

organización de los servicios médicos se adecue a la misma, a

fin de que se disponga de la infraestructura médica necesaria

para responder debidamente a los cambios de una población

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más heterogénea, especialmente frente al costo creciente que

significa atender a la población mayor de 65 años.

Asimismo, el sistema de pensiones se verá mucho más afectado

de lo que está hoy, toda vez que la presión sobre dicho sistema

aumentará irremediablemente. Solo un dato, para el año 2025 la

población de 50 a 64 años que se encuentre próxima al retiro

será aproximadamente el doble de la que es en la actualidad.

Por esta razón, resulta incomprensible que en la actualidad, sin

importarnos para nada el futuro de nuestro país y de nuestros

hijos, sigamos defendiendo a ultranza el que las personas se

jubilen a los 46, 48 ó 50 años de edad, es decir, en la época más

productiva de su vida activa.

Debemos entender que no se trata de violentar los derechos de

nadie, se trata de que todos juntos hagamos algo el futuro de

nuestro México.

10

Los cambios en la estructura por edad en la población, plantean

una modificación en las esferas social, económica y política del

país. El tránsito de una población joven a otra más envejecida,

provocará irremediablemente un desequilibrio entre los

trabajadores activos y los jubilados, lo cual también incidirá

negativamente en las finanzas públicas nacionales.

La dinámica de crecimiento de la población de la tercera edad,

nos hará ver indudablemente las múltiples dificultades que será

necesario enfrentar, para garantizar su viabilidad financiera.

El envejecimiento de la población se traducirá en una

disminución de la atención pediátrica y, consecuentemente, en

un aumento de la atención geriátrica, lo que una vez más se

reflejará en el aumento de crecientes necesidades de recursos

financieros para atender esta transformación.

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Por ende, será necesario modificar los esquemas tradicionales

de atención, para promover y propiciar esquemas con enfoques

geriátricos, con personal especializado en los diferentes ámbitos

de atención médica, esquemas que obviamente resultarán

mucho más caros, que aquellos destinados a atender

padecimientos, permítaseme llamarles de carácter normal o

general.

Lo anterior, también se traducirá en la necesidad de desarrollar

modelos de atención que incluyan rehabilitación y cuidado de

enfermedades de largo plazo con el consecuente costo que ello

implicará.

Además de lo anterior, se debe estar preparado para atender este

aumento en la expectativa de vida, en las mejores condiciones

de salud y bienestar para la población, o sea, que el incremento

en la esperanza de vida en los adultos mayores, vaya

acompañado de años de vida saludables y confortables.

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VARIACIONES EPIDEMIOLÓGICAS.

Como consecuencia del proceso de envejecimiento de la

población, se producen cambios y modificaciones en las

características epidemiológicas de la misma.

De esta forma, en la medida en que las tasas de supervivencia

de lactantes y niños mejora durante los primeros años de vida,

los que como todos sabemos, son de alto riesgo, y la edad

promedio de una población aumenta, se intensifica la

exposición a factores de riesgo relacionados con las

enfermedades crónicas y los accidentes.

México se encuentra inmerso en un ciclo paradójico. Por una

parte gracias al avance que ha habido en materia de salud, la

expectativa de vida de los mexicanos es muy superior a la de

hace 50 años; sin embargo, ello mismo, propicia que al jubilarse

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las personas a temprana edad, la sociedad tenga que contribuir

en mayor medida y por más años al pago de su pensión, por lo

que un fenómeno que a todos complace y beneficia, a la vez, es

causa de preocupación y presiones financieras.

La transición epidemiológica se refiere a un cambio a largo

plazo en las principales causas de enfermedad y muerte, que

pasan a ser enfermedades crónicas y degenerativas en lugar de

infecciosas y agudas.

Esta transición produce una transformación importante en los

patrones de salud que, entre otros efectos, implica por un lado

que no toda la población se beneficia de manera uniforme de los

avances de la ciencia y la inversión en salud, y, por otro, que

coexistan de manera simultánea patrones de enfermedades y

mortalidad previos y posteriores a la transición, en particular, en

las familias de menores ingresos.

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En la época moderna se ha registrado un aumento significativo

en las enfermedades no transmisibles y las lesiones que

constituyen problemas de salud emergentes, destacan entre ellas

la diabetes y sus complicaciones, los tumores malignos, las

enfermedades cardiovasculares, la patología renal, los trastornos

mentales y las nuevas infecciones como el VIH/SIDA.

Es un hecho que de no cambiar estas tendencias, no podemos

esperar más que un aumento importante de estos problemas de

salud emergente, lo que conlleva un aumento en la utilización

de los servicios de salud por parte de adultos enfermos.

En la actualidad los adultos enfermos consumen más de la mitad

de los recursos de nuestro sistema de salud, que en los hechos

todavía presentan deficiencias en la promoción de la salud y la

prevención de enfermedades de este núcleo de adultos, a pesar

de los grandes esfuerzos que se han desplegado.

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En resumen, los cambios demográficos y epidemiológicos

motivan una mayor demanda de la población usuaria de los

servicios de salud y en consecuencia un nivel de gasto mucho

más elevado, ya que la atención a los padecimientos crónicos

degenerativos resulta mucho más costosa.

Por lo tanto, podemos asegurar que en el entorno de la

seguridad social en México hoy y en los próximos años, se

tendrán que enfrentar retos de tal magnitud que, si no se toman

las medidas adecuadas en forma oportuna, entraremos a una

espiral crítica de consecuencias sociales difíciles de imaginar,

ya que nuestro país concatena retos que otros países enfrentan

con niveles de ingreso muy superiores, pero con rezagos de

países con menor desarrollo relativo.

En tal virtud, es obligación del Estado Mexicano diseñar

estrategias y buscar soluciones para enfrentar con oportunidad,

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esta compleja problemática que significa la seguridad social,

antes de que el destino nos alcance.

México se encuentra todavía muy lejos de cumplir con el

imperativo social de Estado, de otorgar una seguridad social

universal, por ello, es necesario redoblar nuestros esfuerzos y

fortalecer nuestras acciones, para por lo menos, dejar sentadas

sólidas bases para que futuros gobiernos puedan construir sobre

ellas, este anhelo y aspiración de todos los mexicanos.

FINANCIAMIENTO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Nadie puede negar que hoy en día la seguridad social, no en

México, sino a nivel mundial, está entrando en una etapa severa

y preocupante que puede devenir irremediablemente en una

crisis.

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El factor principal de esta situación lo constituye el creciente

costo de dicha seguridad social. De acuerdo con los datos del

proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el

ejercicio fiscal de 2005, presentado recientemente por el señor

Presidente de la República a la Cámara de Diputados, el

incremento en los gastos de seguridad social ha sido un factor

significativo en el incremento del gasto nacional.

Dado lo anterior, existe el temor fundado de que a largo plazo

los costos de la seguridad social pudieran llegar a volverse

realmente alarmantes, entre otros factores, como señalamos, por

el envejecimiento de la población en los próximos lustros.

De esta manera ciertas medidas temporales y de corto plazo

pueden aliviar someramente las presiones presupuestarias

presentes, sin embargo, se hace necesario adoptar un conjunto

de reformas fundamentales para asegurar la viabilidad

financiera, en un futuro inmediato, de la seguridad social.

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Es un hecho que muchas de las reformas a los sistemas de

seguridad social que distintos países han llevado a cabo, se

orientan a establecer controles en el crecimiento del aumento

del costo de la seguridad social. Es un aspecto fundamental de

sus agendas políticas.

Otro elemento importante en el aumento del gasto público de

los países en materia de seguridad social, lo constituye el costo

de las pensiones y el gasto en prestaciones económicas.

En algunos países, el rubro presupuestario más grande de los

sistemas de seguridad social, es el costo de las pensiones

públicas.

Asimismo, los sistemas de salud pública cada día se han vuelto

más onerosos. El envejecimiento de la población, la

transformación de las enfermedades, el costo del cuidado de los

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enfermos, el costo de los medicamentos, entre otros, son

factores, como señalamos, que han contribuido a este

incremento.

Por su parte, otro factor que ha contribuido al aumento de la

carga de la seguridad social, es el desempleo, ya que este tiene

un doble efecto, por una parte la seguridad social ve mermados

sus ingresos, pero a la vez, durante determinado tiempo se tiene

que seguir prestando los servicios médicos a aquellas personas

que por desgracia han perdido su trabajo.

La mayoría de los países que han llevado a cabo reformas

estructurales en sus sistemas de seguridad social, lo han hecho

reconociendo la necesidad de contener el crecimiento de los

costos de la seguridad social.

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De esta manera, muchos gobiernos han llevado a cabo reformas

constitucionales y legales para elevar la edad de jubilación de

las personas.

Asimismo, se han llevado a cabo reformas y modificaciones en

los sistemas de salud pública, a fin de hacerlos más eficientes y

han establecido sistemas de control en cuanto al surtimiento de

los productos farmacéuticos y medicamentos.

Lo anterior demuestra que lo que más preocupa a los

responsables de las finanzas públicas, a nivel mundial, es la

fuerza de las situaciones subyacentes que se ejercen sobre el

gasto público y que, lamentablemente, en nuestro país muestran

una tendencia al aumento.

Sobre el particular, el impacto más inmediato de este problema,

suscitado por cambios demográficos, se verá reflejado en los

regímenes de pensiones, en virtud de que sus costos se

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incrementarán en la medida en que las personas vayan pasando

a retiro.

La brecha constantemente creciente entre trabajadores activos y

jubilados y pensionados, se verá incrementada

preocupantemente en los próximos años, brecha que política,

económica y socialmente para el país representa, o debe

representar, un problema de atención inmediata.

El valor de las nuevas medicinas que se van descubriendo para

la atención de enfermedades crónico degenerativas, así como la

aplicación de los más avanzados métodos de la tecnología

médica, son factores muy importantes para la atención de la

salud, pero que, como vimos, tendrán un impacto significativo

en las finanzas públicas.

Los aumentos sostenidos en los niveles de desempleo, en todos

los países del mundo, son un factor que irremediablemente

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influyen en el aumento del costo de la seguridad social, razón

por la cual, este también es un problema que en el entorno de la

seguridad social debe atenderse con prontitud.

Como vemos, el aspecto financiero de la seguridad social es un

problema de la mayor complejidad al cual se puede enfrentar un

gobernante, ya que por un lado, el gobierno tiene la obligación

de hacer efectivo el fin último del Estado, es decir, el bien

común, el bienestar de la colectividad.

Pero por otro lado, se enfrenta al hecho de que ¿de donde va a

obtener los recursos necesarios para cumplir con ese imperativo

de Estado?. La respuesta es obvia, de la propia sociedad.

Sin embargo, lo anterior se encuentra limitado por la renuencia

del contribuyente a pagar más impuestos o impuestos más altos,

a fin de cubrir el constante aumento en los costos de la

seguridad social.

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Por ejemplo, en los países en que los costos del seguro social

son cubiertos tanto por patrones, como por trabajadores, y en el

caso de México, por el Gobierno Federal, existe una resistencia

comprensible por parte, esencialmente, de los patrones para

aportar más al pago de la seguridad social.

Además, esto, como una medida aislada y unilateral, podría

implicar aumentos en el costo de producción, afectaría el nivel

de competitividad internacional, provocaría mayores niveles de

inflación, evasión y desempleo.

Una alternativa para cumplir el creciente aumento en el costo de

la seguridad social sería recurrir al endeudamiento; sin

embargo, esta opción es absolutamente impensable y, por lo

tanto, debemos descartarla absolutamente, ya que sus efectos

serían desastrosos para el país.

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Luego entonces, no nos queda más que de manera concertada,

solidaria, incluyente, despojada de intereses de grupo y

particulares, celebrar un gran pacto nacional para llevar a cabo

las reformas estructurales que necesita el país, entre ellas, la

reforma fiscal integral para financiar los crecientes costos de la

seguridad social y, con ello, dar cumplimiento a los fines del

Estado.

El otro camino, en un futuro inmediato, sería llevar a cabo

recortes sustantivos al presupuesto nacional, para canalizarlos a

sufragar la seguridad social, hasta que llegue,

irremediablemente, el momento de que no haya de donde

hacerlos, con los efectos que ni siquiera es necesario comentar

en este Foro.

Es indispensable que dentro de este gran pacto nacional, se

concierten acciones con todos los actores involucrados para

enfrentar las implicaciones financieras que trae consigo el

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envejecimiento de la población. No se trata de vencer sino de

convencer.

En concreto, podemos afirmar que si lo que México desea, es

proteger al mayor número de mexicanos, incluyendo, desde

luego, a los grupos de población más vulnerables, pero sin

establecer una carga repudiable sobre los actores económicos, es

necesario llevar a cabo reformas fundamentales debidamente

convenidas para ello.

La experiencia nos muestra que no existe un modelo universal,

de seguridad social, por lo menos razonablemente aceptado, por

lo que distintos países han adoptado diferentes combinaciones

de financiamiento en implantación de sus reformas.

Por lo mismo, es un hecho que necesitamos seguir avanzando

hacia un sistema universal de seguridad social, que amplíe

significativamente la cobertura poblacional y que fortalezca los

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indispensables mecanismos de solidaridad en el financiamiento,

pero debidamente acordado con todos los sectores de la

sociedad.

Necesitamos encontrar instrumentos que ayuden a fortalecer el

vínculo que debe existir entre contribuciones y beneficios, con

objeto de alcanzar un mayor equilibrio entre los ingresos y los

gastos.

Así, en el campo de las pensiones, por ejemplo, se hace

necesario homogeneizar las edades de retiro, a fin de que estas

respondan a la realidad que hoy vive México, ya que no es

posible seguir alentando por todos los medios, el que los

trabajadores se sigan jubilando a edades tempranas en perjuicio

de la economía nacional del país, de ellos mismos y de sus

familias.

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La mayoría de los sistemas de pensiones vigentes en el mundo

se diseñaron a mitad del siglo pasado, cuando las condiciones

laborales, demográficas, epidemiológicas y económicas eran

totalmente diferentes a las de hoy. Esto ocasiona que su diseño

en la actualidad sea obsoleto e inoperable financieramente.

En las condiciones actuales estos esquemas no tienen

viabilidad financiera, por lo que es necesario modificarlos para

adaptarlos a las nuevas condiciones, y de este modo asegurar

que los futuros jubilados podrán contar con una pensión digna.

Da la impresión de que existe un consenso bastante extendido

respecto a que debería haber alguna forma de elevar la edad de

jubilación, lo que se considera como una necesidad a largo

plazo, pero obviamente es una opción impopular.

Por ello, se podrían buscar esquemas para que una vez

establecida una edad mínima de retiro, incluso a nivel

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constitucional, la ley secundaria pudiera permitir que si una

persona se quiere jubilar antes, su pensión actuarialmente sea

menor, con base en alguna tabla que al efecto se diseñe.

Otra alternativa sería establecer edades de jubilación de acuerdo

con la actividad específica que desempeñe la persona en

cuestión.

Debemos encontrar estímulos para que en lugar de que la gente

espere, en algunos casos, con ansiedad la fecha de su retiro, siga

trabajando, siga siendo productiva hasta una edad en la que

razonablemente, al retirarse, pueda gozar de salud y confort en

la última etapa de su vida que debe de ser de tranquilidad,

descanso y recreación.

De igual forma, sería conveniente preguntarnos que tan

adecuado sería buscar alguna fórmula legislativa para que la

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edad mínima de jubilación aumentará conforme aumente la

expectativa de vida, fórmula, lo reconozco nada fácil de diseñar.

A pesar de las medidas que se pudieran adoptar, la solución no

es sencilla o simple. Para por lo menos avanzar en esta

dirección se deben mejorar las condiciones laborales de todos

los trabajadores, entre ellas, la capacitación, además, como

señalamos de analizar y estudiar con mucho detenimiento los

diferentes escenarios de retiro, de forma tal que sen flexibles y

no estrictamente rígidos.

La solución no es fácil, reitero, requiere voluntad política,

creatividad y un gran espíritu de solidaridad.

En materia de salud, debemos seguir ahondando en la

prevención de las enfermedades, en la cultura del autocuidado

de la persona, un ejemplo de ello es el programa denominado

PREVENIMSS, así como en el diseño de estrategias, medios e

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infraestructura que nos permita atender con eficacia, eficiencia,

calidad y calidez a los adultos mayores.

Asimismo, es necesario establecer una debida y estrecha

coordinación entre todos aquellos entes públicos que tienen a su

cargo la seguridad social de la población, coordinación que

permita evitar duplicidad de esfuerzos y recursos, a la vez de

que propicie ahorro en el gasto público.

Por ejemplo, actualmente existe una infraestructura hospitalaria

para los trabajadores del Apartado A, otra para los del Apartado

B, una más para los empleados de PEMEX, otra bajo la

responsabilidad de la Secretaría de Salud, cada una de ellas,

destinadas a la atención de un sector determinado de la

población en forma exclusiva, salvo en el caso de urgencias.

En este sentido, debemos no sólo seguir apoyando las bases que

se han firmado para aprovechar la infraestructura hospitalaria de

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estas instituciones, sin importar a cual de ellas está afiliada la

persona que requiere el servicio, sino que se debe legislar al

respecto, a fin de evitar costos innecesarios de inversión. Se

debe aprovechar la capacidad instalada.

Por otra parte, en materia de pensiones se tienen acuerdos de

portabilidad de derechos con otros países; sin embargo, a la

fecha no se ha podido lograr lo mismo entre dos instituciones

mexicanas.

Ante esta realidad, la seguridad social mexicana debe prepararse

para promover su universalidad, por medio de acciones

concertadas y coordinadas por parte del Gobierno Federal,

actualmente la seguridad social en México tiene múltiples

actores y diversos programas, todos tienden en mayor o menor

medida a la universalización de la seguridad social, por ello,

deben trabajar de manera armónica y coordinada, México lo

reclama, la población lo necesita.

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En este tema, por ejemplo se podría crear el Sistema Nacional

de Seguridad Social, a fin de coordinar debidamente todas las

acciones a fin de aprovechar al máximo los recursos existentes.

Asimismo, se debe propiciar un mayor grado de solidaridad en

el financiamiento de la seguridad social, con objeto de

equilibrar las inequidades que hoy en día se presentan.

Debemos estudiar con seriedad y profundidad la proposición de

desvincular la cobertura de seguridad social de la participación

en las diferentes modalidades del mercado formal de trabajo y

hacer a cambio un financiamiento a través de los impuestos al

consumo y no a través de impuestos a la nómina.

La posibilidad de establecer una contribución al consumo para

el financiamiento de la seguridad social, tal y como lo ha

33

propuesto la OIT, otros países lo han hecho ya, estudiemos sus

resultados.

Esta medida propiciaría la reducción de la evasión y activaría,

por lo menos en la teoría el crecimiento del mercado formal de

trabajo.

Sin embargo, debemos recordar que todos los métodos que se

utilizan para el financiamiento del sistema previsional se pagan

precisamente con el producto de la población activa, por lo que

el tema está más que ligado con la creación de empleos.

La reforma de fondo a la seguridad social mexicana, es un

aspecto que no admite demoras, La seguridad social que el

Estado debe proporcionar a sus ciudadanos, en todas las

democracias contemporáneas, es un aspecto significativo y

crucial.

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En este sentido, debemos encontrar los caminos adecuados para

garantizar a muy largo plazo las medidas a adoptar, a fin de

evitar conflictos y confrontaciones, entre la perspectiva de largo

plazo y lo que sería la política alternativa de corto plazo, por

ello de suma importancia, diría yo esencial, resulta el lograr

consensos entre las diferentes fuerzas políticas y sociales, para

alcanzar este objetivo.

Debemos recordar que, por ejemplo, en España gracias al

denominado Pacto de Toledo, todos los partidos decidieron

sacar el tema previsional del ámbito electoral para asegurarse

que habría una continuidad en el mismo.

Estimo que este Pacto debe ser un ejemplo a seguir, dado sus

resultados, es muy importante que cualquiera que sea la reforma

a la seguridad social que se intente, resulta indispensable

involucrar a patrones y trabajadores en el proceso de reforma,

ya que su participación será clave para asegurar el éxito de la

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reforma, y cumplir de esta manera con los deseos de la

sociedad en general.

Podría constituirse un Comité, Comisión o Consejo General

para la reforma en el que participasen los representantes de los

trabajadores, patrones y gobierno federa, así como expertos

calificados en la materia, para analizar con la urgencia del caso

la reforma al sistema de seguridad social mexicano que tanto se

necesita.

En la democracia, un sistema de participación de este tipo es

vital para tratar de diseñara e instrumentar políticas públicas del

tamaño y envergadura que la seguridad social en nuestro país

reclama.

Quisiera concluir diciendo que los mexicanos no solamente

necesitamos, sino que merecemos un mucho mejor nivel de

seguridad social, tanto en calidad, como en cantidad.

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