cultura y mente jerome bruner

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Cultura y Mente: Su fructífera Inconmensurabilidad Resumen pienso aquí en las coyunturas históricas en que la antropología y la psicología se entrecruzan, crear bases de una psicología cultural general en el presente. 1 Yo soy muy habilidosa con los los puntos de intersección que informan a la comprensión de la mente en la cultura y la cultura en la mente. Me concentro en instituciones como medios para canonizar a lo ordinario, en la narrativa como una forma de posicionar a la extra- ordinaria vis-á-vis »mundana expectativas, y en la agencia, lo que implica cada una de las intersecciones de la mente y la cultura. encuentros recientes con la cultura jurídica EE.UU. proporcionan un terreno para ilustrar estas cosas- entrelazando las relaciones de los sujetos y sus medios culturales. [cultura, la mente, el derecho, las instituciones,] la selectividad Yo La psicología cultural tiene una historia y un poco tambaleante largo. Sin embargo, a pesar de sus frecuentes proclamación- formaciones de''inicia una nueva'', que se ha mantenido muy estable en su dedicación a un único cardenal problema: cómo la mente está bajo la influencia de la cultura y la mente como algo''dentro''y , La cultura subjetiva como''fuera''y superorgánica (tomando prestado el término clásico de Alfred Kroeber). ¿Cómo, si se quiere, se la''fuera''''dentro''de conseguir? Esa ha sido la consulta de guía. Más últimamente, sin embargo, interior-exterior distinciones''''fuerte de este tipo han llegado cada vez más bajo ataque como reliquias del siglo dualismo 19. teóricos constructivistas, yo entre ellos, se quejan de que esas distinciones resucitar inútiles especulaciones filosóficas mejor dejar detrás. No obstante, me propongo volver a esta antigua distinción una vez más, pero con una y no objeto, en particular en mente. Mi esperanza es lograr una mejor comprensión de lo que podría se entiende por la dicotomía entre la mente y la cultura. Comencemos comparando los puntos de vista sobre esta cuestión de dos figuras más destacadas en la vida cultural

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Cultura y Mente: Su fructífera Inconmensurabilidad

Resumen pienso aquí en las coyunturas históricas en que la antropología y la psicología se entrecruzan, crear bases de una psicología cultural general en el presente. 1 Yo soy muy habilidosa con los los puntos de intersección que informan a la comprensión de la mente en la cultura y la cultura en la mente. Me concentro en instituciones como medios para canonizar a lo ordinario, en la narrativa como una forma de posicionar a la extra- ordinaria vis-á-vis »mundana expectativas, y en la agencia, lo que implica cada una de las intersecciones de la mente y la cultura. encuentros recientes con la cultura jurídica EE.UU. proporcionan un terreno para ilustrar estas cosas- entrelazando las relaciones de los sujetos y sus medios culturales. [cultura, la mente, el derecho, las instituciones,] la selectividad Yo La psicología cultural tiene una historia y un poco tambaleante largo. Sin embargo, a pesar de sus frecuentes proclamación- formaciones de''inicia una nueva'', que se ha mantenido muy estable en su dedicación a un único cardenal problema: cómo la mente está bajo la influencia de la cultura y la mente como algo''dentro''y , La cultura subjetiva como''fuera''y superorgánica (tomando prestado el término clásico de Alfred Kroeber). ¿Cómo, si se quiere, se la''fuera''''dentro''de conseguir? Esa ha sido la consulta de guía. Más últimamente, sin embargo, interior-exterior distinciones''''fuerte de este tipo han llegado cada vez más bajo ataque como reliquias del siglo dualismo 19. teóricos constructivistas, yo entre ellos, se quejan de que esas distinciones resucitar inútiles especulaciones filosóficas mejor dejar detrás. No obstante, me propongo volver a esta antigua distinción una vez más, pero con una y no objeto, en particular en mente. Mi esperanza es lograr una mejor comprensión de lo que podría se entiende por la dicotomía entre la mente y la cultura. Comencemos comparando los puntos de vista sobre esta cuestión de dos figuras más destacadas en la vida cultural la antropología-puntos de vista que parece en un principio profundamente incompatibles. Por un lado, hay Alfred Kroeber, quien insistió en que la cultura es superorgánica'',''que está más allá de individuales experiencia (Kroeber 1917:163-213). Sin embargo, por el contrario, hay Clifford Geertz, que insistió con la misma convicción que la cultura debe ser considerada como la''a las personas maneras de imaginar un lo real'', que la cultura había mejor ser visto como''locales''sí (Geertz, 1973b). Seguramente estas dos puntos de vista parecen inconmensurables, si no es incompatible. Sin embargo, quizá revelan algo inherentemente difíciles de nuestra forma de enfocar la mente-cultura distinción, y es Cultura y la mente 29 ETHOS, vol. 36, Número 1, pp. 29-45, ISSN 0091-2131 ISSN 1548-1352              1548-1352       en línea. Y 2008 por la Antropología Americana Asociación. Todos los derechos reservados. DOI: 10.1111/j.1548-1352.2008.00002.x.

Página 2 que lo que quiero abordar. Hoy en día, en un espíritu constructivista, diríamos que Kroeber , Superorgánica cultura transindividuales y de Geertz subjetivado un local son, por así decirlo, ambos no se encuentran por ahí''''en el mundo. 2 de la cultura''''llegó Kroeber se encuentra en un

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antropólogo observación particular de las personas''''forma parte de la vida, sus artefactos, sus mi- tología, y sus formas de afrontamiento. En ese sentido, esa cultura'',''existe principalmente en algunos antropólogo monografía en vez de en la mente de los hopis o Kwakiutls o Navajo con el que el antropólogo ha vivido y cuyos modos de vida que él o ella ha estudiado con cuidado. Incluso Alfred Kroeber''''en el campo debe contar con informantes locales''''que le dicen lo que creo que es la realidad''.''Y como los antropólogos les gusta decir, nadie sabe todo la cultura. Así es él, el antropólogo, Alfred Kroeber mismo, que entonces tienen que formar una cuenta de la cultura. Es todo lo que tan diferente del enfoque de Geertz a la cultura como''formas individuales de ima- gining lo real'', indígenas lugareños cómo imaginar la realidad en su entorno local? ¿Cómo, Precisamente, hace un poner estos fragmentos geertziana viva todo para obtener una visión de que ''''en la cultura general? la cultura balinesa, por ejemplo, puede ser bien ilustrada por los famosos pelea de gallos locales (Geertz, 1973a), pero aún así, las peleas de gallos proporcionan no más de una visión panorámica de la cultura balinesa en su conjunto, ni siquiera como Geertz se ha brillantemente descrito en sus obras posteriores (Geertz, 1960). 3 Todo lo cual conduce inevitablemente a la especulación acerca de la relación entre Kroeberian ontológica cultura-en-el gran y geertziana epistémica cultura como local. Lleve a casa para un momento con el significado de un lugar común''''guiño en nuestra cultura, la película de una rápida párpado. Vamos a localizar su aparición, por ejemplo, en un tribunal anglo-americano de Derecho. Al abrir y cerrar a sus compañeros de abogados que acaba de entregar una clase de cierre argumento-en primer lugar, significa algunos- algo así''Bien hecho!''-una forma de afirmar su asociación y con la aprobación de su colega. Pero es mejor no abrir y cerrar al juez o al jurado un joven bastante o, para el trabajos, en su consejo contradictorio. Para explicar cada una de estas variaciones locales, me parece a mí, requieren inevitablemente una excursión más allá del local: una cuenta de la presunta impersonales- dad del sistema de la cultura jurídica de nuestros, el juez''''neutral y el jurado como parte integral de ese sistema. El sistema, decimos, se basa en una concepción de la regulación jurídica adversariality''cerca''. que la luz, En coqueta o personalizada guiño no es un asunto local. Tampoco, por cierto, es totalmente explicables en función de la naturaleza superorgánica de nuestra cultura, incluso de nuestra cultura jurídica. En una palabra, es prácticamente imposible de describir una cultura superorganically, es decir, sin referencia a lo que algunos''''informante le ha dicho que para él es''real''. Y, al mismo tiempo tiempo, uno no puede comprender plenamente la propia informante concepción del local real sin alguna referencia a la perdurable naturaleza institucional de la cultura en general''''de que el locales es una manifestación. Entonces, ¿cómo vamos a proceder? La gente en todas las culturas, estaríamos de acuerdo, no sólo tienen concepciones de lo que es''''reales en la vida local, sino que también tienen en general las normas o reglas más''''en cuanto a cómo debemos comportarnos con respecto a esas realidades: la cultura es deóntica, así como epistémico. Pero 30 ETHOS

Página 3 lo que llama la atención acerca de muchas de las prescripciones normativas o reglas de la cultura'',''es que parecen

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tan a menudo que circunstancialmente contingentes, incluso de improvisación. O, para decirlo de otra manera, muchas normas culturales son más implícito que explícito:''así es como tiene que proceder, en igualdad de paribus.''Pero rara vez son lo suficientemente especificaciones sobre lo que constituye todo lo demás'' En igualdad de condiciones.''Así que no puede guiñar el ojo a un joven miembro del jurado bonito, pero está bien asesorado para sonreír (O al menos ver gratamente) al jurado en su totalidad'', pero no muy visible''. Entonces, ¿cómo en el mundo lo recibe a través de sus culturas reglas y normas, complicadas como son, a aquellos que deben vivir por ellos? Bueno, por un lado, las culturas son mucho más específico acerca de lo Está prohibido que sobre lo que está permitido: ¿cuál es''''sobre la línea en algunos convencionales sentido. El admisible tiene muchos más grados de libertad, una materia que vendrá a pre- sently. Sólo quiero comentar antes de esa fecha, sin embargo, que es una cuestión de profunda perplejidad a un científico cognitivo, como yo, cómo una cultura se las arregla para conseguir sus reglas y normas transmitidos a los que entrar en ella! II Pero antes de seguir adelante con la consulta, podría ser útil para volver a la forma en nues- antepasados intelectual ocupa de la relación entre la cultura''''y''externa''el interior la subjetividad de la mente, a los esfuerzos del pasado para construir una psicología cultural o, de hecho, una psico- antropología lógico. No sería injusto decir que la psicología dominante tiene, en general, han mantenido alejados de inquietudes culturales, prefiriendo permanecer intraindividual, incluso de ocultar la cultura mediante la acostando sus manifestaciones en términos orientados-individualismo como estímulos y respuestas, reforzar- ción, las leyes de la asociación mental, etc. ¿Cuántas personas''internalizar la cultura en la que viven''ha sido explorado sólo vagamente, separados de la línea principal psicológica investigación y teoría. Permítanme dar algunos ejemplos. Pavlov, por ejemplo, respondió a las críticas socialistas de su teoría del condicionamiento como demasiado individualista, mediante la introducción de una, por lo segundo sistema de señales llamadas por separado. Este sistema puesto en el mundo social en un nivel simbólico, con lo que la separa de''''naturalista psi- logía que se rige por las leyes pavloviano de''acondicionado primaria.''La segunda sistema nunca se apoderó en Rusia o en otros lugares típicos de los esfuerzos de la psicología para mantener la ''''A cabo fuera de su estructura de dominio. los déficit de Pavlov era típico. Hay una encuesta reciente de la información en particular, de no en- tienta en el pasado para crear una psicología cultural''''por Rainer Diriwaechter, elocuentemente Voelkerpsychologie titulado: La síntesis que nunca existió (2004:85-109). Comenta en su introducción,''Es casi difícil de creer que el nombre Voelkerpsychologie cultural [psy- ] Logía fue ampliamente utilizada, convirtiéndose en una parte del vocabulario de la educación alemana ''Público (2004:85). La fecha de fundación del nuevo movimiento se suele fijar en 1860, cuando Cultura y la mente 31

Página 4 Lazarus y Steinthal sacó el primer número de la Zeitschrift für Voelkerpsychologie und Sprachwissenschaft, una revista que continuó en la publicación durante 30 años. Pero, curiosamente, no

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un solo artículo en sus páginas durante sus primeros 20 años hizo ninguna referencia en absoluto a los esfuerzos de el nuevo y emergente disciplina de la psicología experimental a continuación, los trabajos de la torre Helmholtz sobre la percepción de orden superior, por Wundt en''''síntesis creativa (vide infra), por Ebbinghaus sobre la memoria, y así sucesivamente. El énfasis de la nueva revista, lo que refleja el espíritu de aquellos tiempos, era principalmente filológica. Pero, como con ironía Diriwaechter observaciones, la énfasis en la filología histórica''no hacer mucho para arrojar luz sobre el''Volksgeist (2004:89), la forma de la mente entre personas de diferentes culturas. Después de sus primeros 20 años, la Zeitschrift, cambió su enfoque con el folclore, la filología se va rápidamente fuera de moda, el énfasis que desplaza a la lingüística estructural introducida por en Ginebra de la escuela de Saussure. Sin embargo, debemos señalar que cuando el''''nueva lingüística saussuriana por último intentó su mano en la comprensión de la interacción mente-cultura (como Whorf, Sapir, y otros en el siglo 20 que perseguían a la cabeza del gran von Humboldt), poco nuevo vino de la misma a pesar del entusiasmo generado en el vigésimo-siglo por el Whorf Hipótesis: que la mente se forma por la lengua en la que era necesario considerar la trans- pobladas, particularmente la lengua de una sintaxis y la semántica. Mucho antes, en la década de 1880, había sido principalmente Wilhelm Wundt, la psicología es muy padre''propia'', que había tratado de crear una psicología cultural en general, sobre todo en su esfuerzo vano. Wundt reconocerse fácilmente que si bien la experimentación métodos rigurosos de la entonces nueva psicología podría examinar las percepciones internas''''de la persona, que estaban en- apropiado para el estudio de la más alta''''los productos de la mente que surgen cuando los seres humanos operar en un mundo social en el marco del control del lenguaje, el mito, las costumbres, la moral. Su pro- puesta de una Voelkerpsychologie fue una genética-una social, con atención principal a la forma en los humanos modernos emergieron. Y como era costumbre en aquellos tiempos obsesionado con Darwin, ofrece un esbozo evolutivo de esta progresión, a partir de un primitivo universal Urmensch, progresando a un período totémico, a continuación, a una era de héroes y dioses, y termina con la humanidad como la conocemos en nuestros días. Este progreso, según él, iba a ser analizados psicológicamente, no sólo históricamente. Y el psicológica proceso clave en el trabajo en el surgimiento de la humanidad fue lo que llamó''la crea- síntesis ción'', la formación de nuevas conexiones asociativas como individuos frente a la evolución social en el mundo. La suya no iba a ser sólo un análisis histórico de lo humano emergente condición, sino más bien una psicologización de la historia tuvo como objetivo comprender cómo la mente formas y es formado por las nuevas configuraciones históricas. Pero de esos ajustes''''que había poco que decir, aparte de invocar individualizada''altamente creativa síntesis''. Por desgracia, hoy en día es prácticamente opaco Wundt, alejado de las preocupaciones culturales de su en-el único-- cabeza atomista asociacionista puntos de vista, acerca de la actividad mental como la vinculación de las sensaciones. No sólo era su psicología atomista sin piedad (ver mi artículo reciente sobre este punto (Bruner 2004:3-20), pero su presunción acerca de un universal Urmensch pasando por etapas universales 32 ETHOS

Página 5 es curiosamente antiguo. En cuanto a sus métodos de psicologización de la historia, parecen ad hoc y

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arbitraria y, por desgracia una vez más, de una edad pasada. Otro fracaso, en efecto, otro fracaso olvidado. Entonces, ¿qué de la última cultura y personalidad mucho movimiento, un esfuerzo para desarrollar un psicología cultural integrada. Si Wundt podría ser criticado por la imposición de un inadecuado atomismo asociacionista en la mente, la personalidad y movimiento de cultura hizo poco mejor se establece un desplegable versión diluida de la teoría psicoanalítica de la personalidad en todas las culturas. No duda, nuestra comprensión del desarrollo de la personalidad se enriquece mediante el estudio de la psico- dinámica del desarrollo tal como se manifiestan en las diferentes culturas. Pero, por desgracia, la atención psicoanalítica presupone una universalidad del drama familiar freudiana de que ocultaba muchas de las cuestiones mundanas más sobre la formación cultural, sobre la conformación de ''Normalidad''todos los días como se ve en la vida cotidiana. Pero hay excepciones a la psicología de la resistencia a la cuestión de la cultura, quizás el más notable es el ruso Lev Vygotsky y la escuela''''que creció alrededor de él, siempre oficiales en situación de riesgo en la Unión Soviética, especialmente en los años posteriores a su temprana muerte en 1928. 4 Vygotsky se concentró en los procesos por la mente, en sus palabras'',''interioriza la cul- tura en la que se nutre. Hay que decir de inmediato, sin embargo, que sus ideas sobre ambas la cultura y su interiorización en la mente fueron influenciados tanto por la aparición de post-revolucionaria teoría de la literatura rusa como por la psicología. Teóricos de la literatura rusa de los tiempos, al igual que Bajtín, 5 estaban preocupados con la forma en el centro literario representaciones de ''realidad creada mundos posibles''(ostronenyi) en la mente de los lectores. Pero también fue Vygotsky profundamente impresionado por cómo las nuevas visiones del mundo y el cambio producido por la Revolución entre los campesinos de Rusia también se ve afectado su sentido del yo autónomo y su nivel de abstracción. Tal vez el principal aporte de Vygotsky fue a despertar una nueva conciencia acerca de la mente-cultura cuestiones y que le proporcione una metáfora popular y provocador: cómo la mente internalizado la cultura. Nótese, sin embargo, que su influencia sigue viva, fuertemente promovido por un la escuela''internacional''de seguidores, encabezados principalmente por dos psicólogos cultural del país, Michael Cole y Wertsch James. 6 Y, en todo el mundo, hay menos resistencia mucho hoy para la idea de''''El papel de la cultura en la formación''''mente. Pero los mecanismos por los cuales se lleva sobre siguen siendo bastante vagos. Sin embargo, también ha habido esfuerzos para superar esta deficiencia, la antropología cognitiva''''

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siendo quizás la sorprendente ejemplo más, un movimiento inspirado en el principal cognitiva revolución en la década de 1950 y mediados de la década siguiente. Su objetivo era explorar popular taxonómica sistemas como expresiones de la cultura inducida por las tendencias cognitivas. Para citar el Introducción de uno de sus principales antologías'', la antropología cognitiva. . . se centra en descubrir cómo diferentes personas organizar y usar sus culturas''(Tyler 1969:3). 7 De interés vez más, una homóloga alemana de este movimiento, llamando a su disciplina''culturales psicología''sacó un volumen de unos 20 años más tarde, elocuentemente titulado La búsqueda de significado, siendo principalmente inspirado en el mentalismo de sus antepasados alemanes (Straub 2006). Cultura y la mente 33

Página 6 Curiosamente, mientras que la importancia de la cultura en la formación de la mente es más ampliamente reconocido entre los psicólogos de hoy, la cultura es fundamental'',''función obligatoria en la formación de hu- la naturaleza del hombre rara vez se hace explícito. Puedo recordar ninguna declaración por un psicólogo que coincide con la franqueza de la que a continuación por Geertz: del sistema nervioso del hombre no se limita a permitirle adquirir la cultura, de manera positiva de- demandas que hacerlo si va a funcionar en absoluto. En lugar de actuar sólo para complementar, desarrollar y ampliar las capacidades de base orgánica lógica y genéticamente antes de ella, que parece ser ingrediente a las mismas capacidades. Un sin cultura humanos probablemente se convertiría en un ser intrínsecamente no talento, pero sin cumplirse , Pero un total sin sentido y, por consiguiente engendro inviable mono. Geertz 1973b [: 68] En los artículos comentando la mente-cultura''''interfaz en este número de Ethos, hay muchos nuevos brotes en respuesta a este problema clásico. El cambio es evidente en el progreso. Pero No voy a comentar sobre esta agitación, porque quiero explorar donde creo que las cosas van ahora desde la perspectiva particular en el que mis ideas se enmarcan. III Una cuestión crucial antes de proceder, tal vez un filosófico más que psicológico una. También él se refiere de nuevo a cómo distinguir entre lo que está''fuera''y''lo que está en el interior''. Déjame llamar a sí el problema de la institucionalización''.''La cultura de una, sin embargo nos decidimos a char-

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acterize ello, se impone mediante la creación de la estabilización, soportando las instituciones: sistemas para la intercambio de información, de respeto y afecto, de bienes y servicios, y de parentesco ob- ligaduras. 8 Tales instituciones, obviamente, configuran identidades: comerciantes, profesores, madres, aunque de hecho los consumidores de la literatura''''y sus formas de género. Instituciones, por supuesto, son prácticamente, en principio, en el sentido clásico superorgánica de Kroeber. Para todo lo que, inevitablemente forma las expectativas y esperanzas de aquellos bajo su dominio. Tal vez lo hacen mediante el establecimiento de límites de lo admisible o posible razón y en la mayoría legal sistemas, especificando lo que está prohibido, con el respaldo de una especificación de la ejecutoria castigo ción. Pero, si bien pocos de nosotros la experiencia directa de la sociedad'',''un policía facultades prescritas para violaciónes de la ley, por ejemplo, la existencia misma de tales poderes afecta lo que pensamos es posible para nosotros. Y, por supuesto, también hay un efecto más indirecto ejercido por literarias o tradiciones mitológicas: ¿quién quiere ser acusado de ser-como Hamlet o como Madame Bovary? Lo cual no quiere decir que las culturas no ofrecen''''idealizada o modelos positivos, así, pero estos son principalmente emulativo en vez de controlar. Institucionalizado prescripciones culturales (otra vez como en un cuerpo de leyes) rara vez operan sólo de ''Fuera''. En una forma u otra, lo hacen de hecho convertido en''''interiorizado (para usar de Vygotsky favorito, plazo). Pero, ¿cómo vamos a caracterizar este proceso? Seguramente es más que la pura conformidad. La conformidad con el qué? Uno se acuerda de la de hace un largo trabajo de Floyd Allport 34 ETHOS

Página 7 (1924) en la mayoría concepto olvidado ahora de la curva J''''de la conducta de la conformidad: que en situaciones reguladas por las normas sociales, las respuestas humanas que no tienen una distribución normal, pero se sesgada para ajustarse a una norma reconocida en una curva J en lugar del habitual dis-Gauss bución. Pero Allport señaló que las personas no sabían que se estaban comportando de tal de manera conforme. ¿Es pura la conformidad de una descripción suficiente de interiorizado

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institucionalizadas las normas culturales? Tampoco es suficiente decir, con Emile Durkheim (1963),''que''nuestro proyecto en forma de convicciones culturalmente en una Kroeber-como superorgánica mundo a fin de dotarlos, en sus palabras, con la exterioridad y coacción''.''Esa des- ción falla, de alguna manera, para captar lo que está involucrado en la institucionalización de las normas culturales. Para resumirlo en pocas palabras, que internalizar la cultura de las demandas de nuestros, hacerlos propios, ya que se, pero entonces de alguna manera los legitiman mediante la externalización de ellos en un sistema institucionalizado, superorgánica mundo'',''más allá de nosotros. Y sabemos muy poco sobre los procesos implicados al hacerlo! IV Permítanme referirme ahora a mi vacilante y parcial propios esfuerzos para llegar a un acuerdo con la forma en la cultura afecta a la mente, un enfoque que es casi exclusivamente dominada por la cuestión de la internalización. De comenzar, por supuesto, con una bastante evidente algunas proposiciones acerca de cómo la cultura''''(que dejará indefinido, salvo señalar que se trata de''''fuera) cuenta los impactos. 1. La pertenencia a una cultura puede ser caracterizada como la puesta en común con los demás de las concepciones sobre lo que puede ser tomado como normal en la ronda de la vida. 2. ordinariez compartida Tal es engendrado y el apoyo de las formas institucionalizadas necesarios para promover y mantener los sistemas de una sociedad de cambio. Una sociedad no podría a largo existe, como Claude Lévi-Strauss nos ha recordado, sin instituciones, la estabilización de sistemas de intercambio. 3. Un sentimiento compartido de lo común es muy gratificante psicológicamente. Apoya y fomenta el distintivamente humano, don innato de la intersubjetividad, la posibilidad de saber'''' y compartir sus respectivas vidas mentales. Es una capacidad humana distintiva. 4. Sin embargo, una cultura también debe proporcionar a sus miembros con medios para la comprensión y la tolerancia- desviaciones de la normalidad ating compartida. Una de las principales formas en que lo hace es mediante la formulación de sus representaciones del mundo de una manera que hace que las desviaciones de ordinariez compartida tanto convencional y manejable. Uno de sus principales medios de hacerlo es a través de la narración-una cuestión sobre la que a su vez, en un momento.

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En una palabra, el impacto de la cultura en la mente es a través de la convencionalización de la experiencia en lo ordinario para compartir, un convencionalismo que hace lugar también para la representación de- viations de normalidad para compartir en una forma comprensible y manejable, incluso a ''''Ingeniosamente disfrazado ellos. Yo sólo deberá ser capaz de decir algunas palabras sobre cada uno de ellos, pero yo espero poder dejar en claro lo que quiero decir. Cultura y la mente 35

Página 8 Sobre las dos primeras cuestiones-sobre la construcción de enlace y los efectos interpersonales compartida de lo ordinario-Vendré a estos en la actualidad. Muchos estudiantes de la persona humana con- DICIÓN tomar estos como evidente por sí misma, aun cuando las condiciones necesarias para el surgimiento de una la cultura de generación de la especie humana. 9 Y espero ser perdonado por pasar por los poderosos papel del lenguaje en la creación compartida normalidad. Permítanme comenzar con el tercer punto: el efecto gratificante inherentes a un sentido compartido de la ordinaria. He trabajado durante más de un decenio en la adquisición temprana del lenguaje en la infancia, y en particular con su promoción de la intersubjetividad precursores-prelingüística 10 como bebé señalando, el intercambio de dirección de la mirada, y similares. Lo que destacaba desde el principio era el enorme satisfacción y el placer de la madre y el bebé en el dominio de prácticamente cualquier forma de compartir y promover la atención conjunta entre ellos, ya sea en algún evento o objeto o estado interior. A falta de esto, se desarrolla el niño autista, aislado de la Congregación de lo ordinario para compartir. El niño normal no tiene que enseñar las artes de la intersubjetividad. Y el niño autista, por desgracia, no puede ser enseñado. De hecho, uno mismo, por así decirlo, depende de otros, como partícipes. Comencé este artículo preguntando cómo la cultura''formas''mente, la pregunta fundación de cultura psicología. Tal vez la primera parte de la respuesta es que lo hace a fuerza de uno de esos de- dependencia de Sí en otros: la dependencia y, curiosamente, la independencia también. Poco a poco, como los libros de texto, como para decirlo, el niño consigue lo diferencian a sí mismo de la

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''mundo exterior'', de otro (s). Pero entonces comienza una carrera de formación de un mundo compartido con aquellos de los que el niño ha diferenciado. Es entonces cuando, por así decirlo, el niño entra en'''' la cultura-o, también, que la cultura'',''entra en el niño. Y con el tiempo nos dirá un poco más sobre los distintos modos de crianza de los hijos que conforman la niño a la cultura de una manera. Pero, en primer lugar, ¿de dónde vienen narrativa en este cuadro, el último punto en mi lista de arriba? V Para empezar, ¿qué es la narrativa? Para decirlo de manera formal, las historias son las cuentas de la intrusión de lo inesperado en la espera, tratan de las violaciónes de lo común para compartir, y sobre cómo se resuelven estos violaciónes. Una historia típicamente comienza con algunos presupuestos versión de lo ordinario para compartir, a continuación, pasa a su violación (lo que Aristóteles se refiere como su peripecia), a continuación, relata las medidas adoptadas en aras de restablecer la normalidad inicial o la creación de una nueva versión, y ofrece finalmente una resolución, a menudo seguidos por una coda en forma de un''moral.''Esta es una narración tal, una cuenta de algo que me sucedió cuando yo estaba en el trabajo sobre este artículo: Yo estaba caminando a través de Washington Square Park, el otro día cuando este muchacho se me acerca y pregunta:''Oye, ¿usted quiere comprar una teoría? Tengo algunos buenos las de aquí''. 36 ETHOS

Página 9 Así que le dije,''¿Qué tipo de teorías tienes?''Mientras yo seguía caminando hacia Bobst Biblioteca, donde sabía que habría un policía al frente. Y él respondió:''Bueno, nada más que los mejores paradigmas de Kuhn!'' Así que le dije''Me estás tomando el pelo!''Y él se rió y dijo:''No me reconoce, pero yo estaba en su ciclo de conferencias grandes el año pasado''. Así que se echó a reír y respondió:''No está mal cuando se puede utilizar la estructura de Kuhn de la Ciencia Las revoluciones de corte alcaparras aquí, en Washington Square, un año después''. No hay una cultura sobre la faz de la tierra que carece de géneros narrativos para contar en la historia cómo se forman lo ordinario tiene un codazo de lo inesperado, lo que se tomaron medidas para hacer frente a , y lo que finalmente ocurrió y con qué fin. Lo que hace que historias tan universal? Recordemos Lévi-Strauss Claude concepto de cultura como un sistema de intercambio, para el intercambio de afecto y respeto, de conocimiento, de bienes y

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los servicios. Cada uno de estos sistemas genera sus concepciones de la y, de hecho, ofrece ordinaria plantillas para delimitar el posible. Y, obviamente, estos sistemas que coexisten a menudo en- los conflictos de género, las incoherencias, inconmensurabilidades. Tal vez una cultura de la narrativa formas-sus fábulas, mitos, cuentos populares, lleguen a existir para estandarizar estos conflictos y en- consistencias, de hecho para hacerlos más manejables, más ordinario. Y, de hecho, Sabemos por los estudios clásicos de Sir Frederic Bartlett y muchos ya que, cuando las historias que de- gobierno de Guatemala demasiado de lo ordinario, que se convierten de nuevo en una forma más convencional en memoria (Bartlett 1932). La vida de la mente en todas partes parece estar atrapado en una dialéctica que termina nunca entre los ordinario y lo inesperado, entre lo cotidiano y lo excepcional. Narrativa parece ser nuestra forma natural para la prestación de los dos en uno cultural y cognitivamente manejable formulario. Le comenté anteriormente sobre la astucia de la narrativa, lo que sugiere que es posible que la necesitan para para hacer frente a las desviaciones de lo común, para hacerlas manejables''.''Una vez, hace mucho tiempo, escribió un pequeño libro de ensayos literarios sobre todo''para la mano izquierda''(Bruner 1979) en la que sostuvo que la función del arte era para rescatar a los comunes y corrientes de su banalidad, para traer lo que se se da por sentado atrás de un control reforzado. Ahora me doy cuenta que siempre ha sido com- monplace usar esa forma narrativa muy de hacer precisamente lo contrario: para protegernos de (Y no deseado) excepcionalidades inesperado. Convertimos la forma narrativa en un búfer contra lo inesperado. extremos Les sí touchent! Quizás ésa fue una razón por la que Oscar famosa frase de Wilde acerca de la vida imitando al arte fue recibido con ambivalencia. En el principal, creo que nos gustaría mantener abierto el interrogante de si el arte imita a vida o, más dis- turbingly, tanto si es al revés, una especie endémica de la incertidumbre a la cultura humana? VI Confieso que no soy realmente''''consciente de ser un psicólogo''culturales'', aun cuando leer bien observados y bien forjado monografías antropológicas. Es mi punto de vista cualquier Cultura y la mente 37

Página 10 diferentes, la lectura de las obras de (sin duda un viejo amigo) que cuando Clifford Geertz, por ejemplo, me

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leer algunos de mis primeros artículos propios, como cuando era, digamos, tratando de comprender las diferencias en cómo perciben estudiantes de Harvard en carga y valor neutro objetos de valor, o la inter- el juego activo de cuatro y cinco años de edad en las escuelas infantiles de Reggio Emilia famoso, o el alcaparras política de defensa franceses liberados recientemente en la salida de Normandía sin cáscara 1944. Me parece, de alguna manera y sin pensar, a''dar por sentado'', que, después de todo, todos son los seres humanos, en particular, incrustada matrices culturales, sin duda, pero todavía básicamente humanos los seres. Entonces, ¿cómo voy a pensar en la cultura conformación mentes individuales? Entonces me pregunto si es siempre posible, dada nuestra inevitable y profundo de inmersión en la cultura en la forma de- descrito en mi citación anterior de Geertz-cada vez es posible ser un psicólogo, sin ser un psicólogo-culturales a mirar a la naturaleza desnuda, por así decirlo. Usted no tiene que viajar a Fiji para ser un psicólogo''''cultural. ¿Puede ser cualquier cosa menos? Incluso, de hecho, si estás estudiando algo tan tradicionalmente pelado abajo como, por ejemplo, el per- percepción del tamaño en un laboratorio de psicología. Veamos un ejemplo. Una vez estudiado cómo los niños percibe el tamaño de las monedas. Bueno, resultó que el tamaño de las monedas se sobreestima ac- acuerdo a sus valores: el más valioso de la moneda, mayor es la sobreestimación de su tamaño. Y si usted compara-off niños bien con los pobres, los niños pobres sobrestimar más (Bruner y Goodman 1947:33-44). ¿Puede, entonces, realmente comprender la percepción de tamaño sin TAK- tomando en cuenta consideraciones culturales? Así que la cultura llegue a la mente, influyendo incluso la forma en que vemos el tamaño? Llegué a conocer cuando Kroeber Fue profesor visitante en Harvard durante un plazo y yo un joven profesor descarado. Ojalá ahora me le preguntó cómo que se ajusten a encontrar en su curiosa noción de la naturaleza superorgánica de la cultura. De hecho, incluso el estilo de los viejos estudios de la rata de aprendizaje tienen una superposición cultural determinado. Déjame decirte otra historia sobre mí mismo. Cuando yo era todavía un estudiante gung-ho, el profesor de la que yo estaba haciendo uno de esos de investigación y cursos de lectura superior me permite hacer una rata-learning estudio. Voy a describir en primer lugar, y luego explorar como metáfora cultural. Era mi corazonada de que si se le enseña las ratas que no hay nada que pueden hacer para escapar de castigo ción, el castigo perderá su poder para dirigir el aprendizaje. Penas previstas en los circunstancias es sólo algo que sufrir más que aprender. Así que he dividido mi

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ratas en dos grupos emparejados cuidadosamente, los miembros individuales de los cuales fueron puestos al día en una tapa de cristal caja poco profunda, el piso de las cuales fue una rejilla de metal y el cristal tan cerca establecen que el pobre animal no podía escapar a la parrilla. Las ratas en un grupo consiguió un des- cómodo, sacudida ineludible de la descarga eléctrica de la planta de la red cada 15 segundos. Aquellos en el otro grupo escuchó un zumbido en vez de conseguir conmocionado. La parte de hacer, entonces le dio a las ratas una tarea de aprendizaje simple. Cada uno de ellos, individualmente, se en un tanque de agua de las que puedan escapar subiendo por cualquiera de las dos rampas que conduce a una plataforma en seco una rampa de encendido, el otro no, la posición de la encendió uno al azar cambió de ida y vuelta entre la izquierda y el lado derecho del tanque. Las ratas tuvieron que 38 ETHOS

Página 11 saber que llevó a la rampa iluminada con seguridad fuera del agua, no importa de qué lado estaba activado. Si ellos chose the unlighted ramp, they got shocked while going up it on their way to a dry platform. That was it (McCulloch and Bruner 1943:333–336). Well, the rats who had only received the buzzer treatment in that glass-topped box were full of enterprise in the water tank. Once they had been shocked for trying to escape the water by the wrong ramp, they would swim back and forth casing the joint, comparing the alternate escape ramps. From there on, learning went fast. Not so the rats who'd learned shock was inescapable in that glass-topped box. It was not just that they were slow to learn, but how they went about it. When they experienced shock on the wrong ramp, they'd go ''resigned''—charge right up it and damn the shock, never mind whether it was lighted or not, shock was just something to be lived with not to be learned de. I think I already knew about poverty's power to create helpless resignation in the face of trouble, although I recall my left-wing sociology girlfriend kidding me with ''You needed rats to show that ?'' Never mind, I thought my little rat study had shed light on a ''basic psychological mechanism.'' I was not much thinking about culture, although I'm sure I'd taken or sat in on just about every anthropology course on offer at my university. Years later, when I served during the Johnson era on a Presidential commission examining

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the ill effects of poverty on children's development, that study came back into mind. I even thought about my sociology girlfriend's remark. Maybe poverty produces the kind of hopelessness that we'd produced in those shocked rats. So I suggested to Sargent Shriver (then directing the Federal Office of Economic Opportunity in Washington) that it might be a good idea to give poor, discouraged, hopeless kids a ''head start,'' a year or two of suc- cessful preschool activity before they got to regular school. An empowering head start rather than the disabling one imposed by poverty. Needless to say, I never said a word to Shriver about rat experiments. Had a subrosa cultural psychology been in the back of my mind way back then, senior year in college working with rats? ¿Quién sabe? It certainly was in the back of my girlfriend’s mind! Indeed, you do not have to go to Bali to study the dynamics of culture. ''Acquired helplessness'' has become part of the standard psychological literature—even attributed, as noted, to fraught relations among authoritative and less privileged subcultures. VII So what, then, is cultural psychology? Or what should it be? I doubt the time has come (if ever the time will come) to ''systematize'' it as our psychologist forebears tried to do. Dios spare us another Wilhelm Wundt! Culture and its institutions self-evidently affect how CULTURE AND MIND 39

Página 12mind works, few doubt that any longer, even in the psychologist's ''sacred'' domain of per- ception, as with that bizarre little coin-size experiment of mine. Culture even leads Javanese cock-fighters to ignore the most fundamental rational rules of risk taking. But are there such rules, independently of culture? That has surely been put in doubt by the Nobel Prize in economics awarded to Daniel Kahneman for his work on ''prospect theory'' with Amos Tversky. But is it ''human'' or ''cultural'' that their subjects disliked losing a certain sum of money more than they liked winning an identical sum? 11 Is it that way in Bali? Can we ever study culturally naked human beings, although the question still remains how ''culture'' gets into ''mind''? I suspect, indeed, that there is some impenetrable in- commensurability between the concept of culture and the concept of the individual mind.

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Yet I am convinced that a psychology that excludes the individual's embeddedness in culture is bound to be shallow, if not absurd, just as absurd as an anthropologist ignoring universals of ''human nature'' just because she's in Bali. For all that, it has never been easy for psy- chologists to come to terms with culture, or for anthropologists to be at ease with generalized conceptions of ''human nature.'' For there are fruitful dilemmas to be explored at the interface between what we call in- dividual mental functioning and what goes by the name of institutionalized culture, like how different cultures deal with individual differences in, say, temperament, even though culture itself helps shape temperament. While these dilemmas may remain unresolved, I am no longer dismayed by this prospect. For our efforts to come to terms with both ''individuality'' and ''culture'' probably yield those fruitful dilemmas to which I refer. To be more specific, let me illustrate three such. The first dilemma arises when we ask how best to study the human condition. Es la in- dividual, eo ipso, the proper study of humanity, as Alexander Pope urged, or had we better consider humans in the social settings that provide identity, that shape desires, that even forge notions about destiny? The answer, plainly, is that we must do both—although it is anything but plain how to do so. Yet, in spite of that uncertainty, we manage to generate some of our richest ideas about the relation between, say, individual human rights and the requirements of an operable society, ideas ranging from Locke to Hobbes, from efficiency ''principles'' that guide corporate governance to the ''self-evident'' axioms that define a democratic state as in the US Bill of Rights. The second one is related. Shall we take man as the agent of his acts (as we tend to do in US law, mostly) or is he the ''victim'' of circumstances, the helpless ''output'' of a social system? The two perspectives (while seemingly irreconcilable) nonetheless enrich each other, even where, as in the law, we debate the kinds of circumstances in a criminal case that may be mitigating or aggravating in deciding upon sentencing. And few will doubt that such debates have been fruitful and ''consciousness raising.'' 12 Indeed, as I write these lines, the Supreme Court has just granted a habeas hearing in a death penalty appeal dealing with the issue of 40 ETHOS

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whether somebody who commits murder in the grip of a delusion can be sentenced to death without violating the Eighth Amendment prohibition against cruel and unusual penalties. Thirdly, knowing what we know about early childhood opportunities and eventual adult competence, how shall we conceive of our responsibilities to the very young with regard to protecting them against deleterious and irreversible influences? Does a voluntary Head Start suffice? How to conceive of the interplay of ''home culture'' and individual mental crecimiento? These are the kinds of ''fruitful dilemmas'' that I have in mind and I want to conclude by exemplifying them more pointedly in the context of my present concerns. For my present concerns are (at least seemingly or presumably) far removed from those long-ago crypto- cultural rat studies on acquired helplessness! For I now occupy the anomalous position of a university professor, a psychologist in a school of law. Yet in fact the mind–culture issue lurks in the background of what lawyers do. As a law school professor, I am indeed sympathetic to Professor Kroeber's superorganic dictum: how could it be otherwise? The corpus juris is presumed to stand on its own: an autonomous body of law that is a matter of record. Yet I must also accept Geertz's insistence that culture is our ''way of imagining the real.'' Although we may never reconcile the two philosophically, our struggle to do so in our courts of law tells us much about how we manage the fraught distinction between culture and mind, the collective and the individual. I offer an example from the domain of US criminal law. By way of introduction, in America we divide court trials for capital crimes into two phases: a guilt phase and a sentencing phase. In the first phase, we leave out entirely (or are enjoined to leave out) such psychological issues as whether or not the accused had this or that motive, whether he was operating under this or that circumstance, and so forth. La pregunta es simply whether he did or did not commit the crime of which he is accused. (But even that is not quite accurate because the guilt phase in a capital trial may require evidence of ''malice aforethought'' if the accused is charged with first-degree murder). But generally, the guilt phase is dedicated to determining simply whether the accused did or did not commit a specified crime, period. In this sense, it is principally ''outside,'' to revert to that earlier terminology. But in the following sentencing phase, individual psyches and the cultural conditions that created them become much more central. There is a vast body of literature and of legal

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precedent that can be cited here and, indeed, that must be cited if the sentence of a capitally convicted party is to be appealed. It is in this phase that the law court becomes something of a seminar on the subject of crime, culture, and human nature. More on this in a moment. The law, as HLA Hart (1963) 13 put it, rests on commonplace normative conceptions that have become formalized into a legal system backed by powers of enforcement. For all that, CULTURE AND MIND 41

Página 14law must somehow accord with the commonplace, whatever its source of authority. A medida que nos say, ''justice must not only be done, but must be seen to be done.'' Kroeber and Geertz must live together. The very doctrine of stare decisis that legitimizes the use of legal precedent presupposes an autonomous or ''superorganic'' body of law, the corpus juris, as I commented earlier. Es supposed to be independent of individual psyches, or so we tell our law students. Yet what are we to make of the great 18th-century Lord Mansfield proclaiming in the famed Somersett Case that by nature man is free unless local statutes specify otherwise. His citation, interest- ingly, was to Montesquieu as an authority on the inherent nature of man. The law, then, is based on conceptions of human nature, ''self-evident'' conceptions about the inherent nat- ure of man. It was Somersett's Case, by the way, that was cited in Brown v. Board of Education, not the expert psychological testimony I offered as an amicus curiae summarizing research on the deleterious effects of segregation in one of the cases included in the Brown litigation ( Gebhart v. Bolton, State of Delaware, 1951). Nobody, of course, has ever argued that a human's inner life works itself out independently of cultural context. Even Freud's Oedipal drama, private as it was, presupposed a culturally legitimized institution, the family. Families matter precisely because of their mix of the institutional and the psychological. The incest taboo surely prevails precisely because it is an interactive mix of the institutionalized and the personal. And the two interact over time, inevitably. The culture, again seconded by the law, holds that certain acts are forbidden. Any individual is held legally responsible, individually, for committing one such. Virtually the only way out

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of such responsibility is by filing a plea of mens rea , claiming incapacity to distinguish between what is permitted and what forbidden. Mens rea is itself a cultural convention, its criteria resting on culturally canonical conceptions about the nature of mind. And so too such notions as mitigating and aggravating circumstances in the sentencing phase of a court trial, as already noted. There is a fascinating anthropological literature on how rights, responsibilities, and viola- tions are conceived and managed in various indigenous cultures—Bronsaw Malinowski, Max Gluckman, Sally Falk Moore, EE Evans-Pritchard, Donald Brenneis, and many otros. Indeed, I and my colleague Oscar Chase (who has recently published an overview of this literature) use it in our seminar at the New York University School of Law in order to combat our students' ''taken-for-granted'' views about Anglo-American common-law prac- tices (Chase 2005). I am struck by how many schools of law now take it upon themselves to provide a comparative perspective, to help their students recognize that culture begins, as it were, at home: that, indeed, you do not have to go to Fiji to find ''it.'' Indeed, the relation between individual mind and culture is by no means just an academic cuestión. It has reverberations in virtually every domain of ''practical'' life. Indeed, it easily (and 42 ETHOS

Página 15often) becomes a political issue. And perhaps just as well. For the mind–culture dilemma bears on issues as pressing as welfare, education, human rights, and gender equality. It is a happenstance of academic life that anthropology and psychology became separate dis- ciplines. But it would be a great pity if their separation led to a suppression of those fruitful dilemmas to which I have referred. Fortunately, the separation is lessening. And plainly, we need such presumed hybrids as cultural psychology or psychological anthropology to funnel the effort, perhaps because they are such fruitfully fraught dilemmas. I do not think the dilemmas will soon be resolved and I am deeply suspicious of efforts to cover them over. A truly general psychology cannot ignore culture in its effort to understand mind. Tampoco it suffice for a truly general anthropology to rest content with the view that culture is exclusively ''superorganic.'' I think the dilemmas of both disciplines become fruitful when squarely faced, as they are being faced increasingly (and under the pressure of circum-

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stances) by those who must deal with them in the conflict-ridden setting of the law. Estoy sometimes asked by colleagues whether I ''miss'' psychology, teaching and researching as I do in a law school. In fact, and despite law's efforts to be shed of concerns about ''mind in a bottle,'' I find myself more often faced with those ''fruitful dilemmas'' about mind and culture than ever before in my long academic life! JEROME BRUNER is University Professor in the School of Law, New York University.