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CRISIS, ¿UN FINAL POR ESCRIBIR? CAUSAS, CONSECUENCIAS Y SALIDA A UNA CRISIS DE SISTEMA Benjamín Bastida INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 1. ORIGEN, CAUSAS Y EXPLICACIONES DE LA CRISIS ............................................... 2. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA CRISIS ................................. 3. ¿LA SALIDA DE LA CRISIS? ........................................................................................ 4. CONCLUSIÓN: ¿HACIA UNA TRANSFORMACIÓN DE SISTEMA? ........................... NOTAS .................................................................................................................................. CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN ................................................................................. 31 26 22 18 6 3 32

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CRISIS, ¿UN FINAL POR ESCRIBIR? CAUSAS, CONSECUENCIAS Y SALIDA

A UNA CRISIS DE SISTEMA

Benjamín Bastida

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................

1. ORIGEN, CAUSAS Y EXPLICACIONES DE LA CRISIS ...............................................

2. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA CRISIS .................................

3. ¿LA SALIDA DE LA CRISIS? ........................................................................................

4. CONCLUSIÓN: ¿HACIA UNA TRANSFORMACIÓN DE SISTEMA? ...........................

NOTAS ..................................................................................................................................

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN .................................................................................

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INTERNET: www.cristianismeijusticia.net • Dibujo de la portada: Roger Torres • Impreso enpapel y cartulina ecológicos • Edita CRISTIANISME I JUSTÍCIA • Roger de Llúria, 13 -08010 Barcelona • Teléfono: 93 317 23 38 • Fax: 93 317 10 94 • [email protected] •Imprime: Edicions Rondas, S.L. • ISSN: 0214-6509 • ISBN: 84-9730-264-8 • Depósito legal:B-7.880-11 • Abril 2011 La Fundación Lluís Espinal le comunica que sus datos proceden de nuestro archivo histórico perteneciente anuestro fichero de nombre BDGACIJ inscrito con el código 2061280639. Para ejercitar los derechos de acceso,rectificación, cancelación y oposición pueden dirigirse a la calle Roger de Llúria, 13 de Barcelona.

Benjamín Bastida, catedrático de política económica en la Universidad de Barcelona. Miembrodel GATE (Grupo de Análisis de la Transición Económica). Miembro del equipo de Cristianismei Justícia.

Este cuaderno también es fruto de las reflexiones hechas en el marco del"Seminario social" de CiJ durante el curso 2009-2010, en el cual participa-ron: Josep Miralles, Salvador Busquets, Enric Barlett, Benjamín Bastida,Alfons Calderón, Carles Comas, Elvira Durán, José Ignacio González Faus,Llorenç Puig, Luis Sols, Oscar Mateos, Montserrat García, Ignacio Beltrán,Nani Vall-llosera, Josep F. Mària, Ramón Vallés, Teo Mellén, Eduardo Rojo,Santi Torres, Toni Comín y Joan Travé. El seminario también contó con lasaportaciones puntuales de: Miren Etxezarreta, Gabriel Pérez-Alcalá yAlfredo Pastor. Las opiniones del autor de este cuaderno no reflejan nece-sariamente la de los participantes en el Seminario.

Con la colaboración de:

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A lo largo de este período hemos oídohablar de la necesidad de reanimar lademanda a la manera keynesiana conayudas ingentes a las instituciones fi-nancieras, buscando que éstas reanuda-ran la concesión de créditos. Hubo tam-bién un cierto gasto del Estado eninfraestructuras y se produjo un períodode «brotes verdes», expresión ésta máspropia de la poética y de la botánica quede la economía, (a la manera de AntonioMachado: «con la lluvia de abril y el solde mayo...»). Sin embargo, en la casacomún europea desde hace un año “seacabó la fiesta” y se cerró el paréntesisdel gasto estatal. Ahora lo urgente es lacorrección del déficit (sin preguntarquién lo causó) imponiendo para ello,

más que reducción, un recorte drásticodel gasto que afecta directamente al es-tado de bienestar.

Mientras tanto, el empleo no se re-cupera. Y en la llamada casa común,unos se sientan a la mesa mientras otroshan de fregar los platos... o pagar losplatos rotos.

Este rápido relato –del derrumbe, dela tímida recuperación gracias a la in-tervención del gasto público, y de los re-cortes drásticos del mismo amenazandola recuperación–, merece una reflexiónsobre la crisis que atraviesa nuestra al-dea global. ¿Cómo se ha originado?¿Cómo afecta a los aldeanos? ¿Qué ocu-rre con estas salidas que parecen con-tradictorias? ¿Hay salida a la crisis?

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INTRODUCCIÓN

Los que podríamos denominar aldeanos globales llevamos tres o cua-tro años instalados en la crisis más grave desde la recesión de 1929.Cuatro años si comenzamos a contar desde 2007, año de los primerossobresaltos de las hipotecas basura, y tres desde el 2008, cuando aflo-raron las estafas financieras en Estados Unidos y la consecuente cade-na de quiebras y el desplome de las Bolsas.

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Aclarando términos…Comencemos por lo más elemental,¿qué es una crisis?

Crisis, la palabra parece simple, pe-ro se trata de un concepto lleno de ma-tices. Por una parte, en una mezcla derealismo y optimismo, crisis remite ariesgo y oportunidad. El ideograma chi-no, por ejemplo, dibuja esta situación.Al revisar situaciones semejantes en elpasado, algunos autores consideran queesas crisis fueron producidas por facto-res de innovación, como un momentoen que la sociedad es sacudida por unelemento exógeno (o, a veces, endóge-no), y reacciona ante esa sacudida. Estareacción puede manifestarse en el naci-miento de iniciativas empresariales, deproductos nuevos, de organización dife-rente del proceso productivo...

Otra consideración bastante difundi-da a propósito de las crisis juega de al-gún modo con el concepto mismo decrisis como juicio crítico. Y consiste enpensar que, gracias al “cedazo” de la cri-sis, las empresas o actividades “sanas”superan el juicio, mientras que las “en-fermas” no lo superan. De este modo, lasociedad en su conjunto queda saneada,se convierte en una sociedad más efi-ciente y capaz de progresar.

Ambas consideraciones son clara-mente parciales y posiblemente dema-siado optimistas. ¿Cuántas personas sebenefician? ¿Cuántas empeoran suscondiciones con la crisis? La perspecti-va macroeconómica no debería hacerolvidar la cantidad de infortunios quelas crisis pueden llegar a generar. En de-finitiva, hay que preguntarse para quiénes una oportunidad.

Y estas reflexiones nos conducen aotra consideración que no conviene ol-vidar: los efectos de la crisis son asimé-tricos. No todos padecen de igual mane-ra las consecuencias de la crisis, y estoresulta hoy tan obvio que parece innece-sario subrayarlo. Sin embargo es un as-pecto que se olvida fácilmente, inclusopodría pensarse que se olvida intencio-nadamente a la hora de analizar los efec-tos de la crisis y proponer soluciones.

He subrayado la palabra “intencio-nadamente”, para poner de relieve lasintenciones. En efecto, si al proponeranálisis y soluciones se piensa en gene-ral, sin señalar la diferencia de los efec-tos sobre los distintos grupos sociales,parece que simplemente, con abrir denuevo el crédito, ya estamos ante losbrotes verdes para todos. Sin embargo,otra vez la cuestión es a quién han apro-vechado esas ayudas públicas que aca-baremos pagando todos. Esa es la cues-tión que intencionadamente se ocultacasi siempre.

De las definiciones al análisisAlgo parecido ocurre a la hora, no de de-finir, sino de caracterizar la crisis actual.Los análisis de la situación de la econo-mía mundial coinciden en señalar a lacrisis financiera como elemento deter-minante. A finales de 2008 se hablabade una triple crisis: alimentaria, energé-tica y financiera. Pero esta última pare-ce haber absorbido a las otras dos (almenos, en el discurso). Sea lo que seade aquellas, habría que añadir además lacrisis industrial: cierre en cadena de em-presas, aumento del desempleo... Noobstante, al menos en mi opinión, no se

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trata de crisis diferentes que han coinci-dido por casualidad en el tiempo, sinode efectos de algún mecanismo econó-mico interno, consecuencias derivadasde alguna causa socioeconómica laten-te. A la hora de intentar identificar lacausa latente de la crisis, no existe una-nimidad entre los analistas. Así pues,preguntamos ¿dónde situar la raíz de laactual crisis, financiera, industrial, ali-mentaria, energética...?

A todos estos aspectos intentaremosdar cabida en este cuaderno, articulán-dolo en tres capítulos:

1) Origen, causas y explicación de lacrisis:S ¿Por qué y cómo ha estallado lacrisis?

2) Efectos, consecuencias de la cri-sis: ¿Dónde estamos?

3) Estrategias para superar la crisis:¿Hay salida o adaptación?

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En un recorrido que tratará de avanzaren capacidad interpretativa –desde des-cripciones superficiales a análisis mássustantivos– intentaremos recoger lasexplicaciones más difundidas por los

medios y también por publicaciones decarácter científico. Simplificando y auncorriendo el riesgo de pecar de arbitra-riedad, estas explicaciones pueden cla-sificarse en tres tipos.

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1. ORIGEN, CAUSAS Y EXPLICACIONES DE LA CRISIS

Es importante determinar con acierto cuál es esa causa latente a la queacabamos de referirnos. Equivale a buscar la explicación satisfactoriade la crisis y de su extensión. Es importante porque las estrategias ypropuestas para superarla estarán naturalmente relacionadas con eldiagnóstico y la etiología de la misma. Si no se acierta en el diagnósti-co, la salida de la crisis será sólo temporal o incluso puede convertirseen contraproducente.Abordamos el tema en dos partes: 1) En la primera se trata de agrupary clasificar las explicaciones que la literatura económica convencionalha ofrecido y sigue ofreciendo a propósito de la crisis. 2) En la segun-da, supuesta la insuficiencia de estas explicaciones, trataremos deponer de relieve los elementos estructurales, sistémicos, que conducennecesariamente a una crisis tras otra en las economías occidentales.Muchos autores se refieren al carácter cíclico de la economía (las sem-piternas vacas gordas y vacas flacas del sueño del Faraón). Sin embar-go, no puede uno quedar satisfecho con esta explicación (¡así es laeconomía!) que es pura tautología si no se busca la causa latente bajoel fenómeno del ciclo.

1. EXPLICACIONES CONVENCIONALES DE LA CRISIS

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1.1. Crisis de confianza

Según estas explicaciones la crisis seorigina por la falta de confianza en lamarcha futura de la economía. Por unaparte se presentan hechos que manifies-tan esta desconfianza, por otra tratan deencontrarse las razones que la justifican.Este tipo de argumentario tuvo un granpredicamento en la primera fase de lacrisis, pero hoy ya no se recurre a ellacon la misma frecuencia si no es paraexplicar la lentitud de la recuperación:se dice que los agentes sociales, cadauno en su papel (como empresarios oconsumidores) no atisban horizontesclaros y prefieren esperar para tomar de-cisiones de inversión o consumo. Porotra parte esta explicación se adecua alos hechos que se producían en octubrede 2008.

1.1.1. DatosLa evolución de la Bolsa de valores erapor entonces el hecho más analizado:derrumbe general, todos venden, nadiecompra, nadie cree en esos activos fi-nancieros. Comparando con anterioresfases de caídas en la Bolsa pueden ob-servarse dos rasgos específicos de estacaída de octubre de 2008: 1) fue más rá-pida y más profunda: en una semana eldesplome reduce a menos de la mitad elvalor de los activos financieros; 2) ymucho más general en términos de va-lores y plazas financieras afectadas,ocurre simultáneamente en todas lasplazas: Londres, Tokio, Nueva York...(ver gráfico 1).

A esta caída de la Bolsa, considera-da como una confirmación de la crisis

global, se le unieron en seguida otrasmalas noticias: graves dificultades en lamayoría de las instituciones financierasen todos los países, con situaciones pró-ximas a la quiebra en bastantes casos;descalabros de algunas grandes asegu-radoras y grupos financieros (AIG,Lehman Brothers, Merrill Lynch, etc.)en el corazón del sistema; elevación delos tipos del interés interbancario (si esque puede encontrarse algún banco quese atreva a prestar a un colega); recursoperentorio a las autoridades monetariaspara que acudiesen en auxilio del siste-ma financiero y aseguramiento de losdepositantes a fin de que no retirasen deinmediato los depósitos, etc.

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FTSE 100 (Bolsa de Londres)

NIKKEI 225 (Bolsa de Japón)

DOW JONES (principal índice de Nueva York)

Gráfico 1. Caídas en las bolsas: índicesinternacionales 16-set a 1ª semana octubre2008

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1.1.2. ExplicaciónLa razón que se aduce para explicar es-ta situación es el descenso agudo, pro-fundo, pero sobre todo, brusco, de la li-quidez de la economía, es decir, de lacantidad de recursos utilizables comomedios de pago a nivel nacional y mun-dial. Se produce entonces una serie deefectos encadenados, una especie deefecto dominó o espiral (unos arrastrana otros, pero al mismo tiempo se causanretroalimentaciones). Las malas noticiasgeneran desconfianza en los agenteseconómicos y esta desconfianza agravala situación y genera, como bola de nie-ve, nuevas y peores noticias: quiebrasen el sector inmobiliario, reduccióndrástica de los préstamos bancarios, di-ficultades y cierres de pequeñas y me-dianas empresas, aumento acelerado deldesempleo, caída de la demanda sol-vente y cierre de más empresas.

¿Qué fue primero el huevo o la ga-llina? ¿Fue la mala noticia de la falta decrédito, de las debacles financieras, laque generó desconfianza, o fue precisa-mente la extensión –casi pandemia– dela falta de confianza la que restó liqui-dez (restó valor a los activos financie-ros) y causó la debacle?

1.2. Gasto excesivoOtro grupo de explicaciones podría sin-tetizarse en la frase «todo exceso con-lleva una resaca». En la etapa inmedia-tamente anterior al estallido de la crisisse había producido un alegre descontroldel gasto, la sociedad había vivido porencima de sus posibilidades («hemosvivido por encima de nuestras posibili-dades», se decía). Este descontrol com-

porta la necesidad de un ajuste, doloro-so pero absolutamente necesario e im-prorrogable.

1.2.1. DatosComo datos constatables, ahí están lascifras de consumo, de ventas de auto-móviles y viviendas. Basta recordarque, en ese período de pretendida bo-nanza, la economía española crece a unritmo superior al de la mayoría del lospaíses de la Unión Europea. Este ritmode crecimiento se debe al comporta-miento de la demanda interna, sobre to-do demanda de consumo de bienes du-raderos –las ventas de automóvilesconocen récords– y lo mismo podría de-cirse de la adquisición de viviendas. Alos que advertían del peligro de la bur-buja inmobiliaria (ritmos de construc-ción y precios al alza) se les contestabadesde la otra parte: «si se pagan estosprecios, si todas se venden, es que exis-te una demanda solvente...». ¿Respon-día a una necesidad o era especulación?¿Todos los casos eran iguales? ¿Cómose financiaba este ritmo de consumo?

Aquellas cifras de consumo, el cre-cimiento de los precios de la vivienda ysobre todo la magnitud del endeuda-miento de los hogares en España, en re-lación con la renta disponible debían ha-ber hecho saltar las señales de alarma.En 1998 el endeudamiento de los hoga-res en España representaba poco másdel 60% de la renta disponible. En el2005 pasa del 100%, en el 2006 llega al120% y en el 2007 casi alcanza el 140%.No sólo la magnitud de estas cifras esrelevante, sino también el ritmo de au-mento del endeudamiento respecto a larenta disponible.

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1.2.2. ExplicaciónLo datos son claros pero, ¿corroboran la explicación de la crisis como “crisisde ajuste” después del descontrol? Másque de una explicación estamos anteuna descripción que no va a las raíces oal núcleo del problema. Describe, enefecto, lo que pasaba pero no aclara porqué estaba pasando. Dos comentariospueden ayudar a profundizar en las cau-sas de la crisis.

Por encima de nuestras posibilidades¿Qué significa vivir por encima denuestras posibilidades? ¿Todos hemosvivido por encima de nuestras posibili-dades? Esta interpretación de la crisissugiere una acusación y genera un sen-timiento de culpabilidad general. Perotambién da pie a la sospecha de que pre-cisamente se intenta explicar la crisis deesta manera para justificar el duro ajus-te actual.

En efecto, la afirmación «hemos vivido por encima de nuestras posibili-dades» es ambigua. El concepto de “po-sibilidad” es difuso. Si alguien, una per-sona, una familia, tiene posibilidades deobtener un crédito en condiciones favo-rables ¿gasta por encima de sus posibi-lidades? Podría entenderse que la frasese refiere a “posibilidades razonables”.Entonces la ambigüedad se traslada alcriterio de “razonabilidad”. La posibi-lidad razonable se mide de acuerdo a determinados parámetros: coste de losrecursos, estabilidad de los flujos derenta, mantenimiento o revalorizacióndel stock de riqueza establecida comogarantía del préstamo; previsiones defuturo –incertidumbre y riesgos– que

establecen o deberían establecer profe-sionalmente los especialistas en estasmaterias.

A posteriori resulta fácil señalar loserrores de apreciación y cargarlos a lasociedad en su conjunto («hemos vivi-do...», etc.). Pero ello no debería ser ex-cusa para no señalar a los responsablesmás directos, los profesionales del sec-tor, y analizar los incentivos de su com-portamiento (por ejemplo, presiones pa-ra realizar más operaciones en vez demejores operaciones).

Además convendría analizar si eldesajuste ha sido igual para todos. Su-pongamos que nos ponemos de acuerdoen la idea de que ha existido un desa-juste social en el gasto. Pero no todos sehan desajustado en las mismas canti-dades ni por los mismos motivos. La observación de los distintos comporta-mientos individuales, o de grupos socia-les diversos, da lugar a la constataciónde contrastes y paradojas.

En efecto, si nos colocamos en unaperspectiva sociológica, se han desa-justado más los que han vivido dentrode sus posibilidades, pues su renta dis-ponible, procedente de sus elevadossueldos y de sus negocios o su especu-lación, equivale a 500 o 700 veces lamedia social. Han gastado socialmentemucho, pero como particulares podíanhacerlo.

En cambio, existe una mayoría so-cial –la que se ha visto más afectada porla crisis– cuyo comportamiento indivi-dual corrobora aquella explicación: hanvivido por encima de sus posibilidades,y ahora no pueden pagar las cuotas dedevolución de los préstamos hipoteca-

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rios y están estrangulados por las deu-das.

Pero, desde una perspectiva social¿puede decirse que se habían desajusta-do? La verdad es que buena parte de susaspiraciones eran “socialmente justas”,no “desajustadas”: se han endeudado aveinte o treinta años para conseguir unavivienda, aunque individualmente hanerrado sus previsiones de futuro.

Es cierto que eso que los economis-tas llaman “efecto demostración” tam-bién ha jugado un papel empujando amuchos a vivir por encima de sus posi-bilidades individuales. El efecto demos-tración consiste, en pocas palabras, enel deseo de “vivir como el vecino”. Y siel vecino es el que se mete en casa a tra-vés de la noticia y el anuncio de la tele,es posible que el resultado pueda juz-garse como “optimismo inconsciente”.Está claro que cada uno es responsablede sus decisiones, pero estas decisionesmuchas veces son favorecidas por undeterminado tipo de sociedad, de incen-tivos y de propaganda.

Añado un detalle: los últimos añoshan sido como una borrachera de gastoy consumo. Después de la borracheraviene la resaca. Es éste un comentariomuy generalizado al respecto, que pue-de resumir la precedente argumenta-ción. Pero apostillo: lo que está pasan-do es que unos se han ido de copas yotros son los que padecen la resaca.

Un desenfreno inducidoUn segundo comentario se refiere al ori-gen del gasto descontrolado. La falta decontrol ¿se ha debido a un desenfrenoespontáneo, o más bien ha sido un de-

senfreno inducido, o incluso correspon-de a la lógica del funcionamiento eco-nómico en nuestras sociedades? Locierto es que el descontrol ha sido indu-cido de múltiples formas, aunque, repe-timos, no se trata de restar importanciaa la responsabilidad personal. Al efectodemostración, ya citado, hay que añadirla publicidad, las ofertas de financiacióno los bajos tipos de interés. Y no podíaser de otra forma. La lógica de la eco-nomía de mercado demanda la produc-ción simultánea de bienes y servicios yde consumidores o compradores com-pulsivos para esos bienes y serviciosque de otra manera se convertirían enmercancías para el almacén. El períodoprevio al estallido de la crisis es buenamuestra de esta dinámica.

1.3. Falta de regulación

Un tercer grupo de explicaciones de lacrisis hace referencia a la falta o a la in-suficiencia de regulación financiera.Los últimos treinta años se caracterizanpor la puesta en marcha de políticas deliberalización y desregulación y dondeha habido más presiones para desregu-lar es en el ámbito financiero. Las crisisrecurrentes en el período –la crisis de ladeuda en Latinoamérica, la crisis delSudeste asiático, la de Rusia, la burbujatecnológica– no han aportado prudenciafinanciera y mejora en las institucionesreguladoras sino todo lo contrario. Pa-rece que el remedio frente a la crisis seaavanzar en los procesos de liberaliza-ción y desregulación acompañados desuaves medidas de supervisión enco-mendadas a auditorías poco indepen-dientes de sus auditadas, como se ha

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venido demostrando en casos bien so-nados.

1.3.1. Consecuencias de la falta deregulaciónLa desregulación ha impulsado proce-sos de creación de activos financieros yde entidades que escapan al control delas autoridades monetarias. Cuando és-tas intentan establecer alguna regla-mentación, la postura de los grandesgrupos financieros es doble, por unaparte, la protesta justificada teórica-mente contra la excesiva regulación queincrementa los costes y resta flexibili-dad y eficiencia en el proceso de fi-nanciación de la economía real. Porotra, la creación de nuevos instrumen-tos financieros que escapan de aquellasupervisión.

Se crean oportunidades para enor-mes ganancias pero, al mismo tiempo,los riesgos de inestabilidad crecen deforma exponencial. Llega el caso queincluso el presidente de uno de esosgrandes grupos financieros, GeorgeSoros, después de haberse aprovechadodurante años de una libertad irrestrictaen el movimiento de capitales, expresa-ba hace ya diez años, la preocupaciónpor la inestabilidad financiera mundial(a la que él mismo había contribuido) alaparecer cada vez más agentes y másinstrumentos desregulados.

El origen de la crisis, según este gru-po de explicaciones, ha residido en esainsuficiencia de control o en los fallosde supervisión. Aquí cabría referirse afenómenos con supuesta capacidad ex-plicativa de la crisis, como los paraísosfiscales, el comportamiento oportunista

de determinados dirigentes o de deter-minadas instituciones, los gastos y re-muneraciones millonarias de directivosy consejeros o los resultados de la inge-niería financiera. Un hecho significati-vo es que el mérito o demérito de unaempresa –sobre todo en los casos en quesuministra energía o servicios públi-cos– se mida preferentemente por su valor en bolsa frente a la calidad del ser-vicio o la contribución social (por ejem-plo, la creación de puestos de trabajo).Valor en bolsa que puede ir ligado a lacapacidad para repartir dividendos o a otras habilidades financieras: fusio-nes, adquisiciones, OPA’s, etc. que ha-gan aumentar los movimientos de ad-quisición y por tanto, el precio de lasacciones de la compañía en cuestión.

1.3.2. RemediosLa estrategia lógica para superar la cri-sis derivada de esta explicación consis-tiría en la intervención del Estado en untriple aspecto. Primero, para aplicar lascorrecciones adecuadas –hasta el juicioy la penalización– a las entidades oagentes responsables de los desfalcos fi-nancieros. Segundo, para rescatar o re-mediar la situación de entidades o fa-milias afectadas por aquellos desfalcos(adquisición de “activos tóxicos”, ase-guramiento de depósitos, aplazamientode los pagos por hipotecas...). Tercero yprincipal, intervención Estatal para res-tablecer y mejorar la regulación finan-ciera.

En este punto se puede comprobar laexistencia de dos posturas enfrentadas:

a) Quienes proponen que esta inter-vención estatal sea un paréntesis en la

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historia de la economía de cada país pa-ra devolver lo antes posible al mercadolas funciones de asignación y distribu-ción de recursos financieros.

b) Los que señalan la necesidad deuna supervisión y regulación perma-nente por parte del Estado o de algunaautoridad supranacional.

1.4. Conclusión Las explicaciones de la crisis recogidashasta aquí tienen un carácter más des-criptivo que interpretativo. Ciertamenteson descripciones de lo ocurrido y, eneste sentido, no son explicaciones fal-sas, pero son incompletas en cuanto novan a la raíz originaria de la crisis.

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2. EXPLICACIÓN DE LA CRISIS EN VERSIÓN COMPLETA

Conviene, por tanto, dar paso a una ex-plicación que vaya más a fondo en la de-terminación de las causas de la situaciónde crisis. Con esta finalidad se proponendos argumentaciones que van a referir-se a las características definitorias delsistema de economía de mercado (o sis-tema económico capitalista si no utiliza-mos eufemismos).

La primera destaca que los desequi-librios se generan casi necesariamente a partir del proceso de creación y dis-tribución de la producción y la renta enlas economías capitalistas. La segundasubraya cómo la lógica y el motor delsistema capitalista comporta una evolu-ción hacia el dominio del capital finan-ciero, hacia la burbuja y hacia la crisisglobal.

2.1. Los desequilibrios estructurales del proceso

Esta primera explicación estructural delas causas de la crisis se inscribe en la

línea de pensamiento de Kalecki. Veá-mosla.

En forma simplificada puede repre-sentarse el proceso de producción conun esquema según el cual, en el conjun-to de empresas, entre capital (K) y tra-bajo (L) dan lugar a la producción (P)de muy diversos bienes y servicios:bienes de consumo necesario, bienes deconsumo de lujo y bienes de inversión(es decir, máquinas, instalaciones, etc.).Esta producción (P) en forma de renta(Y) (o mediante la renta de los factoressi se prefiere) se distribuye después en-tre los citados factores de producción.

Una parte de esta renta (Y) la cons-tituyen los salarios (W) que los traba-jadores destinan a la adquisición debienes de consumo necesario para susubsistencia. La otra parte la constituyenlos beneficios capitalistas (B) que se des-tinan a la adquisición de bienes de con-sumo necesario para la subsistencia, pe-ro también de bienes de consumo de lujoy de bienes de inversión (o de equipo).

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Pues bien, el sistema estará en equi-librio solamente si se cumple la condi-ción de que la distribución de la rentapermita adquirir la producción de cadauno de los diferentes tipos de bienes. Elequilibrio se romperá fácilmente si, porejemplo, se procede a una disminuciónde costes de producción vía congelacióno reducción salarial, pues entonces losbienes de consumo necesario (normal)no podrán ser adquiridos en su totalidad.En caso contrario, si los salarios crecen“en demasía” (por presiones sindicaleso por otra causa) con disminución de losbeneficios empresariales podrá haberbienes de equipo, (máquinas, naves in-dustriales, medios de transporte...) que,en esa circunstancia, no podrán ser ad-quiridos por los empresarios y se con-vertirán en inventario, en stocks inven-dibles de las empresas que los hanproducido.

2.1.1. DescripciónEsta presentación es muy esquemática.Un economista convencional diría quelos desequilibrios citados se superaránvía precios. Eso es muy fácil diseñarloy establecerlo en un texto académicopero es mucho más difícil trasladarlo almundo real. ¿Por qué? Pues porque losprocesos de producción en términos re-ales están lejos de ser flexibles (al me-nos en el sentido expuesto): el factortiempo y el factor especificidad de laproducción juegan en contra.

En efecto, según estos economistasconvencionales, ¿cuál sería el caminopara recuperar el equilibrio? Simple-mente, aquellos bienes y servicios queno encontrasen comprador bajarían deprecio, y dejaría de ser rentable produ-

cirlos. En cambio, aquellos que se echa-sen de menos aumentarían sus precios yel esfuerzo productivo se dirigiría haciaellos. Otra forma de reequilibrio sería lamodificación de las retribuciones –de laparticipación en el pastel de la produc-ción– con posibles efectos sobre la in-flación.

Las dificultades para llevar a la rea-lidad los procesos descritos en teoríason claras. Por una parte, cambiar losprocesos productivos requiere tiempo; ypor otra parte, no es fácil transformar unproceso de producción de un productoespecífico en otro capaz de producirotro producto distinto. El capital físicoespecífico es bastante rígido en la ma-yor parte de los casos. Ahí tenemos, co-mo un ejemplo, la incapacidad para definir el nuevo modelo productivo es-pañol para salir de la crisis.

Además, en el mundo real de los úl-timos treinta años lo único que se ha generado simultáneamente han sidotendencias a la baja de los salarios y au-mentos de la producción de determina-dos productos manufacturados, es decir,la dinámica ha acentuado una contra-dicción estructural: reducción salarial ynecesidad de consumo de masas. Si lacontradicción no se ha manifestado an-tes ha sido por estas dos razones:

a) Primero por la exportación, labúsqueda y penetración de nuevos mer-cados. Pero ésta es una solución tempo-ral, incluso desde la pura teoría. Pues suduración se ve limitada por el agota-miento de las áreas a las que exportar(en el supuesto de que en ellas la de-manda sea solvente); y ese agotamientose acelera con la globalización, cuandotodos pretenden lo mismo.

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b) La segunda y principal razón queha retrasado la explosión de la contra-dicción ha sido el desarrollo masivo delcrédito al consumo. Para ello, ha sidonecesario un enorme desarrollo de mé-todos e instituciones financieras quepermitieran –e incluso incentivaran– elendeudamiento individual y familiar,tratando de afrontar así la contradicciónentre la reducción salarial y la produc-ción-consumo masiva.

La dimensión global del desarrollodel sistema financiero internacional hapermitido la transferencia de fondosdesde países con excedentes financie-ros hacia países con altos niveles de en-deudamiento. Este hecho posibilita en-deudamientos mayores y retrasa laemergencia de las contradicciones. Peroconduce a que los riesgos sean ahoraglobales y los contagios mucho másprobables.

2.1.2. AnálisisHasta aquí una aproximación al proce-so de producción-distribución en térmi-nos muy agregados. Si, trascendiendoesta aproximación general “salarios versus producción total”, vamos ahora a un análisis más desagregado de losconjuntos de bienes proyectados o pro-ducidos, hallamos nuevas fuentes es-tructurales de desequilibrios, tanto de-sequilibrios globales como sectoriales.Por ejemplo, al deslindar dentro de losbienes de consumo, los de consumo du-radero como el automóvil o la especifi-cidad de la vivienda. O dentro de los deinversión, los componentes tecnológi-cos: en innovación continua y rápida,en construcción de infraestructuras, etc.

Por eso no funciona en la práctica la ase-veración teórica de que la oscilación delos precios compensa los desequilibrioscitados del sistema.

En resumen pues, en un contexto demultiplicidad de decisiones de consu-mo, de inversión y de procesos produc-tivos independientes, la coordinacióndentro del sistema capitalista no está ga-rantizada. Y este intento de interpreta-ción no se detiene en los fenómenosaparentes sino que los relaciona con ras-gos permanentes del sistema económi-co que se encuentran en el origen de lacrisis global.

2.2. Los rasgos definitorios y elmotor del sistema

La segunda aproximación se funda-menta en el análisis del conjunto de ca-racterísticas definitorias del sistemaeconómico capitalista. Tratemos deacercarnos a ella analizando los rasgosque contribuyen a explicar el desarrollode la actual –y futura– crisis global, enparalelo con los contenidos del últimoapartado, o tal vez con mayor radicali-dad.

2.2.1. Rasgos constantes del sistemaEsos rasgos fundamentales, junto conlos comportamientos de la burguesía enlos orígenes del capitalismo, habíancomportado resistencias y revolucionesde la clase obrera y conducido a las eco-nomías centrales a la crisis del 1929.Tras dicha crisis de 1929 y, sobre todo,después de la Segunda Guerra Mundial,los rasgos del sistema económico capi-talista se habían modificado sustancial-

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mente, y es así es como “se resolvió” lagran crisis capitalista del siglo XX.

Pero luego, los años setenta presen-ciaron el inicio de recuperación de aque-llos rasgos definitorios en un contextoglobalizado. ¿Cuáles son estos rasgos?Cambios en el papel atribuido al Estadoy a los organismos internacionales; me-nos intervención “en favor de interesescomunes”; intervención, en cambio, pa-ra imponer las nuevas reglas de juego;libertad individual de acción econó-mica; flexibilización (o sea, desregula-ción) de las condiciones económicasorientándolas hacia contratos individua-les; apertura total para todo tipo de in-tercambios internacionales; y, en defi-nitiva, intervención de un Estado fuertea favor de los nuevos y poderosos agen-tes económicos: los grupos financieros.

Y así, la lógica del sistema recuperaen la denominada etapa neoliberal (delos setenta para acá) los elementos defi-nitorios del sistema. A saber:

a) La importancia de los derechos depropiedad, especialmente la propiedadprivada de los medios de producción. Laconsecuencia que brota lógicamente deahí es la gestión privada de dichos me-dios, es decir, una gestión acorde a losintereses de los propietarios o de los nú-cleos duros de poseedores del capital.

b) Un segundo elemento es en el me-canismo de asignación de recursos y dedistribución de los productos obtenidos:es a través del mercado libre, sin trabas,como tiene lugar la actividad económi-ca.

c) La racionalidad del sistema se manifiesta en procesos de elección in-dividual. De algún modo todo el fun-

cionamiento económico podría redu-cirse a una red de contratos de compra-venta explícitos o implícitos.

d) La realización de estos contratosde modo fluido requiere o se ve facili-tada por la existencia de unidades decuenta, medios de intercambio y de de-pósito de valor. Como es sabido, el di-nero y las instituciones financieras exis-ten en principio para cumplir estasfunciones.

e) El motor del sistema es la maxi-mización del beneficio privado.

De estos rasgos definitorios se sigueunas características necesarias como: lainmediatez, la visión a corto plazo, lanecesidad de acumulación y la tenden-cia a la concentración.

La dinámica del capitalismo condu-ce, por tanto, a que el desarrollo del sec-tor financiero, –de la economía finan-ciera– sea mucho más rápido que el delsector productivo (¡que constituye laeconomía real!). La observación deldesarrollo del sistema lo confirma; y esfácil comprender que se produzca estadinámica a partir de los fundamentos ci-tados. Es más fácil, más rápido, más re-petible, más acumulable obtener bene-ficios máximos en el sector financieropero para eso hay que “dominar” al sec-tor productivo (para sacar provecho, pa-ra obtener beneficios tangibles en el sec-tor productivo, es preciso dominar sobreese sector). El capital financiero pasaentonces de ser “facilitador” a ser “do-minante”. Las decisiones sobre la orien-tación de la economía van quedando enmanos y en provecho de lo financiero.

Y el punto culminante de esa diná-mica es el predominio de la economíaespeculativa sobre la economía produc-

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tiva. Son fenómenos como los que he-mos analizado en la primera parte (des-cripciones de los procesos conducentesa la crisis) que ahora encuentran su in-terpretación estructural.

Y un paso más, la competencia, lanecesidad de acumulación para sobrevi-vir y eliminar competidores, empuja a laconcentración de capital a través de fu-siones, adquisiciones, etc. No se consti-tuyen simplemente grandes empresasindustriales o de servicios sino gruposfinancieros, holdings que van transfor-mando sus estrategias productivas eningeniería financiera. Con los instru-mentos financieros que los agentes im-plicados crean de modo continuo, esca-pan a cualquier control o regulación(¡para eso los crean!). Y esa ingenieríafinanciera acaba convirtiendo la “graneconomía” en una especie de casinouniversal, beneficio fácil, a corto plazoy arriesgado.

Es importante señalar que esta diná-mica no procede fundamentalmente decomportamientos perversos, de psicolo-gías desequilibradas, del afán de podery riqueza de algunos individuos insoli-darios o estafadores (también los hay,pero en una perspectiva “estructural” di-ríamos que son los menos, y ellos solosno explicarían la extensión y la genera-lidad del fenómeno especulativo). Ladinámica citada es consecuencia de laaplicación de los principios estructura-les que hemos citado.

2.2.2. Economía de casinoSigamos ahora con la metáfora del ca-sino. Está claro que los jugadores del ca-sino, por más que se “fíen” unos de

otros, necesitan en algún momento sa-ber qué sustento real tienen las fichasque el otro vende u ofrece para más ade-lante; y cuanto más han arriesgado, máslo necesitan. Para comprar fichas, paraseguir jugando, necesitan encontrar fun-damentos, aunque sean remotos, para la“mutua confianza”: más vale no pre-guntar, pero por si acaso...

Esta “compra de fichas” (o compro-bación de su valor, lo que equivale afundamentar la liquidez del sistema) sólo puede hacerse desde la economíaproductiva, desde la economía real, dela que se extraen recursos mediante procesos ilegales o legales, o mejor aun,legalizados. Ilegales son los negocios deventa de armas, prostitución, narcotráfi-co... Legalizados son la explotación dela fuerza de trabajo y los procesos deprivatización.

Expliquemos un poco más este pun-to. A medida que se ocasiona una ciertareducción o destrucción de la industria(de la economía productiva) a manosdel sector financiero, el funcionamientodel sistema económico en su conjuntose ve abocado a una situación llena decontradicciones. Las ganancias deriva-das hasta entonces de la actividad pro-ductiva dejan de ser suficientes para lainsaciable voracidad de los agentes quejuegan en el casino de las finanzas y ne-cesitan comprar fichas. Es el agotamien-to del manantial, la muerte de la gallinade los huevos de oro. Es preciso enton-ces fundamentar la pretendida liquidezde los activos financieros creados, y pa-ra ello se recurre a una doble vía. Poruna parte, apoderarse del ahorro socialen sus diversas formas. Por otra parte,recuperar la tasa de ganancia en activi-

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dades productivas de bienes y serviciosaumentando la explotación. Veámoslo.

a) La privatización de las pensiones,del sistema público de pensiones, de laeducación, de la sanidad, de los servi-cios públicos, de la vivienda... es decir,de todo aquello que la población habíaido conquistando y financiando comobien público equivale a ser arrebatadopara que pueda ser jugado en el gran ca-sino. Y en tiempo de globalización y demundialización, los jugadores del casi-no global, los grandes grupos financie-ros, tratan de conseguir de los gobiernospatentes de corso para esquilmar un pa-ís tras otro.

b) El intento de recuperación de latasa de ganancia en los procesos de pro-ducción conduce a un aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, esdecir, a una precarización de las condi-ciones de trabajo en términos de salario,de estabilidad, etc. No es fácil que lostrabajadores acepten la degradación desus condiciones de vida y trabajo. Y en-tonces, la utilización de la situación decrisis (o desempleo masivo) para estosfines, se convierte en la “mala salida”social. Volveremos al final sobre esteasunto.

Ambas estrategias –privatización yprecarización– generan en determina-

dos lugares y momentos, una importan-te resistencia social por lo cual, aunquese vaya aplicando, la obtención de fon-dos procede a un ritmo más lento que eldeseable por los jugadores del casinoglobal. Entonces el proceso imparableconduce a la formación de una inmensaburbuja especulativa. De hecho algunosagentes, tal vez muchos, no tienen yanada que soporte su apuesta (en parteporque otros les han segado la hierbabajo los pies). Pero los insolventes loson frente a otros agentes que, a su vez,se quedan sin base, sin apalancamien-to. Los agentes especuladores empiezana desconfiar unos de otros, se transmiteel proceso de desconfianza, viene elcrash.

Esta explicación puede ser enrique-cida con los datos técnicos y la descrip-ción de los diversos instrumentos finan-cieros –derivados, futuros, colaterales,etc.– que se han ido creando. Pero lo re-almente importante es el carácter es-tructural de estos comportamientos. Nose trata de que existen unos desaprensi-vos o de una disfunción de un sistemaen sí correcto. Los rasgos definitoriosdel sistema capitalista y su dinámicaconducen estructuralmente a la burbuja,al bubble, al boom y al crash que tocapagar entre todos.

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¿Cómo es la crisis ahora, después de es-tos tres años? Se viene diciendo que lacrisis es fundamentalmente una crisis fi-nanciera, afirmación que, como dijimosantes, constituye una media verdad.Una media verdad, además, interesada.Lo que es verdad de la afirmación es queen la raíz de la crisis se encuentra el pre-dominio de lo financiero, la deriva ha-

cia la actividad especulativa como deri-va estructural del sistema capitalista. Loque es mentira interesada de la afirma-ción es que puede dar a entender que lacrisis está perjudicando al sector finan-ciero en su conjunto. Viene a decir«arreglemos la crisis financiera, ayude-mos a este sector y lo demás se arregla-rá como consecuencia lógica».

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2. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DELA CRISIS

Hasta aquí hemos intentado explicar la crisis yendo más allá de lasexplicaciones aparentes, descriptivas, y tratando de interpretar y ponerde manifiesto las raíces más profundas de la misma. En este segundocapítulo el propósito es repasar los efectos derivados de la crisis ennuestras sociedades, especialmente en España. Todos conocemosmultitud de casos. No vamos a construir un anecdotario aunque hayque reconocer que ese recuento y, sobre todo, la aproximación respe-tuosa a cada uno de ellos, podría decirnos más sobre la realidad de lacrisis que cualquier reflexión al respecto.

1. UNA CRISIS NO SÓLO FINANCIERA

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Claro que para arreglar al sector fi-nanciero es preciso poner coto al déficitpúblico, reducir el gasto social, abaratarcostes de producción, etc. Los sectoresfinancieros tienen medios poderosos,desde diarios, televisiones y otros me-dios de difusión, hasta “intelectuales orgánicos”, para propagar a su mediaverdad y tratar de que los ciudadanos ylos gobiernos se sometan a ella.

Pero millones de desempleados enla Unión Europea, millones de emple-os destruidos en los Estados Unidos,más de cuatro millones de desemplea-dos en España desde 2008-2009, y sinhorizonte de recuperación, señalan quelos efectos de la crisis afectan sobre

todo al sector productivo, es decir, a los trabajadores de la industria, de laconstrucción y de los servicios, en de-finitiva, a la sociedad en general. Portanto, desde la perspectiva de los efec-tos mejor sería hablar de crisis de la industria y de la sociedad. Cada unopuede recordar aquí los ejemplos mi-croeconómicos que conoce: cómo sehan multiplicado las demandas en loscentros de asistencia social, cómo sehan agotado los bancos de alimentos,cómo las redes familiares no dan abas-to... ¡Casi un millón y medio de hoga-res en España no tienen ningún miem-bro que pueda hacer aportacióneconómica!

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¿Cómo ha reaccionado la sociedad en suconjunto ante esta situación de crisis?Cabría esperar actitudes sociales de re-pulsa, de malestar, de protesta, de exi-gencia de los derechos sociales y ciuda-danos. Sobre todo, cuando las políticasgubernamentales desde hace un año nopromueven el empleo sino que reduceno atacan directamente los beneficios oconquistas sociales que en nuestro paísconstituían un magro estado de bienes-tar. Por no hablar de la reforma laboralque precariza las condiciones de traba-jo o de las pensiones, en un intento dereducción de lo que son los salarios di-feridos de los trabajadores.

Sin embargo, la crisis no ha produ-cido los efectos que cabría esperar.Como mucho se puede detectar una sen-sación de malestar y disgusto, pero sintraducción colectiva. Por alguna razón–habrá que analizarla– predomina la re-signación, el desánimo y una supuestaaceptación de la imposibilidad de cam-biar las cosas y, por tanto, la búsquedade soluciones individualistas del tipo«sálvese quien pueda».

Los factores sociales que generanestas actitudes son varios. El primero esque la crisis “va por barrios”, es decir:aunque tiene un cierto carácter generalno afecta a todos los grupos sociales por

2. REACCIÓN DE LA SOCIEDAD

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igual o al menos, no al mismo ritmo. Eneste sentido un efecto indeseable de lacrisis es la creciente polarización social:hay quienes padecen la crisis pero hayquienes se ven poco o nada afectados yhay quienes se aprovechan de la situa-ción. Esta polarización, naturalmente,dificulta la reacción colectiva. Por elcontrario, fuera de casos particulares, loque fomenta es la insolidaridad.

Otro factor que actúa en la misma di-rección es la falta de organización so-cial, de organizaciones sociales capacesde aunar las actitudes y aspiraciones in-dividuales y ofrecer alternativas. Parti-dos y sindicatos deberían cumplir estasfunciones y, como es manifiesto, no las

están cumpliendo. Su maquinaria buro-cratizada o su falta de independencia delos poderes públicos y fácticos están enla raíz de su incapacidad.

Además, en la misma definición dela esencia del sistema capitalista se en-cuentra el individualismo. Tanto en elautorretrato que la sociedad capitalistase hace como en la práctica social capi-talista, el individuo es el centro. Desdelos medios de comunicación, desde losmodelos educativos, desde las conduc-tas empresariales (intentos de suprimirla negociación colectiva) se fomenta elindividualismo: el homo oeconomicus y la elección individual como bases teóricas y políticas del sistema.

3. INDIVIDUALISMO IRRESPONSABLE

La paradoja (y éste es el otro factor de-sestimulante) es que este “individuo ra-cional” ve satisfechas sus necesidadesde “solidaridad” gracias al espectáculomasivo de “pan y circo” que ya habíaninventado los poderes fácticos en Roma(panem et circenses). Juntos, formandoparte de un equipo sin responsabilida-des colectivas: «somos campeones, so-mos la roja, somos...».

En los inicios de la crisis, ante la gra-vedad presentida y ya padecida por unamayoría social, algunos decían: «si aho-ra no nos rebelamos e imponemos re-formas a fondo, ya no podremos espe-rar nada nunca jamás». Pero la crisis, envez de levantarnos contra la situación y

sus causantes, resulta que acentúa losrasgos sociales del sistema, es decir, dela sociedad de consumo. Dicho de mo-do menos abstracto, fomenta esa socie-dad de consumidores que buscan elbienestar en el consumo y que se resig-nan a la situación, se autoinculpan y seesfuerzan individualmente para saliradelante y poder consumir de nuevo.

A finales de 2008, cuando, ante ladebacle de las Bolsas y del modelo pro-ductivo, todos, incluso los poderes ins-titucionales, hablaban de reestructura-ción a fondo, de necesidad de reformasradicales, y hasta de la necesidad de re-fundar el capitalismo, algunas voces ad-virtieron que no estaba garantizado que

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la salida de la crisis fuera a ser benefi-ciosa para la mayoría de la población.Por ahora estos malos augurios parecenconfirmarse. La crisis, hoy por hoy, es-tá teniendo una salida sumamente per-

judicial para las clases populares y ame-naza igualmente con la destrucción dela clase media. Pero esta afirmaciónabre paso a la tercera parte de la refle-xión propuesta.

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Con el fin de evitar confusiones con-viene distinguir desde el inicio tres dis-cursos de salida de la crisis. Una cosaes, en efecto, lo que acabamos de citarcomo la estrategia de solución lógica y

que es difícil que se produzca de inme-diato. Otra cosa distinta son las estrate-gias propuestas por grupos diferentes a partir de las respectivas ideologías ointereses, aquí estamos todavía en el

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3. ¿LA SALIDA DE LA CRISIS?

Un diagnóstico correcto acerca del carácter de la crisis actual es impor-tante tanto para diseñar estrategias de defensa y salida de la crisis co-mo para emitir un juicio sobre las que se están proponiendo. Si nuestraversión completa se considera aceptable, la consecuencia lógica con-siste en preparar estrategias de transformación profunda del sistema.Posiblemente estamos hablando de estrategias a medio plazo, puesuna perspectiva realista no permite hacerse ilusiones acerca de quevayan a llevarse a cabo transformaciones inmediatas. Efectivamente elcambio, lógicamente necesario, del sistema abarca múltiples aspectos,desde comportamientos y normas hasta instituciones formales econó-micas, sociales, políticas. Cambios, en definitiva, en las relaciones deproducción y en las instituciones condicionantes y derivadas de estasrelaciones. Pero todo esto requiere y conduce también a cambios enlos valores socialmente aceptables. Se hace difícil pensar por ahora enalgo distinto a cambios graduales hacia un objetivo definido en su glo-balidad y que, simultáneamente, se va definiendo en sus detalles a lolargo del esfuerzo transformador.

1. TRES ESTRATEGIAS

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terreno de las hipótesis, de los futuri-bles, de lo que podría ser... Finalmente,otro tema es el análisis y la inter-pretación del conjunto de recortes y re-formas que los gobiernos están impo-niendo para seguir el dictado de losmercados. Vamos a fijarnos en este ter-cer punto.

¿Qué estrategias se andaban propo-niendo a principios de 2009 para salir dela crisis? Un intento de clasificación delas estrategias propuestas para superarla crisis puede hacerse desde la pers-pectiva de los objetivos perseguidos poraquellas estrategias, es decir preguntan-do ¿qué se quiere para después de la cri-sis? Simplificando nos vamos a referira tres grupos.

1.1. Recuperar la situación anterior

Aquí, de verdad, no se cuestiona nada.Se trata sólo de salir a flote después deuna perturbación ciertamente grave, pe-ro cuyo origen se cree que es ajeno, ex-terno al sistema. Por una disfunción delmismo, y por la actuación imprudentede algún agente oportunista, el sistemafinanciero y, como consecuencia, laeconomía en su conjunto, se ha queda-do sin liquidez. Para remediarlo el pri-mer paso es que el Estado, la autoridadmonetaria, recomponga la liquidez delas entidades financieras, adquiera susactivos tóxicos, etc.

Y luego ¿cómo salir a flote? Se tra-ta de evitar la recesión, volver a la sen-da de crecimiento, y para ello es nece-sario reanimar la demanda. Con unaorientación keynesiana, se propone alEstado que realice inversiones en in-

fraestructuras, que genere empleo. Y elmensaje a la población es que confíe,que compre y consuma, sus depósitosen la Banca quedan garantizados, reci-birá subvenciones para la adquisición debienes duraderos (automóvil, electrodo-mésticos...).

Alguna de estas propuestas se llevóa la práctica hasta finales de 2009. Conuna particularidad, la parte más impor-tante del esfuerzo monetario público–de cada uno de los Estados europeos yde la misma Unión Europea– se destinóal rescate de las instituciones financie-ras y la parte más pequeña, a reanimarla demanda real. Pero, naturalmente segeneraron déficits públicos superioresal establecido en el Pacto de Estabilidady Crecimiento, déficits que de un modou otro habrán de ser satisfechos por losciudadanos de cada uno de los Estadosde la Unión Europea. Ésta es la situa-ción que ha caracterizado el año 2010,y que ha conllevado como analizaremosen seguida a drásticas reducciones delestado de bienestar.

Al menos convendría destacar quetanto las propuestas como las políticaseconómicas desarrolladas en esa prime-ra fase contradicen los dogmas neolibe-rales dominantes en la teoría y en lasprácticas de la mayoría de los gobiernosoccidentales. Se llegó a hablar de unaresurrección del keynesianismo, tan de-nostado antes.

1.2. Profundizar en la desregulación financieraEste tipo de discurso se encuentra enuna serie de afirmaciones como éstas(que proceden principalmente de los es-

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peculadores): «la salida correcta de lacrisis requiere un paréntesis en la liber-tad total del mercado, en la no inter-vención estatal, con el objetivo de queel Estado reponga los fundamentos para restablecer una mayor y más pro-funda libertad de mercado y desregula-ción».

Las demandas estratégicas que sehacen al Estado son el restablecimientode la liquidez financiera, la liquidaciónde especuladores rivales incómodos y laadopción de medidas para completar ladesreglamentación de los mercados fi-nancieros.

Por tanto, no se trata de cuestionar el predominio de la actividad especula-tiva sobre la productiva ni se planteatampoco la forma en que los sectores fi-nancieros retornarán los préstamos in-mediatos y a bajo tipo de interés quehan recibido. Se trata más bien, de im-pedir comportamientos oportunistas(oportunistas, naturalmente, desde elpunto de vista de los agentes más im-portantes del sector) y eliminar o ab-sorber intrusos. ¿Cómo? Exigiendomayor solvencia a los entrantes. Todasesas medidas del capital propio de losagentes financieros (las llamadas reglasprudenciales de Basilea III), pueden in-terpretarse como límites a la libre en-trada al mercado de derivados y otrosactivos financieros negociables conriesgo.

Con todos los respetos, uno piensaque pueden acabar siendo como exigiramericana y corbata para entrar a las sa-las internas del casino. Pues según eldiscurso de referencia, cuando los agen-tes son “respetables” lo más adecuadoes dejarles actuar sin regulaciones.

1.3. Seguir jugando al casino globalA raíz de la situación de crisis y comosalida de ella, se propone una reflexión“en provecho propio” sobre el funcio-namiento y las instituciones del conjun-to del sistema. Así lo que podría habersido una reflexión crítica, una inflexiónpositiva incluso para el mismo sistemacapitalista –o al menos, una oportunidadpara recuperar en parte la economía productiva– se convierte, a partir de es-te discurso, en una verdadera involu-ción.

Parece intolerable que las mismasinstituciones que provocaron la crisishayan traspasado el coste de la recupe-ración a toda la sociedad: a las ciudada-nas y ciudadanos de a pie, a las clasespopulares que son las que más la pade-cen. Las ayudas que han recibido delerario público para salir de “su” crisis(ayudas que devolverán cuando les con-venga a un tipo de interés del 1%), pro-vienen de la sociedad en su conjunto ygeneran déficits públicos que hay que fi-nanciar emitiendo deuda a un tipo de in-terés más elevado (4%). Y encima, al-gunos grupos financieros desvían lasayudas que recibieron con el fin de quepudieran abrir líneas de crédito a lasPYMES, y se sirven de ella para adqui-rir esos títulos de deuda y obtener unosbeneficios basados en el diferencial deintereses.

Y aún, este comportamiento de opor-tunismo financiero resulta una insignifi-cancia comparado con las amenazas yagresiones socioeconómicas que inva-den el horizonte social desde comienzosde 2010. Con el pretexto de la posibleinsolvencia del estado en Grecia, el con-

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tagio a Portugal, Irlanda y España (losPIGS), se ha producido un giro de 180grados en las políticas de aire keynesia-no que se aplicaban para salir de la cri-sis. La prioridad ya no parece ser la recuperación de la economía en su con-junto, sino la supresión de los déficitspúblicos con el fin de asegurar al siste-ma financiero el cobro de los préstamoshechos a las empresas y a los estados decada uno de los países de la UniónEuropea, unos préstamos que fueron he-chos para afrontar la crisis que el mis-mo sistema financiero había provocado.Todo en nombre de los mercados y an-te la amenaza de los mercados.

El dictado de los mercados es, portanto, un autentico Diktat, una dictadu-ra que obliga a reducir drásticamente loscostes “excesivos” del Estado de Bie-nestar, y que obliga a acometer durísi-mas reformas estructurales en el mer-

cado de trabajo: la flexibilización de loscódigos de comportamiento en cuanto ahorarios y jornadas, formas de empleo,negociación colectiva, contratación ydespidos, etc.

La reforma estructural del mercadode trabajo no es un añadido cualquieraa la exigencia de recorte del Estado deBienestar. Esa reforma estructural pre-tende liquidar las formas de defensa delos trabajadores –la negociación colec-tiva, las asociaciones obreras, los sindi-catos– para abaratar drásticamente loscostes laborales y así recuperar las tasasde ganancia y alimentar por este mediolo que hemos denominado fundamentosde la liquidez en el casino financieroglobal. Así se cierra el círculo de losmercados, comenzaron provocando unacrisis global del sistema y tratan de re-solverla garantizando e incrementandosu tasa de beneficios.

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2. Y SIN EMBARGO...

¡Atención! Referirse a las imposicionesanteriores como el “dictado de los mer-cados” es una fórmula de enmascarar larealidad. Pues los mercados no repre-sentan unas leyes de funcionamientoineludibles, una especie de ley de gravi-tación universal de la economía. Losmercados tienen nombres y apellidos,denominación social, en todo caso. Seles pudo ver, por ejemplo a finales deseptiembre de 2010 en la primera pági-na de la mayoría de los diarios na-cionales que hacían referencia a la reu-

nión en Nueva York, en Wall Street, a laque acudió el presidente RodríguezZapatero para asegurar a los mercadosque el Estado español aceptaba e iba acumplir sus imposiciones.

Por tanto, en el horizonte se nublaincluso la democracia. Y, como puedeapreciarse, no existen garantías de queestas propuestas comporten avancespara la mayoría de la población a pesarde lo que se viene anunciando por losmedios de comunicación oficiales o ex-traoficiales.

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Pese a estas dificultades, es posible yconveniente formular algunos criteriosque permitan emitir un juicio sometidoa debate sobre las estrategias gradualesiniciadas aquí y allá por grupos y orien-taciones diversas, con la pretensióntransformadora global.

Estos criterios pueden agruparse entres apartados.

1.1. Carácter de oposición al sistema Las estrategias puntuales deberían tenerel carácter de oposición al sistema, esdecir, deberían ser inaceptables, en prin-cipio, para el mismo. “En principio” sig-nifica que no toda “inaceptabilidad” su-pone dinámica transformadora. Porejemplo, la ruptura de mobiliario urba-

4. CONCLUSIÓN: ¿HACIA UNA TRANSFORMACIÓN DE SISTEMA?

Frente a estas propuestas y en contraposición a las mismas está la ne-cesaria transformación global del sistema en sus elementos esencia-les. No es fácil diseñar los componentes de una estrategia adecuada ymenos aún establecer las etapas hacia la transformación. Se trataríade analizar teorías del cambio social, recoger lo positivo de experien-cias históricas, señalando los puntos débiles de inflexión de los proce-sos que los llevaron a la discontinuidad y a la involución, examinar crí-ticamente los denominados movimientos sociales y un largo etcétera.

1. ALGUNOS CRITERIOS

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no es inaceptable tanto para el sistemacomo para los que proponemos dinámi-cas transformadoras. Así se podría se-guir con el terrorismo o las acciones ais-ladas de atentados individuales, etc.

Desde una perspectiva complemen-taria u opuesta es posible que, en algu-nos casos, puede parecer que el sistemaes capaz de asimilar determinadas es-trategias como “modificadoras” perobeneficiosas para su funcionamiento.Pensemos en la autogestión, la bancaética (si la hubiere), la denominada eco-nomía social, etc. Podrían decir los de-fensores del sistema, modifican, pero vabien, mejoran el funcionamiento. Sinembargo, si estas formas de comporta-miento social se llevan a fondo, se con-vierten en inaceptables. Es decir, si re-sisten los intentos de los agentes delsistema para domesticarlas, intentos po-derosos, como por ejemplo, el ofreci-miento de financiación o la concesiónde un “asiento” en mecanismos de con-certación social. Esta resistencia a la asi-milación es un criterio clave para enjui-ciar la dinámica transformadora.

1.2. Elementos de transformaciónradicalUn segundo criterio es consecuencia delanterior y puede formularse así: las es-trategias propuestas o aplicadas no de-berían consistir en refuerzos o paliativospara el funcionamiento del sistema demercado capitalista sino que habrían deaportar elementos de transformaciónradical.

Con este segundo criterio se preten-de salir al paso de actitudes que parecenrenunciar a la transformación sistémica,

tal vez por creerla imposible o dema-siado lejana y que se dirigen fundamen-talmente a hacer que el sistema sea menos dañino para grupos sociales ex-cluidos. No se está significando que estas acciones paliativas sean perjudi-ciales o inútiles sino simplemente quegeneralmente no contienen una dinámi-ca transformadora radical y clara.

1.3. Dimensión colectiva y participadaAl tiempo habrían de caracterizarse, enmi opinión, por su dimensión colectivay participada, trascendiendo de inme-diato los liderazgos personales o de pre-tendidas vanguardias.

Existe una concepción muy difundi-da acerca de los cambios revoluciona-rios que se expresa en sentencias comolas siguientes: «todas las revolucionesacaban devorando a sus hijos» o tam-bién «toda revolución acaba en dictadu-ra» o lo del Príncipe de Lampedusa«cambiarlo todo para que nada cambie».

Conviene resistirse a creer en esostópicos, con algún fundamento en ex-periencias históricas –Revolución fran-cesa, Revolución de octubre, Cuba, Vietnam, Camboya–, experiencias in-suficientemente analizadas. En efecto,en los casos citados puede encontrarsedos tipos de factores conducentes al es-tancamiento o a la involución del pro-ceso transformador. Un factor externoque puede ir desde el aislamiento, elbloqueo o la agresión económica, polí-tica, cultural o militar contra los prota-gonistas del proceso. Un factor interno,más determinante que el externo, queconsiste precisamente en la ausencia de

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dimensiones colectiva y de participa-ción o en el secuestro de la dinámicatransformadora para provecho de los lí-deres (personas o partidos), la aniquila-ción del debate, etc.

Para impedir la consolidación de es-tas circunstancias de involución o se-cuestro personalista parece un buen cri-terio a la hora de juzgar una estrategiapretendidamente transformadora, laexistencia o no de dinámicas cada vezmás participativas y abiertas.

1.4. Las condiciones de vida

Deberían abordar aspectos referentes alas condiciones de vida de la poblacióny asimismo, aspectos políticos y cultu-rales (si es que éstos pueden diferen-ciarse de las condiciones de vida).

Un elemento esencial para la trans-formación es, en efecto, la cultura en el

sentido más amplio del concepto: desdela literatura y el arte, los caminos delavance científico, hasta la forma de con-cebir la vida. En este sentido la gente de izquierda, los que están por los avan-ces sociales, han de entonar un mea cul-pa sin nostalgias y recuperar un territo-rio del que el mercado, los mercaderes,se han apoderado sin reservas. De-beríamos repensar y negarnos a admitir,como afirmaba el profesor Sanpedro,que «el tiempo (es decir, la vida) es oro(es decir, dinero)» o sea consumismo.Recuperar la cultura de la solidaridad, lacreatividad o la gratuidad, trasladadoscomo valores no crematísticos a la po-lítica y a las condiciones de vida de lapoblación.

La dinámica del cambio a partir deestos elementos y criterios es gradual yaparentemente va a ser lenta. Pero es elcaldo de cultivo necesario para el pro-greso de estrategias transformadoras.

2. ALGUNAS LÍNEAS ESTRATÉGICAS

Como final sin pretensiones, apunto al-gunas líneas estratégicas, recogidas dediversas fuentes, que desde mi punto devista cumplen esos criterios.

2.1. «Diguem no» (como cantabaRaimon)

Someter a crítica todos los mensajes delos medios de difusión y propaganda.Normalmente las propuestas contenidas

en estos mensajes parecen aceptables,ya que formulan medias verdades o sepresentan como de aplicación ineludi-ble, o prometen soluciones próximas.Incluso apelan a la solidaridad o al es-fuerzo colectivo.

Por ejemplo:– «Es necesario aumentar la liqui-dez, ayudar a los bancos... para la re-composición del sistema». Pero ad-viértase que el riesgo es que se va a

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recapitalizar a los especuladores conrecursos públicos, de todos.– «Es preciso aumentar el gasto, re-animar el consumo». Mensaje esteque en los últimos meses ha cam-biado de forma radical. ¿Quién de-cide el contenido de los mensajes?– «Sanear la economía». Sí, pero ¿enqué consiste? ¿qué es eso? En ese saneamiento ¿se crean o se destru-yen empleos?– «Es necesario contener el déficitpúblico y por ello es necesario efec-tuar recortes drásticos en las partidasde bienestar social: pensiones, sani-dad, educación...». En este mensaje¿no habrá escondido una intenciónde abaratar costes para los grupos fi-nancieros internacionales, abrirlesnuevas áreas de negocio, privatizarservicios públicos?– «Los mercados desconfían de lasolvencia de países enteros, España,Grecia, Irlanda, Portugal...». Con locual intervienen en el país, imponenpolíticas económicas perjudicialespara la población y beneficiosas pa-ra los mercados, para los mercade-res que son los que provocaron lacrisis y los déficits...En resumen, «diguem no» y anali-

cemos estas propuestas desde criteriostransformadores en beneficio de la ma-yoría.

2.2. Defensa acérrima de losderechos conquistados

– Mientras la crisis sea asimétrica noes aceptable la revisión del Estadode Bienestar. Pues, en realidad no se

trata de un problema exclusivamen-te técnico financiero, es una decisiónpolítica fruto de un conflicto de in-tereses. Existen, en efecto, recursossuficientes para mantener e inclusomejorar el Estado de bienestar. Lacuestión a resolver es la distribuciónde esos recursos.– Defensa “a muerte” (mejor diría-mos “a vida”) de los puestos de tra-bajo. Asimismo de las condicionesde trabajo: salarios, estabilidad. De-fensa de la negociación colectiva so-metida a un ataque continuado porparte de las grandes corporaciones através de las directivas de la UniónEuropea.– Las pensiones como forma de sa-larios diferidos deberían ser intoca-bles a la baja.

2.3. Reconquista del Estado y dela soberanía popular

– No es aceptable que el estado se someta al dictado de los mercados ode los organismos internacionales(FMI). Tampoco a las institucionespoco democráticas de Bruselas. – Democracia participativa, no sólorepresentativa, como forma de sobe-ranía popular. – En este contexto el tema de laRepública no debería ser un tabú in-tocable.

2.4. Propuestas que contradiganla lógica del sistema

– No a la flexibilización precariza-dora del empleo.

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– No a la privatización de serviciospúblicos. Recuperación de los priva-tizados.– Transparencia y publicidad decuentas financieras, sueldos de di-rectivos, etc.– Reforma fiscal decididamente pro-gresiva, con impuestos especialessobre las grandes fortunas.– Por supuesto, no a mecanismos deevasión de impuestos: Paraísos fis-cales, SICAV1.

2.5. Nacionalización de la Banca Porque no ha cumplido, y se resiste acumplir con su función de financiar laeconomía productiva. En cualquier ca-so, creación, al menos de una banca pú-blica.

En estas y otras propuestas seme-jantes hay que tener en cuenta que se-

guimos en una situación de emergen-cia... asimétricamente. Las medidas hande proteger a la población, a los traba-jadores y trabajadoras contra los efectosde la crisis que no han desencadenadoellos ni ellas.

En cualquier caso la transformación,cuando llegue (y si llega), se habrá rea-lizado poco a poco. Entretanto será pre-ciso estar muy atento a las voces que ha-blan de la necesidad de refundar elcapitalismo.

¿Cómo podría ser ese nuevo capi-talismo? Con seguridad cambiará entérminos globales, porqué habrá de asu-mir la realidad de los denominados países emergentes. Pero si esta refunda-ción mantiene los rasgos esenciales quepotencian lo financiero (supervisado,claro está) por encima de lo productivo, habrá que prepararse para la próximacrisis.

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1. Las SICAV son Sociedades de Inversión Colec-tiva de Capital Variable. Su constitución estásometida a algunos requisitos, como el núme-ro mínimo de socios, importes máximos omínimos de capital de la sociedad, etc. Depen-de de la legislación de cada país.Invierten en activos financieros de todo tipo:en depósitos, en renta fija, en acciones/partici-paciones de empresas y sociedades que actúanen sectores económicos diversos (inmobilia-rio, construcción, industrial, de servicios...).En principio estas empresas en las que invier-ten las SICAV están sometidas a imposiciónsobre los beneficios declarados. Para evitar ladoble imposición sobre estos beneficios queperciben las SICAV, la imposición sobre éstasse reduce al 1%. Lo cual parece correspondera la “lógica” del sistema.De todos modos, incluso dentro de esa “lógi-ca”, muchos autores (entre ellos, inspectoresde Hacienda) consideran que las SICAV cons-tituyen estrategias de evasión impositiva.Efectivamente, no están sometidas a control

por parte de la Agencia Tributaria sino por laComisión Nacional del Mercado de Valores.Una cierta sospecha sobre la “realidad” de lossocios (testaferros o mariachis, en lenguajepopular). Otra, la ocultación de percepcionesy disposiciones personales de dinero bajo lafigura de “reducciones de capital”, no de per-cepción de beneficios... etc. Gastos personalesque se “computan” como gastos de la socie-dad, etc... El yate no es mío, es de la SICAV...En la lógica del sistema se utiliza el “chantaje”de que el capital se irá a otros países si no se lestrata favorablemente en términos impositivos.Lo cierto es que las SICAV, aunque su sedesocial esté en un Estado, invierten tanto en elpaís de origen como en empresas extranjeras.Es ilustrativo conocer en España quiénes sonlos “accionistas” de referencia de las mayoresSICAV: Amancio Ortega (Inditex), RosalíaMera, Alicia Koplowicz, Polanco, Núñez, etc.Entrar en un buscador como por ejemploGoogle, en el vocablo “SICAV” o “SICAVespañolas” da vértigo y acentúa las asimetrías.

NOTAS

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CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

Los que podríamos denominar “aldeanos globales” llevamos tres o cuatro añosinstalados en la crisis más grave desde la recesión de 1929.

En la casa común europea desde hace un año “se acabó la fiesta” y se ce-rró el paréntesis del gasto estatal. Ahora lo urgente es la corrección del dé-ficit (sin preguntar quién lo causó) imponiendo para ello, más que reduc-ción, un recorte drástico del gasto que afecta directamente al estado debienestar. Mientras tanto, el empleo no se recupera. Y en la llamada “casacomún”, unos se sientan a la mesa mientras otros han de fregar los platos...o pagar los platos rotos.

¿Para quién es la crisis una oportunidad? ¿Quiénes se benefician de ella?¿Quiénes la padecen?

1. Al leer el origen, causas y explicaciones de la crisis se pone de manifiesto lasexplicaciones más difundidas por los medios, que simplifican intencionadamentelas causas y ponen el acento en la marcha de la economía, en el gasto excesivo(no igual para todos) y en la falta de regulación fincanciera.

Bastida da una argumentación que aclara y apunta hacia otras explicacionesque él llama de versión completa. ¿Cómo resumirías esa argumentación?

2. Consecuencias económicas y sociales de esta crisis

Se viene diciendo que la crisis es fundamentalmente una crisis financiera,afirmación que constituye una media verdad interesada. Lo que es verdadde la afirmación es que en la raíz de la crisis se encuentra el predominio delo financiero, la deriva hacia la actividad especulativa como deriva estruc-tural del sistema capitalista. Lo que es mentira interesada de la afirmaciónes que puede dar a entender que la crisis está perjudicando al sector fi-nanciero en su conjunto.

¿A quién perjudica más? ¿Crees la crisis no ha producido los efectos quecabría esperar?

Se puede detectar una sensación de malestar y disgusto, pero sin traduc-ción colectiva. Predomina la resignación, el desánimo y una supuesta acep-tación de la imposibilidad de cambiar las cosas y, por tanto, la búsqueda desoluciones individualistas del tipo “sálvese quien pueda”.

¿Te sientes reflejado en esta actitud?