Ayudando a los estudiantes a integrar la estructura del

Rorschach y la teoría psicológica

Phillip ErdbergCorte Madera, California

No hay nada tan práctico, dijo Kurt Lewin, como una buena teoría. A aquel sentimiento

colaborativo agregaría el siguiente corolario: Y no hay algo que respalde tanto a una buena

teoría como el hallazgo empírico que ésta hubiese predicho y que además ayuda a

explicarla. Una ciencia ha alcanzado un nuevo nivel de madurez cuando puede dar curso a

un diálogo entre el teórico y el empírico. Es un diálogo que pone a prueba nuestras

teorizaciones al mismo tiempo que nos ayuda a entender nuestros descubrimientos. Sin

embargo, al menos dentro del área del estudio del Rorschach, ese tipo de diálogo ha sido

poco frecuente hasta hace poco. Aquellos que aprecian los enfoques estructurales no se han

caracterizado por probar teorías, y aquellos cuyos enfoques están basados en una u otra

teoría de la personalidad no se han dedicado a fomentar el entendimiento de los hallazgos

empíricos. Estos dos enfoques ahora coexisten de forma más pacífica que en el pasado,

pero la coexistencia no es equivalente al diálogo mutuamente enriquecedor que yo creo

posible.

Los estudiantes encuentran rápidamente la grieta y escogen un bando