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Ana Fernández Martín. http://olasdeplatayazulblog.wordpress.com 1 AMPLIACIÓN - ¿MEJORA? DEL TEMA 12. LA ESTRUCTURA DE LA PALABRA. FLEXIÓN, DERIVACIÓN Y COMPOSICIÓN. LA ORGANIZACIÓN DEL LÉXICO ESPAÑOL. INTRODUCCIÓN Las palabras son la representación más directa de la existencia de una lengua, desde Panini hasta nuestros días, pero ¿qué son?. A pesar de ser el constructo lingüístico que más se parece a un objeto físico, debajo de ellas hay un mundo complejo que necesita de instrumental teórico para ser definidas y estudiadas. Así, se encuentran en la paradójica situación de que no haya una definición satisfactoria y comúnmente aceptada. John Lyons, en Introducción a la lingüística teórica discute este término por su ambigüedad. Al respecto, es reseñable que el DLE dé catorce definiciones distintas de este término. Además, el hecho de que la escritura influya y se confunda con la oralidad hace que el concepto de «palabra» no funcione igual de bien en todos los casos. De hecho, hay lingüistas críticos como Moreno Cabrera, que consideran que en realidad todas las lenguas son aglutinantes. La palabra, en nuestras lenguas de cultura, es la base de la distinción que con frecuencia se establece entre morfología y sintaxis, y es la unidad principal de la lexicología. Estos son los aspectos que trataremos en este tema: qué es la palabra, cómo se estructura morfológicamente, cómo se forman nuevas palabras y cómo se organizan en español. 1. LA PALABRA 1.1. Definiciones de palabra Como decíamos, la palabra es una unidad lingüística tradicional acerca de la cuya definición no hay consenso. En realidad es un constituyente de una unidad mayor, la frase u oración, que contiene asimismo unidades menores, los morfemas, monemas y fonemas. Se trata de una unidad intuitiva y empírica, lo que lleva a esas definiciones convencionales basadas en criterios gráficos, como la propuesta por Gómez Torrego (Análisis morfológico, 2007). Como señalan Hernández Cuadrado y Hernando García (Curso de lengua española, 2011), «hay autores que piensan que debe ser definida independientemente en cada lengua». Algunos lo hacen solo con criterios fonológicos, otros como Bloomfield según la distribución de sus significantes, a veces solo se la considera como unidad de la lengua sin referirla al habla. La lingüística americana la analiza en sus constituyentes inmediatos (morfemas, palabras, sintagmas) sin distinguirlos, y la lingüística transformacional se desentiende de este concepto. Ha sido Ch. Fries quien ha revalorizado el concepto de palabra estableciendo sus clases con criterios formales y funcionales que considera indispensables en cualquier tipo de análisis de la lengua. Marcos Marín (Guía de gramática de la lengua española, 2011) apuesta por las definiciones de dos lingüistas. En primer lugar, de A. Meillet en Linguistique Historique et Linguistique Générale, de 1921, que señaló que «una palabra se define por la asociación de un sentido determinado a un conjunto determinado de sonidos susceptible de un empleo gramatical determinado». K. Bühler completaba esta definición en Teoría del lenguaje, 1934 como «palabras son los signos fonéticos acuñados fonemáticamente y capaces de campo de una lengua», es decir, que estaba determinados por una situación extralingüística y un contexto lingüístico. Así, tiene relación con el concepto que en muchos casos se hace equivalente, monema, término acuñado por Martinet en Elements de linguistique générale de 1970, como unidad de la primera articulación del lenguaje, que puede ser léxico o gramatical. Así, hace la distinción este lingüista entre monemas que equivalen a palabras y palabras que, sin embargo, están formadas por varios monemas. A pesar de ello, reconoció la utilidad de seguir operando con el concepto «palabra» siempre que se considere que corresponde en cada lengua a tipos particulares de relaciones sintagmáticas. Fue Lyons en su ya citada obra quien introdujo un concepto ahora fundamental en la clasificación de palabras: - palabras gramaticales: realizadas mediante grupos complejos de elementos de expresión. - palabras fonológicas: elementos que forman palabras gramaticales. Estos dos elementos, al contrario de lo que pudiera parecer, no se corresponden uno a uno, como en la palabra fonológica sobre, que por homonimia, realiza dos palabras gramaticales. La NGLE (2009) define la palabra como la unidad máxima de la morfología y la mínima de la sintaxis, que actúa como bisagra de ambas a pesar de que ambas, en realidad, son un todo: la morfosintaxis. Analizaremos en el siguiente punto con más detalle esa relación morfosintáctica que se establece en las palabras.

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AMPLIACIÓN - ¿MEJORA? DEL TEMA 12. LA ESTRUCTURA DE LA PALABRA. FLEXIÓN, DERIVACIÓN Y COMPOSICIÓN. LA ORGANIZACIÓN DEL LÉXICO

ESPAÑOL.

INTRODUCCIÓN Las palabras son la representación más directa de la existencia de una lengua, desde Panini hasta nuestros días, pero ¿qué son?. A pesar de ser el constructo lingüístico que más se parece a un objeto físico, debajo de ellas hay un mundo complejo que necesita de instrumental teórico para ser definidas y estudiadas. Así, se encuentran en la paradójica situación de que no haya una definición satisfactoria y comúnmente aceptada. John Lyons, en Introducción a la lingüística teórica discute este término por su ambigüedad. Al respecto, es reseñable que el DLE dé catorce definiciones distintas de este término. Además, el hecho de que la escritura influya y se confunda con la oralidad hace que el concepto de «palabra» no funcione igual de bien en todos los casos. De hecho, hay lingüistas críticos como Moreno Cabrera, que consideran que en realidad todas las lenguas son aglutinantes. La palabra, en nuestras lenguas de cultura, es la base de la distinción que con frecuencia se establece entre morfología y sintaxis, y es la unidad principal de la lexicología. Estos son los aspectos que trataremos en este tema: qué es la palabra, cómo se estructura morfológicamente, cómo se forman nuevas palabras y cómo se organizan en español.

1. LA PALABRA

1.1. Definiciones de palabra

Como decíamos, la palabra es una unidad lingüística tradicional acerca de la cuya definición no hay consenso. En realidad es un constituyente de una unidad mayor, la frase u oración, que contiene asimismo unidades menores, los morfemas, monemas y fonemas. Se trata de una unidad intuitiva y empírica, lo que lleva a esas definiciones convencionales basadas en criterios gráficos, como la propuesta por Gómez Torrego (Análisis morfológico, 2007). Como señalan Hernández Cuadrado y Hernando García (Curso de lengua española, 2011), «hay autores que piensan que debe ser definida independientemente en cada lengua». Algunos lo hacen solo con criterios fonológicos, otros como Bloomfield según la distribución de sus significantes, a veces solo se la considera como unidad de la lengua sin referirla al habla. La lingüística americana la analiza en sus constituyentes inmediatos (morfemas, palabras, sintagmas) sin distinguirlos, y la lingüística transformacional se desentiende de este concepto. Ha sido Ch. Fries quien ha revalorizado el concepto de palabra estableciendo sus clases con criterios formales y funcionales que considera indispensables en cualquier tipo de análisis de la lengua.

Marcos Marín (Guía de gramática de la lengua española, 2011) apuesta por las definiciones de dos lingüistas. En primer lugar, de A. Meillet en Linguistique Historique et Linguistique Générale, de 1921, que señaló que «una palabra se define por la asociación de un sentido determinado a un conjunto determinado de sonidos susceptible de un empleo gramatical determinado». K. Bühler completaba esta definición en Teoría del lenguaje, 1934 como «palabras son los signos fonéticos acuñados fonemáticamente y capaces de campo de una lengua», es decir, que estaba determinados por una situación extralingüística y un contexto lingüístico.

Así, tiene relación con el concepto que en muchos casos se hace equivalente, monema, término acuñado por Martinet en Elements de linguistique générale de 1970, como unidad de la primera articulación del lenguaje, que puede ser léxico o gramatical. Así, hace la distinción este lingüista entre monemas que equivalen a palabras y palabras que, sin embargo, están formadas por varios monemas. A pesar de ello, reconoció la utilidad de seguir operando con el concepto «palabra» siempre que se considere que corresponde en cada lengua a tipos particulares de relaciones sintagmáticas. Fue Lyons en su ya citada obra quien introdujo un concepto ahora fundamental en la clasificación de palabras:

- palabras gramaticales: realizadas mediante grupos complejos de elementos de expresión.

- palabras fonológicas: elementos que forman palabras gramaticales.

Estos dos elementos, al contrario de lo que pudiera parecer, no se corresponden uno a uno, como en la palabra fonológica sobre, que por homonimia, realiza dos palabras gramaticales.

La NGLE (2009) define la palabra como la unidad máxima de la morfología y la mínima de la sintaxis, que actúa como bisagra de ambas a pesar de que ambas, en realidad, son un todo: la morfosintaxis. Analizaremos en el siguiente punto con más detalle esa relación morfosintáctica que se establece en las palabras.

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Otra posibilidad a la hora de definir la palabra y sus propiedades es atender al concepto de lexía de Pottier (Gramática del español, 1971), que la relaciona con su comportamiento funcional: toda lexía adquiere el rango de categoría gramatical y tomará los morfemas gramaticales que correspondan. Según ello, se manifiestan como lexía simple (niño), lexía compuesta (sacamuelas, manirroto), lexía compleja (a tontas y a locas) o lexía textual (frases hechas y proverbios).

En definitiva, y tomando en cuenta todo lo anterior, tenemos que tomar una serie de criterios que respondan al concepto de palabra para el español:

1) Criterio gráfico: «fragmento de escritura que se encuentra entre espacios tipográficos», algo no válido puesto que se basa en un medio secundario. No solo en otras lenguas como el rumano, en que artículo y sustantivo se integran, es inválida: también en español, donde la misma palabra puede escribirse unida o separada, como en el caso de «en seguida/enseguida» y «así mismo/asimismo».

2) Criterio de asociación estable entre la forma y el significado: es demasiado amplio, puesto que caracteriza cualquier signo lingüístico y no permite diferenciar entre una palabra y componentes menores.

3) Criterio de independencia funcional y libertad posicional: son criterios vagos, puesto que no especifican respecto a qué. Los artículos o pronombres átonos no pueden aparecer aislados y sí ocupan posiciones fijas.

4) Criterio de no separabilidad: útil para identificar palabras complejas. Una solución a este problema, compartida por muchos lingüistas, es considerar que no basta con un único criterio, sino que es necesario incluir al menos tres:

I. Aislabilidad: las palabras tienen límites fijos y se pueden introducir elementos delante y detrás de ellas. Toma la intuición del criterio gráfico pero lo pasa a lo sonoro y signado.

II. Cohesión interna: no es posible permutar los componentes internos de una palabra ni introducir en su interior ninguna otra palabra.

III. Movilidad posicional: pueden ocupar posiciones distintas en la cadena hablada sin estar obligadas por su propia naturaleza a aparecer en posiciones fijas.

Esto, pues, no consideraría palabras ni a artículos ni a pronombres átonos, que pasarían a ser morfemas.

Como consecuencia, la palabra no es una unidad mínima y básica para la morfología, aunque sí puede serlo en otros niveles de análisis (semántico y sintáctico). Es, pues, una unidad significativa mínima en el segundo nivel, que constituye al mismo tiempo una unidad fonológica, formal, distribucional, funcional y semántica, aunque en ocasiones alguno de estos aspectos se halle oscurecido. A la vez, es una unidad en el plano de la cadena hablada y en el sistema de la lengua, que puede ser analizada no solo en sus constituyentes, sino también en sus relaciones con otras palabras dentro del mismo nivel (en el sintagma) o en niveles superiores (la oración o el discurso).

• Fonológicamente es una unidad precedida y seguida de pausas potenciales, es decir, aislable. • Formalmente tiene la presencia de determinados morfemas en lugares concretos de su interior, lo cual es aplicable a

las palabras variables únicamente. Se le añaden rasgos distribucionales: los elementos que componen las palabras guardan un orden fijo, son inseparables y no admiten la intrusión de otros elementos (morfemas). Las palabras tienen una mayor libertad de distribución.

• Funcionalmente se dan relaciones entre sus elementos internos y entre las propias palabras, aunque hay que tener en cuenta que existen palabras relacionales.

• Semánticamente tiene un contenido significativo unitario y no como simple suma.

1.2. La estructura de la palabra: morfología La NGLE define la morfología como la parte de la gramática que se ocupa de la estructura de las palabras, las variantes que estas presentan y el papel gramatical que desempeña cada segmento en relación con los demás elementos que la componen. Estudia, pues, las unidades mínimas con significado léxico (los lexemas) y las unidades mínimas con significado gramatical (morfemas gramaticales).

J. Pena («Partes de la morfología. Las unidades del análisis morfológico, en Gramática descriptiva, 1999) considera que el componente morfológico del español consta de una serie de unidades de distinto rango (palabra, base, tema y morfema) y de tipos específicos de relaciones sintagmáticas, constitutivas y paradigmáticas, y su objetivo es:

- delimitar, definir y clasificar las unidades del componente morfológico.

- establecer y explicar los principios que rigen la combinación de las unidades mínimas: su jerarquía interna, las pautas productivas para la formación de palabras, procesos regulares de combinación que dan lugar a diferentes formas de una misma palabra…

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Entendemos por lexema, siguiendo a García-Page (Ejercicios de gramática y expresión, 2002) la parte invariable de la palabra, portadora de significado, una base no segmentable sobre la cual se aplica la primera operación morfológica. Aunque normalmente coincide con el concepto raíz, este último responde más a un concepto evolutivo o formativo y se suele interpretar como la parte constitutiva de una palabra, con significado o no, que permanece invariable a los cambios de flexión. El lexema, en cambio, siempre debe corresponderse con un significado léxico, un significado que no todas las palabras tienen (como por ejemplo el artículo o el demostrativo). A pesar de que se presenta como invariable, presenta alomorfos o, mejor, alolexemas. En cierto modo esta definición corresponde con la de base léxica que propone J. Pena, que se define como tema + vocal temática. Otra noción de lexema es la propuesta por Andrew Radford en Introducción a la lingüística en 1999, que lo concibe como fruto de un proceso morfológico por el que la noción abstracta de «palabra» pasa a ser un lexema que se representa en mayúsculas. Por ejemplo GATO es el lexema de gato y gatos, dos palabras. Por su parte, el morfema fue un concepto aportado por el estructuralismo que Bosque (Las categorías gramaticales, 2007) define como «unidad morfológica no descomponible o indivisible en unidades menores», lo cual es en cierta manera circular. En la lingüística norteamericana, la definición común es la de «mínima unidad pertinente desde el punto de vista gramatical», lo que Martinet y otros funcionalistas llaman monema. La identificación de los morfemas como unidades no segmentables formalmente plantea dos cuestiones que aluden a la recurrencia y la motivación. El morfema establece siempre una relación formal con el elemento sobre el que se apoya y solo algunas veces una relación semántica perceptible sincrónicamente. Algunos autores estructuralistas y semántico-generativistas proponen renunciar a la segmentación en los casos en que no exista motivación, es decir, cuando sincrónicamente sea imposible establecer una relación semántica entre la base y el morfema. Otros problemas en la aplicación de este concepto en la clasificación son los que provienen de palabras que han alcanzado algún grado de especialización semántica, de tal forma que se dan colisiones homonímicas (como en «gatillo» ‘pieza de arma de fuego’ y «gatillo» ‘gato pequeño’) y la llamada derivación retrógada, regresiva o cero, como en el caso de comprar > compra, atracar > atraco, perdonar > perdón, sobre todo a la hora de determinar cuál es la base primitiva.

Unidades del análisis morfológico:

Hemos hablado ya del lexema y del morfema. Pero hay que tratar la clasificación de los morfemas que constituyen las palabras atendiendo a estos componentes. Para ello, podemos recurrir a los tres criterios básicos para la definición de palabra: semántico, sintáctico y distribucional. 1. Criterio semántico:

1.1. Morfemas léxicos (derivativos o afijos): con los que la distinción se basa en los referentes, como en pan o pez. Es un repertorio abierto con un grado amplio de productividad. Los morfemas derivativos suelen cambiar la categoría léxica de la palabra, como veremos con más detalle. Así, aun teniendo valor gramatical, aportan un significado léxico (de agente en promotor, lugar en librería, recipiente en cenicero…) pero no establecen relaciones de concordancia. Determinan cambios semánticos y con frecuencia también categoriales. Sus inventarios no están cerrados ni son fácilmente sistematizables (Gómez Torrego lo hace en la obra que hemos citado, pero no es difícil encontrar contraejemplos o excepciones a modelos pretendidamente regulares).

1.2. Morfemas gramaticales (flexivos): están basados en la realidad, pero con repercusiones formales, como el plural. Son segmentos terminales de la palabra (si bien solo algunos pueden constituir cierre, como el morfema de número) y dan información sintáctica, esto es, su contenido es exclusivamente gramatical: relaciones de concordancia, valores temporales… Generalmente siguen modelos o pautas regulares en su construcción. Al segmento resultante de excluir los morfemas flexivos en una palabra se le llama tema.

2. Criterio sintáctico:

2.1. Libres: pueden aparecer solos. Artículo, conjunción y preposición. 2.2. Ligados: necesitan de una base a la que soldarse gráficamente.

Matoso Cámara quiso salvar estos problemas en lenguas románicas, de tal forma que amplió la división para que pudieran incluirse los artículos del siguiente modo:

o Libres

o Ligados

o Ligados: típicos de flexión (-o, -s, -ba)

o Dependientes: los clíticos, palabras que no llevan acento prosódico (el, la, pronombres átonos como lo, se, te…)

Justifica esta clasificación de dos formas:

1) Atendiendo al distinto resultado de la UNIÓN de los morfemas:

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o Ligado + ligado/libre = palabra. (mes-a-s)

o Dependiente + dependiente/libre = sintagma (la mesa)

2) Atendiendo al ORDEN:

o Ligados: orden rígido (1º m/f, 2º pl)

o Dependientes: orden más libre: (que te lo comas/ cómetelo)

El artículo, sin embargo, siempre va ante el sustantivo.

3. Criterio distribucional: en la Lingüística General se habla de siete tipos, de los cuales solo usamos cuatro en española. Aquí solos los enunciaremos, pero hablaremos con más detalle de ellos en el apartado dedicado a la derivación.

3.1. Prefijos

3.2. Sufijos

3.3. Interfijos

3.4. Circunfijos

La existencia de infijos en español es cuestionada por muchos lingüistas. Suelen aducirse ejemplos escasos, como azuqu-it-ar o Vict-it-or, que en otras ocasiones se describen como sufijos. Las segmentaciones serían equiparables a las de palabras como macet-it-a o tiest-it-o, donde los segmentos finales no indican género (frente a perr-it-o o jovenc-it-o). Además, hay que considerar que los afijos tienen una gramática propia, en el sentido de que pueden ser anómalas las palabras resultantes de aplicarlas y que haya afijos nos no compatibles con el lexema por razones diversas (fónicas, morfológicas, sintácticas, semánticas o extralingüísticas) como en *relibro, *oscureño o *llegable.

1.3. La segmentación de la palabra Los afijos ocupan siempre la posición inmediata respecto del lexema (no son terminales, salvo -mente); salvo contadas excepciones, anteceden a los morfemas flexivos, más externos o periféricos. Respecto a la posición que ocupan los distintos formantes de la palabra, cabe destacar la aportación de Vidal Lamíquiz (Lingüística española, 1973), que consideraba que toda palabra aislada en español se estructura formalmente en prefijo + lexema + sufijos + gramema con la siguiente distribución exacta:

Es de destacar también el fenómeno de unión morfológica que Pottier llama Ley de compensación, por el que un aumento léxico carente de significación es tanto más extenso cuanto más breve

sea la estructura de la palabra. Así:

Portolés («La interfijación, Gramática descriptiva) llama a este aumento léxico interfijación, procedimiento que hemos marcado antes, y que permite la unión de una base y un sufijo que por motivos morfológicos o fonéticos se ve imposibilitada. Son elementos átonos que, en teoría no tienen función gramatical ni semántica (aunque más adelante

podremos comprobar que no siempre es así), sino morfofonemática, ya que sirven de apoyo fonético. En otras ocasiones sirven de elemento antihiático, dada esta tendencia del español (mama-s-it-a). Orden lineal y orden jerárquico:

La adjunción de morfemas presenta un carácter aparentemente lineal, como hemos visto en los ejemplos inmediatamente superiores y, por ejemplo en religi-os1-a2-s3 o en leg-al1-mente2, pero no sucede así en todas las palabras:

mejor > mejorar > mejorable > inmejorable

mejor > mejorar > *inmejorar > inmejorable

mejor > *inmejor > *inmejorar > inmejorable En este caso, las dos últimas opciones no son válidas porque el prefijo in- no puede aplicarse a bases verbales (*inmejorar) ni a algunas adjetivas comparativas (*inmejor). Así, vemos que la estructura de la palabra responde a un ordenamiento jerárquico y la segmentación está condicionada por factores lingüísticos. Morfema y morfo: correspondencias.

Podemos distinguir entre morfema (entidad abstracta) y morfo (secuencia fónica concreta). Así, la -o de niño es un morfo correspondiente al morfema de género masculino. La falta de correspondencia entre una y otra entidad se produce en varias situaciones que pasamos a describir:

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1) SINCRETISMO: Más de un morfema está representado por un mismo morfo. Ejemplo: -ba- significa tiempo pasado, imperfecto, indicativo en lavaba. Es algo diferente de amalgama, que es un caso particular de haplología o contracción fónica entre los segmentos finales de una palabra o morfema inicial y el siguiente, por lo que no es un fenómeno estrictamente morfológico (al, del, restablecer, taxista).

2) ALOMORFO: Diversas formas de representación fonológica de un morfema, condicionadas por factores fonéticos, morfológicos o de otra índole. También podemos hablar de alolexemas como en conté y cuento. Casos extremos de alomorfia son los pares de leche/lácteo, obispo/episcopal, casos de supleción.

3) MORFEMA CERO: Es el morfema sin morfo, cuando carece de representación formal. El caso más típico es el del singular de nombres y adjetivos: perr-o-Ø.

4) INTERFIJO: Su determinación en el interior de una palabra causa problemas de segmentación cuando se lo considera segmento fónico átono y sin significado que actúa como unión entre lexema y afijo (como lo hemos definido antes): hum-ar-eda, parl-anch-ín. Sin embargo, puede tener valor morfemático por posibilitar la adición de sufijos a bases léxicas refractarias a estos (V+inf.+ar como juguetear) y también puede aportar significado (aumento en llamarada, repetición en tirotear, abundancia en polvareda, golpe o acción súbita en pisotón).

5) MORFEMA DISCONTINUO: Grupo morfemático unitario que se halla escindido o fragmentado por el lexema en dos unidades, las cuales no pueden tratarse como afijos autónomos porque carecen de significado y porque no intervienen de forma independiente en la formación de la parasintética (a- + -izar, aterrorizar, *aterror, *terrorizar).

6) OTROS PROBLEMAS DE SEGMENTACIÓN de los que ya hemos hablado más arriba (especialización semántica, raíces que no existen sincrónicamente y derivación retrógrada).

1.4. Clasificación de las palabras Clasificación tradicional de las clases de palabra:

Los hablantes nativos disponen de información sobre las palabras que son útiles para predecir que, por ejemplo, palabras virtuales como plintén pueden aparecer en contextos como la plintén, cada plintén o dos plintenes. Así, mediante criterios semánticos, morfológicos y sintácticos se establecen una serie de categorías léxicas o palabras llenas

que tienen significado. A medida que su capacidad de rección decrece, también lo hace la de variación:

Por el contrario, son categorías funcionales, gramaticales o palabras vacías aquellas que no denotan ni objetos, ni ideas, ni nada parecido, por lo que solo pueden clasificarse mediante la función (juntivo, índice y transpositor). La clasificación más tradicional las divide del siguiente modo:

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Esta distinción que acabamos de hacer es importante no solo para la descripción de las lenguas individuales, sino que también lo es para la adquisición de nuevas lenguas y para definir los diferentes tipos de trastornos del lenguaje (el agramatismo, la parafasia y el retraso específico del lenguaje).

Unidades fraseológicas:

Son unidades fraseológicas la combinación de dos o más palabras estable que se caracteriza por tener fijación (de orden y número de componentes) e idiomaticidad (su significado viene dado por el conjunto). Las hay de tres tipos: 1) Locuciones: funcionan como una palabra y necesitan de otras para usarse. Pueden ser equivalentes a palabras

llenas y vacías (verbal: estirar la pata, dar calabazas; sustantiva, paño de lágrimas; adjetival, de altos vuelos; adverbial: cagando leches, en el quinto pino; prepositivas: gracias a; conjuntivas, a pesar de que).

2) Enunciados fraseológicos: refranes, locuciones interjectivas, marcados (dichos o clichés). 3) Colocaciones: unidades con alta frecuencia de coaparición, frecuencia que hace que la rección cambie. 2. LA FLEXIÓN De acuerdo con la distinción semántica de los morfemas que hemos hecho antes, se habla de morfología flexiva y morfología derivativa, además de la sincrónica y la diacrónica. Atendiendo a esa primera división podemos distinguir la flexión por un lado y diversos procedimientos de formación de palabras por otro.

La morfología flexiva estudia las propiedades de las palabras que implican cambios del contenido de la naturaleza gramatical con consecuencias en las marcas de relaciones sintácticas, como en la concordancia o la rección. Es frecuente que se diferencien los distintos morfemas de una categoría flexiva de manera que queden con marca los menos frecuentes y sin ella los más frecuentes, al mismo tiempo que el término no marcado puede servir para representar a ambos, como en el caso del singular frente al plural o el masculino frente al femenino. Los morfemas flexivos marcan las relaciones de concordancia entre el adjetivo y el sustantivo, entre el verbo y el predicado y el sustantivo del sujeto; y el verbo, como la preposición, asigna caso en lasl enguas en que el sustantivo tiene esta categoría morfológica. En español esto sucede con el pronombre personal, de modo que se indican las relaciones de sujeto y objeto con el verbo: tú me ves frente a yo te veo, por ejemplo. Las lenguas se han agrupado en tipologías distintas según el alcance de sus procesos morfológicos. El vietnamieta, por ejemplo, no tiene morfemas ligados, por lo que solo puede formar palabras por composición. Podemos distinguir los siguientes tipos de lenguas:

- aglutinante: cada morfema está representado por su correspondiente morfo, como el vasco o el turco. - fusional: cada morfema está fundido con otros, como el español. - aislante: en una palabra hay un solo morfema, como el vietnamita, el chino y otras lenguas de Extremo

Oriente. - polisintética: en una palabra hay varios morfemas, incluso una única oración (una lengua aglutinante en

grado sumo), como ocurre con la lengua esquimal. Los morfemas flexivos de caso representan las relaciones sintácticas de sujeto y objeto del verbo, que a su vez representan las relaciones semánticas de ser tema del estado o proceso y de ser agente y tema de la acción. Las lenguas ergativas como el vasco marcan mediante un caso especial el sujeto que es agente, mientras que las absolutivas como el latín o el español marcan mediante un caso especial (o una preposición) el objeto que es tema.

El caso es característico del sustantivo, mientras que el tiempo y el aspecto son característicos del verbo. Estas dos son categorías deícticas que establecen relaciones con el hablante y el oyente y que, junto a propiedades como el número, caracterizan clases de palabras o categorías léxicas como las que hemos visto antes (sustantivo, verbo) y sus subclases (nombres continuos, contables, verbos atributivos o predicativos).

3. FORMACIÓN DE PALABRAS Consiste en la ampliación del conjunto de voces del idioma con mecanismos de tipo morfológico y partiendo de elementos ya presentes en el lenguaje con otros tomados de fuera. Tradicionalmente se divide en composición y derivación, siendo la parasíntesis el proceso en que ambos se combinan. Otros lingüistas (como García-Page defiende) dividen entre afijación (que incluye derivación y parasíntesis, entendida esta como prefijación y sufijación simultánea) y composición. Tradicionalmente se ha defendido la «analogía» como la base mental del proceso de formación de palabras, pero Chomsky (1986) lo rechaza, y explica la creatividad léxica de los hablantes en favor de una interpretación más abstracta del problema de «hacer uso infinito de medios finitos» a partir de la noción de creatividad léxica, una

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estrategia que los hablantes ponen en marcha ante un problema léxico, es decir, ante una sitaución de uso en que no disponen de una expresión adecuada en el léxico ya almacenado en el lexicón (Marta Baralo, «La construcción del lexicón en español/LE: transferencia y construcción creativa).

3.1. Composición Def: Mecanismo de formación de palabras en el que participan dos o más unidades léxicas que pueden aparecer libres en la lengua. (Alvar Ezquerra, La formación de palabras, 1999) NGLE: Proceso morfológico por el que dos o más palabras forman conjuntamente una palabra compuesta o compuesto, como en lava + ropas > lavarropas, o verde + blanco > verdiblanco. También se la define como forma que contiene más de una raíz. Hay una división entre:

✦ Compuestos propios o universales: se integran en una sola palabra ortográfica y, por lo general, en un solo grupo tónico: agridulce, maniatar, maxilofacial, rojinegro. Son compuestos acronímicos si el primer segmento está acortado como en cantante + autor > cantautor.

✦ Compuestos sintagmáticos: formados por yuxtaposición de palabras que poseen su propia independencia gráfica y acentual, unas veces separadas por guion (político-económico) y otras sin él (cocina comedor).

✦ Compuestos sintácticos: este grupo se considera actualmente como propio de la fraseología, como locuciones nominales (media naranja).

Podemos considerar las palabras compuestas como formaciones intermedias entre sintagma y palabra. Dentro de la composición, podemos hablar de varios procedimientos:

SINAPSIA: Único tipo de composición que presenta la especificación detallada del significado de las unidades léxicas que entran en la formación de la unidad superior. La unión es sintáctica, y es difícil saber si se ha producido o no lexicalización. Se suele hacer con la preposición de o con otras, como a. El orden de sus elementos siempre es el mismo, y tiene posibilidades de expandirse. Da origen a las lexías complejas (traje de luces, rueda de prensa), que hemos dicho más arriba que la Academia no considera como palabras compuestas.

DISYUNCIÓN: Lexicalización superior, en la que los elementos no se han soldado gráficamente (guerra civil, cama nido, cuento chino, oso hormiguero, cabra montés, sauce blanco). Los elementos de estas formaciones son de carácter nominal: el primero es la denominación y el segundo una especificación del primero. El ámbito en que mayor número se encuentran es en el de animales y plantas, por la relación figurada que posibilita.

CONTRAPOSICIÓN: Se representa unido con un guion y mantienen la acentuación originaria: coche-cama, franco-prusiano, buque-escala.

YUXTAPOSICIÓN O AGLUTINACIÓN: Fusión gráfica total de los elementos, así como lexicalización y gramaticalización (lexías compuestas de Pottier): artimaña, latinoamericano, malformar, pasatiempo, hincapié. Dentro de este tipo de composición, hay diferentes formas de llevarlas a cabo: - Sustantivo + sustantivo: bocamanga, telaraña, madreselva, carricoche - Sustantivo + adjetivo: aguardiente, hierbabuena. - Sustantivo + adjetivo > adjetivo: alicaído, cejijunto, pelirrojo, casquivano. Establecen relación predicativa, similar

a la de los compuestos por disyunción. - Sustantivo + verbo: maniatar, salvamanteles, hazmerreír, lavarropas, cortapuros, rompeolas - Menos productivas son otras pautas de composición con numerales y adverbios (milflores, ciempiés, milhojas,

triángulo, trébol) y adverbios como primer constituyente (siempreviva, maloliente, malsano, bienaventurado, malherir). - Verbo + verbo / sustantivo + verbo: quitaipón, subeibaja, tejemaneje, duermevela, pillapilla, vasodilatar, alicortar,

manuscribir, besalamano, bienmesabe, tentempié, pésame, sabelotodo. Gran parte de la composición en español se hace a través de bases compositivas cultas (-algia ‘dolor’, biblio- ‘libro’, -cida ‘que mata’, clepto- ‘robar’). Son formas a medio camino entre un afijo y una forma libre (elemento compositivo o tema neoclásico).

3.2. Derivación La derivación consiste en la creación de elementos léxicos nuevos por la adición a palabras ya existentes en la lengua de elementos inseparables, esto es, de afijos, o por la supresión de algún sufijo. Desde Varrón se distingue entre la derivación y la flexión atendiendo a que esta última no aporta nuevos significados y nunca cambia la categoría gramatical. Para Coseriu, es la combinación de dos elementos de los que uno (el que presenta el significante) determina al otro (representado en el significante por el sufijo directivo o por Ø).

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NGLE, Diferencia entre flexión y derivación:

- Informaciones derivativas alteran la clase de palabra con frecuencia - Los afijos derivativos preceden a los flexivos [[[oportun]idad]es]. - Los afijos derivativos se asocian con numerosos significados no siempre aislados o deslindables con

facilidad. - Las variantes flexivas no aparecen en los diccionarios, mientras que la mayoría de las derivativas sí lo

hacen. Además:

- los derivativos se pueden acumular: europeizar: 1º Europa, 2º europeo 3º europeizar.

Los afijos no se excluyen: un mismo lexema puede recibir varios (como poner componer descomponer descomponible indescomponible). Una palabra derivada puede a su vez ser la base de otra. Estas posibilidades no tienen todas el mismo grado de aprovechamiento pues, en general, en español se emplea más la derivación por medio de sufijos que la prefijación.

Atendiendo a las clases léxicas, las relaciones son en total nueve, tres para cada una de las categorías de sustantivo, adjetivo y verbo. En los sustantivos, hay denominales (procedentes de sustantivos) como ‘tesorero’ de ‘tesoro’, deadjetivales (‘hermosura’ de ‘hermoso’) y deverbales (‘representación’ de ‘representar’); en los adjetivos, los deadjetivales (‘antinuclear’ de ‘nuclear’), denominales (‘crepuscular’ de ‘crepúsculo’) y deverbales (‘disuasorio’ de ‘disuadir’); en los verbos, deverbales (‘desanimar’ de ‘animar’), denominales (‘formatear’ de ‘formato’) y deadjetivales (‘ensuciar’ de ‘sucio’).

Hay otras relaciones, con pocos ejemplares, como la de verbos a partir de adverbios (‘acercar’ y ‘alejar’, de ‘cerca’ y ‘lejos’), de pronombres (‘tutear’ de ‘tú’) y de onomatopeyas (‘cecear’, ‘sesear’, “pronunciar ce, ese”); adjetivos de adverbios (‘delantero’, ‘trasero’, ‘cercano’, ‘lejano’). El prefijo ‘anti’ (‘antinuclear’) se puede analizar también como preposición ‘anti’ (‘cañón anti misiles’) o como parte de un compuesto (‘anti-misiles’). Las relaciones derivativas son defectivas, es decir, con huecos o ausencias de ciertos términos: ‘edificar’ está relacionado con ‘edificable’ pero ‘construir’ no permite ‘construible’; hay ‘mentiroso’ de ‘mentira’ pero ‘verdadero’ de ‘verdad’ (‘mentidero’ es el lugar donde se dicen rumores más que mentiras, y no se suele decir ‘verdadoso’); ‘representar’ está relacionado con ‘presentar’, pero ‘regresar’ no tiene el correlativo ‘gresar (aunque hay ‘ingresar’). Además, las relaciones semánticas son irregulares, diferentes entre ‘representar’ y ‘presentar’ que entre ‘repensar’ y ‘pensar’. También son diferentes las propiedades sintácticas de ‘posible’ frente a las de ‘imposible’ (se puede construir ‘imposible de entender’, pero no ‘posible de entender’), o las de ‘utilidad’ y ‘árbol’ (no se dice ‘el no árbol’ pero sí ‘la no utilidad’, por ser ‘utilidad’ derivado de ‘útil’).

Un tipo especial y bastante productivo de relaciones derivativas por sufijación son las de la derivación apreciativa, dentro de la cual se han estudiado con mayor profundidad los diminutivos:

1)Es un caso límite entre la flexión y la derivación. Las causas de quienes defiende que es flexión aducen que: a. No cambia la categoría b. Apenas hay restricciones en español. Podemos apreciar casi cualquier cosas (extensión). Hay gramáticos que dan restricciones falsas, como los días de la semana (sabadete)

2)Hay estudios que piensan que son infijos-interfijos. Se basan en postulados de morfología generativa de Harris, “la marca de palabra”. CERVEZ-A / CERVEC-IT-A. Tiene un fallo: la –a marca género, se está siguiendo el postulado desde una mentalidad inglesa. Los defensores del infijo, sin embargo, aducen casos también problemáticos: Carlos, Carl-it-os (no es género ni número, sino un nombre propio), azúcar- azuqu-it-ar. Los generativos tienen un punto de vista muy normativo, pero dentro del mundo hispánico hay que tener en cuenta que estas palabras se formaron sobre las formas dialectales en las que se pierde la consonante final.

3)Valores. Desde 1935 (Amado Alonso) el término “diminutivo” no solo sirve para la disminución. Hay muchos otros valores. De hecho, Zamora llega a decir que el diminutivo nocional ni tan siquiera existe. Los seguidores de Fernández Ramírez (generativismo), aducen que hay diminutivo por los textos científicos.

4)Es el mecanismo básico para lexicalizar: a.Desaparición de la base: chiringuito b.Especialización semántica: azucarillo, tortilla.

Como en muchas zonas del español hay varios sufijos, pueden recategorizarse mediante el reanálisis. Son falsos diminutivos: bueno bonito bonico (oriente), caballicos-caballitos.

5) Alternancia de sufijos –ito, -ico, -illo. No es cierto, el general es –ito. Es una cuestión morfofonológica que cuando se utiliza –ico (en España y el Caribe) se hace porque la base acaba en –t: Ahora-ahorita-ahoritica; café-cafetico (= tintico)

También hay tópicos sobre el uso de los diminutivos según zonas, pero no es cierto. Es algo de la propia idiosincrasia del hablante. Hay estudios entre Granada y Madrid que desmienten el tópico.

INTERFIJACIÓN: Es una característica idiomática del español. Un interfijo es un morfema: Átono, sin significado, con inclusión (RAÍZ SUFIJOS mans-urr-ón, BASEFLEXIÓN apret-uj-ar.)

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Tienen variabilidad social y dialectal. Hay una variedad del español que tiende a rechazarlo: piecito, carmita, en Canarias. Por este influjo en el Caribe pasa lo mismo. Hay diferencias sociales: machucar/machacar; lloriquea/llorisquea. En el análisis hay errores por confundir la interjección con la sufijación múltiple, como en lechería (‘donde hay un lechero’), que es una cadena de sufijos: leche-lechero-lechería. ¿Por qué los usamos?: Para preservar la estructura silábica: *CAMIONITO se rompe la raíz camión. Por eso, decimos CAMIONCITO. También para Evitar homonimias: MANO MANADA, MANOTADA. Parece ser, pero no es una regla fija, que cuanto más corta es la raíz, más extenso es el infijo. PREFIJACIÓN: Hay un grupo de gramáticos minoritario que considera la prefijación dentro de otro procedimiento de derivación: la composición. No es el caso más típico de derivación: CONCUÑADO, ANTESALA prefijo + composición no:

- Las preposiciones son clíticos, no tienen contenido. - Hay prefijaciones que no coinciden con palabras: POSTGRADUADO, EXALUMNO. Como palabras derivadas por prefijación hay que excluir fenómenos parecidos: ✦ Prefijoides: temas clásicos que nos sirven para crear palabras (composición) de forma bastante libre.

P.ej.: Filo, filólogo, bibliófilo. Funciona de forma parecida, pero se pueden poner en lugares distintos. Hemoglobina, es una composición. Ambos prefijoides tienen significado aunque nunca vayan separados.

✦ Acronimia: Unión de dos palabras con una de ellas “truncada”. Docudrama, telenovela, autoescuela. Clasificación semántica: ✦ Locacionales:

• Espaciales: antesala, subterráneo • Temporales: postgrado.

✦ Negativos: antipedagógico, amoral, desgobierno. ✦ Gradativos: hipermercado, minifalda, ultraligero. S. Varela y J. Martín («La prefijación» en Gramática descriptiva, III) consideran los prefijos como elementos

léxicos que contribuyen a la composición, aunque hay prefijos cultos inseparables de su lexema (ateo, átomo). En «Relaciones entre morfología y sintaxis», Carlos Piera y Soledad Varela establecen, desde otro punto

de vista, los posibles resultados de la combinación de prefijos y sufijos del siguiente modo: a) Prefijación de base sufijada: Marx > marxismo > antimarxismo b) Sufijación de base prefijada: mortal > inmortal > inmortal-idad c) Prefijación y sufijación simultáneas o parasíntesis: des-alm-ado, em-pobr-ecer d) Compuesto con prefijación interna: re-corta > recortasetos e) Compuesto con sufijación interna: agua + mar-ina > aguamarina f) Compuesto con parasíntesis interna: des-trip-a + terrones g) Sufijación externa del compuesto: paragu(as) > paragüero h) Prefijación externa del compuesto: portavoz > viceportavoz i) Prefijación y sufijación externa del compuesto: baloncesto > baloncestistas > exbaloncestista La interpretación semántica de la palabra compleja se obtiene, por lo regular, a partir de un proceso

composicional. Ahora bien, la derivación del significado no es sistemática. La diferencia observable en la «transparencia» en distintas palabras complejas ha dado lugar a la distinción terminológica entre:

- palabra derivada: transparente desde una perspectiva sincrónica, la relación entre la base y el morfema que se combina con ella.

- palabra afijada: la que aun conteniendo morfemas afijales no exhibe relación composicional entre sus formantes en el aestado actual de lengua como para permitir la identificación de sus formantes.

3.3. Otros procedimientos de formación de palabras Acortamiento: Consiste en reducir el significante de una palabra sin cambio de categoría y sin mucho

cambio semántico: poli, bici, moto. Lo que sí tiene es un estilo social definido: *oposiciones al cuerpo de poli. Hay alguna excepción, como “chelo” los hipocorísticos, nombres cariñosos del tipo Pepe, Paco, Lola, Toñi. Son un (mal) intento de imitar el lenguaje infantil. Para explicarlo podemos basarnos en el sistema infantil de comunicación de Jakobson, que describe la forma que los niños tienen para adaptarse al lenguaje adulto:

- Ensordecimiento - Oclusión (José es fricativo y Pepe oclusivo) - Deslizamiento de vibrantes - Frontalización: sonidos que se dicen hacia la parte de fuera de la boca (i)

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- Simplificación de sílabas: CV - Tendencia a la asimilación: me pica na nariz. - Reduplicación: tetete, pepe - Acortamientos a partir del acento: toy, Toño.

Los acortamientos tradicionales tienen dos sílabas, aunque hubo una época en la que se restituyó la pérdida: litrona, bocata, sociata. Antiguamente era signo de juventud.

- Alvar Ezquerra (La formación de palabras en español) habla de que aunque en principio parece un procedimiento opuesto a la composición, en realidad podría incluirse dentro del mismo por las relaciones que se establecen entre los términos. Considera el acortamiento como un procedimiento propio del lenguaje del comercio, la administración y, en general, de los lenguajes especializados, por lo que no se suele encontrar en los textos de carácter literario excepto en las obras que reflejan en lenguaje coloquial. Distingue este autor entre:

- Abreviamiento: reducción del cuerpo fónico de una palabra producido por la pérdida de sílabas completas por apócope y rara vez por aféresis: cine, foto, profe, zoo, bus.

- Abreviatura simple: representación escrita de una palabra en la escritura con una o varias de sus letras que resulten claves para la identificación de la palabra. (d., her., admón. tente.). Se leen completas.

- Acronimia: unión del comienzo de una apalabra con el final de otra o final y comienzo. Es moderna y de carácter técnico. Normalmente son voces hechas en otras lenguas y después introducidas en la nuestra: informática (información automática), motel (motorist hotel), autobús (automóvil ómnibus).

- Abreviatura compuesta: lo abreviado son dos o más palabras y solo se retiene la primera letra de cada una de ellas. Por supuesto, es de carácter gráfico: d.e.p.

- Abreviaturas complejas: si lo abreviado son los nombres propios, estamos ante la sigla. Pueden ser: o Transparente: se pronuncia de forma desarrollada: CCOO (Comisiones obreras) RNE (Radio

Nacional de España) o Opaca:

♣ Opaca leída deletreada (LP, PC, PP)

♣ Opaca leída secuencialmente (AVE, MOPU, RENFE, radar, tango)

♣ Opacas mixtas: PSOE

Creación onomatopéyica: Alvar Ezquerra reconoce que la creación de palabras a través de la onomatopeya es un procedimiento común de la lengua coloquial. Son recientes tictac o clic.

3.4. Otros procesos de introducción de palabras en el léxico Además de los procesos de derivación y composición, el léxico de una lengua se amplia mediante los préstamos, de los que hablaremos en el siguiente punto; los híbridos (préstamos a los que añadimos morfemas característicos del español) y los calcos semánticos (préstamos parciales de los que se toma el significado pero no el significante, como en «halcón» como ‘partidario de la guerra’).

4. ORGANIZACIÓN DEL LÉXICO EN ESPAÑOL Además de la formación de palabras de la que hemos hablado (los mecanismos internos con que cuenta la lengua para la formación del léxico), el léxico actual es resultado de un largo proceso en el que podemos rastrear la huella de los distintos pueblos que han formado parte de nuestra historia a través de los siglos. El léxico español se organiza en torno a múltiples criterios. Trataremos aquí la organización semántica de manera esquemática, la organización por el origen y, finalmente, la organización y clasificación en diccionarios.

4.1. Organización semántica Las familias léxicas están constituidas por las palabras que comparten una misma raíz, aunque las categorías gramaticales o los usos a que den lugar sean muy diversos en virtud de la historia de la palabra, su ámbito de uso y de los elementos que la componen.

4.2. Organización por origen Palabras patrimoniales, cultismos y semicultismos:

- Cultismos: Palabras que al ser introducidas NO han sido afectadas por las leyes fonéticas regulares. Se producen por estar recluidas en un ámbito técnico o por una introducción tardía.

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- Voz patrimonial: También se llama palabra patrimonial o popularísimo. Son aquellas que proceden del latín sin interrupción de uso y que han experimentado todos los cambios fonéticos regulares.

- Semicultismos: Voces latinas que han participado sólo parcialmente de la evolución fonética regular (siglo > *sejo), porque eran usadas mayoritariamente por hablantes cultos o bien porque se introdujeron cuando el español ya se había constituido.

o limitación de uso

o homonimia molesta: proceso por el cual dos palabras diferentes confluyen en un mismo resultado homófono en español. Si en el ámbito social resultan molestas, el cambio se descabellar. Ej.: genuculum y fenuculum > hinojo (hincarse de hinojos). Para GENUCULUM ahora usamos rodilla.

Los préstamos

La base del español es el latín que, a través del latín vulgar, evolucionó al castellano, denominado “español” desde el siglo xvi. Pero a lo largo de los siglos se ha enriquecido con vocablos de distintos orígenes en una proporción variable y dependiente de condiciones históricas. Muchas de ellas están totalmente integradas y no siempre somos conscientes de que son importadas. Así, el extranjerismo o préstamo: aquellas palabras que no proceden del latín. Su adaptación a la fonética y morfología puede presentar varios grados.

Todas las palabras que pasan de una lengua a otra ajena a la primera se acomodan a su sistema fonológico y acaban integrándose en su estructura, de tal manera que los hablantes pierden conciencia de los préstamos que el español ha tomado de otras lenguas. Son adopciones léxicas.

★ Helenismos: unos 2000 según el DRAE, sin contar los que nos llegaron a través del latín. Muchos de ellos entraron a través del árabe (acelga, adelfa, albaricoque, albóndiga, almidón, alquimia, mazapán, zanahoria…). Otros muchos son de acuñación reciente por composición culta grecolatina.

★ Germanismos: se han realizado en dos épocas, una en la España primitiva a través del latín o directamente en la invasión germánica (jabón, guerra, yelmo, dardo, albergue, estribo, espuela, falda). La otra época es el Siglo de Oro: bigote, trincar, brindis, chambergo. En el XIX tenemos sable, obús, blindar, cinc, níquel, vivencia.

★ Árabe: gran número de palabras de distintos campos léxicos: militar (alférez), ingeniería hidráulica (alberca), vestimenta y textiles (albornoz, alfombra), plantas, zoología, astronomía y matemáticas, artesanía de la piel, agricultura, mundo del caballo.

★ Galicismos: según el DRAE son 1800 y datan de distintas épocas. Una primera entre los siglos xi-xiii, por las relaciones religiosas y comerciales con Francia favorecidas por el Camino de Santiago y las órdenes monacales; una segunda en el xviii con la llegada de los Borbones a España y la Ilustración; una tercera en el xix y xx, pero que pierde peso por la cultura anglosajona.

★ Italianismos: entran en español en los siglos XIV- XV, referentes en su mayoría a la navegación (corsario, piloto, mesana). Otros son embajada, escaramuza, lonja. En el Siglo de Oro: terceto, escolta, violón, escopeta, bemol, perfumar, manganeso, bagatela. En el XVIII: adagio, alegro, filarmónica, casino, cicerone, mandolina, En el XIX: terracota, aria, partitura, libreto, batuta.

★ Anglicismos: a partir del S. XVIII: dandy, club, vagón, yate. En los siglos XX y XXI más: eslogan, bacon, sex-appeal, puzzle, camping…

★ Lenguas indígenas: maíz, chocolate, comején, iguana, huracán, sabana, barbacoa, hamaca, tiza, chicle, coyote, chiripa, mate, pampa, alpaca…

Manuel Alvar Ezquerra: a pesar de que la mayor parte del vocabulario español esté compuesto por préstamos, la inmensa mayoría del vocabulario que empleamos (el 81%) provienen del vocabulario heredado. Del latín tomamos el 56% de nuestra lengua y son de las palabras provenientes de él de las que más tomamos.

2.3. Niveles en el uso de la lengua Toda lengua posee un tesoro de términos léxicos recogidos en los diccionarios, pero cada individuo no posee, conoce y emplea de misma forma el arsenal de riqueza léxica de su lengua. Esto es lo que se conoce como lexicón. Los estudios han determinado una variación de entre 13000 palabras en niños de primaria y 60000 en estudiantes de bachiller medio. Para este estudio se consideran los listemas, es decir, piezas léxicas que implican tanto significante como significado. Cuando el niño guarda una palabra lo hace con su correspondiente categoría gramatical y es respetuoso con las reglas de la morfología derivativa. Si un niño aprende un verbo lo categoriza como acción y adquiere la estructura léxico-conceptual correspondiente. Marta Baralo habla de elementos sustantivos o formantes

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(listemas y afijos) y de elementos relacionales o reglas (con procedimientos semejantes a los de la sintaxis). Se suelen distinguir tres niveles de acceso al lexicón: 1º: datos de entrada de las reglas de formación de palabras con una lista finita de morfemas. 2º: reglas de formación de palabras. 3º: producto de estas reglas, que en teoría son un conjunto infinito de palabras. Para V. Lamíquiz, existen tres niveles de uso del léxico en la lengua: 1) El individuo comunicante: el vocabulario es el conjunto de términos lexicales que emplea cada individuo como

hablante. Quedará manifiesto y comprobable en el conjunto de los textos orales o escritos que produzca. Podemos establecer tres conjuntos decrecientes:

★ léxico o diccionario de la lengua ★ léxico activo y pasivo de cada hablante ★ léxico activo de cada individuo, su vocabulario de uso

2) Grupo sociolingüístico: ★ Para un grupo sociolingüístico, más o menos homogéneo, dentro de la comunidad lingüística de una lengua,

podemos establecer un vocabulario fundamental, el coincidente entre varios componentes del grupo sociolingüístico, y el vocabulario básico, el emplea- do por todos los componentes del grupo, dejando fuera aquellas realizaciones individua- les no coincidentes o no respaldadas por el grupo. El establecimiento de los vocabularios fundamental y básico, con su estadística numérica de frecuencia absoluta y relativa, proporciona la orientación científica necesaria para una programación didáctica de enriquecimiento lingüístico en unidades léxicas, detalle trascendente en el aprendizaje de una lengua, bien nativa o bien de una segunda lengua. Incluso para los que se interesan por el pasado, estas bases servirían para investigar la procedencia de nuestro léxico, por ejemplo, detectar latinismos, grecismos, arabismos, galicismos, inglesismos, o bien clasificar- lo, por ejemplo, reconocer popularismos, semicultismos, cultismos.

★ Para un grupo sociolingüístico reducido, podemos establecer un vocabulario técnico de unidades léxicas específicas de una determinada ciencia o técnica. Este vocabulario se gradúa de menor a mayor según el grado de formación alcanzado por cada hablante en esta ciencia o técnica. Se trata de un vocabulario cuantitativo, no interseccionado como el anterior. Por ejemplo, el vocabulario técnico de la aviación: dentro de él, la azafata manejaría un vocabulario técnico mínimo, el sobrecargo uno mayor, el piloto mayor y el ingeniero aeronáutico el mayor de todos, porque debe conocer todos los grados anteriores: conocer el tipo de pasajeros, las necesidades de los pasajeros, el manejo del avión y la fabricación de los aviones.

3)Lengua y su comunidad de hablantes: Para toda la comunidad lingüística, tenemos un diccionario que constituye el léxico de la lengua. Es el campo más grande, más lingüístico y menos operativo. Es la referencia última de los planos individual, colectivo o especial.

4.4.Los repertorios léxicos: el diccionario. El diccionario es el «libro en el que se recogen y explican de forma ordenada voces de una o más lenguas, de una ciencia o materia determinada». G. Haensch (Los diccionarios del español en el umbral del S. XX) valora el trabajo de lexicógrafos españoles y señala defectos como la abundancia de diccionarios y la insuficiencia de muchos de ellos. Todos los diccionarios son incompletos y adolecen de limitaciones, al fin y al cabo son una tautología diferida.

Tipología de diccionarios (Martínez Sousa, 1995) 1) Diccionarios léxicos: definen las palabras y las frases hechas.

¬ Diccionario de la Real Academia ¬ Diccionario de autoridades (seis volúmenes entre 1726 y 1739, recoge citas literarias de autores acreditados en

las que se emplea la palabra definida)

¬ Diccionarios etimológicos como el de J. Corominas, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico o el Nuevo diccionario histórico del español (en línea). No está completo.

¬ Diccionario de uso de María Moliner, que recoge palabras y contextos de uso de vocablos no reconocidos por la Academia.

¬ Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos ¬ Diccionario esencial de la lengua española, con los 54 000 términos más utilizados en España y América.

2) Diccionarios sintagmáticos: presentan la palabra o expresión en relación con otras, formando sintagmas, frases y oraciones. El más importante es el de Rufino José Cuervo: Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana. También es fundamental Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo, de Ignacio Bosque,

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único que da reglas de combinación de palabras según su uso. Tenemos también el Diccionario fraseológico documentado del español actual. Locuciones y modismos españoles, dirigido por Manuel Seco.

3) Diccionarios paradigmáticos: Ponen las palabras en relación con otras o con un repertorio de signos visuales. Diccionario ideológico de Julio Casares, con una parte conceptual, otra alfabética y una tercera de antónimos y sinónimos. También entran en esta categoría los diccionarios de antónimos y sinónimos como el de I. Jaraiz, de homónimos, de rima, ideográfico, pictórico, visual, de gestos…

4) Diccionarios terminológicos: recogen el léxico especializado de una disciplina o materia. Hay tantos como disciplinas. Dentro del ámbito de la lengua y la literatura tenemos, por ejemplo, Diccionario internacional de siglas y acrónimos de J. Martínez, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española de M. Seco, Diccionario de redacción y estilo de Martínez de Sousa, Diccionario de argot y el Diccionario peanhispánico de dudas.

5) Diccionarios enciclopédicos: definen las palabras y las ponen en relación con los conocimientos y las información que sobre esa noción se atesoran.

6) Diccionarios de varias lenguas: establecen equivalencias entre el léxico de los lenguas (bilingüe) o más de dos (multilingüe).

7) Diccionarios satélites: se resume el caudal léxico de otros más extensos. Son por ejemplo diccionarios escolares, infantiles, abreviados, etc.

Fondos en línea de la Academia: • DRAE • Panhispánico de dudas • Diccionario esencial de la lengua española • Diccionario de americanismos • NDHE (Nuevo diccionario histórico del español) • NTLLE (Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española): permite buscar términos de forma simultánea en un

repertorio de cerca de 70 obras lexicográficas de forma simultánea que abarcan desde el S. XV al XX.

• Diccionario de Autoridades: es el primer diccionario elaborado por la RAE, base de todos los posteriores. A diferencia del anterior, no está en imágenes, sino en texto, lo que permite realizar búsquedas además de por lema, por cualquier palabra o cadena de palabras que aparezcan en la definición.

• Mapa de diccionarios: permite consultar simultáneamente seis ediciones representativas del diccionario académico.

• La Nueva gramática (en imágenes), también aparece la Gramática de 1771. • Ortografía (en imágenes)

• CORDE

• CREA

• CORPES XXI

5. CONCLUSIÓN

El léxico es una gran red. Está estructurada por propiedades flexivas, es decir, propiedades de categorías léxicas, que son pautas externas a cada palabra, manifestadas en construcciones más o menos frecuentes (‘esos pájaros negros’ como ‘aquellos libros viejos’ y como ‘mis amigos americanos’, etc.). La red está también estructurada por propiedades derivativas, es decir, pautas morfológicas internas que se afianzan unas a otras en la memoria, como ‘retomar’y ‘repensar’, ‘abrelatas’y ‘aparcacoches’, ‘limonero’y ‘basurero’, etc. Todas estas propiedades no solo son fonológicas, de construcción de los sonidos componentes, y sintácticas, en cuanto a qué categorías relacionan y a qué propiedades de construcción; sino también semánticas, de construcción de sus significados.

En la red, frecuencia y cantidad de unidades actúan de contrapeso: el gran número de verbos la primera conjugación (que es donde entran los nuevos derivados), se compensa con la frecuencia de ciertos verbos de la segunda (‘ser’, ‘hacer’) y de la tercera.

Cada unidad léxica se puede definir en la red por un conjunto de pro piedades fonológicas, cuya estructura interna la relaciona con otras, median te relaciones derivativas y compositivas; y un conjunto de propiedades sin tácticas y semánticas, de acuerdo con su categoría y subcategorías léxicas, que también la relacionan con otras

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unidades. En otros términos, la red está constituida por toda una maraña de relaciones; cuando escasean estas relaciones, la unidad cambia para afianzarse, o no lo necesita en virtud de la frecuencia de uso que la mantiene a pesar de su relativo aislamiento.

¬ El uso del diccionario como herramienta para el conocimiento del léxico utilidad en el aula.

¬ La palabra como forma de contemplar el mundo.

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