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Esparza Carvajal, Ruth. La Guelaguetza fiesta del mestizaje, en Revista Etcétera, julio 2009.

La Guelaguetza, que se celebra durante el mes de julio en Oaxaca, es una festividad cuyo origen data de la época colonial… es el resultado del mestizaje. En la época prehispánica los indígenas zapotecas celebraban, junto al cerro que llamaron de la Bella Vista, una fiesta en honor a la diosa Centéotl, diosa del maíz tierno o elote. Durante la colonia los evangelizadores incorporaron estas celebraciones a la fiesta de Corpus de la iglesia del Carmen Alto, templo de las Carmelitas.

La Guelaguetza es la ofrenda que se hace a la ciudad de Oaxaca; es una palabra zapoteca que habla del acto de participar cooperando, evoca la reciprocidad que en esta fiesta se expresa a través de música, bailes y cantos. Durante esta celebración se unen grupos o delegaciones representativos de ocho regiones de Oaxaca. Presentan diferentes muestras de su patrimonio cultural. Al terminar ofrecen al público objetos característicos de sus regiones y de esta manera incorporan al público al rito, rescatando uno de los valores más importantes de sus indígenas.

La Calenda tradicional se lleva a cabo el sábado anterior a cada lunes; es la forma en que se anuncia y se invita a la gente a participar en la fiesta. Es un desfile lleno de colores y formas. La encabeza la Chirimía y el Tambor, reminiscencias que recuerdan ritos ancestrales, sucedidos por “la marmotas” o “gigantes”, que consisten en grandes faroles esféricos cubierto de tela, simulando cabezas; siguen las “chinas oaxaqueñas”, mujeres que llevan sobre la cabeza canastos llenas de flores, acompañadas de sus bandas de música. Actualmente se han incorporado otras festividades organizadas a la manera de la Calenda tradicional, durante los días de la semana entre lunes y Lunes de Cerro.

Continuando con la historia y las raíces, el domingo por la noche, un grupo de actores representan la leyenda de la princesa Donají, hija del rey zapoteca Cosijoeza y de la princesa Coyolicatzin. La princesa Donají es la heroína zapoteca por excelencia y, por extensión, el arquetipo de mujer oaxaqueña. Ella se sacrificó por su pueblo y fue asesinada por los mixtecos en un lugar desconocido, como una venganza contra los zapotecos.

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