nuestra señora del buen suceso
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Nuestra Señora del Buen Suceso Apariciones, Profecías y Milagros
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“En el siglo XX, cundirá en estas tierras... varias herejías; y reinando ellas, se apagará la luz preciosa de
la Fe en las almas"...
://sempefidelis.blogspot.com.es/2009/10/yo-soy-maria-de-el-buen-suceso.html “España, Tierra de María”, este no es solamente un título que ostenta en vano, España, la Madre Patria de
las Américas, sino que esa espiritualidad Mariana se canaliza a estos nuevos pueblos evangelizados por la
Gracia de Dios por muchos de sus fieles hijos transmisores del Evangelio y de la Fe cristiana.
La siguiente historia real y verídica ocurrió a finales del S. XVI y principios del XVII en Quito (Ecuador).
En ella no solo resalta el gran milagro obrado en la Imagen de la Virgen, sino la serie de profecías para el
Ecuador, para la Iglesia Universal y el Castigo que le espera a la humanidad en general tras su rechazo y
enfrentamiento directo a Dios y a sus santas Leyes. Estas profecías, unas se han cumplido, y otras en los
actuales momentos se están realizando indefectiblemente.
El escenario de los acontecimientos se encuentra ubicado en el Convento de las Religiosas Concepcionistas
Franciscanas: Real Monasterio de la Limpia Concepción de Quito, y la agraciada persona es la Madre
Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa (1563-1635) una de las siete españolas fundadoras del
monasterio en 1577. Su vida, desde los 13 años de edad, era un continuo contacto con lo sobrenatural. Las
apariciones de Nuestro Señor, de su Santa Madre, de varios santos y de luchas y ataques de demonios, le
eran frecuentes.
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A esta hija de Santa Beatriz de Silva le fue desvelado el futuro como a pocas almas privilegiadas. Y las
revelaciones que le fueron confiadas, particularmente las que tienen relación con nuestros días, impresionan
por la precisión, riqueza de detalles y semejanza con las de Fátima.
Las profecías recibidas le anunciaron entre otras cosas el advenimiento de la República [del Ecuador], la
existencia de un futuro Presidente que vendría en el siglo XIX “de veras católico” que consagraría el País al
Sagrado Corazón (Ecuador fue el primer País consagrado al Sagrado Corazón y fue el presidente Gabriel
García Moreno quién lo mandó consagrar, pero murió asesinado poco tiempo después por la Masonería en
clara venganza, odio y revancha por el hecho consumado de la Consagración) quien sería martirizado...
dando muchos detalles de lo que sucedió. Pero también habló sobre nuestros días... sobre la situación de la
Iglesia y del mundo... veamos algo de lo que Nuestra Señora del Buen Suceso anunció:
Primera aparición: “Soy María del Buen Suceso, Reina del Cielo y de la Tierra”
Fue el 2 de febrero de 1594 que la Santísima Virgen se apareció por primera vez a la joven abadesa. La
madre Mariana, con la frente en tierra, con lágrimas y suspiros, suplicaba a la Divina Majestad remedio
para los muchos males que afligían aquella floreciente cristiandad y su convento. Oyó entonces una voz
celestial que la llamaba por su nombre. Vio frente a ella a Nuestra Señora refulgiendo en medio de una
inmensa claridad. Traía al Niño Jesús en el brazo izquierdo, y un báculo de oro en la mano derecha.
— “Soy María del Buen Suceso, Reina de los Cielos y de la Tierra”, le dijo la Madre de Dios. “Tus
oraciones, lágrimas y penitencias son muy agradables a nuestro Padre celestial [...] Ahora quiero que
esfuerces tu corazón y que no te abata el sufrimiento: larga será tu vida para gloria de Dios y de tu Madre
que te habla. Mi Hijo Santísimo te regala el dolor en todas sus formas; y, para infundirte el valor que
necesitas, tómale de mis brazos en los tuyos”. Al recibir al Niño Jesús en sus brazos, sintió el mayor deseo
de sufrir y de consumirse como víctima para aplacar la Justicia Divina, si fuera posible, hasta el fin del
mundo.
Madre Mariana Francisca de Jesús Torres
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2ª aparición de la Santísima Virgen el 16 de enero de 1599
Durante la tercera permanencia en la cárcel del Monasterio de la Madre Mariana de Jesús, vuelve, por
segunda ocasión, a aparecérsele la divina Señora bajo la invocación de María de El Buen Suceso. Le explica
que el dolor que ahora sufre ella y sus monjas observantes es un don celestial con el cual se hermosean las
almas y se convierten en desagraviadoras de tantos crímenes ocultos que se cometen en la ingrata Colonia;
que por este motivo y en este sitio se fundó el Monasterio; que el demonio pondrá en juego todo su poder
para destruirle, que vendrá un tiempo en que, aún personas de autoridad y dignidad, muchas de ellas con
pretexto de mejorar situación y tranquilidad tratarían de secundar los diabólicos esfuerzos, pero que como
Dios y Ella, su Madre, han escogido este lugar para el cumplimiento de sus designios de salvación, ninguna
criatura puede oponerla resistencia si no quiere caer en la maldición divina.
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“Aquí viviré yo exteriorizada en algunas de mis hijas en lodos los siglos; aquí en medio del bullicio del
ingrato mundo, tendrá Dios almas contemplativas y esposas dignas de su Majestad; que dichas almas
elegidas serán poderosas para aplacar la Justicia Divina y conseguir para la Iglesia, la Patria y las almas,
grandes bienes, sin los cuales no subsistiría Quito. Dentro de poco tiempo dejará de ser Colonia y será
república libre, la patria en que vives: el ya entonces Ecuador, necesitará almas heroicas para sostenerse
a través de tantas calamidades públicas y privadas, y aquí Dios las encontrará siempre como ocultas
violetas. Desgraciado fuera Quito sin este Monasterio; y ningún monarca poderoso de la tierra pudiera
con sus tesoros edificar edificios nuevos en este lugar que es posesión de Dios, así como Juliano El
Apóstata con su mentido poder no pudo reedificar el templo de Salomón. ¡Vanos son los esfuerzos de los
hombres contra el poder de Dios!
. Yo cuidaré con solicitud maternal de este sitio y sus dependencias; y si necesario es sostener con milagros
las murallas que guardan la clausura, la sostendré. Benditos serán de Dios y de su Madre que te habla,
todos cuantos procuren edificar, sostener y conservar este lugar querido: sus nombres quedarán escritos en
la refulgente estrella de rubíes que ves en la mitad de este báculo, signo de mi poder y autoridad en esta mi
casa, y, a los que trabajen por destruida, a unos les quitaré la vida cuando menos lo pensaren; a otros les
sobrevendrán grandes trabajos y todos recibirán en la eternidad su merecido.
Cuando las tribulaciones del espíritu y los dolores del cuerpo les agobien y parezcan que naufragan en ese
mar sin fondo, una mirada a mi Santa Imagen será para ellas como la estrella del náufrago, siempre me
tendrán pronta a oír sus gemidos y acallar su llanto. Diles que acudan siempre a su Madre, con Fe y amor;
es para esto que yo quiero vivir con ellas y en ellas; con sus sufrimientos de toda clase conservarán su
Monasterio en todo tiempo. Diles que imiten mi humildad, mi obediencia, mi espíritu de sacrificio y mi
absoluta dependencia a la Voluntad Divina; estas son las alas con las que mis hijas que honran el misterio
de mi Limpia Concepción han de volar en todo tiempo, con agilidad misteriosa, a la más alta cumbre de la
santidad, en los silenciosos retiros de los claustros bajo la sola mirada de Dios.
Nuestra Señora ordena la fabricación de su bendita imagen. .
Una y otra vez la Madre Mariana escuchó sobre las terribles aberraciones morales del siglo veinte y del
consecuente castigo por el que pasaría la humanidad. El ardiente corazón de la fundadora no podía aceptar
con indiferencia las diabólicas tentativas de destrucción de su trabajo y su convento. Ella incluso imploró a
Dios por el milagro de que la mantuviera viva para luchar personalmente contra las fuerzas del mal en el
siglo veinte. Sin embargo, la misma Virgen Bendita quiso tomar el mando de la batalla diciéndole: “Te pido
y ordeno que tengas una estatua mía hecha para la consolación y soporte de mi monasterio y la fe de
aquel tiempo (el siglo veinte).
En esta segunda aparición del 16 de enero de 1599, la Santísima Virgen al despedirse de la madre Mariana
de Jesús, le manifestó: “Es voluntad de mi Hijo Santísimo que tú misma mandes a trabajar una estatua
mía, tal como me ves y la coloques encima de la Silla de la Prelada, para desde allí gobernar mi
monasterio [...] para que entiendan los mortales que yo soy poderosa para aplacar la Justicia Divina,
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alcanzar piedad y perdón a toda alma pecadora que acuda a mí con corazón contrito, porque soy la
Madre de Misericordia y en mí no hay sino bondad y amor”.
Insistiendo en este mandato de que le hiciera trabajar una escultura de su Imagen, le dijo: “La altura de mi
talle mídeme tú misma, con el Seráfico Cordón que traes en tu cintura. Pon en mi mano derecha tu Cordón
y tú con el Otro extremo toca en mi pie”.
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“El obispo debe darle el nombre de María del Buen Suceso de la Purificación o de Candelaria. Yo tomaré
completa posesión de ésta, mi casa, y pondré sobre mí la responsabilidad de mantenerla a salvo y libre de
todo daño hasta el fin de los tiempos”. "Gabriel, Miguel y Rafael, junto con todo el coro angélico, se harán
cargo secretamente de la creación de mi estatua”.
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Hizo la feliz religiosa lo que María Santísima le mandaba, temblando de gozo, de amor y reverencia; y
continuó María Santísima: “Aquí tienes, hija mía, la medida de tu Madre del Cielo; entrégale a mi siervo
Francisco del Castillo, explicándole mis facciones y mi postura, él trabajará exteriormente mi Imagen
porque tiene conciencia delicada y guarda escrupuloso los Mandamientos de Dios y de la Iglesia. Ningún
otro será digno de esta gracia. Tú, por tu parte, ayúdalo con tus oraciones y con tu humilde sufrimiento”.
En los años siguientes, la religiosa sufrió un terrible calvario. Sólo el 5 de febrero de 1610 se pudo contratar
al escultor designado por Nuestra Señora. Don Francisco de la Cruz del Castillo, español de noble linaje,
vivía en Quito con su esposa y tres hijos. Recibió el encargo de su Reina como un regalo del Cielo. Casi un
año después señaló que la imagen estaba prácticamente lista y que apenas faltaban pequeños retoques en la
pintura, para lo cual fue a procurar los mejores tintes. El 16 de enero de 1611 regresó al convento con el
deseo de concluir su obra, pero ocurrió algo inesperado y absolutamente teñido de gran milagro:
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San Francisco de Asís y los tres Arcángeles concluyen el trabajo de la Imagen.
En la madrugada de aquel día, cuando las religiosas se dirigieron al coro para rezar el oficio, lo encontraron
iluminado por una luz sobrenatural y oyeron voces angélicas que cantaban el Salve Sancta Parens, en una
suave y encantadora armonía al sonido de música celestial De la imagen aún inacabada salían rayos
vivísimos. La pintura base aplicada por Del Castillo caía al suelo junto con fragmentos de madera, los trazos
de la imagen se volvían más suaves y su fisonomía más celestial, en medio de esa luz brillante que emanaba
de la estatua, que no era severo, sino majestuoso, sereno, dulce, amable y como invitando a sus hijas a
acercarse a su madre con confianza. El Divino Niño era perfecto por sí mismo, y su expresión era de amor y
ternura por las esposas tan favorecidas por su Corazón.. Pero solamente la madre Mariana veía como, a
pedido de San Francisco, los tres arcángeles —Miguel, Gabriel y Rafael— completaban la obra “mientras la
Reina de los ángeles y de los hombres se acercó a la imagen y penetró en ella, como los rayos del sol
penetran por hermosos cristales. En ese momento la sagrada imagen cobró vida y cantó con celestial
armonía el Magníficat”.
Francisco de la Cruz del Castillo, el asombrado escultor, declaró en un documento escrito, y bajo juramento,
que la hechura de la imagen no estaba como él la dejó al salir de la clausura la tarde anterior, haciendo
constancia de la milagrosa transformación operada en su primitivo trabajo.1
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PROFECÍAS DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SUCESO
Sobre los siglos XIX y XX
Era el año 1634 cuando, a las 3 en punto de la madrugada del 2 de febrero, la Madre Mariana de Jesús
Torres, abadesa del convento Concepcionista en la ciudad de Quito, vio la lámpara que ardía en el santuario
cerca del Santísimo Sacramento parpadear y apagarse, dejando la iglesia en total oscuridad. Sus sentidos se
entumecieron, y vio una luz celestial que iluminaba toda la iglesia. Era la Reina del Cielo quien, después de
hacer a la mecha prenderse otra vez, dijo estas palabras a la Madre Mariana: "Amada hija de mi corazón, Yo
soy María del Buen Suceso, su madre y protectora".
Tras profetizar sobre la muerte de la vidente y el futuro del monasterio, Nuestra Señora del Buen Suceso
empezó a explicar a la Madre Mariana los varios significados de que se hubiese apagado la lámpara:
"En el siglo diecinueve, hacia su final, y a través de la mayor parte del siglo veinte, muchas herejías
abundarán en esta tierra, que será entonces una república libre. La preciosa luz de la Fe se extinguirá en
las almas debido a la casi total corrupción de las costumbres. Para entonces habrán grandes calamidades,
físicas y morales, públicas y privadas. Las pocas almas que preservarán la devoción a la Fe y las virtudes
sufrirán cruel e indescriptible congoja, algo así como un prolongado martirio; muchos de ellos irán a la
tumba debido a la violencia del sufrimiento y serán considerados mártires que se sacrificaron a sí mismos
por la Iglesia y la Nación. Para obtener la libertad de la esclavitud de esas herejías, aquellos a quienes el
misericordioso amor de mi Santísimo Hijo haya destinado para tal restauración necesitarán gran fuerza de
voluntad, constancia, valor y mucha confianza en Dios. Para probar la Fe y Confianza del Justo,
momentos vendrán en que todo parezca perdido y paralizado, pero ellos serán el feliz comienzo de la
completa restauración".
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"Recen con insistencia, pidiendo a nuestro Padre Celestial que ponga fin a tan malvados tiempos, por el
amor del Corazón Eucarístico de mi Santísimo Hijo, y para enviar a esta Iglesia al prelado, mi muy amado
hijo, a quien mi Santísimo Hijo y yo amamos con amor de predilección, quien existe para revivir el espíritu
de los sacerdotes, por lo que lo dotaremos con habilidades, humildad de corazón, docilidad hacia las
inspiraciones divinas, fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y un tierno y compasivo corazón
para que, como otro Cristo, pueda asistir al grande y al pequeño sin desdén por los más desgraciados que
vengan, con dudas y amargura, a buscar la luz de su consejo; y así, con divina suavidad, el podrá guiar a
las almas consagradas al servicio divino en los claustros, sin hacer el yugo del Señor pesado para ellos,
porque El Mismo dijo: "Mi yugo es dulce y mi carga es liviana". En sus manos será puesta la jerarquía del
santuario para que todo pueda ser hecho con peso y mesura, y así Dios será glorificado..."..
En el siglo XIX vendrá un presidente de veras cristiano, varón de carácter, a quien Dios Nuestro Señor le
dará la palma del martirio en la plaza en cuyo sitio está este mi Convento; él consagrará la república al
Divino Corazón de mi amantísimo Hijo y esta consagración sostendrá la Religión Católica en los años
posteriores que serán aciagos para la Iglesia; en esos años en que el masonismo [masonería], esa maldita
secta, se apodere del Gobierno civil, vendrá cruel persecución a todas las Comunidades Religiosas y se
estrellará sobre ésta mía; para esos desgraciados hombres estará acabado el Monasterio, mas, vive Dios y
vivo Yo, para suscitar entre ellos mismos, defensores poderosos; les pondremos dificultades imposibles de
vencerlas; y el triunfo será nuestro.
Profecía sobre los castigos
"...todo tipo de castigos vendrán, entre los cuales habrán pestes, hambre, luchas entre las personas y los
extranjeros, que guiarán a gran número de almas a la apostasía y la perdición...
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Y para disipar estas negras nubes que ocultan el día claro de la libertad de la Iglesia, habrá una formidable
y temible guerra en la que fluirá la sangre de nativos y extranjeros, de sacerdotes regulares y seculares y
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también de monjas. Esa noche será la más horrible, porque parecerá a la humanidad que el mal ha
triunfado; y entonces mi hora habrá llegado para destronar al orgulloso Satán en una sorprendente
manera, aplastándolo bajo mi pie y encadenándolo en los abismos infernales, liberando así finalmente a la
Iglesia y la Nación de su cruel tiranía"..
Terminada la visión, comenzó a trajinar por la mente de la Madre Mariana Francisca de Jesús el recuento de
las desgracias anunciadas por la Madre de Dios para los futuros siglos: el número sin número de las almas
que se perderían para siempre; el llanto desconsolado de la Iglesia y de la Patria y acaso de muchas otras
patrias; y el dolor catastrófico de los pueblos castigados por la Justicia Divina. Midió con vara de amor, el
mal de los hombres y la ofensa sufrida por Dios.
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Y, sin poder soportar tamaña desdicha, cayó de bruces en el pavimento del Coro, con la frente en el polvo y
los brazos en Cruz. Llegada la hora del rezo del Oficio Parvo en el Coro Bajo, a las 4 de la mañana, como no
estuviera presente en este acto de Comunidad, ésta se inquietó sobremanera y comenzó a buscarla por todas
partes, hasta dar con ella y tenerla por muerta al sentirla sin respiración y que, como única señal de vida, le
daba el agitado' latido de su corazón.
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Lleváronla, pues, a tenderla en su pobre y duro lecho. Y así pasó, sin conocimiento ni reacción a los
medicamentos y cuidados de sus monjas, hasta el día 4, cuando a las 3 de la mañana, dando un prolongado y
sufrido suspiro, cruzó las manos sobre el pecho y sus hermosos ojos se bañaron de lágrimas, pero sin
pronunciar palabra, ni dar sensación de que oía ni veía lo que pasaba en torno suyo. Por fin, el día 5, a las 3
de la mañana, se incorporó por sus propias fuerzas en el pobre lecho y exclamó: Sí, Serafín llagado y Padre
mío querido, gracias te doy.
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La Madre Abadesa y todas las religiosas, poseídas de un filial amor a su santa Fundadora, le atendían y la
servían prolijamente. Dándose ya cuenta de todo, la Madre Mariana Francisca correspondía a estas
manifestaciones afectuosas, enderezando a cada una de ellas su dulce y tierna mirada y reciprocando ternura
por ternura y amor agradecido al amor filial de sus hijas. Dícele la Madre Abadesa: Todas tus hijas estamos
aquí preocupadas por tu salud. Son ya las 5 de la mañana. Contesta la Madre Mariana: ¡Qué buenas y
caritativas sois! Os doy gracias a todas y pido que el Señor os pague, pero, os ruego, que como la mejor
demostración de vuestra piedad para conmigo, no dejéis de cumplir con los actos de Comunidad.
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Idas ya las monjas al Coro, se le acerca la enfermera, una monja joven de una de las notables familias de
Quito, por nombre Zoila Blanca Rosa de Mariana de Jesús, cuyo carácter dócil, sencillo y tierno le granjeaba
la simpatía de cuantos la conocían y trataban.
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Acercándose a la enferma, le dice: Madre, mucho hemos llorado por Vuestra Reverencia. La creíamos
difunta. Yo, en particular, sentía el no haber recibido su última bendición y sus consejos; pero ahora que el
Señor oyendo mis ruegos os otorga la vida, dígame ¿qué le pasó? Del Coro la sacamos muerta y así ha
permanecido todos estos días. Le contestó la Madre Mariana Francisca: Hija, los designios de Dios sobre
sus criaturas son inescrutables y profundos. Ellos abrazan todos los tiempos. Por tu parte, ora, gime y llora
delante del Sagrario para que, en este nuestro Convento reine siempre el amor a Dios, la santa caridad
fraterna, al par que la santa y regular observancia, no sólo para el tiempo presente, sino, aún más, por el
venidero
...
Se supo que la madre Mariana contó en confesión al obispo de Quito, Fray Salvador de Ribera Avalos O.P.,
todos los detalles de lo ocurrido. Añadió que tales hechos, así como su vida, sólo serían revelados en el siglo
XX: “en aquellos tiempos de mucho decaimiento de la fe”. Le habló también del papel que debería tener
entonces la advocación a Nuestra Señora del Buen Suceso.
“La voluntad de Dios es dejar esta advocación y tu vida —le dijo la Santísima Virgen en otra ocasión—
para ese siglo en el que la corrupción de costumbres será casi general, y la luz primera de la fe estará casi
extinguida”.
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Y en la última aparición, el 8 de diciembre de 1634, la Reina del Cielo y de la Tierra así le profetizó a la
madre Mariana: “...mi culto bajo la consoladora invocación de El Buen Suceso .... en la casi total
corrupción del siglo XX será el sostén y salvaguardia de la fe”.
Profecías ya realizadas
Para dar más verosimilitud a este bella historia, es sumamente necesario comprobar que estás profecías
algunas ya se han cumplido al pie de la letra.
En el caso de la Madre mariana de Jesús Torres, está históricamente comprobado que la mayor parte de las
revelaciones que le hizo la Santísima Virgen se cumplieron con la máxima exactitud.
1) Emancipación del Reino de España:
Entre las profecías que se cumplieron, citamos la siguiente, tomada de la aparición del 16 de
enero de 1599:
“Dentro de poco tiempo dejará de ser colonia y será República libre, la patria en la que vives...
[República del Ecuador] necesitará almas heroicas para sostenerse a través de tantas
calamidades públicas y privadas.”
2) Un presidente “de veras cristiano” que recibirá la palma del martirio.
Más de una vez, la Santísima Virgen profetiza al heroico presidente ecuatoriano Gabriel García
Moreno (1821- 1857) y su martirio, en términos altamente elogiosos:
“En el siglo XIX vendrá un presidente de veras cristiano, varón de carácter, a quien Dios Nuestro
Señor le dará la palma del martirio en la plaza en cuyo sitio está éste mi convento; él consagrará
la república al Divino Corazón de mi amantísimo Hijo y esta consagración sostendrá la Religión
Católica en los años posteriores que serán aciagos para la Iglesia”.
3) Proclamación de los dogmas de la Inmaculada Concepción y de la Asunción En la aparición del 2 de febrero de 1634, la Virgen entregó a la madre Mariana su Niño Jesús, que
le reveló:
“El dogma de fe de la Inmaculada Concepción de mi Madre será proclamado cuando más
combatida esté mi Iglesia y cautivo mi Vicario.2 Del mismo modo [lo será] el dogma de fe del
Tránsito y Asunción en cuerpo y alma a los Cielos de mi Madre Santísima”.
4) Canonización de la madre Beatriz de Silva En su testamento espiritual, la madre Mariana de Jesús, hablando de la relación de las
concepcionistas con los franciscanos, advierte a sus hijas:
“Quien quiera que pretenda prescindir de Francisco y Beatriz no pertenece a la Real y verdadera
Orden Concepcionista Franciscana y, por lo tanto, no las reconocen por hijas este santo Padre
Francisco, ni la santa Beatriz, la que subirá a los altares en el siglo XX 3
Profecías que se vienen cumpliendo o están por cumplirse: la Revolución
Al indicar el agente de la crisis tan catastrófica que describe en sus profecías sobre los siglos XIX y XX,
Nuestra Señora del Buen Suceso se refiere a las herejías en general y a las sectas, o simplemente a la secta
(Masonería).
Esas herejías o sectas tendrían el poder para extender sus garras desde el recinto sagrado del Templo hasta el
hogar, influenciando perniciosamente todos los campos de la actividad humana.
• Libertinaje, impureza, corrupción de mujeres y niños
“...Se desbordarán las pasiones y habrá una total corrupción de costumbres, por casi reinar Satanás con
las sectas masónicas, tendientes principalmente a corromper a los niños para sostener con ese medio la
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corrupción general. ¡Ay de los niños de ese tiempo!: el sacramento del Bautismo lo recibirán difícilmente,
la Confirmación, de igual manera”.
“Habiéndose apoderado la secta de todas las clases sociales, tendrá tanta sutileza para introducirse en los
hogares domésticos, que perdiendo a la niñez, se gloriará el demonio de alimentarse con el exquisito
manjar de los corazones de los niños. En esos aciagos tiempos, apenas se encontrará inocencia infantil, de
esa manera irán perdiéndose las vocaciones para el sacerdocio, que será una verdadera calamidad”.
Desde luego que más claro no pueden hablar estas profecías, cumpliéndose verazmente en todos los
continentes, en todos los países, cuánto más civilizados, cuanto más desarrollados. Los programas
educativos que la mayoría de los Gobiernos impíos de occidente han implantado en sus respectivos países,
avala eficientemente la profecía de hace 4 siglos. “La educación para la ciudadanía” en España, y otras leyes
similares en otros países, inculcan ya desde los cursos de preescolar, las ideas de la ambivalencia sexual, la
elección libre de “apareamiento” con niños de su mismo sexo, infundiéndoles el concepto de que es normal,
que solo es cuestión de elegir lo que más nos guste, y que hay que probar de todo...
• La virginidad habrá casi desaparecido
“La atmósfera repleta del espíritu de impureza, el que a manera de un mar inmundo correrá por calles,
plazas y sitios públicos con una libertad asombrosa de manera que casi no habrá en el mundo almas
vírgenes. La delicada flor de la virginidad, tímida y amenazada de completa destrucción, lucirá de lejos”.
• Puerta abierta para el divorcio, el concubinato, los hijos ilegítimos, la educación laica... “El sacramento del matrimonio, el que representa la unión de Cristo con la Iglesia, será atacado y
profanado en toda la extensión de la palabra... [se aprobarán] inicuas leyes procurando extinguirlo,
facilitando a todos vivir mal y propagándose la generación de hijos mal nacidos y sin la bendición de la
Iglesia, irá decayendo rápidamente el espíritu cristiano.
“Apagándose la luz preciosa de la fe hasta llegar a casi una total y general corrupción de costumbres; esto,
unido con la educación laica, será motivo de escasear las vocaciones sacerdotales y religiosas”.
• Desestima por la unción de los enfermos “El sacramento de la extremaunción, por ese tiempo en el que faltará en esta pobre Patria el espíritu
cristiano, será poco acatado y muchas personas morirán sin recibirlo, ya por descuido de las familias,
como por un mal entendido afecto hacia sus enfermos...”
• La Sagrada Eucaristía será profanada y pisoteada Peor aún se dará con la Sagrada Comunión: “¡Ay, cuánto siento manifestarte que habrá muchos y enormes
sacrilegios públicos y también ocultos, profanando la Sagrada Eucaristía!... Mi Hijo Santísimo se verá
rodado por el suelo y pisoteado por inmundas plantas”.[Aquí se refiere claramente a la grave profanación
de la Comunión en la mano, que no solo al profanar el Preciosísimo Cuerpo y Sangre de N.S. Jesucristo, se
profanan también por las pisadas de los mismos fieles, las finas partículas que caen al suelo, producto de el
no poner la bandeja y de recibirla en la mano...]
* Crisis de fe, crisis en la Iglesia
Para un católico es forzoso relacionar la crisis religiosa y moral que sacude al mundo occidental con la
decadencia verificada en las filas del clero y las órdenes religiosas.
Jesucristo dijo que los sacerdotes son la sal de la tierra y la luz del mundo. Si esa luz deja de iluminar,
irreversiblemente se abre paso a las tinieblas.
Esto queda de manifiesto en las revelaciones de la Virgen del Buen Suceso a la madre Mariana de Jesús:
• Muchas naciones serán castigadas por los pecados de sacerdotes y religiosos “Sabe aún que la Justicia Divina acostumbra descargar castigos terribles sobre naciones enteras, no tanto
por los pecados del pueblo, cuanto por los de los sacerdotes y religiosos, porque estos últimos son
llamados, por la perfección de su estado, a ser la sal de la Tierra, los maestros de la verdad y los
pararrayos de la Ira Divina”.
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• Por servirle a medias, renegará Dios de muchas almas El Niño Jesús reveló a la madre Mariana que muchas almas religiosas y sacerdotales “quieren servirme a
medias, conservando sus caprichos y genios, satisfaciendo en todo sus voluntades y tomando libertades
incompatibles con su estado y profesión. Yo no las tolero; nada por la mitad me agrada. Yo las abandono y
dejo que sigan todos los deseos de su corazón pervertido para desconocerlas delante de mi Padre Celestial.
¡Ay de aquéllos y de aquéllas!”
• Quien debía hablar, callará “Casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres, y en esta suprema necesidad de la
Iglesia, callará quien a tiempo debió hablar”.
Esta grave omisión es repetida por la Santísima Virgen en la siguiente aparición, el 2 de febrero de 1610:
“Campearán los vicios de impureza, la blasfemia y el sacrilegio en aquel tiempo de depravada desolación,
callando quien debería hablar”.
• Los que deberían defender los derechos de la Iglesia, darán la mano a sus enemigos Nuestra Madre Santísima hace a su hija dilecta esta terrible declaración:
“Tiempos funestos sobrevendrán, en los cuales... aquellos que deberían defender en justicia los derechos de
la Iglesia, sin temor servil ni respeto humano, darán la mano a los enemigos de la Iglesia para hacer lo que
éstos quieran”.
* Cuando todo parezca perdido, será el inicio del triunfo de María Como en Fátima, después de la previsión de catástrofes para la Iglesia y la civilización cristiana, la previsión
de una espléndida victoria.
Así, al tratar de la propagación de las herejías en los siglos XIX y XX, María del Buen Suceso revela a la
madre Mariana de Jesús Torres:
“El corto número de almas en las cuales se conservará el culto de la fe y de las buenas costumbres sufrirá
un cruel e indecible al par que prolongado martirio; muchas de ellas descenderán al sepulcro por la
violencia del sufrimiento y serán contadas como mártires que se sacrificaron por la Iglesia y por la Patria.
“Para libertar de la esclavitud de estas herejías, necesitarán gran fuerza de voluntad, constancia, valor y
mucha confianza en Dios aquéllas a quienes destinará para esta restauración. El amor misericordioso de
mi Hijo Santísimo, para poner a prueba en los justos esta fe y confianza llegarán momentos en los cuales, al
parecer, todo estará perdido y paralizado, y entonces, será feliz principio de la restauración completa”.
Y, después de referirse a la prevaricación en las filas eclesiásticas, Nuestra Señora afirma:
“Ora con instancia, clama sin cansarte y llora con lágrimas amargas en el secreto de tu corazón, pidiendo
a nuestro Padre Celestial, que por el amor al Corazón Eucarístico de mi Hijo Santísimo ponga cuanto antes
fin a tan aciagos tiempos, enviando a esta Iglesia el Prelado que deberá restaurar el espíritu de sus
sacerdotes.
“A ese hijo mío muy querido lo dotaremos de una capacidad rara, de humildad de corazón, de docilidad a
las divinas inspiraciones, de fortaleza para defender los derechos de la Iglesia y de un corazón tierno y
compasivo. En su mano será puesta la balanza del Santuario, para que todo se haga con peso y medida, y
Dios sea glorificado”.
Para que esto no suceda, el demonio y sus secuaces incitarán “todos los vicios”, provocando así “toda clase
de castigos, entre ellos la peste, el hambre, la pendencia entre propios y ajenos, la apostasía, perdiendo a
un número considerable de almas... Habrá una guerra formidable y espantosa... Esa noche será
horrorosísima, porque al parecer humano será triunfante la maldad.
“Entonces es llegada mi hora en la que Yo, de una manera asombrosa destronaré al soberbio y maldito
Satanás, poniéndole bajo mi planta y encadenándole en el abismo infernal, dejando por fin libres a la
Iglesia y la Patria de su cruel tiranía”.
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¿Quién será aquel Prelado santo? Ya antes, en la aparición de 1599, Nuestra Señora se había referido a él
como, probablemente, un obispo de Quito:
“Llegados los tiempos de oro para éste mi monasterio, será feliz y premiado de Dios aquel Prelado, hijo
mío tan querido, el cual, conociendo con luz divina la necesidad de la sujeción inmediata a los [Frailes]
Menores [o sea, a los franciscanos] para la santificación y perfección de las hijas de mi Inmaculada
Concepción, pedirá al Vicario de mi Hijo en la Tierra que los Menores gobiernen este monasterio... Este
día vendrá cuando la corrupción de las costumbres en el mundo parezca haber llegado al ápice...”
En otra aparición la Santísima Virgen también habla del triunfo de la Iglesia, y menciona a un hijo escogido.
Aquí no se refiere expresamente a un prelado, pero tampoco dice si es la misma persona. Lo cierto es que
éste surgirá cuando el mal parezca triunfante y “la autoridad” haya prevaricado.
“Pero cuando parezcan triunfantes y cuando la autoridad abuse de su poder cometiendo injusticias y
oprimiendo a los débiles, próxima está su ruina, caerán por tierra desplomados.
“Y la Iglesia, cual tierna niña, resurgirá alegre y triunfante, y adormecerá blandamente, mecida en manos
de hábil corazón maternal del elegido hijo mío, muy querido, de aquellos tiempos. Lo haremos grande en la
Tierra y mucho más en el Cielo, donde le tenemos reservado un asiento muy precioso. Porque, sin temor de
los hombres, combatió por la verdad y defendió impertérrito los derechos de su Iglesia, por el que bien le
podrán llamar mártir”
Por último cabe resaltar el último milagro después de ocurridas estas apariciones, y es el de la
incorruptibilidad del cuerpo de la Madre Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa y de otras 3
fundadoras del Monasterio, donde se encuentras en una urna.
Milagros contemporáneos:
En el año de 1941, había invadido Perú territorio ecuatoriano, ante estos acontecimientos el Arzobispo de
Quito ordenó rezar triduos en honor de las diversas advocaciones de la Santísima Virgen María en las
diferentes iglesias de Quito, implorando el cese de las hostilidades. El 27 de julio de 1941, hasta las 3 de la
madrugada del día 28, durante 20 horas, la imagen de Nª Sª del Buen Suceso, movió los ojos. Al divulgarse
la noticia, miles de fieles invadieron el templo para contemplar el milagro.
NOTAS: 1. Dato recogido en el libro Vida admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres. 2. A raíz de la invasión de la Ciudad Eterna por tropas revolucionarias, Pío IX tuvo que refugiarse en Gaeta, de 1848 a 1850. El dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado el 8 de diciembre de 1854, en Roma. Sin embargo, su regreso a Roma no significó que el odio y las maquinaciones contra el Papa cesaran.
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3. Santa Beatriz de Silva y Meneses, fundadora de las Madres Concepcionistas, fue canonizada por el Papa Paulo VI el 3 de octubre de 1976. FUENTES:
1) Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, escrita alrededor de 1790 por Fray Manuel de Sousa Pereira O.F.M.
2) Madera para Esculpir la Imagen de una Santa, por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida. Foundation for a Christian
Civilization, Nueva York, 1987.
3) Mensaje Profético de la Sierva de Dios Sor Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa, Quito, 1989, de Mons. Luis E. Cadena y Almeida. 4) http://sempefidelis.blogspot.com.es/2009/10/yo-soy-maria-de-el-buen-suceso.html
5) http://www.fatima.org.pe/seccion-verarticulo-460.html