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1 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
EL AUTISMO
ALGUNOS ASPECTOS IMPORTANTES
I. DEFINICION
Son trastornos generalizados o penetrantes del desarrollo neurobiológico de las
funciones psíquicas y engloban un continuo amplio de trastornos cognitivos y/o
conductuales que comparten síntomas centrales que los definen: socialización
alterada, trastorno de la comunicación verbal y no verbal y un repertorio de
conductas restringido y repetitivo. Estas conductas se inician antes de los tres
años y algunos niños tienen una regresión entre uno y dos años, perdiendo
capacidades adquiridas previamente.
Algunos autores incorporan a estos trastornos dentro de un síndrome o
espectro autista y otros aducen que son entidades distintas. Las clasificaciones
internacionales CIE 10 y DSM IV, las describen por separado en el grupo de los
trastornos generalizados del desarrollo.
TRASTORNO AUTISTA.- Es una alteración primaria del desarrollo de la
comunicación y de las habilidades sociales. En su génesis existe una distorsión
del desarrollo en varias funciones psicológicas básicas como la atención, la
percepción, la cognición social, la afectividad y el lenguaje, lo que compromete
la construcción del self y la relación con otros.
Según el DSM-IV.- La definición de la Asociación Americana de Psiquiatría
(APA) recogida en el DSM-IV incluye el autismo en la categoría de los
"trastornos profundos del desarrollo". La principal sintomatología del autismo
consiste en una falta de respuesta a los demás, un deterioro importante en las
habilidades de comunicación y la existencia de respuestas "raras" a diversos
aspectos del medio, todo ello desarrollado en los primeros treinta meses de
vida. También se destaca el carácter "extraordinariamente incapacitante" del
trastorno.
De Wikipedia.- El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por
graves déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, la
comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional, y
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evidencia conductas repetitivas o inusuales. Los síntomas, en general, son la
incapacidad de interacción social, el aislamiento y las estereotipias (movimientos
incontrolados de alguna extremidad, generalmente las manos). Con el tiempo, la
frecuencia de estos trastornos aumenta (las actuales tasas de incidencia son de
alrededor 60 casos por cada 10.000 niños); debido a este aumento, la vigilancia y
evaluación de estrategias para la identificación temprana, podría permitir un
tratamiento precoz y una mejora de los resultados.
De WordPress Definión. Abarca a una serie de trastornos que afectan las
habilidades comunicativas, la sociabilización y la empatía de la persona. Los
autistas tienen una personalidad replegada sobre sí misma de manera
patológica.
Los pacientes que sufren de este síndrome cuentan con una serie de señas de
identidad que determinan dicho padecimiento. En este sentido, destacaría, por
ejemplo, que cuentan con un coeficiente intelectual generalmente por debajo
de lo normal, que poseen un lenguaje y una gramática limitados o que
muestran total desinterés por las relaciones sociales.
De acuerdo a la especialidad médica en cuestión, se tomará al autismo como
la referencia excesiva de la propia persona por sobre lo que ocurre en el
contexto o como la imposibilidad congénita para entablar una
comunicación o desarrollar un vínculo afectivo con el prójimo.
Los trastornos autistas, por lo tanto, afectan las interrelaciones y propician
conductas repetitivas en quienes los padecen, ya que necesitan conservar un
entorno fijo y estable. Por lo general el autismo se manifiesta en los primeros años
de vida y se mantiene durante toda la existencia ya que no existe una cura, aunque
sí se pueden reducir las conductas anómalas y mejorar la interactividad social.
Las estadísticas señalan que el autismo afecta a entre dos y diez personas por
cada 10.000 habitantes, con mayor aparición en los hombres que en las mujeres.
Sus causan suelen ser desconocidas, aunque algunos expertos atribuyen el
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desarrollo del trastorno a una combinación entre la genética y ciertos factores del
ambiente.
Historía.
La palabra autismo, del griego auto-, de autós, 'propio, uno mismo', fue
utilizada por primera vez por el psiquiatra suizo Eugene Bleuler en un tomo
del American Journal of Insanity, en 1912.
La clasificación médica del autismo no ocurrió hasta 1943, cuando el Dr. Leo
Kanner, del Hospital John Hopkins, estudió a un grupo de 11 niños e introdujo
la caracterización autismo infantil temprano. Al mismo tiempo un
científico austríaco, el Dr. Hans Asperger, utilizó coincidentemente el
término psicopatía autista en niños que exhibían características similares. El
trabajo del Dr. Asperger, sin embargo, no fue reconocido hasta 1981 (por
medio de Lorna Wing), debido principalmente a que fue escrito en alemán.
Las interpretaciones del comportamiento de los grupos observados por Kanner
y Asperger fueron distintas. Kanner reportó que 3 de los 11 niños no hablaban
y los demás no utilizaban las capacidades lingüísticas que poseían. También
notó un comportamiento auto-estimulatorio y "extraños" movimientos en
aquellos niños. Por su lado, Asperger notó, más bien, sus intereses intensos e
inusuales, su repetitividad de rutinas y su apego a ciertos objetos, lo cual era
muy diferente al autismo de alto rendimiento, ya que en el experimento de
Asperger todos hablaban. Indicó que algunos de estos niños hablaban como
"pequeños profesores" acerca de su área de interés, y propuso la teoría de que
para tener éxito en las ciencias y el arte uno debía tener cierto nivel de autismo.
Aunque tanto Hans Asperger como Leo Kanner posiblemente observaron la
misma condición, sus diferentes interpretaciones llevaron a la formulación
del síndrome de Asperger (término utilizado por Lorna Wing en una publicación
en 1981), lo que lo diferenciaba al autismo de Kanner
II. ETIOLOGIA
La etiología es de origen neurobiológica, postulándose varias etiologías.
El origen del autismo aún en nuestros días no se conoce con certeza, existen
diferentes intentos de explicación y aún se están realizando numerosos estudios
para averiguarlo.
Una de las explicaciones habla de la presencia de una conflicto entre madre e hijo,
de tipo psicodinámico o por ansiedad de tipo existencial por parte del niño. Si nos
encontráramos con este caso, se podría tratar resolviendo esos conflictos.
Otro punto de vista nos habla de un trastorno funcional no orgánico, se basan en
un daño cerebral. Esto lo explicarían porque hay signos de lesiones neurológicas
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como la deficiencia mental, anomalías en el EEG, movimientos estereotipados…
aparece epilepsia de forma repentina. Aparecen lesiones en el hemisferio izquierdo
por la destrucción de células y aumento de espacios que se llenan de fluidos. Y
otra serie de anomalías relacionadas estrechamente con el daño cerebral.
También se habla de una etiología de tipo genética, por ejemplo la presencia del
síndrome de x frágil explicaría le mayor incidencia de varones en el autismo. La
presencia de infecciones víricas, donde las madres no tuvieran defensas
inmunológicas ante algunos virus.
Se dispone del siguiente esquema que grafica otros estudio etiológico sobre el
autismo, donde se combina el factor genético y ambiental:
El autismo fue reconocido formalmente al principio de los años 40, cuando el
psiquiatra de origen austríaco Leo Kanner (1943) identificó un grupo de once niños
que compartían una serie de características. Kanner los describió como niños que
mostraban una “soledad autista extrema”, no adquirían lenguaje, lo adquirían
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tardíamente, o manifestaban lenguaje no significativo o de naturaleza no
comunicativa en caso de desarrollarse, manifestaban deseo obsesivo por mantener
la invariabilidad del ambiente, y presentaban apariencia física normal.
Por primera vez, estos y otros síntomas confluyeron en la etiqueta inicial autismo
infantil temprano (Kanner, 1943).
La definición de autismo sigue siendo controvertida sesenta años después de su
primera delimitación. En la versión IV-TR del manual de diagnóstico DSM
(American Psychiatric Association [APA], 2002; pp. 785-786), el Trastorno Autista
representa una de las condiciones clínicas clasificadas dentro de los Trastornos
Generalizados del Desarrollo, que debe manifestarse antes de los 3 años de edad,
y cuyos rasgos esenciales se definen por la confluencia de numerosos déficits en
tres áreas generales: alteración cualitativa de la comunicación, alteración
cualitativa de la interacción social, y patrones de comportamiento, intereses y
actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. En un porcentaje importante
de personas, algunos de estos déficits suelen ir acompañados de la ocurrencia de
ciertos patrones conductuales excesivos y persistentes. Entre estos patrones
destacan las conductas
autoestimuladas y autolesivas, la hiperselectividad estimular, las estereotipias y las
conductas agresivas. Éstas impactan dramáticamente en la familia de la persona
con autismo, interfieren con su habilidad para funcionar independientemente y
dificultan a menudo el tratamiento (APA, 2002). En la actualidad, se considera que
ni el DSM-III ni el DSM-III-R son versiones adecuadas para el diagnóstico del
autismo (Factor, Freeman y Kardach, 1989).
Con la versión IV-TR del DSM existe un mayor grado de consenso sobre la
validación del autismo como entidad independiente (Bristol et al., 1996; Rutter,
1996), pero algunos especialistas indican que la fiabilidad diagnóstica es menor
cuanto más pequeño es el niño y menor su nivel de funcionamiento (Volkmar y
Lord, 1998).
Esta inseguridad en el diagnóstico se debe en parte a que no existe una causa
precisa conocida del autismo e incluso a que pueda tener distintos orígenes, como
se expone más adelante.
III. TEORIAS Y CLASIFICACION SEGÚN EL CASO
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3.1. TEORÍAS QUE SUSTENTAN EL CASO
Una de las primeras pruebas de que existe una implicación orgánica en el
autismo fue el descubrimiento de que la epilepsia aparece en más de una
cuarta parte de los adolescentes autistas.
Investigaciones sugieren que se puede presentar por problemas físicos en
partes del cerebro que son responsables de la interpretación de estímulos
sensoriales y del procesamiento del lenguaje. Pueden jugar un rol importante
los desequilibrios químicos en el cerebro, especialmente relacionados con la
Serotonina y los problemas genéticos.
El autismo también ha sido relacionado con la Fenilketonuria no tratada, con la
Rubeola y con la Enfermedad Celiaca. Lo más probable sea que un conjunto
de factores causen el desorden. Respecto al ambiente, no hay evidencias
científicas sólidas que afirmen que los aspectos psicológicos ambientales sean
causales del autismo.
Es cierto que hay análisis y teorías que todavía no nos permiten conocer el
origen del trastorno autista, pero debemos albergar cierta esperanza en el
avance de la neurociencia para el esclarecimiento de las disfunciones
cerebrales que subyacen en el autismo.
3.1.1. Teoría de los factores psicogenéticos
Esta teoría considera el autismo como una forma de esquizofrenia cuyo
origen debe buscarse en la influencia de unos padres poco
comunicativos, distantes e incapaces de proporcionar cariño necesario.
Entre los años 50 y 70 se pensaba que los hábitos de los padres eran
los responsables del autismo. Los precursores de esta teoría sugieren
que la falta de comunicación, la carencia de afecto y constancia de
algunos conflictos emocionales, puede generar trastornos en la
personalidad.
Durante años, se llevaron a cabo múltiples investigaciones en las
cuales se estudiaron dichos factores, encontrando que los padres de
niños autistas, no poseían características de personalidad que influyera
directamente en el trastorno, y que el ambiente no producía ni presión ni
stress emocional. La evolución de muchos niños sanos que fueron
rechazados o maltratados mostró que si se cambia el ambiente, suelen
adaptarse perfectamente. En cambio, los niños autistas no demuestran
cambios positivos si se les modifica el entorno. Esto lleva a pensar que
el ambiente tiene una escasa significación para el desarrollo del
problema.
Esta teoría en la actualidad ha sido desacreditada y no existe evidencia
que la compruebe.
3.1.2. Teoría de los Factores Heredables y Cromosómicos
El autismo como trastorno heredable.
Muchos expertos indican que el autismo es un desorden heredable. Los
estudios de gemelos idénticos han encontrado que si uno de los
gemelos es autista, la probabilidad de que el otro también lo sea es de
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un 60%, pero de alrededor de un 92% si se considera un espectro más
amplio.
Los estudios de personas autistas han encontrado diferencias en
algunas regiones del cerebro, incluyendo el cerebelo, la amígdala, el
hipocampo, el septo y los cuerpos mamiliares.
Las neuronas en estas regiones parecen ser más pequeñas de lo
normal y tienen fibras nerviosas subdesarrolladas, las cuales pueden
interferir con las señales nerviosas. También se ha encontrado que el
cerebro de un autista es más grande y pesado que el cerebro del
promedio.
Estas diferencias pueden indicar que el autismo resulta de un
desarrollo atípico del cerebro durante el desarrollo fetal.
Anormalidad cromosómica en el desarrollo del autismo.
Si se explora detenidamente la relación existente entre el autismo y los
genes, la enfermedad podría deberse a un trastorno genéticamente
adquirido en la forma de un gen dominante, autosómico recesivo o una
transmisión ligada al sexo, pero no se demuestra esto en la
descendencia de los padres.
Por lo tanto, es poco probable que el autismo sea la consecuencia de
una adquisición heredada, aunque existe una leve tendencia familiar.
Existe, aproximadamente un 2% de probabilidad de que una familia con
un hijo autista pueda tener otro hijo autista.
En los últimos años se ha llegado a la conclusión de que el autismo
puede ser la conjunción de factores múltiples, en combinación con una
alteración genética.
3.1.3. Teoría de los factores bioquímicos
Las investigaciones enfocadas a encontrar alguna anomalía bioquímica
en el origen del autismo, se centran en el papel que cumplen
determinados neurotransmisores, entendiéndolos como sustancias que
el propio organismo produce y que funcionan como mediadores
químicos relacionados con determinadas funciones orgánicas. Un
exceso o deficiencia de alguna de estas sustancias, o desequilibrio
entre dos neurotransmisores, pueden ocasionar trastornos de conducta.
En este caso nos estamos refiriendo a un neurotransmisor denominado
Serotonina, que es una sustancia que deriva del metabolismo de un
aminoácido esencial, el Triptófano, indispensable para el mantenimiento
del estado de salud. Se ha demostrado la importancia de este
neurotransmisor en ciertos trastornos de conducta. En los niños autistas
se afirma que existen altos niveles de serotonina. Dichas altas
concentraciones podrían disminuirse restringiendo el contenido de las
dietas que contengan Triptófano, al igual que el empleo de medicación
específica.
La enfermedad celíaca, que se caracteriza por intolerancia a las grasas
y al gluten, produce daños en el epitelio intestinal, provocando heces
voluminosas por las grasas y otras sustancias no absorbidas
(esteatorrea), a la vez que se aprecia un trastorno en el crecimiento.
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Se han podido identificar a muchos niños autistas que padecen la
enfermedad celíaca.
3.1.4. Teoría de los factores ambientales
Algunos autores indican que el funcionamiento de las personas autistas
es determinado por algún factor ambiental. Una posibilidad es que
muchas personas diagnosticadas con autismo en realidad padecen de
una condición desconocida causada por factores ambientales que se
parecen al autismo (una fenocopia). Algunos investigadores han
postulado que no existe el “autismo” en sí, sino una gran cantidad de
condiciones desconocidas que se manifiestan de una manera similar.
Origen Contacto Viral.
Es muy conocido el efecto que tienen algunas infecciones virales
durante el embarazo, la rubéola durante el embarazo suele provocar
numerosas anormalidades congénitas.
Intoxicación por metales pesados.
La intoxicación por mercurio presenta síntomas similares a los del
autismo.
Factores obstétricos.
Existe una correlación importante entre las complicaciones obstétricas
y el autismo. Algunos investigadores opinan que esto podría ser
indicativo de una predisposición genética nada más. Otra posibilidad es
que las complicaciones obstétricas simplemente amplifiquen los
síntomas del autismo.
Estrés.
Las reacciones al estrés en las personas autistas son más pronunciadas
en ciertos casos.
Ácido Fólico.
El ácido fólico afecta la producción de células, incluidas las neuronas.
Pero la comunidad científica no ha tratado todavía profundamente este
tema de forma exhaustiva.
3.2. CLASIFICACIÓN SEGÚN LOS CASOS
Estos trastornos se encuentran reunidos en la misma categoría diagnóstica
tanto en la CIE-10 1y en el DSM-IV 2
Si se comparan las categorías codificadas F84 en la CIE-10 y 299 en el
DSM-III se constatan algunas menudas diferencias:
• Autismo infantil F84.0 corresponde a 299 Trastorno autístico, en tanto
que Autismo atípico F84.1 figura en el DSM como Trastorno
desintegrativo de la infancia 299.10, y que Otro Trastorno
desintegrativo de la infancia F84.3, al igual que F84.4 Hiperactividad
1 OMS Classification Internationale des Maladies Mentales. Dixième révision. Chapitre V (F): Troubles Mentaux et Troubles du Comportement. Ginebra; 1993
2 American Psychiatric Association DSM IV. Manuel diagnostic et statisque des troubles mentaux. París: Masson; 1996.
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asociada a un retraso mental y a movimientos estereotipados, no
tienen equivalentes en el DSM-III.
• El Síndrome de Asperger se encuentra bajo la misma denominación
en las dos clasificaciones: F84.5 y 299.80.
• Por el contrario, la CIE-10 comprende una subcategoría F48.8 Otros
trastornos invasores del desarrollo que el DSMIII califica como T y D
not otherwise specified.
• Finalmente la CIE-10 incluye una última rúbrica F84.9 Trastornos
invasores del desarrollo sin precisión, que no existe en el DSM.
• Notemos, finalmente, que el Síndrome de Rett figura todavía en
ambas clasificaciones en F84.2 y 299.80 entre estas categorías
consagradas a los trastornos autísticos, presencia que se explica por
razones históricas.
CIE-10
DSM-IV
F84.0 Autismo infantil F84.1 Autismo atípico
F84.2 Síndrome de Rett F84.3 Otro trastorno desintegrativo de
la infancia F84 Hiperactividad asociada a un retraso mental y a movimientos
estereotipados F84.5 Síndrome de Asperger F84.8 Otros trastornos invasores del desarrollo F84.9 Otros trastornos invasores del desarrollo no precisados
299 Trastorno autístico 299.10 Trastorno desintegrativo de
la infancia 299.80 Síndrome de Rett 299.80 Síndrome de Asperger 299.80 Otros trastornos invasores
del desarrollo no especificados en otro lugar
LA PREPARACIÓN DE LA CIE-10
En Ginebra y en diversos centros colaboradores han tenido lugar
reuniones preparatorias organizadas por la OMS para la revisión de la
categoría de los Trastornos invasores del comportamiento. Se ha
publicado la reseña de estas discusiones que se desarrollaron en la
reunión que se celebró en
Francia, en el CCOMS de Lille. Ahí se presentaron datos concernientes a
las enfermedades genéticas asociadas a los comportamientos autísticos
que podrían constituir perspectivas futuras para su clasificación. 3
Pero si se han descrito no menos de ocho anomalías genéticas asociadas
al autismo, y su frecuencia estimada varía de uno a dos y medio por ciento,
se constata que corresponden a comportamientos autísticos muy variados
y a un retraso mental que puede ser tanto intenso como variable. Por el
3 Tordjman S. Evolution du concept d’autisme: nouvelles perspectives à partir des données génétiques. L’information psychiatrique 2011;97:393-412
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momento no parecen poder brindar indicaciones que permitan modificar la
clasificación de estos autismos atípicos.
Se sabe, por lo demás, que se han realizado investigaciones en el terreno
de los trastornos del autismo por medio de técnicas modernas de
imagenología cerebral (recordemos que Kanner en su artículo princeps
observaba una disminución del volumen craneal en la mitad de los niños
que describió clínicamente como afectados por el autismo precoz). Los
resultados obtenidos muestran, además de las anomalías anatomo-
funcionales en las regiones del “cerebro social” (cortex órbito-frontal, surco
temporal superior, gyrusfusiforme, amígdala), trastornos de la conectividad
anatómica y funcional entre estas regiones.
Se trata aquí de constataciones importantes para la investigación pero por
el momento no podemos utilizarlas para clasificar los trastornos autísticos
del niño y del adolescente cuya clasificación debe hacerse todavía a partir
de una rigurosa observación clínica y psicopatológica de los pacientes
atendidos.
IV. DATOS EPIDEMIOLOGICOS Y SOCIAL
Es esencial disponer de clasificaciones internacionales de las enfermedades lo
más rigurosas posible no sólo desde un punto de vista científico que permita
tomar conocimiento de los progresos en su estudio y al mismo tiempo revisar
estas clasificaciones en función del progreso de los conocimientos, sino
también para las autoridades sanitarias. Para éstas es capital conocer lo más
exactamente posible el número de enfermos que sufren de un trastorno
definido tan rigurosamente como sea posible, especialmente en función del
sexo y para los diferentes niveles etáreos (primera infancia, edad escolar,
adolescencia, adultez joven) en las poblaciones que tienen a su cargo, para
poder elaborar una política sanitaria adaptada y establecerla con los medios
correspondientes.
Ahora bien, la prevalencia del Síndrome de Kanner varía de 2.5 casos por 10
mil personas si se consideran los criterios del DSM-III a 2-20 por 10 mil según
los del DSM-IV.
Se dispone de limitados datos mundiales recientes, sin embargo en algunos
países como:
En Estados Unidos, se estima que el autismo afecta de 10 a 15 personas por
cada 10.000 (The Guideline Technical Report. Autism/Pervasive developmental
disorders. [GTR], 1999). Las estimaciones de prevalencia aumentan hasta 57
personas por cada 10.000 cuando se incluyen también los subtipos ligeros y el
Síndrome de Asperger (Fiona, Baron-Cohen, Bolton y Brayne, 2002). Un
estudio reciente realizado en el área metropolitana de Atlanta (Estados Unidos)
encontró tasas de prevalencia de Trastorno Autista de 34 personas por cada
10.000 (Yeargin-Allsopp, Rice, Karapurkar, Doernberg, Boyle y Murphy, 2003).
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Aunque existe la posibilidad de que el incremento aparente de los últimos años
pueda deberse al refinamiento diagnóstico, no existen razones para excluir un
incremento real en la prevalencia (APA, 2002). Cuatro de cada cinco personas
con autismo son varones, y esta razón se mantiene a lo largo del espectro
(Rutter, 1996). Por el contrario, las mujeres afectadas presentan un retraso
mental de mayor grado (Pelios y Lund, 2001).
Últimas estadísticas en este país informan Los CDC calculan que 1 de cada 88
niños ha sido identificado con un TEA. Estos cálculos de la Red ADDM se
basan en los datos obtenidos de los expedientes de salud y de educación
especial de los niños que vivían en 14 áreas de los Estados Unidos durante el
2008. Estas 14 comunidades representaban más del ocho por ciento de la
población de niños de 8 años de edad en los Estados Unidos en el 2008. Se
recopiló la información de niños que tenían 8 años de edad porque trabajos
anteriores han demostrado que, para esta edad, la mayoría de los niños con un
TEA ya fueron identificados para recibir servicios.
En el 2007, la Red ADDM de los CDC reportó por primera vez que 1 de cada
150 niños tenían un TEA (con base en los datos del 2002 de 14 comunidades).
Luego, en el 2009, la Red ADDM de los CDC reportó que 1 de cada 110 niños
tenían un TEA (con base en los datos del 2006 de 11 comunidades). Esto
significa que los cálculos de la prevalencia estimada de los TEA aumentó 23%
del 2006 al 2008 y 78% del 2002 al 2008.
Sitios actuales de la Red ADDM que participan en las actividades de vigilancia
en el 2010 y 2012" "Monitoreo de niños de 8 años" "Monitoreo de niños de 4 y
8 años de edad:
Estos son los hallazgos importantes de nuestro informe más reciente:
Los cálculos de prevalencia de los TEA variaron ampliamente en los 14 sitios de la Red ADDM, de 1 por cada 210 a 1 por cada 47 niños.
12 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
Más niños están recibiendo un diagnóstico a edades más tempranas; un mayor número de ellos antes de los 3 años de edad. Sin embargo, la mayoría no son diagnosticados hasta después de los 4 años.
o En promedio, el diagnóstico fue hecho un poco antes para los niños con un trastorno autista (a los 4 años) que para los niños con trastornos del espectro autista más ampliamente definidos (a los 4 años y 5 meses), y fue mucho más tardío para los niños con diagnóstico del trastorno de Asperger (a los 6 años y 3 meses).
o Fue casi 5 veces mayor el número de niños identificados con TEA que el de niñas (1 en 54 en comparación con 1 en 252).
Los niños de raza blanca tenían una probabilidad más alta que los niños de raza negra o hispanos de ser identificados con TEA, pero los mayores aumentos registrados en el periodo 2002 al 2008 fueron en los niños hispanos (110%) y negros (91%).
La mayoría (62%) de los niños identificados con un TEA no tenían una discapacidad intelectual (coeficiente de inteligencia <=70).
En Francia, según un Étude de l‟état des connaissances sur l‟autisme et les
autres troubles envahissant du développement,4 realizado por la Haute Autorité
de Santé, la prevalencia estimada sería, en 2009, entre los menores de 20
años, de 20 por 10 mil para el autismo «típico» (F84.0) y de 60 a 70 por 10 mil
para el conjunto de los Trastornos invasores del comportamiento. La del
síndrome de Asperger sería de seis por 10 mil y la del autismo atípico y los
otros TID, de 37.
Se ha podido pensar erróneamente que la prevalencia del autismo había
aumentado de manera importante en el curso de estos últimos decenios,
mientras que esto se debe a los criterios del DSM-IV, mucho más amplios no
solamente que los del propio Kanner sino también que los del DSM-III.
Sería sobre todo importante realizar estudios para determinar si entre los
llamados Not otherwise specified es posible distinguir subcategorías que no
sean únicamente discriminadas sobre criterios negativos.
Pero parece existir una fuerte resistencia a un desmembramiento de la
patología autística y el DSM-V parece orientarse incluso hacia el
reemplazamiento de la denominación Trastornos invasores del comportamiento
por la de Trastorno del espectro autístico. ¿Qué ocurrirá para la CIE-11?
Por el momento, en Francia, la CFTMEA, en su revisión 2010 presentada en
noviembre de ese año en la Société Médico-Psychologique, 5 permite
establecer en lo concerniente a la categoría F84 la concordancia con la CIE-10,
no sólo para
4 Haute Autorité de Santé. Autisme et autres troubles envahissants du développement. Etat des connaissances hors mécanismes physiopathologiques, psychopathologiques et recherche fondamentale. París: HAS; 2010.
5 Acutalité de la Classification Française des Troubles Mentaux de l’Enfant et de l’Adolescent. Annales Médico-psychologiques, Mia 2011;169:243- 268 CFTMEA 2010.
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el Eje I de los datos clínicos sino también para el Eje II de los “Factores
anteriores eventualmente etiológicos”, ya sean lesiones orgánicas o
condiciones ambientales.
Agreguemos que un sistema de transcodificación hace que si el expediente del
niño o del adolescente es referido para recolectar los datos estadísticos
utilizando el código de la CFTMEA, inmediatamente se conecta igualmente al
código de la CIE-10.
En Latinoamérica y en el Perú no existen estadísticas precisas sobre el
número de niños con autismo, ya que se les considera dentro del grupo de
discapacitados físicos, sociales, cognitivos y mentales, constituyendo el 31,4%
de la población total referida.
En los últimos años, el representante de la Asociación de Padres de Autistas
(Apadea) del Perú, Raúl Acosta manifiesta que: “continua en aumento el
porcentaje de niños con trastorno generalizado del desarrollo (TGD) y autismo”,
advirtió según el registro en nuestro país, que de cada 1000 chicos, 15
padecerían el síndrome. No obstante, sostuvo que “se debe tener cuidado con
el manejo de la información y las estadísticas”.
V. CARACTERISTICAS CLINICAS: CIE-10 O DSM-IV SEGÚN EL CASO
A pesar de los progresos en diferentes aspectos del autismo, la definición
inicial de Kanner todavía reúne las características básicas del trastorno.
El autismo es la entidad más confiablemente diagnosticada en la niñez. Las
características centrales son la alteración del desarrollo social recíproco,
incapacidad para desarrollar lazos afectivos, defectos del lenguaje
comunicativo e incapacidad para el juego imaginativo y la imitación.
La intensidad de estas dificultades varía. Así, algunos niños se alteran cuando
sus padres se ausentan y pueden llegar a tener afectos y unión con uno de los
padres o con un amigo. A pesar de ello, su relación no tiene la calidez y la
constancia que muestran los niños normales.
Los niños autistas tienen patrones de contacto visual y expresión facial
atípicos. Carecen de la capacidad para mirar a los ojos directamente y variar
de expresión para establecer un contacto social; no tienen la habilidad para
reconocer las pautas y los gestos de las personas, les falta empatía o habilidad
para percibir el temperamento o las respuestas de otros. Actúan de manera
socialmente inapropiada, lo que no les permite tener éxito en situaciones
sociales, ni desarrollar relaciones personales o amistades desde los primeros
años hasta más tarde. De hecho, si se interroga adecuadamente a los padres,
recuerdan „haber notado raros‟ a sus hijos autistas desde los primeros meses
de vida: no tendían los brazos al ir a cogerlos, no miraban al rostro, al cargarlos
no adaptaban su cuerpo al de la madre, permanecían callados y quietos la
mayor parte del tiempo, „parecían sordos‟, ya que no reaccionaban a su
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nombre, pero sí a otros sonidos especiales –al frotar el papel de un caramelo,
oír la música de una propaganda o un programa de radio o televisión.
Se nota su incapacidad para servirse de la „atención conjunta‟, una conducta
espontánea, normal en lactantes o preescolares, mediante la cual se trata de
demostrar interés, diversión o temor a un objeto, mirando intencionalmente al
objeto o juguete y a su guardián o compañero de juego, lo cual indica que la
atención de la otra persona es importante y deseable.
Los autistas son indiferentes a las emociones de otros; por ejemplo, al dolor de
un compañero de salón. Carecen de habilidad para comprender las pautas
comunicativas no verbales de los demás, como los gestos de las manos o los
gestos faciales.
Para el autista, la interacción social intencional es superficial y transitoria. Su
carencia de la perspectiva del otro, le impide adquirir las bases indispensables
para las relaciones sociales. Por ello, a menudo actúan como si se sirvieran de
las personas como objetos‟ o como medios para satisfacer algunas de sus
necesidades.
5.1. COMUNICACIÓN
Una dificultad importante es la falta de desarrollo de lenguaje
comunicativo. Se ha demostrado que sólo la mitad de los autistas
desarrollan un lenguaje funcional, y padecen importantes problemas de
comprensión.
Su balbuceo es escaso y experimentan menos con su voz que los niños
normales. Algunos pocos, inclusive, son locuaces, pero su lenguaje es
repetitivo, alambicado, retórico, metafórico; lo emiten con voz monótona,
de tono agudo, cadencia y sonido de robot, ecolalia inmediata y retardada,
utilizan la tercera persona para referirse a sí mismo, invierten los
pronombres. A veces, pronuncian una serie de frases memorizadas de un
programa de televisión, inútiles para la comunicación, e imitan de manera
muy cercana al personaje. Pueden cantar durante horas la misma canción.
Uno de nuestros pacientes, de 6 años, que había aprendido a leer solo,
mirando la televisión, utilizaba únicamente un lenguaje matemático: su
psiquiatra era „7 ´ 8‟, el neurólogo „6 ´ 4‟, etc.
Algunos son mudos y parecen comprender muy poco lo que se les dice.
Sufren de agnosia verbal auditiva, una forma de disfasia receptiva grave.
Otros repiten de manera incesante la misma pregunta, aunque conocen la
respuesta; crean sus neologismos; no usan los gestos o pantomima para
manifestar sus deseos.
La terapia de lenguaje que utiliza el canal visual logra muy pobres
resultados con ellos, a menos que el individuo sea muy brillante. No
aprenden a leer funcionalmente con las terapias usuales.
5.2. LIMITACIONES EN EL JUEGO SIMULADO Y SU DESARROLLO
El interés por los juguetes y la capacidad para jugar con ellos tarda
considerablemente en aparecer o no aparece. Ello se relaciona con el
15 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
retraso mental (RM) y la dificultad para comprender el significado de los
juguetes.
Si esta capacidad aparece, la manera de jugar es anormal. El niño utiliza
los juguetes de manera diferente al tipo de actividad para la cual se
destinan. Por ejemplo, alinean los vehículos, los voltean para hacer girar
sus ruedas de manera prolongada, o hacen con ellos torres perfectas; su
habilidad para los rompecabezas es notoria.
Aun cuando el juego se desarrolla, es repetitivo, monótono, sin las
características del juego del niño normal, diferente del verdadero juego
imaginativo. En cambio, la capacidad para imitar programas de TV o vídeo
puede ser extraordinaria.
El juego simulado con otros niños (jugar al escondite, simular la
preparación de una comida) o el juego en equipos sobrepasa la capacidad
de los autistas, ya que estas actividades requieren, adicionalmente, la
comprensión de las conductas complejas, sociales y no sociales.
5.3. ACTIVIDADES E INTERESES RESTRINGIDOS [20]
Son el resultado de una deficiencia cognitiva que reúne una extraordinaria
capacidad para percibir los detalles con una incapacidad para la
abstracción y la formación de conceptos. Así, se observa el interés por los
aspectos elementales de los objetos, como su olor, sabor, textura, las
partes de un objeto, más que el objeto mismo. Utilizan los sentidos
próximos, huelen, saborean objetos no comestibles, recorren con la mano
las telas suaves, juegan de manera obsesiva con el agua, manipulan los
interruptores de corriente, gozan al hacer ruido con cacerolas u otros
objetos de metal. Algunos cargan siempre consigo una cuerda, una cobija,
un pañuelo.
No pueden manejar el cambio y practican ciertos rituales, como dar dos
vueltas a una silla antes de sentarse en ella o dar pasos hacia atrás antes
de pasar bajo el dintel de una puerta, como varios de nuestros pacientes
de 8-12 años. Su resistencia al cambio es marcada: uno de nuestros
pacientes, varón de 4 años, se desesperaba cuando su abuelo impulsaba
la mecedora más rápido de lo que él deseaba.
A veces se agreden, se dan palmadas en la cara, golpean su cabeza
contra los muros y se arrancan tejidos de los dedos o costras de sus
heridas. A veces, también „aplauden‟ o presentan movimientos como de
aleteo.
Algunas de las actividades con objetos las realizan en la periferia de su
campo visual. Pueden tener una memoria extraordinaria para detalles
insignificantes.
Se conoce bien su habilidad para calcular el día y mes de años lejanos,
para hacer operaciones aritméticas de memoria, recordar poesías,
oraciones, etc.
16 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
Como sucede con otras características de los autistas, la gravedad del
trastorno varía mucho. En general, los niños de menor edad tienen
manifestaciones más graves, especialmente aquellos con RM más grave,
mientras que los individuos de mayor edad, con un nivel de funcionamiento
superior, realizan actividades que requieren una función más compleja.
Las reacciones al cambio más dramáticas se observan en los autistas más
jóvenes. Estos rituales se transforman en una manera de mantener la
igualdad y de enfrentar el cambio.
La variedad de intereses, usualmente no es más de uno o dos a la vez,
pero la intensidad de cada interés es muy amplia, hasta el punto de
adquirir las características de una obsesión o preocupación; por ejemplo,
para coleccionar objetos o juguetes relacionados con ese interés. Esta
conducta parece deberse a la persistencia de una forma más elemental y
menos conceptual de analizar su mundo.
5.4. ASOCIACIÓN CON OTRAS MANIFESTACIONES MÉDICAS
Algunos niños o adolescentes con autismo presentan comorbilidad con
otras entidades, como ansiedad, afecto lábil, déficit de atención con o sin
hiperactividad y conducta agresiva.
VI. EVOLUCION Y OTRAS MANIFESTACIONES MÉDICAS
6.1. EVOLUCIÓN
Es diversa. Cerca de la mitad logra muy poco o ningún progreso, mientras
que en la otra mitad, más allá de la edad preescolar, se puede ver desde
una mínima mejoría hasta un inesperado progreso.
Los parámetros que mejor predicen la evolución son el cociente de
inteligencia y la presencia de lenguaje. Sin embargo, aun los individuos
con los cocientes superiores, presentan características autísticas tan
notorias como aquellos con bajos niveles de inteligencia –aquellos autistas
situados en el extremo superior del cociente intelectual no se comportan
como los del extremo inferior de la población normal.
Durante la época escolar, los autistas de nivel mental alto a menudo
obtienen buenos resultados, debido a su facilidad para recordar detalles.
Entre aquellos de mayor nivel, tal como señalaba Kanner en 1972 6 , no es
extraño que algunos asistan a la universidad y ganen becas para carreras
de matemáticas o física; pero, posteriormente, en la vida diaria, los
resultados no son favorables.
6 Kanner L, Rodríguez A, Ashenden B. How far can autistic children go in matters of social adaptation? J Autism Child Schizophrenia 1972; 2: 9
17 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
Al enfrentar la vida corriente, que exige habilidad social, comprensión del
entorno y facilidad para resolver las situaciones nuevas, los resultados
declinan de manera dramática. Por ello, si algunos obtienen empleo, está
por debajo de lo que se hubiera esperado según el desempeño académico
previo.
En la vida adulta, los mejores resultados no los obtienen los de mayor
nivel, sino aquellos con capacidades medianas, pues, en general, se les
reservan puestos „protegidos‟, ya sea en el sector oficial o en empresas
que favorecen a personas con limitaciones. Sus características permiten
detectarlos y sus compañeros y superiores les protegen y ayudan. Los
autistas con un alto nivel, en cambio, al no identificarse, a menudo son
objeto de burla y molestia por su conducta a menudo curiosa.
Si consiguen un trabajo que requiera poca interacción social, limitada
comprensión del lenguaje y poca necesidad de resolver problemas, serán
buenos empleados, debido a su constante cuidado de los detalles, respeto
de las reglas y dedicación, ya que no se preocupan de tomar „descansos‟.
6.2. COMPLICACIONES
Las convulsiones son relativamente comunes en el autismo. En caso de
presentarse deterioro de un paciente, sin otro cambio apreciable, debe
sospecharse esta posibilidad. Los tipos más frecuentes son las crisis
parciales complejas generalizadas tónico clónicas; las primeras pueden
acompañarse de deterioro cognitivo y conductual.
Cerca de 25% de los autistas presentan convulsiones en la adolescencia y
un número mayor muestra anormalidades electroencefalográficas (40% de
niños los autistas con un sólo registro de EEG, y 65% cuando se practican
múltiples registros). Estudios más recientes [30], mediante la
magnetoencefalografía, hallan anomalías en un 82%, mientras que el EEG
simultáneo detecta sólo un 68% de trazados anormales. El mismo estudio
analiza seis niños con síndrome de Landau-Kleffner, los cuales mostraron
un 85% de actividad epileptiforme en la región intra/perisilviana del lado
izquierdo.
Los autores indican que existe un subgrupo de niños autistas con actividad
epileptiforme durante el sueño lento; esta actividad suele presentarse aun
sin crisis clínicas y puede ocasionar daño neurológico. En su experiencia,
la magnetoencefalografía es más sensible que el EEG simultáneo de una y
de 24 horas, y el tratamiento con anticonvulsionantes puede acompañarse
de una mejoría cognitiva, conductual y de lenguaje.
6.3. AUTOAGRESIÓN
Puede ser una de las características más difíciles de soportar y controlar
para padres, maestros y circunstantes. Algunos autores las consideran
18 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
como una extensión de las conductas autoestimulatorias 7, tales como el
palmoteo, los giros del cuerpo o el „aleteo‟.
Con frecuencia se muerden las manos y las muñecas, y se golpean la
cabeza. A veces, las causas desencadenantes son previsibles (frustración,
ansiedad); más a menudo, se presentan al azar. La coexistencia de otros
problemas puede hacer más difícil el cuadro y el manejo del paciente:
conductas ansiosas, afecto lábil, agresividad, déficit de atención.
6.4. NÚCLEO BÁSICO DEL AUTISMO
La investigación desde diferentes disciplinas continúa la búsqueda de la
base del trastorno. Estudios con PET han hallado evidencia de alteración
de las conexiones entre las estructuras corticales y las subcorticales8 .
Desde el área histoanatómica, se han demostrado alteraciones celulares
del sistema límbico y del cerebelo.
Es posible que exista una organización anormal de las sinapsis, que
repercute en el funcionamiento de áreas cerebrales relacionadas con las
deficiencias en la relación social, el lenguaje comunicativo, la preferencia
por la permanencia y la resistencia al cambio.
La neuroquímica ha encontrado que un 25% de los autistas tienen valores
elevados de serotonina; esta hiperserotoninemia puede encontrarse en los
familiares de los autistas9.
El tamaño del cerebro se ha investigado desde los estudios iniciales de
Kanner, siete de cuyos 11 primeros autistas tenían macrocefalia. Luego se
ha encontrado que hasta un 20% de los autistas tienen un perímetro
craneal en el percentil 98, Gaffney et al han señalado una disminución del
tejido cerebeloso, y Courchesne y Piven, disminución del tamaño del
vermis posterior y los lóbulos VI y VII del neocerebelo. Hay pérdida de las
células de Purkinje y, en menor grado, de los gránulos, especialmente en
el cerebelo, donde se encuentran, además, anomalías de los núcleos
globoso, fastigial y emboliforme.
En el cerebro se han descrito áreas con aumento de la densidad celular,
reducción del tamaño de células del hipocampo, el subículo, porciones de
la amígdala, los cuerpos mamilares y el núcleo septal medio.
Aunque durante mucho tiempo se consideró el cerebelo como responsable
del control de los movimientos y el tono muscular, y regulador de la postura
y de la marcha, con el advenimiento de las imágenes funcionales se hizo
evidente la activación precoz y el sostenimiento de la actividad cerebelosa
durante la producción del lenguaje, el raciocinio y la abstracción, antes que
7 Holguin J. La resistencia al cambio en el autista. XX Congreso Nacional de Pediatría. Cali; 1976.
8 Minshew NJ, Dombrowski SM. In vivo neuroanatomy of autism: Imaging studies. In Bauman M, Kemper TL, eds. The neurobiology of autism. Baltimore: Johns Hopkins University Press; 1994.
9 Leventhal BL, Cook EH, Morford N. Relationships of whole blood serotonin and plasma norepinephrin within families. J Autism Dev Disord 1990; 20: 499-511.
19 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
en las zonas temporales y parietales, tradicionalmente consideradas
responsables.
Por ello, es ahora menos extraño que entidades como el TADH, el
síndrome de Williams, el síndrome cerebeloso cognitivo, el afectivo y el
mutismo cerebeloso, se consideren patología cerebelosa.
6.5. SIGNOS Y SÍNTOMAS ADICIONALES
En autistas con RM éste se nota en el desarrollo motor, y además existe
hiperactividad y atención deficiente, apraxias, insensibilidad al dolor y
aumento de la sensibilidad a los estímulos sensoriales.
Cerca de 2/3 de los autistas (70-80%), tienen RM: un tercio con formas
leves y el resto formas moderadas y graves. Aunque este trastorno puede
considerarse como una deficiencia adicional, Minshew piensa que el RM
es la expresión más grave del déficit cognitivo y, que se manifiesta en
aquellos autistas con CI normales o superiores bajo la forma de una
deficiencia neuropsicológica para el razonamiento abstracto y conceptual.
En las formas con RM más grave, cuando el CI declina, la capacidad para
el razonamiento abstracto se deteriora de manera impresionante, aunque
se conservan el recuerdo inmediato y la habilidad viso espacial. Las
deficiencias sociales, lingüísticas y de comportamiento de los autistas se
producen por un déficit cognitivo muy específico, que impide comprender el
pensamiento a partir del contexto social y no permite deducir lo que,
posiblemente, las otras personas piensen („teoría de la mente‟).
Hay déficit social cognitivo en las meta presentaciones y en los módulos
automatizados de la imaginación, así como deficiencias más generalizadas
en la organización y función ejecutiva. Una minoría de individuos autistas
puede tener talentos (idiots savants) y habilidades cognitivas especiales y,
al mismo tiempo, deficiencias graves.
6.6. Pronóstico (resultado a largo plazo) del autismo
El resultado a largo plazo del autismo es variable. Es difícil determinar
durante la primera visita de un niño de 1 a 2 años cual será su futura
capacidad. Está sin embargo claro que este es un trastorno de por vida
que dejará su impacto de una u otra forma en la vida del individuo. El factor
pronóstico más importante es la capacidad del Coeficiente de Inteligencia
del niño. También, el grado del daño de interacción social y carencia de
apropiada comunicación tempranamente, guarda correlación con la
severidad del resultado. La intervención temprana que incluye la
modificación de conducta y la logopedia puede cambiar también el
resultado positivamente. El profeta más exacto del resultado, es sin
embargo, la progresión por el período de aproximadamente 1 año desde el
diagnóstico. Aquellos con PDD ligero y pocos rasgos autistas pueden
marcharles notablemente bien.
6.7. DETENCIÓN TEMPRANA DEL AUTISMO
20 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
Recientemente hemos revisado la mayor parte de los estudios que se han
realizado con respecto a la génesis del trastorno.
Aunque dichos trabajos han utilizado metodologías heterogéneas de
investigación, las estrategias que se han aplicado han sido las siguientes:
Análisis de la información retrospectiva proporcionada por los padres a
través de distintas fuentes.
Análisis de grabaciones de vídeos familiares que se han realizado en
distintas situaciones.
Evaluación clínica en el momento del diagnóstico.
Validación de algunos instrumentos específicos.
Estudios de seguimiento bien de algunos niños con TEA, bien de niños
de alto riesgo.
De forma didáctica y para hacer más comprensibles los resultados
obtenidos en los distintos estudios, éstos se han organizado en forma de
respuesta a las preguntas que se ofrecen a continuación.
¿A qué edad se observan los primeros síntomas?
Los padres son siempre los primeros en observar la aparición de los
síntomas. Aunque existe una enorme variabilidad que se extiende entre los
6 meses y los 3 años y medio, la mayor parte de los padres los observan
entre el año y medio y los 2 años. En los niños que presentan retraso
mental, los primeros síntomas se observan antes y presentan
características diferentes. En el momento actual, a tenor de los estudios
revisados, es difícil detectar u observar síntomas antes del año.
¿Cuáles son los primeros síntomas?
Factores de índole social, interpersonal e intersubjetiva constituyen los
primeros y más tempranos síntomas. Las habilidades de atención conjunta
como el contacto ocular, mirar a la cara, mostrar objetos, señalar,
respuesta de orientación al nombre, etc., y, en general, los fallos y
alteraciones en la orientación hacia estímulos de naturaleza social son
marcadores importantes que se deben tener en cuenta. Con menor
frecuencia se han señalado aspectos relacionados con la presencia de
anomalías sensoriales y perceptivas (por ejemplo, menor capacidad de
control inhibitorio y dificultades con el cambio de foco atencional: se
centran en objetos o partes de objetos durante períodos más prolongados
de tiempo).
¿Hasta qué punto es exacta y objetiva la información retrospectiva
que proporcionan los padres?
Del análisis de los resultados no puede deducirse que la información que
proporcionan los padres sea inexacta o poco objetiva.
¿Cómo se presenta el trastorno y cuál es su curso evolutivo?
Se han descrito distintos tipos de presentación y de trayectoria evolutiva.
Sin embargo, la primera y más frecuente es de tipo regresivo, en la que los
niños experimentan y es posible identificar un período normal de desarrollo
21 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
hasta el final del primer año o primer año y medio. También se describe un
tipo progresivo y un tipo fluctuante.
¿Puede establecerse alguna relación entre el momento de la
presentación y la evolución y el pronóstico posterior?
No puede establecerse una relación clara y consistente entre el momento
de la presentación del trastorno y el pronóstico y la evolución posterior.
Tampoco es clara la relación entre la edad de presentación y la gravedad
de los síntomas.
¿Cuáles son los aspectos diferenciales cuando se compara el
trastorno autista con controles normales?
Las diferencias con los niños normales comienzan a observarse con
claridad desde el año y medio en adelante. Se detectan diferencias en el
período sensoriomotor, que son especialmente notables de los 31 a los 42
meses, momento en que los niños normales emplean mucho tiempo en la
utilización de nuevos fines con nuevos medios, mientras que los autistas
emplean más tiempo en la realización de las mismas acciones. En el
trastorno autista se observan más fallos en las tareas de orientación, y el
fracaso es mayor en los estímulos sociales. También se encuentran
diferencias en el temperamento y en el lenguaje receptivo y expresivo.
¿Y cuando se compara con otros trastornos?
El autismo se asocia con menor retraso motor y con menor grado de
alteración médica y neurológica cuando se compara conniños con retraso
mental. Los casos de trastorno desintegrativo presentan incluso una mayor
afectación que aquellos con autismo sin lenguaje. Comparados con los
niños con síndrome de X frágil (sin autismo), los autistas presentan un
perfil desigual y una afectación más grave en los dominios sociales y de
comunicación. Las estereotipias, el aislamiento y el contacto ocular son
algunos de los síntomas más diferenciales en relación con los niños con
trastornos del lenguaje.
¿Qué implicaciones pueden derivarse en relación con el
diagnóstico?
Los comportamientos encontrados coinciden con las categorías
diagnósticas. El diagnóstico a una edad temprana puede ser preciso,
aunque los criterios se deberían adaptar para recoger formulaciones que
tengan en cuenta las particularidades de los primeros meses de vida. La
estabilidad es alta y mayor en el autismo que en los trastornos graves del
desarrollo no especificados.
Dicha estabilidad se da entre los 2 y los 3 años en la mayor parte de los
casos, aunque se produce una mayor diferenciación diagnóstica a los 3
años.
¿Con qué explicaciones psicológicas pueden relacionarse las
manifestaciones tempranas del trastorno autista?
22 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
Se proporciona apoyo a las explicaciones psicológicas que ponen el
énfasis en que lo que se ve afectada es la constitución de las
competencias sociales e interpersonales y, más específicamente,
intersubjetivas, características del desarrollo humano normal, que son
manifiestamente observables a partir del segundo semestre en especial en
el cuarto trimestre de vida.
VII. TRATAMIENTO
En general no existe por ahora un tratamiento que cure el autismo. En la
actualidad el tratamiento preferido está basado en el análisis conductual aplicado
(Applied Behavior Analysis o ABA), puesto que estudios científicos e
independientes han demostrado su utilidad para elevar el nivel de
funcionamiento de los niños con comportamientos autistas. Se cree que un inicio
temprano de la terapia y la intensidad del mismo mejora las probabilidades de
aumentar el nivel de funcionamiento. Los niños pueden llegar, con cursos
intensivos tempranos e individualizados de este tratamiento, a hablar, leer,
escribir etc. El sistema CABAS (comprehensive application of behavior analysis
to schooling, -en español aplicación comprensiva del análisis del comportamiento
a la enseñanza-) es un sistema cibernético de enseñanza, propuesto por el
doctor Douglas Greer del Columbia University Teachers´ College, que se
individualiza en cada alumno.10
Existen una serie de tratamientos no probados que son populares entre los
padres de niños autistas. Tal es el caso de tratamientos biológicos y terapias de
diversos tipos; algunos padres consideraron que el tratamiento con quelantes ha
mejorado significativamente sus niños autistas.11 Al día de hoy sin embargo, sólo
los tratamientos psicológicos conductuales presentan fuerte evidencia a su favor.
La educación como el vehículo para el tratamiento de las personas con autismo,
es necesario crear programas educativos adaptados a las necesidades
individuales de cada persona con autismo. Cabe destacar el trabajo que se está
realizando con algunas personas con autismo en el campo de la Planificación
centrada en la persona (PCP).
Autismo Europa en el año 2000, editó un documento con el nombre Descripción
del autismo, donde señalaba que la edad adulta es el período más largo de la
vida y el plan de tratamiento debe considerar el acceso a una variedad de
10
Cf. Guía de Buena Práctica para el Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista. 11
Cf. Carolina García, "Niños con autismo que hablan, leen y escriben", en El País, 3-IV-2011
23 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
recursos, que van desde la atención residencial y los hogares de grupo, hasta un
apoyo personalizado en la comunidad; y alternativas ocupacionales, desde
centros estructurados de día, empleo especial con apoyo, hasta la plena
integración laboral.
Por otra parte la Academia Americana de Pediatría y el Consejo Nacional de
Investigación plantean, gracias sus investigaciones, tipos de tratamiento que, por
lo general se pueden clasificar en las categorías siguientes:
Terapias conductuales y de comunicación
Tratamientos nutricionales
Tratamientos farmacológicos
Medicina complementaria y alternativa
7.1. Métodos conductuales y de comunicación
De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría y el Consejo
Nacional de Investigación (National Research Council), las terapias
conductuales y de comunicación útiles para los niños con TEA son
aquellas que proporcionan estructura, dirección y organización como
complemento de la participación familiar.
7.1.1. ANÁLISIS CONDUCTUAL APLICADO (APPLIED BEHAVIOR ANALYSIS - ABA, POR SUS SIGLAS EN INGLES)
Un tipo de tratamiento eficaz para las personas con TEA es el llamado
análisis conductual aplicado (ABA), el cual goza de gran aceptación entre
los profesionales de atención médica y es utilizado en muchas escuelas y
centros de tratamiento. Este método incentiva conductas positivas y
24 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
desalienta las negativas para mejorar distintas destrezas. El progreso del
niño se mide y se le da un seguimiento.
Por ejemplo, una maestra le pide al niño que guarde sus juguetes. Si el
niño los guarda, la maestra lo elogia (p. ej., “¡Muy bien!”). Si el niño no los
guarda, la maestra puede guiar la mano del niño o no darle un premio
hasta que lo haga. La maestra entonces anotará cuántas veces el niño ha
guardado sus juguetes para evaluar si el tratamiento funciona.
Los métodos ABA se utilizan para:
Enseñar nuevas destrezas
Crear nuevas conductas positivas
Reforzar conductas positivas
Disminuir las conductas que interfieren con el aprendizaje
Existen distintos tipos de métodos ABA. Los siguientes son algunos
ejemplos:
Enseñanza de tareas discriminadas (Discrete Trial Training - DTT, por sus siglas en inglés). DTT es un método de enseñanza que utiliza una serie de repeticiones para enseñar paso a paso una conducta o una respuesta deseada. Las lecciones se dividen en partes sencillas, y se utiliza el reforzamiento positivo para premiar las respuestas y conductas correctas. Las respuestas incorrectas son ignoradas.
Intervención conductual intensiva temprana (Early Intensive Behavioral Intervention - EIBI, por sus siglas en ingles). Es un tipo de ABA para niños de muy corta edad que tienen TEA, por lo general menores de cinco años, y a menudo menores de tres.
Entrenamiento en respuestas centrales (Pivotal Response Training - PRT, por sus siglas en ingles). El PRT busca aumentar la motivación del niño para aprender, hacer que vigile su propia conducta e iniciar la comunicación con otras personas. Los cambios positivos en estas conductas tienen efectos generales en otras.
Análisis de la conducta verbal (Verbal Behavior Intervention - VBI, por sus siglas en ingles). Es un tipo de análisis conductual aplicado (ABA) que se centra en enseñar destrezas verbales.
Otros tratamientos que pueden ser parte de un programa de tratamiento
completo para un niño con TEA:
Modelo basado en el desarrollo, las diferencias individuales y las relaciones interpersonales (Developmental, Individual Differences, Relationship-Based Approach - DIR, por sus siglas en ingles; también llamado “tiempo de suelo”).- Este tratamiento se centra en el desarrollo emocional y las relaciones interpersonales (sentimientos, relaciones con las personas que cuidan de ellos). También se enfoca en la manera en que el niño reacciona a lo que ve, huele u oye
Tratamiento y educación de estudiantes discapacitadas por autismo y problemas de comunicación (Treatment and Education of Autistic and Communication - TEAACH, por sus siglas en ingles) .- TEAACH
25 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
utiliza ayudas visuales para enseñar destrezas. Por ejemplo, mediante tarjetas con fotografías se le puede enseñar al niño a vestirse, al presentar la información en pasos pequeños.
7.1.2. Terapia ocupacional
La terapia ocupacional enseña destrezas que pueden ayudar a que
una persona viva con la mayor independencia posible. Por ejemplo, se
le enseña al niño a vestirse, comer, bañarse y relacionarse con las
personas.
7.1.3. Terapia de integración sensorial
La terapia de integración sensorial ayuda a la persona a procesar la
información que proviene de los sentidos, como a través de la vista,
los sonidos y los olores. La terapia de integración sensorial puede
ayudar a un niño que se irrita por ciertos sonidos o que no le gusta que
le toquen.
7.1.4. Terapia del lenguaje La terapia del lenguaje ayuda a mejorar las destrezas de comunicación de la persona. Algunas personas pueden aprender habilidades verbales, mientras que para otras es más fácil utilizar gestos o carteles con figuras.
7.1.5. Sistema de comunicación por intercambio de imágenes (The Picture Exchange Communication System - PECS, por sus siglas en ingles) El PECS usa imágenes de símbolos para enseñar destrezas de comunicación. A la persona se le enseña a usar símbolos para preguntar, contestar preguntas y sostener una conversación.
7.2. Tratamientos nutricionales
Algunos tratamientos nutricionales han sido elaborados por terapeutas de
reputación confiable. Sin embargo, muchos de estos tratamientos no
26 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
cuentan con la base científica necesaria para hacer una recomendación
general. Un tratamiento no comprobado puede ayudar a un niño, pero no a
otro.
La mayoría de las intervenciones biomédicas contemplan cambios en la
alimentación. Estos cambios incluyen eliminar ciertos tipos de alimentos de
la dieta de un niño y la utilización de suplementos vitamínicos o minerales.
Los tratamientos nutricionales se basan en la idea de que las alergias a los
alimentos o la falta de vitaminas o minerales causan síntomas de TEA.
Algunos padres creen que los cambios en la alimentación pueden provocar
cambios en la manera en que un niño siente o actúa.
Si usted está pensando en cambiar la alimentación de su niño, hable
primero con su médico. O hable con un nutricionista para asegurarse de
que su niño está recibiendo vitaminas y minerales importantes.
7.3. Medicamentos
No hay medicamentos para curar los TEA, ni siquiera para tratar sus
síntomas principales. Pero hay medicamentos que pueden ayudar a
algunas personas a tratar síntomas relacionados. Por ejemplo, los
medicamentos pueden ayudar a controlar la hiperactividad, la dificultad
para concentrarse, la depresión o las convulsiones. También, la
Administración de Drogas y Alimentos (U.S. Food and Drug Administration
- FDA, por sus siglas en ingles) aprobó el uso de risperidona (un
medicamento antipsicótico) para tratar a niños de 5 a 16 años de edad con
TEA y que presentan fuertes rabietas, agresión o que se autolesionan.
7.4. Tratamientos con medicina complementaria y alternativa
Para aliviar los síntomas de los TEA, algunos padres y profesionales de
atención médica utilizan tratamientos que no corresponden a lo que
típicamente recomienda un pediatra. Este tipo de tratamientos se conoce
como tratamientos complementarios y alternativos. Pueden consistir en
dietas especiales, quelación (un tratamiento para extraer metales pesados
del cuerpo como el plomo), medicamentos biológicos (p.ej., secretina), o
técnicas manipulativas corporales (como presión profunda).[3]
Estos tipos de tratamientos son muy controvertidos. Las investigaciones
actuales muestran que hasta un tercio de los padres de niños con TEA han
intentado tratamientos con medicina complementaria o alternativa y hasta
un 10% estarían utilizando tratamientos que pueden resultar peligrosos.[4]
Antes de comenzar un tratamiento como estos, investigue bien y hable con
el médico de su niño.
27 Por: Ps. Julián Feliciano Gaspar Ruiz [email protected]
VIII. CONCLUSIONES
El autismo es un trastorno de aparición temprana en la infancia, es una
distorsión general del proceso de desarrollo donde se ven implicados tanto
los procesos de comunicación, de socialización como del pensamiento o
cognitivos del niño.
Consiste en una falta de respuesta ante los demás, con un importante
bloqueo y deterioro de la comunicación. Aparece en una proporción
aproximada de cuatro niños de cada diez mil, y es tres veces más
frecuente en niños que en niñas.
Aunque las investigaciones neurobiológicas han encontrado diversas
anomalías en el autismo infantil, aún no se ha conseguido determinar una
causalidad etiológica única.
No se conoce la causa del autismo. El autismo dura toda la vida de una
persona. No existe una cura, pero el tratamiento puede ayudar. Los
tratamientos incluyen terapias conductuales y de comunicación y
medicinas para controlar los síntomas.
Sea cual sea el trastorno biológico, genético, bioquímico, infeccioso o
psicogénico, lo cierto es que existe un desajuste dentro del Sistema
Nervioso Central que motoriza la aparición del síndrome autista.
El avance de las neurociencias constituye hoy una esperanza para el
esclarecimiento de las graves disfunciones cerebrales que subyacen en el
autismo y otros trastornos.
Por lo pronto no existe un registro o estadística en nuestro país, excepto
esfuerzos aislados, menos aún en muestro medio no existe investigaciones
específicas para tratar este síndrome de origen multifactorial.
IX. BIBLIOGRAFIA
Lorna, W. Autismo infantil aspectos médicos. Madrid. Alhambra.
Lovaas. El niño autista. Madrid. Debate
Polaino, L. Introducción al estudio científico del autismo infantil. Madrid.
Alhambra
Holguín, Jorge. Servicio de Neurología. Departamento de Pediatría.
Universidad de Antioquia. 2008, REVISTA DE NEUROLOGÍA Medellín,
Colombia.