la protesta humana_14

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Regias compasiones tardías "A asno muerto la cebada al rabo'' (Refrán popular español.) Aunque un periódico de esta capital en- cargóse en tiempo oportuno de desmentir la especie propalada respecto la última crisis política española, y por tener ella mucha miga, nos haremos nosotros eco de dicho rumor público, tauto para ilustra- ción de nuestros lectores como para poner los puntos sobre las íes. El Imparcial, de Madrid, es un periódi- co que no pierde ocasión propicia que se le presente para ponernos hasta las nubes las relevantes dotes humanitarias de este fan- toche que en España llaman reina regen- te, un maniquí de cuyo cordel tiran todos los barateros políticos iurluieutes, oscilán- dolo carnavalescamente á derecha é iz- quierda, siu lograr darle la estabilidad conveniente para que no caiga en el ri- dículo. El día 3 de Octubre salió el susodicho periódico ante el público, convertido en un verdadero botafumeiro de la irresponsable monarquía, empeñadísimo en hacernos creer que en el seno de esta venerable momia se alberga lo que nunca ha sido patrimonio de los conductores de rebaños humanos: El humanitarismo. Según dicho periódico la crisis pasada no fue planteada por el gobierno deí cha- farote Azcárraga. Fue el. parto de un hu- manitarismo sui géneris deja regia, dama que se sienta en el trono de D. Pedro el Cruel, digno ascendiente de una monarquía democrática que cuenta actualmente entre sus más famosos esbirros hombres como Marzo, Portas y Cía. capaces de tostar el pellejo á media humanidad hereje á poco que la sombra de un Torquemada incline su cabeza en señal de aquiescencia. Esto, por supuesto, lo sabe El Imparcial de bueua tinta, aunque no quiso decirnos en que papelería pagó el coste del tintero; por consiguiente, copiemos al colega: «Reserve Vd. su sorpresa para lo que aún tengo que decirle. Esas preocupaciones de la reina tengo entendido eran varias, pero tres de ellas son de tal magnitud, que en realidad serla ocioso hablar de las otras. La reina, ante todo, se duelo de lo que sucede con los llamados anarquistas. Justo y necesario como es á sus ojos el castigo de los culpables que siu piedad ni conciencia han causado víctimas inocentes, habiendo aprobado siu repugnancia la le- gislación excepcional votada por las Cortes, se sieute, sin embargo, madre cariñosa de todos los españoles y ansiosa por eso de evitar las demasías de qne hau sido objeto tantos desgraciados á quieues el Consejo Supremo de la Guerra declaró al fin ino- centes. Y no solo eso: también los proce- dimientos que se dicen empleados en Moutjuich, y de que toda Europa se ocu- pa con horror, la ofendieron vivísimamente, y desde el momento en que los supo, pi- dió se hiciera sobre ellos una información imparcial y se castigase el abuso, caso de ser cierto, sin consegnir ninguna de am- bas cosas, á pesar de los meses transcurri- dos desde que formuló aquellos deseos.» Las otras dos preocupaciones regias con- sisten en el adoloramieuto que le produjo la desastrosa guerra de Cuba en la que perecen diariamente centenares de «hijos regios», y la cuestión de moralidad, especie de infundio político en el que se barajan, «actos de un cinismo inverosímil», -pape- les que públicamente se atribuían á ciertas personas en actos, en contratos y en con- tabulacioues que no se negaban resuelta- mente», y asi por el estilo, todo el pus de la política que de tarde en tarde sale á la superficie. Todo esto, al decir del colega madrileño, adoloraba el ánimo de la dama y «así lo había dicho al Sr. Cánovas repetidas veces, csperaudo todos los días el remedio ó al menos la aminoración de, esos males y Ja corrección, de esos abusos; así se lo repi- tió á sus sucesores, á quienes también indicó los medidas que, para conseguirlo, le parecían tan indispensables como ur- gentes. Todo había sido inútil, y ahora mismo nadie parecía acordarse de las ofer- tas hechas y de los compromisos contraí- dos, y ni aún se le daba la esperanza del pronto remedio.» Pero se conoce que Cánovas era de la madera de los Arbués testarudos, y, como no la hacía caso y las cosas continuaron por este camino, es de prever que la regia dama haya agradecido, allá en el fondo de su lagrimeo humanitario, que un Angioli- llo la haya desembarazado del obstáculo principal que se oponía á sus vivos deseos de remediar todo este cúmulo de horrores que empañaba su buen nombre en Europa y lo hacía blauco de. la «inevitable censu- ra que sobre ella recaía, pues aún conside- rándose ajena á los abusos cometidos, acabaría por considerársela cómplice de tamaños desafueros si, para remediarlos, no ejercita los medios que en sus manos, pone la Constitución.» Comprendemos perfectamente que la la- bor del colega de la villa del oso y del madroño es una hábil maniobra para poner á salvo de la maledicencia la regia momia monárquica, é ignoramos todo lo que pueda haber de verdad en su trabajo cuyo correspondiente pago debe ya haber per- cibido regiamente; pero dando por cierto que cuando el río sueua agua lleva, no acertamos á explicarnos como ha esperado tanto tiempo á expresar su humanitarismo una persona tan elevada, que «puede ejer- citar—en todo tiempo y lugar—los medios que en sus manos pone la Constitución para "alivio de estos males.» Con la misma facultad que ha votado de su poltrona presidencial á Azcárraga ¿porque no arrojó del poder al Monstruo? Acaso era su prisionera? Todo hace suponerlo, y en este caso, el oro contante y sonante conque le paga sus servicios (?) la nación podría haberse ahorrado para otras cosas. .. para alivio de soldados enfermos y anarquistas enjau- lados, pongo por caso. Lo tardío de una reparación á medias otorgada, después de haberla reclamado en sus columnas, durante más de un año, toda la prensa europea, nos ha recordado el refrán que encabeza estas líneas y nos dá la medida de una hipocresía refinada que oculta sus debilidades v sus cruelda- des detrás de una careta de humanitarismo confeccionada en una rotativa moderna. No hay otro dilema: si la «regia preo- cupación doloroso» era sincera y Cánovas no era un obstáculo para hacerla público, debía de haberse manifestado meses hace. Y si Cánovas era realmente un obstáculo, si la dama era prisionera de sus caprichos, su sinceridad debía de haber arrostrado meses hace el todo por el todo sin tener en cuenta para nada sus intereses dinás- ticos . Solo á este precio hubiéramos podido creer en el humanitarismo real, hoy es tar- de, y el juego del Imparcial salta á la vista. Se trata únicamente de salvar el presti- gio monárquico rudamente aminorado por los ataques de la prensa europea. Tardíamente se ha comprendido en las altas esferas de la política española que este silencio de un año y pico dañaba las instituciones y se nos descuelgan coa el saínete de un humanitarismo de última hora que no engañará á la prensa europea, aunque muchos finjieran cicer en él por espirito de clase burguesa. Si; al asuo muerto la cebada al rabo. He ahí todo. Y mientras no se derogue la ley excep- cional contra el anarquismo creada; mien- tras los compañeros que vagan errantes por el extranjero no vuelvan á su hogar natal; mientras los injustamente condena- dos á presidio permanezcan en él, y su li- bertad siu restricciones no sea una satis- facción á los inocentes asesinados en Montjuich por un tribunal militar com- prado por la burguesía barcelonesa; mien- tras eu Cuba v en Filipinas continúe la guerra de exterminio que se hace á hom- bres que tietieu el derecho de ser libres en su casa y regirse como quieran si así se les antoja, nosotros, los anarquistas de todos los países, y todos aquellos hombres que sin ser anarquistas se sienten sin embargo hombres ante este cúmulo de in- famias cometidas por la burguesía espa- ñola, continuaremos creyendo es mentira todo este «humanitarismo real» digno con- sorte de la burguesía catalana, cuja mí- nima expresión son los Marzo, los Portas y los torturadores de anarquistas. Este «regio humanitarismo» que solo se siente lesionado ai cabo de un año de haber sido puesto en solfa por toda la prensa europea, nos indica mayormente todo lo que ha encerrado de infame el pro- ceso de Cambios Nuevos. O sino ¿á que la luz no se hace en dicho asunto? En el misterio y eutre sombras quedará todo á pe- sar del hipócrita lloriqueo de arriba, porque así conviene que quede, digalo que quiera el b otafumeiro de Madrid empeñado en hacernos comulgar con ruedas de molino. Podrá ó no podrá haber influido en parte en la última crisis todo esto, pero otros son los fines que se persiguen, no el huma- nitarismo y la reparación consiguiente. Puede la preusa monárquica española apagar sus incensarios porque de antema- no sabemos áque atenernos. URANIA. La organización ii Admitida como posible la existencia de una colectividad organizada sin autoridad, ó sea, sin coación—y para los anarquirtas es necesario admitirlo pues de lo contrario no tendría motivo de ser la anarquía,—pa- semos á hablar de la organización del par- tido anárquico. Aún también en este caso nos parece útil y necesaria la organización. Si partido significa el conjunto de individuos que tie- nen un objetivo común y se esfuerzan para realizarlo, es natural que estos indi- viduos se entiendan, unan sus fuerzas, se dividan el trabajo y tomen todas aquellas medidas que crean conveniente y aptas para lograr el objeto que se proponen, y que son el objeto de una organización. Perma- necer aislados, obrando ó queriendo obrar cada uno por cuenta propia sin entenderse ni ponerse de acuerdo con los demás, sin prepararse, siu unir en un haz poderoso las débiles fuerzas de las unidades, significa condenarse á la impotencia, gastar la pro- pia energía en pequeños actos ineficaces, y exponerse á perder pronto la fe en la meta y caer en la completa inacción. Y esto, nos parece asimismo tan evidente, que, en Jugar de insistir en la demostra- ción directa, procuraremos responder á los argumentos de los adversarios de la orga- nización. Ante todo nos presentan la objeción, po- dríamos decir, prejuicial, siguiente: «¿Pero de qué partido nos habláis—nos dicen— nosotros no somos un partido, no tenemos programa alguno.» Y con esta forma pa- radójica, creen dará entender que las ideas progresan y cambian continuamente, y que no quieren aceptar un programa fijo, que hoy puede ser bueuo, pero que será ciertamente mejor mañana. Esto estaría perfectamente puesto eu razón si se tratara de gente estudiosa que buscara la verdad siu ocuparse de las apli- caciones prácticas. Un matemático, un químico, un psicólogo, un sociólogo, pue- den decir que no tienen programa ó que no tienen otro programa que el de buscar la verdad: estos quieren co- nocer, pero no quieren hacer alguna cosa. Pero anarquía y socialismo no son ciencias: son propósitos, proyectos que anarquistas y socialistas quieren poner en práctica, y que por esto tienen necesidad de formularse en programas determinados. La ciencia y el arte de construcción progresan todos los días; pero un ingeniero que quiere cons- truir, ó sencillamente demoler algun edificio, debe hacer de antemano su plano, recojer sus medios de acción y obrar como si la, ciencia y el arte se hubiesen detenido en el punto que los encuentra cuando dá principio á sus trabajos. Puede muy bien suceder que mas tarde utilize nuevos des- cubrimientos hechos en el curso del tra- bajo sin renunciar á la parte esencial de un plano; y puede suceder también que los nuevos descubrimientos y los nuevos me- dios creados por la industria sean tales, que comprenda la necesidad de abandonar- lo todo y comenzar de nuevo. Pero comen- zando de nuevo, tendrá necesidad de hacer un nuevo plano basado sobre aquello que se conoce ó se posee hasta aquel momento determinado, y no podrá concebir y po- nerse á hacer una construcción amorfa, con materiales no compuestos, por la sim- ple razón de que mañana la ciencia pudiera sugerir formas mejores y la industria su- ministrar materiales mejor compuestos. Nosotros entendemos por partido anár- quico el conjunto de aquellos que quieren contribuir á actuar la anarquía, y que para esto tienen necesidad de trazarse un obje- tivo para realizarlo y un camino para se- guirlo; y dejamos de muy buena gana entregados á sus elucubraciones trascen- tales á los amantes de la verdad absoluta y del progreso continuo, que, no cimen- tando nunca sus ideas sobre la prueba de los hecho3 concluyen siempre con hacer nada y descubrir menos. La otra objeción que nos hacen es de que la organización crea jefes, autorida- des. Si esto es verdad, si verdad es que los anarquistas son incapaces de reunirse y ponerse de acuerdo entre si sin someter- se á una autoridad, significará que estos son aún muy poco anarquistas y que antes de pensar en establecer la anarquía en el mundo deben pensar en ser capaces ellos mismos de vivir anárquicamente. Pero el remedio no está en la no-organización, sino en el aumento de consciencia de cada uno de sus miembros. Ciertamente que si en una organización se deja á unos pocos todo el trabajo y todas las responsabilidades, si se acepta lo que hagan unos pocos para no tener que po- ner mano á la obra y dejar de hacerlo me- jor, aquellos pocos concluirán, auDque no lo quieran sustituyendo la propia voluntad á la de la colectividad. Si en una organización no se encargan todos los miembros de pensar, comprender,hacerse explicarlo que no com- prendan, si no ejercitan siempre sobre todo y sobre todos sus facultades críticas, y dejan á unos pocos el cuidado de pensar por todos, aquellos pocos serán los jefes, las cabezas pensantes y directoras. Pero, lo repetimos, el remedio no está en la no-organización. Alcontrario, en las pe- queñas como en las» grandes sociedades, aparte la fuerza brutal, que no tiene nada que ver en este caso, el origen y la justifica- ción de la autoridad está en la desorgani- zación social. Cuando una colectividad siente una necesidad y sus miembros no saben organizarse espontáneamente, por sí mismos, para proveer aquella necesidad.

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publicación anarquista Buenos Aires, 1897

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Regias compasiones tardías"A asno muerto la cebada al rabo''

(Refrán popular español.)

Aunque un periódico de esta capital en-cargóse en tiempo oportuno de desmentirla especie propalada respecto la últimacrisis política española, y por tener ellamucha miga, nos haremos nosotros eco dedicho rumor público, tauto para ilustra-ción de nuestros lectores como para ponerlos puntos sobre las íes.

El Imparcial, de Madrid, es un periódi-co que no pierde ocasión propicia que se lepresente para ponernos hasta las nubes lasrelevantes dotes humanitarias de este fan-toche que en España llaman reina regen-te, un maniquí de cuyo cordel tiran todoslos barateros políticos iurluieutes, oscilán-dolo carnavalescamente á derecha é iz-quierda, siu lograr darle la estabilidadconveniente para que no caiga en el ri-dículo.

El día 3 de Octubre salió el susodichoperiódico ante el público, convertido en unverdadero botafumeiro de la irresponsablemonarquía, empeñadísimo en hacernoscreer que en el seno de esta venerablemomia se alberga lo que nunca ha sidopatrimonio de los conductores de rebañoshumanos: El humanitarismo.

Según dicho periódico la crisis pasadano fue planteada por el gobierno deí cha-farote Azcárraga. Fue el. parto de un hu-manitarismo sui géneris deja regia, damaque se sienta en el trono de D. Pedro elCruel, digno ascendiente de una monarquíademocrática que cuenta actualmente entresus más famosos esbirros hombres comoMarzo, Portas y Cía. capaces de tostar elpellejo á media humanidad hereje á pocoque la sombra de un Torquemada inclinesu cabeza en señal de aquiescencia.

Esto, por supuesto, lo sabe El Imparcialde bueua tinta, aunque no quiso decirnosen que papelería pagó el coste del tintero;por consiguiente, copiemos al colega:

«Reserve Vd. su sorpresa para lo queaún tengo que decirle. Esas preocupacionesde la reina tengo entendido eran varias,pero tres de ellas son de tal magnitud,que en realidad serla ocioso hablar de lasotras. La reina, ante todo, se duelo de loque sucede con los llamados anarquistas.Justo y necesario como es á sus ojos elcastigo de los culpables que siu piedad niconciencia han causado víctimas inocentes,habiendo aprobado siu repugnancia la le-gislación excepcional votada por las Cortes,se sieute, sin embargo, madre cariñosa detodos los españoles y ansiosa por eso deevitar las demasías de qne hau sido objetotantos desgraciados á quieues el ConsejoSupremo de la Guerra declaró al fin ino-centes. Y no solo eso: también los proce-dimientos que se dicen empleados enMoutjuich, y de que toda Europa se ocu-pa con horror, la ofendieron vivísimamente,y desde el momento en que los supo, pi-dió se hiciera sobre ellos una informaciónimparcial y se castigase el abuso, caso deser cierto, sin consegnir ninguna de am-bas cosas, á pesar de los meses transcurri-dos desde que formuló aquellos deseos.»

Las otras dos preocupaciones regias con-sisten en el adoloramieuto que le produjola desastrosa guerra de Cuba en la queperecen diariamente centenares de «hijosregios», y la cuestión de moralidad, especiede infundio político en el que se barajan,«actos de un cinismo inverosímil», -pape-les que públicamente se atribuían á ciertaspersonas en actos, en contratos y en con-tabulacioues que no se negaban resuelta-mente», y asi por el estilo, todo el pus dela política que de tarde en tarde sale á lasuperficie.

Todo esto, al decir del colega madrileño,adoloraba el ánimo de la dama y «así lohabía dicho al Sr. Cánovas repetidas veces,csperaudo todos los días el remedio ó almenos la aminoración de, esos males y Jacorrección, de esos abusos; así se lo repi-tió á sus sucesores, á quienes tambiénindicó los medidas que, para conseguirlo,le parecían tan indispensables como ur-

gentes. Todo había sido inútil, y ahoramismo nadie parecía acordarse de las ofer-tas hechas y de los compromisos contraí-dos, y ni aún se le daba la esperanza delpronto remedio.»

Pero se conoce que Cánovas era de lamadera de los Arbués testarudos, y, comono la hacía caso y las cosas continuaronpor este camino, es de prever que la regiadama haya agradecido, allá en el fondo desu lagrimeo humanitario, que un Angioli-llo la haya desembarazado del obstáculoprincipal que se oponía á sus vivos deseosde remediar todo este cúmulo de horroresque empañaba su buen nombre en Europay lo hacía blauco de. la «inevitable censu-ra que sobre ella recaía, pues aún conside-rándose ajena á los abusos cometidos,acabaría por considerársela cómplice detamaños desafueros si, para remediarlos,no ejercita los medios que en sus manos,pone la Constitución.»

Comprendemos perfectamente que la la-bor del colega de la villa del oso y delmadroño es una hábil maniobra para ponerá salvo de la maledicencia la regia momiamonárquica, é ignoramos todo lo quepueda haber de verdad en su trabajo cuyocorrespondiente pago debe ya haber per-cibido regiamente; pero dando por ciertoque cuando el río sueua agua lleva, noacertamos á explicarnos como ha esperadotanto tiempo á expresar su humanitarismouna persona tan elevada, que «puede ejer-citar—en todo tiempo y lugar—los mediosque en sus manos pone la Constituciónpara "alivio de estos males.»

Con la misma facultad que ha votadode su poltrona presidencial á Azcárraga¿porque no arrojó del poder al Monstruo?Acaso era su prisionera?

Todo hace suponerlo, y en este caso,el oro contante y sonante conque le pagasus servicios (?) la nación podría haberseahorrado para otras cosas. . . para aliviode soldados enfermos y anarquistas enjau-lados, pongo por caso.

Lo tardío de una reparación á mediasotorgada, después de haberla reclamadoen sus columnas, durante más de un año,toda la prensa europea, nos ha recordadoel refrán que encabeza estas líneas y nosdá la medida de una hipocresía refinadaque oculta sus debilidades v sus cruelda-des detrás de una careta de humanitarismoconfeccionada en una rotativa moderna.

No hay otro dilema: si la «regia preo-cupación doloroso» era sincera y Cánovasno era un obstáculo para hacerla público,debía de haberse manifestado meses hace.Y si Cánovas era realmente un obstáculo,si la dama era prisionera de sus caprichos,su sinceridad debía de haber arrostradomeses hace el todo por el todo sin teneren cuenta para nada sus intereses dinás-ticos .

Solo á este precio hubiéramos podidocreer en el humanitarismo real, hoy es tar-de, y el juego del Imparcial salta á lavista.

Se trata únicamente de salvar el presti-gio monárquico rudamente aminorado porlos ataques de la prensa europea.

Tardíamente se ha comprendido en lasaltas esferas de la política española queeste silencio de un año y pico dañaba lasinstituciones y se nos descuelgan coa elsaínete de un humanitarismo de últimahora que no engañará á la prensa europea,aunque muchos finjieran cicer en él porespirito de clase burguesa.

Si; al asuo muerto la cebada al rabo.He ahí todo.

Y mientras no se derogue la ley excep-cional contra el anarquismo creada; mien-tras los compañeros que vagan errantespor el extranjero no vuelvan á su hogarnatal; mientras los injustamente condena-dos á presidio permanezcan en él, y su li-bertad siu restricciones no sea una satis-facción á los inocentes asesinados enMontjuich por un tribunal militar com-prado por la burguesía barcelonesa; mien-tras eu Cuba v en Filipinas continúe laguerra de exterminio que se hace á hom-bres que tietieu el derecho de ser libresen su casa y regirse como quieran si así

se les antoja, nosotros, los anarquistas detodos los países, y todos aquellos hombresque sin ser anarquistas se sienten sinembargo hombres ante este cúmulo de in-famias cometidas por la burguesía espa-ñola, continuaremos creyendo es mentiratodo este «humanitarismo real» digno con-sorte de la burguesía catalana, cuja mí-nima expresión son los Marzo, los Portasy los torturadores de anarquistas.

Este «regio humanitarismo» que solose siente lesionado ai cabo de un año dehaber sido puesto en solfa por toda laprensa europea, nos indica mayormentetodo lo que ha encerrado de infame el pro-ceso de Cambios Nuevos. O sino ¿á que laluz no se hace en dicho asunto? En elmisterio y eutre sombras quedará todo á pe-sar del hipócrita lloriqueo de arriba, porqueasí conviene que quede, digalo que quierael botafumeiro de Madrid empeñado enhacernos comulgar con ruedas de molino.

Podrá ó no podrá haber influido en parteen la última crisis todo esto, pero otrosson los fines que se persiguen, no el huma-nitarismo y la reparación consiguiente.

Puede la preusa monárquica españolaapagar sus incensarios porque de antema-no sabemos áque atenernos.

URANIA.

La organizaciónii

Admitida como posible la existencia deuna colectividad organizada sin autoridad,ó sea, sin coación—y para los anarquirtases necesario admitirlo pues de lo contrariono tendría motivo de ser la anarquía,—pa-semos á hablar de la organización del par-tido anárquico.

Aún también en este caso nos pareceútil y necesaria la organización. Si partidosignifica el conjunto de individuos que tie-nen un objetivo común y se esfuerzanpara realizarlo, es natural que estos indi-viduos se entiendan, unan sus fuerzas, sedividan el trabajo y tomen todas aquellasmedidas que crean conveniente y aptas paralograr el objeto que se proponen, y queson el objeto de una organización. Perma-necer aislados, obrando ó queriendo obrarcada uno por cuenta propia sin entenderseni ponerse de acuerdo con los demás, sinprepararse, siu unir en un haz poderoso lasdébiles fuerzas de las unidades, significacondenarse á la impotencia, gastar la pro-pia energía en pequeños actos ineficaces,y exponerse á perder pronto la fe en lameta y caer en la completa inacción.

Y esto, nos parece asimismo tan evidente,que, en Jugar de insistir en la demostra-ción directa, procuraremos responder á losargumentos de los adversarios de la orga-nización.

Ante todo nos presentan la objeción, po-dríamos decir, prejuicial, siguiente: «¿Perode qué partido nos habláis—nos dicen—nosotros no somos un partido, no tenemosprograma alguno.» Y con esta forma pa-radójica, creen dará entender que las ideasprogresan y cambian continuamente, yque no quieren aceptar un programa fijo,que hoy puede ser bueuo, pero que seráciertamente mejor mañana.

Esto estaría perfectamente puesto eurazón si se tratara de gente estudiosa quebuscara la verdad siu ocuparse de las apli-caciones prácticas. Un matemático, unquímico, un psicólogo, un sociólogo, pue-den decir que no tienen programa óque no tienen otro programa queel de buscar la verdad: estos quieren co-

nocer, pero no quieren hacer alguna cosa.Pero anarquía y socialismo no son ciencias:son propósitos, proyectos que anarquistasy socialistas quieren poner en práctica, yque por esto tienen necesidad de formularseen programas determinados. La ciencia yel arte de construcción progresan todos losdías; pero un ingeniero que quiere cons-truir, ó sencillamente demoler algun edificio,debe hacer de antemano su plano, recojersus medios de acción y obrar como si la,ciencia y el arte se hubiesen detenido enel punto que los encuentra cuando dáprincipio á sus trabajos. Puede muy biensuceder que mas tarde utilize nuevos des-cubrimientos hechos en el curso del tra-bajo sin renunciar á la parte esencial deun plano; y puede suceder también que losnuevos descubrimientos y los nuevos me-dios creados por la industria sean tales,que comprenda la necesidad de abandonar-lo todo y comenzar de nuevo. Pero comen-zando de nuevo, tendrá necesidad de hacerun nuevo plano basado sobre aquello quese conoce ó se posee hasta aquel momentodeterminado, y no podrá concebir y po-nerse á hacer una construcción amorfa,con materiales no compuestos, por la sim-ple razón de que mañana la ciencia pudierasugerir formas mejores y la industria su-ministrar materiales mejor compuestos.

Nosotros entendemos por partido anár-quico el conjunto de aquellos que quierencontribuir á actuar la anarquía, y que paraesto tienen necesidad de trazarse un obje-tivo para realizarlo y un camino para se-guirlo; y dejamos de muy buena ganaentregados á sus elucubraciones trascen-tales á los amantes de la verdad absolutay del progreso continuo, que, no cimen-tando nunca sus ideas sobre la prueba delos hecho3 concluyen siempre con hacernada y descubrir menos.

La otra objeción que nos hacen es deque la organización crea jefes, autorida-des. Si esto es verdad, si verdad es quelos anarquistas son incapaces de reunirsey ponerse de acuerdo entre si sin someter-se á una autoridad, significará que estosson aún muy poco anarquistas y que antesde pensar en establecer la anarquía en elmundo deben pensar en ser capaces ellosmismos de vivir anárquicamente. Pero elremedio no está en la no-organización, sinoen el aumento de consciencia de cada unode sus miembros.

Ciertamente que si en una organizaciónse deja á unos pocos todo el trabajo y todaslas responsabilidades, si se acepta lo quehagan unos pocos para no tener que po-ner mano á la obra y dejar de hacerlo me-jor, aquellos pocos concluirán, auDque no loquieran sustituyendo la propia voluntad á lade la colectividad. Si en una organización nose encargan todos los miembros de pensar,comprender,hacerse explicarlo que no com-prendan, si no ejercitan siempre sobre todo ysobre todos sus facultades críticas, y dejan áunos pocos el cuidado de pensar por todos,aquellos pocos serán los jefes, las cabezaspensantes y directoras.

Pero, lo repetimos, el remedio no está enla no-organización. Alcontrario, en las pe-queñas como en las» grandes sociedades,aparte la fuerza brutal, que no tiene nada quever en este caso, el origen y la justifica-ción de la autoridad está en la desorgani-zación social. Cuando una colectividadsiente una necesidad y sus miembros nosaben organizarse espontáneamente, porsí mismos, para proveer aquella necesidad.

surge entonces alguno, una autoridad, queprovéela necesidad, sirviéndose de las tuer-zas de todos y dirigiéndolas á su capricho.Si los caminos no están seguros y el pue-blo no sabe evitar sus peligros, surge unapolicía que, por algún raro servicio quepresta, se hace soportar y pagar y se im-pone y tiraniza; si hay necesidad de unproducto y la colectividad no se entiendecon los productores lejanos para que se loremitan á cambio de productos del país, sur-girá el comerciante que se aprovecha dela necesidad que tienen unos de vendery otros de comprar é impone los preciosque quiere á productores y consumidores.

Observad siuo lo que siempre ha sucedi-do entre nosotros. Cuando menos organi-zados hemos estado, más nos hemos encon-trado á discreción de algunos individuos.Y es natural que así haya sucedido.

Nosotros sentimos la necesidad de estaren relación con los compañeros de otras lo-calidades, recibir y enviar noticias, perono podemos cada uno individualmente co-rresponder con todos los compañeros. Siestamos organizados encargaremos á al-gunos compañeros mantengan esta corres-pondencia en nombre nuestro, los cambia-remos si estos no nos satisfacen y podremosestar al corriente de todo sin tener quedepender de la buena voluntad delagunopara obtener una simple noticia; si, al con-trario, estamos desorganizados, habrá siem-pre alguno que tendrá los medios y lavoluntad de tener esta correspondencia yconcentrará en sus manos todas las rela-ciones, comunicará ó no comunicará lasnoticias según lo que le parezca y á quiénle parezca, y, si tiene actividad é inteligen-cia bastantes, logrará, sin que nos aperci-bamos de ello, dar al movimiento la direciónque quiera sin que á nosotros, á la masadel partido, nos quede un medio de con-trastarlo, y sin que ninguno tenga el de-recho de quejarse, pues que aquel individuoobrará por cuenta propia, sin mandato denadie y sin tener que dar cuenta á nadie desu obra.

Nosotros sentimos la necesidad de poseerun periódico. Si estamos organizados po-dremos reunir los medios para fundarlo ydarle vida, encargar á algunos compañerosque lo redacten, y estar al tanto de la di-rección que le impriman. Los redactoresdel periódico le darán ciertamente, en ma-yor ó menor grado, el sello de su persona-lidad, pero serán siempre individuos quenosotros habremos escojido y que podremoscambiar si no estamos contormes. Si alcontrario estamos desorganizados, algunoque tendrá el necesario espíritu empren-dedor, publicará el periódico por cuentapropia: encontrará en medio de nosotroslos corresponsales, los distribuidores, lossuscritores, y nos hará contribuir á susfines sin que nosotros sepamos ó queramos;y nosotros, como la sucedido á menudo,aceptaremos y sostendremos aquel perió-dico aunque no nos guste, aunque lo ha-llemos nocivo á la causa, porque seremosimpotentes á hacer otro que representemejor nuestras ideas.

De este modo la organización, lejos decrear la autoridad, es el único remediocontra esta y el único medio para quecada uno de nosotros se habitúe á tomarparte activa y consciente en el trabajocolectivo, y cese de ser instrumento pa-sivo en manos de los jefes.

Y si no se hiciere absolutamente nada ypermaneciéramos en inacción completa,entonces ciertamente no habrá ni jetes, nisoldados, ni comandantes ni comandados,pero también cesaría la propaganda, elpartido, y aún las discusiones sobre la or-ganización. . .y esto, esperamos no seráel ideal de nadie.

Pero una organización, se nos dice, su-pone la obligación de coordinar la propiaacción a la de los demás, por consiguien-te, viola la libertad, obstaculiza la iniciati-va. A nosotros nos ¡tareco que lo que ver-daderamente quita libertad é imposibilitala iniciativa es el aislamiento, que nos vuel-ve impotentes. La libertad no es el dere-cho abstracto, sino la posibilidad de haceralgo: esto es verdad entro nosotros, como

es verdad en la sociedad general. En lacooperación de los demás es donde el hom-bre encuentra los medios para aplicar suactividad, su potencia de iniciativa.

Ciertamente que organización significacoordinación de fuerzas para un objetivocomún, y obligación en los organizados deno hacer cosa contraria al objetivo. Perocuando se trata de organizaciones volunta-rias, cuando los que están en una mismaorganización tienen verdaderamente elmismo objetivo y son partidarios de losmismos medios, la obligación recíproca quelos ata es beneficiosa para todos; y si al-guien renuncia á alguna idea particularsuya en homenaje á la unión, significaque encuentra más ventajoso renunciar áuna idea, que por otra parte no podría rea-lizarla el solo, que privarse de la cooperaciónde los demás en aquellas cosas que el creede mayor importancia.

Si un individuo encontrara que ningunade las organizaciones existentes acepta susideas y sus métodos eu lo que tengan deesencial, y que en ninguna organizaciónpuede explicar su individualidad tal comoel la entiende, entonces hará bien en per-manecer fuera de la organización; perotambién entonces, si no quiere permanecerinactivo é impotente, debe buscar otrosindividuos que piensen como el y hacerseiniciador de una nueva organización.

Otra objeción, y es la última que nosocupará, consiste en que estando organiza-dos estamos más expuestos á lns persecu-cioues de los gobiernos.

A nosotros nos parece, al contrario, quecuando más unidos estemos mas fácil nosserá defendernos eficazmente. De hecho,cada vez que las persecuciones nos hansorprendido estando desorganizados nos handesbaratado por completo y han anulado porentero el trabajo antecedente, mientras quecuando estábamos organizados nos hicieronal contrario un bien. Y sucede lo mismo porlo que respecta el interés personal de los in-dividuos: bástenos el ejemplo de las últimaspersecuciones, que lo mismo hanlas sufri-do los aislados que los organizados, y pue-de que en mayor grado los primeros que lossegundos. Esto, se entiende, para aquellosque, aislados ó no, por lo menos hacen lapropaganda individual: que para los quenada hacen y tienen bien guardadas y es-condidas sus convicciones, ciertamente queel peligro es poco, pero menor es tambiénla utilidad que prestan á la causa.

El úuico resultado, desde el punto devista de las persecuciones, que se obtieneestando desorganizados y predicando ladesorganización, es el de autorizar al go-bierno á negarnos el derecho de asociacióny hacer posible aquellos monstruosos pro-cesos por «asociación para delinquir», queseguramente uo osario intentar contra gen-tes que afirman altamente, públicamente,el derecho y el hecho de estar asociados,ó que, si el gobierno lo osara, resultaríanperjudiciales y beneficiosos á la propa-ganda.

Por lo demás, es natural que la organi-zación tome las formas que las circuns-tancias aconsejan é imponen. Lo importan-te no es solamente la organización formal,sino el espíritu de asociación. Pueden ha-ber casos en los cuales, por la importanciade la reacción, sea útil suspender toda co-rrespondencia, cesar toda reunión: serásiempre un daño, pero si la voluntad deestar asociados subsiste, si continúa vivoel espíritu de asociación, si el período an-tecedente de actividad coordinada hubieremultiplicado las relaciones personales, pro-ducido sólidas amistades y creado un ver-dadero acuerdo de ideas y de conductaentre los compañeros, entonces el trabajode los individuos, aún aislados, concurriráal objetivo común, y pronto se hallará elmodo de reunirse de nuevo y reparar el dañosufrido.

Nosotros somos como un ejército en piede guerra, y podemos, según el terreno ysegún las medidas tomadas por el enemi-go, combatir eu grandes masas ó en or-den separado: lo esencial estriba en quenos consideremos siempre miembros de unmismo ejército, que obedezcamos todos álas mismas ideas directoras y estemos siem-

pre dispuestos á reunimos en columnacompacta cuando sea necesario y se pueda.

Todo esto que hemos dicho vá dirigidoá aquellos compañeros que realmente sonadversarios del principio de organización.A los que combaten la organización soloporque no quieren entrar, ó no son acep-tados, en una determinada organización, óporqué no simpatizan con los individuosque forman parte de ella, nosotros les de-cimos: haced, junto con los que estéis deacuerdo, otra organización. Ciertamentenos gustaría poder marchar todos de acuer-do y reunir en un solo haz poderoso todaslas fuerzas del anarquismo; pero no creemosen la solidez de la organización hecha áfuerza de concesiones y distingos y dondeno existiere entre los miembros acuerdo ysimpatías reales. Mejor estar desunidos quemal unidos. Pero quisiéramos que cada unose uniera con sus amigos y no hubierafuerzas aisladas, fuerzas perdidas.

f Continuará).

PARÍS, Octubre 25—Un drama que hacausado gran impresión, se ha desarrolladohoy en uno de los suburbios de esta capital.Toda una familia compuesta del padre, lamadre y de cuatro niños, ha sido halladamuerta por asfixia. Se atribuye ese suici-dio á la miseria.

(De La Prensa, Octubre del 97).

Convengamos por un momento conlos escritores y periodistas burguesesen que el delito político es na asesinato.

En otros términos: ¿hay un hombreque ha matado á un semejante? |.;H u n

asesino.Y convenido esto, una pregunta.El sistema económico y el régimen

político que aunados, producen efec-tos mortíferos como el del transcritotelegrama ¿qué sera, qué dictado debedársele?

Con la anterior lógica burguesa elde «asesinas», puesto que producenmuertes.

Luego, tenemos razon los anarquis-tas: La Autoridad, el.Capitalismo, sonmíos «asesinos».

Escritores y periodistas burgueses...á callar tocan.

Hemos recibido la siguiente circular que gustosospublicamos por ser la expresión dé la perseveranciaque anima á nuestros compañeros en esta secularlucha contra todas las clases de tiranía existentes:

«Compañeros:»Un grupo de libertarios españoles ha resuelto

responder al Germinal de Angiolillo, este valientellamamiento lanzado desde lo alto de un patíbulo.

»E1 cobarde é inquisidor gobierno de nuestro paísy la no menos cobarde é inquisitorial burguesía es-pañola nos han arrojado el guante: nosotros lo reeo-jemos.

»Serála mejor manera de demostrar que las ideasno mueren.

»Por consiguiente, dentro poco tiempo, comenza-remos á publicar en Londres un periódico de lenguaespañola titulado Germinal, y una serie de folletos depropaganda.

^Estimando nuestra dignidad más que nuestravida, estamos dispuestos á defender, por todos losmedios, nuestro derecho á pensar, sentir y obrar se-gún nos dicte nuestra conciencia.

¡Compañeros de todos los países, ayudadnos!»Victimas de numerosas persecuciones, nuestros

recursos son insuficientes para realizar nuestro pro-pósito.

•Contamos, pues, con la ayuda de los compañerosde lodos los países, tanto de Europa como de Amé-rica.

»Una vez mas, compañeros, ayudadnos!•Tened confianza en nosotros; continuaremos fir-

mes en nuestro puesto y estaremos á la altura delas circunstancias, por duras y terribles que sean.

>Salud y R. S.»LA REDACCIÓN.

»Enviad correspondencia y dinero a:• Administración del Germinal

»9 Wharton street, Lloyd square W. C.

•Londres.

»XOTA—Rogamos á los colegas del extranjeropubliquen esta circular—Londres, 1 de Octubre1897.

Un aplauso y buena suerte si los que no desmayany dan ejemplo de una actividad poco común en estostiempos de apático indiferentismo.

La vida privada da los tzares y su fin anormalPOR

NIKITTINE

Sí, como acabo de probarlo, Catalina II,se mostraba de una generosidad excesivahacia sus favoritos, se mostraba al contrario,despiadada para con los que habían tenidola desgracia de provocar su recelo. Es asíque Nookaff fue torturado en la fortalezade Scblisselbourg, donde murió.

Kniagiue, un escritor de talento, fue de-portado por su tragedia Vadim, donde alu-did en cuatro versos á la tiranía de lostzars.

Se ha puesto siempre en duda que Pa-blo í fuese el hijo de Pedro III y muchoshan pretendido que tampoco era hijo decatalina II, sino que era sencillamente unniño abandonado que la emperatriz habíasustituido á una hija venida al mundo in-oportunadamente. Por de pronto, su sem-blante heteróclito, su nariz arremangada ysus cabellos rojizos, justificaban suficiente-mente estas suposiciones é indicaban elorigen plebeyo que se le atribuía. La edu-cación de este pseudo-príncipe fue, por otraparte, absolutamente descuidada. Catalinalo casó para que tuviera hijos. En los últi-mos años Pablo, distanciado de su madrepasaba su vida en Gatschina y á Oraniem-baum jugando a los soldados. Una mañanalo encontraron muerto en su cama, dondeel día anterior se había acostado lleno desalud.

El hijo mayor de Pablo, Alejandro I, eraenfermizo, tímido é incapacitado para todo.Repetía á menudo que «si un individuo or-dinario puede hacerse ver sin temor enpúblico no pasa lo mismo con un soberano,sobre cuya persona están fijas todas las miradas, nueve veces sobre diez con un sen-timiento de malevolencia y la intenciónbien definida de hallar algunos defectos á sufisonomía».

Al envejecer Alejandro I cayó en unaintensa melancolía que rayaba en locura yentonces abandonó el gobierno del imperioal inepto Araktcheieft, de siniestra me-moria.

Todas las clases tuvieron motivos parasufrir y quejarse de su administración. Lanobleza creía tener derecho á alguna liber-tad como recompensa de su abnegacióndurante la guerra de 1812, tanto más cuan-to que había traído del extranjero algunosgérmenes de liberalismo. La burguesía porsu parte también, cansábase al ver que nin-guna reíorma se intentaba para mejorar susituación y la del pueblo empeoraba cadadía más á consecuencia de la fundación decolonias militares.

Alejandro concluyó por morir loco en elmediodía de Rusia.

[Continuará.

LA PROTESTA HUMANA

He vende en los siguientes Kioskos:Plaza Independencia'' Lavalle

» Rodriguez Peña» Monserrat» Constitución» 1 1 de Setiembre

» Victoria (frente a la Catedral)» Lorea

Y en las librerías, Corrientes 204l.Esmcralda 571 y Ritadavia 2 3 3 9 .

En el Rosario de Santa Fe, en losKIOSCOS de las calles San Juan y SanLuis esquina Cortada.

En Montevideo, Libreria y papeleríade NICOLAS Carzano, calle Río Negronum.14.

Se admiten suscrpciones en BuenosAires, en la Libreria calle Corrientesnum. 2O41.

Asesinato autoritario

GERMINAL

Decididamente, conservamos, por lo me-nos un cuarterón de sangre frailuna. ¡Aque-llos machos y aquellas hembritas piadosasy recatadas la hicieron buena, vive Dios!Toda la sociedad presente es una hija na-tural, engendrada en una celda; ¡no habíande ser todo ayunos, cilicio, rosario y librode oraciones! En plena calle, hasta extenderla vista para convencerse de esto: ¡cuántasobrina hipócrita y demi-vierge. cuántosobrino de ideas acomodaticias y concien-cia de ancha manga! Nuestro tatarabueloel Cid (esa venorable momia poética cuyaexistencia dudamos ya, en fuerza de sereunucos el que trató á coces á todo unpontífice y dijo cuatro frescas á un salvaje,tan coronado como los otros, pero menos

. idiota, nos increparía duramente, si pu-diera levantar la cabeza. Sobre todo á las

fembras cuyos briales no alzaron homesde malla, sino canallas de bonete y capu-cha; ¡oh, las fembras de principios de siglo!

Sí, señores; somos los mismos; bajo la luzpotente de los focos eléctricos. España sien-te la nostalgia del candil y del velón y siguesiendo patria de Lazarillos y Rinconetes.

Sin acudir á otros ejemplos (hay tantos),aconteció que unos cuantos niños, vestidosde Cruz-Rojo, con camilla y todo, recogie-ron unas cuantas monedas, mendigando poresas calles, y las llevaron á El Imparcial.El sesudo periódico bombeó á los precocessanitarios y . . . ¡para que más! La alabanzaá los pedigüeños cayó como saludable se-milla en terreno abonado. Hoy recorren lascalles de Madrid más de cien comparsas dearrapiezos, cruzados de rojo y pidiendo átodo el mundo. ¡La mendicidad en Españaes una vocación, una herencia; aquí casitodos son pobres. . . de profesión; acaso nohaya país ninguno donde pueda decirseesto:—¿qué oficio tiene usted?...—¡Pobre!

¿Será por esta razón el que se roben, sédesprecien y se esquilmen los derechos to-dos del pueblo? ¿Será cada canallada do!gobierno un:. Perdone por Dios, Cínico,yriente, como de quien está en el secreto?Acaso; y ta vez por eso me hizo graciaeste juicio, que oí á un hijo del pueblo:

—To un señor de chistera me vino á pedirá mi chico, pa que saliera con esos de laCruz Roja; pero yo le dije, digo: Mi chicono pide limosna, lo que voy á comprarlees un trabuco pa que robe.

F L I R T .

{De El País, de Madrid).

Congreso Obrero en Francia(El movimiento obrero de Europa es poco conocido

en América, y, como del estudio de su dirección puedensacar algunas enseñanzas los obreros de la Argentinaen general, y los anarquistas en particular, creemosconveniente dar á conocer en extenso á nuestros lecto-res todo lo que sobre el particular ocurra allende losmares, principiando por la reseña del actual congreso,debida á uno de nuestros compañeros delegados, y cuyalectura recomendamos á nuestros lectores)

N. de la R.

FOLLETÍN DE «LA PROTESTA HUMANA» (6)

LA MORAL A N A R Q U I S T APOR

P. KROPOTKIN

El Congreso se abrio el 20 de Setiembre en la gransala de la Bolsa del Trabajo Toulouse, estando pre-sente 78 delegados que representaron á 1316 organi-zaciones corporativas ó sociedades obreras de oficio.La primera sesión empleóse en la verificación de losmandatos y en cuestiones de orden interior. Fue denotar la ausencia de socialistas politicos oficiales. Uni-camente el diputado Faberot hizo lo posible para ha-cerse olvidar como diputado haciendo valer su titulode delegado de la Federación de sombrereros.

Por aclamación y para demostrar bien sus senti-mientos internacionales, los delegados «envían susaludo socialista revolucionario a los valientes lucha-dores huelguistas, los mecánicos de Inglaterra, queluchan por su derecho a la existencia.»

Decidióse en seguida que cada delegado únicamen-te tendría un voto deliberativo en las discusiones, apesar del número de mandatos de que pudiera serportador, a menos de que no surgiera una peticiónde nobramiento nominal hecho por 10 delegadospor lo menos.

En la sesión de la tarde, respecto á un voto de cen-sura al prefecto del Sena, que negó el permiso al de-legado de los trabajadores municipales, nuestro com-pañero Emilio Pouget hizo la siguiente proposición:« El Congreso, reconociendo que es superfluo cen-surar al gobierno cuya misión consiste en poner tra-bas á los trabajadores, invita á los trabajadores mu-nicipales a hacer 100.000 francos de estragos en losservicios de la ciudad de París, para recompensara M. de Selves de su veto.

Desgraciadamente los delegados titubearon y laorden del día fue rechazada ; pero estos ganaron eltiempo perdido antes del final del Congreso tomandomedidas verdaderamente revolucionarias.

El Congreso se dividió en seguida en comisionesque deben examinar las diferentes cuestiones pues-tas ala orden del dia y presentar un informe ó rela-ción sobre cada una de ellas. He aquí las principales:

Estatutos de la Confederación del trabajo.Medios de asegurar la publicación de un periódico

cotidiano.Huelga general ó parcial.Suspensión del trabajo en los cuarteles, cárceles,

talleres oficiales.Jornada de 8 horas.Boycottage. (Poner al índex á un individuo ó co-

lectividad, excomulgarle, hacer el vacio á su alrede-dor, aislarle, etc.)

Retiros obreros.Congreso internacional corporativo de 1900.

El Martes por la mañana, la orden del dia presentóla discusión sobre la creación del periódico cotidiano.

El Congreso decidió: que ha lugar á crear un pe-riódico cotidiano puramente corporativo y económi-co, reservando, DO obstante, una sección en sus columnas para la politica general y diplomatica. Unica-mente podrán ser redactores y colaboradores indivi-duos sindicados, y los artículos no irán firmados.Esto representaba la exclusión de todos los politicosde oficio.

La cuestión financiera pasóse para su estudio á laConfederación del trabajo, la cual debe encargarse dela próxima aparición del susodicho periódico, cuyotitulo será: El Defensor del Proletariado.

Se acordó la creación de la Confederación generaldel trabajo.

Su composición debe ser como sigue:Federación de las Bolsas del trabajo:Federación de Industria:Sindicatos nacionales.He aqui las atribuciones de esta confederación :Propaganda sindical, industrial y agrícola; unifica-

ción de la acción corporativa; conflictos entre patro-nos, huelgas parciales ó generales; conflictos entresindicatos; lucha para la abolición y represión de lossub-arriendos; abolición del trabajo en las prisio-nes ; estadísticas del trabajo, organización y funcio-namiento del periódico.

En fin, la Confederación tiene que aplicar las reso-luciones de los congresos obreros y la organizaciónde los congresos futuros.

Acordóse que el Miércoles el Congreso hiciera unavisita á la Vidriería obrera de Albi.

En otro lugar se verán los detalles de esta maní-festación.

Luego púsose á discusión la huelga general: enprincipio se adoptó, y el presente congreso ratificalas resoluciones de los precedentes, aprobando sehiciera una activa campana en este sentido. Un dele-gado propuso que os sindicatos mantengan una co-rrospondencia activa y en caso necesario, enviensubsidios a los miembros que estén en el ejercito afin de recordarles cual debe ser su actitud en casode huelga general o parcial las conclusiones delrelator fueron adoptadas como sigue . Para lodos losdelegados, la huelga general es sinónima de revo-lución.

Discusión sobre el trabajo en los (Miárteles, cárce-les y talleres oficiales. El informe opta por la supre-sión. Cn delegado hace notar que seria preferible in-vitará la juventud a que no vaya al cuartel; es elmejor medio, agregó, para que allí no les exploten.Pero en espera de esto el Congreso decide invitar alos jóvenes soldados empleados en los arsenales, yalmacenes de equipos á trabajar lo menos posible.

Respecto al trabajo en las cárceles y talleres oficia-les, la Comisión se pronunció en contra de todo tra-bajo. Un delegado pide que las prisiones sean reem-plazadas por colonias agrícolas, lo que valióle la si-guiente réplica : Desde aqui, nosotros los delegadosobreros, no debemos dar consejos á nuestros gober-nantes sobre la manera de tratar los mal llamadosladrones y asesinos, siendo estos únicamente un pro-ducto de la sociedad podrida ; es necesario atacar lascausas y entablar una lucha encarnizada contra el es-tado social actual.

Decidióse en seguida que se hiciera una aclivapropaganda a favor de la disminución de la jornadade trabajo, poniéndose a discusión la jornada doocho horas. esta es aún un máximum: la clase obreradebe perseguir su emancipación integral, con la su-presión de la explotación del hombre por el hombrey el salariado. Adoptáronse las conclusiones del re-lator.

La orden del día llamó la discusión sobre el in-forme de la Comisión del boycottage: (1) el compa-ñero Delesalle es el relator. El boycottage por si solono es bastante enérgico; la Comisión propone añadirel sabotage (trabajar poco y mal para causar perjuiciosal paíron; en lugar de la huelga de los brazos cru-zados, 1os obreros deben entrar en acción. La Comi-sión propone las siguientes resoluciones. «Cada vezque se produzca un conflicto entre patronos, sea elconflicto debido á las exigencias patronales ó debidoa la iniciativa obrera, y en el caso que la huelga nose crea pueda dar buen resultado para los trabaja-dores, que estos apliquen el boycotlage ó el sabottageó los dos simultáneamente, inspirándose cn las ra-zones anteriormente expuestas.»

La conclusiones fueron adoptadas por unanimi-midad de los miembros del Congreso y por aclama-ción.

La Comisión propone poner en práctica las deci-siones del Congreso aplicando un riguroso boycotta-ge a todos los vendedores, licoristas, etc., que se nieguen á servir sus líquidos en botellas de la vidrieraobrera.

Otras diferentes partes de la orden del día fuerondiscutidas sin que valga la pena de detenernosen ellas.

Se acordó la organización de un gran congresocorporativo internacional para 190o: la Confedera-ción general del trabajo es la encargada de prepa-rarlo y hacer toda la propaganda necesaria,

Discusión sobre el proyecto de caja-retiro (proyectoEscuyer.) Los diferentes proyectos de retiros patro-nales (especie de cajas de ahorro) constituyen un en-gaño en vista de captar y engañar la buena fe de lostrabajadores candidos. En dichos proyectos se tra-ta de darles con una mano lo que la otra les roba;además, los trabajadores» no quieren hacer el juegode los politicastros y el proyecto que se pide al con-greso no puede ser otra cosa sino la obra de un po-lítico ambicioso.

La Comisión rechaza el proyecto de ley Escuyer

(1) El informe de la comisión del boycottage se publi-cará en el próximo número. dado su interés. N. de la R.

sobre las cajas de ahorro ó retiro. El Congreso rati-fica las conclusiones del relator a este proposito.

Los trabajos del Congreso han terminado.El presidente de sesion agradece a los camaradas

deToulouse su hospitalidad y encarga a los delegadosuna vez en el seno de su agrupación, activen el po-ner en practica las decisiones del Congreso. Los obre-ros pueden hacer sus negocios ellos mismos, como loprueba abundantemente las resoluciones tomadas.Los proletarios no deben esperar su emancipaciónsino de ellos mismos.

Y se cierra el Congreso con los repetidos gritos de¡ Viva la Revolución!

P. DELESALLE.

MisceláneasA propósito del relevo de Weyler.El gobierno va A someterle a un cornejo

de guerra, por ofensas a Sagasta...El general Blanco lo envía arrestado A la

península...A Weyler se le acusa de haber partido de

Cuba sin hacer entrega formal de la gober-nación á su sucesor, ni haberle dado infor-mes sobre el estado de la revolución, haberinutilizado documentos importantes de losarchivos, etc., etc.

Es decir; la mar de cosas (que creemosdado el deapeoho que debe haberle causadosu relevo, él, tan apegado a permanecer enCuba) que demuestra todo el patriotismo ,sin-cero de loa generales españoles.

¡Ah! Además también demuestran otras co-sas. Que allá van los generales y subalter-nos graduados para hacer su negocio.

Que para esto el pueblo puso A su disposi-ción 200,000 hombres de los cuales han pe-recido la mitad.

Y ¡viva la Patria!

Al Partido Obrero Argentino le han naci-do alas.

Su Comité Ejecutivo pregunta si hay quepresentarse en las próximas elecciones paralos puestos de presidente y vice de esta Re-pública.

Nos parece muy bien.Y ana vez obtenido, elevarse un poco más,

y aspirar á la silla del Padre Eterno.Desde ella se pueden lanzar mejor lo» rayos

contra esta burguesía que nos desploma...¿no les parece?

En el Parlamento austríaco ha habido jol-gorio.

Los graves padres de la patria se pusieroncomo chupa de dómine, vociferaron como ga-ñanes mal educados y se repartieron algunosbofetones.

Todo para impedir un debate.Y es la segunda vez en el intervalo de

un mes.¡Qué lástima no repartan invitaciones al

pueblo, cuando se trata de estos pugilatos!Siempre sería un consuelo ver como se pe-

gan nuestros papás y aprenderíamos á no de-jarnos dirigir por quienes no saben dirigirseellos mismos.

¿Diremos algo del atentado contra e1 presi-dente del Brasil y la consiguiente muerte delministro de la guerra?

¿Qué dicen ahora todos estos periodistas átanto la línea, que solo ven «asesinos» en losanarquistas?

do, el engañado, el explotado, la prostituí-da, y todos los demás, hieren ante todonuestros sentimientos de igualdad. Es ennombre de la Igualdad que no queremos niprostituidos, ni explotados, ni engañados,ni gobernados.

Se nos dirá acaso, se ha dicho ya algunavez— « Pero si vosotros creéis que es ne-cesario tratar á los demás como quisieraisser tratados, ¿Con qué derecho empleareisla fuerza en no importa que circunstancia?Con que derecho drigireis los cañones con-tra gentes bárbaras, ó civilizadas, que in-vadan vuestro país? Con que derecho des-poseeréis al explotador? Con cuál derechomatar, no solamente un tirano, sino unasimple víbora? .

¿Con qué derecho? que entendéis poresta palabra barroca tomada á préstamo dela Ley? Queréis saber si yo tendré concien-cia de obrar bien al hacer esto? Si los queyo estimo lo encontrarán asimismo bien

hecho? Es esto lo que pedís? En este caso,nuestra respuesta es bien sencila.

Pues, del mismo modo que pedimos senos mate, como á bestias venenosas, sinosotros invadimos el Tonkin ó vamos ámolestar los Zulús que ningún mal noshan hecho. Nosotros decimos á nuestroshijos y á nuestros amigos: «Mátame si al-guna vez me veis que me pongo del lado dela invasión. »

Con el mismo derecho que nosotros pedi-mos se nos desposee si un día, mintiendoá nuestros principios, nos apoderamos deuna herencia, aún que hubiese caído delcielo, para emplearla explotando á losdemás.

Porque todo hombre de corazón pide deantemano que le maten antes de volversevíbora; que le sepulten un puñal en el co-razón si alguna vez ocupa el lugar de untirano destronado.

De cien hombres que tengan mujer éhijos hay siempre unos noventa que, sin-tiendo que les invade las locura, (la pér-dida de la dirección cerebral sobre susacciones) se, suicidan por miedo de cau-sar daño á los seres que aman. Cada vezque un hombre de corazón comprendeque se vuelve peligroso para los que ama,prefiere morir antes de causarles daño al-guno.

Un día, en Irkoutsk, un médico polonés

y un fotógrafo fueron mordidos por unpequeño perro rabioso. El fotógrafo sequemó la herida con el hierro candente yel médico limitóse á cauterizar la suya.Era joven, bello, lleno de vida. Acababade salir de presidio al cual fue condena-do por el gobierno por su amor á lacausa del pueblo. Fuerte con su sabery sobre todo por su inteligencia, hacíacuras maravillosas; sus enfermos le ado-raban.

Seis semanas más tarde, se apercibió deque el brazo mordido comenzaba á hin-charse. Siendo médico, no podía equivo-carse, era la rabia que se desarrollaba. Co-rrió á casa de un amigo, médico como ély como él desterrado.—» Te ruego, le dijo,me des la estrignina. Aprisa, no hay tiem-po que perder. ¿Ves este brazo, sabes loque es? Dentro de una hora, ó menos, esta-ré rabioso, intentaré morderte, á tí y álos amigos; por consiguiente no perdamostiempo. Dame la estrignina; es necesariomorir. »

Sentía como iba volviéndose víbora y pe-día le mataran.

Su amigo titubeó; quiso ensayar un tra-tamiento antirábico, y acompañado de unavalerosa mujer se pusieron á cuidarte.y dos horas más tarde él médico, con laespuma en la boca, se arrojaba sobreellos, intentando morderles; luego se cal-maba, pedía de nuevo la estrignina y vol-

vía á ponerse furioso. Murió entre espan-tosas convulsiones.

¡Cuantos hechos parecidos no podríamoscitar, basados en nuestra experiencia! Elhombre de corazón prefiere morir antesque ser la causa de males para los de-más. Y he aquí porque tendrá la con-ciencia de haber obrado bien, y la apro-bación de los seres que ama le sobrevi-virá, cuando mate la víbora ó el tirano.

Pérovskaya y sus amigos han asesinadoal cesar ruso "Y la Humanidad entera, ápesar de su repugnancia por la sangrevertida, malgrado sus simpatías por el quedejó libertar los esclavos, les reconocióaquel derecho de matar. ¿Porqué? No poi-que haya creído que el acto era útil; res-cuartas partes dudan aún; sino porque laHumanidad sintió que ni por todo el otrodel mundo Perovskaya ni strs amigos ha-brían consentido en convertirse en tira-nos. Los mismos que ignoran este dramaen sus detalles están seguros,sin embar-go, que no era una bravata de jóvenes,un crimen de palacio, ni por ambición delpoder, fue el á odio la tiranía llevado hastael desprecio de sí mismo, hasta la muerte.

«Aquellos individuos—sé ha dicho todeel mundo—habían conquistado el derechode matar, «del mismo modo como se dijode Luisa Michel, « Ella tenía el derechode robar)» ó,« Ellos tenían el derecho de

Esperamos (sentados, para no cansarnos)una respuesta.

Que será 1a del buey.;Mú.. .ú. . .ú!

Un telegrama:«Atenas, 5—Circulan desde esta mañana

en tata capital noticias de sensación, referen-tes a la conducta de las tropas turcas en elEpiro. Se dice que los bachibuzucks asaltan lasaasas de Janina, violan á las mujeres y robancuanto encuentran».

Autoritarismo del más puro y legítimo.Defendido por todas las potencias (?) euro-

peas... civilizadas.Porque asi conviene á sus banqueros.{Salvajes!

El compañero A. Troitiño avisa a todos los gruposque le remitían periódicos y folletos tomen nota desu nueva dirección: A. Troitiño, calle Andes 563,Buenos Aires.

Rogamos á los compañeros que nos remiten dine-ro por correo, se sirvan certificar las cartas, de locontrario corre el riesgo de extraviarse.

Los compañeros que hayan remitido dinero y nolo hayan visto anotado en listas ó correspondencia,reclamen á esta administración.

Se solicita corresponsales para LA PROTESTA HUMA-NA en Junin, Chivilcoy, Mar del Plata, Bahía Blanca,Campana, Montevideo, San Paulo, Santiago de Chile,Asunción (Paraguay).

Participamos á los suscritores que están en descu-bierto que próximamente pasará por su domicilio uncobrador. Sírvanse, por consiguiente, facilitar el pago.A ello nos vemos obligados dado el deficit que nosabruma y vista la apatía de algunos suscritores.

Hemos recibido un manifiesto de la Sociedad Cos-mopolita de Obreros Albañiles por el cual se invitaá todos los albañiles, socios y no socios, á la reuniónde propaganda que tendrá lugar el dia 14 de No-viembre á la 1 1/2 en la calle Sarmiento 782.

En dicha reunión, después del discurso que pro-nunciará Miguel Gonzales, la Sociedad invita á todoslos delegados de las Sociedades obreras y compañerosasistentes, á que expliquen sus ideas al respecto delbienestar obrero.

El Manifiesto termina por un caluroso llamamientoa los no asociados para que hagan causa común yse unan a los asociados para el triunfo de la emanci-pación humana.

El día 21 del corriente tendrá lugar la anunciadaconferencia en el local de los Obreros Panaderos—calle Andes 563—sobre el tema La Higiene dentro delas Panaderías, sus consecuencias fatales, en particu-lar para los obreros panaderos y para el público engeneral.

Detalles en el número próximo de LA PROTESTAHUMANA.

Deseando la Sociedad de Obreros Panaderos poner-se en relación con todas las demás sociedades obre-ras de esta capital, ruega a las comisiones directi-vas se dignen mandar sus direcciones, por lo queles quedará agradecida,— La Administración—calleAndes 563, Buenos Aires.

A disposición de los compañeros que salgan parael campo en la presente época de la cosecha y paraios que deseen esparcir la propaganda anarquista enlas reuniones obreras, tenemos una regular cantidadde nros. atrasados de LA PROTESTA HUMANA que lesserán remitidos gratis siempre que los pidan á nues-tra dirección.

Se invita á los compañeros adherentes al Circulode Estudios Sociales á la reunión que tendrá lugar elmiércoles próximo 17 de Noviembre á las 8 p. m. enel local de la Sociedad Cosmopolita de Obreros Alba-ñiles, calle Viamonte 2008.

Se recomienda la puntual asistencia.

Suscripción voluntaria a favor del Grupo «Los Ácratas»para la publicación de folletos

Lista N. i - Un marmolero, 0,20,—Fiori Amadeo,0,20— Un perseguido, 1,00—Un ácrata, 0,20—Un Al-bañil, 0,10—Un corredor de modista, 0,40—F. C. M.,0.20—Hidrófobo, 0,20.

Por conducto del «Germinal» grupo «Antorchadel Progreso», 2,20.

Por conducto de la Protesta Humana, de MarcosPaz, un burro manso, 2.00 - Tolal, 6,70 $.

(Notas)—Total hasta la fecha, incluyendo el de lalista anteriormente publicada que se omitió, 78,07 $.

Asimismo en la lista anterior apareció la suma de2,00 $ del Esplotado de Mendoza teniendo que serde Petrópolis.

Suscripción á favor de los españolesexpulsados

Suma anterior 73.35.De Rosario de Santa Fé—M. D. F. 5.00, Mi-

guel Nita 0.50, Silvio Dodi 0.50.De Marcos Paz—Un burro manso 1.00, Total

$80 35.

Suscripción voluntaria á favor de«La Protesta Humana»

Lista N. 14.—Un panadero 0.50, Ahajo «1 militarismo 0.20,

Un desrupado 0 60. Un burguesito de la calleBrasil 0.50, No temas la libertad sin límitespues en ella serás feliz 1.00. £n la calle 0.50.Total $8.20.

De Marcos Paz—Un burro manso 1.00.De Rosario de Santa Fé—Un anárquico 0.50,

Ni dios ni Amo 0.20. Viva la emancipación0.20, Viva la revolución social 0.20, Un renega-do 0.10. N. C. 0.10, Abajo el capital 0.10. Unburgués 0.10, Ha O! 0.25, Felimon Tell 0.20,C. P. 0.20, Miguel Nita 0.5í>, Un cualquiera0.05, Total 2.70.

De Rio Janeiro—Grupo AngioWlo $ lo, Dis-tribuido así. 2 para V Avvenire, 1 para el Gru-po Ciencia y Progreso de Rosario y 7 para LaProtesta Humana.

De Villa Constitución-Giuseppe Borio 0.20,C. D. 0.20, Ligeramente 0.50, Deseamos llegar0.50, Ala emancipación 0.50, Uno que tiene mu-chos hijos 0.50, Esterminio de clero 1.00, Elque escribe 1.10, Total $ 5.50.

Recolectado en la Librería Soñológica — Maree-lino Gayo 0.20, Pagani 0.20, Fructuoso Rodrí-guez 0.50, D. Casadas 0.50, Echevarría 0.50,Diaz 0.10, P. Ch. 030, Refratario 0 50, Sobran-te Copas 0.20, Siempre firme idea 0.30, Un co-munista 1 00. Un dueño de panadería 0.50, L.Canosa 0.50, Juan Grasi 0.15, Avanzo de unabicchierata 1.40, Non so nemmeno io 0.50, <Jom-pagno 0.25, José R. Prat 0 50, F. Barrera 1.60,Un vecino 0 50.

Grupo Lo» Desherédalos de Almagro—M. A.0 20, M. D. 0.20, Escobas 0.10, Lo que quie-ras 0.10, Un anarquista 0.05, Un cigareroarruinado 0,20 Total $ 10.45, Total general deeste número $30.85.

Correspondencia administrativaVilla Constitución—R. M.—Es preferible mandes las

suscriciones en el modo que lo has hecho. Manejare-mos otros periódicos si llegan.

—Marcos Paz—1. M.—No llegó el peso que diceshaber mandado. Irán los folletos.

—Mendoza-A. P — Escribimos,—Rotan» ,U Santa Fe-M. Vita.—Abo» 4 p«*& i

(iru}Mj tienda y Progreso y descuéntalo de lat ̂ •crieiones que mandas.

l¡. Ciencia y Progreso—Escribimos.~H«> Janeiro-i. S. M.—Irán folletos J*didoa. 1Aliair - No pude aun contestar la luya.. . Le Ü <

st' infria en maulo dpmo» salid» á lo de tnái »0Hlidad. Divulpa-J. P.

Que se hallan en venta en la «Libre-ría Sociológica», calle Corrientesnúm. 2041.

KN IDIOMA ESPAÑOL

El Socialismo y el CongreM dml,ondr«»it de A. Hamon. . . . **2

\ • \ ii nrq ii in PH el Orden - . . ®«*J¿DÓIMIO <>H(H lifo»? O. MKl lfere<»ho A 1» P e r e s * . . . . O.JMl,o* III«t¡«adore* de T. Turat i .LON Deberé» del Soldado «I»' 1

León Tolnfoy 9 . 9 1Mentido Común y Suffeatióa d« J

R. Arriigo O . I II,a Sociedad Futura, de «I. Gra- I

ve O.iñSociología AnarquiMta, de •!• i

MontNPiiv • ©.*#•Página»* de Historia Socialintm. O.SiAlmanaque lluHtrad», de L«»

QucMlioiie Soclale O.5«Ful re CanipeMiiiOH, traducción 1

de J. Prat ©. t íI :» Anarquía, Su Filosofía, 8a

Ideal, precio voluntario.\n episodio de amor en la colo-

nia Cecilia, precio voluntarlo. 1Kl revolucionario (Idilio diabó- I

I..•••». de A. Rette O.««J

EN IDIOMA ITALIANO

Socialismo Libertario e Soda- IliHino Autoritario, de »l. Do-mela . . O I B

«•Ii uoinini c le teorie dell'Anar- Ichia O i d

Ai -io%:»n¡. di P. Kropotkine . O 1 <•Alie Fanciulle, di Ana Mozxoni. O 1 üj( i iniuii is \ narchico, di P . I

Kropotkine O.MIBarlumi d'Idéale . . ©.MRL* lesee e 1'Aatorita, di P. Kro-

poil. ine ©.iHiFra Conladinl, di E. Mala testa. O.ÍMPrimo pasmo all*Anarchia, pre- I

CÍO t nlii M t :I rio. II-nomo é «altivo?» de Grave . ©.©IM

En la misma librería se hallan enlventa periódicos anarquistas, redac-tadoN en distintos idiomas.

robar, » al tratarse de aquellos terroristasque vivían de pan seco y que robaran unoó dos millones del tesoro de Kichineff, to-mando, á riesgo de perecer, todas las pre-cauciones posibles para evitar responsabi-lidades al centinela que guardaba la cajaarmado hasta los dientes.

Este derecho de usar la fuerza, la huma-nidad no lo ha negado jamás á los quelo han conquistado, tanto si este de-recho se ha empleado en las barricadasó en la sombra de un callejón. Pero, paraque un acto por el estilo produzca unaimpresión profunda en los espíritus, esnecesario antes conquistar este derecho.Sin esto, el acto—útil ó no—sería un sim-ple hecho brutal sin importancia para elprogreso de las ideas. Solo se vería en éluna mu dación de fuerza, una simple sus-titución de explotador á otro explotador.

VII

Hasta el presente hemos hablado siem-pre de las aeciones conscientes, reflexio-nadas, del hombre, (de las que hacemosdándonos cuenta de ello). Pero al lado dela vida consciente, tenemos la vida incons-ciente, infinitamente más vasta y muyamenudo ignorada. Y sin embargo, bastaobservar la manera como nos vestimos porla mañana estorbándonos por abrochar unbotón que sabemos haber perdido la víspe-ra, ó el modo de mover la mano para al-canzar un objeto que sabemos hemos qui-tado de su sitio, para tener una idea de estavida inconsciente y concebir el inmensopapel que desempeña en nuestra exis-tencia.

Tres cuartas partes de nuestras relacio-nes cor los demás son hijas de esta vidainconsciente. Nuestra manera de hablar,de reír ó fruncir las cejas, de acalorarnosen las discusiones ó permanecer en calma,etc., todo esto lo hacemos sin darnos cuen-ta de ello, por simple hábito, sea heredado4e nuestros antepasados humanos ó prehu-rnanos (observad la semejanza de la expre-sión del hombre y del animal cuando seenfadan), ó bien adquirido, consciente ó in-consciente.

Nuestra manera de obrar para con losdemás pasa de este modo al estado de há-bito, Y el hombre que haya adquriido elmayor número de hábitos morales seráciertamente superior á este buen cristianoque pretende siempre estar impulsado porel diablo a hacer el mal y que solo puedeevitarlo evocando los sufrimientos del in-fierno Ó los goces del paraíso.

Tratar á los demás como quisiera ser tra-

tado por ellos, pasa en los hombres comoen todos los animales sociables, al estadode simple hábito, de tal modo, que general-mente el hombre no se pregunta siquierade qué modo debe obrar en una determina-da circunstancia. Obra bien ó mal sin re-flexionar. Únicamente en circunstanciasexepcionales, en presencia de un caso com-plicado ó bajo el impulso de una pasión ar-diente, es cuando titubea y que las diver-sas partes de su cerebro (un órgan) muycomplicado cuyas diferentes partes funcio-nan con una cierta independencia) entranen lucha. Entonces es cuando se sustituyecon la imaginación á la persona que tienedelante, y se pregunta si le gustaría versetratado de la misma manera, y su decisiónserá tanto más moral cuanto mejor se hayaidentificado con la persona á la cual estabaá punto de lastimar la dignidad ó los inte-reses. O bien intervendrá un amigo quele dice: «Imagínate que esta en lugar delotro; ¿acaso tú no hubieras sufrido al vertetratado como has hecho con él?» Y estobasta.

Así pues, el llamamiento al principio deigualdad no se hace sino en un momentode vacilación, mientras que en un 99 % decasos obramos moralmente por simple há-bito.

Seguramente habrá observado el lectorque, en todo lo que acabamos de decir has-ta el presente, no hemos ni remotamentetratado de imponer nada. Hemos simple-mente expuesto camo pasan las cosas en elmundo animal y entre los hombres.

Antiguamente la Iglesia amenazaba conel infierno á los hombres para moralizarlosy todos sabemos lo que logró: desmorali-zarlos. El juez amenaza con la argolla, ellátigo, el patíbulo, siempre en nombre deestos mismos principios de sociabilidadque él ha escamotado á la sociedad, con locual solo logra desmoralizarla. Y los auto-ritarios de toda especie, ante la idea de queel juez y el cura puedan desaparecer de latierra, ponen el grito en el cielo creyendosu desaparición un peligro social.

Nosolros no tememos nada al renunciaral juez ni tememos tampoco una condena-ción. Hasta renunciamos, de acuerdo conGuyau, á toda especie de sanción, á todaclase de obligación de la moral. No tene-mos ningún miedo en decir lo siguiente:«Haz lo que quieras, haz como quieras»,puesto que estamos persuadidos que la in-mensa masa de hombres, á medida que seirán ilustrando cada día más, y se desem-barazarán de las trabas actuales, hará y

obrará siempre en una determinada direc-ción útil á la sociedad, del mismo modo quede antemano estamos persuadidos que elniño caminará un día derecho en lugar deandar sobre cuatro pies, simplemente porel hecho de que ha nacido de padres quepertenecen á la especie hombre.

Todo lo más que podemos hacer, es darun consejo; y aun al darlo agregamos:«Este consejo únicamente tendrá valorcuando tú mismo reconozcas, por la expe-riencia y la observación, que es bueno se-guirlo.»

Cuando vemos á un joven que se encor-va y encierra de este modo el pecho y lospulmones, le aconsejamos que se ponga de-recho y mantenga la cabeza levantada ysaliente el pecho. Aconsejárnosle respireel aire á plenos pulmones, para que se leensanchen, porque de este modo encontra-rá la mejor garantía contra la tisis. Pero alpropio tiempo le enseñamos fisiología á finde que por sí mismo conozca el funciona-miento de los pulmones y escoja él mismola posición que comprenda más sana yútil.

Esto es lo único que podemos hacer enmateria de moral. Solo tenemos el derechode dar un consejo, al cual, aun, debemosañadir: «Acéptalo SÍ te parece bueno.»

Pero al dejar á cada individuo el derechode obrar como le parezca bien; al negar enabsoluto á la sociedad el derecho de casti-gar á quien sea y del modo que fuere, poralgún acto antisocial que hubiere cometido,nosotros no renunciamos, sin embargo, ánuestra facultad de amar lo que nos parez-ca bueno y odiar lo que malo nos parezca.Amar y odiar; puesto que solo los que sa-ben odiar son los que saben amar. Noso-taos nos reservamos esto, y ya que única-mente esto es lo que basta á cada sociedadanimal para mantener y desarrollar lossentimientos morales, con mayor motivobastará á la especie humana.

Solamente pedimos una cosa; eliminartodo aquello que en la sociedad actual im-pida el libre desarrollo de estos dos senti-mientos, todo aquello que falsea nuestrojuicio: el Estado, la Iglesia, la Esplotación,el juego, el cura, el gobierno, el esplotador.

Actualmente, cuando vemos un Jack elDestripador asesinar una tras otra á diezmujeres pobres, las más miserables—y mo-ralmente superiores á las tres cuartas par-tes de los burgueses ricos—nuestro primersentimiento es de odio. Si hubiésemos tro-pezado con él el día que asesinó á la mujerque quería hacerse pagar los sesenta cén-timos del alquiler que le debía por su habi-

tación, le hubiéramos albergado una balaen el cráneo, sin reflexionar que la balahubiera estado mejor empleada en la cabe-za del propietario del tugurio.

Pero cuando nos acordamos de todas lasinfamias que lo condujeron á cometeraquellos asesinatos; cuando pensamos enlas tinieblas porque vagó acompañado porimágenes sugeridas por libros inmundosó por pensamientos inculcados por li-bros estúpidos, entonces nuestro senti-miento se desdobla; y el día en que sepa-mos que Jack está en manos de un juez elcual fríamente ha destrozado cien vecesmás vidas humanas, hombres, mujeres yniños, que todos los Jacks conocidos; cuan-do lo sepamos entre las manos de estosmaniáticos, ó de estas gentes que envíanun Borras á presidio para demostrar á losburgueses que saben montar á las mil ma-ravillas la guardia en torno de todos ellos,entonces todo nuestro odio contra Jack eldestripador de mujeres, desaparecerá y sedirigirá en otro sentido. Entonces se trans-formará en odio contra la sociedad cobar-de é hipócrita, contra estos representantesconocidos. Todas las infamias de un des-tripador desaparecen ante esta serie secu-lar de infamias cometidas en nombre de laLey. Esta es precisamente la que odiamos.

En la actualidad, nuestro sentimiento sedesdobla continuamente Comprendemosclaramente que todos nosotros somos másó menos voluntariamente los puntales deesta sociedad. Nosotros no osamos odiar.¿Acaso únicamente osamos amar? En unasociedad basada en la explotación y en laesclavitud, la naturaleza humana se de-grada.

Pero á medida que la esclavitud desapa-rezca entraremos de nuevo dentro de nues-tros derechos. No sentiremos la fuerza deodiar y amar, aun en los casos mas compli-cados como el que acabemos de citar.

Respecto nuestra vida de todos los días,dejamos libre curso á nuestros sentimientosde simpatía ó de antipatía; nos sucede yaen todos los instantes de nuestra vida. To-dos amamos la fuerza moral y desprecia-mos la debilidad moral, la cobardía. A cadainstante, nuestras palabras, nuestras mira-das, nuestras sonrisas, expresan nuestrogozo á la vista de los actos útiles á la razahumana, los actos que consideramos bue-nos. A cada instante manifestamos pormedio de nuestras miradas y nuestras pa-

Continuará.