la protesta humana_13

4
LA PROTESTA HUMANA Se vende en los siguientes Kioskos: PLAZA INDEPENDENCIA id LAVALLE id RODRÍGUEZ PEÑA id MONSERRAT id CONSTITUCIÓN id 11 DE SETIEMBRE id VICTORIA (frente á la Catedral. id LOREA Y en las librerías, Corrientes 2041. Esmeralda 574 y Rivadavia 2339. En el ROSARIO DE SANTA FÉ, en los Kioskos de las calles S. Juan y S. Luis esquina Cortada. En MONTEVIDEO, Librería y papelería de Nicolás Carzano, calle Río Negro núm. 14. Se admiten suscripciones en Buenos Aires, en la Librería calle Corrientes núm. 2041. La prensa de esta capital y la poli- cía se han dado la mano estos días para poner á la superficie, en toda su desnu- dez, algo que siniestramente palpita lo- zano, pero con lozanías de cementerio, allá en el fondo de nuestra aparente civilización. Este algo espanta, aterra y filtraría en el ánimo la duda más pesimista tras arraigadas convicciones pu- sieran de continuo ante la vista un mun- do nuevo en el cual tamañas monstruo- sidades no pudieran tener cabida. Nos referimos á la vasta red de in- fanticidas de profesión que el hallazgo de una criatura recien nacida en la calle de la Libertad ha puesto de golpe y porrazo á la vista del estupefacto pú- blico que estudia males tan graves como este. Hasta el presente la autoridad lleva ya incoados más de doscientos proce- sos, ha inhumado docenas de pequeñas víctimas tomado declaración á más de 1800 personas y puesto á la cárcel buen número de parteras de alto y bajo abo- lengo. Todo un mundo de enterradores de fetos que indudablemente no habrán leído á Malthus, pero que practican á las mil maravillas sus doctrinas de eli- minación de seres en la superficie de la tierra. Pero por antinatural que sea la teoría malthusiana esta se funda sin embar- go en un algo razonable que, si no la hace aceptable á los ojos del científico y del sociólogo por lo menos la disculpa. No así en el presente asunto que nos ocupa. En otras no muy lejanas épocas en las que la idea de humanidad estaba totalmente desfigurada, anulada casi, esta matanza en toda regla de la in- fancia en germen, podía aún ser dis- culpable. Pero hoy que el humanitarismo se ha elevado á religión, que alardeamos de humanitarios á cada momento, que á diario se fundan asilos de toda espe- cie para la infancia desvalida, que se proclama el derecho á la vida en todos los tonos, no tiene disculpa alguna esta monstruosidad puesta á la superficie y hay que atacarla rudamente dejando á un lado las atenuantes que pueden ale- garse. Estamos de acuerdo con La Nación «Es al borde de un abismo social» que nos hemos asomado. Pero este abisme hace ya siglos y siglos que está abier- to á nuestras plantas, precisamente porque la causa que lo forjó subsiste hace siglos y siglos y todo el actual régimen capitalista contribuye á man- tenerlo abierto y procura por todos los medios que no lo veamos. Este número infinito de mujeres que ahogan en su vientre á sus hijos, estas centenares de infanticidas de profesión, que pública ó ocultamente cometen es- tos crímenes, por desnaturalizadas que sean y monstruosas, no son, sin em- bargo, sino los efectos de causas que á diario fomentan la religión, el régimen económico, la imperante moral bur- guesa. Mejor dicho: son estas las causas. Una sociedad que befa y escarnece á la mujer soltera por no haber sancio- nado con la religión ó la ley el acto más natural del mundo: la procreación; y la hace blanco de sus risas y denues- tos, no tiene por que escandalizarse de estos infanticidios. Una sociedad que mantiene á los sa- cerdotes de una religión que siglos ha- ce predicó la impureza de la mujer y cuyos sacerdotes hacen del celibato y de la virginidad el colmo de la moral y de la virtud, no tiene porque escandali- zarse si la joven madre soltera va á do imbécil le calificaría de Una sociedad cuyo sistema de pro- ducción obliga á la mujer á gastar sus fuerzas y energías en el taller y en la fábrica para subvenir á necesidades apremiantes que nunca puede cubrir, no tiene tampoco porqué escandalizar- se si la joven madre opta por suprimir de la vida el fruto de sus amores que sabe no podrá alimentar más tarde. Una sociedad que niega á lajuventud, á la edad viril, los medios económicos para constituir un hogar, no tiene tam- poco porque escandalizarse si el hom- bre rehusa afrontar sus consiguientes cargas y prefiere llenar sus huesos de mercurio allá en el fondo de los lupa- nares. Una sociedad que reglamenta la pros- titución y saca pingües rentas del trá- fico infame de la carne sonrosada de la nina, y establece dos categorías de mujeres, honradas y deshonradas, no tiene porque escandalizarse si las infan- ticidas de profesión pululan y llenan las cloacas y los estercoleros públicos con lo que debiera ser futuras genera- ciones. Y por esto, si acordes estamos con la prensa burguesa, afirmando con ella que esto es un abismo social» no pode- mos estar ya acordes cuando pide á las autoridades castiguen con mano fuerte tamaños actos. No á los efectos, las causas hay que atacar. Ataqúese á la Religión prostituido- ra de la mujer cuando le inculca la idea de que el acto carnal es infame é impuro si no lo sanciona el sacerdo- te sodomita. Ataqúese á la autoridad prostituido- ra de la mujer cuando le inculca ideas de deshonra por no haber llevado ante el sancionamíento legal el fruto de sus ilícitos amores. Ataqúese de nuevo á la autoridad reglamentadora de lupanares, alcahueta rias materiales,. jovenes y ,loquedederecho natural debe satísfacer todas sus necesidades mate- riales y dígase y repítase á la mujer, bien alto, que la deshonra no consiste en pasear el fruto de sus amores por las calles y paseos, sino en arrojarlo á la alcantarilla. Dígasele y repitase bien alto que el deshonor consiste en presentar el son- rosado niño al cura ó al juez, que las aves no tienen quien sancione y dé permisos para actos muy naturales y á las cuales nadie considera sin em- bargo impuras y deshonradas. Incúlqueseles la idea de que la ma- ternidad es el más noble de los actos humanos y que su nobleza arranca de la misma espontaneidad de la natura- leza y no del sancionamiento de mora- listas imbéciles que convierten al mun- do en un infierno de preocupaciones angustiosas. Y al inculcar á la juventud esta sana moral ataquemos de paso las causas que producen esta corupción de la vida y digamos bien alto: La Religión, la Autoridad, el Capi- talismo: he aquí los verdaderos infan- ticidas. He aquí los que nos conducen at «borde de un abismo social» predi- cándonos á diario un respeto á la re- ligión y á la ley que ellos forjaran, no la naturaleza, y de las cuales se ríen ellos mismos en su fuero interno, y úni- cos creadores de la miseria que obliga á la joven soltera á ahogar en sus en- trañas el ser que no podrá mantener cuando nazca. Inútiles todas las perspicaces policías, inútiles todos los clamoreos y lamenta- ciones de la prensa burguesa, inútiles todos los castigos que las magistratu- ras impondrán á las infanticidas de pro- fesión, inútiles todas las leyes que se dicten para aminorar estos males, si dejamos subsistir la Religión que crea tollas las formas de superstición imagi- nables, si dejamos en pie la Autoridad que fomenta el respeto religioso y re- glamenta la vida afectiva para mejor dominar el rebaño humano; si no ata- camos de frente la injusticia del Capi- talismo acaparador y absorbente. Sí; todo será inútil mientras esta po- dre citada no se derrumbe. La joven madre que el mundo ridi- culiza, creyéndose deshonrada, no afron- tará el bochorno de que se la haga objeto y continuará acudiendo á la in- fanticida de profesión la cual, á su vez, se burlará de la ley ocultándola más cuidadosamente. Esto es lo único que va á conseguir- se. Echar un más tupido velo á estás monstruosidades. El fondo putrefacto continuará tragando seres en germen precisamente porqué las causas no se atacarán. Sabemos hay un interés capital en mantener el actual estado religioso, po- lítico y económico, porqué con él me- dra el privilegio y el parasitismo, y por esto no pedimos el castigo de nadie, que por otra parte tampoco puede im- ponerse á todos, dadas las altas influen- cias de que gozan algunas infanticidas de profesión. Y si somos pesimistas en este terre- no, no lo somos, sin embargo, por lo que atañe al del porvenir. Creemos fir- memente es necesario una Revolución saludable que barra toda esta podre burguesa coma autoritaria, esta desigualdad eco- nómica, y ponga en su lugar el impe- rio del comunismo igualitario, de la libertad natural, coronados por el amor libre y la solidaridad humanas. Todo lo que se intente fuera de este terreno serán los acostumbrados paños calientes que nada curan, las previ- siones que nada evitan las hipocresías que lloran sobre los propios males que ellas mismas crearon. O sino, al tiempo. PRAT. La organizacion I Hace muchos años que entre ios anar- quistas se discute grandemente esta cues- tión. Y, como sucede anienudo, cuando se pone apasionamiento en una discusión y á la investigación de la verdad se mezcla el puntillo de tener razón, ó cuando las dis- cusiones teóricas son únicamente una ten- tativa para justificar una conducta práctica inspirada por otros motivos, se ha produci- do una gran confusión de ideas y de pa- labras. Recordemos de paso, aunque solo sea para aligerarnos el animo de su peso, las simples cuestiones de palabras que á veces han alcanzado la más alta cima del ridiculo, como por ejemplo; «nosotros no queremos la organización pero sí la armonización"; «somos contrarios á la asociación, pero ad- mitimos la inteligenciación»; «no queremos secretario ni cajero, porque son cosas au- toritarias, pero encargamos á un compañe- ro lleve la correspondencia y á otro guarde el dinero», Y recordado esto abordemos la cuestión seria y principal. Hay entre los que reivindican el nombre de anárquicos, con adjetivos varios a sin adjetivos, dos tracciones; los partidarios y los adversarios de la organización. Si no podemos lograr ponemos de acuer- do busquemos por lo menos el modo de comprendernos. el coito ilegal... legalizado, si se quiere que la juventud no se corroa con todas las sifíles; incluso la mate- riaque luego da nacimiento al hábito adquirido. Ataqúese al capitalismo acaparador e las riquezas creadas por el proleta- riadosi se quiere que éste constituía ogarés llenos de comodidades y di- has, únicas que pueden disminuir en arte el infanticidio. Ataqúese todo, pero todo nuestro sis- tema político, religioso y económico, único causante responsable de diezmar el aumento natural de la población, y entoncescreeremos que realmente se quiere desaparezcan de la faz del pla- neta todas estas monstruosidades que enen por nombre, robos, asesinatos, ifanticidios, miseria, suicidios, toda esta cohorte de dolores humanos inse- arables compañeros de las causas que los engendraron. Combátense todo este cúmulo de preo- cupacionesreligiosas, de absurdas des- onras, y dense á todos los humanos a instrucción integral suficiente de acuerdo con una ciencia que ya no dis- tingue de honores estúpidos y con una filosofía que proclamó el derecho á la vida, al bienestar, combatidora tenaz de un sistema económico que, rica la sociedad, produce sin embargo, mise-

Upload: marcder

Post on 11-Dec-2015

220 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

publicación anarquista Buenos Aires, 1897

TRANSCRIPT

Page 1: La Protesta Humana_13

LA PROTESTA HUMANASe vende en los siguientes Kioskos:PLAZA INDEPENDENCIA

id LA VALLEid RODRÍGUEZ PEÑAid MONSERRATid CONSTITUCIÓN

id 11 DE SETIEMBRE

id VICTORIA (frente á la Catedral.id LOREAY en las librerías, Corrientes 2041.

Esmeralda 574 y Rivadavia 2339.En el ROSARIO DE SANTA FÉ, en los

Kioskos de las calles S. Juan y S. Luisesquina Cortada.

En MONTEVIDEO, Librería y papeleríade Nicolás Carzano, calle Río Negronúm. 14.

Se admiten suscripciones en BuenosAires, en la Librería calle Corrientesnúm. 2041.

La prensa de esta capital y la poli-cía se han dado la mano estos días paraponer á la superficie, en toda su desnu-dez, algo que siniestramente palpita lo-zano, pero con lozanías de cementerio,allá en el fondo de nuestra aparentecivilización.

Este algo espanta, aterra y filtraría enel ánimo la duda más pesimistatras arraigadas convicciones pu-sieran de continuo ante la vista un mun-do nuevo en el cual tamañas monstruo-sidades no pudieran tener cabida.

Nos referimos á la vasta red de in-fanticidas de profesión que el hallazgode una criatura recien nacida en la callede la Libertad ha puesto de golpe yporrazo á la vista del estupefacto pú-blico que estudia males tan graves comoeste.

Hasta el presente la autoridad llevaya incoados más de doscientos proce-sos, ha inhumado docenas de pequeñasvíctimas tomado declaración á más de1800 personas y puesto á la cárcel buennúmero de parteras de alto y bajo abo-lengo.

Todo un mundo de enterradores defetos que indudablemente no habránleído á Malthus, pero que practican álas mil maravillas sus doctrinas de eli-minación de seres en la superficie de latierra.

Pero por antinatural que sea la teoríamalthusiana esta se funda sin embar-go en un algo razonable que, si no lahace aceptable á los ojos del científicoy del sociólogo por lo menos la disculpa.

No así en el presente asunto que nosocupa.

En otras no muy lejanas épocas enlas que la idea de humanidad estabatotalmente desfigurada, anulada casi,esta matanza en toda regla de la in-fancia en germen, podía aún ser dis-culpable.

Pero hoy que el humanitarismo seha elevado á religión, que alardeamosde humanitarios á cada momento, queá diario se fundan asilos de toda espe-cie para la infancia desvalida, que seproclama el derecho á la vida en todoslos tonos, no tiene disculpa alguna estamonstruosidad puesta á la superficie yhay que atacarla rudamente dejando áun lado las atenuantes que pueden ale-garse.

Estamos de acuerdo con La Nación

«Es al borde de un abismo social» quenos hemos asomado. Pero este abismehace ya siglos y siglos que está abier-to á nuestras plantas, precisamenteporque la causa que lo forjó subsistehace siglos y siglos y todo el actualrégimen capitalista contribuye á man-tenerlo abierto y procura por todoslos medios que no lo veamos.

Este número infinito de mujeres queahogan en su vientre á sus hijos, estascentenares de infanticidas de profesión,que pública ó ocultamente cometen es-tos crímenes, por desnaturalizadas quesean y monstruosas, no son, sin em-bargo, sino los efectos de causas que ádiario fomentan la religión, el régimeneconómico, la imperante moral bur-guesa. Mejor dicho: son estas las causas.

Una sociedad que befa y escarneceá la mujer soltera por no haber sancio-nado con la religión ó la ley el actomás natural del mundo: la procreación;y la hace blanco de sus risas y denues-tos, no tiene por que escandalizarse deestos infanticidios.

Una sociedad que mantiene á los sa-cerdotes de una religión que siglos ha-ce predicó la impureza de la mujer ycuyos sacerdotes hacen del celibato yde la virginidad el colmo de la moral yde la virtud, no tiene porque escandali-zarse si la joven madre soltera va ádo imbécil le calificaría de

Una sociedad cuyo sistema de pro-ducción obliga á la mujer á gastar susfuerzas y energías en el taller y en lafábrica para subvenir á necesidadesapremiantes que nunca puede cubrir,no tiene tampoco porqué escandalizar-se si la joven madre opta por suprimirde la vida el fruto de sus amores quesabe no podrá alimentar más tarde.

Una sociedad que niega á lajuventud,á la edad viril, los medios económicospara constituir un hogar, no tiene tam-poco porque escandalizarse si el hom-bre rehusa afrontar sus consiguientescargas y prefiere llenar sus huesos demercurio allá en el fondo de los lupa-nares.

Una sociedad que reglamenta la pros-titución y saca pingües rentas del trá-fico infame de la carne sonrosada de lanina, y establece dos categorías demujeres, honradas y deshonradas, notiene porque escandalizarse si las infan-ticidas de profesión pululan y llenanlas cloacas y los estercoleros públicoscon lo que debiera ser futuras genera-ciones.

Y por esto, si acordes estamos conla prensa burguesa, afirmando con ellaque esto es un abismo social» no pode-mos estar ya acordes cuando pide á lasautoridades castiguen con mano fuertetamaños actos.

No á los efectos, las causas hay queatacar.

Ataqúese á la Religión prostituido-ra de la mujer cuando le inculca laidea de que el acto carnal es infameé impuro si no lo sanciona el sacerdo-te sodomita.

Ataqúese á la autoridad prostituido-ra de la mujer cuando le inculca ideasde deshonra por no haber llevado anteel sancionamíento legal el fruto de susilícitos amores.

Ataqúese de nuevo á la autoridadreglamentadora de lupanares, alcahueta

rias materiales,. jovenes y, lo que de derecho natural debesatísfacer todas sus necesidades mate-riales y dígase y repítase á la mujer,bien alto, que la deshonra no consisteen pasear el fruto de sus amores porlas calles y paseos, sino en arrojarlo ála alcantarilla.

Dígasele y repitase bien alto que eldeshonor consiste en presentar el son-rosado niño al cura ó al juez, que lasaves no tienen quien sancione y dépermisos para actos muy naturales yá las cuales nadie considera sin em-bargo impuras y deshonradas.

Incúlqueseles la idea de que la ma-ternidad es el más noble de los actoshumanos y que su nobleza arranca dela misma espontaneidad de la natura-leza y no del sancionamiento de mora-listas imbéciles que convierten al mun-do en un infierno de preocupacionesangustiosas.

Y al inculcar á la juventud esta sanamoral ataquemos de paso las causasque producen esta corupción de lavida y digamos bien alto:

La Religión, la Autoridad, el Capi-talismo: he aquí los verdaderos infan-ticidas. He aquí los que nos conducenat «borde de un abismo social» predi-cándonos á diario un respeto á la re-ligión y á la ley que ellos forjaran, nola naturaleza, y de las cuales se ríenellos mismos en su fuero interno, y úni-cos creadores de la miseria que obligaá la joven soltera á ahogar en sus en-trañas el ser que no podrá mantenercuando nazca.

Inútiles todas las perspicaces policías,inútiles todos los clamoreos y lamenta-ciones de la prensa burguesa, inútilestodos los castigos que las magistratu-ras impondrán á las infanticidas de pro-fesión, inútiles todas las leyes que sedicten para aminorar estos males, sidejamos subsistir la Religión que creatollas las formas de superstición imagi-nables, si dejamos en pie la Autoridad

que fomenta el respeto religioso y re-glamenta la vida afectiva para mejordominar el rebaño humano; si no ata-camos de frente la injusticia del Capi-talismo acaparador y absorbente.

Sí; todo será inútil mientras esta po-dre citada no se derrumbe.

La joven madre que el mundo ridi-culiza, creyéndose deshonrada, no afron-tará el bochorno de que se la hagaobjeto y continuará acudiendo á la in-fanticida de profesión la cual, á su vez,se burlará de la ley ocultándola máscuidadosamente.

Esto es lo único que va á conseguir-se. Echar un más tupido velo á estásmonstruosidades. El fondo putrefactocontinuará tragando seres en germenprecisamente porqué las causas no seatacarán.

Sabemos hay un interés capital enmantener el actual estado religioso, po-lítico y económico, porqué con él me-dra el privilegio y el parasitismo, ypor esto no pedimos el castigo de nadie,que por otra parte tampoco puede im-ponerse á todos, dadas las altas influen-cias de que gozan algunas infanticidasde profesión.

Y si somos pesimistas en este terre-no, no lo somos, sin embargo, por loque atañe al del porvenir. Creemos fir-memente es necesario una Revoluciónsaludable que barra toda esta podreburguesacoma autoritaria, esta desigualdad eco-nómica, y ponga en su lugar el impe-rio del comunismo igualitario, de lalibertad natural, coronados por el amorlibre y la solidaridad humanas.

Todo lo que se intente fuera de esteterreno serán los acostumbrados pañoscalientes que nada curan, las previ-siones que nada evitan las hipocresíasque lloran sobre los propios males queellas mismas crearon.

O sino, al tiempo.PRAT.

La organizacionI

Hace muchos años que entre ios anar-quistas se discute grandemente esta cues-tión. Y, como sucede anienudo, cuando sepone apasionamiento en una discusión y ála investigación de la verdad se mezcla elpuntillo de tener razón, ó cuando las dis-cusiones teóricas son únicamente una ten-tativa para justificar una conducta prácticainspirada por otros motivos, se ha produci-do una gran confusión de ideas y de pa-labras.

Recordemos de paso, aunque solo seapara aligerarnos el animo de su peso, lassimples cuestiones de palabras que á veceshan alcanzado la más alta cima del ridiculo,como por ejemplo; «nosotros no queremosla organización pero sí la armonización";«somos contrarios á la asociación, pero ad-mitimos la inteligenciación»; «no queremossecretario ni cajero, porque son cosas au-toritarias, pero encargamos á un compañe-ro lleve la correspondencia y á otro guardeel dinero», Y recordado esto abordemos lacuestión seria y principal.

Hay entre los que reivindican el nombrede anárquicos, con adjetivos varios a sinadjetivos, dos tracciones; los partidarios ylos adversarios de la organización.

Si no podemos lograr ponemos de acuer-do busquemos por lo menos el modo decomprendernos.

el coito ilegal... legalizado, si sequiere que la juventud no se corroacon todas las sifíles; incluso la mate-ria que luego da nacimiento al hábitoadquirido.Ataqúese al capitalismo acaparador

e las riquezas creadas por el proleta-riado si se quiere que éste constituíaogarés llenos de comodidades y di-has, únicas que pueden disminuir enarte el infanticidio.Ataqúese todo, pero todo nuestro sis-

tema político, religioso y económico,único causante responsable de diezmarel aumento natural de la población, yentonces creeremos que realmente sequiere desaparezcan de la faz del pla-neta todas estas monstruosidades queenen por nombre, robos, asesinatos,ifanticidios, miseria, suicidios, todaesta cohorte de dolores humanos inse-arables compañeros de las causas quelos engendraron.Combátense todo este cúmulo de preo-cupaciones religiosas, de absurdas des-onras, y dense á todos los humanosa instrucción integral suficiente deacuerdo con una ciencia que ya no dis-tingue de honores estúpidos y con unafilosofía que proclamó el derecho á lavida, al bienestar, combatidora tenazde un sistema económico que, rica lasociedad, produce sin embargo, mise-

Page 2: La Protesta Humana_13

ciones más importantes que la de San Ni-colás, de acaudalados estancieros, de ele-vadas damas y señoritas, de los grandescaciques de provincias, de quienes todo elpueblo sabe y acepta como cosa corriente,que disponen á su antojo de la vida y ha-cienda de sus subditos.

Pero dicho estado de cosas no es exclu-sivo de este país; salvo pequeñas varianteses moneda corriente en todas partes yforma la característica de los países civili-zad os.

El suicidio y el infanticidio son propiosde los tiempos y de la cultura actuales; sumayor desarrollo se halla en los grandesemporios de la civilización.

Lo que está pasando en Buenos Aires noes más que una muestra de lo que ocurreconstantemente' en las principales espítaleseuropeas y americanas.

Repitámos la frase con toda su horribledesnudez:

Los alumbramientos fuera de lo naturalsuperan este año á los naturales», en laclientela de algunas negociantas del honorque asilo han declarado. . .y . . . pregun-tamos nosotros: ¿Habrá algún país en Asiaó en África de esos que tan vanidosamentellamamos bárbaros, que pueda presentaruna estadística tan edificante como la quese desprende de las anteriores líneas?

Estos datos, señores burgueses, hacenpor sí solos la apología de vuestra tan ca-careada civilización. Es esta precisamentevuestra sociedad cristiana y que tanto osempeñáis en conservar, y que nosotrosdetestamos.

Mas esos gacetilleros de la prensa bur-guesa, cuya congénita pedantería les dis-tingue, esos psicólogos- á lo padre Fleury,atribuyen aquellos males á causas pura-mente individuales, a vicios bajos y lastimo-sos. Como ellos pueden satisfacer hasta elhastío todas sus necesidades y placeres,no quieren reconocer que la causa de losmales de que estamos tratando es más queotra cosa, social, y hasta nos atrevemos ádecir totalmente social. Pues qué, eu elacto criminoso de la infanticida y en eldesenlace fatal del suicida, la determinanteen la mayor parte de casos, no es la faltade medios de subsistencia, falta debida áesta inhumana organización de la sociedadque permite que unos tengan hasta paraadornar sus caballos y perros de regalomientras á otros les taita para el pan cuo-

• tidiano?

violencia el pueblo español, una fiebre tau-rómaca, que merece fijar la atención delos sociólogos y hombres de Estado. Laenfermedad, aunque de carácter indolente,resenta síntomas tan graves, que, si Dios .la prudencia de los gobiernes no lo re-

median, no sé donde iremos á parar al finde la jornada.

Una de las causas que más han contri-buido á esta sobre excitación anormal delgusto que siempre ha manifestado el pue-blo español por las corridas de toros, hasido ls flamencomania. Muchos ilustresvástagos de casas aristocráticas y no po-cos ociosos herederos de familias acaudála-das, dieron hace algunos años en consi-derar como de buen tono la mala costum-bre de alternar con la gente del oficio.El impulso vino de muy alto y sus conse-cuencias se dejan sentir todavía Hizosede moda entre una buena parte de lajuventud dorada, el uso del sombrero cor-dobés de anchas alas y la americana cor-ta con honores de chaqueta, produciendo,domo era natural, esta comunidad de tra-jes entre señoritos y toreros, la compene-tración de ideas, hábitos y aficiones.

Ciento veintisiete corridas y novilladasde muerte, salvo error de menos, y hacien-caso omiso de las innumerables becerradas,corridas de embolados y vacas bravas conque casi todos los pueblos de escaso vecin-dario conmemoran la fiesta de su santopatron, se han verificado en capitales de pro-vincia, ciudades secundarias y villas im-portantes en el corto periodo á que merefiero. Solo en un día. el 12, he registradoveintisiete corridas, cifra á que apenas lle-garían quizás á fines del último siglo lasque se daban durante toda la temporada enlas plazas de Madrid, Sevilla, Valencia,Ronda y Zaragoza, únicas que entoncesestaban abiertas y consentidas.»

«De La Prensa, Buenos Aires, 20 Octubre 97.

Sabido es que en España la Autori-dad municipal es la que preside lascorridas de toros...por consiguiente

«es la autoridad la que fomente estesalvajismo»

de lo transcrito, tanto combate.

Ante todo hay que hacer una distinción,puesto que la cuestión es triple: la organi-zación en general como principio y con-dición de vida social, hoy y en la sociedadfutura; la organización del partido anár-quico; y la organización de las fuerzas po-pulares y especialmente las de las masasobreras para la resistencia contra el gobier-no y contra el capitalismo.

La necesidad de la organización en lavida social, y casi diré la sinonimia entreorganización y sociedad, es una cosa tanevidente que nos parece imposible hayaquien la ponga en duda.

Para darnos cuenta de ello es necesariorecordar cual es la función específica, ca-racterística del movimiento anárquico, ycomo los hombres y los partidos están suje-tos á dejarse absorber por la cuestión quemás directamente les atañe, olvidando todaslas cuestiones conexas, á mirar más la for-ma que la sustancia, en fin, á ver las cosasde un lado solo y perder de este modo lajusta noción de la realidad.

El movimiento anarquista comenzó siendouna reacción contra el espíritu de autori-dad, dominante en la sociedad civil, nosolamente en todos los partidos y todaslas organizaciones obreras, y fue engrosan-do poco á poco con todas las rebeldías le-vantadas contra las tendencias autoritariasy centralizadoas.

Era, pues, muy natural que muchos anar-quistas estuvieran medio hipnotizados poresta lucha contra la autoridad y que, cre-yendo, por la influencia de la educaciónautoritaria recibida, que la autoridad es elalma de la organización social, para comba-tir el alma combatiesen y negasen tambiénesta organización social.

Y realmente la hipnotización llegó alpunto de hacer sostener cosas verdadera-mente increíbles.

adversarios de la organización es el cr' qué no es posible haya organización

autoridad, y preferir, una vez admitida e lhipótesis, renunciar á toda organizaciónantes que aceptar una mínima autoridadcualquiera.

Ahora bien, que la organización, ó sla asociación para un fin determinadocon las formas y loa medios necesarios paraconseguir este fin, sea una cosa necesariaá la vida social nos parece evidentísima.El hombre aislado no puede siquiera vila vida del bruto: es impotente, salvolas regiones tropicales ó cuando la pobla-ción es rara, á procurarse el alimento; yes siempre, sin escepciones, para elevará una vida un poco superior á la de losanimales. Teniendo, pues, que unirse conlos demás hombres, mejor aún; encontrán-dose unido á ellos á consecuencia deevolución antecedente de la especie, el hom-bre debe, ó sufrir la voluntad de los demas(ser esclavo), ó imponer la voluntad propá los demás (ser una autoridad), ó vicon los demás en fraternal acuerdo á be-neficio del mayor bien de todos (ser un aso-ciado). Ninguno puede eximirse de esnecesidad, y los más recalcitrantes antiorga-nizadores, no solamente tienen que aceptla organización general de la sociedad ela cual viven, sino que aún en los actovoluntarios de su vida, hasta en sus sublvacíones contra la organización, se unese dividen la labor, se organizan con aquílíos con los cuales están de acuerdo y uti-lizan los medios que la sociedad ponesu disposición... siempre, bien entendidoque se trate de cosas queridas y hechas enserio y no de vagas aspiraciones platóni-cas, de sueños soñados.

Anarquía significa sociedad organizadasin autoridad, entendiéndose por autoridadla facultad de imponer la propia voluntady no el hecho inevitable y benéfico de quequien mejor entiende y sabe hacer unacosa logra más fácilmente hacer aceptarsu opinión y sirve de guía, en aquella de-terminada cosa, á los que son menos capa-ces.

Se combatió toda clase de cooperación éinteligenciación manteniendo que la aso-ciación es la antítesis de la anarquía; sesostuvo que sin acuerdos, sin obligacionesrecíprocas, haciendo todo el mundo aquelloque le pasara por la cabeza sin informarsesiquiera de aquello que otros hacían, todo

que anarquía significa que cada hombredebe bastarse á sí mismo y hacer por símismo todo aquello que necesite sin cam-bio y sin trabajo asociado; que los terroca-rriles podían funcionar perfectamente sinorganización, más aun, que esto ya sucedíaen Inglaterra (¡) ¡que el correo no era ne-cesario y que si un habitante en París te-nía que escribir á un amigo de San Peters-burgo . . . podía llevarle la carta el mismo(!!) etc., etc.

Se me dirá que esto son tonterías y que,por consiguiente, no vale la pena de hablarde ollas.

Sí; pero estas tonterías se han dicho, sehan publicado, y se han propagado; hansido acojidas por una gran parte del pú-blico como la expresión genuina de las ideasanarquistas; y sirven siempre como armasde combate á nuestros adversarios, burgue-ses y no burgueses, que quieren ob tenersobro nosotros una fácil victoria. Además,estas tonterías no están desprovistas de uncierto valor, en cuanto son la consecuencialógica de ciertas premisas y pueden servirde pueba experimental de la verdad ó deaquellas premisas.

Algunos individuos de mente limitadapero provistos de un poderoso espíritu ló-gico, cuando han acopiado algunas premi-

sas sacan do ellas todas las consecuen-cias hasta el final y, si así lo quiere la lógicallegan sin descomponerse hasta los másgrandes absurdos, hasta la negación de loshechos más evidentes. Otros hay que, mascultos y de espíritu más amplio, encuen-tran siempre modo de llegar á conclusio-nes más ó mones razonables, aún á truequede estropear la lógica, y para estos últimoslos errores teóricos tienen poca ó casi nin-guna influencia sobre la conducta práctica.Pero eu suma, hasta que no renunciemosá ciertos errores fundamentales,estaremossiempre amenazados por los silogistas átodo trance y caeremos siempre eu losmismos absurdos.

Y el error fundamental de los anarquistas

Segun nosotros la autoridad no solamentesino que en lugar de beneficiarla vive sella en calidad de parásito, obstaculizandola evolución y todas sus ventajas las apro-vecha en único beneficio especial de unadeterminada clase que esplota y oprime álas demás. Mientras en una colectividadhaya armonía de intereses, mientras queninguno tenga ganas ó pueda esplotar álos demás no hay trazas de autoridad; cuan-do viene la lucha intestina y la colectivi-dad so divide en vencedores y vencidos,entonces surge la autoridad, la cual, na-turalmente, se pone al servicio de los mástuertes y sirve para confirmar, perpetuary engrandecer su victoria.

Y cuando a cada atentado anarquis-ta que se suceda los escritores y perio-distas burgueses digan y repitan quesolo las teorias anarquistas tienen eltriste don de producir salvajes, noso-tros, con la lógica burguesa de Nuñezde Arce por maestra, diremos:

«La Autoridad, las clases elevadas;he aquí el salvajismo.»

Y entonces, veremos si se atreven adesmentirnos... á Nuñez de Arce.

Creemos esto y por esto somos anar-quistas; que si creyéramos que no puedeexistir organización sin autoridad seríamosentonces autoritarios, porque preferiríamosla autoridad que obstaculiza y adolora lavida, á la desorganización que la hace im-posible.

Por lo demás, lo que seremos nosotrospoco importa. Si tuese verdad que el ma-quinista, el jefe de tren y el inspector de-ban ser por fuerza autoridades, mejor quecompañeros que hacen en beneficio de losdemás un determinado trabajo, el públicopreferiría mejor aceptar su autoridad antesque tener que ir á pie. Si el administradorde correos no pudiera dejar de ser una au-toridad, todo hombre sano de mente sopor-taría la autoridad del administrador de co-rreos antes que llevar por si mismo lascartas.

Y entonces . . . la anarquía sería el sueñode algunos, pero no podría realizarse nunca.

[Continuará.)

Y en la determinación de los demás ca-sos ¿no tiene valor principal el ambienteque envuelve al individuo, la educación deeste y la h i g i e n e ,

circunstancias completamente sujetas en laactualidad á la fuerza y á la acción social?

Si en vez de educar á la mujer con unmisticismo antinatural rodeándola por todaspartes de inhumanas supersticiones sobre elhonor, sostenidas por esa misma prensapolítica tan satisfecha de su misión civiliza-dora, se la enseñara que es digno y salu-dable atender todas las necesidades orgá-nicas de su persona, si en vez de establecerdistinciones entre los individuos legalizan-do la unión de los progenitores y el naci-miento del ser, se rodeara del mayor res-peto y consideración la maternidad, siemprey en todas ocasiones, prescindiendo de lascircunstancias que puedan haber acompa-ñado el acto originario y por lo tanto desu legalidad, y si á mayor abundamiento lamadre tuviese siempre asegurada la sub-sistencia de su progenie, bien Modernos afir-mar que los infanticidios y abortos provo-cados no existirían, porque no tendríanrazón de existir.

Hoy eu esta sociedad del orden y de lacivilización, eu estos tiempos de progreso yprosperidad., que tan huecos tienen á los-sabios de gacetilla, todas las responsabi-lidades se acarrean á la pobre mujer: ella,el ser mas débil, mas delicado y sensiblede la especie, es la detentadora del honor.El hombre tiene el privilegio de jugar conél,y de no perder nunca ¡Cuánta infamia!...

Eu la sociedad libertaria por cuyo adve-nimiento trabajamos, no podrán subsistiresas iniquidades terribles, perqué la mujerlibre de suicidas preocupaciones no obede-decerá mas leyes que las que impone lamadre Naturaleza y en todas circunstanciasse hallará rodeada del respeto y del amorde los hombres que la considerarán comoá su igual.

Eu la sociedad libertaria basada en loalazos de solidaridad y de amor no tendránrazón do ser el vicio y la lujuria, porqueel ser humano podrá vivir en un ambientede higiene tísica y moral que le enaltezca,Intimando con la naturaleza y disfrutandoá su satisfacción de todos los placeres quehoy están vedados á la mayor parte de laespecie, cuya variedad expansionará su es-píritu, en vez de constreñirlo, como hoy,al limitado espacio de su persona.

Estos crímenes de que con lágrimas decocodrilo se lamenta la prensa burguesa,no se evitan con una batida de policía; elorigen del cual tiene raíces mucho másextensas y profundas, que se hallan en la

En plena supuración

Nos hallamos en la época del año enque la naturaleza goza de mayor vida, demayor actividad, vida y actividad que semanifiesta en el cuerpo humano, lo mismoque en el cuerpo social, expeliendo al ex-terior los productos de su morboso orga-nismo.

Según los supositorios de esta cancerosasociedad—la prensa burguesa—que tene-mos á la vista, el producto exudado eshediondo y específico, de manera que cadavez se hace más difícil ocultar el origendel cual y las causas que lo perpetúan.

Suicidios que van en aumento y se su-ceden sin interrupción todos los días,ex-Intendentes que asesinan para apode-rarse de uuos pesos, infanticidios y abortosprovocados, á granel, también diarios, po-niendo de manifiesto todos los grados deperversidad y constituyendo un negociopara numerosas personas; este es el cuadroque tenemos á la vista desde los últimosdías, y cuéntese que solo se ha levantadouna punta del velo que cubre esa podre-dumbre entre la que se agita el humanoser, que si fuera posible sacarla toda á lasuperficie, entonces, hasta los más abyec-tos habían de sacudir su mansedumbre ypedir á gritos el ciclón devastador que hade barrer tanta inmundicia.

Si se sacaran á relucir historias que per-manecen ocultas, si lo que se dice á me-nudo sotto voce pudiera darse á los vientosde la publicidad, si la burguesía no tuvieratan bien extendido el radio de su influen-cia, apoyándose mutuamente entre sí paracometer toda clase de vilezas y valiéndosede todas las fuerza oficiales que tienenavasalladas, para atemorizar al atrevido quepusiera á alguno de sus privilegiados enexhibición, saldrían á la luz atrocidadesinconcebibles de ex Intendentes de pobla-

Salvajismo autoritarioMadrid 21 de Setiembre de 1897

Desde hace alguuos años, y especíamen-te en estos últimos, tan llenos de calami-dades, viene padeciendo cada vez con mayor

Page 3: La Protesta Humana_13

organización del orden social tan maravi-lloso, tan perfecto que es el encanto de losprivilegiados puesto que con él satisfacenconcupiscencia y ambición.

De todos modos en bien de todos nos ale-gramos de que las úlceras sean fagedéni-cas, pues cuanto mayor sea el desenfrenode las malas pasiones, más pronto sobre-vendrá la total necrosis de la sociedad bur-guesa, de cuyos despojos nacerá la futuraHumanidad libre y armónica.

J. B.

La vida privada de los tzares y su fin anormalpor

NIKITTINE

Elisabet fue reemplazada eu el trono porPedro III, conocido mejor como marido deCatalina II. La mayor parle de las cortesde Europa nos han presentado monarcascuyas costumbres no pueden inspirarnossino asco, pero creo difícil encontrar otromás vicioso que Pedro III. Imposible eshacerse una idea de la disolución que rei-naba en su corte. Cada cortesano se exhi-bía abiertamente con su querida en la corte—lo mismo hacía el soberano—y eran en-tonces orgías continuas de una naturalezatal, que el respeto que tengo á los lecto-res me impide describir. Me contentarécon reproducir unos párrafos de una cartadel Sr. de Breteuil, un diplomático francésde aquella época: «La vida que lleva elemperador es sencillamente vergonzosa.Pasa sus tardes fumando y tomando cer-veza con sus cortesanos y estas libacionesse prolongan hasta las cinco ó las seis dela madrugada y casi siempre hay que. le-vantar al soberano completamente ebrio yllevarlo á la cama.» Naturalmente, contales gobernantes, el desgraciado puebloruso que se maltrataba peor de lo que hacela gente mala con los animales, yacía enuna miseria desesperante.

Cansada de la vida común con su ma-rido borracho, Catalina II se desembarazóde él haciéndolo matar. Le sucedió en eltrono, y su reinado no ha sido sino una largaserie de crímenes políticos y privados. Encuanto á su vida privada, como dice unescritor conocido, no seria posible leerlaen presencia de damas. He aqui ue deCatalina decía el Sr. Harris, consul inglés,en una carta fechada el 22 de enero de1777: «En su vida privada, la emperatrizCatalina II, se hace cada día más relajaday disipada y su sociedad está compuestala mayor parte del tiempo de la clase másbaja de sus cortesanos. Su salud se resienteevidentemente de los desarreglos de suconducta y las reflexiones que debe hacer,cuando considera fríamente los efectos desu conducta presenta, deben necesariamentealterarla.»

No puede conocerse el número de susamantes y según una correspondencia se-creta de la época, Catalina había confiadoá una dama de su corte «el cuidado deprobar antes de presentárselos los favori-tos que, en su furor histérico, cambiabacasi todos los días.»

Por otra parte recompensaba sus aman-tes con una generosidad regia, por supuestoá expensas del pueblo ruso que sus auto-

ridades robaban y oprimían más que nunca.He aquí, por lo pronto, y según un docu-mento auténtico, una nomenclatura de suslarguesas á sus favoritos:

«El príncipe Orlow recibió 15.000 cam-pesinos y 17.000.000 de rublos (1) en alha-

(l) El roublo vale: francos 3.99.jas y en palacios; Wassiltchikoff, simpleteniente de las guardias, 100.000 rublos endinero, 50.000 en alhajas y palacios, 7.000campesinos y el cordón de San Alejandro;Potemkin, por dos años de favor: 37.000campesinos eu Rusia, alhajas y un palacio,una pensión de 9.000.000 rublos y todaslas condecoraciones posibles; Zavadowsky,Ucranio, por diez y ocho meses de amor.G.000.000 campesinos eu Ucrania, 2000 id.en Polonia, 18.000 id. en Rusia, 90.000 ru-blos en alhajas, 150.000 rublos en dinero,una pensión secreta de gabinete de 10.000rublos, el Cordón Azul de Polonia y el títulode chambelán de Rusia; Soriez (servio), porun año de amor, una propiedad en Polonia,5000 rublos en dinero, alhajas y una rentade 12.000 rublos; Korsakoff, ruso, oficialsubalterno, por diez y seis de amor:150.000 rublos, 4000 campesinos en Polo-nia, 100.000 rublos para pagar sus deudas,el Cordón de Polonia y el título de cham-bellan; Lansky, ruso, caballero de la guar-dia, un par de botones de brillantes valorde 20.000 rublos, más 30.000 rublos parapagar sus deudas: además su hermana ysu prima fueron nombradas damas de honorde la emperatriz.»

En el momento en que se publicaba eldocumento del cual hemos extractado laanterior lista, Lausky era todavía objeto delos favores de la reina; es permitido supo-ner, pues, que los regalos se hayan mul-tiplicado. Por otra parte, todo DOS dejacreer que el historiador á quien debemosestas cifras se ha limitado á citar sólo lasnotables, pero que los amantes de algunosdías, y los de algunas horas aprovecharontambién, aunque sea en proporciones másmodestas,—de las liberalidades de la tzarina.

(Continuará)

Misceláneas— ¡¡¡HORORIZÉMONOS!!! De Roma telegrafia-

ron que los duques de Genova fueron objetode un (tente risa) atentado durante un viajeque hiciera en ferrocarril.

Al llegar á la capital italiana cayó en elcoche que ocupaban una.. .una.. .una.. (lamano nos tiembla) una piedra sin tocarles.

¿Y por esto se hace funcionar el telégrafo?¡Oh augustos polichinelas! Cuanta risa nos

causan vuestros infantiles aspavientos!Realmente ridículos.

Se celebró la fiesta del patronato de lainfancia.

Se inauguró solemnemente su nuevo edi-ficio.

Y concurrieron nada menos que noventay ocho señoras y ciento treinta y dos señoritas.

Ni una más ni una menos. Hemos teni-do la paciencia de contarlas en La Nación.

Que para esto se hacen patronatos y pe-riódicos de gran circulación} para que sue-nen tanto nombre distinguido.

Demos un viva a la caridad, á la vanidad,á la chifladura burguesa.Que han olvidado aquello del Cristo: « lo

qua dé tu mano derecha que no lo sepa laizquierda.»

¡Fantoches!

En la cámara de diputados de Viena unode estos pronunció un discurso do obstrucción

que duró desde las 9 de la noche hasta lasmañana del dia siguiente.Es decir, doce horas de cotorreo continuo.Este loro parlamentario se ha ganado en

buena lid su correspondiente jaula.Ignoramos el tema de su discurso, pero nosmemos sea una logorrea mayúscula.

Leemos:«El cura de Ferrara (Italia), ha sido de-

unciado, por segunda vez, ante los Tribu-ales, por el delito de adulterio, por un des-graciado marido de la villa italiana.«Según parece, el buen sacerdote puede

quince y raya á D. Juan Tenorio, encuestión de amoríos y de.. atrevimientos.»Cuestión de ociosidad y buena comida.No pensaría tanto en las hembras si, me-

dentro de una mina, tuviera que pensaren arrancar hulla.

Días atrás Liebknecht abogó por el patrio-smo.En un meeting recientemente celebradoen Barcelona, los socialistas abogaron por elservicio militar obligatorio.Y los socialistas de acá fluctúan entre pre-sentar en las futuras elecciones candidatospropios ó si «conviene dar los votos á otroscandidatos que se comprometan á sosteneruna ó todas las reformas pedidas por el par-tido socialista argentino.»Pero ¿que galimatías es este? ¿se han pa-

sado coa armas y bagajes al campo burgués?Patriotismo, militarismo, parlamentari-

smo...Todo esto no debieran defenderlo losque se llaman obreros.Ya lo hace la burguesía.

Momento obrero internacionalA R G E N T I N A (Cap i t a l )

Según versiones que nos merecen entero crédito,los obreros y gerentes de la imprenta del Sr. Peu-

han suscribido una suma de $ 15.000 con loscuales efectuaron un regalo a dicho señor burgues

del 25 aniversario de su casamiento, óde piala, como plutocráticamente se llamaconsistente en una máquina de imprimir en

miniatura que al efecto se ha encargado á Europa.Y ¿quieren saber los lectores como agradecerá dicho

burgues el regio donativo de sus esclavos? Pues, deun modo muy original, siempre dando crédito á laversión susodicha.

Precisamente el mismísimo dia de las bodas deplata se inauguraran en dicho establecimiento seismáquinas de componer que arrojarán á la calle á buennumero de los obreros donantes del expléndidoregalo.

Los cuales son capaces de quedarse en la calle ymuy satisfechos por haber actuado de grandes se-ñores por algunos minutos.

Que á esto obliga la ignorancia y la esclavitud delos que ni tienen vergüenza ni sienten en sus me-jillas el escozor de los bofetones que á diario les

burguesía.

E S P A Ñ A

Definitivamente el gobierno español ha puesto enlibertad á todos los compañeros que más de un añohan estado presos en la cárcel de Barcelona, sin quehasta el presente se les haya dicho por qué motivo.

La actual libertación no compensa en modo algunola escandalosa arbitrariedad de que se les hizo objeto

Mis »un: pone de relieve la injusticia cometida conlos deportados que se hallaban en identico caso quetos libertados, o sea, simplemente, ser sospechosos deanarquismo; y á los que una ley\ barbara condena ásufrir una pena que no se impone a los demás.

Y asi anda de dividido e1 criterio legal de los go-bernantes en la España frailuna é inquisitorial.

Los obreros panaderos de Madrid se declararondías hace en huelga en numero de 4000, pero gra-cias al modo que tienen las autoridades de respetarla libertad del trabajador, a la prudencia y a la calmade los socialistas que iniciaron la huelga, y á la pocaenergia y unión de los huelguistas, es de prever quea las horas que escribimos estas lineas hayan vueltolodos al trabajo, no sabemos si vencedores ó venci-dos aunque es de temer lo ultimo.

FRANCIA

Los mozos del matadero en París se hallan enhuelga. Seis de ellos,despedidos en castigo de fal-tas que cometieron, informaron al sindicato de sugremio, del abuso que se cometía en cuanto á lashoras de trabajo, obligándoles á permanecer en supuesto mayor tiempo del que debían, y el sindicatoresolvió la huelga de todos los mozos de matanzahasta que no sean repuestos los despedidos y se su-prima el trabajo nocturno. A la huelga se han unidotres mil carniceros, paralizándose por completo la ma-tanza.

BELGICA

Los comités directivos de las asociaciones minerasdecretaron para la presente semana la huelga generalen la región entera de Charleroi. En todas las hu-lleras cesará simultáneamente el trabajo.

Esta decisión fue adoptada después que terminó laconferencia celebrada en Mons entre los delegados delos obreros y los propietarios de hulleras. Estos genegaron terminantemente a acordar el aumento desalarios pedido por los delegados y declararon quepreferían aceptar las consecuencias de la huelga.

I N G L A T E R R A

He aqui algunos telegramas que nos informan delcurso de la gran huelga de maquinistas:

«Londres, 28.—No hay esperanza de que la huelgade maquinistas termine pronto, y todo arreglo es casiimposible, pues los patrones se niegan á entrar ennegociaciones mientras los maquinistas no renunciená su demanda de las ocho horas diarias de trabajocomo limite máximo, y estos rechazan por su parteesa exigencia de los patrones.

«Londres, 29.—Se teme que la crisis causada enlas industrias fabriles por la gran huelga de maqui-nistas, se complique con la lucha de los fabricantesde telas de algodón con sus obreros. Los propieta-rios de fabrica se han puesto de acuerdo para conju-rar la mala situación actual de su industria, deci-diendo, por mayoria de tres cuartas partes de votoscontra una, reducir los salarios de los obreros en un5 %, reducción que las Uniones de trabajadores re-chazan unánimemente.

«La declaración de huelga general por las Unionesretiraría 160.000 hombres de las fábricas de algodonesen un solo dia.»

«Londres, 30.—Hoy se reunieron en Manchester loscomités de trabajadores de las fábricas de tejidos dealgodón ubicadas en el Lancashire. Los delegadospresentes en la reunión representaban á 160.000obreros.

«La asamblea resolvió luchar por todos los medioscontra la reducción de un cinco por ciento en lossalarios, acordada ya por las cuatro quintas partes delos propietarios de fábricas.«Los fabricantes no han notificado todavía á los co-mites su decisión; pero ya saben que la notificaciónserá contestada con la huelga general.»

Como se ve, á la primera se agrega la huelga delos trabajadores de las fábricas de tejido de algodón,víctimas de la avaricia patronal, que no titubea enarrojar á la calle á 160.000 individuos con tal de no

FOLLETÍN DE «LA PROTESTA HUMANA» (5)

LA M O R A L A N A R Q U I S T APOR

P. KROPOTKIN

El águila devora al gorrión, el lobo devo-ra las marmotas, pero las águilas y los lo-bos se ayudan entre ellos para cazar, y losgorriones y las marmotas se solidarizantan bien contra los animales de rapiña quesolo los poco expertos se dejan devorar.En toda sociedad animal, la solidaridad esuna ley de la naturaleza, infinitamentemás importante que esta lucha por la exis-tencia cuya virtud nos ensalzan los bur-gueses en todos los tonos para mejor em-brutecernos.

Cuando estudiamos el mundo animal ytratamos de darnos cuenta de la lucha porla existencia, sostenida por cada ser vi-viente contra las circunstancias adversasy contra sus enemigos, observamos quecuanto más desarrollado está el principiode la solidaridad igualitario én una socie-dad animal y convertido al estado de hábi-to, más probabilidades tiene de sobreviviry salir triunfante de las luchas contra lasintemperies y contra sus enemigos. Cuan-do cada miembro de la sociedad siente más

su solidaridad con cada otro miembro dela sociedad, mejor se desarrollan en todosellos estas dos cualidades que son los fac-tores principales de la victoria y de todoprogreso; el valor por una parte y por otrala iniciativa del individuo. Y, cuando alcontrario, una sociedad animal, o un pe-queño grupo de animales pierde este senti-miento de solidaridad, (lo que sucede áconsecuencia de una miseria escepcional,'ó bien con una excesiva abundancia dealimentos) mucho más los dos factoresdel progreso—valor é iniciativa individual—disminuyen, acabando por desaparecer,y la sociedad, caída en decadencia, sucum-be ante sus enemigos. Sin confianza mu-tua, no hay lucha posible, no hay valor, niiniciativa, ni solidaridad, ni victoria. Es laderrota segura.

Otro día nos ocuparemos de este tema ypodremos demostrar con lujo de pruebascomo, en el mundo animal y humano, la leydel apoyo mutuo es la ley del progreso, ycomo el apoyo mutuo, del mismo modo queel valor y la iniciativa individual que sonsu consecuencia, aseguran la victoria á laespecie que mejor sabe practicarlos. Por elmomento nos bastará hacer confitar estehecho. El lector comprenderá por sí mismotoda su importancia para la cuestión quenos ocupa.

Imaginémonos ahora este sentimiento

de solidaridad obrando á través de los mi-llones de edades que se han sucedido des-de que los primeros esbozos de animalesaparecieron sobre el globo. Imaginaos co-mo poco á poco este sentimiento se fueconvirtiendo en hábito y se trasmitió porherencia, desde el organismo microscópicomás simple hasta sus descendientes,—losinsectos, los pájaros, los reptiles, los mamí-feros y el hombre—y se comprenderá el orí-gen del sentimiento moral qne es unanecesidad para el animal, como lo es elalimento y el órgano destinado á digerirlo.

He aquí, sin remontarnos más lejos (pararemontarnos deberíamos hablar de los ani-males complicados, salidos de colonias depequeños seres extremadamente simples)el origen del sentimiento moral. Hemos te-nido necesidad de ser extremadamentelacónicos para poder hacer entrar estagrande cuestión en el espacio de pequeñaspáginas, pero es bastante para ver que nohay nada de místico ni de sentimental. Sinesta solidaridad del individuo con la espe-cie, el reino animal no se hubiera nuncadesarrollado ni perfeccionado. El ser másavanzado sobre la tierra sería aún uno deestos pequeños grumos que nadan en lasaguas y que apenas se ven con el micros-copio. Ni eso sería; ¿acaso las primerasagregaciones de células ño son ya un he-cho de asociación en la lucha?

VI.Vemos en todo lo anteriormente expues-

to, al observar las sociedades animalesno con la vista interesada del burgués sinocon la del simple observador inteligenteque se llega á comprobar que este princi-pio: «Trata á los demás como tu quierasser tratado por ellos en circunstanciasanálogas», se encuentra en todas partesdonde hay sociedad.

Y cuando se estudia de cerca el desarro-llo ó la evolución del mundo animal, se des-cubre (con el zoologista Kessler y el econo-mista Tchernychevsky) que este principio,traducido en una sola palabra, Solidaridad,ha tenido, en el desarrollo del reino animaluna parte infinitamente más grande quetodas las adaptaciones que pudieran resul-tar de una lucha entre individuos para laadquisición de ventajas personales,

Es evidente que la práctica de la solida-ridad se encuentra aún más desarrolladaen las sociedades humanas. Las sociedadesde los monos más elevados en la escalaanimal nos ofrecen ya la más sorprenden-te práctica de solidaridad. El hombre da unpaso más en este camino y solamente áesto debe el poder preservar su raza débilen medio de los obstáculos que le opone lanaturaleza y desarrollar su inteligencia.

Page 4: La Protesta Humana_13

perjudicar sus ganancias.A esta imposición es lo que llaman «libertad del

trabajo» los economistas burgueses. Es la libertadde morirse de hambre.

RUSIA

Un telegrama que nos ha llenado do júbilo y de es-peranza, pues significa que en la reaccionaria Rusia,los obreros comprenden mejor que los de Europa, elmodo de efectuar una huelga y resistir las imposicio-nes patronales.

«Moscu, Octubre 30.—Los obreros de una granalgodonería do Oreschowo, ciudad de la provincia deWaldimir, se han amotinado y han causado hoy allíserios daños.

«Los jefes de la fabrica fueron arrollados por losrevoltosos, que después han asaltado y quemado lacasa del director, el cual escapó milagrasamente convida. A petición de las autoridades locales se hanenviado tropas para restablecer el orden.»

de que los grupos y compañeros que quiendistribuirlo ent re lot t rabajadores del cales pueda ser de más fácil adquisición.

Rogamos a los compañeros que nos rem-ten dinero por corroo, se sirvan certiflas cartas, de lo contrario corre el riesgoextraviarse.

Los compañeros que hayan remitido dineroy no lo hayan visto anotado en listas ó corres-pondencia, reclamen á esta administración.

El grupo «Tierra y libertad» avisan ácompañeros, que las reuniones tienen luloa jueves por la noche en la calle Pa1201 esq. Pasco y se ruega á toda agrupacionque edite periódicos ó folletos, tengan la ama-bilidad do mandar algunos ejemplares á Fran-cisco P. Cazenuve, Pavón núm. 910, BuenosAires.

LIBROS Y FOLLETOS QUE SE HALLAN EN VENTAEN LA «LIBRERÍA SOCIOLÓGICA», CORRIENTES

* En idioma español. —El SocUliWBé y el Con-greso de Londres, de A. llamón, $ 1; La Anar-quía es el Orden, 0,20; ¿Dónde está Dios?, 0,10;El Derecho á la Pereza, 025; Los Instigadores,de T. Turati; Los Deberes del Soldado, deLeón Tofsloy, 0,25; Sentido Común y Suges-tión, d« R. Ardigo, 0,15; L* Sociedad Fatura,de J. Grave, 0,75; Sociología Anarquista, de J.Montseny, 0,75; Págitas de Historia Socia-lista, 0,25; Almanaque Ilustrado, de «La Ques-<tione Sociale», 0.50; Entre Campesinos, tra-ducción de J. Prat, 0,15; La Anarquía, SuFUoioJte». Su Ideal, precio voluntario; Unepisodio de Amor en la Colonia Cecilia, pre-cio voluntario; El Revolucionario, idilio dia-bólico, de Reffé, 0,20. •

En idioma italiano.—Socialismo LibertarioVSócialismo Autoritario, de 7. Dómela, 0,25;GRi uomini e le teorie delPAnarchia, 0,15;Ai gíováni, di P. Kropotkine, 0,10; Alie fan-ciulle.di AnaMozzoni, 0,10; Comunismo Anar-chico, df P. Kropotkine 0,15; Barlumi d'Ideale,0,20; La legge e l'Aatoritá, di P. Kropotkine,15; i r a Contadini, di E. Malatesta, 0,15; Pri-mo passo all'Anarchia, precio voluntario;L'uomo ó cattivo?, di Grave, 0,05.

En la misma librería se bailan en ventaperiódicos anarquistas, redactados *én distin-los idiomas.

Los iniciadores del «Certamen Social»Internacional» ruegan a las agrupacionesque deseen presentar temas á propositó

fijen en la siguiente fórmula:El grupo propone el siguiente

tema:Premio: (especificar el objeto que

se destine á premio.)(Fecha y firma de la Agrupación

Los compañeros de «La Anarquía» dePlata, nos participan que tienen proyectauna serie de reuniones semanales, decuales esperan sacar buenos resultados parala difusión de la prensa anarquista.

Dicho periódico está próximo á aparecery lo recomendamos á la solidaridad de lasagrupaciones, visto el propósito que tieneaquellos compañeros de elevar en tirada4000 ejemplares, dado que la solidaridad

grupos y compañeros no les faltara pararealizar este propósito digno del apoyo detodos.

PROPAGANDA Y SOLIDARIDADEl editor del folleto «Entre Campesinos»,

que nunca ha sido sordo á la voz de la des-gracia, nos ofrece un medio para remediarla una al propio tiempo que hacer la otra,poniendo á la disposición de los compañerosque quieran adquirir dicho folleto quinientosejemplares cuyo producto íntegro deberá serdestinado á los compañeros expulsados y con-denados de España.

Si cada uno de nuestros lectores, aún ha-biéndolo leído, adquiriera un ejemplar pararegalarlo á un obrero inconsciente, realiza-ríamos el doble objeto de hacer propaganday socorrer á nuestros hermanos.

Para los pedidos dirigirse á nuestra admi-nistración ó á la «Librería Sociológica».—Precio 15 centavos ejemplar.

BUENA OCASIÓN PARA HACER PROPAGANDAEn la Librería Sociológica, Corrientes 2041,

Capital, hay una gran existencia del folleto,editado lujosamente, «Entre Campesinos», deMalatesta, traducción de J. Prat, el cual sevenderá á pesos 6 cada 100 ejemplares, á fin

SOCIEDAD COSMOPOLITA DE OBREROS

PANADEROS

Compañeros:El Domingo 7 de Noviembre á las 9 a. m,

el compañero Pedro Gallo dará una confe-rencia en nuestro local social, calle Andes563, sobre ei siguiente tema: «Loa Estatutode nuestra Sociedad y su cumplimiento porlos socios dentro de las Panaderías». .

Compañeros: es un deber de todos los socios

dose de nuestros Estatutos y suSalud y solidaridad.—El Comité.

Buenos Aires, 3 Noviembre de 1897.NOTA.—Para poder tomar parte en dicha

conferencia es necesario estar al corriente de

pago.

CONFERENCIA OBRERA

Se invita á los compañeros á la conferenciaque sobre la «cuestión social» disertará uncompañero el día 7 de Noviembre á las 3 p.m.en la calle Laprida 491—Lomas de Zamora.

Debido al cambio de imprenta hemos te-nido que retardar la salida. A partir del pró-ximo número el periódico saldrá todos lossábados.

Suscripción voluntaría á favor del Grupo «Los Ácratas»para la publicación de folletos

—Lista N.° 1.—Vale mas que sobre el panetc.; 1,00 -El mismo, 0,50—Vale mas que meenseñes una lista que un café, 0,20—de una

reunión en Barracas en diaSl, 1,00—Sobran-te de cafó, 0,26—Uno del taller de Hola, 1,00—J. C. M. 0,20.

Lista N.° ¡i.- Un exclavo conciente, 0,20—Uno de la Idea, 0,30—Ün puente, 0,05—Pri-mera enseñanza, 0,10—Un Jorobado, 0,30—Un desgraciado, 0,10—Uno que empieza áabrir los ojos, 0,40.

—Por conducto de la Librería Sociológica:Alejo Velez, 1,00—Bartolomé G. T., 1,50.

— Por conducto de La Protesta Humana—Grupo La Protesta del Esplotado de Mendoza;2,(X>.

SUSCRICIÓN VOLUNTARIA PARA CUBRIR Los

GASTOS QUE HA ORIGINADO LAPUBLICACIÓN DEL FOLLETO GERMINAL

Avanzo di caffé, 0,35 — Aldo, 0,30—Unaque BiTre mucho, 0,10—A. R., 0,10—Cualquie-ra, 0,50—M. Amatuzzio, 0,40—J. Bottazzi,0,20—Bertetti, 0,50 - Panclasta, 0,50—Un con-vinto, 0,80-Panadero, 0,25—Costa, 0,20-To-8i 0,50—Sartori, 0,50—Dr. Cavaizutti, 0,40—Bevilacqua, 0,35—Un cartero, 0,25—Uno, 0,25—Un Jenois, 0,70—Pascual Mediano, 0,25—Andrea, 0,30-Miranda, 0,20—Del Giudicc,0,20—Un affamato, 0,20—J. N., 0,50—García0,20 -OUneros, 0,50—J. Q., 0,15—Olgiatti,0,10—Luciani Juan, 0,20—Fra quello el Tai-tro, 0,10-Un burro del trabajo 0 ,20-P . D.Agostini, 0,40—Sobrante de copas, 0,60-Mes-mer, 1,00—Francisco, 0,20—Tomasín, 0,2o—Tolina, 0,50.

Déla Piata.—J. Serrano, 0,50.—Total pe-sos 13,15.—Déficit anterior, 12,30—Sobran-te 0,85.

Estado de cuentas de

«La P r o t e s t a Humana»

Gastos: — Déficit publicado en el n.°6, 9,39 —Tiraje y gastos expedición 2000 ejemplaresdel n.° 7—68,00—Idm. idm. n.° 8 más unsello para la administración, 73,80—idm. idm.n.° 9, más tiraje anuncios y gastos consi-guientes, 87,00—Idm. idm. n.° 10. 72,00—Idm. idm. de 2200 ejemplares n.° 11,70,00Idm. idm. y compra libretas para la admi-nistración, 72,70.—Total gastos y déficit an-terior 452,89.

Ingresos:—Por suscriciones fijas, voluntariasy venta de paquetes durante los números

Resumen:—Gastos, 452,89—Ingresos, 319,48—Déficit, 133,41.

Como pueden ver nuestros lectores el défi-cit es algo más que regular y, para cubrirlo,se necesita que todos los que simpaticen connuestra publicación redoblen sus esfuerzos,busquen nuevos suscritores y difundan elperiódico en centros obreros á los cuales nohaya penetrado aún.

Al propio tiempo rogamos á nuestros abo-nados que aun están en descubierto, dado queno tenemos cobrador, se sirvan pasar por laLibrería Sociológica, sea para renovar la sus-crición sea para liquidar la del trimestre pa/sado. ,

Los del interior pueden efectuarlo mandan-do el importe por correo á nuestra dirección.

LA ADMINISTRACIÓN.

S"U.scxiciÓ33. "vol i i i r tax ia . á» f a v o r d.e

«La Protes ta H u m a n a »

Lista N.° 13—Capital:—Un panadero, 1,00—En lugar de ir al teatro, 0;60—Un burgués

alpargatero, 1,00—Dos y la rabia del barbero,0,32—8., 0,10-Satti t , o 10—Un marmolero0,50—Fnennemi déjl'autorité, 0,60—AlUir, 2,00

íbr conducto de la Librería Sociológica.—

Venganza, o j o - Tn antiburgués,o.so—Tre«que se van, o(22 Tres que se quedan, 0,24—Ayudante de dia de las 4 estacione», 0,50—Bakounine, 0,20—Un sastre, 0,12—E. Vila-planu. o,65—Compagno, 0,20—Alejo Veloz,0,50—Manuel, 1,00—Taldini, o,50 -AlfredoMerlo, 2,<NI—,í, Rebecchi, 0,20 -Vicente Orau,0,70—}{. G. n." 3, 0.20—Un affamato, 0,50—J . N.. 0,5o (iuerra & los patriotas españo-les, 0,40- Cuervo. O.lo—Oliveras, 0,50—A. M.L., 0,50—Tabermati, 0,20—Descuento de cir-culares, 0,70—Carailio, 0,5o—Un macellaio,0,30—Un orologiaio, 0,35—Un prete cadutoda un andamio, 0,2o—Paganini, 0,20—Artu-ro, 0,20.

De la Boca: — El Universal, 0,10—Un efecti-vo R., 0,50—(íiordano Bruno, 0,20—Uno quesimpatiza mucho con el hecho de Angioli-llo, 0,25.

Grupo los desheredados de Almagro.—

Un cigarrero arruinado, o,40—Escobaa,0,10—Lo que quieras, 0,10 —Un anarquista 0,10—No hay hombre mas que otro, 0,10—Unesplotador, ojo—M. A. 0,50.

De Rosario de Santa Fé: -Siempre lo mismo,0,20—Unanarquico,0,59—Libertad, 0,20—Solidaridad, 0,20—Unrenegado, 0,10—Ni dios niamo, 0,20—Esteban Corte, 0,60—Un felipue-dio.0,20—Todo amor libre, 0,10—M. Vita, 0,80.

De San Martín:—Uno que pagó la suscri-ción y no dio la dirección, 1,00.

De Barracas al Norte: -Sobrante de una reu-nión entre amigos, 1,45.—Total general pe-sos 27,10.

CORRESPONDENCIA ADMINISTRATIVA

Rosario de Santa Fé.—M. V.—Reci-bida la . Los numeros atrasados fue-

ron . Te los mandaremos denuevo. Mandamos tambien los fo-lletos. Aumentados los paquetes.

—Capital—Altair—Recibido original.Fueron los números pedidos.

—Capital—A. Velez—Servida la sus-cripción que avisas.

—Badajoz—M. C. M. Va él periódico.Los libros que pide deben ser paga-dos anticipadamente. El importe puedemandarlo en sellos de correo de esaque no excedan áe 25 céntimos.

—Capital—A. P. Queremos alejarnosde estas discusiones bizantinas en lasque es imposible llegar á una conclu-sión aceptable para todos. La esferade la propaganda es muy grande ycada uno hace uso de los medios ytáctica que cree más conveniente.

—El compañero Francisco José, car-pintero, desea saber el paradero deZacarías Rabassa, zapatero, Escribiránuestra dirección.

Cuando se estudian las sociedades de losprimitivos, que han permanecido hasta elpresente al nivel de la edad de piedra, seve en sus pequeñas comunidades practica-da esta solidaridad en el más alto gradohacia todos los miembros de la comunidad.

He aquí porque este sentimiento, estapráctica de la solidaridad, no cesa nunca,aún en las épocas peores de la historia.Aun cuando circunstancias temporales dedominación, de esclavitud, de explotaciónhacen desconocer este principio, subsisteno obstante en el pensamiento de la mayo-ría, tan arraigado, que hace brotar un im-pulso contra los malos instintos, produceuna revolución. Se comprende perfecta-mente. Sin esto la sociedad perecería.

Para la inmensa mayoría de los animalesy de los hombres, este sentimiento perma-nece, y debe permanecer, en estado de há-bito adquirido, de principio siempre pre-sente en el espíritu, hasta cuando amenu-do se le desconoce en los actos.

Es toda la evolución del reino animal laque habla en nosotros. Y esta evolución eslarga, muy larga; cuenta ya algunos cen-tenares de millares de años.

Aunque quisiéramos desembarazarnosde ella no podríamos. Más fácil le sería alhombre habituarse á andar á cuatro pies

que desembarazarse del sentimiento mo-ral. Es anterior, dentro de la evoluciónanimal, á la posición derecha del hombre.

Respecto la Ley y la Religión que, ellastambién, han predicado este principio, sa-bemos que lo escamotearon simplementepara cubrir su mercancía—sus prescrip-ciones á beneficio del conquistador, delexplotador y del cura.—Sin este principiode solidaridad cuya verdad es generalmen-te reconocida, ¿cómo hubieran podido ha-cer presa en los espíritus?

Cubriéronse con este principio ambas, lomismo que la autoridad que también logróimponerse fingiendo ser la protectora delos débiles contra los fuertes.

Desembarazándose de la Ley, la Religióny la Autoridad, la humanidad toma denuevo posesión del principio moral que sehabía dejado arrebatar, á fin de someterloá la crítica y purgarlo de las adulteracio-nes que el cura, el juez y el gobernante ha-bíanlo envenenado y lo envenenan aún.

Pero negar el principio moral solo por-qué la Iglesia y la Ley lo han explotado,sería tan poco razonable como declararque no nos lavaremos más, que comeremosdesde hoy el puerco infestado de triquinay que no querremos la posesión comunaldel terreno, solo porqué el Código prescri-

be el lavarse todos los días, porqué el hi-gienista Moisés prohibía á los hebreoscomer tocino, ó porqué el Chariad (suple-mento del Corán) quiere que todo terrenoque permanezca inculto durante tres añosvuelva á la comunidad.

Por otra parte, este principio consistenteen tratar á los demás como uno quisieraser tratado ¿acaso no es el mismo principiode la Igualdad, el principio fundamentalde la Anarquía? Y como es posible creerseanarquista sin ponerlo en práctica?

Nosotros no queremos ser gobernados.Pero precisamente por esto mismo, ¿acasono declaramos que no queremos gobernará nadie? No queremos se nos engañe, que-remos que se nos diga siempre la verdad.Pero por esto mismo ¿acaso no declaramosque no queremos engañar á nadie, que noscomprometemos á decir siempre la verdad,nada más que la verdad, toda la verdad?Nosotros no queremos que se nos robenlos frutos de nuestra labor. Pero por estotambién ¿acaso no decimos que respetamosel fruto del trabajo de los demás?

¿Con qué derecho, en efecto, pediríamosse nos tratara de cierto modo, reservándo-nos tratar á los demás de modo diferente?Somos, por casualidad, este «oso blanco»de los Kirghizes que puede tratar á los de-

más como se le antoje? Nuestro simplesentimiento de Igualdad se rebela contraesta idea. .

La Igualdad en las relaciones mutuas yla solidaridad que de ella se desprende: heaquí el arma más poderosa del mundo ani-mal en la lucha por la existencia. Y laIgualdad es la Equidad.

Declarándonos anarquistas, proclama-mos de antemano que renunciamos á tra-tar á los demás diferentemente de lo quequeremos ser tratados por ellos; que no to-leraremos por más tiempo la desigualdadque permite a algunos ejercitar su fuerza,ó su astucia, ó su habilidad, de modo quenos disgusta á nosotros mismos. Pero laIgualdad en todo, sinónima de Equidad, esprecisamente la Anarquía. Vaya al diabloel oso blanco que se arroga el derechode engañar la simplicidad de los demás.No lo queremos y lo suprimiremos á su de-bido tiempo. No es únicamente á esta trini-dad abstracta, Ley, Religión y Autoridad,que nosotros declaramos la guerra. Al seranarquistas, declaramos la guerra á todaesta masa de engaños, de astucias, de ex-plotación, de depravación, de vicios, dedesigualdad, en una palabra, que se han in-troducido en el corazón de todos nosotros.Declaramos la guerra á su manera deobrar, a su manera de pensar. El goberna-

Continuará.