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43 LA MUJER MALTRATADA A LA LUZ DEL MODELO SZONDIANO Jordi Bachs y Alfonso Alarcón Universidad Autónoma de Barcelona y Universidad Complutense de Madrid RESUMEN El maltrato conyugal El fenómeno del maltrato conyugal ha cobrado una especial resonancia en la sociedad moderna. Los datos actuales relativos a víctimas del mal- trato físico alcanzan valores que han producido y producen alarma social. La reivindicación por los grupos de afectadas ha cobrado fuerza y ha obligado a la administración pública a promover una serie de medidas de carácter legal, de apoyo social e institucional, indispensables para afron- tar el problema. Otrora, como es sabido, la respuesta social e institucional fue espe- cialmente ambigua. Notoriamente conocidas son las actitudes displicentes de funcionarios de policía y jueces, que trivializaban las denuncias de las afectadas por ser algo perteneciente a la vida privada matrimonial. Pode- mos decir sin temor a equivocarnos que, en generaciones anteriores, el maltrato por parte del marido era considerado algo natural en la que nadie debía entrar, cuando no un precio a pagar por el hecho de haber aceptado la mujer el vínculo conyugal con aquél. Autores como Falcón, Caño y de Torres, han dado en sus obras abundantes descripciones de esta situa- ción. Desde el ámbito de la psicología, el tratamiento teórico dado al pro- blema ha sido plural, e incluso divergente cuando no contradictorio. No obstante, existen algunas ideas básicas sobre el particular, que vamos a comentar seguidamente. Universalidad del fenómeno e idiosincrasia de la mujer maltratada El maltrato conyugal o de pareja debería situarse ante todo en el contexto general de la agresividad humana y de los trastornos que Revista de la Sociedad Española del Rorschach y Métodos Proyectivos Nº 11, 1998

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LA MUJER MALTRATADAA LA LUZ DEL MODELO SZONDIANO

Jordi Bachs y Alfonso Alarcón

Universidad Autónoma de Barcelona yUniversidad Complutense de Madrid

RESUMEN

El maltrato conyugal

El fenómeno del maltrato conyugal ha cobrado una especial resonanciaen la sociedad moderna. Los datos actuales relativos a víctimas del mal-trato físico alcanzan valores que han producido y producen alarma social.La reivindicación por los grupos de afectadas ha cobrado fuerza y haobligado a la administración pública a promover una serie de medidas decarácter legal, de apoyo social e institucional, indispensables para afron-tar el problema.

Otrora, como es sabido, la respuesta social e institucional fue espe-cialmente ambigua. Notoriamente conocidas son las actitudes displicentesde funcionarios de policía y jueces, que trivializaban las denuncias de lasafectadas por ser algo perteneciente a la vida privada matrimonial. Pode-mos decir sin temor a equivocarnos que, en generaciones anteriores, elmaltrato por parte del marido era considerado algo natural en la que nadiedebía entrar, cuando no un precio a pagar por el hecho de haber aceptadola mujer el vínculo conyugal con aquél. Autores como Falcón, Caño y deTorres, han dado en sus obras abundantes descripciones de esta situa-ción.

Desde el ámbito de la psicología, el tratamiento teórico dado al pro-blema ha sido plural, e incluso divergente cuando no contradictorio. Noobstante, existen algunas ideas básicas sobre el particular, que vamos acomentar seguidamente.

Universalidad del fenómeno e idiosincrasia de la mujermaltratada

El maltrato conyugal o de pareja debería situarse ante todo en elcontexto general de la agresividad humana y de los trastornos que

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conlleva la vida en común a causa de las pulsiones humanas deagresión y autodestrucción (Freud, 1968). La experiencia nos diceque se trata de un fenómeno universal, tanto geográfica como tem-poralmente, y se manifiesta independientemente de factorestransculturales. En este sentido no parece que pueda afirmarse quesea un triste privilegio de un determinado grupo social. Es cierto quea menudo ha sido ligado al problema del alcoholismo, pero no comocausa primera y única, sino como precursor de la pérdida de controldel sujeto agresivo y desencadenante de episodios violentos. Poruna parte existen sujetos alcohólicos no agresivos y, por otra parte,hay sujetos abstemios clara y reincidentemente agresivos. Con ellono pretendemos minimizar el papel nefasto que juega el alcohol enel problema de la agresividad, de los abusos y transgresiones detoda clase, sino simplemente apuntar la complejidad ymulticausalidad del tema que nos ocupa.

Por otra parte, un hecho sorprendente y paradójico es que amenudo la actitud de ciertas mujeres hacia su agresor llega a lími-tes inexplicables de tolerancia, perdonando una y otra vez las agre-siones, retirando denuncias interpuestas, justificando incluso la agre-sión ajena como expresión de amor. ¿No se dice ya en el Quijoteque es natural condición de mujeres desdeñar a quien las quiere yamar a quien las aborrece? Parece existir pues ante la agresiónuna tendencia, no necesariamente exclusiva de la mujer, que des-de una perspectiva psicoanalítica podría equipararse al mecanismodefensivo de la negación. El agredido ignora y niega paradójica-mente el desmán y los atropellos sufridos. Incluso se habla, enrelación con dicha tendencia, del síndrome de la mujer maltratada,que se caracteriza por la indiferencia, pasividad y falta de habilidadde la mujer en utilizar los recursos sociales para afrontar el proble-ma. Parece como si la mujer maltratada tendiera a actuar en bene-ficio del agresor y de su impunidad, manteniendo el vínculo legal yafectivo con él, a pesar de las graves consecuencias que de ello sederivan. No ignoramos, evidentemente, los componentes económi-cos y sociales que han condicionado y condicionan aún a veces elmantenimiento de tal relación de sometimiento, pero existen casosque parecen escapar a tal interpretación y plantean seriosinterrogantes.

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Atribución externa del problema y propuestas descriptivas

La actitud especial de tolerancia de ciertas mujeres maltratadas noimpide que existan teorías que tiendan a localizar la causa del pro-blema en un locus de control externo a la propia sujeto. De estaforma, la tolerancia de la mujer estaría motivada –como apuntába-mos más arriba- por causas sociales, dependencia económica, fal-ta de recursos sociales e institucionales, indefensión legal o social.El enfoque feminista, característico de esta tendencia, consideraque la sociedad está firmemente asentada sobre principios machis-tas, de forma que la mujer ha de callar y aguantar la situación debi-do a la indefensión global con que va a topar su posible denunciasocial. Hechos históricos como la sociedad patriarcal, la esclavitudy el feudalismo, estarían ejerciendo en la actualidad una influenciasobre éste y otros problemas de índole social en los que la mujer seve inmersa. Baste recordar sobre esta cuestión el impresionantealegato que representó, al final de la década de los años cuarenta,la obra de Simone de Beauvoir (1949) Le deuxième sexe, conocidamuy tardíamente en España.

Desde nuestro punto de vista creemos, por otra parte, que pre-dominan argumentaciones básicamente descriptivas que, teórica-mente, pretenden ser explicativas del problema. Por ejemplo, si con-sideramos de acuerdo con una posición sistémica que la agresiónconstituye un mecanismo homeostático tendente a la conservacióndel sistema familiar claramente conflictivo, estamos en gran medidadescribiendo lo que sucede, pero parece insuficiente ante la pre-gunta de porqué se produce la agresión.

La perspectiva del aprendizaje social presenta igualmente estapeculiaridad. Si decimos que un sujeto ha aprendido a mantener elcontrol de la pareja y a solventar sus conflictos emocionales de for-ma agresiva, no se da explicación del porqué se ha llegado a dichoaprendizaje, más allá de la mera coincidencia temporo-espacial condeterminados estímulos o refuerzos. La coincidencia de coyunturasexternas es a todas luces insuficiente para explicar la conducta hu-mana. Muchos sujetos viven circunstancias sociales parecidas ysus respuestas son distintas. El aprendizaje parece pues que ne-cesita de alguna disposición inherente al propio sujeto que expliquedeterminadas tendencias.

El planteamiento que estamos haciendo implica en contrapar-tida la preocupación e interés por las diferencias individuales en

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contra de la frecuente actitud que tiende a ignorar la posibilidad deestructuras o rasgos de personalidad del sujeto humano que le ha-gan susceptible de establecer y/o mantener vínculos afectivos detipo patológico. En el campo de la psicosociología se ha dado unaabundante investigación sobre afinidades afectivas (Maisonneuve,1969), que inexplicablemente no ha merecido la atención suficientede la psicología clínica para estudiar si existen afinidades de tipopatológico en el caso de una pareja en la que predomina una rela-ción de abuso y maltrato. Se advierte fácilmente el rechazo a lasiniciativas que lo intentan, como ha sido el caso de los estudios so-bre posible masoquismo de la mujer maltratada, o a las interpreta-ciones psicoanalíticas sobre la psicopatología de ambos miembrosde la relación, e incluso a la clasificación propuesta en el DSM III(1988, p.444) de Personalidad Autodestructiva, aunque no siempresea adecuado este diagnóstico para sujetos que han sido o estánsiendo objeto de abusos físicos, sexuales o psicológicos. Creemosque tales planteamientos, a menudo tachados de discriminatorios,merecen ser considerados como cualquier otro, rechazando juiciossimplistas del tipo “la mujer no está loca”, que no admiten una justavaloración psicopatológica de la situación. Lo mismo podría decirsede las críticas que rechazan el estudio de las afinidades en base aconsideraciones ideológicas y machistas, sin darse cuenta que unjuicio de valor les impide aceptar un planteamiento legítimopsicosocial.

Finalmente, en cuanto al estudio de los mecanismos psicológi-cos que interviene en la formación del vínculo afectivo en relacióncon el maltrato, conviene señalar su práctica inexistencia. La re-flexión teórica sobre el tema argumenta a posteriori; considera elmaltrato como un fait accompli, en el que se ha producido una situa-ción de abuso y agresión por parte del hombre hacia la mujer, queconviene analizar, pero no se pregunta sobre el proceso previo deelección afectiva. Los descubrimientos szondianos sobre la dinámi-ca de la elección humana, como veremos a continuación, nos mue-ven a investigar la fase previa, es decir, la de la elección de pareja.Creemos importante estudiar los mecanismos que actúan en esteproceso y cómo intervienen en la formación del vínculo afectivo, yaque ello puede aportar alguna luz sobre el complejo fenómeno hu-mano del encuentro, atracción y eventual formación de un vínculoafectivo, que en algunos casos deviene extremadamente dolorosoy destructivo.

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Introducción a la obra y al test de Szondi

La poca atención que despierta actualmente la teoría y el test deSzondi en los medios intelectuales, académicos y clínicos del país,y en consecuencia el desconocimiento en torno a su obra, nos obli-ga a hablar de ella aunque sea breve y sintéticamente.

Lipot Szondi nació en Nyitra (Hungria) en marzo de 1893 deuna humilde familia judía. Su madre era analfabeta. Su padre alter-naba el oficio de artesano con el estudio de la Biblia. Hombre doctoy profundamente religioso, se hizo rabino en Budapest donde setrasladó con su numerosa familia en 1898. Fue aquí donde Szondiestudió medicina hasta obtener el grado de doctor. Durante la pri-mera gran guerra europea fue soldado en el ejército austrohúngaro.A propósito, Szondi cuenta que en una escaramuza Freud le salvóla vida, no en persona evidentemente sino merced a un ejemplar dela Interpretación de los sueños que llevaba en su macuto y recibióun impacto de metralla. Esta anécdota nos indica por lo menos queSzondi conocía la obra de Freud. Terminada la guerra, Szondi tra-baja en el Departamento de Neurología y Psiquiatría del HospitalClínico de Budapest, y también con el Dr. Ranschburg (discípulo deWundt) en el que fue primer laboratorio de psicologia experimental,donde se aficiona por la investigación empírica, la medición y la es-tadística. Se interesa además e investiga en el campo de la endo-crinología y patología constitucional. En 1927 es nombrado profe-sor de psicopatología.

Es posible que la experiencia de una guerra absurda motivaraSzondi a interrogarse en los inicios de su obra sobre la cuestión deldestino humano, de la contingencia y de la necesidad, de la libertady de la elección, de la misma manera que la guerra marcó en Freudun viraje decisivo y produjo la emergencia de Thanatos. Szondi seadentra en esta temática aparentemente filosófica desde las cien-cias medicopsicológicas, en especial la genética y la clínica (endo-crinología, tipología y herencia). En psicoanálisis, Szondi vivie el cli-ma de efervescencia entorno a Sándor Ferenczi, uno de los prime-ros discípulos de Freud, de manera que los conceptos fundamen-tales de la teoría freudiana, como inconsciente y pulsión, se en-cuentran ampliamente desarrollados en la obra de Szondi, de ma-nera que los primeros trabajos y publicaciones de Szondi muestranya una total apertura a las corrientes científicas más dinámicas de

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su época, pero sin caer en el eclecticismo, contrario a su visióncientífica, claramente integradora.

En 1941, los nazis lo expulsan de la universidad y dos añosmás tarde es deportado al campo de Bergen-Belsen, del que pudoser liberado refugiándose en Zürich (Suiza), donde ejerce primerode psiquiatra clínico y donde, años más tarde, consigue fundar unInstituto de Enseñanza, Investigación y Terapia sobre elSchicksalanalyse (Análisis del Destino).

La pluralidad de los intereses científicos de Szondi hace quesu obra dé, a primera vista, una falsa impresión de dispersión y caos.Como hemos visto, sus primeros trabajos arrancan de investigacio-nes biológicas y genéticas sobre herencia, endocrinología y tipologíasconstitucionalistas; prosiguen con investigaciones clínicas sobredeficiencia mental y psicología experimental, culminando con traba-jos teóricos y prácticos en psiquiatría y psicopatología. Otra dificul-tad de la obra de Szondi frente al positivismo científico es que estátrufada de ideas e intuiciones consideradas acientíficas oextracientíficas, como la intuición del problema de la afinidad electi-va a partir del conocido episodio de su práctica médica: un hombrese había casado sin saberlo con una mujer, paciente de Szondi,con los mismos síndromes psiquiátricos que la madre de él. De aquíprocede, al parecer, el ingente trabajo de Szondi para investigar, apartir de la psiquiatría y el psicoanálisis, el problema de la elecciónal que el ser humano se ve constantemente confrontado (elecciónrelativa a los afectos, a la orientación profesional, a la del campo deenfermedades y trastornos psicológicos, y al de la misma muerte).

El campo vasto de investigaciones que Szondi realizó sobrelas correlaciones entre síndromes psiquiátricos y profesiones se ori-ginó en otra intuición que tuvo leyendo las obras de Dostoievsky, enlas que aparece una profunda relación entre el hombre consagradoa Dios, observador de la ley, y la epilepsia. Y esto antes de queFreud escribiera el artículo sobre Dostoievsky y el Parricidio, dondeinterpreta la crisis epiléptica como una solución simbólica entre eldeseo de matar y los sentimientos de culpabilidad. En definitiva, laidea de Szondi es que el santo y el legislador son posibilidades deexistencia íntimamente relacionadas con la posibilidad contraria: ladel criminal. De hecho, Dostoievsky era epiléptico y entre sus ante-pasados se encuentran tanto sacerdotes como criminales. Estasideas pueden parecer puras elucubraciones, sin ningún valor cientí-fico. Sin embargo, invitamos simplemente al lector que reflexione

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sobre las frecuentes noticias, sorprendentes y alarmantes, en lasque los supuestos guardianes y defensores de la ley, pollíticos, le-gisladores, jueces y policías, se vuelven transgresores yconculcadores de la ley.

Conviene señalar que las primeras preocupaciones de Szondipor lo biológico-constitucional son abandonadas en aras del Schiksal(destino) que deviene la clave de bóveda del edificio szondiano.Szondi, en efecto, se da cuenta que elegir es una prerrogativa hu-mana que solicita la totalidad del ser. El ser humano podría definirsepor la sucesión de sus elecciones. El problema es que el estudiocientífico del destino humano parece impensable, utópico, y por tantono puede tener cabida en el sacrosanto ámbito universitario. Estaes seguramente la razón de una de las mayores resistencias a laobra de Szondi, que sin embargo cree haber descubierto científica-mente el sistema explicativo de los factores que estructuran el des-tino humano. De modo parecido al lingüista que ante una lenguanueva, no escrita, llega a construir su alfabeto, Szondi se aplica es-forzadamente toda su vida a descubrir el alfabeto explicativo deldestino humano. Es cierto que parte de ideas intuitivas, pero es enel trabajo serio y sistemático de todo el corpus psiquiátrico, de to-dos sus síndromes, donde encuentra el hilo conductor que le lleva-rá al descubrimiento de las fuerzas pulsionales profundas y de suscampos dialécticos, explicación última de las elecciones humanas.Después del estudio exhaustivo de todos los descubrimientos de lapsiquiatría, en un momento creador, Szondi intuye una vez más elesquema conceptual y práctico de las fuerzas pulsionales que per-mite entender las posibilidades humanas de toda existencia pática,es decir, confrontada con el problema universal de la enfermedad.

Después de Freud, es obsoleta la idea (mantenida aún hoypor ciertas corrientes psicológicas y psiquiátricas) de que los huma-nos están hechos de dos tipos de gentes: enfermos y sanos (nor-males). No, la enfermedad, en el sentido más amplio, es un proble-ma que todo ser humano debe afrontar y que nunca podrá resolverde modo definitivo. Esta perspectiva obliga a la psicología y a lapsiquiatría a entroncarse con la antropología. En realidad todos losproblemas humanos pueden relacionarse con la psicología y la psi-quiatría, pero conviene que éstas se piensen de nuevo y se rees-tructuren a traves de las realidades humanas. Es decir, es necesa-rio que la ciencia encuentre las expresiones antropológicas tanto delas antiguas como de las nuevas formulaciones psiquiátricas. Es

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ésta sin duda la vía por la que el sistema szondiano puede consoli-darse científicamente. Entretanto, creemos que el esquema pulsionalde Szondi constituye un buen modelo teórico-práctico que permiteordenar e interpretar la realidad empírica, como la del maltrato de lamujer que nos ocupa en este trabajo.

Fundamentos teóricos y metodológicos del test de Szondi

Hacia el final de los años treinta Szondi elabora el proyecto de sufamoso test, inicialmente como un sencillo instrumento para la in-vestigación genealógica, pero pronto descubre que puede tenermuchas otras funciones, porque Szondi va más allá del estudio detal o cual síndrome psiquiátrico, intentando descubrir su modo detransmisión. El modo que tiene de trabajar nos descubre una pre-ocupación globalizante que necesita el concurso de varias discipli-nas, más allá del dato psicopatológico. Lo que le llama la atención,por ejemplo, en la constelación familiar y árbol genealógico de unepiléptico, es que siempre halla en ellos más enuréticos, asmáticos,migrañosos, criminales, sacerdotes y personas relacionadas con laley, que en el entorno de un esquizofrénico o de un maníaco. Porotra parte, las personas de estas familias escogen preferentementecomo amigos o cónyugues a sujetos que presentan disposicionespulsionales parecidas.

Para Szondi, lo que se transmite no es la enfermedad mentalcomo tal sino el conjunto de disposiciones pulsionales (génicas) quela cimentan y cuya expresión (fenotipo) no depende de factores cua-litativos sino cuantitativos. Hay sujetos enfermos (homo-cigotos) ysujetos sanos (heterozigotos). Estos últimos son los portadores deun gen latente mórbido, activo, que determina precisamente la elec-ción en el amor y en la amistad (libidotropismo), la elección profesio-nal (operotropismo), del género de enfermedad (morbotropismo) ydel género de muerte (tanatotropismo). Según Szondi elgenotropismo es un proceso por el que la fuerza latente de ciertosgenes impulsa a encontrarse entre sí a los individuos que poseenun mismo bagaje genético. Y llama inconsciente familiar aquella partedel inconsciente que condensa las aspiraciones ancestrales funda-mentadas en los genes. Ya se ve que esta teoría genética (queprogresivamente se tornará más pulsional) entronca perfectamentecon el movimiento iniciado por Freud, tendente a relativizar las dife-rencias entre lo normal y lo patológico, ya que la base del psiquismo,

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de cualquier psiquismo, está formada por genes pulsionales queson todos potencialmente mórbidos. Esto no significa de ningúnmodo que se niegue la enfermedad mental, muy al contrario. Laoriginalidad de Szondi consiste en incluirla sin exclusión de ningunaclase en su concepción global del ser humano. Esta es la perspec-tiva antropológica del planteamiento szondiano.

Por estas razones, en la base del test de Szondi está la consi-deración de que existen cuatro grandes grupos de enfermedadesmentales: 1. Afecciones Circulares: manía y depresión; 2. Perver-siones Sexuales: homosexualidad y sadismo; 3. EnfermedadesParoxismales: epilepsia e histeria; 4. El grupo de las esquizofreniaso enfermedades del Yo: katatonia y paranoia.

Esta concepción, imposible de verificar en el estado actual dela ciencia, interesante por su valor heurístico, puede tomarse a títu-lo de hipótesis, pero quién sabe si su esquema encierra la clave dela genética psiquiátrica del futuro.

Para cada una de las enfermedades mentales, genéticamentetransmisibles, Szondi postula una pulsión básica (vector pulsional):Pulsión de contacto (C); pulsión sexual (S); pulsión paroxismal (P);pulsión del yo (Sch). Además, siguiendo a Freud en su teoría deldualismo pulsional, atribuye a cada pulsión dos necesidades com-plementarias (factores pulsionales). Así, por ejemplo, la pulsiónsexual comporta dos necesidades o corrientes, una tierna (h) y otraagresiva (s), que constituyen los dos polos de la bisexualidad origi-nal. Finalmente, cada necesidad se escinde en dos tendencias an-tagonistas. Por ejemplo, la necesidad de agresión (s) conlleva unatendencia positiva (+) que, llevada al extremo, se manifiesta en elsadismo, y una tendencia negativa (-) que corresponde al maso-quismo. Existen, pues, 4 pulsiones básicas (vectores pulsionales),8 necesidades (factores pulsionales) y 16 tendencias o radicalespulsionales (Tabla 1).

El test

El test de Szondi se compone de seis series de ocho fotografías. Encada serie encontramos un representante de las ocho enfermeda-des pulsionales (en cada serie, ocho enfermos distintos escogidossegún criterios estrictamente nosológicos: hermafroditas, crimina-les perversos, epilépticos, histéricos, esquizofrénicos catatónicos,paranoicos, depresivos, maníacos).

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La prueba consiste en elegir, de cada serie de 8 fotografías,los dos sujetos más simpáticos y los dos más antipáticos. En total,12 sujetos simpáticos y 12 antipáticos, elecciones que se inscribenen una tabla cuadriculada en la que cada necesidad es representa-da por una columna. Las elecciones positivas se inscriben por enci-ma de la línea mediana, las negativas por debajo. Estas 24 eleccio-nes constituyen el Perfil de Primer Plano (PPP). Se hace lo mismocon las 24 fotografías restantes. Esta segunda elección permiteestablecer el Perfil Experimental Complementario (PEC).

Análisis básico de las elecciones

Indicamos a continuación las 4 reacciones posibles para cadafactor con el símbolo correspondiente :

+ reacción positiva, correspondiente a la elección de fotos sim-páticas.

- reacción negativa, correspondiente a la elección de fotos an-tipáticas.

± reacción ambivalente, correspondiente a un número igual defotos simpáticas y antipáticas.

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0 reacción nula, correspondiente a la ausencia de elección.Las reacciones ± y 0 se llaman sintomáticas e indican necesi-

dades satisfechas por oposición a las reacciones + y – (factoresradicales, que representan necesidades insatisfechas).

Cuando de un mismo factor se eligen de 4 a 6 fotografías, lareacción se llama plena, y puede ser positiva, negativa o ambivalente.El signo +, -, ±, se ve afectado entonces por uno, dos o tres signosde exclamación, para indicar la tensión pulsional o hipertrofia endicha pulsión (el sujeto acumula excesiva energía en un determina-do factor o necesidad pulsional).

La reacción nula o cero (reacción de descarga) es aquella enla que el sujeto no elige ninguna fotografía de un mismo factor oelige a lo sumo una sola, como simpática o antipática, o bien unacomo simpática y otra como antipática.

El test de Szondi se administra en principio 10 veces con unintervalo mínimo de 24 horas, lo cual permite la obtención de 10perfiles, a partir de los cuales es posible calcular una serie de índi-ces, útiles para la interpretación psicológica.

Método de interpretación

Por razones evidentes de espacio no entra en nuestro propósitoexponer las concepciones teóricas de Szondi en campos tan impor-tantes como la herencia y su relación con la psicopatología, el psi-coanálisis, el destino humano y las pulsiones; la estructura y el fun-cionamiento de su sistema, construido sobre un andamiaje categorial(los fenómenos humanos, infinitos y variados, se ordenan alrede-dor de grandes ejes fundamentales que el llama vectorespulsionales) y no sobre un armario-sistema al estilo de los DSMamericanos (clasificación de los fenómenos en infinidad de cajo-nes-síndrome).

El test de Szondi se fundamenta en presupuestos sólidos queél mismo ha desarrollado a lo largo y ancho de su obra, difundida yestudiada por grandes estudiosos como Deri, Soto Yárritu, Schotte,Melon, Legrand... Nosotros debemos pasar directamente al temade la interpretación, señalando en primer lugar algunos principiosbásicos: 1. Un test de diagnóstico nunca basta por sí solo: debesituarse en relación con los datos clínicos del sujeto o grupo desujetos en un movimiento de información recíproca. 2. Las reaccio-

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nes observadas mediante el test deben considerarse procesos fun-cionales y no entidades reificadas. 3. La prueba de Szondi es untest estructural, de manera que debe evitarse la interpretaciónatomística y fragmentada de resultados, integrando los datos obte-nidos según un modo dialéctico, sincrónico, entre vectores periféricosy centrales (método del borde y del medio), así como entre el Perfildel Primer Plano (PPP), con los aspectos manifiestos de la perso-nalidad, y el Perfil Complementario Experimental (PCE) o de tras-fondo, en el que se encuentran confirmadas las tendencias mani-fiestas o bien aparecen tendencias contrarias a las del primer plano,reales y activas a pesar del disimulo y represión. 4. La interpreta-ción debe inscribirse en la historia global del sujeto en su temporali-dad (pasado, presente y futuro) y no sólo en la clínica del momento,además de considerar variables tan importantes como sexo, edad ycaracterísticas socioculturales.

En cuanto al método de interpretación, debemos señalar queexisten diversas modalidades. La más recomendable es una aproxi-mación global con el objetivo de captar la estructura fundamentaldel campo pulsional del sujeto, lo cual exige un conocimiento pro-fundo del test y de sus implicaciones psicopatológicas. A continua-ción, el cuadro diagnóstico debe completarse, corregirse y matizarsecon otros datos parciales y diversos índices cuantitativos.

La aproximación diagnóstica a nuestro grupo de estudio con-sistirá principalmente en el análisis de las configuraciones vectoriales(tablas 1, 3, 4, 5) y de la relación dialéctica entre vectores periféricos(S, C) y centrales (P, Sch); el análisis del PPP (tendencias manifies-tas) deberá completarse en cuanto sea posible con el PCE (tabla2), ya que este último manifiesta, como hemos dicho, las tenden-cias latentes, pero no por eso menos activas y dinámicas. Laglobalidad de los perfiles en sus múltiples variedades tiene que vercon entidades psiquiátricas de nuestro grupo clínico de estudio, queSzondi llama “formas de existencia”, algunas peligrosas, como lapsicopática y otras protectoras, como la sublimada, que inciden demanera importante en las relaciones interpersonales.

Muestra de estudio y resultados

La muestra de estudio es de 10 mujeres que en sus relaciones depareja han sufrido malos tratos; se trata pues de un grupo de muje-

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res maltradadas (MM). Ocho de ellas han sufrido malos tratos detipo físico y todas ellas de tipo psicológico. A cada una de ellas,además de la entrevista clínica, se ha aplicado el test de Szondiunas ocho veces por término medio, dando lugar a 76 observacio-nes en total.

Aunque es evidente que la metodología szondiana privilegiaante una problemática probablemente psicopatológica un análisispreferentemente clínico, caso por caso, aquí y ahora analizaremoslos resultados del grupo en su conjunto con el objetivo de estable-cer el perfil que lo caracteriza, comparando dichos resultados tantocon el grupo normativo (1000 húngaros adultos sanos) de Szondi(1955), como con el grupo normativo (750 habitantes adultos sanosde Navarra) de Soto Yárritu (1953). Nuestra hipótesis de trabajo essimple: creemos ante todo que el modelo szondiano nos permitiráconocer la dinámica conflictiva subyacente a la relación de maltrato,revelando signos testológicos específicos y diferenciales de nues-tro grupo clínico de estudio. En cuanto a los datos normativos, utili-zaremos obviamente los de Soto, por tratarse de una población es-pañola, pero vale la pena señalar “la inesperada coincidencia de lafrecuencia media de los navarros con la de los húngaros en 62 de64 cuadros vectoriales” (Szondi, 1970, p.398). Las pocas diferen-cias significativas deben atribuirse, según Soto, a factores educati-vos, religiosos y culturales (mayor índice de fidelidad, d- m+, en laNavarra de los años 50, que en la población húngara). Una últimaobservación: de las 16 combinaciones posibles entre las reaccio-nes a los dos factores de cada vector (+, -, 0, ± ), solamente consi-deraremos en nuestras tablas los porcentajes superiores al 5% porconsiderarlos los más significativos de nuestro grupo experimental.Esto representa para cada vector el porcentaje siguiente de reac-ciones grupales: Vector Sexual, 82,1%; Vector de Contacto, 69,3%;Vector Paroxismal, 73,2%; y Vector del Yo, 70,6%.Vector S

El Vector Sexual es muy importante en el estudio de nuestro grupodonde se han producido y se producen trastornos y conflictos queafectan el área sexual y afectiva. El análisis de las reaccionesvectoriales, que presentamos en la tabla 1, se refiere básicamentea la relación dialéctica entre Eros (factor h) y Thanatos (factor s), esdecir, entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte, o en otras pa-

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labras, entre ternura y agresividad, componentes esenciales de lasexualidad humana.

Tabla 2.Vector Sexual. Porcentajes de las configuraciones vectoriales > 4%

Configuraciones

+ - Es la más frecuente en nuestro grupo de estudio, con un %tres veces superior al grupo normativo de Soto. Es signo depasividad total en las personas que dan esta reacción. Si latendencia es hipertrofiada (s-!) hay que sospechar inclinacio-nes masoquistas, de sumisión absoluta, lo cual ocurre en 4de las 10 mujeres maltratadas (MM) de nuestra muestra. Lahipertrofia en el factor s se halla, en efecto, concentrado en 4casos, con un 33% de reacciones, razón por la cual dichaspersonas pueden ser considerados “masoquistas” con todaprobabilidad.

+ - Sexualidad adulta normal, sana, (16,5% más frecuente entrela población normativa de Soto).

+± Sexualidad normal, pero teñida de pasividad y masoquismo(5,8% más frecuente en nuestro grupo).

+0 La necesidad de ternura se expresa de modo infantil (5,9 másfrecuente en Soto).

En el PCE (tabla 2) la configuración + - del Vector S se repiteen una proporción significativa (20,5%), lo cual significa que la ca-racterística pasivomasoquista se halla firmemente asentada en lasmujeres que presentan esta convergencia. También aparece la con-figuración contraria a la anterior (- +), signo de sexualidad agresivalatente, no resuelta ni elaborada, que en algunos casos se transfor-ma en su opuesto de cara al exterior (pasividad, masoquismo) o en

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actividades sociales y humanitarias (sadohumanismo). Es el casode una mujer de nuestro grupo que dedica una gran parte de suvida al cuidado de su padre, lo cual genera conflictos con la madreque fue la primera en maltratarla, mucho antes que el propio maridode la afectada.

Tabla 3.Porcentajes de las configuraciones vectoriales > 5% del PCE

ç

Vector C

Podemos observar en los resultados de la Tabla 3 que destacantres configuraciones por encima del resto aunque se diferencian pocode las de Soto. En todas ellas la notación de m es +, lo cual indicacarga en el factor de la dependencia y de la oralidad, aquel quehace que los individuos se agarren a los objetos afectivos de formadependiente y pasiva.

Tabla 4.Vector de Contacto.

Porcentajes de las configuraciones vectoriales > 5%

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Configuraciones

0 + carencia de interés por la búsqueda de nuevos objetos. - + conflicto y rechazo de la pulsión de contacto, más fre-

cuente en Soto. Tanto ésta como la anterior reaccióncorresponden a un tipo de personalidad pasivo depen-diente.

+ + más frecuente en nuestro grupo, esta reacción se repiteen el PCE y es indicativa de contacto disperso, doble opluralista. El sujeto manifiesta la necesidad de vivir encontacto con dos o varios objetos, como es el caso depersonas que oscilan entre homosexualidad yheterosexualidad.

+ ± / ± + Reacciones tritendenciales más frecuentes en nuestrogrupo. La primera indica ambivalencia o inseguridad enrelación con el objeto antiguo, lo cual impulsa a buscarun objeto nuevo. Es característico del estado depresi-vo. La segunda, en cambio, indica apego al objeto anti-guo y duda en la búsqueda de uno nuevo.

Vector P

Observamos en la Tabla 4 que las dos primeras reacciones soncasi idénticas al grupo normal de Szondi y ligeramente inferior al deSoto.

Tabla 5.Vector Paroxismal.

Porcentajes de las configuraciones vectoriales > 5%

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+ - Signo de conformidad social y control emocional, forma-ción reactiva contra - + (9%) y - 0 (19,2%), presentes enel PCE de nuestra muestra (19%). En el trasfondo de lapersonalidad existen, pues, pulsiones agresivas,cainíticas, no elaboradas, ocultas por la máscara super-ficial del Dulce Abel (6 de los casos de nuestra mues-tra).

0 - Tendencia al ocultamiento de las emociones, especial-mente las sexuales.

-- / ±- Porcentajes ligeramente más elevados en nuestro gru-po y convergentes en el PCE. La primera reacción indi-ca represión afectiva, con sensación de ansiedad y opre-sión. La segunda, frecuente en sujetos neuróticos, indi-ca angustia de culpabilidad ante el dilema ético odio –reparación.

0 ± Finalmente, esta reacción, 7,2% más frecuente en nues-tro grupo, expresa el dilema moral que en la clínica sue-le manifestarse con quejas histeroides.

Vector Sch

El vector del Yo es muy importante tanto desde el punto de vistateórico, psicoanalítico, como en patología clínica, ya que laesquizofrenia, enfermedad mental típicamente humana, afecta alyo. Con este vector Szondi introduce en su sistema las grandescuestiones del ser y tener, y los procesos psicológicos de identifica-ción, proyección, participación e introyección.

La tabla 5 muestra que el grupo de MM da la reacción – 0 un25,7% más frecuente que en Soto, porcentaje que se invierte en lareacción - -, diferencias importantes que debemos interpretar.

Configuraciones

- 0 Signo de represión. El yo aleja de la conciencia las re-presentaciones indeseables (p0) y desvaloriza (k-) losobjetos investidos primitivamente. Es decir, el yo niegacualquier expresión del deseo, la satisfacción del cualsólo se conseguirá a través del síntoma. Característicode la neurosis, este perfil es característico –entre otrosproblemas clínicos- de los individuos con trastornos

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sexuales, con sentimientos de inferioridad. Destaque-mos el porcentaje elevadísimo del grupo de MM.

- + En esta reacción, que encontramos reforzada en el PCEde nuestro grupo (16,7%), k también es negativa, lo cualsignifica que el yo continúa vetando e inhibiendo el de-seo que aquí tiende a manifestarse (p+). El sujeto tieneel sentimiento penoso de ver frenado su impulso y deser anormal, menos dotado que los demás. Es un perfilque clínicamente también se encuentra en los casos detrastornos sexuales. Notemos, sin embargo, que no esraro que los sujetos fuertemente inhibidos se liberen al-guna vez de golpe, brutalmente, rechazando las barre-ras que les constreñían anteriormente.

Tabla 6.Vector del Yo.

Porcentajes de las reacciones vectoriales > 5%

- - Es el perfil del yo adaptado, domesticado, que en la po-blación normal de Soto aparece un 25,9% más frecuen-te. El yo inviste al Otro de omnipotencia (p-). El Otro es ytiene el Falo. Es el Otro quien desea. Yo no quiero nadade lo que el otro desea. El perfil k- p- es típico del hom-bre del montón (Alltagsmensch), falto de creatividad einiciativa, “adaptado, mediocre, sin entusiasmo y sin ilu-sión, domado, trabajador rutinario, puntal del orden es-tablecido” (Szondi). Destaquemos que nuestro gruposolamente da un 10,3% de reacciones de este tipo.

+ 0 Aunque el porcentaje es bajo, esta configuración se hallamás frecuentemente (6,9%) en nuestro grupo de estu-dio que en Soto. Es signo de introyección total (egocen-trismo), es decir, de la tendencia del yo a incorporar unersatz, algo que substituya al objeto primitivo con todas

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sus virtudes. Clínicamente aparece en los trastornosnarcisistas, en especial en los casos de perversión (feti-chismo, exhibicionismo, sadomasoquismo, etc.).

Conclusiones. Perfil szondiano de la mujer maltratada

Resumiendo los resultados observados en las configuracionesvectoriales podemos sacar, provisionalmente en la tabla 6, el perfilszondiano de la mujer maltratada que presenta la siguiente estruc-tura:

Tabla 7.Perfil de personalidad de la mujer maltratada

En este perfil observamos, en relación con el grupo normativode Soto, aspectos coincidentes y aspectos diferenciales. Las coin-cidencias se dan en los factores h+, hy-, k-, y m+, que comentamosbrevemente.

La tendencia h+ indica una búsqueda moderada de satisfac-ción erótica, deseo de unión y fusión. Es una reacción normativamientras no sea acentuada (h+!), indicativa entonces de frustraciónsexual.

hy- es la reacción más frecuente en la población normal. Indi-ca adhesión a los valores morales, pudor, conformismo, temor mo-derado del qué dirán. Funciona como barrera emocional en las per-sonas que tienen dificultades para expresar sus afectos. Hipertensa(hy!) significa el miedo de expresar deseos por parte del individuoque reprime y se siente moralmente culpable.

k- es la tendencia a la negación, que se pone al servicio delprincipio de realidad. El yo dice no al placer inmediato, adaptándosea las exigencias de la realidad en detrimento de las del Ello. Exas-perada (k-!) lleva al negativismo, al rechazo del mundo, de los de-más y de la vida (reacción iconoclasta, nihilista y suicidaria, desarro-llada al extremo en el enfermo catatónico).

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m+ significa aferrarse, hacerse aceptar, buscar la seguridad.Puede considerarse una reacción normativa en el sentido de

que el sujeto manifiesta en el factor m la necesidad primaria de algoque sea la base de su existencia. Este algo tiene que ver evidente-mente con los primeros objetos investidos, en especial la madre y loque ella representa, objeto básico, de apoyo. Objeto que es muyimportante tener, porque contiene y sostiene. Acentuada (m+!) indi-ca dependencia oral pasiva de un sujeto poco tolerante a las frus-traciones. Ante el peligro de perder este objeto básico, puede que elsujeto -inseguro, frustrado, deprimido- sólo viva para mantenerlo atoda costa en detrimento de todos los demás objetos.

Los aspectos diferenciales de nuestro grupo de estudio sedan especialmente en el factor s del Vector Sexual y en el factor pdel Vector del Yo. En el Vector Sexual, la suma de las configuracio-nes S + - y S + ± es de 57,7% contra 22,6% en Soto y 19,3% enSzondi, lo cual es característico, como vimos en el análisis de losresultados en el Vector S, de una personalidad pasiva, sumisa y enciertos casos claramente masoquista. Nuestra conclusión apuntapues a que un número significativo de mujeres que han sido vícti-mas de maltrato en el transcurso de una relación afectiva establepresentan un patrón de personalidad caracterizado básicamente porel masoquismo. Este patrón se confirma a la vista de las reaccionesdel grupo de MM en el Vector del Yo y en el vector de Contacto. Enefecto, Soto Yárritu (1953, p. 235), a propósito del estudio de uncaso clínico, señala que el síndrome primario del masoquismo vie-ne dado de la siguiente manera: s-, d-, m+, k+, p+/0, es decir, pasi-vidad, conservadurismo, dependencia, represión y negación. En elperfil de la MM de la tabla 6 aparecen precisamente 4 de estas 5reacciones: s-, m+, k-, p0. En cuanto al factor d, la reacción 0 noestá muy alejada del significado de d- (conservadurismo) ya qued0, al asociarse a m+, suele indicar que no existe tensión alguna encuanto a la búsqueda de objeto.

Nuestra hipótesis, a la luz de estos resultados, es que estepatrón de personalidad de la MM daría razón de la tendencia afectivaa elegir individuos violentos y agresivos. Se trata desde luego de unproceso inconsciente por el cual la mujer, que en su relación depareja será maltratada con un porcentaje muy elevado de probabi-lidad, manifiesta una atracción por individuos sádicos, porque enellos captan sus propias tendencias negadas (K-) y proyectadas (p).

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En el PCE estas tendencias sádicas, negadas pero reales y acti-vas, responsable en definitiva de una elección amorosa de conse-cuencias tan negativas, aparecen como posibilidad de existencia.El proceso psicológico, que debe analizarse más detenidamentetanto teórica como empíricamente, se puede enunciar brevementede la siguiente manera: el yo de la MM niega-proyecta unas tenden-cias que retornan del exterior en forma de atracción. Encontramosen un caso clínico de Szondi el argumento a favor de esta interpre-tación: La elección de su esposo perverso, sádico, está dirigida porel desplazamiento de esta figura existencial sádica escondida en supropio trasfondo psíquico. Ella escogió este sádico porque ella llevaen sí misma una figura existencial sádica asesina (citado por Legrand,1979, p.183).

Epílogo entorno al psicodiagnóstico szondiano

Nuestro trabajo de investigación, que continuamos actualmente ydel que hemos dado un avance en este artículo, nos permite com-probar in vivo la complejidad de la psicología humana en materia detropismos afectivos. El principio freudiano del continuo normal–pa-tológico se nos manifiesta claramente en el diagnóstico szondiano.El quantum de elecciones personaliza dicho principio, mostrándo-nos como la estructura psíquica del ser humano es esencialmenteincierta puesto que se constituye a partir de tendencias pulsionales,todas potencialmente mórbidas, presentes en cada uno de noso-tros. Del mismo modo, el llamado principio del cristal según el cualuna vez quebrada la estructura pulsional humana podemos obser-var el entramado psicopatológico normalmente armónico e integra-do y ,por lo mismo, generalmente inadvertido, se nos muestra a lasclaras en este diseño metodológico original de Szondi.

Teniendo en cuenta estos dos principios freudianos, así comootros datos psicoanalíticos, podemos realizar una evaluación distin-ta de la que pretende una precisión puntual de los hechos diagnós-ticos al modo positivista o inductivista de la ciencia. Aquello que enel diagnóstico tradicional se nos muestra uniformemente clasificato-rio de un determinado trastorno, el análisis Szondiano nos permitedescubrir y valorar aspectos psicológicos y psicopatológicos nor-malmente obviados y enterrados en las noxas definidas por un mo-delo biomédico o psiquiátrico tradicional que, según Schotte, aun-que afirme como aforismo fundamental el principio de que no hay

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enfermedades sino enfermos, en la práctica actúa desde la actitudinversa, no existen enfermos sino enfermedades. El modeloSzondiano permite, en cambio, observar en cada persona laestructuración individual, única, del entramado pulsional del indivi-duo, sin que ello obste para que pueda intentarse una aproximacióna grupos clínicos con determinadas características.

Nuestra investigación, centrada precisamente en un grupo clí-nico de mujeres maltratadas, ha tratado de descubrir el perfil mediode personalidad, característico de este grupo, sin negar por supuestola individualidad existencial diferenciada, es decir, la probabilidad deque cada sujeto haya negociado su circunstancia vital de distintaforma, concretando una realidad única e irrepetible (perfil del grupovs perfil individual). Además, si bien el test de Szondi evalúa funda-mentalmente estructuras fijas y estables de la personalidad, la apli-cación de la prueba de 8 a 10 veces en días distintos muestra laextrema complejidad de tal estructura y el modo contingente demanifestarse en el continuo temporal que caracteriza la vida del serhumano.

La cuestión fundamental, en el contexto de nuestra investiga-ción, ha sido la posibilidad de observar como una determinada pro-blemática relacional –el maltrato en la relación de pareja- tiene quever fundamentalmente con un peligro pulsional situado en el VectorS y con el Vector del Yo, que tiene el privilegio de elaborar las de-más pulsiones, de una parte, mediante mecanismos de defensa, yde otra, produciendo la escisión pulsional según los procesos queconocemos: inflación (p+), introyección (k+), negación (k-) y proyec-ción (p-).

Desde la óptica szondiana, la atracción y el rechazo, proce-sos fundamentales en la problemática conflictiva de la pareja en laque se produce maltrato, son obra del yo que asume e integra (k+),o rechaza y niega (k-). Como hemos constatado y comentado en elanálisis de resultados, nuestra hipótesis es que el peligro pulsionalde la MM es su alto grado de tendencia pasivamasoquista (S + -),que le mueve a rechazar en ella lo vital y el componente agresivode su sexualidad. El yo que niega (k-) sería sin embargo el respon-sable final de la elección amorosa del compañero agresivo al esco-ger del exterior aquello que niega e ignora en su interior.

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