gatopardo ecuador abril

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saúl hernández ZOOM 26 GATOPARDO www.gatopardo.com Estudiar para conseguir dinero ya no tiene plusvalía ni reconocimiento. El éxito puede resultar un azar o algo que se construye lejos de una nota. La calificación de un profesional en el Ecuador pasa —después de lo reglamentario— por sueños y destrezas fuera de las aulas. La buena racha también es tema de académicos. La de Carlos Larreátegui Nardi está vigente desde 1998, cuando se inició en el viejo mundo del dictado y la pizarra. Su mayor esfuerzo para la academia se dio en 1994 al fundarse la Universidad de Las Américas (udla) en Quito. Desde 2007, por medio del nombramiento del Consejo Superior de la Universidad, ocupa el cargo de rector con mucho entusiasmo: “Estar al frente de una universidad de prestigio internacional es muy emocionante; es un reto fascinante y una inmensa responsabilidad, más cuando la institución representa el futuro profesional de muchísimos jóvenes”. Esta versión le representa más orgullo que ganancias. Larreátegui no oculta su edad, pero es un cincuentón adaptado a los cambios contemporáneos. Con celo instaura en la formación académica la libertad y trata de extinguir cualquier relación con el poder. “La vinculación y el control de los poderes limita, mutila y castra la universidad”, dice. Al caballero tímido y de sonrisa escondida no le dan miedo los grandes retos. La institución que preside es la única en el país que ingresó a un proceso de acreditación internacional supervisado por la agencia estadounidense Western Association of Schools and Colleges (wasc), cuyo veredicto final se sabrá en tres años. Si no lo consigue, Carlos Larreátegui buscará que el sello de calidad se mantenga en su eslogan de vida: “El mundo necesita gente que ame lo que hace”. por josé maría canoro La conquista de Las Américas

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saúl hernández

ZOOM

26 GATOPARDO www.gatopardo.com

Estudiar para conseguir dinero ya no tiene plusvalía ni reconocimiento. El éxito puede resultar un azar o algo que se construye lejos de una nota. La calificación de un profesional en el Ecuador pasa —después de lo reglamentario— por sueños y destrezas fuera de las aulas.

La buena racha también es tema de académicos. La de Carlos Larreátegui Nardi está vigente desde 1998, cuando se inició en el viejo mundo del dictado y la pizarra. Su mayor esfuerzo para la academia se dio en 1994 al fundarse la Universidad de Las Américas (udla) en Quito. Desde 2007, por medio del nombramiento del Consejo Superior de la Universidad, ocupa el cargo de rector con mucho entusiasmo: “Estar al frente de una universidad de prestigio internacional es muy emocionante; es un reto fascinante y una inmensa responsabilidad, más cuando la institución representa el futuro profesional de muchísimos jóvenes”. Esta versión le representa más orgullo que ganancias. Larreátegui no oculta su edad, pero es un cincuentón adaptado a los cambios contemporáneos.

Con celo instaura en la formación académica la libertad y trata de extinguir cualquier relación con el poder. “La vinculación y el control de los poderes limita, mutila y castra la universidad”, dice. Al caballero tímido y de sonrisa escondida no le dan miedo los grandes retos. La institución que preside es la única en el país que ingresó a un proceso de acreditación internacional supervisado por la agencia estadounidense Western Association of Schools and Colleges (wasc), cuyo veredicto final se sabrá en tres años. Si no lo consigue, Carlos Larreátegui buscará que el sello de calidad se mantenga en su eslogan de vida: “El mundo necesita gente que ame lo que hace”.— por josé maría canoro

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