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Por la incidencia que tiene la educación so- bre el ser humano, así como sobre la vida y el desarrollo de la sociedad, y por lo tanto, sobre la convivencia y la paz, en el Fascículo anterior, es decir, en el Diecisiete, se hizo re- ferencia a algunos aspectos prioritarios acer- ca de ella, sobre lo cual se agrega que el mo- delo buscará que la educación sea impartida en el lugar de origen del estudiante, a efecto de no variar su medio social. Al cambiar- lo generalmente no se regresa al anterior, privando a las regiones de sus hijos más capacitados y contribuyendo a acelerar el proceso migratorio a las grandes ciudades, particularmente a Bogotá. En consecuencia, gran parte de nuestra población, pertene- ciendo a culturas agrícolas primarias, al ser variado su medio, quedan enredados en cul- turas avanzadas del super sector terciario del conocimiento, sin haber pasado por los secundarios. Este problema debe ser tenido en cuenta de manera prioritaria, pues será uno de los grandes desafíos del siglo XXI. La educación estará basada en la defen- sa y el respeto a la vida, es decir, formará para la vida. A fin de lograr este propósito, igualmente es necesario un sistema cultural que promueva la autoestima, y por lo tan- to, que estimule el recurso humano, genere condiciones sociales, económicas, políticas y ambientales dignas, promocione la recrea- ción y el deporte, defienda los valores éticos y morales, promueva la música y el arte y genere incentivos para la convivencia, pues la guerra no es sólo un problema político, es también cultural. De otra parte, la educación debe desper- tar y construir lazos de solidaridad; estable- cer como prioridades el estudio y la lectura convirtiéndolos en hábito, sobretodo, cuando ya el profesor no puede presentarse como el 18 Fascículo www.hsbnoticias.com para Manual La Paz para Manual La Paz Por Ricaurte Losada Valderrama* *Ex Senador de la República, Analista, Investigador. Debe tenerse presente que educar no es sólo enseñar; también es permitir unos espacios para socializarse, al menos en tres procesos: los valores, lo económico y la comunicación. dueño exclusivo del conocimiento, sino más bien como quien ayuda al estudiante a cons- truir el suyo, como verdadero proceso de aprendizaje y no basado en símbolos artifi- ciales como notas o certificados. Ya no tiene mayor sentido la clase tradi- cional; se debe más bien orientar, dar pa- rámetros, resolver inquietudes y dudas, explicar cómo buscar y usar la información, incorporando al educando a la internaciona- lizada sociedad del conocimiento, la cual, en consecuencia, ya no es monopolio de los pro- fesores. El modelo, debe además, fijarse como meta educar con espíritu investigativo, con una visión integral del mundo y de la so- ciedad, formando estructuralmente, con cri- terio, imaginación y análisis, motivando a pensar y no simplemente instruyendo, sin perder de vista que educar no es sólo ense- ñar; también es permitir unos espacios para socializarse, al menos en tres procesos: los valores, lo económico y la comunicación, ge- nerando un nivel educativo que forme pro- fesionales auténticos y líderes humanistas para la estructuración de una nueva socie- dad. De otra parte, es necesario educar para el trabajo productivo, fomentando una cultura de producción social con mentalidad de aho- rro, inversionista y exportadora; así se ge- nera empleo, se baja el alto endeudamiento y se jalona el crecimiento de la industria, por lo que este aspecto es elemento vital en el diseño de la política económica industrial. Es necesario promover el ingreso a las ca- 1

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Decimoctavo Fascículo del Manual para la Paz. Un especial de quince temas que El PERIÓDICO DE BOGOTÁ entrega a sus lectores los días viernes, donde su autor, el analista político Ricaurte Losada Valderrama, ilustra los intentos realizados en búsqueda de la paz, hasta llegar al actual, promovido por el Presidente Juan Manuel Santos. "Para que una paz sea duradera y estable, debe ser una conquista de todos, o por lo menos de la gran mayoría. Por ende, debemos prepararnos para contribuir a hacerla posible"

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Por la incidencia que tiene la educación so-bre el ser humano, así como sobre la vida y el desarrollo de la sociedad, y por lo tanto, sobre la convivencia y la paz, en el Fascículo anterior, es decir, en el Diecisiete, se hizo re-ferencia a algunos aspectos prioritarios acer-ca de ella, sobre lo cual se agrega que el mo-delo buscará que la educación sea impartida en el lugar de origen del estudiante, a efecto de no variar su medio social. Al cambiar-lo generalmente no se regresa al anterior, privando a las regiones de sus hijos más capacitados y contribuyendo a acelerar el proceso migratorio a las grandes ciudades, particularmente a Bogotá. En consecuencia, gran parte de nuestra población, pertene-ciendo a culturas agrícolas primarias, al ser variado su medio, quedan enredados en cul-turas avanzadas del super sector terciario del conocimiento, sin haber pasado por los secundarios. Este problema debe ser tenido en cuenta de manera prioritaria, pues será uno de los grandes desafíos del siglo XXI.

La educación estará basada en la defen-sa y el respeto a la vida, es decir, formará para la vida. A fin de lograr este propósito, igualmente es necesario un sistema cultural que promueva la autoestima, y por lo tan-to, que estimule el recurso humano, genere condiciones sociales, económicas, políticas y ambientales dignas, promocione la recrea-ción y el deporte, defienda los valores éticos y morales, promueva la música y el arte y genere incentivos para la convivencia, pues la guerra no es sólo un problema político, es también cultural.

De otra parte, la educación debe desper-tar y construir lazos de solidaridad; estable-cer como prioridades el estudio y la lectura convirtiéndolos en hábito, sobretodo, cuando ya el profesor no puede presentarse como el

18Fascículo

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paraManualLaPaz

paraManualLaPaz

Por Ricaurte Losada Valderrama*

*Ex Senador de la República, Analista, Investigador.

Debe tenerse presente que educar no es sólo enseñar; también es permitir unos espacios para socializarse, al menos en tres procesos: los valores, lo económico y la comunicación.

dueño exclusivo del conocimiento, sino más bien como quien ayuda al estudiante a cons-truir el suyo, como verdadero proceso de aprendizaje y no basado en símbolos artifi-ciales como notas o certificados.

Ya no tiene mayor sentido la clase tradi-cional; se debe más bien orientar, dar pa-rámetros, resolver inquietudes y dudas, explicar cómo buscar y usar la información, incorporando al educando a la internaciona-lizada sociedad del conocimiento, la cual, en consecuencia, ya no es monopolio de los pro-fesores.

El modelo, debe además, fijarse como meta educar con espíritu investigativo, con una visión integral del mundo y de la so-ciedad, formando estructuralmente, con cri-terio, imaginación y análisis, motivando a

pensar y no simplemente instruyendo, sin perder de vista que educar no es sólo ense-ñar; también es permitir unos espacios para socializarse, al menos en tres procesos: los valores, lo económico y la comunicación, ge-nerando un nivel educativo que forme pro-fesionales auténticos y líderes humanistas para la estructuración de una nueva socie-dad.

De otra parte, es necesario educar para el trabajo productivo, fomentando una cultura de producción social con mentalidad de aho-rro, inversionista y exportadora; así se ge-nera empleo, se baja el alto endeudamiento y se jalona el crecimiento de la industria, por lo que este aspecto es elemento vital en el diseño de la política económica industrial.

Es necesario promover el ingreso a las ca-

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rreras técnicas y tecnológicas. A través de in-centivos como la exoneración de impuestos, se debe incrementar la investigación científica -y ésta debe contar con apropiación social- a tra-vés de la cual se construya una industria fuer-te con capacidad de competir, para que los in-gresos del país no dependan de la exportación de cultivos no indispensables, cuyo comercio se afecta fácilmente con las crisis económicas de los países importadores y de la explota-ción, casi nunca en buenas condiciones, de sus recursos naturales. Con mayor razón, si observamos que nuestras principales exporta-ciones -café, petróleo y carbón- tienden a des-aparecer.

Debe tenerse en cuenta, en palabras de Bru-no Ollivier, que “... estamos entrando con mu-cha fuerza en un proceso de industrialización de la educación. Cada vez resulta más eviden-te que las industrias más grandes se quieren apropiar de la educación, pues la encuentran como algo que puede ser muy rentable, porque toda la gente está dispuesta a pagar para edu-car a sus hijos. La educación así, se convier-te en un contenido que se vende de la misma manera que otros productos. Que entra en las mismas dinámicas de la industria: uniformiza-ción, segmentación, banalización, estandariza-ción.”

El modelo debe hacer que en las profesiones liberales se realice la práctica conjuntamente con los estudios teóricos, inculcando interés de crear empresa y combatir la costumbre facilista imperante de depender de un empleo.

La educación ha de ser factor de integración social, y entre sus pilares se debe incluir como política del Estado, la participación democráti-ca en las decisiones de la comunidad, para ser ejercida por todos y para todos, a fin de que no sea sólo un enunciado teórico, para que se brin-den posibilidades sin exclusiones, pues buena parte de la violencia se ha generado en la falta

de oportunidades. En Colombia los miembros de los sectores marginados que aisladamente logran descollar mediante ingentes esfuerzos, pueden ascender hasta ciertos niveles pero no al poder, reservado para unas minorías, las cuales, con su inmenso poder someten o liqui-dan a quienes se atreven a desafiarlas.

La educación formará para estimular un en-torno sano, que compatibilice el progreso eco-nómico y social con la preservación del medio ambiente, inculcando las bondades del ecotu-rismo y la necesidad de conservar los parques nacionales naturales protegidos por el Estado, aún a costa de la urgencia de proyectos con alta demanda de mano de obra e inversión, pues uno de los requisitos para conseguir un desarrollo sostenible, es el acceso a mayores condiciones ambientales; sin un ambiente sano no puede haber riqueza.

A través de la educación es necesario detener la destrucción de los recursos naturales y pro-mocionar la biodiversidad, de la cual tenemos el privilegio de contar con el 10 por ciento de

la existente en el planeta. El modelo también debe promover la recuperación de las cuencas hidrográficas y el fomento de las prácticas am-bientalistas, básicamente en los niños. “... es válido que Colombia y los países del área, exi-jan en reciprocidad, una compensación econó-mica adecuada de los Estados desarrollados, por conservar las reservas ecológicas y fores-tales, las mismas que ellas destruyeron en sus países, sin compasión por la humanidad y sin pensar en su futuro.”

Es indispensable que la educación impulse la cultura de manera prioritaria. Esta no es

A través de la educación es necesario detener la destrucción de los recursos naturales y promocionar la biodiversidad, de la cual tenemos el privilegio de contar con el 10 por ciento de la existente en el planeta.

La educación ha de ser factor de integración social, y entre sus pilares se debe incluir como política del Estado, la participación democrática en las decisiones de la comunidad, para ser ejercida por todos y para todos, a fin de que no sea sólo un enunciado teórico, para que se brinden posibilidades sin exclusiones, pues buena parte de la violencia se ha generado en la falta de oportunidades.

paraManual La Educación se vuelve Industria, Álvaro Enrique Duque, El Tiempo, mayo 20 de 2001, Págs. 3-10, 3-11.Jorge Pinilla Cogollo, Ni neoliberalismo ni populismo, una nueva vía para Colombia, 1a. Ed. enero de 1998, Pág. 33.

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todos, que nacemos perteneciendo a una sociedad que no hemos elegido. Esa per-tenencia nos identifica como grupo; es un mecanismo que resuelve nuestra necesidad de seguridad, da sensación de identidad, de sentirse acogido, de estar en “lo de uno”; es algo instintivo. Pero después se crece y se abren otras instancias en las que uno puede escoger ‘participar’. Instancias que se basan en la deliberación, en la propia decisión. Que son electivas, críticas y ne-cesarias para madurar. Si uno toda la vida se rige sólo por sus pertenencias, no pro-gresa.”

La educación, además debe hacer readquirir e inculcar el sentido y espíritu patriótico, que fortalezca la unidad y la identidad nacional, enseñando a amar a la patria y a respetar sus símbolos por encima de toda consideración.

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sólo un espectáculo o una distracción, sino un refugio, es decir, una opción de vida; por lo tan-to debe ser una política de Estado.

Se necesita una educación descentralizada que responda a la cultura y a las necesidades regionales, con un sistema pedagógico moder-no y eficaz, que actualice y adiestre periódica-mente al profesor, redefina el currículo, controle la calidad, genere disciplina y mejore los nive-les de enseñanza.

También, es indispensable, que la educación forme ciudadanos tolerantes bajo parámetros de rectitud y justicia, para que los valores y principios éticos y morales vuelvan a ser la guía y el norte de la sociedad y la norma de conducta en la actuación de sus miembros.

En el campo presupuestal -a nivel constitu-cional- se debe establecer que del Producto In-terno Bruto se destine anualmente el siete por ciento para ser invertido en educación y dise-ñar una verdadera política financiera para el sector, que incluya la creación de un banco de fomento y apoyo al sector educativo.

De otra parte, el modelo educativo debe formar líderes, capital humano y buenos ciudadanos. “La formación de ciudadanos es la preparación de personas capaces de ‘participar’ y no solamente de ‘pertenecer’. Hay dos formas de incorporarse a una so-ciedad: la de ‘pertenecer’, como hacemos

Entre lo que no le puede faltar a la edu-cación colombiana, se encuentra el estudio de nuestra historia con rigor y profundidad, para generar el sentido de pertenencia que se requiere en todo proceso político social: “La cultura política es un bien invaluable para cualquier nación. Su fundamentación en la enseñanza de los valores históricos y ciudadanos y un conocimiento de las bases del Estado moderno, así como del análisis de la evolución social en la perspectiva de construcción de una verdadera democra-cia, nunca ha sido clara en Colombia. Los partidos desterraron a los intelectuales de sus huestes y los sustituyeron por eficaces tenientes de la mecánica electoral, pero los modernos representantes de sectores públi-cos y privados, pretenden desconocer esta profunda crisis fomentando la apoliticidad en el ciudadano común.”

La educación debe inculcar el espíritu patriótico, que fortalezca la unidad y la identidad nacional.

La educación ha de ser factor de integración social, y entre sus pilares se debe incluir como política del Estado, la participación democrática en las decisiones de la comunidad, para ser ejercida por todos y para todos, a fin de que no sea sólo un enunciado teórico, para que se brinden posibilidades sin exclusiones, pues buena parte de la violencia se ha generado en la falta de oportunidades.

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Savater, “Educación es lucha contra la fatalidad social”, entrevista de Sophia Rodríguez Pouget, El Tiempo, Lecturas Dominicales, 16 de diciembre de 2001, Pág. 7.3

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Eduardo Medina Sánchez, ¿Democracia sin política? El Espectador, 13 de junio de 2001, Pág. 10 a.4

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Colombia es un país favorecido por su extraordinaria biodiversidad, extensión territorial, sistema orográfico e hidrográfico y excepcional ubicación geográfica en el mundo.

En fin, el proceso de reorientación y reconstrucción de la nación será largo, dispendioso y constante. En él tendrá papel decisivo la educación que se im-parta, pues ella debe tener la misión de enderezar a la sociedad, por lo que es necesario comenzar cuanto antes, pues sin lugar a dudas, Colombia será gran-de y próspera el día en que a través de una real y verdadera formación se cambie la mentalidad de la gente, úni-ca manera de emprender las transfor-

maciones materiales que hagan posible este propósito. Es conveniente recordar las palabras de Ricardo Díaz Hochlei-tues, presidente del club de Roma, en 1961, que después de 42 años, tienen plena vigencia: “... tarea a realizar por

todos nosotros, es una muy importan-te: educar sobre la educación. Tenemos que lograr explicar no sólo el coste de la ignorancia, (...) sino también el gran cos-te indirecto de las pérdidas en desa-rrollo a causa de la ignorancia.” Agre-ga, que es necesario “... recorrer un largo camino hasta que la opinión pública com-prenda que la alter-nativa es invertir en educación o pagar las consecuencias de la ignorancia.”

Y Marco Palacios, citado por Hernan-do Corral Garzón, recuerda que “... el tema más importan-te es el de la refor-ma educativa, por-que para estar en el mundo de hoy se necesita una pobla-

ción de altos niveles de educación y co-nocimientos.” Se trata, ni más ni me-nos, de forjar a través de la educación, al hombre colombiano.

Para la conjunción y realización de estas prioridades o propósitos estra-tégicos: nueva Constitución con nuevo régimen, modelo económico social, paz, erradicación de la corrupción y educa-ción eficiente, es necesario que todos, o la mayoría, y si no, cualquier número de colombianos, empecemos a ejecutarlas. Se trata, en fin, de un proyecto de socie-dad y de Estado en conjunto, es decir, de un plan y una tarea que comprometa a todos. En consecuencia, no puede es-tar supeditado a ninguna negociación; debe ser un programa de instauración y ejecución de verdaderas soluciones.

Finalmente, porque todos tenemos derecho a vivir, a sentir y a disfrutar nuestro incomparable país, favorecido por las excelentes bondades de la gran mayoría de su gente, su extraordinaria biodiversidad, extensión territorial, sis-tema orográfico e hidrográfico y excep-cional ubicación geográfica en el mundo, como también a perseguir y conseguir la felicidad, aunque tengamos tristeza del presente, guardemos optimismo en el futuro, pues patria verdadera no hay sino una y la nuestra es Colombia, por lo cual debemos permanecer en ella sir-viéndola hasta ser capaces de hacerla renacer con el ímpetu y la grandeza que deben caracterizarla.

Porque todos tenemos derecho a vivir, a sentir y a disfrutar nuestro incomparable país, como también a perseguir y conseguir la felicidad, aunque tengamos tristeza del presente, guardemos optimismo en el futuro.

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Educar sobre la educación, El Espectador, 4 de octubre de 2000, Pág. 9 a. Los Retos de los Candidatos, El Tiempo, 6 de marzo de 2001, Pág. 1-25.

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