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Hasta aquí el Manual ha hecho re- ferencia a cuatro condiciones para la paz: tomar la decisión de pactarla, te- ner una política de Estado en torno de ella, buscar la paz acordada con la so- ciedad y conseguir justicia. Y en este Fascículo se hace la sín- tesis de las siguientes condiciones: cancelar deuda social, reparar a las víctimas, generar confianza entre los negociadores del Estado y la guerri- lla, encontrar la verdad de lo ocurrido, conseguir perdón sin olvido, llegar a la reconciliación, construir y guardar la verdad y la memoria, ampliar la so- lidaridad internacional y mantener la unidad y la dignidad. 24 Fascículo www.hsbnoticias.com para Manual La Paz para Manual La Paz Por Ricaurte Losada Valderrama* *Ex Senador de la República, Analista, Investigador. 5. CANCELAR DEUDA SOCIAL La guerra se acabará si hay justicia, tanto material como formal, temas es- tos ya tratados en el Manual. En todo caso, una manera de solución a estos problemas, es cancelando, por lo me- nos parte de la inmensa deuda social que se tiene con muchos colombianos, y sobre la cual nadie objetivamente podría cuantificarla, pero una forma efectiva de cancelarla es con inclusión social, aspecto éste que se trata en el punto catorce de este Capítulo. 6. REPARACIÓN A LAS VÍCTIMAS La reparación integral a las víctimas es prácticamente imposible, pero como ella lleva a la reconciliación, y esta a la paz, es indispensable hacer en este sentido los mayores esfuerzos, no sólo de parte del Estado y de la sociedad, sino de la comunidad internacional. En consecuencia, esta es en sí misma una política de paz. Y cómo indemnizar a los afectados por la guerra. La reparación de las víc- timas es fundamental, pero es imposi- ble que ellas vuelvan a su tierra sin la presencia del Estado, o en pocos años las condiciones serán peores porque el conflicto habrá resurgido con tintes mucho más violentos por el fin de las ideologías de los grupos insurgentes y la búsqueda del poder y la riqueza en organizaciones criminales. Más de 60 años de financiación de la guerra pueden requerir cerca de 20 de financiación del aseguramiento de la paz. Por ello, se debe mantener el mismo pie de fuerza, e inclusive más que el que se tiene actualmente, mi- grando de unas fuerzas armadas que combaten a unas de aseguramiento y consolidación del territorio, de cara a la sociedad civil. Por ello, se estima que el costo mili- tar actual de más de 26 billones anua- les, debe mantenerse por lo menos 20 años más. De lo contrario se perderá lo logrado en el proceso por el surgi- miento de grupos delincuenciales que afecten la seguridad, causando que la participación en el PIB y en el presu- Más de 60 años de financiación de la guerra pueden requerir cerca de 20 de financiación del aseguramiento de la paz. Por ello, se debe mantener el mismo pie de fuerza, e inclusive más que el que se tiene actualmente.

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Vigésimo cuarto Fascículo del Manual para la Paz. Un especial de quince temas que El PERIÓDICO DE BOGOTÁ entrega a sus lectores los días viernes, donde su autor, el analista político Ricaurte Losada Valderrama, ilustra los intentos realizados en búsqueda de la paz, hasta llegar al actual, promovido por el Presidente Juan Manuel Santos. "Para que una paz sea duradera y estable, debe ser una conquista de todos, o por lo menos de la gran mayoría. Por ende, debemos prepararnos para contribuir a hacerla posible

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Hasta aquí el Manual ha hecho re-ferencia a cuatro condiciones para la paz: tomar la decisión de pactarla, te-ner una política de Estado en torno de ella, buscar la paz acordada con la so-ciedad y conseguir justicia.

Y en este Fascículo se hace la sín-tesis de las siguientes condiciones: cancelar deuda social, reparar a las víctimas, generar confianza entre los negociadores del Estado y la guerri-lla, encontrar la verdad de lo ocurrido, conseguir perdón sin olvido, llegar a la reconciliación, construir y guardar la verdad y la memoria, ampliar la so-lidaridad internacional y mantener la unidad y la dignidad.

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Por Ricaurte Losada Valderrama*

*Ex Senador de la República, Analista, Investigador.

5. CANCELAR DEUDA SOCIAL

La guerra se acabará si hay justicia, tanto material como formal, temas es-tos ya tratados en el Manual. En todo caso, una manera de solución a estos problemas, es cancelando, por lo me-nos parte de la inmensa deuda social que se tiene con muchos colombianos, y sobre la cual nadie objetivamente podría cuantificarla, pero una forma efectiva de cancelarla es con inclusión social, aspecto éste que se trata en el punto catorce de este Capítulo.

6. REPARACIÓN A LAS VÍCTIMAS

La reparación integral a las víctimas es prácticamente imposible, pero como ella lleva a la reconciliación, y esta a la paz, es indispensable hacer en este sentido los mayores esfuerzos, no sólo de parte del Estado y de la sociedad, sino de la comunidad internacional. En consecuencia, esta es en sí misma una política de paz.

Y cómo indemnizar a los afectados por la guerra. La reparación de las víc-timas es fundamental, pero es imposi-ble que ellas vuelvan a su tierra sin la presencia del Estado, o en pocos años las condiciones serán peores porque el conflicto habrá resurgido con tintes mucho más violentos por el fin de las ideologías de los grupos insurgentes y la búsqueda del poder y la riqueza en organizaciones criminales.

Más de 60 años de financiación de la guerra pueden requerir cerca de 20 de financiación del aseguramiento de la paz. Por ello, se debe mantener el mismo pie de fuerza, e inclusive más que el que se tiene actualmente, mi-grando de unas fuerzas armadas que combaten a unas de aseguramiento y consolidación del territorio, de cara a la sociedad civil.

Por ello, se estima que el costo mili-tar actual de más de 26 billones anua-les, debe mantenerse por lo menos 20 años más. De lo contrario se perderá lo logrado en el proceso por el surgi-miento de grupos delincuenciales que afecten la seguridad, causando que la participación en el PIB y en el presu-

Más de 60 años de financiación de la guerra pueden requerir cerca de 20 de financiación del aseguramiento de la paz. Por ello, se debe mantener el mismo pie de fuerza, e inclusive más que el que se tiene actualmente.

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puesto descienda en términos relativos.

Además, la inclusión social, indispensa-ble para la consecución de la paz, supone necesariamente reparación. Por esto, se repite que esta es indispensable y que se logra no sólo a través de medios económi-cos, sino también con actitudes y compor-tamientos de humanidad y de solidaridad, los cuales, de pronto impactan más en la conciencia individual y colectiva.

Lo anterior debe estar complementado con la consecución de justicia. Ella es indispensable. Resulta intolerable, por ejemplo, que el 95 por ciento de los de-litos queden impunes. Así el Estado de Derecho no existe.

Ganar la guerra significa también res-tituir el imperio de la ley. Que los violen-tos y los delincuentes de todas las trin-cheras vuelvan a temerle a la autoridad. Hay que dejarlos sin armas creando las condiciones para una sociedad más jus-ta y más igualitaria. Esa es la mejor y más efectiva manera de obligar a la gue-rrilla a negociar.

7. GENERAR CONFIANZA

La confianza es requisito de reconci-liación; por ende, de paz. Ella se genera de muchas maneras, entre las cuales se encuentran, la seriedad de las propues-tas de las partes que dialogan; el cum-plimiento cabal de los compromisos que se van adquiriendo y la utilización de un lenguaje que acerque, no que distancie, entre otros aspectos y requisitos.

Debe tenerse en cuenta también que los movimientos guerrilleros tienen miedo de dar el paso a la vida política y necesitan garantías de que si lo hacen no quedarán expuestos.

8. LLEGAR A LA VERDAD

La verdad nos hace libres. Basta este mensaje sencillo y claro, suficientemente conocido, para que todos entendamos el poder tan importante de la verdad, que en este caso adquiere una connotación mayor, en razón a que es la base de la confianza que hay que conseguir para llegar a la reconciliación y con funda-mento en ella, al perdón, y sólo con este, a la paz.

Justamente porque después de cada conflicto armado no se ha buscado, y por lo tanto, no se ha llegado a la verdad, es que hemos vivido una verdadera cadena de conflictos.

9. PERDÓN, SIN OLVIDO

El perdón es requisito indispensable para encontrar la reconciliación. Pero perdón sin olvido para no volver a come-ter los mismos errores.

Los períodos de paz en Colombia, como ya se vio en este Manual, han sido muy escasos y limitados, justamente porque no hemos aprendido a perdonar, y cada conflicto armado ha sentado las bases para el siguiente, formándose de esta

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manera una cadena interminable de gue-rra que ha hecho de la historia de Colom-bia la historia de la guerra.

Es más fácil perdonar cuando se llega a la verdad y cuando los culpables se arrepienten.

10. RECONCILIACIÓN

Individual y colectivamente la reconci-liación es un tema vital para cada ser humano. Lo primero es estar bien con uno mismo; lo segundo, con los demás; es de-cir, de la reconciliación depende la paz individual y colectiva, y por lo tanto, el hecho de estar mal con los demás y con uno mismo, debe desterrarse. Entonces, no puede haber paz sin reconciliación.

Las víctimas deciden si se logra la re-

conciliación y el perdón, y al Estado y la sociedad corresponde crear las condicio-nes para que la gente dé estos indispen-sables pasos para la paz.

La ex-Senadora Piedad Córdoba conside-ra que la reconciliación es un desafío para un nuevo país y la expresión más profun-

La gran mayoría de colombianos queremos y necesitamos la paz

Reconciliación es paz y ésta es bienestar.

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Recuerda también que la verdad, la justicia y la reparación no son incompa-tibles con la reconciliación que permita el logro de la paz y la justicia. Son, por el contrario, el fundamento ético para el ejercicio de una nueva política, de la economía y de la relación con la rique-za biológica del país.

Dice que la reconciliación es la recon-sideración desde la ética del arte de vi-vir bien, del ejercicio de poder para el bien común, el bien de la humanidad y de la multiplicidad de vidas que coexis-ten en el planeta.

Termina considerando que se nos está abriendo la posibilidad de in-tentar abolir la guerra para hacer

da de humanidad, de reconstrucción de la armonía en la diversidad, que no significa la negación de los conflictos, pero sí de su tránsito por caminos humanistas que posi-biliten la justicia, la protección y la repro-ducción de las fuentes de vida.

Considera que la reconciliación no es un acto en sí mismo; una expresión verbal o un gesto; es un proceso que involucra lo personal, lo social y político, en otras di-mensiones de transformaciones profun-das. Para ser cierta la reconciliación se re-quiere de sujetos tolerantes, pluralistas y democráticos, dispuestos a cambios por el bien común y por el buen vivir.

Agrega que en lo sociopolítico signifi-ca una sociedad capaz de albergar en su seno las diferencias políticas, religio-sas y étnicas, entre otras, en un proyec-to de país incluyente, democrático y con justicia social. De ahí el valor central de las víctimas de la violencia sociopolítica, pues cualquier proceso de reconciliación se encuentra en íntima relación con el deber de la memoria y el derecho a la verdad, a la justicia y la reparación inte-

La paz resuelve múltiples problemas y genera condiciones de bienestar y desarrollo.

gral. Si queremos una sociedad reconci-liada, estos derechos son fundamentales al lado de una democracia socioeconómi-ca y ambiental.

Confirma que en aras de la reconcilia-ción no se les puede pedir a las víctimas que olviden lo sucedido; es necesario que la sociedad

enfrente la verdad de lo acontecido en tantas décadas de guerra. Los crímenes han sucedido y mientras no se sepa la verdad, estamos afectando la conciencia o la inconsciencia colectiva, y mientras desconozcamos quiénes se han benefi-ciado de tanta violencia, es factible que no se encuentren los caminos de la re-conciliación.

Las víctimas deciden si se logra la reconciliación y el perdón, y al Estado y la sociedad corresponde crear las condiciones para que la gente dé estos indispensables pasos para la paz.

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posible una democracia incluyente y que esta es nuestra responsabili-dad ética e histórica; la que debe-mos asumir para brindar una vida buena a las generaciones presentes y futuras y que ese debe ser el apor-te de hoy en un proceso hacia la re-conciliación: terminar la guerra para construir un nuevo proyecto de país, de todas y todos .

11. CONSTRUIR Y GUARDAR LA VERDAD Y LA MEMORIA

Desde Cicerón se afirma con razón, que la historia es la maestra de la vida. Por ende, construir y guardar la memo-ria es garantía de no repetición de los

graves e irreparables errores que hemos cometido a lo largo de nuestra corta pero accidentada historia republicana.

Si desde ahora somos capaces de co-rregir este, entre los tantos errores co-metidos, estaremos sentando sólidas bases para la paz, que mostrarán a las generaciones futuras los horrores de la guerra, para que ojalá nunca ellos lle-guen caer en el lamentable torbellino de la guerra que por generaciones ha vivido Colombia.

12. SOLIDARIDAD INTERNACIONAL

Es necesario concitar solidaridad in-ternacional. Al obtener apoyo de otros

países es más fácil resolver el conflic-to. Este tema se desarrolla en el Capí-tulo IX del Manual, sobre globalización e incidencia internacional.

13. MANTENIMIENTO DE UNIDAD Y

DIGNIDAD

Si el país quiere la paz debe ser cons-ciente que tiene que ceder en muchos aspectos, pero teniendo bien presente que se puede, en aras del entendimien-to, hacer concesiones, eso sí, hasta donde no se afecte la unidad y la dig-nidad de la Nación; tampoco la demo-cracia; al contrario, ésta saldría forta-lecida. La búsqueda de la convivencia es en sí mismo un acto de soberanía y dignidad, por lo cual es necesario obte-nerla sin sumisión, tampoco entregan-do el país o cercenándolo, menos pos-trados ante poderes foráneos, lo cual implica, a su vez, tolerancia, máxime tratándose de una Nación heterogénea en sus distintos órdenes.

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1 CÓRDOBA Piedad, La Reconciliación, Un Desafío Para un Nuevo País, El Tiempo, septiembre 22, 2012,.

Si el país quiere la paz debe ser consciente que tiene que ceder en muchos aspectos, pero teniendo bien presente que se puede, en aras del entendimiento, hacer concesiones, eso sí, hasta donde no se afecte la unidad y la dignidad de la Nación.Desde Cicerón, la historia es la maestra de la vida, lección esta que en el caso colombiano, ojalá se aplique.