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FA CE TAS Recomendados Novedades editoriales Colprensa CULTURA AL DÍA Entrevista Diálogo con el pianista Mac MacClure Sandra Patricia Lombana M. El cuento Eternidad Alicia Elena Olmos Avilés

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FACETAS

RecomendadosNovedades editorialesColprensa

CULTURA AL DÍAEntrevistaDiálogo con el pianista Mac MacClureSandra Patricia Lombana M.

El cuentoEternidadAlicia Elena Olmos Avilés

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FACETAS IBAGUÉ, MAYO 13 DE 20122

Como bien lo resalta Andreas Huyssen, en la contemporaneidad la memoria “es una obsesión cultural de monumentales proporcio-nes” (2001: 20). Dentro de ese ámbito se destaca la confrontación que efectúan diversos pueblos con sus traumas del pasado: Sudáfri-ca indagando los crímenes durante el Apartheid; el pueblo Judío, la propia Alemania y Occidente cuestionando el Holocausto; los países latinoamericanos tornando sus ojos hacia la Conquista, sus luchas independentistas, guerras y dictaduras; entre otros. Desde esa última vía, donde la memoria es intervenida, es que cobra im-portancia la existencia de un arte encargado de revisitar críticamen-te el pasado. Como prueba de ello en la literatura está la abundancia de novelas testimoniales y de nuevas novelas históricas. En estas últimas los escritores se permiten una “relectura crítica y desmiti-ficadora del pasado a través de la reescritura de la historia” (Pons, 1996: 16). La publicación contemporánea de novelas históricas que difieren de la novela histórica tradicional ha tenido su correlato en la crítica literaria, no sólo por un interés estético, sino también político de indagar cómo estas creaciones artísticas leen tiempos convulsos que marcaron el devenir de Latinoamérica. En esta línea de acción se ubica El porvenir incompleto, tres novelas históricas colombianas, de Nelson Romero Guzmán. De entrada su autor puntualiza: “Para el presente ejercicio de aproximación a la novela más reciente del género histórico en Colombia, se han escogido las obras El país de la canela (2008), de William Ospina; El árbol imaginado (2010), de Carlos Flaminio Rivera, y Buen viaje, General (2010), de Benhur Sánchez Suárez. Las tres novelas, en su orden temático, igualmente dan cuenta sobre tres periodos históricos fundacionales de América: La Conquista, la Colonia y la Guerra de los Mil Días en la forma-ción de la república colombiana (2012: 19-20). El libro de Nelson Romero tiene validez porque hay rigor en la investigación y una lectura cuidadosa que no descuida la re-

flexión sobre el fondo y la forma. Señala para cada novela tramas, estructuración del sistema de personajes, mecanismos ficcionales de apropiación/distorsión de los referentes históricos, y papel de los símbolos en los relatos. Para su estudio dispuso de un marco teóri-co y crítico importante: los libros de Seymour Menton, Fernando Ainsa, María Cristina Pons, Begoña Pulido Herráez, Magdalena Perkowska y el colombiano Pablo Montoya. El porvenir incompleto, tres novelas históricas colombianas se en-cuentra estructurado en cinco momentos. El primero es “Funda-ciones en la novela histórica latinoamericana contemporánea”. Se indica el corpus, las razones para analizar las novelas escogidas y la afiliación de éstas a una tendencia literaria latinoamericana prolífica después del Boom. Se hace un recorrido por las formulaciones de la crítica literaria y se trazan características recurrentes de la novela histórica latinoamericana contemporánea: manejo de diversos nive-les de narración que desvertebran las fronteras entre lo histórico y lo fantástico; afectación de mitos nacionales mediante una reescri-tura del pasado y de fuentes históricas y literarias; uso frecuente de la intertextualidad, la parodia, la ironía, el humor y la autoconcien-cia narrativa. Un segundo momento se titula “La reescritura de la crónica de la Conquista en El país de la canela, de William Ospina”. Allí se es-tudia la forma como el narrador “logra traer al presente el recuento de la fracasada expedición de Gonzalo Pizarro al País de la Canela y el viaje azaroso por el río Amazonas de la tripulación capitaneada por Francisco Orellana” (p. 32-33). Nelson Romero sitúa esta no-vela dentro de un proyecto escritural de Ospina en torno a la Con-quista (poemas, artículos, entrevistas y el ensayo sobre Elegías de varones ilustres, de Juan Castellanos en el libro Auroras de Sangre). El tercero se denomina “La historia imaginada de la emancipa-ción colonial en *El árbol imaginado, de Carlos Flaminio Rivera”.

Fundaciones de la memoria y el lenguaje en el

porvenirde Nelson Romero Guzmán

Por Jorge Ladino Gaitán Bayona*

incompleto

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Se aborda cómo “esta novela, más que detenerse en reconfigurar unos hechos del pasado, respetando el ca-non de la historia, lo que hace es valerse de un marco específico, esto es, la Expedición Botánica en la época del virreinato de Espeleta, para explorar el poder de ficción y de fábula que la misma Historia, antes de ser registrada en hechos con una trama secuencial, tuvo –o pudo tener- en sus protagonistas” (p. 91). Se efec-túa un minucioso recorrido a esta obra en la que per-sonajes reales e inventados conspiran contra El Nuevo Reino de Granada. El cuarto se llama “La historia revivida de la Gue-rra de los Mil Días en Buen viaje, General, de Benhur Sánchez Suárez”. Acá se atiende al uso del collage en la configuración de la trama, “mediante el cual se toman documentos de los archivos, sobre todo los proceden-tes de las formas de legitimación de un Estado como las Leyes, Decretos, Discursos y Cartas oficiales, entre otros; así mismo, noticias, reseñas y otras expresiones del periodismo escrito de los convulsos momentos ac-tuales, para invitarnos, de una manera disimulada, a hacer una lectura del pasado en función del presente” (p. 124). En ese pasado que entra en diálogo con el presente se presentan las interacciones entre el fantas-ma de Tulio Varón, con un escritor del siglo XXI que se ve obligado a exorcizarse de su interlocutor median-te una novela que funde lo histórico con lo esotérico. El libro culmina con “A manera de cierre: de los proyectos del pasado a las frustraciones del presente”, donde se brindan las conclusiones y se pone en diálogo las tres obras de su corpus en un género narrativo en el que es vital el reconocimiento de que “la novela his-tórica es un artefacto que vuela hacia el pasado, pero consciente de que el viaje se hace desde un presente. Justamente el viaje de la memoria a los intersticios de las épocas más violentas, ha convertido la novela his-tórica latinoamericana en una forma de situarnos en la Historia con nuestros problemas actuales” (p. 151). Finalmente cabe señalar que El porvenir incomple-to, tres novelas históricas colombianas, se deja leer no únicamente con interés por las indagaciones allí gene-radas sobre El país de la canela, El árbol imaginado y *Buen viaje, General, sino también con agrado porque la conceptos no se expresan en un lenguaje abigarra-do o en taxonomías que podrían confundir a lectores no pertenecientes a la academia. A su autor le intere-sa aproximar sus hallazgos a un público más amplio y por eso explicita desde qué lugar de la teoría y crítica literaria formula sus reflexiones, define las categorías de análisis antes de usarlas y no descuida la textura de sus ensayos. Esto se da porque a Nelson Romero le preocupa la relación del lenguaje con la belleza, tanto la de las ficciones que aborda, como la de su libro sobre novela histórica reciente en Colombia.

(Profesor de la Universidad del Tolima, Doctor en Literatura de la Universidad Católica de

Chile, [email protected]).

Huyssen, Andreas (2001). En busca del futuro perdido, cultura y memoria en tiempos de globalización. Silvia Ferhrmann (trad.). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Pons, María Cristina (1996). Memorias del olvido, la novela histórica de fines del siglo XX. México: Editorial Siglo XXI.Romero Guzmán, Nelson (2012). El porvenir incompleto, tres novelas históricas colombianas. Bogotá: Biblioteca Libanense de Cultura.

Referencias

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“La música es un don que uno tiene o no tiene”Mac McClure

Para el pianista nor-teamericano, radicado desde hace 30 años en España, eventos como el Festival Interna-cional de Piano Óscar Buenaventura abren la puerta al encuentro de colegas para enseñar y tocar, a la vez que es propicio para formar nuevos públicos.

ac McClure es un nor-teamericano alegre y sencillo, cuyo gusto por la música lo llevó a

temprana edad a radicarse en España, en busca de ingresar a la Academia Marshall, donde inició su formación como pianista. Treinta años han transcurrido desde ese día y miles de satisfacciones han rodeado su existencia, demos-trándole que no se equivocó al explo-tar su talento, el mismo que desde las aulas intenta perfeccionar entre sus educandos. Su vida es agitada entre viajes, conciertos y el trabajo administrati-vo que le implica ser el director del Conservatorio Nacional de Barce-lona, pero para él no es excusa para dejar de hacer lo que más lo apasio-na: estudiar, la base fundamental de su formación, la misma que desearía que sus alumnos imitaran. Su habilidad musical fue demos-trada por segunda vez en la capital tolimense, al ser uno de los artistas invitados a la cuarta edición del Fes-tival Internacional de Piano Óscar Buenaventura, que acaba de culmi-nar en la Capital Musical. A través de clases magistrales in-tentó sembrar en los exponentes del piano la necesidad de un estudio se-rio sobre el mismo, en aras de poner fin al déficit de verdaderas figuras, porque hoy, según dijo, abundan los jóvenes que tocan bien, pero no las estrellas.

M

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¿A los cuántos años empezó a tocar el piano?Empecé de mayor y era algo que siempre me había gustado. Haberlo hecho grande signi-fica que era algo mío, no que mis padres me empujaran a estudiar música”.

¿Por qué ese interés por este instrumento?“No sé, la verdad es que me apasionaba, qui-zá me entusiasmó el hecho de que una tía to-caba, aunque muy pocas veces la veía; sin embargo, las circunstancias me dieron para estudiarlo cuando tenía como 15 años.

Quince años es mayor, ¿entonces cuál es la edad ideal para el estudio del piano?“A los seis años es lo ideal, aunque no es im-posible empezar más tarde. Lo que ocurre es que cuanto más mayor se inicie necesita que la enseñanza sea más fuerte y unas ciertas condiciones para que la cosa funcione, en-tre ellas un buen oído musical y excelentes maestros”.

¿Cuál considera fue su punto a favor para convertirse en un maestro del piano?“Mucha dedicación de mi parte y tener la suerte de contar con buenos profesores des-de el principio, así como poseer el don para la música porque este se tiene o no se tiene”.

¿Con cuáles autores siente mayor afinidad?“Estudié muchos años en España en la Aca-demia Marshall, que tiene más de 100 años de tradición, allí se especializan en música española, entonces esta tiene mucho que ver

con mi educación, por lo que me siento muy cómodo tocándola, al igual que las obras de compositores como Wolfgang Amadeus Mo-zart”.

¿Y cuáles sus mayores influencias a la hora de tocar?“Desde luego, Alicia de Larrocha quien fue una gran pianista y mi maestra”.

De las enseñanzas de esta pianista, ¿qué adaptó a su diario vivir como artista?“El respeto por la partitura escrita y su riguro-sidad en el momento de estudiar”.

¿Es decir que usted es partidario de tocar más con partitura que sin ella?“No en todos los casos. En el momento de estudiar se hace con partitura. Ser discipli-nado y, sobre todo, humilde en el estudio con la partitura es muy importante, pero que se toque o no con ella no es algo que a mí me importe, por lo general el trabajo es más pro-fundo si uno hace el esfuerzo de memorizar la pieza, pero, a veces, con los viajes y el tra-bajo como docente el tiempo no alcanza para hacerlo”.

¿Mac McClure tiene algún ídolo?“Desde luego, mi profesora Alicia de Larrocha y luego los pianistas de principios del siglo XX como Claudia Braun y Arthur Rubinstein”.

¿Se considera especialista en algún tipo de repertorio?“No, yo he tocado mucha música española

y americana, pero la palabra especialista no me gusta, porque me limita”.

Entonces, ¿cuál es el repertorio que más le apasiona interpretar?“El de Mozart, por su sonido. Su música es profunda, pero, a la vez, con una sencillez que conmueve”.

¿Cómo maestro y músico hacia donde con-sidera ha evolucionado la interpretación pianística?“Creo que está sufriendo un gran cambio que viene con la globalización y las técnicas de In-ternet que está variando la forma de estudiar y, con ello, la forma de interpretar”.

¿Cómo es ahora?“Le dice uno al alumno ‘estudie una Suite de Bach’ y la primer cosa que hace es ir a You-Tube a ver cómo suena... No estudia la par-titura”.

¿Esta situación podría considerarse un error?“No sé, pero antes la gente estudiaba la mú-sica porque no había grabaciones y hoy en día no hay grandes estrellas como antes, en-tre ellas Claudia Braun, que tocó la mitad de la música escrita para piano sin haberla es-cuchado únicamente con su trabajo, porque no fue sino hasta los últimos 25 años de su vida que el disco se consolidó como una cosa cotidiana; en cambio, mis alumnos van direc-to a Internet, donde encuentran todo lo bue-no, pero, también, todo lo malo”.

PrEGUntAS y rESPUEStAS

¿Es decir que la carencia de estrellas se debe a ese facilismo en que se ha caído con las nuevas tecnologías?“Yo diría que sí”.

¿Cuál es el papel, en este caso, de los maestros?“Es difícil, porque como los alumnos aprenden está cambiando, nosotros tene-mos que adaptarnos a que ellos realmen-te no están estudiando”.

¿Usted, desde la academia, que está haciendo para cambiar el panorama?“Les busco repertorio que ellos no en-cuentren en Internet, y es algo que no les gusta mucho, porque tienen que traba-jar más”.

¿Cuál es la mayor falencia que ve en los estudiantes de piano?“Creo que el nivel de técnica, es decir, de los dedos ha subido mucho y con ello hay muchos más pianistas que tocan, pero que realmente interpreten son menos por-que no estudian”.

¿Qué es lo más difícil de la docencia?“Entender que cada alumno es individual, por tanto la clase es individual, porque cada persona tiene sus problemas y uno siempre tiene que estar psicoanalizan-do para saber qué necesita para ser me-jor pianista”.

Usted siente muchísima admiración por su maestra, ¿pero cómo le gustaría que lo recordarán a usted sus alumnos?“Nunca me he planteado esta pregunta”.

¿Cuál es el consejo que da a los jóvenes que se están formando?“Que estudien mucho, con disciplina y ri-gurosidad”.

¿Qué lo apasiona más: enseñar, tocar o grabar discos?“Estudiar, porque me gusta más que tocar en público. Cuando no dicto clases pue-do estudiar entre seis y ocho horas al día, mientras que dando clase y ahora con el trabajo administrativo en el Conservatorio me es muy difícil”.

¿En qué consiste exactamente ese es-tudio?“Es analizar una partitura, aprender las notas y decidir cómo va a ser la interpre-tación”.

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Usted ha grabado cerca de 40 discos. ¿Cuál de ellos consi-dera es el más significativo de su carrera?“No sabría qué responder, porque mucha de la música que he grabado es la primera vez que se ha llevado al disco, en-tonces como patrimonio pienso que todos tienen importan-cia, como las canciones de Isaac Albéniz, y las obras de Bach transcritas por Liszt, Saint-Saens y Busoni”.

La música erudita tiene un público bastante reducido, en-tonces, ¿qué tan rentable puede ser grabar un disco?“No es rentable, no es una cosa que se hace para ganar dine-ro, aunque sí da reconocimiento, pero un disco de música clá-sica tiene suerte de vender cuatro mil ejemplares y con esto no se pagan los gastos para fabricarlo; no es como Madonna, que vende millones: aquí la cosa es diferente”.

La mayoría de los músicos pue-de cargar su instrumentos para todos lados; un pianista, no. En-tonces, ¿cómo se adapta?“Eso es difícil, porque cada ins-trumento es diferente y la acús-tica de cada recinto también lo es; de hecho el mismo piano en distinto lugar suena diferente, la clave está en asimilar esto y ha-cerlo lo mejor posible”.

¿Usted cómo afronta este de-safío?“Sufriendo mucho, porque en ocasiones sólo se puede tener un corto encuentro con el piano”.

¿Qué siente cada vez que se para frente a un público nuevo?“A veces hay nervios, en otras ganas de tocar y en otras no se tiene deseo de hacerlo por can-sancio del viaje, pero uno apren-de a concentrarse y a ponerse en modo de concierto”.

¿Qué siente con las críticas?“No les hago mucho caso, por-que a veces es una persona que sabe mucho y otras una que no sabe nada y, al final, es la opi-nión de otra persona”.

¿Ha habido algún momento en que haya pensado dejar el pia-no para dedicarse a otra cosa?“Siempre he tenido claro que lo mío es esto, pero es algo que me preguntan, porque tengo gran-des amigos y profesores que se mueren tocando el piano”.

¿Cuál ha sido la obra que más le ha costado interpretar?“No he llegado a esa obra toda-vía” (risas).

Para usted, ¿qué significa el piano?“Es un compañero y un ene-migo?

¿Por qué un enemigo?“Porque no regala nada, uno tiene que poner muchas ho-ras para que las cosas salgan bien”.

¿En qué proyectos está actual-mente?“Este año es el centenario del nacimiento del compositor Xa-vier Monsalvache, que era ami-go mío, y tengo ocho conciertos en verano de su música. Así mismo, estoy en la preparación de la grabación del concierto de Carlos Surinach, que presenté en el IV Festival Internacional de Piano Óscar Buenaventura, de-sarrollado en Ibagué del 7 al 11 de mayo pasados. Esta es una obra muy bonita que no se ha grabado. Si todo sale bien, esta-ría saliendo en octubre”.

¿Cómo ve el panorama musical español en relación con el de los demás países europeos?“Hay una crisis muy grande en España y la gente está pasando muchas necesidades, entonces no es el mejor momento, pero es un país con una gran tradi-ción musical”.

¿y el caso colombiano?“Es bueno, por lo que están ha-ciendo con los jóvenes, a tra-vés de programas como Batuta, las cajas de compensación o las redes de escuelas de Mede-l lín, que mejoran el nivel cultu-ral del país”.

En tArIMA

EL rEto DE GrABAr

Luego de la polémica internacional que ha generado, lle-ga a las librerías del país el último libro del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, una obra que promete perdurar por mucho tiempo en la memoria de quien de-cida leerla.Desde su propia experiencia, el escritor peruano presenta cómo ve el derrumbe de la escala universal de la alta cul-tura, que está siendo víctima directa del acosador mun-do del espectáculo, todo esto refiriéndose al tratamiento que le dan los medios masivos de comunicación a la músi-ca sinfónica, la gran literatura, la ópera y la pintura merito-ria, entre otros.

Cultura vs. espectáculos

Editorial: Alfaguaratítulo: La civilización del espectáculoAutor: Mario Vargas LlosaPáginas: 228

Entre la gloria y la derrotaEditorial: Aguilartítulo: El oro y la oscuridadAutor: Alberto Salcedo RamosPáginas: 192

Cuando se escribe de un personaje de glorias pasadas y presente trágico que aún genera polémica pese a llevar dé-cadas por fuera de un ring, es inevitable y a la vez enrique-cedor, que el libro no tenga un punto final definitivo.Esto le ocurrió a Alberto Salcedo Ramos con su libro El oro y la oscuridad: La gloriosa y trágica vida de Kid Pambelé, pu-blicada originalmente en el 2005, pero que ya era hora que el propio autor la revisara y la aumentara.Es que Kid Pambelé da para eso y mucho más. Cuando apa-reció el libro, empezaron a llegar nuevas voces con nuevas historias de esta figura del boxeo mundial, que Salcedo Ra-mos no desaprovechó y continuó recopilándolas, constatán-dolas para ahora incluirlas en esta nueva edición.

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Un mundo en desigualdadEditorial: Fondo de Cultura Económicatítulo: Daños ColateralesAutor: Zygmunt BaumanPáginas: 233

De los buenos libros que dejó la reciente edición de la Feria In-ternacional del Libro de Bogotá se encuentra ‘Daños colaterales’, del filósofo polaco Zygmunt Bauman, compuesto por una serie de ensayos en los que analiza a profundidad el crecimiento de la desigualdad social y el aumento de los daños colaterales, como lo dice en el título del libro.Se trata de un concepto tomado del vocabulario de las fuerzas militares para expresar los efectos no intencionales ni planea-dos de una acción armada. En el análisis del filósofo, adquiere las dimensiones más drásticas de la desigualdad, en un mundo donde más son los pobres, cada vez más criminalizados y mar-ginalizados.

El arte de la lecturaEditorial: Taurustítulo: Historia de la lectura en el mundo occidentalAutor: Gulielmo Caravallo y Roger ChartierPáginas: 562

En un momento de la Humanidad que la hiperconexión hace que las personas tengan acceso a millones de datos, de todo tipo y diaria-mente, sin tiempo alguno para digerir o reflexionar sobre ello, siem-pre viene bien una pausa, un instante para analizar qué ha pasado con el ejercicio de la lectura.Gulielmo Caravallo y Roger Chartier, expertos conocedores de esta área, se dieron a la tarea de hacer un repaso sobre la Historia de la lectura en el mundo occidental, dejando claro que el arte de la lec-tura sigue siendo igual, lo que ha cambiado profundamente han sido los lectores.Este estudio ya lo habían presentado hace década y media, pero con el cambio tan grande que ha tenido el mundo de la información, era necesaria una edición, actualizada y revisada.

Odlanier, Aledmys, Usnavi, Olnavi, Disami. Son al-gunos de los extravagantes nombres de pila surgidos en las últimas décadas en Cuba, donde la prensa y los especialistas llaman a estudiar ese fenómeno social y aplicar normativas jurídicas más claras al respecto. Inventar nombres propios en la isla es una prácti-ca común que persigue la originalidad para llamarse de una manera «única e irrepetible» aunque muchas veces el vocablo que surge es «impronunciable» y difícil de en-tender, según alertó un artículo del periódico oficial Ju-ventud Rebelde. Las tendencias para escoger un nombre propio en Cuba incluyen la adaptación de palabras de otros idiomas, la formación de híbridos con los nombres de los padres, la inversión de palabras o puras extrava-gancias que no tienen explicación. Como resultado de las mezclas, hay nombres como Robelkis (Roberto y Belkis), Migdisray (Migdalia y Raymundo), Geyne (Gerónimo y Nelly), Yaneymi (Ya-net y Mijail) o Mayren (Mayra y René). La recurrente opción de invertir las palabras ha creado otros como Ailed a partir de Delia; Adianez por Zenaida, y hasta Orazal por Lázaro. Entre los casos más particulares, están las adap-taciones criollas de términos extranjeros, muchos de ellos del inglés: Leydi por lady, Maivi por maybe, Ol-navy por Old Navy, Usnavi por U.S. Navy y Danyer por danger. “Existió un momento en el que no se podían po-ner nombres de procedencia extranjera tal cual; esa decisión del ámbito jurídico trascendió al lingüístico”, explicó a Juventud Rebelde la investigadora Aurora Ca-macho. Camacho, miembro del Instituto Cubano de Lite-ratura y Lingüística, indica que en la isla se mantienen vigentes nombres de arraigo cultural y más sencillos como María o Pedro aunque “ciertamente con menos frecuencia”. Señala así mismo que “se ha olvidado” la antigua costumbre de consultar el santoral y de asignar varios nombres, ya que de hecho las leyes del país no permi-ten que una persona tenga más de dos. Para la especialista, muchos de los nombres inven-

«Me llamo Olnavy»:

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Agencia Efe*

www.fundeu.es

tados suponen “desafíos, un problema y una provoca-ción para todos los lingüistas”. Según apunta, el marco jurídico cubano es ambi-guo y no ayuda porque la Ley del Registro del Estado Civil establece de manera general la libertad de las per-sonas para escoger nombres en correspondencia con las tradiciones y el desarrollo educacional y cultural. Su opinión es que, por ejemplo, se debería poten-ciar el papel de los registradores civiles en los hospita-les porque ellos podrían ser “guías y orientadores” ante este fenómeno. En Cuba también hay una tradición de herencia de nombres de otras culturas, como la rusa (Yuri, Bo-ris, Tatiana, Yordanka, Katia), y de usar topónimos hasta cierto punto exóticos para el Caribe como Yas-naya, Hanoi o Yakarta. A la hora de jugar con las palabras, existen casos que combinan pronombres personales como yo, tú y él para formar Yotuel. Asimismo se ha visto la unión del término sí o de su pronunciación en varios idio-mas: Dayesí y Widayesí. Los inventos de nombres con la letra Y han sido una constante durante varias generaciones y ya son tradición en el país: Yanisey, Yumilsis, Yumara, Yosbel, Yadel, Yulieski, Yovel, Yolaide, Yamisel, Yirmara, Yoel-kis, Yuset, Yohendry, Yoanni, Yander, Yunier. Camacho advierte sobre los problemas sociales e individuales que pueden conllevar algunas de estas variantes, pues de inicio muchas no revelan algo tan fundamental como el género de la persona. Su opinión es que la ambigüedad “perjudica la proyección de la personalidad y contribuye al daño moral en un individuo frecuentemente instado a expli-car su nombre y ofrecer toda una disertación de cómo se escribe, de dónde lo sacaron y quién lo inventó”. Además, destaca “la representatividad y singula-ridad que debe aportar el nombre propio” y su “tras-cendencia cultural e identitaria”. “Un estudio multidisciplinario del fenómeno se im-pone”, advierte Camacho, tras señalar que actualmen-te se trata de “terreno virgen” que merece “un estudio más detallado que enmarque el fenómeno por etapas históricas”.

Palabra del díaInfanteEn español llamamos ‘infancia’ al perío-do de la vida que va desde el nacimiento hasta la adolescencia (v. adolescencia).

En España, desde el siglo XIII se llama ‘in-fantes’ o ‘infantas’ a los hijos legítimos del rey nacidos después del primogéni-to (príncipe o princesa), no importa cuál sea su edad. En latín, en cambio, la pa-labra infans -ntis (de la cual proviene ‘in-fante’) se formó con el prefijo privativo in- antepuesto a fante, que era el partici-pio presente del verbo fari ‘hablar’, o sea que infans significaba literalmente “no ha-blante”, es decir, era un niño tan pequeño que todavía no hablaba, un bebé o un lac-tante, diríamos hoy, sentido que la pala-bra mantiene aún en inglés, lengua en la cual infancy se usa para referirse apenas a los bebés.

Fante pasó sin cambios al italiano con el significado de “muchacho, mozo”, pero pronto adquirió el sentido de “servidor, criado” y más tarde se aplicó a los solda-dos de a pie, que eran considerados cria-dos de los señores. A mediados del siglo XVI, se empezó a usar en español ‘infan-te’ con ese significado y un siglo más tar-de, surgía la palabra ‘infantería’, aplicada a los batallones en los que servían estos soldados.

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GErEntE: Miguel Ángel Villarraga EDItorA GEnErAL: Martha Myriam Páez Morales CoorDInACIÓn: Redacción cultural EL NUEVO DÍA PErIoDIStA: Sandra Patricia Lombana EDItor: Óscar Varón DISEÑo: Freddy Herrán FotoS: Hélmer Parra. Colarte. Colprensa. TELS.: 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia. Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co

[email protected] - Facebook: Cultura El Nuevo Día. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.

FACETAS IBAGUÉ, MAYO 13 DE 20128

Durante miles de siglos enfrentados. Difundiendo teorías de la vida absolutamente contradictorias, mortalmente adversas. Opuestos más allá de los desiertos, adentro de los mares y a tra-vés de las montañas, llegó el día en que los dioses, mejor dicho sus intérpretes, pactaron por primera y última vez un común sa-cramento: la conjura contra la píldora de la inmortalidad.Cuando la raza humana alcanzó en una gragea el acceso a la completa renovación celular, el hombre cerraba súbitamente la puerta a patologías y gérmenes. Por el contrario, abría de par en par la ventana a la perpetuidad.La furia de pontífices, capellanes y pastores, entre otros muchos fanáticos, se desató lo mismo en púlpitos que en respetados me-dios de comunicación. La conquista de la muerte enfadaba a los presbíteros de todos y cada uno de los credos que sobre la tierra hubieran levantado templo. Como no podía ser de otro modo, feligreses y simpatizantes de la vida más allá del fallecimiento defendían a muerte (nunca me-jor dicho) las encíclicas y leyes divinas hasta que, en el momento postrero de la existencia, avasallados por la cercanía de las tinie-blas, pedían al médico que recetara el comprimido.En menos de un siglo, santuarios y lugares sagrados se convirtie-ron en restos arqueológicos que atrajeron a hordas de turistas. Se vaciaron tabernáculos y basílicas a favor de hermosos super-mercados o agradables unidades habitacionales. Todavía vagan por ahí, algunos inmortales propagando inútilmen-te la palabra divina.

El CuentoEternidadAlicia Elena Olmos Avilés *

Autora mexicana www.ficticia.com

Soy un alma desnuda en estos versos, Alma desnuda que angustiada y sola Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola, Que puede ser un lirio, una violeta, Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta Y ruge cuando está sobre los mares, Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares, Dioses que no se bajan a cegarla; Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla Con sólo un corazón que se partiera Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera Dice al invierno que demora: vuelve, Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve En tristezas, clamando por las rosas con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas A campo abierto, sin fijar distancia, Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia De un suspiro, de un verso en que se ruega, Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega Y negando lo bueno el bien propicia Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia Palpar las almas, despreciar la huella, Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella, Como los vientos vaga, corre y gira; Alma que sangra y sin cesar delira Por ser el buque en marcha de la estrella.

El PoemaAlma desnudaAlfonsina Storni*

Poeta argentina