etnicidad, cultura material y ocupaciÓn humana en el

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1 UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA ETNICIDAD, CULTURA MATERIAL Y OCUPACIÓN HUMANA EN EL CARIBE COLOMBIANO: ANÁLISIS DE LA CERÁMICA DE LOS SITIOS SAN ISIDRO Y CACARAMOA- DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO Trabajo de Grado presentado para optar al título de Magíster en Antropología Por: Natalia Lozada Mendieta Código: 200812554 Director del Trabajo de Grado Elizabeth Ramos Roca Bogotá, Noviembre 2012

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1

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA

ETNICIDAD, CULTURA MATERIAL Y OCUPACIÓN HUMANA EN EL CARIBE

COLOMBIANO:

ANÁLISIS DE LA CERÁMICA DE LOS SITIOS SAN ISIDRO Y CACARAMOA-

DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO

Trabajo de Grado presentado para optar al título de Magíster en Antropología

Por: Natalia Lozada Mendieta

Código: 200812554

Director del Trabajo de Grado

Elizabeth Ramos Roca

Bogotá, Noviembre 2012

2

"Es como si el tiempo diese vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio”

Úrsula Iguarán

Cien años de Soledad.

A Dios y a mi familia

3

AGRADECIMIENTOS

El proceso de realización de esta tesis ha sido, sin duda, uno de los

esfuerzos más grandes que he hecho en mi carrera profesional y me complace

estar escribiendo estas líneas por que con ellas culmino una etapa muy

importante de mi vida. A pesar de los múltiples obstáculos, los aprendizajes de

estos últimos años han significado una renovación en mi vida en la que por

suerte me he cruzado con personas muy valiosas que estuvieron dispuestas a

ayudarme y brindarme su apoyo a lo largo de este proceso y en todas las

situaciones diarias que la vida presenta; viejos amigos, nuevos amigos,

profesores, estudiantes, investigadores; que incluso sin conocerme me abrieron

las puertas y me asesoraron para lograr este trabajo. A ellos está dedicada

esta tesis.

En primer lugar quisiera agradecer a mi familia por su infinito amor,

paciencia, comprensión y paciencia de nuevo. Sin su apoyo esto no hubiera

sido posible. A Tello, Cristina, Esteban, Omar, Néstor, Mary y Joaquín, las

personas más queridas y cercanas a mi corazón.

En segundo lugar agradezco a mi directora Elizabeth Ramos, quien con

su guía y acompañamiento permitió que esta monografía fuera una realidad.

Agradezco a ella haber abierto las puertas del laboratorio hace ya cuatro años,

y haber confiado en mí para realizar este trabajo. Los aprendizajes a nivel

personal y profesional han sido numerosos, y por eso siempre le estaré

agradecida.

Agradezco también a los profesores Carl Langebaek, Sonia Archila y

Luis Gonzalo Jaramillo, quienes en algún punto de este camino escucharon

mis dudas y preguntas y me ayudaron a resolverlas. Su apoyo y respaldo fue

fundamental en este proceso. También merece nota aparte el profesor Jaime

Borja, a quien reconozco su comprensión y apoyo.

Extiendo mi deuda de gratitud al profesor Camilo Montes del

Departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, los estudiantes

de Geociencias Jorge Nicolás Hayek, Valentina Quiroga y Luis Alberto Pizano;

el geólogo Felipe Lamus Ochoa MSc y el profesor de Geología de la

4

Universidad Nacional Agustín Cardona, quienes fueron infinitamente pacientes

y me enseñaron todo lo relacionado con los análisis petrográficos. Agradezco

su tiempo, compromiso, dedicación, responsabilidad y confianza. Quisiera

también darles las gracias al profesor de estadística de la Universidad de los

Andes Adolfo Quiroz y al estudiante de Maestría en Matemáticas Jairo Peña,

por su asesoría y buena voluntad en la difícil tarea de explicar funciones

estadísticas. A Vanessa Hernández por sus bellas palabras de apoyo y

hermosos dibujos, y a Mauricio Salinas por las fotografías de la cerámica.

No puedo olvidar agradecer al Centro de Estudios Socioculturales e

Internacionales –CESO- por haber creído en esta investigación y haberla

impulsado con el premio de la convocatoria de Proyectos de Maestría. Al

Departamento de Antropología, especialmente a su director Carlos Uribe, al

director de posgrados Roberto Suarez, Hilda White y Luz Herrera por haber

respaldado esta investigación en los momentos cruciales. Igualmente al

Departamento de Física de la Universidad de los Andes, en cabeza de Germán

Prieto, quienes también estuvieron dispuestos, entusiasmados y diligentes en

todas las etapas de la investigación.

Finalmente agradezco a las personas que durante meses tuvieron la

mala suerte de escucharme hablar de mi tesis, y aún así todavía me aprecian.

Por su ayuda, paciencia, comprensión y cariño sincero sepan que las tendré

siempre presentes porque de una u otra forma también fueron una parte crucial

de este trabajo –en el laboratorio, en las clases, en los almuerzos, los cafés y

las tardes de chocolate-.A Catalina Zorro, Eiver Durango, Marcela Pinzón,

Samanta Calderón, Jennifer Gutiérrez, Juan Camilo Gonzales, Adriana

Calderón, María Antonieta Corcione, Juana López, Luis Felipe Raguá, María

Angélica Guerrero, Lorena Garay, Claudia Cruz, Ingrid Cordero y María

Fernanda Espinosa.

5

CONTENIDO

Pág.

I. PRESENTACIÓN _9

II. ANTECEDENTES 12

Las fuentes etnohistóricas y la visión española_______________ 12

Entre los arawaks y los malibúes: el aporte de la lingüística_____ 16

El aporte de la arqueología en el Bajo Magdalena: El Formativo

Tardío en el departamento del Atlántico______________________18

III. MARCO TEÓRICO Y ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN _24

IV. OBJETIVOS E HIPÓTESIS __30

V. METODOLOGÍA _32

Los sitios de San Isidro y Cacaramoa________________________35

Definición de una clasificación tipológica para ambos sitios____ 37

Análisis petrográficos y la identificación de posibles fuentes de

extracción de materia prima________________________________40

VI. ANÁLISIS DE RESULTADOS 43

1. Distribución del material cerámico y propuesta tipológica___ 43

1.1. El sitio de San Isidro______________________________43

1.2. El sitio de Cacaramoa_____________________________50

1.2.1. Cacaramoa corte 1_____________________________50

1.2.2. Cacaramoa corte 2_____________________________56

2. Análisis petrográficos__________________________________ 60

2.1. Contexto________________________________________60

2.2. Resultados análisis petrográficos de San Isidro y

Cacaramoa______________________________________66

2.2.1. San Isidro____________________________________ 68

6

2.2.2. Cacaramoa___________________________________ 75

2.2.3. Implicaciones de los resultados del análisis

petrográfico y su repercusión en la búsqueda de

marcadores de etnicidad________________________81

3. Análisis estadísticos de los conjuntos cerámicos de San Isidro y

Cacaramoa___________________________________________ 83

3.1. Comparación de los niveles superiores de San Isidro con

el sitio de Cacaramoa_____________________________ 88

VII. CONSIDERACIONES FINALES 91

VIII. BIBLIOGRAFÍA 96

IX. ANEXOS

LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Pueblos de indios en el Partido de Tierradentro durante los tiempos

prehispánicos y en los siglos XVI y XVII. En rojo pueblos mencionados.

Tomado de BLANCO BARROS, José Agustín (2011). Pág. 65………… Pág. 22

Figura 2. Algunos de los sitios arqueológicos mencionados en el documento.

En el mapa aparecen los departamentos de Bolívar, Atlántico, Magdalena,

Cesar y Córdoba con sus respectivas capitales……………………………Pág. 23

Figura 3. Ubicación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, Municipio de

Sabanagrande- Departamento del Atlántico.………………………………..Pág.35

Figura 4. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles

del corte 1 de San Isidro teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en

cada nivel………………………………………………………………………..Pág.45

Figura 5. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del sitio de San

Isidro…………………………………………………………………………......Pág.47

Figura 6. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles

del corte 1 de Cacaramoa teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en

cada nivel………………………………………………………………………..Pág.51

Figura 7. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de

Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.52

Figura 8. Distribución del material cerámico por niveles en el corte 2 de

Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.55

7

Figura 9. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de

Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.56

Figura 10. Reconstrucción y proyección de la vasija funeraria encontrada en el

corte 2 A de Cacaramoa que contenía en su interior el esqueleto de un

subadulto, cuentas de collar y restos óseos animales asociados………..Pág.57

Figura 11. Diagrama de barras con 350 especies de minerales pesados

caracterizados en el Río Magdalena. (a) Conteo normalizado del total de

especies vistas. (b) conteo normalizado de las especies minerales estables,

inestables y ultraestables. Tomado de Velásquez Ruíz, Felipe (2011)….Pág.62

Figura 12. Términos del grado de redondez de los granos vistos en

microscopio. Tomado de Powers, M.C. (1953)…………...………………...Pág.65

Figura 13. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la

cerámica del sitio de San Isidro de acuerdo a análisis petrográficos……Pág.67

Figura 14. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar

posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa el porcentaje de

aparición de cada mineral en cada tipo del Sitio de San Isidro……………Pág.70

Figura 15. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la

cerámica del sitio de Cacaramoa de acuerdo a análisis petrográficos….Pág.74

Figura 16. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar

posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa el porcentaje de

aparición de cada mineral en cada tipo del sitio de Cacaramoa………..Pág.77

LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Cantidad de fragmentos diagnósticos por tipo discriminados por

formas en los distintos niveles del corte 1 del sitio de San Isidro…………Pág.43

Tabla 2. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra de San Isidro por

niveles……………………………………………………………………..…….Pág.48

Tabla 3. Cantidad de fragmentos de cerámica por técnicas de decoración,

discriminado por tipos en cada nivel del corte 1 de San Isidro………….Pág.49

Tabla 4. Distribución de los tipos cerámicos en el corte 1 de Cacaramoa por

niveles……………………………………………………………………………Pág.52

Tabla 5. Cantidad de fragmentos cerámicos diagnósticos de forma en cada

nivel y por cada tipo del corte 1 de Cacaramoa…………………………..Pág.53

8

Tabla 6. Cantidad de fragmentos por técnica de decoración y tipo en cada nivel

para el corte 1 del sitio de Cacaramoa……………………………………….Pág.54

Tabla 7. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de

Cacaramoa………………………………………………………………………Pág.56

Tabla 8. Distribución de tipos cerámicos por cuadrantes y niveles para el corte

2 de Cacaramoa. Convenciones……………………………………………...Pág.58

Tabla 9. San Isidro-Corte 1. Resultados con frecuencia absoluta (F) y

porcentajes (%) de los minerales identificados en el Corte 1 de San Isidro, por

tipo cerámico…………………………………………………………………....Pág.66

Tabla 10. Cacaramoa-Corte 1. Resultados con frecuencia absoluta (F) y

porcentajes (%) de los minerales identificados en el Corte 1 de Cacaramoa, por

tipo cerámico…………………………………………………………………....Pág.76

LISTA DE ANEXOS

Anexo 1. Sitios arqueológicos en litoral central del Caribe entre 650-1500 DC.

Anexo 2. Descripción minerales identificados en el análisis petrográfico.

Anexo 3. Descripción tipológica de la cerámica del sitio de San Isidro.

Anexo 4. Análisis petrográfico - Composición mineralógica de los tipos

cerámicos definidos para el sitio de San Isidro.

Anexo 5. Descripción tipológica de la cerámica del sitio de Cacaramoa.

Anexo 6. Análisis petrográfico - Composición mineralógica de los tipos

cerámicos definidos para el sitio de Cacaramoa.

Anexo 7. Análisis de formas fragmentos diagnósticos- sitio de San Isidro

Anexo 8. Análisis de formas fragmentos diagnósticos- sitio de Cacaramoa

Anexo 9. Catálogo fotográfico – Tipología de San Isidro

Anexo 10. Catálogo fotográfico – Tipología de Cacaramoa

Anexo 11. Decoraciones en material cerámico presentes en sitio de San Isidro

Anexo 12. Decoraciones material cerámico presentes en sitio de Cacaramoa

9

I. PRESENTACIÓN

En 1533, Pedro de Heredia, representante de la Corona española y

fundador de la ciudad de Cartagena, emprendió el viaje que llevaría a la

conquista de las llanuras de la costa Caribe colombiana. Su periplo, descrito

por Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de Las

Indias (1535), resulta de especial valor histórico ya que describe los pueblos

indígenas que él y sus acompañantes encontraron a su paso. A pesar de los

escasos detalles sobre los modos de vida de los nativos, salta a la vista la gran

cantidad de grupos que poblaban la zona para el siglo XVI y la diversidad que

caracterizaba lo que hoy corresponde a los territorios de los departamentos del

Atlántico y norte de Bolívar.

En el mismo texto de Oviedo, se hace mención de un detalle particular:

dice el cronista que todos los indios que ocupaban las tierras comprendidas

entre el Canal del Dique, el Rio Grande de la Magdalena y la costa antillana

recibían el nombre de Los Mocaná (Blanco 2011; Escalante 2002). Acerca de

la distribución e identificación de este grupo se ha dependido exclusivamente

de los documentos etnohistóricos y de los estudios lingüísticos, que incluso

sugieren la existencia de varios (sub)grupos dentro de éste mismo a partir de

una visión crítica del proceso de colonización (Herrera 2002) y la existencia de

distintas familias lingüísticas en la región por los menos desde el siglo X d.c.

(Trillos 2001; Mendoza 1994; Rivet 1947).

Es necesario entonces acudir a otras líneas de evidencia que permitan

aclarar el panorama acerca de la ocupación de esta porción del territorio del

Caribe colombiano en los últimos siglos anteriores a la llegada de los

españoles. En este sentido, la cerámica se constituye en una evidencia directa

de la ocupación del territorio por parte de grupos humanos en el pasado. Su

caracterización estilística y variabilidad permite a los arqueólogos trazar

secuencias cronológicas y de distribución en el espacio que, a su vez, dan

pistas sobre la existencia de unidades culturales y de las relaciones entre estas

(Hodder 1978). De esta forma, apelar a la evidencia arqueológica,

específicamente al material cerámico, podría aportar un elemento adicional

para indagar acerca de la identidad de estos grupos y su distribución antes del

10

contacto con los españoles, particularmente, en el periodo comprendido entre

el 800 d.c.-1500 d.c.; así, se podría contribuir a la discusión sobre la diversidad

cultural en el periodo prehispánico y a la adquisición de un mayor

entendimiento de las relaciones sociales entre comunidades en los años

previos a la conquista.

Cabe aclarar que aunque numerosos trabajos arqueológicos han tenido

lugar en el área antes mencionada (Ángulo 1951, 1978, 1981, 1983, 1988,

1989, 1997; Langebaek y Dever 2000, Ramos y Archila 2009, Ramos 2010;

Reichel-Dolmatoff 1954a, 1954b, 1974, 1985), las preguntas que han orientado

el análisis cerámico se han concentrado en la definición de tipologías como

indicadores cronológicos o como evidencia de modos de subsistencia, y en

consecuencia poco conocemos sobre la etnicidad, interacciones o posibles

relaciones entre los grupos que ocupaban la zona. Respecto a estos últimos, la

correspondencia con el material cerámico sigue siendo confusa y limitada a

ciertas áreas, de ahí que una comparación transversal resulta imperativa para

determinar la identidad y las relaciones entre ellos.

En los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa, ubicados en el

departamento del Atlántico –municipio de Sabanagrande-, se recuperó una

muestra de 4537 fragmentos de cerámica. Dichos sitios fueron excavados

dentro del programa de investigación Arqueología, Adaptación y Medio

Ambiente en el Caribe colombiano a cargo de la arqueóloga Elizabeth Ramos1

dentro del cual se encuentra contemplada la presente investigación. El análisis

de los fragmentos servirá como base inicial para un ejercicio clasificatorio y

comparativo en el que se definirán posibles marcadores étnicos o identitarios

presentes en la evidencia cerámica, de manera que se contribuya a la

discusión acerca de la presencia de distintos grupos en el territorio del

departamento del Atlántico durante el formativo tardío (800d.c-1500 d.c.)2 y a

debates futuros sobre la identidad de los mismos.

1 Profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes.

2 Se entiende el formativo tardío como una unidad cronológica y no analítica, que se extiende desde el S

IX hasta el S XV. El uso del término no implica para este caso la presencia de cultivo intensivo de maíz

y/o formas de centralización o manejo administrativo de los recursos usualmente asociados al término

(Langebaek 2000:18).

11

Bajo esta perspectiva, es necesario preguntarse: ¿Cómo podrían

clasificarse los conjuntos cerámicos de los sitios de San Isidro y Cacaramoa?

¿Cuál es la relación entre las tecnologías cerámicas de ambos sitios? ¿Arrojan

los resultados del análisis cerámico algunos elementos que permitan contribuir

a la discusión sobre la existencia de una(s) unidad(es) étnica(s) dentro del

territorio atribuido a Los Mocaná, en el periodo del 800 d.c. -1500 d.c.?

12

II. ANTECEDENTES

El conocimiento acerca de los grupos que ocupaban el actual territorio

del departamento del Atlántico en tiempos prehispánicos, específicamente en

periodo del siglo IX d.c. al siglo XVI d.c., no es concluyente. Las tres fuentes

utilizadas para determinar la cantidad y diversidad de grupos que alguna vez

ocuparon las llanuras entre el Canal del Dique y el río Magdalena, es decir, las

crónicas y registros etnohistóricos, los estudios lingüísticos y los trabajos

arqueológicos, se contradicen más a menudo de lo que se asemejan. A

continuación se presentarán las pistas que han aportado cada una de estas

líneas, haciendo particular énfasis en los aportes desde la arqueología, que en

gran medida se ha basado en las otras dos fuentes como punto de inicio para

sus investigaciones acerca de los grupos que ocupaban esta porción del

Caribe colombiano en el último periodo anterior a la conquista.

Las fuentes etnohistóricas y la visión española

En las fuentes etnohistóricas que relatan la campaña liderada por Pedro

de Heredia, al menos 21 pueblos de indios fueron registrados en su paso

desde Cartagena hacia lo que luego se conocería como la Provincia de

Tierradentro (Tovar 1993, Tovar 1997, Friede 1960). Si bien algunos cronistas

los denominan a todos como parte de Los Mocaná –entre ellos Oviedo (1535) y

Fray Pedro Simón (1626)- otros documentos sólo mencionan los distintos

pueblos y sus caciques, haciendo énfasis en la existencia de numerosos

poblados y confederaciones de cacicazgos que sostenían alianzas y guerras

que fueron aprovechadas por los españoles en su campaña –como Fernández

de Enciso (1519), López de Gomara (1552), Cieza de León (1553) y Juan de

Castellanos (c.a.1586)-. Cabe resaltar que el interés de estos primeros textos

era describir la empresa conquistadora y la incursión a los nuevos territorios

para engrandecer la riqueza de la Corona y a los mismos conquistadores. Las

descripciones de los pobladores del Nuevo Mundo eran cortas, y se detenían

en observaciones sobre sus líderes, su economía, su fisionomía o sobre su

carácter -que en caso de ser violento servía de argumento para justificar la

conquista- (Langebaek 2009; Tovar 1993; Sauer 1969).

13

En este punto encontramos una disyuntiva respecto al tamaño de la

población o poblaciones que los españoles encontraron a su paso. De acuerdo

con Fernández de Oviedo (1535), a quien Hermes Tovar cita en su libro

Relaciones y Visitas a los Andes SXVI, había una población abundante, una

unidad lingüística, poderosos señores rodeados de una población

impresionante y que no ofrecieron resistencia inmediata (Tovar 1993:36). Sin

embargo, se han presentado otras versiones como la de Pedro María Revollo

(pbro.) (1932) que cita las cartas que Pedro de Heredia envió al rey (1533-

1534), en calidad de gobernador de la provincia de Cartagena; en estas

afirmaba que a cada legua o cada dos leguas habían encontrado poblaciones

muy grandes y al menos unas seis lenguas distintas, además de que sí habían

experimentado una fuerte resistencia por parte de los nativos (Otero D’ Costa

1983: 49).

Revollo discute esta versión en su libro Nombres geográficos indígenas

en el departamento del Atlántico en donde afirma que la poca cantidad de

lugares hallados con nombres indígenas en el territorio que hoy día

corresponde al departamento del Atlántico demuestra que estaba poco poblado

en la época del descubrimiento y conquista (1932: 2). Las versiones de Oviedo

y de Heredia también pueden ser discutidas dado que era de su interés

particular presentar a las poblaciones como significativas para la corona en

términos de cantidad de tributarios y riquezas, para así justificar el reparto de

tierras y sometimiento indígena a su favor (Conde 2002: 49).

A esta controversia se suman otros documentos que apoyan la versión

de una población pequeña y dispersa por el territorio en cuestión, como la

Relación que da el adelantado de Andaboia de las tierras y provincias que

abaxo se ara mención de Pascual de Andagoya (1539), quien pasó por estas

tierras en 1519 de camino a Santa María la Antigua del Darién y registró:

“la provincia de Cartagena, cuando Pedraryas paso por aquella

costa…avía ya pocos indios y ansi ay tan pocos que dudo

poderse conservar aquella tierra, nunca tuvo muchos indios en

ella porque la tierra es montuosa, estéril y malsana tierra baja

anegadiza de pocos ríos y agua dulce” (Tovar 1993: 182-183)

14

De la misma manera, la carta al rey de Melchor Pérez de Arteaga del 26

de abril de 1561 acerca de sus “visitas de la tierra”, consignaba que los

naturales vivían “derramados y esparcidos en los montes, sin orden de

pueblos” (Friede 1975: t. IV, pp. 175)3. Finalmente, los registros de las primeras

encomiendas que se realizaron en la región dan cuenta de una población

menor de tributarios (Tovar 1993: 388, Herrera 2010:217) que fue declinando a

través de los años y que obligó a Pérez de Arteaga a reducir los pueblos de la

provincia de Cartagena de 52 a 22 en el año de 1560 (Conde 2002:52).

Además del tamaño indeterminado de la población que recibió a los

españoles en 15334, se suma a este debate la unidad o diversidad que

caracterizaba este grupo. Como lo anotó Oviedo cuando llegaron a la Isla de

Codego, en la bahía de Cartagena, cuatro caciques controlaban este territorio,

y aparentemente uno de ellos sobresalía en importancia (Oviedo 1959: 145).

De esto se generan preguntas acerca de si se trataba de una confederación de

cacicazgos, y si esta tenía alguna relación étnica con comunidades de tierra

firme (Tovar 1993:34). Sin embargo, el mismo autor ofrece después una

respuesta. Según Oviedo, los grupos que encontraron en la bahía y costas de

Cartagena se diferenciaban de aquellos que se encontraban en Turbaco y en

las llanuras del interior, por el carácter guerrero y espíritu belicoso de estos

últimos. Fue su resistencia y agresividad la que llevó al desastre de la

expedición hacia tierra firme desde el Urabá -comandada por Alonso de Ojeda

en 1504- y que culminó en la muerte de Juan de la Cosa (Tovar 1993: 32).

La presentación en las crónicas de algunos de los pueblos que

encontraron en esta campaña como caribes -por su carácter guerrero- y como

arahuacos -por su carácter pacífico- debe ser también puesta en duda. Para el

tiempo en que Oviedo describe la campaña de Heredia de 1533 existía hace

3 A pesar de la aparente dispersión de los pueblos a la llegada de los españoles, podría afirmarse a partir

de las mismas crónicas (ver Friede 1955: 24), que se referían a pueblos nucleados o seminucleados pero

que se erguían de manera desigual por la topografía y vegetación variables. Las viviendas generalmente

eran levantadas en las lomas o las partes altas, ya que las tierras bajas eran demasiado anegadizas (Arrieta

y Hernández 2006: 71). 4 Cabe aclarar que el descenso de la población fue anterior a esta fecha ya que se tiene registro de

expediciones anteriores que llegaron a estas costas en busca de mano de obra y esclavos, en los que la

población se diezmaba poco a poco (Gómez Pérez 1974: 2).

15

treinta años la licencia para sojuzgar, capturar y vender indios que se

resistieran a la pacificación (Tovar 1993: 23). Este argumento fue aprovechado

para obtener mano de obra y tributos tildando a muchas comunidades de

bárbaros y violentos sin que necesariamente correspondiera esta descripción

con la realidad. Aún así, es de resaltar que reconocen diferencias entre grupos

de la costa y el interior, más aún con los que se encontraban en el Valle de

Santiago y en el camino hacia el Rio grande de la Magdalena –actual territorio

del departamento del Atlántico-; aunque en ambos casos mencionan la

existencia de señoríos con pueblos grandes y pequeños bajo el mando de

caciques (Oviedo 1959: 153), separados entre sí por apenas una o dos leguas

(Friede 1960: 20).

La anotación de líderes por parte de los españoles revela a su vez que

los pueblos indígenas presentaban algún tipo de estratificación social y estaban

regidos por poderes locales que parecen indicar algún tipo de unificación

política, como los encontrados en las cercanías de Cartagena con el cacique

de la Isla de Carex (Tierrabomba), que tenía varios pueblos subordinados en el

área de Galerazamba (donde el cacique Cambayo de Mahates lideraba a los

indios del Valle de Santiago) y en cercanías a Tubará (donde el Cacique

Cipacua protegía a los nativos de Oca o Cocapia) (Arrieta y Hernández 2006:

73). Vale la pena mencionar que algunas comunidades que ocupaban la región

del Bajo Magdalena en el siglo XVI no tenían “señores naturales” (Tovar 1998:

110, Fernández Madero 1983:147), aunque las que parecían tener caciques de

importancia se localizaban en el área de Turuaco, Malambo, Cacaramoa,

Baranoa y Mahates (Tovar 1988: 111).

Por otra parte, las guerras que resaltan entre los distintos pueblos que

van encontrando a su paso –y que utilizan a su favor para conquistar ciertos

territorios de la mano de alianzas ocasionales- resultan también de especial

interés en la medida que proponen fraccionamientos -de ser una unidad que

agrupa a todos los pueblos mencionados de acuerdo a la visión española- o

por el contrario, revelan la existencia de distintas unidades culturales que

disputaban territorios a la llegada de los conquistadores (Tovar 1993, Arrieta y

Hernández 2006).

16

Finalmente, las fuentes etnohistóricas brindan unas últimas pistas de las

relaciones y contactos entre los diferentes grupos indígenas que encontraron a

su llegada. Pedro de Heredia, en una de sus cartas al rey, evidencia la relación

filial y comercial entre los indígenas de las dos bandas del Río Magdalena:

“En la rivera del Río Grande de la Magdalena, que pasa entre la gobernación de Cartagena y la de Santa Marta viven muchos indios así por la una parte como por la otra, y los unos traen sus labranzas y granjerías en una banda del río y los otros en la otra y se contratan y tienen deudos y parientes y amigos y vasallos los de esta gobernación y la otra en la otra, y lo mismo tienen en todas las islas que el río hace” (Friede 1955: 179)

La descripción del río como un sitio de encuentro se reafirma en la

relación de viaje de Fernández de Oviedo cuando describe la llegada de Pedro

de Heredia y su hueste al río Magdalena. Allí encontraron una especie de

puerto donde los indígenas de la gobernación de Santa Marta tenían dos

canoas llenas de camarones y venían a trocarlas por sal y otras mercancías

como tejidos (Oviedo 1959: 289). En esta área posiblemente convergieron

indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, zenúes y malibúes en el

intercambio de oro, sal, alimentos y tejidos (Arrieta y Hernández 2006: 97), lo

que hace de la margen ribereña del río Magdalena –lugar en donde se ubican

los sitios de San Isidro y Cacaramoa, en la banda occidental- un punto de

encrucijada de diferentes grupos y por lo tanto, un área especialmente sensible

para el estudio de la etnicidad e interacción desde su dimensión material, como

pretende la presente monografía.

Entre los arahuacos y los malibúes: el aporte de la lingüística

La incertidumbre que despiertan los documentos etnohistóricos acerca

de la ocupación humana del territorio en tiempos prehispánicos se suma a

aquella que presentan los estudios lingüísticos. Basados en las crónicas y los

catálogos de lenguas amerindias (Porras 1954: 13), los lingüistas afirman la

presencia de las familias lingüísticas chibcha, arahuaca, karibe y chocó en el

Caribe colombiano. Existen varias teorías acerca de la llegada de las diferentes

familias por distintas rutas pero se destacan en proporción la estirpe arahuaca

–que se extendía desde la península de la Guajira hasta las bocas del

Magdalena y la Serranía del Perijá-, la estirpe chibcha en la Sierra Nevada de

17

Santa Marta, la estirpe caribe en el río Magdalena y la Serranía del Perijá, y la

llamada estirpe malibú –ubicada en el delta del Magdalena y alrededores, así

como en la depresión momposina (Trillos 2001) 5.

Las áreas de influencia de las distintas estirpes se superponen y llevan a

pensar que existieron influencias e hibridaciones de lenguas en algunos grupos

que ocupaban la Provincia de Tierradentro – hoy departamento del Atlántico.

Su multiplicidad en el área del litoral central demuestra el multilingüismo que

caracterizaba la zona. Dicha área en particular estaba ocupada por dos grupos

prehispánicos –los mocanás y los calamaríes- de las familias lingüísticas

Malibúes y Caribes respectivamente, que a su vez engloban 8 subgrupos, cada

uno con una lengua distinta (Trillos 2001)6. Sin embargo, otros lingüistas sitúan

a los Mocanás como miembros de la familia lingüística arahuaca o de la familia

karibe (Mendoza 1994).

Sin necesidad de profundizar en el debate lingüístico, la clasificación de

los mocanás como una lengua perteneciente a la familia arahuaca, karibe o

malibú deja entrever la presencia de varios grupos en la zona de la llamada

Tierradentro a la llegada de los españoles y la dificultad de determinar la

unidad o fraccionamiento lingüístico –y probablemente cultural- de los mismos.

El aporte de la arqueología en el Bajo Magdalena: El Formativo

Tardío en el departamento del Atlántico

Las investigaciones arqueológicas que se han realizado en el

departamento del Atlántico van más allá de la evidencia histórica y lingüística

en la medida en que revelan los modos de vida, distribución en el espacio y

posibles relaciones de los grupos prehispánicos de esta región. Se presentará

a continuación una revisión de los estudios arqueológicos que se han realizado

en el departamento del Atlántico, correspondientes al periodo Formativo

5 Los malibúes guardan una estrecha relación con la estirpe arawaca pero por falta de información se ha

conservado como una familia lingüística independiente (Trillos 2001, Rivet 1947). 6 Para los Mocanás, Trillos ubica 5 subgrupos: Mocanás, Malambos, Cipakuas, Cornapakuas y Tubaráes;

mientras que para los Calamaríes hay 3 subgrupos: Bocingueros, Calamaríes y Turbacos. Los primeros se

ubican en el oriente de Cartagena-Bocas del Magdalena y los alrededores de los actuales municipios de

Malambo, Cirbaco, Baranoa y Tubará; mientras que los segundos se ubican en el área de la Sierra Nevada

hacia el Bajo Magdalena, los alrededores de Cartagena y el nororiente del departamento de Bolívar

(Trillos 2001:64).

18

Tardío, y la forma en que han aportado a la discusión acerca de la unidad o

diversidad cultural de los llamados Mocanás.

Cabe detenerse un momento en el concepto del Formativo Tardío y

aclarar la forma en la que será entendido en la presente monografía. El término

acuñado por Reichel-Dolmatoff (1986, 1974) a partir de sus excavaciones en

Momil, hace alusión a la etapa en donde se pasó de la reproducción vegetativa

a la siembra propiamente dicha, específicamente de maíz, que desplazó en

gran medida los cultivos de yuca y el consumo de recursos acuáticos. Este

proceso implicó un modo de vida aldeano sedentario, un crecimiento de

producción que desembocó a su vez en un aumento demográfico y una mayor

complejización social -que se tradujo en la estandarización de vasijas y su

mayor elaboración, además de la presencia de adornos asociados a algún tipo

de jerarquía (Reichel-Dolmatoff 1986:76).

Las evidencias arqueológicas que soportan la adopción del maíz como

base de la dieta de los pueblos del Formativo Tardío son problemáticas, más

aún su correlación con el crecimiento, la complejización social y la expansión

de los pueblos que lo adoptaron (Langebaek 2000, Rodríguez 1995, Cooke

1992, Carter 1971). La presencia de maíz en sitios arqueológicos más antiguos

y las analogías etnográficas que soportan la teoría de la colonización maicera –

a partir del uso de metates, budares, platos y parafernalia chamánica de

pueblos amazónicos (Reichel-Dolmatoff 1986)-; han puesto en duda los

elementos que caracterizan este periodo y su división en temprano, medio y

tardío.

No obstante las debilidades encontradas en el Formativo Tardío como

unidad analítica, en el presente trabajo mantenemos el nombre para hacer

referencia a un periodo cronológico, específicamente entre el 800d.c.-

1500d.c.7. Esto no se traduce en la presencia de todos los elementos utilizados

tradicionalmente para su definición, sino que más bien hace referencia a la

época inmediatamente anterior a la llegada de los españoles, en la que el

cultivo se posiciona como el modo de producción principal –sin que esto

7 Este periodo, entre el siglo IX d.c. y el S XVI d.c. fue escogido por abracar las fechas de ocupación de

los sitios que entraran en el presente estudio.

19

signifique el abandono de otras fuentes de alimento, por lo que hablaríamos de

una economía mixta- y donde existían formas de organización social más

complejas que revelaban algún tipo de centralización o jerarquía (Langebaek

2000: 20). La dependencia del maíz o su papel determinante en la

complejización de las sociedades del Bajo Magdalena durante el periodo

referido no será el atributo principal para definir esta etapa.

Ahora bien, gran parte de las investigaciones arqueológicas realizadas

en esta región del Caribe colombiano se ocuparon de la definición y

descripción de tipos cerámicos que permitieron crear una cronología para la

región del Bajo Magdalena y el litoral central del Caribe. Los primeros trabajos

arqueológicos en dicha zona son los de Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff

(1954a, 1954b), quienes en la década de los 50 realizaron recolecciones de

superficie y cortes en Tamalameque, Ciénaga de Zapatosa, Plato, Tenerife y

Zambrano – en los departamentos de Bolívar, Magdalena y César-8.

Posteriormente, el arqueólogo Carlos Angulo Valdés, responsable de la mayor

parte de las investigaciones arqueológicas realizadas en el departamento del

Atlántico, utilizó la metodología de la seriación para definir tradiciones

culturales9 y estilísticas (series) a lo largo del departamento. Esta metodología

consiste en un conteo estadístico de tipos o conjuntos definidos a partir de

sitios estratificados, cuya distribución y frecuencia espacial y temporal permite

identificar la intensidad de la producción y plantear esquemas cronológicos

para una región. Dichos tipos son relacionados a grupos culturales por

considerarse discretos entre sí (Angulo 1981).

Siguiendo el método de seriación, Angulo identificó tradiciones

reconocidas en la literatura arqueológica como la de Malambo (1120 A.C.-

680d.c.) y los Mangos (su fase más temprana). Él realizó análisis descriptivos

en función del objetivo cronológico de su estudio, lo que derivó en la

8 Cabe decir que los sitios encontrados por los Reichel-Dolmatoff en años posteriores se concentran en la

parte del litoral costero hacia el departamento de Bolívar y Magdalena y tienen fechas más tempranas de

las que conciernen a este estudio por lo que no fueron incluidas en el marco teórico (entre estos Monsú,

Puerto Hormiga, Canapote y Barlovento) (Archila 1993, Groot 1989). 9 La tradición cultural para Angulo se define como una unidad clasificatoria en la cual se incorporan los

valores de una cultura dentro de un ámbito geográfico delimitado y se transmiten de una generación a otra

dentro de un tiempo determinado (Angulo 1981).

20

acentuación del argumento tipológico en la región y la tendencia a un

aislamiento entre las distintas tradiciones culturales que iba definiendo (Oliver

1989).

No obstante, para los sitios arqueológicos ubicados en las

inmediaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta10 (siglos IV Y XI d.c.)

Angulo discutió posibles contactos culturales entre esta, la Sierra Nevada de

Santa Marta y el curso Bajo del río Magdalena dadas las similitudes que

encontró en el material cerámico (1978, 1988b). Esta evidencia confirma la

alusión hecha en los registros etnohistóricos de la Ciénaga Grande de Santa

Marta como un punto de intercambio entre los indígenas de la Sierra Nevada

de Santa Marta y los pueblos de las llanuras, donde se intercambiaban

moluscos, sal, textiles y cerámicas (Angulo 1988). También excavó algunos

sitios ubicados en la Serranía del Caballo (siglos IX-XIII d.c.) (Angulo 1988)- y

en el Valle de Santiago (siglos X-XVII d.c.) (Angulo 1951, Angulo 1983)- en

donde se identificaron grupos agricultores que compartían rasgos a nivel

cerámico y en los patrones de enterramiento, por lo que propuso que habían

estado en contacto, pero sin ahondar en el tipo de interacciones.

Ya en la década de los 90´s, Angulo realizó una recolección de

superficie de largo alcance en gran parte del departamento del Atlántico con el

propósito de definir sitios arqueológicos potenciales y superar la concentración

de sitios en áreas lacustres. Prospectó 42 sitios y, a partir de los tipos

cerámicos decorados presentes en cada uno, definió cuatro complejos

cerámicos11 que coinciden con las cuatro regiones ambientales12 (Angulo

1997), esfuerzo que representa una primera aproximación acerca de la

ocupación de este territorio en tiempos prehispánicos.

10

Entre los sitios encontrados están los sitios de Jagüeyes, Mina de Oro, Palmira y la Isla de Salamanca

para los siglos IV-VI d.c. y los sitios de Tasajero, Loma de López y Cecilio para los siglos X-XI d.c.

(Angulo 1978). 11

Complejo cerámico para Angulo es un conjunto de motivados asociados en el tiempo y en el espacio

dado (Ramos y Archila 2009:80). 12

Las regiones identificadas por Angulo son: Río Magdalena –Canal del Dique, Costa, Colinas y tierras

llanas del interior. (Angulo 1997).

21

Además de Angulo, la mayoría de las excavaciones que se han llevado

a cabo en el departamento desde la década de los 90 corresponden a la

arqueología de rescate, y han sido realizadas en el marco de estudios de

impacto ambiental de obras de infraestructura (Botero 2006; Baquero 2003,

1996; Arcila 2001; Langebaek y Dever 2000; Otero 1998). Sin embargo, las

preguntas que han orientado estos estudios se han centrado en otros temas

tales como cronologías del área, tipologías basadas en aspectos tecnológicos y

de disponibilidad de materiales, adaptación del medio ambiente o

adopción/desarrollo de la agricultura, entre otros.

Más recientemente, Ramos y Archila (2009) realizaron un trabajo de

arqueología regional sistemática en el municipio de Tubará con el objetivo de

indagar acerca de los procesos de desarrollo sociocultural y su relación con las

economías de subsistencia. Aquí, la cerámica es analizada a partir de sus

atributos físicos, y la correlación de las decoraciones con las formas de las

vasijas13. En este caso, el análisis cerámico permitió proponer una ocupación

continua por parte de las mismas poblaciones (2009:85). Finalmente, sugieren

hacer estudios acerca de la ocupación del territorio a partir de la distribución y

características del material cerámico que permitan plantear identidades

culturales en el registro arqueológico (2009:86).

Apoyado en el marco cronológico y tipológico que se ha desarrollado a

través de los años en la región, el presente trabajo propone, en primer lugar,

una clasificación de tipología cerámica para los sitios de San Isidro y

Cacaramoa, y en segundo lugar, busca identificar en el material cerámico

algunas evidencias relacionadas con la presencia de distintos grupos étnicos

en la región. De este modo se espera promover la discusión acerca de la

etnicidad y la interacción social en el periodo prehispánico en esta área del

Caribe colombiano.

13

Asociación que no fue utilizada por Angulo, quien basó su propuesta tipológica en fragmentos con

algún tipo de decoración.

22

Figura 1. Pueblos de indios en el Partido de Tierradentro durante los tiempos prehispánicos y en los siglos XVI y XVII.

En rojo pueblos mencionados. Tomado de BLANCO BARROS, José Agustín (2011). Pág. 65.

23

Figura 2. Algunos de los sitios arqueológicos mencionados en el documento. En el mapa

aparecen los departamentos de Bolívar, Atlántico, Magdalena, Cesar y Córdoba con sus

respectivas capitales.

24

III. MARCO TEÓRICO Y ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN

Sin un panorama claro acerca de los grupos que habitaban el área, otras

líneas de evidencia se hacen necesarias. Es ahí donde la arqueología puede

jugar un papel fundamental en la reconstrucción de la diversidad cultural

prehispánica en la región y donde la investigación de los sitos de Cacaramoa y

San Isidro tiene especial relevancia. El concepto de etnicidad desde esta

disciplina es trascendental para entender la forma como se plantea esta

reconstrucción.

La definición de dicho concepto desde la arqueología se apoya en gran

medida en la premisa que sostiene que la similitud que guardan ciertos objetos

se traduce en una ‘identidad’ compartida (Hodder 1977, 1978, 1982, 1993). La

forma en que se ha interpretado la homogeneidad o similitud de conjuntos

cerámicos a través de la historia se ha transformado conforme se ha

modificado el concepto mismo de etnicidad. A pesar de los nuevos elementos

que se añaden a la discusión -conforme se complejiza la forma en que

entendemos las relaciones humanas y su manifestación material-, el centro del

debate siempre ha girado en torno a la diferenciación de grupos humanos en el

registro arqueológico, la interacción e intercambios entre los ellos (Götz 2011:

223), y finalmente –citando a Herbert- a la aproximación a cómo las gentes del

pasado se pensaron distintas unas de otras (Herbert 2003:105).

Dentro de la arqueología, el concepto de etnicidad ha tenido una larga

trayectoria en la que se pueden identificar tres puntos de inflexión, que

corresponden con las tres grandes perspectivas teóricas de la disciplina. En un

principio, fue precisamente la arqueología la que impulsó la fuerte relación con

nociones esencialistas en las que la raza, la lengua y la nación se convirtieron

en términos equivalentes al de etnicidad. La equiparación simple entre un

‘pueblo’, ‘una lengua’ y una ‘cultura arqueológica’ correspondía a la definición

de una etnia como un grupo estático y homogéneo en el tiempo y en el espacio

(Götz 2008). La definición de la cultura arqueológica de V. Gordon Childe como

“un conjunto constantemente recurrente de artefactos en el tiempo y en el

espacio” (Childe 1929: V-VI, citado por Götz 2011:221) derivó en una

interpretación del pasado como una sumatoria de pueblos y culturas, que

25

curiosamente correspondían con los regímenes totalitarios nacientes en la

Europa de principios del siglo XX.

Los esfuerzos por clasificar el material cerámico siguiendo criterios

cronológicos y estilísticos fueron fundamentales para entender la dispersión de

ciertos grupos en el espacio y los posibles contactos que pudieron haber

sostenido entre ellos en el pasado – asumiendo en ese entonces que las

tipologías cerámicas desarrolladas eran equivalentes a etnias o culturas. De

esta manera, la historia-cultural construye clasificaciones extensas que

reconocen áreas culturales a partir de patrones estéticos comunes que, se

presume, son compartidos a partir de un contacto o intercambio entre pueblos

(Langebaek 2003: 80). Las teorías difusionistas que acompañan estos análisis

determinaban no sólo áreas comunes sino puntos de origen que permitían

‘rastrear’ el surgimiento de una tradición y por lo mismo, las raíces ancestrales

que tanto servían a los intereses románticos en la formación de los estados

nacionales.

Los estudios antropológicos y sociológicos sobre etnicidad e identidad

que se hicieron en las décadas siguientes sugirieron una visión dinámica y

situacional de los grupos étnicos, caracterización que añadiría retos a la

disciplina arqueológica dado que debía considerar diferentes factores que

influían en la transformación y variabilidad del registro, más allá de las teorías

difusionistas. A la luz de un concepto diferente de etnicidad, la llamada Nueva

Arqueología tildó a la interpretación normativista de la cultura de especulativa e

irresponsable, al hacer una asociación directa entre culturas arqueológicas y

las etnias (Binford 1962); por esto, abandonó en gran medida la discusión

sobre etnicidad, al considerarla obsoleta.

Cabe detenerse un momento en la transformación que sufrió el concepto

de etnicidad durante la década de los 60’s y los 70’s, contexto significativo ya

que fue una época que se caracterizó por procesos de descolonización e

independencia que suscitaron un interés renovado en esta discusión. El mayor

exponente de este cambio sería el sociólogo Frederik Barth, quien propondría

dos perspectivas para definir la etnicidad: 1) la perspectiva primordialista o a

priori, que defiende que el sentimiento de pertenencia a un grupo es innato, y

26

2) la instrumentalista o a posteriori, en la que la identidad étnica puede ser

adoptada por decisiones de tipo económico y político (Barth 1969: 13). Así

pues, la afirmación de la etnicidad como una forma de identidad sujeta a

cambios motivados por el mismo grupo o por presiones externas, sugería una

revisión de los criterios para plantear e interpretar las tipologías en el registro

arqueológico como parte de procesos fluctuantes, en los que las distinciones

étnicas no resultarían necesariamente del aislamiento de los grupos sino

precisamente de su interacción.

La etnicidad dentro del procesualismo fue considerada a partir del

debate sobre el estilo. De acuerdo a autores como Sackett (1977) y Wobst

(1977), ubicados dentro de esta perspectiva teórica, el estilo se entiende como

un mensaje codificado compartido por un grupo particular. Esta elección

consciente de motivos decorativos y formas en la elaboración de una cerámica

por parte de un grupo puede entenderse como una manifestación simbólica y

material de una identidad étnica (Runcio 2007). Además, los códigos

compartidos y transmitidos entre los miembros de un grupo definen los usos de

los artefactos, y por lo tanto regulan comportamientos y relaciones entre los

miembros del mismo grupo e intergrupales. El concepto de estilo cerámico

entendido dentro de este enfoque ´comunicacional´ resulta útil para interpretar

patrones espaciales y entender procesos de intercambio de información que

implican estrategias sociales particulares.

La propuesta procesualista no implicó abandonar totalmente la premisa

de la similitud como evidencia de una identidad compartida, sino que más bien

significó la incorporación de nuevos elementos en la definición de tipologías y

la comprensión de la etnicidad como una expresión de identidad ligada a unos

atributos limitados y que pueden ser manipulados. Así pues, esta perspectiva

busca asociar la variabilidad o aparición de dichos atributos en el registro como

la manifestación de la etnicidad en la cultura material y por ende, como una

forma de diferenciación o asimilación de grupos étnicos (Cardete del Olmo

2009, Wiessner 1983, Hodder 1982, Barth 1969).

La perspectiva posprocesualista añadió a este debate fuentes de

variabilidad en el registro que no habían sido contempladas dentro de la

27

discusión sobre etnicidad. La influencia de los estudios etnoarqueológicos y

sociológicos que inspiraron los cambios introducidos por los estudios

procesualistas sugirieron a su vez una visión más compleja de la identidad que

incluía al individuo y las diferentes formas en las que este podía asumir su

afiliación a un grupo social. Así, la variación en el registro cerámico podría

provenir no solamente de cambios en los códigos unificados compartidos por el

grupo o de las relaciones con otros grupos, sino de individuos/artesanos que

podían imprimir su sello personal dentro de los parámetros establecidos por su

grupo social (Götz 2011, Bentley 1987, Bourdieu 1972). A esto se añadieron

otras fuentes de diversidad que no responden solamente a la etnicidad como la

temporalidad, la disponibilidad de recursos, el medio ambiente, las tradiciones

locales de producción y ornamentación, las respuestas específicas a

demandas de función, los patrones de intercambio, el género, la ideología,

entre otros (Lucy 2005; Escallón 2005; Trigger 1996; Hodder 1993; Tilley 1992;

Schortman 1989; Wobst 1977).

Bajo esta perspectiva se entiende la etnicidad como el conjunto de

fenómenos sociales y psicológicos, asociados a una forma de identidad

compartida, que fundamenta una percepción de diferenciación cultural respecto

a otros grupos y a una ascendencia común; esto funciona como una base que

a su vez condiciona el comportamiento del grupo y se manifiesta en la cultura

material que produce (Jones 1997: 103, Trigger 1996). La definición de

fronteras frente a otros grupos diferentes hace parte del concepto: no obstante,

estos límites son dinámicos y flexibles dado que la etnicidad es una categoría

cambiante que se construye día a día (Lucy 2005: 101).

Así pues, la cultura material, como manifestación de la etnicidad, se

suma a la recurrencia de rasgos tecnológicos, sociales, ideológicos y de la

concepción y manejo del espacio como elementos que suponen un

comportamiento codificado, aprendido y compartido por un grupo. La

asociación directa entre estos rasgos ha sido cuestionada por estudios

arqueológicos y etnoarqueológicos que demuestran la flexibilidad de las

fronteras étnicas a partir del criterio utilizado por el investigador (Götz 2011,

MacEachern 2001; Jones 1997; Hodder 1982, 1978). Por lo tanto, la posibilidad

28

de que existieran o no solapamientos entre cultura material, lengua, parentesco

u otros aspectos, refleja la complejidad de las relaciones sociales en sus

distintas dimensiones y sugiere un estudio contextual en el que la etnicidad se

puede manifestar en distintos rasgos y que dependen de la muestra objeto de

estudio. Por lo tanto no se puede afirmar la existencia de marcadores

universales.

Para la región del Bajo Magdalena existen fuentes etnohistóricas,

etnográficas y arqueológicas que dan cuenta de diferencias en la materialidad

asociada a distintos grupos humanos de la región. Cabe destacar aquí el

estudio etnográfico de Gerardo Reichel Dolmatoff sobre la alfarería del Bajo

Magdalena (1951) en el que subraya las diferencias a nivel de forma, tamaño,

función y decoración de las vasijas cerámicas producidas en los municipios de

San Martín de Loba, Juana Sánchez, Bocas de Chími, Tacalasuma y Yatí. Este

trabajo se suma a los realizados por Angulo en las inmediaciones de la

Ciénaga de Santa Marta (1978) y el Valle de Santiago (1988) que fueron

discutidos en los antecedentes. Aunque la etnicidad no constituía el eje central

de los trabajos mencionados anteriormente, estos plantean los rasgos de la

cerámica que se encuentran ligados de manera más directa a una

manifestación de una identidad cultural y que permiten diferenciar ciertos

conjuntos de otros en esta región.

A partir de la definición de etnicidad que da Jones (1997) bajo la

perspectiva posprocesualista, en este trabajo se buscará identificar posibles

marcadores de etnicidad que den cuenta de elementos identitarios o

diferencias entre los sitios de San Isidro y Cacaramoa. La información para

evaluar estos otros escenarios está siendo proporcionada por los análisis de

otros materiales arqueológicos encontrados en ambos sitios (restos óseos de

fauna, restos óseos humanos, análisis de modificaciones y procesos

tafonómicos, entre otros (Ramos 2012)). Esto se entiende desde la definición

de etnicidad como una de las formas de identidad que pueden encontrarse en

la cultura material, al lado de otros elementos identitarios que hacen parte del

proceso de construcción social como la organización social, el poder, el trabajo,

la edad o el género (Jones 1997).

29

IV. OBJETIVOS E HIPÓTESIS

El presente trabajo propone una investigación que busca examinar la

presencia de marcadores o patrones asociados a etnicidad/identidad, desde el

análisis de los conjuntos cerámicos de los sitios de San Isidro y Cacaramoa,

con el fin de contribuir al entendimiento de las ocupaciones humanas en el

departamento del Atlántico a partir del periodo Formativo Tardío (800 D.C.-

1500 D.C.).

Más específicamente, busca proponer una clasificación cerámica inicial

para los sitios de San Isidro y Cacaramoa desde la que se realizará un análisis

comparativo entre ambos conjuntos cerámicos. El resultado de este estudio

será cotejado a su vez con otros sitios de la zona, teniendo en cuenta

cronologías y similitudes estilísticas (Ver Anexo 1, sitios arqueológicos del

Formativo Tardío en el Departamento del Atlántico).

La identificación de patrones que sugieran similitudes o diferencias entre

ambos conjuntos tendrá en cuenta las posturas ya expuestas en los

antecedentes de acuerdo a los documentos etnohistóricos, los estudios

lingüísticos y la evidencia arqueológica, que proponen la existencia de distintas

lenguas, intercambios comerciales y filiales y conflictos territoriales para la

región en el periodo de tiempo que aquí se contempla. En vista de estos

aspectos que indican interacción e intercambio en la zona para el periodo de

estudio, se plantean tres posibles escenarios en el análisis arqueológico

asociados con la identificación de marcadores en el material cerámico.

Estos escenarios hacen referencia a los comportamientos que podrían

predecirse bajo las condiciones descritas anteriormente, teniendo en cuenta

trabajos etnográficos y arqueológicos realizados con comunidades dispersas

que comparten una misma identidad étnica (Schortman 1989, Herbich 1987,

Sabloff 1986, Shennan 1986, Braun 1986, Morley et al. 1983); o con

comunidades de frontera que pertenecen a distintas etnias pero interactúan

frecuentemente. En estos comportamientos se exhiben elementos simbólicos

identitarios que distinguen los miembros de los grupos y/o la actividad que

30

desarrollan conjuntamente (Croucher y Wynne-Jones 2006, Stark 1998,

Maceachern 1998, Hodder 1982).

Así pues, se proyectaría un primer escenario donde las similitudes entre

ambos conjuntos a nivel estilístico se explican a partir de la afiliación que

ambos comparten y los integran bajo un mismo grupo, es decir, una identidad

étnica común. De esta manera el sitio de Cacaramoa sería una ocupación más

tardía del mismo grupo que habitaba en el sitio de San Isidro y que se dispersó,

expandiendo así su territorio.

El segundo escenario que podría plantearse, siguiendo los postulados

de la sociología cerámica (Whallon, 1968; Hill 1970; Longacre, 1970), partiría

del principio de que la similitud estilística entre grupos es proporcional a la

intensidad de la interacción entre sus miembros. De esta manera, si se

encuentran rasgos de forma recurrente en ambos conjuntos cerámicos se

podría pensar en la existencia de una interacción continúa o intensa entre

ambos grupos que derivaría en la adopción de estilos similares. Cabe aclarar

que el estilo cerámico no obedece exclusivamente a la interacción social, sino

que también resulta de factores ecológicos o ideológicos; entonces, la

recurrencia de rasgos no debe interpretarse necesariamente como el resultado

directo del contacto entre ambos grupos sin tener en cuenta la disponibilidad

de materias primas en el área.

Finalmente, se podría presentar un tercer escenario, donde a pesar de la

interacción social entre dos grupos, la cultura material se conserva diferente.

Este comportamiento permite mantener y definir límites sociales que reafirman

pautas de identificación propias a cada agrupación. Así pues, en situaciones de

conflicto o en sociedades con una estructura jerárquica fuerte, existe un interés

particular en la definición de límites y territorios que pueden ser atribuidos a las

distintas partes del conflicto o a clases sociales determinadas. Bajo esta

postura se esperaría encontrar rasgos en la cultura material que reforzaran

esas fronteras –junto con otros aspectos tales como la lengua, los patrones de

asentamiento, las vestimentas, entre otros (Miriam Stark 1998, Schortman

1989, Hodder 1982, Cohen 1969).

31

Bien sea el escenario que predice la similitud estilística de la cerámica a

partir de una afiliación compartida o una interacción intensa entre ambos

grupos; o aquel que afirma una diferencia entre ambos conjuntos a raíz de la

definición de fronteras -motivada por intereses económicos o políticos-, dichos

comportamientos contemplan los aspectos descritos para la región en el

periodo Formativo Tardío y se presentan como opciones probables que podrían

plantearse a partir de la identificación de elementos comunes o distintos entre

ambos sitios arqueológicos y su ubicación cronológica con respecto a otros

grupos en las tierras bajas del litoral Caribe.

32

V. METODOLOGÍA

La identificación de culturas, etnicidad o identidad en el registro

arqueológico es compleja y requiere de distintos marcadores o criterios que

permitan al investigador reconocer patrones o similitudes que puedan

traducirse como propios de un grupo más o menos definido. Cabe aclarar que

la complejidad en la interpretación proviene de varias fuentes, entre ellas la

naturaleza del registro –es decir, la presencia de tipos o estilos identificables o

claramente definidos-, la no-correlación directa entre una muestra y una

cultura, o la instrumentalización de la identidad como parte de una estrategia

política o económica que enfatiza fronteras que cambian a través del tiempo y

pueden no ser fácilmente identificables en el registro, entre otros (Hodder 1977,

1982; Shennan 1989). Todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en el

análisis para dar respuesta a los distintos escenarios posibles, bien sea que

haya similitudes estilísticas entre los conjuntos de San Isidro y Cacaramoa o

que no puedan identificarse patrones definitivos que impliquen una identidad

compartida o relaciones entre ambos.

La premisa de la que se debe partir es que en todas las sociedades

humanas se establecen categorías culturales a las que se unen expectativas

de comportamientos específicos, que son esperados o reconocidos por los

miembros de un grupo en donde dichos comportamientos tienen lugar. La no

predicción del comportamiento de un individuo deriva en su identificación como

un extraño para los miembros de un grupo determinado (Rapoport 1982). Estos

comportamientos socialmente definidos son guías para la interacción

interpersonal y simbolizan unos códigos de identidad étnica compartida a partir

de valores y creencias similares, reflejo de una historia común (Barth 1969).

Sin embargo, existen algunos aspectos que son más usados que otros y

con los que los miembros de una agrupación se sienten más identificados.

Estas “identidades notables” (“salient identities”) de acuerdo a Schortman

(1989), no son inmutables y su prominencia puede variar conforme sucedan

cambios en las relaciones, por la disponibilidad y acceso a los recursos y/o la

interacción con los grupos circundantes (O’Brien 1986). Su manifestación a

nivel material permite la visibilización de la etnicidad y la membresía dentro de

33

un grupo, mientras que su recurrencia en el registro los define como notables o

efímeros.

Para Shortman (1989) los materiales recuperados que pudieran

clasificarse dentro de las categorías social, ideológica y proxémica deben ser

aquellos que se tomen en cuenta para la discusión acerca de etnicidad e

identidad. Estas categorías están asociadas a la esfera del comportamiento

que más probablemente refleja creencias, valores y estándares propios de un

grupo –es decir, cómo se percibe a sí mismo, al mundo social y físico a su

alrededor, y las acciones de los individuos miembros. Los artefactos que se

encuentran clasificados dentro de estas categorías se caracterizan por su alto

contenido simbólico, conscientemente seleccionado para aludir a una

pertenencia a un grupo específico. Por el contrario, el aspecto tecnológico y de

materiales de los artefactos se encuentra más relacionado con la adaptación al

medio ambiente y la disponibilidad de materias prima; por lo que serán los

primeros aspectos aquellos que pueden pensarse como factores que de más

directamente aluden a una identidad étnica. A pesar de que el aporte de los

elementos tecnológicos y de materiales de los artefactos se consideran menos

significativos que los aspectos simbólicos, estos deben ser tenidos en cuenta

en la investigación ya que, en algunos casos, pueden aportar información

fundamental que permite identificar fuentes de extracción de materiales que

podrían indicar contacto o patrones territoriales entre distintos grupos.

Teniendo en cuenta lo anterior, el análisis aquí propuesto debe partir de

la definición de criterios específicos que permitan establecer marcadores

asociados a etnicidad. En este caso las formas, tamaños, función y los motivos

decorativos e iconográficos son los elementos más diagnósticos ya que se

asocian más directamente a una identidad étnica compartida -pues implican la

transmisión de un conocimiento específico y la manifestación de una

simbología propia (Jones 1997)-; además de que fueron identificados como

elementos identitarios en el estudio de alfarería realizado por Reichel-Dolmatoff

en el Bajo Magdalena (1951), único referente etnográfico que estudia la

elaboración de cerámica en distintos municipios del Bajo Magdalena-. Estos

elementos identitarios, aunque descritos solo para el sur del departamento de

34

Bolívar- pueden servir de referencia para los municipios en la rivera occidental

del Rio Magdalena ubicados en el departamento del Atlántico que interesan a

esta monografía.

Los sitios de San Isidro y Cacaramoa

Los sitios de San Isidro y Cacaramoa están localizados en las

inmediaciones de la Ciénaga del Convento, Municipio de Sabanagrande

(Atlántico) y fueron excavados por la arqueóloga Elizabeth Ramos durante los

meses de junio y julio de 2009 y 2010, respectivamente.

La excavación de estos sitios forma parte del programa de investigación

Arqueología, medioambiente y adaptación humana en el Caribe colombiano,

que dicha investigadora ha adelantado desde hace varios años en la región

Caribe. Entre los objetivos principales de este programa se encuentran por una

parte, la reconstrucción de las secuencias de ocupación humana en la región

(para definir cronologías e identificar grupos étnicos), y por otra, documentar

diversos aspectos ligados con las prácticas alimentarias de estas poblaciones.

Dentro de este programa de investigación se ha utilizado la metodología

del reconocimiento regional sistemático, la prospección intensiva de algunas

áreas y la excavación de cortes estratigráficos. Adicionalmente, se han

realizado estudios detallados de artefactos y ecofactos, principalmente en lo

que atañe a restos óseos humanos y de fauna con un marcado énfasis en el

análisis de los distintos procesos tafonómicos que pueden haber afectado los

conjuntos arqueológicos estudiados. Los primeros resultados de estas

investigaciones están en preparación (Ramos, comunicación personal), e

integrarán la información de los sitios excavados, entre los que se encuentran

el de San Isidro y Cacaramoa.

El sitio de San Isidro se encuentra ubicado en la margen occidental del

río Magdalena, 500 mt al occidente de la Ciénaga del Convento y a 2,5 km de

la orilla actual del Magdalena. El corte de 1x2mt alcanzó los 1,30 mt de

profundidad –con niveles artificiales de 10 cm y registrando los estratos

naturales-; en éste se reconoció una ocupación correspondiente a un contexto

35

doméstico, cuya fecha calibrada más antigua es de 640 - 690 d.c.,

correspondiente al nivel 9 (80cm-90cm) (Ramos 2012).

Por su parte, el sitio de Cacaramoa se encuentra localizado en la misma

margen del río, a una distancia de un kilómetro en línea recta hacia el sur-

occidente del sitio de San Isidro y a 3,5km de la orilla actual del río Magdalena.

En éste se excavaron dos cortes, el corte 1 (2x1mt), de 90 cm de profundidad y

asociado a un contexto doméstico y el corte 2 (2x2mt), de 60 cm de

profundidad, que corresponde a un contexto funerario donde se recuperaron al

menos cinco (5) individuos.

De acuerdo a las fechas obtenidas mediante datación de muestras de

carbón vegetal por medio de la técnica de acelerador por espectrometría de

masas (AMS) se determinó que el nivel 3 (20cm-30cm) del corte 1 –aquel que

presenta la mayor cantidad de fragmentos de cerámica- tiene una ubicación

Figura 3. Ubicación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, Municipio de Sabanagrande- Departamento del

Atlántico.

36

temporal en el 1430 d.c.-1480 d.c. (fechas calibradas) mientras que el nivel 4

(30cm-40cm) del corte 2 corresponde al 1420d.c.-1460 d.c. No se encontró

ninguna evidencia de material colonial en el sitio (Ramos 2012).

Definición de una clasificación tipológica para ambos sitios

Para estudiar comparativamente los aspectos asociados a etnicidad en

ambos conjuntos, debe partirse del establecimiento de una tipología. Las

clasificaciones propuestas por Angulo (1989, 1981), Langebaek y Dever (2000)

y Ramos y Archila (2009) para la zona de estudio fueron tenidas en cuenta

para la muestra. De esta manera se encontrarán tipos que ya habían sido

reportados en la zona en los trabajos ya mencionados y otros que no

corresponden a las descripciones ya establecidas.

Las tipologías de Angulo, en particular, deben ser revisadas a la luz de

los sesgos significativos que se derivan de la metodología utilizada para la

definición de los mismos, así como los problemas cronológicos y del modelo de

subsistencia agrícola que reporta el sitio de Malambo, y que son resumidos por

Langebaek y Dever (2000: 15-18). La seriación, como método que consiste en

un conteo estadístico de tipos o conjuntos definidos a partir de sitios

estratificados para plantear esquemas cronológicos (Angulo 1981) privilegia los

fragmentos que presentan algún tipo de decoración en la muestra y en muchos

casos ignora elementos importantes como el tamaño y función de las vasijas o

cuencos encontrados que pueden revelar diferencias significativas entre

distintos conjuntos. A pesar de los problemas ligados a las tipologías

planteadas en sus estudios, no se puede desconocer que estas constituyen el

mayor referente cronológico que se tiene para el departamento del Atlántico y

son un marco obligatorio que fue debidamente consultado en el presente

trabajo.

La clasificación se dividió en dos grandes etapas. La primera etapa

consistió en la definición de una tipología intuitiva, definida como aquella que

se desarrolla en cualquier ejercicio clasificatorio agrupando aquellos objetos o

artefactos que compartan más características entre ellos que con otros grupos

(Sinopoli 1991:76). Se consideraron aspectos como el desgrasante, la pasta, la

37

atmósfera de cocción, el tratamiento de la superficie, presencia o ausencia de

engobe y decoración. En una segunda etapa, el material de cada corte fue

sometido a tres revisiones, a lo largo del año 2011, que permitieron consolidar

los tipos construidos y reafirmar si se trataban de tipos ya reportados o tipos

nuevos. Se clasificaron en total 2884 fragmentos de la excavación del corte 1

de San Isidro, 1546 fragmentos del corte 1 de Cacaramoa y 107 fragmentos del

corte 2 de Cacaramoa, para un total de 4537 fragmentos de cerámica.

Producto de este proceso se desarrolló una tabla de referencia en donde

se encuentra la descripción por tipos teniendo en cuenta la técnica de

elaboración, pasta, desgrasante, textura, atmósfera de cocción, tratamiento de

superficie (engobe, color, alisado, arrastrado y bruñido), decoración y formas

asociadas (borde, espesor, base). En el caso de que correspondieran a tipos

planteados por Angulo, se añadió a la tabla las diferencias temporales dentro

del tipo y posición cronológica del tipo; de acuerdo a lo descrito por este autor

en sus trabajos realizados en Malambo (1981) y Sabanagrande (1989). Los

conteos respectivos se hicieron en bases de datos, organizados por niveles y

tipos, y en el caso del corte 2 de Cacaramoa, teniendo en cuenta niveles, tipos

y cuadrantes de la excavación.

Paso seguido, se tomaron los fragmentos diagnósticos (bordes, bases,

asas, cuerpos y fragmentos decorados) de cada uno de los tipos para

identificar la forma, tamaño y función asociados. Esta información quedó

consignada en pictogramas realizados para cada tipo en cada corte con los

fragmentos diagnósticos más representativos (recurrentes), diagramas de

proyección de formas para cada tipo y una tabla en donde se registró la

frecuencia de fragmentos de cada categoría asociada a forma (borde, base,

asa, cuerpo) y a decoración (incisión, aplicación, figura zoomorfa, punteado,

muescas y ungulado). Estas categorías fueron construidas a partir de lo que se

encontró en la muestra objeto de estudio y podrán ampliarse conforme la

investigación en el área se extienda. Estas tablas fueron la base para poder

realizar las comparaciones correspondientes entre los dos sitios arqueológicos,

38

teniendo en cuenta presencia y ausencia de rasgos y frecuencia de los mismos

en ambos conjuntos.

Cabe señalar que para la comparación entre ambos sitios arqueológicos

bajo la pregunta de la existencia de patrones de etnicidad es necesario un

ejercicio sincrónico, por lo que se hizo un énfasis especial en la comparación

entre el sitio de Cacaramoa y la parte más tardía del sitio de San Isidro. Para

constatar los periodos en los que ambos sitios estuvieron ocupados

posiblemente al mismo tiempo, se enviaron dos muestras de carbón vegetal

para datar dos niveles del sitio de San Isidro. Las muestras escogidas

corresponden a los niveles seis (6) y tres (3) –de 60 mg y 110 mg

respectivamente-, seleccionadas estratégicamente con el propósito de

conseguir una datación completa de toda la ocupación.

Entre los motivos que se tuvieron en cuenta para realizar la selección de

las muestras y los niveles a datar están: 1) cantidad mínima de carbón vegetal

disponible por nivel requerida (50mg- 60mg mín.), 2) la disponibilidad de

carbón vegetal no contaminado en el nivel (en el caso del nivel tres) y 3) la

abundancia de material que sugiere una concentración importante en un

espacio de tiempo determinado (en el caso del nivel seis). Por último, es

necesario aclarar que se siguieron los procedimientos indicados en el

tratamiento de las muestras para datación por espectrómetro de masas, desde

su recolección en campo, el manejo con guantes de látex, el no contacto con

otros carbonados, y el lavado con agua potable.

Los fechados por acelerador de espectrometría de masas (AMS- por sus

siglas en inglés) revelaron, en el caso de la muestra del nivel 3, que ésta se

encontraba contaminada, probablemente debido a la poca profundidad de

donde fue recuperado el fragmento; por esto, no fue posible establecer una

fecha exacta para este nivel. Con respecto a la muestra del nivel 6, se obtuvo

una fecha calibrada de 880d.c. - 990d.c. Se debe tener en cuenta que en el

Bajo Magdalena los sedimentos bastante gruesos pueden acumularse en

lapsos de tiempo muy breves; es decir, los niveles de sedimentación son

39

bastante altos y constantes14. Además, el sitio arqueológico no reporta ninguna

perturbación. Por estas razones, se podrían estimar fechas de ocupación a

partir de las dos fechas con las que se cuenta para sugerir una primera

cronología para el sitio de San Isidro. Así pues, se reportó una distancia

promedio de 270 años en un espacio de 30 cm –entre el nivel 9 (80cm -90 cm)

y el nivel 6 (50cm-60cm). Si extendemos ese comportamiento a los demás

niveles del corte, se tendría una ocupación cercana a los 1170 años en el sitio

de San Isidro, desde el 190d.c. -240d.c. (correspondiente al nivel 13: 120cm-

130cm) hasta el 1330d.c.- 1440 d.c. del nivel superior.

Análisis petrográficos y la identificación de posibles fuentes de

extracción de materia prima

Por otra parte, se realizaron análisis petrográficos para cada uno de los

tipos definidos en cada sitio con el objetivo de establecer los minerales y

materias primas que fueron utilizados en la elaboración de la cerámica y sus

posibles fuentes, de manera que pueda servir como un primer indicador de

etnicidad que revele diferencias o similitudes entre ambos conjuntos respecto a

las fuentes de extracción del material, cuya proximidad podría indicar contacto

entre los grupos humanos que ocupaban ambos sitios arqueológicos en un

periodo de tiempo dado.

Este proceso implicó en primer lugar una selección de las muestras para

cada tipo en cada sitio, dentro de las que se eligieron las del nivel seis de San

Isidro y del nivel tres de Cacaramoa corte 1, teniendo en cuenta que son los

niveles con la mayor concentración de material cerámico en ambos conjuntos y

por lo tanto los más representativos. Una vez seleccionadas, se enviaron 18

muestras para la elaboración de secciones delgadas. Estas secciones fueron

escaneadas en alta resolución para poder realizar grillas o redes de 150 a 300

puntos que permitieran efectuar una identificación de los componentes de cada

tipo. Esta metodología permite identificar minerales que se encuentran en la

muestra sin riesgo de contar una partícula dos veces. Así pues, la grilla dicta

14 Los cambios climáticos entre el 600 d.c. y el 1500 d.c. no han sido dramáticos en la costa Caribe colombiana,

donde se ha mantenido un clima seco con baja precipitación desde este periodo, con dos estaciones húmedas y dos

estaciones secas bastante marcadas (Gordon 1983: 19, Langebaek 2000: 26, Van der Hammen 1981).

40

los puntos en donde deben identificarse las partículas y ésta debe ser apenas

más grande que el grano de mayor tamaño en cada muestra, por lo que se

ajusta a cada sección.

Los conteos de granos minerales identificados se realizaron utilizando

microscopios petrográfico de luz polarizada, y objetivos de 5x y 10x de

aumento. Los granos identificados fueron contados y registrados en las

imágenes escaneadas con una grilla incorporada utilizando el software Image

J15. Las categorías para la clasificación de las partículas identificadas se

establecieron tras una revisión preliminar de las secciones de cada muestra

realizada por el profesor de Geociencias de la Universidad de Los Andes

Camilo Montes y el geólogo Felipe Lamus Ochoa MSc de la Universidad de

Sao Paulo. Durante el proceso se fueron agregando otras categorías conforme

aparecían en el análisis. También se tuvieron en cuenta estudios petrográficos

anteriores que sugerían algunos componentes como característicos de esta

región (Velásquez 2011, Restrepo Ángel 2005). Así pues los minerales

encontrados se clasificaron en 19 categorías, en las que también se tuvieron

en cuenta variedades de forma y tipos de minerales específicos (con extinción

normal, policristalino y onduloso). (Ver Anexo 2).

De las categorías definidas se eligieron cinco marcadores para realizar

la comparación entre ambas muestras teniendo en cuenta dos criterios: 1) que

fueran minerales no recurrentes para la zona de investigación, y 2) que fueran

minerales poco frecuentes en la muestra objeto de estudio, de tal manera que

su disponibilidad no era generalizada y su agregación al desgrasante pudiera

ser intencional o propia de una fuente determinada. Una vez terminados los

conteos correspondientes a cada tipo, se realizaron bases de datos

organizadas por tipo de minerales en cada tipo cerámico para cada corte.

Además, se realizó una descripción cualitativa de la forma de los minerales

presentes. Esta descripción contribuye de manera significativa al estudio en la

medida que revela una modificación o transformación causada por transporte o

15

RASBAND, Wayne. Image J. Versión 1.45s. USA: National Institutes of Health, Maryland USA. Programa

computacional.

41

energía que pudieron haber sufrido las partículas durante su recorrido. De esta

forma, aquellas partículas que hayan sufrido mayor transporte –por ejemplo

aquellas que son trasladadas por un río- se presentarán más redondeadas que

angulares.

Los resultados del análisis petrográfico aportan a la discusión en varios

sentidos. En primer lugar, permiten corroborar o no los tipos definidos al

encontrar una densidad mayor o menor de materiales asociados y

complementan la clasificación en el caso que el desgrasante de dos tipos

distintos sea similar, atribuyendo así su clasificación en dos grupos distintos a

otros aspectos tales como el tratamiento de superficie o la presencia y el tipo

de decoración. Por otro lado, la disponibilidad de los materiales encontrados en

el desgrasante puede sugerir rutas o fuentes de materiales para ambos sitios

cuya proximidad podría indicar contacto entre ambos grupos en un periodo de

tiempo dado. Este argumento fue complementado por el análisis estilístico y

funcional del material cerámico.

A partir de la definición de la forma, función, tamaño, decoración y

composición de cada tipo de cada sitio, se cruzaron las variables funcional y

estética para identificar patrones a nivel de lotes y cortes, y su

representatividad (cantidad). Esto último se tradujo en comparaciones

estadísticas utilizando el chi- cuadrado) para asociar formas decoradas y no

decoradas y determinar si estos rasgos se asocian a una funcionalidad del sitio

antes que a posibles marcadores étnicos. Se compararon además los dos

cortes de Cacaramoa, utilizando los mismos principios descritos anteriormente,

para identificar la materialidad asociada a distintos contextos (doméstico y

funerario).

42

VI. ANÁLISIS DE RESULTADOS

1. Distribución del material cerámico y propuesta tipológica

1.1. El sitio de San Isidro

Previo a la discusión sobre la búsqueda de marcadores escogidos que

puedan aportar al debate planteado acerca de la existencia de uno o varios

grupos desde el periodo Formativo Tardío (800 d.c.- 1500 d.c.) en el

departamento del Atlántico, se presenta la distribución del material cerámico en

los distintos cortes y niveles, por cantidad neta y discriminado por tipos, de

manera que permita identificar los periodos de mayor densidad de material y

los comportamientos del mismo a través del tiempo. La identificación tipológica

en San Isidro permitió establecer que se trató de una sola ocupación, ya que se

encontró una continuidad de ciertos tipos a través de los distintos niveles, con

momentos de mayor o menor densidad del material. Se sugiere que en

estudios futuros se ponga especial atención a cambios en la decoración a

través de niveles como posible indicador de variaciones temporales.

Como se mencionó en la metodología, la datación por radiocarbono

revela una cronología absoluta para dos niveles de este sitio –el nivel 6 (50-

60cm) y el nivel 9 (80-90cm)- y permite sugerir una cronología relativa para los

demás niveles – asumiendo la existencia de una sedimentación constante y

rápida en la zona y la no alteración del sitio ya mencionada-. Las fechas

aproximadas se formulan partiendo de las dos fechas calibradas de radio

carbono y permiten elaborar una propuesta cronológica tentativa, que

constituye a penas una aproximación inicial y está sujeta a revisión. En el

siguiente cuadro se observa la propuesta cronológica para el sitio de San Isidro

por niveles, y se señalan con gris las dos fechas absolutas que sirven de base:

CRONOLOGÍA SITIO SAN ISIDRO

NIVEL PROFUND. PERIODO

1 0-10CM 1330dc-1440dc

3 20-30CM 1150dc-1260dc

6 50-60CM 880dc-990dc

9 80-90CM 640dc-690dc

12 110-120CM 370dc-420dc

13 120-130CM 190dc-240dc

43

Del corte 1 se analizaron un total 2884 fragmentos de cerámica (ver

Figura 4), de los cuales 121 eran fragmentos diagnósticos (4,1%) –entre

bordes, bases, asas y cuerpos- y 49 fragmentos se encontraron con algún tipo

de decoración –incisiones, aplicaciones, muescas, perforaciones, figuras

zoomorfas e impresiones-, es decir, un (1,6%) de la muestra total.

NIVEL PROFUN. TIPO BORDE BASE CUERPO ASA TOTAL POR

TIPO

TOTAL

NIVEL

1

0-10 CM AF 1 1

3 MI 1 1

MR 1 1

2 10- 20 CM

AF 1 1

4 MB 2 2

MR 1 1

4 30-40 CM

AF 1 1

15

MB 3 1 4

HC 1 1 2

MR 3 3

MI 4 1 5

5 40-50 CM

AF 1 1

13 MR 3 1 4

GB 1 1

MI 6 1 7

6 50-60 CM

MB 17 4 1 22

61

HC 2 1 2 5

NF 4 2 6

MR 9 1 1 11

GB 1 1

MI 14 1 1 16

7 60-70 CM

MB 2 5 7

14 HC 2 2 4

MI 3 3

9 80-90 CM MB 4 1 5

9 MR 2 2 4

11 100-110 CM MR 2

2 2

TOTAL 87 7 21 6 121 121

Para el caso de San Isidro se identificaron siete tipos cerámicos, cuatro

de los cuales ya aparecían reportados en la zona. Este es el caso del tipo

Naranja Fino, reportado por Langebaek y Dever (2000), los tipos Malambo

Tabla 1. Cantidad de fragmentos diagnósticos por tipo discriminados por formas en los

distintos niveles del corte 1 del sitio de San Isidro. AF= Arenoso Fino, MB= Malambo

Burdo, HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo,

GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.

44

Burdo, Malambo rojo y Malambo Inciso Líneas Paralelas, estos últimos

definidos por Ángulo (1981). La descripción tipológica correspondiente se

encuentra en el Anexo 3.

Las implicaciones cronológicas de la identificación de estos tipos son

varias. En primer lugar la identificación de cerámica Malambo en esta

ocupación es un factor importante que continúa el debate acerca de la

cronología propuesta por Angulo (1981). Como ya ha sido reseñado en

oportunidades anteriores (Langebaek 2000: 16-17), la cronología asociada a

esta cerámica es aún incierta y el debate acerca de si puede extenderse hasta

el siglo XII a.c. parece acercarse al final con los hallazgos de esta cerámica en

sitios más tardíos de lo reportado por Angulo. Aunque de acuerdo a Angulo

esta cerámica se ubica aproximadamente entre el 1130 a.c.- 680 d.c., se ha

reportado en sitios más tardíos como El Salado –Salamina, Ciénaga Grande de

Santa Marta- (790 ± 40 d.c. y 1090 ± 80 d.c.) (Rodríguez 1998:95) o Paparé –

litoral de la Ciénaga Grande de Santa Marta-(950 ±205 d.c.) (Langebaek 1987:

92).

Para el sitio de San Isidro, el tipo Malambo Inciso Líneas Paralelas se

encuentra en toda la ocupación, pero se concentra especialmente entre los

niveles 4 (30-40cm) y 7 (60-70cm) que corresponden a las fechas relativas del

siglo IX d.c.-siglo XIII d.c. La mayor cantidad de fragmentos de este tipo se

encuentran en el nivel 6 (50-60cm) para el que se tiene la fecha calibrada de

880-990d.c. (s IX- XII d.c.); esta fecha parece congruente con las ya reportadas

por Langebaek y Rodríguez. El tipo Malambo Rojo, también fue identificado en

todos los niveles del corte pero tiene un comportamiento diferente al tipo

Malambo Inciso. Aunque también se concentra entre los niveles 4 y 6 –siendo

éste último en donde está más representado- tiene un pico en el nivel 9 (80-

90cm) que está fechado hacia el 640 d.c.-690 d.c. (fechas calibradas) (Ramos

2012) y que también es congruente con las fechas más tardías presentadas

por el mismo Angulo para Malambo (565 ± 75 d.c. y otra de 710±150 d.c.)

(Angulo 1981: 36). Por otro lado, Malambo Burdo, el tipo más abundante en la

muestra, está concentrado entre el nivel 4 (30-40cm) y el nivel 10 (90-100cm)

45

Figura 4. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles del corte 1 teniendo

en cuenta la cantidad total encontrada en cada nivel.

con dos picos en el nivel 6 y el nivel 9, y por lo mismo comparte la cronología

con los otros dos tipos mencionados.

Respecto al tipo Naranja Fino reportado por Langebaek y Dever (2000),

se registra como contemporáneo con los tipos de Malambo pero restringido a

dos niveles en el sitio de Curtiembre (niveles 5 y 6). En el sitio de San Isidro

este tipo sigue exactamente el mismo comportamiento y se concentra en los

mismos niveles, también contemporáneos con los tipos Malambo. Sólo

aparecen cinco fragmentos más en el nivel 2 (10-20cm).

Habiendo ubicado el sitio de San Isidro cronológicamente y con relación

a otros sitios del área, es necesario detenerse en el comportamiento del

material cerámico en el corte 1. Como se puede apreciar en la Figura 4 se

pueden identificar dos momentos en los que la ocupación del sitio aumenta

considerablemente. El primer pico ocurre en el nivel 9 (80-90cm), que aunque

estaba antecedido de un leve crecimiento desde el nivel 11 (100-110cm),

experimenta un ascenso abrupto pasando de 64 fragmentos en el nivel 10 (90-

110cm) a 348 en el nivel 9; un aumento de más del (500%). De la misma forma

en que ocurre este aumento abrupto, vuelve a experimentar un descenso

46

equivalente en el nivel 8 (70-80cm), en donde se encontraron 94 fragmentos en

total.

El segundo pico tiene lugar en el nivel 6 (50-60cm), en donde alcanza

una cantidad de 1116 fragmentos, consolidándose así como el nivel con la

mayor densidad de cerámica en el corte. De la misma manera que ocurrió con

el nivel 9, en el nivel 5 (40-50cm) se experimenta de nuevo una caída similar y

baja hasta los 433 fragmentos. A partir de allí hasta el nivel superior se observa

un declive paulatino y constante. A pesar de que se distinguen dos momentos

de mayor ocupación, el material cerámico reveló que se trató de una sola

ocupación por parte de un mismo grupo a partir de la continuidad de ciertos

tipos a través de todo el corte.

La distribución de cada tipo a través de los niveles varía pero en general

siguen el patrón de los dos picos que ya fue detallado. Así pues el tipo Arenoso

Fino, con el que se identifican algunas ollas globulares y cuencos, aparece

únicamente en los 6 primeros niveles, con una concentración baja en los

niveles 5 y 6, y representa el 1,17% sobre el total de la muestra (el fragmento

reportado en el nivel 9 es muy pequeño –lo que pone en duda su adscripción).

El tipo Malambo Burdo, asociado a ollas globulares y jarras con un borde

grueso, está presente en todos los niveles del corte. Los niveles en los que

presenta una mayor cantidad de fragmentos son el nivel 2, el nivel 6 y el nivel

9, siendo el tipo más abundante en la muestra con un 36,6% sobre el total de

fragmentos encontrados.

El Malambo Rojo es el segundo tipo más abundante en la muestra con

un 18,37% y está asociado a cuencos semiesféricos profundos, jarras y copas.

El tercer tipo más abundante es el tipo Malambo Inciso Líneas Paralelas con el

9,18%, asociado a copas y cuencos semiesféricos y profusamente decorado. El

tipo Habano Compacto también se encuentra presente en todos los niveles del

corte, concentrado entre los niveles 4 y 6. En este tipo se encontraron ollas

globulares y cuencos semiesféricos, y representa apenas el 2,25% de la

muestra total. Finalmente el tipo Granuloso Burdo, con características muy

similares al Malambo Burdo, aparece en bajas proporciones entre el nivel 4 y el

nivel 10, con una concentración especial en el nivel 6. Este tipo a penas

47

Cant.

Figura 5. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de San Isidro.

corresponde al 1,35% del total; mientras que el Naranja Fino representa tan

solo el 0,9% (Ver Figura 5).

Aunque el análisis de formas de las vasijas reveló que no existen formas

exclusivas ligadas a ciertos tipos, si se pudieron establecer algunas relaciones.

Las ollas globulares de gran tamaño fueron identificadas como Malambo Burdo

(Ver Anexo 7- Fig. g,h,i), mientras que las copas identificadas pertenecían a los

tipos Malambo Rojo, Habano Compacto y Malambo Inciso (Ver Anexo 7-

Fig.j,k,n) Sin embargo, estas conclusiones tienen limitaciones dado que los

fragmentos que permitieron realizar una proyección de formas certera fueron

sólo 16. Esto se debe a la forma en la que estaban fracturados –que no

permitió realizar las proyecciones pretendidas por su escaso tamaño y su

segmentación en rollos, que muchas veces no permitía ver la continuación de

la forma. Esto también se evidencia en la cantidad de fragmentos no

identificados que alcanza el 29% del total de fragmentos encontrados.

48

NIVEL PROFUNDIDAD TIPOS CERAMICOS

NO IDENTIFICADOS TOTAL AF MB HC NF MR GB MI

1 0-10 CM 3 23 2 0 3 2 4 25 62

2 10- 20 CM 2 42 0 5 18 0 6 34 107

3 20-30 CM 3 22 3 0 7 0 7 73 115

4 30-40 CM 1 72 11 0 35 2 42 149 312

5 40-50 CM 12 117 11 3 76 6 41 167 433

6 50-60CM 12 451 24 17 201 21 134 256 1116

7 60-70 CM 0 56 4 0 28 2 31 17 138

8 70-80 CM 0 48 1 0 21 2 7 15 94

9 80-90 CM 1 141 4 0 91 3 5 103 348

10 90-100 CM 0 43 0 0 18 1 2 0 64

11 100-110 CM 0 20 2 0 23 0 3 10 58

12 110-120 CM 0 5 1 0 1 0 0 0 7

13 120-130 CM 0 18 2 1 8 0 1 0 30

TOTAL 34 1058 65 26 530 39 283 849 2884

La decoración encontrada en el sitio de San Isidro es reducida, sin

embargo, si se examina en cada tipo es posible observar que existen algunos

con decoración profusa simultáneamente con tipos con decoración ausente.

Así entonces sólo los tipos Arenoso Fino y Granuloso Burdo no poseen algún

tipo de decoración. En el tipo Malambo Burdo sólo se encontraron dos

fragmentos con incisiones, uno en la cara externa del borde y otro –parte de un

plato o cuenco hondo- en la cara interna del fragmento imitando un patrón de

tejido. El tipo Habano compacto presenta una decoración asociada

estrechamente con los bordes, en donde se encuentran muescas en formas de

líneas, y cuerpos con incisiones de un posible diseño zoomorfo. El tipo Naranja

Fino solo cuenta con una perforación en una base en forma triangular mientras

que el tipo Malambo Rojo presenta incisiones más o menos profundas,

asociado normalmente con cuerpos y bordes, y una perforación en la base en

forma circular/ovoidal. También se reconoce por una fina capa de engobe

blanco o habano y sobre este una capa de engobe rojo, especialmente en la

cara externa. Finalmente el tipo Malambo Inciso, se encuentra altamente

decorado con aplicaciones en alto relieve, incisiones no muy profundas en

bordes y cuerpos con motivos geométricos –con triángulos y círculos

Tabla 2. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra por niveles. AF= Arenoso Fino, MB= Malambo Burdo,

HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.

49

concéntricos y rodeados de líneas paralelas no muy profundas que en

ocasiones construyen diseños con figuras zoomorfas. También se encontraron

en éste tipo impresiones con motivos geométricos de cuadrados y triángulos

(Ver Anexo 11 Fig. c,f,h) y figuras zoomorfas que recuerdan babillas y

caimanes de la fauna del área (Ver Anexo 11-Fig. n,o).

NIVEL TIPO INCISION FIGURA

ZOOMORFA APLICADO MUESCA PERFORADO IMPRESION

TOTAL

POR TIPO

TOTAL

NIVEL

4

MB 1 1

3 MR 1 1

MI 1 1

5

HC 1 1

9 MR 2 2

MI 5 1 6

6

MB 3 3

28

HC 2 1 2

NF 1 1 1

MR 8 1 8

MI 10 2 2 4 14

7

MB 3 3

8 HC 1 1

MR 1 1

MI 3 1 3

8 MI 1 1 1

TOTAL 43 2 4 3 1 4 49 49

1.2 Sitio de Cacaramoa

1.2.1 Cacaramoa Corte 1

En el sitio de Cacaramoa (corte 1) se recuperaron 1546 fragmentos

(Ramos 2012), de los cuales 78 son diagnósticos para forma –entre bordes,

bases, asas y cuerpos- es decir, un 5% de la muestra total. Además, sólo 18

fragmentos (un 1,16%) tienen algún tipo de decoración –incisiones, ungulados,

muescas, punteados y aplicaciones-. El uso de engobes o la presencia de

fragmentos bruñidos no se consideraron como decoraciones sino como

aspectos de tratamiento de superficie. A pesar de que se trata de una muestra

pequeña, la tipología definida permitió identificar la presencia de tipos

Tabla 3. Cantidad de fragmentos de cerámica por técnicas de decoración, discriminado por tipos en cada nivel. AF= Arenoso

Fino, MB= Malambo Burdo, HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y

MI=Malambo Inciso.

50

anteriormente reportados en la zona y proponer una cronología relativa para el

sitio.

Así pues fue identificado el tipo Cerámica de pasta fina (Ramos y Archila

2009). Este tipo se encuentra concentrado entre los niveles 2 (10-20cm) y 4

(30-40cm) del corte 1 de Cacaramoa, especialmente en el nivel 3 que se

encuentra fechado por radiocarbono para el 1430d.c.-1480 d.c. (fechas

calibradas). Este grupo cerámico parece estar asociado con contextos no

domésticos y vasijas de tamaño pequeño (Ramos y Archila 2009:52). En la

mencionada investigación la Cerámica de pasta fina fue reportada como

asociada a los niveles más tempranos en donde se encontró un enterramiento

múltiple, cuya fecha fue establecida para el 850 ± 80 d.c.; sin embargo tiene

presencia en los distintos niveles del corte 3 de Tubará, en donde se fechó el

nivel 3 para el 1570±60 d.c., lo que hace que las fechas reportadas para el sitio

de Cacaramoa sean congruentes.

Por otro lado, vale la pena anotar que el tipo Cacaramoa Negro Burdo,

presente en los niveles 1 (0-10cm) al 4 (30-40cm) del corte 1 – con una

concentración importante en el nivel 3- guarda similitudes importantes con el

Malambo Burdo, con relación al aspecto de la pasta, textura, inclusiones y

cocción. Sin embargo, el grosor de las paredes es notablemente más delgado

(máx. 0,7cm, promedio 0,5 cm) y la forma de fracturación de los fragmentos

hicieron dudar de su adscripción al tipo identificado por Angulo (1981). De igual

manera el análisis petrográfico reveló ciertas diferencias entre ambos tipos que

serán especificadas en el capitulo siguiente, y que reafirma que se trata de dos

tipos distintos cuyas similitud puede deberse a la disponibilidad de los mismos

materiales en la zona.

La ocupación del corte 1 de Cacaramoa se caracteriza por ser

relativamente breve y perteneciente a la fase más tardía del periodo

prehispánico, esto corroborado por la ausencia de cerámica colonial en los

hallazgos. Las evidencias señalan que el material se concentra en los cuatro

primeros niveles, y aunque existen evidencias de material hasta los 80 cm de

profundidad, a partir del quinto nivel la cantidad de fragmentos es mínima y

podría sugerirse que es consecuencia de diversos agentes y procesos pos-

51

deposicionales, que pueden ocasionar el desplazamiento de algunos

fragmentos a través de los niveles.

Como se observa en la Figura 6 la mayor cantidad de fragmentos

corresponden al nivel 3, y descienden en los niveles superiores, primero a la

mitad de los fragmentos encontrados en el nivel 2 y luego abruptamente en el

nivel 1. El nivel 3 contiene el 62,35% del material recuperado en el corte,

seguido por el nivel 2 con 28,39% y el nivel 4 con 6,98%.

La distribución de los tipos identificados en este corte varía a través del

tiempo, sin embargo, la mayoría conserva el patrón descrito anteriormente, con

un pico en el nivel 3, y concentrados en los primeros 4 niveles del corte. Los

únicos tipos que se salen del patrón descrito son los tipos Cacaramoa

Granulosa y Cacaramoa Naranja Pulida, que aunque también se encuentran

restringidos en los primeros cuatro niveles, tienen un leve crecimiento en el

nivel 2 (10-20cm). Estos dos tipos están asociados a ollas globulares y jarras

de tamaño mediano, el primero con una textura granulosa y paredes gruesas,

Cant.

Figura 6. Distribución de los fragmentos de cerámica en los distintos niveles del

corte 1 teniendo en cuenta la cantidad total encontrada en cada nivel.

52

mientras que el segundo es compacto y con paredes delgadas (Ver Anexo5,

Figura 7 y Tabla 4).

CONTEO CERÁMICA CORTE 1 CACARAMOA POR TIPOS

NIV. PROFU.

TIPOS CERAMICOS

NO IDENTI. OTROS TOTAL

CCF PF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB

1 0-10cm 4 0 1 1 0 3 3 4 1 0 0 17

2 10-20cm

43 7 0 35 29 70 6 52 25 172 0 439

3 20-30cm

183 37 11 27 26 345 28 169 115 15 8 964

4 30-40cm

17 5 2 3 2 56 0 7 12 3 1 108

5 40-50cm

1 0 2 0 0 2 0 2 0 0 0 7

6 50-60cm 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1

7 60-70cm

0 0 0 0 0 1 0 0 2 0 0 3

8 70-80cm

0 0 0 0 0 7 0 0 0 0 0 7

TOTAL 248 49 16 66 57 484 37 234 155 191 9 1546

Figura 7. Distribución de tipos cerámicos por nivel en el corte 1 del Sitio de Cacaramoa.

Tabla 4. Distribución de los tipos cerámicos en la muestra por niveles. CF= Café Fino, PF=

Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP=

Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema

Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.

53

El análisis de formas encontradas en el corte reveló que las copas

encontradas pertenecen al tipo Cacaramoa Crema Decorado (Ver Anexo 8-

Fig. a,b,c), mientras que las ollas globulares de gran tamaño corresponden al

tipo Cacaramoa Granuloso Fino –del que se pudieron reconstruir la mayor

cantidad de formas (Ver Anexo 8-Fig. m,o,p). Par el tipo Cacaramoa Café Fino

se encontraron cuencos semiesféricos hondos y ollas globulares pequeñas. Del

tipo Cacaramoa Naranjo Pulido se encontraron pequeñas ollas globulares (Ver

Anexo 8- Fig. j, l). Es importante resaltar que la cerámica encontrada estaba

asociada a un contexto con una cantidad importante de resto óseos de fauna,

muchos con huellas de cocción, que ratifican las formas encontradas asociadas

en su mayoría a preparación de alimentos. Aún así, los fragmentos que

permitieron hacer la reconstrucción de las formas fueron en total 22, es decir, el

1,36% del total de la muestra, esto debido al tamaño y forma de fracturación de

los fragmentos.

NIVEL PROFUNDIDAD TIPO BORDE ASA BASE CURVOS/CUERPOS TOTAL

POR TIPO

TOTAL

NIVEL

2 10-20cm CCF 1 0 0 0 1 2

2 10-20cm CGF 1 0 0 0 1

3 20-30cm

CCF 16 0 1 2 19

63

CNP 5 0 1 0 6

CGF 22 0 2 3 27

CCD 2 0 0 4 6

CGG 1 0 0 0 1

CNB 4 0 0 0 4

4 30-40cm

CCF 1 0 0 2 3

10 CCD 0 0 0 1 1

CGF 4 0 1 1 6

5 40-50cm CGP 0 0 0 2 2 2

6 50-60cm CCD 1 0 0 0 1 1

TOTAL 58 0 5 15 78 78

Tabla5. Cantidad de fragmentos cerámicos diagnósticos de forma en cada nivel y por cada tipo del corte 1 de Cacaramoa.

Convenciones: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP=

Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso

Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.

54

Con relación a las decoraciones encontradas en el sitio de Cacaramoa

se pudo determinar que son notablemente diferentes a lo encontrado en el sitio

de San Isidro. Mientras que en San Isidro la decoración más abundante

consiste en incisiones en líneas paralelas y motivos geométricos asociados a

los bordes de las vasijas, especialmente del tipo Malambo Inciso Líneas

Paralelas (Ver Anexo 11); en el sitio de Cacaramoa se encontró una

decoración menos profusa en forma de muescas, punteados y patrones

ungulados asociados a cuerpos de vasijas; y aplicaciones en alto relieve en

formas complejas como pirámides truncas y ojos de café (Ver Anexo 12).

Estas decoraciones están restringidas a tres tipos de los nueve tipos

definidos. Estos tipos son el Cacaramoa Café Fino, Cerámica Pasta Fina y

Cacaramoa Crema Decorado. De estos tres, quien presenta la mayor cantidad

de decoraciones es el tipo Cerámica Pasta Fina, en su mayoría con la técnica

de punteado –que consiste en realizar una impresión de puntos mediante un

punzón de manera ordenada o desordenada (Heras 1992: 29)- también

presenta incisiones y una aplicación. Por su parte el tipo Cacaramoa Café Fino

presenta decoración en forma de muescas y ungulado, siendo esta última

técnica exclusiva de este tipo cerámico. Finalmente, el tipo Cacaramoa Crema

Decorado no tiene una técnica exclusiva de decoración, pero es importante

resaltar que la aplicación referida en este tipo corresponde al motivo del ojo de

café que no se encuentra en ningún otro tipo del corte.

NIVEL TIPO INCISION APLICACION MUESCAS PUNTEADO UNGULADO TOTAL

POR TIPO

TOTAL

NIVEL

2

CCF 0 0 1 0 0 1

3 CCD 1 0 0 0 0 1

PF 1 0 0 0 0 1

3

CCF 0 0 0 0 1 1

12 CCD 0 1 0 1 0 2

PF 3 0 0 5 1 9

4 CCF 0 1 1 0 0 2 2

5 CCF 0 0 0 0 1 1 1

TOTAL 5 2 2 6 3 18 18

Tabla6. Cantidad de fragmentos por técnica de decoración y tipo en cada nivel para el corte 1 del sitio de Cacaramoa. Ver convenciones

Tabla 5.

55

Figura 8. Distribución del material cerámico por niveles en el corte 2 de

Cacaramoa.

1.2.2 Cacaramoa Corte 2

En el corte 2 del sitio de Cacaramoa se encontraron 107 fragmentos en

6 niveles (Ramos 2012), es decir, una profundidad de 60 cm. En este corte,

ubicado a 7,8 mt del corte 1 se identificaron los restos óseos de cinco

individuos humanos, dos de los cuales pudo determinarse correspondían a

individuos sub-adultos. La excavación se llevo a cabo en cuatro cuadrantes

identificados como 2, 2A, 2D y 2E. La cerámica encontrada en este contexto

fue analizada teniendo en cuenta la correspondencia o diferencia con las

tipologías encontradas en el corte 1 de Cacaramoa y su asociación con

algunos enterramientos.

Como se puede observar en la Figura 8 La mayor cantidad de

fragmentos está concentrada en el nivel 4 (30-40cm), que coincide con la

profundidad en la que fueron encontrados los enterramientos. Este nivel fue

fechado por radiocarbono para el periodo 1420 d.c.-1460 d.c. (fechas

calibradas), una fecha muy cercana a la reportada para el nivel 3 del corte 1

que evidencia que ambas ocupaciones fueron contemporáneas (Ramos 2012).

La identificación tipológica de la cerámica permitió establecer la presencia de

los mismos tipos reportados para el corte 1 y por lo tanto la pertenecía de

56

ambos a un mismo grupo pero presentes en dos contextos diferentes:

doméstico y funerario. Aquí es importante anotar que no se encontraron

diferencias entre los tipos presentes en ambos contextos a nivel de elaboración

o decoración. El único tipo que no fue encontrado en el contexto funerario fue

el tipo Cacaramoa Gris Pulido, por lo que hasta el momento es el único que

puede afirmarse como exclusivo del contexto doméstico.

NIVEL TIPOS CERAMICOS

NO IDENTI.

OTROS TOTAL CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB

2 3 0 0 1 0 0 0 0 1 0 1 cuenta 5

3 1 1 0 0 1 5 0 2 0 2 0 12

4 18 2 0 0 4 20 1 5 6 22

2 cuentas, 1 vasija

funeraria completa del

tipo CNB

78

5 2 0 0 2 0 0 2 0 0 0 1 cuenta en

el CCF 6

6 3 2 0 0 0 0 0 0 1 0 0 6

TOTAL 27 5 0 3 5 25 3 7 8 24 - 107

Figura 9. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de

Cacaramoa.

Tabla7. Distribución de los tipos cerámicos por nivel en el corte 2 del sitio de Cacaramoa. Ver convenciones Tabla 5.

57

Figura 10. Reconstrucción y proyección de la vasija funeraria encontrada en el corte 2 A que contenía

en su interior el esqueleto de un subadulto, cuentas de collar y restos óseos animales asociados. Esta urna

se encontró sellada con una tapa/plato de cerámica del mismo tipo (imagen a la derecha).

El comportamiento de los tipos en el corte 2 sigue el patrón descrito

anteriormente –con una mayor representación en el nivel 4. Sólo un tipo está

presente en todos los niveles del corte – el Cacaramoa Café Fino- y es además

el más abundante con 27 fragmentos (un 25,23% sobre el total). Le sigue el

tipo Cacaramoa Granuloso Fino con un 23,3%, sin embargo este tipo está

concentrado en los niveles 3 y 4 –en los que supera en cantidad al tipo Café

Fino. En tercer lugar se encuentra el tipo Cacaramoa Negro Burdo –presente

en los niveles 2, 4 y 6- con un 7,47% de la muestra, seguido por el tipo

Cacaramoa Granuloso Grueso (6,54%), los tipos Cacaramoa Naranja Pulido y

Cerámica Pasta Fina (cada uno con un 4,67%) y los tipos Cacaramoa

Granuloso y Cacaramoa Crema Decorado (cada uno con un 2,8%).

De los 107 fragmentos encontrados en el corte 2, se identificaron 2

bases de copas –del tipo Cacaramoa Crema Decorado- y 3 bordes que no

pudieron asociarse a una forma específica. Se encontró además una vasija

funeraria casi completa del tipo Cacaramoa Negro Burdo la cual no presenta

ningún tipo de decoración o acabado especial, y que estaba cubierta con un

plato que hacía las veces de tapa (Ramos 2012) (Ver Figura 10). Por último se

encontraron tres fragmentos decorados ambos del tipo Cacaramoa Café Fino

en los niveles 4 y 6, uno con un patrón punteado y dos con pequeñas

incisiones. El fragmento punteado se halló en el cuadrante C2 en el que se

encontró una parte de tres enterramientos y de momento no se asocia

58

directamente con ninguno. Los fragmentos con incisiones se localizan en los

cuadrantes C2 y C2A - en este último se encontró la vasija funeraria-.

El análisis por cuadrantes revela que la mayor cantidad de fragmentos

se encuentran en el cuadrante C2A y C2E, asociados al enterramiento del

subadulto en la vasija funeraria y al de un individuo que fue dejado in situ,

respectivamente. En todos los cuadrantes se encuentran todos los tipos

mencionados, excepto el cuadrante C2 en el que sólo se reportan los tipos

Cacaramoa Café Fino, Cerámica Pasta Fina, Cacaramoa Granuloso Fino y

Cacaramoa Negro Burdo en bajas cantidades (Ver Tabla 8).

CUADRANTE NIV. TIPOS CERAMICOS NO

IDENTI. OTROS TOTAL

CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB

C 2 4 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1

C 2 6 1 2 0 0 0 0 0 0 1 0 0 4

C 2A 2 3 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 cuenta 4

C 2A 4 6 2 0 0 1 2 1 1 2 4 2 cuentas 19

C 2A 5 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1

C 2A 6 2 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2

C 2D 2 0 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 1

C 2D 3 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1

C 2D 4 4 0 0 0 0 11 0 0 2 15 0 32

C 2E 3 1 0 0 0 1 5 0 2 0 2 0 11

C 2E 4 8 0 0 0 3 6 0 4 2 3 0 26

C 2E 5 2 0 0 2 0 0 1 0 0 0 1 cuenta

en el CCF 5

T 27 5 0 3 5 25 3 7 8 24 - 107

Con relación a la existencia de diferencias significativas en la cerámica

asociada al contexto doméstico del corte 1 de Cacaramoa y la cerámica del

contexto funerario hallada en el corte 2 del mismo sitio, se puede afirmar que

no existen diferencias a nivel de elaboración o técnicas de decoración. A

excepción del tipo Cacaramoa Gris Pulido, todos los tipos fueron identificados

en ambos contextos.

Tabla 8. Distribución de tipos cerámicos por cuadrantes y niveles para el corte 2 de Cacaramoa. Convenciones: CF= Café Fino,

PF= Cerámica Pasta Fina, CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido,

CGF=Cacaramoa Granuloso Fino, CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa

Negro Burdo.

59

2. Análisis Petrográficos

2.1 Contexto

El objetivo principal de este estudio consiste en determinar las fuentes

de extracción de los minerales que componen el desgrasante de los tipos

cerámicos en los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa. De acuerdo

al estudio etnográfico realizado por Reichel-Dolmatoff (1951) en algunos

municipios del Bajo Magdalena:

“Cerca de la población, en los playones del río y una profundidad

de 40 a 50 cm, las mujeres excavan la greda en ciertos lugares

donde ella sea particularmente adecuada para la alfarería […]

Añadiendo a veces un poco de agua y limpiando al mismo tiempo

la masa de piedrecitas o de restos de materia vegetal, ésta se pila

y se muele hasta que adquiere una consistencia pastosa y suave

que tiene un color gris uniforme. En esta fase del trabajo se

añade a la greda el desgrasante […] éste consiste en arena

recogida de las calles de la población, […] tiestos molidos de

cerámica descartada […] (ó ninguna adición) porque el barro es

en sí mismo arenoso (1951: 170)”.

A pesar de que esta cita no hace referencia a los mismos sitios, a partir

de éste documento se podría sugerir que las fuentes de extracción están

probablemente ubicadas en la orilla del río Magdalena –a dos kilómetros del

sitio de San Isidro y tres y medio del sitio de Cacaramoa- o bien de algún río

tributario. Sin embargo, la proximidad aún mayor con otros cuerpos

hidrográficos como la Ciénaga del Convento pone en duda esta hipótesis y

sugieren que la proveniencia de las partículas utilizadas en el desgrasante

puede estar asociada a estos últimos, o incluso a otra fuente como canteras de

arena. Más importante aún, determinar si existen diferencias o similitudes en

las fuentes de extracción a nivel de los tipos cerámicos encontrados en cada

sitio podría resultar fundamental en esta discusión ya que indicaría

preferencias a la hora de seleccionar material en la construcción de ciertos

60

tipos de cerámica o semejanzas en la tipología a partir de la disponibilidad de

materiales y no debido a un contacto o pertenencia a un grupo definido.

El siguiente análisis constituye una aproximación petrográfica inicial que

contribuirá a la discusión acerca de la elaboración de la cerámica de estos dos

sitios arqueológicos en el departamento del Atlántico y su rol como indiciador

potencial de etnicidad. A pesar de que estos estudios son apenas el comienzo

de distintos esfuerzos que deben hacerse para responder la pregunta acerca

de los Mocanás, los resultados obtenidos son un primer paso en el camino

para aportar a este debate.

Para el estudio de la composición mineralógica de la cerámica

encontrada en los sitios de San Isidro y Cacaramoa se realizaron 18 secciones

delgadas y sus respectivos análisis petrográficos que comprendieron la

identificación de los minerales presentes y la descripción morfológica de los

mismos. Estos dos aspectos permitieron refirmar la clasificación tipológica

propuesta para cada uno de los sitios a nivel de composición de desgrasante.

Antes de discutir los resultados obtenidos en el análisis es pertinente

contextualizar la muestra con respecto a la composición mineralógica de la

zona, los sedimentos presentes en la cuenca aluvial del Magdalena en el área

litoral del Caribe (cerca a la zona de drenaje) y el comportamiento de las

corrientes que transportan dichos sedimentos.

La cuenca del Río Magdalena se ubica al norte de los andes

septentrionales y se extiende hasta la Sierra Nevada de Santa y la Serranía de

Perijá al noreste de Colombia, consolidándose como la cuenca más importante

del país. Tiene un área de drenaje de 257.400 Km2 la cual es el 24% del

territorio de Colombia, además recorre 1.612 Km y tiene un caudal promedio

anual de 7.139 m3s-1 (Velásquez 2011:4). Para los objetivos de este estudio

resultan de interés principal las arenas aluviales de la cuenca del Rio

Magdalena, especialmente aquellas más cercanas a su desembocadura. De

acuerdo con investigaciones recientes los minerales que más abundan hacia el

delta del río –ubicado a escasos 20 kilómetros del sitio arqueológico de San

61

Isidro- son en su mayoría minerales inestables, es decir, con una baja

resistencia a modificaciones en su composición química y su estructura

cristalina; generados por características propias del mineral en cuestión

(composición, estructura, tamaño, exfoliación y fragilidad) o por el ambiente en

el que se encuentra (temperatura del suelo, humedad, drenaje, acidez,

potencial redox y biota del lugar).

De acuerdo con Velásquez (2011), los minerales inestables constituyen

el 50% de la media muestral tomada en el área aluvial del río Magdalena,

seguidos por los minerales ultraestables que ocupan el 25% de especies vistas

y el grupo menos abundante son los minerales estables (2011: 9). Para la

muestra tomada en las inmediaciones de Bocas de Ceniza16 –desembocadura

del río- los materiales inestables comprenden el 55% de la muestra, los

ultraestables 38% y los estables 7%. Cabe aclarar que estas proporciones

corresponden a una muestra tomada directamente en el lecho del río, que

estaba sometida a características físicas y climáticas propias de la corriente del

mismo.

De acuerdo con la Escala de Goldich, en donde se registran los

minerales a partir de su resistencia a la meteorización17, se puede determinar

una escala relativa de estabilidad para los minerales. De esta manera, dentro

de los minerales inestables se encuentran los olivinos, augita (piroxeno),

horblenda (anfíboles) y biotita. Por su parte, las plagioclasas (cálcicas y

sódicas), el apatito y la moscovita se reconocen dentro de los estables; y los

cuarzos, el sílex, el circón, el rutilo y la turmalina se consideran ultraestables18.

Siguiendo el estudio de Velásquez (Ver Figura 11), los minerales que se

reportan en esta zona y sus porcentajes correspondientes son: circón (30%),

biotitas (30%), epidota (15%), granate (10%), turmalina (4%), apatito (3%),

16 En el estudio realizado por Velásquez se identifica esta muestra como Rio Magdalena -07 (2011: 9). 17 La meteorización es la desintegración, descomposición y disgregación de una roca en la superficie terrestre

o próxima a ella como consecuencia de su exposición a los agentes atmosféricos, físico-químicos y agentes

biológicos. (Ver definición en: http://www.geovirtual2.cl/geologiageneral/ggcap05-2.htm). 18 Ver Escala de Goldich. Disponible en

http://gmg.unizar.es/gmgweb/Asignaturas/ExogenaII/Teoria/Tema_3_ParteI.pdf. pp.24

62

Figura 11. Diagrama de barras con 350 especies de minerales pesados caracterizados en el Río Magdalena. (a) Conteo

normalizado del total de especies vistas. (b) conteo normalizado de las especies minerales estables, inestables y ultraestables.

Tomado de Velásquez Ruíz, Felipe (2011). Caracterización y análisis de proveniencia de minerales pesados en arenas

recientes de la cuenca del río Magdalena. Medellín, Universidad Nacional-Ingeniería Geológica. Tesis sin publicar. pp.10.

zoisita (2%), rutilo (2%), anfíboles (1%), moscovita (1%), piroxenos (1%) y

esfena (1%). Cabe aclarar que un sesgo importante del estudio consiste en que

se concentran en los minerales pesados presentes en arenas recientes de la

cuenca, razón por la que los minerales ligeros se verán sub-representados en

su muestra (como por ejemplo los cuarzos y feldespatos). No obstante,

Velázquez reporta la presencia de éstos últimos y nos brinda un porcentaje

(55%) de frecuencia de aparición para el área.

Esta información será un referente fundamental a la hora de comparar

los minerales reportados en la cerámica de ambos sitios arqueológicos y las

proporciones en las que se encuentran. Sin embargo debe ser leída teniendo

en cuenta que constituye una muestra de los minerales presentes en la cuenca

del río sometidos solamente a las condiciones climáticas y los fenómenos

propios del caudal del Magdalena; condiciones muy diferentes de los minerales

contenidos en el desgrasante de los tipos cerámicos, que han sido sometidos a

63

temperaturas de cocción que alteran su forma y pueden llevarlos incluso a su

desintegración (Rice 1996: 5, 1987). Servirán sin embargo, como referente de

los minerales que están presentes en esta zona, en términos de ausencia y

presencia y no de porcentaje de aparición.

Dentro de los aspectos a considerar en el contexto mineralógico del

estudio se debe tener en cuenta otra variable. No basta con identificar los

minerales presentes en las muestras y compararlos con aquellos reportados en

la zona para de alguna manera suponer que son productos locales. Después

de todo, los minerales que se pueden encontrar en esa área bien pueden ser

reportados para otra porción del río, incluso corriente arriba, ya que son

transportados por corrientes de suspensión a lo largo de su recorrido. Es

necesario entonces corroborar con otros elementos las posibles fuentes de

extracción de los desgrasantes. Es ahí donde la apreciación de la morfología

de los minerales presentes en los sedimentos del río, identificados en los tipos

cerámicos, juega un papel principal.

Estudios previos revelan que el río Magdalena tiene la más alta tasa de

transporte neto de sedimentos por kilómetro cuadrado de cuenca de drenaje

en la costa Caribe y Atlántica, con 560 toneladas por kilometro cuadrado al año

(Restrepo Ángel 2005:129). Esta cifra es considerablemente mayor que en el

pasado debido a fenómenos como la deforestación y la ampliación de los

terrenos para construcción de viviendas o para ganadería y agricultura;

procesos que han aumentado la erosión en el área y con esto la cantidad de

sedimentos transportados por el rio. Por otro lado, el caudal ha ido variando y

hay quienes afirman que el transporte actual de sedimentos es el doble de lo

que fue hace 2000 años – a partir de efectos antrópicos en el sistema hídrico y

cambios climáticos (Restrepo Ángel 2005: 162). Sin embargo, al tratarse de un

río con un caudal de gran magnitud y con importantes áreas hidrográficas, su

producción de sedimentos es necesariamente elevada. Los sedimentos

producidos y transportados tienden a almacenarse o concentrarse en áreas

como lagos, ciénagas y planos bajos de inundación en las riberas; cuya

formación geomorfológica está unida a antiguos cauces del río mismo, que ha

64

ido cambiando su curso a través de los siglos. A medida que aumenta el

caudal, el sistema es más eficiente y puede aumentar su capacidad para

transportar sedimentos.

El transporte de sedimentos puede darse de dos maneras:1) sedimentos

en suspensión o 2) como arrastre de fondo. Existe una tercera forma de

transporte denominada “saltación”, en la que los sedimentos siguen

trayectorias balísticas entre el fondo del río y la superficie. Los sedimentos en

suspensión están constituidos por las partículas más finas mantenidas en

suspensión por los remolinos de la corriente y sólo se asientan cuando la

energía de la corriente disminuye, cuando el lecho se hace más liso o cuando

la corriente descarga en un pozo o lago. Entre estas partículas podemos

encontrar arenas finas y lodos (limo y arcilla). Las partículas sólidas de mayor

tamaño –gravas y arnas gruesas- son arrastradas a lo largo del lecho de la

corriente y se denominan como de arrastre de fondo (FAO: 1997). La diferencia

principal en el comportamiento entre el material del fondo y el material de

suspensión consiste en que el transporte de fondo depende de las

características hidráulicas de la corriente y de las características físicas del

material, mientras que respecto al material en suspensión, un río puede

transportar tanto material como llegue a él, casi independientemente de las

características hidráulicas de la corriente (Weber 2003:12).

Como consecuencia de estas dos formas de transporte se pueden

observar cambios significativos en la morfología de los minerales. Aquellas

partículas que son transportadas por el lecho del río ven mucho más

modificada su morfología debido a la fuerza de las corrientes, el impacto

constante contra otros granos y la fricción entre ellos mismos. Esta mayor

energía que impacta a las partículas repercute en su forma. De esta manera,

las partículas en suspensión que están flotando no sufren una modificación tan

dramática como la de las partículas en el lecho del río.

Esta transformación se puede estimar a partir del grado de redondez o

esfericidad (ver Figura 12) que presentan los minerales en cada uno de los

65

Figura 12. Términos del grado de redondez de los granos

vistos en microscopio. Tomado de Powers, M.C. (1953).

“A new roundness scale for sedimentary particles”.

Journal of Sedimentary Petrology, 23: 118.

tipos cerámicos analizados. De esta manera se generan dos hipótesis que se

pueden probar a partir del análisis morfológico de los componentes del

desgrasante: 1) en tanto más redondeados se encuentren los granos, la

probabilidad de que hayan sido transportados en el lecho del río es mayor; 2)

en tanto más angulares sean los granos, la probabilidad de que provengan de

lagos, ciénagas o áreas inundables es mayor. La redondez será pues el

indiciador principal de la proveniencia de los minerales contenidos en los

desgrasantes de los tipos cerámicos y brindará mayor certeza en el camino de

responder la pregunta propuesta. Basta aclarar que por sí solos estos dos

elementos permiten apoyar una

hipótesis en mayor medida que la

otra pero no refutarla en su

totalidad, por lo que estudios

futuros de sedimentología y de

secciones delgadas de muestras

tomadas en la Ciénaga del

Convento podrían con seguridad

confirmar o descartar los resultados

aquí propuestos.

2.2 Resultados análisis petrográficos de San Isidro y Cacaramoa

Para discutir los resultados obtenidos en el análisis petrográfico se

presentan las 17 categorías definidas (Ver Tabla 9) con sus respectivas

cantidades y posteriormente se comparan los resultados de ambos sitios

arqueológicos utilizando los cinco marcadores escogidos para identificar

proveniencia y posibles fuentes de extracción. La descripción de las

propiedades físicas de cada uno de los minerales identificados en el análisis

con las respectivas imágenes de cada uno se registra en el Anexo 2. Esta

descripción tiene en cuenta el color, relieve, pleocroísmo, birrefringencia,

extinción, rasgos distintivos y ocurrencia/aparición. Las imágenes fueron

tomadas de la muestra arqueológica objeto de estudio.

66

AF MB VMB HC NF VMI MR GB MI TOTAL

F 56 75 3 1 3 24 18 7 0 187

% 29,63 39,27 10,34 0,6 3,03 13,48 8,18 5,19 0,0 12.89

F 38 27 9 114 43 75 93 57 144 600

% 20,11 14,14 31,03 65,1 43,43 42,13 42,27 42,22 60,0 41.35

F 12 22 5 0 8 21 15 27 6 116

% 6,35 11,52 17,24 0,0 8,08 11,80 6,82 20,00 2,5 7.99

F 12 11 3 1 9 17 9 3 2 67

% 6,35 5,76 10,34 0,6 9,09 9,55 4,09 2,22 0,8 4.62

F 3 5 1 0 1 10 8 0 1 29

% 1,59 2,62 3,45 0,0 1,01 5,62 3,64 0,00 0,4 2.00

F 25 5 1 12 7 10 39 10 31 140

% 13,23 2,62 3,45 6,9 7,07 5,62 17,73 7,41 12,9 9.65

F 12 5 1 1 5 12 20 14 9 79

% 6,35 2,62 3,45 0,6 5,05 6,74 9,09 10,37 3,8 5.44

F 12 0 0 31 1 0 12 3 32 91

% 6,35 0,00 0,00 20,0 1,01 0,00 5,45 2,22 13,8 6.27

F 0 0 0 0 0 1 0 1 1 3

% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,56 0,00 0,74 0,4 0.21

F 0 2 0 0 0 0 0 2 0 4

% 0,00 1,05 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 1,48 0,0 0.28

F 2 1 2 0 21 2 2 0 0 30

% 1,06 0,52 6,90 0,0 21,21 1,12 0,91 0,00 0,0 2.07

F 0 0 0 4 0 0 0 0 10 14

% 0,00 0,00 0,00 2,3 0,00 0,00 0,00 0,00 4,2 1.0

F 17 0 3 2 1 4 0 1 0 28

% 8,99 0,00 10,34 1,1 1,01 2,25 0,00 0,74 0,0 1.9

F 0 22 0 0 0 0 0 9 0 31

% 0,00 11,52 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 6,67 0,0 2.1

F 0 0 0 0 0 0 0 1 0 1

% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,74 0,0 0.1

F 0 11 0 0 0 0 0 0 0 11

% 0,00 5,76 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.8

F 0 5 0 0 0 0 0 0 0 5

% 0,00 2,62 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.3

F 0 0 1 0 0 1 0 0 0 2

% 0,00 0,00 3,45 0,0 0,00 0,56 0,00 0,00 0,0 0.1

F 0 0 0 1 0 0 0 0 0 1

% 0,00 0,00 0,00 0,6 0,00 0,00 0,00 0,00 0,0 0.1

F 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2

% 0,00 0,00 0,00 0,0 0,00 0,00 0,00 0,00 0,8 0.1

189 191 29 171 99 178 220 135 239 1451

TIPO/

COMPOSICION

TOTAL

Plagme

Ore

Bi

Clo

Px

Ld

Cli

Plagpo

Quex

Qo

Qpo

Qp

Mr

Plag

PlagSe

Des

Ort

DesT

Mus

Bo

Ep

Tabla 9. San Isidro-Corte 1

Resultados con frecuencia absoluta (F) y porcentajes (%) de los

minerales identificados en el Corte 1 de San Isidro, por tipo cerámico. 19

19 Convenciones: Qex: Cuarzo con extinción normal, Qo: Cuarzo onduloso, Qpo: Cuarzo policristalino y onduloso, Qp:Cuarzo policristalino, Mr: Microclina, Plag: Plagioclasa, PlagSe: Plagioclasa sericitizada, Bi:Biotita, Clo: Clorita, Px: Piroxeno, DesT:

Desgrasante Tiesto, Mus: Moscovita, Bo: Borde, Ld: Litico sin diferenciar, Ep: Epidota, Plagpo: Plagioclasa policristalina, Plagme:

Plagioclasa metamorfizado, Ore: Ore minerals, Des: Desconocido, Ort: Orthoclasa. Tipos cerámicos: Ver Tabla 2. VMB=Variedad Malambo Burdo y VMI=Variedad Malambo Inciso.

67

2.2.1 San Isidro

El análisis petrográfico de la muestra cerámica del sitio de San Isidro

arrojó los siguientes resultados en orden de abundancia20: Cuarzo (66,95%),

Plagioclasas (18,26%), Micas (7,27%) [(6,27%) correspondiente a la Biotita y

(1%) correspondiente a Moscovita], Desgrasante Tiesto (2,07%), Lítico sin

diferenciar (2,1%), Borde (posible sílice) (1,9%), Piroxeno (0,28%), Clorita

(0,21%), Minerales opacos (ore minerals) (0,1%), y Epidota (0,1%). (Ver Figura

13 y Tabla 9). Estos minerales coinciden con aquellos que se identificaron en

la cerámica del sitio de Cacaramoa, que se describen posteriormente.

Tomando como referente el estudio de Velásquez (2011), se puede

apreciar que los minerales encontrados corresponden con aquellos que se

habían reportado previamente en la zona. Así pues, se encontraron micas

20

La composición del desgrasante de cada tipo cerámico reportado en San Isidro puede ser encontrada

en el Anexo 3.

Figura 13. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la cerámica del

sitio de San Isidro de acuerdo a análisis petrográficos. Valores detallados pueden

observarse en la Tabla 1.

Epidota

68

como biotita y moscovita, y piroxeno en la muestra de San Isidro. No obstante

estos no se encuentran en las proporciones usualmente reportadas en la zona,

comportamiento predecible dado su inestabilidad, que los hace más

vulnerables en la cocción a la que son sometidos como parte del desgrasante

de la cerámica y que a veces deriva en su desintegración. Por esta razón

aparecen en porcentajes muy bajos en todos los tipos cerámicos, siempre por

debajo del (25%); siendo la biotita la que más es reportada con porcentajes

entre (5 - 20%), mientras la moscovita y los piroxenos se encuentran por

debajo del (4%) - congruente con lo reportado por Velásquez (2011).

Por otro lado, la presencia de cuarzos y feldespatos en la muestra

alcanza en conjunto el 85.11%, porcentaje que se explica a partir de su

naturaleza estable y resistencia a las altas temperaturas. Adicional a esto, las

propiedades químicas de estos minerales los hacen altamente deseables como

componentes del desgrasante de la cerámica, por lo que incluso algunos

autores sugieren que su adición no es azarosa sino más bien intencionada

(Rice 1987: 94-102).

Específicamente, el cuarzo es un mineral refractario, es decir, soporta

hasta 1710 °C. Durante el proceso de calentamiento sufre tres inversiones o

cambios en su estructura atómica, las cuales alteran su densidad y gravedad

específica. La primera inversión significa el cambio de cuarzos alfa a beta y

ocurre a los 573°C. Esta transformación está acompañada de un cambio

estructural que resulta de la expansión de los granos de cuarzo en volumen,

asociada a la pérdida de agua en el proceso de calentamiento o quemado, es

decir, en el momento en el que el cuerpo de arcilla se disminuye/encoje. En

temperaturas por encima a los 1470 °C, estas inversiones son aceleradas por

la presencia de flujos que también causan que las partículas de cuarzo se

disuelvan para formar un vidrio silíceo, con un incremento de volumen (Rice

1987: 95).

A partir de estas propiedades, la adición de cuarzo en el desgrasante

contribuye a reducir el encogimiento de las vasijas/artefactos, pero no si se

69

encuentra en muy pequeñas proporciones o en forma de granos muy

pequeños. También puede debilitar la fuerza del fuego, en parte por la

inversión alfa-beta que ocurre, pero también por la fragmentación que ocurre

en partículas grandes a altas temperaturas (Rice 1987: 96). En el caso de San

Isidro, el tamaño de las partículas de cuarzo identificadas varía de acuerdo al

tipo cerámico, encontrándose fácilmente tipos con partículas muy pequeñas

(como el Arenoso Fino, Habano Compacto, Malambo Rojo y Malambo Inciso) o

con partículas de gran tamaño (Malambo Burdo, Naranja Fino y Granuloso

Burdo). No obstante, aquellos tipos que tienen partículas de menor tamaño las

tienen en grandes proporciones, razón por la cual se puede asumir el papel

positivo que cumplían en la elaboración de la cerámica.

Respecto a los feldespatos (plagioclasas), son una familia de silicatos

que constituye la segunda categoría mineral más abundante del planeta Tierra.

Se dividen en: aluminosilicatos con potasio (ortoclasas y microclinas), sodio

(albita) y calcio (anortita). Sometidos a altas temperaturas no sufren inversiones

en su estructura atómica, sino que se derriten y son usados en la industria

cerámica como flujos. Promueven el derretimiento por virtud de tres

propiedades: 1) tienen un punto de derretimiento bajo (feldespatos de potasio

se derriten a 1.150 °C y los de sodio se derriten a 1.118 grados °C, 2) son

viscosos cuando se derriten y forman una especie de líquido grueso, 3) son

partículas finas que se fusionan fácilmente. Su inclusión en los desgrasantes

reduce la porosidad de los artefactos cerámicos (Rice 1987: 96).

A pesar de las ventajas que representa su adición en el desgrasante es

difícil probar que fueran adicionados intencionalmente en la cerámica del sitio

arqueológico de San Isidro, más aún si las proporciones en las que se

encuentran en todos los tipos cerámicos es la misma (en el rango de (60-70%

en el caso de los cuarzos). Esta composición es entonces atribuida a la

estabilidad de los minerales que soportan el proceso de cocción y a la

abundancia de los mismos en la zona de estudio.

70

2.2.1.1 Análisis de los marcadores y forma de los granos: discusión

de las fuentes de desgrasante en la cerámica de San Isidro

En la Figura 14 se puede observar la distribución de los cinco

marcadores escogidos en cada uno de los tipos cerámicos definidos para el

sitio de San Isidro. Resulta interesante anotar que en esta muestra, el piroxeno

y la clorita aparecen en solo dos de los tipos (el denominado Malambo Burdo y

Variedad Malambo Burdo, pertenecientes a un mismo tipo)21 y aparecen

asociados. Ambos minerales son inestables y se reportan en porcentajes muy

bajos (por debajo del (2%)); por esto, su contribución a la interpretación no es

significativa. De igual manera, la presencia de desgrasante tiesto en 5 de los 7

tipos no resulta un indicador de procedencia significativo que nos permita

diferenciar unos tipos de otros, aunque si es elocuente en el sentido que la

21

Los tipos Malambo Burdo y Variedad Malambo Burdo habían sido clasificados inicialmente como

tipos diferentes en la clasificación macroscópica, pero con fuertes similitudes que sugerían la existencia

de un mismo tipo con dos variables. Esta asociación fue confirmada mediante el análisis petrográfico que

mostró la misma distribución de los minerales que componían a ambos tipos. Ver Anexo 5.

Figura 14. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa

el porcentaje de aparición de cada mineral en cada tipo del Sitio de San Isidro. Convenciones: AF= Arenoso Fino, MB= Malambo Burdo,

HC= Habano Compacto, NF=Naranja Fino, MR= Malambo Rojo, GB=Granuloso Burdo y MI=Malambo Inciso.

71

cerámica era usualmente reciclada en la forma de desgrasante molido – en

algunos casos en grandes proporciones (hasta el (20%) en el Naranja Fino-,

como había sido reportado por Reichel-Dolmatoff (1951) .

Los tipos en los que no aparece reportado el desgrasante tiesto son el

Habano Compacto y el Granuloso Burdo. El Habano Compacto es un tipo que

se define por su textura compacta, cocción completa, y presencia de una fina

capa de engobe de color rojizo o naranja en las caras interiores y exteriores de

las piezas. También, el análisis de forma reveló que está asociado a ollas

globulares de gran tamaño y cuencos semiesféricos hondos. En cuanto a la

decoración, se observan pequeñas incisiones en forma de línea, poco

profundas, en los bordes pertenecientes a este tipo (Ver Anexo 7 y Anexo 11).

En cuanto al Granuloso Burdo, tiene una textura granulosa, cocción casi

completa con rastros de hollín, presencia de engobe, y una superficie con

evidencia de arrastre y levemente pulida. No se encontraron fragmentos

diagnósticos que permitieran realizar una proyección de formas en este tipo

(Ver Anexo 7 y Anexo 11).

Estudios arqueológicos previos señalan que la adición de tiesto molido –

al menos en la cerámica muisca prehispánica de la sabana cundiboyance-

puede encontrarse tanto en formas domésticas como ceremoniales, con leves

diferencias en las técnicas de producción. Así pues, la diferencia fundamental

radica en el grado en que esté molido el tiesto, que es más fino en los tipos

ceremoniales y más grueso en los tipos domésticos (Ome 2006:66). Esta

diferencia no se encontró en la muestra ya que se observó que en todos los

tipos el grano de desgrasante tiesto era de gran tamaño22, sin obedecer a la

funcionalidad asociada al mismo. De esta manera el tiesto molido tampoco se

constituye como un marcador significativo para el sitio de San Isidro.

No ocurre así con la biotita y la moscovita. En esta muestra son las

micas quienes definirán –en conjunto con la descripción morfológica de los

minerales- la procedencia de los desgrasantes utilizados en la cerámica del

22

El tamaño de los granos se hace bajo un objetivo con X10 veces de aumento como referencia. Los

tamaños promedio con su respectiva escala se encuentran en el Anexo 2.

72

sitio del sitio de San Isidro. Estos minerales pueden encontrarse tanto en rocas

metamórficas como en rocas ígneas. Ambas pueden localizarse en la región

como parte de la cuenca sedimentaria que se extiende en gran parte de las

tierras bajas del Caribe colombiano, a partir de una acumulación constante de

sedimentos a través de miles de años, compuestos por una cantidad

importante de rocas metamórficas e ígneas procedentes de otros cuerpos

geológicos, como la Sierra Nevada de Santa Marta o la cordillera central y

oriental; arrastrados hasta las planicies por medio de las cuencas de los ríos y

el viento, entre otros aspectos (Martínez et al. 2001: 54).

Sin poder probar su origen específico a partir de un análisis petrográfico,

será su estructura y su morfología las que den la clave. Las micas son

minerales caracterizados por tener una estructura laminar, es decir formadas

por finas capas que se unen y que las hacen más vulnerables de partirse o

doblarse mediante presión (Mange 1992: 95-99). Dada esta característica, el

presencia en la muestra sugiere que no eran obtenidas de una fuente cuya

energía podía destruirlos fácilmente, como lo es la cuenca de un río. Esto

indica que las micas se asentaron en un área de baja presión o corriente, como

lo es un área inundable o una ciénaga, en donde las corrientes y la erosión son

más bajas.

Esto se suma a la morfología descrita en el análisis. De acuerdo a lo

observado, los granos de biotita y moscovita encontrados en la muestra

presentan un grado de redondez angular o sub angular (Ver Figura 12) en

todos los tipos cerámicos en los que están presentes. En su mayoría, son

granos de 0,15mm-0,41mm aunque pueden encontrarse también en un mayor

tamaño. Estas características se suman a la sub-angularidad observada en las

partículas de cuarzo, plagioclasas, clorita y piroxeno en todos los tipos

cerámicos. También se reportan partículas sub-redondeadas de cuarzo y

plagioclasas, sin embargo predominan las angulares.

Así entonces, los resultados observados permiten apoyar en mayor

medida la hipótesis de las fuentes de extracción del desgrasante ubicadas en

las planicies de inundación o ciénagas, probablemente minerales de

73

suspensión que no fueron sometidos a fricciones lo suficientemente fuertes que

afectaran su morfología o que comprometieran su existencia; en contraposición

con la hipótesis de un origen rivereño. Aun así, se sugiere realizar análisis

futuros que confirmen esta hipótesis cotejando los resultados aquí obtenidos

con muestras análogas in situ de arenas y arcillas ubicadas en los cuerpos de

agua cercanos al sitio, en este caso la Ciénaga del Convento y el rio

Magdalena.

Es importante señalar la ausencia de las micas en el tipo Malambo

Burdo23. Este tipo está compuesto de manera predominante por cuarzos en un

71- 75% y plagioclasas 15-19%, además de piroxeno (1-2%), desgrasante

tiesto (3-5%), clorita (1%) y minerales opacos (1%). Aquí cabe anotar que a

pesar de la existencia de minerales inestables como la clorita24 y el piroxeno,

sus proporciones son tan bajas que no pueden sugerir por si solas una

procedencia de un cuerpo de aguas tranquilas. Sumado a esto, la descripción

morfológica respecto al grado de redondez de las partículas presentes en este

tipo revela que predominan los granos grandes y redondeados o sub-

redondeados. Este tipo, está asociado a ollas globulares de borde directo o

evertido (Ver Anexo 7), tiene una textura granulosa y un acabado rudimentario

que en algunas ocasiones aparece con rastros de hollín. Sólo presenta una

decoración asociada (patrón de tejido en la cara interna de un fragmento) (Ver

Anexo 11). Es el tipo más abundante en la muestra y se reporta en todos los

niveles del sitio arqueológico.

Por la abundancia de cuarzos y plagioclasas, la ausencia de micas, y las

características redondeadas de sus partículas, el desgrasante de este tipo

pudo haber sido obtenido con mayor probabilidad en la orilla de un río. Este

resultado revelaría la escogencia de ciertos materiales que corresponden con

tipos específicos, además de la existencia de al menos dos fuentes de

23

Tampoco se registran micas en el tipo 7, sin embargo, este tipo es una variación del tipo 19 y por lo tanto, se

toman los resultados del tipo 19 como asociados. Ver Figura 4 y Anexo 5. 24

Aunque la clorita se origina a partir de una transformación y alteración de la biotita, la augita o la horblenda, el

porcentaje que se reporta en el tipo es del 1% y no es lo suficientemente significativo para considerar la existencia

de micas anteriores al proceso de cloritización. Además, estos minerales también pueden ser encontrados en la

cuenca del río en estas proporciones.

74

extracción de materiales para la elaboración de la cerámica: una de

ciénaga/planicie de inundación para la mayoría de los tipos, y una rivereña

para el tipo más abundante asociado a cocción.

2.2.2 Cacaramoa

Los minerales identificados son los mismos reportados para el sitio de

San Isidro en proporciones similares. En esta muestra se encuentran los

siguientes minerales en orden de abundancia: Cuarzo (69,32%), Plagioclasas

(15,37%), Micas (6,11%) [(5,77%) correspondiente a la Biotita y (0,34%)

correspondiente a Moscovita], Borde (posible sílice) (2,91%), Lítico sin

diferenciar (2,0%), Desgrasante Tiesto (1,66%), Clorita (0,74%), Epidota

(0,6%), Piroxeno (0,29%) y Minerales opacos (ore minerals) (0,1%). (Ver

Figura 15 y Tabla 10). Nuevamente se encuentran minerales que son

congruentes con los reportados en el estudio de Velásquez (2011), pero no en

la misma proporción indicada por el autor debido al efecto –ya discutido en la

sección anterior- del proceso de cocción de la cerámica que lleva a la

desintegración de gran parte de los minerales inestables. En esta muestra este

Figura 15. Porcentajes de aparición de los minerales identificados en la cerámica del

sitio de Cacaramoa de acuerdo a análisis petrográficos. Valores detallados pueden

observarse en la Tabla 2.

Epidota

75

comportamiento se corrobora con los bajos porcentajes en los que aparecen

las micas, el piroxeno, la clorita y la clinoziocita en los distintos tipos cerámicos,

siempre por debajo del (15%) en el caso de la biotita, del (4%) en el caso de la

clorita, y del (2%) en el caso de la moscovita y el piroxeno (Ver Figura 7).

Siguiendo un patrón similar, los cuarzos y feldespatos de la muestra

alcanzan en conjunto un (84,69%) debido a su estructura estable que los hace

resistentes a altas temperaturas. Su distribución en los distintos tipos

cerámicos se encuentra entre el 60-75% en el caso de los cuarzos, y del 5-20%

en el caso de los feldespatos. Dada la cercanía de ambos sitios arqueológicos

–separados por una distancia de 1 kilómetro en línea recta- las similitudes en la

composición eran predecibles en la medida en que los materiales disponibles

son los mismos. De nuevo entonces, las pistas se encuentran en los

marcadores seleccionados y en la descripción morfológica de los minerales que

permitan apoyar una hipótesis sobre la procedencia, bien sea rivereña o

cenagosa/área inundable.

2.2.2.1 Análisis de los marcadores y forma de los granos: discusión

de las fuentes de desgrasante en la cerámica de Cacaramoa

En la Figura 16 se puede observar una gráfica con la distribución de los

cinco minerales escogidos como marcadores en cada tipo cerámico reportado,

para determinar una procedencia probable de los minerales utilizados en el

desgrasante de la cerámica del sitio de Cacaramoa. De acuerdo a lo

encontrado en el análisis petrográfico, la distribución de los minerales cambia

de manera significativa en este sitio. Los porcentajes en esta ocasión son más

bajos que los observados en San Isidro, siendo el mayor porcentaje un (14%)

de biotita en el Cacaramoa Gris Pulido, mientras que en el sitio de San Isidro

se podía hablar de hasta un (20%) en un solo tipo.

76

CCF CPF CGP CG CNP CGF CCD CGG CNB TOTAL

F 9 58 1 9 6 0 9 0 0 92

% 16,07 22,83 0,45 3,11 9,23 0 3,19 0 0 5.26

F 19 90 71 179 20 90 79 33 55 636

% 33,93 35,43 32,13 61,94 30,77 34,09 28,01 28,45 28,35 36.34

F 7 56 55 10 20 100 38 17 90 393

% 12,50 22,05 24,89 3,46 30,77 37,88 13,48 14,66 46,39 22.46

F 13 5 0 1 10 4 42 17 0 92

% 23,21 1,97 0 0,35 15,38 1,52 14,89 14,66 0 5.26

F 1 1 2 0 1 11 7 2 0 25

% 1,79 0,39 0,90 0,00 1,54 4,17 2,48 1,72 0,00 1.43

F 1 8 36 16 3 24 23 14 28 153

% 1,79 3,15 16,29 5,54 4,62 9,09 8,16 12,07 14,43 8.74

F 0 2 5 1 1 21 40 17 3 90

% 0,00 0,79 2,26 0,35 1,54 7,95 14,18 14,66 1,54 5.14

F 3 13 22 41 0 2 10 3 7 101

% 5,36 5,12 9,95 14,19 0,00 0,76 3,55 2,59 3,61 5.77

F 0 5 0 0 0 1 0 0 7 13

% 0,00 1,97 0,00 0,00 0,00 0,38 0,00 0,00 3,61 0.74

F 0 1 0 0 0 0 2 2 0 5

% 0,00 0,39 0 0,00 0,00 0 0,71 1,72 0 0.29

F 1 1 3 21 0 1 2 0 0 29

% 1,79 0,39 1,36 7,27 0,00 0,38 0,71 0,00 0,00 1.66

F 0 0 0 2 0 0 0 0 4 6

% 0,00 0,00 0,00 0,69 0,00 0,00 0,00 0,00 2,06 0.34

F 0 10 16 0 0 3 12 10 0 51

% 0,00 3,94 7,24 0,00 0,00 1,14 4,26 8,62 0,00 2.91

F 1 4 8 0 4 7 10 1 0 35

% 1,79 1,57 3,62 0,00 6,15 2,65 3,55 0,86 0 2

F 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1

% 0,00 0,00 0,45 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.06

F 1 0 0 0 0 0 0 0 0 1

% 1,79 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.06

F 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

% 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0

F 0 0 1 0 0 0 8 0 0 9

% 0,00 0,00 0,45 0,00 0,00 0,00 2,84 0,00 0,00 0.51

F 0 0 0 7 0 0 0 0 0 7

% 0,00 0,00 0 2,42 0,00 0 0,00 0 0 0.4

F 0 0 0 2 0 0 0 0 0 2

% 0,00 0,00 0,00 0,69 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.11

56 254 221 295 65 264 282 116 197 1750

Plagme

Ore

Des

Ort

TOTAL

DesT

Mus

Bo

Ld

Cli

Plagpo

Mr

Plag

PlagSe

Bi

Clo

Px

TIPO/

COMPOSICION

Quex

Qo

Qpo

Qp

Ep

Tabla 10. Cacaramoa-Corte 1

Resultados con frecuencia absoluta (F) y porcentajes (%) de los

minerales identificados en el Corte 1 de Cacaramoa, por tipo cerámico. 25

25 Convenciones: Qex: Cuarzo con extinción normal, Qo: Cuarzo onduloso, Qpo: Cuarzo policristalino y onduloso, Qp:Cuarzo

policristalino, Mr: Microclina, Plag: Plagioclasa, PlagSe: Plagioclasa sericitizada, Bi:Biotita, Clo: Clorita, Px: Piroxeno, DesT:

Desgrasante Tiesto, Mus: Moscovita, Bo: Borde, Ld: Litico sin diferenciar, Ep: Epidota, Plagpo: Plagioclasa policristalina, Plagme: Plagioclasa metamorfizado, Ore: Ore minerals, Des: Desconocido, Ort: Orthoclasa. Convenciones de los tipos: Ver Tabla 4.

77

Figura 16. Gráfica que muestra los cinco minerales escogidos para determinar posibles fuentes de extracción o proveniencia. Se representa

el porcentaje de aparición de cada mineral en cada tipo del sitio de Cacaramoa. Convenciones: CF= Café Fino, PF= Cerámica Pasta Fina,

CGP= Cacaramoa Gris Pulido, CG= Cacaramoa Granuloso, CNP= Cacaramoa Naranja Pulido, CGF=Cacaramoa Granuloso Fino,

CCD=Cacaramoa Crema Decorado, CGG=Cacaramoa Granuloso Grueso y CNB= Cacaramoa Negro Burdo.

De la misma forma, el piroxeno y la clorita aparecen en cantidades

mínimas, el primero por debajo del (2%) y la segunda debajo del (4%). Su

aporte es de nuevo reducido en la discusión de procedencia y su rareza –dada

su inestabilidad y posible procedencia exógena- y por lo tanto no resulta

relevante en el presente estudio.

Al ver la gráfica (Figura 16), salta a la vista la presencia de micas en

todos los tipos identificados, a excepción del Naranja Pulido. Las micas que

están presentes en la muestra se distribuyen de una forma similar a como lo

hacían en el sitio de San Isidro; estando la biotita presente en mayor medida

que la moscovita. Sin embargo, en este caso la primera nunca sobrepasa el

14% y en promedio se encuentran ambas entre el 3-6%. La moscovita por su

parte sólo se reporta en dos tipos cerámicos, y se registra en proporciones muy

bajas –nunca supera el 2%-. Como se encuentra en compañía de la biotita en

78

este análisis se hablará del grupo de las micas en general y no se discriminará

cada una por separado.

Su presencia sugiere de nuevo que se trata de sedimentos de

suspensión acumulados en planicies de inundación o ciénagas, donde estos

minerales podrían asentarse y conservarse. En cuanto a su morfología, la

descripción realizada señala que los granos de micas son angulares y muy

angulares, de acuerdo a las categorías de Powers (Ver Figura 12). Este

aspecto soporta en mayor medida la hipótesis de un origen cenagoso o de

aguas tranquilas versus un origen rivereño.

En el caso del Naranja Pulido, que no presenta micas ni minerales

inestables -como el piroxeno o la clorita- como parte de su desgrasante, se

podría sugerir que su origen sea diferente. Este tipo se caracteriza por su

textura compacta y uniforme, cocción completa, engobe y acabado pulido y

bruñido en ambas caras. El análisis de formas a partir de fragmentos

diagnósticos mostró una asociación de éste tipo con ollas globulares de borde

evertido de tamaño mediano (Ver Anexo 5 y Anexo 8). La descripción

morfológica de los granos observados en la sección delgada de este tipo

apunta a un origen de aguas con corrientes moderadas ya que las formas

predominantes de los granos de cuarzo y plagioclasas presentes en este tipo

son en su gran mayoría sub-redondeadas en los granos de mayor tamaño y

sub-angulares en los granos más pequeños. Vale la pena resaltar que en este

tipo las inclusiones se encuentran en proporciones muy bajas (menos del

(25%) de la superficie total de la muestra) en comparación con el contenido

arcilloso, proporción que puede incidir en los resultados obtenidos por la sub

representación de ciertos minerales.

Con respecto a la adición de desgrasante tiesto, hay tres tipos en los

que no se reporta su uso: el ya mencionado Naranja Pulido, el Cacaramoa

Granuloso Grueso y el Cacaramoa Negro Burdo. Con relación a estos dos

últimos, ambos tipos se caracterizan por tener una textura granulosa,

desgrasante con granos grandes, terminación rudimentaria, rastros de hollín y

79

ausencia de decoración. Ambos están asociados a ollas globulares de gran

tamaño (Ver Anexo 8 y Anexo 12). Los tres tipos asociados que no presentan

el desgrasante de tiesto molido son tipos con formas de uso doméstico,

específicamente ollas globulares. Sin embargo otros tipos asociados a estas

formas como el Cacaramoa Café Fino y el Cacaramoa Granuloso Fino sí

presentan adiciones de desgrasante tiesto aunque en bajísimas proporciones

(por debajo del 2%). De igual forma, tipos asociados con formas cerámicas

como las copas –con posibles usos ceremoniales, como por ejemplo el

Cacaramoa Crema Decorado- tienen una muy baja adición de tiesto molido

(0,8%); lo cual no permite trazar una relación clara que explique la ausencia o

presencia de este elemento en el desgrasante de ciertos tipos cerámicos a

partir de la funcionalidad de los mismos. Al igual que en San Isidro, no se

encontró una relación entre el tamaño del grano de tiesto molido y la

funcionalidad asociada a la forma cerámica correspondiente a cada tipo.

De todas formas este es un buen indicador sobre las técnicas de

elaboración de la cerámica en el sitio de Cacaramoa, en el que se adicionaba

tiesto molido como desgrasante en la mayoría de los tipos reportados. Sin

embargo, su adición es muy conservadora y nunca supera el (7%),

comportamiento similar al encontrado en el sitio de San Isidro, salvo en el

Naranja Pulido de este sitio, el cual es una excepción a la regla.

Finalmente, el análisis petrográfico de la cerámica del sitio de

Cacaramoa a nivel de componentes minerales y su aspecto morfológico apoya

en mayor medida la hipótesis de un origen cenagoso o de planicie de

inundación en contraposición con el origen de río, teniendo en cuenta la

presencia de las micas y minerales inestables, además de la angularidad de los

granos observados en la muestra. Únicamente el tipo Naranja Pulido de este

sitio podría tener un origen diferente, aunque la descripción morfológica no es

concluyente al encontrar granos sub redondeados y sub angulares a la vez -

dependiendo del tamaño podían ser lo uno o lo otro-, y por la baja cantidad de

inclusiones encontradas en el tipo.

80

2.2.3 Implicaciones de los resultados del análisis petrográfico y su

repercusión en la búsqueda de marcadores de etnicidad

Como se había propuesto desde el inicio, los análisis petrográficos

cumplieron dos objetivos. En primer lugar contribuyeron a confirmar la tipología

propuesta para ambos sitios arqueológicos, reiterando asociaciones hechas en

el análisis macroscópico que derivaron en la unión de tipos inicialmente

separados -como es el caso del Malambo Burdo y del Malambo Inciso líneas

paralelas y sus respectivas variedades en el sitio de San Isidro. Por otro lado,

sugirieron posibles fuentes de extracción de materias primas, en lo que se

relaciona con la composición del desgrasante, para a partir de eso, plantear

posibles rutas o áreas exclusivas de cada grupo o, por el contrario, áreas

comunes de extracción de materias primas que aluden a un contacto entre

ambos en un periodo de tiempo dado.

Lo que el estudio de las secciones delgadas reveló es que el

desgrasante utilizado en la cerámica de ambos sitios arqueológicos tiene un

origen predominantemente cenagoso o de agua tranquilas. Se llegó a esta

conclusión teniendo en cuenta la presencia de minerales inestables y la

morfología de los granos que por su grado de esfericidad o redondez podían

ser asociados con un origen rivereño o de planicies de inundación. Así pues,

los minerales identificados son sedimentos de suspensión que llegaron a las

planicies inundables o ciénagas cercanas a los sitios arqueológicos y que

resistieron el proceso de cocción de la cerámica una vez agregados a la arcilla

en la forma de desgrasante.

Sin embargo, en cada caso se presentó un tipo que resultó ser una

excepción a la regla. En San Isidro, el tipo Malambo Burdo, el más abundante

de toda la muestra, no reporta la presencia de micas y presenta además

granos redondeados; aspectos que apoyan un origen rivereño y que además

señalan criterios específicos en la construcción de los tipos que implicaría al

menos dos fuentes de extracción distintas. En el caso de Cacaramoa, el tipo

Naranja Pulido tampoco reporta la presencia de micas o minerales inestables

81

de ningún tipo, razón por la cual se propone una fuente de extracción rivereña

para obtener los desgrasantes que lo componen.

A pesar de esta importante contribución al análisis de la cerámica de

estos dos sitios, la comparación de estos resultados con muestras análogas

tomadas in situ es necesaria para determinar con un mayor grado de certeza la

fuente de extracción del desgrasante. Esto resulta crucial ya que en la zona

existen numerosos cuerpos lacustres al ser un área a escasos kilómetros de un

río principal y rodeada de ciénagas. Determinar en este escenario el punto de

extracción exacto –o al menos el más probable- podría significar distintos

escenarios que contribuirían a la discusión acerca de la etnicidad.

Si se tiene conocimiento de las fuentes de extracción se podría utilizar

eventualmente como un primer indicador de etnicidad entendido en el marco de

la territorialidad, uno de los componentes que hacen parte de una identidad

grupal y socialmente definida (Schortman 1989: 53). La identificación de las

fuentes de extracción, en conjunto con evidencias arqueológicas que permitan

dilucidar el manejo del espacio y las posibles fronteras existentes en la zona

para el periodo anterior a la llegada de los españoles, permitirían discutir éste

aspecto, teniendo en cuenta el acceso que tienen los distintos grupos a las

fuentes de materia prima con las que elaboran la cerámica.

Aunque en este punto resulta altamente especulativo, no está de más

discutir esta posibilidad dado las condiciones que caracterizaron a la zona a la

llegada de los españoles. Cabe recordar que de acuerdo a los registros

etnohistóricos, los distintos pueblos que los conquistadores encontraron a su

paso en lo que luego se conocería como la Provincia de Tierradentro libraban

guerras y tenían alianzas ocasionales (Tovar 1993, Arrieta y Hernández 2006);

situación que podría traducirse en la protección de territorios o restricción de

acceso a ciertos lugares controlados por cada grupo.

De igual manera, los registros relatan la interacción de distintos grupos

en las márgenes del río Magdalena a partir de intercambios comerciales y

filiales (Friede 1955: 179); lo que podría eventualmente significar la existencia

82

de espacios libres de conflicto o que no eran considerados como propios de

algún grupo en particular, como pudieron haber sido las ciénagas. Más aún, la

definición de territorios podría incluso haberse supeditado a la protección de

ciertos recursos o de lugares significativos para el grupo, por lo que las fuentes

de extracción de arcillas y desgrasante podrían no significar un indicador

válido, pero sí en cambio las fuentes de agua a los que están asociados.

No obstante, la identificación de puntos de extracción exactos en esta

ambiente es difícil dado que los suelos que componen la región cenagosa de la

margen occidental del río Magdalena son más bien uniformes y los mismos

minerales están presentes en cantidades similares en toda la región. Definir

entonces territorios a partir de estas evidencias no parece probable –al menos

no utilizando técnicas de geología como las propuestas en esta investigación

(análisis petrográficos y de morfología de minerales).

Por el momento, los resultados permiten descartar en gran medida un

origen exógeno de ciertos tipos cerámicos encontrados en ambos sitios

arqueológicos y, por el contrario, apuntan a un origen local. Revelan además

muchas similitudes entre ambos sitios a nivel de componentes mineralógicos

que se puede explicar por la disponibilidad de los mismos minerales en la zona,

en similares proporciones. La diferencia no se encuentra entonces a nivel de

componentes de la cerámica, sino que se debe buscar otros indicadores que

puedan aportar a la discusión acerca de la etnicidad como puede ser el análisis

estilístico de los conjuntos cerámicos.

3. Análisis estadísticos de los conjuntos cerámicos de San Isidro y

Cacaramoa

La búsqueda de patrones a nivel de forma, función y decoración entre

los dos conjuntos cerámicos de San Isidro y Cacaramoa pretende explorar la

existencia de posibles marcadores étnicos que pudieran indicar la pertenencia

a un mismo grupo, o la ausencia de elementos que permitan hacer alguna

afirmación en este sentido. De acuerdo a la metodología planteada, los rasgos

que se seleccionaron eran la forma, tamaño, función y decoración de la

83

cerámica en ambos conjuntos como aspectos asociados a una identidad étnica

compartida –reportados por Reichel-Dolmatoff (1951) para la cerámica del Bajo

Magdalena-. Entre estos elementos, el aspecto que más directamente podría

reflejar una adscripción a un grupo social sería el aspecto simbólico, expresado

en los motivos decorativos e iconográficos presentes en la muestra (Schortman

1989), cuya similitud o diferencia en ciertos periodos podría dar luces sobre

esta pregunta.

Para no depender de falsos patrones se plantearon distintos escenarios

que permitieran descartar explicaciones alternativas acerca de la variabilidad

de la decoración y/o su abundancia en los sitios. La comparación entre ambos

sitios se realiza en principio con el total de la muestra de ambos conjuntos, y en

un segundo momento, con los últimos tres niveles del sitio de San Isidro para

comparar el periodo en que se estima estuvieron ocupados ambos sitios al

mismo tiempo.

Se realizaron tres pruebas de hipótesis basadas en técnicas de

remuestreo, utilizadas en los casos en que los datos son escasos y se requiere

disminuir su impacto en el resultado final. En otras palabras, el remuestreo se

basa en generar submuestras que preserven el comportamiento observado en

la información disponible, y con ellas simular la distribución del estadístico que

se desee emplear. La técnica utilizada en este caso fue una simulación de

Monte Carlo26, la cual consiste en generar un millón de matrices con una

distribución de datos similar a la matriz original de datos en donde se encuentra

la información de las variables que se pretenden comparar. Posteriormente se

calcula el chi cuadrado de la matriz original y de cada una de las matrices

simuladas y se comparan los valores obtenidos. El resultado de esta

comparación, denominado p valor, indicará qué tan extremo es el resultado con

relación a los datos originales y si se puede rechazar o no la hipótesis

26

Test realizado utilizando el programa R Development Core Team y la asesoría de Adolfo Quiroz y

Jairo Peña. R Foundation for Statistical Computing ISBN 3-900051-07-0. Vienna, Austria: R: A

language and environment for statistical computing (2012). URL http://www.R-project.org/. Programa

computacional.

84

planteada –con una confiabilidad del 95%. De acuerdo a la confiabilidad

elegida, la hipótesis planteada será rechazada si el p valor se encuentra por

encima del 0,05%, y no podrá ser rechazada si se encuentra por debajo de

este valor.

Las pruebas de remuestreo plateadas son: i) Independencia entre las

variables decoración y función en los artefactos hallados en San Isidro, ii)

Independencia entre las variables decoración y función en los artefactos

hallados en Cacaramoa corte 1 y iii) Estudiar si las proporciones en cada celda

de las matrices San Isidro y Cacaramoa corte 1 son iguales.

Finalmente, se realizó una prueba de hipótesis basada en el test chi

cuadrado clásico para estudiar la independencia entre las variables de lugar y

decoración. Esta prueba pudo realizarse en este caso sin necesidad de

remuestreo porque los datos lo permitieron.

El primer test de remuestreo se hizo con el propósito de evaluar una

dependencia entre las variables forma/función y decoración. De esta manera,

se puede determinar si la cantidad de fragmentos decorados que se

encuentran en un sitio depende del tipo (forma) de las vasijas encontradas en

él. En otras palabras, si las variables fueran dependientes, se podría afirmar

que si existen en un lugar mayor cantidad de ollas que de copas, es probable

entonces que se encuentren menos fragmentos decorados. Las variables de

esta matriz se agruparon en formas utilizadas para preparación y

almacenamiento (ollas y jarras/cantaros) y formas asociadas a servicio

(cuencos y copas).

Test. 1

Hipótesis nula: independencia entre forma/función y decoración

SAN ISIDRO ollas+cantaros cuencos+copas Total general

DECORADOS 1 2 3

NO DECORADOS 9 4 13

Total general 10 6 16

85

Este test se realizó mediante una simulación de Monte Carlo con

remuestreo y el p valor observado fue de 0.560255. Conclusión:

No se rechaza la hipótesis nula (es decir, puede haber

independencia entre forma/función y decoración).

Test 2.

Hipótesis nula: independencia entre forma/función y decoración

CACARAMOA ollas+cantaros cuencos+copas Total general

DECORADOS 1 1 2

NO DECORADOS 12 9 21

Total general 13 10 23

Este test se realizó mediante un experimento de Monte Carlo con

remuestreo y el p valor observado fue de 1. Conclusión: No se

rechaza la hipótesis nula es decir, puede haber independencia

entre filas y columnas.

Test 3. Hipótesis nula: Las proporciones de cada celda de las

matrices San Isidro y Cacaramoa son iguales.

SAN ISIDRO ollas+cantaros cuencos+copas Total general

DECORADOS 1 2 3

NO DECORADOS 9 4 13

Total general 10 6 16

CACARAMOA ollas+cantaros cuencos+copas Total general

DECORADOS 1 1 2

NO DECORADOS 12 9 21

Total general 13 10 23

Este test se realizó mediante un experimento de Monte Carlo

con remuestreo y el p valor observado fue de 0.766277.

86

Conclusión: No se puede rechazar la hipótesis nula, es decir

las proporciones de ollas y cantaros decoradas en ambos

pueden ser las mismas, y así para cada celda de la matriz.

Tras realizar las pruebas que buscaban una relación de independencia entre

las variables de forma/función y decoración, los resultados no permitieron

negar la hipótesis planteada. Tampoco se pudo negar que las proporciones en

las que se encuentran distribuidas las variables en ambos sitios son iguales

(Ver Test 3). Esto se debe a que a pesar del remuestreo, el p valor es sensible

a la cantidad de datos originales, y el número de datos en ambos sitios es muy

pequeño. No obstante, en ambos casos resulta claro que existe una mayor

cantidad de formas identificadas que no presentan decoración y que la gran

mayoría de formas identificadas corresponden a ollas y cantaros en ambos

sitios. Por esta razón existe una mayor probabilidad de que efectivamente

exista una dependencia entre ambas variables, y la decoración escasa

encontrada en ambos sitios se deba a que se encuentran mayor cantidad de

ollas y cántaros que de copas y cuencos.

Test 4 Hipótesis nula: independencia entre filas y columnas de la

matriz

Decorados No decorados Total

SAN ISIDRO 57 2827 2884

CACARAMOA 18 1528 1546

Total general 75 4355 4430

Este test se realizó empleando el estadístico chi cuadrado

clásico para tablas de contingencia. El p valor observado fue

de 0.045812584. Conclusión: Si se puede rechazar la

hipótesis nula de una independencia entre las variables de

decoración y lugar, es decir si son diferentes. Sólo se

rechazaría utilizando un 80% de confiabilidad.

Ahora bien, se realizó una prueba de chi cuadrado clásica para

determinar si existía una independencia entre las variables de decoración y

87

lugar con el objetivo de determinar si la cantidad de fragmentos decorados

obedecía al sitio en donde habían sido hallados, San Isidro o Cacaramoa (Ver

Test 4). Este test permitió negar, con una confiabilidad del 95%, que existía

una independencia entre las variables ya que el p valor fue de 0,045812584,

razón por la que se puede afirmar que las variables si son dependientes y que

el número de fragmentos decorados depende del lugar- sitio arqueológico.

Al calcular la contribución de las variables –calculando las sumas de las

desviaciones estándar para las variables de cada sitio - se pudo determinar

que la variable que contribuía en mayor medida al resultado del Test 4 era la

variable de los decorados con un 98,3% de injerencia sobre el resultado. De

esta manera se puede decir que la diferencia entre ambos sitios proviene de

los fragmentos decorados de cerámica, cuya cantidad no está necesariamente

ligada a la funcionalidad de las vasijas presentes en cada sitio.

3.2 Comparación de los niveles superiores de San Isidro con el sitio

de Cacaramoa

De acuerdo a la cronología relativa propuesta para el sitio de San Isidro,

los tres niveles superiores se encuentran entre el 1150d.c.-1250d.c. y el

1330d.c.-1440d.c. (siglo XII d.c.-siglo XV d.c.). En el sitio de Cacaramoa corte

1, el nivel 3 de 8 niveles, se ubica en el periodo del 1430d.c.-1480d.c. (s XV

d.c.) (Ramos 2012). El ejercicio de comparación de ambos sitios teniendo en

cuenta solamente los tres niveles superiores del sitio de San Isidro podría

encaminar la discusión a la identificación de patrones, que aunque pueden

estar presentes en niveles más tempranos del sitio, pueden haberse

modificado, acentuado o desaparecido en este último periodo; asumiendo que

dada la distancia a la que se encuentran ambos sitios, es probable que

hubieran podido tener contacto.

Como las evidencias para este periodo de tiempo son muy reducidas en

términos de formas y fragmentos decorados para el sitio de San Isidro, no se

pudo plantear la realización de una prueba estadística de comparación entre

ambos conjuntos. De todas formas, se pueden realizar cotejos válidos teniendo

88

en cuenta la proporción en la que se encuentran representados los tipos

cerámicos identificados en estos niveles, las formas asociadas y la presencia o

ausencia de fragmentos con decoración en ambos sitios. Cabe anotar que la

cantidad de fragmentos recuperados en estos tres niveles superiores -284 en

total- es notablemente menor que la recuperada en el corte 1 de Cacaramoa

durante toda su ocupación, sesgo importante que debe considerarse en los

resultados.

Ahora bien, estos tres niveles coinciden precisamente con un declive

importante en la ocupación del sitio de San Isidro que se inició en el nivel 5 (40-

50cm) (Ver Tabla 2). La distribución de los tipos cerámicos en estos niveles

corresponde con el patrón observado a lo largo del todo el corte (conservan la

misma proporción de los tipos cerámicos a pesar de la menor cantidad de

fragmentos). Las formas que pudieron ser identificadas en estos tres niveles

son dos: una olla globular del tipo Malambo Burdo y un cuenco semiesférico

pando del tipo Malambo Rojo, ambas formas sin ningún tipo de decoración. Por

otro lado, no se registra ningún fragmento decorado en los tres niveles

superiores, periodo que coincide con el surgimiento y auge del sitio de

Cacaramoa –proceso que se condensa entre los niveles 2 y 4 del corte 1 de

Cacaramoa, es decir, probablemente contemporáneo al momento en que la

ocupación del sitio de San Isidro termina.

La ausencia de tipos cerámicos comunes en este periodo en ambos

sitios arqueológicos y las diferencias en las técnicas de decoración reportadas

para cada sitio -y que en este caso están ausentes en el sitio de San Isidro en

los tres niveles superiores- no permiten determinar si existió un contacto entre

ambos grupos y más bien sugieren que este encuentro no tuvo lugar- o que al

menos no dejo evidencias en el material cerámico encontrado en ambos sitios.

Tampoco se puede pensar que Cacaramoa es una ocupación más tardía de las

mismas personas que ocuparon San Isidro ante la ausencia de tipos cerámicos

y tipos de decoración comunes.

89

VII. CONSIDERACIONES FINALES

La búsqueda de patrones de etnicidad en los conjuntos cerámicos de

San Isidro y Cacaramoa implicó en primer lugar el planteamiento de una

propuesta tipológica de la cerámica encontrada en ambos sitios, teniendo en

cuenta las tipologías que antecedían este trabajo y las implicaciones

cronológicas correspondientes. La propuesta aquí presentada se convierte en

una guía para excavaciones futuras del área y está sujeta a los próximos

hallazgos que ratifiquen o controviertan los tipos propuestos.

La identificación tipológica arrojó por si sola importantes conclusiones

con respecto a la funcionalidad de los sitios a partir de la identificación de la

forma de las vasijas encontradas, así como de las técnicas de decoración

presentes en cada uno y su distribución a través de los niveles del corte. Se

pudo identificar en ambos casos –a partir de la recurrencia de ciertos tipos- que

se trató de una sola ocupación con momentos de mayor o menor densidad del

material cerámico. Tanto el corte 1 de San Isidro como el corte 1 de

Cacaramoa presentan una mayor cantidad de ollas globulares comparado con

las otras formas identificadas. En ambos casos la cerámica se encontró

asociada con restos óseos de fauna –en ocasiones quemada- evidencia del

carácter doméstico de ambos contextos. En el caso del corte 2 de Cacaramoa,

se identificaron los mismos tipos cerámicos presentes en el corte 1 (a

excepción del tipo Cacaramoa Gris Pulido) y se registró una mayor cantidad de

copas y algunas ollas asociadas a los enterramientos. Esta evidencia reafirma

su definición como contexto funerario.

Respecto a su ubicación cronológica en la región, el sitio de San Isidro

es más temprano y tiene una mayor profundidad temporal. Las fechas

estimadas para este sitio, de acuerdo a la propuesta cronológica relativa aquí

planteada (que fue estipulada a partir de la aproximación de dos fechas

absolutas a los demás niveles del corte -correspondientes al nivel 6 y nivel 9- ),

se extienden aproximadamente desde el siglo II d.c.- siglo XV d.c. Por su parte,

el sitio de Cacaramoa corresponde a una ocupación tardía fechada para el s

XV d.c. (1430d.c.-1470d.c.) (Ramos 2012). Aunque los niveles superiores del

90

sitio de San Isidro podrían ser contemporáneos con el sitio de Cacaramoa, no

se encontraron tipos cerámicos en común entre ambos conjuntos ni ninguna

evidencia –al menos en el material cerámico- que sugiriera contacto entre

ambos grupos. Esto podría significar por un lado la posibilidad de que incluso

no coincidan en el tiempo y la formación del sitio de Cacaramoa sea posterior

al término de la ocupación del sitio de San Isidro, o por otro lado la existencia

de diferencias culturales.

Adicionalmente, la ausencia de tipos comunes en ambos sitios

arqueológicos a lo largo de toda su ocupación es significativa para el propósito

de esta investigación pues contribuye a pensar que los grupos que ocuparon

ambos sitios eran distintos. Aunque se reportó que existen tipos similares en

ambos sitios, como es el caso del tipo Malambo Burdo y el tipo Cacaramoa

Negro Burdo, esta similitud puede atribuirse a las materias primas disponibles

en la zona que, como lo ratificó el estudio petrográfico, presentan los mismos

minerales en el desgrasante y parecen provenir predominantemente de suelos

y arenas cenagosas.

Por otra parte, las técnicas de decoración identificadas reafirmaron esto

último ya que se pudo establecer la existencia de decoraciones exclusivas en

cada uno de los sitios. De esta manera, mientras en el sitio de San Isidro

predominan las incisiones y los motivos geométricos y zoomorfos asociados a

los bordes de las vasijas –en su mayoría cuencos y copas-, en el sitio de

Cacaramoa se encuentran diseños punteados, ungulados y con muescas

asociados a cuerpos de vasijas –que por su grosor parecen corresponder a

platos o cuencos-.

Una vez fueron identificados los tipos cerámicos en ambos conjuntos y

se analizó su comportamiento a través del tiempo en los cortes estratificados,

se dio inició a la búsqueda de patrones de etnicidad desde dos frentes: 1) los

análisis petrográficos que buscaban identificar posibles fuentes de extracción,

que permitieran suponer contactos entre ambos grupos, y 2) los análisis

estadísticos entre ambos conjuntos que examinaban la dependencia de las

variables forma/función y decoración en ambos sitios arqueológicos.

91

Los análisis petrográficos revelaron que las fuentes de extracción de los

minerales que componen los desgrasantes de la cerámica presentes en ambos

sitios se ubican predominantemente en suelos cenagosos o planicies de

inundación. Esta afirmación pudo realizarse teniendo en cuenta la presencia de

minerales inestables y el grado de esfericidad de las partículas. Es importante

destacar que se encontró en cada sitio un tipo cerámico en el que se identificó

una posible fuente de extracción ribereña a partir de la ausencia de micas o

minerales inestables en su desgrasante y la morfología mas redondeada de

sus partículas. Este comportamiento podría indicar para ambos casos la

existencia de al menos dos fuentes de extracción de materia prima para la

elaboración de la cerámica.

Aunque el estudio de las secciones delgadas permitió ratificar las

tipologías propuestas por medios macroscópicos y sugerir posibles fuentes de

extracción, no es concluyente para la pregunta acerca de la etnicidad

planteada en la investigación. Para esto es necesario realizar comparaciones

con muestras análogas tomadas de arenas in situ que permitan confirmar las

fuentes sugeridas mediante análisis de secciones delgadas. Sin embargo, la

disponibilidad de los mismos materiales en toda el área cenagosa de la cuenca

del Magdalena hace que la identificación precisa de fuentes sea limitada y

sugiere entonces que su búsqueda no se considere un marcador potencial de

etnicidad.

Asimismo, los análisis estadísticos propuestos revelaron que no podía

determinarse si existía una dependencia entre la cantidad de fragmentos

decorados y la forma de las vasijas identificadas en cada uno de los sitios

arqueológicos. A pesar de que esta dependencia no pudo ser comprobada, los

datos apoyan la independencia de estas dos variables ya que la mayor parte

de formas encontradas en ambos sitios corresponde a ollas globulares y por lo

tanto podría decirse que la funcionalidad del sitio no afecta la cantidad de

decoraciones encontradas en el registro. Esto se ratificó realizando pruebas

estadísticas (simulación de Monte Carlo y Chi²) en las que se examinaba la

independencia de las variables de fragmentos decorados y sitio arqueológico y

la injerencia de los fragmentos decorados en la relación de dependencia de

92

estas dos variables. Con esto se confirmó que las variables si son

dependientes y que es la cantidad de fragmentos decorados y no los no-

decorados los que establecen una diferencia entre ambos sitios (Ver Test 4).

A partir de lo anterior, se concluye que los fragmentos decorados

contribuyen a la identificación de una identidad étnica para este caso y no los

aspectos de forma y función. En el sentido de Schortman (1989), son estos

aspectos los que contienen un mayor valor simbólico que expresa una afiliación

con un grupo social. De esta manera, la identificación de importantes

diferencias con relación a los diseños y técnicas de decoración propias de cada

sitio llevan a pensar que los sitios de San Isidro y Cacaramoa estuvieron

ocupados por grupos distintos, que posiblemente cohabitaron en un periodo

breve de tiempo en las tierras bajas del Caribe colombiano.

Aunque estas evidencias no resuelven el debate acerca de la ocupación

de las tierras bajas del Caribe colombiano, si apoyan en dos sentidos

importantes. En primer lugar identifican las técnicas de decoración y diseños

presentes en la cerámica como indiciadores asociados a etnicidad, contrario a

los aspectos tecnológicos como forma, tamaño y función de las vasijas, que

también aparecían incluidos en los rasgos señalados por Reichel-Dolmatoff

(1951) para el Bajo Magdalena. En segundo lugar, sugieren la existencia de

grupos distintos en el territorio que hoy corresponde al departamento del

Atlántico para el periodo anterior a la llegada de los españoles. Esto es

congruente con la fracción del debate que reconoce una mayor cantidad de

grupos en este territorio que no pueden ser unificados bajo el nombre de Los

Mocanás.

En este sentido, la identificación en ambos sitios arqueológicos de tipos

cerámicos ya reportados resulta especialmente significativa ya que permite

empezar a llenar los vacíos que fueron mencionados en el marco teórico

respecto a la asociación del material cerámico con grupos étnicos particulares.

El reconocimiento de la tradición cerámica Malambo en el sitio de San Isidro es

significativo ya que apunta a un periodo tardío en la aparición de esta

cerámica, que resulta congruente con otros reportes que se han hecho en el

área (Langebaek 1987, Rodríguez 1998). Vale la pena mencionar que tanto El

93

Salado como Paparé se ubican en el margen oriental del río Magdalena y en

las inmediaciones de la Ciénaga Grande de Santa Marta, a una distancia

considerable del sitio de Malambo (Angulo 1981) donde se definieron

originalmente estos tipos cerámicos y cuya cronología aún sigue siendo

debatida. Por otro lado el reconocimiento del tipo Cerámica pasta fina (definido

por Ramos y Archila (2009) para el sitio arqueológico de Tubará) en el sitio de

Cacaramoa permite ahondar en los cuestionamientos acerca de la distribución

de los grupos en lo que hoy se define como el departamento del Atlántico y su

unificación bajo la identidad étnica única de los Mocanás.

Si bien la presencia de tipos cerámicos no es ni debe ser tenida por

marcador de etnicidad –a riesgo de volver a las áreas culturales-, es necesario

detenerse en su distribución en el espacio, que con seguridad supera la

frontera arbitraria aquí tomada del territorio que hoy corresponde al

departamento del Atlántico (como es el caso de la tradición Malambo). Por lo

tanto la comparación aquí realizada debe ser extendida en el futuro a otros

sitios arqueológicos de la zona con el propósito de rastrear los marcadores de

etnicidad aquí sugeridos y determinar posibles asociaciones étnicas a una

mayor escala.

La evidencia presentada en esta investigación, aunque insuficiente para

definir la ocupación Mocaná, permite afirmar la existencia de al menos dos

grupos diferentes en una porción del departamento del Atlántico durante el

Formativo Tardío; estos dos grupos se perfilan teniendo en cuenta las

tipologías cerámicas definidas para cada sitio, las técnicas de decoración y los

diseños identificados que sugieren la ausencia de contacto entre ambos

grupos.

Con relación a los posibles escenarios planteados al comienzo de esta

monografía, el tercer escenario se considera el más plausible con algunas

salvedades. Asumiendo la contemporaneidad de ambos sitios arqueológicos en

la etapa más tardía de la ocupación de San Isidro, la ausencia de tipos

cerámicos comunes y la exclusividad en las técnicas de decoración y diseños

sugiere la existencia de una necesidad de mantener o definir fronteras sociales

que reafirmen las pautas de identificación propias a cada agrupación. Aunque

94

no se ha explorado todavía la presencia de otros indicios de carácter

arqueológico que denoten un conflicto o una estructura jerárquica fuertemente

marcada en alguno de los sitios (por ejemplo diferencias en los patrones

funerarios, la distribución espacial de los asentamientos, entre otros), existe la

posibilidad de que incluso en intercambios comerciales o filiales se conserven o

enfaticen aspectos identitarios que permitan reconocer la procedencia de los

objetos intercambiados (Hodder 1982). No obstante, ante la ausencia de

material cerámico común entre ambos sitios, se sugiere un cuarto escenario en

el que la ocupación del sitio de Cacaramoa sea posterior a lo planteado, y la

exclusividad de tipos cerámicos y diseños corresponda a una ocupación más

tardía por un grupo diferente, y no a un reforzamiento simbólico e ideológico de

fronteras.

Sea uno u otro escenario, el reconocimiento de posibles marcadores de

etnicidad en el material cerámico de ambos sitios arqueológicos llevado a cabo

en este trabajo, cuestiona la aplicación del etnónimo utilizado por algunos

cronistas al referirse a todos los pueblos que ocupaban esta porción de las

tierras bajas del Caribe colombiano como “Mocanás”. La existencia de al

menos dos grupos diferentes durante el Formativo Tardío en el territorio

atribuido a los Mocanás –que ya había sido insinuada en algunos textos y

estudios lingüísticos y que se complementa aquí con el análisis del material

cerámico de los sitios de San Isidro y Cacaramoa- representa un paso

importante que se da en el camino de responder la pregunta acerca de la

unidad cultural de los grupos que habitaban las tierras bajas entre la costa

antillana, el Canal del Dique y el Río Grande de La Magdalena.

95

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IX. ANEXOS

ANEXO 1. Sitios arqueológicos en el litoral central del Caribe entre el 650-1500 DC.

Sitio Ubicación Geográfica

Código Fecha AP Fecha DC Ubicación actual de la

muestra Referencia

Nueva Barranquilla

Depto. Atlántico

Beta 120430 1280±80 650 DC- 885 DC

ICANH ISA-Otero, 1998

Malambo (Tardío)

Depto. Atlántico

M1174 565±75 490 DC- 640 DC

Universidad del Atlántico

(Barranq.) Angulo, 1981

Sitio 6 (El Salado)

Depto. Atlántico

B117188, B117187

1160±40, 860±40

790 DC- 1090 DC

ICANH ISA-SXXI, 1999

(Langebaek, 2000)

Sitio5 (Calenturas)

Depto. de Santander

B95491, B95492, B117185, B117186

1150±70- 750±40

800 DC- 1200 DC

ICANH ISA-U. de A,

1996

Monte Sión Depto.

Atlántico SI6920, SI6919, SI6917, SI6916

1150±50-670±80

800-1280DC Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1988

Tubará Depto.

Atlántico B200942, B200944

1100 – 620 850±80DC-1570±60DC

Universidad de Los Andes

Ramos y Archila, 2009

María Jacinta Depto.

Atlántico SI5410 1050±65

985 DC – 1115DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1983

Mina de Oro Depto.

Magdalena M1477 1020±100

920 DC- 1120 DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1978

Tasajeras Depto.

Magdalena M1308-1310 1000±105

895 DC- 1105 DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1978

Cangarú Depto.

Magdalena UCLA 819-895 985±120

865 DC- 1105 DC

UCLA Murdy, 1986

Cecilio Depto.

Magdalena IAN 89 960±375

585 DC- 1135 DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1978

Loma de López Depto.

Magdalena M 1312, M1311,

M 1310. 945±100- 825±100

1005 DC – 1125 DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1978

Palmar de Candelaria

Depto. Atlántico

SI5415 740±60 680 DC- 800 DC

Universidad del Norte (Barranq.)

Angulo, 1983

Patón Y86 Depto. Bolívar B 201487, B201487

680±50 - 510±60

1270 DC – 1440 DC

ICANH ISA-INER_SAG,

2005

ANEXO 2. DESCRIPCIÓN MINERALES IDENTIFICADOS EN EL ANÁLISIS PETROGRÁFICO

Minerales Color Relieve Pleocroísmo Birrefringencia Extinción Rasgos distintivos Ocurrencia/Aparición Imagen

Cuarzos Transparente, rojizo por oxidación.

Bajo No Baja Recta -ondulante.

Mineral natural más abundante y estable de la Tierra. Es un mineral refractario, es decir, soporta hasta 1710 grados C –punto en el que se derrite. Propiedades piezoeléctricas, de termoluminiscencia y resonancia.

El cuarzo es un constituyente esencial del granito y otras rocas ígneas félsicas. Es común en rocas sedimentarias como la arenisca y la pizarra y también está presente en cantidades variables como mineral accesorio en la mayoría de las rocas de carbonato. También es un componente común de esquisto, gneis, cuarcita y otras rocas metamórficas. Debido a su resistencia a la intemperie es muy común en los sedimentos de suelos residuales.

Feldespatos Transparente, a veces con textura 'sucia'.

Bajo No Primer orden Recta

Familia de los minerales aluminosilicatos con potasio (ortoclasas y microclinas), sodio (albita) y calcio (anortita). Constituyen una serie conocida como plagioclasas.

Estos materiales ocurren principalmente en granitos y pegmatitas, en asociación con la mica. También se encuentran en menor proporción en arenas naturales, especialmente primarias.

Micas

Biotita

Varias sombras de café rojizo, café y café verdoso son caracteristicas. La biotita verde es menos común y suele confundirse con la clorita.

Moderado

Muestra un color verde pálido, café pálido o amarillo pálido.

Placas basales tienen baja birrfrigencia o blanco de orden bajo o interferrencia de amarillo, pero estos no son usuales o estan enmascarados por un color más fuerte. Secciones de la escisión basal tienen birrefrigencia fuerte y naranja, rojo y verde de segundo orden.

Casi paralela.

Escamosa o moteada, ocasionalmente con una forma seudo hexagonal, colores, fuerte birrefringencia.

Se encuentra en todo tipo de rocas ígneas, especialmente carcaterística de granitos y pegmatitas de granito. También está presente en riolitas y andesitas, en rocas metamórficas, esquistos verdes y anfibolites.

Moscovita Sin color, transparente pero puede estar manchada de amarillo.

Moderado No

Baja birrefrigencia. Placas basales tienen birrefrigencia débil dando como resultado un gris pálido en placas gruesas. Si los granos se encuentran perpendiculares a la escisión pueden tener birrefrigencia alta y color de interferencia de segundo y tercer orden.

Paralela a las huellas de la escisión. Placas basales muestran usualmente una extinción ondulosa o moteada.

Falta de color.

Se presente en una gran variedad de rocas metamórficas y es especialmente común en esquistos . En rocas plutónicas forma el granito, pegmatitas, aplitas y en venas hidrotermales.

Clorita

Pueden exhibir varias tonalidades de verde, algunas veces de forma irregular.

Moderado

No siempre es visible, pero variedades con un color fuerte usualmente muestran un pleocroismo distinto de verde pálido a verde azulado profundo o café verdoso.

Placas basales tienen una birrenfrigencia bajisima y presentan un color gris oscuro o son casi isotrópicas bajo luz polarizada. Variedades ricas en hierro pueden aparecer con colores como azul índigo o morado. Aquellos que no provienen de placas basales o varias fibras orientadas pueden verse con colores amarillos y naranjas.

Casi pararlela a las huellas de escisión o a las fibras. Extinción ondulosa.

Color verde y baja birrefringencia. Es fácil de confundir con la biotita verde, pero esta tiene birrefrigencia muy alta. El relieve de las serpentinas es más bajo, no tienen pleocroismo y tienen una birrefrigencia más alta.

La clorita está ampliamente presente en rocas metamórficas de bajo grado y es muy común en esquistos verdes. En rocas ígneas es generada por alteraciones hidrotermales o minerales ferrosos de magnesio.

Piroxeno Pardos a verdosos Bajo

Puede variar de acuerdo al mineral que hace parte de este grupo. En algunos es inexistente o muy débil. Fuerte en granos de origen volcánico, café rosaceo pálido, purupura o rosado. Tambien puede alcanzar colores como café verdoso pálido, amarillo rojizo pálido, café claro, amarillo, verde pálido, verde grisáceo y verde.

Depende del contenido hierro ferroso. Los colores de interferencia de granos delgados son blancos o amarillos, pero en granos gruesos exhiben colores polarizados de segundo orden como verde, amarillo, malva o azul.

En los prismas y las escisiones longitudinales es paralela, ocasionalmente en secciones basales es simétrica o con ángulos menores de 40 grados.

De brillo vítreo, son inalterables por el ácido clorhídrico. Los piroxenos con hierro son oscuros, los que carecen de este elemento suelen ser blancuzcos, grises o de color verde claro. Químicamente tienen un parecido a los anfíboles pero se diferencian de estos por tener un plano de exfoliación de 90°. En la mayoría de los piroxenos, el aluminio substituye en muy poca cantidad al silicio, a diferencia de otros silicatos como los feldespatos y anfiboles.

Se pueden encontrar en rocas ultramáficas asi como metamórficas y rocas ígneas.

Desgrasante Tiesto Marrón, café oscuro y naranja

Bajo Granos compuestos. No.

Baja No aplica.

Granos compuestos, irregulares, subangulares. Generalmente presentan un borde bien delineado y en su interior tienen otros minerales, usualmente cuarzo.

No aplica.

Minerales Opacos No aplica No aplica No aplica No aplica No aplica. Granos irregulares generalmente con patinas de oxidos en los bordes.

No determinada.

Silice Borde Transparente. Bajo No Muy Baja Paralela.

Mineral fibroso, crece perpendicular a la superficie. Se encuentra asociado a los bordes o grietas de la ceramica. Podría tratarse de sílice.

No determinada.

ANEXO 3. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE SAN ISIDRO

DESGRASANTE TEXTURA COCCIÓN COLOR

San Isidro arenoso fino

Elaboración por rollos.

Arenas finas, en ocasiones se pueden encontrar granos de hasta 0,5 cm pero son escasos. Compuesto en su gran mayoria por cuarzos y algunos feldespatos, también se pueden ver algunas micas.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.

Presenta un color roseceo o naranja pálido, y en algunos casos puede llegar a ser color carmelita claro o crema. Color Light red (2,5 YR 7/8) y Pink (7,5 YR 8/4).

Se observa un arrastrado muy leve de la superficie en ambas caras (externa e interna). El color que se observa es igual que el de la pasta.

Asociado a olla globular y cuencos. Borde con reforzamiento externo . Bases planas . Espesor de las paredes entre 4cm y 1cm.

Ausente No aplica No aplica

Malambo Burdo (Angulo 1981)

Se dedujo la técnica de elaboración por rollos a partir de la fractura de los fragmentos.

Compuesta por arenas ordinarias, con granos de gran tamaño que en ocasiones alcanzan los 0,7cm. En su mayoría las partículas identificadas son cuarzos y feldespatos. No presenta micas.

Granulosa.

Cocción regular y homogénea. Mismo color de la superficie. Presencia de manchas negras, atribuidas posiblemente a una baja temperatura de cocción. Se reportan rastros de holl ín.

Predominio del color gris oscuro y crema cuando la cocción es baja, y naranja cuando la cocción es completa- usualmente en fragmentos que se aproximan a la base de los cuencos. Color Reddish brown (5 YR 4/3) Reddish yellow (7,5 YR 6/8) y Pink (7,5 YR 8/4).

Se caracteriza por tener un arrastrado leve, sin embargo, la superficie es burda y áspera al tacto. Las caras internas también están levemente alisadas y son un poco más suaves al tacto que las exteriores. Esfuerzo en el alisado de los labios. Color Very pale brown (10 YR 7/3 -10 YR 7/4) y Reddish yellow (7,5 YR 6/8).

Asociado a ollas globulares y jarras. También se han reportado tecomates. Borde redondeado directo, biselado interno, borde evertido e invertido. Bases planas y redondeadas. Espesor de las paredes entre 0,7cm a 1 cm.

Sólo se encontró una pieza con un patrón de tejido en la cara interna del fragmento y una con incisiones en el borde con un diseño de l íneas paralelas equidistantes.

No aplica No aplica

San Isidro habano

compacto

Elaboración por rollos.

Las inclusiones están finamente molidas y distribuidas por la superficie. Esta mayoritariamente compuesto por cuerzo y micas, con algunos feldesptaos en menor medida.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa y homogénea.

Presenta un color gris muy claro, casi blanco. O color crema. Color Very pale brown (10 YR 7/3).

La superficie presenta un arrastrado marcado y un baño muy delgado de engobe color naranja o rojiza en las caras exteriores e interiores. Color Reddish yellow (7,5 YR 6/8).

Asociado a ollas globulares y cuencos semiesfericos. Bordes con reforzamiento externo evertidos e invertidos. Bases?. Espesor de las paredes entre 0,5 cm y 0,8 cm.

Incisiones no profundas de lo que parece ser un diseño zoomorfo, y muescas en forma de triángulo en los bordes.

No aplica No aplica

Naranja Fino (Langebaek y

Dever 2000: 61)

Elaboración por rollos.

Grano fino y compacto. Mayor contenido arcil loso y desgrasante escaso. Esta compuesto en su mayoría por cuarzo onduloso y tiesto molido.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.

El color de la pasta es un naranja vivo color ladril lo. Color Red (2,5YR 5/8) o Reddish Brown (7,5 YR 6/6).

Se caracteriza por tener un pulimento leve enla cara externa, mientras que la interna es áspera al tacto. También presenta una fragmentación por grietas muy abundante. El color se debe a la cocción del fragmento y corresponde a un naranja rojizo vivo. Color Reddish yellow (5 YR 6/8 - 5 YR 7/6).

Asociado a cuencos semiesfericos poco profundos y copas. Bordedirecto redondeado. Basescon perforación. Espesor entre 0,7mm a 1cm.

Base con perforación en forma de triángulo.

No aplica No aplica

TÉCNICA DE ELABORACIÓN

PASTA

DESCRIPCIÓN TIPOLOGÍAS CERÁMICA SAN ISIDRO

TIPOTRATAMIENTO DE SUPERFICIE

(color, tratamiento)FORMA

(borde, espesor, base)DECORACIÓN (Técnica, motivos)

DIFERENCIAS TEMPORALES

DENTRO DEL TIPO

POSICIÓN CRONOLÓGICA

DEL TIPO

ANEXO 3. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE SAN ISIDRONaranja Fino (Langebaek y

Dever 2000: 61)

Elaboración por rollos.

Grano fino y compacto. Mayor contenido arcil loso y desgrasante escaso. Esta compuesto en su mayoría por cuarzo onduloso y tiesto molido.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.

El color de la pasta es un naranja vivo color ladril lo. Color Red (2,5YR 5/8) o Reddish Brown (7,5 YR 6/6).

Se caracteriza por tener un pulimento leve enla cara externa, mientras que la interna es áspera al tacto. También presenta una fragmentación por grietas muy abundante. El color se debe a la cocción del fragmento y corresponde a un naranja rojizo vivo. Color Reddish yellow (5 YR 6/8 - 5 YR 7/6).

Asociado a cuencos semiesfericos poco profundos y copas. Bordedirecto redondeado. Basescon perforación. Espesor entre 0,7mm a 1cm.

Base con perforación en forma de triángulo.

No aplica No aplica

Malambo rojo (Angulo 1981)

Elaboración por rollos.

Predominio de arena muy fina con granos uniformemente molidos y distribuidos. En su mayoría esta compuesta por cuarzos ondulosos, algunos feldespatos y muy pocas micas. También se encuentra tiesto molido en bajas cantidades.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación completa. Este es el unico aspecto que diferencia a este tipo de esta muestra con la descripcion original, ya que Angulo lo caracteriza a partir de sus núcleos gruesos y oscuros.

Predomina un color gris oscuro continuo. Color Grayish brown (10 YR 5/2).

Presencia de una capa muy fina de engobe pulido con piedra en ambas capas (externa e interna). Sobre la capa de engobe color crema se observa en algunos fragmentos una capa de engobe rojo oscura, que recubre también ambas caras. Color del engobe inical Very pale brown (10 YR 7/3) y color del engobe que recubre Red (2,5 YR 4/6) y Dark red (2,5 YR 3/6).

Asociada a cuencos semiesfericos poco profundos, jarras y copas. Un fragmento sugiere la presencia de una vasija con cuerpo curvo convergente globular. Borde con reforzamiento externo, o redondeado directo. Bases de copas con perforación circular. Espesor de las paredes oscila entre 0,3cm a 0,5cm.

Incisiones profundas asociadas a bordes y cuerpos en forma de l íneas paralelas, engobe rojo sobre engobe blanco, muescas en forma ovalada en cuerpos, perforación circular en bases.

A los niveles 1 (0-15 cm) y 2 (15-3 cm) se nota la tendencia de l imitar el baño de la pared interior de los recipientes de la zona comprendida entre la parte media del cuerpo y borde.

Presente en toda la historia del sitio.

San Isidro granuloso burdo

Elaboración por rollos.

Presencia de grandes proporciones de arena ordinaria con granos de gran tamaño (alcanzan los 0,5 cm). En un 70% está compuesto por cuarzos -granos blancos de gran tamaño que sobresalen- y un 30% feldespastos.

Granulosa.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa. Rastros de hollín.

Predomina un color café oscuro a gris oscuro, dependiendo de la cocción. Color Brownish yellow (10YR 6/6), Grayish brown (10YR 5/4).

Se caracteriza por tener un arrastrado leve y superficie medianamente pulida en ambas caras. En uno de los fragmentos se observaron restos de un engobe negro o grisáceo oscuro en la cara externa. Color igual al de la pasta y, el fragmento con el engobe corresponde a Weak red (2,5 YR 4/2).

No se encontraron fragmentos diagnosticos asociados a este tipo.

Ausente No aplica No aplica

Malambo Inciso Líneas paralelas

(Angulo 1981)

Elaboración por rollos.

Compuesta por arenas finas, en su mayoria compuestas de cuarzo cristalino, micas, y feldespato en bajas proporciones. También se encuentran algunas inclusiones de desgrasante de tiesto.

Compacta.Tiestos expuestos a baja temperatura o durante poco tiempo.

Presenta un color gris oscuro continuo. Color Grayish brown (10 YR 5/2).

También se observa una capa de engobe fina de color crema en ambas caras (externa e interna) con un arrastrado pronunciado. Color del engobe Very pale brown (10 YR 7/3).

Asociado a copas y cuencos semiesfericos. Predomina el borde con reforzamiento exterior evertido, también se observan redondeados directo y directo plano invertido en menor proporción. Espesor de las paredes oscila entre 0,5cm a 0,7cm.

Altamente decorado. Puede presentar apll icaciones en alto relieve, incisiones en bordes y cuerpos no muy profundas en forma de l íneas paralelas y figuras geométricas (círculos y triangulos concéntricos). Estos últimos están asociados a bordes, asas y aplicaciones de las vasijas. Asas planas semicirculares con incisiones poco profundas. También impresiones con motivos geométricos de cuadrados y triangulos. Figuras zoomorfas que recuerdan babillas y caimanes de la fauna del área.

Ver Malambo Modelado Insico y Malambo Inciso Punteado.

Su presencia es más acentuada en los niveles 8, 7,6 y 5.

ANEXO 5. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE CACARAMOA

DESGRASANTE TEXTURA COCCIÓN COLOR

1

Cacaramoa café fina

Elaboración por rollos

Predominio de arena muy fina, compuesta especialmente de cuarzos, y algunos feldespatos en menor proporción. Presenta también tiesto molido y micas.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación completa. En algunos fragmentos se encontraron rastros de hollín.

Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very pale brown (10 YR 7/4), Yellow ( 10 YR 7/6).

Superficie con engobe color café claro (5YR 5/4, 5YR 5/6). En algunos fragmentos se observa un pulido o bruñido.

Asociado a ollas globulares, platos y cuencos semiesfericos hondos. Borde directo redondeado en su mayoria. Algunos son bordes reforzados externos. Espesor de las paredes fluctua entre 4mm y 6mm.

Se observan en algunos fragmentos muescas sobre el borde redondeado en forma triangular o elíptica, y algunas incisiones poco profundas asociadas a bordes redondeados. Tambien se encontró una cuenta de collar en cerámica asociada a este tipo.

12

Cerámica de Pasta Fina

(Ramos y Archila 2009)

Elaboración por rollos

Predominio de arena muy fina, compuesta especialmente de cuarzos, y algunos feldespatos en una mínima proporción.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa y homógenea. No se encontraron rastros de hollín.

Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very dark grey (10 YR 3/1), Very dark grayish brown (10 YR 3/2).

Superficie pulida en ocasiones con engobe color naranja u ocre y habano (2.5Y 6/3, 5YR 6/8, 10YR 6/2, 6/4),que se presenta predominantemente en la cara externa.

Cuenco semiesférico profundo. Borde directo redondeado. Espesor oscila entre 3mm a 5mm.

Cuerpo ungulados. Decoración con relieves en forma de pirámide trunca en l ínea en fragmentos de cuerpos, muescas en forma ovalada e incisiones poco profundas. Se concentran hacia el centro de la vasija, sólo una se encuentra asociada a un borde.

3

Cacaramoa gris pulida

Elaboración por rollos

Predominio de cuarzos y micas. Uso de arenas muy finas que rara vez contienen granos por encima de los 0,2 cm.

Compacta.No hay un núcleo carbonizado. Oxidación completa.

Gris claro a carmelita claro. Gris (10YR 5/1), Yellowish brown (10YR 5/4), Very pale brown (10 YR 7/4), Yellow (10 YR 7/6).

Superficie pulida con engobe color ocre en la cara externa de los fragmentos.

Posiblemente asociado a ollas globulares, ya que no se encontraron bordes asociados a este tipo. El espesor de las paredes es de 4mm a 5mm.

Cuerpo ungulado.

4

Cacaramoa granulosa

Elaboración por rollos

Esta compuesto en un 60% por cuarzo onduloso de tamaño mediano que pueden alcanzar los 0,6cm. Tambien se reportan micas en una baja proporción.

Granulosa y laminar.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa pero a una baja temperatura.

Carmelita. Yellowish bron (10 YR 5/6), Dark yellowish brown (10 YR4/6).

Presencia de una capa muy fina de engobe sin pulir en ambas capas (externa e interna). Color Yellowish brown (10 YR 5/8).

Cuenco semiesferico. Borde evertido con punta redondeada. Espesor de las paredes de 1cm. No se encontraron bases ni cuerpos asociados.

Ausente

6

Cacaramoa naranja pulida

Elaboración por rollos

Los cuarzos constituyen la mayor parte de sus componentes, seguidos por los feldespatos. Granos finos de arena.

Compacta.

Oxidación completa y homogenea. En ocasiones se puede encontrar un núcleo delgado grisáceo.

Presenta un color naranja en algunas porciones y en otras manchas de un gris claro. Color Brown (7,5 YR 5/3) y Strong brown (7,5 YR 5/6).

Superficie pulida y en ocasiones bruñida con piedra en ambas caras (externa e interna) y especialmente localizado en los bordes. Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).

Asociado a ollas globulares y jarras. Borde reforzado en el exterior y evertido redondeado. Base anular. Espesor de las paredes de 4mm-7mm.

Ausente

DESCRIPCIÓN TIPOLOGÍAS CERÁMICA CACARAMOA

TIPOTRATAMIENTO DE SUPERFICIE

(color, tratamiento)FORMA

(borde, espesor, base)DECORACIÓN

(Técnica, motivos)

PASTATÉCNICA DE

ELABORACIÓN

ANEXO 5. DESCRIPCIÓN TIPOLÓGICA DE LA CERÁMICA DEL SITIO DE CACARAMOA

6

naranja pulida rollosseguidos por los feldespatos. Granos finos de arena.

encontrar un núcleo delgado grisáceo.

claro. Color Brown (7,5 YR 5/3) y Strong brown (7,5 YR 5/6).

especialmente localizado en los bordes. Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).

anular. Espesor de las paredes de 4mm-7mm.

7

Cacaramoa granulosa fina

Elaboración por rollos

Presencia grandes porciones de arena ordinaria con granos hasta de 3 mm y, en menor proporción, de cristales de mica y arena fina uniformemente distribuidos.

Granulosa.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa. Rastros de holl ín.

Presenta un color naranja claro, crema a gris en algunas secciones. Color Reddish yellow (7,5 YR 7/8 -7,5 YR 8/6), Light brown (7,5 YR 6/3).

Superficie burda, a veces presenta un arrastrado leve en la cara interna y externa. En la superficie exterior e interior se puede observar un baño fino de engobe color blanco. Color Black (7,5 YR 8/1).

Predominan las ollas globulares y los cuencos semiesfericos hondos. También se encuentra tecomates y platos pandos. Borde reforzado en el exterior y evertido, y borde directo redondeado. Algunos bordes invertidos redondeados. Base plana y anular. Espesor de las paredes varia significativamente si se trata de una base , borde o paredes de la vasija. Para las primeras se puede l legar a hablar de 3 cm, para los bordes de 0,6mm a 1cm, mientras que para las paredes de 1cm a 1,5cm.

8

Cacaramoa crema decorada

Elaboración por rollos

Tipo con granos finos en los que se encuentran cuarzos, micas y tiesto molido, en orden de abundancia.

Compacta.

No hay un núcleo carbonizado, lo que sugiere oxidación casi completa.

Presenta un color crema claro. Color Very pale brown (10 YR 7/4).

Superficie pulida con piedra, suave al tacto, predomina en la cara externa aunque en ocasiones puede encontrarse en ambas caras. Color va de Yellow (10 YR 7/8) a Brownish yellow (10 YR 6/8).

Asociado a copas y cuencos semiesfericos hondes. Borde evertido redondeado, y reforzado en el exterior. Bases redondeadas y posiblemente un soporte esférico. Espesor de las paredes de 0,6 a 0,9 mm.

Se observan incisiones poco profundas hacia la base y en un borde. Cuerpos punteados. Muescas en forma triangular fueron observadas en un cuerpo. También se encontró un ojo de café de 3x 2 cm.

10

Cacaramoa granulosa gruesa

Elaboración por rollos

Presencia grandes porciones de arena ordinaria con granos hasta de 5 mm y, en menor proporción, de cristales de mica y arena fina. Muy similar al tipo Cacaramoa granuloso fino pero sus granos son mas gruesos y menos molidos.

Granulosa.

En ocasiones se encuentran núcleos carbonizados, pero predomina una oxidación completa. Rastros de holl ín.

Presenta un color naranja claro, crema a gris en algunas secciones. Color Reddish yellow (7,5 YR 7/8, 7,5 YR 8/6,), Light brown (7,5 YR 6/3).

Superficie pulida y con un alisado leve en ambas caras (externa e interna). Color Reddish Yellow (7.5 YR 6/8).

Ollas globulares con borde evertido. Borde evertido redondeado. No se encontraron bases asociadas. Espesor de 0,7cm a 1,5 cm.

Ausente

11

Cacaramoa negroburdo

Se dedujo la técnica de elaboración por rollos a partir de la fractura de los fragmentos.

Compuesta por arenas ordinarias, con granos de gran tamaño que en ocasiones alcanzan los 0,5cm. Contiene cuarzos, feldespatos y micas.

Granulosa.

Cocción regular y homogénea. Mismo color de la superficie. Presencia de manchas negras, atribuidas posiblemente a una baja temperatura de cocción. Se reportan rastros de hollín.

Predominio del color gris oscuro y crema cuando la cocción es baja, y naranja cuando la cocción es completa- usualmente en fragmentos que se aproximan a la base de los cuencos. Color Reddish brown (5 YR 4/3) Reddish yellow (7,5 YR 6/8) y Pink (7,5 YR 8/4).

Se caracteriza por tener un arrastrado leve, sin embargo, la superficie es burda y áspera al tacto. Las caras internas también están levemente alisadas y son un poco más suaves al tacto que las exteriores. Esfuerzo en el alisado de los labios. Color Very pale brown (10 YR 7/3 -10 YR 7/4) y Reddish yellow (7,5 YR 6/8).

Ollas, cuencos semiesfericos, urnas y tecomates. Borde redondeado evertido y uno invertido. Base plana. Espesor de las paredes de 0,6cm a 0,8cm.

Ausente

San IsidroNivel 6Bolsa 1Malambo burdo

40

San IsidroNivel:4

26

30

18

San IsidroNivel 9Malambo burdo

Malambo burdo

ESCALA PROYECCIONES 1:10

ESCALA BORDES 1:5

OLLAS GLOBULARES

San IsidroNivel 7

43

San IsidroNivel 7Malambo burdo

Malambo burdo

30

BORDE INVERTIDO

BORDE EVERTIDO

30

San IsidroNivel 6

Bolsa 2Malambo burdo

32

San IsidroNivel 6

Bolsa 2Habano compacto

BORDE DIRECTO

San IsidroNivel:4Malambo rojo

Malambo burdo

14

17

San IsidroNivel 6 Bolsa 2

2mm

1mm

ANEXO 7. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE SAN ISIDRO.

a.

b.

c.

d.

e.

f.

g.

h. i.

CUENCOS SEMIESFERICOS

20

San IsidroNivel 7Habano compacto San Isidro

Nivel:6Malambo rojo

35

ESCALA BORDES 1:52mm

BASES

San IsidroNivel 6Naranja finoBolsa 1

13

San IsidroNivel 6Malambo rojoBolsa 2

18

22

San IsidroNivel 6Malambo inciso lineas paralelasBolsa 2

San IsidroNivel:4Malambo burdo

20 18

San IsidroNivel 4Malambo rojo

ANEXO 7. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE SAN ISIDRO.

j. k.

l. m. n.

o. p.

CacaramoaCorte 2 Nivel 4Crema decoradaBolsa 3

23

CacaramoaCorte 2 E Nivel 5Crema decoradaBolsa 3

12

CacaramoaCorte 1Nivel 6Crema decoradaBolsa 3Borde

8

CacaramoaCorte 1ANivel 3Granulosa finaBolsa 3

30

30

CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2

27

CacaramoaCorte 1Nivel 2Naranja pulida

20

38

CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Tipo 1

28

CacaramoaCorte 1ANivel 3Tipo 8Bolsa 3

50

CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 1Tipo 1

37

BASES

BASES

CUENCOS SEMIESFERICOS

ESCALA PROYECCIONES 1:5

ESCALA BORDES 1:2

2mm

5mm

ANEXO 8. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE CACARAMOA

a.

b.

c.

d.

e.

f

g. h.

i.

CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2

26

CacaramoaCorte 1ANivel 4Granulosa finaBolsa 3

30

CacaramoaCorte 1Nivel 3Café finaBolsa 2

7

CacaramoaCorte 1Nivel 3Naranja pulidaBolsa 1

16

CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 3

29

CacaramoaCorte 1Nivel 3Crema decoradaBolsa 2

20

CacaramoaCorte 1Nivel 3Granulosa finaBolsa 2

34

21 25 30

32

ESCALA PROYECCIONES 1:10

ESCALA BORDES 1:2

OLLAS GLOBULARES

BORDE INVERTIDO

BORDE EVERTIDO

BORDE DIRECTO

1mm

5mm

ANEXO 8. ANÁLISIS DE FORMAS FRAGMENTOS DIAGNÓSTICOS- SITIO DE CACARAMOA

j.

k.

l.

m.

n.

o.

p.

San IsidroNivel:5Habano compacto

Base

San IsidroNivel:5

San IsidroNivel:6Malambo incisolineas paralelas Malambo inciso

lineas paralelas

Malambo incisolineas paralelas

Borde30 cm de diámetro

Asa

Vista de perfil Vista aéreaSan IsidroNivel: 6Malamboinciso lineasparalelas

26 cm de diámetro

San IsidroNivel 7Negro burdo

Parte InternaCuerpo

18 cm de diámetro

San IsidroNivel 7

Cuerpo

INCISOS

San IsidroNivel 6Bolsa 1Naranja finoBorde/ 2 fragmentos30 cm de diámetro

26 cm de diámetro

San IsidroNivel 7Malambo inciso lineas paralelasBorde

MUESCAS

San IsidroNivel:5Malambo incisolineas paralelas

26 cm de diámetro

San IsidroNivel 6Bolsa 2Malambo inciso lineasparalelasBorde

San IsidroNivel 7Habano compacto

San IsidroNivel 8Malambo inciso lineas\paralelas

IMPRESIONES

Cm

ANEXO 11. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE SAN ISIDRO.

a.

b.

c.d.

e. f.

g.

h. i. j.

k. l.

m.

FIGURAS ZOOMORFAS

Vista Lateral Vista Aérea

San IsidroNivel :6Malambo inciso lineasparalelasBolsa 1Cabeza

San IsidroNivel:6Malambo inciso lineas paralelasBolsa 3(5 fragmentos unidos)

Vista Lateral Vista Lateral

Vista de frenteVista aérea

Cm

ANEXO 11. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE SAN ISIDRO.

n.

o.

CacaramoaCorte 1Nivel 2Café finaBorde

CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Crema decoradaCuerpo/inciso10 cm de diámetro

CacaramoaCorte 1Nivel 3Cerámica de pasta finaBolsa 1Borde

CacaramoaCorte 1Nivel 4Café finaBolsa 3Incisiones en el borde

CacaramoaCorte 1ANivel 3Cerámica de pasta finaBolsa 3Inciso/ 2 fragmentos

CacaramoaCorte 1ANivel 5Gris pulidaBolsa 3

CacaramoaCorte 2 Nivel 4Café finaBolsa 3

MUESCAS

CacaramoaCorte 1Nivel 3Bolsa 2Crema decoradaCuerpo/inciso11 cm de diámetro

CacaramoaCorte 1Nivel 3Pasta finaBolsa 1Borde30 cm de diámetro

CacaramoaCorte 1ANivel 4Cerámicapasta finaBolsa 3Alto relieve

APLICACIÓNINCISIÓN

PUNTEADO

UNGULADOCm

ANEXO 12. DECORACIONES PRESENTES EN EL SITIO DE CACARAMOA

a. b.c. d.

e. f. g.

h.i.

j,