escritos penales (manuel g. abastos) 02

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    Manuel G. Abastos

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    MANUEL G.  ABASTOS

    ESCRITOS

    PENALESNota preliminar de

    José F. Palomino Manchego

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    IIPARTE ESPECIAL

    1 Esquema para el estudio de los delitos contra la libertad y honor sexuales ............................ 123

    2. El delito de violación del secreto de la correspondencia en el Código Penal peruano.............. 136

    IIIENSEÑANZA Y METODOLOGÍA JURÍDICO–PENAL

    1. Programa de segundo curso de derecho penal ......................................................................... 155

    2. Exposición sobre el desarrollo del programa y método de enseñanza del segundo curso deDerecho Penal (Parte Especial) ................................................................................................ 169

    3. La enseñanza del derecho penal y el método de “casos” ......................................................... 171

    4. Los colegios de abogados y la enseñanza práctica del derecho............................................... 175

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    NOTA PRELIMINAR

    Por JOSÉ F. PALOMINO MANCHEGO

    Profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

    De antesala debo confesar que para la presente Nota Preliminar sobreMANUEL  G. ABASTOS  HURTADO  (1893-1983) nos hemos valido de lostestimonios muy valiosos e ilustrativos de JOSÉ  HURTADO  POZO, LUIS R AMÍREZ AGUIRRE, LUIS A. BRAMONT ARIAS, LUIS E. R OY FREYRE,VÍCTOR  A. VILLAVICENCIO CUNEO, JAVIER  SILVANO A NDA, MANUEL CERPA  CERPA, FRANCISCO  AGUILAR   CONDEMARÍN  († 1990), y deDOMINGO  GARCÍA  BELAUNDE, quien, una vez más, me proporcionó parte del material bibliográfico escrito por el penalista moqueguano. De

    ahí, pues, mi gratitud y reconocimiento in extenso a cada uno de ellos, porcuanto sin la información que me alcanzaron hubiera sido difícil escribir laslíneas que a continuación discurren. No obstante ello, me responsabilizo demanera personal por cualquier idea, expresión o dato aquí insertado. Quierotambién expresar mi especial agradecimiento a JOSÉ  MANUEL ABASTOS GIL-VARGAS, por autorizar publicar con sentido académico los escritos desu ilustre abuelo, de quien ha heredado el noble oficio de la abogacía.

    Hasta la fecha, quisiera equivocarme, la producción intelectual de ABASTOS no ha sido estudiada de manera rigurosa en conjunto. Quizás obedeciendoen parte a la falta de información, en realidad muy dispersa, principalmentela relativa a los datos biográficos. (En vía de ejemplo, ALBERTO TAURO no lo toma en cuenta en la primera edición de su Diccionario Enciclopédicodel Perú, Editorial Mejía Baca, Lima, 1967, ni mucho menos en el Apéndicea dicha obra, aun cuando lo hace en la nueva edición, muy mejorada, conel título  Enciclopedia Ilustrada del Perú, Promoción Editorial Inca, Lima,1987, Vol. 1, pp. 19-20. Incluye retrato).

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    Fue en una de las últimas reuniones, aproximadamente a fines de abril de1989, que tuvimos en el Comité de Redacción de  Ius et Praxis, la revistade la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Lima,donde nació la idea de incluir en la Sección “Nuestros Clásicos”, con justicia

    y acierto, a MANUEL G. ABASTOS HURTADO. A fortiori, estando próximoa celebrarse el centenario del nacimiento del eximio penalista. El Directorde  Ius et Praxis, en esa oportunidad exclamó: ¡Ahora, a quién ponemos en“Nuestros Clásicos”! Se bosquejaron algunos nombres, pero finalmente por iniciativa del siempre entusiasta y bondadoso profesor LUIS R AMÍREZ AGUIRRE, quien fue alumno de nuestro homenajeado en el ciclo doctoral dela Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se decidió que MANUEL G. ABASTOS ocupe el sitial de la Sección “Nuestros Clásicos” de la revista  Ius

    et Praxis.

    I. PINCELADAS BIOGRÁFICAS

    Pues bien, hablando de datos biográficos diremos que MANUEL G. ABASTOS HURTADO nació en Moquegua el 8 de noviembre de 1893. Desde muy jovenfue formando un curriculum vitae sumamente envidiable y copioso. La notacaracterística de su persona fue la de mantener una actividad constante quese vio más acentuada en la docencia que en la producción bibliográfica.(Sobre los datos biográficos, para mayor información, Cfr. AROSEMENA GARLAND, Geraldo,  El Colegio de Abogados de Lima y sus Decanos,Sigraf, Lima, 1977, p. 318; GUZMÁN FIGUEROA, Abraham, “Homenaje alDr. Manuel G. ABASTOS” (Día del Maestro Universitario de Derecho), en Revista del Foro, Año LXV, N.º 2, Lima, 1978, pp. 105-112. Se incluyenretratos fotográficos, pp. 119-120. El 18 de mayo de 1978, en la persona deMANUEL G. ABASTOS se creó el “Día del Maestro Universitario de Derecho”.Curiosamente y habiendo en nuestro medio maestros universitarios que con

    humildad y en silencio han dedicado gran parte de su vida a formar futuroshombres de leyes, el Ilustre Colegio de Abogados, corporación gremial a lacual pertenecemos, no ha seguido homenajeándolos. CARLOS  E NRIQUE MELGAR  (“Homenaje al Dr. Manuel G. Abastos, con ocasión de celebrarseel Día del Abogado”, en Revista del Foro, Año LXX, N.º 1, Lima, 1983, pp.167-171) decía sobre ABASTOS: “(...) es una de las más gloriosas fisonomíasde la Historia del Derecho y de la docencia universitaria”. Vid., también los“Datos biográficos” que se incluyen con toma fotográfica de ABASTOS, a

    raíz de su elección como nuevo Decano del Ilustre Colegio de Abogados deLima, en la  Revista del Foro, Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp. II y III.

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    Además, consúltese la “Nota Biográfica” sobre ABASTOS, publicada en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas (en adelante  Revista de Derecho yCiencias Políticas), Año XXIX, N.º I, Lima, 1965, pp. 221-222, con ocasiónde su nombramiento como Catedrático Emérito de la Facultad de Derecho

    y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, elmismo que fue ratificado por Resolución Rectoral N.º 22729 del 15 de enerode 1965. De sumo interés resulta el discurso de ABASTOS —en realidad esun testimonio personal y memorias de su vasta labor en la cuatricentenariaUniversidad— agradeciendo el homenaje que se le tributó el “Día del MaestroUniversitario de Derecho”, publicado en la Revista del Foro, Año LXV, N.º3, Lima, 1978, pp. 49-56. También vio la luz en la  Revista de Derecho yCiencias Políticas, Vol. 42, N.ºs. 1, 2 y 3, Lima, 1978, pp. 119-127).

    MANUEL G. ABASTOS era un hombre de innata formación cultural, habiendorealizado una labor modesta pero efectiva y silenciosa en la vita universitae.Si bien es cierto que gran parte de su pensamiento ha destilado en el DerechoPenal (parte general y especial) no podemos dejar de lado su fructífera actividadcumplida en sus años estudiantiles, como también su labor en el campo de laHistoria, de la Metodología Jurídica, del Derecho de Menores, además de sumeticuloso trabajo en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas, y el papelque le cupo desempeñar al frente del Colegio de Abogados de Lima comoDecano. En ese orden de ideas, iremos desarrollando el ethos pensante, paradecirlo de otra forma, el horizonte de la producción intelectual y bibliográficade MANUEL G. ABASTOS. El superhombre que Nietzsche refería, tipo al quedebe tender la humanidad, sin desconocer los valores y la libertad, ni muchomenos reniegue a la democracia, recae en ABASTOS.

    II. MANUEL G. ABASTOS, ESTUDIANTE UNIVERSITARIO

    La actividad de ABASTOS, verdadero homo universitarius, en buena parteobedece a su atalaya formación juvenil. Hombre de ideas renovadoras einquietantes fue ABASTOS desde el inicio de sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos hasta los últimos años de su existencia como profesional. MANUEL G. ABASTOS  llegó a formar parte del “MovimientoReformista”, que posteriormente se agrupó en un Comité Central presidido por JOSÉ MANUEL CALLE. En tal virtud, ABASTOS dejó una honda huellaen la época de la Reforma Universitaria. Como se sabe, el ab initio data del

    año 1907 que se empieza a plantear algunas reformas en el Congreso deestudiantes reunidos en la ciudad de Buenos Aires. Luego se volverá con

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    mayor fuerza en mayo de 1919, siendo en el Perú el abanderado VÍCTOR  R AÚL  HAYA  DE  LA  TORRE. Para ello influyeron sobremanera el diario La Razón que dirigía el Amauta JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, y otro másdenominado  La Actualidad , sobre todo por su contenido revolucionario.

    ABASTOS fue uno de los portavoces de la Reforma Universitaria a quien sele encomendó redactar los “famosos manifiestos” que en el fondo eran unaespecie de demandas juveniles. Ahí se hizo famosa aquella frase al compásdel inquieto y novel estudiante ABASTOS: “Por primera vez los universitarioshablan al País en nombre del ideal de cultura”. Documento realmente valiosofue el “Manifiesto del Comité de Reforma”, cuya paternidad se le atribuyea MANUEL G. ABASTOS, y al cual, otro reformista y actor de esa época,LUIS ALBERTO SÁNCHEZ calificó como histórico. A la verdad, ABASTOS,

    en términos de SÁNCHEZ, era un “hombre macizo y frío”, es decir, un poco barroco. En alguna oportunidad, Villavicencio Cuneo nos manifestaba queABASTOS era una persona de poco hablar, sobria, de buen castellano, queescribía muy bien, exigente y responsable en el contenido de algún ensayosuyo antes que salga a publicidad. No en balde, el extinto penalista españolJIMÉNEZ  DE ASÚA  catalogó a ABASTOS  “de ágil entendimiento y sólidacultura penal”.

    A continuación, reproducimos in integrum el Maniesto, gracias al permisoconcedido por JORGE BASADRE AYULO, hijo del ilustre historiador tacneño,mediante carta del 31 de agosto de 1990:

    LOS ESTUDIANTES AL PAÍSNuestra divisa es: Pensar y hacer por el Perú y para el Perú

    ¿Por qué actuamos?

    Por primera vez los universitarios hablan al país en nombre del ideal de cultura.

     Nuestra palabra interpreta el sentimiento de la nacionalidad y el entusiasmoy la esperanza de veinte generaciones. Quienes ayer hubieran amado el puerilcontentamiento de una vida sin tendencias ni inquietudes espirituales, hoy, frentea la pálida y enferma realidad, elevan el íntimo fervor visionario hacia las grandescosas y los supremos intereses de la patria. La fe en el porvenir orienta las almas yabre prometedoras rutas a la acción de jóvenes energías. Entramos resueltamente alconcierto renovador, pues comprendemos que es más progresivo un pueblo cuantomás intensamente se cumplen los deberes humanos y cuanto más cerca de la vida

     pasa la corriente saneadora de las aspiraciones juveniles.

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    la vida que aquella con que entró a los cursos de la Facultad, ni un sentido elevadoe ideal, ni la nobleza de gustos y de pensamientos, que es su consecuencia; nada,en suma, que acredite el desarrollo armónico de todas las facultades del cuerpo ydel alma conforme a una concepción racional de los fines humanos, y el completodominio del objeto de la especial profesión a que cada cual se dedica.

     El concepto moderno de Universidad 

    La definición que puede darse de Universidad en los Estados Unidos es: un lugardonde se enseña la universalidad del saber. En Alemania, la Universidad desarrollala inteligencia y crea el hábito científico; es, según la frase de Fichte, no unestablecimiento de instrucción, sino una escuela en la que se hace del estudianteun artista del arte de aprender. El college inglés dirige hacia la vida y fortalece elcarácter. La Universidad francesa está abierta a todas las ideas; las ideas abundany superabundan. El gran principio que rige en estos centros de estudio, es el de lalibertad, libertad para los profesores, libertad para los estudiantes. Todos ellos vivenen continua gestación de reformas de enseñanza. Todos ellos plantean y resuelvenen sus laboratorios y clases de seminario, los problemas que atañen a la vidamaterial y espiritual del Estado. La educación y la política les deben orientaciones

     precisas; la economía y la industria obedecen a sus inspiradas sugestiones. Y es quela Universidad moderna más que a hacer profesionales tiende “hacia los fines de altacultura, a la investigación directa, a la disciplina del saber, a la aplicación del métodocientífico, a la comparación de los resultados adquiridos, y a la adaptación de todoesto al medio en que se vive”. Para cumplir tal programa, los discípulos se hacencolaboradores de los maestros; investigan con ellos, descubren con ellos; o sea, losmaestros no se limitan a exponer los resultados de la ciencia hecha y vulgarizada,sino que enseñan a remontarse a las fuentes y a la concepción de los métodos; y enfuerza de tal familiaridad directora, es que pueden moldearse las almas juveniles enel troquel de una sabia y cálida presión. De otro lado, la Universidad educa físicay espiritualmente. En plena naturaleza, provista de gimnasios y jardines, formaorganismos sanos y vigorosos; hace conciencias sanas y fuertes caracteres; vinculaal joven a la tierra y a sus muertos y ahonda en las almas la tesis del nacionalismoredentor.

    Esta es la universidad moderna

    ¿Cuáles han sido nuestras demandas?

    Seríamos utópicos si después de mirar hacia las universidades extranjeras, pidiéramos que San Marcos suba en una hora a tan alto nivel. No. Nuestro criterioes relativo. Tenemos en cuenta deficiencias sustanciales. Guardamos el sentido de

     proporcionalidad que conviene a quienes estudian un país en infancia. Mas, por lomismo, vamos hacia la reforma para que la Universidad encauce y eduque energíascaóticas que, siendo fuerza del tiempo y de la sangre, subterráneamente fraguandeformidades en el organismo nacional.

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    Al Rector y a los Decanos de la Facultad les hemos pedido todo aquello que es posibleconceder. Hemos exigido que abandonen los claustros maestros dignos y venerablesa quienes achaques de edad no permiten ejercer eficazmente sus útiles funciones.Gente incomprensiva nos han opuesto el argumento sentimental. ¿Cómo es posibleque así pague la juventud a quienes dedicaron su vida a la enseñanza superior?¿Y cómo es posible —respondemos— que un centro de cultura universitaria, tenga

     por maestros a doctores retrógrados encariñados con un dogmatismo estrecho?Acusamos a los sentimentales de ignorancia y antipatriotismo. Sacrificamos alos menos presentándoles la ofrenda de nuestro reconocimiento y reclamando su

     jubilación, para que se salven los más, aquellos que necesitan de la savia nueva yenérgica de los cerebros selectos.

     Nuestra demanda comprende, también, a maestros jóvenes en quienes el pecado dedeficiencia es más grave. Y se extiende en consideraciones referentes a la provisióny reglamentación de cátedras y concursos; a la orientación de la enseñanza en un

    sentido eminentemente nacionalista; a la libertad de la cátedra y a la libre disciplinade los alumnos; a la intensificación de los estudios prácticos, disminuyéndoseel abuso teórico; al aumento de disciplinas útiles o reducción de las inútilmenteextensas; a la creación de bibliotecas especiales para cada Facultad; a la supresiónde premios y de todo falso estímulo de aprovechamiento; a la concesión de becasa estudiantes pobres de Lima y provincias; al aumento del haber de los maestros,a fin de que puedan dedicarse por entero a la enseñanza; a la derogación de unaley destinada a abrir fácil camino al diletantismo profesional; y, por último, a larepresentación de los estudiantes en los Consejos Facultativos y Universitarios,conquista democrática alcanzada ya en todas las aulas americanas.

     Nuestra universidad del futuro

     Nuestra Universidad deberá inspirarse en sabias direcciones modernas. San Marcosno hará más esos malos bachilleres y doctores, cuyo excesivo número constituyeun pernicioso proletariado. San Marcos se adaptará a la vida y al país; unificará sueducación y diversificará su instrucción; desterrará tendencias aristocráticas paraabrir sus puertas a todo espíritu ávido de ciencia. Y ya no hará pensar a la juventudcon un cerebro francés de importación sino con un cerebro peruano dirigido hacialas propias cosas del terruño.,

    La vasta e intocada realidad nacional está abierta al universitarismo generoso. Laincógnita histórica; los pesantes problemas de la raza y de la higiene; la estrechezeconómica y el desarrollo de la riqueza; la reforma de los viejos moldes deorganización política; de nuestra contradictoria legislación civil; hasta, diremos, laformación de la conciencia moral y nacional deben ser los puntos de mira de nuestraUniversidad.

    Cultura, grandes raudales de cultura necesita el país; y luego, ciencia aplicada atodas las viejas endemias sociales. Los estudiantes creemos que en un pueblo tanatrasado como el Perú —y esto no es participar de las visiones platónicas— la

    Universidad debe ser la que oriente la vida nacional.

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    Conocer lo que fuimos, saber lo que somos y fundamentar lo que seremos, he allí laobra de la Universidad Futura.

     El Comité General de la Reforma:

    JOSÉ  MANUEL  CALLE.- R ICARDO  VEGAS  GARCÍA.- MANUEL  G.ABASTOS.- R AÚL  PORRAS  BARRENECHEA.- JORGE  GUILLERMO LEGUÍA.- JACOBO HURWITZ.- JUAN FRANCISCO VALEGA.- PRÓSPERO CHÁVEZ.- FERNANDO  GAMBIRAZZIO.- LUIS  J. PAYET.- LUIS ALBERTO  SÁNCHEZ.- R ICARDO  ARBULÚ.- R AÚL  IPARRAGUIRRE.-LIZARDO  ASTE.- ELÍAS  LOZADA  BENAVENTE.- CARLOS  R AMOS MÉNDEZ.- DAVID  PAREJA.- OSCAR   R OJAS.- FÉLIX  MENDOZA.-MANUEL SEOANE.- E NRIQUE B. ARAUJO.- JORGE BASADRE.- ISMAEL ACEVEDO CRIADO.- LUIS PINZAS.- AUGUSTO R ODRÍGUEZ LARRAÍN.-ESTAMANTE  SALINAS  CARMONA.- FEDERICO  LA  R OSA  TORO.-CARLOS  SOLARI.- ALBERTO  ESPEJO.- E NRIQUE  VILLARÁN.- ELOY ESPINOZA  SALDAÑA.- JORGE  VILLANUEVA.- VÍCTOR   R AÚL  HAYA DE  LA  TORRE.- JOSÉ  QUESADA.- EUSEBIO  COLMENARES.- SIXTO M. ALEGRE.- JOSÉ  LEÓN  Y  BUENO.- ABEL  R ODRÍGUEZ  LARRAÍN.-ALBERTO FUENTES.- R ICARDO DE LA PUENTE.- R ICARDO JERÍ.(Tomado de BASADRE, Jorge. La vida y la historia, 2ª ed., revisada yaumentada por el autor, Industrial Gráfica, Lima, 1981, pp. 225-231).

    Como complemento de esta etapa de formación que tuvo ABASTOS,señalaremos su paso por el Conversatorio Universitario. En principio, ¿quién

    trae la idea y cómo llega al Perú? Fue VÍCTOR  A NDRÉS BELAUNDE quien planteó por vez primera en el Perú en un interesante opúsculo la idea de crearconversatorios y seminarios, luego de haberse formado y vivido en Europa.(Cfr.  La vida universitaria. Ensayo sobre la Universidad y los estudiosnacionales, Conferencia dada en la Federación de Estudiantes y algunosdiscursos, Imprenta y encuadernación de E.R. Villarán, Lima, 1917. Hayuna nueva edición corregida con una exquisita Nota Preliminar realizada porDOMINGO GARCÍA BELAUNDE, editada por Okura Editores, Lima, 1987.

    Vid., nuestra recensión en  Ius et Praxis, N.º 16, Lima, 1990, pp. 393-395).Así lo ha reconocido LUIS ALBERTO SÁNCHEZ, a fuer , uno de los últimossobrevivientes del Conversatorio Universitario. (Cfr. “Prólogo” al libro deBELAUNDE, Víctor Andrés,  La realidad nacional, 4ª ed., Interbanc, Lima,1980, p. xviii. También en su artículo “Recuerdos de Raúl Porras”, escrito en Libro Homenaje a Raúl Porras Barrenechea, Universidad Nacional Mayorde San Marcos, Lima, 1984, p. 82).

    Ahora bien, ¿qué es el Conversatorio Universitario? VÍCTOR   A NDRÉS BELAUNDE apunta que los principales aspectos del problema universitario se

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    reducen, entre otros, a la vinculación de la Universidad con la vida nacional.Sostiene que “Es indispensable establecer seminarios o conversatoriosdirigidos por profesores, en que, en vista de las fuentes y documentos máscompletos, se discutan los diversos aspectos de aquellos problemas”. (Cfr. La Realidad Nacional, cit., p. 198).

    De lo expuesto, se puede sostener que el Conversatorio Universitario era unareunión donde se desarrollaban planteamientos, interrogantes y respuestasconcretas sobre la Independencia del Perú, con ocasión de celebrarse en 1921su Centenario. En rigor, los temas tenían un enfoque histórico y la Historia seestudiaba bajo esa metodología. Ahí se formaron los futuros historiadores, talcomo es el caso de PORRAS BARRENECHEA, quien desarrolló exitosamente

    su labor histórica hasta su muerte ocurrida el 27 de setiembre de 1960, ycuyas contribuciones escritas siguen siendo guía de consulta para cualquierestudio, ya sea, límites, lengua, arqueología, viajeros, personajes, etcétera.Por ello mismo, también el manojo de ideas que se expusieron y discutieronen el Conversatorio Universitario fueron, con el transcurso del tiempo,temáticas paralelas en las diversas disciplinas del saber humano practicadas por sus integrantes. En realidad, la mira se extendió más allá de su objetivocentral en busca de otro propósito; es decir, mantener un vínculo de amistade intelectual, así como abordar los infaltables problemas de la Universidad. Ysin pruritos personales, debemos destacar que sus integrantes tomaron la postade la “Generación Novecentista”, conocida también como el “Grupo de laProtervia”. Acá no está en discusión saber si los integrantes del ConversatorioUniversitario formaron parte de una generación. Si tenemos en cuenta queuna generación, como enfatiza ARISTÓTELES, es el cambio que va del noser al ser del sujeto según la contradicción, llegamos a la conclusión que elConversatorio Universitario tuvo en su seno, quiérase o no, a intelectuales deuna nueva generación, conocida también como la “Generación del Centenario”,

    “Generación del Conversatorio”, o “Generación vetada”. Fueron, entremuchos, sus integrantes los siguientes: R AÚL  PORRAS  BARRENECHEA,MANUEL SEOANE, JOSÉ LUIS LLOSA BELAUNDE, CARLOS MOREYRA Y PAZ SOLDÁN, LUIS ALBERTO SÁNCHEZ, JORGE GUILLERMO LEGUÍA,LUIS  A. FLORES, JORGE  BASADRE, GUILLERMO  HOYOS  OSORES,CARLOS SAYÁN ÁLVAREZ, JOSÉ QUESADA LARREA, R ICARDO VEGAS GARCÍA, GUILLERMO LUNA CARTLAND, MANUEL G. ABASTOS; y, talvez, sin confirmar, Víctor Raúl Haya De La Torre, en tanto que el líder aprista

    venía de Trujillo. Uno de sus máximos exponentes, JORGE  GUILLERMO LEGUÍA exclamaba: “En la generación de hoy sí existe un propósito definido

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    y benéfico. Cierto es que aún no ha presentado una personalidad pujante. Mas¿cómo se quieren exigir frutos maduros a una cosecha que recién empieza aenervar?” CHIRINOS SOTO sostiene que: “La Generación del Centenario seyergue como contradictoria de la Generación novecentista”. (Cfr. Historia dela República (1930-1985), Editores Importadores, Lima, 1985, T. II, p. 18).

    De las diversas conferencias, en homenaje al Centenario de la Independencia,las únicas que se publicaron en folletos sueltos, desafortunadamente de difícilacceso para la consulta, fueron las de JORGE GUILLERMO LEGUÍA, “Limaen el siglo XVIII”; R AÚL  PORRAS  BARRENECHEA, “Don José JoaquínLarriva”; y la de LUIS ALBERTO SÁNCHEZ, “Los poetas de la Revolución”.MANUEL G. ABASTOS dictó una conferencia sobre Bartolomé Herrera, de

    ahí que sus amigos cariñosamente lo llamaban “Bartolito”. (Vid.  Excelsior  [Lima, 23-VI-1917] y  La Prensa  [Lima, 25-IX-1921]) donde ABASTOS aborda al pensador político peruano más importante del siglo XIX).

     No obstante ello, el eco de sus ideas se centró en dos ensayos suyos, a propósitodel Centenario de la Independencia. El primero “La influencia ideológica enla Revolución peruana de la Independencia”, que fue exactamente la cuartaconferencia, publicada en La Prensa (Lima, 1-XII-1919), edición de la tarde.Y el segundo rotulado “La doctrina de la Emancipación”, aparecido en larevista Studium. Publicación universitaria de ciencias sociales, políticas y económicas, N.º 3, Lima, 1920, pp. 272-282. Al final va la firma delautor. Detengámonos y analicemos brevemente las líneas directivas deeste importante ensayo. Empieza ABASTOS arguyendo lo siguiente: “Entrediversos temas, ninguno adquiere mayor interés que la explicación de lascausas que produjeron la Independencia de las colonias del dominio español.Hay al respecto muy originales contribuciones que constituyen apreciabledoctrina. Audaces teorías, análisis prolijos, visiones en veces desprovistas

    de perspectiva y que por lo mismo conviene rectificar. En tan pintorescaideología, donde aparecen novadores de la cultura americana, fuertes yconcentrados espíritus científicos, no encuentro sin embargo la exactaecuación histórica. Vista la Independencia de los pueblos neolatinos según privatistas orientaciones locales, el proceso causal se fragmenta y desfigura,y hasta la misma bizana [sic] epopeya en que culmina resulta empequeñecida.Una exposición de muy pocas, pero representativas opiniones, bastará paradarse cuenta de las varias tesis sostenidas”. Luego de realizar un examen

    crítico al pensamiento escrito de JOSÉ VICTORINO LASTARRIA, VICUÑA MACKENA, J.M. SAMPER , Á NGEL  C. R IVAS, OLIVEIRA  LIMA, JOSÉ 

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    I NGENIEROS  y ALEJANDRO  ÁLVAREZ, nuestro autor nos enseña que laHistoria ha mostrado estar determinada según la varia y conjunta relaciónde factores síquicos y mesológicos, que suman influencias modificatoriasy progresivas. ABASTOS, a nuestro juicio, ocupa un preferente sitial en

    el campo de la Historia, por la laboriosidad que puso en cada uno de susescritos. En la parte correspondiente a la Historia nos ocuparemos con másamplitud. Concluye ABASTOS  su ensayo afirmando que las principalescausas o factores definitivos de la Emancipación fueron el americanismo y lainfluencia francesa.

    El Conversatorio Universitario siguió prolongando sus reuniones los díaslunes en la casa de PORRAS BARRENECHEA, situada en la calle Mariquitas,

    hoy Moquegua. LUIS ALBERTO SÁNCHEZ recuerda: “(...) más que conversar,leíamos, se escogía un libro, se leía páginas y se comentaba después de unchocolate (...)”. ESTUARDO NÚÑEZ, por su parte añade: “(...) no obstante su juventud promovieron desde ese Conversatorio un movimiento de revisiónde valores y empezaron a diseñar un programa de análisis de las cuestionesfundamentales del país desde el ángulo del acontecer histórico”. (Cfr. “Porrasy Sánchez”, en Libro homenaje a Raúl Porras Barrenechea, cit., p. 176).

    La generación del Conversatorio nació casi paralela con el “Grupo deTrujillo” donde destacaron, acaso con ideas también progresistas, A NTENOR  ORREGO, COX, VALLEJO, entre varios. Asimismo, gran parte de la gente joven que integró el Conversatorio Universitario como, por ejemploMANUEL  G. ABASTOS, debido al apoyo del entonces Rector PEDRO  M.OLIVEIRA, formaron parte de la plana docente de la Facultad de Letras,Historia y Filosofía. Con ser ya mucho, ahí no quedó su actividad ya quefueron dinámicos y siempre al día con los quehaceres intelectuales.

    En esta vía, BASADRE  enjuicia: “El Conversatorio fue el único esfuerzointelectual de conjunto valioso en relación con el primer Centenario de laIndependencia nacional. Su aporte no se orientó hacia la acumulacióndocumental ni a la exaltación panegírica. Estuvo orientado por una máximaindependencia de criterio y quienes allí intervinieron no tuvieron nada deretrógrados y sí un liberalismo pleno de sentido crítico”. (Cfr. Introducción alas bases documentales para la historia de la República del Perú con algunas

    reexiones, Ediciones P.L.V., Lima, 1971, T. II, p. 980). El Conversatorio

    Universitario no ha sido tomado en cuenta por los estudiosos de las ideas en elPerú, de todas suertes no faltan algunos cuantos, pese a su gran importancia.

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    Debe recordarse que sus integrantes no fueron meros espectadores, sino jóvenes inquietos que vivieron de cerca los grandes acontecimientosmundiales, tales como la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y laRevolución Mexicana. Y aún cabría añadir que algunos de ellos jugaron un rol

     protagónico en la vida nacional. Vid., sin ningún propósito de examen agotador,GÁLVEZ, José, “El Conversatorio Universitario”, en Revista Mundial, Año II,número extraordinario, julio, Lima, 1921, pp. 241 y ss., incluye una foto desus integrantes que luego fue reproducida ampliamente merced a la idea dePORRAS. Actualmente se puede ver dicha foto en el Instituto Raúl PorrasBarrenechea, sito en Miraflores. Este número fue dedicado al Centenario dela Independencia, LLOSA P., Jorge Guillermo, “La cultura peruana en el sigloXX”, en Visión del Perú en el siglo XX , Ediciones Librería Studium, Lima,

    1963, T. II., pp. 159 y ss. El citado autor, al analizar la Generación de 1920, nodice nada sobre ABASTOS, ni mucho menos lo incluye entre los integrantesdel Conversatorio. MORE, Ernesto, “José Carlos Mariátegui y la generacióninfortunada”, en Revista Mundial, Año X, N.º 513, Lima, 1930, pp. 26-27).

    III. ABASTOS Y EL DERECHO DE MENORES

    El Derecho tutelar de menores fue familiar a MANUEL G. ABASTOS desde suetapa juvenil. En puro rigor, aquí se inicia el período formativo de ABASTOS en materia penal, por cuanto las herramientas conceptuales que utiliza así lodemuestran. Recuérdese que en 1923 ABASTOS se recibió de Bachiller con latesis Las orientaciones de nuevo Derecho y el concepto del niño delincuente.Fue también autor de un Anteproyecto de Reglamento de Patronato deMenores.

    El 2 de enero de 1925, con ocasión del “Tercer Congreso CientíficoPanamericano”, que se celebró en Lima, ABASTOS disertó sobre “Un nuevo

    concepto jurídico penal: el menor delincuente”. ABASTOS  recuerda que elmás antiguo Código de Menores que se conoce es el Children’s Act   inglés,del 21 de diciembre de 1908, y que luego fue superado por los Códigos dela Infancia, dejándose notar en el “Anteproyecto presentado a la Comisiónencargada del Código de Menores” que redactó Ildefenso Ballón, en 1935.(Vid., la nota bibliográfica de ABASTOS en la Revista de Derecho y CienciasPolíticas, Año 1, N.º 1, Lima, MCMXXXVI, pp. 136-138).

    Según ABASTOS, las medidas preventivas destinadas a evitar la delincuenciade menores debe estar a cargo del Estado y de la comunidad; la familia, la

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    escuela, la iglesia; los centros de orientación infantil, la activa y benéficaacción del servicio social, los organismos de control y vigilancia: la policía, los jueces y tribunales de menores. (Vid., ABASTOS, Manuel G., “Las NacionesUnidas y la prevención de la delincuencia de menores”, en Revista del Foro,

    Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp. 16-22. Se trata del discurso pronunciado enrepresentación del Colegio de Abogados de Lima en la reunión rotaria, el 21de marzo de 1957, con ocasión del Fórum sobre delincuencia infantil).

    IV. ABASTOS Y LAS REVISTAS JURÍDICAS

    En 1936, por iniciativa del Decano de la Facultad de Derecho y CienciasPolíticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, don PEDRO 

    M. OLIVEIRA  (1882-1958), se crea la  Revista de Derecho y CienciasPolíticas. El primer Comité de Redacción estuvo integrado por los profesoresALBERTO ULLOA (1892-1975), Á NGEL GUSTAVO CORNEJO (1876-1943),JUAN  BAUTISTA  DE  LAVALLE  (1887-1970), JORGE  BASADRE  (1903-1980) y MANUEL G. ABASTOS  (1893-1983). El 26 de setiembre de 1935,OLIVEIRA  propuso al Consejo Directivo de la Facultad la creación de la Revista, idea que fue aprobada por unanimidad. GARCÍA  R ADA  nos diceque la idea fue de MANUEL G. ABASTOS y CARLOS MARTÍNEZ HAGUE.Por aquella época las Facultades de Letras y de Medicina eran las únicas quetenían su revista. MANUEL G. ABASTOS le dio forma y contenido, ademásla dirigió por espacio de 20 años. ¡Quién más que él sabía perfectamentelos secretos para el armado y los contactos para la suscripción y el canjerespectivo de una revista jurídica, que no es tarea de improvisados! Tal esasí que ABASTOS  fue autoridad no discutida que supo cimentar la  Revistade Derecho y Ciencias Políticas. “Todo centro de investigación jurídica — en palabras de ABASTOS — debe tener un órgano académico en el que losmaestros den expansión a sus enseñanzas y los alumnos encuentren lectura

     provechosa relacionada con la cátedra”. La  Revista de Derecho y CienciasPolíticas, con más de medio siglo de existencia, recibió la colaboración delos más destacados juristas del mundo académico en las diferentes disciplinas jurídicas. Los alumnos distinguidos y luego profesores de casa, a su turnotambién expusieron sus ideas. Ahí germinaron las primeras ideas de los queaños más tarde serían los manuales y los libros. (Vid., “Artículos de doctrina,comentarios, notas y conferencias publicadas en la  Revista de Derecho yCiencias Políticas durante sus veinte años. Año I [1936] - Año XX [1956]”,

     publicado en dicha  Revista, Año XX, N.ºs I-II-III, Lima, MCMLVI, pp.253-269. “Índice acumulado por materias y autores de artículos de doctrina,

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    notas, informes, etc., y algunos dispositivos legales publicados en la Revistade Derecho y Ciencias Políticas durante los primeros cuarenta años: 1936-1976 [Vols. 1-40]”, en  Revista de Derechos y Ciencias Políticas, aparecidoen el Vol. 41, N.ºs 1, 2, 3, Lima, 1977, pp. 187-204. Se incluye la conferencia

    disertada por DOMINGO GARCÍA R ADA, a la sazón, Director Académico dela Revista, con ocasión de su 40 Aniversario, pp. 155-158).

    Durante los días 15 a 17 de junio de 1967, se realizaron en la Facultad deDerecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, las“Jornadas Latinoamericanas de Revistas Jurídicas”. ABASTOS presentó una ponencia con el título: “Agentes promotores de las revistas jurídicas. Técnicade la Revista Jurídica Académica. La Hemeroteca, centro de documentación”.

    En aquel evento ABASTOS fue nombrado Vicepresidente de la mesa directiva.(Vid., ABASTOS, Manuel G. y Francisco AGUILAR  CONDEMARÍN, “Informede la delegación designada por la Facultad de Derecho sobre JornadasLatinoamericanas de Revistas Jurídicas”, en  Revista de Derecho y CienciasPolíticas, Año XXXI, N.º III, Lima, MCMLXVII, pp. 715-718).

    Prosiguiendo su labor académica, el recio valor, le cupo a MANUEL  G. ABASTOS fundar y a su vez redactar el  Boletín del Seminario de Derecho,que era una publicación trimestral dividida en 8 secciones permanentes,repartida gratuitamente entre los alumnos. Puntualiza ABASTOS: “Con la publicación de este Boletín (...) el Seminario de Derecho cumple una de lasmisiones fundamentales que le corresponden como institución docente”.“Todo Seminario —añade ABASTOS — , por lo mismo que persigue tanto elfomento y cultivo de la investigación científica como la difusión del saber,debe necesariamente mantener un órgano de publicidad que registre losresultados de su labor. El nuestro, que aunque fundado a fines de 1935, solo pudo comenzar a dar limitados frutos como departamento de información

     bibliográfica a comienzos de 1938, experimenta un gran júbilo al verconvertido en realidad uno de sus más caros anhelos’“ (Cfr.  Boletín delSeminario de Derecho, Año I, N.º 1, julio-setiembre, Lima, 1941).

    El Boletín sirvió para publicar las investigaciones que realizaban los alumnos, básicamente en materia penal, incluyéndose también las últimas adquisiciones bibliográficas para la biblioteca. MANUEL G. ABASTOS, una vez más con sutarea de publicista, habida cuenta de otras publicaciones rubricó el panorama

    uniforme de su pensamiento que lo encausó de manera magistral, tenaz ydiscretísima. (Vid., su interesante artículo “Misión de la Universidad”, en el

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    y unas más claras horas de luz!”. (Cfr. LEGUÍA, Jorge Guillermo, “Prólogo”a El Precursor , Librería Francesa Científica y Casa Editorial E. Rosay, Lima,1922. pp. vi-viii. Parte del Prólogo se publicó en el  Repertorio de noticiasbreves sobre personajes peruanos, Selección y recopilación de ALFREDO 

    MORENO MENDIGUREN, Sucs. de J. Sánchez Ocaña y Cía., Madrid, 1956, p. 295).

    Anteriormente, ABASTOS en otra modesta esfera fue profesor de Historia yde Economía Política en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupey, más adelante, Miembro Correspondiente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú, y Miembro de la Sociedad Geográfica de Lima. En puridad,ABASTOS  fue homo  in historia diligens. (Del propio ABASTOS  revísese:

    “La cuestión del Pacífico”, en Revista Studium, N.º 7, Lima, MCMXXI, pp.201-214. “La curva de nuestra historia”, en La Prensa  (Lima, 9-XII-1924).La recensión al libro de BASADRE, “Historia del Derecho Peruano”, en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año II, N.º 1, Lima, MCMXXXVII, pp. 169-171, con las siglas M.G.A., utilizadas también en otras ocasiones. Alcumplir San Marcos 400 años, MANUEL G. ABASTOS, en su condición de Jefede Redacción de la Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año XV, N.º 1,Lima, 1951, pp. V-VII, con el título “Nuestro Homenaje”, escribió unas líneasdonde puso de relieve, una vez más su riguroso conocimiento en Historia, orala historia de San Marcos. Sus primeras armas en Historia ABASTOS las haceen la revista Mercurio Peruano que fundó VÍCTOR  A NDRÉS BELAUNDE en1918. Vid., su artículo “El Perú y España (Miraje comparativo)”, en el N.º28, Lima, 1920, pp. 254-269; así como sus recensiones a los libros de GabrielALOMAR , “La formación de sí mismo”, N.º 28, pp. 325-326; de MIRROR , “Almargen de la Historia”, N.º 87-88, pp. 400-402; y al de A NDRÉS AVELINO CÁCERES, “La guerra entre el Perú y Chile” (1879-1883), N.º 107-108, pp.230-232. Véase también su nota bibliográfica al libro de ALBERT MATHIEZ,

    “La Revolución  francaise”,  Letras, Año I, 1 volumen, Lima, MCMXXIX, pp. 213-219. ABASTOS  se codeó con otros historiadores de fuste, algunosmayores que él, R IVA AGÜERO, V.A. BELAUNDE, CARLOS WIESSE, JULIO C. TELLO, LUIS  E. VALCÁRCEL, CARLOS  A. R OMERO, HORACIO  H.URTEAGA, FRANCISCO MOSTAJO, CÉSAR  A NTONIO UGARTE, CARLOS VALDEZ  DE  LA  TORRE, GERMÁN  LEGUÍA  Y  MARTÍNEZ, JORGE GUILLERMO LEGUÍA, FELIPE BARREDA Y LAOS, N. NEMESIO VARGAS,JORGE BASADRE y R AÚL PORRAS BARRENECHEA; estos dos últimos de

    su generación. Se desprende de lo expuesto que la generación de VÍCTOR  A NDRÉS BELAUNDE le dio la oportunidad a la Generación del Conversatorio

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    no solo para escribir sino también para formar parte de los integrantes de larevista Mercurio Peruano, en especial, a partir de 1921, en que se celebró elCentenario de la Independencia. (Vid. BACACORZO, Gustavo “Manuel G.Abastos, historiador”, en  Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Vol. 45,

    Lima, 1981-1985, pp. 164-166).

    Líneas arriba, decíamos que ABASTOS hizo sus primeras armas en MercurioPeruano, el año 1918. No debemos olvidar, sin embargo, su ensayo publicadoen 1916, intitulado “Bolognesi y su hazaña”, que fuera premiado en el concurso promovido por el Ministerio de Instrucción para conmemorar el centenariodel nacimiento del heroico defensor del Morro de Arica. La historia patriadespertó un temprano interés en la mente de ABASTOS. Crítico irreprochable,

    de sólida preparación en Historia, que discurría por sus venas, fue MANUEL G. ABASTOS.

    Con tesón y simpatía juvenil, ABASTOS boceteó a Bolognesi afirmando de élque “... enseñó al Perú, a la América y al mundo entero —porque las accionessublimes aprovechaban a la Humanidad— el idealismo, que eleva loscorazones y diviniza las almas”. (Este folleto y otros datos más de ABASTOS lo hemos consultado en la Dirección de Investigaciones Bibliográficas yFondos Especiales de la Biblioteca Nacional del Perú. De igual forma, ricainformación guardan la Biblioteca de la Facultad de Derecho y la Hemerotecade la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sobre la Historia, véase larecensión bibliográfica de ABASTOS, al libro El Derecho Inca según FelipeGuamán Poma de Ayala, en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas, AñoVII, N.º I, Lima, MCMXLIII, pp. 380-382).

    VI. ABASTOS, INDIGENISTA

    ABASTOS  en su mocedad vivió la efervescencia del indigenismo, al quecalificó “problemas de las mayorías”, bosquejando algunas ideas generales.Sus estudios relativos a la parte general del Derecho Penal tienen saborindigenista. Fue Miembro del Comité Técnico del Instituto Indigenistay Presidente de la Comisión de Asuntos Sociales en dicho Instituto. (Vid. “Conferencias del Dr. Manuel G. Abastos sobre el problema indígena de laY.M.C.A.”, Letras, órgano de la Facultad de Letras de la Universidad NacionalMayor de San Marcos, cuyo Director era JOSÉ GÁLVEZ, Año I, Vol. II, Lima,

    MCMXXIX, pp. 585-591. La  Nueva Revista Peruana, Año I, N.º 3, Lima,1929, pp. 418 ss., también dio cuenta mediante una nota escrita por MANUEL 

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    SÁNCHEZ PALACIOS. Del mismo ABASTOS: “Necesidad de una legislaciónespecial indígena”, en Revista de Asuntos Indígenas del Perú, Año I, N.º 1,Lima, 1949, pp. 25-29. La bibliografía sobre el indigenismo es copiosísima;sin entrar en detalles, entre muchos, véanse los artículos siguientes publicados

    en la  Revista Universitaria: VILLARÁN, Manuel Vicente, “Condición legalde las comunidades indígenas”, Lima, año 1907, Sem. II, Vol. II, pp .  1-8;VIDALÓN, Cesareón, “El problema indígena”, año 1912, Sem. II, Vol II, pp. 177-213; E NCINAS, José A., “Causas de la criminalidad indígena en el Perú”,año 1919, Sem. II, Vol. II, pp. 192-268. Del mismo autor, “Contribución a unalegislación tutelar indígena”, año 1920, Sem. I, Vol. I, pp. 34-143; ESCOBAR ,Julio, “La condición civil del indio”, año 1925, Sem. II, Vol. II, pp. 550-605.También, SUSANA SOLANO:  El indígena y la ley penal, 2ª ed., Librería e

    Imprenta D. Miranda, Lima, 1950. Se trata de una ponencia).

    Conviene añadir que ABASTOS, desgranando sus ideas, afirmaba: “Dotado deun excelente espíritu societario, de un generoso y desinteresado amor al gruporacial que contrasta con el individualismo egoísta de blancos y mestizos, elindio debe ser tratado administrativamente de modo que pueda poner en juegolas heredadas virtudes de su raza, lejos del maléfico influjo de autoridadesrapaces e inmorales, y alcanzar del Estado los beneficios que tiene derecho.Respetuoso como el que más de todo lo que significa autoridad, descendientede un bien organizado imperio donde el orden administrativo había llegadoal más alto grado de planificación, el indio culto y desenvuelto podríaser el ciudadano ideal de un Estado justo y democrático”. A continuaciónrecomendaba: “El régimen que en el actual estado de miseria del indio seconciba para su mejoramiento material y moral, debe ser uno que concilielibertad y sujeción, tradición y progreso, autonomía local y unidad política,voluntad individual autónoma y moderada tutela. Que la acción del Estadollegue hasta el indio no bajo la odiosa forma personal de autoridades rapaces

    e inmorales, sino en la diligente y bienhechora del servicio público, panaceade sus muchas y urgentes necesidades”. (Cfr . “Breves notas sobre el aspecto político administrativo del problema indígena”, Perú Indígena, órgano delInstituto Indigenista del Perú, Vol. I, N.º 2, Lima, 1949, pp. 26. La coleccióncompleta de esta revista, que contiene trabajos de valoración, fue obsequiada por MANUEL G. ABASTOS a la Biblioteca de la Facultad de Derecho de SanMarcos).

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    VII. ABASTOS, BIBLIOTECARIO

    La labor que realizó ABASTOS en la Biblioteca de la Facultad de Derechode la Universidad Nacional Mayor de San Marcos es digna de encomio.

    Fue precisamente en uno de los ambientes de la Biblioteca de la Facultad deDerecho que traté de manera personal a ABASTOS. Recuerdo que el Directory viejo amigo VÍCTOR  VILLAVICENCIO CUNEO me lo presentó. ABASTOS, pese a su avanzada edad frecuentaba, con buen vestir, la Biblioteca que laconocía palmo a palmo y por clasificación cada uno de los libros y revistasque en su oportunidad acarició. Al jubilarse ABASTOS, VILLAVICENCIO CUNEO  le tomó la posta en la Dirección de la Biblioteca. De él aseveróABASTOS: “(...) bibliotecario formado en la misma Biblioteca y mi más

    eficiente colaborador”.

    El celo puesto por ABASTOS para edificar la Biblioteca —su magnum opus —con excepcionales dotes, sigue trasuntando en beneficio de los profesores yalumnos que a diario consultan sus ficheros cada vez más enriquecidos.

    En elocuente expresión cuenta ABASTOS: “Como sistema de catalogaciónmás adecuado, preferimos en vez del decimal, en uso de la Biblioteca delCongreso de Washington, el “expansivo” de Cutter. Valiéndonos de letrasmayúsculas y minúsculas, y de números romanos y arábigos —teniendo a lavista el Plan de estudios de la Facultad— elaboramos unas pautas-guías paraclasificar y signar los libros según sus materias; y para distinguir aquellosque sin tener nombre jurídico específico, se hallaron dentro de la órbita delDerecho moderno, utilizamos signos convencionales”. Y, a renglón seguido,añade: “Las bibliotecas universitarias se complementan necesariamente conuna Hemeroteca. Si el libro es útil, la revista lo es en mayor medida porquesi aquél se vuelve estático y acaba cristalizándose, la revista proporciona al

    lector información de última hora”.

    Digo más: el buen bibliotecario vive  per se  en Biblioteca, entre libros yrevistas. Ese es su mundo, fichar, consultar, leer, ordenar, a veces atender al público. A la luz de esta experiencia el bibliotecario tiene que ser devotísimoy disciplinado en sus quehaceres intelectuales. El ejemplo in interiori hominis lo tenemos en MANUEL G. ABASTOS. En la Biblioteca de la Facultad deDerecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos existe un

     periódico mural y un círculo de estudios que llevan el nombre de MANUEL G. ABASTOS. (Vid. “Informe sobre el funcionamiento de la Biblioteca de la

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    organización de los cursos de doctorado y de la posibilidad de crear cursosde especialización dentro del ciclo profesional. (Vid. “Informe del Presidentede la delegación Dr. Manuel G. Abastos”,  Revista de Derecho y CienciasPolíticas, Año XXIX, N.º I, Lima, MCMLXV, pp. 267-279).

    Ya nos hemos ocupado del Seminario de Derecho en el epígrafe IV. Ahora nosresta anexionar su amparo legal, a través de la “Ordenanza de Seminarios”,compuesta por 41 artículos, que acertadamente elaboró MANUEL  G. ABASTOS, inspirado en la Ordenanza argentina de la Facultad de Derecho yCiencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires. La propuestafue aprobada por el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho y por elConsejo Universitario, el 18 de diciembre de 1940, mediante Resolución

     N.º 2280. Es sugestivo mencionar dos importantes artículos: “Artículo1º. Son fines propios del Seminario de Derecho: a), Organizar tanto losejercicios del Pre-Seminario como los cursos del Seminario; b), Reunir ysistematizar la bibliografía jurídica existente en la Biblioteca Central de laUniversidad, en la de la Facultad y en las Bibliotecas Públicas; c), Coordinary sistematizar la jurisprudencia y la legislación nacionales; d), Publicar lostrabajos de Seminario y el material bibliográfico sistematizado, en la Revistade la Facultad o en el Boletín del Seminario; e), Publicar el Boletín delSeminario”. “Artículo 13. Los cursos de Seminario tienden al fomento delespíritu científico y sirven para desarrollar las aptitudes críticas, estimular lavocación, cultivar la solidaridad en el saber, perfeccionar la expresión escritay formar investigadores y juristas. En lo posible, los cursos de seminariodeberán orientarse hacia el estudio de los problemas de las ciencias jurídicasy políticas que tengan relación con la realidad nacional”.

    La “Ordenanza de Seminarios” no escapó a la crítica de LUIS  JIMÉNEZ DE  ASÚA. (Vid. ABASTOS, Manuel G., “Anteproyecto de Ordenanza de

    Seminarios”, en  Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año V, N.º I,Lima, MCMXLI, pp. 241-248. Publicado, también con el título “Ordenanzade Seminarios”, en el Boletín del Seminario de Derecho, Año III, N.ºs. 7-8,Lima, 1943, pp. 132-137. Como agregado, se acompaña la “Memoria del Jefede Seminarios, Dr. MANUEL G. ABASTOS, correspondiente al año 1942”, pp.137-142. Más antes se divulgó, tan solo un extracto, con el título “Proyectode Ordenanza del Seminario de Derecho y de los cursos del Seminario”, en el Boletín del Seminario de Derecho Público, N.º 11, Santiago de Chile, 1939, pp.

    37-42. Incluye una nota, a pie de página, de A NÍBAL BASCUÑÁN VALDEZ,autoridad en la materia. Revísese la reseña bibliográfica de ABASTOS  al

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    conocido libro de BASCUÑÁN  VALDEZ, “Técnica de la investigación jurídica”, en la  Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año XII, N.º III,Lima, MCMXLVIII, pp. 598-600. ABASTOS, muy inquieto y preocupado porla enseñanza, fue Delegado del Poder Ejecutivo ante la Comisión encargada

    de redactar la nueva Ley Orgánica de Educación).

    De ABASTOS, nos queda la interrogante de no haber podido consultarlas “Reglas para la aplicación del Método Jurídico-Penal”, publicado enmimeógrafo, sin fecha, y que es citado por LUIS R OY FREYRE, en su artículo“El método jurídico-penal”, en Revista de Derecho y Ciencias Políticas, AñoXXVIII, N.º I, Lima, MCMLXIV, pp. 175-190. Después fue reproducido ensu libro Derecho Penal. Parte especial, T. I, 2ª edición revisada y ampliada,

    Eddili, Lima, 1986, p. 505. Al inquirirle a R OY FREYRE sobre el presentetrabajo nos decía que ABASTOS  se había apoyado, en parte, en el libro deJAMES  GOLDSCHMIDT,  Metodología jurídico-penal”. Aserto que nos fueconfirmado por BRAMONT ARIAS  y VILLAVICENCIO  CUNEO, sin poneren tela de juicio la alturada inteligencia de MANUEL G. ABASTOS. Con lareserva que existe, el testimonio oral de los discípulos es muy provechoso,siempre y cuando no se desnaturalice el pensamiento y la obra escrita delmaestro. Por ejemplo, R AÚL PEÑA CABRERA en sus libros cita a ABASTOS atestiguando de buena fe lo que escuchó en clases. Lo de las copias es otrocantar.

    IX. ABASTOS, PENALISTA

    Parte de la profunda obra de MANUEL  G.  ABASTOS, polígrafo porantonomasia, ha tamizado en el Derecho Penal. Fue un penalista acrisoladoque se identificó familiarmente con esta disciplina del Derecho. ABASTOS no escribió un manual ni un tratado, pero su obra escrita con acento humano,

    dispersa en admirables artículos y comentarios bibliográficos modélicos conuna claridad expositiva innata fueron suficientes para que se consagrara como penalista. Mas, de otra parte, ABASTOS se había volcado honradamente a laenseñanza del Derecho Penal. Fue profesor de Derecho Penal y Criminologíaen la Escuela de Policía. Además, se le encomendó el Curso de Casuística Penal.En la sección doctoral que se creó en San Marcos, el año 1944, ABASTOS fue profesor de Derecho Penal Comparado y Derecho Penal Especial. En 1936, enla Facultad de Derecho de San Marcos se desdobló el curso de Derecho Penal

    Á NGEL GUSTAVO CORNEJO dictó la parte general y ABASTOS se encargóde la parte especial. “Por entonces, evoca ABASTOS, las cátedras de Derecho

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    Penal —europeas y latinoamericanas— seguían diversas orientaciones.Unas permanecían adictas a la Escuela Clásica; otras enseñaban Positivismoitaliano, siguiendo a FERRI; y las demás distribuían sus preferencias entrela Terza Scuola, el Correccionalismo, la Escuela Técnico-Jurídica o el

    eclecticismo de R OSSI. Mientras tanto, los dogmáticos alemanes que no sehabían adherido a ninguna de estas “escuelas”, elaboraban una construcción jurídica del delito basada en la doctrina del tipo de autor, no antropológicosino normativo, que habría de innovar radicalmente el Derecho Penal. En1906, BELING destaca la importancia de un elemento primario en el delito,la tipicidad, elemento objetivo-descriptivo que MAX  ERNESTO  MAYER  convierte en la ratio essendi  de la antijuridicidad. BINDING  perfila mejoreste concepto cuando define el delito como acción típicamente antijurídica,

    contraria al Derecho, elemento que MEZGER   perfecciona exigiendo quedicha acción se ajuste a un tipo penal y no esté comprendida en ningunacausa de justificación. El propio MEZGER  consolida esta construcción al dara la tipicidad su indispensable punto de apoyo, la culpabilidad: ser culpablesignifica ser autor imputable a título de dolo o culpa; el Derecho Penal esDerecho de culpabilidad. En esta construcción no podía omitirse el elemento punibilidad. Si MAX ERNESTO MAYER  opina que se trata de una tautología,VON LISZT define el delito como acción típicamente antijurídica conminadacon una pena y BELING agrega ciertas condiciones objetivas de punibilidad para que la acción sea punible. En 1936, esta era no solo la concepción másavanzada sino la más consonante con la doctrina del Código Penal de 1924,tan alabado por su modernidad. Por eso la adopté. Y para que los alumnosla asimilaran utilicé un método que debía permitirles familiarizarse conla morfología de los Títulos y su onomástica, y hacer la anatomía de lasfiguras de delito descomponiéndolas en sus elementos constitutivos. Métodoque transformó la lección magistral, dirigida a un auditorio pasivo, en unaintervención activa del estudiante obligado a seguir al profesor, Código en

    mano, tratando de entender la voluntad de la ley y de interpretarla según surecto finalismo”.

    ABASTOS, con modestia y afanosa labor, le dio a la enseñanza del DerechoPenal otro giro desde los inicios de su carrera académica, siempre al día conlos aportes de la doctrina. Sus alumnos embebieron el criterio valorativo desus ideas sin machaconería. Gran parte de sus ensayos penales, que iremoscitando, están publicados en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas. Todo

    ese conjunto copioso de sus artículos en revistas y periódicos, ciertamente quedan pie para elaborar una tesis a denominarse —tan solo es una sugerencia—

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    “Manuel G. Abastos, penalista”. Seámosle deudores en el terreno teórico y práctico a ABASTOS, figura relevante del Derecho Penal, por las enseñanzasque desgranó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, siemprerenovadoras, y por su labor publicística in extenso, que debemos ir ordenándola

     para situar bien los meridianos y los paralelos de su raciocinio jurídico.

     No se equivocó LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA cuando, en 1924, aseveraba: “A millegada a Lima he conocido un considerable número de gentes intelectualesy entre ellos las que se consagran a los mismos trabajos que yo, MARIANO IGNACIO  PRADO, JUAN  JOSÉ  CALLE, OSCAR   MIRO  QUESADA, LUIS G. CORNEJO, LEONIDAS  AVENDAÑO, BERNARDINO  LEÓN  Y  LEÓN, MANUEL  G.  ABASTOS, FERNANDO  CASTRO, van dejando lo mejor de

    su actividad en la ciencia de los delitos y de las penas”. (Cfr. “Prólogo” allibro de LEÓN  Y LEÓN, Bernardino,  El Poder Judicial, Librería FrancesaCientífica y Casa Editorial Rosay, Lima, 1925, p. 7).

    ABASTOS  tuvo una destacadísima participación en el Tercer CongresoCientífico Panamericano —desarrollado en Lima durante fines de 1924 ycomienzos de 1925— dentro de la subsección de Derecho Penal Siguiendoen esta parte a JIMÉNEZ  DE  ASÚA, la subsección se inauguró el 29 dediciembre de 1924. En la segunda sesión fechada el 2 de enero de 1925ABASTOS expuso ante los asambleístas dos trabajos que fueron aprobados plenamente. El primero fue “La teoría del estado peligroso del delincuente ennuestro Código Penal”. Para ABASTOS el Código Penal del Perú es uno delos más avanzados, y recomienda que “se adopte en la legislación penal deAmérica la fórmula del “estado peligroso” del delincuente. Años más tarde,ABASTOS dirá que: “El Código Penal de 1924, equivocadamente ecléctico enla teoría de la responsabilidad, es, en lo demás, radicalmente novedoso”. (Vid.“Discurso del catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos Dr. MANUEL G. ABASTOS, enel sepelio de los restos del Dr. VÍCTOR  M. MAÚRTUA”, en Revista del Foro,Año XXIV, N.ºs 7, 8 y 9, Lima, 1937, pp. 582-585. También vio la luz públicaen La Prensa (Lima, 10-VIII-1937).

    ABASTOS, desde que comenzó a comentar el Código Penal de 1924, en frasefeliz, se refería al “Código Maúrtua”. A propósito, nos dice ABASTOS: “UnCódigo Penal es obra de técnicos. En su elaboración no hay colaboración ni

    opinión popular. Los técnicos discuten, opinan y sacan adelante sus ideasconvertidas en preceptos. El público no se pronuncia sobre la ley sino cuando,

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     provechosos. Con todo, hay que rastrear los diarios de diciembre de 1924 yenero de 1925).

    La problemática jurídico-penal que enmarcaba el novísimo Código Penal de

    1924 en sus inicios fue descifrada por ABASTOS, empezando por la partegeneral. Nuestro penalista no da concesiones al estudiar y comentar el CódigoMAURTUA con un profundo saber. ABASTOS  critica, interpreta y sugierecon sensibilidad nuevos planteamientos. ¿Cómo se forma un penalista? Lasideas directrices y robustas que conlleva el Derecho Penal se tienen quecompartir, como añadido, con la Ciencia Penitenciaria, la Psicología Criminal,la Medicina Legal, la Criminología y la Psiquiatría Forense, entre las cienciasauxiliares más importantes. Visto así el fondo genérico, el penalista, apoyado

    y sin descuidar sus premisas, recurre a otro tipo de ideas para fundamentary encausar, por buen camino, su disciplina. Así era ABASTOS; por eso queel manojo y el eco de sus ideas penales, y el horizonte de su producción bibliográfica serán fuente de consulta inevitable. Léanse sus escritos queestán líneas arriba y llegaremos a la conclusión que MANUEL G. ABASTOS adopta una postura personal, y, en condiciones diferentes, supo alternar conlos mejores penalistas de América. Recordemos que ABASTOS fue MiembroTitular de la Sociedad Peruana de Medicina Legal, Delegado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ante el Consejo Local de Patronato, Miembrode la Comisión creada por D.S., de 25 de marzo de 1965, para el estudioy revisión del Código Penal, Miembro de la Comisión designada por elMinisterio de Relaciones Exteriores para estudiar el Proyecto de Convenciónredactado por el Comité Jurídico de la O.E.A., sobre prevención y represiónde los delitos de terrorismo, secuestro de personas y otros delitos contrascendencia internacional.

    Se ha cuestionado mucho, inclusive se ha vuelto hasta anecdótico, las famosas

    copias de Derecho Penal, II Curso, Lima, s/f., 260 pp., que se adquirían através del antiguo empleado de la Facultad de Derecho, señor LETONA, yafallecido. Desde Fribourg, nos decía HURTADO POZO que ABASTOS siemprenegó la autoría ante sus repetidas preguntas (carta del 8-1-1989). Igual posturatomó ABASTOS con AUGUSTO FERRERO cuando este le solicitó que se lasdedicara con su firma para un recuerdo. Conversando con BRAMONT ARIAS y VILLAVICENCIO  CUNEO  nos manifestaban que a ABASTOS  le gustabaescribir perfectamente, y la riqueza de su pensamiento estaba bien ordenada

    en cada uno de sus trabajos. Añadían ambos que ABASTOS nunca se sentíasatisfecho con lo que publicaba. Por lógica, deducimos que tratándose de

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    en el Derecho Penal Comparado. A NTONIO QUINTANO R IPOLLÉS lo cita ensu libro Derecho Penal de la culpa, Bosch, Barcelona, 1958. (El contenidocompleto del artículo se puede consultar en la Revista de Derecho y CienciasPolíticas, Año XVI, N.ºs I-II-III, Lima, MCMLII, pp. 275-352. El Capítulo

    III se publicó en la Revista Peruana de Ciencias Jurídicas y Sociales, N.º 1,Lima, 1954, pp. 117-151, de la cual ABASTOS fue fundador y colaborador.ABASTOS  tenía en mente publicar un libro intitulado  Derecho Penal delautomóvil, conforme se hace notar a pie de la página 117. Igualmente, elcapítulo IV se imprimió en la  Revista Penal de La Habana, Año VII, N.º3, 1956, pp. 68-81. El texto casi completo se volvió a editar en La Habana por la Revista Trimestral Enquiridión, en diversas entregas: N.º 13, pp. 31-37, N.º 14, pp. 29-50, N.º 15, pp. 39-48, N.º 16, pp. 33-38, correspondiente

    a 1956; N.º 17, pp. 35-40, N.º 18, pp. 29-34, correspondiente a 1957. Enel encabezamiento del N.º 13 se puntualizaba lo siguiente: “Preocupado deverdad por el difícil problema de los accidentes de tránsito, atento siempre atoda legislación sobre la materia y a los métodos de prevención, el profesorMANUEL G. ABASTOS de recia personalidad continental, representa una delas voces más autorizadas de América en tan complejo asunto”).

    MANUEL  G.  ABASTOS, al final de su ponencia hacía la siguienteRecomendación:

    “Por todo lo expuesto el autor propone el siguiente Proyecto de Recomendación:

    El Congreso de Juristas

    RECOMIENDA

    1. Que se adopten cuantas medidas sean necesarias para prevenir los accidentes detránsito;

    2. Que se incorpore en el Título de los delitos de “exponer a peligro o abandonar personas en peligro”, de los Códigos penales la hipótesis delictuosa de “omisiónde asistencia a las víctimas de un accidente de tránsito”;

    3. Que se incorpore en el Título de los delitos “contra la seguridad pública”, de losCódigos penales, la figura culposa de “conducción peligrosa de autovehículos”;

    4. Que en materia de responsabilidad civil de los automovilistas, por accidentede tránsito, se adopten los principios contenidos en el Anteproyecto de LeyUniforme elaborado por el Instituto Internacional para la unificación del DerechoPrivado;

    5. Que para garantizar a las víctimas de accidentes de tránsito la efectividad de

    la responsabilidad civil, se adopten igualmente los principios sobre seguroobligatorio de los automovilistas contenidos en el Anteproyecto de Ley Uniforme

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    elaborado por el referido Instituto Internacional, dejándose en libertad a cada país para determinar la cuantía del capital garantizador”.

    La ciencia punitiva fue para ABASTOS, digámoslo así, su “criatura predilecta”.

    Recibido de Abogado en 1924, ABASTOS  siguió perfeccionándose enDerecho Penal, hasta recibirse de Doctor en Derecho con la tesis  Los delitoscontra el patrimonio en nuestro Código Penal, en 1938. (Los trabajos deMANUEL G. ABASTOS, en Derecho Penal, aparte de los que están plasmadosmás arriba, con la consiguiente fuente original de su publicación, son lossiguientes: “Ángel Gustavo Cornejo, penalista”, en  Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año VIII, N.º 2, Lima, MCMXLIII, pp. 431-446. Nollegó a concluirlo. “Mariano Ruiz Funes, penalista”, en  Revista de Derecho

     y Ciencias Políticas, Año XVII, N.ºs. I-II-III, Lima, MCMLIII, pp. 246-258.“Informe” del Dr. MANUEL  G. ABASTOS  a la Tesis para optar el Gradode Doctor en Derecho Público de CARLOS  IVÁN  ZÚÑIGA  GUARDIA,intitulada  La teoría jurídica del homicidio en el Código Penal peruano,Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1957, pp. I-II. Debencitarse finalmente algunas reseñas bibliográficas que escribió ABASTOS demostrando, con ello, que la línea de argumentación de sus ideas se ensalzaen sumo grado en un conjunto copioso de comentarios bibliográficos. Entremuchas citemos las siguientes publicadas en la Revista de Derecho y CienciasPolíticas: “Incapacidad civil de los penados” de ALFREDO ORGAZ, Año V, N.º I, Lima, MCMXLI, pp. 230-232; “Proyecto Oficial del Código Penal” deMANUEL LÓPEZ-R EY Y ARROJO, Año VIII, N.º III, Lima, MCMXLIV, pp.693-707; “Delitos de la muchedumbre” de JORGE  PEIRANO  FACIO, AñoIX, N.º I, Lima, MCMXLV, pp. 348-351; “Derecho Penal Argentino”, T. III,IV y V, de SEBASTIÁN  SOLER , Año X, N.ºs. I-II-III, Lima, MCMXLVI, pp. 348-350; “La Reforma Penal en Bolivia”, Año XI, N.ºs. I-II-III, Lima,MCMXLVII, pp. 453-456; “Principios de Derecho Penal”, T. I, de JUAN DEL 

    R OSAL, Año XII, N.º I, Lima, MCMXLVIII, pp. 179-183; el colectivo “ElDerecho Penal Administrativo”, Año XII, N.º III, Lima, MCMXLVIII, pp.595-598; “Estudios jurídicos”, 2 vols., de ALFREDO GIRIBALDI ODDO, AñoXIII, N.ºs. I y II, Lima, MCMXLIX, pp. 368-370, y  La Ley Penal de LUIS BRAMONT ARIAS, Año XV, N.º I, Lima, MCMLI, pp. 159-160. También,“Sobre el delito sexual habla el Dr. ABASTOS”, entrevista publicada en  LaPrensa (Lima, 7-X-1951), pp. 2 y 4. Incluye foto).

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    X. ABASTOS, DECANO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE LIMA

    La profunda vocación e interés superlativo de ABASTOS por el Derecho sedejó notar también cuando ocupó el Decanato del Ilustre Colegio de Abogados

    de Lima. Ahí a ABASTOS le cupo una actividad multiforme entremezclandola finura, la agudeza y la versación cultural, en parte por los problemas quetuvo que afrontar y por el hecho de representar al gremio de abogados másimportante de la República. El primer período 1956-1957 lo asumió MANUEL G. ABASTOS —era Diputado Primero— debido a que el Decano R ICARDO ELÍAS Y APARICIO fue llamado a integrar el Gabinete del Gobierno de turno.

    La Junta Directiva estuvo integrada además por JOSÉ A. GARCÍA  MIRÓ,

    MÁXIMO  CISNEROS  SÁNCHEZ, EDUARDO  GLAVE  VALDIVIA, JORGE EUGENIO  CASTAÑEDA, JORGE  VEGA  GARCÍA, WENCESLAO  VILLAR  MONTOYA, FELIPE APARICIO  VALDEZ, JORGE  JELICIC  y GUILLERMO GARCÍA MONTUFAR . (Vid. “El Decano Accidental del Colegio de Abogadosde Lima”, en Revista del Foro, Año XLIII, N.º 2, Lima, 1956, pp. V. Incluyeretrato. “Discurso del Dr. MANUEL G. ABASTOS en la celebración del Díade Abogados”, presentando a R AÚL  PORRAS  BARRENECHEA  a quien sele encomendó el discurso de orden, en  Revista del Foro, Año XLIII, N.º 1,Lima, 1956, pp. 173-175. “Palabras del Decano en la incorporación comoMiembros Honorarios de los doctores Luis Podestá Costa, Francisco Gamarray Adolfo Bioy”, el 1 de agosto de 1956, en Revista del Foro, Año XLIII, N.º 2, Lima, 1956, pp. 451-457. En la portada se incluye una foto de los 4 juntos, pp. III. Además: “Memoria del Sr. Decano del Colegio de Abogadosde Lima leída en la Junta General realizada el 18 de marzo de 1957”, en Revista del Foro, Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp. 54-80. Incluye foto enla portada, pp. VI. Es un detallado Informe compuesto por XVII secciones, ydemostrando su independencia mental ABASTOS decía al final: “Entregamos

    nuestra obra al juicio benigno de los hombres de la corporación que, si no hande encontrar en ella brillantes iniciativas ni grandes aciertos, hallarán, por lomenos, algo que nadie puede negarnos, y es el deseo de servir con fe y celogremial indesmayables, al Ilustre Colegio de Abogados de Lima, tan dignode ser servido por todos los que a él pertenecen”. Por aquélla época, el 10 defebrero de 1957, MANUEL G. ABASTOS en el salón de actos de la Facultadde Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ante los restosmortales de JOSÉ GÁLVEZ BARRENECHEA, subrayaba: “Marchito está el

    laurel, cansado y envejecido el cuerpo; pero se diría que, a pesar de la muerte,una luz irreal luce como una pálida estrella sobre la serena frente, espejo de

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    una conciencia tranquila...”. Vid. ABASTOS, Manuel G., “Homenaje a JoséGálvez Barrenechea”, en Revista del Foro, Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp.175-177).

    ABASTOS, ampliando los horizontes de su rica cultura, y con una rara destreza para cultivarla, trató con propósito pedagógico el Derecho Constitucional, aldisertar “El Centenario de la Constitución Liberal de 1856”. Acertadamente,enseñaba: “Con ser muy progresista, la Carta de 1856 resultó menos radicalde como la desearon los hombres de la extrema izquierda de la Convención.Si se pasa revista a los principios propuestos, pero no admitidos en el textodefinitivo, parece una ley de compromiso”. (Vid. Revista del Foro, Año XLIII, N.º 3, Lima, 1956, pp. 722-724. Su fugaz incursión en la temática constitucional

    data de 1931, donde conjuntamente con DIÓMEDES ARIAS  SCHREIBER ,TORIBIO y LUIS ALAYZA, JORGE BASADRE, LUIS ECHECOPAR  GARCÍA,CARLOS  GARCÍA  CASTAÑEDA, JOSÉ  LEÓN  BARANDIARÁN, R AÚL PORRAS  BARRENECHEA  y ALBERTO  ULLOA  SOTOMAYOR , ofrecíansoluciones en un Programa de reformas constitucionales “para contribuircon su propaganda y su acción a que el éxito corone los trabajos de laConstituyente”. Vid. “Manifiesto de la Acción Republicana” del 1 de enerode 1931, en el diario El Perú (Lima, 8-1-1931), p. 6. Del mismo ABASTOS,consúltese la exhaustiva “Bibliografía preparada por el Seminario de Derechode la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que dirige el Dr. MANUEL G. ABASTOS, a pedido del Dr. MANUEL VICENTE VILLARÁN, Presidentedel Comité VI de la V Conferencia Interamericana de Abogados, sobreDerecho Constitucional Comparado por temas”, en  Revista del Foro, AñoXXXIV, N.ºs. 4-6, Lima, 1947, pp. 228-249. El índice elevado de su culturanos demuestra que ABASTOS no era huérfano de ideas, antes bien, sus ideasarrojaron luz en cada una de las disciplinas jurídicas que trató. Para el ámbitodel Derecho Administrativo, en conexión con el Derecho Penal, revísese su

    artículo “El Poder de Policía”, en Revista del Foro, XLI1I, N.º 2, Lima, 1956, pp. 205-227).

    A lo anterior debe de agregarse el segundo período 1957-1958 que le cupodesarrollar a MANUEL G. ABASTOS al frente del Colegio de Abogados deLima. En el Discurso con motivo de su elección nuevamente como Decano,el 18 de marzo de 1957, ABASTOS  exaltó las ventajas y el significado dela agremiación profesional, diciendo que “La abogacía se caracteriza, sin

    duda, por su independencia, pero lo que hace posible esa independencia esla sumisión a un cuerpo gremial cohesionado y fuerte, capaz de neutralizar

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    cualquier atentado contra la libertad de los abogados. Es esta fuerzacorporativa la que, debidamente organizada, ejerce un sano influjo sobre laadministración de justicia, orienta el proceso evolutivo de las leyes y colaboraeficazmente en el mantenimiento del orden jurídico”. (Cfr. Revista del Foro,

    Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp. 89).

    ABASTOS  volcó toda su experiencia docente al frente del Colegio deAbogados de Lima, así como le dedicó sus mejores esfuerzos. Dotado deabundantes ideas, y en función de buenas lecturas, ABASTOS hizo un trabajode sedimentación. Tal como es conocido en el gremio forense, con ocasiónde celebrarse el 2 de abril el día del abogado, se rindió, en aquella fecha,homenaje a R AMÓN  R IBEYRO. Abriendo el acto MANUEL  G. ABASTOS 

     pronunció el discurso “Reflexiones sobre la abogacía”. (Vid.  Revista delForo, Año XLIV, N.º 1, Lima, 1957, pp. 179-182).

    En este segundo período —1957-1958— de ABASTOS  como Decano delColegio de Abogados de Lima hubo un incidente con su persona. El 5 deabril de 1957, el Sr. Decano MANUEL G. ABASTOS presenta su renuncia a laJunta Directiva del Colegio, a raíz de que en El Comercio (Lima, 2-IV-1957)el abogado GASPAR   FERNÁNDEZ  CONCHA  publicó un duro comentario.Entre otras cosas, decía que al haber aceptado ABASTOS el cargo de AsesorJurídico del Ministerio de Gobierno y Policía por el que fue nombrado porResolución Suprema del 23 de marzo de 1957, ha dejado de ser idóneo para ocupar el Decanato del Colegio de Abogados de Lima. Es más, quehay incompatibilidades entre uno y otro cargo. Que, por estar agrupados elcargo de Decano y el de Vocal de la Corte Suprema, al abogado que ejerzael primero le alcanza el artículo 226º de la Constitución de 1933. Luegode exponer rigurosamente cada punto y traer bajo la opinión del abogadoFERNÁNDEZ CONCHA, la Junta Directiva del Colegio, por unanimidad de

    votos, el 5 de abril de 1957, acordó no aceptar la renuncia del Decano. En unaesmerada exposición decía: “La calidad moral de los hombres se juzga por suconducta y resultaría una irritante injusticia pensar que quienes han aceptadoun cargo público están moralmente impedidos de cumplir lealmente con lasobligaciones que impone los Estatutos del Colegio”. Firman: JOSÉ A NTONIO GARCÍA  MIRO, DARÍO  HERRERA  PAULSEN, MÁXIMO  CISNEROS,EDUARDO GLAVE VALDIVIA, J.E. CASTAÑEDA, JORGE VEGA GARCÍA,WENCESLAO  VILLAR   MONTOYA, FELIPE  APARICIO  VALDEZ, JORGE 

    JELICIC y GUILLERMO GARCÍA MONTÚFAR . (Vid. “Comentarios relativos

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    con la renuncia del Decano”, en  Revista del Foro, Año XLIV, N.º 1, Lima,1957, pp. 91-94).

    En condiciones diferentes, y siempre al frente del Decanato, MANUEL G. 

    ABASTOS presidió la delegación de abogados que concurrió a la X ConferenciaInter-Americana, convocada por la Inter-American Bar Association, llevada acabo en Buenos Aires en 1957. De manera casual y en vista que no estuvieron presentes los delegados de Chile y Ecuador, ABASTOS con gran personalidady erudita versación participó en la discusión del tema “Status Jurídico de laPlataforma Continental”, defendiendo con elevada nombradía los Principiosde la Declaración de Santiago de 1952, lo que trajo como resultado queABASTOS se opusiera a la Tesis de Henry Holland. (Vid. “Informe del Dr .

    Manuel G. Abastos sobre la X Conferencia Inter-Americana de Abogados”,en Revista del Foro, Año XLIV, N.º 3, Lima, 1957, pp. 402-412. Del propioABASTOS, al frente del Colegio de Abogados, véase en la Revista del Foro,Año XLV, N.º 1, Lima, 1958: “Memoria del Decano Dr. Manuel G. Abastos”el 18 de marzo de 1958, pp. 104-150; “Discurso pronunciado por el DecanoDr. Manuel G. Abastos en el sepelio del Dr. MANUEL VICENTE VILLARÁN”, pp. 167-172; “Discurso del Decano del Colegio Dr. Manuel G. Abastos en lainauguración de la librería jurídica y de los consultorios jurídicos”, pp. 173-174; y dentro de este contexto, “Declaración del ex-Decano, Dr. Manuel G.Abastos, en el 150 aniversario del Colegio de Abogados de Lima”, p. 96.

    Recordemos que ABASTOS  fue profesor de Economía Política y DerechoInternacional de Guerra, en la Escuela Superior de Guerra. Véase su extensanota bibliográfica al libro “Posición internacional del Perú” de ALBERTO ULLOA, en  Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Año V, N.º III, Lima,MCMXLI, pp. 545-551).

    XI. LOS ULTIMOS AÑOS DE ABASTOS

    La vejez es la etapa de la vida más triste en la cual el hombre toma un radicalsesgo. Lo más notorio en el ser humano es que deja casi por completo susactividades. El intelectual, como es el caso de ABASTOS, disminuye su producción bibliográfica. Tan solo espera un homenaje o agradecimiento quelo tonifica y hace meditar. Muchas veces su humildad no le permite asistira las ceremonias en las que se le tributa un agasajo. El discípulo atesora sus

    importantes ideas, las asimila, va formando y enhebrando su propia posiciónsin que olvide el epígono del maestro.

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    La figura científica de MANUEL G. ABASTOS en la plenitud de su vejez, su obrafecunda y su magisterio apostólico sin proclamas, se vieron recompensadas,mas no en su verdadera magnitud, con las distinciones que se le confirió. Así,ABASTOS  fue condecorado con las “Palmas Magisteriales del Perú”, en el

    Grado de Comendador, por los impagables servicios prestados a la educaciónnacional; y con la Orden Peruana de la Justicia en el Grado de Gran Cruz (1977).

    El 30 de junio de 1967, en su primer período, FERNANDO BELAUNDE TERRY mediante R.S. N.º 209 reconoció a la Academia Peruana de Derecho creada por el Colegio de Abogados de Lima, siendo Decano MARIO ALZAMORA VALDEZ; habiéndose instalado el 20 de julio del mismo año en el Salón deActos del gremio. Entre los incorporados estuvo MANUEL  G. ABASTOS.(Vid. Revista del Foro, Año L1V. N.º 3, Lima, 1967. pp. 9-31. Incluye retrato).

    Pese a sentirse disminuido físicamente ABASTOS se daba tiempo para acudira la Biblioteca de Derecho para disfrutar con remanso espiritual y delectaciónla lectura ávida de la voluminosa literatura ordenada entre libros y revistas.

    Quizás podríamos justificar en algo la deuda intelectual contraída conMANUEL G. ABASTOS, publicándose in memoriam un Libro-Homenaje.

    ABASTOS murió casi nonagenario el 14 de enero de 1983. Aún está fresco ennuestra memoria el día de su entierro. Recuerdo que su ataúd llegó a la puerta principal del Cementerio El Ángel en hombros de seis cargadores quieneslentamente marchaban hasta la morada final, bajo tierra; al lado de su esposaR OSA ELENA GÓMEZ DE ABASTOS  († 8-5-1964). Pero, antes, el rezo deestilo y la última despedida estuvieron a cargo de R ICARDO LA HOZ TIRADO,LUIS A. BRAMONT ARIAS y MANUEL CERPA CERPA. Cada uno de ellosdestacó la laboriosa actividad e ideas que infundió MANUEL G. ABASTOS.Sin exagerar, no pasaban de veinte las personas que lo acompañaron a su

    entierro. Nunca había visto a uno de sus discípulos predilectos VÍCTOR  A.VILLAVICENCIO  CUNEO  tan apesadumbrado como ese día. (Vid., la notanecrológica en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Vol. 45, Lima, 1981-1985, pp. 161. A raíz de su deceso se publicaron dos artículos periodísticos,a saber: ARAMBURÚ  MENCHACA, Andrés, “El maestro Abastos”,  ElComercio (Lima, 21-1-1983); y BACACORZO, Gustavo, “Manuel G. Abastos,humanista”, en  La Crónica  (Lima, 13-XII-1983). La muerte de ABASTOS  pasó prácticamente desapercibida.MANUEL G. ABASTOS supo “vivir hasta llegar a una gran vejez”. (Vivere adsumam senectutem).

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    IPARTE GENERAL

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    1.EL DELINCUENTE EN EL CÓDIGO DE

    MAÚRTUA*

     Maúrtua fue autor exclusivo de la reforma penal.

    Su ponencia parlamentaria de 1916 tímidamente

    inuida por el anteproyecto Suizo de 1915, es una

    transacción con la Escuela Clásica. Con mejor

     propósito reformista su proyecto de 1921, más

    directamente inspirado en los anteproyectos

    suizos de 1916 y 1918, incluye instituciones

     y resortes de política criminal omitidos en el

    anterior. Y es este segundo proyecto, de ágil y

    moderna arquitectura, el que después de sufrir

    ligeras enmiendas por parte de la Comisión

     Reformadora, que atinadamente había llamado

    a Maúrtua a su seno, se convierte en 1924 en

    la vigente ley. En el trabajo que insertamos a

    continuación se confrontan algunos preceptosdel Código —los más importantes en nuestro

    concepto— con las nuevas doctrinas penales.

     El resultado —según se verá— no es favorable.

     Después de trece años de vigencia, la antes

     perfecta teoría del Código muestra defectos y

    vacíos debidos no solo a una concepción que

    *  Publicado en la Revista de Derecho y Ciencias Políticas (Universidad Nacional Mayor de San Marcos), AñoII, N.º I, pp. 8-44; N.º II, pp. 306-322; N.º III, pp. 726-750, Lima, 1937-1938.

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    ESCRITOS PENALES / MANUEL G. ABASTOS

    44  ACTUALIDAD PENAL

    ahora resulta defectuosa, sino, sobre todo,

    a una permanente falta de aplicación. Raro

    destino el de esta ley, que ya su ilustre autor

    constataba con desencanto: envejecer sin

    haber sido aplicada.

    Para enjuiciar un Código penal moderno hay que enfocarlo desde el triple punto de vista de la concepción del delincuente, de la latitud y eficacia de la política criminal y de la configuración de los delitos.

    Siguiendo este método estudiaremos, por ahora, la doctrina del Código tansolo en lo que se refiere al delincuente.

    De filiación netamente clásica, el Código de 1863, cortado en el patrón francésde 1810, concebía el delito como una acción u omisión voluntaria y maliciosa penada por la ley. El delincuente era en él —tal como lo pinta la certera frasede Ferri— nada más que un “maniquí animado sobre cuya espalda el Juez pega el número de un artículo de la ley el cual llega a ser igualmente unnúmero para la ejecución de la sentencia”.1

    Enrolándose en la escuela positiva, el Código Maúrtua opone a la concepcióndel delito la concepción del delincuente. Pero, la prevalencia del delincuentesobre el delito ¿es en él tan absoluta como parece a primera vista?

    Aun cuando los artículos 81, 82 y 83 hacen del “agente de infracción” eleje alrededor del cual gira todo el aparato de las penas y de las medidas deseguridad, la adopción de la fórmula biológica-sicológica de la responsabilidadconduce necesariamente a la discriminación de los hechos que integranel delito. Asimismo, la determinación de la medida de la pena obliga a

    tener presente —“en cuanto la ley no las considere especialmente comoconstitutivas o modificadoras del delito”— (artículo 51), circunstancias deindividualización pertinentes, unas, a la naturaleza del hecho delictuoso, yotra, a la persona del delincuente. Lo que significa que la doctrina del Códigono mira exclusivamente hacia este, cosa explicable se advierte que para laapreciación de “la culpabilidad y el peligro del agente” hay que mirartambién hacía el delito, expresión de peligrosidad.

    1 FERRI, Sociología, T. I, Introducción, p. 15.

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    PARTE GENERAL

    INSTITUTO PACÍFICO   45

    I. IMPUTABILIDAD Y RESPONSABILIDAD

    Según la escuela clásica, el delincuente es responsable porque dotado dela facultad de escoger entre el acto punible y el acto lícito, se decide porel primero. De acuerdo con este principio, el Código del 1863 considerabairresponsable al incapaz de discernimiento, fuese loco o menor de edad.

    Apartándose de la posición clásica, pero temeroso al mismo tiempo deadoptar una fórmula radical, el Código Maúrtua conserva el requisito dela intencionalidad o voluntariedad del agente de infracción (artículos 81 y82), autorizado con criterio defensista la represión del agente de infracción