el informador separata semana santa 2014

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 1

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El Informador Separata Semana Santa 2014

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Page 1: El Informador Separata Semana Santa 2014

Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 1

Page 2: El Informador Separata Semana Santa 2014

Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A2

Semana Santa

Presentación

Indicaciones generales

1. Domingo de Ramos

en la Pasión del Señor

2. Lunes, martes y

miércoles santos

3. Jueves Santo

4. Viernes Santo

5. Sábado Santo

6. Domingo de Pascua

7. Cantos

3

5

6

21

38

53

86

101

106

Page 3: El Informador Separata Semana Santa 2014

Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 3

® Arquidíocesis de Medellín 2014ISSN 1909-9584

CRÉDITOS

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOS

Pbro. Jairo Alberto Henao MesaDocente de Sagradas Escriturasen la Facultad de Teología de la UPB.

TEXTOS TEOLÓGICOS Y CELEBRATIVOS

Pbro. Juan David Muriel MejíaDelegado Arzobispal para la Liturgia

Pbro. Diego Alberto Uribe CastrillónDocente UPB

Pbro. Mauricio Salazar MartínezDelegado Arzobispal para la Infancia y la Juventud

Pbro. Darío Gonzalo Martínez MachadoMaestro de las celebraciones episcopales

Equipo PALIA Seminario Mayor de MedellínAndrés Felipe Valencia GrisalesDiego José Echeverry GómezJuan Felipe Zapata GallegoDiego Alberto López Tobón

Grupo Primero de Teología Seminario Mayor

PortadaLienzo - Cristo Resucitado visita a su Madre con los Padres de la Iglesia, Certosa di San Girolamo, Bolonia.Lorenzo Pasinelli

Page 4: El Informador Separata Semana Santa 2014

Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A4

En la bendición de Pascua de 2013 el Papa Francisco nos dijo:

“He aquí lo que es la Pascua: el éxodo, el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la libertad del amor y la bondad. Porque Dios es vida, sólo vida, y su gloria somos nosotros: es el hombre vivo (cf. San Ireneo, Adv. haereses, 4,20,5-7).

Queridos hermanos y hermanas, Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los momentos concretos de nuestra vida, en nuestra vida cotidiana. Cuántos desiertos debe atravesar el ser humano también hoy. Sobre todo el desierto que está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es consciente de ser custodio de todo lo que el Creador nos ha dado y nos da. Pero la misericordia de Dios puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede hacer revivir incluso a los huesos secos (cf. Ezequiel 37,1-14).

He aquí, pues, la invitación que hacemos a todos: Acojamos la gracia de la Resurrección de Cristo. Dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejémonos amar por Jesús, dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz.

La celebración del Misterio Pascual es un compromiso de fe que cada año asumimos con la alegría de poder ofrecer a todos los creyentes razones para vivir la esperanza en la resurrección.

Por eso la Delegación Arzobispal para la Liturgia y el Culto Divino recuerda cada año las normas y las disposiciones que puedan hacer de la celebración una digna y evangelizadora experiencia para todos los que participen en nuestros distintos actos de fe y en nuestras asambleas litúrgicas de estos días.

Recordemos que ante todo, el Misterio Pascual es el centro mismo de nuestra vida cristiana y que su celebración constituye el acto central de la Liturgia. Ya lo enseñaba el Papa emérito Benedicto XVI en su Catequesis del Miércoles Santo 2008:

“Hacer memoria de los misterios de Cristo significa también vivir en adhesión profunda y solidaria al hoy de la historia, convencidos de que lo que celebramos es realidad viva y actual. Por tanto, llevemos en nuestra oración el dramatismo de hechos y situaciones que en estos días afligen a muchos hermanos nuestros en todas las partes del mundo. Sabemos que el odio, las divisiones y la violencia no tienen nunca la última palabra en los acontecimientos de la historia. Estos días vuelven a suscitar en nosotros la gran esperanza: Cristo crucificado ha resucitado y ha vencido al mundo. El amor es más fuerte que el odio, ha vencido y debemos asociarnos a esta victoria del amor.

EDICIÓN ESPECIAL

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 5

Por tanto, debemos recomenzar desde Cristo y trabajar en comunión con él por un mundo basado en la paz, en la justicia y en el amor. En este compromiso, en el que todos estamos implicados, dejémonos guiar por María, que acompañó a su Hijo divino por el camino de la pasión y de la cruz, y participó, con la fuerza de la fe, en el cumplimiento de su designio salvífico” .1

Dispongámonos pues para vivir esta fiesta de la vida y de la esperanza.

Antes de proceder a mirar con detenida alegría y con espíritu de fe cada una de las jornadas que nos aguardan, hagámonos unos interrogantes muy sencillos:

• ¿Hemos definido en qué día y a qué hora nos vamos a reunir con todas las personas que nos van a ayudar en la Semana Santa para lo más importante: Orar, poner en las manos de Dios todo el trabajo, estudiar la Palabra que se anunciará en esos días y crear los vínculos de comunión y de fraternidad que garanticen no el éxito, sino el bien pastoral de cuanto se va a hacer?

• ¿Qué sacerdotes, diáconos y ministros nos van a colaborar?• ¿Quién va a actuar como Maestro de las celebraciones y quiénes serán sus inmediatos colaboradores?• ¿Hemos designado un coordinador que tenga todo presente?• ¿Hemos definido ya los horarios y lugares de nuestras celebraciones?• ¿Hemos asignado a cada persona lo que le corresponde en estas fiestas de Pascua?• ¿Tenemos ya todos los elementos litúrgicos, los signos, los recursos catequéticos?• ¿Quiénes serán los ministros de cada celebración? • ¿Tenemos previsto, al menos tentativamente, el tiempo de duración de las distintas celebraciones, de

modo que se garanticen el equilibrio, los espacios para la oración, para el descanso, para el compartir fraterno?

• ¿Hemos pensado en el digno alojamiento y la alimentación de cuantos nos van a colaborar en estos días?

• ¿Hay un lugar, distinto de la Sacristía, donde estas personas puedan tener acceso a un refrigerio, a los medios de comunicación, a los recursos inmediatos y aún remotos?

• ¿Hemos pensado que puede ser útil un medio de comunicación constante (teléfono, Celulares, Internet, radio-teléfono) y que esté activo, por lo que pueda ocurrir?

• ¿Tenemos en la casa cural un espacio en el que quienes nos van a ayudar puedan disponer de los materiales necesarios, de los recursos y ayudas para la celebración?

• ¿Tenemos ya conseguidos los elementos prácticos que se van a emplear y un “banquito” de repuestos y soluciones inmediatas para el sonido, las ayudas audiovisuales, los implementos litúrgicos?

• ¿Ya tenemos cada uno de los Misales, Leccionarios, libros, cantorales y textos diversos que vamos a emplear en estos días santos?

• ¿Ya tienen los cantores la debida instrucción para cada día y para cada celebración??• ¿Hemos contratado o contactado por escrito, los distintos servicios que podríamos necesitar: sonido,

iluminación, flores, cirios, seguridad, primeros auxilios? • ¿Hemos revisado las normas mínimas de seguridad en la Iglesia, en los espacios que vamos a emplear,

en las vías que se han de utilizar?• ¿Tenemos al menos los mapas de los recorridos y hemos definido las personas y lugares que nos

puedan servir de apoyo?• ¿Hemos hecho los contactos y hemos suministrado la información a las distintas autoridades para

concertar con los planes que se tienen para la seguridad y el orden en estos días?• ¿Tenemos ya, por escrito, los distintos permisos para la utilización de las vías y espacios públicos?• ¿Tenemos ya los recursos de primeros auxilios para los distintos actos?• ¿Tenemos la lista detallada de teléfonos y direcciones de cuantos nos van a ayudar?• ¿Tenemos ya impreso el material catequético que queremos compartir con los fieles, bien revisado, bien

diagramado, pensando en la capacidad de comprensión y hasta en los tamaños de las letras?• ¿Hemos dispuesto unas notas de agradecimiento y un sencillo estímulo para quienes nos van a ayudar?•

Ahora sí, pensemos en nuestra Fiesta de Pascua. Que estos textos, preparados con fe y con esperanza nos ayuden a Evangelizar con gozo en esta Pascua 2014, en la gozosa espera de la Canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, en la feliz compañía de María, madre de la vida y de la esperanza.

1 Benedicto XVI. Catequesis del miércoles 19 de marzo de 2008.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A6

INDICACIONES GENERALES

El centro de nuestra Pascua es la Vigilia Pascual y el triunfo de Cristo sobre la muerte preparado por la Cuaresma y por los días de la Semana santa y del Triduo Sacro. Recordemos que la Semana Santa, de modo especial, el Triduo Pascual es una unidad.

No se permite, por tanto, celebrar uno de los momentos aisladamente, por ejemplo la sola Vigilia, o la Sola Cena del Señor. Incluso se advierte en la constantemente vigente CARTA CIRCULAR SOBRE LAS FIESTAS PASCUALES2, que está prohibido celebrar uno solo de los ritos si no se celebran los demás momentos: Cena, Pasión, Vigilia.

Además todo en la Semana Santa tiene un carácter comunitario. No se permite fraccionar la Asamblea ni tener celebraciones exclusivas para un determinado sector del pueblo de Dios. Pero esto no quita que se tengan encuentros y momentos de catequesis, de oración, de reflexión y de meditación de la Palabra Divina, o también de Catequesis Litúrgica para que los distintos grupos estén acertadamente preparados para los grandes encuentros de la comunidad.

Para mantener la verdad en las celebraciones, es preciso respetar las horas que dispone la Iglesia, lo mismo la identidad de los ministros, por lo que no se puede tolerar siquiera que las vestiduras sagradas que corresponden a los Ministros Ordenados sean usadas por quienes no han recibido el Orden Sagrado al que dichas vestiduras identifican, por ejemplo que los seminaristas o los laicos usen las vestiduras de los diáconos y los presbíteros, que algunos lleven las dalmáticas que son propias de los diáconos. Mucho menos que tales vestiduras sagradas sean usadas como vestidos para los santos e imágenes.

Es muy importante destacar el interés de la Iglesia en los signos y expresiones de la PIEDAD POPULAR, evitando desvalorizar esas expresiones de la fe o, también, evitando que ellas resten la importancia de los diversos momentos de la Liturgia.

Por eso en esta instrucción para la Semana Santa, junto a cada día se harán también unas sugerencias sobre los actos de PIEDAD POPULAR, atendiendo a las precisas normas que al respecto se nos han regalado en el Directorio que ya fue publicado en el año 2002.

Vamos, pues, con paciencia y disponibilidad a destacar lo más importante para estos días.

2 Congregación Para el Culto Divino. Carta Circular sobre las Fiestas Pascuales 1988.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 7

1. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASION DEL SEÑOR“Las banderas reales se adelantan y la cruz misteriosa en ellas brilla: la cruz en que la vida sufrió muerte y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.” Liturgia de las Horas

NOTA HISTÓRICA:

• El Domingo de Ramos es quizá la última de las memorias en torno a la Pascua que se introdujo en la tradición litúrgica.

• La noticia de su celebración la encontramos en el texto Itinerarium (cap. 31, 2-4) de la peregrina Egeria, peregrina española que estuvo en Jerusalén hacia el siglo IV. Allí se nos narra como a la hora undécima se leía el texto evangélico de la entrada en Jerusalén, la multitud seguía al obispo en una procesión que partía del monte de los olivos, cantando himnos y antífonas y respondiendo: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!; todos llevaban ramos y palmas. Llegados en la tarde a la basílica de la Anástasis, se celebraba un lucernario, se oraba a la Santa Cruz y se bendecía al pueblo.

• La procesión adquirirá después tonos dramáticos: en Egipto se realizará detrás de una cruz adornada portada en triunfo y en Jerusalén el obispo cabalgará un asno.

• San León Magno nos habla en sus Sermones de Passione Domini que en Roma se leía la pasión el domingo, el miércoles, el viernes y el sábado antes de pascua.

• En Galia la celebración del Domingo de Ramos, que el Sacramentario Gelasiano

Vetus ya denomina Dominica in palmas de Passione Domini, aparece en el siglo VII con una bendición de las palmas en el altar. En el siglo IX la celebración toma fuerza con la composición de himnos propios para la procesión, como el Gloria Laus de Teodulfo de Orléans (+ 821).

• Esta celebración se introdujo plenamente en la tradición romana con el Ordo de Die domenica in palmas del Sacramentario gregoriano (n. 312), del Pontifical romano-germánico (XCIX 162-206) y del Pontifical Romano del s. XII como una mímesis, es decir, con un carácter altamente representativo y un rito propio así: lectura de una epístola, evangelio, oración para bendecir las palmas distribuidas por el mismo Papa en su capilla, procesión hacia la Basílica de Letrán, canto de antífonas, canto del Gloria Laus ante las puertas cerradas de la Basílica, canto del Responsorio Ingrediente Domino al entrar, celebración de la Misa.

• ¡Habían quedado unidos así para siempre el sentido de la pasión del Señor y su entrega en la cruz gloriosa, y el carácter laudativo de las palmas! El Domingo de Ramos en Roma es una síntesis o visión panorámica de lo que se celebrará con detalles en la semana sucesiva: ¡A la luz por la cruz!

LA LITURGIA HOY:

“En este día la Iglesia conmemora la entrada de Cristo, el Señor,

en Jerusalén para consumar su misterio pascual.” Misal Romano

Como todos los domingos del año, también en el Domingo de Ramos se celebra de un modo especial la Resurrección del Señor, la gran victoria sobre la muerte. La procesión es como una aclamación que proclama la victoria del Señor, que la Iglesia también anuncia y celebra cada domingo.

Las palmas y los ramos, signos populares de victoria, ponen de relieve que la muerte en la cruz es camino de victoria, porque esta muerte destruyó la muerte. La narración de la Pasión pone de manifiesto la intensidad del amor de Dios que nos es revelada en Cristo, quien generosamente se entrega por nosotros para darnos nueva vida.

El color rojo de las vestiduras litúrgicas que se utilizan este día, busca realzar la muerte del Glorioso Mártir y su Victoria sobre dicha muerte.

En este día no podemos olvidar que deben ser bendecidos ramos verdaderos, y que estos signos no pueden sustituirse por banderas o bombas. La liturgia prescribe ramos de árboles, tolerándose hasta flores. Lo importante es destacar este signo. Ya en años pasados se llegó a un acuerdo con el Ministerio del Medio Ambiente en Colombia, que autoriza algunas determinadas plantas para este uso y nos han indicado las especies vegetales que sí se pueden emplear, evitando el daño de lo que debe conservarse.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A8

No olvidemos que los Ramos se bendicen para aclamar a Cristo en la Procesión. Si no hay procesión no se bendecirán los ramos, pero debe hacerse la entrada solemne en todas las misas, incluso desde el Sábado.

Por otro lado, es preciso advertir que no se puede cambiar el Evangelio de la Misa por el de la Entrada de Jesús a Jerusalén.

Por ningún motivo permitir representaciones teatrales, uso de animales o de una innecesaria dramatización de un hecho que, a la luz de la anámnesis litúrgica, debe celebrarse como un acontecimiento actual y no como la teatral puesta en escena de un hecho del pasado.

El prefacio propio, que ha reemplazado en la Reforma posconciliar al de la Cruz, y que posee origen visigótico, resume admirablemente la grandeza del misterio celebrado esta semana mayor: “…Cristo Nuestro Señor. Quien, siendo inocente, se entregó a la muerte por los culpables y aceptó la injusticia de ser contado entre criminales. De esta forma, al morir, destruyó nuestra culpa,y al resucitar, nos adquirió la salvación.”

Se debe leer siempre la Pasión, en todas las misas, escogiendo, si es preciso, la forma breve. No se deberían omitir las dos Lecturas y el Salmo.

LO QUE HAY QUE PREPARAR:

• El Misal Romano bien registrado.

• En el lugar de la bendición y para la marcha una buena amplificación.

• El Leccionario con el texto de San Lucas.

• Los cantores y los cantos apropiados

• Los ornamentos rojos, si se quiere capa pluvial roja, si hay diáconos estos podrán usar la Dalmática en la Procesión.

• Los ramos, el agua bendita, el incensario para la proclamación del Evangelio.

• El atril para colocar el Evangeliario.

• La cruz procesional se adorna con sencillez y belleza con ramos, ya que ella abre la procesión y la preside.

• No se deben utilizar animales vivos en esta celebración. Estas criaturas irracionales no están en condiciones de observar las normas litúrgicas y, por no poderlas instruir ni controlar debidamente, suelen provocar incidentes que desdicen del decoro debido en los actos del culto.

• Deben prepararse para la lectura de la Pasión tres textos totalmente exactos con las indicaciones para los que la proclaman: Cristo, Sanedrín, Relator o cronista.

LA PROCESIÓN Y LA MISADE LA PASIÓN:

El Misal Romano propone tres posibilidades para esta procesión.

a.La procesión: Es la forma más expresiva y prevé un espacio digno para iniciarla, bien dispuesto y bien decorado: la Cruz, el Atril cubierto para el Evangelio, el sonido.

Desde el lugar donde se bendicen los ramos, se acompaña procesionalmente al celebrante, que representa a Cristo, con palmas y ramos en las manos y entonando cantos de victoria, hasta la Iglesia donde se va a celebrar la Eucaristía.

b.La entrada solemne: Si no se dispone de un lugar adecuado, distinto de la Iglesia, se puede recurrir a esta modalidad. En un espacio de la misma Iglesia se bendicen los ramos y se lee el Evangelio de la entrada en Jerusalén, y desde allí el sacerdote celebrante, con los ministros y algunos fieles, marchan en procesión hacia el altar. Los demás fieles siguen desde sus puestos con cantos de aclamación esta marcha.

c.La entrada sencilla: Si no se puede hacer ni la procesión desde fuera ni la entrada solemne desde otro espacio de la Iglesia, se debe al menos dar un relieve especial al canto de entrada de la Misa. A través del canto y de las moniciones los fieles deben ser invitados a aclamar al Señor victorioso que inaugura su Misterio Pascual

Se podría también hacer que

el sacerdote, después del saludo, leyera solemnemente la antífona de entrada del Misal, junto con el salmo 23, Salmo que da sentido a la fiesta: las puertas de la Iglesia que se abren para recibir al Señor.

En cualquiera de estas tres

formas hay otro aspecto que no convendría olvidar: el papel de los jóvenes y de los niños. Así como a Jesús ellos le aclamaron en Jerusalén, es muy antigua la tradición en la Iglesia de que el canto y el protagonismo de los niños sean evidentes en esta celebración.

A la llegada a la Iglesia, si el

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 9

celebrante lleva la Pluvial la deja y reviste la Casulla, del mismo modo si, por alguna razón los diáconos no han llevado la dalmática en la procesión la revisten ahora.

Hecho el ingreso solemne,

con cánticos y batir de las palmas, sucede de inmediato la Oración Colecta y la Liturgia de la Palabra.

NOTA PASTORAL:

Las lecturas forman una maravillosa unidad con la Pasión, y aunque el libro litúrgico admite que alguna vez se pudieran suprimir convendría no descuidarlas. El tercer canto del Siervo, en la lectura de Isaías, y el himno pascual de Pablo en la carta a los Filipenses, centran de modo admirable lo que va a ser el camino de Jesús, a través de la muerte, hacia la victoria de la Pascua. Este año leeremos los textos evangélicos de San Lucas, quien insiste en la cruz como factor de conversión, poniendo de relieve el vínculo de unión entre los verdaderos discípulos, aquellos que quieren seguir a Cristo y a su cruz.

Pero sobre todo la proclamación de la Pasión es un momento privilegiado de la Celebración del Domingo de Ramos. Algo que no debe faltar por ningún motivo es la homilía que, aunque tenga que ser más breve, es un factor que ayuda a toda la comunidad a recoger y sintetizar el mensaje que al comienzo de la Semana Santa le ofrece la Iglesia.

EL CANTO LITÚRGICO:

El canto es uno de los elementos que tiene un papel importante en la celebración del Domingo de Ramos. Así pues que el escoger

los cantos más adecuados es ayudar a la asamblea para que capte la fuerza significativa del misterio celebrado.

Para la entrada: Hacia ti, morada santa, Que alegría cuando me dijeron, Hosanna al Hijo de David, Anunciaremos tu Reino, Señor, Pueblo de Reyes, Tu Reino es vida, Vamos a bendecir al Señor, Alabaré, Hossana hey.

En este momento es sumamente oportuno cantar el ya famoso y muy bello Hosanna, que en algunas partes utilizan indebidamente para sustituir el Sanctus de la misa. También puede intercalarse entre las estrofas del salmo la segunda parte del Santo de la Misa, en sus varias versiones, desde donde dice: Bendito el que viene...

Convendría poder cantar el Salmo responsorial o al menos la respuesta: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?

Antes del Evangelio: puede cantarse algo antifonal como Tu Palabra me da vida, Victoria tu reinarás, Gloria y honor a ti, leyendo o cantando en el centro el versículo del Leccionario.

Comunión: Acuérdate de Jesucristo, Alma mía recobra tu calma, Ved la cruz de la salvación, Oh Rostro ensangrentado, Oh cruz te adoramos.

Comentarios:

Monición inicialComo hermanos nos reunimos en una misma fe y nos encontramos entorno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, para conmemorar el momento cumbre de nuestra salvación, la Pascua, para la que Cristo entra triunfante en Jerusalén.

Recorramos con fe este doloroso y glorioso camino que nos conducirá con Cristo a la cruz y a la paz definitiva. Participemos con profunda devoción de ésta celebración que da apertura a nuestra Semana mayor.

Comentario a la Bendición y Procesión con los Ramos:(Tomado del Misal Romano – para hacerlo el presidente)

Queridos hermanos:Ya desde el principio de la Cuaresma nos venimos preparando con la oración y con obras de penitencia y caridad. Hoy nos reunimos para iniciar con toda la Iglesia la celebración anual del misterio pascual: la pasión, muerte y resurrección del Señor.Estos misterios santos empezaron con la entrada de Jesús a Jerusalén. Con fe y devoción hagamos memoria de esta entrada triunfal: acompañemos al Señor en su pasión y en su cruz para tener parte en su triunfo sobre la muerte.

Texto para la homilía:

Bendición y Procesiónde Ramos.

Acabamos de escuchar la proclamación del Evangelio en la que se nos narra la entrada de Jesús a la ciudad de Jerusalén.

Antes de que nuestra procesión de hoy vuelva a evocar aquel día en el que el Hijo de David, como le llamaban, descendió del monte de los olivos rodeado de los niños, de los jóvenes, de los humildes de su tiempo. El Rey que ayer llegó a Jerusalén, el Rey que pasa hoy por las calles es el que el profeta Zacarías vio en su anuncio: “mira que viene tu rey,

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A10

humilde y victorioso cabalgando en un asno” (Zacarías 9,9).

Hagamos nuestra la voz del Papa Francisco, llenando de la alegría del Rey que viene nuestro mundo. En su Exhortación Apostólica sobre la Alegría del Evangelio, nos dice al comienzo mismo del texto3: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

Este gozo del encuentro debe acompañarnos esta semana, incluso cuando las notas de la Pasión nos hagan pensar en el dolor hecho amor entregado. .Ahora, que pase Jesús por nuestra vida, que nos invite a reconocerlo como maestro, como pastor, como salvador. Que nos ayude a ser en el mundo los anunciadores de su esperanza y de su Evangelio de paz.

Reine Jesús por siempre. Amén.

Comentario a las lecturas:La Palabra de Dios siempre nos interpela y nos coloca en una profunda contemplación; allí es donde el Señor Jesús, con la acción de su Espíritu, va transformando nuestra existencia. Movidos por este día de la pasión del Señor, escuchemos con atención y fe el mensaje de nuestro Salvador.

3 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gau-dium 1.

Texto para la homilía:

EL TRIUNFO DEL CRUCIFICADO.

Hermanos amadísimos:Parece extraño que este domingo tenga como una doble forma de celebración. Una procesión festiva y solemne evoca la llegada de Jesús a Jerusalén, rodeado del afecto de los pobres, de los niños, de los últimos de aquellos tiempos, que en medio de su sencillez, gritaban jubilosos porque había llegado el Rey de Israel. Hosanna en las alturas (Mateo 21, 10), cantaron en Jerusalén y lo seguimos cantando en la misa, al abrir la plegaria eucarística con la que el mismo Jesús se pone en nuestras manos y llega a nuestra mesa.

Pero luego, como ahora en la Santa Misa, se nos muestra la otra dimensión de este domingo: La Pasión.

La lectura de cada detalle, profetizado en Isaías, cantado en el salmo y luego actualizado en la carta a los Filipenses, nos hace sentir la impresión que San Mateo tiene del magno sacrificio y de la victoria de Jesús en su Pasión Gloriosa. Es esta expresión la que debemos grabar: Pasión Gloriosa.

Puede parecer un contrasentido, una oposición de realidades, pero la Pasión de Cristo no es el fracaso de un héroe en desgracia, es la victoria de un mártir, es la donación de sí mismo que hace Jesús. Por ello el papa Francisco nos ha dicho en la Exhortación Apostólica La Alegría del Evangelio:

“La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable

del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura” 4.

Es ese amor distinto el que celebramos como familia, unidos en la misma fe. Es el amor por el Señor que une a su victoria a todos los que ama.

Pero la más gloriosa expresión de esta ofrenda es el estilo mismo que Jesús impone a su sacrificio pascual. Él ha descartado todo afán de hacer parecer su muerte como un espectáculo.

Se acercó a su pasión con una profunda convicción de que era el Cordero, manso y simple, que carga sobre sí todo el dolor del mundo pero que sabe que de su costado abierto va a brotar la alegría sin fin, la paz sin límites, la esperanza que sana el corazón adolorido de todos.

Por eso se llama a la Pasión “Evangelio” porque, a pesar de que nos cuenta cuánto y cómo sufrió Jesús, nos está también invitando a repensar la vida y a asumir las cruces de cada día con la misma alegría con la que Jesús entendió su muerte como el más sublime acto de amor.

Entremos pues a las Fiestas Pascuales, teniendo el cuidado de no irnos a quedar en el dolor, en la muerte, sino sabiendo que todo mira hacia la victoria del Resucitado.

Habrá que mirar con piedad agradecida la entrega de Jesús, pero hemos de asociarnos a la Madre de la Esperanza, para que, pasados los dolores del

4 Papa Francisco. Exhortación Apostólica Evangelii Gau-dium 88.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 11

Viernes Santo, reposado el corazón en la silenciosa espera del Sábado, nos encontremos dentro de ocho días para decirle al Resucitado, como le dijo Santa Laura Montoya una mañana de Pascua: “que hermoso vienes” 5, alabando la gozosa figura del que, surgiendo del Sepulcro nos quiere enseñar que lo que triunfa es la vida entregada con amor. Amén.

Oración de los fieles:

Presidente: Oremos hermanos con fe a Dios nuestro Padre, para que escuche nuestras plegarias y digámosle:

R/ Padre de amor, escúchanos:

• Por el Papa, los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, para que redimidos por la preciosa sangre de cristo, vivan con amor estos días en los que celebramos el misterio de nuestra salvación, Oremos.

• Por los gobernantes de las naciones, para que unidos al pueblo que los eligió, vivan en el amor y busquen el progreso de los pueblos. Oremos.

• Por los Misioneros que llevan marcadas con su labor evangelizadora las heridas de la pasión de Cristo, para que nuestra Oración los fortalezca y les conceda el furor necesario del anuncio triunfante de la resurrección del Señor. Oremos.

• Por nosotros, comunidad de N., reunidos hoy Domingo de ramos, para que unidos a los sentimientos de Cristo y la Iglesia, experimentemos el dolor de la pasión, y juntos lleguemos a la celebración gloriosa de la resurrección. Oremos.

5 Santa Laura Montoya, Autobiografía.

Presidente:Padre de bondad, escucha nuestra plegaria, ya que reunidos contemplamos tu misterio salvador, y concédenos comprender la necesidad de morir en la cruz, para vivir eternamente. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.

R/ Amén.

Acción de Gracias:Te damos gracias Padre por Jesucristo, tu Hijo y tu Enviado. Él ha venido a nosotros y en cada uno ha hecho su morada. Permítenos unir nuestras vidas plenamente en los misterios de nuestra salvación que desde hoy nos disponemos a celebrar.

Comentario final:Vayamos, alegres hermanos, al encuentro de la Cruz y dispongámonos a contemplar estos días santos, en los que podemos fortalecer nuestra fe como verdaderos y auténticos discípulos misioneros.

Para meditar:

“La entrada de Jesús a Jerusalén es un gesto simbólico, que quiere poner de manifiesto el carácter mesiánico de la persona y la obra de Jesucristo. Jesús es el Rey-Mesías anunciado por los profetas, y por esto entra solemnemente en la ciudad Santa y es aclamado por el pueblo como enviado de Dios.

Pero las características externas de esta entrada “triunfal” no tienen nada de triunfalistas. Jesús no se presenta como un vencedor militar al frente de un ejército, sino como un rey pacífico de la “buena gente” del pueblo. Y esta entrada, de hecho, representó para Jesús

el pórtico de su pasión, fue la primera estación de su caminar hacia la cruz.

Al conmemorar ritualmente este episodio de la vida de Cristo, nosotros deseamos proclamar que Jesús es nuestro rey. Pero su realeza no consiste en la posesión del dominio universal, sino que ha sido conquistada al precio del sacrificio de su propia vida. Ha llegado a la realeza pasando por la humillación (cfr. segunda lectura de la misa). Ha llegado al dominio total gracias a la obediencia perfecta a la voluntad del Padre. Nuestro Rey es un Rey sufriente, el cual en la total posesión de su imperio conserva las cicatrices gloriosas de las llagas.

Penetrar el sentido de esta paradoja, que es el sentido del misterio de Pascua, es una gracia propia del domingo de Ramos.”

J. Llopis, Misa Dominical.

“Las banderas reales se adelantan y la cruz misteriosa

en ellas brilla: la cruz en que la

vida sufrió muerte y en que, sufriendo

muerte, nos dio vida.”

Liturgia de las Horas

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A12

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSDOMINGO DE RAMOSLECTIO: Primera lectura tomada del libro de Isaías (50, 4-7).

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.

El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apalea-ban, las mejillas a los que mesa-ban mi barba; no me tapé el ros-tro ante ultrajes ni salivazos.

El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endu-recí el rostro como pedernal, sa-biendo que no quedaría defrau-dado. Palabra de Dios.

MEDITATIO: La revelación de Dios no es la revelación de un libro. Un libro contiene la expe-riencia de Dios en el Pueblo de Israel y en la Comunidad de los discípulos de Jesús. La expe-riencia de Dios es una fusión entre el acontecer humano y el acontecer de Dios en esa historia de Salvación. Si leemos toda la biblia, vemos cómo cada fase de la narración tiene una preocupa-ción específica, un punto focal de la existencia comunitaria, donde la cuestión del sentido, la expe-riencia de Dios, la realización de lo humano, conllevan particulari-dades propias y diversas.

Así, por ejemplo, la gran preocu-pación de Abraham es encontrar una tierra y establecer una fami-lia; la gran preocupación de Da-vid es fundar un reino autónomo y las condiciones de viabilidad de la existencia comunitaria en medio de otros pueblos feroces;

la predicación de los profetas del siglo VIII (Amós, Oseas, Isaías I y Miqueas), tiene que ver con la justicia social como expresión de la fe en YHWH. Jesús anuncia que el reino de Dios ha llegado y él mismo lo encarna en un pue-blo que no encuentra un eje claro en la fe y que padece la usurpa-ción de los romanos.

El pasaje que leemos hoy, do-mingo de Ramos, hace parte de los Cánticos del “Siervo que sufre”. Pertenecen a un II Isaías (Is 40-55), que vive en el siglo VI los sucesos del destierro en Ba-bilonia o el regreso del mismo. El personaje mencionado puede ser un profeta que ha padecido sobre sí la violencia, puede ser una figura para todo el pueblo que ha sufrido, puede ser un sa-cerdote del Templo o de alguien que en esas circunstancia se convierte en símbolo de toda la nación, y que a través de la no violencia encuentra su camino de servicio y respuesta a YHWH.Manifiesta una confianza en Dios a toda prueba y opta por el silen-cio, la esperanza y el consuelo, en vez de los gritos, las armas y la frustración. Este texto se lee en el día que pedagógicamente recordamos la entrada de Jesús en Jerusalén, en la semana de su pasión, montado sobre un bo-rrico, al mejor estilo del rey hu-milde y davídico. Ambas cosas, texto y ocasión nos llevan a la cuestión de los significados.

Hace 200 años unos soñadores, hijos de españoles unos y de lo-cales otros, recogieron las ideas de la Revolución Francesa y qui-sieron implementarlas en estas tierras americanas. Iniciaron así procesos republicanos que to-

davía no terminan y que depen-diendo del lugar han sido más o menos exitosos, o un total fiasco. Nosotros hemos intentado nues-tro camino. Y siempre que las ar-mas o la violencia fueron el me-dio para llegar a los fines, todo terminó en más odio, desolación e incertidumbre. Todavía hoy en día muchos expresamos el fastidio por grupos insurgentes, BACRIM, paramilitares o las mis-mas instituciones de defensa del Estado cuando disparan contra los civiles en protesta (Cfr. Vene-zuela). Incluso llegamos a expre-sar nuestro desconcierto por la manipulación del dolor con fines políticos, o el silencio de los líde-res ante los actos de barbarie, la corrupción de las instituciones y el largo etcétera de nuestro circo nacional.

Cuando no existe un proyecto común, cuando no se soporta sobre unos valores universales, cuando no hay una formación de los espíritus, cuando no existe una visión de largo plazo sino la sola vocación del poder, cuando no hay un respeto por la tierra, como se respeta un símbolo reli-gioso, cuando lo religioso no está al servicio de la gente, cuando todo sirve a los intereses mez-quinos de los regentes de turno, entonces el proyecto comunitario es imposible.

El “Siervo que sufre” hace de su vida un servicio de concientiza-ción para que la gente regrese y bajo la luz de YHWH recons-truya la patria. Jesús mismo entrega su vida como donación de sí mismo para que todos to-másemos conciencia de vivir en la dinámica del reino, para que todos empujásemos la irrupción

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 13

del reino de Dios y su justicia. En ese contexto lo mataron y su vida se convirtió en sanción defi-nitiva contra todo el mal que hay en el mundo. Porque el mal fue vencido en la kénosis de Jesús y de todos los que como Jesús entregan la vida. El mal quedó desenmascarado, porque sólo produce mal, porque ese no es el proyecto de Dios, porque se ca-mufla en la religión, en la política, en la economía, en la cultura, en los individuos y debe ser venci-do. La fuerza del reino de Dios en Jesús nos muestra el camino.La evolución de la conciencia debe constituirse en el objetivo mayor del Estado, de la Iglesia, de todos aquellos que tienen una responsabilidad de liderazgo o poder. La noción de justicia de este profeta anónimo de Dios (el “Siervo que sufre”) pero que ad-quiere rostro en Jesús y en los que son como Jesús, se funda-menta en la prevalencia del es-píritu sobre la contingencia, en la prevalencia del Ruaj Adonaí sobre el modus vivendi de las masas.

LECTIO: Segunda lectura toma-da de la carta del apóstol san Pa-blo a los Filipenses (2, 6-11).

Hermanos: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al con-trario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pa-sando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hom-bre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble - en el cielo, en la tierra, en el abismo - , y toda

lengua proclame: “¡Jesucristo es Señor!,” para gloria de Dios Pa-dre. Palabra de Dios.

MEDITATIO: Tres palabras para entender un bello himno sobre el crucificado resucitado: Dona-ción, abajamiento y victoria. Sí… estamos escuchando un pá-rrafo sobre la fuerza de la resu-rrección vista desde el la dona-ción de una vida, el abajamiento o “kénosis” (en griego) en la muerte por otros, la victoria des-de una crucifixión que otros han decretado. Y se nos dice que eso es camino de liberación ¡Qué provocador!

En el pasaje sobre los manda-mientos (Ex 20 y Dt 5), un is-raelita sólo podía hincarse ante YHWH que los había sacado de Egipto. Ponerse de rodillas sim-boliza sometimiento, dejar que otro determine, de alguna forma, la existencia. Y eso sólo es posi-ble ante Dios, porque se lo com-prende desde la liberación: “Yo soy YHWH que te saqué de Egip-to, da la casa de esclavitud” (Ex 20,1; Dt 5,6; Lv 19,1). Entonces el tercer mandamiento dice que no debemos arrodillarnos ante nada que sea hechura humana, nada que represente la manipu-lación del Misterio de Dios, nada que indique que nuestros senti-dos están tomando posesión ob-jetiva de Dios mismo (Ex 20,5; Dt 5,9). Dios siempre será lo más desbordante, lo más Otro en la comprensión humana. Ninguno de nuestros sentidos será capaz de capturar y dar razón total so-bre Dios.

Sólo ante Dios nos podemos arrodillar porque su esencia es mirada como acción pura de li-beración del pueblo esclavo. En Dios, los esclavos aprenden a ser libres, amar la libertad y la vida con sentido. En Dios el de-

sierto se descubre como un ca-mino que deja atrás los cipos y ataduras para ir al encuentro de la autonomía, la dignidad y la co-munidad de la alianza. Ninguna otra forma de comprensión de Dios les brindaba tanto y todo.Y ahora, San Pablo, el de for-mación farisaica, nos dice que podemos hincarnos ante el acontecimiento del crucificado resucitado, porque Jesús con su vida y acción definitiva ha sido encumbrado en el Padre, ha sido resucitado, su nombre evo-ca humanización y liberación, su vida toda evoca una historia con sentido, dinamismo puro de creación. Pero ante todo porque Jesús es la hechura de Dios en la historia humana. El sufrimien-to aceptado por Él se convierte en lenguaje de Dios, no para que nos hundamos irremediablemen-te en el sufrimiento, sino para que nos levantemos con la fuer-za del resucitado.

Tomás de Kempis, en la Imi-tación de Cristo, decía que no había cosa más útil que sufrir, que debíamos amar el sufri-miento como se amaba a Cris-to, que eso nos haría dichosos, bienaventurados en la tierra. Yo acepto que la cosmovisión que los regía, cuando el personaje Kempis vivió, los llevaba a pen-sar de esa manera. Que en ese entonces el mundo se dividía en tres estadios, de mayor a menor, los que oraban, los que gober-naban y los que obedecían. O los que estaban arriba y los que estaban abajo. Reproducir ese contexto social sin aceptar todo lo que se ha logrado en términos de humanización, hasta ahora, es invalidar el anuncio del reino de Dios que llevó a Jesús hasta la exaltación en la cruz.Ponernos de rodillas ante el Cru-cificado – Resucitado es algo más que un hecho cultual. Es

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A14

aceptar que su anuncio del reino de Dios nos compromete y direc-ciona hacia un sentido de la vida que no ofrecen las estructuras que nosotros mismos creamos en los vaivenes de la historia hu-mana. El resucitado le devuelve al mundo el Espíritu de Dios que a diario espantamos.

LECTIO: Pasión de nuestro Se-ñor Jesucristo según san Lucas (23, 1-49).

C. En aquel tiempo, se levantó toda la asamblea, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.C. Y se pusieron a acusarlo, di-ciendo:S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y di-ciendo que Él es el Mesías rey. »C. Pilato preguntó a Jesús:S. - «¿Eres tú el rey de los ju-díos?»C. Él le contestó:+ - «Tú lo dices.»C. Pilato dijo a los sumos sacer-dotes y a la gente:S. - «No encuentro ninguna cul-pa en este hombre.»C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:S. - «Solivianta al pueblo ense-ñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí. »C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisa-mente en Jerusalén por aquellos días.C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues ha-cía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún mila-gro.Le hizo un interrogatorio bastan-te largo; pero él no le contestó ni palabra.

Estaban allí los sumos sacerdo-tes y los escribas acusándolo con ahínco.Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio, y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blan-ca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.Pilato entregó a Jesús a su arbi-trioC. Pilato, convocando a los su-mos sacerdotes, a las autorida-des y al pueblo, les dijo:S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hom-bre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré. »C. Por la fiesta tenía que soltar-les a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Ba-rrabás.»C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»C. Él les dijo por tercera vez:S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un es-carmiento y lo soltaré. »C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucifica-ra; e iba creciendo el griterío.Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Je-sús se lo entregó a su arbitrio.Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

C. Mientras lo conducían, echa-ron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se da-ban golpes y lanzaban lamentos por él.Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:+ - «Hijas de Jerusalén, no llo-réis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “Dichosas las estériles y los vien-tres que no han dado a luz y los pechos que no han criado.” En-tonces empezarán a decirles a los montes: “Desplomaos sobre nosotros”, y a las colinas: “Sepul-tadnos”; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?»C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiar-los con él.Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacenC. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo cruci-ficaron allí, a él y a los malhecho-res, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: + -«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.Éste es el rey de los judíosC. El pueblo estaba mirando.Las autoridades le hacían mue-cas, diciendo:S. - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Me-sías de Dios, el Elegido.»C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:S. - «Si eres tú el rey de los ju-díos, sálvate a ti mismo.»C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 15

Hoy estarás conmigo en el paraísoC. Uno de los malhechores cruci-ficados lo insultaba, diciendo:S. - «¿No eres tú el Mesías? Sál-vate a ti mismo y a nosotros.»C. Pero el otro le increpaba:S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo supli-cio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hici-mos; en cambio, éste no ha falta-do en nada.»C. Y decía:S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»C. Jesús le respondió:+ - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»Padre, a tus manos encomiendo mi espírituC. Era ya eso de mediodía, y vi-nieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; por-que se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz poten-te, dijo:+ - «Padre, a tus manos enco-miendo mi espíritu.»C. Y, dicho esto, expiró.Todos se arrodillan, y se hace una pausa.C. El centurión, al ver lo que pa-saba, daba gloria a Dios, diciendo:S. - «Realmente, este hombre era justo.»C. Toda la muchedumbre que ha-bía acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho.Todos sus conocidos se mante-nían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mi-rando. Palabra del Señor.

MEDITATIO: Sólo proclamar la pasión con toda solemnidad y a tres voces nos hace erizar. No podemos perder el asombro me-ditativo ante esta lectura de toda la pasión. Nadie debería renun-ciar a su lectura, reemplazándo-la por el evangelio de la “burra”,

como lo dijera un día, jocosa-mente, uno de nuestros queri-dos sacerdotes de Medellín. Ese día nos hizo reír demasiado. La comunidad debe ser preparada para “escuchar”, y en la “escu-cha”, “ver” todo el Misterio Con-centrado de Dios en Jesús.

Quiero destacar tres cuadros:

1.El fracaso del sistema de po-der.

2.El fracaso de la masa que no quiere ser comunidad.

3.Las acciones de anuncio desde la cruz.

El fracaso del sistema de po-der. En la cruz fracasó el Tem-plo, el Sinedrio, el gobierno romano y el gobierno de los odio-sos Herodes. Una sola persona, con su grito por el ser humano desde Dios puso a tambalear el régimen de legalidad que los en-orgullecía. El ardid de “sacar de en medio” nació en el Templo de Dios, porque sus sacerdotes se confabularon. El Sinedrio los respaldó e hizo caso omiso de la tradición sinaítica que los forjó como pueblo; y los romanos no hicieron más que el papel de ac-tores de reparto barato en el pro-ceso contra Jesús. Y Él estaba allí en pie, firme, ante el destino de su vida. Firme en el testimo-nio final.

Esta contradicción mueve al mundo y la cultura que nos rige. Defendemos principios cuando ellos nos favorecen, pero hace-mos el esguince, nos agachamos cuando la ley misma nos compro-mete. Hay más bandidos entre los que nos gobiernan que entre los llamados bandidos. Ahora, cuando pasaron las elecciones legislativas en Colombia, hemos visto, los que hemos querido ver, cuánta corrupción campeó por el país. Tres departamentos con

una población del 9%, sobre el promedio nacional, eligió al 26% del Congreso. Y, hasta ahora, tímidamente veo voces de pro-testa en algunos columnistas, porque ni el alto gobierno, ni la Corte Electoral, ni la gran prensa con sus editoriales, ni las institu-ciones que representan a la co-munidad se dan por enterados. Es más, el gobierno celebra su victoria.

No lamento que mis devociones políticas no hayan obtenido la victoria, lamento la falta de con-ciencia del sistema de poder que nos rige. Pienso que este caso rápidamente analizado nos debe llevar a una concepción de la Educación y la Cultura como arquitectas de conciencias co-lectivas, estructuradas en valo-res universales, eternos, de la sociedad, como la ética, la mora-lidad y la espiritualidad. A Jesús no lo crucificaron sólo hombres con responsabilidad individual, a Jesús lo crucificó un sistema que todos apoyaban, que nadie reflexionaba, ese sistema le arre-bató su vida en esta historia y arrebató, con toda seguridad, la vida de muchísimos más. Jesús es signo de todos aquellos que no tienen oportunidad de vivir, de todos los que son negados en el sistema. Jesús es el juicio contra la perversión del poder humano, sea religioso, político, económi-co, o el amorfo poder de la masa social. Temo a la tiranía del go-bernante y temo a la tiranía de la masa que no reflexiona jamás.

El fracaso de la masa que no se compromete con ser co-munidad. El mundo occidental se fundamenta en la afirmación de los individuos. La sociedad existe porque existe cada indivi-duo. Esto que es una conquista de todo lo que tiene que ver con los Derechos Humano, le falta el

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A16

gran aporte de las culturas anti-guas y precedentes: Somos co-munidad, buscamos el bien co-mún, si la comunidad existe los individuos tienen dónde existir.

Jesús le dio continuidad a la idea de aglutinar al pueblo de Dios, como comunidad de la Nueva Alianza. Esa era su versión re-novada del pueblo que se con-gregaba a los pies de Dios, en el monte Sinaí o en el monte Ho-reb. Una comunidad libre, capaz de escuchar y poner en práctica. Eso escuchado fue llamado los “mandamientos de Dios”. Lás-tima que la interpretación tradi-cional de los hechos nos ha sido vendida o dada como que desde afuera de nosotros mismos, algo se nos impone a fin de ganar el cielo o cosa parecida. Esa visión deja de lado el realismo de los hechos, es decir, que es adentro de la comunidad, en lo más pro-fundo de su alma, en el corazón de cada hombre, donde brotan esos principio fundamentales que construyen al mismo hom-bre y la comunidad, no como una imposición externa sino como un fruto de humanidad, de racio-nalidad, de espiritualidad. A su nueva comunidad, Jesús predicó la Buena Noticia del Reino. Y a esa comunidad fueron llegando personas de todo tipo. Personas necesitadas, personas ávidas de escuchar. Sin embargo, en la cruz todos abuchean, son cóm-plices, se avergüenzan, huyen o traicionan. Adhieren al criminal y denostan al inocente.

No es lo mismo la masa que la comunidad. La comunidad es un punto de llegada, es un fruto después de una larga siembra. No es el número el que habla de la cualidad. Es el alma, el pen-samiento, la idea, la acción cons-tante, la virtud probada, la que dice que tenemos una comuni-

dad. Y sin comunidad no hay Estado o Iglesia. Sin comunidad estamos condenados a vivir en donde no hay vida y no hay futu-ro. Sin comunidad cada individuo está a merced de sí mismo y del vejador de turno.

Las acciones evangélicas del crucificado. Esta es una imagen que se me ha quedado de una lectura de San Carlos Borromeo, quien consideraba la cruz de Je-sús como un “taller”: Hay perdón, hay silencio ante la burla, hay ofrecimiento de algo más al des-ahuciado y hay un Espíritu que se da a todos. Jesús transforma la oprobiosa cruz que le corres-pondió en el último testimonio de su anuncio del Reino de Dios, en signo de salvación. Un ir contra cultura, incluso en el momento de morir. Murió con la convicción más profunda de actuar bajo el auspicio y el poder el Padre. Vi-vió como su conciencia de Hijo se lo enseñó y murió como el que muere confiado en los bra-zos amorosos del Padre. Y deja concentrado en un símbolo el sentido de toda una vida…

Somos comunidad, buscamos el bien común, si la comunidad existe los individuos tienen dónde

existir.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 17

Recordemos que los programas pastorales nos impulsan a evangelizar con mayor vigor a los jóvenes y aprovechar el Domingo de Ramos para realizar una Jornada especial para ellos. Por eso ofrecemos este recurso, de manera que en todas nuestras parroquias la juventud se sienta acogida e importante, como los niños hebreos al paso del Redentor.

Para preparar:• Invitar durante la Cuaresma

a los jóvenes que participan de las Eucaristías para que se hagan presentes con camisetas del mismo color el Domingo de Ramos a la Jornada Parroquial de la Juventud, en especial los que pertenecen a los grupos y comunidades juveniles parroquiales.

• En lo posible, que las imágenes en la procesión de Ramos sean cargadas por jóvenes.

• En el recorrido de la procesión, hacer unas estaciones en las que diferentes jóvenes participen con reflexiones y cantos.

• También pueden ofrecer durante el día otras actividades: Oración ante el Santísimo, Confesiones, Concierto de música religiosa, Eucaristías con participación de los jóvenes, Jornada deportivo- lúdica, conversatorio, películas.

• Realizar la ambientación del recorrido con carteleras, que presenten las siguientes frases:

+ «Bienaventurados los pobres

de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3).

+ En toda su vida, desde el

nacimiento en la gruta de Belén hasta la muerte en la cruz y la resurrección, Jesús encarnó las Bienaventuranzas. (Papa Francisco).

+ Si sabes decir “sí” a Jesús,

entonces tu vida joven se llenará de significado y será fecunda. (Papa Francisco).

+ Los jóvenes que escogen

a Jesús son fuertes. (Papa Francisco).

+ El Señor quiere una Iglesia

pobre que evangelice a los pobres. (Papa Francisco).

+ Pongamos a Jesús en primer

lugar. (Papa Francisco). + Seamos sensibles con las

diferentes formas de pobreza. (Papa Francisco).

+ Aprendamos de la sabiduría

de los pobres. (Papa Francisco).

1. LITURGIA INICIAL

Comentario inicial(Al comenzar en el lugar de la procesión):Hace treinta años, el Papa Juan Pablo II entregó a un grupo de jóvenes la Cruz del Jubileo de la Redención, y desde ese entonces comenzó el deseo de realizar Jornadas de fe para los jóvenes a nivel diocesano y mundial. Nuestra Arquidiócesis de Medellín realiza en este día

la Jornada Parroquial de la Juventud con el fin de continuar el legado del Beato Juan Pablo II, que decía:

“Queridos jóvenes, les confío la Cruz de Cristo. Llévenla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anuncien a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención. Iniciemos llenos de gozo la Semana Santa y oremos por la juventud de nuestra Parroquia para que siempre encuentren en la humildad de Cristo, su mayor riqueza.” (Mensaje de Pascua, 1984)

Una vez más queremos decirles a los adultos, niños y jóvenes, que son importantes para la Iglesia, y que la alegría de este día, es la alegría del encuentro con Jesús que viene a nuestro corazón.

Comentario sacerdotal y bendición de los Ramos:

Queridos hermanos: Después de haber preparado nuestros corazones desde el comienzo de la Cuaresma, por medio de la penitencia y las obras de caridad, nos congregamos hoy para prepararnos en unión con toda la Iglesia, a la celebración del misterio pascual de nuestro Señor, de su Pasión y de su Resurrección, que Él quiso realzar con la entrada a la ciudad de Jerusalén. Por eso, con toda fe y devoción, recordemos esta entrada que nos trajo la salvación y roguemos al Señor que, al participar por la gracia en los méritos de su cruz, tengamos también parte en su vida y resurrección.

ANEXO CELEBRATIVOJORNADA PARROQUIAL DE LA JUVENTUD

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A18

Oración de bendición:Padre todopoderoso y eterno, santifica con tu bendición + estos ramos, y, a cuantos vamos a acompañar a Cristo, aclamándole con cantos, concédenos, por Él, entrar en la Jerusalén del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.(Y en silencio rocía los ramos con agua bendita)

Comentario al evangeliode la Pasión:Jesús entra en Jerusalén, la ciudad santa, siendo aclamado por la multitud como rey. Pero su Reino no es de este mundo, no se basa en la grandeza humana sino en la entrega total, en el servicio, en la humildad, en el abajamiento. Jesús cumple la promesa de Dios: es el Mesías esperado.

PROCLAMACIÓNDEL EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 1-11Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: -«Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto.» Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:«Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila”.» Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos

por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: -«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!» Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada:-«¿Quién es éste?»La gente que venía con Él, decía:-«Es Jesús, el Profeta de Nazaret de Galilea.»Palabra del Señor

Pautas para la reflexión:

En su mensaje a los jóvenes para la Jornada de este año, el Papa Francisco nos propone reflexionar en la primera bienaventuranza: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3). Meditemos algunas de sus consideraciones:

• Nuestro Señor Jesús entra a la ciudad santa en una burra, no sólo para cumplir la profecía de Zacarías, sino para mostrarnos el carácter humilde de este Mesías, de este Salvador. Además, el pueblo reconoce en Jesús una nueva forma de mostrar la presencia de Dios, no ya desde la fuerza y el poder, sino desde el servicio y el amor. Esto denota la coherencia entre la predicación del Señor y su actuar. Él mismo declaró bienaventurados y felices a los pobres, y de esa misma manera vivió desde su nacimiento en Belén hasta su muerte y resurrección. ¿Cómo podemos todos, en especial los jóvenes, vivir una vida desde la humildad, el servicio y el amor?

• Jesús no quiere tanto la

aclamación con ramos y

palmas sino un seguimiento caracterizado por la pobreza, que no esté libre de los desafíos diarios, puesto que “si dejamos que Él esté en nuestra vida, si compartimos con Él las alegrías y los sufrimientos, experimentaremos una paz y una alegría que sólo Dios, amor infinito, puede dar”.

• Nuestros jóvenes están

invadidos por las ideas del poder, del tener, del placer. Les están ofreciendo la felicidad en llenarse de cosas, de poseer los artículos de moda, de hacer incluso sacrificios por acumular para después derrochar. Lo peor es que ante esta realidad nos encontramos jóvenes más vacíos, con menos deseos de vivir, con escasa vida de familia y sin planes ni metas, y mucho menos proyectos de vida.

• ¡Jóvenes, confíen en el Señor

¡ ¡Aspiren a cosas grandes! ¡Rechacen las ofertas a bajo costo que les están haciendo! ¡No se conviertan en esclavos del consumismo! “Escojan a Jesús para ser fuertes, aliméntense de su Palabra y no se “atiborren” de cosas. Vayan contracorriente. Sean capaces de buscar la verdadera felicidad diciendo no a la cultura de lo provisional, de la superficialidad y del usar y tirar, que no los considera capaces de asumir responsabilidades y de afrontar los grandes desafíos de la vida” (cf Mensaje Papa Francisco).

• Recorramos este camino

con alegría, y la alegría más hermosa es la de persona pobre, que tiene poco a que

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 19

aferrarse. Que esta procesión sea toda una evangelización, contagiando a los demás de nuestra alegría. Jóvenes: canten, alaben, sin miedo y sin pena al Señor, para que así todo el que les vea, pueda sentir esa alegría que Jesús nos da y que ustedes desde su amor y entrega nos trasmiten.

2. PROCESIÓN:Se pueden preparar durante el recorrido tres lugares para realizar unas reflexiones, leída por jóvenes, convenientemente preparados:

Pongamos a Jesús en primer lugar

Nos dice el Papa Francisco en el mensaje a los jóvenes: “intenten ser libres en relación con las cosas. El Señor nos llama a un estilo de vida evangélico de sobriedad, a no dejarnos llevar por la cultura del consumo. Se trata de buscar lo esencial, de aprender a despojarse de tantas cosas superfluas que nos ahogan. Desprendámonos de la codicia del tener, del dinero idolatrado y después derrochado. Pongamos a Jesús en primer lugar. Él nos puede liberar de las idolatrías que nos convierten en esclavos. ¡Confíen en Dios, queridos jóvenes! Él nos conoce, nos ama y jamás se olvida de nosotros. Así como cuida de los lirios del campo (cfr. Mt 6,28), no permitirá que nos falte nada. También para superar la crisis económica hay que estar dispuestos a cambiar de estilo de vida, a evitar tanto derroche. Igual que se necesita valor para ser felices, también es necesario el valor para ser sobrios.”

Oremos juntos:LIBÉRANOS, SEÑOR, DE NUESTROS APEGOS MATERIALES.

JESÚS, TÚ ERES LA PERSONA MÁS IMPORTANTE EN NUESTRA VIDA.MAESTRO, AYÚDANOS A LLEVAR UNA VIDA SOBRIA

El sacerdote invitará a los jóvenes a responder las siguientes preguntas, diciendo en voz alta: Jesús.

• ¿Quién nos libra de toda esclavitud?

• ¿Quién es la persona más importante para ustedes?

• ¿A quién venimos a alabar?

Seamos sensibles con las diferentes formas de pobreza

Continúa el Papa Francisco en el mensaje a los jóvenes: “A ustedes, jóvenes, les encomiendo en modo particular la tarea de volver a poner en el centro de la cultura humana la solidaridad. Ante las viejas y nuevas formas de pobreza –el desempleo, la emigración, los diversos tipos de dependencias–, tenemos el deber de estar atentos y vigilantes, venciendo la tentación de la indiferencia. Pensemos también en los que no se sienten amados, que no tienen esperanza en el futuro, que renuncian a comprometerse en la vida porque están desanimados, desilusionados, acobardados. Tenemos que aprender a estar con los pobres. No nos llenemos la boca con hermosas palabras sobre los pobres. Acerquémonos a ellos, mirémosles a los ojos, escuchémosles. Los pobres son para nosotros una ocasión concreta de encontrar al mismo Cristo, de tocar su carne que sufre.”

Oremos juntos:LIBÉRANOS, SEÑOR, DE NUESTROS APEGOS MATERIALES.JESÚS, QUEREMOS SER SOLIDARIOS.

MAESTRO, QUE TE VEAMOS EN EL QUE SUFRE.

El sacerdote preguntará a los jóvenes (es importante que les motive a responder espontáneamente)Jóvenes: ¿Quieren ser luz para otros? ¿Quiénes son los jóvenes qué están dispuestos a ayudar a otros?¿Quieren ser valientes, no seguir de largo, ayudar al que lo necesita?

Aprendamos de la sabiduría de los pobres

Nos dice el Papa Francisco: “Los pobres son para nosotros como maestros. Nos enseñan que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco. Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad. Los pobres pueden enseñarnos mucho, también sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14), Jesús presenta a este último como modelo porque es humilde y se considera pecador. También la viuda que echa dos pequeñas monedas en el tesoro del templo es un ejemplo de la generosidad de quien, aun teniendo poco o nada, da todo (cf. Lc 21,1-4).”

Oremos juntos:LIBÉRANOS, SEÑOR, DE NUESTROS APEGOS MATERIALES.JESÚS, DANOS HUMILDAD Y CONFIANZA. MAESTRO, QUE SEAMOS GENEROSOS.

El sacerdote invitará a los jóvenes participantes, en especial los pertenecientes a las comunidades juveniles,

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A20

para que en este momento se den un abrazo como signo de la confianza en Dios. Puede también invitarse para que den abrazos llenos de Jesús a otros miembros de la comunidad que tengan cerca; así mismo, a los participantes de la procesión, a abrazarse como signo del amor de Dios, en Jesús.

Entre las estaciones pueden ir cantando o leyendo algunos salmos:

SALMO 24 (23) R/. ¿Quién puede entrar en tu Templo, Señor?

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,porque Él la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano.¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente: él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador.

Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! ¿Y quién es ese Rey de la gloria? Es el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en los combates.

¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! ¿Y quién es ese Rey de la gloria? El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 47 (46) R/. Hosanna en el cielo

Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra.

Él puso a los pueblos bajo nuestro yugo, y a las naciones bajo nuestros pies; Él eligió para nosotros una herencia, que es el orgullo de Jacob, su predilecto.

El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey: el Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno.

El Señor reina sobre las naciones, el Señor se sienta en su trono sagrado. Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham: del Señor son los poderosos de la tierra, y Él se ha elevado inmensamente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en un principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 117

R/.”Bendito el que viene en nombre del Señor.”

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. En el peligro grité al Señor, y me escuchó poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?El Señor está conmigo y me auxilia, veré la derrota de mis adversarios. Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres,mejor es refugiarse en el Señor que confiar en los magnates. Todos los pueblos me rodeaban, en el nombre del Señor los rechacé;me rodeaban cerrando el cerco, en el nombre del Señor los rechacé; me rodeaban como avispas, ardiendo como fuego en las zarzas, en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó;el Señor es mi fuerza y mi energía, Él es mi salvación,

Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos:“La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa.” No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 21

Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Ésta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios: Él nos ilumina. Ordenad una procesión con ramos hasta los ángulos del altar. Tú eres mi Dios, te doy gracias; Dios mío, yo te ensalzo. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre,por los siglos de los siglos. Amén.

3. MISADe ser posible puede separarse un lugar durante la Eucaristía donde los jóvenes puedan sentarse juntos.Se omite el acto penitencial.

Comentario a las lecturas:Como el siervo sufriente, pidamos al Señor que nos abra el oído para escuchar como discípulos su Palabra.

Oración de los fieles:

Presidente:Jesús es el Reino de Dios en persona, es el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Es en el corazón del hombre donde el Reino, el señorío de Dios, se establece y crece. El Reino es al mismo tiempo don y promesa. Ya se nos ha dado en Jesús, pero aún debe cumplirse en plenitud. Por ello pedimos al Padre:

R/ «Venga a nosotros tu reino, Señor».

• Por el Papa Francisco, los Obispos, los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y todos los fieles laicos, para que viviendo la pobreza evangélica anuncien a Cristo a toda la humanidad, de manera especial a nuestra juventud. Oremos.

• Por nuestros gobernantes, para que promuevan la participación de los jóvenes brindando educación de calidad y espacios que defiendan la vida y la familia. Oremos.

• Por todos los jóvenes que

padecen algún tipo de pobreza, para que sepamos reconocer en ellos a Cristo sufriente.

Oremos. • Por nuestra comunidad, que

hoy se une en esta Jornada Parroquial de la Juventud, para que acoja con alegría a los jóvenes y crea en ellos como protagonistas del cambio en nuestra sociedad. Oremos.

• Por las Pascuas Juvenil e

Infantil y demás celebraciones que tendremos esta semana, para que permitan un verdadero encuentro que

avive nuestra relación con Jesucristo, que enriquezca nuestras comunidades parroquiales y dé fruto en abundancia.

Oremos.

Presidente:Escucha, Padre de Bondad, las oraciones que a Ti te dirigimos, por mediación de tu Hijo Jesucristo, quien siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. R/ Amén.

Opcional – bendición de los jóvenesDespués de la Comunión, el sacerdote indicará a los jóvenes que se pongan de rodillas, e invitará a aquellos que estén un poco más lejos del altar, para que se acerquen a él.Y realizará sobre ellos la siguiente bendición – envío:¡Padre Santo! Te pedimos por los jóvenes, que son la esperanza del mundo. Permíteles descubrir que lo más importante no es ser más, tener más, poder más, sino servir más a los demás. Dales un corazón grande para amar, que los haga familia, santos y ejemplo para el mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor.R/ Amén.

En este momento se les da un recordatorio invitándolos a la Pascua Juvenil.

Comentario final:Hoy hemos comenzado nuestra Semana Santa en medio de Jóvenes y Niños, que a ejemplo de María, Madre de los pobres y la estrella de la Nueva Evangelización, vivamos el Evangelio y encarnemos las Bienaventuranzas en nuestra vida.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A22

“Dieron muerte al Heredero,su oblación es haz de luz,reina Dios desde el madero,fulge el signo de la cruz.”

Liturgia de las Horas

Nota histórica:

• La celebración del lunes, martes y miércoles de la Semana Santa no pertenece a la ritualidad de los primeros siglos de la Iglesia.

• Ya en el Sacramentario Gelasiano encontramos un formulario de Misas propias para estos días en los numerales 333-348.

• En el del lunes santo, Feria II Ebdomada VI (la ortografía latina está transcrita como encontrada en el texto original), la colecta mira al Cristo, Hijo de Dios, que instituye en sí mismo la sacramentalidad de su pasión para el bien de la Iglesia: “Christus filius tuus per suum cruorem nobis instituit paschale mysterium”. La Postcomunión en cambio apunta al misterio pascual y al sacramento de la Eucaristía como principios renovadores del corazón del creyente que celebra la vida del Señor: “Sancta tua nos, domine, quaesumus, et vivificando semper renovet et renovando vivificent.”

• El formulario Gelasiano de la Misa del martes santo, Feria III Ebdomada VI - n. 339 (la ortografía latina está transcrita como encontrada), hace hincapié en la misericordia de Dios y en el poder salvador de la Pascua del Hijo: “Da, misericors Deus, ut quod in filii passione

mundus exercuit, salutare nobis fideliter senciamus”.

• El miércoles santo en la más antigua tradición romana fue un día de celebración de la Palabra en la mañana y de celebración eucarística en la tarde con formularios de oraciones solemnes y proclamación de la Pasión de San Lucas.

• Su formulario Gelasiano en los nn. 344-348 proclama el misterio pascual como un hecho reparador, mediante el cual Dios ejercita el poder soberano de su misericordia y de su generosidad a fin de que el hombre redimido viva en abundancia. Así rezaba la antigua colecta: “Omnipotens sempiterne Deus, qui Christi tui beata passione nos reparas, conserva in nobis opera misericordiae tuae, ut in huius caelebritate mysterii perpetua devotione vivamus.”

• La liturgia Tridentina daba la categoría Simplex a estas ferias de la Semana Mayor, haciendo estación romana en Santa Praxedes, Santa Prisca y Santa María la Mayor. Se proclamaban las lecturas del cántico del Siervo de Isaías, y como tradición mencionada antes, se proclamaba la Pasión de Marcos el martes y de Lucas el miércoles santo con genuflexión en el momento de la muerte del Señor. El prefacio era el de la Santa Cruz y se preveía una bendición sobre el pueblo al final de la celebración.

• En ese sentido, la bendición sobre el pueblo el martes santo contenía la teología de la renovación

ontológica pascual: “et ab omni subreptione vetustatis expurget…” – “Tu misericordia, oh Dios, nos purifique de los resabios pecaminosos y nos haga dignos de renovación.”

La liturgia hoy:

“Combate, Señor, a los que me atacan, pelea contra los que me hacen la guerra. Toma el escudo y la armadura, levántate y ven en mi ayuda, Señor, mi ayuda poderosa.” (Cf. Sal. 34,1-2; Sal. 139,8)

Antífona de entrada – Lunes santo

Estos días son grandes e importantes ferias privilegiadas de Cuaresma, como lo es el Jueves, hasta la tarde (en la Liturgia de las Horas, hasta Nona). La Sabiduría de la Liturgia ha ubicado en estos días unos textos privilegiados del Profeta Isaías, unos salmos y unos Evangelios que nos van llevando hacia el misterio Pascual, resaltando la persona adorable de Cristo, Siervo doliente y glorioso. Por ello no pueden omitirse ni cambiarse jamás.

Debe atenderse con mucho cuidado la celebración del Sacramento de la Penitencia, poniendo especial interés en las celebraciones comunitarias, con la advertencia obvia de no impartir la absolución general. La reconciliación de los Penitentes debe hacerse de modo individual, siempre en la sede propia del sacramento, recordando que los

2. LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTOS

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 23

penitentes tienen el derecho a no ser vistos y por lo tanto el derecho al uso de la reja. La Conferencia Episcopal de Colombia ha publicado ya un espléndido ritual de la Penitencia.

El Prefacio pedido, de la Pasión II, sintetiza de manera admirable la teología de estas ferias de semana santa: “Porque se acercan ya los días santos de su Pasión salvadora y de su gloriosa Resurrección; en ellos celebramos el triunfo sobre el poder del demonio y se revive el misterio de nuestra redención.”

Precisamente la colecta actual del martes santo hace reposar la posibilidad de alcanzar misericordia total de manos del Padre en el hecho mismo de la reactualización pascualizante del acontecimiento de la Pasión del Señor a través de la liturgia: “Dios todopoderoso y eterno, concédenos celebrar de tal manera los misterios de la Pasión del Señor, que merezcamos alcanzar tu misericordia.”

Nota Pastoral:

Las oraciones del Lunes santo y la Liturgia de la Palabra de estos días hacen volver la mirada sobre la fragilidad humana, incluso expresada en los discípulos que traicionan – Judas, Pedro – quienes permiten, con sus toscas acciones que traicionan y niegan, comenzar el drama de la entrega del Mesías, contemplado como el Siervo sufriente, que es ungido y preparado para su sepultura, pero que es la manifestación gloriosa del rostro y de la luz de Dios, principio de salvación y de gracia para los que a Él se acogen y para los que lo reconozcan como Mesías a pesar del aparente fracaso de la cruz.

Lo que debe prepararse:

La Iglesia debe expresar austeridad y recogimiento. No se ponen flores, si es posible se retiran o cubren las imágenes, o, como lo recomienda la Instrucción de 1988, se exponen algunos pasajes de la Pasión.

No se tienen devociones especiales (Lunes del Señor de las misericordias, Martes de María Auxiliadora…) pues no es posible celebrar misas votivas.

Las vestiduras litúrgicas son de color morado. Si es posible se dispone una sencilla ambientación que tenga por tema la cruz, la penitencia, o incluso disponer, sencillamente, alguna imagen que recuerde el texto evangélico que se ha de proclamar.

Los actos de Piedad, que generalmente consisten en procesiones penitenciales y Viacrucis, han de ser sobrios y sencillos. Las Imágenes Sagradas que ilustran bellamente estas procesiones han de ser conducidas con respeto y devoción, recordando que las procesiones han de ser siempre un preludio de la Celebración Eucarística. Es de desear que, si hay alguna agrupación musical que las acompañe, la música debe ser piadosa, solemne, por lo que se omitirán las coreografías, las piezas profanas que se intercalan en las marchas, y todo lo que desluzca del espíritu del tiempo.

El canto Sagrado

Durante estos días el canto debe responder a lo que el Misal pide: austeridad, sencillez, clima penitencial y de preparación a la gran fiesta pascual, por lo que se

omite el aleluya, como en el resto de la cuaresma y se prefieren aquellas composiciones que enfaticen el sentido penitencial de estas fechas. Proponemos: El Señor es mi fuerza, Caminaré en presencia del Señor, Postrado ante la cruz, Perdona a tu pueblo, Dios es fiel, Hombre de barro, Vuelve hacia nosotros tu mirada Señor, o algunos salmos.

“Dieron muerte al Heredero,

su oblaciónes haz de luz,

reina Diosdesde el madero,

fulge el signode la cruz.”

Liturgia de las Horas

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A24

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSLUNES MARTES Y MIERCOLES SANTOIntroducción sobre los Cán-ticos del “Siervo que sufre”: Durante los tres días santos, previos al jueves, escuchare-mos en la primera lectura cánti-cos del “Siervo que sufre” com-puestos por el profeta Isaías. La idea de alguien que sufre y con su sufrimiento presta un servicio a la comunidad es muy antigua. Cánticos similares los podemos encontrar en poesías del mundo mesopotámico (hoy tenemos tex-tos paleo-babilonios, sumerios y casitas del segundo milenio a.C. que lo comprueban).

Pareciera que el hombre hubiese nacido siempre en un estado de profanación y debido a la fuerza de su propio pecado, el castigo le es propio y debido. Es llamado al arrepentimiento y Dios viene en ayuda con la retribución y sana-ción. Esta idea nació por primera vez en sumeria y fue poco a poco incorporada en la cultura bíblica, heredera de alguna forma de todo ese maravilloso mundo de pueblos antiguos. Se presenta junto a otra idea que encontra-mos someramente en algunos salmos: La reflexión sobre la in-utilidad de la plegaria en el sufri-miento, porque Dios no escucha, porque Dios guarda silencio, por lo tanto en el sufrimiento el hom-bre experimenta la más angus-tiosa soledad que ni siquiera la religión puede resolver, mostran-do con ello su inutilidad (texto ca-sita de Ludlul bel Nemeqi).

En la biblia encontramos rastros suyos en los salmos 22, 27, 31, 69 y 109. Y también en los cánti-cos que se leen en esta semana (que son cuatro en Isaías: 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 52,13-53,12), los cuales fueron compuestos por el

segundo profeta Isaías (40-55), que vivió en la época del exilio en Babilonia (luego del 597 a.C. has-ta más allá del 538 a.C. quizás). Es la época en que los babilonios lo han destruido todo, han dejado las tierras de Judá en la ruina, sin líderes, sin instituciones, sin au-tonomía, sin YHWH. Porque esa es la herencia que dejan las inva-siones de los pueblos grandes a los pueblos pequeños. O eso es lo que deja la búsqueda del po-der: arruinar al otro imponiendo las propias ideas, anatematizan-do al otro hasta su caída social El poder al servicio de la ambi-ción deja riquezas personales en los vencedores y pobreza más muerte en los vencidos. Por eso el poder debe ser siempre objeto del análisis ético.

Un antiguo profesor mío del Ins-tituto Bíblico de Roma, el padre Horacio Simian-Yofre, nos decía que la imagen del “Siervo que sufre” en Isaías es una imagen teológica, que si bien tiene nexos con una reflexión muy antigua, es abierta, que no coincide con nin-guna figura histórica, individual o colectiva, pero que todo aquel que asume sus rasgos puede realizarla al menos parcialmente. El sentido de esto lo especifica-ba aún más así: La finalidad de la figura del “Siervo que sufre” sería una meditación teológica y dramática sobre el destino de todo hombre y mujer y sobre la posibilidad de aceptar junto a los demás, y hasta un cierto punto por los demás, el inevitable sufri-miento humano.

Lo dicho en términos muy teoló-gicos me lo explico así para que quienes comparten estas líneas puedan también comprenderlo:

Cada vez que la selección de Co-lombia gana los partidos, todo el pueblo lo asume como su propio triunfo. Tan solo recordar las mo-vilizaciones de la masa para que me crean. Su alegría es nuestra alegría. Pensemos por un ins-tante en los triunfos de la Pajón o del Quintana. ¡Pero el dolor! ¿Puede alguien sentir el dolor de otro? ¿Puede un conglomerado asumir como propio el dolor de otro segmento de la comunidad? Aquí es donde comienzan las dudas. No he visto a los univer-sitarios salir a la plaza pública para protestar por el desmadre en las pasadas elecciones. No he visto salir a la plaza pública a nadie a causa del despilfarro del medio ambiente en el Casanare. No he escuchado las voces de los líderes religiosos o políticos o de los medios de comunicación solidarizándose contundente-mente con las familias de los po-licías asesinados a palo en el sur del país. No he visto a los Altos Magistrados de la nación inclu-yendo actual Fiscal General pro-nunciándose sobre estos hechos lamentables que tocan los hilos de la política nacional de turno, no del Estado. Todos protestan sólo cuando les tocan sus inte-reses económicos o de poder. Y cuántos silencios hacemos frente al dolor de tantos que ver-daderamente sufren. A las pági-nas editoriales les importa más la reelección del presidente de turno, la venta de ISAGÉN, que el desastre en Buenaventura, Casanare, la Costa, donde en-tran miles de millones de pesos por regalías y no hay lo básico para vivir: el agua, la seguridad, la educación y la salud. Dicen que el gobierno actual entregó a los parlamentarios, antes de la

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 25

elección de cámaras, 3 billones de pesos en “cupos indicativos”. ¡Esto es una vergüenza! Esto ali-menta la cultura mafiosa de los colombianos, esto envilece los sentidos de los más pobres. Esto no es hacer la paz.

Los cánticos del “Siervo que su-fre” son heréticos con respecto al status quo de la cultura que nos imponemos todos. Y lo son al de-cir que ese personaje es hechura de Dios capaz de asumir el do-lor del otro y padecerlo y hacer algo desde su benevolencia y esperanza. Dios mismo está, en él, viviendo el sufrimiento de los olvidados, de la naturaleza olvi-dada, de las víctimas olvidadas. Miremos algunas sentencias de los cánticos:

• LUNES SANTO: “Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. So-bre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones”.

• MARTES SANTO: “Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas mater-nas, y pronunció mi nombre”.

• MIÉRCOLES SANTO: “Mi Señor me ha dado una len-gua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que es-cuche como los iniciados”.

Nosotros hacemos nuestros los triunfos de los demás y nos atri-buimos hasta la autoría intelec-tual por los réditos que eso gene-ra, por el licor y frenesí que eso desata, pero evadimos asumir el dolor de los demás porque eso implica algo en lo que somos de-masiado pobres: Conciencia per-sonal y comunitaria. Yo mismo me pregunto cuánta conciencia somos capaces de despertar en esta Semana Santa, mucho más

allá del despliegue simbólico y cultural. Me pregunto si una vez más estamos preparados para que los signos exhibidos sean acompañados de una palabra sabia sobre nuestro transitar por esta historia aciaga nuestra. O si los signos exhibidos son sim-plemente una exaltación sin inte-ligencia acerca de la vida de la comunidad. Cuando era semina-rista no entendía por qué en una procesión del Viacrucis el párro-co nos ponía a rezar el rosario… sigo sin entenderlo.

Como decía arriba, el cántico del período casita (mediados del segundo milenio a.C.), el Lud-lul bel Nemeqi, hacía la primera gran crítica a la imagen de “dios” que vendían las religiones me-sopotámicas, porque eran inca-paces de responder al dolor de las personas. Creo que en algo tenía razón: Las instituciones se tornan irrelevantes cuando son incapaces de hacer preferencia por los que realmente sufren, por el estado de conciencia que nos obliga los oscuros movimientos que causan sufrimiento en nues-tra comunidad.

Así pues, decir que Jesús asu-mió el sufrimiento va más allá de la poética y la parafernalia. Sig-nifica que ante el olvido del su-frimiento que nosotros mismos causamos, Dios viene y lo asu-me y nos habla desde allí. Nos engolosinamos viendo la imagen de un crucificado, con los telones de fondo y olvidamos la acción histórica que el Hijo nos propone: Que cada uno sea “Siervo” bon-dadoso que se duele con el otro y por lo tanto acepta la misión de llevar, en sí mismo, las semillas de redención. Miremos el reto de las primeras lecturas de estos tres días:

• LUNES SANTO: “Yo, el Se-ñor, te he llamado con justi-cia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que ha-bitan las tinieblas”.

• MARTES SANTO: “Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel - tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza -. Es poco que seas mi siervo y resta-blezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivien-tes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi sal-vación alcance hasta el con-fín de la tierra”.

• MIÉRCOLES SANTO: “El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ul-trajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sa-biendo que no quedaría de-fraudado”.

En el camino hacia la cruz, em-prendido por Jesús en Cesarea de Filipo (Mc 8,27), se ofrece la mejor y más contundente ense-ñanza a los discípulos de aquel entonces:

• “El que quiera seguirme, car-gue con su cruz y sígame. Porque quien pretenda salvar su propia vida, de todas for-mas la perderá” (Mc 8,34-35).

• “El que quiera ser el primero de todos, que sea el último y servidor de todos” (Mc 9,35).

• “El que quiera ser grande en-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A26

tre vosotros, que sea de to-dos servidor; y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos” (Mc 10,43-44).

Jesús ubicó su proyecto de vida en el horizonte del “Siervo que sufre” del profeta Isaías y preten-dió que sus discípulos de enton-ces y los de hoy siguiésemos ese camino: “Porque el Hijo del Hom-bre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en res-cate por la multitud” (Mc 10,45). Él dijo estas palabras y entró en Jerusalén… (Mc 11,1).

...así pues, decir que Jesús asumióel sufrimiento va más allá

de la poética y la parafernalia.Significa que ante el olvido

del sufrimiento que nosotrosmismos causamos,

Dios viene y lo asumey nos habla desde allí.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 27

LUNES SANTO

Comentario de entrada:En la casa de Betania el Maestro nos regalará una lección de misericordia y de paz. En nuestra celebración de hoy dejemos que el Señor llene nuestro corazón de esperanza y nos disponga para vivir con alegría y esperanza el misterio pascual que se acerca.

Comentario a las lecturas:Con la voz del profeta y con la luz del salmista, dejemos que el Señor nos hable al corazón y nos recuerde que su entrega amorosa es la salvación y la alegría de los que le aman.

Texto para la homilía

BETANIA: RESURRECCIÓN, ESPERANZA, AMISTAD

La Semana de la Pasión y Gloria de nuestro Señor prosigue hoy con una visita que tiene como escenario la Casa de Betania, una casa en la que juegan tres motivos que serán los de esta meditación: Amistad, Esperanza, Resurrección.

Podríamos mirar en un comienzo la tercer expresión: Resurrección es la fiesta que nos aguarda al final de esta Semana Mayor, es la victoria de la vida, es la experiencia que hace que el cristiano pueda vivir lo que Jesús se dispone a realizar. Jesús va camino de su Pascua. De hecho San Juan ha introducido así el pasaje que acaba de ser proclamado: Seis días antes de la Pascua (Cfr. Juan 12,1) aclarando que la visita se produce después de la resurrección de uno de los anfitriones de aquella cena,

llamado Lázaro. Que distinta fue esta resurrección. Lázaro va a tornar al sepulcro, pero el milagro que lo tiene en el mundo de los vivos sería la gota que rebosa la paciencia de sus paisanos, que, como dice San Juan, deciden eliminar al Maestro.

La otra palabra que puede identificar este día es la Esperanza. La de estos días tiene un punto de referencia: Jesús sabe que su vida toda está orientada hacia su victoria Pascual, pero se empieza a sentir en la pequeña comunidad de los Apóstoles el afán humano de lo perecedero, de lo inmediato.

Más, ¿Qué esperan los que circundan la mesa de Betania? Judas aguardaba, sin duda, la llegada de un reino tan material, tan marcado por las vanidades humanas, tan adherido a la ganancia y a lo rentable. Por eso calcula, por eso protesta, por eso su vida se va tras los trescientos denarios que cuesta el Nardo.

Marta y María aguarden que no cese la deliciosa amistad con el que le ha devuelto la vida a su hermano Lázaro, pero también entran en la incertidumbre del destino de quien es signo de contradicción para los Judíos que, curiosamente, han ido a ver como es alguien que ha vuelto de la muerte y se encuentran con el que ha prometido dar la vida eterna.Jesús sabe que le aguardan en Jerusalén la muerte y la gloria, la cruz y el sepulcro para el que el nardo perfumado está destinado.

¿Qué esperamos nosotros?Que las solemnidades de estos

días nos permitan recordar lo que nos dirá el prefacio de hoy: “Porque se acercan los días santos de su pasión salvadora y de su resurrección gloriosa; en ellos celebramos su triunfo sobre el poder de nuestro enemigo y renovamos el misterio de nuestra redención” 6, de modo que la vida nuestra haga propio el camino de Jesús que pasa por la cruz, que nos ayuda a leer la cruz de nuestra vida y nos la revela como camino a la vida verdadera, a la alegría de la victoria sobre el pecado y sus consecuencias.

Finalmente recordemos que una tercera palabra nos anima hoy: la amistad. Es esta la primera realidad que se palpa en la Casa de Betania. Es la ternura de Marta y de María, es el amigo Lázaro como uno de los comensales, es el grupo de cercanos que allí presencia todo: la Unción, el Perfume, la profecía de la sepultura, la aurora de la victoria de Jesús sobre la muerte. Nuestro amigo nos ha sido presentado en la Primera Lectura, cuando Isaías nos dice que sobre Él está el Espíritu (Cfr. Isaías 42,1), que el es “mi luz y mi salvación”7 .

Vamos a Betania también nosotros. Sintamos que en medio del mundo somos los testigos de la Esperanza, que se acerca la fiesta de la Resurrección del Siervo del Señor que ha sido bañado en el perfume de la piedad, que la esperanza nos invita a encontrarlo en los pobres que en el mundo de hoy son, no solo los que nada tienen sino también los que pueden recibir

6 Misal Romano. Prefacio II de la Pasión del Señor.7 Salmo 26

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A28

de nosotros mucho más que trescientos denarios: pueden recibir la constante cercanía del amor que consuela y salva.La Madre de Jesús nos ayude a esperar con alegría la resurrección de Jesús, el amigo de Betania. Amén.

Oración de los fieles:

Presidente:Hermanos a Dios el Señor, elevemos nuestras suplicas confiadas y digámosle con fe:

R/ Tú que eres nuestra vida, escúchanos Señor.

• Por la Iglesia, para que a tiempo y a destiempo vaya por todos los rincones del mundo anunciando el Evangelio, y que por su testimonio, sean muchos los que en Cristo descubran la luz y la salvación.

• Por todas las Naciones de la

tierra, para que meditando en Cristo, el Ungido, se instaure sin límite alguno, la justicia que Él ha anunciado y por la cual ha dado su vida.

• Por quienes sufren a causa de

la pobreza, para que a través de nuestra generosidad, descubran la providencia divina que no les abandona.

• Por nosotros, para que como

fieles discípulos, nos pongamos a los pies del Maestro tratando de asemejar nuestra vida a la suya, llorando nuestras culpas y mostrándonos arrepentidos de habernos alejado de su misericordia.

Presidente: Padre misericordioso acoge las suplicas que te hemos dirigido con fe; míranos con benevolencia y permítenos en todo cumplir tu

voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

R/ Amén

Acción de gracias:Hoy se nos ha mostrado a Cristo como el fiel servidor del Padre, y por quien nos vino la salvación, por Él damos gracias a Dios. Salgamos con el compromiso de llevar con alegría el mensaje de salvación a nuestros hermanos.

Marta y María aguarden que no cese la deliciosa amistad con el que le ha devuelto la vida a su hermano Lázaro, pero también entran en la incertidumbre del destino de quien es signo de contradicción para los Judíos que, curiosamente, han ido a ver como es alguien que ha vuelto de la muerte y se encuentran con el que ha prometido dar la vida eterna.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 29

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSLUNES SANTOLECTIO: Lectura del libro de Isaías (42, 1-7).

Así dice el Señor: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi ele-gido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las nacio-nes. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promove-rá fielmente el derecho, no vacila-rá ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.»

Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, dio el respi-ro al pueblo que la habita y el aliento a los que se mueven en ella:

«Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.» Palabra de Dios.

LECTIO: Evangelio según san Juan (12,1-11).

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lá-zaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecie-ron una cena; Marta servía, y Lá-zaro era uno de los que estaban con él a la mesa.

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus dis-cípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendi-do este perfume por trescientos denarios para dárselos a los po-bres?.»

Esto lo dijo, no porque le impor-tasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando.

Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi se-pultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.»Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fue-ron, no sólo por Jesús, sino tam-bién para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidie-ron matar también a Lázaro, por-que muchos judíos, por su cau-sa, se les iban y creían en Jesús. Palabra del Señor.

MEDITATIO: Se combinan tres elementos en este evangelio:

• El tema de los pobres.• La unción de Jesús en el se-

pulcro.• El testigo clave para acusar a

Jesús.

El tema de los pobres: En los libros del Deuteronomio y Levíti-co aparece una normatividad de beneficio social para todo Israel, cuando posea la tierra y extraiga sus frutos y riquezas, en el senti-do de llevar la ofrenda de gratitud a la presencia de YHWH, para que de ella se nutran el sacerdo-te, el levita, el huérfano, la viuda e incluso los extranjeros que ha-

bitan en Israel (Dt 26,1-16). Esas famosas leyes las conocemos como ley de las primicias y ley del diezmo.

Otra normatividad complementa-ria habla sobre la condonación de las deudas a los deudores, sobre todo si son pobres, cada 7 o cada 49 años. A través de la invitación a la generosidad y solidaridad del acreedor, más el llamado a la honradez del deudor, se crea un sistema práctico para saldar las deudas y evitar que los pobres, realidad ineludible en las estructu-ras humanas, existan a perpetui-dad (Dt 15,1-18; Cfr. Lv 25).

Los israelitas nunca buscaron la pobreza. Esto no concuerda con el plan de la creación. Dios ha creado el cielo y la tierra y luego el hombre ha sido puesto como administrador. La bendición de YHWH consiste en que tengan muchos, muchos hijos y dominen la tierra (Gn 1,28). El llamado de Abraham (Gn 12,1-2), y la sali-da de Egipto tienen como telón de fondo esta bendición (Ex 1). El pueblo de Israel es llamado a vivir la posesión de la tierra como la bendición del Creador. Allí cada israelita podrá tener sus propia familia y desarrollar todas sus expectativas de vida. Los po-bres que son un acontecimiento ineludible de las relaciones hu-manas, de la forma como nos organizamos, del éxito que indi-vidualmente y en relación con el entorno las personas tienen, son redimidos por medio de una ge-nerosidad ordenada y mediada por las acciones del Templo y de la propia convicción humana.

Judas se aprovecha del tema para desestimar la acción de la

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A30

amiga de Jesús. Ese dinero ser-viría más a los pobres que a los pies o cuerpo del maestro. En esa forma de raciocinar se es-conden las verdaderas intencio-nes del discípulo traidor. Utilizar la palabra “pobre” para extraer ganancias. Vencer al otro en su sensibilidad y de ello sacar fruto. Pero Jesús no se deja vencer y pone en su sitio al “compañero” de camino. Judas es signo de nosotros mismos cuando perde-mos el centro de nuestro caminar al lado del Señor. Ser discípulo con máscara de actor social pero engordando las arcas persona-les nos sitúa en el puesto del dis-cípulo traidor, que se vende por poco y pierde lo mucho.

La unción de Jesús: Los evan-gelios juegan con las imáge-nes y los acontecimientos. Por ejemplo: Ya desde el capítulo 1 de Juan se siente el sabor de la cruz, el sabor del viernes san-to, su atmósfera de Mysterium, cuando el Bautista llama a Jesús el “Cordero de Dios”. Y una vez más el narrador sagrado utiliza un hecho consuetudinario para significar algo más: La unción anticipada de Jesús crucificado. ¡Aquel a quien se unge está vivo! Y su fuerza, su olor, su perfume, no se ve sino que se extiende en silencio por toda la casa. No es una pérdida lo que se hace sobre él, la unción, sino que en la rela-ción personal y comunitaria con Él, se adquirirá la sabiduría y co-raje para atender a todos, inclu-yendo a los que están en el mar-gen de la sociedad: los pobres.

El testigo clave: Lázaro es un signo apologético muy querido por el evangelista Juan. Anticipa el hecho de la cruz y revela los verdaderos sentimientos de las autoridades judías y del “mun-do”. Revela, en último término, la caducidad de la religión cuan-

do se desconecta de la relación con Dios y se convierte en una estructura más o menos reglada, con normatividades específicas, con poder y todo lo demás. Láza-ro sabe a vida. Pero la vida no es asunto de la religión de aquellos hombres, sólo la obediencia y el respeto por el status quo. Como en un doble juicio, Lázaro invita-do al estrado, nos muestra a to-dos quién es el verdadero vence-dor y quién el verdadero vencido.

Jesús no se deja vencer y pone en su

sitio al “compañero” de camino. Judas es signo

de nosotros mismos cuando perdemos

el centro de nuestro caminar al lado del

Señor.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 31

Comentario inicial:Hoy contemplamos a Jesús sufriente pero a la vez misericordioso, que no escatima decir la verdad pero tampoco por ello se escapa de su realidad; muchas veces nosotros hemos sido como Pedro, un hombre lleno de miedo y cobarde para anunciar la verdad, pero a la vez experimentamos a un Dios que no nos entrega en manos de nuestros enemigos y que nos llama al arrepentimiento para que alcancemos la vida eterna. El mismo Señor de la vida nos llama hoy a no creernos convertidos por completo, para que así alcancemos su benevolencia; con fe celebremos esta fiesta del perdón y de la gracia.

Comentario a las lecturas:Así como el Señor no juzgó a quien le iba a traicionar, sino que por el contrario hasta el último momento le ofreció su amor, nosotros hagamos lo mismo con los hermanos. Escuchemos la Palabra divina que el Señor nos regala en este día. Texto para la homilía

LA CENA Y LA TRAICIÓN.

Hermanos en la fe: El Evangelio que acabamos de escuchar nos ha puesto ya en “aquella venerable cena”8 en la que Jesús ha de instituir el Sacerdocio, la Eucaristía, el mandato del amor.

La escena que se nos invita a contemplar es aquella en la que el Ungido de Dios, Jesús, el que la primera lectura proclama como aquella luz de las naciones

8 Misal Romano. Oración Colecta de la Misa In Coena Do-mini.

(Cfr. Isaías 49,6), convoca a sus doce apóstoles para confiarles, en la amistad, los secretos de su corazón.

Estos días que nos preparan a la Pasión y Gloria del Señor, han sido iluminados por la Iglesia con estas ferias en las que se nos amplían y exponen con mayor detalle lo que no alcanzaríamos a palpar en las solemnidades del Triduo Sacro que se inicia con la Misa en la Cena del Señor. Por eso, aunque en anticipo, vayamos a la Cena del Señor a sentir con Cristo, a tener, como dice San Pablo, “los mismos sentimientos de Cristo”(Cfr. Filipenses 2, 5).

Ayer pensábamos que tres palabras nos ayudarían a entender mejor el misterio. Hoy vamos a proceder del mismo modo, ahora son los nombres de los que protagonizan.

Judas. Una palabra que a fuerza de pronunciarla se ha vuelto sinónimo de los más oscuros sentimientos. Hasta su imagen se vuelto dramática, su rostro convulsionado, la bolsa con las monedas apretada con desespero. No alcanzamos a vislumbrar las motivaciones que llevaron a Judas a traicionar a su Maestro. Pero hay algo que nos señala también a nosotros cada vez que olvidamos la ley del amor, cada vez que sobreponemos a la vedad, a la amistad, a la fidelidad nuestras propias intenciones y nuestros instintos. La suerte de Judas es terrible: el horror de la angustia, el dolor profundo, el desamor.

Pedro.También lo conocemos. El Apóstol es de los primeros que fue llamado, es el que en el Evangelio irrumpe con sus palabras, es un pescador de Galilea que, poco a poco se ha dado cuenta que el que un día lo llamó es, como el lo mismo lo ha dicho “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”(Cfr. Mateo 16, 16). Sin embargo se le profetiza algo que se cumple cuando el gallo canta en las vigilias de la noche: se le dice que el miedo, la cobardía, pueden hacer que alguien que dice amar, se deje intimidar y sea también traidor. También nos retrata porque muchas veces, con nuestra actitud, dejamos ver que no conocemos a Jesús, que no somos sus discípulos, que ni siquiera somos sus amigos.

Hemos pensado en un tercer protagonista: Jesús

Jesús es el principal, es el centro de la escena. Jesús tiene corazón y este corazón siente: El Concilio Vaticano Segundo nos ha dicho que “Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado.”(Gaudium et Spes 22).

Por lo tanto la traición anunciada de dos modos le llega al corazón y le permite expresar la calidad de su perdón, la oferta constante de su misericordia, el amor infinito con el que aceptará las lágrimas de Pedro. En el salmo de la misa de hoy hemos dicho:

MARTES SANTO

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A32

“mi boca anunciará tu salvación” (Salmo 70). Es esta salvación la que aguardamos del corazón amoroso de aquel que el Jueves en la noche, tras el beso de Judas le va a decir “amigo”(Cfr. Mateo 26,50), es la que luego anunciará Pedro al proclamarle por tres veces el amor que tres veces le negó (Cfr. Juan 21, 15-18).

Que la Madre amorosa del Señor nos asista, para que nuestra vida no se pierda en el abismo del desamor, para que en compensación de nuestras muchas traiciones, podamos decirle a Jesús tres y mil veces: Señor, tú lo sabes todo, tu sabes que te amo (Cfr. Juan 21, 17). Amén.

Oración de los fieles:

Presidente:Hermanos a Dios el Señor que conoce lo que hay en nuestra mente y en nuestros corazones, dirijámosle con confianza nuestras suplicas y digámosle:

R/ Dios de bondad, Escucha nuestra oración.

• Por los Ministros de la Iglesia, para que permanezcan siempre fieles a la vocación recibida y nada ni nadie pueda separarlos del Maestro que con infinito amor les ha llamado para estar con Él.

• Por quienes tienen el encargo

de gobernar las naciones de la tierra, para que lo hagan con total honestidad y transparencia y nunca pongan sus propios intereses por encima de los intereses colectivos.

• Por quienes sufren a causa de las injusticias, para que

sepan poner su confianza en el Señor que no defrauda, y esperando siempre en Él, se sientan libres de las manos perversas.

• Por nosotros, para que

permanezcamos siempre fieles al Señor, y con nuestra mirada fija en Él, no demos cabida a la avaricia, a las ansias de poder, de tener o de placer, ni a nada que pueda alejarnos de su amor y su bondad.

Presidente: Señor, roca y refugio en quien tenemos puesta toda esperanza, atiende estas suplicas y las que quedan en lo profundo de nuestro corazón. Tu que vives y reinas, por los siglos de los siglos.

R/ Amén.

Acción de gracias:Te damos gracias Padre porque siempre nos llamas al arrepentimiento y no nos abandonas a pesar de nuestra inconstancia, permite que esta Eucaristía sea alimento que nos haga crecer en el amor a Ti y a nuestros hermanos y que con ella alcancemos frutos de redención.

Jesús es el principal, es el centro de la escena. Jesús tiene corazón y este corazón siente.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 33

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSMARTES SANTOLECTIO: Lectura del libro de Isaías (49, 1-6).

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronun-ció mi nombre.

Hizo de mi boca una espada afi-lada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bru-ñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.»Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo lleva-ba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que des-de el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Ja-cob, para que le reuniese a Israel - tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza -. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Palabra de Dios.

LECTIO: Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, Jesús, profun-damente conmovido, dijo: - «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, es-taba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por

quién lo decía. Entonces él, apo-yándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?»

Le contestó Jesús: - «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.» Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.

Detrás del pan, entró en él Sa-tanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.»

Ninguno de los comensales en-tendió a qué se refería. Como Ju-das guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encarga-ba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.

Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de no-che. Cuando salió, dijo Jesús:

- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: “Donde yo voy, vosotros no podéis ir”»

Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?»

Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tar-de.»

Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»

Jesús le contestó: - «¿Con que

darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.» Palabra del Señor.

MEDITATIO: La escena anterior, la del lunes santo, se desarrolla en casa de unos amigos. La ac-tual, se infiere, se desarrolla en el cenáculo, en el círculo más ín-timo de amigos. Están presentes, Jesús, Pedro y el discípulo ama-do. La atmósfera es sombría. El ambiente psicológico tenso. Nosotros los lectores y escuchas de este pasaje, distanciados en el tiempo, percibimos las varia-bles del drama: Traición, fracaso y muerte en el círculo de los dis-cípulos.

Para no especular demasiado sobre este pasaje y poner mis palabras en lo narrado, les pro-pongo leerlo a la luz de otra es-cena joánica muy anterior que está en Jn 6. Leamos los versos 6, 63-71. Estos versos son un retrato del diálogo más profundo del maestro con sus amaestra-dos. Y ya desde ese momento aparece Judas:

• “El Espíritu es el que da vida, la carne para nada aprove-cha. Las palabras que yo les he hablado son Espíritu y Vida” (v 63).

• “Hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quié-nes eran los que no creían y quién lo iba a entregar” (v 64).

• “Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado por el Padre” (v 65).

• “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A34

y ya no estaban con Él” (v 66).

• “Dijo Jesús a los 12: ¿Que-réis iros también vosotros?” (v 67).

• “Le responde Simón Pedro: Señor ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eter-na” (v 68).

• “Y nosotros hemos creído que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente” (v 69).

• “Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los 12? Y uno de vosotros es el diablo” (v 70).

• “Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque este era el que le iba a entregar, y era uno de los 12” (v 71).

Después del prólogo joánico, la primera acción de Jesús es el dejarse encontrar por los discípu-los. A partir de ellos toda acción es remitida al discipulado joánico que consiste en “creer en” Jesús. Lo mismo que para los sinópticos es el “ir detrás de” (Mc 1,16-20).

El capítulo 6 es el discurso más denso sobre el “creer en Jesús”, el comer de su vida y beber de su sangre. Lo cual resulta muy duro a muchos seguidores (Jn 6,60).El anuncio fundamental de Jesús en los sinópticos es el “Reinado de Dios que ha llegado” y que requiere de todos METANOIA y PISTIS (Mc 1,14-15). Luego viene la llamada de los prime-ros discípulos (Mc 1,16-20). La caracterización general del se-guimiento en los sinópticos es señalada con la palabra META-NOIA o PISTIS, es decir, cambio y fe. Entendiendo esto como un “dejarse determinar por” en el camino. Jesús es el determinan-te fundamental de la vida de los discípulos. Ellos aprenden todos los días de Él, están con Él (Mc 3,13) y van a llegar a compartir su mismo destino de cruz (Mc

10,33). METANOIA es discipu-lado, PISTIS es discipulado, se puede concluir.

Utilizando la escena de Juan 6 y la de Marcos 1, podemos llegar a la siguiente conclusión: Judas compartió todo con Jesús, des-de que fue llamado, pero nun-ca hubo METANOIA. Su segui-miento se lo puede considerar una simple METAMELEIA, es decir un cambio de opinión con fines estratégicos. Nunca entró al Misterio de Cristo por la fe, como gusta decirlo desde el prin-cipio al evangelista Juan, o por la METANOIA (sinópticos), sino que su incorporación al grupo fue un cambio de estrategia para allegarse a los mismos fines de toda la vida: robar, matar, qui-tar, autosatisfacerse. Dentro de la militancia que ahora profesa-ba seguía aspirando a satisfacer las ambiciones y pretensiones personales, las mismas que le identifican con lo más opuesto a Jesús en el evangelio de Juan: El Diablo. Su vida es el mundo que fracasa en la cruz de Jesús y del cual hemos hablado antes.

Dentro de la militancia que ahora

profesaba seguía aspirando a satisfacer

las ambiciones y pretensiones

personales, las mismas que le identifican con lo más opuesto a Jesús

en el evangelio de Juan

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 35

Comentario Inicial: “El momento está cerca”, la Cuaresma va expirando y en pocas horas nos adentraremos en la meditación del martirio de Cristo; sintámonos protagonistas de esta historia en la que el amor se entrega al dolor y al sufrimiento para regalarnos a nosotros, los amados, redención y salvación. Que este santo Sacrificio disponga nuestros corazones para vivir con fervor el paso de la muerte a la vida.

Comentario a las lecturas:Con la visión de Isaías del siervo doliente, la Palabra nos mostrará la fidelidad de aquel que se desprende de sí en el amor de Dios. Escuchemos atentos y aceptemos esta invitación de ser fieles hasta lo último al amor que Dios nos brinda.

Texto para la homilía:

¿SERÉ YO, MAESTRO?

Ayer entrabamos en la Cena de Jesús. Lo hicimos con el doloroso acontecimiento de la Traición anunciada. Hoy llegamos al Sacro Recinto sintiéndonos invitados, sintiendo que las palabras del Jesús son tan nuestras, tan cercanas, tan fraternales, pero también recordando que el anuncio de la traición se reitera en la narración de san Mateo.

Se nos ha contado que el Siervo de Dios, del que nos habla la primera lectura (Isaías 50, 4-9) , diciéndonos que está dispuesto a todo, que incluso sabe que será molido en el dolor, escucha la palabra de sus discípulos que le preguntan dónde quiere comer la Pascua.

Es por eso que debemos leer este día en dos momentos.

El uno muy breve, leyendo la traición, y recordando como el corazón humano acostumbra caminar en medio de sombras, cuando tiene luz, que somos capaces de olvidar el amor, que no somos lo fieles que deberíamos ser.

El segundo momento queremos mirarlo con más detalle. Nos vamos a dirigir al recinto de la Cena de Jesús. Este momento lo pensaremos de la mano de tres personas:

El anónimo dueño del Cenáculo: Prometimos tres personas, la primera no tiene nombre, como nos lo dice san Mateo: “id a casa de quien sabéis” (Cfr. Mateo, 18) 9. Pues aquella casa anónima, se ha vuelto casa de la comunidad. El que no tiene un nombre propio es ahora todo el pueblo de Dios, el que se congrega en el aposento alto, en la comunidad de la esperanza.

Jesús quiere hospedarse para la cena fraterna en cada corazón. Yo, tú, todos nosotros somos la casa que está en la universal Jerusalén que es la Iglesia. Le hemos de preparar una sala para el coloquio, una mesa para partir el pan, el corazón para que Jesús amigo, muy triste nos cuente que ha sido traicionado y que será negado. Solo nos queda hacer actual este deseo. Hoy viene el Señor a cenar: entraré y cenaremos juntos, dice el Apocalipsis (Cfr. Apocalipsis 3,20)9 La traducción oficial de la Sagrada Escritura en lengua

española dice precisamente: “Id a casa de quien sabéis” (Mateo 26,89).

La segunda persona es un grupo: Mis Discípulos. Los miraremos hoy preparando la Pascua. No entraremos en las discusiones interminables de nuestros sabios que aún no se han puesto de acuerdo con lo que efectivamente sucedió. Solo diremos que, con la mayor certeza, compraron pan, trajeron vino, vinieron ellos, se recostaron junto a la mesa a la usanza de aquellos tiempos, pero, sobre todo, fueron loq eu el testo dice: unos que como en la Primera Lectura, abrieron su oído aquella tarde para escuchar que el Señor, a pesar de su tristeza, les instituía misioneros para contar en la historia y en los siglos, que aquella noche santísima Jesús les pidió hacer presente el Reino de la vida y de la Paz.

La última persona será siempre la primera: Jesús.No lo describiremos en las palabras históricas de aquella noche, solo diremos que el estará siempre a la cabecera de la eterna mesa del amor fraterno, que el servirá siempre el banquete del amor y de la esperanza. San Ambrosio nos ayudará a reconocerlo: “En Cristo lo tenemos todo...Cristo es todo para nosotros. Si deseas curarte una herida, El es el médico; si ardes de fiebre, El es el manantial que reanima; si te abruma la culpa, El es la justificación; si necesitas ayuda, El es la fuerza; si temes la muerte, El es la vida; si deseas el Cielo, El es el camino; si huyes de las tinieblas, El es la luz; si necesitas alimento, El es la comida” (San Ambrosio, La Virginidad, XVI; PL 16, 291).

Jesús, el Hijo de María, la madre

MIÉRCOLES SANTO

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A36

fiel, nos convoque siempre junto a su corazón. Amén.

Oración de los fieles:

Presidente:Elevemos, hermanos, nuestras suplicas confiadas, al Padre celestial, que anima siempre nuestros pasos hacia el conocimiento de la verdad de su amor y digámosle:

R/ Escucha, Señor, nuestras suplicas.

• - Por la Iglesia, que Pastores y fieles sepan transmitir con amor y alegría el amor de Dios, manifestado en Cristo, traicionado, entregado y martirizado para nuestra salvación.

• Por las autoridades de

las Naciones, para que legislen siempre buscando la protección de la Vida y rechacen siempre cualquier manifestación de violencia, intolerancia y discriminación.

• Por quienes están

condenados a muerte a causa de las drogas, el alcohol, los malos vicios y la violencia, para que encuentren en la mano tendida de los hermanos, a Cristo que les quiere arrebatar del poder de la muerte.

• Por nosotros, que delante

de Cristo confrontemos nuestras vidas, con humildad reconozcamos lo que nos aleja de Él y seamos capaces de volver a su amor incondicional.

Presidente:Atiende justo Padre, las súplicas que tu pueblo, confiado en tu misericordia, eleva en los momentos previos a las

celebraciones pascuales. Por Jesucristo Nuestro Señor.R/ Amén.

Comentario final:Se acerca el momento definitivo de la entrega redentora de Nuestro Señor, y todo va tomando su cauce hacia el hecho salvador de la cruz que estamos próximos a celebrar. Isaías nos presentaba un trozo más de su visión del siervo doliente, el cual nos invita a mantener la confianza en la fuerza que nos viene de Dios, y a no dejarnos vencer por los golpes y la rudeza de las dificultades, tal como lo hace el Señor Jesús, que sabiendo lo que estaba próximo a vivir, se mantuvo fiel a su misión y al amor del Padre, aceptando con humildad su encargo redentor.Vayamos alegres de saber que Dios, por medio de la pasión salvadora de Jesús, nos otorga el regalo de la vida eterna.

Para meditar:

“También los nardos que María de Betania derrama hoy sobre Jesús son imagen y símbolo de aquel óleo celestial e invisible, de la fuerza vital divina de la que se nos dice proféticamente en el salmo: “Dios, tu Dios, te ha ungido con el óleo de la alegría por encima de tus compañeros” (Sal. 44, 8). Ese óleo de la alegría celestial es el que Dios Padre ha derramado sobre la cabeza sangrienta y coronada de espinas del Hijo crucificado; de aquí que lleve el nombre de: Cristo, el Ungido. Y como el camino que conduce a esta unción pasa a través de su muerte y sepultura, puede Jesús decir también con doble sentido: “Dejadla que lo conserve para el día de mi sepultura”.

La unción de la amante María indica ya de antemano la Emiliana Löhr, El Año del Señor

muerte y sepultura de Jesús, así como la gloria subsiguiente de su sacerdocio y reino. La “despilfarradora”, por tanto, se muestra como verdadera creyente cristiana.

Cuando en el Jueves Santo las solemnes palabras de la consagración piden que la fuerza de Dios descienda sobre su santo óleo… cuando, por último, dos días más tarde el obispo o sacerdote unge la coronilla de los neófitos con este crisma consagrado, diciendo al mismo tiempo: “El Dios Todopoderoso, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo... te unja con el crisma de la salud en este mismo Cristo Jesús, Nuestro Señor, para la vida eterna”, entonces es el momento en que la acción simbólica de la amante María alcanza toda su realidad. Entonces todas las imágenes simbólicas de los tiempos antiguos quedan plasmadas en hechos reales y se pone al descubierto el misterio oculto.

La divina paloma vuela entonces hacia el arpa de la Iglesia llevando en el pico el ramito de olivo, es decir, la vida nacida de la muerte. Entonces es cuando se llenan los recipientes vacíos de la Iglesia sin jamás llegarse a agotar el aceite, ya que a diario nacen a la vida terrena innumerables personas que han de alimentarse de esa vida divina.

María de Betania contribuye, en verdad, a la sepultura de Cristo cuando los que son bautizados - enterrados con Cristo - reciben de manos de la Iglesia la santa unción bautismal. El “buen olor de Cristo” (2 Co 2, 15) se expande entonces por toda la casa de la Iglesia y la voz del odio tiene que enmudecer porque la pobreza, rica ya ahora, se regocija del despilfarro del amor.”

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 37

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSMIÉRCOLES SANTO

LECTIO: Lectura del libro de Isaías (50,4-9ª).

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.

El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ul-trajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí?

Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará? Palabra de Dios.

LECTIO: Evangelio según san Mateo (26, 14-25).

En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

- «¿Qué estáis dispuestos a dar-me, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en trein-ta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propi-cia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Je-sús y le preguntaron: - «¿Dónde

quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó: - «ld a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”»

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepa-raron la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: - «Os ase-guro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusie-ron a preguntarle uno tras otro: - «¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió: - «El que ha mo-jado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a en-tregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: - «¿Soy yo aca-so, Maestro?» Él respondió: - «Tú lo has dicho.» Palabra del Señor.

MEDITATIO: Una de las cosas que evidencias el fracaso político de nuestros líderes, sean políti-cos, económicos o religiosos, a la sazón todos, es que tratan la dignidad humana como un objeto de comercio, de intercambio, de apuestas. Así le pasa a nuestro actual Presidente cuando en Es-paña (año 2014) dice que sólo un “magnicidio” lo haría replantear las negociaciones en la Habana con el grupo criminal las Farc. Pero en cuando estos asesinan

a dos policías en el sur del país (marzo de 2014), amarrados a un tronco, con degüello incluido, los golpes a palo con que me-dicina legal dice mataron a uno y la incrustación de leño en el cuello de alguno de los asesina-dos, el presidente pasa la página diciendo, tres veces al día, que invertirá 3 billones de pesos en Bogotá, todo en plena campaña re-electoral.

No hay algo más reflexionado desde la emancipación de los Estados Unidos en 1776 (Decla-ración de Virginia) y la Revolu-ción Francesa en 1779, que los derechos civiles de los ciudada-nos, entre los que se cuenta el Derecho a la Vida, a la Libertad, a la Libre Expresión, al Domici-lio, y un largo etcétera que nos permite entendernos como seres sagrados contra el Estado o las Instituciones mismas, invulnera-bles si se quiere. Pero lo que se hace con papel, papel se queda. Llevamos más de 200 años pre-gonando la dignidad humana y, sin embargo, vemos estos ejem-plos cotidianos de despilfarro, de mendacidad en lo enunciado, de pobreza en los principios comu-nes de socialización.

Lo de Jesús fue así. Ni el Tem-plo, consagrado a YHWH, ni el Discípulo tesorero, ni el Estado de entonces, fueron capaces de respetar la dignidad humana del Señor. Tiene razón el discípulo autor de la Carta a los Hebreos cuando sugiere que “Él fue pro-bado en todo menos en el peca-do” (Hb 4,15; Cfr. Flp 2,7). Y esa condición no se refiere solamente a que tuviese un cuerpo con los sentidos biológicos que nos pro-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A38

vee la naturaleza, sino, además, al hecho de asumir la condición de dolor de muchas personas que murieron, mueren y morirán a causa de que no entendemos que la dignidad de cada individuo es un valor innegociable, irre-nunciable, expresión del mismo Creador.

Judas y los sacerdotes de YHWH pusieron precio a la cabeza de Jesús, el mismo valor de un es-clavo, dicen los historiadores. Nosotros ponemos precio a las personas escudándonos en los argumentos pro defensa de los proyectos políticos, de las insti-tuciones, de la buena honra de las mismas, y un vergonzoso y antievangélico etcétera. Ese es el drama de la cruz del Señor. Y como falta la conciencia, la cosa sigue así.

Nunca nos cansemos de hablar de la dignidad de la persona hu-mana. Esto no es un asunto sólo para cuando se toca el tema del aborto. Esto es un asunto de “a toda hora”. Se la vulnera en la forma de relacionarnos, en la forma de ejercer el poder, en la forma de tratar el nombre de los otros, en la forma de hacer polí-tica, en la forma de hacer econo-mía, en la forma de descansar. Ahora somos 7000 millones de habitantes, y si los pronósticos de las instituciones que miden la demografía universal, de que la población al 2050 será de 15000 millones de habitantes, nuestros descendientes estarán más fre-gados que nosotros.

Nunca nos cansemos de hablar de la dignidad de la persona hu-mana. Esto no es un asunto sólo para cuando se toca el tema del

aborto. Esto es un asunto de“a toda hora”.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 39

3. JUEVES SANTO

“En la Cena del Corderoy habiendo ya cenado,acabada la figura,comenzó lo figurado.Pan y vino materialen sus manos ha tomadoy, en lugar de pan y vino,cuerpo y sangre les ha dado.”

Liturgia de las Horas

Nota histórica:

• Hasta el siglo VII para la Iglesia romana este jueves marca el fin de la Cuaresma y del ayuno penitencial, y el inicio, con el Viernes santo, del ayuno infra-pascual en la espera inmediata de la resurrección.

• Hasta el siglo VII Roma conoce en la mañana de este jueves el rito de la reconciliación de los penitentes (La eucaristía se celebra sólo en la Vigilia pascual). El rito, que encontramos ya en el Sacramentario Gelasiano bajo el capítulo Orationes in Quinta Feria (n. 349-363) – Reconciliatio paenitentis, llama al Triduo fiesta pascual (festi paschalis), y se compone de una procesión de los penitentes, monición diaconal, oración episcopal aparentemente seguida de una imposición de manos. Las plegarias hacen mucho hincapié: en la pascua como fiesta de renovación penitencial que hace nuevos a los creyentes (curatio vetustatis), y en el papel intercesor de la Iglesia por los penitentes – lavant aquae, lavant lacrimae, para referirse al misterio bautismal

de la Pascua y al misterio del poder intercesor y santificador de las lágrimas personales y eclesiales.

• Después del siglo VII Roma conoce la celebración de 3 misas: una en la mañana (al parecer para quienes no podían soportar todo el ayuno infrapascual), otra al mediodía – la Misa Crismal, sin celebración de la Palabra y sin comunión pero con la bendición de los Óleos – y una en la tarde.

• El rito del lavatorio de los pies lo encontramos en Jerusalén en la mitad del siglo V proveniente de usos monásticos.

• Para el Pontifical Romano del siglo X ya sólo existen 2 misas: la Crismal y la de la tarde.

• Entre los siglos XIII-XV comienza la tradición del traslado solemne de lo que resta de las santas especies en un tabernáculo provisorio para la comunión del día siguiente, con un desarrollo ritual de cara al nacimiento de las fiestas de la Eucaristía, con el culmen del Corpus Christi del papa Urbano IV el 11 de agosto de 1264 y con simbolismos posteriores y desafortunados como la reserva identificada con el sepulcro o la cárcel, que repercutieron en la manera de desnudar el altar (ad modum furentis) y en la concepción de la reserva.

• La reforma de 1955 retornó a la antiquísima tradición de la Eucaristía en la tarde a la hora de su institución.

• El Vaticano II introduce la 1ª lectura del Exodo (antes 2ª

del viernes santo), el salmo (antes el gradual era Fil. 2, 4 ss) y deja la 2ª y el evangelio; el aparato ritual del Pater y las oraciones después del lavatorio ceden paso al ofertorio y al canto de la antífona Ubi cáritas.

• El Prefacio de la Cruz cede paso al Prefacio De la Eucaristía I. De nuevo se reintroduce el dona nobis pacem del Agnus Dei y el rito de la paz que estaban suprimidos.

La liturgia hoy:

“La Iglesia celebra los grandes misterios de nuestra redención en el “sacro Triduo pascual”; en él se actualiza la pasión, muerte y resurrección del Señor.” Misal Romano

Se recuerda que el Jueves Santo no existe en el misal un texto que se llame “misa de enfermos”, y si acaso se va a ofrecer este sacramento, prefiérase celebrarlo el martes o el miércoles, para que se de prelación al signo de la Comunión llevada por el Sacerdote a cada enfermo.

Recuérdese con toda diligencia que las “misas de Sanación” fueron definitivamente reguladas por unas normas muy precisas dadas por disposición del Papa y por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 14 de septiembre de 2000 y por documento expreso de la Provincia Eclesiástica de Medellín. 10

Iniciando el Triduo pascual, es

10 Provincia eclesiástica de Medellín, Misa de Sanación, 2012.

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bueno que recordemos que todas las celebraciones de este tiempo son Pro Populo, por lo tanto no se pueden celebrar por intenciones particulares.Vale la pena recordar, además, que la dignidad y verdad de las celebraciones exige que las celebraciones respeten el horario en que se han de celebrar, así:

- La Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo.

- La muerte del Señor en la tarde del Viernes, después de las 3.00 pm.

- La Vigilia Pascual entrada la noche del Sábado.

Los momentos no litúrgicos deberán programarse de modo que no separen a los fieles de la Participación en los actos litúrgicos y que, ojalá no excedan en tiempo a aquellos.

El Papa emérito Benedicto XVI nos ilustra este día en su catequesis del 19 de Marzo de 2008:

“Hemos llegado a la vigilia del Triduo pascual. Los próximos tres días se suelen llamar “santos” porque nos hacen revivir el acontecimiento central de nuestra Redención; nos remiten de nuevo al núcleo esencial de la fe cristiana: la pasión, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Son días que podríamos considerar como un único día: constituyen el corazón y el fulcro de todo el año litúrgico, así como de la vida de la Iglesia. Al final del itinerario cuaresmal, también nosotros nos disponemos a entrar en el mismo clima que Jesús vivió entonces en Jerusalén. Queremos volver a despertar en nosotros la memoria viva de los sufrimientos que el Señor padeció por nosotros y prepararnos para celebrar con alegría, el próximo domingo, «la

verdadera Pascua, que la sangre de Cristo ha cubierto de gloria, la Pascua en la que la Iglesia celebra la fiesta que constituye el origen de todas las fiestas», como dice el Prefacio para el día de Pascua en el rito ambrosiano.

El, Jueves santo, la Iglesia hace memoria de la última Cena, durante la cual el Señor, en la víspera de su pasión y muerte, instituyó el sacramento de la Eucaristía, y el del sacerdocio ministerial. En esa misma noche, Jesús nos dejó el mandamiento nuevo, mandatum novum, el mandamiento del amor fraterno. Antes de entrar en el Triduo santo, aunque ya en íntima relación con él, mañana por la mañana tendrá lugar en cada comunidad diocesana la misa Crismal, durante la cual el obispo y los sacerdotes del presbiterio diocesano renuevan las promesas de su ordenación. También se bendicen los óleos para la celebración de los sacramentos: el óleo de los catecúmenos, el óleo de los enfermos y el santo crisma. Es un momento muy importante para la vida de cada comunidad diocesana que, reunida en torno a su pastor, reafirma su unidad y su fidelidad a Cristo, único sumo y eterno Sacerdote.

Por la tarde, en la misa in Cena Domini se hace memoria de la última Cena, cuando Cristo se nos entregó a todos como alimento de salvación, como medicina de inmortalidad: es el misterio de la Eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. En este sacramento de salvación, el Señor ha ofrecido y realizado para todos aquellos que creen en él la unión más íntima posible entre nuestra vida y su vida. Con el gesto humilde pero sumamente expresivo del

lavatorio de los pies, se nos invita a recordar lo que el Señor hizo a sus Apóstoles: al lavarles los pies proclamó de manera concreta el primado del amor, un amor que se hace servicio hasta la entrega de sí mismos, anticipando también así el sacrificio supremo de su vida que se consumará al día siguiente, en el Calvario. Según una hermosa tradición, los fieles concluyen el Jueves santo con una vigilia de oración y adoración eucarística para revivir más íntimamente la agonía de Jesús en Getsemaní”11 .

Las normas son muy precisas para este día:

Hay que ser muy fieles con la verdad de los signos. Por ello no se puede consagrar cualquier pan o cualquier vino, sino las hostias y el vino aprobados para la misa. Como se indicará más adelante, está prohibido arreglar el altar como una cena, colocando allí copas, panes, frutas y adornos que ni siquiera se toleraban en la tradición hebrea. No se pueden poner copas con vino servido, ni mucho menos repartirlas en la Iglesia ni en ese momento o después.

No se ha de olvidar que, por la veracidad del signo, para el lavatorio se tendrán solo doce varones, mayores o niños a los que se ha prohibido revestir o disfrazar y que por su colocación en el lugar establecido no den la apariencia alguna de participar como concelebrantes.

El Monumento ha de ser sobrio, sencillo. Está prohibido desde hace mucho tiempo que parezca una cárcel. No se puede exponer el Santísimo Sacramento en

11 Benedicto XVI. Catequesis en la Audiencia del 19 de mar-zo de 2008.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 41

la Custodia, es una reserva solemne, no una exposición prolongada del Santísimo. En el monumento no se pueden poner imágenes de Cristo prisionero. Atención a la seguridad del Santísimo sacramento, debe estar cerrado y custodiado. Tampoco se pueden colocar imágenes de la Virgen María, como lo indican las normas de la ya antes citada Carta sobre las Fiestas Pascuales.

En el Monumento debe haber siempre un sagrario con llave, no simplemente un arreglo elegante. Debe expresarse de todos modos el carácter de la Reserva.

Lo que debe prepararse:

En un lugar seguro de la sacristía o en la casa cural ha de disponerse un espacio con un sagrario con llave, bien asegurado, para guardar los copones con la reserva del Santísimo Sacramento. Allí se tendrá un corporal, un purificador y un vasito con agua para purificar los dedos y si se ocurre, los copones y patenas.

Para la santa misa:• Ornamentos Blancos.• El Misal Romano. • El Leccionario.• Incensario y naveta. • Hostias suficientes para

jueves y viernes, vino de consagrar.

• Los asientos para los doce varones que participan en el Lavatorio,

• La jofaina y la jarra para el lavatorio con sus toallas, para el sacerdote se prepara una toalla muy larga que se ha de atar al modo de la estola diaconal.

• El Lavabo. • Sería muy conveniente pedir

a los que representan a los apóstoles, que serán siempre varones, como lo exige la verdad del signo, que lleven sandalias, facilitando así el lavado. No se permite que los que representan a los Apóstoles lleven vestiduras litúrgicas o se vistan como en la época.

• Para la Procesión al monumento: el Palio o dosel, estandarte eucarístico, la capa pluvial blanca o al menos el Velo humeral.

En una respuesta de la Congregación del Culto Divino de 2001 en la que se preguntaba sobre la disposición del altar para el Jueves Santo, se ha recordado que está prohibido colocar sobre el altar lo que no se ha de usar como materia de la Eucaristía.

Por eso no se pueden poner copas, panes, frutas y elementos que hagan parecer el altar una mesa para una cena. Si se hace alguna representación ilustrativa de la cena con las imágenes sagradas, hágase fuera del presbiterio. Solo se puede disponer sobre el altar la Ofrenda, esto es la Patena, los copones con las hostias y el Cáliz y, como está mandado por la instrucción general del misal romano, los candeleros y la cruz que podrían disponerse alrededor del altar o muy cerca de él.

Nunca se debe repartir el arreglo de la cena a los “apóstoles” ni en la Iglesia, ni mucho menos dentro de la misa, ni encerrarlos en “corrales eucarísticos” o celebrar casi que solo para ellos decorando con tapetes, ollitas, cojines, vasos de cerámica. Si acaso se acostumbra algo así, hágase fuera de la Iglesia y en un momento oportuno. Tampoco

se debe ofrecer vino a quienes hacen de apóstoles. No es una obra de teatro, ni una mímesis del hecho salvífico, es una actualización, los Apóstoles somos todos, toda la comunidad celebra!

Notas pastorales:

LA SOLEMNIDADDE LA CENA:Sin que opaque la solemnidad de la Pascua, la Misa de la Cena, solemne y bien preparada, debe hacer evidente que se ha iniciado el Triduo Pascual, que es el comienzo de una gran celebración que llega a su plenitud en la noche Pascual. Con la debida autorización, se puede celebrar otra Misa en la mañana o hacia el mediodía, pero sin solemnidad, no celebrando por ningún motivo la Misa con los textos o de la Misa crismal o de la Misa en la Cena del Señor, y no dándole apelativos: misa de enfermos, misa de las familias, misa de los grupos apostólicos, etc…

EL LAVATORIO DE LOS PIES:Este gesto ha sido insertado en el conjunto de celebraciones de la Misa. No se puede separar de la Santa Misa, ni mucho menos realizarse aparte, pues sería una reminiscencia de cosas ya superadas en la tradición litúrgica. En este gesto ve el evangelista Juan, la inauguración del camino pascual de Cristo. Con el gesto del lavatorio, el Señor adelantó con un signo de humildad y de entrega, la ofrenda de su vida en la cruz.

Los varones escogidos han de representar la comunidad de los Apóstoles. Por ello, como lo indica el Misal, no pueden ser escogidas otras personas

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A42

(religiosas, señoras, niñas) y los gestos han de ser elocuentes y sencillos, evitando la teatralidad. No puede dejarse de entonar el conjunto de Antífonas que acompaña en el Misal este sagrado momento o algunos cantos que se inspiren en su contenido.

LA LITURGIA EUCARÍSTICA:La procesión de los dones debe poner en evidencia que el pan y el vino fueron los alimentos escogidos por Cristo por su auto donación, con un canto que acompañe la procesión (Señor te ofrecemos. Te presentamos el vino y el pan, Etc.) El momento de la colecta debe mostrar hoy particularmente un sentido de solidaridad para con los más necesitados.

La Plegaria Eucarística es elocuentísima este día. Sería muy bueno preferir el Canon Romano, aunque las glosas especiales que traen la II y III Plegarias, deben ser pronunciados con atención.

Es muy oportuno advertir aquí que hay que observar en los ritos una especial fidelidad. No se puede partir la Hostia al decir “lo Partió y lo dió”, no se pueden intercalar ni oraciones, ni alabanzas en medio del relato de la Consagración, no se deben hacer “acompañamientos” musicales a las Palabras Sagradas de este momento.

Conforme a lo indicado en la Ordenación General del Misal Romano 4312, se puede conservar la tradición de permanecer de rodillas durante la Plegaria Eucarística.

12 Ordenación General del Misal Romano 2000. La traduc-ción oficial es de 2002, y ya está publicada una traducción para Colombia.

TRASLADO Y RESERVA DE LA EUCARISTIA:Debe hacerse con solemne sencillez. Es un movimiento que subraya precisamente lo que cotidianamente hacemos en la celebración Eucarística: reservar el Pan Eucarístico consagrado. Lo hacemos pensando en los enfermos, los moribundos, o los que no han podido participar en la celebración.

Se hace en Jueves Santo porque el Viernes Santo no hay Eucaristía; se reserva el Cuerpo de Cristo consagrado hoy para comulgar mañana. Es de una honda belleza la meditación que hizo sobre esta procesión el Papa emérito Benedicto XVI en la solemnidad del Corpus Christi de 2005:

“En aquella noche, Jesús sale y se entrega en las manos del traidor, del exterminador y, precisamente así, vence la noche, vence las tinieblas del mal. Sólo así el don de la Eucaristía, instituida en el Cenáculo, se realiza en plenitud: Jesús da realmente su cuerpo y su sangre. Cruzando el umbral de la muerte, se convierte en Pan vivo, verdadero maná, alimento inagotable a lo largo de los siglos. La carne se convierte en pan de vida. En la procesión del Jueves santo la Iglesia acompaña a Jesús al monte de los Olivos: la Iglesia orante desea vivamente velar con Jesús, no dejarlo solo en la noche del mundo, en la noche de la traición, en la noche de la indiferencia de muchos. En la fiesta del Corpus Christi reanudamos esta procesión, pero con la alegría de la Resurrección. El Señor ha resucitado y va delante de nosotros.” 13.

13 Cfr. Benedicto XVI. Solemnidad del Corpus 2006, la medi-tación se refiere a las dos procesiones eucarísticas com-parando su sentido, la del Jueves Santo y la del Corpus.

Evítese todo lo que pueda parecer una procesión fúnebre, pero reálcese el espíritu de oración que debe acompañarla.

NOCHE DE ADORACION AL SANTISIMO SACRAMENTO:

Durante las horas que quedan del Jueves Santo es bueno aprovechar para que los fieles, tanto en forma personal como comunitariamente hagan momentos de oración ante el Santísimo Sacramento. La reserva del Jueves Santo se convierte en una ocasión excelente para que la comunidad cristiana dedique su atención contemplativa-adoradora, a ese Cristo que ha querido ser alimento para nosotros y ha pensado donarnos en este sacramento su Cuerpo y su Sangre.

Como se ha hecho popular la Visita a los monumentos, sería muy bueno que se ubicara cerca al monumento una oportuna catequesis, en una cartelera o de otro modo, indicando el sentido de esas visitas. Lo ideal fuera ofrecer un pequeño texto para la oración, y evitar el ambiente de distracción que tantas veces se ve en las Iglesias en estas visitas.

Recordar que el Misal manda que a media noche se prosigue la adoración sin solemnidad. El Viernes Santo sólo se deberían encender en el monumento los dos cirios que se usarán luego para la acción litúrgica.

LOS ACTOS DE PIEDAD POPULAR:Es de venerable tradición la Procesión llamada del Prendimiento. Se ha de desarrollar con sobria solemnidad, teniendo en cuenta que se puede ubicar bien sea

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antes de la llamada Hora Santa, como camino hacia la adoración eucarística, o también después de esta con carácter de procesión penitencial, más aún como marcha del silencio. No olvidar que las imágenes que se llevan deben representar la oración en el Huerto o la prisión de Jesús. Puede llevarse, si se quiere, la imagen de la Virgen Santísima. Las vestiduras litúrgicas, estola y capa pluvial, pueden ser blancas o rojas. Los Ornamentos Negros están prohibidos en estos días de Semana Santa pues han sido destinados ad libitum solo para las exequias.

El Canto Sagrado:

Entrada: Amémonos de corazón.Gloria a Dios en el cielo cantado y solemne (a partir de lo cual cesan las campanas y se utilizará sobriamente el acompañamiento musical)|Responsorial: El cáliz que bendecimos.Obviamente no hay Aleluya y el canto interleccional ha de ser tomado del Leccionario o buscar uno semejante al que allí se indica.Durante el Lavatorio: Un mandamiento nuevo, Donde hay amor, allí está Dios, Danos un corazón grande para amar, Donde hay caridad y amor.Comunión: El Señor es mi Pastor, Como brotes de olivo, Eucaristía Milagro de amor, Oh Buen Jesús, No podemos caminar, Acerquémonos todos al altar, Dios nos da su pan, En memoria del Señor.Traslado y reserva: Cantemos al amor de los amores, Pange Lingua, Tantum ergo.

NOCHE DEL JUEVES SANTOADORACION DEL SANTISIMO SACRAMENTO

Durante las horas que quedan del Jueves Santo es bueno aprovechar para que los fieles, tanto en forma personal como comunitariamente hagan momentos de oración ante el Santísimo Sacramento. La reserva del Jueves Santo se convierte en una ocasión excelente para que la comunidad cristiana dedique su atención contemplativa-adoradora, a ese Cristo que ha querido ser alimento para nosotros y ha pensado donarnos en este sacramento su Cuerpo y su Sangre.

Como se ha hecho popular la Visita a los monumentos, sería muy bueno que se ubicara cerca al monumento una oportuna catequesis, en una cartelera o de otro modo, indicando el sentido de esas visitas. Lo ideal fuera ofrecer un pequeño texto para la oración, y evitar el ambiente de distracción que tantas veces se ve en las Iglesias en estas visitas.

Comentario inicial:Las comidas siempre fueron el espacio preferido del Señor para el encuentro de la fraternidad de su comunidad de discípulos. Hoy nosotros como Iglesia hacemos memorial de esa última cena, cena de encuentro, de caridad y de sacerdocio. Que participar de esta fiesta de unidad nos permita alegrarnos en Cristo que con su sangre nos regala la Salvación. Iniciemos llenos de fe a esta gran celebración del Santo Triduo Pascual y dejemos que el Señor llene nuestros corazones, con la gracia de su amor.

Comentario a las lecturas:La primera celebración Pascual

del pueblo de Israel está marcada con un tinte de esperanza ante la búsqueda desesperada por salir de Egipto. Su travesía nos muestra como los discípulos misioneros estamos llamados a marchar por la salvación de todos. San Pablo por su parte nos relata como la Eucaristía es para el cristiano una presencia cercana del Señor con nosotros. Y San Juan nos pone unas condiciones esenciales para que aquel que, con el ejemplo de caridad de los creyentes, haga posible la edificación de una Iglesia que nace del amor de Dios.

Texto para la homilía:

CORDERO, CÁLIZ, CARIDAD.(Esta Homilía está pensada para la Misa de la Tarde y para ser ofrecida por el mismo celebrante).

Tarde de Jueves Santo, rumor de olivares en Jerusalén, misterio que se siente en el tenso ambiente de aquella ciudad que se dispone para su fiesta más grande, la Pascua, la que describe el instante en el que el Pueblo de Dios hace de su Ultima Cena en la cautividad de Egipto, la fiesta de la libertad y de la esperanza, como lo dice el Libro del Éxodo que acabamos de leer: “Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.” (Exodo 12,14).

Más en esta tarde que recuerda aquella otra, la de la Pascua de Jesús, nuestro corazón se dirige a la Última Cena de Jesús. También entre nosotros es “la Cena”, con todo preparado, con la efusividad de este instante, con el íntimo gozo del Sacerdote que, al presidir esta solemne Eucaristía, se dice a sí mismo:

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A44

nunca como hoy soy sacerdote.Amadísima comunidad:Tres motivos nos convocan. Los determinamos con tres palabras muy sencillas al ser enunciadas: Cordero, Cáliz, Caridad.

Vamos al Cordero. La detallada norma de la tradición judía nos remite en esta tarde a otro cordero: Es Jesús, limpio, puro, santo, sin defecto. Años después de la Cena, la Iglesia reverente y piadosa supo que esta lectura no nos encierra en la nostalgia de la venerada Pascua Hebrea, la que los hijos amadísimos de Israel estarán preparando también por estos días. Estas palabras, aquella noche en Egipto, aquellos ritos santísimos, han sido interpretados por Jesús de un modo nuevo.

San Juan Bautista ya lo había señalado con aquel título que es a la vez alabanza y profecía: “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (cfr. Juan 1,29). Los místicos creyentes lo confiesan, el arte lo pinta, canta y predica. En la mesa fraterna de Jesús él es el cordero, Él sabe que su inmolación ya llega, Él sabe que su sacrificio no tarda más que unas horas y por eso avisa con señales especiales, que será su sacrificio el que se una a la inmolación de los corderos que prescribe la pascua Judía.

Melitón de Sardes decía: “Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmolado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en tierra;

el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro”. (Homilía sobre la Pascua) 14

Más la cena prosigue. La segunda palabra está ya en el salmo, ya en la Carta de San Pablo a los Corintios: Cáliz.

El Cáliz de la Cena está mucho más allá de las fantasías de tantos: es el mismo Jesús, es su vida entera, es su amor incondicional y generoso que se recoge, ya no en un vaso precioso como el que se usaba en esos tiempos, sino en la vida y en la esperanza de la Iglesia, llamada a actualizar en cada Eucaristía la ofrenda del Siervo Doliente, de la que habla el Salmo: “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre” (Salmo 115, 12-13).

En el cáliz de cristo, en Cristo cáliz, se concentran los dolores de un mundo sin amor, se vuelve dulce la amargura de tantas lágrimas que se derraman hoy como consecuencia de la violencia, del dolor de tantos que, con razón confiesan apurar el cáliz de la más honda tristeza.

La Cena Fraterna ha sido instituida para alimentar la vida. San Pablo la ha narrado con el detalle con el que se cuenta “una tradición que procede del Señor”(cfr. I Corintios 12, 23), y que inaugura el sacerdocio, pone en la mesa del mundo la Eucaristía, e invita a que este memorial se celebre en un clima de perdón, de misericordia, de amor total y generoso, de unidad y de esperanza, para

14 Obispo de Sardes del siglo segundo, muerto hacia el año 180 (Lidia), en Asia Menor (Turquía). Es uno de los pa-dres apologistas y su nombre quiere decir “dulce como la miel”

que pueda ser de verdad no sólo la Presencia Real, adorable y piadosa del mismo Jesús, sino el signo de una comunidad reconciliada que pueda llamarse Iglesia de hermanos, familia de amigos, comunión en el amor.

La tercera palabra es Caridad.Caridad es algo más que filantropía, que amor funcional y formalismo en el afecto. Caridad es servicio, como el que evocamos en el rito del Lavatorio que recuerda la tarde en la que Dios hecho hombre besó los pies de su criatura en gesto de amor verdadero.

Hoy es el día del amor. El día del amor verdadero que acerca a los discípulos de Jesús a todo ser humano, a toda vida humana, a toda la creación que aguarda signos de perdón, de misericordia, de un afecto sincero que supere la superficialidad de las caricias y llegue al corazón de todos como solidaria expresión de bondad, de paz, de esperanza. Con razón san Juan abre el texto de hoy diciendo que Jesús “habiendo amado a los suyos los amó hasta el extremo”(cfr. Juan 13,1) invitándonos a romper el cerco del odio y a arrancar del corazón tantas espinas.

Hoy somos familia que, rodeando al Cordero, levanta el cáliz en una mesa en la que la Caridad es el signo. Hoy nos comprometemos para que el Sacrificio de Jesús nos haga más hermanos, para que todo sacerdote se sienta de verdad puente entre el amor más pleno y el pueblo santo que nace en la pascua.

Hoy rogamos para que, olvidados los odios nos atrevamos a abrazar en el hermano que está junto a mí al mismísimo Jesús, el Hijo de María, el que hizo de

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su corazón el Cáliz de la Alianza, el Cordero que, sacrificado una tarde, se ha de levantar del Sepulcro para hacerse la vida de todos. Amén.

Comentario al Lavatoriode los pies:

El gesto del lavatorio de los pies nos recuerda aquellas palabras del Maestro “Yo he venido a servir y no a ser servido” y “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Allí es donde el discípulo se hace conocedor para los demás, en el acto mismo del servicio y del amor verdadero por sus hermanos. Este gesto nos devuelve la esencia de nuestra Iglesia: El servicio a Dios en los hermanos.

Oración de los fieles:

Presidente:Llegada la hora de pasar de este mundo al Padre, el Señor Jesús nos ha dejado el testamento de su amor en el humilde gesto del lavatorio de los pies y en el don supremo de la Eucaristía. Conscientes de que el Padre lo ha puesto todo en sus manos, dirijamos a Él nuestra oración para que la presente por nosotros:

R/ Señor, escúchanos!

• Por la santa iglesia de Dios para que, por la renovación de los misterios santos, alcance la unidad y la paz.

• Por el Papa, los Obispos, Presbíteros y Diáconos para que permaneciendo fieles al Señor, realicen su ministerio en la fe y en el amor.

• Por cuantos se preparan al sacerdocio, para que perseveren en su vocación y aumente el número de los ministros de tu pueblo santo.

• Por todos los fieles de nuestra comunidad parroquial de N., para que en ellos germine cada día la semilla del amor, y puedan encontrarse con el Señor.

• Por los enfermos, los pobres y los afligidos; para que encuentren en nuestro amor ayuda y consuelo.

• Por quienes estamos aquí reunidos, para que celebrando en la fe este misterio de amor, vivamos unidos en caridad.

PresidenteDios, Padre de bondad, que nos amaste hasta entregarnos a tu Hijo; escucha la oración de tu pueblo y concédenos misericordiosamente los auxilios temporales y eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.

R/ Amén.

Comentario a la procesióncon los dones:

Estas especies del pan y del vino, Jesucristo ha querido elevarlas a la categoría de sacramento y misterio, para hacer eficaz sus palabras “pues yo estaré con ustedes hasta el fin de la historia”. Demos gracias y glorifiquemos el cuerpo y la sangre redentora de Cristo que nos traerán la salvación.

Comentario a la Procesiónal Monumento:

Traslademos con piedad y amor el Santísimo Sacramento al monumento. Allí estará el Maestro esperando por nosotros. Dispongamos nuestro corazón al silencio para que en este ambiente, bajo la especie del pan, sea Él nuestro consuelo y esperanza. Unámonos a

este momento de adoración y pidámosle al Señor nos haga verdaderos discípulos misioneros capaces de escuchar, pero también capaces de anunciarlo a todas las gentes y así ser sus fieles servidores.

Oración ante laReserva eucarística:

Estas palabras se proponen para que, antes de cerrar la puerta del Sagrario de la Reserva, se ilumine el momento y se abra la adoración eucarística.

Amadísimos hermanos:La Iglesia nos advierte que desde este momento entremos en silencio, en silencio orante, en silencio del corazón que se una al silencio de Jesús en el Huerto, en su Prisión, en la larga noche que precedió a su Sacrificio Pascual.

Antes de girar la llave que guarda a Jesús, nuestro amor, nuestro tesoro, pensemos en tres palabras que se vuelven oración:

La Iglesia, El Sacerdocio, El Mundo.

• Santifica, Señor tu Iglesia. Acompaña el amor de los

Pastores que tú le has dado, mira con amor a quienes creen en ti y que en este mismo instante sufren la persecución a causa de su fe. Mira a los que creen en ti y que estamos esperando para realizar la unidad.

• Santifica, Señor, a tus sacerdotes.

Como tú sabes que somos de barro, quémanos en el fuego de tu Espíritu, haz que seamos fieles y santos, haz que no nos corrompa el espíritu del mundo. Líbranos de todo lo que nos aleje de ti y del pueblo que nos

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A46

has encomendado. Danos muchas vocaciones santas, simples, nobles.

• Santifica, Señor, el mundo. Cesen las guerras, callen las

armas, apáguese el fuego del odio y del rencor. Llegue a todos la paz que ahora evoca este recinto, para que por fin, algún día, todos seamos de verdad hermanos, todos seamos tu rebaño y tu heredad.

Y ahora sí: silencio, silencio, silencio. Amén.

Meditación para la procesión de prendimiento:

Es tradición en algunos lugares la procesión penitencial del Jueves Santo en la noche. Para ambientarla y motivar al posterior silencio, se proponen estas breves palabras que siguen a una breve lectura del Evangelio.

Del Evangelio según san Lucas 22, 39-46Jesús salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación». Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza; y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación».

Palabra del Señor.R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Esta noche llena de misterio y de evocaciones, es la noche en la que se empieza a consumar la entrega generosa de Jesús.

El Huerto de los Olivos es el escenario y los momentos pasan entre oración, angustia, beso traidor, prendimiento del Señor.

Más que repetir la historia, se nos invita a hacer de nuestra vida el espacio para que Jesús nos vuelva a dar la lección de paciencia, de humildad, de abandono en la voluntad del Padre.

Cuantas veces nuestra vida se queda en hacer nuestra propia voluntad, en volver ley nuestro capricho y someterlo todo a una voluntad dominada por la amargura del pecado.Jesús nos lo enseña todo de modo nuevo. El ora para que su decisión de hacer la voluntad del Padre, nos ayude a nosotros a vivir de verdad en la obediencia a la ley de Dios para poder gozar de su misericordia.

Jesús sufre, y sui dolor es el del mundo, el de cada ser humano que a esta hora, precisamente, esta siendo sometido a la fuerza de la violencia, al desprecio, a la persecución.

Jesús recibe el beso helado del traidor. También nosotros hemos recibido de algún modo el beso de la desesperación, el azote de la envidia, la amargura de la desilusión. Aprendamos a perdonar, así seremos felices.

Jesús es llevado cautivo. Hay muchos cautivos, atados con cadenas mucho más crueles

que las de aquella noche. Que el Paso de Jesús cautivo sea el anuncio de la libertad que rompa cadenas de pecado, de vicio, de muerte y nos abra a la luz del amor.

Avancemos en la marcha del silencio, de la oración, de la penitencia, de encuentro de hermanos que vamos con Jesús.

Dice la tradición que en alguna ventana de la ciudad Santa estaba ella, y que miró pasar el amor de su alma. Que María, la que si sabe de silencio y de oración nos ayude a caminar tras las huellas del Señor de la esperanza. Amen.

Procedamos en paz.R./ En el nombre del Señor. Amén.

MEDITACIÓN PARA LA ADORACIÓN COMUNITARIA ANTE LA RESERVA EUCARÍSTICA.(HORA SANTA)

Entre las rúbricas del Misal Romano se indica la oportunidad de este momento de oración15 . La carta para la celebración de las Fiestas Pascuales16 en la que se indican las normas litúrgicas en el número 56 dice: “Invítese a los fieles a una adoración prolongada en la noche del Santísimo Sacramento en la reserva solemne, después de la Misa “en la Cena del Señor”. En esta ocasión es oportuno leer una parte del Evangelio de San Juan”.

El encuentro de oración se inicia

15 La tertia editio typica del Misal Romano la recomienda en el número 43 de las rúbricas para el Triduo Pascual: . Invitentur fideles, ut per congruum noctis tempus, secun-dum locorum et rerum adiuncta, adorationem peragant coram Ss.mo Sacramento asservato, ita tamen ut post mediam noctem haec adoratio absque sollemnitate fiat.

16 Congregación para el Culto Divino. Carta Circular para la celebración de las fiestas Pascuales. Enero 9 de 1988.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 47

con un canto apropiado.No se usa incienso ni se encienden los cirios del altar. El presidente, si lo desea revestido de alba y estola blanca, se acerca al altar y lo venera con una inclinación. Luego, se dirige al ambón desde donde ha de dirigir el momento de oración. La lectura del texto del Evangelio se hace directamente sin signarlo.

Del Santo Evangelio según san JuanJuan 17, 1-11a

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:- «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.

Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese.

He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado.

Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero

ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.» Palabra del Señor.

Jesús ora por los suyos, ora enseñándonos a orar, a contemplar la gloria que se nos ha dado y que el mismo ha querido que tengamos muy cerca, cuando ha puesto en nuestras manos su Cuerpo y su Sangre, cuando, como en esta noche, se nos permite estar con él, sentirnos acompañados por su amor y por su presencia.

En esta meditación, delante del misterio del amor más profundo, de la entrega más viva, de la efusión de la misericordia, queremos acompañar nuestra confiada oración con las palabras siempre iluminadas de aquellos pastores a los que el Señor les ha confiado apacentar el rebaño redimido con la Sangre de la Cruz.

Tres momentos viviremos:• La Eucaristía como cuna de la

Iglesia, con la compañía del Beato Juan Pablo Segundo, cuya canonización celebrará la Iglesia en escasos ocho días.

• La Eucaristía como sacramento

de piedad, de la mano del Papa Emérito Benedicto XVI, cuyo entrañable recuerdo y cuya sabiduría humilde y fiel son luz de la Iglesia.

• La Eucaristía como alimento

de la esperanza y del compromiso, de la mano del Papa Francisco, a quien Dios ha confiado seguir pastoreando el Rebaño de la Iglesia.

Procedamos en confianza de amor y pidamos al Señor se nos regale la luz de la fe para iluminar con ella esta noche de silencio y

de piedad.1.Nos dice el Beato Juan Pablo II:

Del misterio pascual nace la Iglesia. Precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. Se puede observar esto ya desde las primeras imágenes de la Iglesia que nos ofrecen los Hechos de los Apóstoles: « Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones » (2, 42).La « fracción del pan » evoca la Eucaristía. Después de dos mil años seguimos reproduciendo aquella imagen primigenia de la Iglesia.

Y, mientras lo hacemos en la celebración eucarística, los ojos del alma se dirigen al Triduo pascual: a lo que ocurrió la tarde del Jueves Santo, durante la Última Cena y después de ella.

La institución de la Eucaristía, en efecto, anticipaba sacramentalmente los acontecimientos que tendrían lugar poco más tarde, a partir de la agonía en Getsemaní. Vemos a Jesús que sale del Cenáculo, baja con los discípulos, atraviesa el arroyo Cedrón y llega al Huerto de los Olivos. En aquel huerto quedan aún hoy algunos árboles de olivo muy antiguos.

Tal vez fueron testigos de lo que ocurrió a su sombra aquella tarde, cuando Cristo en oración experimentó una angustia mortal y « su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra » (Lucas 22, 44).La sangre, que poco antes había entregado a la Iglesia como bebida de salvación en el Sacramento eucarístico, comenzó a ser derramada; su efusión se completaría después

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A48

en el Gólgota, convirtiéndose en instrumento de nuestra redención: « Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros [...] penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna » (Hebreos 9, 11-12).

La hora de nuestra redención. Jesús, aunque sometido a una prueba terrible, no huye ante su « hora »: « ¿Qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! » (Juan 12, 27).

Desea que los discípulos le acompañen y, sin embargo, debe experimentar la soledad y el abandono: « ¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación » (Mateo 26, 40-41). Sólo Juan permanecerá al pie de la Cruz, junto a María y a las piadosas mujeres. La agonía en Getsemaní ha sido la introducción a la agonía de la Cruz del Viernes Santo. La hora santa, la hora de la redención del mundo”. Hasta aquí Juan Pablo II

Oración:Señor Jesús, presente y vivo en este Sacramento que adoramos con amor porque nos hace viva y real aquella amorosa compañía de la que disfrutaron los apóstoles; te pedimos nos ayudes a entender cómo tu amor se hace presencia para que no falten en la Iglesia tu luz que muestra el camino, tu Mesa servida en la esperanza, para que nuestra fe no desfallezca.

Que seamos tu familia de Discípulos que, en el Cenáculo, fuimos llamados a ser signos de

unidad y de amor en el mundo.En medio de esta noche que evoca tu pasión comenzada en el íntimo afecto de la Santísima Cena, déjanos agradecerte porque como dice la Liturgia, “aquella noche santa te nos quedaste nuestro” 17. Amén.

Se puede hacer una pausa de oración en silencio o un canto eucarístico.

Segundo momento.

Nos dice el Papa Emérito Benedicto dieciséis:

Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre. En este admirable Sacramento se manifiesta el amor « más grande », aquel que impulsa a « dar la vida por los propios amigos » (cf. Juan 15,13).

En efecto, Jesús « los amó hasta el extremo » (Juan 13,1). Con esta expresión, el evangelista presenta el gesto de infinita humildad de Jesús: antes de morir por nosotros en la cruz, ciñéndose una toalla, lava los pies a sus discípulos. Del mismo modo, en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos « hasta el extremo », hasta el don de su cuerpo y de su sangre. ¡Qué emoción debió embargar el corazón de los Apóstoles ante los gestos y palabras del Señor durante aquella Cena! ¡Qué admiración ha de suscitar también en nuestro corazón el Misterio eucarístico. En el Sacramento del altar, el Señor viene al encuentro del hombre, creado a imagen y semejanza

17 Liturgia de las Horas, Colombia, Himno de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

de Dios (cf. Genesis 1,27), acompañándole en su camino. En efecto, en este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Puesto que sólo la verdad nos hace auténticamente libres (cf. Juan 8,36), Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad. San Agustín, con un penetrante conocimiento de la realidad humana, puso de relieve cómo el hombre se mueve espontáneamente, y no por coacción, cuando se encuentra ante algo que lo atrae y le despierta el deseo. En particular, Jesús nos enseña en el sacramento de la Eucaristía la verdad del amor, que es la esencia misma de Dios. Ésta es la verdad evangélica que interesa a cada hombre y a todo el hombre. Por eso la Iglesia, cuyo centro vital es la Eucaristía, se compromete constantemente a anunciar a todos, «a tiempo y a destiempo» (2 Timoteo 4,2) que Dios es amor. Precisamente porque Cristo se ha hecho por nosotros alimento de la Verdad, la Iglesia se dirige al hombre, invitándolo a acoger libremente el don de Dios.

Oración.Señor Jesús, que en esta noche y en tantos lugares convocas a tus nuevos discípulos en torno a la eterna mesa del amor , te rogamos que esta familia tuya que también hoy te busca y te alaba, pueda reconocer en este sacramento admirable la fuente en la que ha de inspirar su piedad más sincera.

Cada Sagrario, incluso este espacio en el que evocamos la noche santa de la Santísima Cena y la presencia eterna y admirable del Sacrificio, nos recuerde que el corazón humano nunca podrá estar más cerca del

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 49

verdadero amor, que cuando se postra ante el Sacramento del amor, ante tu presencia viva, ante tu muestra permanente del amor que acompaña, alimenta y santifica al hombre. Amén.

Se puede hacer una pausa de silencio o un canto eucarístico.

Tercer momento.Meditemos ahora en el misterio Eucarístico como experiencia de comunión y de fe que alienta la esperanza, que nos interroga acerca del modo como lo recibimos y como lo hacemos vida en nosotros

El Papa Francisco, en la homilía del Corpus Christi del año pasado, nos dice:

“Esta tarde, de nuevo, el Señor distribuye para nosotros el pan que es su Cuerpo, Él se hace don. Y también nosotros experimentamos la «solidaridad de Dios» con el hombre, una solidaridad que jamás se agota, una solidaridad que no acaba de sorprendernos: Dios se hace cercano a nosotros, en el sacrificio de la Cruz se abaja entrando en la oscuridad de la muerte para darnos su vida, que vence el mal, el egoísmo y la muerte. Jesús también esta tarde se da a nosotros en la Eucaristía, comparte nuestro mismo camino, es más, se hace alimento, el verdadero alimento que sostiene nuestra vida también en los momentos en los que el camino se hace duro, los obstáculos ralentizan nuestros pasos. Y en la Eucaristía el Señor nos hace recorrer su camino, el del servicio, el de compartir, el del don, y lo poco que tenemos, lo poco que somos, si se comparte, se convierte en riqueza, porque el poder de Dios, que es el del amor, desciende sobre nuestra

pobreza para transformarla.

Así que preguntémonos esta tarde, al adorar a Cristo presente realmente en la Eucaristía: ¿me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor, que se da a mi, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño recinto, para salir y no tener miedo de dar, de compartir, de amarle a Él y a los demás?

Hermanos y hermanas: Oremos para que la participación en la Eucaristía nos provoque siempre: a seguir al Señor cada día, a ser instrumentos de comunión, a compartir con Él y con nuestro prójimo lo que somos. Entonces nuestra existencia será verdaderamente fecunda”.

Qué bueno que delante del Señor hagamos nuestras las preguntas que nos dirige el Papa.

Necesitamos hacer de este signo del amor de Dios, de este sacramento que alimenta, congrega, fortalece e ilumina la vida, el signo mismo de un amor que compromete, que se proyecta en la experiencia de discípulos-misioneros que avanzan por el mundo proponiendo, más que con palabras, con el testimonio de una vida gozosa y plena, la alegría salvadora del Evangelio.

Esta noche, en medio del tráfico agitado del mundo, atenuado un poco por las solemnidades pascuales, muchos creyentes estarán orando, estarán buscando a Jesús, estarán velando en plegaria y coloquio de fe. Pidamos al Señor que podamos llegar de verdad al fondo mismo del amor que se nos revela, que sintamos cómo somos nosotros los que, alimentados por el pan de la vida y nutridos por este coloquio

amoroso en el que Jesús vuelve a congregarnos como en el primer Jueves Santo, podamos sentir cómo se nos invita a llevar a la comunidad humana, tan necesitada de esperanza, los frutos de nuestro encuentro con la vida y con la alegría.

Concluyamos nuestra plegaria, más no cesemos nuestro coloquio de fe con Jesús. Pidámosle que permanezca en nuestras vidas su amor fecundo y misericordioso y que, comprometidos con la Evangelización renovada que necesita nuestra historia de hoy, sintamos que su eterna compañía y que la Eucaristía, alimento de la esperanza, nos aliente siempre y nos impulse a renovar la humanidad.

Con las palabras de Juan Pablo II, al clausurar el Congreso Eucarístico del Año Santo 2000 oremos también nosotros:

Y tú, Cristo, nuestro Señor, que “con este sacramento alimentas y santificas a tus fieles, para que una misma fe ilumine y un mismo amor congregue a todos los hombres que habitan un mismo mundo” (Prefacio II de la Santísima Eucaristía), haz que tu Iglesia, que celebra el misterio de tu presencia salvadora, sea cada vez más firme y compacta.

Infunde tu Espíritu en cuantos se acercan a la sagrada mesa, y dales mayor audacia para testimoniar el mandamiento de tu amor, a fin de que el mundo crea en ti, que un día dijiste: “Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre” (Juan 6, 51). Tú, Señor Jesucristo, Hijo de la Virgen María, eres el único Salvador del hombre, “ayer, hoy y siempre”.

Bendigamos al Señor.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A50

Hecha la genuflexión ante la Reserva Eucarística, se retorna a la sacristía en silencio.

Para meditar:

“El lavatorio de los pies representa para Juan aquello que constituye el sentido de la vida entera de Jesús: el levantarse de la mesa, el despojarse de las vestiduras de gloria, el inclinarse hacia nosotros en el misterio del perdón, el servicio de la vida y de la muerte humanas. La vida y la muerte de Jesús no están la una al lado de la otra; únicamente en la muerte de Jesús se manifiesta la sustancia y el verdadero contenido de su vida. Vida y muerte se hacen transparentes y revelan el acto de amor que llega hasta el extremo, un amor infinito, que es el único lavatorio verdadero del hombre, el único lavatorio capaz de prepararle para la comunión con Dios, es decir, capaz de hacerle libre. El contenido del relato del lavatorio de los pies puede, por tanto, resumirse del modo siguiente: compenetrarse, incluso por el camino del sufrimiento, con el acto divino-humano del amor, que por su misma esencia es purificación, es decir, liberación del hombre…

Así interpreta San Agustín su propia situación. Después de la conversión quiso fundar un monasterio, abandonar definitivamente el mundo y vivir con sus amigos dedicado por entero a la verdad, a la contemplación. Pero en el 391, cuando fue ordenado sacerdote en contra de sus deseos el Señor vino a desbaratar este reposo, llamó a su puerta y desde entonces no había día que no llamara; no le dejaba en paz: «¡Abreme y predica mi Nombre». Agustín llegaría a comprender

que esta llamada que escuchaba a diario era realmente la voz de Jesús, que Jesús le impulsaba a ponerse en contacto con las miserias de la gente (por aquel tiempo, el Santo Obispo hacía también las funciones de Khadi, de juez civil) y que, por paradójico que esto pudiera resultar, era precisamente así como caminaba hacia Jesús, como se acercaba al Señor. «¡Abreme y predica mi Nombre!» Ante la generosa respuesta de San Agustín sobra todo comentario: “Y he aquí que me levanto y abro. ¡Oh Cristo, lava nuestros pies: perdona nuestras deudas, porque nuestro amor no se ha extinguido, porque también nosotros perdonamos a nuestros deudores! Cuando te escuchamos, exultan contigo en el cielo los huesos humillados. Pero cuando te predicamos, pisamos la tierra para abrirte paso; y, por ello, nos conturbamos si somos reprendidos, y si alabados, nos hinchamos de orgullo. Lava nuestros pies, que ya han sido purificados, pero que se han ensuciado al pisar los caminos de la tierra para abrirte la puerta.” (Augustinus, Tract. in Johan, LVII, 6, p.472).”

J. Ratzinger, el Camino pascual

4. VIERNES SANTO

“En la Cena del Corderoy habiendo ya cenado,

acabada la figura,comenzó lo figurado.Pan y vino material

en sus manos ha tomadoy, en lugar de pan y vino,

cuerpo y sangre les ha dado.”

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 51

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSJUEVES SANTO MISA DE LA CENA DEL SEÑOR

LECTIO: Lectura del libro del Éxodo (12, 1-8. 11-14).

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: - «Este mes será para vosotros el principal de los me-ses; será para vosotros el pri-mer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, has-ta completar el número de perso-nas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.

Será un animal sin defecto, ma-cho, de un año, cordero o cabrito.Lo guardaréis hasta el día cator-ce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.

Y lo comeréis así la cintura ce-ñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo co-meréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.

Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hom-bres y de animales; y haré justi-cia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.

La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga extermina-

dora, cuando yo pase hiriendo a Egipto.

Este día será para vosotros me-morable, en él celebraréis la fies-ta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones.” » Palabra de Dios.

MEDITATIO: La memoria es ce-lebración de algo que está ocu-rriendo. Así podemos resumir el sentido general del texto: El pueblo de Israel se ha visto en el ojo del huracán de la desgracia histórica cuando un faraón le ha sometido a esclavitud, le ha ne-gado el derecho a la tierra y la tenencia de los propios hijos. En ese contexto se invoca a Dios, el Dios de los ancestros, a quien se le rendía tributo de agradeci-miento en cada primavera, por la llegada de las cosechas y las crías de los ganados. De esta forma, una comida anual, una fiesta, muta en su significado y pasa a enseñar que la única con-dición posible de todo hombre y mujer es la libertad. Pero ésta entendida como la posibilidad de tener la tierra, tener familia y gozar del futuro como un don de Dios, en un sistema de concien-cia comunitaria que evidencia la esencia de cada hombre y mujer, de la relación mutua, de la rela-ción con el entorno y de la rela-ción con Dios.

El pueblo de Israel tiene moti-vos para celebrar, la esclavitud comienza a quedarse atrás, se preparan para cruzar el inmenso desierto, para vencer la mentali-dad de esclavos (Masá y Meribá) y organizarse comunitariamente (Sinaí) a fin de poseer la tierra, hacer familias y vivir un futuro.

En este texto aprendemos un montón para nuestra vida actual. ¿Sabemos de dónde venimos? ¿Queremos saberlo? ¿Tenemos ganas de cruzar el desierto don-de se vence la mentalidad de los esclavos, para llegar a la tierra prometida? ¿Queremos organi-zarnos, construir una cultura de vida que nos permita empoderar-nos de la tierra y vivir en familia? ¿Tenemos colectivamente un sentido de vida?

La Celebración de la Pascua no es un acontecimiento cerrado y de hedonismo cultual. Por el con-trario, revela el nivel de concien-cia del Pueblo de Israel. Eso que falta a nuestros pueblos latinoa-mericanos, eso que nos falta a los colombianos. La evolución de la conciencia debe constituirse en el objetivo mayor de las ins-tituciones que nos estructuran. Incluyendo la propia religión. Ha-cer memoria es educar en la con-ciencia. De nada vale la memoria si no es para afinar los orígenes, corregir las distorsiones y apren-der a actualizar razonablemente.

No es verdad que el pasado y el futuro no existan. Ellos exis-ten, cada uno a su modo, en el presente. Porque lo que somos viene de atrás y hace brotar lo que está adelante. Un pueblo sin memoria y sin celebración de ella, es huérfano de historia y de sabiduría.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A52

LECTIO: Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 23-26).

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:

Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:

- «Esto es mi cuerpo, que se en-trega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»

Lo mismo hizo con el cáliz, des-pués de cenar, diciendo:

- «Este cáliz es la nueva alian-za sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.»

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.

MEDITATIO: El contexto en el cual Pablo dirige estas palabras a la comunidad de Corinto es el de recordar el origen de nuestra fe cristiana. Pasaba y sigue pa-sando que olvidamos ese origen evangélico de la iglesia, lo cual nos lleva a distorsiones de la vida que invalidan la vida en fe, espe-ranza y caridad. Nosotros cele-bramos la Eucaristía ante todo como un Memorial del Señor. Es el momento que tenemos más especial para el encuentro con Cristo Resucitado, de tal forma que tengamos una fuente en la cual nutrirnos y continuar el buen combate de la existencia. No te-nemos un video que nos permita ver cómo celebraban aquellas primeras comunidades. Los da-

tos nos ponen en el escenario de una liturgia de la palabra, una parénesis apostólica, la Fracción del Pan y el Ágape ulterior.

Lo más importante, a mi enten-der, es recibir de aquellas co-munidades esta TRADICIÓN de la Eucaristía, como el ambiente más comunitario, donde escu-chamos la Palabra del Señor, donde la celebración nos ayuda a expresar la presencia del Re-sucitado y promueva la misión, la vida de caridad que nos ha de distinguir.

Cuando digo “El Señor”, o “creo en Dios”, no estoy planteando que tengo un artículo de lujo, que he comprado o adquirido, y que por lo tanto puedo manipular a mi antojo. No. Lo que de verdad estoy diciendo es que he recibido a través de la comunidad cristia-na una celebración sacramental que hace evidente hoy la presen-cia de Cristo Resucitado, puesto que esta praxis celebrativa nace en el corazón del mismo Señor, antes de su pasión, muerte y re-surrección, pero que finalmente recogen la entrega del mismo en la cruz y su resurrección.

Uno esperaría dos respuestas ante esta Palabra que se pro-clama: Por un lado que los sa-cerdotes tomemos conciencia de lo que estamos haciendo. La Eucaristía es el sacramento más privilegiado que tiene la comuni-dad, estructura la identidad, es el ámbito de la Escuela de la Pala-bra, es el momento más vivencial porque los signos allí comprome-tidos nos ponen de cara a Cris-to Resucitado que se nos sigue dando. ¿Cuáles de nuestras prácticas en torno a la Eucaristía son una tergiversación de lo que verdaderamente es ella? ¿Qué debemos corregir? ¿Cómo hacer de ese momento celebrativo toda

una escuela de la escucha y del encuentro?

De otro lado, los fieles cristianos han de recibir de nosotros y te-ner claro en sus conciencias que en la Celebración del Memorial del Señor es donde nosotros ha-cemos la experiencia más rica de esa presencia resucitada de Jesús para luego ir a nuestras familias, lugares de trabajo, lu-gares de esparcimiento con una fuerza que nos identifica como testigos. Nosotros celebramos el Memorial del Señor Resucita-do para cristificar al hombre, no para ritualizarlo de forma alie-nante. Nadie debería salir de la Eucaristía con fastidio, sin haber tenido claro que allí hubo una proclamación de la Palabra del Señor y una forma muy clara de actualizar su mensaje en nuestra historia, y haber compartido sa-cramentalmente, en el modo que sólo Dios entiende, que hemos compartido el Cuerpo y Sangre del Señor.

LECTIO: Evangelio según san Juan (13, 1-15).

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que habla llega-do la hora de pasar de este mun-do al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mun-do, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Ju-das Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre habla puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, toman-do una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípu-los, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 53

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: - «Señor, ¿lavarme los pies tú a mi?»

Jesús le replicó: - «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»

Pedro le dijo: - «No me lavaras los pies jamás.»

Jesús le contestó: - «Si no te lavo, no tienes nada que ver con-migo.»

Simón Pedro le dijo: - «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»

Jesús le dijo: - «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»

Porque sabía quién lo iba a en-tregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: - «¿Compren-déis lo que he hecho con voso-tros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, voso-tros también lo hagáis.» Palabra del Señor.

MEDITATIO: El evangelista San Juan tiene su forma de narrar las cosas y los significados de ellas. En dos pasajes desarrolla todo el sentido eucarístico de su evan-gelio: Uno es el capítulo 6, donde en la forma de un discurso de Je-sús, Él se entrega como Pan de Vida que hay que comer. El otro es el capítulo 13 donde narra la

Cena pero acentúa los aspectos significantes de ella en el orden de la relación, la síntesis de su anuncio y el mandato a que los apóstoles vayan por todo el mun-do replicando esto.

Primero: La relación con el otro en el servicio. Sólo en la relación con el Otro descubro mi esencia. Jesús se relaciona con el Padre y con los discípulos y en ese escenario hace evidente cuál es su ser y su misión. “Ejem-plo os he dado”. De esta forma los discípulos han de ir por todo el mundo siendo testigos de una “relación” de “servicio”. No de po-der, de dominio, de sometimiento del otro y la naturaleza. Ese es también el verdadero significado de entrar montado en una burra, como lo vimos el Domingo de Ramos. Él es el “príncipe de la paz”.

Segundo: El amor como sín-tesis de su anuncio. Todo se resume en el amor como fuer-za transformante de la historia humana. En una sociedad que arrebata la vida, la honra, la dig-nidad, la familia, los valores más íntimamente humanos, el sentido de futuro, viene Jesús y nos dice que Él nos ha amado y que así nos debemos amar unos a otros. El amor no es ritualismo sino que es acción surgida desde lo más profundo de cada ser humano, en lo que llamamos amor uno se la juega toda. Un ejemplo claro es el amor de una mamá por su hijo. Ya en los evangelios si-nópticos, Marcos para mayor exactitud (Mc 12,28-34), Jesús le hace caer en cuenta a un Es-criba que en el Amor se resume todo lo que llamamos Ley del Señor, contraponiéndolo inclu-so al tema de la religión como ritualidad alienante.

Tercero: La Eucaristía como expresión de la misión de ir a todas partes. Los evangelios Sinópticos son más explícitos en el lenguaje. Dicen cosas como “Jesús los envió a anunciar” (Mc 6,7), “llevar la Buena Noticia a todas partes” (Mt 28, 19). Juan es un poco más íntimo y esce-nifica todo en diálogos de Jesús con sus discípulos (Jn 13) o con Pedro (Jn 21). Pero es lo mismo. El discípulo tiene una misión que nace en esa Cena y que ha de llegar a todas las personas y as-pectos de la vida: “Ejemplo os he dado para que como yo actué, actuéis vosotros” “El que quie-ra ser el primero que sea como el que sirve”, “¿Comprendéis lo que yo he hecho con vosotros?”, “lo que yo hago no lo compren-des ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Dicho de otro modo, la Eucaristía es expresión del Señor que entrega su vida en la cruz, por lo tanto, en la Eucaris-tía que el Señor ha entregado a la comunidad y donde los após-toles y discípulos han de cumplir un papel muy importante que no-sotros llamamos sacerdocio, hay una misión que tiene que ver con la vida cristificada, con el mundo lleno de la presencia del resuci-tado. El ritual hace referencia no a sí mismo sino a la cristificación del hombre creyente y su medio.

“El que quiera ser el primero que sea como el que sirve”, “¿Comprendéis lo que yo he hecho con vosotros?”, “lo que yo hago

no lo comprendes ahora, pero lo

comprenderás más tarde”.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A54

“Brazos rígidos y yertos,por dos garfios traspasados,que aquí estáis, por mis pecados,para recibirme abiertos,para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,yo te adoro y yo te sigo;yo, Señor de los señores,quiero partir tus doloressubiendo a la cruz contigo.”Liturgia de las Horas

Nota histórica:

• La antigua liturgia jerosolimitana, bajo testimonio de la peregrina Egeria en su Itinerarium (s. IV), conoce una liturgia de la Palabra al estilo de la liturgia sinagogal judía de la mañana del sábado, con una adoración de la cruz igual a la nuestra hoy, con exposición gradual del leño santo, postración, mirada y beso a la cruz.

• Roma, que conserva parte del mismo leño de la cruz, conoce una liturgia de la Palabra en la mañana del viernes santo con la estructura de lecturas, cantos, homilía, oraciones solemnes como la gran Oración universal actual. Había una postración del obispo, oración en silencio, 1ª. Lectura, Tractus, Canto de la Pasión, oraciones solemnes (Ordines XVI, XVII, XXIII, XXIV, XXXB de fin del siglo VII), y adoración de la Vera crux. El influjo de la liturgia oriental en ritos como el mismo papa que porta el incensario humeante en la procesión, se debe a la presencia de papas orientales al momento de la adopción de la liturgia: Juan V (685-686) y Zacarías (741-752).

• El formulario propio para el Viernes Santo se denomina en el Sacramentario Gelasiano Ordo de feria VI Passione Domini (n. 395-418) y prevé una adoración de la cruz colocada sobre el altar a la hora nona, después de una entrada de los ministros en silencio. Las oraciones cantan al misterio de la cruz que disuelve el nudo o el lazo pecaminoso de la desobediencia original (peccati veteris hereditaria morte, in qua posteritatis genus omne succeserat, Christi tui domini nostri passione solvisti) y regala de nuevo la vida eterna. Venía luego la adoración de la cruz con ósculo, el rezo del Pater y la comunión con las especies consagradas el jueves.

• En los ss. VIII y IX aparecen antífonas que acompañan la adoratio: Ecce lignum crucis, Salva nos Christe, Crucem tuam adoramus, Pange lingua – crux fidelis (850-890), el Trisagio y los Improperios (s. IX).

• La comunión aparece en Roma después del s. VII y se conservan las dos especies, con usanzas deplorables como la consagración “por contacto” (consagración del vino al contacto con especies de pan consagrado), ¡Que dura 4 siglos!

• La comunión era solo papal (s. XIII), o sólo del celebrante (hasta 1955).

• La reforma del 55 devolvió la celebración a la tarde y la comunión a todos los fieles, cosa que por prudencia pastoral el Concilio Vaticano II no rechaza, aun cuando la

teología del ayuno pascual tienda hacia otro camino.

La liturgia hoy:

“Acuérdate, Señor, de tu gran misericordiay santifica con tu eterna proteccióna esta familia tuya por la que Jesucristorealizó el misterio pascual derramando su sangre en la cruz.Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Diospor los siglos de los siglos. R. Amén”

Misal Romano, colecta viernes santo

El Viernes Santo está centrado en la Cruz del Señor. Vuelve el Papa emérito Benedicto XVI a Instruirnos:

“El Viernes santo es el día en que se conmemora la pasión, crucifixión y muerte de Jesús. En este día, la liturgia de la Iglesia no prevé la celebración de la santa misa, pero la asamblea cristiana se reúne para meditar en el gran misterio del mal y del pecado que oprimen a la humanidad, para recordar, a la luz de la palabra de Dios y con la ayuda de conmovedores gestos litúrgicos, los sufrimientos del Señor que expían este mal. Después de escuchar el relato de la pasión de Cristo, la comunidad ora por todas las necesidades de la Iglesia y del mundo, adora la cruz y recibe la Eucaristía, consumiendo las especies eucarísticas conservadas desde la misa in Cena Domini del día anterior. Como invitación ulterior a meditar en la pasión y muerte del Redentor y para expresar el amor y la participación de los fieles en los sufrimientos de Cristo, la tradición cristiana ha dado vida

4. VIERNES SANTO

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 55

a diferentes manifestaciones de piedad popular, procesiones y representaciones sagradas, orientadas a imprimir cada vez más profundamente en el corazón de los fieles sentimientos de auténtica participación en el sacrificio redentor de Cristo. Entre esas manifestaciones destaca el vía crucis, práctica de piedad que a lo largo de los años se ha ido enriqueciendo con múltiples expresiones espirituales y artísticas vinculadas a la sensibilidad de las diferentes culturas. Así, han surgido en muchos países santuarios con el nombre de “Calvario” hasta los que se llega a través de una cuesta empinada, que recuerda el camino doloroso de la Pasión, permitiendo a los fieles participar en la subida del Señor al monte de la Cruz, al monte del Amor llevado hasta el extremo.”18

La celebración central de este día es la de la Muerte del Señor. Debe, donde sea posible, ambientarse y celebrarse solemnemente el Oficio Divino, sobre todo el oficio de Lectura y las Laudes, con la participación del Pueblo de Dios.

No se olvide que no deben hacerse representaciones en vivo dentro de la Iglesia. Que terminen también definitivamente las vergonzosas costumbres de VENDER CON INTENCIONES ESTACIONES DEL VIACRUCIS Y REFLEXIONES DE LA SIETE PALABRAS. Inadmisible cualquiera de estas prácticas que dejan en el alma sabor a comercio con lo santo.

Lo que hay que preparar:

Para la acción litúrgica• El altar estará sin manteles.

18 Benedicto XVI. Audiencia del 19 de marzo de 2008.

• Ojalá los celebrantes nos pudiésemos postrar sobre el suelo mismo.

• Ornamentos rojos: Estolas, Casulla para el presidente, Dalmáticas.

• Misal romano, • Tres leccionarios o tres

copias exactas de la Pasión según san Juan.

• El texto de la Oración Universal en dos ejemplares.

• El Crucifijo para la adoración con su velo rojo.

• Los cirios que acompañan este rito.

• Una mesa adornada sobriamente para colocar el crucifijo durante la adoración.

Para la sagrada comunión• El velo humeral para traer la

reserva desde el monumento que será siempre blanco, aunque las demás vestiduras sean rojas.

• Dos cirios para acompañar este traslado y los candeleros para ponerlos luego junto al altar.

• El mantel para el altar y el corporal, el vasito para purificar, si es preciso, el Copón que se lleva al altar.

Nota litúrgica y pastoral:

Según la costumbre, se convoca a la comunidad hacia las tres de la tarde para la celebración. Hay que relevar el sentido del Silencio de la procesión de entrada. No hay canto inicial, sólo el caminar de los celebrantes, y luego la postración delante del altar sin manteles. Luego la oración del día. Sólo se postran los ministros ordenados!!!

La Palabra de Dios se ha de introducir con un brevísimo comentario. Es una bellísima síntesis del Misterio de la Pasión del Señor y de su Muerte

Gloriosa. No deben omitirse las lecturas. La lectura de la Pasión (según San Juan) es el centro de la celebración de este día. No debe dejarse jamás la Homilía.

-La oración universal:Hoy es el día en que la oración Universal tiene un carácter especial, es muy distinta a la forma cotidiana. Es la ocasión en la que, como dice el Misal, los fieles al responder ejercen su oficio sacerdotal, al implorar por la humanidad entera. La forma de la oración es a la vez diaconal y presidencial, el diácono desde el ambón, proclama las intenciones y después de un momento de silencio, el presidente desde la sede, dice la oración. Si no hay un diácono, la primera parte de la Oración puede ser propuesta por una persona bien preparada.

-La adoración de Cruz:Junto con la lectura de la Pasión y de la Oración Universal, la adoración de la Cruz ocupa un lugar culminante. La comunidad cristiana expresa sus sentimientos de contemplación y adoración de la Cruz como principio de la Pascua.

Para la presentación de la Cruz, se puede hacer o todo en el presbiterio, sin procesión, o bien con una marcha lenta desde el fondo de la Iglesia, haciendo en ambos casos unas aclamaciones a la Cruz y unos momentos de silencio para la adoración personal de rodillas.

Es conveniente que toda la comunidad tenga la posibilidad de acercarse a besar la Cruz, organizando la marcha del modo más adecuado a las posibilidades de la Iglesia. No es recomendable una adoración colectiva, ni el gesto de que todos traigan cruces pequeñas,

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A56

aunque pareciera necesaria por la cantidad excesiva de feligreses.

Es importante que la misma Cruz, grande, hermosa y expresiva, quede para toda la jornada de hoy y mañana, como centro de atención de toda la comunidad. Estos dos días se hace genuflexión ante ella, como los demás días se hace ante el sagrario.

Luego de la adoración sería necesario ambientar y realizar con todo afecto la colecta para los Santos Lugares. La dolorosa situación de la Tierra Santa nos obliga en caridad a ser solidarios con la Iglesia Madre que está muy necesitada. Atentos y cuidadosos con este gesto, no es recomendable colocar poncheras de ofrenda al lado del espacio de la adoración, la colecta puede organizarse de un modo más piadoso, elocuente y digno.

-La comunión:Como indican las rúbricas del Misal, la distribución de la comunión debe tener un carácter de sobriedad, es en silencio, o con un canto muy sobrio, o preferiblemente en oración. No se olvide que una vez concluida ya no debe distribuirse si no es en forma de viático.

El canto sagrado: Como es un día de silencio y de oración, los cantos deben apropiarse de este espíritu: hoy no se acompaña el canto con ningún instrumento, ni guitarras ni órgano, el canto llano es el más indicado.

No olvidemos que en la acción litúrgica no hay canto de entrada. Antes de la lectura del evangelio se puede entonar una estrofa de un canto apropiado: Victoria tú

reinarás, Gloria y honor a ti, Tu cruz adoramos Señor.

En la Adoración de la Cruz, una vez proclamados o cantados los Improperios, se pueden entonar algunos cantos como Postrado ante la Cruz, Oh Cruz te adoramos, Perdona a tu pueblo e incluso puede recitarse algún himno de los que trae el Misal o la Liturgia de las Horas para estos días como No me mueve mi Dios para quererte, las banderas reales se adelantan, etc…

LOS ACTOS DE PIEDAD

La Vía crucis

De antemano ha de precisarse el texto a usarse. No se olvide que no hay Vía Crucis viejo o nuevo. En algunos años se han propuesto otras estaciones inspiradas más en el relato bíblico que en la tradición popular.

Debe hacerse con sencillez y ojalá con agilidad. No es necesario prolongarlo con larguísimas meditaciones que, unidas a la hora en que se acostumbra, lo hacen pesado. No olvidemos incluir siempre en cada estación una motivación para la oración. Pueden alternarse con los cantos tradicionales de las Estaciones, tan bellos y poéticos y cuyo texto no debería cambiarse nunca, algunos cantos sencillos.

Dispónganse las Imágenes Sagradas que ilustran este Santo Ejercicio, explicando, como lo trae el Compendio del Catecismo 19, el sentido que tienen.

Las Siete PalabrasHan de valorarse por el carácter pedagógico y evangelizador que

19 Benedicto XVI, Introducción al Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica. 2006.

puede imprimirse a este ejercicio piadoso. Debe tenerse presente encomendarlas a personas bien preparadas, con un único tema, revisar lo que se ha de decir, evitar que sean utilizadas para fines distintos de los que de verdad tienen. Por ello lo más recomendable es que sean predicadas por los Sacerdotes o los Diáconos. Repetimos con vehemencia: Debe evitarse el “vender” las estaciones o las Palabras y alejar de estos ejercicios piadosos toda apariencia de lucro o negocio.

Las vestiduras sagradas son rojas.

Donde se tiene costumbre, consérvese la bella tradición de ir apagando siete cirios, cada uno al fin de cada una de las reflexiones. Nada obsta que pueda usarse el incienso al inicio y al final.

Es costumbre dar un sentido al Descendimiento de la imagen del Señor. Que este gesto se haga con piedad y resaltando su relación con la gloria de la Resurrección que la Iglesia aguarda con fe. Como dato práctico, para evitar el deterioro de las imágenes sagradas, evítese la “unción”. Los perfumes a base de alcohol las deterioran.

La Procesión delSanto Sepulcro:

Hágase, donde se tiene, con piedad, solemnidad y con una catequesis oportuna. Que sea ocasión de oración. Reiteramos la prohibición de usar ornamentos negros, pues no se trata de un rito exequial. Es verdaderamente absurdo y se opone a la verdad del hecho, llevar la imagen del Señor en un Coche fúnebre o Carroza, ya suficientemente

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 57

prohibida desde hace mucho tiempo, y mucho menos anunciar el momento con carteles como si se tratara de un difunto.

Comentarios:

Comentario inicial(para hacerse mucho antes de comenzar la celebración, cuyo inicio es en total SILENCIO, SIN CANTO Y SIN LECTURAS): Hermanos: en la celebración litúrgica de este día, único en todo el año en que la Iglesia no celebra la Eucaristía, nos reunimos para acompañar el padecimiento y la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, muestra fehaciente del amor y la bondad que solo de Dios pueden provenir, y que nos alienta a amarle de la misma manera como Él nos ha amado dando su vida por todos nosotros, para que de la misma manera le ofrezcamos nosotros la vida a Él. El silencio que viviremos y el gesto de la postración de los ministros nos invita a adorar el acontecimiento salvador y sobrecogedor de un Dios que da la vida para salvarnos.

Comentario a las lecturas: La liturgia de la Palabra hoy nos adentra en la experiencia del Siervo de Dios que salva a través de su padecimiento y, revelándose en la cruz se entrega sin medida a la muerte, sufriendo el dolor del desprecio humano al amor de Dios. Todo esto le es posible porque Él que es la Verdad misma, ha venido a dar testimonio de ella y todos los que la escuchen y crean se salvarán; por eso dispongámonos a escuchar con el corazón abierto la Palabra de Salvación.

Texto para la homilía:

ESCUCHAR,ORAR, CELEBRAR

Esta tarde, al pie de la Cruz del Divino Maestro, nos reúne la Iglesia para tres experiencias:

Para escuchar, para orar, para celebrar.

Escuchar.Hay dos movimientos de la escucha: el primero es el acto con el que una persona acoge en el corazón algo que se le dice, que se le cuenta, que se le comunica. El otro momento ocurre cuando somos escuchados, cuando alguien inclina su oído para acoger lo que queremos decirle.

Estas dos acciones las vivimos hoy. Escuchamos la Palabra y en ella se nos relata la Pasión de Cristo y su significado. El Profeta Isaías, el Salmo, la Carta a los Hebreos y el Evangelio de san Juan nos ha contado con detalle la Muerte Gloriosa de Jesús, pero luego, como lo haremos enseguida, le diremos diez veces al Señor que nos escuche, le rogaremos por todos los seres humanos, para que la humanidad entera quede cubierta por el manto de la divina misericordia.

Orar.Precisamente la Oración es la palabra con la que la escucha se vuelve diálogo y la palabra se hace plegaria. La de esta tarde, como dijimos, abarca a todos, pero también se convierte en la otra forma de la plegaria que es la alabanza.

Alabamos la muerte de Cristo, alabamos sus brazos extendidos entre el cielo y la tierra como signo de la alianza (cfr. Plegaria I sobre la Reconciliación), alabamos el trono desde el que el Señor “extiende por el mundo su reino de salvación”. Por eso la Cruz de Jesús es honrada con el beso humilde de la asamblea

toda, que, doblando la rodilla, confiesa la excelencia del amor de Dios.A la sombra del Madero Santo está la Madre, el incienso que deja de usarse en la sobriedad de este día, arde perfumadísimo en su corazón traspasado por el dolor.

Celebrar.El tercer momento es Celebrar. Humanamente se puede pensar que la muerte no se celebra, quizá se lamente, se vuelva un torrente de lágrimas.

Pero nosotros estamos celebrando, y por ello, la Mesa Santa que ayer fue despojada de sus galas, se vestirá de nuevo para recibir el mismísimo Cuerpo Sacramentado de Jesús y si el poeta decía:Tu cuerpo¡ surco de penas, hoy es de luz y rocío; que lo vean los que lloran con ojos enrojecidos (himno de la Liturgia de las Horas), nosotros lo vemos volver desde la capilla de la reserva con el mismo amor con el que un Pastor retorna, en la tarde, al cobijo de su rebaño, para ofrecer a sus ovejas el alimento para la larga noche.

En conclusión, la Pasión narrada se vuelve plegaria, la Cruz cantada con himnos de victoria, es el trono del Rey al que la Iglesia, no solo alaba, sino que además recibe. La Comunión que recibiremos se nos da como prueba de que la muerte ha sido vencida y que la vida prosigue alimentada por el mismo que entregó su vida toda.

Jesús del Calvario: Te escuchamos, escúchanos; te oramos, únenos a tu oración vespertina; te celebramos, ven como alimento de esperanza y de vida. Amén.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A58

Comentario a laoración universal: A quien nos ama tanto que no ha dudado en entregarnos la vida de su propio Hijo, le dirigimos nuestras súplicas, seguros de que no nos negará nada de todo aquello que necesitamos. Es en este momento donde la Iglesia entera se une en una misma súplica que eleva al Padre celestial confiada en su infinita misericordia.

Comentario a la adoración de la Santa Cruz: Sólo el gran amor de Dios pudo convertir un instrumento de odio y de dolor, en su arma para salvar a la humanidad. Con la adoración al madero santo, reconocemos la gracia de Dios que por este instrumento nos salvó. Acercarse a ella es captar el misterio del amor de Dios con toda intensidad. En ella Cristo reina sereno y compasivo, en ella renovamos la fe y la esperanza.

Comentario a la comunión:Hoy celebramos la muerte del Señor, por este motivo no hemos tenido Eucaristía, ni mucho menos se ha consagrado el pan; comulgaremos con la reserva que guardamos desde ayer, ya que necesitamos comerlo como viático seguro para caminar en la esperanza hacia la Pascua.

Comentario final: A partir de este momento comienza la Iglesia una espera silenciosa en la que confiada en el consuelo del Padre aguarda la resurrección gloriosa de Cristo. Confiemos pues hermanos en que el dolor que hoy experimentamos por la muerte de nuestro Señor, se ha de transformar en alegría al ver el esplendor de la luz que derrota a la oscuridad.

Para meditar:

“La realeza de Jesús será afirmada incluso en su cruz: “Jesús el Nazareno, el Rey de los Judíos”. Este texto, redactado en tres lenguas, es ya la proclamación de un hecho que transforma la historia del mundo. Y aquí volvemos a encontrarnos con el tema de la elevación, de la crucifixión que es triunfo, al mismo tiempo. La Hora de la muerte es también la Hora del triunfo…En la oración universal descubrimos cómo la Iglesia, en el momento en que celebra la culminación de la historia de la salvación, no se desinteresa de nadie; por el contrario, quiere integrar en lo que ella celebra con emoción en este día, todas las realidades espirituales y humanas, todas las situaciones de los hombres, todas sus inquietudes y todas las divergencias de opinión dentro de la rectitud…La cruz es elevada de manera ostensible para ser mostrada al mundo, que ante este Cristo crucificado, tiene que hacer una opción. Al mismo tiempo, esta elevación y la adoración que la sigue son la afirmación de la victoria definitiva de Cristo sobre las potencias perversas del mundo. Cristo es “elevado”, y esa elevación significa que a los hombres dispersos se les reúne de nuevo. Es la manifestación del acto más esencial que puede existir de la historia de la salvación del mundo. Los fieles, después de responder cantando “Venid a adorarlo”, se arrodillan. El rito quiere significar un verdadero triunfo. Anteriormente hemos rememo-rado el aspecto glorioso de la muerte del Señor; en el relato de la visión apocalíptica de Juan, al

cordero inmolado en la cruz lo vemos triunfar al mismo tiempo. En realidad, nada tiene ya que mostrar al mundo el cristianismo; pues la cruz del triunfo le da todo su significado, el signo de la cruz que le distingue y que les parece locura a los mundanos…La Iglesia muestra la cruz y nosotros la adoramos. Es difícil no pensar aquí en esta observación de san Juan, que por otra parte cita al profeta Zacarías: “Mirarán al que atravesaron” (Jn. 19, 37).”

A. Nocent, El año litúrgico, celebrar a Jesucristo.

“Brazos rígidos y yertos,

por dos garfios traspasados,

que aquí estáis, por mis pecados,

para recibirme abiertos,para esperarme

clavados.

Cuerpo llagado de amores,

yo te adoro y yo te sigo;yo, Señor de los

señores,quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.”

Liturgia de las Horas

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 59

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSVIERNES SANTO ACCION LITÚRGICA DE LA CRUCIFIXIÓN DEL SEÑOR

LECTIO: Lectura del libro de Isaías (52, 13-53, 12).

Mirad, mi siervo tendrá éxito, su-birá y crecerá mucho.

Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no pare-cía hombre, ni tenía aspecto hu-mano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerra-rán la boca, al ver algo inenarra-ble y contemplar algo inaudito.

¿Quién creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor?

Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.

Lo vimos sin aspecto atrayen-te, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufri-mientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y deses-timado.

Él soportó nuestros sufrimien-tos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes.

Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos cura-ron.

Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al mata-

dero, como oveja ante el esqui-lador, enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo lle-varon, ¿quién meditó en su des-tino?

Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pue-blo lo hirieron.

Le dieron sepultura con los mal-vados, y una tumba con los mal-hechores, aunque no había co-metido crímenes ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descen-dencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano.

Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de co-nocimiento.

Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una mu-chedumbre.

Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pe-cadores. Palabra de Dios.

LECTIO: Lectura de la carta a los Hebreos (4, 14-16; 5, 7-9).

Hermanos:

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sa-

cerdote grande, que ha atravesa-do el cielo, Jesús, Hijo de Dios.

No tenemos un sumo sacerdo-te incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exacta-mente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémo-nos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericor-dia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presento oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escu-chado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salva-ción eterna. Palabra de Dios.

LECTIO: Pasión de nuestro Se-ñor Jesucristo según san Juan (18, 1-19, 42).

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde habla un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, co-nocía también el sitio, porque Je-sús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guar-dias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con fa-roles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

+ - «¿A quién buscáis?»C. Le contestaron:S. - «A Jesús, el Nazareno.»C. Les dijo Jesús:+ - «Yo soy.»

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A60

C. Estaba también con ellos Ju-das, el traidor. Al decirles:«Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:+ - «¿A quién buscáis?»C. Ellos dijeron:S. - «A Jesús, el Nazareno.»C. Jesús contestó:+ - «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mi, dejad marchar a éstos.»C. Y así se cumplió lo que habla dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.»Entonces Simón Pedro, que lle-vaba una espada, la sacó e hi-rió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo en-tonces Jesús a Pedro:+ - «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Pa-dre, ¿no lo voy a beber?»Llevaron a Jesús primero a AnásC. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era sue-gro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que ha-bla dado a los judíos este conse-jo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.»Simón Pedro y otro discípulo se-guían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Sa-lió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:S. - «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?»C. Él dijo:S. - «No lo soy.»C. Los criados y los guardias ha-bían encendido un brasero, por-que hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.El sumo sacerdote interrogó a

Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina.Jesús le contestó:+ - «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado con-tinuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interro-gas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.»C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:S. - «¿Así contestas al sumo sa-cerdote?»C. Jesús respondió:+ - «Si he faltado al hablar, mues-tra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?»C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.¿No eres tú también de sus dis-cípulos? No lo soyC. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:S. - «¿No eres tú también de sus discípulos?»C. Él lo negó, diciendo:S. - «No lo soy.»C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:S. - «¿No te he visto yo con él en el huerto?»C. Pedro volvió a negar, y ense-guida cantó un gallo.Mi reino no es de este mundoC. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amane-cer, y ellos no entraron en el pre-torio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Sa-lió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:S. - «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»C. Le contestaron:S. - «Si éste no fuera un malhe-chor, no te lo entregaríamos.»C. Pilato les dijo:

S. - «Lleváoslo vosotros y juz-gadlo según vuestra ley.»C. Los judíos le dijeron:S. - «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.»C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.Entró otra vez Pilato en el preto-rio, llamó a Jesús y le dijo:S. - «¿Eres tú el rey de los ju-díos?»C. Jesús le contestó:+ - «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mi?»C. Pilato replicó:S. - «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»C. Jesús le contestó:+ - «Mi reino no es de este mun-do. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría lucha-do para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»C. Pilato le dijo:S. - «Conque, ¿tú eres rey?»C. Jesús le contestó:+ - «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he ve-nido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»C. Pilato le dijo:«Y, ¿qué es la verdad?»C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:S. - «Yo no encuentro en él nin-guna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»C. Volvieron a gritar:S. - «A ése no, a Barrabás.»C. El tal Barrabás era un bandi-do.¡Salve, rey de los judíos!C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los solda-dos trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la ca-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 61

beza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercán-dose a él, le decían:S. - «¡Salve, rey de los judíos!»C. Y le daban bofetadas.Pilato salió otra vez afuera y les dijo:S. - «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuen-tro en él ninguna culpa.»C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:S. - «Aquí lo tenéis. »C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, grita-ron:S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»C. Pilato les dijo:S. - «Lleváoslo vosotros y cruci-ficadlo, porque yo no encuentro culpa en él.»C. Los judíos le contestaron:S. - «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.»C. Cuando Pilato oyó estas pa-labras, se asusto aún más y, en-trando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:S. - «¿De dónde eres tú?»C. Pero Jesús no le dio respuesta.Y Pilato le dijo:S. - «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucifi-carte?»C. Jesús le contestó:+ - «No tendrías ninguna autori-dad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pe-cado mayor.»¡Fuera, fuera; crucifícalo!C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los ju-díos gritaban:S. - «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el Cé-sar.»C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y

lo sentó en el tribunal, en el si-tio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.Y dijo Pilato a los judíos:S. - «Aquí tenéis a vuestro rey.»C. Ellos gritaron:S. - «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»C. Pilato les dijo:S. - «¿A vuestro rey voy a cruci-ficar?»C. Contestaron los sumos sacer-dotes:S. - «No tenemos más rey que al César.»C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.Lo crucificaron, y con él a otros dosC. Tomaron a Jesús, y él, car-gando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), don-de lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Naza-reno, el rey de los judíos.»Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar don-de crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. - «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.”»C. Pilato les contestó:S. - «Lo escrito, escrito está.»Se repartieron mis ropasC. Los soldados, cuando crucifi-caron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la tú-nica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:S. - «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca. »C. Así se cumplió la Escritu-ra: «Se repartieron mis ropas y

echaron a suerte mi túnica.»Esto hicieron los soldados.Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madreC. Junto a la cruz de Jesús es-taban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discí-pulo que tanto quería, dijo a su madre: + - «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» C. Luego, dijo al discípulo: + - «Ahí tienes a tu madre.» C. Y desde aquella hora, el discí-pulo la recibió en su casa.Está cumplidoC. Después de esto, sabiendo Jesús que todo habla llegado a su término, para que se cumplie-ra la Escritura dijo:+ - «Tengo sed.»C. Había allí un jarro lleno de vi-nagre. Y, sujetando una espon-ja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:+ - «Está cumplido.»C. E, inclinando la cabeza, entre-gó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

Y al punto salió sangre y aguaC. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuer-pos en la cruz el sábado, por-que aquel sábado era un día so-lemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran, Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que hablan cruci-ficado con él; pero al llegar a Je-sús, viendo que ya habla muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su tes-timonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que tam-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A62

bién vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritu-ra: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»Vendaron todo el cuerpo de Je-sús, con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clan-destino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le deja-ra llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que habla ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterra-do todavía. Y como para los ju-díos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pu-sieron allí a Jesús. Palabra del Señor.

MEDITATIO: El significado de la Cruz del Señor.

Es un deber de la comunidad creyente entender por qué la crucifixión del Señor es tan im-portante y que significa ello en nuestra vida. Los elementos que les presento aquí no son para ser leídos a la gente, porque se hace largo y bochornoso. Son para meditar y pensar sobre el senti-do de la cruz y poderlo llevar a la predicación y comprensión de la comunidad de una forma más sencilla.

Son tres pequeñas partes:

• Qué significa “ser discípulos”.• Qué sentido le da San Pablo

a la cruz.

• Y el “cargar la cruz” como rei-nado de Dios.

Primera parte: “Venid detrás de mí”.

San Marcos nos relata que des-pués del bautismo de Jesús, este se fue a predicar a Galilea. Y allí estableció contacto con los primeros discípulos. Simón y Andrés, Santiago y Juan se encontraban reparando las re-des. Con una rapidez inespe-rada, casi sin mediar otra cosa, Jesús les dice: “deute opiso mou” = “venid detrás de mí”. La fe, la conversión y la vocación cristianas son caracterizadas por el evangelista como un “ir detrás de Jesús” (Mc 1,17.20). Y es que no podría ser de otra forma.

De nuevo encontramos esta forma de hablar y de dirigirse al discípulo, a fin de precisar su puesto en el grupo de los discí-pulos, en un pasaje ubicado en toda la mitad de la narración de Marcos. Aparece en el reproche dirigido a Pedro, cuando Jesús les anuncia por primera vez que su suerte está echada y tendrá un final de crucifixión, un fi-nal violento, un final de mucho valor. Entonces Pedro lo toma aparte y lo trata como a un en-fermo mental. Ante la cobardía del discípulo Jesús se vuelve y le dice: “deute opiso mou, satana”1 “vete detrás de mí, Sa-tanás” (Mc 1,33).

La respuesta de Pedro propicia la ocasión para que el maestro les recuerde el llamado inicial (Mc 1,16-20). Y por primera vez aparece esbozado un verdade-ro amaestramiento, el más pro-fundo si se quiere, sobre lo que

1 Algunas traducciones dicen “apártate” o “quítate”, lo cual le hace perder el encanto y los elementos teológicos a la expresión. Cfr.

significa ser discípulo2 :

• “Si alguno quiere detrás de mí seguir, niéguese a sí mismo, cargue su cruz y sígame”. Mc 8,34b.

• “En efecto, el que quiera su alma salvar la perderá. Pero, el que pierda su alma por mí y por el evangelio la salvará”. Mc 8,35.

• “En efecto, el que se aver-güence de mí y de mis pala-bras, en esta generación infiel y malvada, también el hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos án-geles”. Mc 8,38.

Yo he dividido el pequeño amaes-tramiento en tres partes:

• Invitación a seguir a Jesús radicalmente: Seguir a Je-sús, negándose a sí mismo, cargando la cruz. Puede sur-gir un interrogante en el discí-pulo: ¿Cuál cruz? ¿cómo es eso de negarse a sí mismo? ¿qué tiene esto que ver con el seguimiento?

• Explicación con base en el destino humano: Salvar el alma por causa de Jesús y del evangelio. Suena como respuesta a los posibles inte-rrogantes que la anterior pro-posición suscita. No se trata de perder el alma en cual-quier cruz. Se trata de per-derla en la causa de Cristo o en la causa que es Cristo 3.

2 De nuevo la expresión “detrás de mí” (Mc 1,17) aparece en las palabras que Jesús dirige tanto a los discípulos como a la multitud “si alguno quiere detrás de mí seguir” (Mc 8,34). Esta forma reiterativa de decir “deute opiso mou” pareciera fungir de línea conductora del discurso. El primer amaestramiento sobre el discipulado lo encon-tramos en Mc 8,33-9,1. En virtud de la inclusión de los demás discípulos y la multitud muchos autores hacen co-menzar el amaestramiento en el verso 34. Precisamente en Mc 8,34 encontramos una serie de proposiciones con-dicionales (8,34b. 35. 38).

3 “eneken de emou” podría ser asumido como un genitivo absoluto y por lo tanto permite ambas traducciones.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 63

La causa de Cristo es identifi-cada con el evangelio mismo, con todos los elementos que la componen.

• Explicación con base en el llamado escatológico: La tercera proposición acentúa el significado de la segunda. Jesús y sus Palabras están el centro de la vergüenza que puede producir o no en el discípulo o en la multitud. El contexto de esa vergüenza es el Israel infiel y pecador4. Mientras la respuesta similar se dará en el momento en que el Hijo del Hombre irrum-pa por medio de la gloria de Dios Padre con todos los santos ángeles.

¡Veamos un poco del vocabula-rio utilizado!

• La expresión “llevar la cruz”5

Resultaría poco probable que se tratase de una expresión po-pular, cotidiana, de esas con las que uno se identifica sin sentirse insultado o vulgarizado: Ejemplo: ¡La esposa es la media naranja del esposo!

Los judíos propiamente no se veían en una cruz, ni su vida se ejemplificaba de forma tan igno-miniosa6. En el dicho referido a los discípulos no se está diciendo que tengan todos que aspirar a la crucifixión de que ha sido objeto Jesús, sobre una cruz comisa. Se trata de una representación metafórica que tiene en el centro de su significado el discipulado, la relación con Jesús y con su evangelio (v. 38).

4 En Jr 3,1-13; Ez 16; Os 2,4-17.5 Desde el punto de vista gramatical se utilizan las mismas

formas de Mc 15, 21b6 Para conocer un poco sobre la utilización de la Cruz Cfr.

BALZ-SCHNEIDER, DICCIONARIO EXEGETICO DEL NUEVO TESTAMENTO, vol II, stauros, Op. Cit., pp. 1476-1485.

• El sustantivo “alma” = “psijé”.

Este sustantivo griego viene uti-lizado aquí según el modo he-breo y equivaldría al pronombre reflexivo “uno mismo”7. Comple-mentariamente el término sirve para indicar la vida misma, en la antropología de la época8, el alma contiene la vida misma.

• La Expresión “seguirme” v/s “avergonzarse de mí y de mis palabras”.

A través del discurso el acto de seguir a Jesús se identifica con dos realidades: Su persona y sus enseñanzas. Seguir a Jesús consiste en aceptar su persona y escuchar sus enseñanzas, su Buena Noticia = Su evangelio. La forma de este seguimiento varía según las circunstancias histó-ricas. El apóstol Pedro sigue a Jesús, y lo ve, lo toca, lo abra-za, come con él, caminan por los mismos caminos. En cambio no-sotros estamos ante la presencia del resucitado y sus enseñanzas. He dicho la forma, no la esencia, la sustancia de tal seguimiento.

Como vemos, el lenguaje utili-zado tiene una profunda carga de significados que debemos descubrir y actualizar. La misma instrucción hace una transición desde la cruz como símbolo del seguimiento hasta el evangelio y la persona de Jesús como el ver-dadero cometido del discípulo.

Segunda Parte: La Interpreta-ción de San Pablo.

Uno de los testimonios escritos más antiguo sobre la crucifixión, paradójicamente, está en el cor-

7 Zewick, M., Grosvenor, M., A Grammatical Analysis of the Greek New Testament, PIB, Roma 1996, p. 134.

8 Es de usanza hebrea implementar términos en los que se juega a representar la parte por el todo. Cfr. BALZ-SCHNEIDER, DICCIONARIO EXEGETICO DEL NUEVO TESTAMENTO, vol II, psijé, Sígueme, Salamanca 1998, pp. 2182-2189.

pus paulinum, en la Carta a los Colosenses 2,9-15. Junto al va-lor histórico de esta Carta Pauli-na (Cfr. 1Co 1-4), escrita un poco antes que los evangelios, está el “valor” teológico y antropológico de la crucifixión de Jesús. Fijé-monos sobre todo en el verso 14.

• V. 11 En él vosotros fuisteis circuncidados con la circun-cisión no quirúrgica, sino me-diante el despojo de vuestro cuerpo mortal, por la circunci-sión en Cristo.

• V. 12 Sepultados con él en el bautismo, con él también ha-béis resucitado por la fe en la acción de Dios que resucitó de entre los muertos.

• V. 13 Y a vosotros, que es-tabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó junta-mente con él y nos perdonó todos nuestros delitos.

• V.14 Canceló la nota de car-go que había contra nosotros, la de las prescripciones con sus cláusulas desfavorables, y la suprimió clavándola en la cruz.

Con base en este texto se concluye:

La única muerte violenta que no-sotros pudiéramos predicar es la de Jesús, por eso la llamamos redentora. El cristiano simple-mente participa, por medio de la fe, en esa acción redentora (Rm 1,17), si hemos de utilizar el len-guaje paulino. En virtud del segui-miento si utilizamos el lenguaje de Mc. Y Jesús lo puede dado que él es el don del Padre Col 1,19; 2,9; Ef 1,23; 3,19; 4,12-13. A partir del gesto histórico y teológico de Je-sús ningún cristiano per se debe-ría buscar la muerte violenta, con interés enfermizo, con irresponsa-bilidad histórica, con masoquismo o por comodidad.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A64

Otra serie de textos paulinos ha-blan de cómo Dios ha suprimi-do esta ignominiosa muerte por medio de la muerte del Hijo: 2Co 5,20.21; 6,1.

• Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios ex-hortara por medio de noso-tros. En nombre de Cristo, os exhortamos, reconciliaos con Dios. 2Co 5,20.

• A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros9 , para que viniésemos a ser justicia de Dios en él. 2Co 5,21.

• Y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios. 2Co 6,1.

¡Ojo con los pasivos teológicos! Esta es una forma de hablar que nos desconcierta, porque no te-nemos los recursos culturales y emocionales para entenderlos. Detrás de un pasivo teológico (bíblico) está Dios como suje-to agente. Dios es el garante, es quien hace que todo tenga un sentido, es quien puede ga-rantizar la victoria. Esto lo cree profundamente el pueblo y es expresado por los narradores de la Escritura. Quizás nosotros de-bamos hacer el esfuerzo de en-tender racionalmente esto para quedar más satisfechos. Detrás de un pasivo teológico no hay una visión maquiavélica de Dios, sino un enunciado de fe en que el sentido de las cosas finalmen-te lo encontramos en Dios que actúa, incluso a través de ese infortunio.

De esta forma Jesús “fue nacido bajo la Ley” (Gal 4,4) y “fue mal-decido por nosotros” (Gal 3,13),

9 Dios hizo a Cristo solidario de la humanidad pecadora para hacer a los hombres solidarios de su obediencia y justicia. Puede ser que aquí pecado se tome en el sentido de sacrificio-víctima por el pecado, puesto que la misma palabra hebrea hatta’t puede tener esos dos usos. Cfr. Lv 4,1-5,13.

por eso fue entregado a la muer-te en cruz clavando en el leño y destruyendo en su persona el documento que contenía nuestra deuda y nos condenaba.

Para los antiguos cristianos y he-breos era muy importante satis-facer la “ira de Dios” causada por el pecado del hombre. Pues es verdad que encontramos un cier-to lenguaje en el que la sed de justificación y santificación que acompaña al hombre ha sido sa-tisfecha en la persona de Jesús (Carta a los Hebreos). Pero me pregunto si nos podemos dar la posibilidad de otro lenguaje que nos permita entender mejor el Misterio de Cristo. Porque si las cosas son como se han dicho ¿acaso se ha saciado Dios con el derramamiento de la sangre de Jesús? ¿No es esto un acto inaceptable y vergonzoso? ¿No es una terminología también in-suficiente?

El pasivo teológico nos ayudaría a comprender que Dios es la ga-rantía de que en todo el proceso histórico de Jesús las cosas van a llegar a un término feliz: La Re-surrección suya y el derribamien-to de los muros de odio por otro lado (Cfr. Mc 1,10; 15,38)

Creo entonces que la crucifixión de Jesús imprime un carácter teofánico a toda su vida, es algo revelador del Misterio de Dios. No sólo en el sentido académico, sino en el sentido de la Gracia de Dios que amorosamente se nos da en la persona del Jesús histó-rico y crucificado. La esencia del Misterio de Dios aparece ante los hombres como las aguas que salían del Templo visto por Eze-quiel, con unas aguas cuyo fon-do ya no se podía tocar.

• “Era ya un torrente que no pude atravesar, porque el

agua había crecido tanto has-ta hacerse un agua de pasar a nado, un torrente que no pude atravesar (Ez 47,5).

San Pablo nos lo dice así:

• “Hasta el día de hoy, siempre que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus cora-zones. Y cuando se convierte al Señor, se arranca el velo. Porque el Señor es Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí la está la libertad. Más todos nosotros, que con el rostro descubierto refle-jamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más glo-riosos; así es como actúa el Señor, que es Espíritu” (2Cor 3,15-18).

Con razón el evangelista San Marcos destaca el grito del cen-turión romano: ¡Verdaderamen-te este era el Hijo de Dios! (Mc 15,39), que se corresponde con el título de su narración: ¡La Bue-na noticia de Jesús, el Hijo de Dios! (Mc 1,1).

Tercera Parte: El “reinado de Dios”.

Los antiguos creyentes israelitas, entre los que se movió Jesús y se movió Pablo, vivían muy in-quietos con la forma como Dios se hace presente en la vida de su pueblo. El hecho de estar pre-sente es el acontecimiento salví-fico de Dios. La ley se practicaba rigurosamente a fin que los mé-ritos de cada hombre lograsen el advenimiento de Dios. Los sacrificios del Templo hacían su parte. Hubo comunidades como los esenios que no estaban conformes con todo esto. La presencia permanente de pue-blos invasores era la evidencia

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 65

de que Dios no estaba ya con ellos.

Y Jesús se presenta en medio de todos diciendo que ese tiem-po que anunciaron los profetas ya había llegado: “El reinado de Dios ha llegado, convertíos y creed en la buena noticia” (Mc 1,14-15).

En la relación con sus discípu-los la fuerza del hablar de Jesús pasa a otra expresión: Negarse a sí mismo (Mc 8,34). Un ejemplo concluyente sobre el significado del negarse lo encontramos en el pasaje donde Pedro niega todo tipo de vinculación con Jesús y con su proyecto, por lo tanto, con su destino: ¡No lo conozco! (Mc 14,68.71).

El mayor obstáculo para el dis-cipulado puede ser uno mismo. Sus ideas, de hombre (como lo dice Jesús), que lo desconec-tan de los demás hombres, de la creación y del misterio del Creador.

Negarse a sí mismo significaría romper con las propias ideas en cuanto rompan la comunión con Jesús y en cuanto ellas rom-pan con el proyecto de Dios, de ahí la importancia de los epíte-tos lanzados por Jesús contra Pedro: ¡tú piensas como los hombres! ¡Vete detrás de mí, Satanás! (Mc 8,33); en ambos casos se trata del adversario o la adversidad ocurrida al interior de Pedro, al interior del grupo de los discípulos o de la multitud que suprime la Palabra sembrada por Jesús10. Negarse a sí mismo sig-nificaría, no dejarse determinar por el pensamiento de los hom-bres sino por el pensamiento de Dios contenido en la predicación de Jesús, por la idea de ser her-

10 Es evidente que hacemos una aplicación de la parábola del sembrador para este significado. Cfr. Mc 4,15).

manos de todos y por la idea de ser una partecita de la creación.

Ahora, la medida de esta comu-nión es el evangelio, la forma de la cruz es dada por la forma contenida en las palabras ense-ñadas por el maestro y el esfuer-zo por la implementación en los contextos particulares de las co-munidades y los individuos. Para decirlo metafóricamente la cruz del discípulo es el evangelio mis-mo. Desde que hemos sido jus-tificados no existe sino una sola cruz que reclama la fidelidad de todos: El evangelio.

No pueden existir cruces de di-verso valor para diversos discí-pulos, eso es falsedad en unos casos, comodidad en otros, ma-nipulación en otros e incompren-sión en todos los casos de aque-llo realizado en Jesús Ungido de Dios.

Hay un texto en la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis que nos ayuda a ilustrar lo dicho: “Si hubiera algo mejor y más útil para el hombre que sufrir, Jesucristo nos lo habría enseñado con sus palabras y con su ejemplo…. Cuando llegue el sufrimiento y lo ames como amas a Jesucris-to, entonces considérate dichoso porque has encontrado el paraí-so en la tierra”11.

Esta manera de hablar tiene el peligro de dar a entender que no sólo Dios permite el sufrimiento, sino que en el fondo su proyecto es que el hombre sufra y quiere que ese sea el modo de salvar-lo. Entendido el sufrimiento de esta manera no es más que un lenguaje blasfemo, porque debe-mos tener bien claro que desde el mensaje de amor y misericor-dia contenidos en la vida y el

11 Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, II, XII, 11.

evangelio de Jesús, el único su-frimiento que Dios tolera es el de la lucha contra todo sufrimiento. Por eso su muerte fue la única redentora, pero sólo él, puesto al lado de las víctimas del sufri-miento humano. ¡Atención que no estoy cruzando el umbral del “laissez faire laissez passè”!

Si nos atuviéramos, sin discerni-miento, a las palabras de Tomás de Kempis, hoy tendríamos que decirle a los secuestrados de Co-lombia, a las víctimas del terro-rismo, a los marginados a causa de todas las estructuras de peca-do que existen en las sociedades e iglesias: “considérate dichoso porque has encontrado el paraí-so en la tierra”. ¡No puede ser!

La Cruz del discípulo es el evan-gelio, la Buena Noticia que impli-ca esfuerzos por defender la dig-nidad de los Hijos de Dios, implica la denuncia, implica la renuncia a las propias ideas cuando és-tas temen la implementación del evangelio en todas las estruc-turas. Porque la cruz entendida como sentir dolor es horrible. La cruz de Cristo fue horrible. Oja-lá los hombres borráramos de la conciencia la cruz como símbolo de matar, torturar o excluir.

El punto de partida de toda sana espiritualidad cristiana es el se-guimiento de Jesús: Muerto y Resucitado. La Resurrección es la garantía de que esa oprobiosa cruz ya ha sido aplicada en uno, como dice Pablo, y no puede ser repetida en los demás. Acto se-guido, el evangelio es tarea de libertad, es en este punto donde algunas cosas profundamente humanas se encuentran con el anuncio del evangelio de Jesús y que nosotros debemos imple-mentar, cobertura en salud, inter-vención ante la acumulación de riqueza generadora de marginali-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A66

dad, conversión ante el deshonor de las estructuras excluyentes presentes en todos los círcu-los de poder, diálogo y apertura con todos los que en conciencia piensan distinto, respeto ante la historia de los otros pueblos, cre-dibilidad ante las contradicciones que todo sistema social genera, participación en la reflexión ante el secuestro de los foros de de-cisión y como decía en alguna parte San Ignacio, “ante todo lo demás….”

Finalmente pienso que no bus-camos la libertad porque eso nos haga más perfectos, sino porque ella nos hace más disponibles para la causa del Reino de Dios anunciado por Jesús a quien se-guimos, realización en el mundo de la gran familia de Dios.

Ahora, la medida de esta comunión es el evangelio, la forma de la cruz es dada por la forma contenida en las palabras enseña-das por el maestro y el esfuerzo por la imple-mentación en los contextos particulares de las comunidades y los individuos. Para de-cirlo metafóricamente la cruz del discípulo es el evangelio mismo. Desde que hemos sido justificados no existe sino una sola cruz que reclama la fidelidad de todos: El evangelio.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 67

Introducción.Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-6En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: -«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? » Jesús le responde: -«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

V/ Palabra del Señor.R/ Gloria a ti, Señor Jesús.

Meditación introductoria:

Amadísimos hermanos:Juan XXIII dijo en el Ángelus del 25 de diciembre de 1962:“El que ha nacido en Belén es humilde y manso de corazón; pobre e inocente; es el promotor de la paz y por ella se dispone ya al sacrificio supremo. Este es el camino trazado por Cristo; y esta es la ruta de todo hombre que acoge el mensaje divino con pronta adhesión, con derroche de esfuerzos y generosidad personal”

Vamos a seguir con fe el Camino trazado por Cristo, este camino que emprendemos precedidos por la Cruz gloriosa del Señor, es

el camino de la humanidad que avanza recorriendo su historia dramática en la que es preciso anunciar el gozo del Evangelio.

Nuestra(o) Via Crucis es contemplación agradecida del dolor que salva pero es también anuncio del gozo de Jesús que no sucumbe bajo el peso de la Cruz sino que la hace bandera de vida.

Jesús que no se queda en las caídas, sino que se levanta con toda la humanidad, que no se queda en el rostro que guarda la verónica, sino que se une al rostro doliente de todos, que no se limita a consolar a las mujeres de Jerusalén, sino que les propone la misión de llevar a todos la esperanza y la fortaleza.

Comenzar un camino como este es decidirse a hacer de la Ruta de la Cruz una suma de oportunidades que nos muestran que la muerte es vencida por la vida, que el odio es superado por el amor, que la humanidad entera está destinada a encontrar tras las espinas del camino, la aurora de la Pascua del Cordero inmolado que ha sido glorificado.

Al borde de este camino nos aguarda el rostro de nuestros hermanos. Jesús en su camino hacia la cruz encontró a muchos que salieron a verle pasar. Para todos hubo una mirada de misericordia, para todos una palabra de aliento, para todos una voz de esperanza.

Que también en nuestro camino encontremos estas voces de

esperanza y de consuelo, para que lleguemos, al final al corazón mismo del Redentor que nos espera, abierto y luminoso, para acoger en su único amor a toda la humanidad. La Madre del Señor nos ayude a seguir las huellas del Amado como lo hizo ella.

Marchemos en paz.

Primera estación: Jesús es condenado a muerte.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA JUSTICIA

Lectura del Evangelio según san Marcos 15,12-13.15Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?» Ellos gritaron de nuevo: «Crucifícalo». Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Meditación:En un mundo lleno de injusticias, el proceso contra Jesús se rige por las leyes humanas, pero está colmado de falsedades, de acusaciones, de amargas actitudes de quienes no resisten la palabra misericordiosa del Divino Maestro, de quienes no fueron capaces de aceptar que la bondad de Dios se hiciera también perdón y compasión para con el que cae en el abismo del pecado. Quiera el Señor ayudarnos a construir un mundo

ANEXO VIA CRUCIS 2014.

EL CAMINO DE LA VIDA Y DE LA ESPERANZA.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A68

justo, que ame la verdad como principio, que busque la justicia como la capacidad de mirarlo todo con los ojos misericordiosos de Jesús.

Plegaria:Mira, Señor de la Sentencia, el dolor profundo de quienes claman justicia, de quienes esperan misericordia. Que no nos lavemos las manos ante el dolor del mundo, sino que emprendamos el camino que nos recuerda que al final de nuestros días seremos juzgados en el amor.

Pedimos perdón por tantas ve-ces que hemos actuado sin mi-sericordia.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia: a quie-nes han querido sepultar la obra que en nombre de Dios quieren realizar los discípulos de la ver-dad.

Por mí, Señor inclinasEl cuello a la sentencia,Que a tanto la clemenciapudo llegar de DiosOye el pregón, oh Madre,llevado por el vientoY al doloroso acento,Ven del amado en pos. 20

OH PRINCIPE ABSOLUTODE LOS SIGLOS 21

Oh Príncipe absoluto de los siglos,oh Jesucristo, Rey de las naciones:te confesamos árbitro supremo de las mentes y de los corazones.

20 Vidal. Vía Crucis, enraizado definitivamente en la tradi-ción colombiana.

21 La totalidad de los Himnos que acompañan esta Via Cru-cis han sido tomados del Himnario de la Liturgia de las Horas de España.

Oh Jesucristo, Príncipe pacífico,somete a los espíritus rebeldes,y haz que encuentren rumbo los perdidos,y que en un solo aprisco se congreguen.Para eso pendes de una cruz sangrientay abres en ella tus divinos brazos;para eso muestras en tu pecho heridotu ardiente corazón atravesado.

Glorificado seas, Jesucristo,que repartes los cetros de la tierra;y que contigo y con tu eterno Padreglorificado el Espíritu sea. Amén.

Segunda estación:Jesús carga con su cruz.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA ALEGRÍA.

Lectura del Evangelio según san Juan 19, 16-17Entonces [Pilato] se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota).

Meditación.Nos hemos acostumbrado a mirar la cruz con terror, a pensar que hay que llevarla como un peso dramático que cae sobre nuestra vida y nos abruma. Cuánto ganaría el mundo si asimilara esta bandera de esperanza a la tabla de salvación a la que el náufrago se aferra con un gozo infinito, o con la alegría de saber que sobre el arroyo turbulento de la vida se ha tendido un sólido madero que

nos permite alcanzar la orilla en la que reina la paz. Esa es la cruz a la que se abraza Jesús, ese es el madero que él mismo lleva para que en el encuentren salvación y esperanza todos los que sigan sus pasos.

PlegariaDanos, Señor, la alegría de abrazar la cruz con esperanza, haz que podamos tender gozosos sobre los abismos del mundo el mismo leño santo que llevaste con amor, que abrazaste con la plena convicción de que era el trono de la misericordia y que sería en adelante la bandera con la que tu mismo anuncias la derrota del pecado y del dolor.

Pedimos perdónPor no haber comprendido que la cruz se ha vuelto bandera de esperanza, puente entre Dios y los hombres, escala por la que se llega a la vida verdadera.

Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A cuantos han despreciado el madero santo en el que se nos regaló la vida y a cuantos al des-preciarla han colmado de dolores a los que la siguen como bande-ra de paz y de alegría. Esconde, Justo Padre,La espada de tu iraY al monte humilde miraSubir el Dulce BienY tú, Señora gime,cual tórtola inocenteQue tu gemir clementele amansará también.

En la cruz está la vida y el consueloy ella sola es el camino para el cielo.En la cruz está el Señor de cielo y tierra,

y el gozar de mucha paz,

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 69

aunque haya guerra;todos los males destierra en este suelo,y ella sola es el camino para el cielo.

Hermano, toma la cruz, con gran consuelo,que ella sola es el camino para el cielo.

El alma que a Dios está toda rendida,y muy de veras del mundo desasida,la cruz le es árbol de vida y de consuelo, y un camino deleitoso para el cielo.

Después que se puso en cruzel Salvador, en la cruz está la gloria y el amor, y en el padecer dolor vida y consuelo,y el camino más seguro para el cielo

Tercera estación:Jesús cae por primera vez.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA MISERICORDIALectura del Evangelio según san Mateo 11, 28-30«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

MeditaciónEn el corazón de nuestro pueblo hay un amor entrañable por Jesús Caído e inspira tanto amor su figura doliente que yace postrada sobre la Vía

Dolorosa. Más el primero que tuvo compasión fue el mismo Jesús, el que llevando sobre sí el yugo de nuestras penas, ha querido asumir el cansancio de todos, las penas que agobian la vida de tantos hermanos, el dolor de tantos que han perdido el horizonte de sus vidas. Manso y humilde de corazón, ha sabido vencer la soberbia de tantos con su misericordia, con su amor. Esa misericordia es la que necesitamos hoy, la que se hace amor entregado y la que cura y sana de verdad.

Plegaria:Jesús misericordioso, caído por nosotros, ayúdanos a comprender que cuando te imitamos a ti, manso, humilde, compasivo, estamos colmando de esperanza de los cansados y agobiados que sólo en tu amor encontrarán la paz y la alegría verdadera.

Pedimos perdón,Por no acercarnos con amor a quienes caen bajo el peso del dolor.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A quienes a lo largo de los siglos han querido impedir la llegada de la misericordia iluminada con la fe a los que sufren. Oh pecador ingrato,ves a tu Dios caídoVen a llorar heridode contrición aquíLevántame a tus brazos,oh bondadoso padre,Ve de la tierna Madre,llanto correr por mí.

MI CRISTOMi Cristo, tú no tienes la lóbrega mirada de la muerte.Tus ojos no se cierran:son agua limpia donde puedo

verme.

Mi Cristo, tú no puedescicatrizar la llaga del costado:un corazón tras ellanoches y días me estará esperando.

Mi Cristo, tú conocesla intimidad oculta de mi vida.Tú sabes mis secretos:te los voy confesando día a día.

Mi Cristo, tú aleteascon los brazos unidos al madero.¡Oh valor que convidaa levantarse puro sobre el suelo!

Mi Cristo, tú sonríescuando te hieren, sordas, las espinas.Si mi cabeza hierve,haz, Señor, que te mire y te sonría.

Mi Cristo, tú que esperasmi último beso darte ante la tumba.También mi joven besodescansa en ti de la incesante lucha. Amén.

Cuarta estación:Jesús encuentra a suSantísima Madre.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA TERNURA

Lectura del Evangelio según San Juan. 2, 1 - 5Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: “No les queda

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A70

vino”. Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que él diga”.

MeditaciónNo nos parezca extraño que en la cuarta estación, en el “encuentro” de Jesús con María, recordemos este pasaje de las Bodas de Caná. Aquí también hay mucho de ese día, pues “La Madre de Jesús está allí, en el camino doloroso del Hijo que marcha hacia sus Bodas con la Iglesia hacia su sacrificio que es alianza. La Madre llena de ternura esta escena. Sin Madre es imposible la vida, sin esa dulzura oculta tras el velo de lágrimas de la Virgen Dolorosa, este camino de Jesús hubiera sido más duro, más doloroso. Ella llena de esperanza este día, ella nos recuerda que ha llegado la hora de su Hijo y que solo nos queda hacer como Ella “lo que él diga”.

PlegariaSeñor Jesús, por el amor con el que tu Madre Santísima se hace solidaria no solo en tu camino doloroso, sino en todos los momentos de la vida, te pedimos que nos ayudes a sentir como Ella, a amar como Ella, a dejar que tu amor cambie el agua sin sabor del cántaro de nuestro corazón, en vino de esperanza que nos colma ternura y de paz.

Pedimos perdón Por haber olvidado que las Madre son las primeras y las mejores maestras de las virtudes cristianas.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A cuantos, por ignorancia, han desconocido el justo papel con el que María, Madre y Maestra, ha participado en la historia de la salvación.

Cercadla, Serafines,no caiga en desaliento,No muera en el tormentola rosa virginalOh acero riguroso,deja su pecho amante,Vuélvete a mi cortanteque soy el criminal.

¡Virgen de vírgenes santas!, llore yo con ansias tantas que el llanto dulce me sea; porque su pasión y muerte tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda y contigo me defienda en el día del juicio. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén; porque, cuando quede en calma el cuerpo vaya mi alma a su eterna gloria. Amén.

Quinta estación:Simón de Cirene ayuda aJesús a llevar su cruz.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA CARIDAD.

Lectura del Evangelio según san Lucas 23, 26Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

MeditaciónQué difícil es definir la verdadera caridad. La confundimos con

actos benéficos, con acciones que buscan sanar momentáneamente las situaciones de dolor que se viven en la humanidad. La verdadera caridad toma la cruz y la lleva detrás de Jesús para que las manos del Maestro Divino sigan socorriendo a quienes sufren, sigan sanando el corazón doliente de tantos, sigan prodigando amor y esperanza. Él es el primero, nosotros simplemente lo seguimos, queriendo encontrar en cada hermano una oportunidad para hacer concreto el amor. Sólo imitaremos a Simón de Cirene cuando dejemos que sea Jesús el modelo de un amor vivo, de una caridad que es más lo que recibe que las cosas pasajeras que puede dar.

PlegariaSeñor Jesús: danos un corazón que sepa encontrarte a la vera del camino y que sepa llevar la cruz de nuestros hermanos sin ostentación, sin orgullo, con la generosidad simple de aquel hombre que te ayudó a llevar la cruz para que tú siguieras bendiciendo a la humanidad con tu amor providente.

Pedimos perdónPor ignorar tantas veces al que sufre y olvidar a la vera del camino a quienes nos reclaman amor verdadero.

Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A quienes han impedido que llegue a tantos al amor desinteresado de los discípulos de Jesús que quieren llevar la cruz del mundo.

Toma la cruz preciosame está el deber clamandoTan generoso cuandodelante va el Señor,Voy a seguir constante

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 71

las huellas de mi Dueño,Manténgame el empeño,Señora, tu favor.

PASTOR, QUE CONTUS SILBOS AMOROSOS

Pastor, que con tus silbos amorososme despertaste del profundo sueño,tú me hiciste cayado de este leñoen que tiendes los brazos poderosos.

Vuelve los ojos a mi fe piadosos,pues te confieso por mi amor y dueño,y la palabra de seguir empeñotus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, Pastor, que por amores mueres,no te espante el rigor de mis pecados,pues tan amigo de rendidos eres,

espera, pues, y escucha mis cuidados.Pero ¿Cómo te digo que me esperes,si estás, para esperar, los pies clavados? Amén. Sexta estación:La Verónica limpia el rostro e Jesús.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.LA COMPASIÓN.

Lectura del profeta Isaías. 53, 2 - 3Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se

ocultan los rostros; despreciado y desestimado.

MeditaciónEl Rostro, el Divino Rostro viene ahora a nuestro encuentro en este camino de esperanza y de fe. Lo extraño es que el creyente no se fije en la hermosura pasajera que tantos buscan, sino en aquella faz colmada de oprobios, en aquella mirada hundida en el silencio, en aquellas espinas que forman trenzadas una extraña corona. Esta es la Santa Faz que nos ilumina el camino. La veremos gloriosa en Pascua, pero por ahora es el rostro de todos los que sufren, es la mirada doliente de todos los que nos piden ser mirados con una compasión que se comprometa a seguir luchando para que aparezca una sonrisa de esperanza en tantos que se parecen tanto a Jesús en su hora de dolor.

PlegariaJesús amado: quién pudiera ser aquella persona que la tradición piadosa puso en tu camino. Qué bueno fuera que tu imagen doliente, la que sigue grabada en el rostro de tantos hermanos, con nuestra ayuda, así sea la más pequeña, se transforme en el rostro del gozo y de la esperanza para todos.

Pedimos perdón.Por no haber acogido con amor verdadero el sufrimiento de tantos que reflejan el dolor de Cristo en sus vidas.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A cuántos han querido manchar con el odio el rostro amoroso de la gran familia de los discípulos de Jesús. Tu imagen, Padre mío, ensangrentada y vivaMi corazón reciba,

sellada con la feOh, Reina de tu mano, imprímela en mi almaY a la gloriosa palma contigo subiré.

QUE TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS.

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío,pasas las noches del invierno a oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,si de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!

Cuantas veces el ángel me decía:“Alma, asómate ahora a la ventana,verás con cuanto amor llamar porfía”!

¡Y cuántas, hermosura soberana:“Mañana le abriremos”, respondía,para lo mismo responder mañana!

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA FRATERNIDAD.

De la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-8).“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A72

despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz”

MeditaciónLa fraternidad incluye la participación en la vida, en las luchas, en los esfuerzos de aquellos a los que llamamos hermanos, no solo por los lazos de la sangre sino por la misma condición de ser humanos. Jesús Caído otra vez en el camino entiende que su misión debe llegar hasta la más profunda realidad de sus hermanos y que este humillación sufrida con amor se hace solidaria con las innumerables sufridas por los que el mismo ha de llamar hermanos. La fraternidad exige que aprendamos a unirnos para valorar la vida, para respetar la creación, para reconocer en los otros a los que Jesús con su abajamiento elevó a la condición de hermanos.

PlegariaJesús Caído, que levantas a los caídos, te rogamos que nos enseñes a encontrar en cada ser humano la huella de tu presencia y a ver en cada persona tu misma mirada, tú mismo amor. Que podamos construir una humanidad más fraterna, más llena de amor, más llena de ti.

Pedimos perdónPor cuantas veces hallamos hecho tropezar y caer a nuestros hermanos con nuestras actitudes.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A cuantos han puesto obstáculos a la acción evangelizadora de la Iglesia que busca construir una humanidad más fraterna.

Yace el divino dueñoSegunda vez postrado,Deteste yo el pecado,Deshecho en contrición.Oh Virgen, pide amante,Que borre tanta ofensaMisericordia inmensaPródiga de perdón. Levántame, Señor, que estoy caído,sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;quiérome levantar y estoy me quedo;yo propio lo deseo y yo lo impido.Tu poder y bondad truequen mi suerte:que en otros veo enmienda cada día,y en mí nuevos deseos de ofenderte.

Octava Estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA FIDELIDAD.

Del Cantar de los Cantares (3,2-3)Pensé: “Me levantaré e iré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscando al que ama mi alma.” Lo busqué, pero no lo hallé. Me encontré con los guardias que rondan la ciudad, y les pregunté: “¿Habéis visto al que ama mi alma?”

MeditaciónLas Mujeres en la Sagrada Escritura son extraordinarias. Cómo heroínas del Antiguo Testamento, edificaron y sostuvieron la esperanza de

Israel, animaron y acompañaron los pasos de aquella porción de la humanidad que había recibido la Revelación. Eva, Sara, Raquel, Rut, Judit, Esther…nombres dulces que anticipan la nobilísima acción de las que ahora salen al encuentro de Jesús, de las que, como dice el Evangelio, le ofrecieron el tributo piadoso de sus lágrimas y la compasiva expresión de su solidaridad. Así son ellas, así son todas: Madres, esposas, hijas, hermanas, sabias, humildes, consagradas, misioneras, trabajadoras. Ellas saben de amor y Jesús lo sabe.

PlegariaJesús bondadoso, que aprendamos la lección de respeto y dignidad que tú nos propones. Que se nos conceda aprender a tratarlas con aquel amor tuyo que, lleno de dulzura, supo consolar a las que querían consolarte. Amen.

Pedimos perdónPor las ofensas inhumanas con las que el mundo de ayer y de hoy a herido el corazón bondadoso de las mujeres.Ofrecemos perdón y encomen-damos a la misericordia:A quienes han profanado el Santuario de la vida de tantas madres, esposas, hijas, hermanas con los crímenes del aborto y de la violencia.

Matronas doloridasQue al justo lamentáis,Por qué si os lastimáisLa causa no llorar?Y pues la cruz le dimosTodos los delincuentesBroten los ojos fuentesDe angustia y de pesar.

Qué vivo dolor aflige a estas mujeres piadosas, madres, hermanas, esposas, sin culpa del «crucifige». Jesús a ellas se dirige.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 73

Sus palabras, oídlas bien: -Hijas de Jerusalén. Llorad vuestro llanto, sí, por vosotras, no por mí. Por vuestros hijos también. Por nosotros mismos, cierto. Pero ¿quién por ti no llora? Haz que llore hora tras hora por mí, tibio, y por ti, yerto. Riégame este estéril huerto. Quiébrame esta torva frente. Ábreme una vena ardiente de dulce y amargo llanto, y espanta de mí este espanto de hallar cegada mi fuente. Amén. Novena estación:Jesús cae por tercera vez.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA CONSTANCIA.

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 5, 19-21Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación… En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la salvación de Dios.

MeditaciónEl Amor es eterno y nunca cesa, del mismo modo que nunca cesará la misericordia Divina, del mismo modo que el amor de Dios se seguirá inclinando ante las caídas del hombre para darle a cada ser humano una razón para vivir y pare esperar.

Esta tercera caída nos hace pensar en la Constancia con la que la Iglesia acude a rescatar de las tinieblas de la Ignorancia a quienes yacen en sombras de muerte, a quienes no conocen la fuerza del amor verdadero. Por eso ahora pensamos en los grandes misioneros y en quienes, sin perder la confianza, siguen insistiendo en la tarea de llevar el Evangelio con gozo y esperanza.

PlegariaDanos, Señor, un corazón dócil a todo dolor humano, danos la dicha de poder acudir al corazón de la humanidad para sembrar en la vida de todos la luz de la esperanza. Amén.

Pedimos perdón por las veces que hemos olvidado tu presencia, Señor, en los últimos a los ojos del mundo.Ofrecemos perdón y enco-mendamos a la misericordia a cuantos siguen caminando en la violencia y se cierran a la acción reconciliadora de la Iglesia Al suelo derribadotercera vez el fuerteNos alza de la muertea la inmortal saludMortales que otro excesopedimos de clemencia?No más indiferencia,no más ingratitud.

AMO, SEÑORAmo, Señor, tus sendas, y me es suave la carga(la llevaron tus hombros) que en mis hombros pusiste;pero a veces encuentro que la jornada es larga,que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste,

que el agua del camino es amarga..., es amarga,que se enfría este ardiente corazón que me diste;

y una sombría y honda desolación me embarga,y siento el alma triste, hasta la muerte triste...

El espíritu débil y la carne cobarde,lo mismo que el cansado labriego, por la tarde,de la dura fatiga quisiera reposar...

Mas entonces me miras..., y se llena de estrellas,Señor, la oscura noche; y detrás de tus huellas,con la cruz que llevaste, me es dulce caminar.

Decima estación:Jesús es despojado de sus vestiduras.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA PUREZA

Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23 - 24 Los soldados... cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: “No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca”. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”.

MeditaciónEn medio de un mundo que ha generalizado la idolatría por el placer, por lo que llena el gusto y no el corazón, la contemplación del Despojo de Cristo será siempre una invitación a buscar la verdad, a anunciar la grandeza de la pureza de intención y de

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A74

acción que debe distinguir la vida del creyente. El Discípulo-misionero de Jesús no puede manchar su camino con cosas pasajeras, debe llenar de luz sus acciones, mostrando en todo cuál es la meta a la que aspira, cuál es la fuerza que lo impulsa, cuál es el amor sincero y limpio que le mueve a ser anuncio viviente de honestidad, de rectitud, de alegría.

PlegariaTe rogamos, Señor, que aprendamos a valorar todo lo bueno, todo lo puro, todo lo sincero. Que nuestra vida, motivada por los mejores deseos, sea un camino hacia la verdad, hacia la rectitud, hacia la alegría más sincera. Amén.

Pedimos perdónPor las ofensas a la inocencia, a la santidad, a la dignidad de tantos seres humanos.Ofrecemos perdón e implora-mos la misericordiaA cuantos han querido manchar el rostro de la humanidad con las injurias a la virtud de la pureza y a la grandeza de la castidad cristiana. Tú bañas, Rey de gloria,los cielos en dulzuraQuien te afligió, hermosura,dándote amarga hiel?Retorno a tal finezala ingratitud pedía,Cese, ya , Madre mía,de ser mi pecho infiel.

JESÚS DE MARÍA, CORDERO SANTO

Jesús de María, Cordero Santo,pues miro vuestra sangre,mirad mi llanto.¿Cómo estáis de esta suerte,decid, Cordero casto,pues, naciendo tan limpio,de sangre estáis manchado?

La piel divina os quitanlas sacrílegas manos,no digo de los hombres,pues fueron mis pecados.Bien sé, Pastor divino,que estáis subido en lo alto,para llamar con silbostan perdido ganado.

Decimoprimera estación: Jesús es clavado en la cruz.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA PAZ

Lectura del Evangelio según San Marcos. 15, 25 - 27Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

MeditaciónLa crucifixión ofrece, como en la promesa del anciano Simeón en la infancia de Cristo, la anunciada bandera discutida. Jesús Crucificado es levantado sobre el dolor del mundo, sobre las violencias y las guerras, sobre el terrible espectáculo de una humanidad dividida y destrozada por las rencillas, por los rencores, por la memoria constante de viejas ofensas. El Crucificado es la paz, quiere proclamarla con su inmolación libre y voluntaria, quiere proponerla como camino y abrir Él mismo el sendero por el cual se llega a la deseada concordia: El Perdón. Que podamos ser los discípulos de Jesús los constantes constructores de la paz, llevando como bandera la

cruz en la que Jesús nos enseñó a ser puentes de reconciliación y de esperanza.

PlegariaCon Francisco de Asís, hoy te rogamos, Dios de la concordia, que podamos ser instrumentos de tu paz, que donde haya odio, sembremos amor, que donde haya injuria, sembremos perdón. Amén.

Pedimos perdón.Por no haber facilitado los caminos que llevan a la paz, por haber cerrado el corazón a las búsquedas de la reconciliación.Ofrecemos perdón e implora-mos misericordia para cuantos se obstinan en los caminos del odio y cierran su vida al don de la paz.

El manantial divinode sangre está corriendoVen pecador gimiendo,ven a lavarte aquí.Misericordia imploroal pie del leño Santo, Virgen ,mi ruego y llanto,acepte Dios por ti.

BRAZOS RÍGIDOS Y YERTOS, por dos garfios traspasados,que aquí estáis por mis pecados,para recibirme abiertos,para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,yo te adoro y yo te sigo;yo, Señor de los señores,quiero partir tus doloressubiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirtey por sus caminos irtealabando y bendiciendo,y bendecirte sufriendoy muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 75

de cosas que van y vienen;que adore la austeridadde estos sentires que tienensabores de eternidad;

que sienta una dulce heridade ansia de amor desmedida;que ame tu ciencia y tu luz;que vaya, en fin, por la vidacomo tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos,llagados de amor las manos,los ojos al mundo muertosy los dos brazos abiertospara todos mis hermanos. Amén.

Decimosegunda estación: Jesús muere en la cruz.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA VIDA.

Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 28 - 30 Sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está cumplido”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Meditación:Sobre el Gólgota se levanta ahora el nuevo árbol de la vida. Jesús extiende sus brazos y hace la suprema donación de su vida misma, acompañando este momento con frases de perdón y de misericordia, con el regalo de su Madre Santísima, con la inauguración del nuevo Pueblo

de Dios, la Iglesia, que brota de su costado abierto bañada con el agua y la sangre que son signos de los sacramentos. Cuánta vida necesita el mundo y con cuánto amor se nos ofrece desde el mismo Jesús, desde el corazón del que dijo que no sólo era camino y verdad, sino también vida verdadera. Los que proclamamos la alegría del Evangelio somos, desde esta hora, servidores, defensores, anunciadores y custodios de toda vida humana, de toda la vida, desde su inicio hasta su plenitud.

PlegariaDios de la vida, te rogamos que por los méritos de la muerte salvadora, de la entrega generosa de la vida de Jesús, nuestro Señor, seamos todos servidores y custodios de toda la vida humana. Amén.

Pedimos perdón: Por la negligencias en el deber de custodiar la vida humana y de defenderla con valor y generosidadOfrecemos perdón implorando misericordia para todas las formas de destrucción de la vida humana, esperando que la luz del Evangelio ayude a tantos a ser custodios de la vida. Muere la vida nuestra, Pendiente de un maderoY yo cómo no muero De angustia y de dolor.Ay, casi no respira, La triste Madre yerta,Del cielo abrir la puerta,Bien puedes ya, Señor.

EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIOEn esta tarde, Cristo del Calvario,vine a rogarte por mi carne enferma;pero, al verte, mis ojos van y

vienende tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,cuando veo los tuyos destrozados?¿Cómo mostrarte mis manos vacías,cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,cuando en la cruz alzado y solo estás?¿Cómo explicarte que no tengo amor,cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,huyeron de mi todas mis dolencias.El ímpetu del ruego que traíase me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,estar aquí, junto a tu imagen muerta,ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta. Amén.

Decimotercera estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Santísima Madre.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA IGLESIA

Lectura del Evangelio según san Juan 19, 25 - 27Junto a la cruz de Jesús estaban

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A76

su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

MeditaciónCómo nos representan José de Arimatea y Nicodemo. Cómo estamos unidos a ellos quienes somos discípulos del Maestro y queremos, como esos varones del tiempo de Jesús, seguirlo buscando, ir por Él hasta la cruz, recogerlo y recibirlo en el corazón, ir a llevarlo al mundo. Es esta la misión de la Iglesia, es esta la tarea de esta familia nacida de la Pascua de Jesús. Esta es la tarea que tenemos con el Rebaño de Cristo: reunirlo en la Iglesia, congregarlo en la comunión del mismo amor, dejar que se nutra con el Pan de los hermanos y se lance al mundo con la misión de llenarlo todo con el amor de Dios.

Plegaria a Cristo en brazos de María:Reúne tu Iglesia, tráela desde los extremos del mundo. danos el gozo de ser misioneros de tu amor y de mostrar como en los brazos de la Iglesia, a quien María representa, hay lugar para todos, hay amor para todos, hay Evangelio para alegrar el corazón de todos.

Pedimos perdónPor no haber mostrado con gozo el rostro luminoso de la Iglesia Madre, Maestra, Misionera, testigo y defensora de la vida.Ofrecemos perdón y pedimos misericordia a cuantos se empeñan en ignorar el admirable camino de humanismo que ha

recorrido la Iglesia Santa fundada en la Pascua de Jesús.

Dispón, Señora, el pecho,Para mayor tormento,La victima sangrientaViene a tus brazos ya. Con su preciosa sangre, juntas materno llanto,¿Quien, Madre tu quebranto, sin lágrimas verá?

LA SOLEDAD DE MARÍA.

He aquí helados, cristalinos, sobre el virginal regazo, muertos ya para el abrazo, aquellos miembros divinos. Huyeron los asesinos. Qué soledad sin colores. Oh, Madre mía, no llores.

Cómo lloraba María. La llaman desde aquel día la Virgen de los Dolores. ¿Quién fue el escultor que pudo dar morbidez al marfil? ¿Quién apuró su buril en el prodigio desnudo?

Yo, Madre mía, fui el rudo artífice, fui el profano que modelé con mi mano ese triunfo de la muerte sobre el cual tu piedad vierte cálidas perlas en vano.

Decimocuarta estación:Jesús es sepultado.V/ Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos.R/ Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

LA ESPERANZA

Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 57-60 Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que

era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.

MeditaciónEl Sepulcro no es sólo un monumento en el que se guarda un cuerpo destrozado. Es la cuna de la nueva vida, es el espacio que se hace testigo de la victoria de Jesús sobre la muerte, es la puerta que se abre para que todos vengan y vean como la muerte ya no tiene poder, como el dolor ha sido vencido por una fuerza más grande, para dar paso a una vida nueva, llena de luz y de esperanza. Jesús es puesto con amor en un sepulcro nuevo, para que de allí, de ese nuevo Jardín del Edén restaurado y renovado, salga el nuevo Adán a renovar eternamente la vida de quienes lo quieran acoger como Dios y como hermano, a quienes entienden que desde ahora, los discípulos de Jesús caminamos en la Esperanza.

PlegariaQue venga sobre el mundo el misterio de tu silencio, que encontremos en ti la paz que buscamos, que puedas ser tú la vida de quienes serán tus discípulos en el curso de la historia que llenes tú, Señor, la esperanza de la humanidad. Amén.

Pedimos perdónPor nuestras faltas de confianza y de esperanza.Ofrecemos perdón y pedimos misericordia para cuantos han sembrado en el corazón de la

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 77

humanidad la desesperanza y el dolor.

Al Rey de las virtudes,Pesada losa encierra, Pero feliz la tierra Ya canta salvación.Sufre un momento, MadreLa ausencia del Amado,Presto de ti abrazado, Tendrásle al corazón.

EN TUS MANOS.En tus manos, Señor, pongo mi vida con todas sus angustias y dolores; que en ti florezcan frescos mis amores y que halle, apoyo en ti mi fe caída. Quiero ser como cera derretida que modelen tus dedos creadores; y morar para siempre sin temores de tu costado en la sangrienta herida. Vivir tu muerte y tus dolores grandes, disfrutar tus delicias verdaderas y seguir el camino por donde andes. Dame, Señor, huir de mis quimeras dame, Señor, que quiera lo, que mandes para poder querer lo que tú quieras. Amén.

Conclusión:

Decía Juan XXIII en la Bendición del día de Pascua de 1960:“Oh Jesús, vencedor de la muerte y del pecado, tuyos somos y tuyos queremos ser:

nosotros y nuestras familias y cuanto tenemos de más querido y precioso, en los ardores de la juventud, en la prudencia de la edad madura, en los inevitables desconsuelos y renuncias de la vejez incipiente y ya avanzada: siempre tuyos.

Y danos tu bendición, y derrama en todo el mundo tu paz, oh Jesús, como lo hiciste al reaparecer por vez primera en la mañana de Pascua a tus más íntimos, y como seguiste haciéndolo en las sucesivas apariciones en el Cenáculo, junto al lago, en el camino: No temáis: yo soy vuestra paz, paz y bendición, para cada día, para la eternidad.”

Al final de este camino es esta también nuestra plegaria, es esta nuestra esperanzada súplica, para que los frutos de esta marcha de vida y de fe, nos ayuden a seguir construyendo una comunidad de hermanos fortalecida en el amor.

Y desde esta hora, anunciemos que el Señor, al que hemos seguido en su dolor, nos aguarda, en la alborada de la Pascua para que sembremos en el mundo la ALEGRÍA DEL EVANGELIO.

AMÉN.

Bendigamos al Señor.Amén.

Este es el camino trazado por Cristo; y esta es la ruta de todo hombre que acoge el mensaje divino con pronta adhesión, con derroche de esfuerzos y generosidad personal”

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A78

Introducción.Lectura del Profeta Isaías:Isaías 42, 1-2.

Así dice el Señor:«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas.»Palabra de Dios.R. Te alabamos, Señor.

Amadísimos hermanos en la fe: Con nobles expresiones escribió Lope de Vega22

¿Quién es aquel Caballeroherido por tantas partes,que está de expirar tan cerca,y no le socorre nadie?

Dulcísimo Cristo mío,aunque esos labios se bañenen hiel de mis graves culpas,Dios sois, como Dios habladme.

Habladme, dulce Jesús,antes que la lengua os falte,no os desciendan de la cruzsin hablarme y perdonarme.Amén.

Ha caído la tarde de este Viernes Santo y, tras celebrar con solemne liturgia la Muerte de Jesús, es costumbre entre nosotros meditar con reverencia y piedad sobre las Siete Palabras con las que el Maestro Divino hace su testamento de amor.

22 Lope de Vega. Poema a Cristo en la Cruz.

Para ello tomaremos de los evangelistas siete frases que ellos recogieron y que encierran siete palabras claves para nuestra vida:

• Perdón• Promesa• Madre• Confianza• Sed• Plenitud• Espíritu.

En ellas nos inspiraremos para recoger también nosotros en el corazón aquellas frases entrañables que retratan el amor con el que Jesús no solo sube a la cruz sino que proclama con plena libertad la llegada de la Misericordia.

Vayamos al Calvario y, recogido el corazón junto a María Virgen, sintamos como discípulos las palabras que brotan de los labios del Mártir Divino. Amén.

Primera Palabra: Del Evangelio de San Lucas.Lucas 23, 34 Jesús dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

El Perdón.

Dijo san Pablo que “el amor perdona sin limites”(Cfr. 1 Corintios 13, y lo dijo con la certeza de haber escuchado ya esta expresión no sólo en el martirio de San Esteban (Cfr. Hechos 7,60) sino que se contaba en la viva tradición que luego se hizo Evangelio.

Qué bella y que comprometedora

es la palabra Perdón. Lo necesitamos y lo buscamos con afán, lo debemos ofrecer y tardamos en entregarlo. Jesús perdona a sus agresores y además hasta los disculpa: “No saben lo que hacen”.

En unos días, queridísimos hermanos, el Beato Juan Pablo será canonizado. En su inmensa enseñanza encontramos lo que nos propuso para la Jornada de la Paz de 1997 nos decía:

“La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios”.

El Perdón es siempre un valor que nos hace pensar en Dios. Dios es maestro de perdón y puede ofrecerlo porque es rico en misericordia y porque conoce al que le suplica. Jesús sabe que está hablando con su Padre, sabe que es escuchado porque es amado y porque en la cruz, con sus brazos abiertos entre el cielo y la tierra esta “trazando el signo indeleble” 23 que ratifica el derroche de la clemencia y la más viva expresión de amor generoso y fiel.

No podemos perder de vista el panorama que estamos evocando en esta meditación sobre las Palabras de Jesús.

Todo Viernes Santo es ascenso al Calvario.La escena es conmovedora, puesto que la componen un árido filón de roca en la vecindad de Jerusalén, en el que los verdugos han clavado las cruces que la 23 Misal Romano. Plegaria I sobre la Reconciliación.

SIETE PALABRAS

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 79

crueldad de las leyes romanas habían prescrito para los que no gozaban de la ciudadanía, para los esclavos y malhechores.

El Salmo 2124, que dentro de un momento volveremos a citar, retrata proféticamente la escena: “Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza”.

San Pedro en su primera carta nos lo anuncia: “El no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados, subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia” ( 1 Pedro 2,23-24)

Rodeado de una “jauría de mastines”, dice el citado salmo en su verso diez y siete, Jesús está consumando su sacrificio delate de un grupo de personas que lo injurian y ofenden. De lejos, o quizás más cerca de lo que podamos imaginar, hay un grupo queridísimo de discípulos, o discípulas, mejor, que miran el horrible espectáculo (Cfr. Mateo 27,55 y paralelos), mientras que las autoridades judías, arriesgando incluso contaminarse para celebrar la Pascua, desprecian con insultos al Señor.

No sabemos si aquellos entendieron el mensaje, pero cuantos permanecen fieles a Jesús, de modo especial el pequeño grupo que hemos mencionado, trasmitirán a los

24 El Salmo 21, (22 en la notación bíblica) 8-9 ha sido leído por el mismo Jesús como profecía cumplida de su Pasión.

redactores de los Evangelios, de modo especial a Mateo, la lección de perdón.

A ese perdón recurrimos nosotros hoy. Nosotros sí sabemos lo que hacemos cuando explicita y deliberadamente nos oponemos a los mandatos divinos o gastamos la vida caminando en contravía por el camino que nos lleva a Dios.

El Perdón ofrecido debe ahora rogarse por parte nuestra. Sabemos de memoria que Dios no quiere que el pecador perezca y pierda su vida, pero sabemos que se requiere mucho valor y una clara conciencia del amor de Dios para pedir perdón. Jesús lo ha pedido por todos, siendo inocente, y ha suplicado perdón para todos, siendo el primogénito de una comunidad de hermanos por la que está ofreciendo su vida.

Roguemos que, con la luz del Espíritu Divino, alcancemos a comprender la lección de Jesús y hagamos viva la oración que el mismo Jesús nos enseñó, de manera que, tras entrar en la escuela del perdón, sanemos heridas, curemos el corazón rasgado de tantos hermanos y tomemos conciencia de la responsabilidad tan grande que tenemos cuando oramos con la plegaria que Jesús nos enseñó y en la que tantísimas veces hemos dicho perdónanos, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Si lo hacemos de verdad bajará sobre todos, sobre el mundo entero, el refrescante rocío de la misericordia.

La Madre de Jesús, ruegue por nosotros pecadores, ahora y en

la hora de nuestra muerte. Amén.

Segunda Palabra:Del evangelio de San Lucas:Lucas, 23,43.Dijo Jesús:Hoy estarás conmigoen el Paraíso.

La promesa.

Avanza el drama de la Cruz y el Maestro prosigue su cátedra de misericordia desde el alto trono en el que se está inmolando por la humanidad. Ante esta segunda palabra San Juan Crisóstomo pensaba en el siglo quinto:

“Antes la cruz significaba desprecio, pero hoy es algo venerable, antes era símbolo de condena, hoy es esperanza de salvación. Se ha convertido verdaderamente en manantial de bienes infinitos; nos ha liberado del error, ha despejado nuestras tinieblas, nos ha reconciliado con Dios, de enemigos de Dios nos ha hecho sus familiares, de extranjeros nos ha hecho sus vecinos: esta cruz es la destrucción de la enemistad, el manantial de la paz, el cofre de nuestro tesoro” (De cruce et latrone I, 1, 4).25

Cerca a la Cruz de Jesús estaban unos malhechores, su destino con toda certeza había sido definido en algún juicio de aquellos días y habrían aguardado esta hora en la zozobra, en la amargura, quizá en el arrepentimiento por su falta. Pero para ellos no había otra promesa que este terrible suplicio en el que también está Jesús.

San Juan Crisóstomo nos acaba

25 San Juan Crisóstomo: en De Cruce et Latrone, PG 49,393-418, diserta sobre el llamado Buen Ladrón al que dedica dos importantes predicaciones que aparecen con este sugestivo título.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A80

de decir que la cruz nos hace amigos de Dios, y, avanzando aún más, podemos entender que a esta hora en el Calvario la cruz genera una nueva forma de amistad, la de aquel hombre que pide un lugar en el Reino y que recibe a cambio una promesa tan cierta y tan probable, tan inmediatamente realizada.

Jesús es amigo de un grupo despreciado en Israel. Los pecadores fueron sus compañeros de mesa, de camino. Jesús, fue amigo de los pecadores y publicanos (Mateo 9,11; 11,19; Lucas 15, 1-2).Sabemos que Jesús vino para salvar “no a los justos sino a los pecadores” (Mateo 9, 13) ofreciéndoles ante todo un lugar en su corazón, el que suele negarse a quien el mundo señala, repudia, rechaza.

Por eso suena totalmente nuevo este anuncio en semejante contexto. Hoy estarás conmigo en el Paraíso, se vuelve cita. Es una cita que incluye la apertura del Reino de la esperanza, es una cita que concluye con lo que para nosotros todavía es promesa: la vida eterna.

Cuántas promesas hemos recibido en la vida, cuántas hemos ofrecido. Somos tan dadivosos en prometer lo que no poseemos, lo que no tenemos, como también en esperar lo que no hemos sembrado. La promesa de Dios es vida, paz, alegría. Nos hemos citado muchas veces para un saludo, para una fiesta, para un compromiso. En estas citas humanas hay una promesa que genera expectativas.

Hay un misterio, sin embargo, en esta cita de esta tarde del Calvario. La promesa es que “hoy estarás conmigo en el Paraíso”

y queda del todo imposible que aquel entorno dramático se parezca al Paraíso del que nos habla el Génesis en sus inicios o del que sueñan alcanzar los Justos en tiempo de Jesús.

Es interesante saber que el Paraíso cerrado por la amenazante espada de fuego del ángel de la que habla precisamente el Génesis (Cfr. Génesis 3,24) será abierta por el mismo Jesús con algo muy distinto de una espada de fuego: con la Cruz.

Es también paradójico que el primero que avance hacia la gloria d los bienaventurados sea un malhechor, aunque San Juan Crisóstomo, al que acabamos de citar, nos advierte: “…no subestimemos a este ladrón y no tengamos vergüenza de tomar como maestro a aquel a quien el Señor no tuvo vergüenza de introducir, delante de todos, en el paraíso” y luego nos advierte con insistencia al hacer de aquel pobre hombre nada más y nada menos que un maestro.

Por ello aquel gran predicador nos recordaba en su famoso Sermón: “…no tengamos vergüenza de tomar como maestro a aquel que, ante toda la creación, fue considerado digno de la convivencia y la felicidad celestial. Pero reflexionemos atentamente sobre todo, para que podamos percibir el poder de la cruz”.

Es ésta la lección de esta segunda palabra: confiar en las promesas de Dios, recordando que esta definitiva promesa, nos asegura un espacio de amor y de misericordia en el corazón mismo del Mártir Divino.

No debemos olvidar que, a la

caída de la tarde, Jesús “llegó a su Reino” trayendo entre sus brazos la humanidad entera, llevando sobre sus hombros lastimados, una oveja perdida que encontró aquella tarde y que, desde entonces, muestra como Dios cumple sus promesas de un modo tan inmediato, así tenga que empujar la puerta del Paraíso con el báculo ensangrentado de la Cruz, así abra las puertas de la vida llevando en el Ladrón Rescatado a toda la humanidad. Amén.

Tercera Palabra:Del Evangelio según san Juan Juan 19, 25 - 27Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio 26.Madre.La Madre de Jesús aparece ahora en el Calvario. A todos nos conviene que María esté junto a la Cruz por aquello que canta emocionado el pueblo en una bellísima canción27 que no pude olvidarse:

“siquiera en tu agonía silenciosa, tienes, oh sinigual crucificado, una dulce mujer cerca, a tu lado, la Inmaculada Madre Dolorosa”,

Conviene que María, la más gloriosa de las mujeres, esté junto a la cruz, ya que Juan

26 El texto citado se ha tomado de la nueva versión de las Sagradas Escrituras. BAC 2012

27 Hacia el Calvario. Pasillo Colombiano de Carlos Vieco (1900-1979) con letra de León Zafir (Pablo Restrepo Ló-pez, 1904-964),

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 81

Pablo II, a quien en diez días llamaremos Santo, les dijo a las Mujeres del mundo28 :

Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Conviene que María no sólo acompañe a su Hijo en el postrer suspiro, sino que en aquella tarde reciba a trueque de su dolor materno la inmensa tarea de ser Madre de la humanidad entera.

Así, entonces, Jesús en su jornada final va a tener la misma dulzura que en su primer amanecer: va a ver que junto a Él esta ella. Belén ha quedado muy lejos, aunque desde la colina del Calvario fuera posible al menos ver las estribaciones de la montaña en la que se recuesta el Pesebre.

Pero en el trayecto que separan la Cuna y la Cruz se tiende el velo dulcísimo del amor de la Madre para recoger el amor del Hijo, para escuchar la palabra humildísima de los Pastorcillos (Lucas 2,7), para escuchar la dramática profecía de Simeón.

Es parte de su camino escuchar la profecía de Simeón que el Poeta Epifanio Mejía (1838-1913) cantaba así:

“Diste al presentar tu hijo, de Dios en la Santa Casa, un bello par de Palomas y cinco ciclos de plata,Simeón te hizo, entonces, su

28 Juan Pablo II. Carta a las Mujeres. Junio 29 de 1995.

predicción funeraria” 29 .Es parte de su largo sendero de penas, perderlo y encontrarlo en el Templo (Lucas 2,4-50). Es también parte de su itinerario verlo crecer “en santidad, estatura y gracia”(Cfr. Lucas 2, 52).

Es también parte del camino de María, como lo dice san Juan, el encuentro con su Hijo en las Bodas de Caná, cuando en derroche de dulzura, tras el larguísimo silencio de Nazaret, ante la insistencia de la Madre, se inauguraron con Vino delicioso, los días de la gloria que ahora llegan a su cenit.

De Caná a la Cruz hay un largo camino de obediencia y una larga cadena de pruebas y de dolores. La Madre sabe que desde que pronunció su Sí30 en Nazaret, toda su vida será un ascenso a la Cruz y por la Cruz. Su camino, su largo velo que se abre en la cuna de Belén, llega hasta la Cruz que se recorta contra el oscuro firmamento, y que ya había sido anunciada por Simeón31 . En la Profecía se hablaba de una Bandera discutida y esa bandera es la que se mece ahora en medio de los siglos en la cima del Gólgota, para anunciar que el Señor, en su agonía, se desprende de todo, lo entrega todo, lo sacrifica todo, lo regala todo, hasta su mismo cuerpo destrozado; y quiere completar la magnanimidad de su regalo, con la ofrenda de su propio y más dulce amor: el de María.

Al final de esta memoria de la muerte de Jesús, quedará sobre el madero santo un velo blanco. Una letra blanca se dibujará en

29 Epifanio Mejía (1838-1913) Poeta Colombiano, compuso los que ahora son los versos de La Novena de la Virgen de la Candelaria, Patrona de Medellín, Colombia.

30 Lucas 1,3831 Lucas 2,34

el horizonte del Calvario: la inicial de Madre, la inicial de Maestra, la inicial de María, para recordar que, mientras la tiniebla llena de dolor el Gólgota, quedará encendida, como en las noches junto a nuestras cunas, la lamparilla pequeña y humilde de esta Gloriosa Madre, la que velará el sueño del Pastor dormido, la que anunciará, con el esplendor de la aurora de Pascua, que el Hijo de sus entrañas, saldrá victorioso de su Sepulcro para iluminar eternamente nuestra noche de penas y desterrar del corazón “la tiniebla que cubría el Orbe entero”32 .

Tengamos una pequeña licencia en la solemnidad de esta noche y digámosle a María, con el consentimiento de su Hijo agonizante:

“luna bella de eternos fulgores, manojo de flores de aroma inmortal, embalsame mi pecho, tu ambiente y alumbre en mi mente tu luz celestial”.

Amén.

Cuarta Palabra:Del Evangelio según san Mateo27, 46.A la hora de nona, Jesús dijo: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

La Confianza.

La Muerte de Jesús sigue encerrando muchos y preciosos misterios. Es el dolor santificado, es la entrega generosa consumada en el más doloroso de los sacrificios, es el amor en su modo más puro y más excelso.

32 Cfr. Misal Romano, Vigilia Pascual, Pregón Pascual

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A82

Por eso este grito puede parecer extraño a los ojos de muchos, puede significar desesperación para quien vive en desesperanza, puede significar angustia para el que vive en la angustia. Para el creyente, en cambio, la cuarta palabra se incorpora al sentido más hondo y sublime de la muerte de Cristo, se une a la expresión orante del Salmo 21 que se recita en estos días como una lectura de la Pasión del Señor.

En efecto, en el Salmo están reflejados los dolores del autor sagrado que luego Jesús asumirá como los suyos propios, puesto que en esta Palabra y más que en ninguna otra, aparece evidente el deseo del Señor de asumir como suyos los dolores de todos, de hacer propios los sufrimientos de quienes ahora miramos su sacrificio con gratitud y admiración.

El Papa Juan Pablo II en el Vía Crucis33 del año Santo dos mil, meditaba sobre los pasos de la Pasión de Cristo y nos decía:

En el culmen de la Pasión, Cristo no olvida al hombre, no olvida en especial a los que son la causa de su sufrimiento. Él sabe que el hombre, más que de cualquier otra cosa, tiene necesidad de amor; tiene necesidad de la misericordia que en este momento se derrama en el mundo.

Esta solidaridad sublime la necesitamos ahora para que con Cristo, elevemos el clamor de una humanidad abatida por tantos sufrimientos, y que se eleve hasta la misma Cruz del Señor, para que sea Él el magnífico intérprete de lo que

33 Beato Juan Pablo II. Via Crucis del Año Santo 2000. Me-ditaciones.

siente el corazón humano, de las soledades en las que están sumidos tantos hermanos, tantos pueblos.

Debemos tener como premisa que Dios no puede olvidarnos. Así esta palabra lo proclame según la versión que tenemos del arameo Elí Elí lema sabactani, hay en el fondo de estas misteriosas palabras el más vivo retrato de una humanidad que, como un niño cuando se le extravía su madre, llora desconsolada, aguardando que al doblar la esquina los brazos amados estén aguardando y las manos delicadas enjuguen las lágrimas y la ternura serena nos envuelva con su consuelo.

Sin embargo el rostro de Cristo sigue reflejando los rostros de todos los dolores humanos, sigue clamando en nombre de tantas amarguras, su voz es la voz de todos los que en el mundo siguen luchando, a veces sin alicientes, en medio de la tristeza.

Qué modo tan sublime de solidaridad, pero también que grito el que se clava ahora en el corazón de todos.

Si Jesús toma la voz de todos, en sus labios está la súplica de consuelo y de paz de los enfermos, en él el dolor de los más abandonados, en él la soledad de los secuestrados, la incertidumbre de quienes lloran a los desaparecidos, la amargura de los marginados, la tristeza profunda de quienes han manchado sus vidas con el horror de la muerte y saben que desde lo más hondo del dolor humano, las innumerables víctimas de todas las violencias humanas, siguen esperando justicia, reparación, restitución, pero sobre todo paz y consuelo.

Jesús sabe que dirige su clamor al Padre porque desde niño ha Cantado con el salmo 129 algo hermoso que dice:“Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora”. Ahora, cuando el amor mismo lo ha clavado a la cruz, cuando se apersona del dolor de todos, vuelve a recordarnos que podemos esperar en el Señor, que como el centinela, todos estaremos velando para que llegue la aurora de la Pascua, para que en esa mañana que será gloriosa, nos demos cuenta que el Padre no lo dejará en la sombra de la muerte, pues ya lo había dicho otro Salmo, el Salmo 15: “no dejarás a tu fiel conocer la corrupción”.

Por tanto, aunque a todos parezca que este palabra es un grito desesperado, ahora Jesús nos revela que al final de todo, cuando para muchos todo se ha cerrado, Jesús hace despertar en todos una luz de esperanza.

Ya sabemos, hermanos amadísimos, que no triunfarán las sombras, ni la muerte, ni la violencia. Que por encima de las olas encrespadas de la historia, la navecilla de la fe sigue su crucero por los océanos del tiempo. Que aunque soplen vientos contrarios, la vela la impulsa el amor que es fe, la esperanza que es confianza, la alegría que sabe que, después de las espinas, nos aguarda el perfume de la rosa.

En el Calvario todos oyeron la Palabra de Jesús, sabemos con toda la fe que suya es también invitación a sentir que el amor lo llena todo y que, al final de esta tormenta, el Padre le dirá

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 83

al Señor de la Cruz aquello que dice el almo segundo y que proclamaremos en las Vísperas del Día de Pascua:

“Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy. Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra”. Amén.

Quinta Palabra.Del Evangelio de San Juan:“Después, Jesús, sabiendo que todo había terminado, para que se cumpliera la escritura dijo:Tengo sed.”34

La SedLa Sed es para el crucificado el mayor de los tormentos sumado a la terrible experiencia de estar cosido literalmente a un madero, en el que las heridas de la flagelación y la larga agonía hacen de este momento no de los más duros del augusto sacrificio.

Contemplar la sed de Cristo fue el referente de la espiritualidad de algunos bienaventurados: Santa Laura Montoya, primera santa colombiana, hizo d esta frase su motivación para su singular experiencia misionera.

Más la sed de esta hora suprema no es la primera que siente Jesús. La sintió también en el pozo de Jacob cuando, como explica detalladamente el evangelio de San Juan, “sintió sed de la fe de aquella mujer” 35de la Samaritana, y cuando le explicó a la humanidad cómo del corazón del que tiene fe surgen “torrentes de agua viva que

34 Juan 19, 2735 Misal Romano. Prefacio del III Domingo de Cuaresma. La

Samaritana.

saltan hasta la vida eterna”36 .

En el mundo en el que vivimos, que parece ser un desierto para tantos seres humanos, aunque existan fuentes bellísimas de agua, y aunque sepamos que si no las cuidamos, seremos agobiados por la sed, hay una sed más profunda. Hay sed de amor en el corazón árido de tantos que han hecho de su vida una constante inmolación a las cosas pasajeras y sin sentido. Con Jesús sienten sed los ancianos que miran desde la altura dramática de su soledad, como se desvanecen sus sueños y como parece perderse el tesoro de su testimonio.

Con Jesús tiene sed la juventud, que bebe con avidez la refrescante alegría de la verdad, de la autenticidad que el mundo le quiere arrebatar.

Con Jesús tienen sed los niños que ven cómo, al tiempo que vamos secando las fuentes naturales, vamos también secando el corazón y le cerramos las puertas al amor verdadero por abrírselas a tantas cosas vanas que ni siembran ni cosechan vida en sus corazones.

Pero en esta sublime memoria de la muerte de Cristo queremos ir hasta sus labios resecos para interpretar su sed. Al saber que el Señor está tan cerca de nosotros en tantos sedientos, en tantas arideces, en tantos dolores, sea nuestra tarea unirnos a su sed. En este doloroso momento de la Pasión, sabemos que la sed de Jesús no es sólo un fenómeno del organismo lacerado por el dolor, sino que es la sed que él tiene de llenar nuestra vida con su amor. Por eso hace cien años

36 Cfr. Juan 4,14

surgió en el corazón misionero de una valiente mujer colombiana una frase que es un programa de vida: “Dos sedientos, Jesús mío, tú de almas, yo de calmar tu sed” 37, decía Santa Laura Montoya.

Señor del Calvario:En esta tarde dolorida abres una fuente en el desierto, como la que le abriste a Israel en Meribá 38, para que sintamos “sed de ti”39

Navegantes contigo en el mar de la Historia, queremos Señor consagrarte nuestra vida y nuestro propósito de calmar la sed del mundo. Déjanos renovar la confianza en tu misericordia, y no olvides que en ti fuente viva de aguas puras, está la alegría del mundo, la esperanza del que .sufre, la paz de nuestra Patria, la consolación de todos los dolores y la fuente misma de la renovación de los corazones que, vueltos a ti claman en su aflicción.

Sigue la Pasión gloriosa del Señor. Sigue su agonía que, aunque ya celebramos en la solemnidad de la Liturgia de la tarde, es ahora evocada en esta meditación.

Yo tengo sed ardiente,Que me devora el alma, Yo tengo sed ardienteYo tengo sed de Dios 40.

Vayamos a la fuente y digamos con el salmista lo que en la Vigilia Pascual volveremos a decir:

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti Dios mío. Tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver

37 La Beata Laura Montoya hizo de esta palabra su lema y de esta expresión su programa misionero.

38 Salmo 9439 Salmo 62, 2-4.40 Mons. Miguel Ángel Builes. Canto “sed de Dios”

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A84

el rostro de Dios? 41

Quien tenga sed «que venga a mí y beba»42 porque, si alguno tiene sed43 , que vaya a la fuente para que puedan luego ser fuente: para que de su seno «corran ríos de agua viva» 44, y que todos seamos pozos frescos y manantiales rumorosos en los que broten torrentes de esperanza cierta, de confianza plena, de alegría sin límites. Amén.

Sexta Palabra.“Habiendo apurado elvinagre, dijo Jesús:Todo está consumado” Juan, 19, 30.

Los artistas, queridísimos hermanos, acostumbran firmar e inmortalizar su obra. La Redención es la Obra de Jesús, es su tarea esencial y su misión principal, sabiendo que, para esta hora de victoria y de luz, se han recorrido no sólo los polvorientos caminos de Galilea y de Judea, sino la misma historia de la humanidad.

Para salvarnos, cuando llegó el tiempo estipulado “envió Dios a su hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”45, con la expresa misión de reconstruir el corazón de la humanidad, de sanar con la honda fuerza del amor, las heridas que surcaban el corazón humano.

Dios se acerca a su pueblo, al hombre, para redimirlo y para restaurar la antigua dignidad ensombrecida por el pecado. Son muchos años de presencia

41 Salmo 41.42 Isaías 55 1.3.43 Isaías 55 1.3.44 Juan 4, 14.45 Cfr. Gálatas 4,4.

silenciosa y redentora en cada minuto de una existencia preciosa que va desde el misterio de Belén hasta esta hora de la Cruz. Siempre haciendo el bien, siempre iluminando el corazón de la humanidad con la ardiente luz de sus palabras.

Esta palabra es el inicio del tiempo de la evangelización.

Nos lanzamos, movidos por esta solemnísima conclusión que Jesús propone al final de la tarde de su sacrificio, a la tarea de llevarlo, de proclamarlo, de seguir lo que el comienza y acompaña.

El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica el gozo del evangelio, nos da el secreto para continuar la obra de Jesús, para hacer pleno lo que el completó con amor pero nos propone anunciar y proclamar.Solo podremos alcanzar el fin de la obra del Crucificado-Resucitado, nos enseña el Papa, si:

“Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, lo que buscamos es la gloria del Padre; vivimos y actuamos «para alabanza de la gloria de su gracia» (Efesios 1,6). Si queremos entregarnos a fondo y con constancia, tenemos que ir más allá de cualquier otra motivación. Éste es el móvil definitivo, el más profundo, el más grande, la razón y el sentido final de todo lo demás. Se trata de la gloria del Padre que Jesús buscó durante toda su existencia. Él es el Hijo eternamente feliz con todo su ser «hacia el seno del Padre» (Juan 1,18). Si somos misioneros, es ante todo porque Jesús nos ha dicho: «La gloria de mi Padre consiste en que deis fruto abundante» (Juan 15,8).

Más allá de que nos convenga o no, nos interese o no, nos sirva o no, más allá de los límites pequeños de nuestros deseos, nuestra comprensión y nuestras motivaciones, evangelizamos para la mayor gloria del Padre que nos ama.” 46

El Señor del Calvario nos entrega la responsabilidad de ser luz para el mundo, de anunciar con obras de vida que su Evangelio de verdad y de esperanza es la esperanza del mundo y el camino de la reconciliación. Hemos de entender que nuestra misión, leída a la luz de la cruz santa, ha de ser testimonio de esperanza, ha de consumar en el mundo la obra de la salvación.

En la Cruz está la vida, en su drama, en su realidad, está la esperanza. Por eso es árbol de alegría, aunque parezca vestida de tragedia, es luz aunque muchas veces nos quedemos con su sombra, es fuente, aunque muchas veces cantemos, como en esta tarde, a su aridez, a lo que para muchos pareciera un tronco seco.

Hoy la cruz del Señor de la vida pasa a manos de la humanidad para ser la bandera de vida y de paz que los hombres necesitan en su camino, hoy se nos envía a ser servidores de la esperanza, a ser signos convincentes del amor que reconcilia, del servicio que une47. Por eso quiera darnos ahora el Señor la gracia de su Espíritu48 que nos ha de llevar a la plenitud de la verdad, para que la Iglesia ilumine el destino de los hombres, para que la obra comenzada en el madero de la Cruz siga su camino y para que Cristo sea siempre la luz de los 46 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gau-

dium, 26747 Cfr. Lucas 22, 26-30.48 Cfr. Juan 16, 13-15.,

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pueblos en el duro camino de este mundo obnubilado por el pecado y por la muerte.

Danos, Señor del Calvario, la alegría de servirte, el gozo de amarte, la dicha de sentir tu voz que nos llama a compartir contigo la aventura gloriosa de la redención de la humanidad.

Ahora, cuando ya todo anuncia la conclusión de este sublime sacrificio, le pedimos al Señor que nos ayude a llevar a plenitud lo que ha iniciado en nuestras vidas, que nos haga capaces de hacer pleno nuestro Bautismo y nos lance con ardor generoso y gozoso a la alegría de sembrar en el mundo el Evangelio.

María, la que junto a la Cruz contempla la batalla gloriosa del Señor, nos asista a nosotros para llevar a todos el fruto de este glorioso combate: la Salvación conquistada. Amén.

Última Palabra Del Evangelio de San Lucas. Lucas 23, 46.“ Y Jesús dijo: Padre: a tus manos encomiendo mi espíritu.”

El don del Espíritu.Ya lo enseñaba el Papa Emérito Benedicto XVI al inicio de su Pontificado:

No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos

por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres 49

La jornada concluye, el Mártir Divino ha llegado a la cima de su sacrificio y la Cruz, que es altar y trono, que es cátedra y bandera de esperanza, nos muestra la víctima santa exánime, inclinada la cabeza sobre el corazón.

San Lucas, como médico50 dice que expiró. San Juan51 como teólogo dice que entregó el Espíritu.

De todos modos hay algo de común con otro don del espíritu al comienzo mismo de la humanidad. El Espíritu divino aletea –así lo dice el Génesis en el segundo de los versos del primer capítulo- sobre las aguas.Un poco más adelante, Dios infunde el espíritu al hombre52 , el aliento de la vida, y hace de él un ser vivo, capaz de todo, de amar, de sentir, de dar vida también.

La última palabra narra la que los artistas llaman “expiración”. Es el don pleno de la vida. Es el don total de quien en la cruz lo ha dado todo, su amor, su perdón, hasta su Madre Santísima.

La ultima respiración del Mártir Divino es, entonces, un volver al comienzo, es poner en el hombre nuevo modelado y formado ya no del barro original que le recuerda a la criatura de dónde viene, y

49 Benedicto XVI. Homilía en el Inicio del Pontificado, abril 25 de 2005.

50 La tradición, apoyada en San Pablo dice que Lucas era médico, en Colosenses 4,14.

51 San Juan dice “inclinando la cabeza, entregó su espíritu:52 Cfr. Génesis 2, 7

como se sigue diciendo, a dónde va. El hombre nuevo es el que Jesús está modelando con sus manos cosidas a la cruz, el que él está formando al decidirse a darlo todo para que tengamos vida y vida abundante.

El mismo Jesús entiende su obra en lo que San Juan, el mismo evangelista que nos narra este último instante, sintetiza de modo admirable: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10), que es, en definitiva lo que ahora ocurre: la vida dada plenamente.

Esta última palabra es una palabra para Discípulos-Misioneros.

Como el Papa Emérito Benedicto XVI dijo en la Misa al final de su presencia en Aparecida, nada podrá realizarse sin Jesús: «El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro».

Jesús deja caer sobre su pecho la cabeza. El silencio de esta hora solemnísima, indica que empieza precisamente el camino de la humanidad redimida y que, desde ese instante, hasta su cuerpo destrozado en la Cruz, cobra una nueva importancia: es la bandera de los pregoneros de su Reino, es la señal de que es preciso dejarse consumir como la semilla que muere para dar vida.

La última Palabra resulta entonces la primera de una nueva era de esperanza y de alegría, porque los creyentes, incluso los que están por llegar a la comunidad, caminan a través de los campos del mundo acompañados por el don supremo del Crucificado: la vida, la vida en el Espíritu, la vida comprometida

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con los que tanto necesitan de aliento, de esperanza, de paz, de justicia, de amor. Es ahí donde el Discípulo pasa de ser un mero espectador del drama del Gólgota y empieza a soñar con el Pentecostés que en cincuenta días repletará la Iglesia con el Espíritu del Resucitado que llega cargado de dones y dispuesto a que se produzcan frutos de vida nueva.

Hora suprema, más no final. Esta es la cima esperada de la Historia, este es el momento esperado por la humanidad, esta es la ofrenda suprema y el nuevo principio.

Por eso, antes que pensar que todo ha acabado, en este momento, cuando Cristo inclina su cabeza, todo se inicia, todo comienza. La Iglesia acaba de nacer.

En un instante, del corazón traspasado brotarán bautismo y eucaristía, en un instante, conmovido el cosmos, anunciará que Jesús ha vencido y que ahora sí se inaugura el tiempo en el que todos, a la sombra de la Cruz y con la luz Pascual que mañana encenderemos en la santísima vigilia, empezamos a ser de verdad discípulos de Jesús y misioneros suyos.

Adoremos, en silencio, la muerte de Cristo, que es su victoria, anunciemos con el palpitar del corazón que desde este instante y para siempre Jesús, el Hijo de Dios, es el Señor de la Historia.Amén. Descendimiento.

Siguiendo nuestra tradición, ahora imitaremos la piedad de Nicodemo y de José de Arimatea, Magdalena, las Marías… y

todos que te reconocieron y reconocerán como “camino, verdad y vida”53 , para que al bajar de la cruz la Imagen del Señor, al tomar su Cuerpo, Cuerpo llagado de amores, como le canta la Iglesia54, el cuerpo que Isaías previó dolorido y atormentado, al que el Salmista55 cantaba su lamento: No hay en él parte sana56 , recojamos, no los despojos de la muerte, sino la prenda de la Salvación.

Incluso podemos hacer plegaria en este instante, pidiendo:

• Manos santísimas, salvadnos. • Mano derecha de Jesús,

muéstranos el cielo.• Mano Izquierda, no te apartes

del corazón del Amado para que no cese la misericordia.

• Pies benditos que conocieron el polvo de nuestros caminos, llevadnos al camino del bien,

Que la meditación de la Pasión Gloriosa de Jesús pueda conducirnos al gozo mayor: su victoria, su Pascua que es también la nuestra.

Dispónganos el corazón el corazón de María Santísima, la que en aquella tarde recibió a Jesús. Que la Iglesia, contemplativa y fiel, lleve en la Imagen de Jesús yacente, la voz de su consuelo y su esperanza a cuantos ansían una voz de aliento y fortaleza.

Que los Discípulos-misioneros de Jesús, como los que en aquella tarde lo descendieron de la Cruz, podamos llevarlo a la vida de todos y hacer sentir en todos el efecto maravilloso del amor de Dios que es paz y vida para todos. Amén.

53 Juan 14,654 Liturgia de las Horas.55 Salmo 21.56 Isaías 53.

Adoremos, en silencio, la muerte de Cristo, que es su victoria, a n u n c i e m o s con el palpitar del corazón que desde este instante y para siempre Jesús, el Hijo de Dios, es el Señor de la Historia.

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5. SÁBADO SANTO

“¡Qué noche tan dichosaen que se une el cielo con la tierra,lo humano con lo divino!Te rogamos, Señor, que este cirio,consagrado a tu nombre,para destruir la oscuridad de esta noche,arda sin apagarsey, aceptado como perfume,se asocie a las lumbreras del cielo.Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,ese lucero que no conoce ocasoJesucristo, tu Hijo,que, volviendo del abismo,brilla sereno para el linaje humano,y vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.”Pregón pascual

Nota histórica:

• La Vigilia pascual fue llamada por los Padres Mater omnium vigiliarum (S. Agustín Serm. 219)

• Tertuliano (De Ieiunio 2, 14) e Hipólito (Traditio 33) dan noticias de un ayuno preparatorio a la noche pascual en la espera de la resurrección. El primer documento que detalla una Vigilia pascual es la Didascalia apostolorum (s. III), después la Traditio en el ámbito de la Iniciación cristiana y los sacramentarios, con un esquema que permanece casi inalterado: vigilia de lecturas, liturgia bautismal-iniciática, celebración eucarística.

• En el medioevo aparecen, provenientes de los usos civiles, la bendición del fuego y el canto del lumen Christi. Todos estos ritos (agua - luz) atienden a los efectos de la redención: mímesis de la creación.

• El Exsultet aparece al final del s. IV y sólo tardíamente

en la liturgia romana en el s. XI (Ordo XXIII), tal vez por la acusación de ser un “canto frívolo”, hecha por San Jerónimo (Carta a Presidio – 384).

• Hasta la época del papa Siricio (384-399), Roma no conoce otra celebración eucarística sino aquella que cerraba la Vigilia. En el siglo V viene introducida otra misa al alba. En el Africa cristiana de San Agustín se celebraba una misa la mañana de Pascua.

• El sacramentario Gelasiano nos da el texto de una misa Dominicum Paschae (n. 463-467), que fue desarrollándose hasta convertirse casi en el vértice del año litúrgico, con elementos como el canto del Gloria, la antífona Iam Christus Dominus resurrexit, la bendición de los corderos pascuales, la secuencia Victimae paschali laudes (introducida en el siglo XI), haciendo así del día de Pascua la festivitatum festivitas, como la llama San Gregorio Nacianceno (Or. 42, PG 36, 624).

• Inspirándose en el uso hebreo, la Iglesia ha siempre considerado la semana pascual como un único día de fiesta, dedicado sobre todo a la mistagogia de los nuevos cristianos bautizados en la Vigilia.

Nota litúrgica – pastoral:

Esta es la Gran Fiesta de la familia creyente, de toda la comunidad Parroquial unida en la misma fe y en la misma festiva

celebración de la Resurrección del Señor.

Y es en la misma Catequesis del año pasado en la que el Papa emérito Benedicto XVI nos ilustra para esta solemnidad:

“Este Sábado de silencio, de meditación, de perdón, de reconciliación, desemboca en la Vigilia pascual, que introduce el domingo más importante de la historia, el domingo de la Pascua de Cristo. La Iglesia vela junto al fuego nuevo bendecido y medita en la gran promesa, contenida en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, de la liberación definitiva de la antigua esclavitud del pecado y de la muerte. En la oscuridad de la noche, con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual, símbolo de Cristo que resucita glorioso. Cristo, luz de la humanidad, disipa las tinieblas del corazón y del espíritu e ilumina a todo hombre que viene al mundo. Junto al cirio pascual resuena en la Iglesia el gran anuncio pascual: Cristo ha resucitado verdaderamente, la muerte ya no tiene poder sobre él. Con su muerte, ha derrotado el mal para siempre y ha donado a todos los hombres la vida misma de Dios.

Según una antigua tradición, durante la Vigilia pascual, los catecúmenos reciben el bautismo para poner de relieve la participación de los cristianos en el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo. Desde la esplendorosa noche de Pascua, la alegría, la luz y la paz de Cristo se difunden en la vida de los fieles de toda comunidad

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cristiana y llegan a todos los puntos del espacio y del tiempo”. Sería bueno que durante la Cuaresma se fuera aludiendo a los contenidos sacramentales de la Vigilia, (Bautismo, Confirmación, Eucaristía), a su visión de la Historia de la Salvación, al gozoso anuncio de la Pascua del Señor y a nuestra participación en ella.

“Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben asemejarse a los criados que, con las lámparas encendidas en sus manos, esperan el retorno de su Señor, para que cuando llegue les encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa” 57

VIGILIA PASCUALY COMUNIÓN PASCUAL

La Vigilia pascual es el corazón del año litúrgico. En ella, la celebración de la Eucaristía es el «punto culminante, porque es el sacramento pascual por excelencia, memorial del sacrificio de la cruz, presencia de Cristo resucitado, consumación de la iniciación cristiana y pregustación de la Pascua eterna» (Carta fiestas pascuales, 90).

Al recomendar no celebrar de prisa la liturgia eucarística durante la Vigilia pascual, sino tener cuidado de que todos los ritos y palabras alcancen la máxima fuerza de expresión, especialmente la comunión eucarística, momento de plena participación en el misterio celebrado en esta noche santa, es de desear —remitiendo a

57 Cfr. Misal Romano.

los ordinarios de los diferentes lugares la estimación de la oportunidad y las circunstancias, en el pleno respeto de las normas litúrgicas: cf. Redemptionis Sacramentum, n. 100-107— que se alcance la plenitud del signo eucarístico recibiendo en la Vigilia pascual la comunión bajo las especies del pan y del vino (cf. Carta fiestas pascuales, 91 y 92).

Durante el tiempo pascual, los pastores recuerden el significado del precepto de la Iglesia de recibir la Santa Comunión en este período (cf. CDC, 920), procurando que tal precepto no se perciba de modo minimalista, sino como el punto firme e imprescindible de una participación eucarística que atañe a toda la vida y se expresa regularmente al menos todos los domingos.58

Sugerencias parala celebración

La Noche pascual, es noche de vela para la comunidad cristiana, hay razones claras para que la celebración no se inicie antes de que haya comenzado de la noche:-La autenticidad: Los textos insisten en hablar de “la noche”, precisamente en esta celebración que es la “madre de todas las vigilias”.-La pedagogía del signo: De todos los signos que se emplean (la luz, el cirio, el agua...) el primero es el más simbólico: la oscuridad de la noche; la Pascua es el paso de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, del pecado a la vida nueva.

Es una celebración de la Unidad Parroquial, por lo que ha de

58 Congregación del Culto Divino. Sugerencias y Propues-tas para el año de la Eucaristía 9.

congregarse toda la comunidad de comunidades que es la Parroquia, en una celebración alegre y bien preparada.

RITMO DE LA CELEBRACION

Hay que tener en cuenta que la Vigilia tiene dos partes centrales, que son: la liturgia de la Palabra (esta noche abundante) y la liturgia sacramental (Eucaristía y sacramentos de iniciación si los hay); el esquema de la celebración el Misal lo presenta de la siguiente manera:

• Solemne inicio: el Lucernario, con el Pregón.

• Liturgia de la Palabra.• Liturgia bautismal.• Liturgia eucarística.

Es decir, la sucesión de los grandes signos de esta noche: Luz, Palabra, Agua Bautismal, Pan y vino eucarístico, una sucesión in crescendo, que debe quedar dinámicamente orientada hacia el punto culminante de la Eucaristía como memorial de la Pascua del Señor.

Lo que hay que preparar

• Los Ornamentos más bellos y solemnes.

• La Iglesia se decora lo más festivamente posible.

• Flores nuevas, no sobras del monumento.

• Luces que se encienden en el Gloria.

• El altar ya ha de estar vestido de fiesta, junto a él las flores y los candeleros para las luces (sería muy bueno recordar que ojalá no se pongan sobre el altar mismo, sino cerca de él, para destacar el signo de la mesa sobre la que se ofrece el Sacrificio Eucarístico).

• El sagrario vacío y abierto y listo para guardar allí la

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 89

reserva que ha de ser nueva.• El texto completo del Pregón

Pascual que es un Pregón, no una canción más (no olvidar el signo de los instrumentos musicales que sólo entran en el canto del Gloria, por lo que el Pregón no debería estar acompañado por ningún instrumento, o al menos que si no hay más remedio que usarlo, éste sólo sirva de discreto sustento de la voz y sólo lo perciba el cantor).

• Para los sacramentos de Iniciación y la Misa:

• Incensario, Naveta. • El Leccionario y las lecturas

bien determinadas.• Coincidiendo con las lecturas,

se toman las oraciones del Misal.

• Se debe tener lista la iluminación festiva del altar para el canto del Gloria.

• La fuente Bautismal se debe adornar este día.

• Allí se dispone también el Acetre y el hisopo para la aspersión y un cirio pequeño que se introduce en el agua cuando no puede hacerse este gesto con el cirio Pascual.

• Ritual y todo lo necesario para la celebración del Bautismo (y si es el caso la Confirmación)

• Las ofrendas de Pan y Vino. • El sagrario bien dispuesto

para recibir la Reserva al final de la misa.

El Cirio ha de ser nuevo cada año, elegante y a ser posible adquirido en forma comunitaria, con lo que resultará más significativa la expresión del Pregón: “acepta, Padre Santo, este sacrificio de alabanza que la santa Iglesia te ofrece por medio de sus ministros en la solemne ofrenda de este cirio” 59.

59 Cfr. Pregón Pascual.

Debe ser un Cirio grande, bien adornado, como signo de Cristo, con la signación adecuada según el misal y los granos de incienso. Cese desde ya la abominable y ultrajante costumbre de VENDER o RIFAR los pedazos del cirio anterior, esto desdice de la sacramentalidad del signo y da apariencia repetimos de venta y manipulación impropia de lo sagrado.

El Pregón pascual:

El Pregón junto con el Cirio, constituyen el rito de entrada. El contenido del Pregón podría resumirse así:- Invitatorio: Alegría de la fiesta y motivo de esta alegría (Victoria de Cristo). - Síntesis de la Historia de Salvación pascual: La Pascua profetizada en el A. T. Y realizada en el N. T.- Himno de la Noche Santa: En la que Cristo resucita, Israel es liberado, la Iglesia santificada y los fieles llenos de dones. - Proyección al futuro, Pascua y Parusía. Para que este Pregón sea en verdad una introducción emotiva y dinámica de la Vigilia, lo más conveniente es que sea cantado. No hace falta que sea el presidente, o un ministro ordenado el que lo cante, pero si hace falta que el cantor, además de ensayarlo bien, sienta de veras su contenido. La melodía gregoriana que no es la única, es la más elocuente porque permite captar el sentido pleno del texto. Hay ya nuevas melodías, llenas de belleza y de gozo, sobre todo las que resaltan la participación del Pueblo de Dios.

La liturgia de la Palabra:

Esta noche la comunidad cristiana se detiene más de lo ordinario en la proclamación

de la Palabra. En esa noche, tanto el A. T. como el N. T, es decir, toda la Biblia, hablan de Cristo e iluminan la Historia de la Salvación y el sentido de los sacramentos pascuales, hay un diálogo entre Dios que habla (lecturas) y el Pueblo que responde (Salmos y oraciones).

Las lecturas de la Vigilia tienen una coherencia y un ritmo entre ellas. La mejor clave es la que dio el mismo Cristo: “todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse”, “y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó (a los discípulos de Emaús) lo que se refería a él en toda la Escritura”.60

La homilía final debe ayudar a todos a captar el sentido de la noche en su totalidad, que va desde la creación hasta la Resurrección. También debe resaltar la unidad que forma el Triduo Pascual, la resurrección del Señor se entiende desde la celebración del Viernes, son su Muerte en Cruz, y tiene su prolongación en nuestro Bautismo y en la Eucaristía. Una homilía que sea más entusiasta, contemplativa y kerigmática que recuerde a la comunidad creyente que nuestra fe se apoya en el anuncio gozoso de la Resurrección del Señor.

La liturgia bautismal:

La noche de Pascua es el momento más indicado para los sacramentos de iniciación cristiana. Después de un camino catecumenal, personal si es el caso de adultos, y de familia si es el caso de niños. El signo

60 Cfr. El pasaje de los discípulos de Emaús, Lucas 25.

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de la inmersión, quiere ser la expresión sacramental de cómo una persona se incorpora a Cristo en su paso de la muerte a la vida.

Como dice el Misal, si se trata de adultos, esta noche tiene pleno sentido que luego del Bautismo se celebre la Confirmación, para quedar plenamente integrados a la comunidad eucarística, haciendo visible de esta manera la unidad de los sacramentos de iniciación.

La liturgia bautismal y de la confirmación debe celebrarse como lo prevé el ritual de los Sacramentos. No olvidar que el Bautismo de los Adultos sólo lo administra el Presbítero, previa delegación del Vicario General, pues incluye el Sacramento de la Confirmación.

Seguidamente la renovación de las promesas bautismales, luego la aspersión a toda la asamblea, signo que se extenderá a toda la cincuentena pascual. La oración Universal está situada después del Bautismo o de su recuerdo.

La Eucaristía:

La celebración eucarística es la culminación de toda la Noche Pascual. Es la Eucaristía central de todo el año, más importante que la Navidad o la del Jueves Santo. Cristo el Señor ha resucitado, y nos hace partícipes de su Carne y de su Sangre, como memorial de su Pascua.- En el ofertorio, si hay neófitos adultos, deberían llevar los dones.- El sacerdote debería gastar aquí su mejor voz para cantar el prefacio pascual.- Se puede escoger el Canon Romano, en razón de las glosas que tiene para esta noche. Es

conveniente que la comunión sea bajo las dos especies.- La despedida cantada con el doble aleluya, debe terminar con un tono de festividad; y recordar las palabras finales: que esta noche empieza una fiesta que dura cincuenta días.- Sería bueno que la celebración terminara en un lugar adjunto al templo, con un ágape que dé ocasión a la convivencia entre los participantes.

En el Domingo de Pascua, proyección festiva y gozosa de esta fiesta, no puede faltar una bella ejecución de la Secuencia Victimæ Paschali, cantada también en nuestra lengua.

En la tarde la memoria de los peregrinos de Emaús no puede faltar de algún modo en la Eucaristía Vespertina en la que, si es posible participarán los recién bautizados

Los actos de Piedad:

Solo tenemos entre nosotros el “encuentro de la Madre del Señor con el Resucitado” que está perfectamente autorizado y recomendado en el Directorio de Liturgia y piedad popular:

“La piedad popular ha intuido que la asociación del Hijo con la Madre es permanente: en la hora del dolor y de la muerte, en la hora de la alegría y de la Resurrección. La afirmación litúrgica de que Dios ha colmado de alegría a la Virgen en la Resurrección del Hijo, ha sido, por decirlo de algún modo, traducida y representada por la piedad popular en el Encuentro de la Madre con el Hijo resucitado: la mañana de Pascua dos procesiones, una con la imagen de la Madre dolorosa, otra con la de Cristo resucitado,

se encuentran para significar que la Virgen fue la primera que participó, y plenamente, del misterio de la Resurrección del Hijo”61 .

Ojalá que se pudiera hacer en la Procesión Pascua y que esta Procesión pudiera realizarse después de la Vigilia Pascual, portando el Cirio pascual.

El Canto Sagrado:

Ha de ser especialmente alegre y solemne, ojalá todos los textos cantables de la celebración pudiesen ser ejecutados con especial maestría, para recalcar el gozo de esta noche santísima y del Día de Pascua. El Pregón, los salmos, El Gloria, el gran Aleluya, los cantos Bautismales, el Ofertorio, todo lleno de un ambiente festivo, emotivo, de verdadera celebración. Posibles cantos: Resucitó, aleluya pascual, Luz que vence a la sombra, Hoy el Señor resucitó, Porque Cristo nuestro hermano, Andando por el camino, Hoy el Señor resucitó.

Que nuestras fiestas Pascuales, revitalizando nuestra vida, puedan ser vividas con fe, con piedad y como expresión de nuestra realidad de comprometidos con el anuncio de la esperanza y de la paz.

Y para concluir:

• ¿Ya pedimos las necesarias luces en la oración, para celebrar estos días con alegría y esperanza,

• ¿Ya tenemos preparada una expresión de gratitud para cuantos nos han ayudado?

61 Congregación para el Culto Divino 2002. Directorio SO-BRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA 149.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 91

• ¿Ya tenemos lista una notica de gratitud para las Autoridades Civiles, de Policía, de asistencia social, que nos han colaborado?

• ¿Ya hemos pensado en los que nadie piensa en estos días: Trabajadoras de las Casas Curales, Secretarias, empleadas del Aseo, trabajadores, para ofrecerles una palabra de gratitud y de estímulo?

• ¿Ya hemos dispuesto un estímulo sencillo, cordial, fraterno para quienes se han entregado con generosidad en estos días: Sacerdotes, Diáconos, Seminaristas, Religiosos, Cantores, Sacristanes…?

• ¿Ya pensamos en un momento para evaluar las Fiestas Pascuales?

Comentarios:

VIGILIA PASCUALBendición del fuego

Siguiendo el mandato del Señor (Lc. 12, 35), llevando en nuestras manos las lámparas, debemos asemejarnos a los siervos que aguardan vigilantes el retorno de su Señor, para que a su regreso, nos encuentre en vela y nos haga sentar a su mesa. Es la bendición del fuego, la que invita a todos los hijos de Dios dispersos a congregarse en su Iglesia y reconocer a Cristo como Luz y misionero por excelencia del Padre.¡Pascua sagrada, victoria de la cruz!¡Pascua sagrada, eterna novedad! Cristo ha triunfado definitivamente, pues “una vez resucitado de entre los muertos ya no muere más” (1 Cor 15). Es el cirio pascual, que ilumina y

precede, el que nos hace seguir a Cristo que sale resplandeciente del sepulcro. Su victoria final transcurre todo el tiempo de la Iglesia, durante el cual los cristianos tienen como tarea fundamental apoderarse de la victoria de Cristo a través de una vivencia de fe, esperanza y amor, alimentada constantemente en la vida sacramental, y testificar al mundo las maravillas que el Señor realiza sobre nosotros. Los granos de incienso sobre el cirio son el símbolo de sus llagas gloriosas; la inscripción temporal significa que Él es el Señor de la historia. Vamos, ¡Caminemos a la luz del Señor!

Comentario al Pregón pascual:El Pregón Pascual, que vamos a proclamar (cantar), recuerda los momentos fundamentales de la Historia de la Salvación. Una gran noticia nos trae este pregón: Cristo ha resucitado y su triunfo sobre la muerte se hace patente; es hora de alabar Dios, que por su misericordia, nos llama a una vida nueva. Con nuestros cirios encendidos escuchemos y acompañemos, con mucha fe, este himno.

Comentario a las lecturas:La Liturgia de la Palabra, nos pone frente a las maravillas que Dios ha realizado en favor nuestro, a lo largo de la Historia de la salvación. Que esta palabra que va a ser proclamada, toque nuestro corazón y transforme nuestra existencia. ¡Escuchemos con atención!

Texto para la homilía

VIGILIA PASCUAL. LUZ, BAUTISMO, EUCARISTÍA.

La vigilia Pascual nos permite recorrer la historia de la Salvación que es anuncio y promesa

cumplida.

Tres palabras nos ayuden: Luz, Bautismo, Eucaristía.

La Luz del Cirio Pascual fue inundando con su gozo la Iglesia a medida que iba avanzando con su esplendor. Luego esa luz cantada en el Pregón se volvió un arroyo de estrellas luminosas en cada una de las Lecturas escuchadas con fe, porque sintetizan la fe en la misericordia con la que Dios acompaña a su Pueblo, lo crea, lo rescata, lo conduce a la tierra prometida y finalmente, como nos lo ha contado San Mateo, le regala vivo al que es la vida misma, Jesús.

Qué bueno que el cirio pascual que cada uno tiene en esta noche se vuelva antorcha en un mundo que necesita que los cristianos seamos faros que muestren el puerto, lámparas que con el aceite de la Palabra Divina, señalen el camino de la humanidad.

Bautismo.La noche pascual siempre ha sido una noche bautismal.El agua que brotó del corazón del Crucificado se ha vuelto ahora un río de gracia. Por ello la bendecimos e incluso, por ello hoy vuelve a nosotros para ser signo en el Bautismo (que algunos recibirán hoy) celebrado y renovado en esta noche.

Pensemos qué ha quedado de nuestro Bautismo y pidámosle al Señor que podamos retornar constantemente a la fuente de donde nace nuestra fe para que esta santa noche nos impulse a reavivar los compromisos con los que fuimos sellados y seamos no sólo un registro olvidado en los libros parroquiales, sino

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A92

el grupo de aquellos que se deciden a vivir como profetas de la esperanza, como sacerdotes que ofrecen la vida, como reyes que, postrados como Jesús en la cena, se inclinen amorosos ante la necesidad de misericordia que tiene el mundo.

Partiremos ahora el Pan de la Vida, y en la mesa fraterna te haremos la misma súplica de los peregrinos de Emaús: Quédate con nosotros62 . Para que la luz de la esperanza selle de nuevo en el corazón del mundo un renovado deseo de ser testigos de la resurrección y de la vida, de ser mensajeros de la verdad, de ser misioneros que salen a anunciar a todos que la muerte fue vencida y que el Señor “brilla sereno para el linaje humano63” como canta el Pregón Pascual que entonábamos anoche.

Ahora se reemprende el camino de la vida, dando gracias a Dios por los misterios celebrados.

Los que hemos sido salvados por el amor del Salvador, victorioso señor de la Historia, nos decidimos a salir a su encuentro con las santas Mujeres, Apóstoles de su Victoria. Con los testigos de la gloria, nos comprometemos a aceptarlo, a vivirlo, a adorarlo y a ser sus testigos para que, en su nombre puedan anunciarse la esperanza y la vida y para que, de esta Pascua nazcan discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida 64.

Un mensaje de gratitud para los jóvenes, para los niños, para las personas que con su generosidad y trabajo han participado de las actividades de la Pascua. 62 Lucas 25. 2963 Pregón Pascual.64 Lema de la V conferencia del Episcopado Latinoamerica-

no. Aparecida, 2007-

Cuánto nos enseñan y cómo nos piden testimonios de alegría y de fe que motiven sus vidas. De la luz que encendamos en sus corazones depende el futuro de la Iglesia que sigue anunciando el Evangelio y sigue buscando el rostro del Resucitado en la vida de cuantos lo anuncian y cuantos lo esperan con amor.

Madre de la Resurrección: Alégrate, porque el Hijo que llevaste en tu seno, ha resucitado, según su promesa 65 Amén. Aleluya.

Comentario a la Liturgia bautismal:

Los bienes de la salvación se hacen efectivos en el hombre principalmente con el bautismo. Antiguamente este sacramento era como una marca del que había creído en el Señor Jesús y había cambiado de vida. Por él todo cristiano penetra en la nueva vida y se incorpora a Cristo de una manera viva y total. La iglesia creyente revive hoy la responsabilidad y consecuencia del bautismo y es exigente consigo misma y con los nuevos hijos en que se demuestren esas realidades a los hombres de nuestra época.

Oración de los fieles:

Presidente: Aclamemos a Dios nuestro Padre, que por su poder ha sacado a su Hijo Jesucristo de las tinieblas y lo ha resucitado a una vida nueva, y digámosle confiadamente:

R/ Que tu luz Señor, nos haga ver la luz.

• Por la Iglesia, para que fiel a su misión, conduzca a todos

65 Liturgia de las Horas , Regina Coeli.

los hombres por el camino de la salvación. Oremos

• Por los gobernantes, para que la luz de Cristo resucitado, los mueva a trabajar por la justicia y la paz. Oremos

• Por los que sufren y padecen la enfermedad, para que encuentren en ti el consuelo que tanto necesitan. Oremos

• Por nosotros aquí reunidos (por nuestra comunidad parroquial de N.) para que le alegría de la Pascua, nos mueva a vivir como verdaderos cristianos. Oremos

Presidente: Padre Santo, ya que nos has permitido celebrar gozosamente el misterio de la Resurrección de tu Hijo; acoge nuestras oraciones, y danos la gracia de testimoniar lo que hemos celebrado. Por Jesucristo nuestro Señor.R/ Amén.

Acción de gracias:Gracias Señor Jesucristo, que con tu resurrección renovaste la creación y el hombre, gracias por tu espíritu de amor en nosotros que nos hace amar como tú nos amaste y, ser así, testigos de la vida nueva que por el bautismo hiciste brotar en nuestros corazones.

Comentario final:Hermanos, que la alegría que nos trae la Pascua, nos haga luces en medio de las sombras, calor en medio del frío y alegría entre la tristeza. Salgamos jubilosos, dispuestos a mostrar con nuestras palabras y acciones que Jesús ha resucitado, y que nosotros resucitaremos con él. Aleluya!

ANEXOEn este día la Iglesia vela junto al Sepulcro de Jesús en oración.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 93

Conviene que en la meditación se tenga un momento para contemplar con María Santísima el sentido de la esperanza cristiana.

Oración junto a la Virgen de los Dolores.

“Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su madre, María de Cleofás, María la Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y al lado al discípulo predilecto dice a su Madre: —Mujer: Ahí tienes a tu hijo. Luego dice al discípulo: — ahí tienes a tu Madre. Y desde aquel momento el discípulo la acogió en su casa” Juan. 19, 25-27.

La cercana Pascua del Señor nos congrega en la fe y en la esperanza, porque esta fiesta, la cima de las fiestas del año litúrgico, será siempre una invitación a vivir junto al Señor la memoria siempre viva de su entrega, de su cruz y de su gloria.

María es la que participa en la pasión de su Hijo para luego llevarnos a la gloria.

El Papa Francisco, en la Exhortación Apostólica El Gozo del Evangelio ,66 nos ha enseñado:

En la cruz, cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de la Madre y del amigo. En ese crucial instante, antes de dar por consumada la obra que el Padre le había encargado, Jesús le dijo a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego le dijo al amigo amado: «Ahí tienes a tu madre» (Juan 19,26-27). Estas palabras

66 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gau-dium 285

de Jesús al borde de la muerte no expresan primeramente una preocupación piadosa hacia su madre, sino que son más bien una fórmula de revelación que manifiesta el misterio de una especial misión salvífica.

Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que «todo está cumplido» (Juan 19,28). Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio. Al Señor no le agrada que falte a su Iglesia el icono femenino. Ella, que lo engendró con tanta fe, también acompaña «al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús»

María es esa gloriosa Mujer, es la fiel, la dulce, la maravillosa, la siempre pura, la Reina y la Madre, la que nos instruye con su testimonio de fe y nos sigue exhortando a “hacer lo que él diga” 67 para que se siga realizando el Reino, la vida, la esperanza, la presencia del Señor

María es un testigo de excepcional de la obra redentora de Cristo.

Lo acompañó siempre. Lo acogió en su seno, lo dio a luz, lo amo con ternura. Los siete dolores, son un camino de fidelidad y un camino de paz y de esperanza:

En el primer Dolor esta paz brota en el alma de María cuando, en

67 Juan 2, 5.

la circuncisión de Cristo preludia sus dolores. Oremos para que en el mundo sintamos la necesidad de comprender el dolor de Jesús encarnado en la vida de tantos hermanos.

Dios te salve María….

El segundo Dolor se hace profecía que inunda el corazón de la Madre cuando, subiendo la escalinata del templo, escucha la voz de Simeón. Pidamos por los perseguidos del mundo para que encuentren paz y consueloDios te salve María….

El tercer dolor es la huída a Egipto, al recordarlo pidamos por los desplazados para que encuentren en nosotros una voz de esperanza los que hoy, de tantos modos lo padecen y lo sufren con crueldad. Dios te salve María….

El cuarto dolor es la Flagelación y el encuentro en la calle de la Amargura. Pidamos aquí por los dolores de tantos hermanos para que por el sufrimiento de Cristo se cambie toda violencia y la vida humana se llene de esperanza para cuantos sufren con el que viene a traer la reconciliación al mundo.

El Quinto dolor nos ubica en el Calvario. Imploremos para todos los que han encontrado en la Pascua de Jesús su fe y su esperanza, la generosidad en el compromiso de anunciar que somos todos discípulos misioneros nacidos junto a la Cruz del Señor.Dios te salve María…

El Sexto dolor nos propone contemplar en el descendimiento, la invitación a recoger del Costado abierto del Señor, el Evangelio que María vivió con intensa paz

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A94

y que hemos de transmitir con ardor y generosidad.Dios te salve María….

En el Séptimo dolor pidamos para el mundo la Paz que reina en la sepultura de Cristo, para que en estos momentos en los que la esperada salvación llega al mundo, también el amor colme de razones para vivir a quienes todo lo aguardan del Señor.Dios te salve María….

Madre de los hombres, ruega por nosotros: Madre de Cristo, acógenos en tu corazón. Amén.

6. DOMINGO DE PASCUA

Jesús nos dejaba a su madre como madre nuestra. Sólo después de hacer esto Jesús pudo sentir que «todo está cumplido» (Juan 19,28). Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 95

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOS MISA DE LA VIGILIA PASCUAL

Introducción.Propongo que el sacerdote de nuevo se apropie del Ministerio de la Palabra en cada Celebra-ción Litúrgica, particularmente en esta. Porque según el testimonio de nuestros feligreses hay una especie de exilio en cuanto a la palabra por parte de los sacerdo-tes, sea porque no se entiende lo que dicen, sea porque repiten los cuadros bíblicos ya leídos, sea porque viven en mundos paralelos, sean porque siempre aterrizan en moralismos de corte sexual… etc.

Los invito a comenzar con una introducción general a todos los textos de la Palabra de Dios que se van a proclamar. El sacerdo-te es un docente en la celebra-ción, no alguien que desarrolla una función más en el contexto ritual. Es el docente de la Pala-bra de Dios. Y les propongo es-tas líneas para la introducción a la liturgia de la Palabra de Dios en la vigilia.

TODAS LAS LECTURAS TRA-ZAN EL ITINERARIO DE LA HISTORIA DE SALVACIÓN.

La Vigilia Pascual retiene para sí la característica de ser la no-che más gozosa de todo el año litúrgico, porque los cristianos celebramos, hacemos memoria y actualizamos la victoria del Se-ñor Crucificado sobre la muerte. Todo lo que había sido destruido en Él, por medio de la Cruz, ha sido glorificado por Dios Padre, en el Espíritu.

Su presencia y existencia entre nosotros no estará en lo adelante limitada por la existencia corporal

y espacio temporal que nos de-termina a cada uno de los seres humanos y seres de la creación. A partir de la glorificación en la cruz Jesús el Cristo vive “en” el Padre. Y desde la manera como el Padre es y nos trasciende todo y a todos, en esa misma manera el resucitado está y nos trascien-de. Así lo creemos, en esto con-fiamos, gracias al testimonio de los apóstoles y la comunidad pri-mitiva que caminó junto a Jesús. Gracias a san Pablo que dio tes-timonio de su encuentro con el Resucitado. Gracias al don de la fe que el Espíritu Santo continúa dando a todos los que se dejan interpelar por este misterio, don que es particularmente dado a la Iglesia.

Vamos, en este contexto, a reno-var con la escucha toda la Con-fesión de fe de la Iglesia, que hunde sus raíces en el Pueblo del Señor, en el pueblo hebreo. Leeremos los grandes trazos de una historia vivida como Historia de Salvación, desde la creación del mundo hasta la comunidad de los discípulos de Jesús.

Esta historia narrada nace en el pueblo del Señor, el pueblo he-breo, porque ellos se abrieron a lo largo de los siglos al influjo del Espíritu de Dios, que por medio de los profetas y de los grandes y pequeños acontecimientos, positivos o negativos, les iba haciendo crecer en una mayor experiencia y comprensión del sentido de la historia. Esa es, precisamente, una de las gran-des lecciones que nos dejan los hebreos: La necesidad de tomar conciencia sobre el sentido de la historia, sobre los protagonistas

de ella, sobre el significado de cada cosa, y como en todo ello experimentamos a Dios y escu-chamos su voz. Si algún servicio debiera prestar toda estructura humana en torno a la fe en Dios, sería este: Tomar conciencia.

LECTIO 1: Lectura del libro del Génesis (1, 1. 26-31ª).

Al principio creó Dios el cielo y la tierra.

Y dijo Dios: «Hagamos al hom-bre a nuestra imagen y seme-janza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ani-males domésticos, los reptiles de la tierra.» Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.

Y los bendijo Dios y les dijo: Cre-ced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vi-vientes que se mueven sobre la tierra.»

Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cie-lo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde les servirá de alimento.»

Y así fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Palabra de Dios.

MEDITATIO: La creación. El todo como expresión y anuncio del Dios Creador. Y allí en el centro, de modo particular, hay un ser

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A96

creado como todos los demás, pero con conciencia, con autono-mía, con capacidad de diálogo: El hombre y la mujer, rodeados por un entorno que da vida.

El profeta que compuso el salmo 19 dijo estas palabras referidas al paisaje que desde su locali-dad percibía: “El día a la noche le pasa el mensaje. La noche a la noche se lo susurra. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón, y has-ta los límites del orbe alcanza su lenguaje”.

El primer libro que el pueblo he-breo leía sobre Dios era la misma naturaleza y la dignidad de cada ser humano, como dice el profeta en el salmo 8: “¿Qué es el hom-bre para que le hayas dado tan-to poder? Lo hiciste poco menos que un ángel y lo has coronado de gloria y dignidad”.

Los que nos heredaron la fe entendían muy bien la pala-bra VIDA. Nosotros no. Por eso nuestros procesos de la fe dan tantos tumbos. En la forma como vivimos hoy deberíamos hacer el ejercicio de entender la palabra VIDA y todos sus correlativos na-rrativos: ¿Qué es vivir? ¿Qué es darle vida al otro? ¿Qué es darle sentido a la vida? ¿Qué cosas de nuestra cultura son horrenda-mente una negación de la vida?

La resurrección de Jesús cruci-ficado es una afirmación de que Dios sigue llamándonos a la vida. Es más, tiene una llamado para que esta vida individual y deter-minada por un sistema biológico se funda en la suya y adquiera el carácter de eternidad. Nosotros vamos hacia Dios, ese es el sen-tido que desde nuestra fe cristia-na damos a la historia.

LECTIO 2: Lectura del libro del Génesis (22, 1-2. 9a. 10-13. 15-18).

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole: - «¡Abrahán!»

Él respondió: - «Aquí me tienes.»Dios le dijo: - «Toma a tu hijo úni-co, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los mon-tes que yo te indicaré.»

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levan-tó allí el altar y tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: - «¡Abrahán, Abrahán!»

Él contestó: - «Aquí me tienes.»El ángel le ordenó: - «No alar-gues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reserva-do a tu hijo, tu único hijo.»

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuer-nos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: - «Juro por mí mismo -oráculo del Se-ñor-: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo úni-co, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las es-trellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendeci-rán con tu descendencia, porque me has obedecido.» Palabra de Dios.

MEDITATIO: Una de las expe-riencias más extenuantes de los israelitas, durante muchos años,

fue el culto a Dios que se expre-saba de diversas formas. Una de ellas era el sacrificio de los niños. Alguna vez tribus israelitas hicie-ron esto, como nos lo sugiere el 2 libro de los Reyes hablando de Manasés.

La cuestión de fondo es la noción de YHWH, que la comunidad tie-ne. ¿Qué entendemos por Dios? Es la pregunta que veo detrás de todas las narraciones que denun-cian la idolatría en Israel. La ido-latría es un concepto transversal que apunta a la purificación de lo más fundamental que da vida a la Comunidad de los Hijos de Is-rael. Si esa realidad fundamental no es clara, tampoco será cla-ro lo demás. Por eso había que desaparecer de en medio todo acto idolátrico, incluyendo el sa-crificio de los niños.

Abraham aparece en este esce-nario como Padre de la fe de los hijos de Israel y por ello es muy importante que él mismo haya detenido su mano en el sacrificio del hijo, haciendo lo que todo is-raelita debe hacer: Escuchar la voz de Dios y obedecerla. Escu-char y obedecer a Dios nos hace empoderarnos de la bendición proclamada en el “5 día de la creación”.

En adelante no se requerirá ha-cer más exabruptos para dar cul-to a Dios. Ninguno expresa la be-lleza y magnanimidad de aquel que nos ha llamado a la vida. Fe no es infantilismo o negación de la dignidad humana. Y aunque no siempre esto fue claro en la historia de Israel, siempre surgió un profeta o un acontecimiento que ayudara a reencontrar el ca-mino perdido.

La Historia de Salvación que es-tamos narrando cuenta también con este elemento sapiencial: A

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 97

Dios no vemos, a Dios escucha-mos. Y cuando lo pretendemos hacer tenemos que preguntar-nos sobre eso escuchado, si es expresión suya o nuestra, para no caer en lo denunciado por los profetas: La idolatría, la manipu-lación de Dios, la objetivación frí-vola relejo de algo que no es Él.

Puesto en contexto esta pro-clamación nos lleva al tema de la autenticidad en nuestra vida. Tanto la vida de fe, como la vida humana, en su expresión más simple. Una vida auténtica, en crecimiento constante es expre-sión del proyecto creador y re-dentor de Dios. Muestra cuanto nos sintonizamos con quien nos regaló todo. Jesús solía sinte-tizar todo en la experiencia del amor. Y al escriba con quien di-sertó sobre los mandamientos más importantes de Dios, por haber respondido que el amor, Jesús le dijo que no estaba lejos del reinado de Dios.

LECTIO 3: Lectura del libro del Éxodo (14, 15-15, 1)

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: ¿Por qué sigues cla-mando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divide lo, para que -los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de sus guerreros. »

Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejér-cito de Israel, y pasó a retaguar-dia. También la columna de nube

de delante se desplazó de allí y se colocó detrás, poniéndose en-tre el campamento de los egip-cios y el campamento de los is-raelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar con-tacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban mura-lla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su per-secución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.

Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Tra-bó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.

Y dijo Egipto: - «Huyamos de Is-rael, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto. »

Dijo el Señor a Moisés: - «Extien-de tu mano sobre el mar, y vuel-van las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»

Y extendió Moisés su mano so-bre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.

Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.

Pero los hijos de Israel camina-ban por lo seco en medio del

mar; las aguas les hacían de mu-ralla a derecha e izquierda.Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moi-sés y los hijos de Israel cantaron este canto al Señor. Palabra de Dios.

MEDITATIO: La noche de la Pascua Hebrea nos recuerda la noche de la Crucifixión del Señor. Algo quedaba atrás, algo nuevo llegaba. Esa celebración antigua aglutinó el sentido de libertad y de organización comunitaria del pueblo. Adquirió sentido no por si misma sino en cuanto servía para recordar que una vez fueron es-clavos en Egipto, no poseían una tierra propia, no eran dueños de su propia vida y menos podían tener una familia. Estaban allí sin Dios, porque este apareció sólo al estruendo de su grito.

La noche pascual es también signo del enfrentamiento entre el signo de la muerte, Faraón, y el signo de la Vida, YHWH. El úni-co con una mentalidad clara allí es Dios. Porque el opresor tiene mente de eso, persona que retie-ne, persona que apabulla, per-sona que silencia, persona que intimida, persona que maltrata, persona que arrebata. Ese es el verdadero mar, antes del mar, que lo ahoga. El pueblo lenta-mente fue aprendiendo a que no era bueno ser esclavo. No fue fá-cil. En Masá y Meribá quisieron devolverse a Egipto. Pero logra-ron llegar al Sinaí, al monte de la claridad, al lugar donde el futuro, aunque costoso, se hace claro y deseable. YHWH: Él escuchó el grito del pueblo que clamaba, él suscitó líderes como Moisés, Él

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A98

hizo atravesar ese terrible de-sierto, Él habló en la montaña, en la nube, en la columna del fuego del desierto. Todo para dirigir, mostrar, enseñar, alimentar, con-solar, reprender y dar sentido de futuro. Al final del Éxodo, moró en una tienda, en medio de las tiendas, con todo el pueblo. Su presencia era garantía de que el futuro era construible, no de que estaban construido.

LECTIO 4: Lectura del Profeta de Isaías (55, 1-11).

Esto dice el Señor:

Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, co-med sin pagar vino y leche de balde.

¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, sabo-rearéis platos sustanciosos. In-clinad el oído, venid a mí: escu-chadme y viviréis.

Sellaré con vosotros alianza per-petua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones; tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por el Señor, tu Dios, por el Santo de Israel que te honra.

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado aban-done su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.

Mis planes no son vuestros pla-nes, vuestros caminos no son mis caminos —oráculo del Señor—. Como el cielo es más alto que la

tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundar-la y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come; así será mi Palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi volun-tad, y cumplirá mi encargo.Palabra de Dios.

MEDITATIO: El libro del profeta Isaías tiene tres cortes que de-bemos apreciar: El primer Isaías que va hasta el capítulo 39. El Segundo Isaías que comienza en el capítulo 40 y termina en el 55. El tercer Isaías que va desde el capítulo 56 hasta el capítulo 66. Tres momentos de la historia de la comunidad hebrea: El siglo VIII (primer Isaías), el exilio hasta el retorno (segundo Isaías) y el post-exilio (tercer Isaías).

Lo que hoy leemos en esta vigilia pascual está tomado del Segun-do Isaías, el profeta que vivió el exilio en Babilonia y el regreso del exilio. Todo o parte de esta tragedia nacional. El Exilio ocu-rrido entre el 597 y el 538 a.C. en Babilonia, había significado la humillación del pueblo de Is-rael y la humillación de YHWH. Todo fue destruido: La tierra, las instituciones, el templo, la visión de la historia tradicional fundada sobre la herencia monárquica de David. Pero lo más grave era ha-ber comprendido a YHWH desde la existencia de un templo y aho-ra ese lugar no existía. YHWH se evidenciaba ultrajado y vencido.El profeta tiene un encargo muy difícil: Devolver la esperanza, la ilusión y los sueños de tener una tierra y comunidad propia, un sentido de la historia renova-do, una comprensión del sentido oculto de aquel desastre. Y, so-

bre todo, comprender cuál es el papel de Dios allí.

El profeta comienza con un gri-to: ¡Consolad a mi pueblo Israel! (40,1) y termina con una invita-ción a comer y beber de balde en aquello que construye Dios para su pueblo (55,1). Podríamos de-cir que Isaías II tiene una visión muy positiva de todo lo que si-gue, después del exilio, pero no de forma gratuita. Él reclama a aquellos que ya se han instalado en Babilonia, que tienen muchas cosas definidas, a que piensen en su futuro dentro de la tierra que un día fue de sus ancestros. Les reitera el llamado a construir una historia propia, los invita a purificar ideas y disposiciones in-teriores para que sea realidad lo esperado.

El pasaje no es enjundioso, sino que mira la abundancia actual de los que viven en Babilonia como algo pasajero. Y de verdad que lo fue. Esos pueblos antiguos eran muy identitarios y bastaba un nuevo mechón de fuego para que apareciesen las guerras y disputas. Así que el profeta ha-bla de un nuevo comienzo, guia-dos por la Palabra del Señor. En la tierra de los padres, con una siempre renovada comprensión de Dios, en términos más univer-sales. Israel no fue un pueblo ag-nóstico, por el contrario aceptaba la presencia del creador en todos los vaivenes de su historia. Y si una vez llamó a los hijos de Is-rael desde el otro lado del desier-to, de nuevo lo hará ahora con-duciendo a la comunidad hacia el agua, el alimento y la paz.

LECTIO 5: Lectura del Profeta Ezequiel (36, 16-28).

Me vino esta Palabra del Señor:

Cuando la casa de Israel habi-

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 99

taba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus acciones, como sangre inmunda fue su proceder ante mí. Entonces de-rramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profanado con sus idolatrías.

Los esparcí entre las naciones, anduvieron dispersos por los países; según su proceder, se-gún sus acciones los sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre; decían de ellos: «Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.»

Sentí lástima de mi santo nom-bre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las que se fue. Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor, no lo hago por vosotros, casa de Is-rael, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros, en las naciones a las que habéis ido.

Mostraré la santidad de mi nom-bre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor —oráculo del Se-ñor—, cuando les haga ver mi santidad al castigaros.

Os recogeré de entre las na-ciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os in-fundiré un espíritu nuevo; arran-caré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espí-ritu, Y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habi-taréis en la tierra que di a vues-

tros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Palabra de Dios.

MEDITATIO: Qué inteligente era el profeta Ezequiel. Pero no sólo eso. También era un gran místi-co. Una persona convencida de su fe en Dios, del sentido históri-co del exilio y de cuánto era im-portante purificar la comprensión de Dios para continuar en la his-toria particular de Israel.

El concepto de idolatría es algo más que un problema de reli-giosidad popular y juego con las imágenes de los dioses o de las cosas sagradas. El concepto de idolatría tiene definitivamente un alcance sociológico muy amplio y profundo que apenas alcanza-mos a imaginar.

Pensémoslo así: Israel se entien-de desde Dios. Si a Dios se le entiende mal, todo lo demás fun-cionará mal. El exilio en babilonia es producto de la idolatría, pro-ducto del desorden mundial, del desorden humano. Los valores trastocados, las prioridades mal concebidas, todo eso ha llevado a que la historia que vive Israel sea una historia de vencedores y vencidos, de tiranos y oprimi-dos, de amos y esclavos. Ni los pueblos extranjeros entienden a Dios, ni los hijos de Israel tam-poco. Será necesario retocar el corazón y el espíritu, tener un corazón humano de carne y un espíritu parecido y semejante al de Dios.

Cuestión adicional: Los hijos de Israel no pueden pretender que-darse en tierra de extranjeros. Su futuro depende de cómo en-tiendan su historia y la acción de Dios en ella, por lo tanto son llamados a regresar a casa, para re-iniciar de la mano de Dios el camino del post-exilio.

Los extranjeros: Seguramente no conocen a Dios. Pero no por eso escapan al adjetivo de idólatras. Porque su proceder es inhuma-no, su sentido de la historia es el sentido de los profanadores, de los vejadores, de los que saben arrebatar y someter. Sus éxitos transitorios son eso, transitorios, porque otros los someterán. La fecha de vencimiento de sus días está grabada en sus almas.

La Santidad de Dios, que está concebida en el libro del Levítico, y del que Ezequiel debe ser pa-dre putativo al menos, traza muy bien ese sentido del orden del mundo, de la creación. Un cos-mos que es capaz de reconocer a Dios como el verdadero crea-dor, como el que habla y se hace entender, y descubre para los seres humanos la verdadera na-turaleza de todas sus acciones. Ese Dios, hablándole al pueblo de Israel, recuerda el compromi-so humano del amor, del cuidado de la naturaleza, de la diferen-ciación de los tiempos, de los espacios, de las relaciones, de la dignidad. En hebreo el libro del Levítico se llama “En el desierto”, porque propiamente donde el hombre no tiene dominio sobre nada, porque la naturaleza se lo impide, allí sabe nombrar todo, sabe diferenciar situaciones, aprende más sobre el sentido.

La lectura termina con estas pa-labras tan elocuentes: “Y habita-réis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pue-blo y yo seré vuestro Dios”. Habi-tar y poseer la tierra son fruto del estado de conciencia. Ese gran misterio que se esconde incluso a los neurólogos, todavía inca-paces de ubicar en el cerebro la capacidad humana de perci-bir, de dialogar íntimamente, de evaluar, de interrogarse… Y con-ciencia es lo que necesita Israel

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para salir de su exilio, conciencia es lo que necesitan los pueblos para seguir haciendo un camino sostenible en el tiempo y en el espacio.

Lo que he dicho vale para el Is-rael del ayer y las potencias de ese entonces. Y vale para noso-tros hoy, para nuestras comuni-dades y países. Para el mundo entero que con rebeldía crónica sigue siendo idólatra de sí mis-ma y ha perdido el sentido de lo fundamental.

LECTIO 6: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Ro-manos (6, 3-11)

Hermanos: Los que por el bau-tismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte.Por el bautismo fuimos sepul-tados con él en la muerte, para que, así corno Cristo fue resu-citado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya.

Comprendamos que nuestra vie-ja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de peca-dores, y nosotros libres de la es-clavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también vi-viremos con él; pues sabernos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no mue-re más; la muerte ya no tiene do-minio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un

-vivir para Dios.Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Palabra de Dios.

MEDITATIO: El paso del Señor por la cruz es victoria. Así lo en-tienden todos los evangelistas y el mismo fariseo Pablo. Venció al Templo, venció a los romanos, venció a la multitud deseosa de magia y esnobismo religioso, venció el miedo de los discípulos y su ignorancia. Su vida terre-na fue un anuncio permanente del advenimiento del reinado de Dios. De cómo su DÍNAMIS ac-túa en medio de nosotros y va lle-vando al cosmos, a la historia hu-mana, hacia una plena realización.

Nosotros nos incorporamos a la muerte del Señor por el bautis-mo, a partir de entonces vivimos una vida en la fe. Y sus conquis-tas, las de Jesús, tienen que ser nuestras conquistas, nuestras batallas, nuestras resurreccio-nes: Vencer el templo, vencer la cultura y estructura que nos gobiernan, vencer la religión co-mercial de masas, vencernos a nosotros mismos que queremos ser religiosos pero no hombres y mujeres de fe, discípulos y discí-pulas del maestro. Nuestra lucha ha de ser porque la DÍNAMIS de Dios sea el motor de nuestra his-toria personal y comunitaria.

LECTIO 7: Evangelio según san Lucas (24, 1-12).

El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando las aromas que hablan preparado. Encontra-ron corrida la piedra del sepulcro. Y, entrando, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mien-tras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgen-

tes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron:

- « ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar.”»

Recordaron sus palabras, vol-vieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a los de-más.

María Magdalena, Juana y Ma-ría, la de Santiago, y sus compa-ñeras contaban esto a los após-toles. Ellos lo tomaron por un delirio y no las creyeron.Pedro se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas por el suelo. Y se volvió admirándose de lo sucedido. Palabra del Señor.

MEDITATIO: El sepulcro vacío es el primer anuncio, el más anti-guo, sobre la resurrección del Se-ñor. Los cinco sentidos humanos saben capturar todo y en cuanto lo hacen objetivan, hacen propie-dad lo experimentado, lo visto, lo escuchado, lo olido, lo gustado. La resurrección en cuanto es el fruto del morir en la cruz, morir de verdad, desaparecer, escapa a los cinco sentidos. Comienza otra forma de percibir en el silen-cio del sepulcro vacío. Porque ya no depende de la capacidad humana sino del poder de Dios mismo, de inundar todo consigo mismo y con la presencia del Hijo que Él ha resucitado.

Pablo, el fariseo, dice que una luz lo rodeó y lo encegueció. Los otros discípulos cuentan cosas asombrosas. Todo para decir lo no decible, para dar a entender lo que sólo causa asombro y ad-miración.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 101

Desde la creación todo se ha movido por la fuerza del Espíritu de Dios. A partir de Cristo Cru-cificado y Resucitado todo tiene un aliciente más, hay un Cristo vencedor de lo que era expresión del poder humano y que deste-ñía todo el proyecto creador, la muerte. Extraño poder este de los que matan a otros para qui-tarlos de en medio, si al final de sus días la misma naturaleza, si no otros antes, los quitará de en medio. Todos los que alguna vez mataron, por la razón que fuera, del pelambre que fueran, ya es-tán muertos, porque esa muerte nos cobija a todos inexorable-mente, nunca antes y nunca des-pués. Y Cristo es vencedor. Ese gran testimonio de los apóstoles nos lleva a asumir el evangelio del Jesús, su vida, palabras y obras, como un camino que le devuelve sentido a toda existen-cia, llenándonos del sabor de la esperanza. Algunos no creerán, no hay problema, la respuesta de la fe es elección con base en la fuerza del testimonio de Jesús. Eso no se compra ni se hurta, es fe, es elección, es decisión por Dios. El sepulcro vacío es el primer

anuncio, el más antiguo, sobre la resurrección del Señor. Los cinco sentidos humanos saben capturar todo y en cuanto lo hacen objetivan, hacen propiedad lo experimentado, lo visto, lo escuchado, lo olido, lo gustado. La resurrección en cuanto es el fruto del morir en la cruz, morir de verdad, desaparecer, escapa a los cinco sentidos.

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Comentario inicial:Hermanos: ¡Cristo ha resucitado! Él es quien da sentido a nuestra existencia, nos colma de alegría y nos da fuerzas para continuar el camino de la vida. Que la Eucaristía que vamos a celebrar nos llene del gozo del Señor, nos mueva a vivir como personas nuevas, y nos llene de la esperanza de resucitar un día con Cristo nuestro señor.

Comentario a las lecturas:Solo la palabra de Dios tiene la fuerza suficiente, para sacarnos de las tinieblas del pecado y llevarnos a la luz. No permitamos que la Palabra que va a ser proclamada, pase desapercibida, sino que cale en lo profundo de nuestro corazón y nos lleve a la conversión. Escuchemos.

Texto para la homilía:

FIESTA, VICTORIA, CELEBRACIÓN.

Hoy estamos ante el Sepulcro Vacío del Señor68, admirados y agradecidos porque la Vida ha resurgido de la muerte y porque ha llegado la hora de celebrar con cánticos de fiesta el triunfo del Maestro, la gloria del Resucitado.

Tres palabras nos ayuden:FiestaResurrección es fiesta espléndida de conversión. Hemos recorrido con San Lucas, el camino del Maestro desde su entrada gloriosa a Jerusalén hasta la cita entrañable con los suyos en el Cenáculo, en Galilea, en Emaús, y hoy aquí en esta Iglesia vestida de fiesta para cantar la gloria de

68 Juan 20 1-10.

la Resurrección.

El mundo necesita vivir en fiesta. Hay tanto dolor pero hay también necesidad del gozo de Jesús.

Los Discípulos del Resucitado no podemos quedarnos simplemente en lo que ya hemos vivido. La Pascua de los Cristianos ha de generar conversión y compromiso, genera actitudes de renovación profunda y de santificación personal y comunitaria. Solo así podrá colmar el mundo del gozo del Señor.

Victoria.Hoy es el anuncio de la Victoria de Cristo, promesa de la victoria de los creyentes que tienen que ser en el mundo mensajeros de la justicia. Hoy somos llamados a ser testigos de la verdad, portadores de un mensaje de fe y de consuelo, constructores de la Paz con la que el Resucitado saluda a su Iglesia, a sus discípulos 69.

En la victoria pascual de Jesús no hay derrotados en el sentido humano en el que tras la batalla sólo quedan despojos de hermanos: hay recatados que vuelven a su dignidad, hay triunfo de la vida, de la verdad, de la paz. Es esta la victoria de Cristo, la de la derrota de la muerte y la del triunfo de la vida.

Celebración.Hemos celebrado con amor y con fe cada paso del Señor, cada momento de este tiempo santísimo en el que, con lecciones insuperables, Cristo

69 Juan 20, 20-22.

ha querido ser nuestro Maestro y nuestro guía.

Ahora viene, triunfante de la batalla, ha vencido la muerte y su vida es la alegría desbordante del corazón que le saluda alborozado porque ha renacido la esperanza para el mundo y brilla sereno el que es la paz y la esperanza de todos.

Por ello, al agradecer al Señor por todos los dones recibidos en estas solemnidades, le pedimos nos ayude a proclamar con la fuerza del corazón su Resurrección celebrada en la vida.

En la tarde de la Pascua, los discípulos de Emaús nos enseñan que quien se encuentra con Jesús puede experimentar como el corazón se enciende, se ilumina, se desinstala, para emprender los caminos del Evangelio, para iniciar la tarea que todos tenemos desde la Resurrección de Jesús: ser misioneros.

En esta celebración con la que concluye la Semana Mayor, ofrezcamos al Señor nuestra gratitud.

Gracias a cuantos nos han ofrecido en estos días el tesoro de su sacrificio, de su entrega, de su arte, de su fe. El Resucitado, enarbolando su bandera, encendiendo en el corazón de todos su luz de Pascua, nos ayude a poner en el corazón del mundo toda la fuerza de su amor y de su paz.

La Madre de Jesús, la virgen de

6. DOMINGO DE PASCUA

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 103

la Pascua, nos siga recordando que esta solemnidad, la más grande de todas, es y será siempre Fiesta, Victoria y Celebración. Amén.

Oración de los fieles:

Presidente: Oremos hermanos a Dios Padre, que ha resucitado a Jesús de entre los muertos, y presentémosle confiadamente nuestras suplicas diciendo:

R/ Dios de la vida, escúchanos.

• Por la Iglesia, santa de Dios: el Papa, los obispos, sacerdotes y diáconos, para que sea testimonio de la luz y la alegría pascual Oremos.

• Padre Santo, que tu luz ilumine a los gobernantes para que trabajen siempre por la justicia y el bien de todos. Oremos

• Por las familias del mundo entero, para que la alegría pascual les permita vivir el amor, la unidad y la fraternidad. Oremos.

• Por todos los hermanos que sufren a consecuencia de la violencia, la enfermedad o el desempleo, para que encuentren en Ti, la fuerza y la esperanza que tanto necesitan. Oremos

• Padre Santo, concédenos a todos nosotros, reunidos en esta celebración pascual, permanecer firmes en la fe, alegres en la esperanza y constantes en el amor. Oremos.

Presidente: Acoge Padre las intenciones que te presentamos, y ayúdanos con tu gracia para que vivamos con plenitud, este tiempo santo de la pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.

R/ Amén.

Comentario final:Hermanos, que la alegría que nos trae la Pascua, nos haga luces en medio de las sombras, calor en medio del frío y alegría entre la tristeza. Salgamos jubilosos, dispuestos a mostrar con nuestras palabras y acciones que Jesús ha resucitado, y que nosotros resucitaremos con él. Aleluya!

Para meditar:

“¡Qué conmoción sacudiría al mundo si leyéramos un día en la prensa: «se ha descubierto una planta medicinal contra la muerte»! Desde que la humanidad existe, se ha estado buscando tal planta. Ella espera una medicina contra la muerte, pero, al mismo tiempo, teme a esa planta. Sólo el hecho de que en una parte del mundo la esperanza de vida se haya elevado de 30 a 70 años ha creado ya problemas casi insolubles.

La iglesia nos anuncia hoy con triunfal alegría: esa planta medicinal contra la muerte se ha encontrado ya. Existe una medicina contra la muerte y ha producido hoy su efecto: Jesús ha resucitado y no volverá ya a morir. Lo que es posible una vez, es fundamentalmente posible y así esta medicina vale para todos nosotros. Todos nosotros podemos hacernos cristianos con Cristo e inmortales. ¿Pero cómo? Esto debería ser nuestra pregunta más viva. Para encontrar la respuesta, debemos sobre todo preguntar: ¿cómo es que resucitó? Pero, sobre eso, se nos da una simple información que se nos confía a todos: él resucitó porque era no sólo un hombre,

sino también hijo de Dios. Pero era también un hombre real y lo fue por nosotros. Y así sigue, por su propio peso, la próxima pregunta: ¿cómo aparece este «ser-hombre» que une con Dios y que debe ser el camino para todos nosotros? Y parece claro que Jesús vive toda su vida en contacto con Dios. La Biblia nos informa de sus noches pasadas en oración. Siempre queda claro esto: él se dirige al Padre.

Las palabras del Crucificado no se nos refieren en los cuatro evangelios de un modo unitario, pero todos coinciden en afirmar que él murió orando. Todo su destino se halla establecido en Dios y se traduce así en la vida humana. Y siendo así las cosas, él respira la atmósfera de Dios: el amor. Y por ello es inmortal y se halla por encima de la muerte. Y ya tenemos las primeras aplicaciones a nosotros: nuestro pensar, sentir, hablar, el unir nuestra acción con la idea de Dios, el buscar la realidad de su amor, éste es el camino para entrar en el espacio de la inmortalidad.

Pero queda todavía otra pregunta. Jesús no era inmortal en el sentido en el que los hombres deseaban serlo desde tiempos inmemoriales, cuando buscaban la planta contra la muerte. Él murió. Su inmortalidad tiene la forma de la resurrección de la muerte, que tuvo lugar primero. ¿Qué es lo que debe significar esto?

El amor es siempre un hecho de muerte: en el matrimonio, en la familia, en la vida común de cada día. A partir de ahí, se explica el poder del egoísmo: él es una huida comprensible del misterio de la muerte, que se halla en el amor. Pero, al mismo

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A104

tiempo, advertimos que sólo esa muerte que está en el amor hace fructificar; el egoísmo, que trata de evitar esa muerte, ese es el que precisamente empobrece y vacía a los hombres. Solamente el grano de trigo que muere fructifica.

El egoísmo destruye el mundo; él es la verdadera puerta de entrada de la muerte, su poderoso estímulo. En cambio, el Crucificado es la puerta de la vida. Él es el más fuerte que ata al fuerte. La muerte, el poder más fuerte del mundo, es, sin embargo, el penúltimo poder, porque en el Hijo de Dios el amor se ha mostrado como más fuerte. La victoria radica en el Hijo y cuanto más vivamos como él, tanto más penetrará en este mundo la imagen de aquel poder que cura y salva y que, a través de la muerte, desemboca en la victoria final: el amor crucificado de Jesucristo.”

J. Ratzinger, El rostro de Dios.

El Crucificado es la puerta de la vida. Él es el más fuerte que ata al fuerte. La muerte, el poder más fuerte del mundo, es, sin embargo, el penúltimo poder, porque en el Hijo de Dios el amor se ha mostrado como más fuerte.

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A 105

EXÉGESIS DE LOS TEXTOS LITÚRGICOSDOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓNDEL SEÑOR: MISA DEL DÍA

LECTIO: Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (10, 34a. 37-43)

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

- «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección.

Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.» Palabra de Dios.

MEDITATIO: Y no se trata de los arrebatos de humor que nos asaltan todos los días sino, más que todo, la victoria del Espíritu resucitador de Dios permitiéndonos vencer todas las estructuras de mal que hay el mundo.

El anuncio del evangelio no será

para personas agnósticas, sino para aquellos que quieran abrirse a la posibilidad de entender la vida desde la acción del Creador. Pero incluso quien alega la imposibilidad de conocer a Dios ha de ver en los cristianos tanto amor, tanta solidaridad, tanta contemplación, tanto asombro ante la vida misma, que eso los ha de hacer interrogarse por el sentido de vida que llevamos.

Los discípulos fueron personas que llenaron con sus preguntas y testimonios los ambientes de muchas personas. Y con el testimonio que dieron fueron dando inicio a este patrimonio común que tenemos, la vida de la iglesia. Una comunidad universal llamada a purificarse permanentemente para que sus pasos sean como los del maestro que pasó haciendo el bien y ayudando a los vencidos por el mal. Un primer reto que se nos plantea en esta pascua de resurrección.

El apóstol Pedro expresa algo muy profundo que explica la resurrección del Señor: “Dios estaba con Él”. No tenemos forma de probar nada. La resurrección no parte de las pruebas sino de los testimonios creíbles, primero de Jesús quien con su vida pasó haciendo el bien, y segundo de los apóstoles y primeros discípulos que tratan de explicarnos con palabras exhortativas y apologéticas que algo ocurrió después de la cruz y eso cambió la vida de cada uno de ellos.

Creer en la resurrección del

Señor y en nuestra propia resurrección exige un ejercicio de confianza antes que de demostración positiva. Es Dios la única garantía de los hechos, con todo lo abrumador que es hablar de Dios porque ninguna palabra resulta suficiente.

LECTIO: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3, 1-4)

Hermanos:

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria. Palabra de Dios.

MEDITATIO: El sentido que damos a nuestra vida se hunde en lo más profundo de la cruz del Señor y luego brota desde ella, desde el dar la vida, para ser signos de algo más, signos de la resurrección, de la victoria, de la vida desde Dios.

En otro lugar decía el apóstol que todos nosotros hemos sido predestinados en el Hijo a ser irreprochables en el amor. Destinados a ser alabanza de su gloria (Ef 1,4.12). Ese himno traza las líneas del sentido de la historia humana, que nace en Dios y tiende a Dios. Nuestra

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A106

historia es positiva como visión. Pero negativa como praxis. Basta con ver los noticieros para darnos cuentas de que esto es verdad. Por eso mismo los cristianos nos apoyamos en el testimonio del Señor para vencer todos esos obstáculos de nuestra historia personal, comunitaria, mundial. El buen combate de la fe no termina. Buscadores de tantas cosas, somos invitados a buscar lo de Dios que está muy dentro de nosotros mismos.

LECTIO: Evangelio según san Juan (20, 1-9).

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:

- «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.

MEDITATIO: La resurrección no es una cuestión de demostración. Es una cuestión conocida por el Testimonio de los discípulos y discípulas del Señor. Nosotros nos fiamos de Él. Sus gestos, sus palabras y sus obras, pero especialmente su pasión y muerte nos van abriendo las puertas de la confianza en Él y confianza en lo que aquella primera comunidad de seguidores nos cuenta: Que el crucificado no estaba en el sepulcro, que ellos han vivido experiencia maravillosas luego de su muerte, que eso se puede denominar con el verbo griego “egeiro” o “anístemi”, que consiste en que Dios lo “levantó” de esa aniquilación y ahora Él está resucitado.

La biblia toda es una narración de muchas batallas, unas materiales, otras espirituales. En todas ellas se muestra el impulso del Espíritu de Dios para llevar hacia adelante a los hijos de Israel, y en el Nuevo Testamento a la Nueva Asamblea de YHWH, la Iglesia. Lo de Jesús es el acto más grande de victoria y la comunidad cristiana primitiva recoge este sentido general en la expresión: “Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”. Toda la “Historia de Salvación” se clarifica en la persona del crucificado y resucitado.

Los discípulos que una vez predicaban el advenimiento del Reinado de Dios, el Reino de Dios, ahora también predican que “Él ha resucitado”, que Él es la garantía de la acción de Dios en la historia humana. Que nuestra

historia que seguirá siendo una historia de luchas, fracasos y victorias, está atravesada por la simiente de Jesús el Cristo, y será su Espíritu, el mismo del Padre, quien jalone nuestros días y convierte toda derrota en semilla de vida, incluso la muerte misma. Este es un día para decir que creemos con una palabra: Confiamos en Él.

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al

amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada

del sepulcro.

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7. CANTOS

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BIBLIOGRAFIA

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Edición Especial - Semana Santa - Ciclo A118