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    PENS lvtIENTO POLTICO CONTEMPORNEO

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    Esta publicacin de la Divisin de Ciencias Sociales Humanidadesde la Unive rsidad Aucnoma Metropolitana

    Unidad Xochimilco fue diccamin a

    da por

    pares acadmicos externos

    es

    pecialiscas en d tema.

    Primera edicin: 28

    de

    marzo

    de

    2014

    D.R. ni

    versidad Autnoma

    Me

    tropolitana

    UAM-Xochimilco

    Calzada del Hueso

    11

    00

    Col. Villa Quietud Coyoacn

    C P

    04960 Mxico

    DF

    .

    ISBN 978-607-28-0185-1

    ISB

    de

    la coleccin Teora y anlisis: 978-970-3 1-0929-6

    Impreso hecho en Mxico / Printed and made in Mexico

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

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    Pensamiento poltico contemporneo

    Gerardo valos Tenorio

    coordinador)

    Enrique Guerra Manzo elipe

    Vic

    toriano

    Pablo Tepichin Jasso / Joel Flores Rentera

    Claudia Galindo / Israel Covarrubias

    Arturo Santillana Andraca / Gerardo valos Tenorio

    Jaime Osorio

    U\

    ;

    t.tn,

    _

    casa abler1l aldempo :

    UNIVERSIDAD Al/TONOMA

    METROPOLIT N

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    UNIVERSIDAD

    UTNOM

    METROPOLITANA

    Rector general, Salvador ega y Len

    Secretario general, Norberto Manjarrez lvarez

    UNIVERSIDAD

    UTNOM ME

    TROPOLITANA-XOCHIMILCO

    Rectora de Unidad, Patricia E. Alfaro Moctezuma

    Secretario de Unidad, Joaqun Jimn

    ez

    Mercado

    DIVISI

    N

    DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

    Director, Jorge Alsina alds y Capote

    Secr

    et

    ario acadmico, Carlos Alfonso Hernndez Gmez

    Jefe de la seccin de publicaciones, Miguel ngel H inojosa Carranza

    CONSEJO EDITORIAL

    Jos Luis Cepeda Dovala presidente) Ramn Alvarado Jimnez

    Roberto M.

    Co

    nstanrino Toco So

    fa

    de la Mora Campos

    Arturo Glvez Medrano Fernando Sancn

    Co

    nueras

    COM Tf EDITORI L

    Car

    los ndrs RodrguezWallenius presidente)

    Jos Femndez Garca Aleida Azamar Alonso

    Alejandro Cerda Garca Arnulfo de Santiago Grnez

    Felipe

    G

    lvez Cancino Ignacio Gatica Lara

    Arnceli Mondragn Gonzlez / Manual Outn Lernus

    Laura

    Patricia Pealva Rosales Alberro Isaac Pierdant Rodrguez

    Jos Alberto

    S

    nchez Martnez / Araceli Sonf Soto

    Asistencia editorial: Varinia Corrs Rodrlguez

    Diseo de cubierta: lrais Hcrnndez Gereca

    Fotografa de portada: Pablo Tepichn, l uerpo

    del rey

    detalle del Muro de Berln), 2002

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    Giorgio gamben y

    el

    despliegue poltico de la

    ley

    En

    bu

    sca de

    una

    ciencia sin

    nombre

    Israel Covarrubias

    El filsofo

    romano Giorgio gamben

    ( 1942) es considerado

    uno

    de los

    pensadores ms originales de la actualidad en el campo de las ciencias humanas

    en la tradicin filosfica continental. Temas centrales como la melancola, la

    excepcin, el fantasma, la subjetividad,

    el

    singular, son palabras clave de un

    vocabulario filosfico que permiten

    un

    acercamiento primordial para inteligir

    el tiempo presente de nuestras sociedades. Al fundar un estilo propio de hacer

    filosofa, Agamben nos muestra con insistencia que una parte significativa de

    su obra no es otra cosa que

    un

    intento, por lo menos en mbito de pensamiento

    poltico, por desvincular al Estado y a una potencial filosofa poltica sobre ste,

    de sus cargas y sus fantasmas en la historia moderna de Occidente. Es decir,

    dejar de lado las articulaciones entre orden estataly nacin, as como entre orden

    poltico y comunidad (identidad).

    De

    este modo, cmo podemos localizar

    y

    clasificar a Giorgio Agamben

    como contemporneo si

    su

    obra

    es

    declaradamente' nactual? Si bien

    es

    cierto que

    en los ltimos tres lustros Agamben salt al campo de la filosofa poltica, sobre

    todo despus de la publicacin de su libro ms saqueado y celebrado Homo

    l poder soberano la

    nuda vida

    y el ciclo de obras que con posterioridad

    ontinan, extienden y dilatan las variantes filosficas y filolgicas del mismo,

    no se debe perder de vista el hecho de que tanto su trabajo temprano (aquel que

    s publicado a los largo de las dcadas de 1970 y 1980), como el ms reciente

    (publicado en los ltimos cinco aos), est centrado en cuestiones metodolgicas

    y

    epistemolgicas alrededor de los despliegues polticos de la ley a partir de

    as maneras en cmo se da la estructuracin originaria de la misma. De este

    modo, el ciclo del Homo

    sacer

    es una estacin fundamental de estos despliegues

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    PE SAMIENTO

    POL

    TICO CONT EMPORNEO

    polticos de la le

    y,

    pero dicho en trminos de Agamben, no son su estructuracin

    originaria en el conjunto de laobra del autor.El objetivo central que persigue este

    captulo es presentar algunos momentos claves de la obra de Giorgio Agamben

    que con insistencia encontramos diseminados en su trabajo

    en

    torno a la ley,

    en

    un intento de evitar la desvalorizacin del trabajo de un autor que en nuestra

    poca en ocasiones termina valorizado ms por las huellas que deja y no por la

    obra que produce.

    1

    na

    voc cin por

    lo

    in ctu l

    En

    un

    breve artculo intitulado Qu

    es

    lo contemporneo

    ? ,

    Giorgio Agamben

    co

    mi

    enza con

    una

    pregunta

    en

    apariencia

    ingenua

    y repetitiva: de quin

    y de qu somos contemporneos? .

    2

    El texto se abre c

    on una

    alusin a una

    nota del curso de Roland Barthes C'

    Lo

    contemporneo es lo intempestivo ),

    para despus deslizar la sentencia a su autntica reminiscencia: Nietzsche,

    que en

    las

    Consideraciones intempestivas

    dice

    que

    .lo intempestivo surge de

    un malestar que empuja a una crtica a la pretensin de actualidad que

    emparenta lo contemporneo con lo actual-efmero.

    3

    Es decir, Nietzsche realiza

    Sobre la

    de

    sconexin entre huella y obra vase M

    ar

    io Perniol

    a,

    Del sentir Valencia, Pre-

    textos, 2008, pp. 55 y ss.

    2

    Giorgio Agamben, Qu es lo contemporneo? , en Giorgio Agamben,

    D

    esnudez Buenos

    Aires, Adriana Hidalgo, 201 1 [2008], p. 17. El ao que aparece ent re corchetes

    en

    casi todas

    las referencias bibliogrficas

    de

    los textos de Giorgio Agamben ocupados en este captulo

    corresponden al de su edicin original en italiano, salvo los trabajos que publica originalmente

    en otra lengua yque sern sealados cuando sea necesario, y con independencia del libro donde

    posteriormente ser compilado.

    3

    En 1978 el filsofo italiano haba comenzado a desarrollar su crtica sobre la equiparacin

    de lo contemporneo con lo actual. En aquel entonces, en el proyecto de una revista que haba

    ideado conjuntamente con ltalo Calvino, dir que la pretensin

    de

    actualidad

    de

    finales de

    la

    dcada de 1970 no era ms que una pura superficialidad: un tiempo que ha perdido cualquier

    otro criterio de actualidad que no sea 'eso de lo que hablan los diarios' y precisamente cuando

    'eso de lo que hablan los diarios' no tiene nada que ver con la realidad . Giorgio Agamben,

    Programa para una revista , en Giorgio Agamben, Infancia

    e

    historia.

    D

    estrucci

    n

    de

    la

    experiencia

    y

    origen

    de la

    historia

    Buenos Aires, Adriana

    Hidalg

    o, 2011 [1978],

    p.

    193.

    206

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    GIORGIO AGAMBEN Y

    EL

    DESPLIEGUE

    POLT

    ICO

    DE

    LA LEY

    una crtica corrosiva al deseo desenfrenado de pertenencia por parte de sus

    contemporneos al tiempo presente, a partir del desarrollo de un movimiento

    de

    dislocacin

    y

    destiempo frente a

    la

    historia (como

    re

    curso

    y

    depsito

    de

    sentido) y particularmente frente a la fascinacin de la cultura histrica vuelta

    ruinas

    en

    el museo (que como sabemos es

    un

    producto del siglo XIX) y su

    institucionalizacin, as como en las grandes historias nacionales europeas que

    empezaron a germinar a lo largo del siglo XIX.

    4

    De este modo, Agamben lee en la diatriba de N ietzsche

    un

    campo frtil de

    inteligibilidad donde ya no es posible la amalgama de la lgica de las equivalencias

    entre presente y actualidad,

    [pues

    es

    contemporneo aquel] que no coincide a la perfeccin con este [tiempo

    presente] ni se adecua a sus pretensiones, y entonces, en este sentido, es

    inactual

    pero, justamente por es

    to

    a partir de ese alejamiento y ese

    anacronismo

    es

    ms

    capaz que los otros de percibir y aferrar su tiempo [ ..] puede odiar su tiempo,

    pero sabe de todos

    mo

    dos que

    le

    pertenece irrevocablemente, sabe que

    no

    puede

    uir de su tiempo.

    5

    Inactualidad, anacronismo y huida son categoras abiertamente impolticas,

    a pesar

    de que

    no dejan

    de

    indicar

    una

    parte significati

    va de

    los universos

    referenciales de lo poltico. El punto de inflexin en este primer significado de lo

    contemporneo es que el anacronismo no presupone

    un

    ((estar desfasado,,, sino

    una esfera metodolgica

    y

    epistemolgica que,

    en

    la forma semntica otorgada

    por Agamben, permite la concrecin de la existencia

    en

    las huellas que deja el

    pequeo detalle que Giovanni Morelli propusiera hacia finales del siglo XIX para

    resolver el problema

    de

    la atribucin (origen) de la obra de arte,

    6

    ese instrumento

    conceptual que tambin cobra forma con el nacimiento de la lgica indiciaria

    identificable en la obra de Conan Doyle y su entraable personaje Sherlock

    Quien recientemente ha vuelto sobre

    el

    tema es l historiador francs

    Hart

    og,

    Regmenes

    de historicidad Mxico, Universidad Iberoamericana, 2007, pp. 137

    y

    ss.

    5

    Giorgio Agamben, Qu es lo contemporneo? , op

    cit

    . p. 18. Las cursivas son rras.

    Giorgio Agamben, Signatura rerum Sobre elmtodo Barcelona, Anagrama, 20 l O[2008]

    pp. 90 y

    SS.

    207

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    11/44

    PE

    NSAMIENTO POLTI

    CO

    CONTEMPORANEO

    Holmes, desarrollada paralelamente al trabajo de Morelli,7 y que

    el

    historiador

    Carlo Ginzburg defini como un nuevo sistema de identificacin de los procesos

    sociales y culturales de produccin de subjetividad

    y

    sentido que excedan las

    categoras entonces vigentes para la aprehensin de las poblaciones y los sujetos

    (criminologa, positivismo jurdico, teologa, etctera). Incluso Freud reconocera

    la influencia del mtodo de Morelli en el desarrollo posterior del psicoanlisis.

    Lo que aqu interesa subrayar es que el paradigma indiciario abri vas

    interpretativas sugerentes en relacin con las maneras de mirar y elaborar el

    presente desde y a travs de un pasado contenido en objetos secundarios e

    incluso de descarte .

    9

    Al momento de convocarlos y filtrarlos a la actualidad,

    manifiestan que toda historia y toda forma

    de

    escritura de la historia se

    interrogan necesariamente sobre

    el

    origen

    discursi VO

    que permite la generacin

    de una situacin determinada en el tiempo. De este modo, los detalles histricos

    aparecen no slo como objetos (obsesiones/fetiches) para quien los mira y cree

    encontrar en ellos un indicio que afiance una articulacin de sentido en el tiempo

    presente,

    10

    sino adems supone la confirmacin de la opacidad intrnseca a

    cualquier realidad humana que, al no ser accesibles en primera instancia como

    hechos, s pueden permitirnos polemizar alrededor de sus zonas privilegiadas

    que permiten descifrarla .

    11

    cules son estas zonas de privilegio? Los trazos

    menos tensos de

    la

    mano del artista donde es ms probable la localizacin de

    los gestos ntimos del pintor y no de su estilo, ya que es aquello donde apare

    ce

    menos representable a la mirada que lo busca (equivalente a los sntomas en Freud

    y a los indicios en Holmes .

    12

    Adems, represe en el hecho de que la escritura

    aforstica se encuentra en el mismo caso, ya que sta es por definicin un intento

    de formular juicios sobre el hombre y sobre la sociedad con base en sntomas,

    indicios .

    13

    Luego entonces, las

    Con

    s

    ideraciones

    i

    t

    e

    mp

    estivas de Nietzsche que

    7

    Carla Ginzburg, Spie. Radici di

    un

    paradigma indiziario , en U mberto E co

    y

    Thomas A.

    Sebeok (comps.),

    Il segno

    de

    i

    t e

    H

    olmes

    , Dupi

    n,

    P

    eirce

    ,

    Miln, Bompiani, 1983 , pp. 97-136.

    8

    bid.,

    pp

    102-103, 128-129.

    208

    9

    Giorgio Agamben,

    Si

    gna

    t1 ra

    rerum ... ,

    p

    cit.,

    p. 97.

    IO bid.,

    p

    110.

    11

    Cario Ginz

    burg

    , Spie. Radici di un paradigma ,

    p

    cit., p 134.

    12

    bid., p 105.

    J

    bid., p. 134.

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    GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY

    dan pretexto a Agamben para discurrir sobre lo contemporneo tienen

    el

    objetivo

    de escribir en los bordes de algunas zonas privilegiadas como son los indicios

    y los elementos secundarios en abierta oposicin a las narrativas generales y

    sistemticas de las grandes historias nacionales decimonnicas.

    Sin embargo, una segunda vertiente sobre lo

    contemporneo, y que responde

    a la cosa/topos de

    su

    pregunta, de qu somos contemporneos? , es que

    contemporneo es aquel

    que

    mantiene la mirada fija

    en su

    tiempo, para

    percibir, no sus luces,

    si

    no

    su

    oscuridad .

    14

    En

    especfico, la oscuridad que est

    contenida en el pequeo detalle dejado como evidencia en las huellas del criterio

    utilizado, esto es, los gestos ms ntimos que no son ni los actos ni los hechos,

    como espacio referencial que posibilita el nacimiento y desarrollo de los lugares

    de articulacin de cualquier decisin humana en medio de una tensin entre

    lo evidente/primordial y lo secundario/olvidado.

    15

    Incluso, se atreve a suge

    rir

    que [hay] que devolverle a la crtica

    su

    rango y

    su

    violencia.

    Un

    privilegio

    de ese rango y de esa violencia es que la crtica no tenga necesidad de exponer

    sus propias relaciones con

    la

    poltica .

    6

    De aqu, pues, que la posicin de lo

    irrepresentable sea determinante

    en la

    filosofa de Agamben,

    y

    no slo

    en

    sus

    confrontaciones con la cuestin de lo contemporneo,

    ya

    que este movimiento

    le permitir abrirse paso hacia proposiciones nuevas y

    en

    repetidas ocasiones

    alejadas de aquello que aparece como lo

    m

    s evidente en

    su

    obra y

    que

    puede

    rpidamente llevarnos a la confirmacin de que se trata de un

    gran pensador

    poltico contemporneo, cosa que no es ni evidente ni efectiva.

    En este sentido, ms adelante, agrega:

    Por eso los contemporneos son raros; y por eso ser contemporneo es, ante

    todo, una cuestin de coraje: porque significa ser capaces, no slo de mantener la

    14

    Giorgio Agamben, iQu

    es

    lo contemporneo? ,

    cit.,

    p. 21.

    15

    Con una perspectiva diferente a

    la

    de Agamben, el filsofo espaol Patxi L anceros ha

    sugerido que sin discriminaci6n (que se emparenta con

    el

    vocablo criterio),

    y

    particularmente

    sin recuperacin

    de

    las huellas del crimen crisis, crtica) no es posible definir

    y

    mucho menos

    habitar espacialmente a la ciudad civitas

    ),

    donde est fundado el espacio poltico. Cfr Patxi

    Lan

    ceros, L a huella del crimen. Imagen de la ciudad , Metapoltica, vol. 14, nm. 68, enero

    marzo, 2010, pp. 16-31.

    16

    Giorgio Agamben, Programa para .. , op cit., p 200.

    209

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    PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO

    mirada fija en

    la

    oscuridad de la poca, sino tambin de percibir en esa oscuridad

    una luz, que, dirigida hacia nosotros,

    se

    nos aleja infinitamente.

    Es

    decir una

    vez ms: ser puntuales

    en

    una cita a la que

    s

    lo

    es

    posible

    faltar.

    17

    Sin duda, esta es la formula central de la fuerza del pensamiento de Agamben.

    Es decir, la manifestacin constante de un desfase y un malestar, de una

    inactualidad indiciaria que hace eco

    en

    el tiempo presente y

    una

    imposibilidad

    que no permite adherirse a la socorrida y costosa solucin de continuidad

    en

    el

    terreno de la historia y la poltica.

    18

    Es

    importante insistir en la discontinuidad

    (que

    lo emparenta con Michel

    Foucault

    y Walter Benjamin)

    en

    las respuestas que Agamben otorga a las

    interrogantes que guan su

    trabajo, ya

    que

    le

    permiten

    distanciarse de la

    concep-cin que mira y piensa a la poltica como un proceso de reconstitucin/

    refun-dacin continuo

    de

    los conflictos inherentes al estar

    juntos

    .

    19

    El

    17

    Giorgio Agamben,

    iQu es lo

    contemporneo?'',

    op cit. p.

    23.

    18

    En

    un ejemplo peculiar que recupera confirma

    su

    apuesta

    por l

    inactualidad indiciaria:

    El

    Cabinet des Estampes [Ga

    binete de estampas] de

    la

    Biblioteca Nacional de Pars conserva

    una serie

    de

    fotografas que reproduce los objetos y los indicios recogidos por la polica en el

    jardn del acusado durante la pesquisa sobre los delitos

    de Landru

    (1919).

    Se

    trata

    de una

    serie

    de vitrinas selladas similares a los marcos de un cuadro, en las cuales aparecen, clasificados en

    perfecto orden, broches, botones,

    pr

    endedores y clips

    de

    metal, fragmentos

    de

    hueso, ampollas

    con polvos y otras minucias similares.

    iCul es

    el sentido de estas pequeas colecciones, que

    recuerdan irresistiblemente a los objetos onricos de

    )os

    surrealistas?

    Las

    didascalias que

    acompaan cada vitrina no dejan dudas: se trata de fragmentos

    de

    objetos o de cue

    rp

    os que,

    como indicios o huellas, mantienen una relacin particular con el delito.

    El

    indicio representa,

    pues,

    el

    caso ejemplar de una signatura

    qu

    e pone en relacin eficaz un objeto, en s anodino o

    insignificante, con un hecho (en este caso un delito, pero tambin, en el caso de Freud, el hecho

    traumtico) y con sujetos (la vctima,

    el

    asesino, pero tambin

    el

    autor del cuadro) , Giorgio

    Agamben, Signatura

    rerum

    ... op

    cit

    . pp. 93-94.

    19

    En el

    prrafo final de su artculo acerca de lo contemporneo se lee: Algo similar deba

    de tener en mente Michel Foucau

    lt

    cuando escriba que sus indagaciones histricas sobre el

    pasado son slo la sombra proyectada por

    su in

    terrogacin terica por el presente. Y Walter

    Benjamn, cuando

    esc

    riba que el ndice histrico contenido en l

    as

    imgenes del pasado muestra

    que stas alcanzarn la legibilidad slo en

    un

    determinado momento de

    su

    histor

    ia

    , Giorgio

    Agamben, i

    Qu es

    lo contemporneo? , op cit. p. 29. Para mayor detalle vanse Michel

    Foucault, Nietzsche, la genealoga, la historia , en Michel Foucault,

    Microftsica del poder

    210

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    14/44

    GJORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY

    horizonte impoltico sobre el cual se desarrollan las categoras que utiliza debe

    ser comprendido como el intento por aferrar una parte de lo poltico que escapa

    precisamente a la metaRsica unitaria que todo lxico ((tradicional" en torno a la

    poltica/lo poltico ha fundado y pretendido reproducir sin ms soporte que el

    apetito teortico que contribuy de modo decisivo a lo largo de la modernidad a la

    activacin, por aqu y por all, de la lgica poltica del fanatismo de la accin.

    20

    El distanciamiento de la continuidad -carsima para las generaciones de

    pensadores que

    se

    formaron a la luz de los movimientos estudiantiles de 1968 y

    los efectos culturales que importaran para las dcadas posteriores- es una ruta

    que se ha dirigido en

    una

    direccin contraria a aquella que encerr la poltica

    en

    un

    compromiso con la necesidad de los sujetos mediante el establecimiento

    de

    su estructuracin en la promesa de la poltica (que no

    es

    la accin poltica)

    con las preocupaciones y problemas que afectan a los sujetos. De este modo, la

    insistencia alrededor de la discontinuidad/emergencia en el tiempo

    no

    es una

    fascinacin retrica y/o metafrica. En realidad,

    es

    una constante secundaria"

    en la modernidad que, en una parfrasis de Benjamn, estaba indicada con

    claridad cuando ste sugera que en el captulo histrico de la

    Comuna

    de

    Pars era palpable [ . la concepcin homognea del proceso histrico: en su

    opinin, la experiencia de los oprimidos siempre aspira a la ruptura del continuo

    temporal. iBenjamin hallaba particularmente significativo que los insurrectos

    de la Comuna de Pars de 1871 dispararan contra los relojes ".

    21

    Por

    su parte, las formas discontinuas de filtrar el pasado sugieren repensar

    el problema de la tradicin y la fundacin de sta, as como las maneras en que

    tiene lugar la transmisin de la herencia en/de los dispositivos de la poltica.

    El apartamiento [discontinuidad]

    al

    que nos referimos -afirma Agamben-

    es

    el

    que se ha producido tempranamente en

    la

    cultura occidental moderna entre

    Madrid, La Piqueta, pp. 7-29, Walter Benjamin,

    Libro

    de lospasajes Madrid, Akal, 2009, en

    especial, fragmento N3, 1 de los "Apuntes materiales" que corresponde a la entrada "Teora

    del conocimiento, teora del progreso", p 465 [la sealizacin

    de

    este fragmento

    de

    Benjamin

    se encuentra en Giorgio Agamben,

    Signatura

    remm ... , up

    cit.

    pp. 96-97].

    20

    Mario Perniola,

    Miracoli

    e traumi

    della comunicazione

    Turn, Einaudi, 2009, pp.

    52 ss

    21

    bid.,

    p 21.

    211

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    15/44

    PEN SAM

    IENTO POLTICO CONTEMPORNEO

    el

    patri

    monio cultural

    y

    su

    trans

    misin,

    entre

    ver

    dad y

    transmisibilidad,

    entre

    escritura y

    autoridad

    . Nuestra

    cultura

    est tan lejos de tomar conciencia

    de

    ese

    apartamiento que incluso su formulacin, sin

    recurrir

    a categoras provenientes

    de

    otras culturas, presenta dificultades casi insuperables.

    22

    De

    aqu que sea comprensible la fascinacin

    de

    las grandes narrativas

    histricas decimonnicas que agregan cohesin al hecho de la identidad

    y la unidad nacionales, donde la sola exigencia de tener y sostenerse en un

    pasado nacional producirn no slo la invocacin simblica de

    una

    totalidad

    ontolgica territorial y existencialmente, sino la invencin de la nacin a travs

    del eje guerra-herosmo que le permite a la poltica acudir

    en

    modo puntual

    a

    su

    llamado/auxilio para efectuar y legitimar la grandeza del pasado nacional

    (origen) con el objetivo de constituir el futuro (progreso).

    Este mecanismo tambin cobra forma bajo la inclusin de las llamadas

    clases peligrosas (desheredas por cierto) mediante la posibilidad de otorgar una

    (supuesta) respuesta de continuidad-en este sentido, el compromiso de la poltica

    ser catastrfico para

    el

    siglo XX- a pesar de que no produce una inclusin sin

    prdidas ms bien instituye un mecanismo de exclusin que es l rasgo distintivo

    de aquello que se transmite, y por medio del cual se quiebra la ley de la filiacin

    que es, como sabemos, uno

    de

    los depsitos histricos de sentido ms socorridos

    en la modernidad a partir de la apuesta por la conciencia/dosificacin del tiempo.

    23

    Se puede dec

    ir

    entonces que la discontinuidad es el carcter ms evidente

    de

    la

    activacin de los regmenes de historicidad que operaban en Occidente mediante la

    ley de la filiacin poltica, entendiendo precisamente discontinuidad como brechas

    en el tiempo , esto es, [ .. un intervalo

    en

    el tiempo que est determinado tanto

    por cosas que ya no son como por cosas que todava no son'' .

    24

    22

    Giorgio Agamben, Programa para. . . , op cit. p.

    193. Ms

    adelante agrega: Ha llegado

    el

    momento de dejar de identificar la historia con una concepcin vulgar del tiempo como

    proceso continuo, lineal e infinito, y por ende tomar conciencia de que las categoras histricas

    y

    las categoras temporales no son necesariamente lo mismo . bid., p. 201.

    23

    El aforismo de Ren Char ( Nuestra herencia nos fue legada sin testamento ) con el

    cual comienza el clebre ensayo de

    Hannah

    Arendt sobre la discontinuidad de

    la

    historia

    es

    elocuente.

    Cfr. Ha

    nnah Arendt, La brecha entre el pasado y

    el

    futuro , en Hannah Arendt,

    De

    la historia

    a

    la

    accin Buenos Aires, Paids, 2008,

    p.

    75.

    24

    bid.

    p.

    82.

    Vase tambin

    r a n ~ o i s

    Hartog,

    Regmenes

    de

    ...

    , op cit .,

    p. 132.

    212

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    16/44

    GIORGJO AGAMBEN Y

    EL

    DESPLIEGUE POLTICO

    DE

    LA LEY

    Ahora bien, por qu Giorgio Agamben es considerado -y quin lo est

    considerando as- un autor contemporneo para

    el

    pensamiento poltico?, qu

    lo

    ha

    ce actual si pareciera que no deja de ser deliberadamente

    un

    pensador

    inactual?; en qu mbito es contemporneo e inactual? A manera de tesis, es

    posible sostener (y

    de

    ello nos ocuparemos en este captulo) que el tema central

    de la obra de Agamben es

    el

    mbito singular que subraya lo nico e irrepetible de

    la cuestin del despliegue poltico de ley. Dicho en otros trminos, le interesan las

    derivaciones del problema de la ley en su estructura originaria .

    25

    Por ejemplo

    vase su reflexin sobre la categora de fuerza de ley que recupera de Jacques

    Derrida

    26

    en

    un estupendo ensayo como es Estado

    de

    excepcin.

    Romo sacer

    JI

    1. Sin embargo, no se debe olvidar

    que

    la atribucin del despliegue poltico

    de la ley

    en

    el caso de este libro de Agamben es jurdico-teolgica, ya que est

    fundada en la polmica no declarada entre Carl Schmitt (decisin) y Walter

    Benjamin (violencia pura) en la dcada de 1920 en torno a la excepcin y sus

    reversos, para despus desplazarse al campo de la poltica.

    27

    La publicacin de este libro (2003) coincidi con el momento histrico donde

    los debates de filosofa y teora polticas indicaban las consecuencias perversas de

    la nueva ola de ampliacin de los mbitos de seguridad global posteriores al

    11

    de septiembre de 200 1 (11-S ,

    junto

    a la evidencia del uso libre de los cuerpos

    de los prisioneros

    por

    parte del ejrcito estadounidense en

    Ir

    ak, el

    au

    mento de

    detenciones al ingreso a Estados U nidos basadas en la tristemente c lebre Acta

    Patritica, etctera. Estas expresiones fueron vertebradas en la apertu

    ra

    de

    una

    nueva brecha en el tiempo en el concierto entre las naciones

    que

    produjo un

    rgimen distinto de historicidad caracterizado por

    el

    fanatismo de la

    acc

    i

    n

    que la poltica democrtica enarbol contra el mal absolutizado. Es decir, bajo

    el

    universo simblico

    de

    la religin, el llamado mal absoluto (en este caso el

    25

    Giorgio Agamben, El mesas y

    el

    soberano. E l problema de la ley en Walter Benjamin ,

    en Giorgio Agamben,

    a

    potencia del pensamie

    nto.

    Ensayos

    y conferencias Buenos Aires, Adriana

    Hidalgo, 2007 [ 1998], p. 334.

    26

    Cfr Jacques Derrida, Fuerza

    de

    ley. El undamento mstico

    de la

    autoridad Madrid, Tecnos,

    1997.

    27

    Giorgio Agamben,

    Stato di e

    ccezione.

    Homo sacer

    11 , Turn, Bollati Boringhieri 2003,

    pp. 44-54.

    23

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    17/44

    PE1

    SAMIE TO

    PO L

    TICO CONTEMPORNEO

    terrorismo islmico) constataba la puesta en escena que lo confrontaraa partir de

    la

    cruzada que el entonces presidente estadounidense George W Bush empuj

    con el uso sacralizado de la democracia americana (recurdese su alusin a la

    democracia norteamericana como democracia de dios).

    28

    Su aguda reflexin sobre la

    ley

    sus dispositivos y su espacio liminal no

    hacen sino responder a las ansiedades contemporneas acerca de la autoridad

    y particularmente de las transformaciones/alteraciones radicales del orden

    jurdico estatal (y supraestatal) de origen westfaliano (derecho pblico ).

    29

    De

    igual modo, el debate en torno a la tradicin y la transmisin de la herencia, as

    como de la exclusin y la alteracin de la ley de la filiacin son relevantes en el

    discurso de Agamben, y sobre todo en relacin con su contemporaneidad. En

    particular, cuando

    l

    autor se propone seguirle la pista a los pequeos detalles

    de esa oscuridad que es contempornea a nosotros respecto a las antinomias

    fundamentales de la existencia de lo humano y sus dimensiones de conclusin.

    Por ello,

    junto

    al filsofo Mario Tronti, podramos suger

    ir

    que ha tratado de

    quitarle el peso semntico

    al

    compromiso de la poltica para que esta ltima no

    sucumba ante el [ .. ] peso de la necesidad. Este peso es el que ha introducido

    28

    El

    propio Agamben experiment los efectos de la lucha contra el terrorismo, cuando

    en 2004 se niega a que le tomen sus huellas digitales en el aeropuerto de Nuevo York donde

    haba llegado para impartir un curso en la Universidad de ueva York , decisin que le vali

    no slo cancelar su curso, tambin su ingreso a ese pas. Al respecto, vase Claudia

    Heiss

    Resea de State

    of

    Exception de Giorgio Agamben ,

    Revista

    de ciencia poLitica vol. 25, nm.

    1 2005, pp. 287-288. Sobre los usos polticos de la religin, en especfico, dela semntica del

    mal absoluto despus del 11-S,

    v

    ase Richard

    J.

    Bernstein, l abuso del mal. La corrupcin

    de

    lapoltica la

    religin

    d

    esde

    el

    11

    /9 ,

    Buenos Aires, Katz, 2006; Emilio Gentile,

    Le

    religion

    e

    della

    politica. Fra democrazie

    etotalitarismi, Roma-Bari, L aterza, 2007, y

    Mario

    Perniol

    a Miraco

    li e

    traumi ..,

    op t .

    pp.117

    -1

    36.

    29

    De los pocos trabajos que han insistido en este ncleo en la obra de Agamben estn

    Sthepen H umphreys, Nomarchy: On the Rule ofLaw and Authority

    in

    Giorgio Agamben and

    Aristotle ,

    Cambridg

    e Reviewofl

    nternationalA.ffairs vo l. 19, nm. 2 junio, 2006, pp. 33 1-35 1;

    y Sthepen

    Humphreys

    Legalizing L awlessness:

    On

    Giorgio Agamben's State

    of

    Exc

    ep

    tion ,

    Th

    e European

    Jo

    urnal ofInternational Law, vol. 1

    7

    nm . 3, 2006, pp. 677-687.

    2 14

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    18/44

    GlORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE

    LA

    LE

    Y

    elementos de crisis en la poltica, [ya que sta uvo que hacerse cargo no slo

    de la historia de los hombres, sino tambin de la vida del hombre

    3

    En

    la

    obra

    de

    gamben

    el objetivo

    de recorrer

    otras direcciones

    de

    significacin de la poltica a travs de un mbito de lo impoltico y la filologa

    ha sido parcialmente cubierto. Digo parcialmente por el hecho de encontrarnos

    frente a una obra todava en desarrollo. Adems de la aguda tarea crtica sobre

    las palabras, su pensamiento manifiesta una pretensin ambiciosa por tensar

    y sobre todo traspasar la fractura irreparable [ ...] entre contenido fctico y

    contenido de verdad presente y recurrente en ciertas palabras que histricamente

    han soportado (y an lo hacen) el campo de la poltica.

    En

    especfico, cuando nos

    enfrentamos a

    un

    autor que est convencido de la fertilidad para la reflexin en

    las ciencias humanas (pero tambin puede extenderse para las ciencias sociales)

    30

    Mario Tron

    ti,

    Olvidar el siglo

    XX ,

    Metapoltica vol. 16, nm. 76, enero-marzo, 2012,

    pp. 17-18 . No es casual que

    el

    pensador italiano Mario Tronti, que viene de una tradicin

    intelectual distinta a la de Agamben, llegue no a conclusiones anlogas a las del segundo, sino

    que

    co

    nstata un cambio profundo en las maneras

    de

    pen

    sa

    r y sobre todo

    nombrar

    a

    la

    poltica

    en la tradicin filosfica italiana a partir de la dcada de 1990, pues el artculo de Tronti apenas

    citado es la traduccin del captulo Politik als Beruf: the end , que pertenece a su libro de

    ttulo ms que sugerente para lo que aqu pretendemos trabajar con las potenciales conexiones

    de la obra de Agamben y

    el

    despliegue poltico de la l

    ey:

    a potitica l

    tramonto

    [El

    ocaso

    de l

    poltica] Turn, Einaudi, 1998, pp. 123-135.

    De

    igual modo, no puedo dejar de sealar otra

    obra que pertenece a este estado de nimo anacrnico/contemporneo en

    la

    misma tradicin

    italiana como lo

    es

    Marco Revelli, Oltre il

    Novecento.

    a politica le ideologie e

    le

    insidie del

    lavoro Turn, Einaudi, 2001, que en su momento le vali a Revelli una furibunda crtica por

    parte de Antonio Negri, quien en esa poca recin haba publicado

    junto

    a

    Mi

    chael

    Hard

    t su

    arrogante monumento filosfi

    co

    -poltico: Empire Cambridge, Mass .,

    Harv

    ard

    Uni

    versi

    ty

    Press, 2000. Por cierto, en esta obra de Negri y Hardt est contenida una teora poltica sobre

    la soberana que en gran medida extiende

    el

    trabajo precedente de Negri y que corre en paralelo

    a la que elabora Agamben en

    el

    ciclo de libros sobre el Homo

    sa

    cer . Por ltimo,

    es

    llamativo

    que en la antologa que Hardt

    y

    Virno prepararon del pensamiento poltico radical italiano

    para un pblico anglosajn, no aparezca en la lista de autores de la antologa el nombre de

    Mari

    o Tronti que de su generacin es uno de los pensadores ms originales. Cfr. Paolo Virno

    y

    Michael Hardt (eds.), Radical Thought

    in

    ltaly. A Potential Politics Minneapoli

    s,

    Universi

    ty

    of

    Minn

    esota Pre

    ss,

    1996.

    215

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    19/44

    PENSAMIENTO POL TICO CONTEMPORNEO

    del comentario y de la glosa como formas creativas ,

    31

    que

    dan

    lugar al trabajo

    sobre algunos indicios de nuestro tiempo presente en la medida en que abren una

    autntica problematizacin en una serie de espacios

    de

    accesibilidad respecto

    de

    los dilemas e

    ntr

    e ley (que no es sinnimo de derecho)

    y

    democracia que se han

    replanteado desde ciertas filosofas y teoras polticas, y que adems estructuran

    la querella de muchos de los pequeos indicios de nuestra pequea y ambigua

    oscuridad poltica.

    32

    Por

    ejemplo, es tan evidente la confusin que desde ciertas filosofas polticas

    se ha construido sobre la conveniencia de estructurar la vida en comn bajo un

    gobierno de las leyes y no de los hombres. Su derivacin puramente politolgica

    es evidente y lastimosa: lo que aparece en filosofa poltica como gobierno

    de

    leyes

    termina traducido como legalidad (que en

    su

    variante anglosajona y actual

    puede connotarse como le

    of

    aw), cuando en principio habra que reparar en

    el hecho de

    que

    la legalidad est supeditada al proceso de constitucionalizacin

    del Estado, es decir, al proceso que le sucede a la aparicin, en

    un

    momento

    determinado histricamente, del Estado (y ah es donde aparece el mbito por

    excelencia de la tradicin continental del derecho .A su vez, la constitucionalidad

    no puede dejar

    de

    observarse en aquella ley que aparece en su estructuracin

    originaria . En particular, en la relacin entre inclusin y participacin poltica

    que

    a lo largo del siglo

    XX,

    sea desde el

    aparato

    de

    Estado, sea desde los partidos

    polticos y agencias anlogas, mostraron que el vnculo entre ley y democracia

    encontraba

    su

    campo

    de

    expresin ms socorrido en los procesos jurdico-

    polticos

    de

    constitucionalizacin de los derechos

    en

    los regmenes democrticos,

    que no slo se inscriba en el llamado periodo de entreguerras (pensemos en la

    experiencia alemana del Estado social hacia finales del siglo XIX , sino tambin

    desde la segunda posguerra en adelante, con el objetivo de proteger y expandir

    31

    Giorgio Agamben, Programa para

    ..

    ,op cit. p. 194. Me atrevera a decir que este guio

    lo aleja de la hermenutica y de la fenomenologa, pero tambin de la lengua hoy ya definible

    como tradicional de

    la

    teora y la filosofa poltica que no hace otra cosa

    que

    reproducir una

    serie de premisas y lugares comunes (recurdese la multicitada leccin de los clsicos de

    Bobbio), y que no dejan, dicho sea de paso, de vincular a la poltica con la necesidad en las

    mltiples caras que esta ltima ha adoptado.

    32

    Agamben sugiere la relectura de la obra de

    Leo

    Strauss, donde est presente

    una

    fuerte

    relacin entre filosofa y ley. Giorgio Agamben, El mesas y el soberano ..

    ,

    op cit . p. 324.

    216

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    20/44

    GJORGIO AGAMBEN Y

    EL

    DESPLIEGUE

    POLTICODE

    LA LEY

    la poltica de los derechos que devino la garanta institucional y constitucional

    del reconocimiento de la poltica hacia las clases peligrosas que estaban ya

    presentes desde el siglo

    XIX,

    y que a pesar de segu

    ir

    sien

    do

    peligrosas por

    encontrarse sin herencia

    y

    por extensin, sin continuidad con la ley de la filiacin,

    los costos de su exclusin por

    su

    peligrosidad constitutiva eran mucho ms

    altos que los producidos por su incorporacin.

    33

    Si el orden poltico democrtico se funda en la quiebra de la ley de la filiacin

    que otorgaba la herencia poltica en trminos de las figuras de talante liberal

    de los propietarios a partir del siglo XIX, es la quiebra de esa ley de la filiacin

    - y aqu el mtodo de Agamben puede ser til-,

    la

    que deja fuera precisamente

    a las grupalidades con las cuales pretende coincidir

    en

    los tres espacios

    por

    excelencia que en la modernidad alguna vez tuvieron lugar sus encuentros: el

    espacio poltico, el espacio social y el espacio territorial. En particular, en aquel

    punto donde el orden poltico democrtico (ideolgica, social e intelectualmente)

    encontr hasta no hace mucho tiempo su coherencia frente a otrosgenus polticos,

    como

    lo

    era la batalla diaria por la individualidad y sus prerrogativas, in primis

    la libertad. Sin embargo, esa supuesta incorporacin de las clases peligrosas a

    partir de la const

    itucionalizacin de los derechos, no hace sino reproducir el

    andamiaje de legitimacin de aquello que Ranciere critica irnicamente:

    [

    .. ]

    la individualidad es una buena cosa para las lites, pero si todo el mundo accede

    a ella se transforma en una catstrofe de la civilizacin .

    34

    De este modo, la relacin entre inclusi

    n

    y participacin poltica no bast

    para soste

    ner

    una accin efectiva desde

    el

    punto de vista institucional a la

    proliferacin de exigencias y frente a la expulsin social de las reas de igualdad

    pretenda asegurar el rgimen democrtico.

    Por

    ello, el reconocimiento de la

    33

    Una

    sntesis reciente sobre este proceso los debates que le han seguido desde la filosofa

    poltica del derecho se encuentra en Pietro Costa, Diritti e democrazia , en Alessandro Pizzorno

    (ed.), La

    democrazia

    di

    fronte

    a/lo stato.

    Una

    discussione

    sulle

    diji

    colta

    della

    politica moderna

    Miln,

    Fondazione Giangiacomo Feltrinelli, 201

    O

    pp. 1-46 [existe una traduccin abreviada al espaol

    en Andamios. Revista de investigacin

    so

    cial

    nm. 18 , Mxico, UACM, enero-abril, 2012] .

    34

    Jacques

    Ranciere, l odio a

    la democraci

    a Buenos Aires, Amorrortu, 2007, p. 47. Sobre

    la coincidencia residual en el espacio poltico, social territorial

    de

    las clases peligrosas en la

    democracia, vaseJacques Ranciere, n los bordes de lo poltico Buenos Aires, L a Cebra, 2007,

    pp. 25-63.

    217

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    21/44

    PENSAMI

    ENTO

    P

    OLTICO CONTEMPORNEO

    poltica no corresponde histricamente a la produccin de

    una

    pretendida

    poltica del reconocimiento, como lo han sostenido desde hace varios lustros

    los comunitaristas en el mbito

    de

    la filosofa y la ciencia poltica; ms bien se

    conecta con la forzada inoperancia del sujeto y el consecuente decrecimiento en

    la frecuencia de su participacin.

    35

    Por consiguiente, su trabajo encuentra cobijo en un mbito intelectual que

    parte del campo de la filosofa poltica, donde encontramos las reflexiones acerca

    de la paradoja de la soberana a partir de la categora de biopoltica de Foucault3

    6

    que, en realidad, es un inters explcito por las relaciones entre violencia y poltica,

    y que crece con la publicacin de su libro ms celebrado:

    Horno

    sacer. l

    poder

    soberano

    y

    lanuda vida.

    37

    D espus, se abre espacio en el campo de la teora poltica

    que, bajo el mtodo de la genealoga,

    38

    desarrolla una serie de palabras-claves de

    un potencial lxico poltico nuevo: va

    de

    la melancola o bilis

    negra

    y su relacin

    con la

    ley

    al horno sacer que

    es

    disuelto como sujeto de la poltica en el llamado

    bando y

    lanuda

    vida, y que tiene su correlato en categoras como la de "resto"

    de impronta paulina, el juramento-sacramento y el estado de excepcin, entre

    otros (por ejemplo, desnudez/cuerpo glorioso).

    Finalmente, reunidas estas dos grandes vertientes nos encontramos con el

    problema de saber cul es

    l

    lugar desde donde est hablando (sobre todo para

    quien lo lee), ya que podemos agregar que su pensamiento parte de una concepcin

    alejada

    de

    lo unitario, cuya ms clara expresin -si es que podemos hablar

    de

    ello-

    es

    que tenemos delante a nosotros a un autor y una obra donde la repeticin

    es una constante, y cada versin, cada agregado a una versin precedente, ofrecen

    3

    Israel Covarrubias,

    La

    democracia de los modernos frente a la de los posmodernos'',

    Economa

    sociedad vol. 14, nm. 27, Mxico, UMSH, enero-junio, 2011, pp. 85-1

    02

    .

    36

    Marc

    us

    Ce

    sa

    r Ricci Teshainer, "Algunas notas sobre la nocin

    de

    soberana en Giorgio

    Agamben'', Metapoltica

    vo

    l.

    15, nm. 72, enero-marzo, 2011, pp. 20-23.

    17

    Giorgio Agamben, Hamo sacer.

    IL

    potere sovrano

    e

    la nuda

    vita,

    Turn, Einaudi, 2005

    [ 1995] . Vase tambin Philippe

    Mesnard, The

    Political

    Phil

    osophy of Giorgio Agamben:

    A Critica Evaluation", Totalitarian Movements

    and

    Political

    Religions

    vol. 5, nm. l, verano,

    2004, pp. 139-157.

    18

    Cfr. Teresa Farfn Cabrera y Javier Meza, "Giorgio Agamben o la erudicin crtica del

    genealogista",

    Argumentos. Estudios criticas de la

    sociedad Mxico, UAM-Xochimilco, nueva

    poca, ao 19, nm. 52, septiembre-diciembre, 2006, pp. 63-74.

    2 18

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    22/44

    GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE P

    OLTICO

    DE LA LEY

    al lector nuevas claves de lectura, al grado de llevar consigo un original y por

    consiguiente, cada libro nuevo publicado encierra su antecedente y abre su campo

    semntico a

    un

    original que no se puede sugerir est contenido en su primer

    libro o en

    el

    inmediatamente anterior, ya que al final tejen la imposibilidad de

    distincin (lo irrepresentable) entre creacin y

    performance

    entre original y

    ejecucin [que definirn] hbridos de arquetipo y fenmeno, de primariedad

    y repeticin .

    39

    Ya

    en 1985 Agamben defini, en una entrevista con Adriano

    Sofri, su obra como: En cierto sentido mis libros son en verdad uno, que, a

    su vez, es slo una especie de prlogo a

    un

    libro nunca escrito e imposible de

    escribir .

    4

    Sin embargo, esta concepcin que pareciera

    un

    juego/broma de

    talante posmoderna (y lo es en parte),

    ya

    est presente diez aos atrs, cuando

    en 1975 publica

    un

    estupendo artculo sobre Aby Warburg bajo

    el

    ttulo A.by

    Warburg y la ciencia sin nombre , donde dir que Warburg ordenaba sus

    libros no segn los criterios alfabticos o aritmticos en uso para las grandes

    bibliotecas, sino segn sus intereses y su sistema de pensamiento, hasta el

    punt

    o

    de cambiar el orden ante cada variacin de sus mtodos de investigacin. La ley

    que lo guiaba era la del 'buen vecino', segn la cual la solucin al problema no

    estaba contenida en el libro que se buscaba, sino en el que estaba al lado .

    41

    39

    Giorgio Agamben, Signatura rerum ...

    op. cit.

    p. 38. Vase tambin, Giorgio Agamben,

    Ninfa Turn, Bollati Boringieri, 2007, pp . 18 y

    ss

    .

    40

    Giorgio Agamben, Un'idea di Giorgio Agamben , entrevista realizada por Adriano Sofi-i,

    Rcporter 9-10

    de

    noviembre de 1985, p. 32, citado en Mercedes Ruvituso, Del estatuto de

    la obra de arte al misterio

    de

    la economa ,

    Deus

    Mortalis nm. 9, 2010, p. 11. Vase tambin

    Leland de la Durantaye,

    Giorgio

    Agamben. A Criticai lntroduction Stanford, Ca., Stanford

    University Press, 2009, pp. 383-384.

    41

    Giorgio Agamben,

    ''A.by

    Warburgy la ciencia sin nombre , en

    a

    potencia

    delpens

    a

    miento

    ...

    op cit.

    p.

    16 1.

    El artculo fue publicado en la revista Prospettive

    settanta

    julio-septiemhre,

    197 5, reproducido en la revista Aut-Aut nm. 199-200, 1984 (con una adenda que agrega

    poco al ncleo del texto) y finalmente incluido en una compilacin de reciente

    pub

    licacin de

    ensayos conferencias llamada apotencia del pensamiento

    ... op cit .

    pp. 157-187.

    Me

    atrevera

    a decir que esta compilacin, dividida en tres grandes apartados ( Lenguaje'', Historia ,

    Potencia ), puede ser una sue

    rt

    e de cortina donde se escon

    de

    n aquellos tres vocablos referidos

    en este trabajo (inactualidad, anacronismo y huida). Adems son una buena

    ruta

    de inicio al

    trabajo de este autor. Se debe agregar que

    el

    origen

    de

    este libro se ubica en una compilacin

    2 9

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    23/44

    PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO

    Empero, no slo ha escrito

    al

    igual que Warburg unaobra sin nombre fundada

    en la ley del buen vecino, sino que adems su trabajo se enmarca en lo que

    llamar tentativamente una

    metapoltica

    critica

    que privilegia las dimensiones

    simblicas de lo poltico y por tal, de la poltica.

    42

    Es decir, la reflexin que

    Agamben vierte a partir de algunas de sus filiaciones intelectuales (est claro

    en

    el caso de Aby Warburg, Walter Benjamn, Sigmund Freud y Michel Foucault),

    actan como un discurso que encierra a un tiempo la precisin de una mirada

    filosfica que no deja de escar

    bar

    en

    el

    campo de la filologa, al tiempo que se

    instala definitivamente en la filosofa y la reflexin histrica.

    De

    aqu, pues, que

    por momentos se piense que es uno de los filsofos polticos ms originales de

    la actualidad. Y este hecho es efectivo a condicin de pensar su originalidad en

    una produccin terica ms prxima a la articulacin pasividad/inoperosidad que

    funciona como

    leitmotiv

    de su filosofa y que es propia de una ciencia histrico-

    parcialmente reducida

    de

    ensayos que se public en 1999 en ingls, y despus ampliada en

    la edicin en italiano

    de

    2005,

    de

    donde viene la traduccin al espaol.

    En

    el prlogo

    que

    escribe Daniel Heller-Roazen a la compilacin

    de

    1999, se lee en el titulo del texto,

    una

    cita

    de Walter Benjarnin

    que

    dice: To Read

    What

    Was Never Written

    (

    Para leer lo que jams fue

    escrito ).

    En

    este sentido,

    la

    sentencia Para leer lo que ams fue escrito es una analoga a aquella

    definicin

    de

    su obra hecha en 1985 antes en 197

    5 Por

    su parte, a lo largo del prlogo, su autor

    (Heller-Roazen) no deja

    de

    insistir, a partir

    de una

    resea

    de

    los artculos que estn contenidos

    en u

    antologa, en

    el

    mtodo

    de

    reflexi

    n

    de Agamben, y del cual se puede entresacar la idea

    de

    construccin

    de

    una

    serie

    de

    teoremas que no han sido concluidos,

    ya

    que desde

    su

    concepcin

    no presuponen un cierre, lo que ahonda la idea

    de

    la imposibilidad

    de

    la identidad

    de

    la lgica

    de

    las equivalencias (metaflsica unitaria), pero tambin, agregara, evidencia

    un

    exceso semntico

    -so

    bre el cual hay

    que

    ser cautelosos-que puede llevarnos a concluir

    que

    el discurso de Agamben

    est fundado en una especie renovada

    de

    dandismo activo

    en

    el interior

    de

    las ciencias humanas.

    Vase Daniel Heller-Roazen,

    Editor's

    lntroduction: To Read

    What

    Was

    Never

    Written'', en

    GiorgioAgamben,

    Potcntialitics.

    CollcctcdEssay

    sin Phi

    losophy Stanford, Ca., Stanford University

    Pr

    ess, 1999, pp. 1-23 [la intuicin del alejamiento terico

    de la

    metafsica unitaria

    por

    parte

    de

    Agamben es

    de Menard,

    The Political Philosophy ,

    op. cit. p

    144] .

    42

    Sobre la categora

    de

    metapoltica

    su

    atencin a las dimensiones simb

    li

    cas del evento

    poltico, vase el articulo ahora clsico

    de

    Giacomo Marramao, Palabra-clave (metapoltica):

    m

    s all de los esquemas binarios accin/sistema y comunicacin/estrategia'', en

    Martha

    Rivera

    (comp.),

    Pensar la poltica

    Mxico,

    IIS-UNAM,

    1990, pp. 63-91.

    220

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    24/44

    GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIE

    GU

    E POLIT CO DE LA LEY

    poltica sin nombre que parte (pero no regresa a ella) de

    una

    teora/filosofa de

    la accin.

    43

    Al final, algo de

    lo

    que escribe en su ensayo sobre

    Warburg

    pudiera

    ser el contenedor de su metapoltica crtica, por lo menos desde el

    punto de

    vista

    del mtodo (pensado como arquitectura)

    de

    construccin

    de

    las relaciones entre

    historia, filosofa y poltica, ya que intenta la elaboracin de una serie de:

    [ ... ] decisiones ticas que definen la posicin de los individuos de una poca

    con respecto a la herencia del pasado, en el cual la interpretacin del problema

    histrico se convierte, al mismo tiempo, en un "diagnstico"

    del

    hombre

    occidental en

    su

    lucha por sanar las propias contradicciones encontrar, entre

    lo viejo lo nuevo, la propia morada vital.H

    Con esto, es evidente que Agamben separa el hecho histrico

    de su

    valor

    posible,

    45

    al

    grado

    de

    verse obligado a discutir

    en

    el

    campo de la tica las posi

    bilidades de "restitucin" que abre esta discrepancia y como efecto,

    en

    el de

    la

    decisin que termina caracterizada por la interpretacin desde

    un

    anacronismo

    que intenta s

    uturar

    la distancia/disonancia irreconciliable entre hecho y verdad

    en

    relacin con "la herencia del pasado" frente "al problema histrico". As lo

    afirma

    en

    las primeras pginas

    de su

    libro dedicado a Auschwitz,

    donde

    a partir

    del lugar del testimonio sobre los campos de concentracin y particularmente

    sobre "el significado tico y poltico del exterminio",

    46

    surge el problema de la

    n

    o coincidencia entre hechos y verdad, entre constatacin comprensin" .

    47

    43

    M esnard, "T he Political Philosophy ..", op cit., p. 155.

    44

    Giorgio Agamben, '

    Ab

    y Warburg y ..", op

    cit.,

    p.

    166. Vase tambin

    Durantaye, Giorgio

    Agamben.

    A Critica ... ,

    op

    cit.,

    pp. 56-80.

    45

    Incluso, esta apuesta lo distancia de

    Heid

    egger, quien abre

    la

    posibilidad de otorgarle

    cierta

    validez a la escritura de

    la

    historia, pensando en una suerte de lnea de continuid

    ad

    el hecho histrico de su valor posible. Vase

    Martn

    H eidegger, El se

    y

    el tiempo,

    Madrid

    ,

    Planeta-Agostini, 1993 [en especial 76. La originacin existenciaria

    de

    la historiografa en la

    historicidad del "serahf' , pp. 423-428]. Quien advierte de este distanciamiento entre H eidegger

    y Agamben es M esnard, "

    The

    Political Philosophy

    .

    .'',

    op cit., p.

    14

    1.

    46

    Giorgio Agambe

    n, Quei che resta di

    Aus

    chwitz. f_;archivio e il

    testimone, Turn, Bollati

    Boringhieri, 201 O[1998

    ],

    p.

    7.

    47

    bid, p. 8.

    22 1

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    25/44

    PENSAMIENTO POLT ICO CONTEMPORNEO

    somorfismo y

    esp cio

    liminal

    de

    la

    ley

    En

    adelante este captulo intentar desarticular y "desintoxicar" algunos lugares

    de la reflexin de Agamben con miras a debatir un pensamiento y un pen

    sador

    vivo con la pretensin de romper el cerco de la escolstica (aunque en muchos

    casos no se alcance ni siquiera a cons

    truir

    su estatuto) y del prejuicio filosfico.

    Particularmente con categoras como las

    denuda vida

    yhomo sacer que una lectura

    parcial las coloca como los operadores lgicos de la articulacin de su reflexin

    en

    l mbito poltico . Ello nos permitir alejarnos de una lectura "recurrente"

    sobre su obra, es decir, el ncleo del

    homo

    sacer

    no es propiamente hablando una

    reflexin poltica. Es, en primera instancia, quiz la llegada despus de un lento

    recorrido de trabajo hacia una aproximacin abiertamente poltica. Pero, en el

    mejor de los casos, es la constitucin teortica de una estancia de lo impoltico.

    Por ejemplo, no podemos comprender la dimensi

    n

    real de la categora de

    homo

    sacer y de sus semnticas en el sistema heterogneo de su obra sin pensar

    la categora de cuerpo, sobre la cual es posible encontrar trazos excepcionales

    en su segundo libro

    Estancias

    48

    co ntemporneo a su artculo sobre Warburg, y

    donde hay una reflexin en torno a la fantasmologa

    y

    los

    hum

    ores in

    corpreos

    de

    origen renacentista e inspiracin neoplatnica pero tambin sobre el fetichismo

    (que es una obsesin/funcin central para la lgica indicia a partir del sig

    lo

    XX , incluida su vertiente disciplinaria de la medicina humoral.

    49

    E s claro

    que el desarrollo del humanismo renacentista no fue un regreso a los antiguos

    como modelos por imitar, sino u

    na

    manera original de hacer filosofa, ya que lo

    que estaba en crisis era precisamente la filosofa.

    50

    Por ello la melancola

    y

    sus

    48

    G iorgio Agamben, Stanze.

    a

    parola e

    ii

    antasma

    neiia

    cultura occidentaie Turn, Einaudi,

    2006 [ 1977

    ]. Un

    in

    teresante artculo sobre este libro es

    Edgar

    Morale

    s Flores,

    La

    s estancias

    de lo invisible", Metapoiftica vol. 15, nm. 74,

    ju

    lio-septiembre, 201 1, pp. 46-50.

    Sobre la medicina

    hum

    oral, vase

    Gerard

    o

    Martnez

    H ernndez, "Sa

    lud

    y enfermedad.

    El

    cuerpo humano en la teora humoral de la medicina", Metapoitica vol. 15, nm. 74, julio-

    septiem

    br

    e, 201 1, pp. 24-30.

    s Eugenio Garin,Eumanesimo

    italiano.

    Fiiosofia e vita civiie nclRcnascimento L aterza, Roma-

    Bari, 2008 [1993]. Vase tambin Israel Cova

    rrub

    ias, "D e la ciudad soada a la comunidad

    imp

    osible. Campanella y la religin poltica", Metapoliti

    ca

    vo

    l.

    15,

    nm

    . 73 , abril-junio, 201 1,

    pp. 37-45.

    222

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    26/44

    GIORGIO AGA MBEN Y EL DESPLIE

    GU

    E

    POLTICO DE

    LA

    LE

    Y

    confrontaciones con la ley permitirn a Agamben intuir la necesidad de abrir

    otro espacio de reflexin en las ciencias humanas en relacin con una

    ci

    encia

    i

    nn

    ombr

    able que sea

    un

    remedio para las llama

    da

    s enfermedades del espritu,

    y no slo en el terreno de la historia, sino tambin en el de la poltica actual,

    como lo es el caso de la relacin entre melancola y prdida de la identidad y/o

    comunidad de pertenencia activada no slo por los procesos de globalizacin

    (que no explican mucho) sino por los procesos de des-diferenciacin funcional

    y territorial en el espacio poltico actual entre los Estados.

    51

    Asimismo, hamo

    sacer

    y nuda vida son categoras

    qu

    e no se comprenden sin

    aquella otra de desnudez, sobre la que ha publicado algunas aproximaciones

    interesantes que dejan entrever que uno de los objetivos de sus discusiones ms

    recientes es interrogarse sobre la relacin del movimiento de los cuerpos sin

    conexin con la persona o los personajes que representan:

    un

    cuerpo sin vestido

    es

    inquietante

    es decir, separado de sus significantes y

    abandonado

    en su desnudez,

    aparece como objeto sin uso

    es

    pecfico (inoperosidad),

    52

    y de ah que este carcter

    de inutilidad/suspensin sea el que permite su circulacin y desdoblamiento en

    la espectacularizacin de una forma que adoptar histricamente la poltica:

    aquella que comienza con el campo de concentracin y se cierra con el

    11-S

    al tiempo que abre

    un

    nuevo espacio poltico inoperoso que ha pretendido

    instaurar una especie de grado/zona cero donde tendr

    lu

    gar la disolucin del

    sujeto de cualquier atadura metafsica unitaria, para buscar acampar en un

    espacio negativo.

    3

    Finalmente, son estos cambios histricos de largo respiro los

    5

    E s evidenteen el caso del proceso de europeizacin e integracin de la comunidad europea.

    Cfr. Ren ten Boss,

    Gi

    orgio Agamben

    and

    the Community without Identity , Sociological

    Review

    Monograph

    vol. 53,

    nm

    . 2, 2005, p.

    22

    y ss.

    52

    Gi

    orgio Agamben, D

    esnu

    dez ... op. cit. p 146.

    53

    Po

    dr

    amos aventurarnos a sugerir que este movimiento es prxim

    o/

    anlogo a la categora

    de ontologa negativa de la cosa que us en su momento

    Eugene Fink

    para definir el trabajo

    de

    Nie

    tzsche en relacin con la voluntad de poder y

    fr

    ente a la prdida referencial del ser de la

    metafsica unitaria. Cfr. E u gene Fink,

    a

    i

    losofta

    de Nietzsche Madrid, Alianza, 197 6, pp. 194-

    196. Existen indicios de esto en Giorgio Agamben,

    a

    comunidad que viene Valencia , Pre-textos,

    2006 [1996]. Vase tambin

    la

    lectura en este sentido de Javier Tapia, La in-contingencia del

    lenguaje ,

    Metapoltica

    vol. 15,

    nm

    . 74,julio-septiembre, 2011, pp. 65-69.

    22

    3

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    27/44

    PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO

    que actan como

    una

    suerte de detrs de escena del pensamiento de Giorgio

    Agamben y que precisamente en los pasajes de

    su

    reflexin alrededor de

    la ley

    encuentran un momento significativo para los debates tanto de la tica como

    de la poltica contempornea.

    Esta

    especie de grado/zona cero puede permitirnos aproximarnos a

    un

    tema clsico de la filosofa, de los estudios culturales y estticos como lo es

    el

    de la melancola,

    54

    relacionado con la cuestin de la disolucin de lo corpreo,

    la

    apar

    icin del

    humor

    como metfora de la existencia y sus excrecencias

    espirituales (produccin de subjetividad), pero sobre todo la melancola como

    un

    estado suspendido del sujeto -como viviente zo) que es capaz de organizar

    y determinar su vida en formas diversas de existir en comn

    bias)-

    que

    se

    instituye en el momento

    en

    el cual temporalmente se agota la posibilidad de

    dar

    respuesta (de continuidad)

    al

    orden poltico e institucional. Esto cobra relevancia

    en la cabal comprensin de Agamben, ya que no se puede dejar de lado que la

    tradicin de pensamiento en Italia tiene como constante su rechazo continuo a

    determinaciones demasiado categricas en relacin con el orden que subyace

    de las conjunciones institucionales y de los procesos histricos de produccin

    de estabilidad del hombre como viviente.

    5

    De este modo, si es posible sostener que existen buenas leyes entonces no

    existira melancola, ya que se presenta como

    un

    efecto de la ausencia de las

    buenas leyes

    nomos),

    pero adems expresa una de las preocupaciones de la

    reflexin poltica moderna al apuntalar maneras de responderle al abandono

    del sujeto en las confrontaciones con cualquier dispositivo discursivo donde

    puede aparecer la ley y las formas de ejercicio de la autoridad que, por su parte,

    devendrn una suerte de objetos fetichizados cada vez que son requerid

    os

    (y eso

    sucedesiempre) como garanta del orden poltico. Por

    un

    lado, la ley y la autoridad

    54

    Y que cobra particular relevancia en

    el

    contexto histrico-cultural italiano por lo menos

    desde el Renacimiento. Giorgio Agamben,

    Ninfa

    . .,

    cit.

    55

    A inicios del siglo XlX un agudo observador como lo fue Wilhelm von Humboldt

    subrayaba la estructuracin liminar de la vida italiana que oscilaba en [ ... ] un trnsito continuo

    entre la melancola y la alegra, un confn entre la vida y la muerte, que permite avanzar ms

    fcilmente en la vida y plegarse ms rpidamente a la muerte , Mario Perniola, Enigmi del

    sentiere

    it

    aliano , Humanitas, ao LXVI,

    nm

    . 5, septiembre-octubre,

    20

    11, p.

    805

    .

    224

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    28/44

    GIORGIO

    AGAMBEN Y EL

    DESPLIEGUE POLTICO

    DE LA

    LEY

    se vuelven objetos fetichizados ya que ocupan el lugar de la verdad, pero es una

    verdad que arrastra el problema (de ah su fetichizacin) de la imposibilidad

    de transmitirla; existen medios de transmisin, pero

    no

    transmiten ni ensean

    nada .

    56

    Pero, por

    el

    otro, no podemos sustraernos del hecho de que el fetichismo

    est emparentado con

    el

    proceso del trabajo humano tal como sealar Marx en

    la cuarta parte del captulo primero de

    l

    capital.

    57

    De

    aqu, pues, que el orden

    poltico no deje de ser por lo menos a partir de Hobbes, una ficcin, es decir,

    una realidad

    no

    inmanente a la condicin humana. El ingreso de

    un

    objeto

    en la esfera del fetiche, sugiere Agamben, es la seal de una transgresin a la

    regla que asigna a cada cosa un uso apropiado .

    58

    Entonces, si

    el

    fetichismo es

    producto del trabajo humano, no

    es

    posible sostener, por consiguiente, que el

    orden poltico pueda ser atribuible a un momento natural anterior al hombre;

    es decir, tanto el fetichismo y su inclusin en los despliegues polticos de la

    ley incluso bajo su reverso transgresivo (el fetichista quiebra el uso apropiado

    de las cosas), no son el resultado de una sintctica teolgica positiva sobre el

    mundo

    y la justicia que supuestamente le

    es

    inherente, ya que al ser una ficcin

    producida precisamente por los sujetos, con independencia del lugar que ocupan

    socialmente, el orden poltico siempre se vuelve una funcin constituida y no

    un principio histricamente constituyente.

    59

    Esta es, en efecto, una de las forma

    sintomticas que introduce la melancola respecto a la salud de la sociabilidad y

    el

    buen vivir de la repblica civil cuando tiene que confrontarse con lo normal,

    generados por las preocupaciones sobre lo anmalo/patolgico que ya no

    corresponde

    al

    uso adecuado de las cosas y los cuerpos.

    60

    El abandono del hombre al destino que l est incapacitado para leer

    correctamente , pero que desea conquistarlo y alargarlo en

    su

    propia historia,

    ser desde el humanismo renacentista y con mayor fuerza en las salidas polticas

    a ste como sucede con los utopistas por lo menos hasta el siglo

    XIX

    una suerte

    de

    mythomoteur

    en

    la historia poltica de Occidente, donde el sujeto se lanza al

    campo de la poltica desde una cada vez ms intensa lgica de la emancipacin,

    56

    Giorgio Agamben, Programa para .. , op cit.,

    p.

    194.

    57

    Cfr.

    Giorgio Agamben, Stanze .. ., op cit., pp. 44

    y

    ss.

    58

    bid.,

    p.

    66.

    La

    s cursivas son mas.

    59

    Cfr.

    Marco Revelli,

    La

    poltica perdida, Madrid, Trotta, 2008, p. 45 .

    6

    Cfr.

    Ginzburg, Spie .. ., op cit., pp. 120-12 1.

    225

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    29/44

    PENSAMIENTO POLTI

    CO

    CONTEMPORNEO

    al grado de llegar obsesivamente a poner en acto la clebre aventura quijotesca,

    que oper como una clara manifestacin del [ ...J ser en s, inmerso en una

    estoica serenidad, y

    el

    s

    er

    fuera de s, posedo por fuerzas extraas .

    1

    En

    cierta

    medida, corresponde con una fuerte pretensin de contemporaneidad y no de

    actualidad, al manifestar abiertamente la intencionalidad de colmar polticamente

    el lugar vaco entre un paraso perdido o faltante y una tierra por venir que

    terminan por concatenar espera y promesa en el horizonte del tiempo.

    62

    As

    pues, no es fortuito que Agamben sugiera pensar la categora de lugar como

    una pura diferencia topos outopos).

    63

    Sin embargo, la respuesta de Agamben

    no logra saldar el dficit evidente entre una teora de la inoperosidad (d

    el

    cuerpo

    y

    de

    la existencia en comn) que se le sobreponga o va ms all de

    un

    a teora

    de la accin (incluso, a pesar de la forma fetichizada que adopta

    el

    trabajo el

    movimiento de los cuerpos/objetos separados de su uso apropiado) .

    Qui

    z esta

    contradiccin tan eviden te e insalvable (inviolable) sea la que ocupar nuestro

    autor con mayor fuerza a partir de inicios de la dcada de 1990 para la institucin

    de maneras de lectura sobre los espacios no espaciales de la ley (liminares),

    en especfico cuando la ley no deja de presentarse bajo su mbito

    isomrfico

    por

    excelencia: un oxmoron discursivo que despliega momentos fundacionales de

    regulacin irrepresentable

    64

    que reclaman (de lo contrario sera pura teologa)

    su

    accesibilidad

    y

    movilizacin a partir de la lgica del poder.

    Las

    paradojas radicales y radicalizadas por sus propios efectos que propone

    lo llevan a posicionarse y posicionar su ob

    ra

    en uno de los mbitos cruciales de

    la reflexin contempornea, si

    gna

    do por la prdida gradual de dirigi

    rl

    e

    la

    palabra

    al poder pero sin

    perderlo

    de vista para permitir la configuracin de aquella

    figura enigmtica y central de nuestra poca: la vctima. Es probable que la

    del dbil/vctima sea la figura que opere tenuemente como bisagra lgica entre

    el desarrollo de una filosofa de la inoperosidad soportada en muchos de los

    6

    Mario Perniola,

    Del sentir...

    op

    cit

    .,

    pp. 19 ss.

    62

    J ean Servie

    r

    a

    uwpa Mxi

    co,

    Fond

    o de Cultura

    Econ

    mica, 1995, pp. 19 58

    13

    9.

    63

    Giorgio Agamben,

    Stanze

    ..

    . op cit.,

    p.

    XVI. Le

    debo esta sealizacin a

    Edgar Morale

    s

    Fl

    ores.

    L o irrepresentable adems de lo negativo (y quiz por ello), es una de las cualidades de

    la categora

    de

    lo impoltico. Cfr. Roberto Esposito, Filosofa poltica o pensamiento sobre la

    poltica

    ,

    en Martha Rivero (comp.), Pen

    sar l poltica op. cit.

    p. 103.

    226

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    30/44

    GIORGIO AGAMBEN

    Y

    EL DESPLIEGUE POLTICO

    DE

    LA LEY

    momentos c

    ru

    ciales de la filosofa de la accin: inoperosa cuando

    su

    cuerpo

    es puesto como receptculo de la violencia y la exclusin; activa, cuando log

    ra

    mnimamente quebrar

    el

    registro de hablarle al poder sin dejar de recordarle

    que lo est impugnando.

    65

    Es

    as que puede aparecer una autntica tica de la

    dignidad ,

    66

    que no slo trastoca

    el

    ncleo fundacional del poder poltico y de

    la poltica en general, adems importa un desplazamiento para el sujeto y la vida

    en comn en una radicalidad desde abajo que no puede ser juzgada como

    menor: Digna es la persona que, a pesar de no tener una dignidad pblica, se

    comporta en todo y para todo como si la tuviese .

    67

    Pinsese, por ejemplo, en su ensayo sobre la Epstola a

    los

    Romanos de Pablo

    de Tarso, que no slo presume la intencin de ubicar el texto paulino como

    texto mesinico fundamental de Occidente en trminos filolgicos e histricos,

    sino que adems contiene una vocacin interpretativa de largo calado sobre

    los significados menos evidentes del carcter aportico del tiempo mesinico

    contenidos a lo largo de la Epstola y particularmente detectados en los procesos

    de su estructuracin bajo las formas de la

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    31/44

    PE

    SAM

    IE

    NT O POLTICO

    CONT

    EM P

    ORNEO

    Ya

    desde el ncipit

    de

    la

    Epstola

    aparece la cuestin mesinica: Paulus

    Doulos

    Christou lesou, kletos apostolos aphorimenos eis euagg,eon

    theou,

    que Agamben traduce

    como Pablo, llamado como esclavo

    de

    Jess mesas, separado como apstol por

    el anuncio de Dios .

    7

    Observemos

    el

    hecho de que christs no es un nombre

    propio, sino es [ ... ] la traduccin griega del trmino hebrero

    maJiah,

    que significa

    el ungido, es decir, el mesas .

    71

    Asimismo, dentro

    de

    las variantes filolgicas que

    introduce Agamben, hay una que nos interesa subrayar, y que es la de Pablo

    en

    su condicin de esclavo/siervo

    doulos)

    del mesas. Sobre todo, porque [ ] el

    sintagma 'esclavo del mesas' define para Pablo la nueva condicin mesinica,

    principio de una particular transformacin de todas las condiciones jurdicas

    (que no son, por esto, simplemente abolidas) .

    2

    Esta

    condicin

    de

    siervo del

    mesas se conjugar con la nocin

    de un

    llamado/vocacin

    kletos),

    73

    que no se

    une simplemente por contigidad a la segunda parte del incipit, a pesar de la

    escansin sintctica que la coma introduce para romperlo en dos tiempos:

    Paulus

    Doulos Christou Iesou, del kletos apostolos aphorimenos eis

    euaggelion

    theou, s

    in

    o que

    Agamben sugiere que no hay nada que impida romper la escansin de

    la

    oracin,

    para ubicar precisamentekletos

    en

    referencia

    adoulos: Paulus Doulos

    Christou

    lesou

    kletos, apostolos

    aphorimenos

    eis

    euagg,elion

    theouk, con lo cual propone una versin

    distinta

    y

    que se vincula con la figura de la vctima: el esclavo paulino es una

    variante de nuestro excluido en/de la tierra , que est obligado, por

    su

    llamado

    ktetos)

    a seguir al mesas, esto es,

    su

    vocacin es aprender a escuchar la funcin

    mesinica que cumple dignamente frente a la injusticia que produce la ley de los

    mandamientos (prohibicin), ya que al nombrar el lmite desde el cual se hace

    7

    bid., p

    14.

    71

    bid., p 22

    72

    bid.,

    p

    20

    73

    Aqu encontramos un indicio no slo significativo sino adems fundamental para el

    pensamiento poltico contemporneo: el vocablo paulino

    kletos

    en tanto vocacin/llamado ser

    el mismo

    que

    absorhe y dilata Max Weber a partir

    de

    la traduccin del griego al alemn de

    la

    Biblia

    por

    parte

    de Lutero

    (

    donde

    vocacin se

    r

    traducida como Beruf), y

    que

    le permitir

    construir

    un

    ejemplo slido de inactualidad y

    por

    ello

    de

    contemporaneidad

    en

    la reflexin

    poltica como lo ha sido su conferencia

    de

    1919, La poltica como vocacin , sobre todo sus

    prrafos finales. Vase Max Weber, La poltica como vocacin , en Max Weber, El poltico y

    el

    cient{fico, Madrid

    , Alianza, 1986, pp. 81-179.

    228

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    32/44

    GIORG O AGAMBEN Y

    EL

    DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY

    visible la exclusin, separa irremediablemente a los sujetos.

    74

    Es

    un

    llamado

    que conjuga vocacin y profesin en un solo espacio discursivo, apuntalando el

    carcter especfico de la

    dimensin

    concreta

    del singular,

    75

    que evita tanto el peso de

    la necesidad de la poltica como aquello que junto a Jean-Luc Nancy se puede

    enunciar como "el peligro de la doble sustancialidad que puede implicar lo

    'individual-comn"'.

    76

    Es decir, la vocacin puede ser pensada a partir de estas

    coordenadas como un movimiento de resistencia tica que, en una parfrasis

    invertida de Hobbes, va del "foro interno" hacia el "foro externo" donde ser

    determinante la profesin que puede constituir una conjuncin indita en el

    campo de los recursos simblicos necesarios para la accin. En suma, estaramos

    hablando de la autoconciencia del dbil en la poltica a partir de su "estar en

    contra" de la misma y que no puede entenderse ms all del campo funcional

    de la poltica del rechazo.

    77

    Si la ley divide al sujeto, habr que entenderla como una estructura nominal

    que no tiene respuesta a sus contradicciones. Es

    una

    verdad fetichizada e

    irrepresentable. En este sentido, la sentencia paulina es clara: "yo conoc el

    pecado a travs de la ley.

    En

    efecto, no habra conocido el deseo, si la ley no

    me hubiera dicho: ino desears ".

    78

    Por

    lo tanto, la ley separa al sujeto y lo

    ata al mismo tiempo a una (im)posibilidad de reunirse en su separacin en el

    interior del

    nomos.

    De aqu, pues, que el vocablopistis (fe) sea determinante en

    la crtica paulina a la ley pues la

    fe

    es la forma de validar la promesa en medio

    de la escisin del sujeto frente a la ley que lo sustancializa en aras de nombrar lo

    comn. Es decir, hay un aspecto no normativo (un resto) de la ley que se refleja

    precisamente en lapromesa/porvenir de la justicia.

    79

    Lo relevante es la dimensin

    concreta del singular

    en relacin con elplural de la comunidad y de la poltica

    y

    frente a la desaparicin del "excluido en/de la tierra". Al emparentar lavocacin

    74

    Giorgio Agamben,

    tempo

    che resta

    ... ,

    op. cit., p 49.

    15

    bid. ,

    p 26.

    76

    J

    ean-Luc

    N ancy, "Comunismo, la palabra", en Anala H ounie (comp.

    , Sobre l

    idea del

    comunismo,

    Buenos Aires, Paids, 201O p 151.

    77

    Giorgio Agamben, Que che resta ..., op. cit ., pp 81-126.

    78

    Giorgio Agamben, tempo che rejta ... , op cit .,

    p

    102.

    9

    lbid.,

    pp. 51, 88-89, 91.

    22

    9

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    33/44

    PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO

    con la figura del esclavo frente al orden

    de

    lo comn, existe una insistencia sobre

    la inauguracin de la forma aportica del tiempo mesinico, en particular sus

    estancias internas,

    que

    aparece

    como una

    violencia reveladora

    que

    pretende

    oponrsele a la violencia

    de

    la desaparicin

    que

    a

    su

    vez es producida

    por

    la

    exclusin: El sujeto mesinico no contempla el

    mundo

    como si estuviera

    salvado. Antes bien -en las palabras

    de

    Benjamin- contempla la salvacin slo

    mientras se pierde

    en

    lo insalvable .

    80

    Agamben agrega que

    de

    lo que se trata es

    de

    construir el contenedor para comprender el sentido y la forma interna del

    tiempo que l [Pablo

    de

    TarsoJ define

    ha nyn

    kairs 'el tiempo ahora ',

    81

    donde

    kairs

    es decidir sobre el tiempo profano y a su vez esta decisin es

    una

    divisin

    necesaria para introducir

    una

    escansin

    que en

    la lucha poltica es la realidad

    ms inmediata

    de

    su actuacin, lo que supone decir que sin escansin no hay

    poltica.

    82

    De

    aqu, pues, que

    el

    tiempo ahora sea el tiempo restante , y que en

    Pablo significa el tiempo real

    donde

    la vocacin mesinica salta al campo

    de

    fuerza

    de

    lo social como

    discontinuidad

    al

    mantener

    su estatuto de singular

    en

    el interior

    de

    los campos donde se querella.

    83

    De

    este modo, podemos le

    er

    :

    Si

    debiera indicar, en las epstolas de Pablo, un atisbo poltico inmediatamente

    actual

    creo que el concepto de resto tendra que formar parte. Ello permite, en

    particular, dislocar en una perspectiva nueva nuestra anticuada

    y

    sin embargo,

    quiz no renunciables nociones de pueblo y de democracia.

    El

    pueblo no

    es

    ni el

    todo ni la parte, ni mayora ni minora. Es ante todo eso

    que

    jamspuede

    coincidir

    con s mismo, ni como todo ni como parte, eso que infinitamente resta o resiste a

    cualquier divisin, y

    -con la

    buena paz de aquellos que nos gobiernan- jams

    se deja reducir a una mayora o a una minora.

    Es

    este resto la figura o la

    consistencia que

    el

    pueblo toma en el momento decisivo -y, como tal, es

    el

    nico

    sujeto poltico real.

    84

    Por mi parte agregara que es oportuno subrayar la ambivalencia semntica

    del vocablo pueblo, ya que

    anuda

    en

    modo

    simultneo dos funciones histricas

    230

    80

    btd.

    p 45.

    81

    bid., p. 9.

    82

    bid., p 65

    83

    bid.,

    p 13.

    84

    bid.,

    pp

    58-59.

    L

    as

    curs

    ivas

    son

    mas.

  • 7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre

    34/44

    GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY

    especficas cuando, en realidad, estamos hablando de dos procesos de distinta

    significatividad poltica. Por una parte, la nocin de Pueblo (con mayscula) est

    presente cuando

    el

    llamado cuerpo social se vuelve poltico en el momento en que

    produce

    una forma especfica de vida, como puede ser aquella de la ((existencia

    poltica (bios). La segunda acepcin, pueblo (en minscula) designa al sujeto

    (nuda vida), no

    al proceso pretendidamente unitario de formacin histrica de

    la comunidad y del Estado. Quien designa y afirma que un sujeto pertenece al

    pueblo en minscula o a la comunidad poltica es precisamente el Estado bajo

    las formas que adopta en determinadas circunstancias histrico-jurdicas a partir

    del entramado de la autoridad que pone en escena a