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A ln

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DOS PALABRITAS FORMALES

AL

■eocoa

arece que acabó V . ya de hablar', señor Don M ercantil, dándose por satisfecho con tas tres em ­bestidas que en sus artículos del 13, 15 y 18 de Junio último ha pegado al folletista Casamentero por haber publicado su oculto y malhadado casa­miento con la V erd ad , y sus disensiones y sepa­ración.

¡ Qué bien dijo el ulenciano desengañado que la habría venido á concitar los ánimos yquitarnos la tranquilidad! Y ¡qué bien dije yo en mi folleto del 13 del mismo que esa joven díscola y traviesa habla revuelto el juicio al cachazudo 1). M ercantil , el que mientras se mantuvo célibe y soUeron se lamia como buey suelto , y se ense­ñoreaba y pavoneaba , dirigiendo solo y á su sabor la opinion pública de esta capital! Ya se ve : era nna viña el ver que á falta de buenos , y aunque fuera labiando , quisque tenia que aflojar lof 2 0 maravedises diarios ó las 1 2 monedas mensua­les, so pena de quedarse sin saberlo que pasa y no pasa en el mundo. P e ro , aunque V . baya tenido algún disgusto y quebranto , no hay motivo para que V . lo tome tíin á pechos. Si le amargan las verdades del folletista , muérdase V . los labios y embeba el resuello , porque para estas cosas se quiere cachaza , como la tenemos todos para sufrir

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sus 4esvaríosy pesadeces, y conteste V . con calma y oportunamente. Porque ¿á qué inmutarse y sobresaltarse al menoraviso que tuvo V . delataque? ¿ á qué destacar aquel articulo de vanguardia , en el que venia pintado un temor cerval y un resen­timiento muy impropio? ¿ á qué quejarse antes que le d en , como los perros , ni á qué contestar sin saber lo que se le va á decir? Vamos, creyó V . sin duda , que es un delito solo el pensar en es- ¿cribif contra el señor D. M ercantil. ¿ Es acaso inviolable su persona? ¿E s incontestable su doctri­na? ¿ El diario M ercantil es acaso la Biblia, contra Ja que no es permitido escribir? ¿ O es que quiere suprimir la libertad de imprenta para todo el que le haga la ojK)SÍcion ? Pues hombre de Dios, ¿no conoce V . que esto era echarse la tierra á los ojos, no sirviendo este articulo boletero sino para lla­mar la atención y excitar la curiosidad del públi- jCO para leer lo que se habia de decir contra V .?

M ercan til, V . ha cometido un suicidio; ,voy á hacérselo conocer, si es que los suicidados ^on capaces de conocimiento. Dice V . en su arti­culo del dia 13:

S e nos lia asegurado que hoy ó un dia de c í- lo s sale d luz un fo l l e t o que zurra la badana a l J)iar¿o M ercantil y le pone como nuevo. P o r s i acaso cuenta su autor con e l producto de la venta p a r a hacerse un vestido con que lucir en la p re ­sente octava , e l M ercantil se encarga de costear­lo parte de su equipo , y puede contar con veinte e^enkplarcs que se le tom arán de orden de e s te ... de esta m erlo e l aulor tendrá por prim era vez zap atos i j veinte lectores mas que adm i­ren SM fliscivcioi^.

Kg sexiin por wcrUi cslos zíipatos de los de 37

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reales de Ya que se púne V . á hacer Ucaridad, ¿quiere V . que les primeros zapatos quf estrene sean pepres que de munición ó de frali« donado ó unas sandalias? porque los 1 0 reales quQ importan los 2 0 egemplares aun no alcanzan par« ^sto.Ya principiamos con una frailada. E l dianche es este diario M ercantil que barrunta y censura U discreción del autor de un folleto antes de salir al público, sin haberlo él v isto , y á cuyo autor DO conoce ni tiene noticia alguna de él como se verá luego. He aquí un articulo interesante para el )úblico, propio solo del Diario M ercantil de Va- encia.

Su lectura presenta una completa defensa del McrcantlL y un pièno convencimiento para el pú­blico. Ya no necesita saber qué se le va á decir en el folleto , ni con qué fundamento ; bástale saber que el autor nunca ¡la tenido zapatos miedos: por* que un publico iniparcial é ilustrado discurre d f este modo, según e M ercantil: E l autor del folle^ to que va á publicarse nunca ha tenido zap ato f nuevos .* luego no puede decir una verdad *, y un escritor descalzo no puede decir nada contra e l M ercantil que es un P. Maestro caljado y bragado.

Ya se ve : un P . Maestro calzado y un mQrca«r der rico y poderoso se rien de esas novedades de.l dia de libertad ¿igualdad legal, y de que el mé- fito y la virtud puedan servii para algo sin el po^ der y la ri<^ueza. P^ro, hermano , tenga V . com-r pasión siquiera , ya que no respete, á pobreza, que tanto recomienda el Evangelio. ; 0 témpora; jó mores! ’ Qué tiempos aquello^ en que V . se manteuia ue recortaduras de papel!

¡ Y qué pjau de ataque y deiensa tan estraor* diñarlo se ha propuesto este hombre 1 T iran n e «

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los pies antes que á otra p arte , es cosa rara : si me hubiera tirado directamente á la cabeza, era una cosa muy natural en esta especie de luchas 5 pero til diriíjirse á los pies , es que quería hacerme la zancadilla. Volviendo á los zapatos , no sé qué co- liexioii pueda tener la ohra prim a con io moral y jK)litico *, vamos, ha creído que la ohra prim a quie­re decir la p rim era, y por consiguiente que la suya debía principiar por los zapatos. Hay mas: yo pien­so que el no tener zapatos antes bien contribuye innclio para estudiar y aprender, porque el »jue 710 los tiene , sale poco d j casa , y se proporciona mas ocasíon para dedicarse á estudiar y escribir. En ¡)iueba de que los zapatos no solo nada tienen que ver sino que incomodan para leer y escribir, sepa el señor M ercantil que un amigo que yo tenia iTiuy estudioso y que escribió cosas muy buenas, cuando se engolfaba en sus tareas literarias, se qui­taba los zapatos, y metia los pies en un barreño de agua: pero para el señor M ercantil ningún mérito tendría todo cuanto escribió, porque lo escribió sin zapatos. Aquel, sin duda, hacia eso para no dormir­se, y el señor MciHíantil que escribe con buenos z a ­patón, no solo se duerme , sino que sueña y delira cuando escribe. Y para que V . se acabe de con­vencer, yo conozco a otro sugeto, que cuando aun zap atos no tenia , solía escribir regularmente, y despues que se armó de botas y demás correspon­diente , escribe muchos disparates. Pero hombre, ¿quiere V . que me ponga zapatos nuevos pax-a que escriba bien? ¿N o sabe V . que los zapatos nuevos son pstiticv^ y molestos , y precisamente siempre han de incomodar y perturbar aquella serenidad que necesita un escritor? U ltim am ente, y acabe­mos de zapatos , lo que bay de cierto en esto es.

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que el folletista casamentero siempre ha lleVado za­patos ; pero, la verdad , ío que es con orejas y bo­tones no los ha llevado nunca-, y si V . trata de rega? larle algunos, no los envie de estos sino para l;i?,os

E l artículo que acabamos de examinar no fue. mas que un amago estratégico del M ercantil para intimidar al enemigo. Pero viendo que este no se re tiraba , presenta la batalla el dia 15 del mismo mes , atacándole con toda la m etralla de sus razo­nes y con la afilada espada de su sátira. ¿Y pensa­rán VV. que trato de vindicarse con razones y. argumentos convincentes, desvaneciendo los fun-« dados cargos que se le hacian , y que procuró probar que no era un pedazo de porra ? Pues no, señores , conoció sin duda lo difícil de la empresa,

Í" ap e ló .... apeló á un sermón satírico tonti-bur- esco , que puede servir de modelo de los sermo­

nes burlescos tonti-satírícos. ¿ Y será posible reba­tirlo y analizarlo? ¿ Qué analizar , si su espiesion es diametralmente opuesta á la de los sordo-tiiu- dos , porque en la de estos solo hay sentido siu palabras, y en la suya bay solo palabras sin senti­do? ¿Qué haremos pues del sermón? qué ? Copiar­lo y ponerlo á la censura pxiblica, qne será lo mis­mo que ponerlo á la vergüenza. No obstante por vía de entretenim iento nos permitiremos uii lige­ro com entario, pues las escritos no solo se comen­tan por su mérito , sino por su oscuridad.

B oletín fie 3 Iorella del 30 de j^fnyo* F o lle to de fa le n c ia del 1 1 (quiso decir del 13)

de Junto.liem o s tenido e l honor de (jne e l holethiista de

Morv.lla nos tom ase p or fin á sii cu en ta , ( y J i o io

diga V . en chanza, j>orque

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wA los autores de obras inicuasLos honra mucho quien los cr itica .)”

j r a s i lo liace en su númcrú del 30 p róx im o ptt» sado> y notamos en é l no solo lá Coincidencia de épocas de su publicación con la del fo l l e t o que sa- lió antes de a y e r (e n cualquiera época que se es­criba contra V ., siempre habrá coincidencia, si no de tiem po, al menos en cuanto al o b je to , que se­rá rebatir sus vaciedades y desatinos) , sino la igualdad de estilo j sem ejanza de espresiones Y calidad de p e la g e , en términos que no dudarem os esten a l ^ mejor' casados e l autor d e l fo l l e t o y b o - letinista de M orella , que la V erdad r e l Mercantil,'

Hombro, esto es nacer como las monas. Se ha TÍsto V . casado con la f^erdad, ¿y qué ha hecho? casar también al autor del folleto con el boletinis- ta de Morella. ¿ Pues no advirtió V ., santo varón, que hacia un matrimonio contra naturam ? Mas prescindamos de esto. ¿En qué funda V . este ma­trim onio? Aun suponiendo esa coincidencia y esa igualdad de estilo y de p e lig e , habrá un motivo racional para esta unión hipostática? Cuando las personas no convienen en as ideas ni opiniones, cuando tienen intereses opuestos, ¿qué fuerza ten­drá la coincidiincia de la publicación y la isual* d ad de estilo^ A mi me parece que no puede V . hallar ninguna íinalogia de ideas, opiniones ni in­tereses entre el boletinista faccioso y folletista l i­beral , ni Dios permita que la haya nunca. ¿Y o analogía con esa gente? Yo que , prescindiendo de las pruebas que tengo dadas de ser su mayor ene- nngo , cuando nuestras armas consiguen alguna victoria llevo )a alegría pintada en el semblante y la celebro con deinostraciones públicas, y al con­trario cuando sufren algutt revés, ando cabizbajo

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por esas calles •, yo que cuando paso por delante’ del Símbolo augusto de la Constitución , lo acato quitándome el sombrero , en vez de mirarlo de mal ojo como los amantes del despotismo y conipa» ñeros del boletinista , ¿ podré tener alguna seme-J janza con este ? No quiero detenerme en dar mas, señas de los que se le parecen al boletinista de Morella. Pero señor M ercantil, mire V . de piesá Cabeza al folletista , y vea V . si se le parece eñ al­g o ... E s público , dice e l boletinista de Morella^ que e l R edactor del McrcnnliL miente á estajo y tan de costum bre que apenas se le escapa una verdad , y que en e l consabido estraordinario se puede asegu rar, sin recelo de quedar desairado, que miente m as que habla .

Ni al demonio se le ocurre sino al M ercantil el citar este párrafo, tratando de defenderse, puei dejándolo pasar sin desm entirlo, nos quedamos eu la duda de quien es el qne m iente.

•¿Y no es cosa bien sabida , que consensus p o* pulorum om niuni, i^ox tiatnrce est ? ¿Qué argu­mento se puede presentar tnas fuerte que el dicbo unánime de diferentes pueblos y de hombres di* íerentes en costumbres y opiniones? C o n d u je el boletin carlista =

y e l sistem a libera l C aerá sin remisión uá pesar del M ercantil.

Si cayera el sistema liberal puede que le pesi* ra al M ercantil, pero á otros les pesaría mas.

N o dejareis en paZj ti i j boletinista m ontañés, <i ¡m em bustero , tú , fo lle t is ta ham briento , á un ?/BCio? Cómo ba de s e r , serK>r M ercan til! vo te­nia un recurso en la sopa de un convento, V como atjuella se acabó y no bepodidoenconti'aruua re -

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daccion, me €Stoy muriendo de ham bre.^.. S isón losfpw'listas le Kin ed iad o nías escomuniones que s¿ le alciw zacen (buena gram ática, señor maes­tro ) se hallaría y a tan seco y fla c o p or lo ntenos conio e l elogiado fo l le t is ta e l bolsillo y la es-- peran za d e lJo lle t it ta :

»C ucú , cucú y mas cucú Y^sieuipre mía misma cosa/’

Este hombre tiene manía con los pobres. Se conoce que como fue hijo espurio de la Escuela- pia , no hizo el voto de pobreza al entrar en la Religión, y solo baria el de castidad y obediencia, los que es regular guardara exactamente por des­entenderse del otro. S isó n los dem ás ( no libera­les j porque los verdaderos y sabios libera les com ­padecen la ignorancia y a laban la in ten cion óle ponen á p e l^ »y de burro y mucho no lo dejan. (L o s verdaderos liberales com padecen la ignoran­cia cuando esta ignorancia no es orgullosa , cuan­do no se atreve altiva á dirigir la opinion pública, y cuando no se quiere comerciar con ella ; y ala­ban la intención , cuando esta se dirijo á la u tili­dad pública 5 tuas la de V . se dirije solo á la u tili­dad privada á costa de los suscriptores. Vea V ., pues, como no tienen aquí lugar la compasion ni la alabanza. Eche V . otro paréntesis....) { A bien que estam os en época en qne basta esconder las oreja'! ba jo un som brero ó gorro , y los o jos tras opacos espejuelos (nunca serán tan opacos y oscu­ros como el trozo de elocuencia que estamos ana­lizando) pai'a sa b er ... . saber decir en m al caste­llano lo que se dice debajo do los puentes del 'fu ­r ia .) (Ha querido V . formar otro paréntesis, y V . mismo se ha encerrado en él, j>orquc casualmente estamos eu la é|X)ca eu que se ha conocido que la

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mayor ignorancia se encontraba en los quemas so- lian esconder sus orejas bajo los gorros.)

Cuando el insípido amalgamador de boletines y folletos cree que ya tiene al público bien prepa­rado y compungido, principia la parte fervorosa del sermón y d ice ; E llo no obstante , y d p esar del boletinista de allende y e l fo lle t is ta de acuen^ d e , á pesar de que son picaros los que lo leen , h a y en V a len d a y en su reino 1 2 0 0 picaros p o r lo menos que lo le en ; porque no deben W . igno-- rar , señores 1200 lectores del M ercantil, que son W . unos p icaros porque lo leen {\) '. y s i quie­ren W . que se les absuelí>a de su picardía^ es p re ­ciso que en e l acto se postren W . ante e l fo l le t is ’- ta y le digan ( ahora va el acto de con trición ): P a te r , p eccav i ( hola ! latines tenemos! vamos cla­ros ¿es V . lego ó de misa?); P eq u é , P a p á fo l le t is -

(1 ) S i el d iario de V . turieva algo de lite ra to y no f«era m ciam ciite m erca n til, no se ja c ta ría V . tan tontam ente de fpner 12íX) su scritores, porque tendría presente aquella fa b u - iita literaria que no ignora ningnn aprendiz de literato en E spaña , la que por venir aquí lan d e m olde y para que V . se arergiicnce de esas jactan cias, es preciso cop iársela , aun­que tengan que disim niarm e esta molostia los lectores.

»SíPmpre acostum bra á hacer el vulgo üccío D e lo bueno y lo m alo igual aprecio,Y o le doy lo p eo r, que es lo que alaba.

D e este modo sus yerros disculpaba U n escritor de farsas indecentes;V un taim ado poeta que lo oía,L e respondió en los térm inos siguientes:

Al linm ildc ju m ento Su dueño daba p a ja y le decía:T o m a , pues que cou eso estás contento.D íjolo lautas veces , que ya un dia S e enfadó el asno , y replicó: tom o Lo que me quieres d ar, pero, hom bre injustOy ¿P ien sas que so lod e !a p a ja gu sto?D am e grano y verás si me lo co m o .'’

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t ó j ( hombre no baga V . el fraile , que ya no le pega á V .) •, si j p eccav i en leer las sandeces y las cortes j los articulas y los versos d" fon do del M ercantil (se ha equivocado V ., que todos los que compran su diario no lo leen de cabo á rabo , por­que cansados de leer en valde, solo miran lo que no es de su caudal , las reales órdenes y los avisos)-, peccav i soltando mensuales doce monedas para, ju stificar Los necios cálculos de su com ercio ; m o­nedas cjué os vendrian tan bien com o un canonica- to a l reverendo boletinista de M orella (no me ven­drian mal-, pero ya que no tengo el placer de to­m arlas, tampoco tengo obligación de restitu irlo ntal ganado); peccav i no rindiendo v asa lla je d la potestad tribunicia del tremebundo club (aunque no sé lo qne es eso de clubs y de tribunos y creo que menos lo sabe el autor del artículo , porque tribu­no y vasallage son dos cosas muy contrarias ) , de cuyo omnipotente seno han em anado los rayaos (Y o no he visto senos omnipotentes ni potentes, ni tampoco S'ilir rayos de los senos, sino del cielo y de las manos de Júpiter ) que lum reducido á cenizas (6 á polvo que es lo mismo^ y m ejor p a ra V . Pa~ p d , que lo tom a ) a l burro M ercantil: y y o en ­durecido en la m aldad y ablandado en e l bolsillo^ he fom en tado las necedades del M ercantil. M ea cu lpa m ea m áxim a culpa ( oiga V . señor M er­cantil ¿esta V . ayudando á bien m o rir, ó es que está V . repasando para pedir las licencias de con­fesar?) -, prom eto enmcndaj'me y s i la sabiduría y madurez , y ciencia , y política , ( be aquí un bello modo de enumerar -, la política no pertenece á la ciencia n¡ á la sabiduría ) r poeíía , ^ ?niío/o- e ia , y veterinaria ( y a s n o lo g í^ ^ V . ^(conserve V . su salud, uo sea que venga á caer en manos de

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algún veteiìiiarìo^ ptihlfta p or e t t ièm p o jr svbré las ruinas del apostata M ercantil (si dijese V .so* bre las del Herculano , ya lo entiendo, pero sobre polvo y fango ¿qué se ba de fundar? ) un pen òd ì- co sabio y m aauro ( no seria tah màduro corno el de V . que está ya pasado) ciéutijico (5cc. ofrez* co contribuir d su lustre y ü l cÍe vuestra epitép~ tica y estitita situación. (jR ara invención es la de dar lustre á las situaciones! jy estará vistosa uná situación epiléptica y estítica cOn lustre! Eáo del lustre guárdemelo V . para los zapatos que me he mandado hacer. ) A s í lo prom eto á vos en rem i­sión de mis pecados j en g ozo riel holetinista de M orella vuestro m uy am ado prim o (¿d e casados nos hemos quedado en ptÍmosr V . tiene mas facul­tad es que el Papa p ara esto de dispensas de pa* rénteseos ) en satisfacción de V . P a p á (¿quiért será este Papá? y un Papá con gorro y montera y sus espejuelos, y con su cajá de rapé y sin zapa­tos , y en una situación estítica y epiléptica , será una figura tan rara y triste^ ó una figui*acion que solose la puede fig u ra r la imaginación de V . que, como otro caballero de la triste figura, está tiran­do ta jos y reveses á los molinos de viento , fig u ­rándose que se está batiendo con G igantes. ) y de sus Iwrmanos mis queritlos tíos (V sí que es un lio ) , confiando con ello alcanzar vuestra g rac ia , prenda segura de ir d ped ir limosna. Pax vobis. L a bendición. Amen.

Vamos ¿ha acabado V . ya de confesar y pre­dicar y de frailear? Ea pues, limpíese V . el sudor y tranquilícese, y mientras toma chocolate, tenga V . la bondad de oir dos palabritas en sana paz y sin alterarse, las que pueden servirle de consejo y desengaño*, y no se desdeñe V . de oirías aunque

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no sea mas que por lo que dice aquel refrán: »del enemigo el consejo.”

M ire V . señor M ercantil, yo no sé si el boletin de Morella tiene ó no razón en decirle á V . que miente y disparata, pero ha dado V . ya motivo para creer que la tiene , porque todo cuanto V . acaba de decirle al folletista matrimoniero es una sarta de errores y despropósitos. V ele ahí como todo el mundo dirá también que su parte contra­ria , su esposa de V . la irdad, tenia razón en de* cirle que disparata y chochea. Créame V . bajo mi palabra siquiera por esta vez : e! folletista, al que se ha figurado V como una fantasma y contra quien dirije tan infernal metralla de sarcasmos, ni es Papá ni lo ha sido nunca; ni este nombre !e pe­ga de ningún modo: ni tiene siquiera uua p en su nombre y apellido; y esto de Papá por todos lados le j>ega mejor al escritor de las tres P P P , que es lo mismo que tres veces P . . . . ni lleva espejuelos, ni toma polvo : ni lleva montera ni go:ro (acaso llevará gorra alguna vez) j jauiás le ha dado nadie ningunos zapatos sino los ([ue V. le ha regalado ahora con el importe de los veinte ejemplares de su folleto que ha tomado para repartir entre los amigos, los que liabrán sido otras tantas esquelas de convite para celebrar la boda de V . con la Ferdad-. ni tiene prunos boletinistas, pues el periodista mas prim o que conoce es V ,: ni tiene herm anos que sean tíos de esos jnil doscientos sobrinos suscritores de V . , los que tampoco pueden pasar m asque por prim os por aflojarle á V . las doce monedas mensuales por leer desatinos y j)aparruchas como las de estos artículos ; y si en todo emplean el di­nero tan bien como eu esto , no hay duda que ttíndrdii ufia prenda mas segura de ir á pedir li»

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mosna, que alcanzando la g racia d e l P a p á fo l i e * tista. Se queja V . de haberlo casado con la Verdad^ lo que nada tiene de particular, y V . hace un oiatrimonio nefando del boletinista y folletista, y 'uego forma V . un árbol genealógico, y forja una parentela imaginarla de i)ersonas, entre las que no hriy ni puede haber afinidad alguna ni física ni moral. Amigo se pintaba V . solo para hacer lim ­piezas de sangre y pruebas de nobleza^ pues ave­riguaría V . genealogías, y armaría con su ejecuto­ria à Judas y al moro Muza. ¡ Cuánto disparataría V . si se dedicára á reconocer y bautizar autores antiguos de pinturas y escritos, porfjue se conoce que es V . poco diestro en el conocimiento de esti­lo s , maneras y escuelas 1 ¿Y eso del tremebundo club y de exigir vasalíaje la potestad tribunicia...? V ay a , está V . ya mas sereno? ¿Conoce V . ya que no han sido mas que sandeces lo que ha dicho? P u e s , vamos, arrcj)iéntase V . y confiese y haga el acto de contrición por el mismo estilo que V . se lo ha mandado hacer á sus 1 2 0 0 penitentes; p e­ro^ además , j)ara absolverlo à V . es menester que restituya la honra, si es que piensa habérsela qui* tado, á P a p á pidírndole perdón, ya que no se lo quiera pedir al m atrimoniero, auntjue para V . es uno iin'smo, que P a p á lo perdona a V . y le da su bendición^ pues conoce que esto ha sido un ataque no de epilepsia, como la que él padece, sino de

fr en it is \ y se contenta, por ser vcLeriiKU'io con mandar que unas cuantas mañanas le den á V. una loma de ciem or y ruíbárbaro , que es el remedio mas propio para precipitar la bilis , y el mas aná­logo para el accidente que V . padece \ y luego al momento que conozca v . que se le va montando la cólera y que se le arrebata á la cabeza algún

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iíttpttlso de ira y de vengania literaria , eche V . k correr y súbase i lo mas alto de la torre de saa Estévan , donde hallará V . otro frailecito veleta (esto es, que sirve de veleta) nue está á uiiestreino de un brazo de la cruz, y colocándose V . al otro formando equilibrio , puede V . refrescarse la c a ­beza , columpiarse y hacer el molinillo con él , y al mismo tiempo marcariwsla dirección del aire, ya que no sabe V , dársela á la opinion pública. Mas si á pesar de todo e s to , vuelve V . á tomar esas rabietas con tan poco fundam ento, y cae otra vez en semejantes estravíos de imaginación , será menester , aunque en el dia esté prohibida la va­pulación , ponerle á V . fuera de a ley y en esta­do de sitio , y darle media docena de azotes para desviarle la sangre de la cabeza , en la misma for­ma y manera que se los daban á V . , y V . los da­ba en las escuelas , donde uo aprendió como pu­diera , y enseñó mal nuestro dialecto , como lo manifiestan las frases y figuras impropias y sole­cismo^ que encierran los artículos que acabarnos de analizar y otros de su periódico , que si no son el lenguage que se habla bajo los puentes del T u - ria , son una gemianía y ridicula gerigonza. Con­que enmendarse y . . . A h! se me olvidaba lo mejor y lo mas interesante para V ., señor editor, y es el prevenirle que vaya V . haciendo diligencias de otro redactor, porque como estos insultos ce­rebrales suelen repetir, según se ha visto en el que á V le trabaja actualm ente, al que en el discurro de seis dias le han dado tres ó cuatro , y corno además, estos ataques siempre suelen dejar algún sello j puede muy bien en alguno de ellos tiuedarsc en una situación perlática , ó el mejor (lia salir su Diario de por esas calles en una

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situación maniaca ó frenetica , y Dios sabe los es­tragos que podria hacer*, y el mas sensible para V . seria quedarse sin los 1200 parroquianos. í*ero cuidado no piense V . que yo digo esto con la si­niestra intención de ocupar la plaza de redactor de su Diario, j Dios me libre ! ¿ Habla yo de suje­tarme á trabajar de tarea óá jornal, con la muestra delante y contando los renglones, como muchacho de escuela, y á la vista del amo ó del cabo de vara, y con las manos aladas, y mirando siempre en el tintero los 30000 reales que tiene V . en él depositados? No señor : yo prefiero mi situación estítica, epiléptica jr ham brientajá esta sujeción y á la situación esclava , y precisión de escribir mu­cho y decir poco ó nada, ó de escribir Inepcias y vaciedades, mientras las traguen los 1 2 0 0 creyentes que ya deben estar hartos de broza y de farfulla.

Y menos debe V . temer que Papá ó el folle­tista piensen en publicar un periódico como V . lo supone en su Diario del 18 del mismo mes, y que para tantear la opinion con este objeto, se hayan publicado los folletos contra la Verdad y el M er­can til, casi asegurándolo con noticias fundadas. Tan fundadas son estas como las que V’ . tiene de Papá, del folletista Casamentero de los tios y so­brinos y de toda esa parentela que V . se ha for­jado, y tan fundadas y verídicas, como la mayor parte de las que V . nos dá en su ^leriódico sobre política y guerra. No tema V . tal cosa, benditode Dios , que la ambición lo ciega á V . en términos que los dedos le parecen convidados •, y le hace creer lo mismo que está V . diciendo que es impo­sible. En cuatro renglones dice V . á un misino tiempo que se va a dar á luz un periódico para desbancar á la Verdad y al M ercan til, y que an­

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dan en la danza y lo van á publicar unos hombres ham brien tos , de posibilidades estíticas y de una situación económ ico-politico^ epiléptica, c d una palabra, agoviados de aquella angusta pauperies,

2ue decía su amigo de V . D . Hermógenes •, y á n de intimidarlos , les recuerda V . que para pu­

blicar un periódico son menester 30000 reales de depósito , y licencia y censura previa ; pero siem­pre será cosa mas noble y generosa el que unos;?o- bres estíticos y ham brientos gasten , aunque sea de vez en cuando, media docena de duros en pu- blicar un folleto , que sostener un periódico para embolsarse diariamente la media docena de duros á costa de los 1200 hermanos de la caridad. Y diga V compadre mercachifle , si la órden para los 30000 hubiera venido antes de tener V . ase­gurados los 1 2 0 0 benévolos cofrades, ¿se pasearía tan ufano j)Or \alencia el M ercantil, jn o s echada V . ahora esas pasmarotas fanfarronas...?

No quiero contiimar espulgándole á V . mas contradicciones y desatinos; porque si lo sigo á V. iré á parar adonde V . va derechito , que es á la Casa de O rates, para que V . me entienda , á la Goleta ( aunque yo solo le acomjjaiiaria hasta la puerta) donde será admitido sin mas certití- cacion de facultativo que el llevar \ . en la mano esos artículos , en cuyo escrutinio me he entre­tenido por divertirme un rato en los raros desva­rios de uu literato jornalero Periódico-mano.

Keciba V . cordiales afectos dcl Papá, y dígale á su redactor que si está ya mas sereno y recibe, el correo <pie viene le enviará memorias su amigo = h í Casam entero.

Maleficia: 1838. Im jitc iila de Ja im e M artioez , cnlle d é la B q l5« ía , dónde se hallará de venta á 4 cuartos.

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