what is philosophy?

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Gustavo Bueno / ¿Qué es la filosofía? / 1995 http://www.filosofia.org/aut/gbm/1995qf.htm 1 sur 61 10/01/2008 23:25 Textos de Gustavo Bueno Gustavo Bueno ¿Qué es la filosofía? El lugar de la filosofía en la educación. El papel de la filosofía en el conjunto del saber constituido por el saber político, el saber científico y el saber religioso de nuestra época Pentalfa, Oviedo 1995 Índice Nota introductoria para la 2ª edición {noviembre 1995, 3.000 ejemplares} Nota introductoria (de la 1ª edición) {septiembre 1995, 2.000 ejemplares} El lugar de la filosofía en la educación Planteamiento de la cuestión Primera parte: análisis del enunciado titular en términos de función Segunda parte: discusión de los valores que en función de las acepciones de los términos «filosofía» y «educación» toma el enunciado titular: «El lugar de la III. El lugar de la filosofía «adjetiva» en la educación IV. El lugar de la filosofía «crítica» en la educación I. El papel de la filosofía en relación con el «saber político» II. El papel de la filosofía en relación con el «saber científico» >>> Nota introductoria para la 2ª edición La primera edición de este opúsculo se ha agotado a las pocas semanas de su publicación. Al preparar la obligada segunda edición se ha pensado en la conveniencia de introducir algunos aumentos {que van entre llaves} por el siguiente motivo: la primera edición ofrecía el texto íntegro de la ponencia presentado al Congreso de Granada, un texto redactado, como es habitual, con anterioridad a la celebración de dicha asamblea. De hecho, ejemplares de la primera edición de este opúsculo fueron comprados por más de trescientos congresistas con anterioridad a la exposición misma de la ponencia. Ahora bien, al autor, que asistió al Congreso en sus diversas ponencias, comunicaciones y mesas redondas, e intervino regularmente en los coloquios, le correspondió pronunciar el Discurso de Clausura a consecuencia de la desgraciada circunstancia del fallecimiento de Fernando Montero Moliner. La situación no aconsejaba, para esta última sesión, una intervención en forma de lectura de la ponencia, sino una intervención oral, sobre el texto de la ponencia presentada, sin duda, pero teniendo en cuenta que sobre ella estaba actuando todo cuanto se había dicho a lo largo del propio

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  • Gustavo Bueno / Qu es la filosofa? / 1995 http://www.filosofia.org/aut/gbm/1995qf.htm

    1 sur 61 10/01/2008 23:25

    Textos de Gustavo Bueno

    Gustavo BuenoQu es la filosofa?

    El lugar de la filosofa en la educacin. El papel de la filosofa en el conjunto del saber constituido por el saber

    poltico, el saber cientfico y el saber religioso de nuestra pocaPentalfa, Oviedo 1995

    ndice

    Nota introductoria para la 2 edicin {noviembre 1995, 3.000 ejemplares}Nota introductoria (de la 1 edicin) {septiembre 1995, 2.000 ejemplares}El lugar de la filosofa en la educacin

    Planteamiento de la cuestinPrimera parte: anlisis del enunciado titular en trminos de funcin

    Segunda parte: discusin de los valores que en funcin de las acepciones de lostrminos filosofa y educacin toma el enunciado titular: El lugar de la

    III. El lugar de la filosofa adjetiva en la educacinIV. El lugar de la filosofa crtica en la educacin

    I. El papel de la filosofa en relacin con el saber polticoII. El papel de la filosofa en relacin con el saber cientfico

    >>>

    Nota introductoria para la 2 edicin

    La primera edicin de este opsculo se ha agotado a las pocas semanas de su publicacin. Alpreparar la obligada segunda edicin se ha pensado en la conveniencia de introducir algunosaumentos {que van entre llaves} por el siguiente motivo: la primera edicin ofreca el textontegro de la ponencia presentado al Congreso de Granada, un texto redactado, como eshabitual, con anterioridad a la celebracin de dicha asamblea. De hecho, ejemplares de laprimera edicin de este opsculo fueron comprados por ms de trescientos congresistas conanterioridad a la exposicin misma de la ponencia. Ahora bien, al autor, que asisti al Congresoen sus diversas ponencias, comunicaciones y mesas redondas, e intervino regularmente en loscoloquios, le correspondi pronunciar el Discurso de Clausura a consecuencia de ladesgraciada circunstancia del fallecimiento de Fernando Montero Moliner. La situacin noaconsejaba, para esta ltima sesin, una intervencin en forma de lectura de la ponencia, sinouna intervencin oral, sobre el texto de la ponencia presentada, sin duda, pero teniendo encuenta que sobre ella estaba actuando todo cuanto se haba dicho a lo largo del propio

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    Congreso. En resumen, mi intervencin real en el Congreso no fue exactamente lo que figuraen el texto del opsculo. Si bien las ideas expuestas son, en sustancia, las mismas, haba unadiferencia prctica muy importante entre el texto escrito y el discurso improvisado; diferenciaque formul in situ mediante una comparacin. El texto publicado podra desempear el papelde una partitura abstracta, puesto que en ella se haban suprimido claves y compases,mientras que en el discurso hablado se trataba de introducir estas claves y compases (de otromodo: los parmetros de la funcin) a fin de engranar con muchas de las voces que depuertas adentro del Congreso, es decir, esotricamente, haban sido expresadas.

    Se trata, en resolucin, de introducir, en esta segunda edicin, algunas de las claves ycompases concretados de puertas adentro, aunque, [10] por el hecho de ser publicadas, lanecesidad de distinguir entre el lenguaje esotrico (si se quiere, gremial) y el exotrico vuelve areproducirse (lo que explica que tampoco en la versin actual del opsculo tenga sentidorecuperar todas las claves y compases ofrecidos).

    Por lo dems, conviene sealar que esta distincin entre un estilo esotrico y un estilo exotricono alude tanto a la distincin entre un lenguaje tcnico, acadmico, y un lenguaje popular,mundano, sino a algo ms preciso, si cabe. Pues no se trata (cuando utilizamos un lenguajeapelativo, en el sentido de Bhler) de decir lo mismo con lenguajes distintos, sino acaso dedecir cosas distintas con el mismo lenguaje. No es lo mismo hablar desde un gremio al pblicoen general, que hablar a un gremio desde el gremio (en nuestro caso: el gremio de losprofesores de filosofa de enseanza secundaria, que son los que verdaderamente importandesde el planteamiento de la ponencia, puesto que la filosofa en la enseanza media se dirigea un pblico que slo en una mnima parte va a dedicarse a la profesin filosfica).

    Por ejemplo: no padecen un eclipse de sindresis los profesores de filosofa que apoyan lareivindicacin de la filosofa en el bachillerato con el argumento de que sin la enseanza de lafilosofa los espaoles no podrn pensar? Pues este argumento, aunque pueda manejarsede puertas adentro, o incluso en el supuesto de que l se tomase como verdadero, no podraser expuesto exotricamente, puesto que tal argumento indignara a sus destinatarios (losparlamentarios, los periodistas y los cientficos, principalmente), es decir, resultaracontraproducente. Pues estos destinatarios podran responder con razn al argumento: acasonosotros, que no hemos estudiado filosofa, salvo convencionalmente, en un lejanobachillerato, o no la hemos estudiado en absoluto, no pensamos? y quines sois vosotros,insignificantes profesores, pedantes e inexpertos en las materias de la vida, e ignorantes denuestras propias disciplinas, para ensearnos a pensar?

    Otro ejemplo: cmo proclamar en pblico la miseria de la filosofa, reconocida acaso dehecho por el gremio de profesores de filosofa, sin perjuicio de su buena voluntad y de susduras jornadas de trabajo? Los juicios autocrticos no pueden formularse del mismo modo depuertas adentro que de puertas afuera, si se pretende que, al menos como mal menor, elgremio subsista, y se calcula (acaso errneamente) que una autocrtica pblica radicalequivaldra a la liquidacin definitiva de la filosofa en la enseanza media. Sabemos [11] queuna vez que se ha abandonado un lugar institucional conquistado al cabo de los siglos, ste noquedar vaco sino que ser ocupado inmediatamente por otros sucedneos (sociologa,psicologa, tica, religin) y no ser fcilmente recuperable.

    Creo poder afirmar que el propio Congreso ofreci, como en un fractal, la estructura efectiva dela filosofa gremial en Espaa, en tanto que ella aparece separada en dos grandes estratos: elconstituido por el gremio de los profesores de filosofa de enseanza secundaria y elconstituido por el gremio de los profesores de filosofa de enseanza universitaria. Losproblemas de ambos estratos son totalmente distintos y, paradjicamente, la importanciafilosfica de estos problemas afecta sobre todo al gremio de los profesores de filosofa deenseanza secundaria ms que a los universitarios. En efecto, en la Universidad, de hecho, secultivan gneros de investigacin filosfico-doxogrfica desconectados, salvo escassimasexcepciones, de los autnticos problemas de la filosofa del presente; orientacin que vienefavorecida por la circunstancia de que los profesores universitarios se dirigen a otrosprofesores de filosofa o a futuros profesores, mientras que en la enseanza secundaria elprofesor de filosofa se dirige a un pblico ms general, tericamente a toda la nacin, y en uncontexto en el que figuran profesores de otras muchas disciplinas que obligan a contrastardiariamente cuestiones tratadas en las clases.

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    Por ltimo, en el transcurso de las sesiones del Congreso se pudo observar, como tendenciadominante en los ponentes universitarios, una preferencia por la concepcinhistrico-doxogrfica del saber filosfico. Esta preferencia era previsible, pero no por ellodejaba de producir menos asombro, sobre todo cuando tenemos en cuenta la tnica general deesa concepcin histrico-sapiencial en lo que a los contenidos se refiere. No tengo nada quedecir acerca de las constantes referencias a los clsicos griegos (sobre todo Platn yAristteles), salvo congratularme por ello y por lo que esa actitud tiene de til en orden adespejar los problemas suscitados por los proyectos de inclusin en los planes de estudios delas filosofas tnicas. Pero s quiero recoger aqu las palabras crticas que expuse sobre lasreferencias continuas a la filosofa alemana, y no slo a Kant o a Hegel, y aun a Heideggerprcticamente nada a Husserl, sino tambin a Habermas, a Appel o a von Kutschera. Encambio, el sonido de la filosofa analtica anglosajona parece que ya se escucha de un modomucho ms dbil. Silencio casi sepulcral ante la filosofa espaola. No tiene mucho [12] quever todo esto con la situacin de crisis de la enseanza de la filosofa en Espaa? Puede uncuerpo de profesores de filosofa justificar, ante el resto de la sociedad espaola, las funcionesde su responsabilidad asumiendo de hecho la misin de traducir al espaol (o al cataln, o aleuskera) especulaciones tan vagas, utpicas o vulgares como las que ofrecen los amigos deHabermas, de Appel o de Kutschera. El motivo de dudar es la evidencia de que la filosofa noes una forma de pensar que pueda proceder (como las Matemticas o la Qumica) por vasdiferentes del lenguaje nacional en el que se expresa. Lo que quiere decir, por tanto, que debeproceder de planteamientos, referencias, &c. caractersticas del mundo en el que estelenguaje funciona (no el llamado lenguaje en general, que de hecho es el alemn o elingls). Esto significa que si el cuerpo de profesores espaoles de filosofa se consagra dehecho a explicar traducciones del alemn, o adaptaciones de traducciones, es porque seencuentra realmente vaco. En la Universidad es norma no citar (en tesinas, tesis doctorales,conferencias pblicas, o en las clases) a autores espaoles: es ms probable que estacostumbre est movida por el autodesprecio de muchos profesores universitarios ms que porla envidia a quienes de hecho escriben en espaol y no se limitan a traducir o a comentar.Acaso la instalacin de la conciencia filosfica en la historia de la filosofa facilita la tendenciaa taparse los odos ante todo cuanto pueda ofrecerse desde dentro del espaol, y asobreestimar a todo cuando pueda orse en otras lenguas. Una especie de sndrome deEstocolmo se advierte en los profesores espaoles ante los alemanes, en particular,enemigos naturales, desde muchos puntos de vista, de todo cuanto tenga que ver con lacultura mediterrnea. Pero, hasta qu punto podemos seguir organizando la historia de lafilosofa, al modo hegeliano, como un curso lineal de evolucin interna que comienza con Talesy Parmnides y termina con Habermas? no ser conveniente regresar a las races de todaesta vegetacin, a los griegos, y considerar a los franceses, a los ingleses y a losalemanes como vstagos vigorosos, sin duda, en sus tiempos respectivos, de aquellasraces, vigor determinado por circunstancias histricas precisas, pero que hoy son yaprecisamente, en su mayor parte, ruinas? Y por lo que se refiere a Alemania, permtasemetraer aqu unas palabras de Thomas Mann, tomadas de su Doctor Faustus, fechadas en un 25de abril de 1945: Es construccin enfermiza preguntarse cmo en lo porvenir Alemania, decualquier forma que sea, osar abrir la boca cuando se trate de problemas que conciernen a lahumanidad? [13]

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    Nota introductoria (de la 1 edicin)

    Qu es la filosofa? Muchos se dan por satisfechos con la respuesta etimolgico-psicolgica:es el amor al saber. Como si el amor o el deseo de saber tuviera que ser, por s mismo,filosfico, siendo as que casi siempre el deseo de saber es de ndole prctica, tecnolgica ocientfica, y muchas veces frvola curiosidad o curiosidad infantil; y como si la filosofa no fuesetambin algo ms que un mero amor al saber, es decir, como si la filosofa no comportase pors misma un saber, por modesto que sea.

    En cualquier caso, el saber filosfico no es un saber doxogrfico, un saber del pretrito, unsaber acerca de las obras de Platn, de Aristteles, de Hegel o de Husserl. El saber filosficoes un saber acerca del presente y desde el presente. La filosofa es un saber de segundogrado, que presupone por tanto otros saberes previos, de primer grado (saberes tcnicos,

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    polticos, matemticos, biolgicos...). La filosofa, en su sentido estricto, no es la madre de lasciencias, una madre que, una vez crecidas sus hijas, puede considerarse jubilada trasagradecerle los servicios prestados. Por el contrario, la filosofa presupone un estado de lasciencias y de las tcnicas suficientemente maduro para que pueda comenzar a constituirsecomo una disciplina definida. Por ello tambin las Ideas de las que se ocupa la filosofa, ideasque brotan precisamente de la confrontacin de los ms diversos conceptos tcnicos, polticoso cientficos, a partir de un cierto nivel de desarrollo, son ms abundantes a medida que seproduce ese desarrollo.

    En la medida en que la filosofa no es un mero amor al saber, sino un cierto saber, el filsofoha de ser, de algn modo, un sabio, dotado de una sabidura sui generis (aun cuando sucontenido no sea, segn algunos, muy distinto del de una docta ignorancia). Desde este puntode vista podra confundirse con un majadero todo aquel que se llame a s mismo filsofo,aunque pretenda justificar su majadera apelando a la respuesta etimolgica. Porque filsofo,como [14] sabio es decir, no slo profesor de filosofa, es una denominacin que slopuede recibirse como aplicada por los dems.

    La respuesta a la pregunta qu es la filosofa? slo puede llevarse a efecto impugnando otrasrespuestas que, junto con la propuesta, constituya un sistema de respuestas posibles; porqueel saber filosfico es siempre (y en esto se parece al saber poltico) un saber contra alguien, unsaber dibujado frente a otros pretendidos saberes.

    Lo que quiere decir que prcticamente es imposible responder a la pregunta qu es lafilosofa? si no es en funcin de otros saberes que constituyen las coordenadas de unaeducacin del hombre y del ciudadano.

    El presente opsculo intenta responder a la pregunta qu es la filosofa? tal como estapregunta est siendo planteada, prcticamente, en los debates polticos y administrativos en laEspaa del presente, especialmente los problemas suscitados por los diversos proyectos dereforma de los planes de estudio de la enseanza secundaria y universitaria. De hecho, elcuerpo principal del opsculo ha sido redactado como contribucin al congreso de profesoresde filosofa convocado en Granada en septiembre de 1995. En el apndice se ofrece al lectoruna especie de ajuste de cuentas con el libro que el autor public, hace ya ms deveinticinco aos, sobre el papel que a la filosofa pudiera corresponder en el conjunto delsaber. [15]

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    El lugar de la filosofa en la educacin

    Planteamiento de la cuestin

    El tema que me ha sido encomendado por los organizadores de este Congreso1 es el de Ellugar de la filosofa en la educacin.

    Es innegable que todo aquel que entienda el espaol comprender de inmediato el enunciadode este tema; lo que ya no es tan seguro es que todos los que entienden el espaol, interpretenel enunciado del mismo modo y con las mismas referencias. La razn gramatical paraacogernos al gnero de explicacin ms neutra posible es seguramente la siguiente: ningunode los tres trminos sustantivos sobre los cuales est construido el enunciado lugar, filosofa,educacin es trmino unvoco; cada uno significa cosas distintas, pero no siempredisociables. Si lo fueran, las dificultades se reduciran notablemente: sera suficiente escogeren el diccionario, en virtud del derecho democrtico que nos asiste, las acepciones queestimsemos oportunas, olvidndonos de las otras. Pero en la medida en que cada una deellas est entretejida con las dems, la eleccin de una acepcin no nos libera de las otras,sino que, por el contrario, nos pone mediata o inmediatamente en su presencia.

    Sin embargo, el enunciado titular de esta ponencia, cualquiera que sea la interpretacin que

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    demos a sus trminos, encierra un sentido global que est determinado por su mismaestructura sintctica; un sentido que, adems, podra considerarse como aquel que estactuando en los organizadores del Congreso que procedieron a formular el tema. Sentido queacaso pudiera expresarse de este modo: la educacin es un proceso complejo (no simple)que comprende [16] mltiples componentes, implica muchos pasos, tanto por parte de quieneseducan como por parte de los estn siendo educados; se supone que a la filosofa lecorresponde algn lugar en este proceso.

    Por extraordinaria que sea la disciplina y la cortesa del ponente para con los organizadores delCongreso, no se ver desbordada por el exceso de los supuestos que estn implcitos en elenunciado titular, tal como lo entendemos? En modo alguno: el comenzar situndonos en elpunto de vista de los supuestos implicados en el enunciado titular no nos ata las manos enabsoluto, pues siempre ser posible, aun partiendo de los supuestos iniciales, seguirconexiones cuyos cursos puedan sacarnos fuera de los supuestos de partida (por ejemplo, unade las soluciones a la pregunta por el lugar o, como diremos, mediante un artificio, uno delos valores que puede tomar lugar, considerado como variable, es el valor cero; o dicho conmenos rodeos: partiendo de la pregunta por el lugar, podemos tambin llegar a la respuestaque diga que no hay lugar alguno para la filosofa en la educacin).

    No representa en resumen, en este caso, ningn esfuerzo, el ajustarnos, con la ms estrictadisciplina, a los planteamientos del Congreso.

    Los sentidos que puede tomar el enunciado titular han de determinarse en funcin de lasdiversas acepciones de los trminos sustantivos. Podramos ensayar el artificio, al que nosacabamos de referir, de considerar a estos sentidos como valores de una funcin, cuyasvariables independientes fueran las acepciones de dos de los trminos que figuran comoregidos (gramaticalmente) en el enunciado titular, a saber, los trminos filosofa yeducacin (puesto que el trmino lugar figura como trmino de reccin). Segn esto,consideraremos al enunciado titular como la expresin de la caracterstica de una funcin dedos variables independientes (educacin, filosofa) cuyos valores combinadosdeterminarn a la variable dependiente, a saber, la que est representada por el propio trminolugar.

    Pero las acepciones de nuestros trminos tomados como variables son muy numerosas y, pordecirlo as, empricas. Por ello tendremos que comenzar a clasificarlas segn los criterios quejuzguemos ms pertinentes. Este ser el cometido de la primera parte de nuestra ponencia.

    Una vez establecidos los tipos de acepciones alternativas que hayamos asignado a cadatrmino constitutivo del enunciado, podremos [17] dedicar la segunda parte de la ponencia aexaminar uno por uno los diversos valores que toma la funcin, a partir de los valores dados alas variables. Si, por ejemplo, atribuysemos distintos valores a lugar, ocho a filosofa yocho a educacin, tendramos que proceder a analizar las 64 combinaciones alternativascomputadas en el terreno puramente sintctico o formal (no es inconveniente, para podermantener el esquema funcional como esquema directivo de nuestro anlisis, el supuesto demenos de 64 valores para lugar, puesto que la aplicacin de las combinaciones de losvalores filosofa y educacin a los valores de lugar no tiene por qu ser inyectiva). Enesta ocasin nos limitaremos a explorar los sentidos globales que toma el enunciado titular encuanto se comporta como una funcin de las dos variables combinadas, educacin yfilosofa, y no de cualquier modo, sino situndonos en la perspectiva de los valoresfilosofa como si fueran los valores directores clasificados adems segn criterios muygenricos a fin de conferirles la posicin dominante en la clasificacin. De este modo losvalores del trmino educacin se nos presentarn como cruzndose con los valores quepreviamente haya tomado el trmino filosofa.

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    Primera parte: anlisis del enunciado titular en trminos de funcin

    I. Determinacin de las variables

    Decididos a utilizar el artificio consistente en tratar a nuestro enunciado titular como si fuese la

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    caracterstica de una funcin de dos variables (filosofa, educacin), cuyos valores combinadosnos llevasen a valores delimitables de la variable lugar de, tenemos, como hemos dicho, quecomenzar definiendo los campos de variabilidad de las variables, es decir, determinar losvalores, o, cuando menos, las clases de valores que habrn de ser considerados teniendosiempre en cuenta que estos valores consisten, en todo caso, en concepciones, teoras,acepciones, &c. de filosofa, o de educacin, y tambin, por supuesto, de lugar, en tanto setoma como variable dependiente. [18]

    Pero nuestro artificio, puede llegar hasta el punto de tratar a los trminos filosofa y educacincomo si fueran variables mutuamente independientes?

    Puesto que no podramos menos de dar beligerancia a las concepciones que defienden ladependencia intrnseca de la filosofa respecto de la educacin y recprocamente (de laeducacin, respecto de la filosofa), para que estas concepciones (incompatibles en el fondocon la hiptesis de la independencia de las variables de la funcin considerada) pudieran sertratadas como variables, y no como parmetros, por ejemplo, sera preciso considerarlascomo alternativas dotadas del mismo peso combinatorio que las que defiendan laindependencia de la filosofa respecto de la educacin, o la independencia de la educacinrespecto de la filosofa. Ahora bien, esta equiparacin, cuanto al peso combinatorio desemejantes concepciones de la filosofa (respecto de la educacin) o de la educacin (respectode la filosofa) slo puede mantenerse en un terreno sintctico, el terreno meramente genricooblicuo de los trminos tomados como significantes de clases de concepciones,cualesquiera que ellas fueran; pero la generalidad que alcanzaramos de este modo sera dendole verbal, oblicua, escolar, cuasivaca, cuando tomamos en consideracin la materia a laque es preciso referir las variables en el presente social, tecnolgico, cientfico, cultural,poltico, &c., si es que el presente ha de ser tomado tambin como campo de variabilidad detodas nuestras variables. En efecto:

    (1) Cmo podramos situarnos seriamente (acogindonos a una supuesta neutralidadcombinatoria, obligada por la dialctica de una discusin democrtica) en la hiptesis de unafilosofa independiente de la educacin en general? Cmo podemos conceder beligerancia,por motivos de la combinatoria de una teora de teoras, a las fantasas que toman en serio lahiptesis del filsofo autodidacta de Abentofail, o incluso a la hiptesis cartesiana (traducida anuestras coordenadas) sobre la necesidad metdica de fingir que puede y debe ser borradotodo resto de educacin (es decir, de conocimiento adquirido) a fin de alcanzar en un egocogito puro el principio de la filosofa? A muy pocos escandalizar hoy el que consideremoscomo cantidad despreciable, fuera del terreno arqueolgico, a la hiptesis de Abentofail; amuchos profesores de filosofa les molestar, en cambio, que no demos beligerancia (en unafilosofa crtica del presente) al ego cogito cartesiano, fuera de su inters arqueolgico y de sucondicin de gran recurso [19] pedaggico. Sin embargo, lo que quiero decir, en el contextode la discusin del momento, no es que carezcan de inters histrico dialctico las posicionesde Abentofail o de Descartes (quin podra subestimar el alcance del cogito cartesiano en elproceso dialctico de la inversin teolgica caracterstica de la poca moderna?), sino queestas posiciones no pueden tomarse hoy (en nuestro presente, en el que figuran las cienciasdel cerebro y de la conducta), salvo verbalmente, como valores equiparables, en unadiscusin filosfica, a los que corresponden a las posiciones contrarias. Pues en el presentepodemos dar por descontado que es imposible concebir a un individuo que sea capaz desuscitar las cuestiones que se planteaba Hayy si no ha sido previamente educado en unasociedad determinada (islmica, cristiana,...), en cuyo mbito cultural habr aprendido, poreducacin difusa o reglada, entre otras cosas, a hablar. Y en el presente podemos dar tambinpor descontado que un individuo al cual fusemos sucesivamente privando de toda percepcinexterior o cenestsica (como peda Descartes a travs de su duda metdica), lejos de alcanzarla condicin ideal para una autorreflexin absoluta, caera en un sueo profundo o en undelirio irreversible (si la reflexin-deprivacin se prolongara ms all de los mrgenes detolerancia).

    Concluiremos, segn esto, que nos ser preciso partir del supuesto de la dependencia de lafilosofa (cualquiera que sea el modo como se la conciba) respecto de la educacin, tomada ensu sentido ms general de insercin de los individuos en su medio social y cultural medianteel aprendizaje difuso o reglado. Y ello nos obliga, ya desde el principio, a considerar lafilosofa desde una perspectiva antropolgico-etolgica, o bien histrica, es decir, a prescindirde hiptesis que tengan que ver con mentes vidas de saber, o con una conciencia pura

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    capaz de plantearse los eternos interrogantes de la existencia, y de asombrarse, por elhecho mismo de existir, ante el Ser; lo que significa que la independencia de nuestrasvariables independientes no slo no implica una independencia recproca en general (porqueesta independencia va referida a la variable dependiente o funcin), sino que puedepresuponer una dependencia mutua respecto de terceros trminos, en nuestro caso, lassociedades, las culturas, o las pocas histricas en las cuales suponemos que ha dedesarrollarse una educacin o una filosofa; por tanto, que la independencia requerida, medidasobre un fondo comn en el que ambas variables sean indisociables, habr de entendersecomo una independencia combinatoria de valores dados dentro de esa dependencia general.Dentro [20] de ella ser suficiente que los valores de filosofa resulten ser combinables condistintos valores de educacin.

    (2) Y cmo podremos situarnos seriamente en la hiptesis de la dependencia incondicionadade la educacin respecto de la filosofa? Tan slo tomando una acepcin (o valor) tal de lafilosofa que esta pueda superponerse a cualquier tipo de sociedad, cultura o poca, es decir,una acepcin segn la cual haya de tomarse como filosofa, en sentido amplsimo, tanto elmodo de ejercitar una tribu una forma (frente a otras) del matrimonio preferencial (la filosofadel matrimonio preferencial) como un modo de disponer sus tiempos verbales, frente a otros(la filosofa del tiempo de los lenguajes bantes frente a la filosofa del tiempo de la lenguafrancesa). Desde este punto de vista cabra dar algn sentido a expresiones como la siguiente:la educacin de los miembros de una tribu en las reglas del matrimonio preferencial o en lasreglas del uso de los tiempos verbales depende de la filosofa (como Weltanschauung) de esatribu; la educacin de los miembros de una sociedad en las reglas de su lenguaje nacional (elgriego, el latn, el chino, el espaol, el alemn...) depende de la filosofa de ese lenguaje, de suInnersprachform.

    Ahora bien, como esta dependencia, as entendida, no puede tampoco ser negada hoy,resultar tambin que la hiptesis de la independencia (de la educacin, respecto de lafilosofa) no cabr defenderla en ese terreno. Cuando hablamos de independencia de valoresde la educacin respecto de la filosofa no nos referiremos aqu a cualquier tipo de filosofa (ode educacin) sino, por de pronto, a la filosofa en sentido estricto, como la llamaremos, a lafilosofa de tradicin griega, o, de otro modo, a la filosofa en tanto que puede considerarsereferida a nuestro presente social y cultural, en tanto pertenece al rea de difusinhelnica. Y a quien impute a nuestro planteamiento grosero etnocentrismo (por ejemplo,eurocentrismo), por cuanto se circunscribe a ese postulado, le replicaremos que un talpostulado de circunscripcin (de la filosofa en su acepcin estricta, el de la filosofa de origenhelnico, y ms precisamente platnico, acadmico) pretende justamente desligarse de todoetnocentrismo, refirindose a los contenidos que, aunque histricamente se hayan configuradoen esa cultura, pueden ser considerados hoy como contenidos universales, o inclusopraeterculturales (las ciencias positivas seran los ms firmes ejemplos, en nuestro presente,aunque no los nicos, de un tal estrato praetercultural). [21]

    Segn esto, la independencia de la educacin (de los valores que esta idea pueda tomar)respecto de la filosofa habr que referirla a la filosofa en su sentido estricto, sentido en elcual, sin embargo, las concepciones o valores de la filosofa siguen teniendo un espectro muyamplio. Podremos discutir posiciones solventes (es decir, no utpicas) de quienesmantengan la independencia (o la conveniencia de esa independencia) de la educacin (de losprocesos de educacin) respecto de la filosofa en sentido estricto (por ejemplo, en el sentidodel cristianismo paulino: libros de las necias filosofas!); o bien las posiciones(formalmente tautolgicas) de quienes mantienen la necesidad de incluir la filosofa en elproceso de educacin en el mbito de las culturas de difusin helnica que quieranconservar su identidad; y ello sin necesidad de comprometernos con las posiciones radicalese idealistas propias del filosofismo, segn las cuales la educacin del hombre y de lasociedad en general jams alcanzara sus fines propios (la constitucin de una repblica delos filsofos) si no contuviese la filosofa como parte determinante. En realidad, esta aparentetautologa (la de exigir la educacin en filosofa estricta en el seno de la cultura que la haceposible) encubre cuestiones muy comprometidas que reducimos a las dos siguientes: si laeducacin, cuando nos referimos a ella como independiente de la filosofa, es la llamadaeducacin del hombre, en general (el hombre de la Declaracin de Derechos Humanos, sindeterminacin de lengua, religin, sexo, &c.), o bien si se trata de la educacin del ciudadano(vinculada a una ciudad, es decir, a un Estado, a una cultura, a una lengua, &c.); y, dentro deesta segunda alternativa, si la independencia de la educacin respecto de la filosofa se refiere

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    a la filosofa en el sentido institucional (a la filosofa de profesores), o bien a la filosofa en elsentido mundano.

    Concluimos: la independencia mutua que las variables filosofa y educacin requieren noexcluye su dependencia respecto de terceros trminos que pudieran tomarse comoparmetros de la funcin (tales como la sociedad o la cultura, en el sentidoantropolgico e histrico). Por las razones que ya hemos apuntado, tomaremos comoparmetros de la funcin la sociedad (universal) y los contenidos culturales opraeterculturales, en lo que tengan de universales, del presente (de nuestro presente). Y, esos, dentro de estos parmetros nos acogeremos a criterios que permitan, si no unaenumeracin exhaustiva o completa de todas las variables posibles [22] (lo que sera empresaabsurda) s a una clasificacin capaz de cubrir la totalidad de los campos correspondientes (loque no significa que estos campos queden agotados desde tales clasificaciones).

    inicio / > / fin

    II. Lugar de

    Lugar significa muchas cosas, no siempre compatibles entre s. De qu lugar hablamos eneste momento? Nos atendremos obviamente a una seleccin de acepciones pertinentes.

    El concepto de lugar, en la tradicin filosfica aristotlica, es un concepto categorial queforma parte del campo de la filosofa natural. Sin embargo el concepto se extendiinmediatamente a otros campos (religiosos, sociales, polticos), hasta el punto de que cabrahablar de una transformacin efectiva del concepto categorial originario de lugar en una ideatranscendental (en el sentido positivo que damos a esta expresin, de acuerdo con su sentidocastellano, en frases como, por ejemplo, las siguientes: pena de infamia transcendental a losherederos). Una idea que se configura, supondremos, en el campo de la doctrina holtica2,que consideramos incluida en la lgica material. Desde la perspectiva de esta idea, el conceptoaristotlico de lugar podra quedar reducido a la condicin de un caso particular de la idealgica (holtica) de lugar.

    En efecto: lugar viene a desempear hoy el papel de una suerte de funtor de insercin suigeneris (un funtor lgico material, un funtor holtico de una cierta relacin de partes en el todoatributivo) de algn trmino (originariamente un cuerpo, tambin una institucin) o una clase detrminos en un contexto holtico determinado. Esto valdra incluso en la perspectiva deaquellas concepciones que, como la aristotlica, parecen tender a absolutizar, como unacategora distinta de la categora de relacin, el lugar. Puesto que cuando Aristteles define ellugar ( tpos) como la primera superficie inmvil que envuelve al cuerpo (Fsica, IV, 209b),aunque el lugar se nos [23] presenta como un receptculo fijo y determinado en el conjunto delmundo (los lugares naturales), sin embargo, su funcin viene definida respecto del cuerpoque lo ocupa (aunque Aristteles tiene buen cuidado de advertir que el lugar no es cuerpo, sino se quiere que dos cuerpos existan en uno solo). El cuerpo localizado, que ya es mvil,susceptible de ocupar diferentes lugares, aunque ello nada afecte a su sustancia, como lesocurre a los astros. Y as como un cuerpo puede, en general, ocupar sucesivamente varioslugares, as un lugar puede ser ocupado por diferentes cuerpos. Circunstancia que tieneespecial significado para nuestro asunto pues, segn ella, ocupar algo un lugar equivaldr ala posibilidad de que ese algo pueda ser sustituido por otro precisamente en su ocupacindel lugar determinado.

    Lugar, segn esto, hace referencia al puesto o posicin (en el sentido ordinario de la palabraen contextos tales como posicin social) de un cuerpo fsico, persona, institucin o clase decuerpos en un contexto, eje o sistema coordenado de ejes casi siempre jerarquizado (en laconcepcin aristotlica de los lugares naturales, el lugar tena que ver con la superior jerarquade la periferia del mundo lugar del primer cielo respecto del centro del mundo como lugarnatural de la tierra). Un lugar puede estar envuelto por otros lugares, y Aristteles procedecomo si el lugar envolvente de todos los dems, el lugar del Primer mvil, sobre el cualactuaba directamente el Primer motor, fuese tambin el lugar ms noble. Se comprende porello que lugar de, si bien muchas veces puede entenderse en un sentido neutro, cardinal,cuando se da en un contexto llano un sentido traducible por las coordernadas de un punto enun sistema de ejes dado otras veces puede entenderse (sobre todo si se le asocia a alguna

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    funcin o misin o cometido) en un sentido normativo, o axiolgico, ordinal. En este caso ellugar que corresponde a un trmino dado aparece determinado (sea por motivos mecnicos,sea por motivos normativos) por la funcin, contribucin, papel, actividad o misin que eltrmino correspondiente desempee en el conjunto. Lugar ser ahora, en realidad, no tantorecinto pasivo, sino tambin punto de aplicacin de la fuerza del contenido, lugarestratgico, &c. Y entonces la caracterstica que hemos sealado como caracterstica propiadel lugar ocupado, la sustituibilidad del ocupante por otro, nos conduce a los conceptos desuplencia y de sucedneo: la contribucin de una parte, actuando en un lugar dado delsistema (del todo) puede de algn modo ser suplida por otra parte que comenzar a ser unsucedneo cuando, diferencindose [24] del trmino propio por cualidades significativas, suplealgunas de sus funciones, sin embargo, en su mismo lugar.

    Lugar significa tambin, desde luego, por metonimia, papel, cometido, dignidad, &c. Por lodems, el sentido normativo de lugar, atribuido a un trmino dado, y el sentido neutro, nosiempre son compatibles, pues el trmino a quien normativamente corresponde un lugar en elconjunto puede estar descolocado o fuera del lugar. Es cierto que esta posibilidad afectasobre todo a los organismos vivientes y, en particular, a las personas o instituciones humanasrespecto de su contribucin al conjunto de la sociedad; y parecera que tuviera que ser as,puesto que jams podra afirmarse, sin antropomorfismo, que un planeta se encuentra fuerade lugar, o mal colocado. A lo sumo se encontrara fuera del lugar que las predicciones leasignaron (es decir, que seran estas predicciones las que estaran fuera de lugar). Sinembargo, es hoy generalmente admitida entre los fsicos del tomo la teora de los electronesdescolocados o fuera de lugar, para explicar la estructura metlica; podra verse estadescolocacin como relativa al canon (no ya a la norma) de los orbitales atmicosconsiderados por separado.

    Ahora bien, situados en esta perspectiva lgico material, el axioma de impenetrabilidad, o elde la unilocacin circunscriptiva, pierden su evidencia. No podremos sostener que un trmino(incluso un cuerpo) no pueda estar en dos lugares a la vez; este principio tendr aplicacin, a losumo, cuando vaya referido a un mismo tipo de contexto o espacio. Adems, el lugar, comohemos dicho, no slo afecta a un cuerpo o a un trmino sino a una clase de trminos o decuerpos, como cuando se dice que el lugar de los glbulos rojos en el organismo es el torrentesanguneo (en general, los sucedneos se refieren antes a clases de trminos que a trminosconcretos). Tendremos en cuenta que un contenido determinado puede figurar como elementode una clase unitaria o como elemento de una clase no unitaria, y el lugar de ese elemento enel conjunto podra aparecrsenos como un lugar particular, y, en el lmite, como unasingularidad en el sistema (por ejemplo, el lugar del centro en el conjunto de puntos delcrculo), o bien como un lugar mltiple, y, en el lmite, universal (ergdico). El lugar que en elorganismo de un vertebrado corresponde a las molculas de oxgeno o de carbono es un lugarmltiple, prcticamente universal, pero es particular el lugar que corresponde a las molculasde litio o de cobre.

    Por lo dems, es sta una evidencia comn, comenzando por los espacios climacolgicos. Uncuerpo o un individuo que ocupa un lugar [25] n en un contexto k puede simultneamenteocupar un lugar nm en un contexto q: un individuo que en el contexto de la profesin a la quepertenece ocupa un lugar de rango muy bajo puede, sin embargo, en un contexto polticoocupar el lugar de rango ms elevado: diremos que este individuo ocupa simultneamente doslugares diferentes aunque de diverso orden. Diversidad de rdenes que puede darse, no yaslo en general, sino por referencia al mismo contexto, como pueda serlo un ecosistema, unEstado o el sistema de educacin. Por de pronto, en estos contextos, que son totalidadesatributivas, habr que distinguir siempre el orden, o los diversos tipos de rdenes de sus partesmateriales y el orden de sus partes formales3: el lugar de una parte material puede, enprincipio, ser menos importante que el lugar de una parte formal, en el sentido de que hay msprobabilidades de que una parte material ocupe diferentes lugares del contexto, mientras queuna parte formal estar ms determinada a un lugar dado del contexto (aun cuando esto no seaen s necesario). Una parte formal de un jarrn dotado de simetra bilateral puede ocupar doslugares indiscernibles. Por lo dems tambin los diversos rdenes de lugares del contexto dereferencia son susceptibles de constituir a su vez un contexto tal en el que uno de los rdenespueda constituirse en un lugar respecto de los otros rdenes dados.

    Esto nos permite presentar como cuestin principal para nuestro asunto la cuestin de ladeterminacin de los rdenes significativos o pertinentes que habran de ser tenidos en cuenta

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    en la clasificacin de los valores de los lugares de la educacin, en tanto se toma comocontexto del lugar de la filosofa que analizamos, aun cuando, como hemos dicho, la distincinentre estos rdenes tenga pretensiones distributivas. Nos parece en todo caso incontestable[26] que plantear la cuestin sobre el lugar de la filosofa en la educacin, sin tener en cuenta ladiversidad de rdenes de lugar que puede atravesar la idea misma de educacin, carece desentido; ms an, que tratar de evaluar o de devaluar la importancia del lugar que hay queatribuirle a la filosofa en la educacin sin tener en cuenta la posibilidad de esta diversidad derdenes nos llevara a planteamientos ciegos o meramente ideolgicos (expresivos de laideologa del gremio de profesores de filosofa, principalmente).

    La distincin ms importante entre los rdenes de lugares que, en general, puedanreconocerse en un contexto atributivo cualquiera tiene que ver con la distincin entre partesintegrantes (incluso cuando ellas son partes formales) y partes determinantes (que pueden ser,tomadas por separado, partes materiales o genricas, como lo son las determinantes derectngulo o equiltero para el cuadrado). En general, las partes integrantes seconcatenan con otras partes de su nivel (es decir, diamricamente), y pueden estardeterminadas a un lugar propio; las partes determinantes, en cambio, suelen ser componentesque engloban a varias partes integrantes (en el lmite, a su totalidad). Desde este punto devista las partes integrantes son partes de primer orden, mientras que las partes determinantesson partes de segundo orden respecto de aquellas. Es conveniente subrayar que los lugares delas partes determinantes y los de las integrantes no son incompatibles o excluyentes, y que unaparte determinante puede a la vez ocupar el lugar de varias partes integrantes.

    Un lugar puede ir referido, segn esto, a un orden de partes integrantes o a un orden de partesdeterminantes; dicho de otro modo: existe un orden primario de lugares (o lugares de primerorden) y un orden segundo (lugares de segundo orden, de orden secundario, lugaresdistinguidos), y estos lugares pueden ser caractersticos, es decir, singularidades respecto delas partes del contexto, tanto en un sentido constitutivo como en un sentido distintivo. Porejemplo, en una orquesta sinfnica los lugares (las sillas) de los msicos responsables deinstrumentos repetidos de cuerda, viento, metal que son imprescindibles para la orquestason lugares de orden primario; el podium, como lugar del director, que es envolvente total delos dems lugares, es una singularidad, y los lugares contiguos a l (el lugar del primer violn,el del piano, &c.) son lugares de orden segundo. Una distincin similar podra hacerse en elteatro, entre el lugar de los actores de reparto y el lugar de los protagonistas. En una sociedadpoltica habr tambin un orden primero de [27] lugares (los ocupados por los millones deciudadanos que integran la sociedad) y un orden segundo de lugares correspondientes a losrepresentantes de estos ciudadanos (de los que por sincdoque se dice que ocupan lugaresde responsabilidad poltica). Ms an, la distincin entre estos dos rdenes de lugares no secircunscribe a los contextos sociales o polticos, tambin es aplicable a contextosimpersonales. En un arco construido con piedras hay que distinguir el orden de lugares de suspartes integrantes (el lugar de cada dovela) y el orden de sus partes determinantes (losarranques, la clave).

    Un contenido al que se le ha asignado ya sea un lugar integrante, ya sea un lugar determinante,puede desempear, por otra parte, un papel principal o acaso slo un papel instrumental, unpapel propio o sucedneo. Esta diversidad de papeles o de funciones permite tambindistinguir lugares diferentes en el conjunto en el cual se insertan o actan los contenidos dereferencia (el lugar de accin de un contenido determinante principal no ser el mismo que ellugar de accin de un instrumento de aquel contenido).

    Recapitulando las distinciones sobre lugares que hemos ido estableciendo, o si se prefiere, losvalores que puede tomar el trmino lugar considerado como variable en nuestro tema,diremos que los ms significativos son los siguientes:

    (1) Por un lado, la distincin entre lugares neutros y lugares normativos (que depende, desdeluego, de un sistema de principios dados). Esta distincin se manifiesta en la forma de ladistincin entre el lugar factual que ocupa (en una sociedad dada, en un plan de estudios) lafilosofa en la educacin y el lugar normativo que, en relacin al sistema de principios, lecorresponde. Es una distincin coordinable a la que media entre el ser y el deber ser, entre elindicativo y el imperativo, siempre que se tenga en cuenta que coordinacin no es identidad(cuando hablamos de lugar factual no necesitamos suponer un ser previo al deber ser, puestoque ese lugar factual podra ser el resultado de una norma preexistente). Esta distincin la

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    utilizaremos entretejida con la distincin, referida a los ocupantes del lugar, entre trminospropios y trminos sucedneos (suponiendo, adems, que el sucedneo no es exactamente unsustituto perfecto del trmino propio).

    (2) Por otro lado, la distincin entre valores particulares (en el lmite, nicos) y valores mltiples(en el lmite, universales) de lugar.

    (3) Tambin la distincin entre lugares de orden primero y lugares de orden segundo, es decir,entre lugares integrantes y lugares determinantes. [28]

    (4) Y, por ltimo, la distincin entre lugares principales y lugares instrumentales (o lugares deaplicacin del instrumento).

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    III. Filosofa

    Si a propsito del trmino lugar tuvimos que preguntarnos: de qu lugar, de qu tipo delugar hablamos?, con anlogos y reforzados motivos nos preguntamos ahora: de qufilosofa, de qu tipo de filosofa estamos hablando cuando formulamos la cuestin titular sobreel lugar de la filosofa en la educacin?.

    Porque es evidente que el trmino filosofa se utiliza en muy diversas acepciones e incluso enacepciones opuestas. Nuestra tarea, en este momento, no consiste en seleccionar alguna deestas acepciones, prescindiendo, en virtud de una decisin personal, de las restantes; tareaadems (legitimidad al margen) prcticamente inviable si tenemos en cuenta que las diversasacepciones no por ser distintas estn desconectadas entre s. Nuestra tarea del momento nisiquiera la concebimos como orientada a exponer un nmero indeterminado de acepciones quepuedan tener significado o pertinencia respecto del tema titular de esta ponencia, puesto que elconjunto resultante de la asociacin no podra menos de ser aleatorio. Lo que nosproponemos es establecer determinadas clasificaciones de acepciones concebidas de tal modoque, en virtud de su misma forma, nos proporcionen la seguridad de que cubren el campo,de que son exhaustivas, aun cuando no lo agoten.

    Dejaremos de lado, huyendo de la prolijidad, criterios de clasificacin (que hemos utilizado enotras ocasiones) que sin duda alguna pueden tener inters para nuestro asunto, y que ademspodran cruzarse fcilmente con los que vamos a utilizar. Por ejemplo, los criterios que tienenen cuenta las relaciones de la idea de filosofa con la idea de hombre, individual o socialmenteconsiderado, tanto si esta relacin se entiende como inmediata o como mediata. En funcin deestos criterios podramos discriminar una concepcin de la filosofa que determinase de unmodo peculiar la manera de entender la cuestin del lugar de la filosofa en la educacin:quienes conciben a la filosofa como inmediatamente vinculada al ser humano, sea en suaspecto individual de animal racional (la filosofa apunta ya en el nio que alcanza la fase delpor qu), sea en su aspecto social de animal poltico (la filosofa identificada a laWeltanschauung [29] de cada sociedad), tendern a dar respuestas caractersticas a lacuestin del lugar que a la filosofa corresponde en la educacin. Respuestas que sern muydistintas a las de quienes conciban la filosofa como mediatamente ligada al ser humano, esdecir, como actividad que slo se desencadena en algunos individuos, o bien en algunassociedades o culturas (por ejemplo, si siguiramos a Comte, en aquellas que hubieranrebasado el estado teolgico).

    El criterio principal al que nos atendremos en el planteamiento del significado prctico de lafilosofa en relacin con la educacin, ser el que tenga en cuenta las relaciones de la filosofacon otros contenidos del presente en marcha (social, tecnolgico, poltico, cientfico, &c.).{Es obvio que nuestro criterio puede variar significativamente segn como sea entendido elpresente social (no ya individual). Suponemos que la Idea de Presente se nos ofrece desdedos perspectivas distintas, aunque indisociables: una perspectiva formal, egocntrica (elpresente prctico es ahora un crculo histrico, de lmites borrosos, pero centrado en nosotros,por ejemplo, en mi generacin), y una perspectiva material, histrica (en donde se delimitan laspocas o edades histricas). El presente est siempre inmerso en una poca, y una poca es,generalmente, una sucesin de presentes. Pero es ms fcil ponernos de acuerdo (aun a ttulo

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    de mera convencin) en la delimitacin del radio que haya que atribuir al presente, que en ladelimitacin del radio de una poca. Al presente podra drsele el radio (tomando como centronuestra generacin) de un siglo, pues ms o menos ocupan un siglo los hombres vivos queinfluyen sobre mi generacin y aquellos en los que mi generacin influye, as comorecprocamente (los hombres que influyen en mi generacin, sin que sta pueda influir enaquellos, pertenecen al pasado; los hombres sobre los cuales mi generacin puede influir sinque ellos puedan influir sobre nosotros, pertenecen al futuro). Pero la delimitacin de unapoca histrica (sobre todo en lo que tiene de determinacin material de nuestro presente) noscompromete con el conjunto de la historia universal: no podemos hablar de poca medieval (ode edad media) sin hablar de edad antigua y de edad moderna. En qu edad situaremos anuestro presente? Y acaso nuestro presente no est coincidiendo con el final de una poca, ocon el principio de otra? Muchos de quienes vivieron en Francia en un presente centrado entorno a 1792 creyeron que estaban asistiendo a la aparicin de una nueva Era, y comenzaron acontar los aos desde 1. Muchos de quienes viven en nuestro presente creen que estacabando una poca: unos hablan del [30] fin de la poca industrial y definen nuestro presentecomo el principio de la sociedad postindustrial (por tanto, de la sociedad postproletaria, de lasociedad postcomunista); otros hablan del fin de la poca moderna y conciben al presentecomo la obertura de la sociedad postmoderna; algunos hablan del fin de toda poca histrica,del fin de la historia, o ven en el nuevo milenio el comienzo efectivo de la era de los contactosde la tercera fase. Ahora bien, para nuestro propsito no necesitamos comprometernos en ladeterminacin material de nuestro presente prctico, en funcin de una poca previamentedelimitada. Nos es suficiente destacar alguna caracterstica de nuestro presente que, siendopertinente para nuestro asunto, sea propia suya, es decir, sea una caracterstica que no puedaser aplicada a los presentes de ninguna otra poca. Podr dudarse, desde supuestosrelativistas, de la posibilidad de una determinacin semejante de caractersticas. Sin embargo,no es indudable que nuestro presente est constituido por ms de seis mil millones deindividuos, y que nunca antes de nuestro presente la humanidad ha alcanzado este volumendemogrfico? Si tenemos en cuenta las implicaciones de este hecho (por ejemplo, que hayasido imposible haber alcanzado esta cifra sin contar con la revolucin cientfica e industrial, ycon las consecuencias polticas, econmicas, culturales, &c. de la misma), no estaremosautorizados para considerarlo como una caracterstica (buena o mala, esto es otra cuestin) denuestro presente? En este orden de cosas, propondramos como caracterstica de nuestropresente a la que podramos denominar conceptualizacin virtualmente integral de todas laspartes de nuestro mundo (del mundo del presente). Mientras que en un pasado no muy lejanocaba todava encontrar tierras vrgenes (y no slo en el sentido geogrfico: tambin en elsentido histrico, lingstico, poltico, &c.), es decir, tierras no roturadas por las tecnologas opor las ciencias positivas, en nuestro presente esto es prcticamente imposible. Todas laspartes de nuestro mundo estn conceptualizadas (con mayor o menor rigor, sin duda) medianteconceptos tecnolgicos o cientficos. No es posible ya mirar ingenuamente, como si lasestuviramos descubriendo por primera vez, a las estrellas, a las ruinas, a las lenguas, a lasotras culturas. Todos estos campos han sido ya pisados y roturados conceptualizados y,por tanto, slo a travs de los conceptos, podemos, en nuestro presente, enfrentarnos connuestro mundo de un modo crtico (una crtica que puede afectar, desde luego, a los propiosconceptos). Nosotros, salvo que practiquemos la poesa, no podremos hablar ingenuamentedel agua como lo haca [31] Tales de Mileto; el agua de nuestro mundo est conceptualizadapor la ciencia fsica y qumica, y slo a travs de sus conceptualizaciones podemos hoyregresar hacia las Ideas que con el agua estn vinculadas. Se comprender, segn esto, lapertinencia de tomar a nuestro presente como criterio para diferenciar las diversas manerassegn las cuales puede entenderse la filosofa, en funcin precisamente a como estas diversasmaneras se refieran al presente.}

    En funcin de este criterio pondremos a un lado las acepciones susceptibles de ser incluidasen un tipo A (caracterizado por concebir a la filosofa como un saber, actividad,institucin, disciplina, &c., exenta respecto de ese presente; tipo al que fcilmentepodemos asociar las concepciones que consideran la filosofa como ligada inmediatamente alser humano) y las que puedan ser incluidas en un tipo B (caracterizado por concebir lafilosofa como dependiente, inmersa o implantada en ese presente; tesis que se conjugafcilmente, aunque no exclusivamente, con la concepcin de la filosofa como actividad ligadamediatamente al ser humano, sobre todo a travs de alguna determinada sociedad o culturaviviente). Los otros criterios que tendremos en cuenta sern utilizados como subordinados aeste criterio principal. Por lo dems, las concepciones de la filosofa en cuanto actividad, saber,&c., exento (respecto del presente), aunque no nieguen, en el plano de la gnesis, que

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    psicolgica o histricamente toda filosofa ha de partir de un presente actual, proceden comosi, en el plano estructural, la filosofa pre-existiese al presente, como un saber sustantivohipostasiado, de suerte que pudiera decirse que tal saber llega al presente desde un msall o de un ms atrs, para iluminarlo o para oscurecerlo. Pero cuando se concibe lafilosofa como inmersa o implantada en el presente, entonces ella no podr perder nunca sucondicin de actividad que se lleva a efecto desde el presente (sin perjuicio de que desde lpueda llegar a creer en la posibilidad de rebasar el presente, e incluso de alcanzar lascondiciones para poner el pie en lo eterno).

    En todo caso, las acepciones ante cuya presencia nos lleva el desarrollo de los criteriosutilizados no las entenderemos como posiciones axiomticas, menos an comoindependientes. En realidad, funcionan como si fueran perspectivas reversibles o duales:ms que hablar de acepciones A y acepciones B sera conveniente hablar de perspectiva A(que se cree capaz de contemplar, a la vez, a los contenidos dados desde B, desde su propiomarco) o de perspectiva B (que se cree capaz de contemplar a los contenidos de A [32] desdeel suyo). Las entenderemos, en suma, como acepciones y oposiciones que, de hecho,funcionan por va de ejercicio, y a veces de representacin. La dificultad propia de estadistincin deriva de la circunstancia de que la estructura dialctica de la oposicin entre susmiembros nos impide componerlos acumulativamente en una sntesis superior y nos obligaa tomar partido por uno o por otro.

    (A) Filosofa, desde luego, se ha entendido (o se entiende) muchas veces desde unaperspectiva exenta, por respecto de los contenidos considerados efmeros del presentetecnolgico, social, cultural, cientfico, poltico, &c. Este modo de entender la filosofa no debeidentificarse con el modelo que pudiera considerarse como su realizacin ms radical, a saber,la concepcin de la filosofa como fuga saeculi, segn el prototipo neoplatnico (Plotino: losasesinatos, las matanzas, el asalto y saqueo de las ciudades... no deben preocupar al sabio,que est por encima de todos estos accidentes); tambin comprenden a las concepciones de lafilosofa como sabidura que, no por creer haber alcanzado una perspectiva autnoma,independiente o distanciada del presente, excluye la vuelta a la caverna y espera, desde susabidura exenta, hacer posible el enjuiciamiento crtico y sereno del presente en el que seejercita. En cualquier caso, la filosofa, autoconcebida como exenta, nos interesa sobre todo enla medida en que ella vaya ligada a una doctrina o conjunto de doctrinas ms o menosprecisas. No ignoraremos, sin embargo, la posibilidad de entender la filosofa exenta, pero enfuncin de una praxis o ejercicio (que tambin podra requerir una educacin o ascticacaracterstica) orientado a prescindir de toda doctrina, en beneficio de una visin intuitiva dela realidad ltima. Diremos, por ltimo, que la filosofa, autoconcebida como exenta, tendera ser tratada como un saber de primer grado, referido a su supuesta sustancialidad, quepermitiera alimentar ese saber en cuanto exento respecto de un presente que permaneciesepor debajo; un saber de primer grado que oponemos a la concepcin de la filosofa comosaber de segundo grado (por respecto de ese presente social, cientfico, &c., respecto del cualse definiran las cuestiones filosficas). Un saber de segundo grado que no es incompatiblecon el reconocimiento de una sustantividad no exenta, desde luego, pero s similar a la que elactualismo reivindica para la idea de sustancia, a saber, el entendimiento de la sustantividadcomo algo que se mantiene, no por debajo de los accidentes, sino en el curso mismo de larealizacin de estos accidentes. [33]

    Ahora bien, la distancia o regressus del presente, que ponemos como condicin de unafilosofa exenta, puede tener lugar de dos maneras muy diferentes e incluso enfrentadas entres (aunque tambin pueden, en parte, intersectarse) que llamaremos el modo dogmtico oescolstico de entender la filosofa, en lo que tenga de sustancia exenta, y el modo histrico (y,por ampliacin, el modo etnolgico).

    (1) El primer modo de entender la filosofa exenta respecto del presente nos sitaintencionalmente en un mundo intemporal, incluso eterno, el mundo que contiene a Ideassupuestamente eternas tales como Ser, Acto Puro, Persona, Dios, Justicia, Verdad,Conocimiento, &c., el mundo de los primeros principios y de las primeras causas. La filosofaexenta cobrar ahora el aspecto de un saber (no slo de un amor al saber) que podr tomar laforma de un cuerpo de doctrina enseable y transmisible, a la manera como se transmiten loscuerpos de doctrina, tambin intemporales para muchas teoras de la ciencia, de lasmatemticas o de la mecnica. La filosofa exenta tender a tomar la forma de filosofaescolstica, as como recprocamente, una filosofa que haya tomado, por los motivos que

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    sean, la forma escolstica tender a autoconcebirse como filosofa sustantiva, exenta y eterna.Ms an: la filosofa, a veces, junto con la misma revelacin religiosa, ser puesta ms allde la Cultura: ser considerada como praetercultural, es decir, no ser vista como una formacultural ms entre las formas histricas. La filosofa, como las matemticas, ya no sera, por smisma, un contenido cultural, y ni siquiera podra considerarse como un contenido natural.

    Por lo dems, la filosofa exenta escolstica no excluye, por su parte, el reconocimiento de unanecesidad pedaggica, psicolgica, propedutica y aun poltica, de partir del presente, que seentender como el conjunto de las apariencias o de los fenmenos. De este modo, una filosofaque se autoconcibe como exenta no excluye el reconocimiento de la necesidad de un filosofar,como fase imprescindible para alcanzar el saber: mostrar que nuestro tiempo es propicio a laelevacin de la filosofa a ciencia sera la nica justificacin verdadera..., dice Hegel en elprlogo a la Fenomenologa del Espritu.

    Como modelo por antonomasia de la filosofa escolstica tomaremos obligadamente a lafilosofa tomista (en amplio sentido, que incluye al suarismo, por ejemplo); pero tambin seaproxima al modelo escolstico o dogmtico la filosofa cartesiana, en tanto que (aun despusde su duda universal) cree haber alcanzado el primer principio inconmovible a partir del cualpuede derivarse todo el saber [34] posterior, el cogito, ergo sum. Tambin es generalizable elconcepto de filosofa escolstica a la filosofa neokantiana, al sistema de filosofa de loskrausistas espaoles y ulteriormente al Diamat en cuanto sistema de la filosofa marxistaleninista.

    (2) El segundo modo de entender la filosofa exenta respecto del presente es el que nos remite(intencionalmente) no ya a un mundo intemporal, sino a un mundo pretrito (histrico oprehistrico, que algunos extienden hasta nuestros contemporneos primitivos), al mundoque alberga los pensamientos filosficos que ya han sido formulados y que han quedadoincorporados bien sea al presente etnolgico bien sea al pretrito histrico. Un pretritoque se nos ofrece, adems, como plataforma privilegiada para mirar crticamente desde sulejana a nuestro presente social, cultural, poltico, cientfico, &c.

    Una forma extrema, y muy vigorosa, de situarse en esta sustantividad del pretrito esaqulla que, en lugar de acogerse al conjunto de los contenidos que nos ofrece el pasado, secree en condiciones de poder delimitar una regin de ese pasado (a veces, un nicopensador), a fin de otorgarle la dignidad de una fuente de la sabidura. La misin de lafilosofa se definir entonces, en funcin de ese manantial, como interpretacin, desvelamientoy retorno incesante a supuestas verdades arcanas que habran sido ya pronunciadas. Unosvern a Parmnides como el profeta que des-vel el sentido del Ser; otros percibirn esaluz auroral en los presocrticos, llegando a veces a afirmar que todo lo que vino despus(Platn y Aristteles incluidos) no fue sino el resultado de una maniobra encaminada a producirel encubrimiento del Ser. La labor del filsofo del presente consistira, segn este modopeculiar de entender la filosofa como exgesis o hermenutica (que se limita a sustituir lostextos sagrados de la Biblia o del Corn por los textos de algunos filsofos o escritoresmsticos), en aprender a escuchar los mensajes de una revelacin sapiencial que ya habransido proferidos acaso desde hace ms de dos milenios. Aunque no siempre ser necesario irtan lejos: otros se aplicarn a la escucha de Bhme, de Hlderlin, de Nietzsche, deWittgenstein o de Mara Zambrano, y cifrarn su misin filosfica en la hermenutica, cada vezms profunda, de esos mensajes sapienciales. Este modo lmite de entender la filosofaexenta (respecto del presente) da lugar a un gnero literario bastante bien representadoentre los profesores espaoles de filosofa, y tiene un inters que depende, obviamente, delarte de cada intrprete. No es esta la ocasin de impugnar el [35] significado filosfico de estemodo de entender la filosofa, pero s conviene observar que las interpretaciones de estosmensajes sapienciales, aunque no puedan ser tomados como revelaciones de una sabiduraprofunda y eterna, podrn ser reconocidos como exposiciones histricas en las que se revelano ya el Ser, pero s una generacin, una etnia, un grupo social o una poca histricamentedeterminada.

    Ahora bien, la forma ordinaria de concebir la sustantividad del pretrito no consiste tanto enotorgar a un pensador, a una escuela o a una poca la dignidad propia de una fuente desabidura, cuanto en extender esta consideracin al conjunto de los pensadores queaparezcan concatenados en una tradicin histrica de longitud suficiente y de continuidadprobada. La sustancia de esta filosofa exenta est ahora asegurada por la consistencia misma

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    de su tradicin; tradicin pretrita y compacta que se manifiesta, en la filosofa de origenhelnico, en la concatenacin recurrente de referencias expresadas en las citas de los textosde unos filsofos a los textos de quienes les precedieron.

    Por lo dems es evidente que la idea de una Historia de la filosofa, considerada comosustancia (histrica) de la misma filosofa, implica ya una filosofa. Por ejemplo, una filosofaanticartesiana (en la 6 parte de su Discurso, Descartes ha propuesto la eliminacin de laHistoria). El entendimiento de la Historia de la filosofa como la sustancia misma exenta de lafilosofa propicia el tratamiento de la Historia de la filosofa como una historia filosfica (esdecir, no meramente filolgica, ni tampoco concebida como historia de los filsofos), ya sea dendole escptica (la Historia de la filosofa es la exposicin de la diafonia ton doxon), ya sea dendole progresista (la Historia de la filosofa hecha desde ella misma, como sugiri DietrichTiedemann, nos lleva a la plataforma ms elevada, evita el dogmatismo ahistrico y nospermite trazar el terreno a partir del cual tenemos que partir), ya sea de ndolepragmtico-sistemtica (la Historia de la filosofa nos ofrece el repertorio completo de lasposibilidades abiertas por el entendimiento humano entre las cuales tenemos que elegir), osencillamente nos pone en presencia de las constantes del pensamiento humano (de laphilosophia perennis en el sentido de Leibniz, presente, a su modo, en grandes historiadores dela filosofa, como Windelband o Brehier).

    La forma habitual de manifestarse esta concepcin de la filosofa es la que toma comoreferencia la tradicin helnica, que a travs de romanos y cristianos, judos y musulmanes,llega hasta el Renacimiento y despus hasta nosotros. La sustancia de la filosofa se [36]identifica ahora con la Historia de la filosofa, en el sentido ordinario del trmino en nuestrosplanes de estudios (los breves captulos dedicados a las filosofas orientales y tnicas nomodifican la lnea general). La transcendencia prctica de esta concepcin es bien conocida: elsaber filosfico vendr a entenderse fundamentalmente como un saber histrico, que no porello tiene por qu haber perdido actualidad. En principio, este saber tendr un alcance similar alque en msica suele ser otorgado a la msica histrica-acadmica, considerada como lasustancia misma de la msica (creo en Dios, en Mozart y en Beethoven), y nutre a la vez a lamsica de repertorio, que constituye el contenido de la mayor parte de los conciertosacadmicos en todo el mundo. Hay msica del presente, como hay filosofas del presente,pero stas todava no han entrado en la historia, y a ellas slo ser posible referirse en uncaptulo final o epilogal, generalmente amorfo, y entendido, adems, siempre en funcin de lasescuelas pretritas. Desde luego, la sustancia histrica de la filosofa (que suele oponerse a lafilosofa sistemtica, considerada por aquella como un contenido histrico ms o como unepisodio meramente ideolgico) constituye la materia ms compacta de los saberesprofesionales del cuerpo de profesores de filosofa. En su estado ms puro, es decir, cuando lasustancia histrica no est, a su vez, asimilada a un sistema, ni quiere asimilarse a ninguno(tomando la forma de una historia filosfica de la filosofa), entonces, la filosofa se convierte enfilologa o incluso en doxografa.

    Sera demasiado simple sobrentender, por tanto, que la filosofa, as entendida, es una simpleevasin del presente, como si esta evasin fuese posible. Es indudable que la perspectivahistrico-filosfica puede desempear, y desempea de hecho, el papel de una agudadisciplina crtica del presente (entendiendo ante todo crtica como clasificacin taxonmica delas ideologas con pretensiones incluso de novedad revolucionaria).

    Pero hay otra manera de interpretar la concepcin de la filosofa como un regressus hacia unasabidura ya dada, a saber, la que se vuelve hacia el pretrito prehistrico, hacia elpensamiento salvaje o, sencillamente, hacia el presente etnolgico, en el que flotan lasconcepciones del mundo propias de otras sociedades o culturas distintas de las del rea dedifusin helnica (concepciones que en los tratados de Antropologa suelen ser expuestas bajola rbrica filosofa). Bastar extender el concepto de filosofa a esas concepciones delmundo de otras culturas para que, en nombre [37] del relativismo cultural, la filosofaetnolgica pueda acusar de eurocntrica a la concepcin histrica tradicional. Sin duda,este modo de entender la sustancia de la filosofa, aunque encuentra en las Facultades deAntropologa o de Sociologa los escenarios propios para su desarrollo (de hecho, en estasFacultades, la filosofa, en sentido tradicional, ha sido definitivamente expulsada, a pesar deque, al menos tericamente, tendra el derecho de ser tratada por lo menos como una partems de la cultura de los pueblos mediterrneos), incide tambin, en mayor o menor medida, enlas propias Facultades de Filosofa y en muchos profesores de filosofa de Enseanza

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    Secundaria. Todos ellos, podran considerarse estimulados, en parte al menos, por la tendenciaen alza, principalmente entre los fsicos, a citar proverbios mayas, chinos o hindes, antes quelas mximas de filsofos griegos, habituales en una poca anterior.

    (B) El segundo gran grupo de maneras de entender la filosofa (opuestas a las maneras quehemos clasificado en el grupo A) acaso quedara caracterizado suficientemente subrayando sutendencia a considerar la filosofa como implantada o inmersa (= no exenta) en el presenteprctico (social, poltico, cientfico, &c.) como mbito propio suyo, y no ya slo en su momentoinicial (por ejemplo en la fase de educacin, de aprendizaje) sino tambin en su fase madura.La filosofa ser entendida ahora como implantada en el presente y como actuando siempredesde el presente; jams pretender proceder como si hubiera logrado saltar ms all o porencima del presente, poniendo el pie en el fondo ltimo de la realidad (tanto si sta se identificacon los quarks como si se identifica con las personas de la Santsima Trinidad). Antes bien, secomportar como si, desde el presente, se estuvieran explorando todas las Ideas que logranhacerse visibles, y esto tanto para el caso de lo que llamaremos filosofa adjetiva como para elcaso de lo que llamaremos filosofa crtica. Acaso valdra la siguiente frmula. Que mientras lasconcepciones de la filosofa del tipo A tenderan a considerar el presente desde el pretrito, odesde lo eterno, las concepciones de la filosofa del tipo B tenderan a considerar el pretrito, olo eterno, desde el presente. Otro modo de caracterizar diferencialmente este tipo B deconcepciones de las que hablamos sera el subrayar la tendencia a ver la filosofa como unsaber de segundo grado, un saber crtico de saberes (del presente), frente al saber de primergrado ms probablemente pretendido por las concepciones incluidas en el tipo A. [38]

    La concepcin de la filosofa como actividad inmersa en el presente puede, en todo caso,encarnarse en tipos tan diferentes y aun enfrentados entre s como diferentes y enfrentadosentre s estaban los tipos (1) y (2) que hemos distinguido en las concepciones exentas, y queenumeraremos correlativamente. En efecto:

    (3) Podramos entender, ante todo, la inmersin o implantacin de la filosofa en el presente enun sentido radical, a saber, en un sentido que llegue a negar a la filosofa cualquier tipo desustantividad, exenta o actual, declarndola como un saber adjetivo. Por tanto, no slo como unsaber de segundo grado, sino, a la vez, como un saber adjetivo, enteramente inmerso en lossaberes mundanos del presente y determinado por ellos.

    La concepcin adjetiva de la filosofa se combina bien con las tendencias a considerar lafilosofa como parte de la cultura del presente, puesto que una filosofa que se identifica con lamisma supuesta cultura del presente (una cultura entendida como capaz de determinar laconciencia filosfica, a la manera, ms o menos, como, segn Marx, el ser social del hombredeterminaba su conciencia) ser a la vez entendida, con toda probabilidad, como una filosofaadjetiva, como un epifenmeno o un pleonasmo de esa cultura de referencia (la filosofa de losbantes se expresa en el modo de tocar sus tambores, vena a decir el padre Tempel). Encambio, una filosofa que se considere a s misma como no susceptible de ser incluida en lacultura de su poca (concibindose, por ejemplo, como praetercultural, a la manera comopraeterculturales son, para algunos, las matemticas) difcilmente podr considerarse a su vezcomo adjetiva. Tambin es cierto que la razn por la cual puede ser excluida la filosofa de supresente no sea otra sino la de verla como un subproducto suyo, incluso como un subproductocorrosivo de la propia cultura viviente en cuyo seno acta: as es como San Pablo conceptu ala filosofa griega (libros de las necias y falsas filosofas) y as es como, tambin Nietzsche,con espritu paulino que l no advirti, conceptu a esa misma filosofa (Scrates fue elasesino de la tragedia griega).

    Sealemos las dos versiones ms interesantes para nuestros propsitos de este modo inmersoy adjetivo de ver la filosofa:

    (3a) Ante todo, la que suele llamarse filosofa espontnea de los cientficos y, por extensin,la filosofa entendida como reflexin, de segundo grado, llevada a cabo a pie de obra de lasciencias positivas. Una filosofa que acompaara a cada ciencia como una nube que fueraformndose a su alrededor (por ejemplo, la filosofa de la propia idea [39] de ciencia). Segnesta concepcin la filosofa carecer de sustancia propia; su cometido, si es que le quedaalguno, es recoger los resultados arrojados por las ciencias categoriales, esclarecerlos,confrontarlos, a veces incluso coordinar sus principios o resultados. Las concepciones de lafilosofa propias del positivismo de Comte, y, sobre todo, del neopositivismo de Schlick son los

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    mejores ejemplos que podemos sealar para ilustrar esta versin de la filosofa adjetiva. Porotra parte, cabe observar (por no decir denunciar) la creciente voluntad de los cientficos (sobretodo fsicos o bilogos) por hacerse presentes pblicamente ante cuestiones de naturalezafilosfica, ofreciendo sus opiniones como filosofa formulada desde el punto de vista de uncientfico. En nuestros das el gnero literario cultivado por fsicos principalmente (aunquetambin por bilogos) en sus obras de sntesis constituye uno de los ms notablessucedneos de la filosofa. {Tomamos el trmino sucedneo no tanto en su acepcin genrica(sustituto con propiedades similares), sino en su acepcin ms especfica de sustituto conpropiedades similares aparentes, pero sin los verdaderos principios activos de la sustanciaoriginal (las ciudades Potemkin, meros decorados, eran sucedneos de las ciudadesefectivas que Catalina II crea ver en su viaje de 1787 por Crimea). Decimos en este sentidoque la visin cientfica del mundo propuesta por un cientfico en cuanto tal, es decir, desde laperspectiva de sus categoras cientficas (otra cosa es que el cientfico se site en laperspectiva del filsofo) es siempre un sucedneo de la filosofa. Pues al cientfico, en cuantotal (en cuanto matemtico, en cuanto fsico...), no le corresponde formular visiones delmundo, sino que le corresponde formular visiones de su propio campo. Y cuando pretendeaplicar los conceptos categoriales, por rigurosos que sean en el mbito de su esfera, a otroscontextos, los distorsionar y tergiversar las ideas correspondientes. En este sentido, superspectiva de cientfico estorba, ms que favorece, su comprensin filosfica, y la haceacrtica, ingenua y, a veces, pueril. Tan pueril como nos suena hoy la visin cientfica que unhombre de ciencia tan ilustre como lo fue Ernesto Haeckel desarroll (partiendo de lallamada Ley de la entropa) en torno a los problemas filosficos de la tica, con unadefinicin supuestamente filosfica del bien y del mal: Es mala toda accin o conducta queimplica un despilfarro de energa conducente a un incremento de calor del Universo y es buenatoda accin o conducta que comporta un ahorro de la cantidad de energa transformada enenerga trmica, aplazando por consiguiente, la muerte trmica del Universo. Las visionescientficas del mundo suelen no [40] ser otra cosa sino reexposiciones de concepcionesarcaicas disimuladas con una vestidura cientfica o tcnica y apoyadas en el prestigio de loscientficos. Se comprende esta posibilidad si se tiene en cuenta que un cientfico no puedemenos que distorsionar la realidad cuando pretende ajustarla a sus exclusivos conceptoscategoriales; pero cuando utiliza categoras cientficas que no son las de su especialidad dejade ser propiamente cientfico, por lo que no tiene por qu arrogarse esta condicin al exponersu visin cientfica del mundo. Esto explica la frecuencia con la cual muchos eminentescientficos en un campo categorial determinado mantienen en otros campos posiciones quepueden llegar incluso a ser consideradas como supersticiosas: Wallace (el creador junto conDarwin de la teora moderna de la evolucin) crea en la telepata; Crookes (el descubridor deltalio y de los tubos de su nombre) crey haber logrado fotografiar un espritu; y Alexis Carrellcrea en los milagros de Lourdes. Cientficos distinguidos como Fred Hoyle o Carl Sagancreen en los extraterrestres; y son legin los qumicos y fsicos que creen en nuestros dasno solamente en Dios, sino que al comulgar, creen tambin en la transubstanciacin de losaccidentes de pan y vino en el cuerpo de Cristo en la hostia consagrada. Ahora bien: que lasciencias categoriales no tengan por s mismas capacidad para dar lugar a una visin filosficacrtica del mundo de otro modo: que la excelencia de un cientfico en su esfera no constituyaninguna garanta para asegurarle un dominio sobre el razonamiento filosfico no quiere decirtampoco que las ciencias positivas se muevan en un terreno distinto y neutral respecto decualquier concepcin del mundo de ndole metafsica, mitolgica o teolgica, porque, al menosen aquellos puntos en los cuales las referidas concepciones del mundo se comprometen encuestiones que intersectan con las materias tratadas por las ciencias, la confrontacin constas es inevitable. Carecen de todo fundamento, salvo el de inters ideolgico, lasafirmaciones, que hoy vuelven a ser reiteradas una y otra vez, segn las cuales la ciencia o laracionalidad cientfica se mantienen en un plano neutral y paralelo al plano de la feteolgico-religiosa, con el cual, por tanto, y en virtud de ese paralelismo, no podran nuncaconverger. Es cierto que la mayor parte de los conflictos histricos habidos entre la religinjudeo cristiana y las verdades que las ciencias positivas fueron ofreciendo el conflicto entorno al geocentrismo, en la poca de Coprnico y Galileo; el conflicto sobre la edad de laTierra en la poca de Buffon o de Lyell; el conflicto sobre el origen del hombre en la poca deDarwin o Huxley, &c. fueron resolvindose en el terreno diplomtico; pero no porque los[41] conflictos hubieran resultado ser aparentes, ni porque hubieran sido retiradas lasconclusiones de la razn cientfica positiva: las que se replegaron, refugindose en elalegorismo o en la doctrina de los gneros literarios, fueron las Iglesias catlicas yprotestantes, obligadas precisamente por el empuje de la racionalidad cientfica. Pueden decircon verdad estas Iglesias que el avance de las ciencias no afecta a su fe, considerada en el

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    terreno de su dogmtica, o podrn decir slo con verdad que el avance de la ciencia no afecta,al menos tal como poda esperarse, a su organizacin social? El conflicto fundamental entre lasreligiones superiores y la razn no se libra en todo caso en el campo de batalla de lasciencias positivas, sino en el campo de batalla de la filosofa. Aqu se encuentran los lugaresocupados por el razonamiento filosfico (la existencia de Dios, la inmortalidad del almahumana) donde las Iglesias no pueden ceder, y por ello cabr afirmar que es en estos lugaresen donde los conflictos entre la fe y la razn se producen de un modo irreducible, ms que enlos lugares en donde se enfrenta una ciencia positiva determinada con un dogma particular.}

    (3b) Pero tambin es preciso constatar, como una versin mundana en ascenso de estaconcepcin inmersa y adjetiva de la filosofa, la corriente, cada vez ms extendida, que tiende aentender a la filosofa, no ya exclusivamente como una especie de secrecin espontnea delos cientficos, sino muchas veces y casi exclusivamente, como una secrecin espontneade las diferentes actividades propias de la vida prctica mundana del presente (tal es el casode quienes hablan de la filosofa del Departamento de Estado o de la filosofa de loscrditos bancarios a largo plazo). Podramos denominar concepcin genitiva de la filosofaa esta concepcin de la filosofa, dada la utilizacin del genitivo subjetivo que llevan a caboquienes la proclaman. Porque ahora la filosofa se nos manifiesta (podramos decir) como laformulacin de la conciencia o reflexin crtica de quienes, teniendo que tomar una decisinprctica (frente a otras alternativas) o adoptar una estrategia (frente a terceras), advierten quesu decisin no puede simplemente justificarse o fundarse en motivos tcnicos (diramos:categoriales), puesto que requiere la consideracin de muy diversos motivos categoriales(interdisciplinares) y de presupuestos polticos, morales, &c. con los cuales adems espreciso entrar en compromiso desde el momento en que la decisin a adoptar es vivida comouna decisin necesaria. Apelar, en estos contextos, para referirse a toda la nebulosa ideolgicaque rodea una tal decisin, al nombre de filosofa, tiene sin duda un componente [42] crticoindiscutible. Pues es seguramente a travs de esa apelacin como se manifiesta la concienciade que, en el proceso, se estn abriendo caminos, ideas o principios no determinadoscategorialmente; y, adems, principios abiertos, enfrentados a terceros y, a la vez, con posibleanaloga (sistemtica) con los principios de otras filosofas genitivas asumidos en otrosterrenos. El precepto primum vivere, deinde philosophare queda sin efecto en el caso de lafilosofa inmersa y adjetiva, puesto que ahora el filosofar no es disociable del viviractivamente una decisin entre otras o de adoptar calculadamente (racionalmente) unaestrategia militante o poltica entre otras posibles.

    La filosofa genitiva es, desde luego, una forma en auge de la concepcin de la filosofaadjetiva de nuestros das. Es una filosofa mundana y, por ello, no hay que confundirla con lafilosofa centrada (tambin llamada filosofa de), es decir, con las disciplinas filosficasque figuran en planes de estudios, tales como Filosofa de la Tcnica, Filosofa de laCiencia o Filosofa de la Religin. La filosofa centrada es filosofa acadmica, y, aunqueutilice tambin en sus rtulos la forma genitiva (que muchas veces tiende a ser sustituida poruna denominacin nominal: Epistemologa en lugar de Filosofa del Conocimiento), lohace no ya en la forma de genitivo subjetivo, que ya hemos constatado, sino segn el sentidodel llamado genitivo objetivo (Filosofa de la Tcnica, como disciplina, es antes la filosofaque centra sus anlisis en torno a la tcnica, en cuanto objeto de estudio, que la filosofa queuna tcnica dada segregase de su seno). {Sin embargo, el concepto de filosofa genitiva, quese ejercita tan vigorosamente en nuestro presente, no se circunscribe a l. Tiene potencia paraaplicarse a muchas formas por no decir a todas de la filosofa del pasado, formas queordinariamente se interpretan desde la filosofa exenta, dogmtica o histrica. Acaso lafilosofa platnica no habra de considerarse como una filosofa genitiva que brota de lasexperiencias geomtricas o polticas de la poca ateniense? Es el presente el que hacambiado y, por ello, el lema de la Academia, Nadie entre aqu sin saber Geometra, slopodr considerarse actual incluyendo en esa geometra a las geometras del presente. Ycmo podramos entender el argumento ontolgico que San Anselmo expone en su Proslogiosi lo presentamos como un argumento intemporal y exento y no como una idea filosfica quese abre camino a partir de las oraciones de los monjes, de la cita del Salmo, &c.? De otromodo: Acaso el argumento ontolgico anselmiano [43] no es otra cosa sino la filosofagenitiva que brotaba en un convento medieval a raz de una ceremonia litrgica?}

    Tambin quienes consideran la filosofa como determinada por la cultura objetiva, o laconciencia filosfica por el ser social del hombre, se inclinarn a sumergir la filosofa en lacultura o en el estado del mundo de la poca o de la sociedad correspondiente. Escoto

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    Erigena estimaba que la verdadera religin es tambin la verdadera filosofa, en un sentido nomuy lejano al de Tempel, que como hemos dicho, vea la filosofa en la msica de los tamboresde los bantes.

    Por ltimo, y en particular, la denominada filosofa lingstica, en tanto se autodefine por sureflexin analtica sobre los usos y juegos de un lenguaje de palabras dado (concretamente, elingls), podra tambin considerarse como una forma caracterstica de esto que llamamosfilosofa inmersa, incluso en su forma genitiva. Lo que se llam, despus de la guerra mundial,revolucin en filosofa o giro en filosofa, podra reexponerse sencillamente como unllamamiento hacia la filosofa inmersa adjetiva (ahora, respecto del lenguaje ordinario),acompaado de la renuncia expresa a toda filosofa exenta, especialmente en su formasistemtica.

    (4) En cuarto lugar reconoceremos la presencia de filosofas inmersas, o implantadas en elpresente, que, sin embargo, propugnan una sustantividad o sistematicidad actualista de lafilosofa, cuyo contenido slo podra ser dialctico, es decir, aquel que puede constituirse en elenfrentamiento entre las diferentes formas de organizacin del presente. Designaremos a estafilosofa como filosofa crtica, pero tomando el trmino crtica no ya en el sentido caractersticoque le dio Kant (y que es indisociable de su idealismo transcendental), sino en el sentido propioque el trmino tiene en el espaol, muy anterior a Kant, tal como aparece por ejemplo en laobra principal de Feijoo, Teatro crtico universal. Propondramos, al mismo tiempo, a esta obrade Feijoo, como un caso particular y prototipo, en su tiempo, de lo que entendemos por filosofacrtica.

    Es cierto que muy pocos hombres de hoy considerarn ajeno el predicado de crtico;prcticamente ningn profesor de filosofa dejar de reivindicar la condicin crtica de supropia posicin. Es preciso, por tanto, determinar de algn modo el sentido particular en quetomamos aqu la expresin filosofa crtica. Y lo primero que diremos es que entendemos lacrtica, considerada en su estructura lgica, ante todo, como una operacin que tiene que vercon la clasificacin, en tanto incluye la discriminacin, la distincin [44] y la comparacin. Quienproclama su voluntad crtica habla en hueco si no manifiesta los parmetros desde loscuales se dispone a ejercitar las operaciones crticas de clasificacin. La crtica al cristianismo,por ejemplo, puede ser llevada a cabo tanto desde los principios de la fe musulmana comodesde los principios del racionalismo materialista; con todo derecho un musulmn podr decirde s mismo (si discrimina, si separa, si ordena, si valora, &c.) que mantiene una vigilanteactitud crtica ante lo sucesos del presente.

    Como parmetros de la filosofa crtica, en el sentido en que aqu utilizamos esta expresin,consideraremos a ciertas evidencias racionales, concretas, materiales, dadas en el presente,ante las cuales suponemos que es preciso tomar partido y partido positivo, a saber: un conjunto(indeterminado) de evidencias de naturaleza cientfico positiva y un conjunto (indeterminado)de evidencias de naturaleza moral y tica. Quien no comparta esas evidencias (por fidesmo,por escepticismo o simplemente, por ignorancia) no tendr nada que ver con el racionalismocrtico en el sentido en que utilizamos aqu este concepto. La filosofa crtica, segn esto, noparte tanto de la ignorancia o de la duda universal, cuanto de saberes firmes, histricamentealcanzados, por modestos que ellos sean, saberes q