resena las oraciones causales1

22
TEMPVS 37 (2015) 77-98 CAUSALES DEL ENUNCIADO Y DE LA ENUNCIACIÓN: EL SISTEMA DE LAS ORACIONES CAUSALES EN LATÍN José Miguel BAÑOS BAÑOS, Las oraciones causales en latín, Philolo- gica. Publicaciones del Dpto. de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid, Escolar y Mayo, 2014, 203 pp. 0. DESDE SU TESIS DOCTORAL 1 , las oraciones de quod y quia y, en ge- neral, la expresión de la Causa en latín ha sido un tema recurrente en la bibliografía del profesor José Miguel Baños 2 . La monografía que ahora nos presenta, por tanto, no es sino el fruto de “una investigación prolongada durante casi tres décadas” (p. 15), lo que dota a la obra de una gran profundidad y alcance 3 . En primer lugar, no resulta difícil apreciar la lectura exhaustiva y detenida que ha hecho el autor de la bibliografía dedicada al tema, no solo en lenguas clásicas sino también en sintaxis románica y lingüística general, de la que nos proporciona una clara síntesis, tanto más merito- ria cuanto que en las últimas décadas el de las relaciones adverbiales de causa en latín ha sido un tema pródigo en estudios 4 . En segundo lu- gar, si en algo abunda la obra es precisamente en datos, entre ajenos y, sobre todo, búsquedas propias, presentados con la desnudez y claridad suficientes para permitir al lector juzgar por sí mismo. Finalmente, es –––––––––––– 1 J.M. Baños, Estudio funcional del denominado "quod completivo" en latín arcaico y clásico: su distribución tras verba affectuum, Madrid, 1990. 2 Sirvan como ejemplos destacados, "Caracterización funcional de la conjunción quia en latín arcaico y clásico", Revista Española de Lingüística 21.1, 1991, pp. 79- 108; "Análisis funcional de quod tras verbos de sentimiento en latín clásico: su marco predicativo", en VVAA., Actes XVIIè Colloque International de Linguistique Fonctio- nelle, León, 1992, pp. 171-173 o “Del latín clásico al latín tardío: eo quod, pro eo quod y la renovación de las conjunciones causales”, en J.F. González Castro & J. de la Villa (eds.), Perfiles de Grecia y Roma. III, Madrid, 2010, pp. 269-277. 3 Sobre este tema ya en 2011 había ofrecido el autor una primera visión de conjunto (J.M. Baños, “Causal clauses”, en Ph. Baldi & P.L. Cuzzolin (eds.), New Perspectives on the Historical Latin Syntax. IV. Complex Sentences, Grammaticalization, Typo- logy, Nueva York-Ámsterdam, 2011, pp. 195-234), que es el punto de partida de la monografía ahora publicada. 4 “Pocos aspectos de la sintaxis latina se han beneficiado tanto como las citadas conjunciones [quod, quia, quoniam] de la realización de estudios particulares” (M. J. roca, “Quod, quia, quoniam en Amiano Marcelino”, Fortunatae 9, 1997, p. 238).

Upload: juan

Post on 12-Dec-2015

25 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

causales

TRANSCRIPT

TEMPVS 37 (2015) 77-98

CAUSALES DEL ENUNCIADO Y DE LA ENUNCIACIÓN: EL SISTEMA DE LAS

ORACIONES CAUSALES EN LATÍN

José Miguel BAÑOS BAÑOS, Las oraciones causales en latín, Philolo-

gica. Publicaciones del Dpto. de Filología Latina de la Universidad

Complutense de Madrid, Escolar y Mayo, 2014, 203 pp.

0. DESDE SU TESIS DOCTORAL1, las oraciones de quod y quia y, en ge-

neral, la expresión de la Causa en latín ha sido un tema recurrente en

la bibliografía del profesor José Miguel Baños2. La monografía que

ahora nos presenta, por tanto, no es sino el fruto de “una investigación

prolongada durante casi tres décadas” (p. 15), lo que dota a la obra de

una gran profundidad y alcance3.

En primer lugar, no resulta difícil apreciar la lectura exhaustiva y

detenida que ha hecho el autor de la bibliografía dedicada al tema, no

solo en lenguas clásicas sino también en sintaxis románica y lingüística

general, de la que nos proporciona una clara síntesis, tanto más merito-

ria cuanto que en las últimas décadas el de las relaciones adverbiales

de causa en latín ha sido un tema pródigo en estudios4. En segundo lu-

gar, si en algo abunda la obra es precisamente en datos, entre ajenos y,

sobre todo, búsquedas propias, presentados con la desnudez y claridad

suficientes para permitir al lector juzgar por sí mismo. Finalmente, es

–––––––––––– 1 J.M. Baños, Estudio funcional del denominado "quod completivo" en latín arcaico

y clásico: su distribución tras verba affectuum, Madrid, 1990. 2 Sirvan como ejemplos destacados, "Caracterización funcional de la conjunción

quia en latín arcaico y clásico", Revista Española de Lingüística 21.1, 1991, pp. 79-

108; "Análisis funcional de quod tras verbos de sentimiento en latín clásico: su marco

predicativo", en VVAA., Actes XVIIè Colloque International de Linguistique Fonctio-

nelle, León, 1992, pp. 171-173 o “Del latín clásico al latín tardío: eo quod, pro eo quod

y la renovación de las conjunciones causales”, en J.F. González Castro & J. de la Villa

(eds.), Perfiles de Grecia y Roma. III, Madrid, 2010, pp. 269-277. 3 Sobre este tema ya en 2011 había ofrecido el autor una primera visión de conjunto

(J.M. Baños, “Causal clauses”, en Ph. Baldi & P.L. Cuzzolin (eds.), New Perspectives

on the Historical Latin Syntax. IV. Complex Sentences, Grammaticalization, Typo-

logy, Nueva York-Ámsterdam, 2011, pp. 195-234), que es el punto de partida de la

monografía ahora publicada. 4 “Pocos aspectos de la sintaxis latina se han beneficiado tanto como las citadas

conjunciones [quod, quia, quoniam] de la realización de estudios particulares” (M. J.

roca, “Quod, quia, quoniam en Amiano Marcelino”, Fortunatae 9, 1997, p. 238).

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

78

de agradecer que sus reflexiones se vean acompañadas e ilustradas con

tal cantidad de ejemplos latinos, todos ellos traducidos y comentados

con precisión filológica.

Teoría lingüística y lectura de los clásicos latinos se dan la mano,

pues, en esta monografía, cuyos contenidos comentaré en las siguientes

páginas respetando el orden con el que el autor ha estructurado el libro:

“causalidad y subordinadas causales” (pp. 17-27), “semántica y sintaxis

de la oraciones causales” (pp. 28-37), “origen y procesos de gramaticali-

zación” (pp. 38-81), “el sistema de las oraciones causales en latín clásico”

(pp. 82-133) y, en fin, la “evolución diacrónica de las oraciones causales”

(pp. 134-172).

1. El primer capítulo está dedicado a delimitar el objeto de estudio

de la obra, empezando por el concepto mismo de ‘causalidad’, entendido

en términos lógicos como la relación que se establece a nivel cognitivo

entre dos eventos de suerte tal que uno se considera desencadenante del

otro. Dicho concepto engloba, por tanto, un grupo amplio de relaciones

adverbiales (causales, condicionales, concesivas, finales y consecutivas)

que comparten la relación lógica causa-efecto5, y que habitualmente

aparecen descritas por las gramáticas históricas en apartados clara-

mente diferenciados6.

De estos cinco tipos de oraciones subordinadas, solo las causales, en

el sentido más restrictivo del término, centran la atención del autor en

esta obra. Además, “puesto que este estudio se basa en el análisis de las

subordinadas conjuncionales –nos advierte– no tomaré en consideración

aquellas estructuras predicativas no conjuncionales que pueden expre-

sar de forma contextual un contenido causal” (p.22) 7.

2. En el capítulo segundo están trazadas las líneas argumentales del

libro. Su fundamentación teórica parte de la propuesta de la Gramática

–––––––––––– 5 Para un tratamiento más amplio del concepto lógico de ‘causalidad’, cf., por ejem-

plo, M. Prandi, “Espressione della causalità”, en R. Simone (ed.), Enciclopedia

dell’italiano, Roma, 2010, vol. I, pp. 191ss. 6 Aunque cada vez son más las perspectivas de análisis que priman los aspectos

compartidos por cada una de estas oraciones subordinadas. Prueba de ello es el tra-

tamiento común que reciben las oraciones temporales y causales, las finales y conse-

cutivas o las condicionales y concesivas en J. M. Baños (coord.), Sintaxis del latín

clásico, Madrid, 2009, pp. 601-678 o, para el español, el hecho de que la RAE en su

Nueva gramática de la lengua española, Madrid, 2009, pp. 3449-3621 englobe en un

mismo capítulo las oraciones causales y finales, por un lado, y las oraciones condicio-

nales y concesivas, por otro. 7 Esto es, las oraciones de relativo con matiz causal, determinadas oraciones de

participio concertado y oraciones principales introducidas por conectores como nam o

enim.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

79

Funcional, en los términos planteados por S. Dik8, sobre la estructura

de la oración y que, a grandes rasgos, distingue, fuera de la predicación

nuclear, dos tipos de constituyentes no obligatorios: los adjuntos, que

informan sobre el evento descrito por el predicado, y los disjuntos, que

atañen al propio acto de habla.

De acuerdo con esta distinción, Baños establece dos tipos básicos de

oraciones causales:

(i) las causales internas o del enunciado, que “indican la causa o mo-

tivo que desencadena o hace posible el estado de cosas expresado por la

oración principal” (p. 29) y se integran dentro del predicado en el nivel

de los adjuntos, y

(ii) las causales externas o de la enunciación9, mediante las cuales

“el hablante señala la fuente o evidencia que justifica la validez del con-

tenido proposicional” o “justifica el propio acto de habla” (p. 31), que se

integran en el nivel de los disjuntos.

Se trata de una distinción con validez interlingüística. Como señala

la RAE10, frente a una causal del enunciado como Llueve porque la zona

está cerca de la montaña, donde “puede entenderse que la cercanía de la

montaña produce, o al menos favorece, el hecho de que llueva”, en una

causal de la enunciación como Llueve, porque la gente lleva paraguas,

“el hecho de que la gente lleve paraguas se interpreta como la causa de

que el hablante INFIERA y, por tanto, COMUNIQUE que está lloviendo”.

En realidad, ya las gramáticas históricas apuntaban a una oposición

entre quod y quia, frente a quoniam, basada en la distinción entre causa

real y causa lógica11, pero de la lectura de estas gramáticas se desprende

–––––––––––– 8 The Theory of Functional Grammar. Part I: The structure of the clause, Berlín-

Nueva York, 1997. Para el latín, cf., por ejemplo, A. M. Bolkstein, “Latin sentential

complements from a functional grammar perspective”, en M. Lavency & D. Longrée,

Actes du Ve Colloque de Linguistique latine, Lovaina-La Nueva, 1989, pp. 41-52. 9 El autor emplea indistintamente los términos “causales del enunciado” o “internas”,

por un lado, y “causales de la enunciación” o “externas”, por otro, siguiendo el modo de

proceder de la Nueva gramática de la lengua española, op. cit. (n. 6). La distinción en

sintaxis hispánica la estableció R. Lapesa, “Sobre dos tipos de subordinación causal”,

Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, III, Madrid, 1978, pp. 173-205; pero quien

acuña el término, siguiendo a Lapesa, es M. Marín, “A propósito de las oraciones causa-

les. Observaciones críticas”, Cuadernos de Filología 2, 1, 1979, pp. 163-171. Conviene

hacer notar, no obstante, que la dicotomía causales internas/externas ha sido utilizada

en sintaxis latina para distinguir también, dentro de las causales del enunciado, entre

aquellas que expresan Motivo y aquellas que expresan Causa, respectivamente (cf. M.

Bassols, Sintaxis latina, Madrid, 1956, I, p. 349). 10 Nueva gramática de la lengua española, op.cit. (n. 6), p. 3472. 11 Cf. M. Bassols, Sintaxis Latina, op. cit. (n. 9), p. 349.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

80

con frecuencia la impresión de que las diferencias entre las tres conjun-

ciones no son en modo alguno nítidas12. Pues bien, frente a tales plan-

teamientos, una idea central de la monografía es que, al menos en época

arcaica y clásica, existe una oposición clara entre (i) quod y quia, como

introductoras de causales del enunciado, y (ii) quoniam (y quando), como

introductoras de causales de la enunciación13.

2.1. Las posibilidades de distinguir entre diferentes tipos de oraciones

causales no se agotan ahí. Las oraciones introducidas por quod y quia,

esto es, las causales del enunciado, pueden expresar a su vez tanto la

Causa física (Se le ha estropeado el coche porque está ya muy viejo) como

el Motivo interno (Se marchó de la fiesta porque estaba aburrido). Mien-

tras que las primeras describen situaciones no controladas e inconscien-

tes, las segundas dependen de la voluntad y el control de un Agente14. La

pregunta que se plantea Baños es si esta diferencia semántica está gra-

maticalizada en latín, como sucede, por ejemplo, en holandés, que emplea

distintas conjunciones según que la oración subordinada exprese Causa o

Motivo15, o si, por el contrario, la situación del latín se parece más a la del

español, que no distingue formalmente entre ambos tipos.16. Pues bien:

“tanto quod como quia parecen expresar indistintamente la causa física y

el motivo interno” (p. 30).

–––––––––––– 12 Así, cf. Hofmann & Szantyr (Lateinische Syntax und Stilistik, Múnich, 1965, p.

627): “bei Dichtern seit Lucr[etius], namentlich aber in der silbernen Latinität wird

quoniam ganz Synonym von quia und quod (nicht selten im Weschel Konjunktionen,

z. B. bei Collum[ella]". 13 Para un planteamiento similar, cf., entre otros, A. M. Bolkestein, “Causally re-

lated predications and the choice between parataxis and hypotaxis”, en R. Coleman

(ed.), New studies in Latin linguistics, Londres, 1991, pp. 427-454; H. Pinkster, “The

use of quia and quoniam in Cicero, Seneca, and Tertullian” en B. R. Page & A. D.

Rubin (ed.), Studies in classical linguistics in honour of Philip Baldi, Leiden, pp. 81-

96 o M. J. Roca, op. cit. (n. 4). Sin embargo, S. Mellet (“Quando, quia, quod, quoniam:

analyse énonciative et syntaxique des conjonctions de cause en latin", en D. Longrée

(ed.) De VSU. Études de syntaxe latine offertes en hommage à Marius Lavency, Lo-

vaina, 1995, pp. 211-228) piensa que la oposición se daría sólo entre quod, causal del

enunciado, y quoniam, causal de la enunciación, en tanto que quia sería la conjunción

no marcada. 14 Aunque autores como E. Vester (Instrument and Manner expressions in Latin,

Assen, 1983) o H. Pinkster (Sintaxis y semántica del latín, Madrid, 1995) prefieren

diferenciarlas en términos de Funciones Semánticas distintas, M. E. Torrego, “Abla-

tivo”, en J. M. Baños (coord.), Sintaxis…, op. cit. (n. 6), pp. 227ss. prefiere considerar-

las variantes de una misma Función Semántica. 15 Cf. G. Geerts et al. (eds.), Algemene Nederlandse Spraakkunst, Lovaina, 1984, p.

655: mientras que omdat puede expresar tanto la Causa como el Motivo, doordat está

restringida a la Causa. 16 Cf. RAE, Nueva gramática de la lengua española, op. cit. (n. 6), p. 3453.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

81

Aunque tal distinción no se haya gramaticalizado en latín, diferen-

ciar entre Causa y Motivo en este contexto puede ser útil a otros propó-

sitos. Las oraciones finales y causales en latín comparten algunos con-

textos funcionales, e incluso pueden llegar a coordinarse17. Pues bien, si

tenemos presente la distinción entre Causa y Motivo, podemos observar

que solo las oraciones de quod y quia que expresan Motivo, dado que

comparten las mismas restricciones semánticas (/+control/, /+humano/,

/+volición/), pueden aparecer coordinadas con una oración final

(SEN.suas.2,10, Huius suasoriae feci mentionem non quia in ea subtili-

tatis erat aliquid quod uos excitare posset, sed ut sciretis quam nitide

Fuscus dixisset uel quam licenter).

2. 2 También en el ámbito de las causales de la enunciación Baños

distingue dos tipos básicos: (i) causales epistémicas (Tu madre está en

casa porque tiene el coche en la puerta) y (ii) causales ilocutivas (Ya que

tienes tanta curiosidad, no estoy casada). Mientras que con las primeras

el hablante justifica la validez del contenido proposicional, con las se-

gundas explica por qué lo ha enunciado.

Lo verdaderamente interesante en este caso es que no sólo cabe hablar

de diferencias semánticas, sino también de diferencias sintácticas. La Gra-

mática Funcional, dentro de los complementos externos a la predicación

(disjuntos), distingue entre un primer nivel, el de la proposición, donde se

ubican aquellos constituyentes que explicitan la actitud del hablante res-

pecto del contenido proposicional (disjuntos proposicionales), y un segundo

nivel, el de la ilocución, donde se ubican los constituyentes que especifican

o modifican la fuerza ilocutiva del discurso (disjuntos ilocutivos)18. Pues

bien, según el autor, “las causales epistémicas son un tipo de subordinadas

en el nivel de la proposición, y las causales ilocutivas de subordinadas en

el nivel de la ilocución” (p. 35).

De ahí que en un oración como SEN.dial.7,5,1, Quoniam liberaliter

agere coepi, potest beatus dici qui nec cupit nec timet beneficio rationis,

quoniam et saxa timore et tristitia carent nec minus pecudes (“Ya que me

he puesto a tratar del asunto extensamente, se puede llamar feliz a

quien ni tiene deseos ni temores gracias a la razón, pues también las

piedras están libres de temor y tristeza, y no menos las reses”) las dos

subordinadas introducidas por quoniam no se pueden coordinar, en la

medida en que la primera se integra en el nivel de la ilocución y la se-

gunda en el de la proposición.

–––––––––––– 17 Cf. M. E. Torrego, “Variantes conjuncionales para la expresión de la finalidad en

las oraciones subordinadas latinas”, Revista de la Sociedad Española de Lingüística

18, pp. 317-319. 18 Cf. S. Dik, The Theory of Functional Grammar…, op.cit. (n. 8), pp. 49ss.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

82

2. 3 El autor dedica la última parte del capítulo a contrastar la situa-

ción del latín con la de las lenguas actuales de Europa, que puede resu-

mirse en:

(i) tanto en español (porque), como en inglés (because), alemán (weil),

francés (parce que) o italiano (perché), la conjunción que prototípica-

mente introduce causales del enunciado (Tu madre no está porque hoy

tenía que ir al médico) puede introducir también causales de la enuncia-

ción en el nivel proposicional (Tu madre no está, porque no veo el coche),

pero no en el ilocutivo (*Porque me lo preguntas, tu madre no está), y

(ii) lo normal es que las causales de la enunciación, puesto que “ex-

presan matices textuales y argumentativos muy diversos, dispongan de

una mayor gama de conjunciones” (p. 38): esp. ya que, puesto que, dado

que, que, pues, como, etc.

Pues bien, creo que estas dos conclusiones merecen una mayor relevan-

cia. Y es que, desde un punto de vista tipológico, la lengua de Cicerón y

César presenta una distribución conjuncional significativamente distinta

a la de las lenguas europeas actuales, incluidas las lenguas romances:

(i) a diferencia del esp. porque, o el it. perché, las conjunciones que en

latín introducen causales del enunciado, quod y quia, no pueden intro-

ducir causales de la enunciación, ni siquiera en el nivel proposicional, y

(ii) el número de conjunciones de que dispone el latín clásico para

introducir causales de la enunciación es, comparativamente, mucho más

limitado: quoniam y quando, fundamentalmente.

3. Siempre dentro del ámbito de la Gramática Funcional, y apoyán-

dose en estudios recientes de Tipología Lingüística sobre la subordina-

ción adverbial19 y los procesos de gramaticalización20, Baños propone

que la distinción que acabamos de presentar en § 2 sirve para explicar

no solo el sistema de conjunciones causales en latín clásico desde una

perspectiva sincrónica, sino también la génesis misma de estas conjun-

ciones, cuestión a la que dedica el tercer capítulo del libro.

3.1 De la aplicación directa al latín de los criterios empleados por

Kortmann21 para el estudio de las conjunciones adverbiales en medio

centenar de lenguas de Europa, el autor distingue dos grupos básicos de

oraciones causales en latín, según su distinto proceso de gramaticaliza-

ción:

–––––––––––– 19 Cf. B. Kortmann, Adverbial subordination, Berlín-Nueva York, 1997; S. Cris-

tofaro, Subordination, Oxford, 2003; K. Hengeveld (ed.), The internal structure of ad-

verbial clauses, Estrasburgo, 1993. 20 W. Croft, Typology and universals, Cambridge, 1990; C. Lehmann, Thoughts on

grammaticalization, Erfurt, 2002; P. J. Hooper & E. C. Traugott, Grammaticaliza-

tion, Cambridge, 2002. 21 Adverbial subordination, op. cit. (n. 19).

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

83

(i) aquellas cuyo contenido causal es primario y/o exclusivo, y que

tienen su origen en palabras pertenecientes a otra categoría morfosin-

táctica, en concreto el tema de relativo-interrogativo (kwi / kwo): quod,

quia, quo, quin, y

(ii) conjunciones que sólo de forma secundaria o contextual expresan

un contenido causal, y que primeramente se gramaticalizaron como por-

tadoras de una variada gama de contenidos adverbiales: temporal (quo-

niam, quando, cum, dum, postquam, ubi), modal (ut, quomodo) o condi-

cional (siquidem).

El lector perspicaz se habrá percatado de que esta clasificación no

difiere, en lo que respecta a las conjunciones que integran cada grupo,

de la que previamente se presentó para distinguir entre causales del

enunciado y causales de la enunciación. Es ahí donde el autor quiere

llegar: “al menos en latín clásico, se constata una relación evidente entre

el origen morfológico, el grado de gramaticalización (primaria o secun-

daria) y el tipo de causalidad (interna o externa) que expresan las dis-

tintas conjunciones latinas” (p. 41).

3.2 Las conjunciones que introducen causales del enunciado en latín

proceden etimológicamente del antiguo indefinido-interrogativo indoeu-

ropeo, cuya reconstrucción –controvertida22– remonta a dos temas: kwi /

kwo. De su uso como relativo derivarían las conjunciones quod, (non) quo

y quin.

En el caso de quod, el autor se apoya en la teoría, ya clásica, de J.

Haudry23 sobre el origen de la subordinación en las lenguas indoeuro-

peas para explicar su génesis y gramaticalización como conjunción cau-

sal y completiva. Según el autor francés, hay que partir de una estruc-

tura correlativa (quod… id) objeto de posteriores modificaciones, tales

como la inversión del orden (quod… id > id… quod), la fusión (id… quod

> id quod) y la desaparición del anafórico (quod). A partir de los valores

sintácticos de id (Sujeto u Objeto Directo) se explicarían los usos de quod

completivo, en tanto que el uso como conjunción causal procedería de los

“numerosos ejemplos, sobre todo en latín arcaico, en los que una forma

pronominal neutra es un ‘acusativo adverbial’ o de relación” (p. 47).

Que en el origen tanto de quod completivo como de quod causal sub-

yace una estructura correlativa me parece incuestionable: los datos la-

tinos, de los cuales el autor proporciona un buen número de ejemplos,

atestiguan cada una de sus fases y, además, cuenta con el correlato de

–––––––––––– 22 Un buen resumen de las principales teorías puede consultarse en J. A. Beltrán,

Introducción a la morfología latina, Zaragoza, 1999, pp. 115-116. 23 “Parataxe, hypotaxe et corrélation dans la phrase latine”, Bulletin de la Société

de Linguistique 68, 1, pp. 147-186.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

84

otras lenguas indoeuropeas24. Lo que ya no resulta tan claro es que en

estos casos quod funcione como un relativo, esto es, que desempeñe una

función sintáctica dentro de la oración que introduce25. De hecho, el pro-

pio J. Haudry26 está admitiendo el valor conjuncional de quod cuando

reconoce que “quod n’a pas de fonction dans la proposition qu’il intro-

duit”. Y es que, si bien el esquema correlativo es útil para explicar cómo

quod ha llegado a adquirir un significado causal a partir de la transfe-

rencia al conjunto de la subordinada del valor causal del correlativo fó-

rico (id o eo), una vez que este es omitido, no explica, a mi juicio, cómo

el tema de relativo ha llegado a gramaticalizarse como conjunción en

latín.

No es cosa de extenderse aquí en las objeciones que podrían plan-

tearse al proceso descrito por el autor francés, dado que ya el propio Ba-

ños nos advierte de que no va a detenerse “en el análisis puntual de las

distintas fases de este proceso de gramaticalización” (p. 49). En cual-

quier caso, el punto central de la argumentación es señalar que quod y

quia han llegado a funcionar como conjunciones causales por caminos

distintos, algo que, como veremos en § 4, sirve para explicar algunas de

sus diferencias distribucionales en latín arcaico y clásico.

3. 3 En cuanto a quia, el autor no sigue la explicación de Haudry, que

propone un desarrollo similar al de quod27, sino la de las principales

gramáticas históricas28: neutro plural del tema kwi, de su función como

interrogativo-causal (VERG.Aen.5,13 Quianam tanti cinxerunt aethera

nimbi?, “¿Porqué nubes tan grandes han ceñido el éter?”), su gramatica-

lización como conjunción causal derivaría de estructuras paratácticas de

pregunta-respuesta en los que “eine Schwund der Pause und des Frage-

tons”29 habría provocado una reinterpretación de la frase. Prueba de la

vigencia que tuvo en latín esta tendencia a reinterpretar como conjun-

ciones causales los pronombres interrogativos es el hecho de que en

–––––––––––– 24 Cf. J. Mendoza, “Sintaxis”, en F. R. Adrados et al., Manual de lingüística indoeu-

ropea. III., Madrid, 1998, p. 235. 25 Sobre la existencia de contextos puente, cf. J. M. Baños, “Análisis sintáctico de

las construcciones quid est quod, est quod, nihil est quod en Plauto y Terencio", Cua-

dernos de Filología Clásica-Estudios Latinos 1, 1991, pp. 29-86. 26 Op.cit. (n. 23), p. 157. 27 Ibid. p. 156. 28 Así, R. Kühner & C. Stegmann, Ausführliche Grammatik der lateinischen

Sprache, 1912, pp. 270-271, o A. Ernout & F. Thomas, Syntaxe latine, 1953, París, p.

347, entre otros. 29 Hofmann & Szantyr, op.cit. (n. 12), p. 585.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

85

época tardía vuelvan a producirse procesos similares con los interroga-

tivos cur y quare (pp. 56-58). Como ya señaló Väänänen30, a partir de

estructuras paratácticas del tipo SUET.Tib.59, non es eques; quare? Non

sunt tibi milia centum (“No eres caballero. ¿Por qué? No tienes cien mil

sestercios”), la pérdida de la pausa entre el interrogativo y la respuesta,

y el consiguiente cambio de entonación, habrían provocado la reinter-

pretación de quare como conjunción (CIL 5,2421, Rufa, ita uale, quare

bene felas, “Rufa que te vaya bien, pues la chupas estupendamente”).

3.4. A diferencia de las causales del enunciado, cuya etimología re-

monta a dos temas únicamente, la variedad de orígenes que presentan

las conjunciones que introducen causales de la enunciación es con-

gruente con su elevado número, si bien “de todas ellas, las únicas con-

junciones realmente productivas en latín arcaico y clásico son quoniam

y quando; el resto, o bien presenta un contenido causal de forma contex-

tual, fruto de una inferencia pragmática […] o bien lo hacen de forma

poco frecuente y casi siempre limitado al latín posclásico y tardío” (p.40).

Dejando al margen las consideraciones puntuales sobre cada una de

estas conjunciones, el aspecto más destacable de las conclusiones de Ba-

ños en este punto es la constatación de que todas las conjunciones lati-

nas que introducen causales de la enunciación han llegado a expresar

un contenido causal de forma secundaria, es decir, que primeramente se

gramaticalizaron como conjunciones con un significado adverbial dis-

tinto del de Causa.

En realidad, si nos limitamos a los datos del latín clásico, las únicas

conjunciones de este tipo que han gramaticalizado un valor causal se

limitan a quoniam y quando, cuyo origen, en ambos casos, es temporal.

Sin embargo, sólo la segunda mantuvo ambos valores. En efecto, en el

caso de quoniam (<*quom + iam) “el valor causal es ya incuestionable

en Plauto; en Terencio y en Lucrecio es el único valor que se documenta,

y es el que aparece de forma constante en prosa clásica” (p. 62)31. Por el

contrario, en el caso de quando, “su valor temporal se mantiene cons-

tante a lo largo de toda la latinidad y es el que perdura en latín tardío y

en las lenguas romances” (p. 63). Al respecto, merece la pena invocar el

testimonio de los gramáticos antiguos: el hecho de que Servio se vea en

la necesidad de explicar el significado causal de quando en Virgilio

–––––––––––– 30 Le latin vulgaire des inscriptions pompéiennes, 1966, Berlín, p. 126. 31 El autor recoge las palabras del gramático Festo como testimonio de la existencia

de una antigua alternancia entre los significados temporal y modal (Fest.261, quo-

niam significat non solum id quod quia, sed apud antiguos etiam id quod postquam).

Según Hofmann-Szantyr, op. cit. (n. 12), p. 627, “schon bei [Plautus] stehen viele Fälle

auf der Grenze der temporalen und kausalen Funktion”.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

86

(SERV.Aen.2,446, QUANDO quatenus, quoniam) demuestra que, al me-

nos para los hablantes el siglo IV, el empleo causal de quando distaba

mucho de ser habitual.

Desde un punto de vista tipológico, la evolución semántica sufrida

por estas dos conjunciones es la esperable, dado que la simultaneidad

(caso de quando) y la anterioridad (caso de quoniam) constituyen, según

Kortmann32, las dos fuentes principales de conjunciones temporales que

adquieren posteriormente un valor causal.

Ahora bien, dado que “las conjunciones causales de origen temporal

expresan por lo general un tipo específico de causalidad: aparecen en el

nivel de los disjuntos como causales externas” (p. 61), cabe preguntarse

si entre una y otra circunstancia existe una relación de causa-efecto,

tanto más cuanto que se trata de un fenómeno extensible, entre otras

lenguas, al griego, donde las conjunciones de origen temporal ἐπεί,

ἐπείτε, ἐπειδή, ὡς, cuando expresan un contenido causal, se integran

también en el nivel de los disjuntos33.

A mi juicio, los estudios sobre gramaticalización no han reparado su-

ficientemente en la necesidad de aportar una explicación satisfactoria a

este fenómeno, a pesar de presentar correlatos también en lenguas mo-

dernas34. Por su parte, Baños, después de señalar que “no es una ca-

sualidad” (p. 40), ofrece a propósito de quoniam una interesante expli-

cación: la clave de por qué quoniam se integra en el nivel de los disjuntos

estaría en los valores pragmáticos que ya como conjunción temporal pre-

sentaba: “su transformación en conjunción causal viene facilitada por el

adverbio iam, cuyo valor semántico refuerza la naturaleza temática35 de

la oración […] estos valores pragmáticos explican el tipo de causales que

de forma prototípica introduce quoniam” (p. 61). Una conclusión –cabría

añadir– extensible a quando, como puede observarse más claramente

–––––––––––– 32 Op. cit. (n. 19), 181-204. 33 Cf. A. Rijksbaron, Temporal and Causal Conjunctions in ancient Greek, Ámster-

dam, 1976, p. 67-106; R. Kühner & B- Gerth, Ausführliche Grammatik der griechis-

chen Sprache, II, 19554, p. 461, quien pone directamente en relación estas conjuncio-

nes con el latín quoniam o el francés puisque; J. de la Villa, “Variantes en la expresión

de las funciones semánticas Tiempo y Causa en griego antiguo”, Revista se la Socie-

dad Española de Lingüística 19, 1989, pp. 25-47. 34 G. Hassler (“Les conjonctions de causalité et leur grammaticalisation", Linx 59,

2008, pp. 95-114), comenta ejemplos análogos en francés (puisque), italiano (poiché,

giacché) y alemán (denn). 35 Sobre el valor temático de quoniam, cf. S. Meillet, “Quando, quia, quod, quoniam:

analyse…”, op. cit. (n. 13), p. 212.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

87

en el caso de quandoquidem, “cuyo valor causal es más explícito al re-

forzar con esta partícula [quidem] el carácter asertivo y factual de la

subordinada” (p. 64).

4. El capítulo cuarto constituye el núcleo central de la obra: desde

una perspectiva sincrónica el autor elabora una exhaustiva descripción

semántica, sintáctica y pragmática del sistema de subordinación causal

en latín clásico. De acuerdo con la propuesta de diferenciar dos tipos

básicos de oraciones causales, el capítulo se divide en dos partes: una

primera dedicada al estudio de los rasgos distribucionales compartidos

por las conjunciones quod y quia en oposición a quoniam (pp. 83-128) y

una segunda, que complementa las caracterización negativa de quo-

niam que se desprende de su comparación con quod y quia (pp. 129-133).

4. 1 De entrada, como prueba de su mayor integración sintáctica en

la oración principal, tanto quod como quia pueden aparecer en res-

puesta a interrogativos causales (CIC.dom.8, cur ego non timuerim

quaeris? quia te illinc abisse constabat, “¿me preguntas por qué no tuve

miedo? Porque estaba claro que tú ya te habías ido de allí”), un contexto

del que quedan excluidas las oraciones causales introducidas por quo-

niam. Con todo, como bien ilustran los datos presentados (p. 84), para

introducir una respuesta a un interrogativo causal el latín prefiere la

conjunción quia, siendo excepcionales los ejemplos de quod en este con-

texto, una preferencia congruente con el origen de quia como interroga-

tivo causal (§ 3.3).

4. 2 Quizá la prueba sintáctica más clara a favor de que quod y quia

se integran en el mismo nivel dentro de la estructura oracional son los

numerosos ejemplos en los que las oraciones introducidas por estas con-

junciones aparecen coordinadas36 entre sí (CIC.Sest.145, concedo, et

quod animus aequus est et quia necesse est, “lo acepto, no sólo porque

soy persona tranquila, sino, además, porque no me queda otro remedio”)

o coordinadas con adverbios o sintagmas nominales y preposicionales

causales (LIV.34,4,5, nec altitudine solum tuta urbs, sed quod saxo un-

dique absciso rupibus imposita est, “y no solo por su altura la ciudad

está protegida, sino porque se asienta sobre una roca cortada a pico en

todo su entorno”), y la ausencia, en cambio, de ejemplos de coordinación

con quoniam.

Nos advierte el autor, sin embargo, de que “quod y quia pueden tam-

bién coordinarse con una oración final con ut/quo + subjuntivo” (p. 87).

–––––––––––– 36 Para la coordinación en latín, cf., por ejemplo, M. E. Torrego, “Coordination”, en

P. Baldi & P. Cuzzolin, New Perspectives on Historical Latin Syntax. I. Syntax of the

sentence, Nueva York-Ámstedam, 2009, pp. 443-487 o J. Sánchez, Morfosintaxis la-

tina coordinativa, Murcia, 2000.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

88

En este punto, cabe plantearse si la posibilidad de coordinación entre

causales y finales es extensible a aquellos casos en los que ambas se

integran en el orden de los disjuntos. Pues bien, en una búsqueda pro-

pia, y no exhaustiva, sólo he encontrado un ejemplo en el que ambas

conjunciones aparecen en el nivel interactivo dentro de una misma ora-

ción, pero sin coordinarse: COL.12,4,1, ut aliquis ordo custodiatur, inci-

piemus a uerno tempore, quoniam fere maturis atque trimenstribus con-

summatis sationibus uacua tempora iam contingunt ad ea exequenda,

quae deinceps docebimus (“para guardar algún orden, comenzaremos

por la primavera, dado que una vez concluidas casi las siembras tem-

pranas y las tremesinas, llega ya el tiempo libre para cumplimentar

aquellas tareas que a continuación ilustraremos”).

Tanto la escasez de ejemplos37 como las diferencias discursivas entre

una y otra oración no nos permiten ser concluyentes. En efecto, aunque

en ambos casos se trata de disjuntos ilocutivos, mediante los cuales Co-

lumela justifica la propuesta de comenzar por la primavera, la final de

ut presenta un carácter metadiscursivo, por el cual el autor hacer refe-

rencia a la ordenación del texto, ausente en el caso de la causal introdu-

cida por quoniam. Y es que, incluso cuando concurren dos oraciones de

quoniam, estas pueden no coordinarse, si presentan valores discursivos

distintos, como sucede en CIC.Quint.2,14,2, sic ego, quoniam in isto ho-

mine colendo tam indormiui diu… cursu corrigam tarditatem cum equis

tum uero, quoniam tu scribis poema ab eo nostrum probari, quadrigis

poeticis (“Así también yo, puesto que en el trato con este hombre me he

dormido tanto tiempo… corregiré el retraso en la carrera tanto con mis

caballos como también (puesto que escribes que le gusta mi poema) con

mis cuadrigas poéticas”), donde “la primera explica el acto de habla

mismo… y la segunda el empleo del término quadrigis poeticis” (p. 132).

4. 3 Otro de los criterios que evidencia la mayor integración sintác-

tica de quod y quia, nuevamente frente a quoniam, es su empleo de co-

rrelativos (eo, ideo, propterea, idcirco, ob eam rem), “que explicitan la

función que corresponde a la oración causal dentro de la oración princi-

pal” (p. 89). También aquí se establece una diferencia entre quod y quia:

los datos de frecuencia que proporciona el autor manifiestan que en la

lengua latina, desde Lucrecio hasta Aulo Gelio38, hay una tendencia

–––––––––––– 37 Que no hayamos encontrado ejemplos como el español Ya que me lo preguntas y

para que te enteres… no quiere decir que no puedan darse en latín. 38 Un tendencia que se mantiene en la latinidad tardía: cf. M.J. Roca, op.cit. (n. 4),

para Amiano Marcelino o, para Isidoro de Sevilla, O. Spevak, “Quod, quia et les locu-

tions conjonctives (Isidore de Séville, Etymologies 10)” en E. Arias, Latin vulgaire-

Latin tardif. VII, Sevilla, 2006, pp. 535-547.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

89

clara de quod a presentar correlativos (75,7% de los casos) frente a quia

(24,3%), una tendencia que se explica, como bien señala el autor, no solo

por la mayor vaguedad semántica de quod, que precisa de un correlativo

para explicitar su valor causal, sino por su propio proceso de gramatica-

lización. Por otra parte, aunque con menos frecuencia, en lugar de co-

rrelativos también pueden aparecer sintagmas preposicionales (ex eo, ab

eo, ob id, etc.) que, de forma ocasional, presentan un valor causal.

4. 4 Desde un punto de vista pragmático, “el empleo de correlativos,

sobre todo cuando aparecen disociados de la oración causal, […] consti-

tuye un procedimiento claro de focalización” (p. 97). La posibilidad de

constituirse en foco es otra de las características destacadas de las ora-

ciones introducidas por quod y quia, y de la que quedan excluidas las

oraciones de quoniam, dado que estas “expresan contenidos ya dados y

presupuestos” (p. 96). Entre otros mecanismos de focalización identifi-

cados por el autor destacan la presencia de adverbios, como en

CIC.Att.4,1,7, nos tacemus et eo magis quod de domo nostra nihil adhuc

pontifices responderunt (“yo guardo silencio al respecto, sobre todo, por-

que los pontífices no han dado respuesta todavía al asunto de mi casa”),

o locuciones correctivas, como en LIV.22,47,10, pugnam ineunt, non tan-

tum eo iniquam quod inclusi aduersus circumfusos, sed etiam quod fessi

cum recentibus ac uegetis pugnabant (“inician una lucha desigual no sólo

porque, copados, luchaban contra quienes les rodeaban, sino también

porque tenían que enfrentarse, cansados, a fuerzas nuevas y frescas”).

Son, asimismo, razones pragmáticas las que explican el orden de pala-

bras: el hecho de que las oraciones de quod y quia aporten información

remática justifica su tendencia a aparecer pospuestas, al contrario que

las oraciones de quoniam, que, como ya comenté en § 2.3, debido a la

existencia de dos tipos semánticos diferentes, explicativas e ilocutivas,

“presentan una mayor movilidad” (p. 111), según que su contenido sea

remático o temático, respectivamente39.

4.5. Sin duda, uno de los aspectos más interesantes tratados en el

libro, y que aún no ha agotado sus posibilidades de estudio, es el tema

–––––––––––– 39 “Estas tendencias generales están sujetas a puntualizaciones: un orden no mar-

cado o icónico puede modificarse dependiendo de las estrategias comunicativas del

hablante” (p. 111). Precisamente a matizar no pocas de las generalizaciones hechas a

propósito del orden de palabras y las oraciones causales están dedicadas varias pági-

nas del libro. Entre los aspectos a tener en cuenta para entender las disparidad esta-

dística entre autores en lo relativo a la anteposición o posposición, fundamental-

mente, de las subordinadas introducidas por quia y quoniam (p. 112) estarían las

diferencias pragmáticas habidas entre géneros literarios (p. 116) y la evolución dia-

crónica que sufren estas dos conjunciones (cf. § 5).

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

90

de la relación entre las oraciones causales y la fuerza ilocutiva de la ora-

ción principal, el alcance de la negación y el uso de los modos en la subor-

dinada, aspectos todos relacionados entre sí.

En efecto, las subordinadas introducidas por quod y quia “se ven

afectadas por la modalidad (aseverativa, interrogativa, impresiva, ex-

clamativa) de la oración principal y no pueden desligarse de ella, mien-

tras que las causales externas quedan fuera del alcance de dicha moda-

lidad” (p.100). Las dificultades intrínsecas a toda lengua de corpus para

el estudio de aquellos fenómenos relacionados con la entonación de la

frase no impide al autor presentar algunos ejemplos evidentes en el caso

de la modalidad interrogativa, donde la presencia de adverbios interro-

gativos o de la enclítica ne marcan claramente los límites de la pregunta

(PL.As.711-712, quoniam, ut est lubitum, nos delusistis, datisne argen-

tum?, “ya que os habéis burlado de nosotros como os ha dado la gana,

¿nos dais el dinero?”).

Asimismo, el modo en que afecta a las subordinadas causales la pre-

sencia de un operador negativo en la oración principal presenta una dis-

tribución entre las tres conjunciones similar a la que se da en relación

con la fuerza ilocutiva: “las causales de quod y quia, como prueba de su

integración sintáctica, pueden quedar dentro del alcance de la negación

[…] las causales de quoniam, por el contrario, no se ven afectadas por la

negación de la oración principal” (p.102). En realidad, como puntualiza

el autor más adelante, lo que se niega en el caso de las causales de quod

y quia no es el predicado que introducen sino “la relación de causalidad

entre el contenido de la oración subordinada y el de la principal” (p.106).

Y es que el conjunto formado por una oración compuesta del tipo El

coche se ha roto porque estaba viejo engloba un total de tres proposiciones:

(a) El coche se ha roto; (b) El coche estaba viejo; (c) Que el coche estaba

viejo es la causa de que se haya roto. De este modo se explica la afirmación

del autor de que las causales del enunciado “pueden quedar dentro del

alcance de la negación […] aunque no necesariamente” (p. 102). En efecto,

la presencia de un operador negativo en la oración principal puede afectar

o bien al predicado de esta, como en CIC.fin.1,39, idcirco enim [manus]

non desideraret quia quod dolore caret id in uoluptate est (“en efecto, la

mano no lo desearía, porque carecer de dolor es hallarse en estado de pla-

cer”), o bien a la relación de causalidad, como en CIC.Tusc.2,56, pugiles

ingemescunt non quod doleant sed quia profundenda uoce omne corpus

intenditur (“los púgiles lanzan suspiros no porque sufran sino porque al

lanzar un grito todo su cuerpo se pone en tensión”).

Añade Baños que el alcance de la negación, cuando afecta a la causa,

“se refleja en el hecho de que la subordinada se construye en subjuntivo”

(p.102), si bien no excluye la posibilidad de que el verbo aparezca en

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

91

indicativo. Desde mi punto de vista, la presencia del subjuntivo en un

ejemplo como CIC.div.2,150, cum quibus omnis fere nobis disceptatio

contentioque est, non quod eos maxume contemnamus sed quod… (“Casi

todo nuestro debate y discusión se entabla con ellos no porque los des-

preciemos de manera especial, sino porque…”) no se debe a que Cicerón

rechace la causa aducida, sino a la no factividad del predicado subordi-

nado. Pues, en efecto, cuando se rechaza como causa un predicado cuya

realidad no se niega, el latín emplea el indicativo40: CIC.leg.2,31, neque

uero hoc, quia sum ipse augur, ita sentio, sed quia… “Pero esto no lo

pienso porque soy augur sino porque…”), a diferencia del español, donde

ambos modos pueden aparecer en este contexto41.

4. 6 No se agotan aquí las posibilidades de diferenciación entre los

dos tipos de oraciones causales. Así la consecutio temporum, donde “el

hecho de que una causal con quoniam no cumpla con frecuencia la con-

gruencia temporal no debe ser interpretado como una violación de la

norma, sino como prueba del distinto nivel en que se insertan” (p. 109).

De ahí que este tipo de causales aparezcan sobre todo en perfecto,

tiempo absoluto, “que sitúa por lo general el estado de cosas de la subor-

dinada respecto al momento de la enunciación” (p. 109), mientras que

las causales introducidas por quia y quod prefieran el imperfecto y el

pluscuamperfecto, tiempos relativos.

–––––––––––– 40 Obsérvese que un ejemplo como Cic.leg.2,31 podría verterse al castellano también

en subjuntivo: “pero esto no lo digo porque sea augur sino porque…”. Según M. Jurado

Salinas (“Alternancia modal en las oraciones subordinadas causales. La relación Nega-

ción-Modo en las oraciones introducidas por el nexo porque”, Decires 2, 2, 1999, p.30), el

subjuntivo en este contexto “sirve para bajar la asertividad del contenido proposicional

correspondiente a un hecho real, pero no relevante para la relación causal”. 41 Hasta la fecha, el estudio más reciente sobre la negación en latín se debe a A.

Orlandini (Grammaire fondamentale du latin. Tome VIII. Négation et argumentation,

París, 2001), quien en la última parte de su monografía ofrece un análisis muy com-

pleto de la relación entre la negación y las oraciones causales. Según la autora, mien-

tras que con el subjuntivo “la proposition introduite par quo, quod, quia est écartée

par le locuteur comme fausse, comme contraire à la réalité […] par la tournure non

quia + l’indicatif le locuteur présente un fait réel mais il veut soutenir que l’on n’a pas

le droit de s’appuyer sur le fait que cette proposition asserte ". Señala, asimismo, Or-

landini, como alternativa a esto último, un ejemplo como Cic.fin.2,24, Nec ille […]

Laelius, eo dictus est sapiens, quod non intellegeret quid suauissimum esset –nec enim

sequitur, ut, cui cor sapiat, ei non sapiat palatus –, sed quia… (“el célebre Lelio fue

llamado sabio no por esto, porque no comprendiese qué alimento era el más grato –y,

en efecto, no se sigue que a quien le sabe el corazón no le sepa el paladar–, sino por-

que…”), donde la doble negación (non quo/quia/quin non + subjuntivo) conlleva la

afirmación del predicado introducido por la subordinada (Laelius intellegebat), como

aclara el inciso de enim, aunque se niega que sea la causa del predicado principal.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

92

4.7. Un último criterio de diferenciación comentado con detalle (pp.

117-127) es el hecho de que las causales del enunciado, cuando dependen

de verbos de sentimiento, puedan ser argumentales (CIC.leg.3,1, sane

gaudeo quod te interpellaui, “me alegro mucho de haberte interrum-

pido”), un contexto sintáctico propio también de las completivas de acu-

sativo con infinitivo. A este respecto, el autor se opone al tratamiento

conjunto de quod y quia como sinónimos42: “conviene no olvidar la dis-

tinta justificación semántica para la presencia de quod y quia tras los

verba affectuum” (p. 120). A su juicio, los mismos rasgos semánticos que

explican el uso de quod completivo en dependencia de verbos de suceso,

como fit o euenit, explica también la presencia de quod tras verbos de

sentimiento: la factividad es un rasgo inherente tanto a los empleos con-

juncionales de quod como a los uerba affectuum43, de ahí que no quepa

invocar un valor causal para justificar el empleo de quod. En cambio, el

uso de quia, la conjunción más prototípicamente causal en latín clásico,

se debe a que “la causa y el objeto del dolor, de la alegría, etc. no resultan

fáciles de disociar” (p. 120).

5. El capítulo quinto está escrito en perspectiva diacrónica: una vez des-

crito el sistema del latín clásico, el autor dedica la última parte del libro a

analizar los cambios que se operan en latín posclásico, tardío y medieval,

sin perder de vista la situación resultante de las lenguas romances. En

particular, dedica especial atención (i) a la confusión entre quia y quoniam

(pp. 135-155) y (ii) al surgimiento de locuciones que acabarán gramaticali-

zándose como nuevas conjunciones causales (pp. 155-172).

5. 1 Aunque “ya desde el latín arcaico se pueden mencionar contextos

ambiguos en los que […] no siempre resulta fácil establecer la natura-

leza sintáctica y semántica de la subordinada introducida por quia” (pp.

136-137), solo a partir de época clásica admite Baños la existencia de

ejemplos claros de quia en el nivel de la enunciación, si bien aislados.

Desde mi punto de vista –y limitándome a los ejemplos que el autor pre-

senta–, el movimiento de quia de introductora de adjuntos a introduc-

tora de disjuntos puede retrasarse incluso al latín posclásico y tardío.

–––––––––––– 42 P. Perrochat, Recherches sur la valeur et l’emploi de l’infinitif subordonné en la-

tin, París, 1932; P. Cuzzolin, “On sentential complementation after verba affectuum”,

Linguistic Studies for Latin, en J. Herman (ed.), Ámsterdam-Filadelfia, 1994, pp.

201-210. 43 Cf. A. M. Bolkstein, “Parameters in the expression of embedded predications in

Latin”, en G. Calboli, Subordinations and other topics in Latin, Ámsterdam, 1989, p.

19. Sobre el carácter factivo de quod conjunción, cf. H. Fugier, “Quod, quia, quoniam

et leurs effets textuels chez Cicéron”, en G. Calboli, Subordinations … (supra cit.),

pp. 91-119.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

93

De entrada, una oración como SEN.clem.2,4,1, ergo [sapiens] non mi-

seretur, quia id sine miseria animi non fit (“por lo tanto [el sabio] no

muestra compasión, ya que este sentimiento no puede existir sin miseria

moral”), que Mellet44 analiza como causal epistémica, y que admite per-

fectamente la traducción ‘porque’, puede interpretarse como la razón del

sabio para no mostrar compasión, expresando el Motivo interno.

En cuanto a los ejemplos aducidos por Baños como causales ilocuti-

vas introducidas por quia en época clásica, estos pueden dividirse en dos

tipos: o bien dependen de verbos de lengua, como CIC.nat.deor.1,64, sed

quia commune hoc est argumentum aliorum etiam philosophorum, omi-

ttam hoc tempore (“Pero, ya que ese argumento lo comparten también

otros filósofos, lo omitiré en esta ocasión”), o bien constituyen actos de

habla impresivos: SEN.benef.5,1,2, uerum quia ita uis perseueremus

(“Pero, puesto que ese es tu deseo, continuemos”).

Por un lado, cuando el verbo principal lexicaliza la fuerza ilocutiva,

que es el caso de los verbos de lengua, la frontera entre ‘enunciado’ y

‘enunciación’ se difumina. Así, en CIC.nat.deor.1,64 el valor metadiscur-

sivo no está en la oración subordinada, sino que se debe a la oración

principal, cuyo verbo, omittam, hace referencia al contenido del dis-

curso, mientras que la oración de quia no hace sino expresar la causa

interna –nuevamente Motivo– por la cual Cicerón ha decido obviar un

argumento

No en vano, “los ejemplos más evidentes de equivalencia entre quia

y quoniam son aquellos en los que la oración de quia aparece […] justi-

ficando un acto de habla impresivo” (p. 138). Y, en efecto, los restantes

ejemplos de época clásica presentados por el autor expresan todos una

modalidad impresiva, ya sea porque el verbo principal aparezca en modo

imperativo (AMM.30,8,8), en subjuntivo exhortativo (SEN.benef.5,1,2), o

en futuro, también con valor exhortativo (CIC.inv.2,168). La ausencia de

ejemplos análogos con cualquier otro tipo de modalidad no deja de ser

llamativa. Si bien se mira, tras una orden, toda razón que se aduzca

justifica el acto de habla impresivo, de ahí que lo esperable sea encontrar

una conjunción como quoniam. Pero, desde el momento en que la oposi-

ción entre causa del enunciado y de la enunciación está neutralizada, a

mi modo de ver, en esta modalidad, así también sucede con la oposición

entre quia y quoniam.

–––––––––––– 44 "Éléments pour une étude de la synonymie syntaxique: l’exemple des conjonc-

tions de cause", De Lingua Latina, Novae Quaestiones. Actes du Xè Colloque Interna-

tional de Linguistique Latine, eds. Cl. Moussy et. al., París, 1994, p. 216.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

94

A partir del siglo IV, en cambio, no hay duda de que quia ha invadido

el terreno de quoniam (HA.Alex.45,6, et quia de publicandis dispositio-

nibus mentio contigit, ubi aliquos uoluissent uel rectores prouinces dare

[…] nomina eorum praeponebat, “y puesto que se ha mencionado su pro-

pósito de hacer públicas las disposiciones oficiales cuando quería nom-

brar gobernadores para las provincias […] hacía públicos sus nombres”).

Se trata, según Baños, de un proceso de subjetivización natural en las

lenguas, un proceso similar al de quare, en latín tardío, o al de parce que

en francés45, y que explica el hecho de que quia, en las lenguas romances

en las que se ha conservado esta conjunción (en la forma ca, ka), intro-

duzca causales de la enunciación.

5. 2 De modo paralelo, quoniam empieza a emplearse como introduc-

tora de adjuntos en contextos típicos de quod y quia. En este caso, ejem-

plos como CIC.Att.3,1,1, quod eo facilius potes, quoniam de provincia Ma-

cedonia perlata lex est (“lo cual podrá resultarte muy fácil precisamente

porque se ha promulgado la ley sobre la provincia de Macedonia”) evi-

dencian que, efectivamente, el movimiento se inicia en época clásica.

No obstante, como ha señalado Bolkestein46, la presencia de un verbo

modal en la oración principal es un contexto particularmente ambiguo.

En el caso de los ‘inferential verbs’, que son los comentados por la autora

holandesa, la oración causal puede quedar dentro del alcance de la mo-

dalidad (quia) o fuera de este como causal epistémica (quoniam). El

ejemplo mencionado de CIC.Att.3,1,1 es ligeramente distinto a los seña-

lados por Bolkestein, dado que el verbo modal predica una capacidad del

sujeto (modalidad dinámica) y no un juicio de verdad (modalidad episté-

mica)47; sin embargo, la ambigüedad referida a la oración causal es la

misma: con un verbo como posse la oración causal puede quedar dentro

de la modalidad dinámica (“puedes porque”) o fuera justificándola (“digo

que puedes porque”). De todos modos, el empleo del catafórico eo es

prueba manifiesta de una mayor integración sintáctica de la oración de

quoniam.

Igual que señalábamos en el caso de quia, otro tanto sucede con

buena parte de los ejemplos ‘problemáticos’ de quoniam: la oración prin-

cipal expresa una modalidad impresiva. Según Baños, “el proceso (quo-

niam=quia) resulta algo más evidente en el siglo I d. C., pero limitado a

autores de bajo registro literario” (p. 148). Entre los autores señalados

–––––––––––– 45 B. Fagard, "Grammaticalisation et renouvellement: conjonctions de cause dans

les langues romanes", Revue roumaine de linguistique 54, pp. 21-43. 46 “Causally related predications…” op. cit. (n. 13), pp. 347-348. 47 Sobre modalidades lógicas y semánticas en latín, cf. A. López Fonseca, “Modo y

Modalidad”, en J. M. Baños, Sintaxis del latín clásico, op. cit. (n. 6), pp. 443-468.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

95

se encuentra Columela, de quien presenta el siguiente ejemplo:

COL.2,6,4, sed haec genera tritici et adorei propterea custodienda sunt

agricolis, quoniam raro quisquam ager ita situs est, ut uno semine con-

tenti esse possimus (“De estas variedades de trigo y escanda deben tener

reserva los labradores, por este motivo: porque rara vez un campo es de

la condición que podamos contentarnos con una clase de simiente”).

La supuesta sinonimia entre quia y quoniam en Columela ya había

sido señalada por Nyström48, cuyo juicio es compartido por Hoffmann-

Szantyr49. Sin embargo, para entender un ejemplo como COL.2.6.4 re-

sulta bastante esclarecedor el juicio de Pinkster50, quien, después de

analizar las 25 primeras oraciones de quia y quoniam en el De re rustica,

cuestiona la pretendida equivalencia entre las dos conjunciones51.

Aunque podría objetarse lo limitado del corpus, algunas de sus con-

clusiones son muy esclarecedoras. Según Pinkster, los contextos en los

que Columela emplea una oración causal pueden clasificarse en cinco

tipos. De estos, sólo en dos existe alternancia entre quia y quoniam: (i)

“juicios de valor de Columela, a menudo evidenciados por la presencia

de expresiones evaluativas” y (ii) “instrucciones y consejos más o menos

explícitos”. En ambos casos, la conjunción más habitual es quoniam,

pero eventualmente puede aparecer quia (8/3 y 15/4, respectivamente).

Pues bien, en opinión de Pinkster, la elección de una u otra conjunción

estaría motivada por razones de cohesión textual. Así, en el ejemplo de

Columela más arriba mencionado, la subordinada puede interpretarse

como justificación de la modalidad impresiva (¿por qué Columela reco-

mienda disponer de estas variedades de cereal?) o del contenido propo-

sicional de la oración principal (¿por qué de todas y no sólo de una?).

Por lo demás, constatar la existencia de contextos puente, no hace

sino confirmar la validez de la distribución conjuncional propuesta por

Baños, desde el momento en el que el número de supuestos contraejem-

plos se ve considerablemente reducido. Probablemente, estos contextos

puente son los que posibilitaron el paso de quoniam del nivel de la enun-

–––––––––––– 48 Variatio sermonis hos Columella, Gotemburgo, 1926, p. 77. 49 Lateinische Syntax und Stilistik, op. cit. (n. 12), p. 627. 50 “De Latijnse voegwoorden quia en quoniam (en Nederlands aangezien)”, en E.

Beyk et al. (eds.) Fons verborum. Feestbundel Fons Moerdijk, Leiden, 2009, pp. 313-

320. 51 Ibíd. p. 316: “In veel contexten heeft de spreker/schrijver de keus tussen quia en

quoniam […] De spreker/schrijver kan ook spelen met deze keus, bijv. door de eigen

mening (quoniam) te presenteren als een (van nature gegeven) oorzaak/gevolg relatie

(quia)”.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

96

ciación al nivel del enunciado, un cambio del que el autor presenta al-

gunos ejemplos inapelables de época posclásica52, como la coordinación

con quia (PHAEDR.1,2,7, Cum tristem seruitutem flerent Attici / non quia

crudelis ille [Pisistratus], sed quoniam graue / omne isuetis onus, “Como

lamentaran los atenienses su triste esclavitud, no porque Pisístrato

fuera cruel, sino porque no estaban acostumbrados a semejante carga”).

5. 3 El libro concluye con un repaso de las principales locuciones con-

juncionales de causa que van surgiendo en la lengua latina y una mirada

prospectiva a la situación de las lenguas romances: “en paralelo al pro-

ceso por el que la conjunciones causales típicas del latín clásico pasan a

ser completivas, y como consecuencia de él, surgen locuciones conjuncio-

nales (eo quod, pro eo quod, propter quod, pro quod) en los mismos con-

textos que quod y quia, locuciones que son el modelo sobre el que se

configuran las conjunciones causales de las lenguas romances” (p. 156).

De todas las locuciones, se dedica especial atención a dos de ellas: eo

quod y pro eo quod. Frente a la opinión de Herman53, que considera que

en ambos casos se ha producido una generalización de usos ya atesti-

guados en época clásica, Baños sólo admite continuidad con el latín clá-

sico en el caso de eo quod. En cuanto a pro eo quod, el autor, en otro

trabajo54, había dado como buena la hipótesis de Bonnet55 y Salonius56,

según la cual se trataría de una variante reforzada de eo quod, desde el

momento en el que esta última acaba introduciendo también subordina-

das completivas. Un planteamiento tal conllevaría el que en aquellos

textos en los que pro eo quod está ya gramaticalizada como locución cau-

sal el rendimiento de eo quod como locución completiva fuese significa-

tivo. Pues bien, tras analizar los empleos de ambas locuciones en la Vul-

gata, se constata que “el empleo fundamental de eo quod sigue siendo

como conjunción causal, mientras que su uso como completiva es excep-

cional” (p. 160).

Precisamente a partir del análisis de los datos de la Vulgata, el autor

propone ahora una explicación alternativa: mientras que eo quod se ha-

bría gramaticalizado como introductora de causales del enunciado

(Luc.1,7, et non erat illis filius eo quod esset Elisabeth sterilis, et ambo

–––––––––––– 52 Para ejemplos similares en Plinio el Viejo, cf. E. Tarriño, “Elementos metacomu-

nicativos en la prosa de Plinio el Viejo”, en A. López Eire & A. Ramos Guerreira (eds.),

Registros lingüísticos en las lenguas clásicas, Salamanca, 2004, pp. 355-377. 53 La formation du système roman des conjonctions de subordination, Berlín, 1963,

pp. 75-86. 54 “Del latín clásico al latín tardío: eo quod, pro eo quod y la renovación…”, op. cit. (n. 2). 55 Le latin de Grégoire de Tours, París, 1980. 56 Vitae patrum. Kritische Untersuchungen über Text, Syntax und Wortschatz der

spätlateinischen Vitae patrum, Lund, 1920.

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

97

processissent in diebus suis, “No tenían hijos porque Isabel era estéril y

los dos de avanzada edad”), pro eo quod funcionaría como locución de

causa en el nivel de la enunciación, fundamentalmente como introductora

de disjuntos ilocutivos (Ier.48,7, pro eo enim quod habuisti fiduciam in

munitionibus tuis et in thesauris tuis, tu quoque capieris, “puesto que, en

verdad, pusiste tu confianza en tus fortalezas y tesoros, tú también

[Moab] serás conquistada”), frente a quoniam, que seguiría siendo la con-

junción prototípica de las causales epistémicas. Ello explicaría que los “los

contextos de aparición de eo quod y pro eo quod sean radicalmente opues-

tos” (p. 161): la primera, en subjuntivo (93% de los ejemplos) y pospuesta

(92%); la segunda, en indicativo (91%) y antepuesta (72%).

“A falta de un estudio que confirme en otros textos tardíos el análisis

propuesto para pro eo quod en la Vulgata” (p. 164), de este análisis me

gustaría destacar:

(i) el hecho de que en el latín del siglo IV, después de que en la lengua

se haya producido una reordenación significativa de las conjunciones

causales, la distinción básica de dos tipos de causalidad continúe sir-

viendo para explicar los usos de las nuevas locuciones conjuncionales

confirma la validez de tal distinción y su carácter universal, y

(ii) la situación del latín tardío, que dispondría en el nivel de la enun-

ciación de una locución conjuncional especializada fundamental-mente

en introducir disjuntos ilocutivos se asemeja ya a la situación de las len-

guas romances (cf. § 2.4).

5. 4 Al paso del latín tardío a las lenguas romances está dedicado el

último epígrafe del libro. Contrariamente a la opinión, entre otros, de

Herman57, que ve una continuidad entre las conjunciones romances y

las locuciones del latín tardío, para Baños, “las lenguas romances, más

que continuar una locución conjuncional concreta del latín tardío, lo que

hacen es copiar el modelo latino y su funcionalidad” (p. 171). Sus argu-

mentos, a mi juicio, son difíciles de contestar: (i) las dos principales lo-

cuciones de causa con un uso regular en latín tardío y medieval (eo quod

y pro eo quod) no tienen continuación directa en ninguna lengua ro-

mance y (ii) el análisis de cada conjunción romance nos remite a una

locución conjuncional latina distinta.

Para apoyar este planteamiento, el autor señala que, contrariamente

a la opinión de Bartol58, no cabe ver en la conjunción española porque un

derivado de la locución latina pro quod, desde el momento en el que esta

no sólo presenta un rendimiento escaso en latín tardío sino que en el siglo

IX, que es cuando se documenta por primera vez pro ke en la Glosa 86 de

–––––––––––– 57 J. Herman, El latín vulgar, Barcelona, 1997, p. 110. 58 Las oraciones causales en la Edad Media, Madrid, 1988, p. 90.

TEMPVS

TEMPVS 37 (2015) 77-98

98

Silos, en los textos latinos medievales pro quod no se emplea. La afirma-

ción de que “consideraciones similares se podrían hacer respecto al origen

del cat. per ço que, fr. ant. pro co que o it. ant. per ciò que” (p. 172) deberá

ser confirmada por el estudio de amplios corpus en cada una de estas len-

guas, pero, en cualquier caso, es una idea sugerente que abre nuevas vías

de análisis en el campo de la filología románica.

6. Como he intentado mostrar a lo largo de estas páginas, y a pesar

de que toda reseña obliga a un ejercicio de simplificación que no siempre

hace justicia a la obra reseñada, la monografía que el profesor Baños

acaba de publicar sobre las oraciones causales en latín constituye una

de las contribuciones más interesantes en el campo de la lingüística la-

tina en fecha reciente. La originalidad del planteamiento, su aplicación

al estudio de la sintaxis latina de propuestas recientes sobre tipología

lingüística y fenómenos de gramaticalización, y la amplitud y riqueza de

los datos comentados dotan a la obra de una actualidad y alcance que

justifican, por sí mismos, su interés.

Con los mimbres de este marco teórico general, tan sugestivo, el autor

ha articulado una exposición coherente, donde una misma línea argumen-

tal sirve para explicar tanto la génesis misma de las conjunciones de

causa en latín, como su distribución en distintas épocas (latín clásico, pos-

clásico, tardío y medieval) y, en fin, el paso a las lenguas romances. Com-

parto, pues, plenamente la opinión de T. González Rolán, en el prólogo a

la obra, cuando señala entre sus méritos “haber superado la dicotomía

entre diacronía y sincronía”, salvando así “la suerte de pancronía de más

de seis siglos” en que a menudo incurren las gramáticas históricas.

Todo ello expuesto en la prosa clara y cuidada que caracteriza al au-

tor, con la que logra salvar la complejidad de algunos de sus plantea-

mientos al ofrecer una lectura amena y accesible para un público amplio

de lectores. Y es que esta monografía no solo interesará, como es obvio,

a filólogos clásicos o a especialistas en lingüística latina, sino también a

romanistas y a tipólogos, que encontrarán en ella un corpus actualizado

de los datos latinos, que revisa y a veces corrige los presentados por las

gramáticas históricas.

En definitiva, José Miguel Baños acaba de publicar el estudio más

completo sobre las oraciones causales en latín del que disponemos hasta

la fecha, una visión global del fenómeno donde, sin embargo, aporta tal

variedad de ideas, todas ellas sugestivas, y propuestas de análisis, algu-

nas sólo esbozadas, que, a no dudar, serán causa, a su vez, de nuevos e

interesantes trabajos.

JUAN MENDÓZAR CRUZ

Universidad Complutense