el narrador imprevisto resena

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El narrador imprevisto

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  • El narrador imprevisto Juan ngel Juristo

    No descubro nada nuevo al afirmar que Luis Magriny es uno de los escritores ms sorprendentes y cabales de nuestra narrativa desde que, en 1993, se lanzase al ruedo literario con un libro de cuentos del que hay que decir que, por lo menos, produjo cierta sorpresa, Los areos, al que sigui dos aos ms tarde Belinda y el monstruo. En esta obra muchos vieron una renovacin del gne-ro en una dcada, la de los noventa, donde se haba instalado de modo ya incuestionable entre los narradores la vuelta a una mane-ra tradicional de narrar en detrimento de los experimentos de aos anteriores, ms acordes con las actitudes de las vanguardias, por mor de una rentabilidad editorial que estaba dando resultados contantes y sonantes en unos tiempos de expansin del sector. La evolucin posterior de la obra de Lus Magriny es conocida y meritoria, baste sealar ttulos como Los dos Luises, novela con la que gan el Premio Anagrama en el ao 2000, Intrusos y huspe-des y, por ltimo, Habitacin doble, una novela donde se plantea la convivencia entre padres e hijos en unos trminos tan curiosos como impertinentes y alejados de cualquier correccin poltica que caus cierta impresin por la inclusin de algunos temas no tratados hasta entonces de esa manera. Por ejemplo, la creacin de personajes como el de una editora cincuentona que es muy cons-ciente de que slo debe editar novelas malas, los avatares de un artista conceptual de gira por el Nilo, la descripcin excelente de un traficante de droga que lee con vehemencia David Copperfield,

    Lus Magriny: Cuentos de los noventa. Editorial Caballo de Troya. Barcelona, 2011.

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  • de Dickens y el juego azaroso de la fortuna de un hombre al que han violado y que, gracias a ello, consigue un maravilloso dplex en msterdam, todo ello aderezado con la datacin de estos acon-tecimientos mediante recursos un tanto extravagantes, como alu-dir al atentado de Bombay donde se encontraba Esperanza Agui-rre para sugerirnos el da exacto en que transcurre la historia con-tada, cosa que se explica, como l no se cansa de sealar, porque el elemento transgresor de la narratividad ahora consistira en contar una historia que ningn periodista medianamente serio comprara por inverosmil, es decir, un refugio donde subsistiran los ltimos modos en que las historias pueden respirar a su modo, libres de las ataduras de los tpicos y de las imposiciones de los medios de comunicacin y la industria editorial.

    Ahora, de nuevo, y con la inclusin de cuatro relatos editados por primera vez en un libro, acaban de publicarse bajo el ttulo de Cuentos de los noventa, los relatos de que constan Los areos y Belinda y los monstruos, una edicin necesaria por varios motivos, desde luego y en primer lugar, porque son ya libros inencontra-bles desde hace aos y, es una obviedad pero conviene recalcarlo, porque la excelencia de estas narraciones y la significacin que tuvieron en su momento as lo exiga. Habra que apuntar que la edicin se completa con un prlogo largo, puntilloso, prolijo e iluminador, de Constantino Brtolo, quien fue quien public aquellos libros cuando diriga la Editorial Debate y es el respon-sable, ahora, de haber vuelto a editarlos en Caballo de Troya, y un eplogo donde entre el deje nostlgico y la lucidez que otorga un ejercicio medido y consciente del oficio, Lus Magriny narra las vicisitudes, con tintes surreales mezclados con unas secuencias dignas de la prosa descarnada del Cdigo Civil pero que nos dan una imagen cabal de cmo era la edicin en aquellos aos, por la que pas Los areos hasta que fue publicada de un modo real-mente azaroso por Debate.

    Para quien haya ledo las novelas mencionadas de Magriny y se enfrente por vez primera a Los areos notar una discordancia reveladora: pese a su juventud el autor de este libro de cuentos posee una madurez literaria que revela a un escritor cabal y con una conciencia profunda de las herramientas con que cuenta y los designios a que esas herramientas pueden llevar. N o es un caso

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  • ms de adolescencia literaria sorprendente. Lo primero que llama la atencin del libro es el tono del prlogo del autor, un prlogo muy aquilatado que muchos pueden confundir con pretencioso donde da fe de las caractersticas de los personajes areos Los hroes de este libro, que ciertamente apenas tienen peso y com-parten cualidades con la ingravidez, estn suspendidos a ras de suelo, o tal vez un poco ms all, en una altura, en todo caso, poco categrica. De ah a la querencia por la ascensin o el abismo no hay ms que un paso y la creacin de personajes como Martn Fourbeau o Vctor dan la medida de hasta dnde pueden llegar los seres dotados de esas cualidades. En los cinco cuentos que com-ponen el libro, Magriny es un autor proclive a establecer sus rela-tos en una extensin que los semeja a la nouvelle y donde parece estar en su elemento, hay dos que destacan por su perfeccin for-mal y no en vano constituyen el ncleo central del libro, Siervos y seores y Conformidad que remiten en cierta manera a los intrincados laberintos mentales de la prosa de Henry James, sobre todo en el modo en que los personajes se relacionan con la inme-diata realidad, conformando as unas narraciones de una perfec-cin formal tan poco usual en aquellos aos que no fue de extra-arla sorpresa que produjo entre la crtica, poco acostumbrada a esos alardes.

    Belinda y el monstruo es, al igual que el libro anterior, un con-junto de relatos, en esta caso uno ms si se considera as el titula-do Apndice: la buena suerte, con una temtica tambin unita-ria, en este caso el amor, o mejor, las relaciones curiosas, siempre dismiles, la mayor parte de las veces extraas y, en todo caso, des-iguales, que se producen entre las bellas y sus adoradores, ya sea en forma de idlatras, de bestias, de delincuentes, de seres sinies-tros, prximos incluso a la depravacin. De lo dicho no debe deducirse ningn rasgo costumbrista, ninguna escritura proclive a la pincelada expresionista, desgarradora, no, lo que s hay, y a rau-dales, es una prosa que se inclina hacia lo irnico, hacia la malicia narrativa, como bien indic Eloy Tizn en una resea que dedic al libro en su momento, hasta llegar a conseguir un entendimien-to cabal de lo que es un texto literario. Ello se logra muchas veces, ya digo, con el gesto a media distancia del tratamiento irnico, pero tambin, como en el caso del ltimo relato, con un guio

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  • literario que es capaz de utilizar un gnero, el detectivesco, para dinamitarlo desde dentro a fuerza de incidir en el lado ms cmi-co del asunto.

    Los relatos que se aaden, inditos en libro, poco tienen que ver con los volmenes anteriores, pero son una muestra exacta del arte narrativo de Lus Magriny aunque sorprendan por su inusual poca extensin si nos atenemos a los relatos largos a que el autor nos tiene acostumbrados. En especial el titulado Nueva York (viaje de trabajo) es una buena muestra de sus mejores cualida-des literarias al tratar un trozo de prosa perteneciente a una bit-cora de trabajo y realizar con ella un relato que se aproxima a la ficcin, lo que recuerda un poco los esplndidos diarios de traba-jo de Henry James donde se tratan novelas inexistentes que el autor nunca lleg a escribir como si stas no slo fueran un pro-yecto sino en cierta medida casi una realidad. Esta inmersin radi-cal en el mundo narrativo, sin concesin alguna a otros resquicios que se puedan colar en el texto mismo, es la gran caracterstica del carcter de Magriny como escritor. Estos dos libros de cuentos muestran ya ese carcter como algo definitivamente establecido. Sigue sorprendiendo G

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