periódico parroquial comunidad #91

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Monterrey, N. L ., México Abril de 2013 No. 91 M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor: Vamos viviendo los 50 días de la fiesta de la Pascua de Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sintiéndonos admirados y agradecidos, al leer la Palabra de Dios de estos días, por el maravilloso misterio de amor que nos ha salvado. Es el amor infinito de Cristo Jesús, quien amándonos hasta el extremo, se entregó por nosotros. Primero de una manera incruenta, en la noche del primer Jueves Santo de la historia, realizando por primerísima vez el milagro de la Eucaristía, es decir, convirtiendo el pan en su cuerpo y el vino en su sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que se derrama por la salvación del género humano (cfr. Mt 26, 27). Después, en el Calvario, de manera cruenta, es crucificado y el siervo de Dios, sin deberla, es la víctima que se ofrece en el altar de la Cruz en la que muere por la salvación de todo el mundo (cfr. Mt 27, 50). Y todo, por amor. Por el amor infinito de Cristo Jesús por cada uno de nosotros que siendo que existía en forma de Dios, se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo de Dios, se rebajó incluso a someterse a la muerte y una muerte de cruz (cfr. Flp 2, 6-11). “Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el *Nombre-sobre-todo-nombre*; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Flp 2,9-11 ). El tesoro de la redención ha sido concedido a nosotros por Cristo. El tesoro de la salvación está en nuestras manos. Aprovechémoslo, para nuestro bien y el de toda la humanidad. Con anhelos que abracen el mundo entero, la humanidad toda, integremos a nuestra vida esa gracia maravillosa de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo que nos hace nuevos, si nos dejamos transformar por la gracia. Veamos a San Pablo que con su encuentro con Cristo en Damasco tuvo para cambiar toda su vida. Nosotros, que no sé cuantas veces nos hemos ya encontrado con Jesús, ¿por qué no nos dejamos trans- formar por Cristo, como lo hizo San Pablo? Cristo, como encontró a Pablo –antes Saulo- en el camino a Damasco, sigue encontrándose con nosotros en los sacramentos, en la Sagrada Escritura, en los más necesitados, en las necesidades del prójimo, en muchos lados y nosotros no debemos pasar indiferentes a su amor. Porque en eso está centrado todo: en el amor de Cristo por nosotros. El nos ama y su amor lo hace estar a la puerta de nuestra vida, soportando toda inclemencia, para que lo dejemos entrar en nuestra vida, en nuestra historia. ¡Abrámosle la puerta –de nuestra vida- a Cristo Resucitado, para que nuestra vida sea transformada por el sentido nuevo, la nueva vitalidad, que El viene a darle. Que la gracia de la Pascua de Resurrección siga presente en cada uno de nosotros. Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

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Periódico Parroquial de Santa Beatriz de Silva de la Arquidiócesis de Monterrey, México

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Monterrey, N. L ., México Abril de 2013 No. 91

M uy queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Vamos viviendo los 50 días de la fiesta de la Pascua de Resurrección de nuestro

Señor Jesucristo, sintiéndonos admirados y agradecidos, al leer la Palabra de Dios de estos días, por el maravilloso misterio de amor que nos ha salvado.

Es el amor infinito de Cristo Jesús, quien amándonos hasta el extremo, se entregó por nosotros. Primero de una manera incruenta, en la noche del primer Jueves Santo de la historia, realizando por primerísima vez el milagro de la Eucaristía, es

decir, convirtiendo el pan en su cuerpo y el vino en su sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que se derrama por la salvación del género humano (cfr. Mt 26, 27).

Después, en el Calvario, de manera cruenta, es crucificado y el siervo de Dios, sin deberla, es la víctima que se ofrece en el altar de la Cruz en la que muere por la salvación de todo el mundo

(cfr. Mt 27, 50). Y todo, por amor. Por el amor infinito de Cristo Jesús por cada uno de nosotros que siendo que existía en forma de Dios, se

anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo de Dios, se rebajó incluso a someterse a la muerte y una muerte de cruz (cfr. Flp 2, 6-11).

“Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el *Nombre-sobre-todo-nombre*; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda

lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre” (Flp 2,9-11 ). El tesoro de la redención ha sido concedido a nosotros por Cristo.

El tesoro de la salvación está en nuestras manos. Aprovechémoslo, para nuestro bien y el de toda la humanidad.

Con anhelos que abracen el mundo entero, la humanidad toda, integremos a nuestra vida esa gracia maravillosa de la

Resurrección de

nuestro Señor Jesucristo que nos hace nuevos, si nos dejamos transformar

por la gracia. Veamos a San Pablo que con su encuentro con

Cristo en Damasco tuvo para cambiar toda su vida. Nosotros, que no sé

cuantas veces nos hemos ya encontrado con Jesús, ¿por qué no nos dejamos trans-

formar por Cristo, como lo hizo San Pablo?

Cristo, como encontró a Pablo –antes Saulo- en el camino a Damasco, sigue encontrándose con nosotros en los sacramentos, en la Sagrada Escritura, en los más necesitados, en las

necesidades del prójimo, en muchos lados y nosotros no debemos pasar indiferentes a su amor. Porque en eso está centrado todo: en el amor de Cristo por

nosotros. El nos ama y su amor lo hace estar a la puerta de nuestra vida, soportando toda inclemencia, para que lo dejemos entrar en nuestra vida, en nuestra historia. ¡Abrámosle la puerta

–de nuestra vida- a Cristo Resucitado, para que nuestra vida sea transformada por el sentido nuevo, la nueva vitalidad, que El viene a darle.

Que la gracia de la Pascua de Resurrección siga presente en cada

uno de nosotros.

Pbro. Juan Carlos Castillo Ramírez Párroco

Por su reportero Capsulito

1) ¡Felices Pascuas de Resurrección! Dios los bendiga mis

hermanos y que Cristo resucitado sea quien le dé sentido pleno a

todo lo que hacemos y vivimos.

2) Este mes de abril, tan variado en clima, nos ha dejado,

después de la Semana Santa y con ella la celebración del triduo Pascual, este tiempo alegre y jubiloso de la Pascua, que terminará el 19 de mayo, Dios mediante.

3) Qué bonita y sustanciosa ha estado la liturgia de este tiempo.

En ella hemos visto el amor de Cristo por nosotros y qué bonito se siente sentirse amado ni más ni menos que por Cristo, el Hijo

de Dios, que sin dejar de ser Dios se hace hombre, para nuestra salvación. ¿Verdad que ando muy inspirado?

4) Comenzamos el mes con el Rosario y Misa del Santo Padre

Pío que además siguió en ambiente de fiesta por sus diez años de vida pastoral. ¡Felicidades nuevamente!

5) El cinco tuvimos, porque yo ahí estuve, la Hora Santa del

primer viernes de mes y luego la Junta de las Celadoras de la Asociación del Santísimo Sacramento, aunque a ésta no me toca quedarme y aunque no vi a la señora Celia, supongo que sí hubo.

Han de dispensar.

6) El nueve y el 11 se reinició el Catecismo. Ya hacían falta el

ruido y las risas de los niños y niñas, que con su energía mueven todo ambiente y se siente su anhelo de aprender y prepararse no nada más para la primera comunión sino, como les dice nuestro Párroco: “Para la vida”.

7) El 13 se tuvo la Tardeada Bohemia que organiza la Unión de

Enfermos Misioneros, como siempre muy animada y romántica, con los éxitos de ayer, de hoy de siempre.

8) Del 15 al 19 tuvimos, porque también estoy en un grupo

juvenil, la “Semana Juvenil” que bajo la dirección del P. Vicario, Humberto Torres H., incluyó el primer día la participación del P. Luis Eugenio Castillo Leal, Párroco de Jesús Buen Pastor, con el

tema la felicidad en la vida de los jóvenes.

9) El segundo día el P. Humberto habló sobre la problemática

familiar y el tercero se celebró la Misa por los jóvenes de la Parroquia y sus lugares vecinos.

10) El cuarto día fue la Hora Santa Juvenil, con los cantos

guiados por los mismos jóvenes. Y se cerró la Semana con el concierto del Coro Verbum Dei (creo que así se escribe). Cantaron

muy bien.

11) El 20 se celebró la “Fiesta de Pascua” para los grupos del

apostolado parroquial, con buena asistencia. Se tuvo una parte espiritual, a cargo del P. Humberto; convivencia con juego de

lotería especial a cargo de la señora Vero y después unos taquitos a cargo del P. Juan Carlos.

12) Con mucha devoción vivimos el Domingo del Buen Pastor

pidiendo por las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada y le seguimos durante toda la semana del 22 al 27.

13) El 23 fue la junta mensual de papás y mamás de los niños y

niñas del catecismo, celebrando también la Pascua de Resurrección.

14) El 24 el Grupo Juvenil Lolek tuvo la Misa mensual por el

Beato Juan Pablo II y la plática reflexión correspondiente.

15) La Unión de Enfermos Misioneros celebró el 25 la Misa

mensual por los Enfermos y el 26 la Tardeada Bohemia. La señora Lety al frente de las actividades, muy entusiasta, como

siempre.

16) Desde el domingo 28 pedimos por los niños y niñas, al

celebrarse su Día el 30 de este mes, cerrando con broche de oro esta treintena.

17) Pidámosle a Dios nos de lluvia, mucha lluvia, para bien de

las ciudades y nuestros campos. Ya saben que hay pronóstico negativo y sequía, por lo que hay que cuidar el agua y nos de

Dios lluvia suficiente.

¡Nos vamos, ya! ¡Nos vamos, ya!

¡Hasta la próxima! Si Dios quiere.

Les dice “Capsulito”, su reportero favorito.

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MENSAJE DEL PADRE VICARIO

Pbro. Humberto Torres Hernández

El SACERDOCIO ES UN GRAN REGALO

Una de las fechas que marcan nuestra historia personal

es el día en que se nos revistió con el infinito amor y

su extraordinario poder para hacer de uno, sacerdotes

para siempre. Es decir el día de la ordenación

sacerdotal.

Recordamos las palabras de SS. Juan Pablo II en su

libro el sacerdocio don y misterio, en donde agradecía

a Dios ese llamado que recibió en medio de este

mundo lleno de problemas y dificultades.

La vocación sacerdotal es un misterio que se nos revela

para que nosotros tomemos la decisión de responder si

o no de dejar lo que tenemos para seguir a Cristo,

abrazando con un gran amor la cruz.

Desafortunadamente vivimos en un mundo

materialista, hedonista y mercantilista, en donde

esperamos siempre bienes materiales y nos

preocupamos tanto por conseguirlos que no tenemos

tiempo para convivir con los demás y mucho menos

con dios y nos olvidamos de el hasta que perdemos

todo y lo buscamos para que nos ayude a recuperar los

bienes perdidos y nos olvidamos de pedirle las cosas

eternas como la salvación.

Nuestra existencia muchas veces carece de valor o

sentido porque nos conformamos con tener y no con

ser; una vida así siempre será mediocre o vacía, cuando

siempre buscamos la comodidad o el placer; que

muchas veces, son inalcanzables, pues sabemos que en

este mundo no hay dicha completa, ya que esta solo se

alcanza cuando llegamos hasta dios y nos da la

herencia prometida.

El llamado de Jesús es siempre de seguirlo, pero hay

que dejar las barcas y comenzar una nueva vida:

síganme y yo los hare pescadores de hombres.

Hoy los jóvenes no tienen ni tiempo para conocer la

voz de Dios y saber cual es su voluntad, porque están

llenos de ruidos y preocupaciones, que son simples

pasatiempos que entretienen su vida, pero no

consiguen una meta concreta y sólo se convierten en

una perdida de su tiempo, de una vida que solamente se

tiene una vez.

Por eso damos gracias a Dios, al regalarnos en la

persona del Padre Juan Carlos Castillo, un pastor que

cuida y ama sus ovejas dando la vida por ellas.

Son 32 años de una vida de servicio a la iglesia y 7 de

estos años los que ha dejado ya en esta comunidad tan

bonita de santa Beatriz de Silva.

Cómo podremos pagarle al señor todo esto. Sin duda

alguna, comprometiéndoos a pagar amor con amor y

siguiendo el ejemplo de compromiso de ser buenos

discípulos misioneros.

Seria una ingratitud andar como ovejas sin pastor o

como ovejas descarriadas y no conocer o reconocer la

voz de nuestro párroco siendo desobedientes o no

participando en las tareas de evangelización y en las

actividades parroquiales.

Debemos de orar siempre por nuestro párroco y por

todos los sacerdotes para que no se conformen con ser

sino siempre entregarse hasta morir. pidamos a Dios

que bendiga abundantemente a su siervo, que ha sido

maestro y guía de muchos de nosotros sacerdotes y que

su corazón esta siempre dispuesto a ayudar a los

jóvenes que quieren seguir a Cristo, sumo y eterno

sacerdote.

Gracias Padre Castillo por el ejemplo que nos ha dado

de alegría de: fortaleza y de entrega al llevar su cruz y

decir como San Pablo: sean imitadores mío, como yo

lo soy de Cristo que Dios le conceda muchos años y

felicidades por estos 32 años que están ya inscritos en

el libro de la vida.

MENSAJE DEL PAPA

BENEDICTO XVI

EN LA JORNADA MUNDIAL

DE ORACION POR LAS VOCACIONES

SACERDOTALES Y A LA VIDA

CONSAGRADA

El domingo 21 de abril, celebrando a “Jesús, Buen Pastor”,

vivimos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones Sacerdotales y a la Vida Consagrada, que llegó a su 50° aniversario, pues la instituyó el Papa Pablo VI (+), durante

el Concilio Vaticano II.

Transcribimos aquí una parte del texto del Papa Benedicto

XVI, que preparó para esta Jornada con fecha 6 de octubre de 2012:

“Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también

hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de

nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y con nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos

llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. El, que vive en la

comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier

momento. También ahora Jesús repite: *Ven y sígueme* (Mc. 10, 21).

Para responder a esta invitación es necesario dejar de

elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida: la familia,

el trabajo, los intereses personales, nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a El, vivir con El en profunda intimidad, entra a través de El en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y hermanas.

Esta comunión de vida con Jesús es el “lugar” privilegiado

donde se experimenta la esperanza y donde la vida será libre y plena.

Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la

experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con El, para entrar en su voluntad.

Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de

su voz, que resuena dentro de nosotros. Este itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene lugar dentro

de las comunidades cristianas que viven un intenso clima de

fe, un generoso testimonio de adhesión al Evangelio, una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por el reino de Dios, alimentado por la participación en los

sacramentos, en particular la Eucaristía, y por una fervorosa

vida de oración. Esta última “debe ser, por una parte, muy personal, una confrontación de mi yo con Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada una y otra vez por las grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la

oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña constantemente a rezar correctamente”.

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La oración constante y profunda hace crecer la de fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que

Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza en el mundo.

En efecto, los presbíteros y los religiosos están llamados a

darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en un

servicio de amor al Evangelio y a la Iglesia, un servicio a

aquella firme esperanza que solo la apertura al horizonte de Dios puede dar.

Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor

apostólico, pueden transmitir, en particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder generosamente y

sin demora a Cristo que llama a seguirlo más de cerca.

La respuesta a la llamada divina por parte de un discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada se manifiesta como uno de los frutos más maduros de la comunidad cristiana, que ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización.

Esta tarea necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la Reconciliación.

Por eso, que no falten sacerdotes celosos, que sepan

acompañar a los jóvenes como “compañeros de viaje” para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14, 6); para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos.

Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la

propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel

que nos ha amado en primer lugar (cf. I Jn 4,19).

Igualmente, deseo que los jóvenes, en medio de tantas

propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas metas, las opciones

radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús.

Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos de la caridad

y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo que el mundo no puede dar,

seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis

a “dar razón de vuestra esperanza” (I Pe 3,15).

Benedicto XVI Vaticano, 6 de octubre de 2012.

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¿Cómo vivimos

el cuarto mandamiento?

En el libro del Exodo capítulo 20 versículo 12 dice. Honrarás a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el señor tu Dios te va a dar. Nuestros padres y abuelos decían que el que no oye

consejo no llega a viejo.

Esto nos hace pensar y reflexionar en el respeto y la obediencia de niños y jóvenes hacia sus padres quienes muchas veces son vistos simplemente como aquellos que

deben de darles dinero y atenciones porque dicen que ellos

no pidieron venir al mundo y sacando su lista de derechos humanos, convencen a los padres para que los dejen

hacer lo que quieran y sean respetados ellos sin el

cumplimiento de ninguna obligación, especialmente de este

mandato divino. Que engaño tan grande para no cumplir la ley de Dios y no

aprender la caridad sino crecer como seres inhumanos que no saben amar.

Se nos olvida que ellos tampoco nos trajeron al mundo

como un simple capricho, sino que también obedecieron y aceptaron la voluntad de Dios quien es el autor de la vida y

quien dispuso que nos recibieran nuestros padres a pensar de que muchas veces tuvieron tantas dificultades para

cumplir con esta gran pero maravillosa responsabilidad.

Los padres tienen que enseñar desde muy pequeños a sus

hijos que la autoridad de ellos viene de Dios y que si creemos y lo amamos debemos de obedecerlo.

La familia tiene que ser una verdadera escuela donde conozca el evangelio que anuncie el amor y no el temor que Jesucristo nos enseñó hacia su padre Dios y hacia nosotros sus hermanos.

Algunas veces los jóvenes queriendo buscar una deformada libertad que es más bien un libertinaje de vida dicen yo no tengo ni padre ni madre ni perrito que me ladre, no

sabiendo la riqueza de tener unos padres que nos

acompañen en las alegrías y en las tristezas de nuestra vida

y que nos aconsejan en las dificultades para no

equivocarnos tanto y encontrar una vida feliz y llena de amor puro y sincero. El respeto y la obediencia que se pide en el cuarto mandamiento, se extiende a toda persona que es superior

nuestro, ya sea patrón, maestro, autoridades civiles y tutores cuando no hay padres de sangre.

Cuando los hijos respetan a sus padres son felices.

Construyamos familias felices y enseñemos a vivir el amor,

recordando que el respeto es el expresión mínima del amor.

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¿POR QUE QUIERO SER SACERDOTE? Orlando García Duarte

¡Hola lectores! Aquí tenemos, en vivo y a todo color, a un seminarista de I de Filosofía en el Seminario de Monterrey, que se llama Orlando

García Duarte, a quien vamos a entrevistar sobre el por qué de su vocación (llamada) y de su

respuesta, que se resume en una pregunta: ¿Por qué quieres ser sacerdote?

Orlando dice: “Porque quisiera que la gente conociera la misericordia de Dios”.

¿Por qué? Orlando dice: “Porque por medio del sacramento de la reconciliación, conocí la misericordia de Dios y quisiera que la

gente toda lo conociera así como yo lo conocí”. ¿Desde cuándo? Orlando dice: “Puede decirse que desde los 15 años de edad,

ahora tengo 21 que cumplo hoy, 20 de abril, precisamente, a través de una “confesión sincera”. ¿Puede decirse que así nació tu vocación?

Orlando dice: “Creo que sí, ahí comenzó el empezarme a cuestionar por qué no ser sacerdote. Porque yo en esa confesión, encontré que la vida no tiene sentido si no se conoce a Dios”.

¿Y así fue la llamada (vocación)? Orlando dice: “Sí, ya después de la confesión acudí con el Padre de mi Parroquia (Alejandro Leal Alejos) cada dos semanas para

resolver dudas sobre lo que Dios quería de mi vida”. ¿Y cuando diste la respuesta? Orlando dice: “Fecha no tengo, pero puedo decir que al terminar

mi primer semestre de contaduría pública, me di cuenta de que la inquietud que tenía antes de entrar a la carrera profesional seguía y lo que estaba haciendo no me llenaba, me veía más feliz realizando las cosas de Dios”.

¿Qué sentiste? Orlando dice: “Me sentía muy seguro de lo que estaba haciendo y

feliz de lo que me esperaba”.

¿Y qué te esperaba? Orlando dice: “Esperaba una vida que gira en torno a Dios”. ¿Y qué hiciste para lograrla?

Orlando dice: “Ingresé al Seminario de Monterrey el siete de agosto del 2010”.

¿Y sucedió lo que esperabas? Orlando dice: “Muchísimo más, por todas las bendiciones que se pueden recibir en ese trayecto, en la familia, en los amigos, en mi misma persona, y en la Iglesia”.

¿Nos platicas algo de esas bendiciones? Orlando dice: “¡Claro! La gente al saber que yo soy seminarista se acerca con más confianza a preguntar sobre las cosas de Dios y a

mí me encanta que la gente me pregunte sobre Dios o viene a pedir algún consejo y con gusto le comparto de mi experiencia personal de Dios. Al ver la sed de la gente, yo me siento portador

de esa agua viva y les doy de esa agua y eso me hace feliz”. ¿Qué les recomendarías a los jóvenes que tienen inquietud por ser sacerdotes?

Orlando dice: “Que no tengan miedo de elegir lo que Dios quiere para ellos, porque el mismo que nos llama es el mismo que nos acompaña. Ese camino que desde antes que nosotros naciéramos estaba preparado por Dios para Ti, en una misión específica. Y si

tienes inquietud, platica con un sacerdote para que te oriente”. ¿Qué se hace para poder entrar al Seminario y llegar a ser

sacerdote? Orlando dice: “Se lleva a cabo un proceso de discernimiento en el Centro Vocacional donde un sacerdote, junto con su experiencia, te ayudará a optar por el mejor camino que Dios tiene para ti”.

¿Algo que tú le quieras decir a los jóvenes? Orlando dice: “Que en todo lo que hagan o en las decisiones que tomen no se olviden de Dios y acérquense a El por medio de su

palabra escrita”. Muchas gracias Orlando por tus respuestas y que Dios te ayude a

llegar al sacerdocio. Además, recibe nuestra felicitación por tu cumpleaños! Y Orlando se fue a acompañar al Coro de Misa con Niños, como

cada semana, en esta Parroquia de Santa Beatriz de Silva…

7

¿UN ABOGADO METIDO A SACERDOTE? Juan Carlos Agustín Samaniego Saucedo

Estamos platicando con Juan Carlos Agustín Samaniego Saucedo, seminarista de II de

Filosofía, perteneciente a la Diócesis de Matamoros, que cursa su formación y sus estudios hacia el sacerdocio en el Seminario de Monterrey.

Le preguntamos ¿por qué si él es abogado, decidió entrar al Seminario para llegar a ser sacerdote? Nos dijo: “Una de las cosas que me motivó a entrar al seminario, fue la inquietud vocacional, yo por ejemplo, junto

con mi familia siempre hemos sido muy cercanos a la Iglesia y nunca me había hecho la pregunta de si yo quería ser sacerdote. Hasta que me invitaron a un retiro vocacional, en donde me llamó la atención el interés de poder servir. Cuando yo elegí la carrera de abogado, mi interés era también el de servir y el año y medio que trabajé de abogado así fue.

Ya en los retiros me di cuenta de que había otra manera de servir. ¿Sientes que estás en la decisión correcta? Sí, porque aunque siempre va a haber dudas, de modo que si no hubiera me inquietaría, creo que estoy en lo correcto porque me agrada, me siento a gusto, en poder servir desde

este “lado” a la gente. Uno se va dando cuenta a lo largo de la formación de que éste es su camino. ¿Qué te costó más dejar para entrar al Seminario? ¿La Familia? ¿La novia? ¿El dinero?

En primer lugar mi familia, porque siempre hemos sido muy apegados todos y siempre muy unidos, hasta en las cosas más simples, comer, ir a Misa, etc., al pendiente unos de otros y al entrar al seminario obviamente se sigue al pendiente y unidos,

pero ya es de manera diferente, no los veo a diario,

inclusive aprovechan todas las ocasiones de visita para venir a verme. Luego, en segundo lugar, se extraña la novia, con la que tenía

tres años y medio. Con la que había muchos proyectos y al principio fue difícil porque al entrar al seminario dejaba a alguien y empezaba a ver si el nuevo proyecto era lo adecuado. Y ¿valió la pena dejar familia, novia, etc.? Sí, no me arrepiento, porque he ganado mucho más gente que

me apoya y me quiere como mi familia lo ha hecho, ha crecido mi familia. En cuestiones afectivas he recibido mucho apoyo y amor de mucha gente de las comunidades con las que me he relacionado. El Señor me ha recompensado al ciento por uno. ¿Cuánto tiempo te falta para ser sacerdote? Cinco o seis años.

¿Cómo te diste cuenta de que Dios te quería de sacerdote? Día a día me doy cuenta de que me quiere simple y sencillamente porque sigo firme y más que nada con la alegría y le voy respondiendo día a día con entrega, poniéndole alegría a todo lo que hago. En cosas como recibir una buena

palabra de otro se confirma el llamado y se va dando a respuesta a Dios. ¿Alguna recomendación a los jóvenes con inquietud por ser sacerdotes? Ahora sí que como me dijeron a mí cuando entré, hay que buscar hacer la voluntad del Señor, pues es fácil hacer la

nuestra y no hay que ser cobardes porque recordemos que con el Señor o frío o caliente, nada de tibio. ¿A los jóvenes en general? Que hay que tener una vida coherente a nuestras creencias, a nuestra religión, dado que ahorita con lo que sucede en la sociedad lo que necesitamos son jóvenes con valores,

personales y comunitarios, que vean por el prójimo, pues aunque somos diferentes a todos nos une un mismo Dios y todos debemos velar por los valores de los demás. Ahí está el mandamiento del amor: Amarse los unos a los otros. Gracias, Juan Carlos. Y Juan Carlos se va a su labor apostólica en la Parroquia de Santa Beatriz de Silva como cada sábado lo

hace. 8