méxico-tenochtitlan su espacio y tiempo sagrados

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Estudio acerca del pensamiento antiguo mexicano

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  • Instituto Nacional de Antropologa e Historia

  • Derechos reservados conforme a la Ley.

    @ Instituto Nacional de Antropologa e Historia - Crdoba, 43 , 45 y 47 .

    Mxico 7, D F.

    ISBN: 978-607-484-591-4

    Impreso y hecho en Mxico Printed and made in Mexico

    Prohibida la reproduccin t ota l o parcial del text o y de las ilustraciones, sin permiso del autor y de l Instituto Nacional de Antropologa e His toria.

  • Miguel Len-Portilla

    Mxico -Tenochtitlan: su espacio

    y tiempo sagrados

    Instituto Nacional de Antropologa e Historia

  • INDICE

    INTRODUCCION 9

    La idea del espacio y el tiempo sagrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    LA TENOCHTITLAN MITICA: su tiempo y espacio primigenios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    Llegada a Coatpec, lugar de portentos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 8

    Simbolismo astral de un viejo mito mesoamericano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

    El triunfo de Huitzilopochtli en otra versin del mito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Enfrentamiento en Chapultepec y presagio acerca de Tenochtitlan . . . . . . . . . . . . . . . 3 2

    LA TENOCHTITLAN TERRESTRE : Huitzilopochtli en el espacio y el tiempo sagrados, en la regin de los lagos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 7

    El templo de Huitzilopochtli, corazn del espacio sagrado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 2

    Coatpe tl, lugar de portentos, en Tenochtitlan . ......................... . 4 5

    Coyolxauhqui, los Huitznahua y Coatlicue en el templo de Huitzilopochtli. . . . . . . . . 48

    El teotlachco al pie del templo de Huitzilopochtli ......................... 5 6

    Fiesta de Panquetzaliztli en el tiempo sagrado de Tenochtitlan ... . ....... .. . . ... . 5 8

    Coatpetl, va de acercamiento a los orgenes y realidades divinas . . . . . . . . . . . . . . . 65

    EL MITO EN LA DIALECTICA DEL TODO SOCIAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 7

    APENDICE I: Mito del nacimiento de Huitzilopochtli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    APENDICE 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

  • Introduccin

    Tratamiento literario de un aspecto de la superestructura culturalmexica ser para algunos este trabajo. Sociedad y economa -repetirnen tono cientificista- es lo que hoy interesa. Slo desde el ngulo delo nico real, eso qile constituye la estructura socioeconmica, podrnestudiarse debidamente temas como ste de "tiempo y espacio sagrados",en relacin con Tenochtitlan.

    Desde luego que, en toda investigacin histrica, lo socioeconmicoo valindonos de una expresin cuyo sentido ampliamos aqu al mximo,el todo social, ha de estar, por lo menos,como algo implcito, como pre-supuesto insoslayable en la conciencia de quien se ocupa de tal o cualtema en particular. Ello es vlido a propsito de la ms extensa gamade cuestiones, desde el estudio de los modos de produccin hasta el delos mitos, cosmovisin, arte, religin, literatura, historiografa, derecho,etctera, segn existieron en cualquier mbito cultural.

    Ahora bien, abrirse al todo social presupone asimismo no perder devista que hay una dialctica interna, inherente al proceso histrico. Eldinamismo de cuanto integra el todo social origina tesis y antitesis, con-frontaciones e ihfluencias recprocas entre los que concebimos como as-pectos o elementos suyos diferentes pen;> que de hecho existen intrn-secamente relacionados, integrando la estructura de una misma realidaden devenir. Por eso resulta imposible postular la existencia de compar-timentos estancos en el ser histrico de una cultura, que slo ejercieraninfluencia en otros sectores del todo social, pero que en nada o en muypoco se vieran afectados por las que se muestran como otras formas dedesarrollo dentro del mismo todo. Proclamar as que "sociedad y eco-noma" es lo que en realidad existe, soslayando a la par el significadoque, por s mismas, tienen otras manifestaciones culturales, como las quese consideran creaciones espirituales, refleja entonces dogmatismo o

    . ingenuidad.En el gran mbito del todo social, en cualquier contexto de cultura,

    si sociedad y economa han condicionado mitos, creencias, arte, sistema

    9

  • poltico, etctera, tambin stos, consecuencia cultural del pensamiento, revierten e influyen en la sociedad y en los medios de que sta dispone para forjar su economa. Es ste un efecto de la dialctica que acta en historia y cultura.

    Al ocuparnos ahora del tema de la concepcin de un espacio y tiempo sagrados con vigencia en Tenochtitlan, tendremos presente, si se quiere de modo implcito, el presupuesto del todo social. Hacer algo semejante -dando cabida en ese todo, y de manera directa, a la influencia de las creaciones del espritu- sera saludable a quienes se ocupan de temas preferentemente ligados a la economa y estructuras sociales. Pedir ms , sera exigir peras al olmo. No intentarlo parecera participar en la idea de aqul que supuso que, en el hombre, la estructura la constituan co-lumna vertebral, estmago y extremidades, en tanto que el cerebro era slo superestructura.

    Atendamos ya a Tenochtitlan, la metrpoli de los mexicas. Impor-tan en alto grado las condiciones socioeconmicas que encauzaron su fundacin y ulterior florecimiento. Mucho interesan tambin su des-arrollo demogrfico, formas de produccin, fuentes de abastecimiento, sistemas hidrulicos, cultivos en chinampas, urbanismo que all preva-leci, arquitectura religiosa , tipos de habitacin, escuelas y mercados, relaciones entre grupos dominante y dominado, servicios pblicos, for-mas de comunicacin, comercio, etctera. Todo ello, siendo fundamental para valorar lo que lleg a ser la metrpoli prehispnica, dista mucho, sin embargo, de integrar una imagen adecuada, plenamente . dinmi-ca, de Tenochtitlan. Una comprensin del todo social exige dar entrada a una valoracin de lo que fueron el revertir e influir all --en proceso dialctico no interrumpido~ del gran conjunto de ideas y otras crea-ciones espirituales, segn florecieron en la misma Tenochtitlan.

    Cmo se implantaron y desarrollaron en ella los que llamamos mitos nexicas, creencias religiosas , pensamiento mgico, saber medicinal, ex-presin literaria, ciencia calendrica, sentido de la historia, elucubracio-nes de los sacerdotes y sabios? Qu consecuencias akanz a tener luego todo ese mundo de pensamiento y smbolos en la vida del pueblo, en el en-grandecimiento econmico y poltico de la ciudad, con su creciente cons-telacin de seoros tributarios? Cmo se vincul la carga de significa-ciones inherentes a espacio y tiempo mticos y primordiales, con el ser terrestre de la ciudad? De qu manera adquirieron en ella realidad, es-pacio y tiempo sagrados, dedicados al culto y la reactualizacin de lo que pertenece a la divinidad y da raz a los hombres? Finalmente, qu impacto recibieron sociedad y economa como consecuencia de su vincu-

    10

  • lacin inescapable con ese contexto, eminentemente semntico, de un a sacralizacin espacio-temporal?

    La idea del espacio y el tiempo sagrados

    Llegar a concebir un espacio como realidad sagrada presupone una profunda experiencia re ligiosa . Implica sta el sentido del misterio, de lo tremendo y portentoso, que causa temor y a la vez atrae. Se siente y se piensa que en el espacio sagrado ha ocurrido y puede volver a presen-tarse la revelacin de una realidad absoluta y divina . Es all donde los dioses han mostrado su benevolencia y donde deben ser invocados, ado-rados, propiciados por medio de los ritos, sacrificios y aun, en ocasiones, por prcticas de sentido mgico. Espacio sagrado es el mbito que, por disposicin de los dioses, constituye lugar elegido para morada de un pueblo, para erigir un templo, a veces tambin un palacio, desde donde se ejercer el poder.

    En ltima instancia la sacra lizacin puede concebirse como implan-tacin de arquetipos divinos en lo que antes era tierra vaca de sentido y lugar tenebroso. As, el espacio sagrado se distingue radicalmente de toda extensin circundante, que no participa ni est vinculada con las realidades divinas y absolutas en las que cree la comunidad. Como los dioses han creado al mundo, corresponde a los hombres constituir y am-pliar, con ayuda de los dioses, el espacio sagrado.1

    El tiempo, a su vez, puede tambin adquirir el carcter de sagrado. Vale ello respecto de los periodos y momentos en que los hom'bres reac-tualizan, a travs de sus fiestas y ritos, el obrar primigenio de la divini-dad. El tiempo sagrado asimismo difiere radicalmente del tiempo pro-fano. Este ltimo est constituido por lapsos que se consideran oscuros, noche de los tiempos, momentos en que el hombre se ha apartado de lo que an unciaron los dioses, cuando descu.ida o abandona creencias, ceremonias, ritos y fiestas que ayudan a normar su vida.

    1 Tiempo y espacio sagrados se hallan , como es obvio, en estrecha re-lacin con los mitos y creencias del grupo. Y no soslayar aqu que, pre-cisamente en funcin de la antes mencionada dialctica, estn afectados por las realidades socioeconmicas sobre las cuales, a su vez, influyen tambin de diversas formas.

    1 En lo refe rente al marco conceptual en que sito la idea de espacio y tiempo sagrados, he tomado en cuenta, de modo especial, lo expuesto por Mircea Eliade en Lo Sagrado y lo profano, Madrid, Guadarrama, J 967. (versin espaola). de Das Heilige und das Profane, que no he tenido al alcance en su tex to original).

    l l

  • En el acercamiento que aqu intento respecto del tiempo y el espaciosagrados de Tenochtitlan, seguir dos caminos que, a la postre, conver-gen. Atender primero a la Tenochtitlan que, segn los relatos mticos,se anunci y pre-existi de modo portentoso en el pensamienlo de losdioses. Se trata de una Tenochtitlan esencialmente mtica. La que serafamosa metrpoli se manifest as, segn veremos, en un tiempo y es-pacio primigenios y divinos. Considerar luego la realizacin del mitoen la Tenochtitlan terrestre, la que existi en el islote, en la regin delos lagos. Es entonces cuando en virtud de la reactualizacin del mito,surgen en la ciudad tiempo y espacio sagrados, nuevo marco, de enormepotencial semntico, que mucho habra de influir en el ulterior desarro-llo del pueblo mexica.

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  • La Tenochtitlan mtica:su tiempo y espacio

    primigenios

  • Cdices y crnicas, en nhuatl y castellano, representan y mencionan la estancia de los mexicas en Aztlan Chicomztoc. Al cronista Cristbal del Castillo, autor del texto nhuatl sobre la Migracin de los mexicanos al pas de Anhuac, debemos en particular un relato pormenorizado so-bre la condicin de los que all vivan.~ Los mexicas estaban sometidos a gentes ms poderosas, a las que tenan que obedecer y pagar tributos. Hoy diramos que su situacin socioeconmica implicaba, en alto grado, relaciones del tipo de grupos dominado y dominante. Fue entonces cuan-do, gracias a la intercesin de su sacerdote, su dios vino a compadecerse de ellos.

    Y as como afligan los seores de Chicomztoc a los mexitin, les cau-saban pena, los molestaban, as los queran tener dominados.

    El que guiaba a los mexitin era valiente. Su nomibre era Huit-zilopochtli, gran guardin del que haca portentos, servidor de l, del gran hacedor de portentos, Tetzauhtotl. Mucho le hablaba ste como ser humano, se le mostraba a Huitzilopochtli, hasta que luego l se hizo semejanza suya, de Tetzauhtotl. As su nombre slo fue Huitzilopochtli. Y era as l Huitzilopochtli: Huitzil su nombre, Colibr. Era zurdo de mano ( Opochmaye ), gran capitn. Por ello rectamente lo llamaron Huitzilopochtli, semejanza, imagen de l, del hacedor de portentos, Tetzauhtotl. Y mucho atormentaban los se-ores de Chicomztoc a los mexitin, as los queran destruir, los queran tener dominados. Entonces aqul su servidor, su allegado,

    2 Escribi Cristbal del Castillo --como se sabe- hacia fines del XVI. Los fragmentos que se conservan de su obra se hallan en la Biblioteca Nacional de Pars. Francisco del Paso y Troncosci public el texto en nbuatl y una versin literal en espaol de la mayor parte de dichos fragmentos, bajo el ttHlo de Fragmentos de la obra general sobre Historia de los Mexicanos, escrito en nhuatl por Cristbal del Castillo, Florencia, Tipografa de Salvador Landi, 1908.

    La traduccin que aqu ofrezco, la prepar para este trabajo.

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  • el hechicero Huitzilopochtli, gema mucho delante de l, le supli-caba al portentoso Tetzauhtotl que ayudara, que defendiese a sus vasallos, porque ya en verdad a l lo adoraban, que no adoraban a fos dioses de los de Chicomztoc, a todos juntos. Y puesto que ya a l todos ellos lo adoraban, al gran hacedor de portentos, que mucho se compadecie,ra de ellos, que los defendiera, que los salvara para que no a todos les den muerte, para que no perezcan todos. Que los gue hacia otro lugar, a un sitio bueno y conveniente, que les d tierras, que all slo se dedicarn a una cosa: a l habrn de servirlo.

    Y l, el dios-portento, Tetzauhtotl, en seguida se manifest; dijo :

    Oh siervo mo, es muy verdadero, t haces que yo de ti me com-padezca y mucho tambin de vosotros que sois mis siervos, los me-xitin de la ribera del agua .. . 3

    El dios, al que invocaba el sacerdote Huitzilipochtli se llamaba Tetzauhtotl , "el dios portentoso". Algunos de sus atributos, incluyendo su nombre, parecen apuntar a una cierta relacin con Tezcatlipoca. De-jando esto como una hiptesis, veamos lo que, en la misma relacin m-tica recogida por Cristbal del Castillo, se nos dice luego. De nuevo es el dios el que habla:

    Ahora es as que ya fui, ya fui a mirar en el lugar bueno, convenien-te, que tambin es un lugar as, all tambin se extiende un muy gran-de espejo de agua ( una laguna ). All se produce todo lo que vosotros necesitis, nada se echa all a perder. Lo que hay aqu, donde voso-tros estis, all tambin todo eso se produce. Porque no quiero que aqu os hagan perecer y, as, all os har regalo de esto, all a vosotros os har famosos en verdad sobre la tierra, ciertamente por todas par-tes donde hay gente. Ciertamente no habr lugar que est habitado donde no seis famosos ... 4

    El sitio del cual les har regalo el dios portentoso, se describe luego, en otro pasaje, con nombres como los siguientes: Atzcatl Metztli y Apan, "en la laguna del agua de la luna", Xochitlalpan , "en la tierra florida", Tonacatlalpan , "en la tierra de nuestro sustento". Ese lugar escogido por el dios , como varias veces lo repite el texto, se asemejaba a Aztlan, tierra tambin rodeada por el agua y lugar de abundancia.

    3 Castillo, Cristbal del , op. cit., p. 58-59. 4 Castillo, op. cit., p. 59.

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  • De los varios sitios por los cuales -segn su legendaria historia-pasarn luego los mexicas en su larga peregrinacin, slo vamos a fijar-nos aqu en unos cuantos, aque110s que, de un modo o de otro, vienen arelacionarse directamente con el lugar elegido por Tetzauhtotl paramorada de sus siervos. El pueblo seguidor del dios Jortentoso ha entradoen un tiempo primigenio a partir del momento de la hierofana, en queel numen les anuncia que ha tenido compasin de ellos y va a ser sugua. Tenochtitlan asimismo ha iniciado ya tambin su existencia en elpensamiento del dios que afirma incluso' que ya ha ido a ver el lugarbueno, conveniente, donde se extiende un muy grande espejo -de agua,donde est todo lo que es necesario para la vida. El espacio sagrado sehalla por ahora tan slo en la mente oel dios. Para los mexicas ese espa-cio es su tierra .prometida. El tiempo primigenio -ah origine. in illotempore- en qe su nueva existencia transcurre, desde la manifesta-cin del dios portentoso se desenvolver en una secuencia que culminaren el espacio sagrado, en la regin de los lagos.

    Atraviesan los mexicas un brazo de mar, al que aluden varios cdicesy relatos. Estando luego en Huehue-Colhuacan al que Cristbol del Cas-tillo describe como existente en la Chichimecatlalpan, el sacerdote Huit-zilopochtli anuncia al pueblo que era ya llegada la hora de su propiamuerte. El sacerdote reitera que conoce, gracias a Tetzauhtotl, la quehabr de ser tierra y poblacin de sus seguidores. Aade que el mismoTetzauhtotl, entre otras cosas, le ha anticipado cul ser su destino.Descender Huitzilopochtli a la regin de los muertos pero all perma-necer slo cinco das. Luego retornar al lado de su pueblo. En sushuesos volver a habitar la vida. Tetzauhtotl entrar en su crneo yen l, y por medio de l, seguir hablando a los sacerdotes mexicas.Estos habrn de llevar en un envoltorio, en el que vive ya la divinidad,la osamenta de Huitzilopocht}i.5

    Por mucho tiempo habra de proseguirse la peregrinacin. Siemprey en todos lugares Huitzilopochtli,identificado ya con Tetzauhtotl,con-tinu guiando a su pueblo. Segn varias fuentes,entre ellas la CrnicaMexicana de Tezozmoc, una hermana tena Huitzilopochtli, hechicera,Teyolocuani, "comedora de corazones de hombres", Teixcuepani, "em-baucadora de gentes", que de diversas formas molestaba a los mexicas.Cansado de ella Huitzilopochtli dispuso que, al pasar por el lago dePtzcuaro, en Michoacn, quitndoles los vestidos a la dicha hermanay a otros, mientras se baaban, los obligaran a quedarse en aquellugar.6

    '. Castillo, op. cit., ver p. 65-68.

    6 Vase: Alvarado Tezozmoc, Fernando, Crnica Mexicana, Mxico, Editorial Leyenda,1944, p. 9.

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  • La tal hermana de Huitzilopochtli es llamada primeramente Malinal-xchitl. As la nombra Tezozmoc en el pasaje al que hemos aludido. Ms tarde Malinalxchitl viene a ser mencionada con el nombre de Coyolxauhqui. Ello precisamente ocurre en el contexto del episodio que en seguida vamos a recordar.

    Llegada a Coatpec, lugar de portentos

    Los mexicas .han llegado a Coatpec no muy lejos de Tula. Malinal-xchitl previamente haba venido a establecerse all, saliendo de Ptz-cuaro. Con ella estaban cuatrocientos hermanos suyos, los conocidos como Centzon Huitznahua, "los Cuatrocientos Surianos". En Coatpec, segn refiere Tezozmoc:

    ElJos, los mexicanos , luego alzan ya su templo, la casa de HuitzHo-pochtli, luego ya ponen all el cuauhxicalli y a los dioses de los capulli de Yopico, Tlacochcalco, Huitznhuac,, Tlacatecpan, Tzo-molco, Atempan, Tescacac, Tlamatzinco, Molocotitla, Nonoalco, Cihuatecpan, lzquitlan, Milnhuac, Catl Xoxouhcan y Aticpac. Pues bien , all los junt, los acomod, los cont, a todos, l, Huitzi-lopochtli, porque es el jefe de ellos, el primero de ellos ...

    Y l, Huitzilopochtli, luego planta su juego de pelota, luego ya coloca su tzompantli; y luego ya por esto obstruyen el barranco, la cuesta empinada, all se junta, se represa el agua -se hizo por dis-posicin de Huitzilopochtli-, y luego les dijo a sus padres, a ellos, a los mexicanos: oh, mis padres! pues ya se repres el agua, plantad, sembrad sauce, ahuehuete, caa, tule, flor de atlacuezonalli. Y ya echan simiente los peces, las ranas, los ajolotes, los camaroncitos, los aneneztes, los gusanillos pantaneros, la mosca del agua, el insecto cabezn, el gusanillo lagunero, y los pjaros, el pato, el nade, el quechilton, el tordo, los acollatlauhque, los tozcacoztique. Huitzilo-pochtli dijo luego: Este gusanillo lagunero pues es ciertamente carne ma , sangre ma , color mo. Y luego all enton el canto suyo, canta-ba , y tambin bailaba: el canto de nombre Tlaxotecyotl y Tecuil-huicucatl , all los compuso . .. j

    En ese lugar tan apetecible, con abundancia de agua y todo gnero de sustento, quedaron instalados los mexicas. Haban levantado ya en

    7 Alvarado Tezozmoc, Fernando, Crnica Mexicyotl, edicin de Adrin Len, segunda edicin, Mxico, Instituto de Investigaciones Histricas, 1975, p. 32-33.

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  • Cohuatpetl, la "Montaa de la Serpiente ". La tradu ccin del texto que aparece en nhuatl es: "All, por vez prim era, se ataron los aos en Cohuatlicmac. En el Cohua tpe tl cae el tlequhuitl , el instrum ento de madera para encender el fuego, en el ao

    2- Ca.lrl Cdice A u bi n , p. 11

  • Asentamiento de los mexicas en Coatpec. cerca de Tula. A algunos de ellos pareci que ese lugar tanapetecible bien podz ser el sitio que les tenia predestinado su dios. Manuscrito de Tovar, fol. 99.

  • Coatpec su templo a Huitzilopochtli. Mostraban alegra y quizs algu-nos de ellos pensaban que bien poda ser se el lugar que les tena pre-destinado su dios. Fue entonces cuando los Centzon Huitznahua, "los Cuatrocientos Surianos" -y tambin la que ahora se nombra ya Coyol- . xauhqui-, pretenden lograr que sea ese sitio, Coatpec, el escogido, donde habr de existir la ciudad anunciada:

    Y luego dijeron los Centzon Huitznahua a Huitzilopochtli y a los sacerdotes : Pues ya aqu estar tu tarea, a que viniste, mirars, afron-tars a la gente de las cuatro partes, impulsars el poblado, que lo agarrars con tu pecho, tu cabeza; y es tu corazn, tu sangre, tu pin-tura, con que vers lo que nos prometiste, el variado chalchihuite, la piedra preciada, el oro, las plumas de quetzal, la diversa pluma pre-ciada, el cacao de color, el algodn de color, y la diversa flor, y el diverso fruto, la diversa riqueza, pues en verdad arraigaste, encabe-zaste tu poblacin aqu en Coatpec, pues ya aqu ests reuniendo a tus padres , a tus vasallos los aztecas, los mexicanos. As piden los Centzon Huitznahua.

    luego se~noj Huitzilopochtli, luego les dijo: "Qu decs? Acaso vosotros sabis? Acaso es vuestra tarea? Acaso vosotros me sobrepasis? Yo pues s lo que har". I,,.,uego ya se apercibe Huitzilo-poch_tli all en su casa, se apercibi, entonces se arm para la guerra, noms con miel con_ ~e se pint mucho; con que cerc a cada quien Rr delante, y tom su escudo . .. 8 = -

    Por voluntad de los Centzon Huitznahua, que as quisieron contra-riar a Huitzilopochtli, Tenochtitlan deba comenzar entonces a existir en un lugar determinado. Pero ese espacio no era el escogido por Huitzi-lopochtli. El falso espacio sagrado tena, por tanto, que ser destruido. Ocurri un enfrentamiento. Las posibilidades de interpretacin son aqu muy amplias. Se trata de una venganza que intentaron perpetrar quie-nes haban quedado abandonados en Michoacn? Hay alguna suerte de intereses, afn de dominio, en relacin con ese lugar de tanta abundan-cia? El hecho fue que los seguidores de Huitzilopochtli tuvieron que plegarse a los designios de su dios . El mismo Tezozmoc nos pinta lo que entonces ocurri:

    C.!!fill_do se prestQ.__ para la guerra Huitzilopochtli, luego viene ya, _yiene a destruirlos, viene a matarlos, a los Centzon Huitznahua, all en Teotlachco -el lugar del juego de pelota- se come a sus tos, y a ella, a su madre, que haba tomado por madre, la de nom-

    8 Alvarado Tezozmoc, op. cit., p. 33-34.

    22

  • bre Coyolxauhqui, luego primeramente con ella empez, cuando la mat all en T eotlachco, all come el corazn de Coyolxauhqui, Huitzilopochtli.

    Y Coyolxauh era la hermana mayor de los Centzon Huitznahua, y cuando los comi era medianoche, y cuando amaneci, al alba, luego los vieron los padres de ellos, los vasallos de ellos, los mexica-nos, noms todos abiertos del pecho. Coyolxauhqui y los Centzon Huitznahua, all en T eotlachco, ya no hay cosa de su corazn , todo lo comi Huitzilopochtli. Y los mexicanos mucho se espantaron, y ellos, los Centzon Huitznahua, pensaban que all en Coat~pec, all estar el _poblado. ya all ser Mxico. y pues que no lo quiso l, Huitzilopochtli , luego agujer por detrs del agua , destruy lo que obstrua el barranco que all estiba , en que se hallaba el agua , luego sec todo : el ahuehuete, el sauce, la caa, el tule, la flor del atlacuezonalli. Murieron todos quienes vivan en el agua: los peces, la rana, ajolote, mosca de los pantanos , el insecto cabezn , y el camaroncito, los aneneztin; y se desbandaron , se fueron todos los patos, los nades, los cuachiltin, los estorninos , la garza, los acollatlauhque, los tozcacoztique , ya los pjaros todos.

    Y luego parti de all Huitzilopochtli, trajo hacia ac a sus padres, los vasallos de l, los mexicanos ... 9

    De inters es destacar en este relato que Coyolxauhqui, en vez de hermana , aparece como madre de Huitzilopochtli , o por lo menos como "la que haba tomado por mad re" . No deber extraarnos que, precisa-mente en la piedra recientemente descubierta, en la que aparece el cuerpo desmembrado de Coyolxa uhqui, sta tenga, en tre sus atavos y atributos, algunos que se juzgara tambin corresponden a Coatlicue. T al es el caso de su ceidor de serpientes, sus pechos , al parecer flcci-dos, y el crneo que lleva en su espalda.

    Por vez primera, muri entonces Coyolxauhqui, decapitada en el tlachco o juego de pelota. Y los Cuatrocientos Surianos igualmente fe-necieron. Huitzilopochtli les arranc sus corazones y, comindoselos, hizo suya la energa vital de sus adversarios. Coatpec, despus de la furiosa destruccin perpetrada all por Huitzilopochtli , quedo abando-.nado. Los mexicas , como dice el cronista T ezozmoc, se pusieron de nuevo en camino.

    ' Alv.a radc)- Tezozomoc, op . c it :,- p: :f~~~: 23

  • Simbolismo astral de un viejo mito mesoamericano

    La circunstancia de que ocurriera precisamente en un teotlachco,lugar del genuino juego de pelota, este primer enfrentamiento de Huit-zilopochtli con Coyolxauhqul y los Centzon Huitznahua, se presta des-de luego a una interpretacin de sentido astral. Con abundancia detestimonios y argumentos Walter Krickeberg muestra en un interesanteestudio las que a su juicio son significaciones implcitas en el simbo-lismo religioso del juego de pelota mesoamericano.lO Aduciendo repre-sentaciones de dicho juego, incluidas en cdices como el Borgia (p. 35,40 Y42), el Vindobonense (p. 7,22) yel Nuttal (p. 15,74,80), des-taca su carcter de smbolo del cielo, bien sea del que se mira haciael oriente o al poniente o sobre todo de aquel que se percibe en suaspecto nocturno. Si el teotlachtli es una imagen del cielo, quienes alljuegan representan a los distintos cuerpos celestes. Por eso en los cdicescan frecuencia se ven, en asociacin con un juego de pelota, deidadesque sabemos estn vinculadas con un astro determinado. Entre otrosdioses encontramos as a los que se relacionan con el sol, la luna, laestrella de la maana y de la tarde y las cuatrocientas estrellas, es decirlos astros innumerables. Otras veces slo se miran en el juego de pelotasignos calendricos, como el de Nahui Ollin, 4-Movimiento, o Ce Acatl,l-Caa que, debidamente interpretados, dejan ver su sentido como nom-bre que son de un dios.

    V Ahora bien, que los dioses jueguen a la pelota en el gran campodel cielo significa que en el universo hay antagonismos y luchas entrelas distintas fuerzas que san atributo de los dioses. Un rico conjuntode mitos se halla vinculado estrechamente a tal concepcin. En unrelato puede ser la deidad asociada con la estrella vespertina, Xlotl,la que resulta vencida. Tal parece ser el sentido de la representacinque podemos ver en la pgina 42 del Cdice Borgia. En otro lugar par-ticipan en la contienda, en el juego de pelota, dos Tezcatlipocas, el negroy el rojo, en tanto que se indica que el sol est a punto de nacer. Untal enfrentamiento se halla quizs en relacin con el tema de los solescosmognicos que han de ser presididos por una deidad en particular.Para el final de estos ejemplos he dejado de intento el que aqu msinteresa. Me refiero a las representaciones en otros juegos de pelota,imgenes del cielo, en los que el combate csmico es precisamente eldel sol en contra de la luna y las innumerables estrellas.-4-

    10 ~rickeberg, Walter, "El juego de pelota mesoamericano y su simbolismo religioso", Tra-ducciones Mesoamericanistas, Mxico, Sociedad Mexicana de Antropologa 1966, t. 1, p.191-313.

    24

  • Tal especie de representaciones se halla en cdices, tanto en algu-nos de la regin central como en otros de Oaxaca. De los primeros, citar algunas muestras que se incluyen en el Cdice Borgia (p. 3 5 y 40) y de los de Oaxaca, en el Nuttal (p. 4, 15, 74 ) y en el Vindobo-nense ( p. 20, 22 ) . Otro ejemplo lo ofrece el famoso pectoral encon-trado en la Tumba 7 de Monte Albn, cuya pieza superior ostenta la forma de un juego de pelota.

    De los ejemplos citados me fijar aqu en uno que ha sido ya objeto de comentario por parte de Krickeberg en el trabajo suyo que he men-cionado. Se trata del incluido en la mitad derecha de la pgina 22 del Cdice Vindobonense. En ella aparece el smbolo del juego de pelota en su extremo inferior derecho. En la parte media, extremo iz-quierdo, est la imagen de una diosa decapitada. En el centro hay un conejo que representa al bebedor de pulque. A su derecha y arriba se miran tres magueyes. Kriekeberg atinadamente interpreta as Ja escena: el pulque, los magueyes y el conejo son apuntamiento a los Centzon Totochtin , los Cuatrocientos Conejos, dicho en una palabra los cuatro-cientos que, como los Huitznahua, representan aqu a las estrellas. La diosa decapitada , ahora con atributos de Xochiqutzal, es la joven deidad lunar a la que el sol le ha cortado la cabeza. Como una especie de signo indicador del locativo, aparece segn hemos dicho, el tlachco. El enfrentamiento ha ocurrido en el teotlachco, juego de pelota, sm-bolo del cielo.

    Tomando todo esto en cuenta, resulta fundado suponer que el relato de Tezozmoc acerca del enfrentamiento de Huitzilopochtli con Coyolxauhqui y los Centzon Huitznahua, en el juego de pelota de Coatpec, tiene tambin un sentido astral. All aparece el Sol-Huitzilo-pochtli que se impone sobre los seres nocturnos y hostiles , la luna-Coyol-xauhqui y las estrellas-Centzon Huitznahua. Tal interpretacin del relato mtico es evidentemente vlida. Sin embargo pienso que, en el caso de este relato mexica, es posible ahondar un poco ms hasta encontrar un segundo plano de significacin.

    Conviene insistir antes que nada en un hecho tocante al simbo-lismo del juego de pelota como campo celeste en el que ocurren Jos enfrentamientos de dioses, identificados o por lo menos relacionados con un determin ado astro. El hecho es que estamos ante una forma de pen-samiento que fue comn a pueblos distintos entre s, como los nahuas, mixtecos, mayas y otros de Mesoamrica. Concebir y representar al cielo como lugar de la contienda del juego de pelota parece ser, ade-ms, elemento caracterstico, desde tiempos antiguos. en la visin del mundo de los mesoamericanos. Consecuencia, que cabe derivar de lo

    25

  • 26

    anterior, es la de que los mexicas no fueron los forjadores originalesdel mito, que habla de antagonismos astrales en un juego de pelota.Habr que admitir, por consiguiente, en esta materia, una amplia

  • aunque guardan relacin con la anterior versin del mito, se presentan como distintas . Podra decirse que este otro texto parece ser indicio de una ulterior afinacin, en el pensamiento mexica, de lo que realmente quiso expresar acerca de su dios H uitzilopochtli y el destino de quie-nes se consideraban su pueblo escogido. El texto se encuentra en el C-dice Matritense y se debe al testimonio de los informantes de Sahagn. Por vez primera se habla en l acerca de Coatlicue, la diosa madre de H uitzilopochtli . Portentoso es todo lo que, segn este relato, ocurri entonces. La accin se desarrolla en un tiempo y espacio primigenios. Coatpec, en vez de ser meramente el lugar donde por un lapso estuvie-ron asentados los mexicas, es mbito mtico en el que se realiza el por-tento del nacimiento de Huitzilopochtli . El tern a central es ste, as como el consiguiente enfrentamiento con Coyolxauhqui y los cuatrocien-tos guerreros surianos.

    Por cierto que la Historia de los mexicanos por sus pinturas ofre-ce una forma de explicacin acerca del origen de Coatlicue. Era ella una de las cinco mujeres que haba creado Tezcatlipoca all en tiem-'Dos remotos cuando dio l vida asimismo a cuatrocientos hombres. El destino de unas y otros iba a estar esencialmente ligado a la existencia del sol. Este haba causado la muerte de esos cuatrocientos hombres, hechura de Tezcatlipoca, que reaparecen luego en varios de los textos, que estamos citando con el nombre de Centzon Huitznahua, enemigos permanentes de Huitzilopochtli. Y aunque las mujeres, segn el testi-monio de la misma Historia de los mexicanos por sus pinturas, tambin haban perecido, luego volvieron a la vida. Una de ellas era precisa-mente Coatlicue.11 De este modo si seguimos el hilo de los mitos y creencias que se recogen en la citada Historia de los rnexicanos .. . todas las personae dramatis que van a actuar en relacin con el nacimiento de H uitzilopochtlL se presentan como seres de vieja esrp.e. en e] pen-samiento religioso, vinculados con una remota creacin debida a Tez-catlipoca.

    Coatlicue -atendiendo ya ahora al texto en nhuatl del Cdice Matritense- moraba en Coatpec, en la Montaa de la Serpiente, por el rumbo de Tula. All haca penitencia, tena a su cargo el barrer, viva una vida de recogimiento. Y all tuvo lugar un primer portento. Veamos lo que nos dice el texto:

    11 Vase: " Historia de los mexicanos por sus pinturas", Nueva Coleccin de Documentos para la Historia de M xico, edicin de Joaqun Garca lcazbalceta, Mxico, Salvador Ch-vez Hayhoe, s. f., p. 215.

    28

  • En Coatpec, por el rumho de Tula,haba estado viviendo,all habitaba una mujerde llOmbre Coal licue ...

    Esta Coatlicue all haca penitencia,barra, tena a su cargo el harrer,.as haca penitencia,el Coalpec, la Montaa de la Serpiente.

    y una vez,cuando barra Coatlicue,sobre ella baj un plumaje,como una bola de plumas finas.

    En seguida lo recogi Coatlicue,lo coloc en su seno.

    Cuando termin de barrer,busc la pluma, que haba colocado en su seno,pero nada vio all.En ese momento Coatlicue qued encinta ... 1~

    Ahora bien, introduciendo nueva forma de parentesco, el mismotexto nos dice que Coatlicue "era madre de los Cuatrocientos Surianosy de una hermana de stos de nombre Coyolxauhqui". De este modo senos muestran ya en relacin todos cuantos van a participar en el dra-ma. Los primeros en actuar san precisamente los Cuatrocientos Suria-nos y Coyolxauhqui. Todos ellos se dicen profundamente disgustadosal enterarse de que su madre Coatlicue se halla encinta. Coyolxauhquies quien incita a todos a tomar una determinacin: "Hermanos -di-ce, dirigindose a los Huitznahua-, ella nos ha deshonrado, hemosde matar a nuestra madre, la perversa, que se eneuentra ya encinta".

    Dado que en un apndice doy la versin completa de este texto,me limito a hacer aqu un resumen de su contenido. Coatlieue, al en-terarse de lo que intentan sus hijos, mucho se entristece. Desde suseno, sin embargo, el portentoso Huitzilopochtli la conforta. Coyol-xauhqui y los Cuatrocientos Surianos se disponen ya a acometer a sumadre.

    Sin embargo, haba uno de entre los Huitznahua que quiso serleal a Huitzilopochtli. Su nombre, bastante simblico, es Cuahuitlcac,

    12 Cdice Matritense del Real Palacio" .fol.. 132 v.-I33 r...'.'

    29

  • que significa "el guila que est de pie". l inform a a Huitzilopochtli de lo que traman sus hermanos.

    El texto, con vivos colores, describe lo 4ue luego ocurri: armados , en apretado escuad rn , gui ados por Coyolxauhqui, los gue rreros Su-ri anos suben por la Montaa de la Serpiente, Coatpcc , para matar a Coatl icue . C uando ya es tn a punto de caer sobre quien va a ser ma-dre de Huitzilopochtli , ocurre el portentoso nac imiento de ste. Huitzi-lopochtli aparece armado; dispon e de la Xiuhcatl , la serpien te de fuego. Con rapidez hace frente a sus enemi gos . Corta la cabeza a Coyo l-xauhqui. Destroza su cuerpo. La cabeza queda aband onada en la lade ra de la Montaa ele la Scrpient~ . Lu ego Huitzilopochtli a ta ca a los C uatro-cientos Surianos. As, con gra n fuerza, lo expresa el texto:

    l-luitzilopochtli los acos, los ahuye1l t, los destruy, los all iquil, los anonad. Slo u11os pocos pudieron escapar, se dirigieron hacia el sur, por eso se lla11lmz surianos ... ' :i

    Huitzilopochtli , por su parte, se adu e el e los ata vos y ele las armas de todos aqullos a los que h aba ciado mue rte . S i gn ifi cat i\ ~ 1 -mcnte nos dice el tex to que tocio lo que antes perteneca a los Ce ntzon Huitznahua , Huitzilopochtli " lo incorpor a su propio trmalli , a su prn-pio destino".

    EJ suceso, ocurrido en el espacio y tiempo primi ge ni os e.le la l\ lon -taa de la Serpiente - segn podremos comprobarlo-, habr a ele temT gra ndes consecuencias y significac in al ex istir ya la TenochLitlan terrestre. El reL1to ele la Historia de los m exicmws por sus pint11rus

    '" Cdice Matrit ense , fo l. 134 v.

    Huit zilopochtli, en lo ms alto del templo mayo r, ata viado para la guerra, y abajo de la pir(.mide, fas serpientes y la anotacin qu e sei'iala que es sta la Monta1ia de la Serpien te, C:ahuatpetl. Otra leyenda en nhuatl dice : xiu hcohuatl anca temoc, "la serpient e de fuego all [descendi": Aunque esta lm ina se incluye en el pasaje rela tit>o al asentamiento d e /O$ inexicas en Coatpec, es tambin visin anticipada de lo que ser ese o tro Coa tp ec, la gran pirmide d e Iuit zilopochtli, en el recint o sagrado d e Ten ochtitlan. Cdice Azca-

    titlan.

    30

  • /'"

    ~~

    ii9'1

    i2t~

  • incluye aqu un comentario que, si bien puede SOllamas ingenuo, valela pena traerlo a cuento:

    [Coatlicue] emprese sin ayuntamiento de varn, y nacide ella Huitzilopochtli otra vez, allende de las otrasveces que haba nacido, porque como era dios, haca ypoda lo que quera ... 14

    Apartndonos ahora del contexto del mito primigenio acerca delnacimiento de Huitzilopochtli, volvemos la mirada a lo que sucedicon los mexicas despus de permanecer algunos aos en el CoatpeclocaJizablc en las cercanas de Tula. Salieron ellos de cse lugar y rea-nudaron su peregrinacin.

    Enfrentamiento en Chapultepec y presagio acerca de Tenochtitlmz

    Por muchos sitios pasaron los mexicas. Entre otros estn Chi-mlcoc, Xcoc, Tlemaco, Atitlalaqua, Tequixquiac, Apazco, Zumpan-go, Ecatpec, Nepopohualco, Tenayuca, Tepeycac. Como no es nuestropropsito fijarnos aqu en lo que fue la ruta de la peregrinacin me-xica, pasamos a hablar de algo, tambin muy significativo, que vinoa suceder cuando, despus de bastante tiempo, llegaron a asentarse enChapultepec. Son varias las fuentes indgenas las que tratan acercade una nueva intervencin que ocurri all, debida a la clebre her-mana de Huitzilopochtli. Esta no es designada ya con el nombre deCoyolxauhqui. Vuelve a emplearse ahora aqul con el que primeramen-te fue mencionada, MalinalxchitI. Se repite que era mujer malvada yhechicera, la misma que haba quedado abandonada mucho tiempo atrsen Michoacn.

    Ahora es un hijo suyo, nacido en Malinalco, el tambin hechiceroCpil, quien viene a atacar a los mexicas en Chapultepec. Al decirde los testimonios que pudo reunir el cronista fray Diego Durn, Cpilse dedic a provocar a muchos pueblos comarcanos para que se deshicie-ran de los mexkas. Una vez que Cpil logr se conjuraran contra losseguidores de HlIitzilopochtli los de Azcapotzaleo, Coyoacn, Xochimil-co, ClIlhllacn y Chaleo, crey que iba a lograr su cometido.IG Segnotras fuentes, l mismo se puso en campaa contra los mexicas. El

    14 "Historia de los mexicanos por sus pinturas", op. cit., p. 220-221.

    l' Durn, fray Diego, Historia de las Indias de Nueva Espaia y Islas de Tierra Firme, 2 Y.,Mxico, 1867-1880, t. 1, p. 28-30.

    32

  • hecho es que stos cayeron sobre l y lo hicieron pns\onero. Acto con-tinuo le dieron muerte y le sacaron el corazn. Por disposicin deHuitzilopochtli, el sacerdote Tenochtli fue a sembrar el coraZn deCpil all, en la isla de Tenochtitlan, donde iba a nacer el tunal sobreel que se posara el guila.16

    La nueva victoria alcanzada por el pueblo de Huitzilopochtli fueanticipo ms inmediato en la realizacin del destino de Mxico-Tenoch-titlan. La ciudad, que exista ya en el pensamiento de los dioses, es-taba a punto de iniciar su vida terrestre. As lo anuncia el sacerdoteCuauhtlequetzqui en un texto que transcribe Chimalpahin y que apa-rece como profeca de lo que llegar a ser la ciudad. He aqu lo que sedice que expres Cuauhtlequetzqui, dirigindose a Tenochtli:

    Si ya por largo tiempo [en Chapultepec], aqu, hemos estado, ahorat irs a ver all, entre los tulares, entre los caaverales, donde tfuiste a sembrar el coraZn del hechicero Cpil, como hubo dehacerse la ofrenda, segn me orden nuestro dios Huitzilopochtli.Ali habr germinacin del corazn de Cpil. y t, t irs, t, Te-nochtli, irs a ver all cmo ha germinado el tunal, el tenochtli,del corazn de CpiJ. All, encima de l, se ha erguido el guila,est destrozando, est desgarrando a la serpiente, la devora. Y eltunal, el tellochtli, sers t, t, Tenochtli. Y el guila que t vers,ser yo.

    Esta sed nuestra fama: en tanto que dure el mundo, as dura-r el renombre, la gloria, de Mxico- Tenochtitlan .. 17

    El anuncio del renombre y la gloria que estaban reservadas a Te-nochtitlan no signific que los mexicas hubieran puesto ya trmino alas amenazas que continuaban cirnindose sobre ellos. Recordemosque las maquinaciones de Cpil los afectaron de hecho. Los mexicasfueron derrotados en Chapultepec por los pueblos que se haban conju-rado en su contra. Salieron entonces de all en busca de un refugio.Los de Culhuadn les concedieron se establecieran en Tizapn, lugardonde abundaban las serpientes.

    Culhuacn J antesala de Tenochtitlan

    De nuevo Huitzilopochtli actu, esta vez para consumar ya la en-trada de su pueblo en el islote, en medio de los lagos. Orden el

    16 Va>",: Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Segunda Relacin, fal. 58 v.

    17 Chimalpahin, loe. cit.

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  • dios a sus sacerdotes que fueran a pedir al seor de Culhuacn lesconcediera a una hija suya, para convertirla en su diosa Yaochuatl."La Mujer Guerrera". El seor de Culhuacn accedi a sus splicas.El mandato de Huitzilopochtli iba a tener ulteriores consecuencias.

    El dios dispuso que la doncella culhuacana fuera sacrificada.Una vez muerta, se practic en ella una especie de tlacaxipeh1t(/Ii=tli,desollamiento. Con su piel se visti un sacerdote que precisamente contal atavo iba a representar a Yaochuatl, la l\1ujer Guerrera.1ti Essta nueva evocacin de los enfrentamientos de Huitzilopochtli con suhermana Coyolxauhqui, la nombrada tambin Malinalxchitl, la te-nida como agresora, hechicera, y mujer guerrera? Aunque los textos nodan base suficiente para relacionar con seguridad este episodio con eltema de los enfrentamientos entre Huitzilopochtli y su famosa herma-na, la hiptesis puede al menos ser objeto de consideracin.

    ILa muerte de la joven desat la clera de los de Culhuacn. Losmexicas tuvieron entonces que huir. Su meta fue ya el islote. Allun nuevo portento habra de enraizar para siempre sus antiguas creen-cias. El espacio y tiempo sagrados de la Tenochtitlan terrestre ibana aparecer al fin ante los siervos de Huitzilopochtli, all, en medio delos lagos. Segn el significativo texto de Tezozmoc: /

    Los mexicas atravesaron hacia ac,vinieron con la flecha y el escudo,y a quienes no podan vadear el agua,les puso un puente,una mujer afeitada a la manera antigua.

    No se saba de dnde vino.Cuando los mexicas huyeron,cuando salieron a combatir,sus nios estaban durmiendo en las cunas,otros cuantos gateaban ... 19

    Todo aquello que se haba pronosticado, lo que haba existido enel pensamient divino, la ciudad que, varias veces antes, en aparienciahaba estado a punto de comenzar su existencia, iba ahora a ser rea-lidad. Y en este postrer episodio, inmediatamente anterior al estable-

    18 Vase el relato pormenorizado que ofrece Alvarado Tezozmoc en Crnica Mexicyotl,p. 55-58.

    1. Alvarado Tezozmoc, op. cit., p. 58.

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  • CImIento en la isla predestinada, acta tambin, en forma significativay ahora favorable, una mujer. El texto la describe como ce cihuatlmoxauhticac, "una mujer afeitada a la manera antigua". Su participa-cin consisti en que panohuani quimontequilico, "vino a servirles po-nindoles un pasadero". Si bien el relato aade que amo quimati incampa hualla, "no se sabe de dnde vino", el indicio de su afeite a laantigua, aunado a su empeo en ayudar a los seguidores de Huitzilo-pochtli, mueve a entrever como hiptesis, una presencia de la diosa ma-dre, Coatlicue. Si entonces pensaron o no en ella los mexicas, es im-posible conocerlo. Queda al menos la vaga referencia a algo misteriosoy propicio, en vsperas de que establecerse en el lugar escogido fueraya nuevo hecho portentoso.

    La Tenochtitlan primigenia, celeste, divina, estaba a punto de ini-ciar su existencia terrestre. El arquetipo se plasmara en una rea-lidad, espacio y tiempo sacralizados. Los mexicas iban a vivir ya enmedio de los lagos. Una parte de su destino se cumpla y otra entoncesse iniciaba.

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  • La Tenochtitlan terrestre:Huitzilopochtli en el espacio y

    el tiempo sagrados,en la regin de los lagos

  • De los va rios relatos que se conservan acerca de lo que sucedi dcs pu s de la partida de los mexicas de Culhuacn , citaremos primera-mente lo qu e nos dice el texto en nhuatl que se conoce con el nombre de Manuscrito de 1558:

    C uando los mexicas dieron muerte a la princesa culhuacana, huye-ron, fueron a establecerse entre los tulares. En Acocolco estuvieron seis das. He aq u que entonces los mexicas se acercaron a la tierra , aqu a T enochtitl an, donde slo h aba tulares, dnde slo haba carrizales ... ~0

    Varios cd ices -como el Azcatitlan , el M exicano, el Aubin, el M en-clocino-,as como di st intos tex tos en nhuatl,proclaman aqullo que la trad icin haba conservado, lo que todos crean se haba realizado , lo que, segn se deca, sus ancestros h aban esperado. Acudamos aqu a la versin que nos dej el croni sta Tezozmoc:

    Llegaron en tonces all donde se yergue el nopal. Cerca ele las piedras vieron con alegra c 11w se ergua un guila sobre aquel nopal. All estaba co nenclo algo, lo desgarraba al comer.

    Cuando el guila vio a los mex icas, inclin su cabeza. De lejos estuvieron mirando al guila , su nido de variadas plumas preciosas,

    20 " Manusc rito de 1558", Leyenda de los Soles, Cdice Chimalpopoca, fol. 84.

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  • plumas de pjaro azul,plumas de pjaro rojo,todas plumas preciosas;tambin estaban esparcidas allcabezas de diversos pjaros,garras y huesos de pjaros ... 21

    En trminos del pensamiento religioso de los mexicas ocumo en-tonces la conjuncin de tiempo y espacio que marc el arranque en larealizacin de su ulterior destino de grandeza. Eran ellos los escogidosde Huitzilopochtli, el dios que se haba adueado del tonalli o destinode sus cuatrocientos hermanos, los Centzon Huitznahua. De igualmodo, a la nacin mexica corresponda sujetar a multitud de pueblos,recibir de ellos tributo y enriquecer su propio ser con los que antes eranfuerza y destino ajenos.

    Todo esto que probablemente no resultaba entonces tan claro a losmexicas que, perseguidos y hambrientos, se establecan en el islote,cabe suponer que se deriv, mucho ms tarde, en la conciencia delpueblo escogido de Huitzilopochtli, como fruto de repensar su propiopasado. El pensamiento reencauz profeca y mitos y as vino a influirhondamente, provocando grandes transformaciones en la propia socie-dad mexica y en su mbito de dominacin econmica y poltica. l1ecor-demos lo que, segn el Cdice Matritense, dispusoltzcatl.

    Se guardaba su historia.Pero, entonces fue quemada:cuando rein Itzcatl, en Mxico.Se tom una resolucin,los seores mexicas dijeron:No conviene que toda la genteconozca las pinturas.Los que estn sujetos (el pueblo),se echarn a perdery andar torcida la tierra,porque all se guarda mucha mentira,y muchos en ellas han sido tenidos por dioses.~~

    21 Alvarado Tezozmoc, Crnica Mexicyotl, p. 66.

    22 Cdice Matritense de la Real Academia de la Historia, fo!. 192 v.

    40

  • La visin mexlca de su propIO tiempo y espacio sagrados, tenapor raz tradiciones que entonces "se enderezaron" para que "no andu-yjera torcida la tierra", y se corrigieron muchas mentiras. A la historia,enriquecida y repensada con propsitos nuevos -entre ellos los deengrandecimiento poltic(}--. pertenece mucho de lo que hoy conoce-mos gracias a cdices y otros textos.23 Ello abarca, en distintos grados,difciles de precisar, el conjunto de los mitos y relatos sobre los tiemposprimigenios, desde la salida de Aztlan Chicomztoc hasta la realizacinde la profeca en Tenochtitlan. Asimismo comprende lo que se tiene yacomo ms ajustada narracin histrica en la vida de los mexicas, apartir de su establecimiento en el islote.

    Lo primigenio y portentoso, inherente a esta expreslOn mtica, pe-netr en la conciencia mexica, la motiv hondamente y, como en unespejo, le mostr aqullo que poda esperar si aceptaba su destino. Losmitos se convirtieron as en "un prlogo en el cielo" que da sentido yapoyo al propio ser. El mexica -nos dicen varios testimonios- notena rostro a los ojos de otros pueblos. La realidad comenz a cambiarcuando los seguidores de Huitzilopochtli se sintieron dueos de un des-tino fincado en sus orgenes y predestinacin. La palabra del mito esmotivacin. El pensamiento recrea el propio pasado, segn se quiere {que haya sido, y tie con l su presente. Sociedad, economa, organiza-cin poltica, arte y religin, todo se transforma en funcin de esa ima-gen intencionada y vigorosa del pasado que trae y justifica el destinode grandeza de la nacin mexica en Mesoamrica. En resumen, esatributo de los seguidores de Huitzilopochtli forjarse un pasado a lamedida de lo que pretenden llegar a ser.

    Veamos ya -atendiendo al dicho de los eronistas- cul es la se-cuencia de esta historia, "corregidas las mentiras", segn lo proclama eltexto que citamos del Cdice Matritense. El nacimiento de Tenochtitlanimplicaba en s mismo la apertura de un espacio y tiempo sagrados. All,en ese espacio, deba elevarse el gran templo a Huitzilopocht1i,y all, atravs de ceremonias y sacrificios, al tiempo de las fiestas, tena quereactualizarse la palabra portentosa del mito, prenuncio y entrega de undestino incomparable, superior al de todos los otros pueblos de Anhuac.

    2:1 Quienes crean que todo esto supone en los mexicas -o en quien as los presenta- me-nosprecio por la que era su historia. harn bien en plantearse esta pregunta: es conce-bible que, si se tiene en poco a la historia, surja el afn de destruir lo que se considerafalso y se pretenda recrear otra imagen del pasado'! Los que quisieron suprimir antiguostestimonios tal vez estimaban ms la importancia de la historia que los ingenuos quede ello se admiran y slo saben externar condenaciones.

    41

  • El templo de Huitzilopochtli, corazn del espacio sagrado

    Cumplida la promesa de Huitzilopochtli, es ya obsesionante preocu-pacin corresponderle, emprendiendo la edificacin de su templo, porpobre y pequeo que fuera en un principio. Oigamos lo que sobre estodice Tezozmoc:

    y en seguida fueron a vender y a comprar. Luego regresaron, VInIl>ron hacia ac con piedras y madera, la madera era pequea y delga-da. Y con esta madera, nada gruesa, toda clla, la madera delgada,con ella cimentaron con estacas, a la orilla de una cueva, as echa-ron las races del poblado, el templo de Huitzilopoehtli.

    El adoratorio aqul era pequeito. Cuando se vio la piedra,cuando se vio la madera, en seguida, empezaron, apuntalaron, eladoratorio. ~4

    Por su parte Huitzilopoehtli, para mostrar su complacencia, habla sus sacerdotes. Les hizo saber cmo su destino supona que se ext~n-dieran por los cuatro cuadrantes del mundo, precisamente a partir delcorazn de la futura ciudad, desde all donde se levantaba su templo,espacio sagrado por excelencia:

    Escucha, oh Cuauhtlequetzqui, oh Cuauhcatl,establecos, haced particin,fundad seoros,por los cuatro rumbos del mundo ... ~5

    24 Alvarado Tezozmoc, Crnica Mexicyotl, p. 73-74.

    25 Alvarado Tezozmoc, op. cit., p. 74.

    Representacin esquemtica del gran recinto sagrado de Tenochtitlan. Arriba la pirmideprincipal, con sus dos santuarios. ALiado izquierdo de ella la fecha 5-Cuetzpalin; a-la de-recha, 5-Calfi. A uno y otro lado dos figuras que levantan un bastn con insignias a modode portaestandartes. En lo ms alto, por encima de los santuarios. la imagen de Huitzilo-pochtli con la xiuhcatl en su mano derecha. En el centro, abajo del templo mayor, el deQuetzalcatl, el tzompantli y, ms abajo, el teotlachco, juego de pelota. A ambos ladosdistintas edificaciones: a la izquierda el calmcac y otro templo; a la derecha el temal-catl y un templo; este ltimo probablemente representa, en ese rumbo del gran recinto,

    a varios santuarios menores. Cdice Matritense del Real Palacio, fol. 269 r.

    42

  • A otros corresponde seguir el hilo de Ja historia, fijndose en los procesos en funcin de los cuales se fue transformando la nacin mexica. Existen investigaciones, desde luego perfectibles, en torno a ternas como la etapa de sujecin de los rnexicas a los seores de Azcapotzalco, su enfrentamiento con ellos hasta alcanzar su independencia y dar principio a su grandeza, con sus aliados de Tetzcoco y Tlacopan. Ternas. asimismo, en parte indagados pero dignos de ms penetrante estuclio, son, por ejem-plo, los que abarcan los reinados de cada uno de los huey tlatoque, desde Itzcatl hasta Motecuhzoma Xocoyotzin , o sobre las conquistas y sistemas dP. dominacin, impuestos , tributacin y comercio, modos y rdaciones de produccin, tcnicas alcanzadas, estratificacin social, et-ctera. Por mi parte, segn lo enunci al principio, me limito a lo que tengo por esel)cial complemento de lo hasta aqu visto.

    Hablamos del universo de los mitos en torno a Huitzilopochtli y su familia divina, siempre cu relacin con una Tenochtitlan profetizada y a la vez ya con un a cierta existencia primigenia en el pensamiento divi-no. Interesa ahora ver de qu modo los mexicas quisieron tener siempre presente su destino. Cmo el universo de sus mitos -con la figura clave de Huitzilopochtli- se convierte en realidad tangible, plantada en tiempo y espacio, en el corazn de la ciudad, all donde est su cen-tro de expansin hacia los cuatro rumbos del mundo?

    Aunque en cierto modo toda Tenochtitlan nace y existe en tiempo y espacio sagrados, ello es sobre manera cierto en lo que toca al recinto del templo mayor. Al fijarnos en ste no vamos a hacerlo repitiendo los diversos testimonios que mencionan cuntas veces, cundo y cmo se reedific, siempre con mayor suntuosidad. Tampoco habr que aducir aqu lo que consta por la arqueologa o por inferencias derivadas de al-gunas fue.ntes. Importa valorar en qu sentido, precisamente en ese tem-plo, vino a plasmarse el universo del mito primordial acerca de Huitzi-lopochtli, raz y prenuncio del destino de los mexicas.

    Varias representaciones en cdices corno el Borbnico, el Azcati-tlan, el Vaticano A y el Matritense del Real Palacio, muestran, de mane-ra estilizada, algunas de las edificaciones principales, incluidas en ese gran rento del templo mayor. Recordemos tan slo las extraordinarias dimensiones del mismo -ms de "doscientas brazas por lado' ', al decir de los informantes de Sahagn, es decir cerca de 400 m.-, en suma, aproximadamente diecisis hectreas, limitadas en sus cuatro costados por muros almenados con efigies de serpientes, coateopantli. En los tex-tos en nhuatl, recogidos por Sahagn, se dice que haba all en conjunto 78 edificaciones, entre santuarios propiamente dichos, escuelas, sitios 44

  • para el baile, la penitencia, los baos rituales, lugares para varios cuauh-xicalli , el gran tzompantli y otros menores, el temalcatl (rueda de pie-dra para el enfrentamiento con el cautivo), el tlacochcalco, "casa de los dardos", otras construcciones para los que desempeaban determinados cargos, pequeas casas nombradas caltontli de los calpulli, as como dos juegos de pelota , el teotlachco, delante de la pirmide de Huitzilopochtli y Tlloc, y el Tezcatlachco, "lugar del juego de pelota del espejo".

    Cuatro entradas -hacia cada uno de los rumbos del mund~ cons-tituan el acceso al gran recinto de los templos. De hecho esas puertas eran el arranque de los ejes viales, las calzadas, comunicacin de Tenoch-titlan con la tierra firme: al norte hacia el Tepeycac, al poniente a Tlacopan y al sur a lztapalapa. Respecto del oriente, la entrada miraba en direccin del embarcadero, frente al rumbo de Tetzcoco. De ese modo el gran recinto era punto central de convergencia en la ciudad y a la vez de proyeccin de lo sagrado hacia todos los cuadrantes de la tierra.

    En el templo, que se menciona siempre como consagrado a Huitzilo-pochtli, en lo ms alto de la pirmide, haba dos habitaciones o santua-rios. Se renda en ellas culto a Huitzilopochtli y Tlloc. La existencia de tal dualidad se nos presenta muy en consonancia con el pensamiento religioso de los nahuas que conceban a sus dioses, incluyendo sobre todo a su deidad suprema, dualsticamente. Sin embargo, hay que reco-nocer que, por muy grande que fuera el culto que se renda all a Tlloc, tal cosa no disminuy en la conciencia de los mexicas la persuasin de que, fundamentalmente, era ese el templo de adorncin a Huitzilopochtli. Cuantas veces se habla de l en los textos, se le menciona como "el tem-plo de Hui tzilopoch tli".

    Coatpetl, lugar de portentos, en Tenochtitlarz

    Citar un testimonio del Tezozmoc en su Crnica Mexicana, elo-cuente en el contexto de que tratamos. Se refiere ste a lo que expres Motecuhzoma Xocoyotzin, a propsito del que llama "templo nuevo" en honor de su dios. Su intencin era que las gentes sometidas a Tenoch-titlan trajeran cautivos para que fueran all sacrificados. He aqu sus palabras, en las que sobresalen dos trminos con los que Motecuhzoma designa al templo de Huitzilopochtli:

    Quiero que sepis, hermanos y principales mos ... Con la gente que trajeron de presa de los pueblos, celebraremos el templo nuevo que se ha acabado de

    45

  • labrar, que es el Coatpetl y Coateoca1li,templo de dios, nuevo ... 26

    Coateocalli significa "casa de una comunidad de dioses", o segn lotradujo Diego Durn, "casa de diversos dioses". Expresamente nos diceste cul era el sentido de tal templo:

    Parecile al Rey Montezuma que faltaua un templo que fuese con-memoracin de todos los ydolos que en esta tierra adorauan, y mo-vido con celo de religin mand que se edificase, el qual se edificcontenido en el de Vitzilopuchtli, en el lugar que son agora las casasde Acevedo: llmanle Coateocalli, que quiere decir Casa de diversosdioses, a causa que toda la diversidad de dioses que aua en todoslos pueblos y prouincias, los tenan all allegados dentro de una sala,y era tanto el nmero dellos y de tantas maneras y visajes y hechu-ras, como los habrn considerado los que por esas calles y casas losven caydos ... 27

    El Coateocalli, casa de diversos dioses, guardaba estrecha relacincon Huitzilopochtli, el gran dios que enriqueca su destino, sometiendoa tantas otras deidades. Ahora bien, el otro vocablo empleado es Coat-petl. Este era precisamente el nombre, Montaa de la Serpiente, dellugar donde -segn vimos-- haca penitencia Coatlicue, donde ellaqued encinta, naci Huitzilopochtli, fue atacado por Coyolxauhqui ylos Centzon Huitznahua. All ellos quedaron luego vencidos por Huit-zilopochtli que se apropi de sus destinos como prenuncio _de las victo-riasque haba de alcanzar su pueblo. Al designar Motecuhzoma Ilhui-camina con los nombres de Coatpetl y Coateocalli al templo nuevo queprecisamente se ergua en ese espacio sagrado evoc el mito del tiempoprimigenio cuando se realiz el portento del nacimiento de Huitzilopoch-tli. y su evocacin y concepto habran de perdurar. Una sola muestrade ello aducir, tomndola del Cdice Florentino (folio 108 r.). Habladicho texto acerca de quienes, en la fiesta de Panquetzaliztli, suban alo ms alto del templo de Huitzilopochtli, niman ye ic tleco yn icpac

    Alvarado Tezozmoc, Crnica Mexicana, p. 455.

    sr Durn, op. cit., t. 1, p. 456.

    Una representacin del templo mayor segn el Manuscrito de Tovar, [al. 122, lmina 20.

    46

  • Coatepetl, in umpa ca Buitzilopochtli: "luego suben a lo alto del Coa tepetl, all est Huitzilopochtli". Otros testimonios afortunadamente han llegado hasta nosotros que confirman e ilustran todava ms el sen_tido que tuvieron las palabras de Motecuhzoma Ilhuicamina.

    Coyolxauhqui, los Huitznahua y Coatlicue en el templo de Huitzilopochtli

    Nos situamos ahora en un momento cercano a la consagracin que del mismo templo, ampliado y -renovado, iba a hacer Ahutzotl. Sobre lo que entonces dijo el Cihuacatl, consejero del supremo gobernante o huey tlatoani, tenemos los testimonios de Tezozmoc y Diego Durn , derivados ambos probablemente de la llamada "Crnica X". Transcribo lo que consigna Tezozmoc:

    Llam Cihuacatl a todos los mayordomos, y preguntles si ha-ba entre todos los tributos abundancia de ropas para los seores co-marcanos y los mexicanos. Dijeron que estaban represados tributos de dos aos. Di jo Cihuacatl: pues todo cumplimiento hay en eso. Hizo llamar luego a los embaj,adores para que fuesen a Acolhuacan y Tlalhuacpan, Tacuba y los dems pueblos comarcanos para que viniesen indios, y subiesen los dioses, signos y planetas al templo alto, que llaman Tzitzimime, y asentronlos alrededor del dios Huit-zilopochtli y le pusieron al dicho Huitzilopochtli en la frente un espejo relumbrante; tam'bin aadieron una diosa ms, a imitacin de la hermana de Huitzilopochtli, que se llamaba Coyolxauh, po-bladora de los de Mechoacn, como al principio dijimos de esta relacin: asimismo los antiguos deudos y abuelos que vinieron pri-mero de las partes de Aztln Chicomztoc, Mexitin, Chaneque, la antigua casa de donde descienden ... y de los otros llamados Tzo-huitznahua [Centzon Huitznahua], los cuales estaban en piedras, figurados con rodelas, alrededor del cerro del templo.28

    Gracias a este texto vemos que, as como en lo ms alto del templo, en uno de los dos santuarios, estaba la efigie de Huitzilopochtli, tam-bin se coloc, ms abajo, una imagen de Coyolxauhqui, la diosa venci-da, decapitada y desmembrada. Y al igual que ha hablado el cronista acerca de los Tzitzimime o seres nocturnos tenidos como malficos, men-ciona otras efigies "de los antiguos deudos y abuelos que vinieron prime-ro de las partes de Aztlan Chicomztoc". Acto continuo nombra a los Centzon Huitznahua, los Cuatrocientos Surianos, de los que comenta

    28 Alvarado Tezozmoc, Cr6nica Mexicar1a, p. 300.

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  • que "estaban en piedras, figurados con rodelas, alrededor del cerro deltemplo". Concibiendo precisamente al templo de Huitzilopochtli comoun cerro, o como lo haba dicho Motecuhzoma Ilhuicamina, como Coa~tpetl, Montaa de la Serpiente, lgico era que no slo estuviera allH uitzilopochtli ,sino que tambin se representaran las imgenes de aqu-llos que en el momento de su nacimiento se hallaron tambin en Coa-tpetl, aun cuando fuera como enemigos suyos, Coyolxauhqui y los H uitz-nahua.

    Una n0table ausencia encontramos, sin embargo, en lo expresadopor el Cihuacatl. Nada hay en sus palabras en relacin con Coatlicue.Se hallaba sta tambin en algn lugar prominente del templo de Huit-zilopochtli? Por fortuna la respuesta la tenemos, proporcionada por unode los soldados cronistas, Andrs de Tapia, que contempl el templo alentrar a la ciudad y nos dej una descripcin del mismo:

    El patio de los dolos era tan grande que bastaba para casas de cua-trocientos vecinos espaoles. En medio dl haba una torre que te-na ciento y trece gradas de a ms de palmo cada una, e esto eramacizo, e encima dos casas de ms altor que pica y media, e aquestaba el dolo principal de toda la tierra.

    De fuera de este hueco [del santuario de Huitzilopochtli] esta-ban dos dolos sobre dos basas de piedra grande, de altor las basasde una vara de medir, e sobre estas dos dolos de altor de casi tresvaras de medir, cada uno; seran de gordor de un buey, cada uno;eran de piedra de grano bruida, e sobre la piedra cubiertos de n-car, que es conchas en que las perlas se cran, e sobre este ncarpegado con betn, a manera de engrudo, muchas joyas de oro, ehombres e culebras e aves e historias hechas de turquesas pequease grandes, e de esmeraldas, e de amatistas, por manera que todo elncar estaba cubierto, excepto en algunas partes donde lo dejabanpara que hiciese labor con las piedras. Tenan estos dolos unas cu-lebras gordas de oro ceidas, e por collares cada diez o doce corazo-nes de hombres, hechos de oro, e por rostro una mscara de oro,e ojos de espejo, e tena otro rostro en el colodrillo, como cabeza dehombre sin carne.29

    Particularmente lo dicho acerca del tamao colosal de estas escul-turas, la mencin de las culebras ceidas, los collares de corazones hu-

    2. "Relacin de Andrs de Tapia", Crnicas de la Conquista, Introduccin, seleccin y notasde Agustn Xez, Mxico, Biblioteca del Estudiante Universitario, 1950, p. 69-70.

    49

  • manos y el crneo en el colodrillo, no dejan lugar a duda de que, porlo menos una de estas esculturas, era precisamente la que conocemoscomo principal efigie de Coatlicue. A un estudio de Jorge Gurda La7croix debemos un ms detenido esclarecimiento de lo que expres An-drs de Tapia en relacin con estas estatuas.30 Con suficiente claridadmuestra Gurda Lacroix que dichas deidades, situadas junto al santuariode Huitzilopochtli, eran la ya mencionada Coatlicue y la que muchoms tarde se descubri, en lugar cercano a donde se levanta el templode Huitzilopochtli, otra representacin afn a la de Coatlicue, conocidacon el nombre de Yollotlicue, "la de la falda de corazones", que se con-serva tambin en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropologa.

    Coatpetl, "Montaa de la Serpiente", plstica representacin, en unespacio sagrado, del mito del nacimiento de Huitzilopochtli era, sin duda,el templo principal a l erigido en el corazn de la metrpoli mexica.En lo ms alto est el dios que ha nacido y se apresta a la lucha, si sequiere el sol que habr de imponerse sobre la luna y todas las estrellas.Tambin es el dios que va' a apropiarse de los tonalli, destinos, de todosaqullos con los que va a combatir. A uno y otro lado de Huitzilopochtli,la representacin de la diosa madre: Coatlicue-Yollotlicue. Ms abajo,igual que haba quedado en la ladera de la Montaa de la Serpiente, laimagen de Coyolxauhqui, decapitada, desmembrada. La pieza recien-temente encontrada corresponde plenamente al testimonio que nos con-servan Tezozmoc y Durn. Quizs ms tarde se esculpi la otra Co-yolxauhqui, la encontrada hace ya mucho tiempo, conservada ahoraen el Museo Nacional de Antropologa. Las efigies de los Centzon Huitz-nahua, "en piedras, figurados con rodelas, alrededor del cerro del tem-plo", es decir de los Cuatrocientos Surianos a los que varias veces hizodar vueltas, persiguindolos, Huitzilopochtli, no han sido descubiertaspor los arquelogos. No hay razn, sin embargo, para poner en duda loexpresado por los cronistas. Recogen ellos las palabras del Cihuacatl. Esposible que dichas piedras o hayan sido destruidas despus de la con-quista o aparezcan, por lo menos alguna de ellas, si se prosiguen las ex-cavaciones. Falta algo, en cambio, que no consignan estos textos. Nosreferimos a las Xiuhcatl, serpientes de fuego, arma de que se valiHuitzilopochtli para vencer a sus enemigos. Conocemos su existenciaporque precisamente, desde hace aos, fueron descubiertas en lugar muycercano al del templo de Huitzilopochtli. Se encuentran asimismo en elMuseo de Antropologa.

    30 Gurra Lacroix, Jorge, "Andrs de Tapia y la Coatlicue", Estudios de Cultura Nhuatl,.Instituto. de Investigaciones Histricas, Mxico, 1978, v. XIll, p. 23-34.

  • Coyolxauhqui (la recientemente descubierta)

  • Coatlicue

  • r

    Yolotlicue. Museo Nacional de Antropologa. Sala Mexica. Vista de costado.

  • Coyolxauhqui (la cabeza que se conserva en el Museo N acional de A n tropolog1a)

  • Una xiuhcatl en piedra

    Una de las serpientes del templo mayor

  • Coatpetl, "Montaa de Serpiente", "cerro del templo", corazn deTenochtitlan, evocacin plstica del mito primordial, esto y seguramentemucho ms era el llamado templo de Huitzilopochtli. Constitua, enuna palabra, el mbito por excelencia, meollo mismo de un espacio sa-grado.

    El teotlachco al pie del templo de Huitzilopochtli

    A otra edificacin en particular hay que hacer aqu referencia. Pordiversos testimonios, entre ellos la representacin que ofrece el CdiceMatritense del Real Palacio, en el folio 269 recto, se sabe que frentea la gran pirmide, ms hacia el poniente, dejiando en medio un amplioespacio abierto, se levantaba el templo de Ehcatl-Quetzalcatl con susantuario cilndrico. Por el sitio que ocupaba dentro del gran recinto sa-grado, dicho templo, aunque mucho ms pequeo que el de Huitzilo-pochtli y Tlloc, mostraba la importancia que mantena el culto en honordel dios smbolo de la sabidura y a la vez de la suprema dualidad. Quet-zalcatl, adems de significar "Serpiente preciosa o de plumaje dequetzal", connota la idea de "cuate, mellizo o doble precioso"'. Al CdiceFlorentino, en uno de los huehuetlatolli, "antigua palabra", debemos untexto que precisamente corrobora la identificacin de Quetzalcatl conOmetecuhtli-Omechuatl "Seor-Seora de la dualidad". Dice el texto:

    Fue por merecimiento del seor, prncipe nuestro, Quetzalcatl, elque inventa a los hombres, el que los hace; as lo dispuso el Seor,la Seora de la dualidad. (Cdice Florentino, folio 120 r.)

    A travs de Quetzalcatl, con atributos de "inventor y hacedor delos hombres", deidad vinculada con Ehcatl, el viento, qued as a lavez implantada en el espacio sagrado la presencia del dios invisible, Y0-hualli, Ehcatl, "noche, viento", el supremo dios dual, Ometeotl.

    Ahora bien, en funcin del mismo eje central, ms hacia el po-niente, se hallaba el principal juego de pelota, el teotlachco, "divinoo autntico lugar del juego de pelota". Significativa era la localiza-cin del mismo, justo como primera edificacin, una vez traspuesta lapuerta del poniente en el gran recinto sagrado y asimismo mbito queanteceda al templo de Quetzalcatl y a la principal pirmide, el Coa-tpec de Huitzilopochtli. Algunos de los ritos y sacrificios que se ce-lebraban en este teotlachco, sobre todo los correspondientes a la dcima-quinta veintena del ao solar, durante la fiesta de Panquetzaliztli, po-nen de manifiesto que dicho lugar del juego de pelota, implicaba un com-plemento de enorme inters, en el simbolismo del Coatpec, la "Monta-56

    ., . ... "

  • La piedra recientemente descubierta en el Templo Mayor, en la que aparecen dos cabezas de Tiloc superpuestas con el cuerpo a manera de deidad descendente.

  • a de la Serpiente". Los informantes de Sahagn -en el ya citadoCdice Matritense del Real Palacio- refieren, como vamos a verlo alocuparnos en seguida de la fiesta de Panquetzaliztli, que en el teo/fachco .se sacrificaba a los Centzon Huitznahua.

    Traigamos a la memoria la que hemos presentado como primera ver-sin del mito del triunfo de Huitzilopochtli en Coatpec. Segn lo vi-mos, estando all los mexkas, Coyolxauhqui y los Huitznahua quisieronmalaconsejarlos, hacindoles contrariar los designibs de su dios. Fue en-tonces cuando, antes de que amaneciera, baj Huitzilopochtli y, en unmtico teotfachco que all exista, dio muerte a, sus adversarios. Ese en-frentamiento, de sentido astral en sus orgenes, enriquecido luego conla nueva significacin que le adjudicaron los mexicas, es el que se evocaen el espacio sagrado del templo. De ese modo las dos maneras de por-tento que tuvieron lugar en Coatpec, se acercan plsticamente en elgran santuario de Tenochtitlan.

    Fiesta de Panquetzaliztli en el tiempo sagrado de Tenochtitlan

    Ahora bien -tratndose de categoras tan estrechamente relaciona-das-, as~ como los mitos se tornan presentes en un espacio sagrado,tambin se reactualizan en lapsos determinados que constituyen un tiem-po por igual sagrado. La reactualizacin es entonces teatro viviente, fies-ta y ceremonia en la que todos participan. Varios testimonios nos dejanver esto. Me fijar aqu en uno, de grande inters y al que acabo dealudir, incluido en el Cdice Matritense que recoge lo dicho en nhuatlpor los informantes de Sahagn. Se trata de la relacin acerca de lasceremonias y ritos que tenan lugar en la citada fiesta de PanquetzaJiztli,dentro del calendario solar de los mexicas.3\ El significado de la palabra

    31 La versin. ms antigua de los textos en nbuatl acerca de las fiestas se conserva en elCdice Matritense del Real Palacio (volumen VII en la edicin de Francisco del Paso yTroncoso). Lo referente a la Panquetzaliztli se halla en los folios 110 r.-J 15 r.

    Puede consultarse asimismo la transcripcin incluida en el Cdice Florentino. Ver:

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    Fiesta de Panquetzaliz tU, "accin de levan tar banderas" segn el Cdice Matritense delReal Palacio, fol. 252 v. Arriba aparece Huitzilopochtli con la xiuhcatl y un escudo;sobre el templo de la izquierda, una bandera. Otras llevan en las manos varios guerreros.Cuatro sacrificadores sostienen a la vtctima ofrecida al dios. Otro sacerdote aparece juntoal templo de la izquierda. En la penltima fila inferior, a 'la derecha, dos cautivos pin tadosde blanco con tiza; en el centro y a la izquierda, dos sacerdotes: uno con su bolsa ritual yel otro con un haz de lea, del cual salen vtrgulas de fuego. Abajo tres danzantes. Movi-miento implica la escenificacin de esta fiesta en la que Paynal, la. imagen de Huitzilo-

    pochtli, hada de prisa largo recorrido.

  • Panquetza1izt1i es '.'se alzan banderas". El tiempo sagrado de esta fiesta estaba dedicado, ms que el de ninguna otra, a Huitzilopochtli. Por cierto que en el texto nhuatl de la que se conoce como "Relacin breve . de las fiestas", en los Primeros Memoriales, reunidos por Sahagn , la descripcin de la Panquetzaliztli se inicia con las siguientes palabras : icuac tlacatia in Huitzilopochtli, "era cuando naca H uitzilopochtli" .32 Como vamos a verlo, entonces efectivamente se reactualizaba el meollo de] portento que haba ocurrido en Coatpec, la Montaa de la Serpiente.

    Volviendo ahora al texto ms amplio, de los dos incluidos en el Matritense , encontramos informacin sobre el comienzo de la fiesta con la danza y el canto en honor del dios. El texto da el nombre del himno que entonces insistentemente se entonaba. Dicho canto se conoca con el nombre de Tlaxotecyotl, voz derivada de tlaxotla, "arder algo, arder la tierra''. Segn esto, el sentido de Tlaxotecyotl parece ser el de "el conjunto de atributos de aqul que da calor a la tierra". Cabe aadir aqu -segn lo notaron ya Eduard Seler y Angel Mara Garibay- que el primero de los himnos sagrados que se incluyen tambin en el Cdice Matritense parece ser precisamente el Tlaxotecyotl , o sea el canto que se entonaba en la fiesta de Panquetzaliztli. Como veremos, en este canto hay expresiones que iluminan el sentido del tiempo sagrado en que se reactualiza el mito primordial . de Huitzilopochtli.

    La relacin acerca de la fiesta habla luego de los preparativos para la misma, cmo se dispona a los esclavos que iban a ser sacrificados, cules eran los varios alimentos que se consuman en esa veintena de das.

    Cuando al fin llegaba el da principal de la fiesta, muy de maana , estando an medio a oscuras, un sacerdote que traa consigo una ima-gen, la llamada de Paynal, descenda con rpidez desde lo ms alto del templo de Huitzilopochtli. El nombre de Paynal se deriva del verbo payna que significa "correr de prisa''. Paynani es "el corredor", el que transmite de prisa un mensaje. Paynal vale tanto como "el que es llevado de prisa". Con tal vocablo se indicaba que precisamente, en su calidad de sustituto de Huitzilopochtli, su efigie iba a ser llevada de prisa por

    Florentine Codex, General History o/ the Things o/ New Spain, Book 2, The Ceremonies, Edited and translated by Arthur J. O. Anderson and Charles E. Dibble, Santa Fe, N . Mxico, The School of American Research and the University of Utah, 1951 , p. 130-139.

    32 "Primeros Memoriales", Cdice Matritense del Real Palacio, fol. 252 v.

    Mencionar asimismo el texto, tambin de grande inters, que acerca de la Panquet-zaliztli, debemos a Diego Durn, op. cit., t. 11, p. 298-300.

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  • distintos lugares, bastante apartados entre s, primero hacia el poniente,luego al sur, al oriente y al norte, en la regin de los lagos.

    Descendida la imagen, estando ya los sacerdotes en el patio sagrado,lo primero que se haca era colocar a Paynal en el teotlachco, lugar deljuego de pelota. All sacrificaban cuatro vctimas. Sus corazones eranluego ofrecidos a Paynal. Recordemos aqu un fragmento del texto alque antes hemos vuelto a aludir, en el que se habla de lo que hizo Huit-zilopochtli en Coatpec, cuando Coyolxauhqui y los Centzon Huitzna-hua trataron de persuadir a los mexicas de que era ya en ese lugar dondedeban fundar su ciudad. El texto de Tezozmoc nos dice que "en elpropio lugar de Teotlachco ... tom Huitzilopochtli a la Coyolxauh, lamat, la degoll y le sac el corazn ... " y que all mismo, "otro damuy de maana -la fiesta de Panquetzaliztli se iniciaba tambin muyde maana- se vieron los Centzon Huitznahua, todos los cuerpos agu-jereados, que no tenan ninguno de ellos corazn, que todos los comiHuitzilopochtli ... "83 Volvamos ahora a lo que consigna el Cdice Ma-tritense:

    y hecho esto, aqul que llevaba la figura de Paynal se iba de all,se iba con gran prisa. Sala hacia Tlatelolco, de all se diriga a No-noalco. En ese lugar lo reciba Cuahuitlcac, el que lo ayuda, suhermano mayor ... 34

    Vale subrayar que en la fiesta de Panquetzaliztli se renen en unsolo momento las dos diferentes actuaciones de Huitzilopochtli en Coa-tpec. Ya vimos cmo se ha evocado lo que obr el dios en el teotlachco,juego de pelota sagrado. Ahora el descenso de Paynal desde lo ms altodel templo va a adquirir otro sentido. La vinculacin se establece con elportentoso nacimiento del dios. Por ello se acerca a l Cuahuitlcac, unode los Cuatrocientos Surianos, precisamente aqul que fue fiel al diosde los mexicas. Era l quien le informaba en la Montaa de la Serpienteacerca de la marcha de Coyolxauhqui y los otros Huitznahua que pre-tendan darle muerte.

    El sacerdote portador de la imagen de Paynal -o tal vez un relevode ste, ya que la ceremonia implicaba prisa extrema- se aparta deCuahuitlcac y se dirige a otro lugar que se nombra Tlaxotla. Menciona-.mos el significado de este topnimo, "lugar de ardores, de calor intenso".

    33 Tezozmoc, Crnica Mexicana, p. 13.

    34 Cdice Matritense, fol. 112. v.', '

    61

  • 62 ..~

    Citar en este punto el canto a Huitzilopochtli, el primero de la serieque recogi fray Bernardino. Es ste casi seguramente el llamado Tla-xotecyotl. Lo que en sus primeras estrofas se dice explica en cierto mo-do la significacin de lo que est ocurriendo en la fiesta. Huitzilopochtliha nacido y va siguiendo su camino. El ha hecho salir al sol y ya se en-camina a Tlaxotla, la regin de ardores. He aqu la versin de las pri-meras estrofas:

    Huitzilopochtli, el joven guerrero,el que obra arriba, va andando su camino.No en vano tom el ropaje de plumas amarillas,porque soy yo el que ha hecho salir al sol.El portentoso, el que habita en regin de nubes,uno es tu pie,el habitador de fra regin de alas, se abri tu mano!en Tlaxotla, en el muro de la regin de ardores,se dieron plumas, se van disgregando,se dio grito de guerra,ea ea, oh, oh,mi dios se llama defensor de los hombres ... 35

    La carrera de quien lleva a Paynal contina todava hacia el po-niente. Llega a Popotla y all son sacrificadas algunas vctimas. Luego sedirige al sur, a Chapultepec. Otra vctima le es ofrecida all. Pasa luegoPaynal por Tacubaya, Coyoacn, Huitzilopochco (Churubusco) y deall, por Acachinanco, regresa a Tenochtitlan.

    Dos grupos distintos aparecen mencionados como gente que actade modo antagnico a lo largo de la marcha de Paynal. Uno es el de losesclavos que han sido baados, el otro recibe el nombre de "los Huitz-nahua", obvia evocacin de los Centzon Huitznahua, cuatrocientos gue-rreros del sur. El texto aade que Motecuhzoma haca que participaranalgunos otros guerreros a los que haba dado camisas acolchadas y escu-dos. La lucha se estableca, representndose en ella el modo como Huit-zilopochtli persigui, acos y destruy a sus hermanos los Huitznahuacuando, al nacer l, pretendieron matarlo. Justflmente las estrofas fina-.

    35 Veinte Himnos Sacros de los Nahuas, edicin y versin de Angel Mara Garibay K.,Mxico, Universidad Nacional, Instituto de Historia, 1!)58, p. 31.

    En este cdice la fiesta de Pallque~zaliztJt ~e representa slo por medio de la efigie del dios, '...HitZilopoh1,li';'i.c;6~ip~.Mgliabecchi, pg. 43.;'

    '.J.

  • les del himno que hemos atado y que se cantaba en esta fiesta, hacenviva evocacin de lo que haba sido el portento obrado por Huitzilopoch-di en la Montaa de la Serpiente,. reactualizado ahora en la fiesta:

    Ya prosigue, va muy vestido de papel,el que habita en regin de ardores,en polvo, en polvo, se revuelve haciendo giros.Los de Amantla son nuestros enemigos.Ven a unirte a m!Con combate se hace la guerra,Ven a unirte a m!Los de Pipiltlan son nuestros enemigos,Ven a unirte a m!Con combate se hace la guerra,Ven a unirte a m!36

    Quienes han comentado este himno, particularmente Seler y Gari-bay, sealan las que parecen probables relaciones entre los nombres delugar, Pipiltlan y Amantlan, mencionados en el himno, con otros de laregin de los lagos por donde marchaba a toda prisa Paynal. En el casode Tlaxotlan, ms claramente se percibe su coincidencia con un lugarsituado entre Nonoalco y Popotlan.

    Tras llegar Paynal a Huitzilopochco (Churubusco) y continun-dose las escaramuzas con los Huitznahua, se diriga ya por la calzada deIztapalapa hasta regresar, con la misma rapidez, al recinto del templomayor. Se escuchaban entonces gritos que decan: "mexicas, ya viene".Se apartaban los que haban combatido, los Huitznahua y aqullos quevenan con ellos. La entrada al templo se haca a travs de la Cuauhqui-huac, la puerta del guila. Dos jvenes que venan tambin corriendollevaban consigo sendos Tlachialoni, insignias adornadas con plumas,atributo de varios dioses, entre ellos de Huitzilopochtli, especie de mgicoinstrumento para contemplar cuanto suceda en el mundo. Los que contales insignias suban hasta lo alto del templo, podan hacer suya unaimagen de Huitzilopochtli confeccionada con granos de bledo. Consu-mada as la entrada de Paynal, se iniciaba otra procesin alrededor deltemplo de Huitzilopochtli. Todas las vctimas que iban a ser sacrificadasdaban una vez vuelta en torno a la pirmide. Cabe recordar aqu que, enel texto que preserva el mito del nacimiento de Huitzilopochtli, se diceque ste hizo dar vueltas en torno a Coatpec, la Montaa de la Serpien-te, a los Centzon Huitznahua,a los que al fin destruy.

    3. Ver nota 35.

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  • Un elemento ms, evocaClOn tambin del mito portentoso, nos pro-porciona la relacin de la fiesta de Panquetzaliztli. Dice que entoncesse bajaba tambin de lo alto del templo a la Xiuhcatl, la serpiente defuego. Su lengua estaba hecha de plumas rojas y pareca como antorchaencendida. Su cola era de papel, de dos o tres manos de larga. Cuandodescenda, vena como moviendo su lengua, como la de una serpienteverdadera .37 El sacerdote que traa consigo a la Xiuhcatl, se enca-minaba luego al Cuauhxicalco y all pona en alto a la serpiente defuego, dirigindola hacia los cuatro cuadrantes del mundo. El arma deHuitzilopochtli, con la que haba decapitado a Coyolxauhqui, es ahorael smbolo del poder que ejercen los mexicas en los cuatro rumbos delmundo. Dejando en ese lugar a la Xiuhcatl, suba luego el sacerdote alo ms alto del templo. Se escuchaba entonces la msica de las flautas.De nuevo bajaba con gran prisa Paynal hasta el patio, delante del tem-plo. Pasando ante el Cuauhxicalco, se colocaba al frente de los cautivos,como si viniera a guiarlos para que lo siguieran hasta lo alto del templo.Cuando los cautivos llegaban arriba -los que haban representado a losHuitznahua- eran sacrificados. De nuevo se escuchaba la msica delas flautas.

    El triunfo de HuitzHopochtli sobre todos los que a l se habanopuesto, sus hermanos los Huitznahua, las estrellas todas del cielo, sehaba vuelto a consumar. En el CoatpetI, la Montaa de la Serpiente,templo el ms grande d~ TenochtitIan, el acontecer primigenio se habareactualizado dentro del tiempo y el espacio sagrado de los mexCas. Talsentido cabe atribuir a la fiesta de Panquetzaliztli, segn lo expuestopor el Cdice Matritense y otros testimonios como el recogido por DiegoDurn e incluido en su relacin acerca de las fiestas.

    Coatpetl, va de acercamiento a los orgenes y realidades divinas

    Slo resta aludir brevemente a una leyenda, conservada por el mismoDurn, que deja entrever algo de lo que se pensaba en el Mxico pre-hispnico sobre una posible relacin portentosa con quienes han exis-tido en el universo de los orgenes divinos, en espacio y tiempo primi-genios. La leyenda atribuye a Motecuhzoma Ilhuicamina haber enviadouna expedicin hacia las llanuras del norte, precisamente en busca delm.tico Coatped, la Montana de la Serpiente. El propsito era encon-trar all a CoatIicue y a algunos de los ancestros del pueblo mexica.

    37 Cdice Matritense, fol. 113 v.

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  • '" Durn, op. cit., 1. 1, p. 221.

    El relato dice que los enviados llegaron a un cerro "que se diceCoatpetl, que est en la provincia de Tula; all todos juntos hicieronsus cercos e invocaciones ... "38 Un portento ocurre entonces. Coatpec-donde tantos aconteceres primordiales se haban desarrollado- esahora puerta de entrada a una especie de ms all. Los "cercos e invo-caciones" que hacen los enviados implican probablemente la accin m-gica que abre el camino para lograr el encuentro buscado.

    De sbito los enviados han pasado a donde se extiende una lagunagrande, en medio de la cual est el cerro de Culhuacn. Aparecen luegoalgunos de los moradores de ese lugar. Habla a los enviados uno de losservidores de Coatlicue. Enterado de los deseos de los enviados de Mo-tecuhzoma va a informar a Coatlicue. A pesar de ser ya muy viejo, el"ayo" o servidor va de prisa al cerro y empieza a subirlo. A medida quese acerca a la cumbre, se va rejuveneciendo. Ocurre luego el encuentrocon Coatlicue. Quiere ella enterarse de lo que ha sido la existencia delos mexicas. Mucho se alegra de la grandeza que han alcanzado, perotambin se duele de que, acostumbrados ahora a una vida ms fcil,consumiendo comidas y bebidas artificiosas, se han vuelto gente blan-duzca que, entre otras cosas, difcilmente alcanza ya larga vida. Tras elencuentro y el dilogo con Coatlicue, los enviados de Motecuhzoma sedespiden y se disponen para regresar a Tenochtitlan. De nuevo es Coa-tpec , "la Montaa de la Serpiente", el lugar que, as como fue puertade entrada hacia el universo del tiempo y espacio primigenios, es tam-bin ahora posibilidad de retorno. El regreso, a travs del Coatpec,culminar con la llegada a Tenochtitlan, la relacin a Motecuhzoma delo sucedido y el ritual de accin de gracias ante el Coatpec, templomayor de Huitzilopochtli, en el corazn de la ciudad.

    El retorno mgico al universo del mito primordial, la reactualiza-cin del nacimiento y enfrentamiento portentosos en el espacio y el tiemposagrados de Tenochtitlan, la expresin del mito que se tiene como pre-nuncio divino del tonalli o destino de los mexicas, todo ello proviene yconverge a la vez desde y Ihacia un , mismo foco de inters vital parael pueblo mexica. En la raz de la cuestin es posible entrever necesidadde subsistir, anhelo de hacerse dueo de un rostro, trocarse de dominadoen dominante, explicacin de lo que se quiere haber sido, justificacindel propio presente y, en fin, razn y motivo de ampliar cada vez msaccin y predominio en el futuro.

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  • El mitoen la dialcticadel todo social

  • Fue este universo de mitos -antICIpo de Tenochtitlan en el pen-samiento del dios y reactualizacin perenne del portento de Huitzilo-pochtli en el espacio y el tiempo sagrados de la ciudad- respuesta en laconciencia mexica frente a su propia realidad, sodedad y economa, enun principio con existencia precaria y, entre otras cosas, sojuzgada? Deesa estructura, segn prevaleca tal vez en Aztlan Chicomztoc, o luegoen tierras propiedad de Culhuacn o de Azcapotzalco, se deriv la ne-cesidad de resituarse y, con ella, la elaboracin o apropiamiento y adap-tacin de mitos en consonancia con el propio tonalli O destino? O acon-teci ello ms tarde, al iniciarse ya la etapa del cambio radical -dedominado en dominante- cuando, quizs en los tiempos de Itzcatl, vi-no a plasmarse todo ese gran conjunto de creencias?

    Se desarroll entonces la nueva versin de la propia historia? Merefiero a cuanto tan sutilmente se concatena, desde la inicial determina-cin de Huitzilopochtli que rescata a su pueblo, anticipa 10 que ser sunueva tierra y metrpoli, lo gua, vence a adversarios tan poderos