méxico-tenochtitlan: la globalización ayer y hoyi

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México-Tenochtitlan: la globalización ayer y hoyi Isabel Bueno Bravo Universidad Complutense. Madrid México-Tenochtitlan: globalization yesterday and today Resumen Abstract A Me Josefa Iglesias, ella sabe bien por qué. La globalización y sus implicaciones des- pierta acalorados debates en los que, en general, creemos tratar aspectos de can- dente actualidad. Sin embargo, una curiosa mirada hacia el pasado nos pro- porciona muchas pistas para dar la razón al Eclesiastés y afirmar con él que NIHIL NOVUM SUB SOLE. De tal forma que podríamos hablar de una protoglobaliza- ción y de una neoglobalización. Partien- do de estas reflexiones intentemos com- probar si los conceptos que definen la globalización, sobre todo en su vertiente económica, podrían aplicarse al imperio azteca. Donde surgieron poderosos "lobbys" de comerciantes con leyes espe- ciales que les beneficiaban. Se incentiva- ba la economía obligando a los merca- dos a especializarse, con el consiguiente beneficio para los consumidores. Se ini- ciaron guerras con el objetivo de contro- lar los mercados más importantes. Se intentó crear una moneda ŭ nica y se deja- ba constancia de todos estos procesos en los registros "informáticos" de la época, los preciosos códices mesoamericanos. Así pues, podemos afirmar que la econo- mía actuaba como elemento integrador o globalizador en el desarrollo del imperio azteca, allá por el siglo XVI, y la famosa frase de Porfirio Díaz "pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de EE.UU." podría haber sido dicha por Moctezuma Xocoyotzin: "pobres chichimecas tan lejos de sus dioses y tan cerca de Tenochtitlan". Ciertamente, todos estos aspectos que retratan la economía azteca realmente no suenan antiguos, entonces queda preguntarnos hay de nuevo en el tema de la globalización? ffluizás el término?. No creo. Palabras clave: Protoglobalización; neo- globalización pobreza, economía, merca- do e imperio. Globalization and its implications awaken heated debates generally addressing criti- cal and topical subjects. A historian look- ing back with curiosity, however, would gather substantial evidence to support Ecclesiastes claim that nibil novttm sttb sole (there's nothing new under the sun). Indeed, such a historian might identify what might be termed "proto-globaliza- tion" and "neo-globalization". In this regard, the present article attempts to ver- ify whether the concepts that define glob- alization, particularly from an economic perspective, might be applied to the Aztec empire, where powerful lobbies" of merchants induced the adoption of special laws that favoured their interests. These incentives stimulated the economy, forcing market specialization, with the consequent benefits for consumers. Wars were waged to control the most impor- tant markets. A single currency was creat- ed, whose transactions constitute the "computer" records of the age, the invalu- able meso-American codices. It can con- sequently be sustained that the economy was an integrating or globalizing element in the development of the Aztec empire in the 16th century. Porfirio Díaz's famous lament "poor Mexico, so far from God and so near the US" would have suited Moctezuma Xocoyotzin, who might well have muttered: "Poor Chichimecas, so far from their gods and so near the Tenochtitlan". Certainly, these features of the Aztec economy sound eerily "mod- ern", posing the question of what really is so new about globalization. Perhaps the term? The author of the present article is inclined to believe otherwise. Key words: Proto-globalization, neo- globalization, poverty, economy, market, empire. ANALES DEL MLLSE0 DE ASLÉRICA 15 (20197). PÁGS. 21-38 [21]

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Page 1: México-Tenochtitlan: la globalización ayer y hoyi

México-Tenochtitlan:la globalización ayer y hoyi Isabel Bueno Bravo

Universidad Complutense. Madrid

México-Tenochtitlan: globalization yesterday and today

Resumen

Abstract A Me Josefa Iglesias, ella sabe bien por qué.

La globalización y sus implicaciones des-pierta acalorados debates en los que, engeneral, creemos tratar aspectos de can-dente actualidad. Sin embargo, unacuriosa mirada hacia el pasado nos pro-porciona muchas pistas para dar la razónal Eclesiastés y afirmar con él que NIHILNOVUM SUB SOLE. De tal forma quepodríamos hablar de una protoglobaliza-ción y de una neoglobalización. Partien-do de estas reflexiones intentemos com-probar si los conceptos que definen laglobalización, sobre todo en su vertienteeconómica, podrían aplicarse al imperioazteca. Donde surgieron poderosos"lobbys" de comerciantes con leyes espe-ciales que les beneficiaban. Se incentiva-ba la economía obligando a los merca-dos a especializarse, con el consiguientebeneficio para los consumidores. Se ini-ciaron guerras con el objetivo de contro-lar los mercados más importantes. Seintentó crear una moneda ŭnica y se deja-ba constancia de todos estos procesos enlos registros "informáticos" de la época,los preciosos códices mesoamericanos.Así pues, podemos afirmar que la econo-mía actuaba como elemento integrador oglobalizador en el desarrollo del imperioazteca, allá por el siglo XVI, y la famosafrase de Porfirio Díaz "pobre México tanlejos de Dios y tan cerca de EE.UU."podría haber sido dicha por MoctezumaXocoyotzin: "pobres chichimecas tanlejos de sus dioses y tan cerca deTenochtitlan". Ciertamente, todos estosaspectos que retratan la economía aztecarealmente no suenan antiguos, entoncesqueda preguntarnos hay de nuevoen el tema de la globalización? ffluizás eltérmino?. No creo.

Palabras clave: Protoglobalización; neo-globalización pobreza, economía, merca-do e imperio.

Globalization and its implications awakenheated debates generally addressing criti-cal and topical subjects. A historian look-ing back with curiosity, however, wouldgather substantial evidence to supportEcclesiastes claim that nibil novttm sttbsole (there's nothing new under the sun).Indeed, such a historian might identifywhat might be termed "proto-globaliza-tion" and "neo-globalization". In thisregard, the present article attempts to ver-ify whether the concepts that define glob-alization, particularly from an economicperspective, might be applied to theAztec empire, where powerful lobbies"of merchants induced the adoption ofspecial laws that favoured their interests.These incentives stimulated the economy,forcing market specialization, with theconsequent benefits for consumers. Warswere waged to control the most impor-tant markets. A single currency was creat-ed, whose transactions constitute the"computer" records of the age, the invalu-able meso-American codices. It can con-sequently be sustained that the economywas an integrating or globalizing elementin the development of the Aztec empirein the 16 th century. Porfirio Díaz's famouslament "poor Mexico, so far from Godand so near the US" would have suitedMoctezuma Xocoyotzin, who might wellhave muttered: "Poor Chichimecas, so farfrom their gods and so near theTenochtitlan". Certainly, these features ofthe Aztec economy sound eerily "mod-ern", posing the question of what really isso new about globalization. Perhaps theterm? The author of the present article isinclined to believe otherwise.

Key words: Proto-globalization, neo-globalization, poverty, economy, market,empire.

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ISABEL BUENO BRAVO

I. Introducción

La globalización se ha convertido en untema que a diario ocupa los medios decomunicación, generando acaloradosdebates sobre sus consecuencias ennuestras vidas y en el futuro del planeta.Intentar analizar si éste fenómeno eraalgo nuevo o venía de lejos ha constitui-do un estimulante reto; sobre todo, com-probar si los presupuestos actuales que ladefinen eran aplicables o no a Mesoamé-rica.

El punto de partida fue la famosa frasede Porfirio Díaz "Pobre México tan lejosde Dios y tan cerca de Estados Unidos",contemplé la posibilidad de que sehubiera dicho en el siglo XVI por el polí-tico americano más importante delmomento, que no era otro que el famosoMoctezuma Xocoyotzin, Serior Universalde México-Tenochtitlan, y que, fijándonossolamente en el título "Señor Universal",nos daba una pista que podría Ilevarnospor derroteros globalizadores en el de-sarrollo del imperio azteca.

A primera vista, parecia una empresadescabellada que, podía generar polémi-ca y controversia, como de hecho ha ocu-rrido; pero espero que al terminar estaslíneas podamos convenir que NIHILNOVUM SUB SOLE . "No bay nada nttevobajo el sol, y no vale qtte alguien diga:mira es de abora, pues ya ba aparecidoen los tiempos qtte ban pasado antes denosotros" (Eclesiastés 1,10). Si fuera cier-to, entonces, como bien apunta el filóso-fo Arnau Ross, de lo que hablamos en laactualidad es de una "neoglobalización" yno de globalización.

Siguiendo esta idea el análisis se haestructurado en dos partes. En la prime-ra, se hacen unas consideraciones gene-rales sobre lo que hoy se entiende porglobalización o "neoglobalización"; y unasegunda, en la que trataré de exponermis reflexiones sobre el fenómeno globalen relación con la antigŭedad y, concre-tamente, con el imperio azteca.

II. La globalización hoy: definicio-nes y controversias

Muchas son las definiciones de globaliza-ción; me atrevería a afirmar que tantascomo personas que se ponen a teorizarsobre ella. Pero como hay que empezarpor alguna, lo más lógico parece acercar-se al diccionario de la Real Academia,incluida en su vigésima segunda edición,que la identifica como: "Tendencia de los

mercados y de las empresas a extenderse,alcanzando ttna dimensión mttndial qttesobrepasa las fronteras nacionales".

Esta definición, desde mi punto devista, es incompleta porque se centra enel aspecto económico y deja de ladootros componentes sociales y culturalesque también están implicados en el pro-ceso global.

Aunque las definiciones son muyrecientes y el debate sobre la globaliza-ción también lo parece, lo cierto es quela tendencia hacia un mercado global ouna "Economía Mundo" se puede rastreardesde el siglo XVI, con la Ilegada aAmérica de los europeos. Pero este mer-cado es principalmente un comercio demercancias, produciéndose una paradóji-ca diferencia entre mercado interior yexterior, ya que el primero estaba menosdesarrollado que el segundo.

Otro "momento globalizador" vienemarcado por la Revolución Industrialhasta la Primera Guerra Mundial (1870-1913), caracterizado por un gran procesode internacionalización de la economía enmercancías y capitales, que se interrumpepor las guerras mundiales y la GranDepresión de los 30, ya que el mercadose vuelca hacia el interior en ese procesode reconstrucción del propio país. El pro-ceso de internacionalización de la econo-mía queda internampido, por estos suce-sos, y no se retomará hasta 1960.

Hacia 1970 se inician las referencias ala globalización tal y como la entende-mos en la actualidad y su concepción seconsolida en los ochenta, porque seintensifican los movimientos financieros,favorecidos por el desarrollo del trans-porte y las comunicaciones y al final dela década, en 1989, con la caída del murode Berlín, caminamos sin cortapisas haciala consolidación de lo que IgnacioRamonet denominó "pensamiento ŭnico"en su articulo de Le Monde Diplomatiquede 1995 (edición espariola 1996). En estemomento también se da un despegue delas multinacionales que, aunque no eranentes nuevos, ahora diversifican susactuaciones.

Llegados a los noventa se produce unfuerte debate sobre la globalización pro-vocado por los cambios, que se aceleranpor el desarrollo tecnológico, sobre todoen el campo de las comunicaciones y eltransporte. Surge así el debate sobre losefectos perversos o positivos de la globa-lización. Los que están a favor sustentansu posición en la teoría económica, aun-que hay que tener en cuenta que éstaadvierte que el mercado es eficiente, aun-

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que no siempre. Para Joseph Stiglitz(2002) la teoría económica no es social-mente deseable, porque el mercado nogarantiza que haya igualdad, aunqueMyrdal (1957) ya decía desigualdad, perono tanta. Sabemos por la Historia que laigualdad se ve favorecida por la luchasocial y no por la economía; pero éste esotro debate.

Los problemas medioambientales tam-poco los resuelve el mercado, por esohay que intentar que esas desigualdadesse equilibren. En ese sentido, las primerasorganizaciones en hablar de globaliza-ción fueron las ecologistas para ponernossobre aviso de que se estaba rompiendoel delicado equilibrio de la naturaleza.Como bien seriala Susan George en elInforme Lugano (2001: 25) "la economíaes ttn sistema abierto qtte actiia dentro deun sistema cerrado: la Naturaleza". Asípues, como la globalización puede seraplicada en un sentido o en el contrario,dependiendo que la utilicen ecologistas oeconomistas, urge encontrar solucionesverdaderamente globales que den un res-piro al planeta y sean cumplidas, precisa-mente, por aquellos países que piensanque una legislación global en materiaecológica frena su desarrollo. La películaEl día de mañana, dirigida por RolandEmmerich, habla sobre estos aspectos yse acomoda a nuestra exposición, al pre-sentar la paradoja de que los norteameri-canos inundan la frontera Mexicana, con-virtiéndose en "espaldas mojadas".

En este sentido, Joseph Stiglitz (2002)piensa que hay que buscar un modelo"socialmente deseable", en el que secombine el mercado con la intervenciónpŭblica. Un modelo del tipo de la econo-mía mixta practicada en las décadas delos cincuenta-sesenta que contribuyó amejorar el bienestar social, el llamado"Estado del bienestar" (educación, sani-dad, pensiones, asistencia social).

Actualmente, en el proceso globaliza-dor, la actividad económica se adapta, almenos en un grado importante, al merca-do nación, pero los movimientos finan-cieros se escapan a ese control nacional.Y aquí aparecen aquéllos que polemizansobre el presente y, fundamentalmente, elfuturo del concepto de Nación. Para lanueva escuela Italiana, representada porBill Robinson, la globalización es unanueva fase del capitalismo que trae implí-cito el fin de la geografía tal y como laentendemos y obliga a plantearse con-ceptos nuevos como el transnacionalis-mo. En la misma línea el japonés KenichiOmae (1995) vaticina el fin del Estado-

Nación y postula la creación de macroor-ganismos que regulen a nivel global laspolíticas económicas. Esta idea es com-partida por Tod Sandler (1997) peroariade que estos superorganismos tienenque preocuparse además de vigilar yregular las economías perjudiciales, quese derivan de la globalización y que pue-den amenazar al medio ambiente y albienestar social.

La globalización es una realidad incues-tionable e imparable y en sí misma no esni buena ni mala, sino que, como opinaJoseph Stiglitz (2002), lo preocupante esel "mal gobierno de la misma", y de estemal gobierno culpa al Fondo MonetarioInternacional, porque origina y potencialas crisis y no es capaz de preverlas ominorarlas. Y esto ocurre porque el mer-cado global no está regulado y las leyesnacionales no tienen capacidad parahacerlo.

Los antiglobalizadores resaltan los peli-gros de este fenómeno, alertando sobrela desigualdad, el deterioro del medioambiente y sobre lo dariino que puedeser un exceso de información, algo que,en principio, parece un aspecto positivode la mundialización, puede favoreceractuaciones indeseables e injustificablescomo se ha puesto de manifiesto en losrecientes atentados de Nueva Cork,Madrid o Londres. Francisco Á. MarcosMarin (2004:20) en su crítica al libro deDominique Wolton (2004) escribe que: "elexceso de información sobre el progreso yla cívilización occidentales estŭ generan-do una Inerte repulsa entre los otros pue-blos. Si la comunicación y la informaciónson arriesgadas es porqtte falta por des-arrollar un modelo de identidad-cultura-comunicación qtte se plasma en el con-cepto de convivencia cultural. [ ..] Elterrortsmo se vale de la información: si elatentado no ttene eco, no interesa".

Otro aspecto negativo del proceso demundialización son las perturbacionesfinancieras como la crisis en la UniónEuropea del 92-93 (la libra esterlina y lalira fuera del S.M.E ) o la crisis mexicanadel 94-95 y de los países del SudesteAsiático en 1997. Efectivamente, en losnoventa hubo gran inestabilidad econó-mica porque el capital es volátil y no estáregulado por los macroorganismos. Estose produce porque la liberalización finan-ciera ha sido impuesta por los grupos depoder y los menos desarrollados han sen-tido sus efectos negativos, marcados porla desigualdad intema y externa; perodpodemos afirmar que la desigualdad esproducto de la globalización?.

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La desigualdad, junto con los proble-mas medioambientales, quizás sean losdos aspectos que más preocupan y sedebaten al hablar de globalización. Sinembargo, en el siglo XX la desigualdadha aumentado como proceso histórico engeneral, pero no hay datos concluyentesque afirmen que se incrementa a partirde los años sesenta. Se puede rastrear enla bibliografía de tres décadas distintas—Gunnar Myrdal (1957), Jan Tinbergen(1967) y José Luis Sampedro (1972)- queel proceso de desigualdad ha ido enaumento, es un foso que se va amplian-do entre los países más ricos y máspobres, pero estas décadas son anterioresal impacto de la globalización.

Carlos Berzosa (2002) opina que la glo-balización agrava la desigualdad entre losextremos, pero no en el resto, y que porahora el proceso globalizador no tienemecanismos compensatorios para corre-girla. La economía nacional ofrece resor-tes compensatorios a través, fundamental-mente, de los mecanismos distributivosde la Hacienda Pública y del gasto pŭbli-co; pero en un entorno globalizador nose dispone de una autoridad hacendísti-ca, ni de un Gobierno o Parlamento quediserien, apmeben y ejecuten una políti-ca presupuestaria y los mecanismos dis-ponibles, como la ayuda al desarrollo sonclaramente insuficientes. Por eso insisteen que la globalización debería contribuira crear unos cimientos seguros y hospita-larios.

Desgraciadamente la realidad nos con-firma que apostamos más por la confron-tación que por la cooperación y, en miopinión, quizás, ésta sea la palalDra clavedentro del proceso globalizador: coope-ración. Habría que destinar menos recur-sos al gasto militar y más al del desarro-llo, porque, sin mecanismos compensato-rios, no hay salida para la desigualdad.En palabras que comparto, CarlosBerzosa (2002:127) seriala que fren-te a esta globalización mercantil, hay queoponer otra globalización humanitariaque tuviere en cuenta, por encima detodo, los derechos humanos y que fueracapaz de globalizar la salud, la educa-ción y, en definitiva, el conseguir unavida digna para todos los ciudadanos queconviven en este planeta".

Todo lo dicho hasta ahora sobre la glo-balización puede aplicarse al caso concre-to del México actual, enfatizando queharía falta crear Fondos Estructurales en elTratado de Libre Comercio, como los quepresupuesta la Unión Europea. Además,hay que ariadir que tanto Canadá como

EE.UU. observan con recelo el potencialde México porque temen que la mano deobra más barata afecte a la supervivenciade sus empresas. Por otro lado, la corrup-ción corroe la economía y además está elgran problema de la desigualdad interna.P5mo conseguimos cambiar todo esto?,no es fácil, porque hay que vencermuchas resistencias. Pero, si tenemos encuenta que progreso y desarrollo no sig-nifica ŭnicamente crecimiento económi-co, sino que nos concienciamos de quetambién hace falta un progreso social, novamos mal encaminados.

Confío poco en ello, porque desde1890, al finalizar la colonización del ``farwest", la nueva potencia convirtió al restodel continente americano en un "trastero"y los teóricos contribuyen poco a cambiaresta situación. Buena muestra es el artícu-lo de Samuel Huntington (2004) "el retohispano", en él tiene como objeto de susmiedos a los mexicanos que emigran aEstados Unidos, esos que, con su esfuer-zo, levantan al "gigante blanco" cada día.

Huntington pertenece a la escuelaEsencialista, cuyos planteamientos racis-tas postulan grandes males ante lo dife-rente. Es decir, ante un mundo globaliza-do que permite también el libre tránsitode personas. Los esencialistas defiendenla "verdadera identidad estadounidense".Perplejos e intrigados nos preguntamoscuál será esa "verdadera identidad" quese define con tres palabras: angloparlan-te, protestante e individualista. Fernán-dez—Armesto también se cuestiona lomismo a propósito de la identidad deEE.UU, de esa "meltingpot", que se poblócon "pocos ingleses y muchos escoceses,irlandeses, alemanes y, sobre todo,africanos, [ ..] desde mediados del XIX [..]italianos y refugiados del imperio ruso.En la actualidad, existen enormes aporta-ciones de emigrantes de Vietnam, CoreaChina y Japón. . .1 número ya elevado deindios y paquistanfes en ciertas zonas."(Fernández-Armesto 2004:4-5).

Sin embargo, frente a una corriente teó-rica siempre nace otra de signo contrario,debe ser por ese devenir cósmico del quehablan las filosofías orientales. Lo queIlamo, quizás poco académicamente, elyin y yang de la ciencia. Así pues, frentea los esencialistas se sitŭan los integracio-nistas, que defienden el mestizaje culturale ideológico, como Spengler.

Aunque la globalización es un procesoque aglutina muchos factores, general-mente se asimila a la economía y, en esadirección vamos a plantear la segundaparte del análisis. Es el momento de com-

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probar si estos rasgos que definen la glo-balización, o parte de ellos, se puedenencontrar en la economía del imperioque dominaba Mesoamérica en el sigloXVI y cuyo poder se irradiaba sobre todosu mundo conocido.

III. La globalización ayer:el caso azteca

Antes de entrar de lleno en la sociedadazteca prehispánica es interesante ver sien la evolución de la humanidad estápresente el ideal globalizador, es lo quellamaríamos la "protoglobalización". Re-memoremos el siguiente fragmento:

"Las viejas industrias nacionales sevienen a tierra, arrolladas porotras nuevas, cuya instattración esproblema vítal para todas lasnaciones civilizadas; por indus-trias que ya no transforman comoantes las materias primas del país,sino las traídas de los climas máslejanos y cuyos productos encuen-tran salida no sólo dentro de lasfronteras, sino en todas las partesdel mttndo. Brotan necesidadesnuevas que ya no bastan a satisfa-cer, como en otro tiempo, los frutosdel país, sino que reclaman parasu satisfacción los productos de tie-rras remotas. Ya no reina aquelmercado local y nacional que sebastaba así mismo y donde noentraba nada de jitera abora, lared del comercio es universal y enella entran, unidas por vínculos deinterdependencia, todas las nacio-nes. Y lo que acontece con la pro-ducción material, acontece tam-bién con la del espírittt" (Marx yEngels, 1976: 70)

Sin duda, podemos pensar que perte-nece a una entrevista hecha a algŭnministro de economía en el periódico dehoy. Sin embargo, pertenece al Manifiestocomunista, publicado en 1848. Peroretrocedamos más en el tiempo y bus-quemos esos rasgos "protoglobalizado-res".

Egipto y Persia, a pesar de su irnportan-cia, no tuvieron ese componente globali-zador que imprimió Alejandro al imperioMacedonio; es lo que conocemos comopensamiento helenístico. Alejandro "en-sanchó el mundo" y este hecho influyódecisivamente en la forma de pensar: losciudadanos de las po/is eran ciudadanos

del mundo, y Atenas tuvo que compartirsu protagonismo con Alejandría,Antioquía, Pérgamo o Esmirna.

El pensamiento helenístico propició elgermen de otros movimientos filosóficoscomo los estoicos que defienden la ideadel ecumene, del griego otzowiEvIxo,que significa tierra habitada, es decir uni-versal, que se extiende a todo el orbe.Con su filosofía pretendían crear unaaldea global que trascendiera a la

Ciudad-Estado, surgiendo así los cosmo-politas o ciudadanos del mundo.

Más tarde los estoicos romanos recogeneste pensamiento, Cicerón habla de unaley universal, Séneca de derribar murallasy ser ciudadano del mundo, y el empera-dor Marco Aurelio viene a corroborarlo,preludiando ya la necesidad de esa legis-lación global de la que hoy seguimoshablando.

Saltando en el tiempo llegamos alconocimiento de América y con él se ini-ció y se amplió la posibilidad de unmundo globalizado en el sentido moder-no. Su abanderado indiscutible será JuanSebastián El Cano. En 1519 partió junto a237 hombres, tres arios después culminósu hazaña en la que sólo hubo 18 super-vivientes. Fue recompensado por elemperador Carlos y su escudo presentaun globo con la leyenda Primus circttm-dedisti me.

Desde entonces se tiene la certeza deque el mundo es redondo, es decir quese puede comunicar por todas partes, yempiezan a utilizarse muchas de las pala-bras que van a Ilevar, de alguna manera,implícito un sentido globalizador. En estaempresa será protagonista la Iglesia, queretomó el ideal de los evangelios dedifundir por toda la tierra la palabra deDios, rescatando un vocabulario querefleja esta realidad global, como orbe,del latín orbis, círculo, disco y por endeesfera terrestre o ecuménico que, comoya hemos visto, lo utilizaron los estoicos.Por lo tanto, si pensábamos que la pala-bra globalización podía ser novedosa,quizás debamos aceptar que tampoco eltérmino lo es.

Y Ilegamos al Nuevo Mundo, natural-mente para los occidentales, deteniéndo-nos en México-Tenochtitlan, para ver sitambién allí encontramos rasgos "proto-globalizadores". México prehispánico es-taba enclavado en un área denominadaMesoamérica. Término acuñado por PaulKirchhoff en 1943. Con él pretendía defi-nir un panorama cultural, histórico y geo-gráfico del siglo XVI que compartían elnorte y sur de México, Guatemala, Belice,

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parte de Honduras, El Salvador y CostaRica; era una zona de algo más de1.100.000 Km2. En esta definición encon-tramos una serie de rasgos prometedorespara la mundialización: una intensa acti-vidad comercial desde hacía miles deaños, una extensa red que al tiempo quemovía mercancías también difundía ideasde todo tipo. En definitiva, un área cultu-ral y económica comŭn. A raíz de estainterpretación han surgido variedad deteorías que han intentado explicar conmayor o menor grado de satisfacción larealidad Mesoamericana y algunas en tér-minos interesantes para nuestra hipótesisde trabajo. Entre ellas, la teoría de los"sistemas mundiales" de Inmanuel Wa-Ilerstein (1974) que se intentó aplicar aMesoamérica para conocer las relacionesinterregionales, o el concepto de "econo-mía mundial" para áreas multiculturales,unidas por la economía y no por el domi-nio político, que parecía adecuarse mejora Mesoamerica que el "sistema mundial".

En 1977 Jane Schneider definió el con-cepto de "economía mundial precapitalis-ta" cuyo comercio se caracteriza por laimportancia de los objetos de lujo.Sabemos que en Mesoamérica éste tuvouna importancia de primer orden, comoveremos en la "economía mundo" delimperio azteca. Esta "economía mundialMesoamericana" se centraría en el comer-cio sobre todo del cacao y del algodón,ya que eran los productos que más dina-mizaban la economía. Las provincias tri-butarias, si no disponían de estos produc-tos, se veían obligadas a establecer rela-ciones comerciales con otras provinciasproductoras para pagar el tributo exigidopor el imperio azteca.

En estos ŭltimos arios los americanistashan puesto de manifiesto la necesidad derevisar todos estos conceptos que queda-ron sin una utilidad clara y que dificulta-ban la sistematización de los recientesavances. Uno de estos términos fue el "sis-tema mundial" de Wallerstein que, tal cualse postula, no es aplicable a la realidadmesoamericana del Postclásico, períodosobre el que más estudios se realizan yque podemos situar entre el 900 y el 1521de nuestra era (Blanton y Gary Feinman1984: 675; Smith y Berdan 2000). En 1999una serie de estudiosos de los más diver-sos campos de investigación decidieronreunirse en la Universidad de Michigan,para consensuar sobre las nomenclaturasque ayudaran a definir el Postclásicomesoamericano, llegando a los siguientesacuerdos: rechazar el "sistema mundial"de Wallerstein, el término de "puerto

comercial" propuesto por Polanyi yChapman, la "economía de bienes deprestigio" y el concepto de "centro-perife-ria". Se adoptaron el "sistema mundialPostclásico mesoamericano", enriquecidocon el sistema de Chase-Dunn y Hall(1997) que incorporaba aspectos estilísti-cos y culturales y con los subsistemasgeográficos de Abu-Lughod (1989). Enpalabras de Peter Peregrine (1996) seadoptó "una perspectiva de sistema mun-dial" sin ceriirse solamente a la "teoría delos sistemas mundiales"

Todos estos intentos nos llevan a afir-mar que sólo desde una perspectiva glo-balizadora o interdisciplinaria puedeentenderse la realidad mesoamericanaayer y hoy. Porque "A pesar de aplicar eltérmino "americanistas" para designar aaquellos estudiosos que se dedican a ana-lizar al indio americano, su sociedad y sucultura, existe un enorme problema decomunicación entre todos ellos y stts dis-ciplinas" (Bueno 1990:262).

En ese sentido, quizás, se podría argu-mentar que la etnohistoria se presentacomo la disciplina con una visión más"global" dentro de los estudios mesoame-ricanos, porque "barrefronteras entre losobjetivos de estudio, incluyendo a indios,españoles y negros, y todas las concepcio-nes, las instituciones y sus problemas. Elenfoque sistémico, qtte el etnobistoriadorcomparte, no prescinde de ninguna de lasmanifestaciones históricas, culturales,sociales, económicas, ambientales,etc."(Bueno 1990:268). Así pues, su méto-do de trabajo se presenta idóneo para, sinmás preámbulos, adentrarnos en el análi-sis de la "economía mundial azteca".

IntroducciónEn los párrafos anteriores se ha hechoreferencia a Tenochtitlan, la preciosa ciu-dad del México prehispánico; metrópolisde un gran imperio que en el siglo XVIdejó perplejo al Viejo Mundo para losoccidentales, puesto que para los indíge-nas era tan nuevo como el suyo para nos-otros.

Tenochtitlan era la capital de un pode-roso imperio, aunque hacía relativamentepoco que disfrutaba de esa posición pri-vilegiada, ya que estuvo sometida aAzcapotzalco, la capital del imperio tepa-neca, desde 1376, aproximadamente,hasta 1428. En este momento los aztecaspusieron en práctica aquellas habilidadesque les habían hecho famosos: belicosose intrigantes, para, a través de una guerraque implicó a todo el Valle de México,convertir a México-Tenochtitlan en el

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corazón del Mundo. Naturalmente, de sumundo conocido.

Terminada la contienda, los vencedoresse reunieron en la "cumbre Postazcapo-tzalco", para crear las directrices que ibana regir el nuevo orden surgido tras la gue-rra, creando un superorganismo denomi-nado Triple Alianza y cuyos miembrosfundadores fueron los htteitlatocayotl deTenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, con elobjetivo de prestarse apoyo inutuo.

El nuevo ordenEn esta cumbre los miembros de laAlianza dividieron el territorio conquista-do y decidieron seguir la misma línea deactuación en materia política interior yexterior, económica y militar, aunquecada miembro mantenía su dinastía rei-nante y gestionaba sus territorios deforma independiente. Sin embargo, rápi-damente Tenochtitlan dominó a la TripleAlianza y con ella a sus miembros, si node derecho, sí de hecho.

El territorio conquistado por la TripleAlianza se gestionó, grosso modo, siguien-do dos líneas básicas de actuación: la"zona despensa" o nuclear, la más cerca-na al corazón imperial y la zona "suntua-ria" o más lejana.

Los tlatocayotl de la zona cercana seorganizaron administrativamente comolos Hueitlatocayotl. De esta forma la capi-tal imperial podía gestionar de maneraeficiente todos los productos de primeranecesidad, así como el trabajo que esta-ban obligados a dar los habitantes comoparte del tributo. Este trabajo consistía enmano de obra para la construcción y elmantenimiento de edificaciones pŭblicas,otros tipos de trabajos domésticos y laimportantísima aportación de hombres alejército imperial, en forma de tropas auxi-liares.

Toda vez que los recursos de la zonacercana estaban bien asegurados, se pro-cedía a la conquista de objetivos más leja-nos. Generalmente, de lujo cuyo trans-porte era menos voluminoso y pesadoque los de primera necesidad. En estosterritorios se inicia una bien estudiadapolítica matrimonial que asegurase lafidelidad al imperio y en cuanto a la orga-nización política y administrativa se sigueel mismo patrón que en la zona cercana(Carrasco 1996: 307; Zorita 1992, [Cap.1X]: 75, 76).

Es interesante serialar que el imperioen su expansión mantenía un tipo derelación con sus provincias que podría-mos calificar de "personalizado", ya queen función de la respuesta que la provin-

cia daba a los requerimientos imperialesasí era la actitud de éste. En general, si nohabía utilizado directamente la fuerza y lalealtad de la provincia hacia el régimenparecía segura, entonces se prefería dejarla administración y al equipo de gobier-no local, porque era una fórmula máseconómica para el imperio (Davies 1987:133-158; Hassig 1990: 103-110; Zorita1992, [Cap. IXI: 75). Aunque en las fuen-tes también se encuentran testimonios decambios de gobierno, éstos guardan másrelación con la situación estratégica de laprovincia, en función de los puntos vita-les del comercio, que con la situacióngeográfica.

Junto a esta organización político-admi-nistrativa estaba la fiscal (Berdan 1996:110; Bueno 2003: 194; Carrasco 1996:307; Hodge 1996: 35; Smith 1996: 210;Umberger 1996: 159). La exigencia del tri-buto fue una práctica muy extendida enMesoamérica, con la que los aztecasobtuvieron excelentes resultados (Berdany Smith 1996: 211; Chimalpahin 1965, [7aRelación1: 173). Para la recaudación deltributo se seguían las mismas líneas enambas zonas, pues tenían que cumplir unestricto calendario fijado por la ciudadimperial, supervisado por unos funciona-rios especializados denominados calpix-ques que procedían de la nobleza, nom-brados directamente por el tlatoani(Berdan 1996: 111; Hicks 1984: 242;Zorita 1992, [Cap. VI: 146).

El puesto de calpixque era de recono-cido prestigio, y en opinión de MaryHodge (1996: 23) se reservaba a los mili-tares retirados a manera de recompensa.En la actualidad, vemos el mismo siste-ma: puestos de los superorganismos tam-bién están "reservados" a personalidadesde la vida pŭblica, como una manera derecompensa o reconocimiento a su laborpolítica.

Esta compleja red tributaria guardabauna estrecha relación con el comercio;pero antes quizás sea interesante hacerun pequerio inciso sobre el transporte,pues, al carecer de animales de carga yser tan importante el intercambio de pro-ductos, desde distancias enormes y conuna orografía tan difícil, cobra una rele-vancia especial. Jaime Litvak (1971: 99-112) realizó un análisis en el que estable-ció los cálculos generales con los que seincrementaba el coste del tributo con eltransporte y Ross Hassig (1990: 137)sugiere que este coste del transporte lopagaba el contribuyente, como parte deltributo, y que no corría por cuenta de laAlianza.

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"Las provincias que entraban aformar parte del imperio se regíancon unas normas uníversales en loreferente a los tlamemes. Éstos tra-bajaban de cabecera a cabecera,lo qtte facílitaba y abarataba eltransporte, a lo que hay que agre-gar la seguridad derivada de tra-bajar en una zona ya pacificada.Como veremos, estos aspectos eranvitales para una de las actividadesmás importantes de Mesoamérica:el comercio." (Bueno 2004a: 225)

La economía como elemento integra-dor en el imperio aztecaComo desvelamos en la cita anterior, elcomercio en Mesoamérica en general, yen México-Tenochtitlan en particular,tuvo una enorme importancia y, en granmedida, podemos afirmar que fue un ele-mento integrador, aunque, al mismotiempo, la institución en si era muy cerra-da. Sus miembros, prácticamente, forma-ban un "lobby" al que sólo se podia acce-der por indicación del tlatoani o porquela familia ya formara parte de él.

Los comerciantes estaban asociados engremios y vivian en sus calpullis. Aunquetodos disfrutaban de enorme prestigiosocial, aquellos que se dedicaban alcomercio de larga distancia tenian mayorreconocimiento, tanto por el tipo de mer-cancias con las que trataban, como por surelación prácticamente directa con elgobierno. Era tal el poder de este grupo,los pochtecas, quie tenia un sistema dejusticia propio, con leyes y jueces especi-ficos, además de gozar de sus dioses pro-tectores y de sus festividades especificas.Su influencia fue en aumento, de talmodo que el casus belli más repetido enlas fuentes era el ataque a una caravanacomercial (Tezozomoc 2001, [Cap. 301:138; [Cap. 39]: 173, [Cap. 77]: 328)

"Y cuando, alguna vez el señor deMéxico mandava a los mercaderes y disi-mulados exploradores que fuessen a algu-na provincía, si allá los prenclían o mata-van, [ luego el señor de México, haziagente para ir a la guerra sobre aquellaprovincía" (Sahagŭn 2001, II [Lib. 9, Cap.5]: 709)

"También en las guerras y en lasmover tenían sus leyes. Tenían porcausa legítima para moverla simataban algún mercader" (Zorita1992, [Cap. IX]: 95).

Como veremos más adelante, cuandoel segundo Moctezuma fue coronado, los

pochtecas se habían convertido en unauténtico grupo de presión, de tal formaque el tlatoani veia hacerse realidad lafrase neoliberal: "el Mercado es quiengobierna y el Gobierno quien gestiona",teniendo que adoptar una serie de medi-das drásticas para frenar su poder (Buenoe.p.). En la actualidad, los grandes em-presarios y multinacionales también tie-nen mŭ ltiples posibilidades de alcanzarun adecuado tratamiento fiscal y otrasmedidas especiales y beneficiosas.

Existia un circuito de mercados localesy regionales, con diferente periodicidad yen todos ellos habia variedad y abundan-cia de productos, aunque cada regióntenia los suyos propios. Por ejemplo, elmercado de Cholula estaba especializadoen piedras preciosas, el de Texcoco entejidos, el de Azcapotzalco en esclavos oel de Acolman en perros. Esta diversidadera fomentada por la politica económicaimperial, ya que exigia como tributo pro-ductos que no se generaban en la provin-cia o no en la cantidad suficiente, por loque se veian obligados a buscarlos enotros mercados para satisfacer las obliga-ciones fiscales.

Los mercados se instalaban en las pla-zas de los templos. Era un espacio acota-do que permitia colocar los puestos en elorden establecido por los jueces, con elfin de facilitarles su trabajo, ya que losfuncionarios estaban muy atentos a cual-quier disputa o fraude que se produjera(Diaz del Castillo 2000, I [cap. XCIII: 331).Existia, por lo tanto, una cierta regulaciónde mercados.

"Hay en esta gran plaza una grancasa como de audiencía, dondeestán siempre sentadas diez o docepersonas que son jueces y librantodos los casos y cosas que en eldicho mercado acaecen, y man-dan castigar los delincuentes. Hayen la dicha plaza otras personasque andan contínuo entre lagente, mirando lo que se vende ylas medidas con que miden lo quevenden; y se ha visto quebrar algu-na que estaba falsa." (Cortés 1963,[2acarta de Relación]: 73)

Además de los mercados habia otronivel comercial, el de larga distancia, quearrojaba enormes dividendos que lospochtecas intentaban mantener dentro desu circulo. Seguramente, serian nobles,quizás segundones, que al no obtener unpuesto de relevancia en el gobierno sededicaban a este tipo de comercio que,

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además de enormes ganancias, propor-cionaba muchísimo prestigio social. Estaidea está avalada porque los pochtecasIlevan en sus nombres la partícula tzinque es un indicativo de nobleza(Garduño 1997: 71, Ixtlilxochitl 1985,[Cap. II]: 53; Sahagŭn 2001, II [Lib.9, Cap.11: 690-691; Zorita 1992, [Cap. IV1: 136).

El comercio de larga distancia necesita-ba de unos preparativos más complejosque los mercados locales ya que estabanimplicados altos funcionarios y también elpropio gobierno. Solamente los pochtecaspodían dedicarse a él, y tras presentar laruta de sus actividades comerciales, reci-bían el visto bueno del gobierno. Yor quéestaba interesado el gobierno? Porquetambién participaba del negocio. Elmismo tlatoani tenía sus delegados que levendían o le compraban mercancías. Asíque a la hora de partir las caravanas nosólo contrataba a los mejores tlamemes,para el transporte de las mismas, especial-mente preciosidades (Durán 1984, II,[Cap. XLV11: 357), sino que el gobiernoproporcionaba protección militar.

Mucho se ha especulado acerca de laparticipación o intervención imperial enlas redes comerciales. Esta es una cues-tión significativa ya que venimos repitien-do que el mercado era muy importantedentro del engranaje del Estado y quizásuno de los rasgos más uniformadores. Lasfuentes permiten conocer que el gobier-no imperial se había preocupado por dic-tar unas leyes muy concretas en materiade mercados locales: categoría, periodici-dad, tipo de mercancías, alguaciles y jue-ces para dirimir los problemas que sur-gieran (Zorita 1992, [Cap. IX]: 117). Ésteofrecía muchos beneficios a los que elEstado no estaba dispuesto a renunciar.

Algunos autores (Berdan 1996: 132;Carrasco 1978: 63; Polanyi 1971: 262) defi-nen el comercio desarrollado por el impe-rio azteca como un sistema económicoadministrado, esto quiere decir que sibien no ejercía un control absoluto, sí seactuaba desde el gobierno fomentadoactitudes proteccionistas como el hechode que solamente sus pochtecas pudierantener acceso a los mercados más impor-tantes y por lo tanto los ŭnicos en adqui-rir los productos de prestigio que la elitede todo el Valle demandaba. De estamanera controlaba monopolios o gravabalas mercancías con importantes impues-tos, además de facilitar proteccióna las caravanas comerciales y de exigir asus tributarios que adquirieran en los mer-cados productos que no producían y quesi tenían que tributar. De esta forrna, el

gobierno se beneficiaba ampliamente alestar implicado en todos estos aspectos.Pero no sólo él obtenía ganancias, sinoque esta política comercial también bene-ficiaba a los consumidores, ya que podíanadquirir en los mercados objetos o mate-rias primas de todo el Valle a precios másventajosos y poner en circulación, conmayor proyección, sus propios productos.

El régimen azteca tenía gran flexibili-dad para organizarse política y económi-camente. Al ser un imperio de caracterís-ticas hegemónicas, su objetivo era sacarel máximo rendimiento de las provinciasque incorporaba a su órbita de actuación,pero con un mínimo gasto administrativoy militar. Sin embargo, no dudó en levan-tar el macahuitl para defender sus intere-ses comerciales, para mantener pacifica-dos los pasillos por donde fluía la red deproductos y para apoderarse de monopo-lios y mercados. Desgraciadamente, estoshechos se repiten también en la actuali-dad. Ellos no pretendían apoderarse depozos de petróleo, pero sí de otras mate-rias primas como la producción de obsi-diana que tenía, salvando las distancias,la misma importancia para su economía.Por eso, afirmamos que no dudó en crearguerras, incluso civiles, para apoderarsede los mercados. Quizás, la más conocidasea la guerra que emprendió contraTlatelolco, aunque también hubo otras.

El ansiado mercado deTlatelolco2A raíz de la derrota del imperio tepanecaen 1428, se formó la Triple Alianza y seestipuló que este organismo estuviera for-mado por los miembros que más activa-mente colaboraron en la guerra, entre losque injustamente no estuvo Tlatelolco, laciudad gemela de Tenochtitlan (LópezAustin, 1981: 74; Orozco y Berra 1978, III:218). Esta situación incrementó el males-tar entre las dos ciudades, aunque suenemistad venía de lejos, desde los tiem-pos de la peregrinación, cuando el grupomexica se separó. Las dos parcialidadesestuvieron vagando por el Valle hastaque, finalmente, se establecieron en unosislotes pertenecientes a Azcapotzalcoseparados ŭnicamente por un dique.

Cuando los Tenochca fundaron Te-nochtitlan, los tlatelolca ya estaban asen-tados en Tlatelolco y, hasta el momentode la guerra tepaneca, parece que habíandisfrutado de mayor importancia políticaque sus hermanos y que, gracias a ello,pudo dedicarse al comercio. Como tribu-tarios de Azcapotzalco, sería esta metró-polis quien le indicaría qué actividadpodían desarrollar sin perjudicar los inte-

2. Vid Bueno 2005.

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reses imperiales. Fue así comoAzcapotzalco permitió que un grupo dePochtecas, venidos de otras tierras, se ins-talaran en Tlatelolco y enseriaran el oficiocomercial a los tlatelolca (Acosta Saignes1945: 48; López Austin 1967: 27, 1981: 87-88).

Tras la derrota de los tepaneca, inespe-radamente Tenochtitlan salió reforzadafrente a Tlatelolco en el reparto de terri-torios y funciones y, además, quedó almando del ejército imperial (Zorita 1992,[Cap. IX]: 54). Éste desarrolló una extraor-dinaria actividad expansiva que beneficióenormemente a los comerciantes y, porende, a Tlatelolco, que aumentaba suriqueza y fomentaba la envidia de susvecinos. En este contexto se produce laguerra fratricida entre los Tenochca yTlatelolca en 1473.

El antecedente del conflicto se sit ŭa enel deseo de Moquíhuix, tlatoani deTlatelolco, de dominar Tenochtitlan.Decidió comprobar con qué aliadospodría contar y envió a sus embajadoresa Chalco, importantísima ciudad del lagoque había tenido graves diferencias conTenochtitlan (Chimalpahin 1965, [7aRelación]: 206; Tezozomoc 2001, [Cap.43]: 191). Al principio los chalca escucha-ron con interés a los embajadores tlatelol-ca pero, finalmente, no quisieron formarparte del complot y pidieron audiencia aAxayacatl, tlatoani de Tenochtitlan, parainformarle y entregarle a los embajadoresen calidad de presos.

Tras meditar su actuación, Axayacatldecidió organizar una gran fiesta parainvitar a lo más granado de la corte tlate-lolca, que naturalmente aceptaron. Allí seprepararon y degustaron deliciosos man-jares entre los que, segŭn nos cuentaChimalpahin (1965, [7a Relación]: 207) seencontraban los desdichados embajado-res apresados por Chalco.

Moquíhuix quedó advertido, más nodesistió de su emperio y segŭn vuelven acontarnos las fuentes humilló a su espo-sa, hermana de Axayacatl, repudiándola ytomando por esposa principal a la hija deun noble tepaneca. La princesa tenochcacorrió a casa de su hermano y allí delatólas intenciones de su esposo (Chimalpa-hin, 1965, [7a Relación]: 208; Tezozomoc1975: 117-119; Torquemada 1969, I, [Lib.2, Cap. 581: 177).

"Esta princesa Chalchiuhnenetzinno era fuerte, sino delgaducha, nide buenas carnes, sino antes biende pecho mtty huesudo, y por ellono la quería Moquihttixtli, y la

maltrataba mucho. Por eso se vínoaquí a Tenochtitlan a relatarle a stthermano menor, Axayacatzin, loque hacía Moquthutxtlí, así comoque hablaba de guerrear contra el"tenochcat1"; vino a decírselo todo,habiéndose enojado y preocupadomuchísimo el rey Axayacatzin."(Tezozomoc 1975: 118-119)

Este fue el pretexto perfecto para queTenochtitlan declarara la guerra aTlatelolco. Pero no olvidemos que lamayoría de las fuentes de las que extrae-mos la información están claramente afavor de los tenochca y debajo de estaexplicación subyace el deseo deTenochtitlan de controlar el prestigiosomercado de Tlatelolco. El resultado fuefavorable a Tenochtitlan y la consecuen-cia inmediata supuso la pérdida de laindependencia de Tlatelolco y, por lotanto, de su importantísima red comercial(Chimalpahin 1965, [7a Relación]: 209;Durán 1984, II, [Cap. XXXIV]: 264;Sahagŭn 2001, II, [Lib. 9, Cap. 11: 691;Tezozomoc 2001, [Cap. 481: 210.).

Rudolf van Zantwijk (1962: 120) y AnaGardurio (1997: 161), opinan que en estacontienda hubo otros factores que poten-ciaron la victoria tenochca. El poderosogrupo de pochtecas de Tlatelolco, viendola inminencia de los acontecimientos,Ilego a acuerdos secretos con el gobiernode Tenochtitlan para que el potencialproductivo del mercado y su extensa redno sufrieran daños con la guerra, estable-ciendo condiciones de mutuo beneficio(Durán 1984, II,[cap. XXXIV]: 264;Tezozomoc 2001, [Cap. 48]: 209)

Cabe preguntarse las razones por lasque el gobierno de Tenochtitlan quisopactar con el grupo de pochtecas, cuandoestamos seguros que para ganar la guerrano los necesitaban. Quizás, la respuestaesté en esa otra faceta que tenían loscomerciantes de larga distancia y que noera otra que la de esplas. Efectivamente,parte de lo que hoy llamaríamos serviciode inteligencia estaba formado por lospochtecas, que recopilaban informaciónvital para la organización de las campariasmilitares, como accidentes geográficos,efectivos enemigos, posibles aliados, etc.

"Tomavan el traxe y el lenguaje dela misma provincia, y con esto tra-tavan entre ellos, y sin ser conoci-dos por mexicanos. [..] descubrie-ron la provincia de Anáoac y lapassearon, que estava toda Ilenade riquezas. Y esto secretamente

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como espias que eran disimttladascomo mercaderes" (Sahagŭn 2001,II, [Lib. 9, Cap. 51: 706, 708).

Otras guerras comercialesEn una organización político-económicacomo la desarrollada en Mesoamérica, lasguerras con un claro objetivo comercialeran moneda corriente en todos los reina-dos. Un buen ejemplo son las queemprendieron los dos Moctezumas. Elprimero contra Tepeaca y el segundocontra Tototepec, como se verá másampliamente en un próximo trabajo.

Una vez establecido ese cordón deseguridad en la zona nuclear, de dondeobtenían los productos de primera nece-sidad, los gobernantes del valle se expan-dían hacia el sur y sudeste para abaste-cerse de los objetos de lujo. Este fue elmotivo por el que el primer Moctezumatuvo un enorme interés en finalizar ellargo conflicto con Chalco, que ya dura-ba 13 arios y que le impedía expandirsehacia su siguiente objetivo: Tepeaca, ciu-dad que, por expreso deseo deTenochtitlan, se convertirá en una ciudadcomercial de primer orden. Situada amitad de camino entre Tenochtitlan, lazona del Xoconochco y la del Golfo(Davies 1977: 94; Hicks 1979: 88), era elenclave ideal para que los pochteca sereunieran, descansaran e intercambiaranlas mercancías de lujo en el mercado cre-ado para tal finalidad y, lo que era a ŭnmás importante, se conseguía crear unpasillo pacificado para que el flujo demercancías no se viera interrumpido.

Las fuentes narran que unos comer-ciantes mexicanos fueron asesinados poralgunos tepeacas, como represalia por laconquista de Chalco. La respuesta delimperio fue aplastar Tepeaca y sus ciuda-des dependientes en 1466 (Tezozomoc2001, [Cap. 291: 133-137). Pero tambiénnos dicen que en Tepeaca no estabanpreparados para la guerra, a pesar deestar avisados por el imperio (Durán1984, II, [Cap. XVIIII: 161,162), lo que noshace pensar que el asesinato de loscomerciantes pudo ser una manipulaciónen las fuentes a posteriori para justificar elataque y su interés en dominar la ruta de"las preciosidades". Además de solucio-nar el asunto del mercado y del aloja-miento, consiguieron aumentar el nume-ro de tlamemes (Blanton y Feinman1984:677).

"f ..] para que en esa ciudad deTepeaca —quiere y es su voluntad-que se haga un gran mercado, en

el cual paren todos los mercaderesde la tierra, qtte el tal día señaladoaportaren a ella y se hallen en él yque se vendan ricas mantas detodo género y piedras y joyas y pht-mas de diversos colores, y oro yplata y de todos metales y ctterosde diversos animales, de leones, detigres, de gatos monteses; cacao,bragueros ricos y cotaras. Y esto eslo que os manda el rey nuestroseñor Motecuzona". (Durán 1984,II, [Cap. XVIII]: 162)

En Tototepec y Quetzaltepec Moctezu-ma Xocoyotzin actuó igual que Mocte-zuma Ilhuicamina al promover esta gue-rra solamente porque los escultores sequejaban del alto precio que tenían quepagar por la arena y el esmeril, que seimportaba de estas ciudades. Por ello,provocó una guerra, que le fue favorable;y exigió como tributo la arena y el esme-ril, solventando el problema (Durán 1984II, [cap. LVI]: 425-431).

Estas guerras ilustran perfectamente laimportancia de la red comercial en el sos-tenimiento del imperio, pero también elnivel de influencia política al que habíanllegado los pochteca. Por eso, una de lasprimeras medidas que adoptó MoctezumaII, al llegar al trono en 1502, fue dar ungiro hacia una política más centralizadora,con el objetivo de restar poder al "lobby"de comerciantes que, peligrosamente,habían amasado fortunas incalculables,con las que compraban favores y lealtadesque podían hacer tambalearse los cimien-tos del imperio. Por ello, MoctezumaXocoyotzin ordenó una "depuración stali-niana" y fortaleció al ejército, con cuyalealtad se favorecía a sí mismo.

"Motectthzoma Xocoyotzin, te-miendo ttna peligrosa inversión defuerzas, frenó su ascenso, acusan-do a los más ricos mercaderes decrimenes ficticios, con lo que seincautaron sus tesoros en benefi-cio de los ctterpos militares"(López Austin 1981: 89)

No olvidemos que estamos en unacorte que practicaba la poliginia y queeso favorecía que siempre hubiera varioscandidatos legítimos al trono y por lotanto las facciones y las intrigas eranmoneda corriente (Bueno 2004b). Elmismo Moctezuma "ayudó" a su hermanoa morir, ya que contaba con importantesapoyos dentro del ejército para gobernar,como bien se lamentaba Nezahualpilli:

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ISABEL BUENO BRAVO

vid Rojas 1998.

"debajo de piel de oveja [Moctezuma] eralobo carnicero" (Ixtlilxochitl 1985, [Cap.LXXO: 211).

La moneda3El análisis de la activa red comercial quegeneró el imperio obliga a preguntarsesobre cuál era la moneda o el patrón decambio que se utilizaba. Sabemos quehabía varios tipos de monedas: granos decacao, mantas, cariones con polvo de oroy hachuelas de cobre; éstas ŭltimas estánmás cerca de lo que nosotros podríamosconsiderar monedas (Díaz del Castillo2000,1, [cap. XCII]: 332). Sin embargo,mantas y cacao también eran monedas deuso corriente entre los mesoamericanos,como queda vivo reflejo de ello en losdocumentos.

Había muchos tipos de mantas condiferentes usos: para pagar tributos, paravestir; pero también había unas mantasespecíficas como moneda con diferentesvalores, ya que muchos de los cronistastuvieron ocasión de comprobarlo perso-nalmente (Clavijero 1976:236; Motolinía1971:374; Torquemada 1969, II:560; Zorita1909:117), Bernardino de Sahag ŭn (2001,lib VI, [cap. XXIII]: 523; lib. IX, [cap. X]:722-723), siempre atento al detalle, espe-cifica que había mantas de diferente valory en La historía de los mexicanos por suspinturas (1979:89) encontramos que lasmultas se pagaban con mantas. Respectoal tamario de las mismas como moneda laRelación de Atlatlauca y Malinaltepeque(1984:49) nos informa que eran "unasmanfillas de algodón del tamaño de unpliego de papel, que corría entre ellos pormoneda".

Con el cacao pasa como con las man-tas conocemos su utilidad culinaria, perotambién como moneda (Cervantes deSalazar 1963:55; 1971,1:117; Clavijero1976:236, 527; Durán 1984, II, [Cap.LXV1]: 490; Las Casas 1966:46; Motolinía1971:374; Torquemada 1969,II:560, Zorita1909:116, 126). Hernán Cortés (1963,[2acarta de relación]: 63) se lo explica alemperador Carlos

"y dos mil pies de cacao, que esuna fruta como almendras, queellos venden molida, y tiónenla entanto, que se trata por moneda entoda la tierra, y con ella se com-pran todas las cosas necesarías enlos mercados y otras partes".

El uso del cacao como moneda siguióvigente durante el período colonial, yaque viajeros ingleses del siglo XVI deja-

ron testimonio de ello (Chilton 1963:39;Hawks 1963:58). Claro que para la men-talidad europea costaba hacerse a la ideade que el dinero pudiera cultivarse en elhuerto y así Pedro Mártir de Anglería(1964,11:470) exclamaba que sólo "laspersonas de mezquino ingenio tendránpor fantasía el que de un árbol se cojamoneda". A pesar de que los datos sonclaros y precisos como los de FranciscoClavijero (1976:527)

"varias especies de cacao, no usa-ban como moneda el tlacacahuatlo cacao menudo, que usaban ensus bebidas, síno más bien otrasespecies de inferior calidad y menosŭfiles para alimentarse, que circu-laban incesantemente como mone-da y no tenía casi otro uso que el deemplearse en el comercio".

Libros de cuentasTodas estas transacciones comerciales yobligaciones fiscales quedaban registra-das en unos maravillosos libros, pintadospor los tlacuilos al servicio de la adminis-tración. En ellos se especificaban la can-tidad, la frecuencia y la clase de produc-tos que cada provincia, sujeta al imperio,debía tributar. Los libros económicos porexcelencia son la Matrícula de Tributos,la Información de 1554 y El CódiceMendoza; el primero es prehispánico ylos segundos, coloniales. Concretamente,el Mendoza fue una petición del VirreyD. Antonio de Mendoza para saber lo quetributaban los "indios en tiempo de suinfidelidad".

III. Conclusiones

Decimos Europa y, en general, pensamosen ella como una unidad. Sin embargo,no es lo mismo referirse a Escandinaviaque al Sur de Esparia, ni por historia nipor desarrollo. Dentro del concepto geo-gráfico de Europa existen varios mundos,de esos que llamamos primero, segundoy tercero. Por ello, surgieron macroorga-nismos que sobrepasaban el ámbitonacional, para paliar esas desigualdades.En América no pasa lo mismo, porque alreferirnos a ella la identificamos con losnorteamericanos, y cuando decimos nor-teamericanos no pensamos ni en cana-dienses, ni en inuits (esquimales) ni, porsupuesto, en mexicanos. Pero Américaestá formada por dos subcontinentes queatienden a tres realidades: Norteamérica,Centroamérica y Suramericana. Todo es

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América y americanos todos los queviven en ella, pero con una historia y unritmo de desarrollo distintos y para supe-rar esto aparecieron también innumera-bles macroorganismos insertos en unamararia de siglas.

Pensando en ello, todo se reduce a sue-ños y a realidades. El suerio por construiry extender un espacio global, en cadamomento histórico de acuerdo a las coor-denadas geográficas conocidas; y las rea-lidades, que son los efectos que esos sue-rios producen en la propia nación y en lazona de expansión.

Es por ello, como he dicho en este tra-bajo, que suerios y hombres soriadoreshan existido siempre. Soñadores globali-zadores como Alejandro Magno, MarcoAurelio, Cicerón, Jes ŭs de Nazaret, JulioCesar, Moctezuma II, Colón, Napoleón oHitler y, en ese sentido, vemos que la glo-balización no es un fenómeno nuevo, loque sí parece novedoso es la dimensióndel fenómeno; y como aterradOramentevaticinó Georges Orwell (2001), hemoshecho realidad el control total del "bigbrother". El informe de los DerechosHumanos de la ONU afirma que la liber-tad es lo que da bienestar al hombre, nola riqueza. Y retomando la idea de queno es un fenómeno nuevo, podemosdecir que globalización e imperialismo seasimilan en el deseo de dominar física-mente, pero también metafísicamente,introduciendo ese componente etnocén-trico de querer hacer a nuestra "imagen ysemejanza", porque nosotros estamos enposesión de la Ŭnica Verdad.

Efectivamente, la llegada de los espa-ñoles a México-Tenochtitlan puso fin alsuerio globalizador del imperio azteca,como tiempo atrás ellos acabaron con elde los tepanecas; y como si de una cade-na se tratara, ahora otros hombres, conuna concepción del mundo diferente,querían imponer su sueño globalizador.

Hemos visto que, entonces como aho-ra, dentro de los planes globalizadores laeconomía actuaba como elemento inte-grador, aunque también antes comoahora, la economía marcaba la diferencia.El imperio, sin especificar cuál, crea unaenorme red comercial en donde se puedeencontrar absolutamente de todo, provo-cando una relación de difícil equilibrioentre demanda y producción, porque,aunque de ésta se derivan beneficios, esuna situación asimétrica que genera des-igualdad.

Todo el proceso se ve potenciado porlos cambios tecnológicos. Dependiendodel momento histórico en el que nos

encontremos, los cambios serán unos uotros, pero en todo caso y dentro de sucontexto, es "un despegue de nuevas tec-nologías". Por otra parte, la importancia delos "medios de comunicación" será crucialpara que el imperio, y sigo sin especificarcuál, difunda las bonanzas de su plan glo-balizador. Naturalmente, en el imperioazteca no había televisores de plasma, niteléfonos móviles, ni internet, porque esono pertenece a su contexto, pero teníanotros medios difusores magnificos y, porlo que nos transrniten las fuentes, más efi-caces que la televisión ŭnica.

Organizaban unas ceremonias p ŭblicasencaminadas a dejar bien claro lo benefi-cioso que era estar dentro de la órbitaimperial. En estas celebraciones se invita-ba a toda la comunidad y también a losrepresentantes más importantes de lasprovincias "amigas", así como de las "ene-migas". En ellas se hacía ostentación de lariqueza del imperio y, al tiempo, se reali-zaban algunos sacrificios para dar graciasa Huitzilopochtli por el buen rumbo de lamundialización azteca. En muchos de loscasos, las infortunadas víctimas eranparientes de los políticos invitados, deforma que el mensaje no dejaba lugar adudas: mejor globalizados que indepen-dientes.

Asimismo, se ha expresado que com-prar productos que no proceden o no sehan fabricado en nuestro país es unacaracterística de la globalización. Que esared comercial permite a los consumidorestener acceso a una mayor variedad debienes con un coste en algunos casosmenor, porque suelen encontrar mecanis-mos para abaratar el transporte. Es unaplasmación de la ventaja comparativa yfundamento del intercambio comercial.Pero, si la mercancía deseada no se en-cuentra al alcance del imperio, siemprese puede recurrir a la guerra para conse-guirlo (Tlatelolco, Tepeaca, Tototepec).

El Imperio, para gestionar la expansión,se ve en la necesidad de crear macroorga-nismos que regulen a nivel global las polí-ticas económicas, da igual que se llamenTriple Alianza que Fondo MonetarioInternacional. Crea unas condicionesespeciales para fomentar la inversiónextranjera y el permiso o facilidades delEstado para que se establezcan gruposextranjeros, como los pochtecas en Tlate-lolco o los MacDonalds en Acapulco. Setiende hacia una unidad monetaria, euro ocacao, y lingŭística, inglés o nahuatl.

Por tanto, la globalización no es algosobre lo que los ciudadanos hayan tenido,ni antes ni ahora, capacidad de decisión,

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sino que es un proceso en el que siemprehemos estado inmersos. Lo que varia eneste proceso globalizador quizás sea, pre-cisamente, la dimensión. En la antigiledadhabia menos paises o menos gruposhumanos implicados, porque el mundoconocido era menor. En la actualidad alutilizar las nuevas tecnologias, la informa-ción se recibe a tiempo real en esta "aldeaglobal", famosa definición usada por elsociólogo canadiense Marshall McLuhanen el libro Galaxia Gutemberg (1962). Portodo ello, podemos afirmar que la famosafrase de Porfirio Diaz "pobre México tanlejos de clios y tan cerca de EE.UU." aprincipios del siglo XVI podria haber sidodicha por Moctezuma Xocoyotzin: "po-bres chichimecas tan lejos de sus dioses ytan cerca de Tenochtitlan".

En épocas anteriores el "Norte" ameri-cano estaba en Mesoamérica; y esto lim-pia de sospechas el pasado colonial,cuando se le culpa del subdesarrollo ibe-roamericano. La experiencia colonial fueun esfuerzo por unificar el continente,digamos que por globalizarlo; asi que enambas partes se dieron los mismos éxitosy fracasos. La relación natural entre losdos subcontinentes siempre ha sido denorte a sur y no de este a oeste. Podemosafirmar que, desde la prehistoria hastaprácticamente el siglo XIX, Mesoaméricay quizás también parte de los Andes, fue-ron las zonas más sobresalientes y que, apartir de la guerra de la Independenciaamericana, es cuando EE.UU. y Canadáempezaron a sobresalir.

Sin embargo, hay voces, quizás másesperanzadas que autorizadas, que prelu-dian una nueva época dorada para eldesarrollo de América en toda su exten-sión, una especie de

"justicia histórica" en el siglo XXI"será el auténtico siglo americano,una era de dominio mundial de

ambas Américas, fusionadas enuna superpotencia diferente, unosEstados Unidos hispanizados ymestizos. Su existencia vendría arepresentar tanto la amalgama delos mejores valores del norte y delsur como el triunfo del auténticocomercio global y el capitalismoliberal. Sería también la pruebadefinitiva de que la supuesta anor-malidad civilizadora de Españaera una falacia, y probaría (siem-pre hay algŭn Huntington al ace-cho) que las interpretaciones de laHistoria basadas en determinis-mos biológicos o culturales sonerráneas" (Fernández-Amesto enLucena Giraldo 2004: 14)

Esta posibilidad aterra a parte de lasociedad norteamericana como se reflejaen el articulo "el reto hispano" de SamuelHuntington, al que se referia ManuelLucena Giraldo y ya hemos comentado.Personalmente, me siento pesimista anteel panorama globalizador cuyo factor degiro es la economia, donde se busca elbeneficio rápido sin valorar las conse-cuencias; donde los logros de los sereshumanos se están quedando sin conteni-do; donde nuestro planeta está dandosintomas de enfermo terminal e incom-prensiblemente le damos la espalda.Pero, también, me gustaria poder decir,recordando a Martin Luther King: "heteniclo un sueño" y en él se hacia realidadel lema de Porto Alegre "otro mundo esposible". Hemos comprobado que a lolargo de nuestra historia como "homohabilis" hemos luchado por superarnos yaquellos que más éxito tuvieron se afana-ron en globalizar al resto y esto es algoinherente al ser humano. Como dice elpoeta Fernando Ortiz "en cada edad lavida es la misma, pero la vemos de distin-ta manera".

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