maría de los evangelios

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Hermoso librito sobre Nuestra Señora. Excelente para lectura espiritual y un mejor conocimiento e imitación de nuestra Buena Madre.

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  • Editor:Hermanos Maristas P.le Marcellino Champagnat, 200144 Roma ItaliaTel (39) 06 545171 Fax (39) 06 [email protected] www.champagnat.org

    Maquetatin y Fotolitos:TIPOCROM s.r.l.Via A. Meucci, 28 00012 Guidonia (Roma), ITALIA

    Imprime:CSC Grafica s.r.l.Via A. Meucci, 28 00012 Guidonia (Roma), ITALIA

    Terminado de emprimir mayo de 2009

  • Mara de losEvangelios

    Giovanni Maria Bigotto, fms

  • Agradecimientos

    Este libro nace del encuentro que tuve el da 14 de Junio del2.008 con 400 jvenes de la escuela marista de Byimana, enRwanda. El deseo que tenan de conocer mejor a la Madredel Seor me ha impulsado a escribirlo. Se lo agradezco aellos vivamente, y este folleto es, especialmente, para ellos,los jvenes.

    Tambin mi gratitud, al Hermano Juan Jurez Moreno al quedebo la traduccin del texto al espaol y por su gran amis-tad y animacin.

    En este mi agradecimiento, hago mencin especial de MaraLivia Pinchera que ha cuidado el encuadre y la paginacin detoda la cuestin artstica y no slo tocante a este libro, sino,en general, de todas las obras editadas en la postulacin.

    Este opsculo considera los sentimientos que los catlicosy protestantes deben tener en cuanto se refiere a la Madredel Seor, a la que hay que considerar como importante fac-tor de reconciliacin. Muchas de las citas las he tomado delas Iglesias Evanglicas. Tambin la Iglesia Ortodoxa estpresente, merced a sus iconos y oraciones.

    Dejemos que el entusiasmo embargue nuestros corazones porque vamos a descubrir en la Virgen Mara su riqueza, en gracia y humanidad , como Madre de Jess, Madre nuestra y tesoro de todos los cristianos.

    Hermano Giovanni Maria Bigotto, fms

  • NDICE DE MATERIAS

    La dulce Madre de Dios ....................................................... p. 5

    Mara fue la Primera............................................................. p. 7

    La mujer en la plenitud de los tiempos............................ p. 11

    Un s entusiasta ..................................................................... p. 15

    Cantar para ti un cntico nuevo ...................................... p. 19

    El Magnificat .......................................................................... p. 23

    El Retrato de Dios .............................................................. p. 24

    El Retrato de Mara............................................................. p. 26

    El corazn, forja de la oracin........................................... p. 29

    La mirada del discpulo amado.......................................... p. 33

    La fiesta del amor ................................................................. p. 35

    He ah a tu madre ................................................................. p. 37

    Y desde aquella hora el discpulo amado la recibi en su casa ............................................................. p. 41

    En el espejo de las Escrituras ............................................. p. 43

    Dos miradas diferentes ....................................................... p. 45

    Los asombrados protestantes............................................. p. 46

    El asombro de los catlicos ............................................... p. 62

    Una mirada donde brilla la simpata ................................ p. 69

    Toma mi s ............................................................................. p. 72

  • Oh Mara !Has trado al mundo a Jess tu primognito.Lo ha envuelto en paales con amor...Y lo dejas en un pesebrePero esa cuna no est limpiani es bonita ni adecuada.

    Mi corazn tambin es, Mara, como un simple pesebre ni limpio,ni bello,ni adecuado. Pero si en el pesebre de mi coraznT dejas a tu primognito,A Jesus, el Seor No llegar tambin yoa ser hijo de Dios ?

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  • Mara de los Evangelios 5

    Ciertamente, puede considerarsea Mara como una fuente de amorque fluye hacia Jess y hoy, tal vez,sea ya posible que esta corriente deamor pueda originar un mutuo flujode simpata entre los cristianos ca-tlicos y los cristianos protestantes.Habr llegado ya esa hora?

    Durante la segunda parte del mes de mayo y la primera delmes de junio he estado por Rwanda y por la Repblica Demo-crtica del Congo. En todos estos lugares, los jvenes catlicosme han solicitado, con insistencia, argumentos para poder res-ponder adecuadamente a las cuestiones, que de continuo, lessuscitan los protestantes sobre la Santsima Virgen.

    Sobre este asunto hoy, precisamente, son las Grandes Igle-sias Protestantes las que estn insistiendo en nuevos descubri-mientos sobre la joven Virgen de Nazareth y tambin, conti-nuamente, se estn multiplicando las producciones y los textosque tratan sobre la Madre del Seor. Y, precisamente, son estasmismas Iglesias las que se estn remitiendo al mismo Lutero quedurante toda su vida se refiri a Mara como la dulce Madre deDios. Esta expresin se la sugera el continuo canto de laSalve Regina que entre nosotros los cristianos catlicos secontinua manteniendo y que culmina con las bellsimas palabrasde: Oh dulce Virgen Mara.

    Antes de afrontar, recprocamente, las diversas cuestiones,tenemos que adentrarnos, detenernos y admirar el magnfico re-trato que sobre la Madre de Jess presentan los Evangelios. Esto

    La dulce Madre de Dios

    Icono ortodoxo

  • 6 La dulce Madre de Dios

    constituye un verdadero y valiossimo tesoro para todos los cris-tianos. Esta Mara que reflejan los evangelios pertenece a todoslos cristianos. Ella am tanto a Jess que, nadie mejor que Ella,se erigi en su perfecta discpula. Esta Madre de Jess, tal ycomo nos la presentan los evangelios, puede tener hoy su lu-gar en el corazn de todos los cristianos.

    La cuestin que con ms nfasis y frecuencia plantean losprotestantes a los catlicos es, precisamente, el especialsimoculto que stos le tributan y que ellos encuentran exagerado. Es-tas controversias provienen, tanto de los telogos y pastoresprotestantes, como de sus simples fieles. Por parte de los cat-licos, es necesario que sepan que el trmino protestante en-cierra y engloba una multitud de iglesias y de sectas que, a me-nudo, son muy diferentes y distintas entre s. Desde luego, loscatlicos pueden reprocharles a los protestantes su casi silen-cio y la desconsideracin que tienen ante las primeras y ms al-tas alabanzas que los propios evangelios ofrecen y dedican aMara. Hay que aclarar los puntos conflictivos que, en realidad,son secundarios. Hay que centrarse en lo que nos une y encuanto puede contribuir a serenar las relaciones entre los ca-tlicos y las dems iglesias.

    En este asunto, la Iglesia Ortodoxa tiene y puede ofrecer unacolaboracin valiossima. En sus expresiones amorosas hacia laMadre del Seor, esta Iglesia est extremadamente prxima a laIglesia Catlica. En sus himnos y en las celebraciones de susfiestas es donde llega a mayor altura.

    Sobre este particular, mantengo una gratitud personal es-pecial para muchos protestantes: En Madagascar, he vivido du-rante 33 aos como educador y director de colegios, en los quela mitad, incluso, hasta 900 de estos alumnos, eran protestantesy algunos de ellos, hijo-hija de pastores. Esto me ha acostum-brado a tratar sobre la Virgen acudiendo, sobre todo, a lo quede Ella se dice en los evangelios. Precisamente, en este punto,la Palabra de Dios es base segura y fuente inagotable.

    Mara ama a su Hijo y le da todo su ser. A nosotros nos ama,porque Jess nos ha confiado a Ella. Cuanto ms y mejor sepa-mos esto, ms unidos estaremos, a pesar de nuestras diferencias.Slo se requiere una condicin: tener un corazn bien dispuesto.

  • 7Cuando nuestra mirada se di-rige hacia Mara y consideramoscmo se puso al servicio delNio que se le entrega: Jess, elSeor, descubrimos que, preci-samente, ha sido Ella la que senos ha adelantado en todos loscaminos del amor.

    Ella fue la primera evangelizada por la Buena Nueva quele dirigi el ngel Gabriel y Ella fue tambin la primera enaceptar y concentrar toda su vida sobre su querido infante.Tambin fue Ella la que por primera vez oy el dulcsimonombre de Jess y lo fue repitiendo constantemente enlos requiebros amorosos que como madre, dirigi cario-samente al Nio que ya llevaba en sus entraas. Fue en-tonces cuando y donde naci de los labios de Mara ladevocin al dulce nombre de Jess.

    Tambin fue Ella, la primera que respondi con un s aJess. Este s de Mara fue el que abri las puertas a unsin fin de ses que despus otros daran a Jess: Jos,Pedro, el discpulo amado, Pablo, y este s se ha re-petido de generacin en generacin, a lo largo de todoslos siglos, pueblos, culturas, lenguas, edades hasta lle-gar al s de nuestros propios labios. Todo el amor quepodamos tener a Jess naci el da de la Anunciacin.Como muy bien dice un cntico: El precio de tu amor haquedado guardado para siempre en nuestras cosechas.

    Ella fue la que, por primera vez, dio a Jess la posibilidadde poder experimentar en su humanidad lo que es sentirseafectivamente querido como un hijo fuertemente deseado y

    Mara de los Evangelios 7

    Mara fue la Primera

    frica, Virgen de los Mafa

  • 8 Mara fue la Primera

    que llega envuelto del amor y el cario de una madre. Laprimera experiencia humana de Jess fue la de sentirseamado y se la debi a su madre. Tambin, por medio deMara, nuestra humanidad ha hecho posible el poderofrecer al Hijo de Dios, el mayor amor que existe en estemundo: el amor de una madre y de una madre joven.Jess vivi y experiment esta realidad hasta el fin de suvida. Todava hoy lo sigue recibiendo por parte de susdiscpulos.

    Tambin fue Mara la primera misionera que tuvo Cristo,con motivo de la Visitacin. Ella marcha de prisa desde Na-zareth y lleva a Jess por los caminos humanos hasta lamisma familia del Bautista. Fue en esta familia, cmo, porboca de Isabel, se manifest por primera vez, la fe cristiana.El Hijo es el Seor, mejor dicho, empleando el posesivo:Mi Seor. Y todo fiel cristiano expresa su fe a Jess con laexpresin: Tu eres mi Seor!.Los pasos y las prisas de Mara anuncian ya los que mstarde darn Pedro, Pablo, Francisco Javier, Albert Sweit-zer y los pasos de todos cuantos en el tiempo han em-prendido su marcha por los caminos humanos y se hanacogido al rico corazn del Seor para anunciarlo a losdems: Misioneros de ayer, de hoy y de maana. Todosacompasan sus pasos a los de la joven Madre de Jess.

    Mara es tambin la primera a quien los evangelios pro-clamarn bendita y dichosa por causa de su fe. El cnticode Isabel que est entretejido por un cmulo de alabanzasa la Madre de Jess, va desde la bendicin hasta la beati-tud, llegando a dar a Mara el mayor ttulo que se le puedeotorgar: La Madre de mi Seor lo que es lo mismo que:la Madre de Dios.

    Enaltecida por la madre del pequeo Juan Bautista, Mararesponde con el clebre cntico del Magnificat. Este cn-tico, desde el primero hasta el ltimo de los versculos,tiene por objeto y se centra completamente en Dios: Diosque con su amor llena toda la Historia de la Humanidad.Este himno constituye la primera de las grandes alabanzasdirigidas a Dios en el Evangelio y sube desde el corazn ylos labios de la humilde sierva, Mara.

  • 9 Desde que nace Jess, Mara es la primera en ocuparse deeste hijo: Y dando a luz a su Primognito, lo envolvi en pa-ales y lo deposit sobre el pesebre (Lc. 2, 7). Ella iba aser, pues, la primera en amar a Dios en un cuerpo humano.

    Ella es tambin la primera que reza, guardando en su co-razn todo cuanto de l se dice: Ella conservaba todoslos acontecimientos, buscndoles su sentido (Lc. 2, 19,51). Vive en su corazn el misterio de Jess y este es elverdadero cometido de todos los msticos: Mara les abreel camino. Tratar de comprender el sentido del misteriode Jess, tal es, precisamente, el trabajo de todo telogo:Mara les precede en todo esto.

    Tambin es Mara la primera sobre la que se proyecta lasombra de la Cruz: Este Nio est puesto para la cada yel restablecimiento de muchos en Israel y para ser signode contradiccin. Y a ti misma, una espada atravesar tualma (Lc. 2, 34-35). Qu grande honor! haber sido esco-gida para participar la primera en la pasin de su Hijo. Deeste modo, Mara que participa en la misma bendicin conel Hijo, participa tambin en su misma pasin y muerte.

    Tambin es Mara la primera en acudir a Jess cuando oyedecir que l ha perdido el juicio (Mc. 3, 20-21 y 31-35) y esElla la primera que conduce a toda la familia hacia Jess: Estees el nico camino para saber la verdad y quedar convenci-dos. Qu leccin!: cuando Cristo escandaliza es cuando msy mejor tenemos necesidad de acercarnos a l.

    Ella es la primera que se cita en el acontecimiento deCan y tambin es Ella la primera que expone a su Hijo unproblema humano. Ella conoca muy bien a Jess y creaen l. Al pie de la cruz, tambin es Ella la primera en sernombrada en el evangelio de San Juan y la primera enconstituir de seguida, con el discpulo amado, la familiafundada por el mismo Seor agonizante.

    Ella fue, por supuesto, la primera que fue acogida a lacasa del discpulo amado, que desde entonces, ser tam-bin para Ella su casa, su familia, su corazn y su comu-nidad cristiana.

    Mara de los Evangelios 9

  • 10 Mara fue la Primera

    Mara es la primera y el mayor testigo de La Encarnacin.Desde el nacimiento hasta la muerte de Jess, toda la vida hu-mana de Jess estuvo bajo la atenta mirada de su Madre: Ella esla primera garanta de la humanidad de Jess.

    De este modo, se pone a disposicin total de su Hijo. Ellaser la primera cristiana y tambin la primera persona que seconsagrar a su Hijo Cmo no admirarla e imitarla? Cmo nopedirle que nos ayude a quedar seducidos por el Seor y pro-clamar su grandeza revelada en los hechos de la infancia de Je-ss a saber: El Grande, el Hijo del Altsimo, el Hijo de David,el Rey de todos los siglos, el Santo, el Hijo de Dios, el Seor, elSol naciente, el Salvador, el Cristo, la Luz de las naciones, la Glo-ria de Israel Hijo del Padre Todos estos ttulos se conserva-ron siempre en el corazn de Mara con todo cuidado y fideli-dad y as nos los ha transmitidos Ella.

    Antonello da Messina(1430-1479):LAnunciacin

  • Pero, llegada la plenitud de los tiempos, Dios envi asu Hijo, nacido de mujer, nacido sujeto a la ley, a fin derescatar a los sujetos a la ley, con objeto de conferirnos laadopcin filial. Y la prueba de que vosotros sois hijos, es queDios ha introducido en nuestros corazones el Espritu de suHijo que grita: Abba! Padre! de modo que ya, t no eresesclavo sino hijo y por tanto, heredero de parte de Dios.

    Mara de los Evangelios 11

    La mujer en la plenitud de los tiempos

    Glatas 4, 4-7

    Este texto de San Pablo es, histricamente, el primero quehace mencin de Mara y se encuentra en su carta a los Glatasescrita, probablemente, en feso en el ao 54, durante el tercerviaje de su misin apostlica: 52-57.

    Aqu Mara no es nombrada por su nombre propio, pero lamujer en cuestin, no puede ser otra que ella. San Pablo hace

    de esta mujer la garantams cierta y ms segurasobre la humanidad delSeor. Mara aqu es in-soslayable en cuanto a laencarnacin del Hijo. Estaencarnacin es la que,precisamente, nos trae lasalvacin, y que, de he-cho, nos eleva a la digni-dad de hijos.

    El gran valor de estetexto es que se escribi enestilo y forma paralels-tica. El paralelismo es un

    Icono ortodoxo

  • 12 La mujer en la plenitud de los tiempos

    procedimiento literario que toma la forma de U y mantiene dospartes simtricas en ambas ramas que, recprocamente, se acla-ran. Lo ms simple es reproducir Glatas 4, 4-7 en la forma pa-ralelstica.

    Se ve claramente que las diversas partes de cada rama estnentrelazadas entre s y as lo confirma el texto: cuando nace Je-ss de una mujer, es cuando nosotros nacemos como hijos deDios. El vnculo es el de causa, el nacimiento de Jess, a efecto,nuestro nacimiento como hijos de Dios. Cuando Mara es es-cogida para ser Madre de Dios, tambin nosotros somos esco-gidos entonces para ser hijos de Dios y poseer el mismo Esp-ritu de Jess y como l, ser capaces de poder llamar a Dios:Abba, Padre!.

    Dios (Padre)El Padre

    La ley Los bajo la ley

    Abba, Padre

    El Hijo

    El Hijo

    El EsprituSanto

    La mujer

    En nosotros el Espritu

    del Hijo grita:

    Somos hijos

    Los actores de la salvacin

    Los salvados

  • 13

    Destacamos tambin que este paralelismo tiene dos partes:la primera es descendente y comprende a todos cuantos inter-vienen en la salvacin: Dios, el Padre, el Hijo, y la mujer que lorecibe.

    La segunda parte, o rama, es ascendente y la forman los sal-vados que estaban todos bajo la ley y que reciben el EsprituSanto:

    Nosotros: para que se nos conceda la adopcin filial.Vosotros: prueba de que sois hijos de Dios es que Dios ha

    puesto en vuestros corazones al Espritu de su Hijoque clama: Abba Padre.

    A ti: ya no eres esclavo sino hijo y por tanto, herederode Dios.

    Toda esta gran hazaa de la salvacin ha sido posible por-que el Hijo, en la plenitud de los tiempos, naci de una mujery esta mujer es Mara. Toda esta salvacin es obra de la Tri-nidad : El Padre enva al Hijo, el Hijo infunde en la huma-nidad el Espritu ; el Espritu nos hace capaces de gritar : Abba, Padre ! . As como el Hijo est en el seno de la mu-jer, as la humanidad est en el seno de Dios.

    Los lazos con que Jess nos salva, son tan fuertes, que con ra-zn, podemos proclamar que formamos con l una sola familia:tenemos un mismo Padre, estamos habitados por el mismo Es-pritu que el Hijo; somos lla-mados hijos y tenemos a Je-ss por hermano y a Marapor madre. En los escritosde Martn Lutero podemosdescubrir esta sorprendenteafirmacin: Esto es el con-suelo y el amor desbordantede Dios: que un hombrepueda gloriarse, si l cree,de un tesoro tan grandecomo Mara, su verdaderamadre, Cristo su hermano yDios su padre. Y aade:Mara es madre de la Iglesia

    Mara de los Evangelios 13

    Martn Lutero (1483-1546)

  • 14 La mujer en la plenitud de los tiempos

    y de la Iglesia es el miembro ms eminente y an todava ms:Ella es la madre de la Iglesia de todos los tiempos puesto que esla madre de todos los nios que nacern del Espritu Santo(Martn Lutero, WA 10-1, 72.19-73.2 e WA 10-1, 107.2 e WA 4,234.5-8). El Papa Pablo VI ha dado tambin y de modo muy so-lemne, a la Santsima Virgen el ttulo de Madre de la Iglesia: El21 de Noviembre de 1964, al trmino de la 3 sesin del Conci-lio Vaticano II, en presencia de todos los Padres, ley el legadosiguiente: A la gloria de la Bienaventurada Virgen Mara y connuestro gozo: Declaramos a la Santsima Virgen Mara Madre dela Iglesia. Es decir: Madre de todo el pueblo cristiano, tanto delos fieles como de los pastores que la proclaman su amada ma-dre. y: Nos, establecemos que, a partir de ahora, todo el pueblocristiano tribute este honroso ttulo a la Madre de Dios, y con estettulo le dirija sus oraciones.

    El telogo reformado Jean Jacques Von Allmen escribe co-mentando este pasaje de los Glatas: Mara es la que lleva ens a Jess pero no quiere tenerlo para Ella sola puesto que loha de dar al mundo y en este sentido participa por completo conLa Iglesia en lo que se podra llamar el complot de Dios parasalvar al mundo. Por eso, nosotros podemos celebrarla como ala que ha introducido secretamente entre los hombres a Jessel Cristo, en quien est presente El Reino de Dios (vocabula-rio bblico, AVE, Roma 1969, p. 324).

    En T, La llena de graciaSe regocijan todas las criaturas.En T, ha tomado carneY se ha hecho hombre Nuestro Dios.Antes de todos los siglosHizo de tu seno su tronoY a tu cuerpo, ms vasto que los Cielos.Por T, La llena de gracia,Toda la Creacin se alegra:Gloria a T!

    (San Basilio de Cesarea, 329-379)

  • 15

    La Anunciacin culmina con la respuesta de Mara al ngel:Aqu est la esclava del Seor. Hgase en mi, segn tu palabra

    Enviada desde el Cielo la gran buena nueva, llega a la tie-rra y es dejada a la responsabilidad de una joven mujer sobrela que se cierne el Espritu Santo y en la que ya toma forma elNio.

    Pero cul fue el s que Mara pronunci?

    Con frecuencia, la palabra sierva se utiliza para resaltar lahumildad de la Virgen y que Ella emple al referirse a s misma,en su canto del Magnificat: Ha mirado la pequeez de su es-

    Mara de los Evangelios 15

    Un s entusiasta

    Lucas 1, 26-39

    Beato Angelico (1387-1455): La Anunciacin

  • 16 Un s entusiasta

    clava. Mara durante la Anunciacin se vio inundada de estu-por, al encontrarse frente a la misma grandeza de Dios y con-siderarla frente a la pequeez de su nada. Ella se coloca as juntoa la multitud de servidores de Dios que a lo largo del tiempo hanexistido: Abraham, Moiss, David, los profetas, hasta que llegel gran servidor de Dios y de los hombres: Jess, venido paraservir y dar su vida por una multitud (Mt 20, 28 y Lc 22, 27).

    Ms an, Mara ha odo al ngel que le dice: Llena de gra-cia, llena de amor de Dios, amada de Dios. Tambin ha aco-gido la insistente advertencia de Gabriel: No temas, Mara! elSeor est contigo! La invitacin de Gabriel a la alegra y alamor de Dios es una iluminacin que llega y penetra el coraznde Mara: Ella se senta una pura nada. Pero, su modo de res-ponder fue: aqu est la sierva del Seor que tambin erauna de las frmulas empleadas para el matrimonio en el pue-blo hebreo y para el amor. Ruth se la dijo a Booz durante la no-

    Leonardo da Vinci (1452-1519): La Anunciacin

  • che, despus de haber rebuscado en los campos de trigo de suprimo. Se acost junto a l y le dijo: extiende sobre tu siervael faldn de tu manta (Rt 3, 9). Tambin Abigail cuando fue pe-dida en matrimonio por David, le respondi: tu sierva es comouna esclava que ha de lavar los pies de tus servidores (1S 25,41) Rut y Abigail respondieron as con una total entrega de smismas a un amor humano. Mara fue, pues, la primera enatreverse a emplear una frmula de matrimonio, dirigida almismo Dios. En efecto: fue una respuesta de amor al Amor, laexpresin de una total entrega. Mara dijo de s misma que es-taba completamente dispuesta y entregada al servicio del nioque reciba. En Mara la Alianza lleg al culmen, a menudo, an-helada por Dios y cantada por los profetas: una alianza deamor y matrimonio.

    Qu bello es que la humildad y el amor se encontraran en elcorazn de Mara y prepararan la cuna que iba a acoger a Jess.

    Mara de los Evangelios 17

  • 18 Un s entusiasta

    Todo esto qued reforzado en la segunda parte de la res-puesta que dio Mara: que se haga en m, segn tu palabra; elverbo empleado est en modo optativo, expresando un vivodeseo. Es una expresin de inmensa alegra ante la inmensa gra-cia que se le ofrece. Es como si Mara dijera: Oh, que, verda-deramente, me llegue esto que me has dicho!.

    Tambin David experiment una situacin parecida cuandoel profeta Natn le dijo: El Seor est contigo y te construir unacasaYo ser un padre para tus descendientes y ellos sernpara M, hijos. Tu casa y tu reino subsistirn para siempre (2 S7, 3-25). Ante esta promesa, David se prosterna y suplica a Yah-weh que cumpla con su palabra: Guarda tu promesa y hazcomo t has dicho. Mara acababa de or el eco de esta profe-ca de Natn en todo lo que el ngel le haba dicho sobre elNio. Como David, tambin Ella suplicar a Dios que ponga porobra sus palabras. Se adhiere con amor y entusiasmo al plan desalvacin.

    Entonces ocurri algo nico y nunca visto: en Ella, se co-menz a formar el hijo de la promesa que a la vez era el Hijodel Padre e Hijo de Mara: hombre y Dios. La Humanidad viveen este infante, bajo la accin del Espritu Santo, una mutacinnica que va a extenderse a todos cuantos lo reciben. a cuan-tos lo reciben, les ha dado el poder de llegar a ser hijos de Dios(Jn 1, 12).

  • Normalmente, nuestras biblias presentan el cntico de Isa-bel en prosa; no obstante muchos exgetas, haciendo una re-trotraduccin del griego al arameo, gustan de resaltarla utili-zando su vena potica:

    Mara de los Evangelios 19

    Cantar para ti un cntico nuevo

    Lucas 1, 42-45

    Dios te ha bendecido Ms que a todas las mujeresY ha bendecido a tu Nio!

    Quin soy yoPara que venga a visitarmeLa madre de mi Seor?

    Tan pronto como he odo tu saludoMi hijo ha saltado de alegra en mi vientre.

    Dichosa tu por haber credoPorque se cumplirn las cosasQue el Seor te ha dicho!

    Este es el primer cntico dirigido a Mara: Ella es la bendita y laMadre del Seor. El saludo de Mara haba colmado de total alegraal pequeo Juan Bautista y, en la respuesta de su madre Isabel, sela proclama dichosa y as le canta y la enaltece por ser madre.

    Este canto de Isabel presenta una riqueza espiritual sublime:sobre Mara recae, pues, la primera bendicin existente en losevangelios. Una madre anciana bendice a esta madre joven. Es

  • la bendicin de la vida: Madre e Hijo son aqu vinculados en lamisma bendicin. Madre e Hijo sern ya inseparables y nuncaMara y Jess permanecern separados.

    Concluida la estrofa de bendicin, Isabel impondr a Mara elmayor ttulo que se le podr atribuir puesto que Isabel, refirin-dose al Nio que ya portaba Mara, tambin le tributa y proclamael mayor ttulo que le incumbe: el Seor y adems, acompaadopor ese posesivo que denota tanto respeto y cario: Mi Seor.Por primera vez encontramos una completa profesin de fe cris-tiana. Cada cristiano dice de Jess: Tu eres mi Seor! Mara esaqu nominada como la Madre de mi Seor. Este ttulo se re-fiere ya al Nio y, de modo especial, se fija en lo llamativo de sudivinidad. Expresa ya la fe que la Iglesia de San Lucas profesabaen los aos 80. Y todava ms, San Lucas se ha inspirado en el pa-saje (2 S 6, 1-11) cuando el Arca de la Alianza iba a ser trasladadaa Jerusaln y David exclam: Cmo va a ser posible que venga

    20 Cantar para ti un cntico nuevo

    Bendicin Bienaventuranza

    Madre de mi Seor

    1

    2

    3

    Mara bendita Mara bienaventurada

    El nio (Jess)

    Mara, madre Isabel, madre

    El nio (Juan)

    El Seor

    El Seor

  • 21

    a mi casa el arca del Seor?. En efecto, el Arca permaneci en lacasa de Eved Edom tres meses y la familia fue por ello bende-cida abundantemente. Para David se trataba, evidentemente,del Arca del Seor, y para Isabel, del mismo modo, se trataba dela Madre del Seor. En ambos, se trataba del mismo Seor Dios.Cuatrocientos aos ms tarde, el Concilio de feso tributara, so-lemnemente a Mara el ttulo de Theotokos, Madre de Dios.

    Tras el cntico aludido de Isabel, se percibe ya la primera bien-aventuranza de los evangelios: feliz t que has credo Estabienaventuranza de la fe, es el fundamento de las dems y es ne-cesaria para hacerse merecedor de las grandes bienaventuranzasde Jess: Felices los pobres. Para entonces, se precisa poseerya la fe. Esta bienaventuranza es tambin la ltima que procla-marn los evangelios: felices ms bien, los que han credo, sinhaber visto (Jn 20, 29). Mara vivi de este modo, la mayor de lasbienaventuranzas: la de la fe. Tambin Juan en las bodas deCan presenta a Mara como modelo de esa fe cuyo fundamentoy meta es Jess. Maria es la primera en vivir una fe cristiana.

    Si observamos el crculo de personajes que toman parte en elcntico de Isabel, advertimos el siguiente orden: Mara y su Nio;Mara y el Seor, Isabel y su nio; Mara y el Seor. En la base deeste crculo se encuentra el Seor Dios, objeto de la fe de Mara,

    Mara de los Evangelios 21

    Giotto (1266-1337):La visita de Mara a Isabel

  • 22 Cantar para ti un cntico nuevo

    que tambin es el que est en la cima, objeto de la fe de Isabel:El Nio-Dios. Los personajes se han agrupado: Mara-Jess, Ma-ra y el Seor; Isabel-Juan; y Mara y el Seor. Las madres, sim-tricamente se miran por un lado y por otro, se miran los hijos. ElSeor Dios, mientras tanto, queda en la base y en la cima del cr-culo de la salvacin. (Aqu vemos cmo los evangelistas ademsde inspirados, fueron tambin excelentes escritores).

    Este primer canto en honor de Mara goza de las garantasms slidas. El inspirador es el Espritu Santo. Es Lucas el queinserta y destaca esto en su evangelio y tambin fue la comu-nidad primitiva lucana la que lo asumi. La gran Iglesia de losApstoles fue la que reconoci esto como parte integrante dela revelacin. Hoy, todas las iglesias leen este himno de Isabelcon verdadera emocin.

    Este cntico de Isabel y del Espritu inicia y autoriza otroscnticos que, a lo largo de los siglos, han florecido en las Igle-sias, para cantar y proclamar las glorias de la Madre del Seor,como nos ofrece un ejemplo la Iglesia Copta de Etiopa.

    Virgen Mara, Madre de Dio,T eres el incensario de oroQue porta el carbn encendido.Bendito a quien lo recibeDesde el santuario,Porque borra los pecadosY destruye las faltas.El Verbo del SeorEs el que se encarn en Ti,Y que se ofrece al Padre,Como incienso Y sacrificio agradable.Algrate Virgen MaraSanta Madre de Dios,Verdadera abogadaDel gnero humano.Ruega por nosotros Ante Cristo Tu Hijo.

  • El Magnficat un retrato desu alma, por decirlo as estcompletamente tejido por los hilostomados de La Sagrada Escri-tura, de la Palabra de Dios. As sepone de relieve que la Palabra deDios es verdaderamente su pro-pia casa, de la cual sale y entracon toda naturalidad. Habla ypiensa con la Palabra de Dios; laPalabra de Dios se convierte en palabra suya, y su palabra nacede la Palabra de Dios. As se pone de manifiesto, adems, que suspensamientos estn en sintona con el pensamiento de Dios, quesu querer es un querer con Dios. Al estar ntimamente penetradapor la Palabra de Dios, puede convertirse en madre de la Pala-bra encarnada. Mara es, en fin, una mujer que ama. Cmo po-dra ser de otro modo? Como creyente, por su fe, piensa con elpensamiento de Dios y quiere lo que es la voluntad de Dios, nopuede ser ms que una mujer que ama.

    (Benedicto XVI encclica: Deus caritas est (41 25 del 12.2005)

    El Magnificat fue el cntico con que Mara respondi alhimno de Isabel y se conoce con ese nombre. Mara en esta ala-banza dirige y orienta todo su cntico hacia Dios al que en to-dos sus versculos glorifica desde el primero al ltimo. Esto esuna caracterstica propia de Mara. Ella siempre se centra y di-rige hacia Dios o su Hijo Jess. As lo hizo en Can. Hoy, en to-dos los lugares de peregrinacin en donde Ella es honrada, lascelebraciones en honor de Mara van unidas a las celebracioneseucarsticas en las que su Hijo es anunciado y festejado.

    Desde siempre, el Magnificat ha quedado inserto entre loscnticos de alabanza en la denominada corriente de los nuevos

    Mara de los Evangelios 23

    El Magnificat

    Lucas 1, 46-55

    Icono ortodoxo

  • 24 El Magnificat

    cnticos. El llamado cntico nuevo se distingue y constituye unverdadero salmo improvisado y entretejido espontneamentecon citas bblicas. En efecto, en el Magnificat, Mara se nos pre-senta como una Biblia abierta. Es precisamente, la teloga pro-testante France Qur quien lo afirma en su libro Mara (Desclede Brouwer, Pars, 1996). Mara va desgranando una tras otra ci-tas, como si todo el Antiguo Testamento quisiera estar presenteen los labios de Mara y pasar as al Nuevo Testamento.

    El Magnificat fue, ciertamente, un cntico inspirado y po-demos ver perfectamente en l el retrato espontneo y claro queMara tena de Dios, pero al cantar a Dio, aparece tambinntida y clara la identidad de la joven virgen Maria.

    El Retrato de Dios

    Es un retrato muy rico y cuyos principales matices son.

    Es un Dios Salvador: No un salvador, meramente terico,sino un salvador de hecho. No es el de la experiencia niel de las convicciones vividas y repetidas en el pueblo deIsrael; es, ms bien, un Salvador personal: Dios, mi Sal-vador!. Fcilmente, podemos adivinar quin es este Sal-vador para Mara. Ella ya ha odo en la misma voz delngel el nombre de este Salvador: su Hijo Jess: DiosSalva, Dios Salvador.

    Es un Dios que hace maravillas: Mara considera deteni-damente, lo que ya est a punto de ocurrir. Es extraordina-rio: Ella va a ser la madre del Hijo de Dios! Esta es lamaravilla que pone colmo a todas las maravillas que Dioshaba hecho a favor de su pueblo: la liberacin de la escla-vitud de Egipto, el don de la Alianza, la Ley, la Acogida alpueblo de Israel como propiedad particular de Dios: pue-blo santo, pueblo de sacerdotes El Dios de las maravi-llas, ofrece con abundancia la vida, la libertad y la nobleza.

    Todo esto es propio de un Dios cuya naturaleza y esenciaes ser Santo: Santo es su nombre! Todo cuanto Diosobra en Mara y cuanto hace a favor de su pueblo, lo rea-liza porque l es Santo.

  • Este Dios acoge a los humildes: Dispersa a los soberbios yderriba a los poderosos; despide a los ricos con las manosvacas. David y Acab lo supieron por experiencia: siempreacabaron en desastre cuando salieron contra los dbiles ycayeron en la maldad. Dios los humill por medio de susprofetas y amenaz con destruirlos. A menudo, los salmosrecuerdan que Dios sale a favor de los humildes y en con-tra de los hombres de duro corazn.

    Mara va recordando toda la historia de su pueblo y pro-clama cmo Dios ha estado presente, activo y preocupadopor los suyos. l ha sido en el Antiguo Testamento lo quetambin ser en el Nuevo: El Emmanuel, Dios que marchaal frente de su pueblo.

    Mara, al recorrer en su cntico toda la historia de Israel,se alegra en Abraham, como patriarca que recibi y reco-gi la promesa de Dios. Destaca y reconoce que este Dios,es el Dios fiel que en Ella ha cumplido y llenado con cre-ces lo que haba prometido a Abraham. De generacin engeneracin ha estado con ellos y todo lo va llevando abuen trmino en el Nio que en Ella se est formando ya.

    Mara de los Evangelios 25

    v 50Su misericordiallega a sus fieles de generacin en generacin...

    v 54 Acordndose de su misericordia.

    l hace proezas con su brazo.

    Dispersa a los soberbiosde corazn,

    Derriba del trono a los poderosos

    Enaltece a los humildes

    A los hambrientos los colma de bienes

    7.

    1.

    2.

    3.

    4.

    5.

    6. A los ricos los despide vacos.

    Auxilia a Israel, su siervo

  • 26 El Magnificat

    Por Mara, Dios se manifiesta, ante todo, como el Dios delAmor. Toda la Historia de la Humanidad se va viendo en-vuelta en el amor de Dios como lo manifiesta su actua-cin en siete acciones de salvacin. Tal es la perfeccincon que Dios ama.

    Cuando Ella ruega, contempla este rostro de Dios y ya sueacon ver pronto la cara de su Nio.

    El Retrato de Mara

    Tambin la virgen deja entrever aqu, inconscientemente, supropia identidad espiritual:

    Aparece como una mujer enteramente alegre, con una ale-gra totalmente llena de gratitud y admiracin. Ya la primerapalabra de Gabriel hacia Ella, haba sido: ALEGRATE y Marano dej de lado la invitacin de este saludo. Se dej ilumi-nar por este mensaje de alegra. El Nio que en Ella se ibaformando era, sin duda, la mayor fuente de alegra existente.Mara no se dej afectar por los posibles daos y conse-cuencias que podran sobrevenirle: el rechazo y reproba-cin de la sociedad y, tal vez, de sus propios padres; hastala posible lapidacin. Ella qued llena de la verdadera ale-gra cuya fuerza viene del cielo: Nada hay imposible paraDios. De esta mujer alegre es de quien, en adelante, po-dremos decir: Causa de nuestra alegra. Efectivamente, elNio, que Ella ya porta, es toda nuestra ALEGRA.

    Mara mujer inteligente: comprende y a la vez proclama loque Dios ha llevado a cabo en Ella: El Seor ha hecho enm maravillas!. Siempre ser caracterstico en Ella, la ca-lidad de sus reflexiones por las que trata de comprendery madurar en su corazn, santuario de oracin, todos losacontecimientos que se irn presentando. Tiene un justosentido e intuicin de los mismos: las maravillas que Diosest obrando en Ella, son tan grandes, que: en adelante,todas las generaciones la proclamarn bienaventurada!.

    No es orgullo, ya que Mara se haba presentado a smisma como la humilde sierva, que considera su nada,

  • como lo fueron todos los anawin (los pobres) de Israel,pero una nada mirada por el amor,

    Su corazn de mujer ha sido modelado por el EsprituSanto al tenor del corazn del Hijo. Como l, tambin Ellaacoger a los hombres hambrientos y se distanciar de lossoberbios, tiranos y de los ricos. Maria toma opciones au-daces.

    Es una mujer totalmente arraigada en la historia de supueblo: su Magnificat no es un cntico solitario; es el de unamujer solidaria que partiendo de su caso personal, se re-monta a travs de la historia de su pueblo, hasta Abrahamcon el que tuvo comienzo la aventura de Israel junto a Dios.En el corazn de Mara culmina la historia y la esperanza deIsrael y en Ella, late el corazn de todo su pueblo.

    Es una mujer de profunda fe: slo la fe le permiti la lec-tura de la historia de su pueblo, descubriendo en ella lapresencia y la accin de Dios. Slo con su fe pudo leertambin y ver, en su caso personal, la obra de Dios: ElNio que lleva en su seno no es un accidente sino el dondel Amor sin lmites de un Dios que viene a salvarnos.Esta imagen de Dios que emerge en su cntico es porcompleto el fruto de su fe.

    Ante todo, Mara es una mujer agradecida: entre los ju-dos, la gratitud se expresaba siempre mediante las ala-banzas y las bendiciones. En el idioma hebreo no existe eltrmino gracias pero en tal caso, prorrumpir en ala-banzas no es ya dar las gracias? saltar de alegra no es yadecir: muchas gracias? en Mara la gratitud surge espont-neamente, abundante y gozosa.

    Cuando leemos, rezamos y cantamos, sobre todo, el Mag-nificat, hacemos nuestros, la fe, el gozo y la alabanza con las queMara glorifica a Dios. Cada vez que repetimos:

    todas las generaciones me proclamarn dichosa

    comprendemos que esta pequea frase subraya la alabanza re-servada a la madre. Y repetimos esta profeca con alegra, dn-

    Mara de los Evangelios 27

  • 28 El Magnificat

    dole tambin el debido cumplimiento. Hoy pertenecemos a lasgeneraciones que con gozo y gratitud, la exaltan: todas las ge-neraciones me dirn bienaventurada: S, Madre de Jess: teproclamamos dichosa! T eres la causa de nuestra ALEGRA.

    Lutero en su comentario sobre el Magnficat, escribi: Estesanto cntico de la bienaventurada y dulce Madre de Dios de-bera ser aprendido de memoria, por todos... En este cntico,Mara nos ensea cmo debemos amar y alabar a Dios, con uncorazn desprendido de todo inters personal.

    Verdaderamente, Es digno y honroso dirigirnosA T, que eres la Madre de Dios.A T, que eres tan pura y tan dichosa.A T, que has engendrado A Nuestro Dios.A T, ms honorable Que los querubines.Y ms gloriosa que los serafines,Que sin sombra de corrupcin,Has dado a luz al Verbo de Dios.

    (De la liturgia Bizantina)

  • Lucas presenta a Mara endos ocasiones casi idnticas ycon trminos muy parecidos:Mara, por su parte, guar-daba todas estas cosas, medi-tndolas en su corazn (Lc 2,19) y su madre conservabafielmente todas estas cosas ensu corazn:: (Lc 2, 51).

    Mara se nos presenta ascomo la mujer sabia y pru-dente que guarda y meditaen su corazn todo cuanto lellega de su Hijo. En la Bibliase considera al corazncomo la parte ms noble yexcelente del ser humano. Es

    verdaderamente el santuario en el que Dios se hace presente. Ensu corazn fue donde Mara se recoga para orar. En el coraznva a guardar cuanto se le diga sobre su Hijo: Guardar una cosaen el corazn supone una accin reposada y constante, propiaslo de personas que viven hacia adentro. As la encontramos elda de Navidad y doce aos ms tarde en la prdida y encuen-tro de su Hijo en el Templo. Tal era su costumbre.

    Y qu es lo que tan cuidadosa y fielmente guardaba en sucorazn?: Todos los mensajes y hechos que le van llegando eiluminando sobre Jess. Todo cuanto Gabriel le ha dicho y lomismo, todo cuanto despus le dirn: Isabel, los ngeles, lospastores, Simen, Ana la profetiza e, incluso, la respuesta de Je-ss: no sabis que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?

    Mara de los Evangelios 29

    El corazn, Hogar de la oracin

    Lucas 2, 19 et 51

    Icono ortodoxo

  • 30 El corazn, Hogar de la oracin

    Lc 2, 49. Mara estaba siendo constantemente evangelizada porlos dems, y todo ello lo iba meditando y profundizando en sucorazn de tal manera que, cada vez, va teniendo una visin msclara y lmpida sobre su Hijo. Llega, incluso, a no comprender loque Simen le afirma sobre el Nio y lo que Jess, ya joven y ado-lescente, le responde. Pero en Ella, todo se sobrepona en la ac-titud del creyente: todo lo guarda en su corazn y all un da, enla oracin, resplandecer con toda luz.

    Los dos casos referidospor Lucas, aunque pareci-dos, son entre s muy dife-rentes. Da la impresin deque en un primer tiempo,Lucas va a terminar su se-gundo captulo con la visitade los pastores y la circun-cisin. Tal era la normalconclusin de los aconteci-mientos de la Navidad. Ha-ba trabado muy bien entres los acontecimientos que ocurrieron en el nacimiento de Juany en el de Jess. El clima era de gran alegra como as se lo ha-ba confirmado el ngel a los pastores: vengo a anunciarosuna gran noticia que ser de gran alegra para todo el pueblo:hoy os ha nacido en la ciudad de David un Salvador, el CristoSeor (Lc 2, 10-11).

    Pero Lucas, tras esta primera conclusin, aade el aconteci-miento de la Presentacin del Nio en el Templo (Lc 2, 22-38)y la prdida del nio Jess en Jerusaln (Lc 2, 41-52) y llega auna secunda conclusin. Pero en estos dos ltimos aconteci-mientos, anuncia la aparicin del sufrimiento: una espada dedolor atravesar el alma de Mara y la prdida del Nio durantetres das, en Jerusaln, en tiempos de la Pascua, es la primeralastimosa experiencia de la Pasin.

    En ambas conclusiones, Lucas utiliza el verbo guardar, engriego: terein pero precediendo al verbo con prefijos dife-rentes: para el gozo de la Navidad el prefijo syn, dandosynterein, unindose entre s los diversos elementos en unmovimiento centrpeto. El prefijo syn lo vemos en los trmi-

    Andrea Mantegna (1431-1506):La Presentacin en el Templo

  • nos: sinfona, simpata, sntesis, simposio En el segundo caso,hemos visto que dominaba el dolor y los movimientos llevan unsentido centrfugo. Lucas emplea el prefijo dia, dando dia-terein que lleva implcita cierta tendencia a la ruptura y a la se-paracin, como en las palabras diafragma, dilisis, dimetro,diatriba y, sobretodo, en diablo que es quien siembra la gran di-visin y la ruptura en el corazn de los hombres.

    En la alegra como en la pena, Mara sabe guardar todas esascosas en su corazn y lo hace en la oracin y el esfuerzo inte-rior, tratando de comprender. Esto nos permite afirmar queMara es la primera mstica y la primera teloga cristiana.

    En esta mujer que guarda todo en su corazn admiramos yadivinamos a una mujer de una probada grandeza en la quereina la paz, la reflexin y esa silenciosa oracin a la que lla-mamos contemplacin.

    Adems de este estilo de oracin, el Evangelio nos muestraotros momentos de oracin de la Madre del Seor que van enconsonancia con las diversas circunstancias. En la Anuncia-cin, ciertamente, existe un profundo estado mstico de gran in-timidad con Dios. En casa de Isabel, la alegra de Mara se ma-nifiesta en el canto del Magnificat y lo mismo cuando el nioque se va formando en sus entraas se mueve. Ciertamente, Ma-ra prorrumpira en palabras de amor, acariciando ya con sus pa-labras y con sus gestos a aquel Nio que ya percibe muy bieny al que de este modo, proporciona serenidad

    En el da de Navidad, ella contempl por primera vez el di-vino rostro de su Hijo y su oracin fue de jbilo, xtasis, emo-cin y alabanza juntamente con la accin de envolverlo en lospaales. En la noche de Navidad, tambin Dios envolvi con suluz a los pastores. Mientras Mara envolva a Jess con su amor,Dios envolva a los hombres en su luz (Lc 2, 7, 9).

    Tambin Can fue una ocasin de oracin para Maracuando dijo a su Hijo: no tienen vino. Fue una oracin muy con-creta. Pero ante todo, fue al pie de la Cruz cuando Mara realizauna oracin de presencia, de silencio, de fe y de profundaamargura, dejando a Jess todo el espacio. Fue una oracin deamor, aunque no dijera nada. Fue una entera adhesin al Hijo

    Mara de los Evangelios 31

  • 32 El corazn, Hogar de la oracin

    en la que el Verbo colm el silencio de sus palabras dicindole:Mujer, aqu tienes a tu hijo! Hijo, aqu tienes a tu madre! Mien-tras, Jess mora y su Iglesia estaba naciendo (Jn 19, 26-27).

    La ltima imagen que san Lucas nos presenta de Mara es lade una mujer en oracin en el Cenculo con la comunidad delprimer grupo de discpulos ( Hch 1.14). De este modo, Mara sedespide de nosotros en las Escrituras: Ella es en la Iglesia, la quereza con la Iglesia, para la venida del Espritu Santo. Todavahoy Mara reza en la Iglesia y pide al Espritu para que Pente-costs contine en el mundo. Nosotros, ahora, slo podemosencontrar a Mara en la Iglesia.

    Algrate, Mara, Madre de Dios.Extraordinario tesoroPerteneciente a todo el mundo;Lmpara siempre encendida,Corona de la virginidad,Sostn de la verdadera fe,Templo indestructible,Morada del Infinito,Madre y Virgen.El hombre cadoEs acogido por Ti, en los Cielos.

    (San Cirilo de Alejandra, 376-444)

  • El evangelio de Juan presenta a Mara en dos pasajes claves:el de las bodas de Can en el que Jess da comienzo de maneraoficial a su vida pblica, realizando el prodigio del mejor de losvinos, y tambin en el pasaje de la cruz en el que Jess finalizasu vida pblica y terrena. En ambos lugares, la presencia de Ma-ra es muy significativa: constituye una inclusin que encierrala vida pblica del Seor.

    Mara de los Evangelios 33

    La mirada del discpulo amado

    Raffaello Sanzio (1483-1520):

    La Virgendel jilguero

  • 34 Le regard du disciple aim

    El evangelista, intencionadamente multiplica los vnculos en-tre el primer signo, el de Can, y el ltimo SIGNO, el de la cruz.

    Toda esta relacin y comparacin de citas nos demuestraque no fue por casualidad el hecho de que Juan colocara y men-cionara a Mara al principio y al final de la vida pblica de Je-ss. Con ello quiso, sobretodo, destacarla como el personaje porexcelencia, como testigo y modelo.

    Salve Oh! Madre de Dios!, la pura de Israel.Salve Oh T! Cuyo seno es ms grande que los Cielos.Salve, Oh santa! Oh trono celeste!

    (Papiro del siglo VI)

    En Can

    Mara est presente.

    Mara, es la primera en ser nombrada.

    Tres veces es nombrada Madre de Jess.

    Una vez es llamada mujer.

    En Can no ha todava llegado la HORA.

    En Can se trata de agua y vino.

    A los invitados, Jess ofreceel vino mejor.

    En Can Mara se pone entre su Hijo y los discpulos.

    En Can Jess pide la fe a su madre.

    En la Cruz se escribieron estas cosaspara que creis.

    En la Cruz

    Mara est presente.

    Mara, es la primera en ser nombrada.

    Tres veces es nombrada Madre de Jess.

    Una vez es llamada mujer.

    En la Cruz estamos en la HORA.

    En la Cruz de sangre y agua.

    En la Cruz se ofrece a Jess sediento,vinagre.

    En el Calvario Maria est junto a la Cruz,y el discpulo amado junto a Ella.

  • Mara y Jess en las bodas de Can fueron invitados a la fiestadel amor. Esto, adems de muy bello es muy simblico. Juan pa-rece querer llamar nuestra atencin sobre los novios de Can paraque tambin nosotros, como ellos, invitemos a Jess y a Mara ennuestras celebraciones y fiestas.

    Aunque los dos, Jess y Mara, fueron invitados, supongo queMara fue invitada de un modo especial y como encargada deechar una ojeada sobre la fiesta. Y, efectivamente, Ella fue la quese dio cuenta de que estaba faltando el vino. Ella asume el pro-blema como propio y pone en accin a los sirvientes que la es-cuchan y obedecen como a persona que tiene autoridad.

    En estos dos puntos, Mara es admirable: primeramente, es laque se da cuenta del problema humano. La fiesta del amor ame-nazaba por hundirse y venirse abajo. Mara toma el asunto sobres, y se solidariza con la dificultad humana. Ella conoca los sen-timientos de su Hijo. Habra podido tratar de resolver el problemaacudiendo, de inmediato, a las personas responsables del servi-cio y de la organizacin de la fiesta y dejar tranquilo a Jess ya quel era un mero invitado. Pero Ella, conoce muy bien a su Hijo, yel hecho de acudir a l, cambia el centro y el sentido de estas bo-das y logra as que Jess llegue a ser el personaje central. Enton-

    Mara de los Evangelios 35

    La fiesta del amor

    Juan 2, 1-12

    Giotto (1266-1337): Las bodas de Can

  • 36 La fiesta del amor

    ces, al llegar a este punto, Mara, sencillamente, se retira. Es en-tonces, cuando los sirvientes acuden a Jess y se ponen a su dis-posicin y le obedecen: haced cuanto l os diga. Pasamos asde la celebracin de una pareja humana a las bodas del Mesas;de una fiesta local, a la fiesta de los Cielos y de la Tierra.

    Mara se haba contentado con slo dos frases: no tienenvino, dejando en las manos de Jess el problema humano, y di-cindoles: Haced lo que l os diga, condicin absolutamente ne-cesaria para ser escuchados. Acabado su cometido se retira y dejaa Jess toda la iniciativa. A primera vista, puede parecernos que nofue fcil conseguir el milagro: mujer, qu me atae esto a m? To-dava no ha llegado mi hora. No hay descortesa en Jess cuandollama a su madre mujer. Ese trmino era frecuentemente em-pleado por Jess cuando se diriga a las mujeres, (Jn 4,1; 8, 10; 20,15, Mt 15, 28; Lc 13, 12). Tambin lo emple desde la Cruz y no te-na la ms mnima connotacin despectiva. No era esto, modo ex-celente de darnos entender a todos que Mara era la nueva Eva, delmismo modo l, era el nuevo Adn? Esta peticin de Mara en lasbodas, que a primera vista parece no haber tenido el menor xito;es por el contrario, atendida de una manera total. El agua, smbolodel bautismo colm las vasijas y se convirti en vino, anuncio dela Eucarista. As, Jess revel su gloria a los discpulos que creye-ron en l. Con ellos se haba formado ya un nuevo grupo: Jess,su Madre, sus hermanos y los discpulos. Jess, que haba llegadoa las bodas en segundo plano, tras la intervencin de la madre pasaal primero. Mara, al conseguir que este signo se adelantara, lograque se adelanten los dems signos cuando todava no era la hora.La fe de Maria abre la puerta a los signos. Y todos ellos anuncianel SIGNO de La Cruz. (En Getseman Jess vi desestimada su pe-ticin Padre, si es posible, aleja de m este cliz!. Pero el Padrepidi a Jess que subiera al Calvario donde l podra mostrarnosquin es, verdaderamente Dios: el Amor sin lmites. En la Cruz Je-ss manifiesta su gloria infinitamente ms y mejor que en Can. Esen la cruz donde l nos salva). Todo esto constituye para nosotrosuna gran leccin, cuando tenemos la impresin de que nuestras s-plicas no son escuchadas por el Padre.

    El movimiento del texto, sobre Can, va desde la fe de Mara hastala de los discpulos, y desde stos, hasta la de la Iglesia y hasta nues-tra propia fe de hoy da. La fe de Mara pone a Jess en el centro detodo y consigue que los discpulos participaran tambin en esta su fe.

  • Estaban junto a la cruz de Jess un grupo de mujeres y el dis-cpulo amado. Entonces, la mirada de Jess se detuvo sobre lamadre y el discpulo. Los pone aparte, los toma sobre s, y obramaravillas: viendo as a su Madre y junto a Ella al discpulo queamaba, Jess dijo a su madre: Mujer, he ah a tu hijo! y de se-guida, al discpulo: Hijo, he ah a tu madre!.

    Jess completa as el crculo del amor. Jess amaba muchoa su Madre y sta a Jess; Jess amaba mucho a su discpulo y

    Mara de los Evangelios 37

    He ah a tu madre

    Jean 19, 25-27

    Diego Velasquez(1599-1660): La Cruz

  • 38 He ah a tu madre

    ste a Jess. Entonces, Jess establece un nuevo lazo de amorentre su Madre y el discpulo al que eleva a la dignidad de hijo.De este modo, queda completo el crculo del amor: De Jess asu Madre, de la Madre al discpulo-hijo y de ste al Maestro. Esel amor de Jess que circula entre las personas. De tal maneraama a su discpulo, que le entrega a su madre a la que tantoama. La Madre es un puro don del amor del Hijo. El discpuloes dado como hijo a Mara porque Jess lo ama. El discpulo esas un don que Jess entrega a su Madre como seal del amorque l le tiene. De este modo, madre e hijo (discpulo) quedanunidos fuertemente por el amor del Seor moribundo y as que-dan fijados en su testamento y en su voluntad.

    Jess emplea dos trminos de familia: Madre e hijo, para in-dicar que todos cuantos le sirven constituyen una misma fami-lia, su familia y han de estar animados por su amor y por su es-pritu. Una vez ya resucitado Jess, llama a sus discpulos,Hermanos y aade: subo a mi Padre y a vuestro Padre (Jn 20,17). Jess haba, pues, creado dos responsabilidades: primera-mente, la de su Madre: mujer he ah a tu hijo seguidamente,la del discpulo: ah tienes a tu madre. Todo ello constituyeuna figura completa de la Iglesia maternal y filial.

    A quin haba entregado Jess su Madre? A menudo seresponde a Juan. Pero el texto no emplea su nombre propiosino el ms genrico y simple del discpulo amado. Con esto po-demos intuir que no slo se la entregaba a l, sino tambin a to-dos los dems. Todos los discpulos son amados por Jess y to-dos reciben a Mara como madre y como prueba amorosa deJess. Recbela tambin t, puesto que Jess te ama.

    Cundo nos hizo Jess esta entrega y donacin de su Ma-dre? Precisamente en el supremo momento de su muerte y desu amor sin lmites donde es don total de s mismo. Al final, Ma-ra se convierte en una de las grandes donaciones que Jess noslega en aquella hora suprema: cuando nos da su vida, su san-gre y el agua que brotan de su corazn traspasado, y cuando en-trega su Espritu y muere. Entonces hace donacin de su Igle-sia que comienza con su madre y con su nuevo hijo. Esentonces cuando nos introduce al Padre. Mara forma parte deestas grandes donaciones y constituye, desde entonces, partedel testamento de Jess. As lo comprende el discpulo amado

  • que: desde entonces la llev a su casa. Responde al amor conamor. Y tambin: el que me ame, guardar mis mandamien-tos (Jn 14, 15 y 21).

    Y qu tal madre nos don Jess?: la suya, sin duda, la mujercuya fe es el supremo amor y la fidelidad absoluta a su Hijo. YaJuan la haba presentado en las bodas de Can como modelo defe en su Hijo, aqu nos muestra hasta dnde llega la fe de esta ma-dre. Pero ella es tambin, la mujer que pasa por el crisol de La Cruzy que ha soportado, de lleno, todo el martirio de su Hijo. Jess nosda una madre experta en sufrimientos y capaz de comprendertodos nuestros propios dolores y acogerlos en su corazn.

    Cuando Jess nos la da como madre, le concede todo el po-der de serlo. Lo que le da no es un mero ttulo de honor, carentede poder. Mara ser desde entonces nuestra verdadera madrecon toda la capacidad infinita de ser de madre.

    Mara de los Evangelios 39

    Masaccio (1401-1429):La Crucifixin

  • 40 He ah a tu madre

    Pero todo ello, le viene de Jess, en realidad, el nico me-diador. Puede entonces Mara interceder por nosotros? Po-demos nosotros solicitar sus socorros? Con qu seguridad?con plena seguridad. De lo contrario, las palabras de Jess se-ran vanas. Es el mismo Dios quien antes haba dicho: quesea la luz y la luz se hizo y el que tambin nos dice: Heah a tu madre! Es por tanto, el mismo Jess quien nos lo dicey nos lleva hacia su Madre. Esto justifica plenamente nuestrasplegarias cuando nos acogemos a Mara con nuestros pro-blemas.

    El Verbo, indescriptible del Padre,Al encarnarse en T, Oh Madre de Dios!Nosotros podemos ya contemplarlo.

    A la imagen, en nosotros manchada,Ha restituido el antiguo esplendorUnindola a su belleza divina.

    (Himno Bizantino)

  • Y desde aquella hora, la hora de Jess, la de la cruz. Horaque ya nunca tendr fin y que llega hasta el da de hoy en la quelos verdaderos discpulos deben acoger en sus casas a esta madre.

    El verbo tomar lambano, en griego, tiene en el evangeliode Juan un matiz propio y especial porque el evangelista slolo emplea en referencia a Jess con el significado de acoger ono acoger a la persona de Jess. Empleado aqu en relacin conla Virgen, expresa cun profundamente la Madre pertenece alHijo. Ella le perteneca totalmente, de todo corazn y formabaun todo con l. Jess nos da todo cuanto tiene dentro s. Quinse atrever a rechazar a Mara como don del amor de Jess?

    Mara de los Evangelios 41

    Y desde aquella hora el discpulo amado la recibi en su casa

    Juan 19, 27

    Giovanni Bellini (1430-1516): La Piedad

  • 42 Y desde aquella hora el discpulo amado la recibi en su casa

    El discpulo la recibi en su casa, en griego, eis ta idia,que admite varias traducciones: en su casa, en su familia, en-tre sus tesoros As, era todo un tesoro para Jess y lo iba aseguir siendo para el discpulo. Mxime, ahora que este dis-cpulo es adems su hijo. El trmino puede expresar tam-bin: en su entorno, en su iglesia. Mara es acogida en la Igle-sia, en este nuevo pueblo de Dios y encuentra aqu su lugardefinitivo. Esta ltima imagen que aparece en este evangelio,tambin la vemos en Lucas: Mara entre los apstoles. Tambinesta idea ser la que el Vaticano II propugne de Mara: Elladentro, en el pueblo de Dios; no sobre l, sino como miem-bro eminentsimo de este pueblo de Dios.

    Con sus palabras, Jess haba establecido una doble res-ponsabilidad: la de la madre hacia el discpulo y la de ste ha-cia Mara. Y podemos preguntarnos: y nosotros, cmo nosresponsabilizamos en esto? Simplemente, haciendo como eldiscpulo amado: acogindola en nuestra casa, en nuestro co-razn, vida, comunidad Hemos visto que ella ocupa dos lu-gares especiales en el Evangelio: primero en la fiesta delamor, y segundo, en la cruz. En ambos, con sentido de eter-nidad. El discpulo amado siempre haba tenido a Mara comola madre de Jess. Para l era el signo de identidad de Mara.Toda la gloria le viene a la Madre, por su Hijo. El amor que te-nemos al Seor, ilumina el rostro de esta Madre.

  • En ellas podemosdescubrir a Mara. Enlos evangelios se en-cuentra cunto de co-mn, los discpulosde Jess podemos sa-ber y tener sobre ella.En los evangelios po-demos descubrir elverdadero retrato deMara como Madre deJess y la portentosariqueza que Ella en-cierra como madre,sierva, misionera,orante, la que lleva aJess y la que acom-paa a los discpulos tras los pasos de su Hijo. En todos los ca-minos que conducen a Jess, Ella nos precede.

    l, al final de su vida, nos la leg para que formramos conella, parte de su familia. Mara, durante aos, lo haba tenido ensu casa y ahora Jess quiere que nosotros la acojamos ennuestra nueva familia: la Iglesia, que es la verdadera familia deJess. El s de Mara haba hecho posible que l llegara a ha-cerse hombre y ser nuestro hermano universal. Al darla a to-

    Mara de los Evangelios 43

    En el espejo de las Escrituras

    Sandro Botticelli (1444-1510): La Madre con el nio

  • 44 En el espejo de las Escrituras

    dos sus discpulos, es como si Jess, agradecido, le dijera: Tme has permitido poder ser hermano universal y ahora tehago a Ti, madre universal!.

    Cualquiera que sea la denominacin de los discpulos de Je-ss, todos podemos acogernos a esta madre y creer en su po-der de intercesin y estar seguros de que Jess se la ha dadopor madre a toda la Humanidad. Tambin nos dijo Jess: porsus frutos, los conoceris (los rboles) (Mt 7, 20). Conside-rando a Mara, podemos ver que Ella nos ha dado el Fruto dela Vida.

    Miguel-ngel (1475-1564): La Piedad

  • Mara forma parte integrante del Evangelio que nosla presenta como ejemplo y modelo de saber escuchar lapalabra de Dios, como sierva que da un s a esta pala-bra del Seor. Lo hace, como la llena de gracia, que depor s no tiene nada pero que por la gracia de Dios, loes todo. Ella es as el modelo para cuantos se abren a lapalabra divina y se dejan abrazar por esta palabra. Ellaes tambin modelo original en la comunidad de cre-yentes, la Iglesia. El elemento receptivo femenino y ma-ternal no es la peor parte de la realidad humana sino,al contrario, la mejor. Sobre todo, la mejor de la reali-dad cristiana

    Mara es grande precisamente porque quiere enalte-cer a Dios en lugar de enaltecerse a s misma. Ella es hu-milde: no quiere ser sino la sierva del Seor (Lc 1, 38. 48).Sabe que contribuye a la salvacin del mundo, no conuna obra suya, sino slo ponindose plenamente a dis-posicin de la iniciativa de Dios. Es una mujer de espe-ranza: slo porque cree en las promesas de Dios y esperala salvacin de Israel, el ngel puede presentarse a Ella yllamarla al servicio total de estas promesas. Es una mu-jer de fe: Dichosa t, que has credo! , le dice Isabel(Lc 1, 45).

    Benedicto XVI: Deus Caritas Est N 41 del 25 de diciembre del 2005.

    Mara de los Evangelios 45

    Dos miradas diferentes

  • 46 Dos miradas diferentes

    Estos dos puntos de vistaexpuestos sobre Mara, sonmuy prximos. El primer textoes del Catecismo para Adultos,de la Iglesia Luterana de Ale-mania, p. 12. Los libros de re-flexin sobre la Virgen se estnmultiplicando en las Iglesias detendencia protestante; en ellashay un nuevo y gran interspor descubrir a la Madre delSeor. Y cuando ya en estasiglesias se est volviendo a lavida consagrada, Mara recibe,de seguida, un puesto de ho-nor y la ponen como modelo acuantos desean vivir la virgini-dad por Cristo.

    LOS ASOMBRADOS PROTESTANTES

    Todava quedan, entre catlicos y protestantes secuelas dela centenaria polmica sobre la Virgen Mara. Hoy, deberamosesforzarnos para no acentuarlas sino, al contrario, compren-derlas para as conseguir una recproca apertura con ms sere-nidad, en la que predomine la mutua comprensin y simpata.

    Hay mucha diferencia entre los puntos de vista sobre los de-nominados hermanos y hermanas de Jess y sobre el sentidodel trmino de primognito. Los dogmas de La Inmaculada y deLa Asuncin los consideran carentes de base en la Escritura y cri-tican el culto especial que los catlicos dan a la Madre de Dios.

    Los hermanos y hermanas de Jess

    Gran nmero de exgetas protestantes defienden hoy quese trata de verdaderos hermanos y hermanas de sangre de Je-ss; es decir, nacidos de la Virgen y de Jos, despus de ya na-cido Jess. Con ello niegan la perpetua virginidad de Mara, ad-mitida unnimemente por catlicos y ortodoxos y para quienes

    Bernardino Luini (1480-1532): La Madre conel nio

  • estos hermanos y hermanas de Jess son claramente primos delSeor. Estos exgetas se apoyan en los trminos empleados enel Nuevo Testamento que son los griegos de Adelphoi que n-tidamente expresa hermanos de sangre; mientras que el trminogriego para expresar primos es claramente el de Anepsioi.

    En el Nuevo Testamento el trmino hermanos aparece248 veces (y el de hermanas, 10 veces) Realmente, enmuchas de ellas tiene un sentido religioso como cuandoJess llama a los pequeos sus hermanos Y cuando dijoque hay un solo padre y un solo maestro, el Cristo y todoslos dems discpulos somos hermanos (Mt 23, 8) y ms,cuando dice: si tu hermano peca (Mt 18, 15). Pablollama, muy a menudo, hermanos a quienes ya eran disc-pulos del Seor y a sus ms estrechos colaboradores, Ti-moteo y Tito, (2 Cor 1,1; 2,13).

    Tambin hay muchos casos en el Evangelio en los que nohay ningn problema en admitir que se est tratando dehermanos de sangre como cuando se explica que Jessllam a san Pedro y a su hermano Andrs, a Santiago y a suhermano Juan y cuando respondi a Pedro: todos cuantospor M y por el Evangelio dejen casa, padres, hermanos(Mt 19, 19). En todos estos casos, la palabra hermano seest refiriendo claramente a hermanos de sangre. Qu hay,pues, entonces, sobre los hermanos y hermanas de Jess?

    La misma tradicin protestante a lo largo de mucho tiempoadmiti estos trminos con el significado de primos. Lospensamientos de Lutero, Calvino y Zwinglio, a este res-pecto, eran los mismos que los de la Iglesia catlica y la or-todoxa. Estos fundadores de las Iglesias Reformadassostuvieron siempre que Mara tuvo un solo hijo y que ellapermaneci virgen. Fue Helvidio, en el siglo V, quien seatrevi a afirmar que Mara haba tenido ms hijos despusde Jess, y el propio Calvino, lo tach, por ello, de loco. Latradicin luterana reconoce a Mara como pura, santa, vir-gen, digna de la mayor gloria y por eso ruega por la iglesia.Esa fue la postura de Felipe Melanchton en su Apologa dela Confesin de Ausburgo de 1531. Por su parte, Lutero es-cribi: toda alabanza a Mara redunda en alabanza de Dios,y nunca conden la posibilidad de invocar a los santos.

    Mara de los Evangelios 47

  • 48 Dos miradas diferentes

    Durante casi cuatrocientos aos, todas las Biblia protes-tantes desde el siglo XVI hasta el XIX, en referencia a loshermanos de Jess en el Evangelio, ponen notas, expli-cando que se trata de primos. Fue a finales del siglo XIXcuando el pensamiento protestante deriva y cambia en al-gunos de sus exgetas que se alejan de lo que hasta en-tonces haba sido tradicional en la Iglesia desde loscomienzos y de su propia tradicin protestante.

    En Hebreo, la palabra hermano se expresa con el tr-mino: Ah que en Griego, lengua del Nuevo Testamento,se hace con la palabra adelphos, y este mismo idiomapara expresar la palabra primo lo hace con el trminoanepsios que sorprendentemente, slo se utiliza en elNuevo Testamento una nica vez: cuando Pablo llama a

    Filippo Lippi (1406-1469):Mara y el nio

  • Marcos primo de Bernab (Col 4, 10). En realidad, la pa-labra hebrea Ah (hermano) tena tambin un sentidomucho ms amplio que la que le damos en los idiomaseuropeos. Lo mismo que en el Hebreo, ocurre en todaslas lenguas semitas y en las africanas. En estas, todavahoy, la palabra hermano expresa tambin el sentido deprimo y de pariente cercano. El parentesco entre Abra-ham y Lot es el de to y sobrino. Sin embargo, no es ex-trao que Abraham llamara a Lot hermano suyo (Gn 13, 8y 14, 14). Tobas tuvo un primo llamado Raguel a quien lollama hermano. Lo mismo hizo Raguel con Tobas. Res-pecto a Sara que iba a ser la esposa del joven Tobas, estela llama doce veces hermana ma(Tb 7). Queda portanto claro que el trmino Ah tena varias acepciones yque, incluso, cuando los judos empleaban el idiomagriego, conservaban las caractersticas propias de su cul-tura y esto vala de modo especial, en los acontecimientosque se situaban en un contexto judo.

    Con mucha frecuencia, los evangelios destacan el carioentre Mara y Jess. Son los lazos de madre e hijo y delhijo con la madre. Mara es reconocida en el Evangeliocomo Madre de Jess 28 veces y ninguna como madre delos llamados hermanos de Jess. Juan slo conoci a laVirgen, como madre de Jess y tanto Mateo como Lucasen sus dos captulos sobre la infancia de Jess, destacanestos fuertes lazos de cario entre ellos. Marcos nuncanombra a Jos y siempre dice que Jess es el hijo deMara. No lo designa como el hijo del carpintero comohicieron Mateo y Lucas, l, simplemente, dice: el carpin-tero (Mc 6, 3).

    De modo claro, ninguno de los evangelios dicen que loshermanos y hermanas de Jess fueran hijos de Mara y deJos. Dos de los que se citan como hermanos de Jess:Santiago y Jos, tienen por madre a una tal Mara, distintade la virgen (Mc 15, 40-47 y 16, 1).

    En las culturas semticas es inconcebible que muchachos,jvenes puedan llamar al orden a un hermano mayor.Pero si estos hermanos y hermanas de Jess eran sus pri-mos y de ms o de misma edad que Jess y en un cuadro

    Mara de los Evangelios 49

  • 50 Dos miradas diferentes

    de familia patriarcal, s era posible que pudieran tomardicha resolucin. Si Jos haba muerto bastante pronto escomprensible que Mara y Jess se hubieran acogido a sufamilia patriarcal. En esta familia patriarcal Jess crece conprimos y primas que la gente a todos ellos los llamara demanera natural los hermanos y hermanas de Jess. Res-pecto a m, que he conocido las culturas malgache y afri-canas esta situacin la encuentro completamente natural.

    Por un momento, pensemos tambin en Isaac, en JuanBautista y en el nio muerto de la viuda de Nan: los treseran hijos nicos. Los tres prefiguran a Jess: Juan en lo re-ferente a su nacimiento, circuncisin y crecimiento (Lc 1y 2) e Isaac, en ser conducido al monte Moria para ser sa-crificado, l, el unignito de Abraham, fue, verdadera-mente, el anuncio proftico del Hijo Unignito del Padreque, realmente, ser sacrificado. El hijo nico de la viudade Nain anuncia a Jess todava ms de cerca y con msdetalles: hijo nico, muerto y de madre viuda, llevadofuera de la ciudad para el entierro y que vuelve a la vida.Es normal que siendo Juan e Isaac, y el joven de la viudahijos nicos, pudieran anunciar a un Jess con numerososhermanos y hermanas de sangre?

    Tambin hay que considerar, por un momento, la natura-leza de Jess: l es el verdadero tesoro por cuya posesinse vende todo lo dems. l es por quien numerosos hom-bres y mujeres, a travs de los tiempos, lo han preferido,sirvindolo en una vida de plena entrega hasta el des-prendimiento de todo, por l, incluso, el amor humano. YMara y Jos que tuvieron ya ese tesoro en su propia casay que se les haba dado de un modo tan extraordinario, Acaso no lo reconocieron siempre como un tesoro?

    Todo el anterior cmulo de argumentos expuestos, nos llevaa la conclusin de que Jess fue hijo nico de Mara y acogidoas por san Jos. Este sentido y orientacin han sido los quedesde el principio la Iglesia acept y ya, en el siglo II San Ig-nacio de Antioqua, (107 A.D.) San Justino, (150 A.D.) y San Ire-neo (202 A.D.) aceptaron a Mara como la Virgen.

  • El Primognito

    Pretender que la expresin de hijo primognito alude a laexistencia de otros hijos es el sentir de las culturas ajenas a lacultura juda. En Jerusaln se ha encontrado una tumba de pie-dra de una mujer que haba muerto trayendo al mundo a un hijoprimognito. Entre los judos y en otras muchas civilizaciones,al primer hijo se le llama el primognito, aunque haya sido hijonico, sin otros hermanos.

    Estatus social: En esta cultura el ttulo de primognito,tiene un valor social y religioso ya que en l se continala lnea sucesoria y est destinado a ser el jefe de la fami-lia patriarcal. Si el padre de familia llega a fallecer, es elprimognito quien le sucede y l que recibe la herencia,organiza la familia y resuelve los problemas. Este criterioest ya casi esfumado en las culturas occidentales en lasque cada hijo es libre para dirigir su vida. En casi todas lasculturas tradicionales, el primognito tiene un papel socialnico: es el futuro lder y en l se espera al futuro padrede familia, imagen de la paternidad de Dios.

    Estado religioso: Entre los judos el primognito posea, antetodo, un valor religioso: todo primognito pertenece aDios (Ex 13, 2). Y respecto a Jess, el Nuevo Testamentosubraya fuertemente este valor religioso y slo este valor.Mara y Jos llevan al Nio al Templo para ofrecerlo a Diosporque era el primero que haba nacido, (Lc 2, 23). ParaPablo, Jess es El primognito ante toda criatura (Col 1,15) y aade, algunosversculos despus: elprimer nacido entrelos muertos, a fin deque en todo, tenga laprimogenitura (Col 1,18) (Ap 1, 5). En Co-rintios, expresa lomismo pero de unmodo ligeramente di-ferente: Cristo ha re-

    Mara de los Evangelios 51

    El Cristo Pantocrator (mosaico), Cefal, Sicilia

  • 52 Dos miradas diferentes

    sucitado de entre los muertos, como primicia de los quemueren (1Co 15, 20). Y completa esta idea en (Ro 8, 30):para ser el primognito de una multitud de hermanos!.En la carta a los Hebreos, que reconoce Jesus come pri-mognito, (Hb 1,6), se aade una interesante novedad:los que son salvados por el Primognito, constituyen laasamblea de los primognitos (Heb 12, 23). La mejor de-finicin del primognito, orientada hacia al Mesas, la en-contramos en Isaas: Nos ha nacido un nio, Dios nos hadado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de go-bernar. Y le darn estos nombres: Consejero admirable,Dios invencible, Padre eterno, Prncipe de la Paz. (Is 9,6). Franois Bovon, telogo protestante de Ginebra piensaque el trmino primognito es un ttulo cristolgico quedesigna al Seor en su Encarnacin y en su Resurreccincomo primognito de una nueva Humanidad.

    Jess es el Hijo nico del Padre que tendr otros hijos: todosaquellos que son salvados por el Hijo como dice san Pablo en(Gl 4, 4-7). Mara del mismo modo, no ha tenido ms que unnico hijo, pero en la cruz recibir tambin como hijos a cuan-tos son salvados por Jesucrito.

    Mara Inmaculada y La Asuncin de Mara

    Son dos dogmas recientes de La Iglesia catlica y dos gran-des festividades para la Iglesia ortodoxa. Los protestantes re-claman bases en Las Escrituras para estos dos dogmas.

    Partimos de un terreno comn: todas las grandes iglesiascristianas: Anglicana, Catlica, Luterana, Ortodoxa y Presbite-riana, aceptan el credo Niceno-constantinopolitano (aos 325y 381). Esta es la frmula que expresaba la fe de la Iglesia an-tes de las divisiones actuales. En este credo se afirma claramentela naturaleza divina de Jess: Dios, nacido de Dios, Luz, na-cido de La Luz, verdadero Dios, nacido de verdadero Dios, en-gendrado, no creado, de la misma sustancia que el Padre. Deeste Hijo que es Dios, el credo confiesa que es nacido de la Vir-gen Mara. Este credo afirma los dos primeros dogmas sobre Ma-ra: que es la madre de Jess, hombre y Dios y que es virgen.Precisamente, fue el concilio de feso el ao 431, el que deter-

  • min el ttulo que haba de darse aMara como madre de Jess: laTHEOTOKOS, la Madre de Dios.No en el sentido de que da a Dios suorigen, sino en el sentido de que elnacido de ella, es Dios. Todos loscristianos, al menos, cuantos estnbien formados en su fe, admiten es-tos dos dogmas sobre Mara: su Ma-ternidad divina y su Virginidad en elnacimiento de Jess.

    Los dogmas sobre la InmaculadaConcepcin: Mara concebida sinpecado original y sobre MaraAsunta al Cielo: Presente en el Cielocon su cuerpo y con su alma, han sido proclamados por la igle-sia catlica, despus de la separacin de los Protestantes en1521. El dogma de la Inmaculada fue proclamado por el PapaPo IX en 1854 y el dogma de la Asuncin en 1950 por el PapaPo XII. Estos dos dogmas, estrictamente hablando, se imponenslo a los catlicos. La Iglesia Catlica ha recorrido una larga yprofunda investigacin para llegar a ellos. Las Iglesias Protes-tantes han pasado de estos dogmas, no se les puede exigir quecrean en lo que no han profundizado.

    Estos dos dogmas afirman de Mara cosas hermosas y pro-fundas: que Ella es plenamente posesin de Cristo, desde su con-cepcin y que la resurreccin del Seor no ha tenido lmite en lapersona de Mara. Esta resurreccin ha colmado su corazn, suvida, su fe, su cuerpo. Nosotros proclamamos el Seoro de Jesssobre su Madre. Y en Ella vemos lo que tambin Jess puede ha-cer en nosotros: Santos e inmaculados en el amor (Ef 1,4).

    Es muy comn que los evangelios presenten a Mara comoimagen y anticipacin de la Iglesia. Algunos pastores protes-tantes lo afirman as de modo significativo: Mara es el modeloy la anticipacin de aquella Iglesia esposa que Jess presentaas mismo sin arruga ni mancha, ni defecto alguno santae irreprochable (Ef 5, 27). En un extracto de una homila de Juande Saussure, 1899-1977, pastor de Ginebra, se expone muy bienla santidad de Mara: Nosotros amamos a Mara como figura de

    Mara de los Evangelios 53

    Bartolom Esteban Perez Murillo (1617-1682): La Inmaculada

  • 54 Dos miradas diferentes

    la Iglesia, que T nos donas comomadre y de quien T nos tienespor hijos. Ella (Mara) le confiereun rostro al que podemos dirigirnuestra ternura. Nuestro pareceres que Ella personifica a la Iglesiay en sus rasgos se concentran loscaracteres esenciales de la Iglesia.Como tu Iglesia, Ella por s mismano era nada pero fue santificadapor tu presencia y esto, durantetoda su vida, desde que te llegastea Ella. Ella permaneci contigo,

    desde el pesebre hasta la cruz. Ni los Magos pudieron dis-traerla del pesebre ni los soldados alejarla de la cruz. S, aunquemuchos de los que te haban conocido se quedaron a distancia,Ella permaneci junto a la cruz. (Cuaderno evanglico 18,p. 68 1979). La Iglesia se mira en el espejo de Mara para po-der llegar a ser como Ella: santa e inmaculada y reluciente dela gloria de Dios (Ap 21, 11).

    La InmaculadaPuede aceptarse que no existen citas directas en la Escri-tura que proclamen taxativamente este dogma. Pero, re-flexionando, siempre dentro de las Escrituras, y conside-rando detenidamente el sentido profundo de los textos,tenemos que: el ngel Gabriel reconoce a Mara como laLlena de Gracia (Lc 1, 28) y esto, desde el principio de laAnunciacin. De las palabras del ngel, podemos dedu-cir una clara alusin a su Inmaculada Concepcin? Cierta-mente, s: el ngel afirma de Mara que Ella es la llena degracia y Ella misma lo demuestra en todas las actuacionesde su vida: cree, se entrega por completo al Nio y le per-manece fiel. Esta fidelidad la guardar hasta la muerte delHijo y ms all, hasta la venida del Espritu Santo en la Igle-sia. Ella acta en todo, como la Llena de Gracia. El n-gel no la salud dicindole: Salve, a ti, que ests sin pe-cado original. Lo hace de modo mucho ms positivo:Salve, la Llena de Gracia, la amada y amiga de Dios!.

    Pero hay otros caminos: desde el principio, la Iglesia, esconsciente de que con la llegada de Cristo comienzan unos

  • tiempos nuevos cuyo origen es el mismo Jess, no una cria-tura, como lo haba sido Adn, sino Dios mismo. Jess, encuanto Dios, es anterior a Adn y anterior al pecado origi-nal: Jess es el primer origen, totalmente inmaculado. Serel nuevo Adn (Romanos 5, 12 21) de quien viene lanueva Humanidad. Los evangelios subrayan muy vigoro-samente este comienzo de la Historia. Marcos empieza suevangelio de esta manera: Comienzo del Evangelio deJess, el Hijo de Dios. En el prlogo a su evangelio, Juannos lleva a los orgenes anteriores a la creacin y al pecado:En el principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios, y elVerbo era Dios lleno de gracia y de verdad. Mateo seinspira en el comienzo del Gnesis, segn la versin de losSetenta que comienza as: Haute he, geneseos uranu kaiges, (he aqu el origen del cielo y de la tierra). Y cuando enel captulo quinto trata del origen del hombre dice: Hautehe, geneseos anthropon: (he aqu el origen del hombre).Igualmente hace Mateo, al presentarnos el origen de Jesscon estas frmulas: Geneseos Jesu Khristu. Mateo nos da aentender que con la llegada de Jess nos encontramos entiempos de gnesis, de comienzo.

    Para los judos, despus de Esdras,el Espritu ya no se les manifestaba,ni se les comunicaba ni exista lainspiracin divina. Se acabaron losprofetas y los cielos se cerraron.Con la venida de Jess, volvieronlos ngeles, y el Espritu se possobre Mara; volvieron los sueosy los profetas comenzaron a hablary los cielos se abrieron (Jn 1, 51).Dios nos vuelve a los tiempos an-teriores a Adn para formar unanueva Humanidad. Mara es aquel origen humano de este divinoorigen primigenio que es Jess:eterno e inmaculado. Ella formaparte del mundo ntimo de Jess.

    Mara de los Evangelios 55

    Gentile da Fabriano (1370 circa-1427):La adoracin de los magos

  • 56 Dos miradas diferentes

    Mara, el origen humano de Jess, un origen eterno e inmaculado,pertenece a de este origen eterno e inmaculado que es Jess.Cuando Jess vino,la bendicin original volvi cargada de graciay el pecado original es destinado a desaparecer:Todo ha vuelto a comenzar en Aquel que est Lleno de gracia y de verdad (Jn 1, 14)Y Mara que es la ms cercana a Jess,Llega por l a ser la Llena de Gracia!

    El pecado y el mal nada tuvieron que ver con Ella. El nuevoAdn que llega es totalmente santo y la nueva Eva, Mara, esreconocida como la llena de gracia.

    As como Adn llam a Eva mujer; Jess tambin llam asu madre: mujer. Si la primera Eva vino del primer Adn;Mara, en la gracia, no puede venir ms que del segundoAdn, Jess. Si el primer Adn y la primera Eva salieron delas manos del Creador sin la menor sombra de mal; conmayor razn, ocurri con su Hijo y con aquella que le aco-gi en nuestra humanidad. Adn, asombrado exclam, di-rigindose a Eva: t eres hueso de mis huesos. Igualmente,Mara, entusiasmada, puede decir, pensando en Jess: Teres hueso de mis huesos y carne de mi carne!.

    La primera pareja Adn y Eva van de la gracia al pecado ydel pecado a la muerte. La segunda pareja Jess y Maravan de la gracia a la total donacin en la muerte, dondedomina el amor y desde la muerte, van a la resurreccin.Al rbol del pecado de Adn y Eva se opone el rbol de laVida y de la Gracia, la cruz del Seor. Jess es el salvadornico pero su Madre es la que est al pie de la cruz y lallama Mujer con el primer nombre que Adn haba lla-mado a Eva. El hombre llam Eva a su mujer, pues ellefue la madre de todos los que viven Gn 3, 20. Jesus tam-bin hace de Maria la madre de todos sus discpulos, detos los que entran en la Vida.

  • En cierto modo, san Pablo ya haba dejado entrever tam-bin esto (Gl 4, 4-7) cuando pone en la primera parte de lacomparacin a los autores y colaboradores de la salvacin;mientras que en la segunda parte, coloca a los salvados. Est claro que todos los pasajes de las Escrituras referentesa la maternidad de Mara constituyen la base de los dog-mas de la Inmaculada y de la Asuncin de Mara. Por sumaternidad, Mara alcanza con Jess una unin de modosingular y nico: sobre la que ya era llena de gracia vinoel Espritu Santo y el poder del Altsimo, y en Ella estaba elVerbo: Mara era templo de Dios y posesin absoluta de laDivinidad. Mara est poseda y llena de Cristo desde el co-mienzo de su existencia. Lo mismo tambin nosotros sere-mos: santos e inmaculados cuando como Ella acojamosplenamente al Seor. Mara es profeca y anticipacin denuestro propio destino.

    La AsuncinHistricamente, la celebracinde la fiesta de La Asuncin deLa Virgen precedi a la de laInmaculada Concepcin. Lu-tero no tuvo inconveniente al-guno en admitir esta fiesta.Para este dogma tampocohay que buscar un pasaje pre-ciso de la Escritura que loafirme. Sin embargo, la Escri-tura dice que Mara es templode Jess. Lo fue por su fe, ensu corazn y en su cuerpo. Nohay distancia entre el nioque se forma en el seno deuna madre y sta que le acogecon amor y le alimenta con susangre, sus afectos, palabras,inteligencia y sufrimiento. Lamadre influye en la totalidad

    Mara de los Evangelios 57

    Tiziano Vecellio (1490-1576) : La Asuncin

  • 58 Dos miradas diferentes

    de la persona del nio, y ste, a su vez, penetra toda lapersona de su madre.Jess, durante toda su vida, llev cantidad de elementosmaternos y Mara quedar totalmente cambiada por el hijoque llev en sus entraas. Nosotros, fcilmente, separa-mos a las personas: la madre es la madre, y el hijo es elhijo. Pero en el terreno de la psicologa no ocurre as ymucho menos, en el terreno espiritual. Desde el principiode la vida humana de Jess, se realiz ya lo que Jesspidi a su Padre: Te ruego Padre que Ella sea una solacosa conmigo... Ella en M y Yo en Ella y T en M (Jn17, 25). Porque, verdaderamente, esta mujer que con su shizo posible que Jess entrara en nuestra humanidad noiba a participar en toda su totalidad de alma y cuerpo, dela resurreccin del Seor? Su Madre fue la primera gran

    Icono ortodoxo

  • victoria del Resucitado. Aqu, pues, Mara es profeca y an-ticipacin de lo que iba a venir sobre todo verdadero fielque se deja salvar por Cristo. Es muy apropiada la lecturadel pasaje del Apocalipsis (12, 1) en la misa de la fiesta deLa Asuncin en la que aparece en el cielo: la mujer ves-tida de sol. Mara est plenamente revestida de la gloriade su Hijo, verdadero Sol de justicia. Los dogmas de La Inmaculada Concepcin y de la Asun-cin hablan de realidades espirituales muy profundas ymuy bellas, dignas slo de Dios y profticas para nosotros.

    El Culto a La Virgen Mara

    El telogo protestante Karl Barth (1886 1968) considera elculto catlico profesado a la Virgen Mara como un enorme cn-cer, que impide el seoro de Jess y le quita la total sumisin desus discpulos. En algn otro momento, admiti que, en lo tocantea la Virgen Mara, era nica y que los grandes santos como JuanBautista o Pablo quedaban muy lejos de lo que en ella se realiz.

    Los catlicos aseguramos a nuestros hermanos protestantesdos cosas:

    El culto de adoracin slo es debido a Dios y slo a l selo damos. Y toda oracin de adoracin y todo el culto dela Iglesia Catlica se centra en la Eucarista: oracin abso-luta de Cristo hacia el Padre, en favor de los hombres. Entodas las eucaristas se predica la Palabra de Dios y se dis-tribuye el Pan de la Vida.

    A Mara, criatura escogida por Dios para ser La Madre delSeor, llena de gracia y humilde servidora del Seor, lacreemos digna de veneracin y capaz de intercesin.

    En todo el Evangelio y en la Iglesia Catlica se ensea queMara est plenamente centrada en Cristo. Ms de 150 mi-llones de peregrinos afluyen cada ao a los grandes san-tuarios como Lourdes, Ftima, Guadalupe, Loreto, el Roco,Czestochowa, Vailankanny Pero en todos estos lugares secelebra la Eucarista y se anuncia a Cristo. El Santsimo Sa-cramento es llevado en procesin entre los enfermos; la fe

    Mara de los Evangelios 59

  • 60 Dos miradas diferentes

    se renueva y se reafirma. Muchos peregrinos regresan conun corazn ms evanglico. Mara, verdaderamente, atrae;pero ante todo nos lleva a Jess. Como en la Visitacin, Ellaes alabada y se vuelve hacia Dios y lo glorifica. Estamos deacuerdo con lo que deca San Ambrosio: Mara es el Tem-plo de Dios, no el dios del templo, pero templo totalmentesantificado porque Dios mora en l.

    Contemplando a Mara podemos decir:

    mnghmnghmnghmnghmnghmnghmnghmnghmnghmn

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    T acoges a Jess,T llevas a Jess,T llamas a Jess,T presentas a JessT proteges a Jess,T buscas a Jess, T sufres por Jess,T orientas hacia Jess,T pones a Jess en el centro,T revelas a Jess,T eres fiel a Jess,T ests al pie de la Cruz de Jess,T rezas con la Iglesia de Jess,T eres la servidora de Jess,La discpula de Jess, La madre de Jess,La madre de cada discpulo de Jess,La madre de la Iglesia de Jess.

    He ah lo que hace Mara. He ah la vocacin de todas lasIglesias y la vocacin de todos los cristianos para quienes Ma-ra es modelo, ayuda y madre.

  • Mara de los Evangelios 61

    EL ASOMBRO DE LOS CATLICOS

    Bajo la inspiracin del Espritu Santo

    Cuando pensamos en el himno de Isabel, en honor de Mara, ins-pirado por el Espritu Santo y cuando cantamos en el Magnficat: To-das las generaciones me llamarn bienaventurada, nosotros los Ca-tlicos quedamos sorprendidos ante lo que nos parece un silenciode vuestra parte, hermanos Protestantes. Si el Espritu es el que nosda ejemplo en un primer cntico, Cmo no cantar a Mara? Si Ma-ra profetiza sobre sus alabanzas Por qu no alabarla? Por qu es-tas dos palabras-semillas: el canto de Isabel y la profeca de Ma-ra no tienen ms cabida en nuestras Iglesias? Ciertamente,vuestros pastores y exegetas se lo demandan, como nosotros.

    An, a veces, en medio de la polmica, algunos manifiestandesprecio, como ocurre en la historia del sobre, utilizado en al-gunas sectas cristianas por varios pases de frica.

    Una tarde, en uno de los autobuses de Nairobi, entra un jo-ven y decide lanzar su perorata para convertir a los viajeros a laverdadera fe. Se coloca en la parte delantera del autobs y pideatencin, mientras muestra un sobre. Lo abre, saca la carta y tirael sobre: Comprendis este gesto?, pregunta a los viajeros. Esoes lo que hay que hacer, segn nuestra fe. Mara es el sobre y Je-ss el mensaje. Guardamos el mensaje y tiramos el sobre.

    Reflexionando sobre este hecho, he pensado:Este hombreinsulta a su madre Considera a su propia madre como un so-bre? De hecho, todas las madres han sido insultadas en esa con-sideracin. Ha sido mi madre un sobre o un corazn que meha querido, amado, alimentado, mecido, protegido, educado yque ha asumido todo el sufrimiento que supuso su maternidad?.Desde el principio, la madre es una persona que acoge y aceptaa otra persona a la que desea, y favorece su llegada en el me-jor clima de amor posible. Por su amor e inteligencia, la madreteje el fondo de la psicologa del nio. El nio sabe y se apegaa su madre, se refugia en sus brazos y busca ese amor humanoque es para l el mejor perfume de su vida.

    Entre Mara y su Hijo se dio esta profundidad humana de lamadre hacia el nio y del nio hacia su madre. Mara, como ma-dre, lleg a lo ms profundo de la personalidad de Jess. Si qui-

  • 62 Dos miradas diferentes

    tamos a una persona lo que ha recibido de su madre, toda supersonalidad se derrumba. Sin la madre, el nio es una meraabstraccin. France Quer, teloga protestante, llena de ternuray de inteligencia, deca: Una madre no es una mera matriz sinoun ser inteligente con un gran corazn y con mucha audacia.La madre y todo su entorno cambian por completo cuando elni