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Ningún profeta en esta dispensación, desde el Profeta José Smith, ha hablado tanto de la obra misional o ha dado mas énfasis cono lo ha hecho nuestro querido profeta, Presidente Spencer W. Kimball. Oh, si él estuviera aquí para hablarnos como lo ha hecho en otras ocasiones. Cada uno de nosotros tiene la solemne obligación de: primero, entender por medio del Espíritu lo que El Presidente Kimball ha dicho durante la última década acerca de la misión de la Iglesia; segundo, captar su profética visión de la obra misional, y tercero, llevar a cabo completamente en nuestras vidas las palabras de los profetas vivientes concernientes a la obra misional. El consejo y dirección más importante sobre la obra misional viene a nosotros por el profeta viviente, porque él es literalmente el portavoz del Señor. Así ha dicho el Señor: “Porque recibiréis su palabra (la del profeta), como si viniera de mi propia boca”(D y C 21:5) Yo testifico a ustedes por medio del Espíritu que las palabras de nuestro profeta quedan como testimonio viviente de lo que el Señor nos habría dicho hoy. Yo temo que a menos que entendamos las palabras del Presidente Kimball, captemos su profética visión de la obra misional y llevemos a cabo sus palabras, seremos responsables ante Dios. También temo que aun no hemos hecho lo que el Señor nos ha dicho por medio de su santo profeta. He ordenado los mensajes del Presidente Kimball en cuatro áreas distintas (solo hablaremos de tres) en énfasis de la obra misional que se aplican específicamente a la responsabilidad misional de la Iglesia. Espero que entendamos estas “tres” áreas muy bien para que sean parte de nuestras vidas y para que sea nuestro enfoque principal, llevar a cabo la obra misional a la manera del Señor. El Valor de las Almas Primero, el énfasis de mayor valor del Presidente Kimball ha sido el llevar almas a Nuestro Padre Celestial y la importancia de aumentar enormemente los bautismos de conversos. En Octubre de 1974, el Presidente Kimball preguntó: “¿Cuál es la mayor bendición que puede recibir el hombre? La respuesta fue dada a John y Peter Whitmer”. . . “Y ahora, he aquí, te digo que la cosa que será de máximo valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que puedas traer almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi padre (D y C 15:6)”. Presidente Kimball, continua diciendo: “ ¡Si uno trabaja todos sus días y trae tan solo un alma . . . ¡Un alma! ¡Cuan precioso!“¡Oh, si Dios nos diese esa clase de amor por las almas!” En 1974 el Presidente Kimball preguntó: “¿Cómo podemos estar satisfechos con 100.000 conversos de casi cuatro billones de personas en el mundo que necesitan el evangelio?”. Cuatro años después, nuevemente preguntó “¿Cómo podemos estar satisfechos con 200.000 conversos en un año de cuatro billones de personas en el mundo que necesitan el evangelio?”. En 1979 él nos recordó, “Nos hemos estancado sobre algunas mesetas demasiado tiempo. Piensen hermanos y hermanas, que pasaría si cada familia activa trajiese otra familia o una persona a la Iglesia . . . se nos estarían uniendo varios cientos de miles de nuevos miembros a la Iglesia”. Como Iglesia, no hemos captado la visión. Los miembros no están trayendo varios cientos de miles de miembros a la iglesia cada año. Aún no hemos alcanzado este desafío de un profeta viviente. Todavía estamos en las mismas mesetas. Concerniente a los bautismos de conversos, solamente hemos estado convirtiendo algunas 200.000 personas en un año en los últimos seis años. ¿Cuál ha sido la respuesta del Presidente Kimball acerca de nuestra “pequeña contribución?”. Repito nuevemente. “Tenemos que tener más conversos. Ellos deben estar bien convertidos, sin trucos. Les enfatizamos que tienen que estar convertidos, pero queremos más conversos”. En 1975 el Presidente Kimball nos instruyo “Ahora van a salir no para meramente hacer amigos para la Iglesia, aunque eso es importante, pero si para convertir y bautizar . . . Fíjense bien en la escritura, “El que creyere y sea bautizado será salvo” ( Marcos 16:16). No el que escuchare, sino el que creyere y sea bautizado. “Hermanos, el espíritu de esta obra es urgencia, y debemos envolver a los Santos con el espíritu de “ahora”. AHORA. No se justifica la espera del lento proceso natural de traer personas a la Iglesia. Debemos seguir adelante, con prisa. Después, en 1979 él dijo: “Cuando pensamos en la proporción de conversos y nuestras alternativas, como grandes cantidades de bautismos apresurados o por otra parte, el crecimiento lento de la iglesia como el caminar de un caracol, estamos demostrando muy poca fe en el Señor y en nosotros mismos. ¡Estas no son las únicas alternativas! . . . “A veces cuando nosotros les exhortamos de esta manera, hay una tendencia a sentir que no se puede hacer; pero podemos bautizar mas persona y podemos hacerlo en una forma sólida y estable”. Al referirse a este énfasis sobre los bautismos de conversos, nuestro líder y profeta pidió introspección. Él dijo que los bautismos de conversos no son responsabilidades del Departamento Misional de la Iglesia, pero es la responsabilidad de los miembros y oficiales eclesiásticos. El Presidente Kimball sugirió: “Cuando tratamos de encontrar excusas por la falta de mayor progreso en la obra misional, sugiero que meditemos en lo que paso en la Última Cena cuando el Salvador indicó que uno de los presentes le traicionaría. Los discípulos no se miraron o se apuntaron unos a otros, pero respondieron con una pregunta introspectiva, “¿Seré yo Señor?” (Mat. 26:22)

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Ningún profeta en esta dispensación, desde el Profeta José Smith, ha hablado tanto de la obra misional o ha dado mas énfasis cono lo ha hecho nuestro querido profeta, Presidente Spencer W. Kimball. Oh, si él estuviera aquí para hablarnos como lo ha hecho en otras ocasiones. Cada uno de nosotros tiene la solemne obligación de: primero, entender por medio del Espíritu lo que El Presidente Kimball ha dicho durante la última década acerca de la misión de la Iglesia; segundo, captar su profética visión de la obra misional, y tercero, llevar a cabo completamente en nuestras vidas las palabras de los profetas vivientes concernientes a la obra misional. El consejo y dirección más importante sobre la obra misional viene a nosotros por el profeta viviente, porque él es literalmente el portavoz del Señor. Así ha dicho el Señor: “Porque recibiréis su palabra (la del profeta), como si viniera de mi propia boca”(D y C 21:5) Yo testifico a ustedes por medio del Espíritu que las palabras de nuestro profeta quedan como testimonio viviente de lo que el Señor nos habría dicho hoy. Yo temo que a menos que entendamos las palabras del Presidente Kimball, captemos su profética visión de la obra misional y llevemos a cabo sus palabras, seremos responsables ante Dios. También temo que aun no hemos hecho lo que el Señor nos ha dicho por medio de su santo profeta. He ordenado los mensajes del Presidente Kimball en cuatro áreas distintas (solo hablaremos de tres) en énfasis de la obra misional que se aplican específicamente a la responsabilidad misional de la Iglesia. Espero que entendamos estas “tres” áreas muy bien para que sean parte de nuestras vidas y para que sea nuestro enfoque principal, llevar a cabo la obra misional a la manera del Señor. El Valor de las Almas Primero, el énfasis de mayor valor del Presidente Kimball ha sido el llevar almas a Nuestro Padre Celestial y la importancia de aumentar enormemente los bautismos de conversos. En Octubre de 1974, el Presidente Kimball preguntó: “¿Cuál es la mayor bendición que puede recibir el hombre? La respuesta fue dada a John y Peter Whitmer”. . . “Y ahora, he aquí, te digo que la cosa que será de máximo valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que puedas traer almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi padre (D y C 15:6)”. Presidente Kimball, continua diciendo: “ ¡Si uno trabaja todos sus días y trae tan solo un alma . . . ¡Un alma! ¡Cuan precioso!” “¡Oh, si Dios nos diese esa clase de amor por las almas!” En 1974 el Presidente Kimball preguntó: “¿Cómo podemos estar satisfechos con 100.000 conversos de casi cuatro billones de personas en el mundo que necesitan el evangelio?”.

Cuatro años después, nuevemente preguntó “¿Cómo podemos estar satisfechos con 200.000 conversos en un año de cuatro billones de personas en el mundo que necesitan el evangelio?”. En 1979 él nos recordó, “Nos hemos estancado sobre algunas mesetas demasiado tiempo. Piensen hermanos y hermanas, que pasaría si cada familia activa trajiese otra familia o una persona a la Iglesia . . . se nos estarían uniendo varios cientos de miles de nuevos miembros a la Iglesia”. Como Iglesia, no hemos captado la visión. Los miembros no están trayendo varios cientos de miles de miembros a la iglesia cada año. Aún no hemos alcanzado este desafío de un profeta viviente. Todavía estamos en las mismas mesetas. Concerniente a los bautismos de conversos, solamente hemos estado convirtiendo algunas 200.000 personas en un año en los últimos seis años. ¿Cuál ha sido la respuesta del Presidente Kimball acerca de nuestra “pequeña contribución?”. Repito nuevemente. “Tenemos que tener más conversos. Ellos deben estar bien convertidos, sin trucos. Les enfatizamos que tienen que estar convertidos, pero queremos más conversos”. En 1975 el Presidente Kimball nos instruyo “Ahora van a salir no para meramente hacer amigos para la Iglesia, aunque eso es importante, pero si para convertir y bautizar . . . Fíjense bien en la escritura, “El que creyere y sea bautizado será salvo” ( Marcos 16:16). No el que escuchare, sino el que creyere y sea bautizado. “Hermanos, el espíritu de esta obra es urgencia, y debemos envolver a los Santos con el espíritu de “ahora”. AHORA. No se justifica la espera del lento proceso natural de traer personas a la Iglesia. Debemos seguir adelante, con prisa. Después, en 1979 él dijo: “Cuando pensamos en la proporción de conversos y nuestras alternativas, como grandes cantidades de bautismos apresurados o por otra parte, el crecimiento lento de la iglesia como el caminar de un caracol, estamos demostrando muy poca fe en el Señor y en nosotros mismos. ¡Estas no son las únicas alternativas! . . . “A veces cuando nosotros les exhortamos de esta manera, hay una tendencia a sentir que no se puede hacer; pero podemos bautizar mas persona y podemos hacerlo en una forma sólida y estable”. Al referirse a este énfasis sobre los bautismos de conversos, nuestro líder y profeta pidió introspección. Él dijo que los bautismos de conversos no son responsabilidades del Departamento Misional de la Iglesia, pero es la responsabilidad de los miembros y oficiales eclesiásticos. El Presidente Kimball sugirió: “Cuando tratamos de encontrar excusas por la falta de mayor progreso en la obra misional, sugiero que meditemos en lo que paso en la Última Cena cuando el Salvador indicó que uno de los presentes le traicionaría. Los discípulos no se miraron o se apuntaron unos a otros, pero respondieron con una pregunta introspectiva, “¿Seré yo Señor?” (Mat. 26:22)

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“Asumamos que nosotros podríamos ser parte de la razón por la cual la obra no se está llevando a cabo como pensamos que debería ser”. Por lo tanto, el primer énfasis de mayor importancia del profeta del Señor es incrementar el número de bautismos de conversos en una manera significante y dramática.

La Fe En su segundo énfasis de mayor valor, el Presidente Kimball nos ha indicado que los líderes misionales, los misioneros, y los miembros deben tener una fe mucho mayor que la que hasta ahora hemos demostrado si queremos incrementar dramáticamente el número de bautismos de conversos. Él citó palabras del ángel “porque nada es imposible para Dios”. (Lucas 1 :37) Él nos recordó de las palabras del señor a Abraham, “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Gen. 18:14) El nos recordó de los días de pentecostés cuando unas tres mil almas se unieron a la iglesia en un día y luego exclamo, “¡Tres mil es una rica cosecha para cualquiera!” Sabemos que Presidente Kimball es un hombre con una tremenda fe. Él nos insta a desarrollar esta misma fe. El se asemeja a la frase clásica de George Bernard Shaw, “Otras personas ven las cosas y preguntan, ¿Por qué? Pero yo sueño cosas que han sido y digo, ¿Por qué no?”. Entonces agregó el presidente Kimball: “Los problemas del mundo no se pueden solucionar por escépticos o pesimistas cuyos horizontes están limitados por las realidades demasiado obvias. Nosotros necesitamos hombres que pueden soñar con cosas que nunca han sido y se pregunten, ¿Por qué no?” “No nos preocupemos del COMO, CUANDO o POR QUE. Digamos, ¿POR QUÉ NO?”. “Repito mi testimonio que el Señor abrirá las puertas y que en sus promesas se puede confiar. Yo sé que Él detendrá la oposición. Él ablandará los corazones y pavimentará la vía si ejercemos la suficiente fe”. ¿Cómo está nuestra fe? ¿Creemos realmente que podemos alcanzar milagros para el Señor como el Presidente Kimball sabe que podemos? ¡Crean! ¡Tengan fe! Recuerden las palabras proféticas del Presidente Kimball: “Recuerden que nuestros hijos y nietos harán cosas que nos dejarán atónitos”. Acelerar la Actividad Misional Ahora el “tercer” y último punto de énfasis, el cual esta entrelazado en todos los discursos del Presidente Kimball acerca de la obra misional, es que los miembros de la Iglesia tienen que acelerar su actividad misional personal si hemos de llevar a cabo la cosecha del Señor. El Presidente Kimball declaró, “¿Realmente creemos en la revelación? Entonces porque no podemos aceptar completamente lo que Dios ha dado por revelación al Profeta y Presidente David O. McKay en donde él dijo a la Iglesia y al mundo este valioso lema, “Cada miembro un misionero”. “¿Cómo el Señor podría llevar a cabo su obra si no fuera por los Santos que han hecho el convenio de servicio? Ustedes y yo hemos hecho tal convenio. ¿Honraremos nuestro sagrado convenio?”.

Nuevamente el Presidente Kimball declaró: “Es impráctico para nosotros esperar que los misioneros de tiempo completo pueden amonestar a los millones de personas en el mundo. Los miembros deben ser buscadores. El tiempo de mayor valor para que nuestros misioneros enseñen es gastado en la “búsqueda” de investigadores.” “ Los miembros deben llevar esta responsabilidad sobre sus hombros. Cada miembro conoce no-miembros que podría dar como referencia. Cada padre, madre, y joven de esta Iglesia debería compartir el evangelio dando un Libro de Mormón, contando la visión del Profeta José Smith o podríamos invitar a nuestros conocidos a una reunión especial. Si estamos a tono, el Espíritu del Señor nos hablará y guiará a quienes podríamos compartir el evangelio. El Señor nos ayudará si solamente escuchamos. “ Es la responsabilidad de los miembros proveer a los misioneros de estaca y de tiempo completo los nombres de las familias que enseñarán. A veces nos olvidamos que es mejor arriesgarse a tener una pequeña discusión con su amigo que privarlo de la vida eterna por guardar silencio”. El siguiente año el Presidente Kimball agregó: “Nos debe estar claro, que siempre debemos ser afectuosos con nuestros vecinos antes de poder amonestarlos adecuadamente. Nuestros vecinos deben sentir nuestra genuina amistad y hermandad. Queremos que los miembros insten a sus vecinos, pero no que los reprendan o asusten”. En 1980, él concluyó: “Todo esto significa que no podemos compartir el evangelio con cada nación, tribu, lengua y pueblo usando solamente a los misioneros de tiempo completo (aunque son maravillosos), pero debemos tener algunos millones más ayudándolos. Por lo tanto, debemos involucrar a los miembros de la Iglesia más efectivamente en la obra misional. La clave del futuro crecimiento de la Iglesia son los miembros misioneros.” Mis amados hermanos y hermanas de la Iglesia, debemos exhortarnos los unos a los otros para llevar a cabo nuestra responsabilidad misional. Hagámoslo con amor, no criticando. Hagámoslo con entendimiento no reprochando. Pero hagámoslo y hagámoslo con urgencia. Captemos la visión e inspiración del Presidente Kimball. Necesitamos entender que la obra de los miembros misioneros es literalmente la clave del futuro crecimiento de la Iglesia y que tenemos un convenio con Nuestro Padre Celestial para hacer esta obra. Concluyo citando una petición del Presidente Kimball al Señor en una humilde oración: “Nuestro Padre, déjanos seguir adelante con Jesucristo para establecer la Iglesia entre los habitantes de la tierra... Déjanos merecer la promesa que el Señor hará cosas que casi no podremos creer. Déjanos mejorar la eficacia de nuestros misioneros, cada uno llevando miles de conversos a la Iglesia. Por favor, Padre, abre las puertas de las naciones”. ------------------------------------------------------------------------------- “Me gustaría hablaros de la visión que tengo para el pueblo chileno. Puedo prever el día en que la séptima estaca en este país, sea setenta veces siete. Puedo prever el día en que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sea la mayor influencia de esta nación. Esta es una tierra bendita, y el día habrá de llegar cuando haya un templo en Santiago.” –Elder Bruce R. McConkie *Adaptado Por Los Elderes de Ñuñoa