la historicidad de los evangelios

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La historicidad de los evangelios Por Jorge Romero Gil El asunto de la historicidad de los evangelios, creo que es preciso dejar claras dos cosas antes de abordar eso: a) Los evangelios son en sí mismos documentos o fuentes históricas b) Los evangelios no son documentos o fuentes sobre Historia -no son libros históricos ni historiográficos, son libros religiosos y apologéticos-. Ambas premisas deben quedar claras si se pretende abordar el asunto de manera "tendencialmente objetiva". En el primer punto son documentos o fuentes históricas exactamente igual que lo es la mucha más antigua "Epopeya de Gilgamesh" o, también, la mucha más antigua "Iliada". ¿Eso que significa? Pues que en sí mismos son documentos que forman parte de la Historia y que, además, puede extraerse de ellos información que puede ser histórica. Pero, a su vez, significa que en absoluto todo lo que se dice allí es veraz y fiable y que, por tanto, se debe diferenciar lo que puede ser información o hecho histórico de aquello que no lo es. Pongamos un ejemplo, es perfectamente factible que los aqueos sitiasen Troya -sin ir más lejos tenemos los estratos arqueológicos que corresponden a esa época y muy posiblemente a ese hecho-, es más que dudoso que el dios Apolo les lanzase en un momento dado flechas de fuego porque le ofendieron -en el mejor de los casos puede ser una metáfora en relación en que sobre los sitiadores se abatió la peste en un momento dado-. En el segundo punto tenemos claramente definidos lo que son los evangelios: unos textos apologéticos cristianos que transmiten lo esencial del mensaje cristiano. Ni están concebidos ni redactados para presentar una narración histórica y ni siquiera biográfica -aunque la demanda de tal cosa sí influirá en parte de su composición y, justamente, cuanto más se abunda en lo biográfico más se cae en lo arquetípico y más aparece la divergencia intertextual-. El ambiente de los relatos Aludir a la historicidad del "telón de fondo" no es lo mismo que validar la historicidad de lo narrado, pongamos otro ejemplo: es perfectamente factible que Alejandro Dumas describa con cierto detalle el París de cierto momento del siglo XIX en "El conde de Montecristo", ahora bien, eso no implica en absoluto que Edmond Dantés y sus enemigos hayan existido y vivido ciertas peripecias en ese París. Por eso no se puede confundir la historicidad del fondo con la historicidad de lo narrado -otro ejemplo, la Epopeya de Gilgamesh nos habla de la ciudad de Uruk y nos da algún detalle, no por ello ni porque se haya descubierto los restos del zigurat de Uruk vamos a considerar que

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Sobre los evangelios como fuentes históricas confiables.

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La historicidad de los evangelios Por Jorge Romero Gil El asunto de la historicidad de los evangelios, creo que es preciso dejar claras dos cosas antes de abordar eso: a) Los evangelios son en s mismos documentos o fuentes histricas b) Los evangelios no son documentos o fuentes sobre Historia -no son libros histricos ni historiogrficos, son libros religiosos y apologticos-. Ambas premisas deben quedar claras si se pretende abordar el asunto de manera "tendencialmente objetiva". En el primer punto son documentos o fuentes histricas exactamente igual que lo es la mucha ms antigua "Epopeya de Gilgamesh" o, tambin, la mucha ms antigua "Iliada". Eso que significa? Pues que en s mismos son documentos que forman parte de la Historia y que, adems, puede extraerse de ellos informacin que puede ser histrica. Pero, a su vez, significa que en absoluto todo lo que se dice all es veraz y fiable y que, por tanto, se debe diferenciar lo que puede ser informacin o hecho histrico de aquello que no lo es. Pongamos un ejemplo, es perfectamente factible que los aqueos sitiasen Troya -sin ir ms lejos tenemos los estratos arqueolgicos que corresponden a esa poca y muy posiblemente a ese hecho-, es ms que dudoso que el dios Apolo les lanzase en un momento dado flechas de fuego porque le ofendieron -en el mejor de los casos puede ser una metfora en relacin en que sobre los sitiadores se abati la peste en un momento dado-. En el segundo punto tenemos claramente definidos lo que son los evangelios: unos textos apologticos cristianos que transmiten lo esencial del mensaje cristiano. Ni estn concebidos ni redactados para presentar una narracin histrica y ni siquiera biogrfica -aunque la demanda de tal cosa s influir en parte de su composicin y, justamente, cuanto ms se abunda en lo biogrfico ms se cae en lo arquetpico y ms aparece la divergencia intertextual-. El ambiente de los relatos Aludir a la historicidad del "teln de fondo" no es lo mismo que validar la historicidad de lo narrado, pongamos otro ejemplo: es perfectamente factible que Alejandro Dumas describa con cierto detalle el Pars de cierto momento del siglo XIX en "El conde de Montecristo", ahora bien, eso no implica en absoluto que Edmond Dants y sus enemigos hayan existido y vivido ciertas peripecias en ese Pars. Por eso no se puede confundir la historicidad del fondo con la historicidad de lo narrado -otro ejemplo, la Epopeya de Gilgamesh nos habla de la ciudad de Uruk y nos da algn detalle, no por ello ni porque se haya descubierto los restos del zigurat de Uruk vamos a considerar que por sus calles pele Gilgamesh contra un toro celestial que le envi la enojada diosa Inanna-. En ese sentido para la bsqueda del Jess histrico resulta indiferente que se describa con cierto detalle la Jerusaln anterior al ao 70 EC, o que se utilicen en los relatos ciertos personajes perfectamente contrastados -como el rey Herodes el Grande, el gobernador romano de Siria llamado Quirino, el emperador Octavio Csar Augusto, el emperador Tiberio, el prefecto de Judea (que el texto confunde con "procurador") Poncio Pilatos, o el Sumo Sacerdote Caifas-, resulta indiferente porqu eso no valida la figura de Jess ni su historicidad sino que, en todo caso, servir para relacionar la datacin aproximada del texto -no la de los manuscritos, pues en ello no hay nada anterior al siglo II EC-. Esos datos y esos personajes validan sencillamente el escenario en el que se desarrolla la narracin, no validan en absoluto nada de lo narrado, es ms, la validacin de esos escenarios es relativa, por ejemplo: en modo alguno pudo coincidir nada en el tiempo en el reinado de Herodes el Grande y el gobernador romano Quirino, porqu el segundo tiene jurisdiccin sobre Judea solo despus de la muerte del primero. A efectos de la existencia del Jess histrico y su descripcin el que el inicio de la confeccin de los textos originales -de lo que manejamos, se entiende- sean algo anteriores o algo posteriores al ao 70 EC no nos sirve de demasiado ni nos resulta, en el fondo, significativo. El tema de los tiempos verbales empleados en la narracin -si se aborda en presente o no-, no es nada que sea determinante el tiempo en el cual se sita el narrador o lo narrado. Tenemos al respecto ejemplos en textos de la apocalptica juda que se presentan desde el punto de vista narrativo en un presente puramente ficticio, es paradigmtico al respecto el Libro de Daniel, cuando sita la accin en el reinado de Nabucodonosor II, cuando sabemos que dicho libro se confeccion en poca Macabea -tanto para la fijacin ficticia de un escenario como para la datacin del Libro vase Mathias Delcor, "Le passage du temps prophtique au temps apocalyptique, en: cole pratique des hautes tudes, Section des sciences religieuses. Annuaire. Tome 92, 1983-1984. 1983. pp. 39-75-. Autora annima y fases de confeccin Otra cuestin, existe unanimidad en la investigacin que la autora de los evangelios -y de buena parte de los textos neotestamentarios- es puramente convencional y, de hecho, annima. Eso en s ni quita ni pone nada a lo que narran, lo que s quita es llamar al estrado de los testigos a los apstoles Juan y Mateo y a los evangelistas Marcos y Lucas. El decir que fueron escritos bajo diccin o inspiracin apostlica es cosa meramente de fe -de la que se tenga en la religin cristiana y en su tradicin- pero en absoluto es un criterio histrico o de historicidad, es, simplemente, una especulacin -que puede estar basada en la tradicin, tambin es tradicional atribuir la Iliada y la Odisea a Homero y sabemos en la actualidad que no existi ese personaje como tal autor y no las escribi, que son tradiciones orales formadas en distintas fases y recogidas por escrito en un momento dado, Homero, a lo sumo, pudo ser el bardo que lo recogiese-. Al margen de cuando pueda remontarse lo ms antiguo de los evangelios -sea el ao 50 o 60 EC, sea el ao 70 o el 90 EC-lo que tambin resulta claro a partir de la ecdtica o crtica textual es que hay tres fases de compilacin, de ms antigua a ms reciente: a) el episodio de la Pasin, muerte y resurreccin de Jess, b) el episodio de su vida o ministerio pblico -prdicas, milagros, etc.-, c) el episodio de su nacimiento e infancia -que solo recogen los textos de Mateo y Lucas, en cuanto alos cannicos, claro-. Entre otras cosas esas tres se definen tambin por el mayor o menor grado de coincidencia intertextual, as en la fase ms antigua -la "a"- existe un mayor nivel de coincidencia entre los sinpticos y Juan, sin que ello evite flagrantes contradicciones que indican incluso aqu ms de una autora; en la fase de la "predicacin publica" -la "b"-, ya ms reciente, las divergencias entre los evangelios aumentan; en la tercera fase que es la ms reciente de todas -la "c"- los dos textos que la tratan digamos que "navegan" -o ms bien naufragan-, existe enorme divergencia entre ellos -incluidas las genealogas de Jos (en Mateo en el captulo 1 y en Lucas en el 3), la huida a Egipto o no, el vivir en Nazaret desde el principio o no, si nace bajo Herodes el Grande o gobernando Quirino...- y, tambin, abundante presencia de elementos arquetpicos -el nacimiento virginal, los pastores, la estrella, los magos...- lo que nos lleva necesariamente a presentar sobre el tapete lo mtico -porque lo arquetpico y lo mtico siempre andan cerca-. Otro asunto se suma ms a la dificultad para definir un "Jess histrico" y es el que carecemos de algo que se pueda considerar texto original, por atrs que se quiera remontar cualquiera de los evangelios cannicos hay coincidencia en que ninguno de ellos es puramente el original, hay coincidencia que tres de ellos -Lucas, Mateo y Marcos- beben de una misma fuente, y que el texto de Juan es de elaboracin independiente -por otra parte es, junto al Apocalipsis un texto lleno de "guios" gnsticos-. Los tres que parecen derivar de otro texto son los llamados sinpticos, ese texto o relato -pues podra ser una fuente oral o, al menos, parcialmente oral- esta perdido y a ese texto como solucin a la incgnita que nos plantean los sinpticos -tanto en relacin a sus similitudes como en sus divergencias- se le llama por la investigacin "Fuente "Q" -del alemn "quelle" que significa "fuente"-. Quede claro que su establecimiento es solo una hiptesis necesaria -en ese sentido puramente instrumental- para abordar la cuestin de los sinpticos, pero en realidad no hay la menor referencia textual a esa terica "fuente primigenia" -que, por lo dems, no resolvera lacuestin del texto de Juan que, no siendo contemporneo a los supuestos relatados, va "por libre" pero... de algn lado ha de salir-. Al margen de la hiptesis "Q" se trabaja tambin con la idea de que el texto de Marcos sea el ms antiguo y del cual deriven Mateo y Lucas, ahora bien, Marcos puede ser la "compilacin ms antigua" pero tampoco es el origen de lo relatado, en ese sentido no es descartable una tradicin oral que se va formando junto con el desarrollo de un credo, en diferentes fases, que, finalmente se pone por escrito, eso explicara tambin la ausencia de registro material concerniente al siglo I EC -no hay absolutamente el menor registro materialhasta el siglo II EC y, curiosamente, lo ms antiguo que tenemos es un fragmento del evangelio de Juan -papiro Rylands, fechado entre el 125 y 160 EC- y del asunto de la Pasin, evangelio que se supone es, sin embargo, el ms tardio en confeccionarse. Por otro lado est la cuestin de la profeca de la destruccin del Templo y el fin del mundo, sabemos que lo segundo no ocurri -cuando menos no nos hemos enterado-, pero lo primero s. Este punto es controvertido, porque si la destruccin del Templo es solo un punto comn a la apocalptica juda -poco ms o menos recurrente en ese gnero desde la toma de Jerusaln por Nabucodonosor II- no tiene porqu afectar a la datacin de las primigenias versiones de esos textos. Ahora bien, si se considera un episodio de retroprofeca -cosa que la crtica textual considera generalmente-, entonces ninguno de los textos afectados podra haber sido confeccionado antes del ao 70 EC, en ese caso ese sera el umbral ms antiguo de los textos afectados por ese dato. Y, tambin, resulta que tenemos un texto con un muy alto nivel de coincidencia textual con los sinpticos pero que es... gnstico. Esa coincidencia textual acompaada de una estructura del texto presentado en "dichos sapienciales" -que es la que tericamente se atribuye a la enigmtica fuente "Q"-, hace que algunos investigadores retrotraigan ese texto ni ms ni menos que al ao 50 EC, es decir anterior a los propios sinpticos, con lo cual tendramos un nuevo problema aadido -a la visin tradicional, se entiende-, que resultara que un texto gnstico -y puramente gnstico- seria el material ms antiguo referido a los sucesos tericamente acontecidos y relatados en los evangelios. Frente a esto est la hiptesis de un texto ms antiguo y no gnstico interpolado en el siglo II EC abundantemente con todas las partes gnsticas, lo cual hara imposible de definir la datacin concreta del texto -es la hiptesis que apuntan investigadores como Antonio Piero-. La cuestin de Nazaret y los textos En medio de todo esto surge las dificultades aadidas por la mencin de "Nazaret" como topnimo urbano y que identifica la palabra "nazareno" como gentilicio. La dificultad surge porque no hay ningn resto urbano siquiera de una pequea aldea en el lugar de la actual Nazaret para el siglo I EC -la nica estructura encontrada y muy recientemente, a finales del 2009, fue una granja aislada, pero eso no es una aldea y que en el valle de Nazaret existiese un poblamiento rural disperso no es una cosa que se cuestione-, solo hay un dato epigrfico -y encontrado en Cesarea Martima- que menciona la instalacin en el valle de Nazaret de unos refugiados de la Jerusaln arrasada durante la rebelin de Bar Kobcha y eso nos sita en el 135 EC, sin embargo la aldea que estos pudiesen construir es temporal, ya no hay rastro de ella en el siglo siguiente cuando Orgenes, en la poca en que se instala en Cesarea Martima busca Nazaret como poblacin y no la encuentra -por ello llega a la conclusin de que se trata de un "lugar espiritual" y no uno real-. Quede claro que la no existencia de una Nazaret del siglo I EC ni quita ni pone a la posible existencia de Jess en elsiglo I EC, lo nico que implica son dos cosas: a) que "nazareno" -que es el vocablo que se utiliza en el texto griego- no es un gentilicio derivado de "Nazaret", b) que alguien al cerrar los textos en su forma definitiva aadi el nombre de "Nazaret" a toda mencin respecto a la poblacin en la que Jess se cri y sus visitas a ella. Respecto a los textos qu implicacin principal supondra esto? Pues que el umbral temporal en el que se cerr la versin definitiva de los mismos debe situarse en el breve perodo en el que en el valle de Nazaret existe una pequea aldea, esto es despus del 135 EC y antes del siglo III EC -que es cuando Orgenes busca y no encuentra-. Como se ha indicado en el siglo III EC la aldea del siglo II EC ha dejado de existir y posiblemente se haya vuelto a lo que en geografa se llama "poblamiento rural disperso" -granjas- en el valle de Nazaret. Y lo que indica, no lo que prueba, es que el nico momento posible en el que introducir en los textos "Nazaret" como topnimo de ciudad es entre el 135 EC y el siglo III EC, porque en el siglo III EC lo busca Orgenes y no encuentra nada, ergo cundo entre los siglos I y III EC dicen los indicios que hubo una aldea en el valle de Nazaret? Pues despus del 135 EC -finales primer tercio/mediados siglo II EC- y antes del 232 EC que es cuando Orgenes se instala en Cesarea Martima -porque sale a toda prisa de Alejandra tras una bonita y fraternal pelea con Demetrio, obispo de Alejandra-, es decir que esa aldea dura menos de cien aos -porque es que Orgenes no se entera ni de que existi- y, si nos preguntamos, qu datacin tiene el papiro Rylands que es el ms antiguo registro material de texto evanglico? Pues entre el 125 EC y el 160 EC, esto es, justo en medio de la aldea de Nazaret, justo en el nico momento en que existe esa aldea entre el siglo IEC y el IV EC cuando a instancias de Eusebio de Cesarea y la emperatriz madre Helena se crea una ciudad al calor de la peregrinacin y el impulso imperial alli -que es la actual Nazaret-. Y eso a qu hiptesis lleva? Pues si tenemos a) la creacin en el valle de Nazaret de una aldea de refugiados tras el 135 EC, b) que la aldea ya no existe cien aos despus y c) que la menciona un texto cuyos registros materiales ms antiguos son de circa 130 EC (entre 125 y 160, ese es el lapso) como aldea, pueblo o ciudad, lo que ese conjunto nos da es que los textos evanglicos se acaban de escribir en su forma definitiva despus del 135 EC y antes del fin del siglo II EC -posiblementebastante antes, no creo que ms all del 140 EC- y por eso mismo incluyen a Nazaret como topnimo de ciudad e interpretan "nazareno" por gentilicio. Ese escenario lleva a la explicacin de porqu no se encuentra por mucho que se excave una "poblacin" de Nazaret en el siglo I EC y, tambin, al hito de composicin final de los textos que necesariamente se escriben en una poca en la que hay una poblacin existente en el valle de Nazaret, y esa poca solo puede ser despus del 135 EC y antes del 232 EC. Luego, los textos evanglicos en su versin final -sin quitar que hubiese otras redacciones o versiones orales o escritas anteriores, que muy posiblemente las haba, por no decir seguro, y que sera lo que se manejaba despus del 70 EC- son de la primera mitad del siglo II EC y probablemente de entre el 135 y 140 EC -coincide el registro material de los textos y la existencia entonces de Nazaret-. Es imposible que una desubicacin cronolgica y an de lugar generase el menor problema teolgico a nadie en todo el perodo imperial romano, porque esas desubicaciones si se daban... ni se tenan en cuenta. Sencillamente lo anacrnico y lo ucrnico no era cosa que se tuviese en cuenta en la mentalidad de la poca -y cabe citar aqu a historia de las mentalidades-. Los evangelios y la bsqueda del Jess histrico En definitiva, declarar la "historicidad" de los evangelios cannicos es imposible si por ello se entiende el texto en su integridad -la totalidad de su contenido-, s que es posible intentar aproximar las fechas de confeccin de las diferentes fases de los textos -dejando a un lado, adems, la cuestin de posibles interpolaciones tardas, nada descartable- teniendo en cuenta que, necesariamente, hubo en todos los casos dos -Juan y Marcos- o tres fases -Mateo y Lucas- de composicin, porque ello se deriva directamente del anlisis ecdtico -crtica textual- de los textos, pero eso, repetimos no valida lo que narra solo aproxima aquello que narra a un tiempo concreto de confeccin del texto. Lo nico que testimonian los evangelios cannicos y que es creble "per se" es una versin de la doctrina cristiana -de lo que crean algunos de los cristianos de la poca en que se redactan y, presumiblemente, algunos de los anteriores a su redaccin, y, repito, "algunos" no todos-, literalmente, eso es lo nico que testimonian, es decir, lo nico estrictamente fiable. Eso ni quita ni pone a que en el material en s hayan otras cosas que apunten a una u otra direccin en la cuestin del Jess histrico, evidentemente se han de tener en cuenta, se ha de analizar y se ha de "expurgar" -lo ms obvio los milagros y sucesos sobrenaturales, pero no solo eso, se ha de cribar ms fino en puntos no tan evidentemente implausibles como esos-. Claro que a ese nivel los documentos deben tenerse en cuenta, ahora, lo nico ms o menos ntegramente fiable en esos textos es el nivel doctrinal que revelan -y, repetimos, solo fiable de un determinado tipo de cristianismo, es dudossimo que los cannicos reflejen bien segn qu tipo de credo cristiano primitivo-. Lo cual nos lleva al mismo punto que hasta ahora nos lleva siempre el Jess histrico: la nada, la duda o, siendo optimistas, la nebulosa ms absoluta. Rudolf Bultmann acab por decir que todo lo ms se poda hablar en cuanto al Jess histrico de un predicador itinerante de tintes apocalpticos, sin atreverse a validar nada ms; todo lo restante lo deja Bultmann para el "Jess de la fe", que l abraza -Bultmann era un telogo luterano- pero diferencia del "Jess histrico". Para quin tiene fe en Jess como Bultmann eso no presenta mayor problema, pero, obviamente, si se carece de la fe que adornaba ha dicho autor del Jess histrico podemos decir entre poco y nada a partir de los propios textos cristianos -sea de los evangelios, sea del kerigma-. Y muy poco y todo meramente indiciario sumando a los textos cristianos las fuentes no cristianas, esto es: los escritores romanos del siglo II EC, Flavio Josefo, Celso y los textos talmudicos -y poco ms e irrelevante, se puede aadir la carta de Mara Bar Serapion, ciertas oscuras alusiones de Dion Casio, o los sarcasmos de Luciano de Samosata acerca de los cristianos, y alguna otra cosa indirecta y puramente superficial ms, como el asunto de Thallos-. A lo anterior cabe aadir algo ms: la patrstica y los textos gnsticos. Con todo y eso vuelvo a repetir por ensima vez que solo tendremos indicios -desde un punto de vista histrico- a partir de los cuales se podrn presentar hiptesis -todas con la caracterstica de meramente indiciarias- que, adems, mucho dependern de como se interpreten los materiales existentes, y, puede decirse, que a partir del mismo material -y dada su ambigedad- lo interpretado puede variar muchsimo. Bibliografa Biblia del Peregrino (edicin de estudio), versin de Luis Alonso Schkel, Ed. Egs-Mensajero-Verbo Divino, Basauri, 1997. Bultmann, Rudolf: Teologa del Nuevo Testamento, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1980. Bultmann, Rudolf: Historia de la tradicin sinptica, Ediciones Sgueme, Salamanca, 2000. Bultmann, Rudolf: Jesucristo y la mitologa, Ediciones Ariel. Delcor, Mathias: "Le passage du temps prophtique au temps apocalyptique, en: cole pratique des hautes tudes, Section des sciences religieuses. Annuaire. Tome 92, 1983-1984. 1983 Doherty, Earl: El puzzle de Jess, Editorial La Factora de Ideas, 2006 Drews, Arthur: El mito de Jess, Editorial Tntalo, 1988 Erhman, Bart D.: Cristianismos perdidos, Editorial Crtica, Barcelona, 2004. Freke, T.; Gandy, P.: Los misterios de Jess, Editorial Grijalbo, 1999 Garca Bazn, Francisco: Jess el nazareno y los primeros cristianos. Un enfoque desde la historia y la fenomenologa de las religiones, Editorial Lumen, Buenos Aires, 2006 Garca Bazn, Francisco: Gnsis. La esencia del dualismo gnstico, Editorial Castaeda, Buenos Aires, 1978. Grelot, Pierre: Los evangelios y la Historia, Editorial Herder, Barcelona, 1987. Paul, Andr: El mundo judo en tiempos de Jess. Historia poltica, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1982. Pelez, J.; Piero, A.: El Nuevo Testamento. Introduccin al estudio de los primeros escritos cristianos, Ediciones El Almendro, Crdoba, 1995. Piero, Antonio: Gua para entender el Nuevo Testamento, Editorial Trotta, Madrid, 2008 (tercera edicin). Puente Ojea, Gonzalo: La formacin del cristianismo como fenmeno ideolgico, Siglo XXI Editores, Madrid, 1984 (tercera edicin) Puente Ojea, Gonzalo: El mito de Cristo, Siglo XXI Editores, Madrid, 2000. Puente Ojea, Gonzalo: La existencia histrica de Jess, Siglo XXI Editores, Madrid, 2008 Saban, Mario: El judasmo de Jess, Saban Editorial, Buenos Aires, 2008. Sanders, E. P.: Jess y el judasmo, Editorial Trotta, Madrid, 2004