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  • Pgina anterior: TierTa, agLta, aire , fuego -las cuatro sustancias ele-mentales de que estaba compuesto el mundo segn los antiguos grie-gos- se conjuntan aqu en una sola image n de los magnficos poderes de la naturaleza como cascadas de lava fundida que caen al mar en Hawai. El gnero humano siempre y en todas partes ba lratado de enten-der y controlar estos poderes y, sin embargo. la ciencia en nuestro sen-tido m oderno apenas si tiene 500 aos d e edad. Ha adelantado mu-cho, pero slo est empezando. Los problemas a los que est llegando hoy la ciencia comienzan con los orgenes del Universo , continan con los fundamentos d e la fs ica y el origen d el s istema solar, el origen de la vida, el fundamento de la e\o-lucin , e l proceso del crecimiento y del envejecimiento, los medios de percepcin y la na turaleza d el pen-samiento. En una palabra, lo que an est por aprenderse es la h isto-ria del UniYerso, del mundo y de nosotros mismos.

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    La investigacin: la pasin por el saber

    Ciertos momentos de la mente tienen una caracters-tica especial de plenitud. l.Tn matemtico amigo mo me indicaba que su hija, de ocho aos de edad, haba cado en la cuenta, sin que l se lo enserl.ara, de que existen algunos nmeros que son primos1 o sea1 los que -como el 11, el 19, el 83 o el 1013- no se pueden dividir por ningn otro entero !excepto por el 11. Los llamaba nmeros "injustos " - dijo-. Y cuando le pregunt por qu eran injustos , me contest: "Porque no se pueden dhidir de una manera igual" .,, Lo que ms le gustaba a l no era la expresin que haba empleado su hija, ni la equidad de su mente lcmo dar 17 chicles a sus amigasl, sino - como matemti-co- el conocimiento de que la nia haba experimen-tado un instante de pura perfeccin cientfica. Haba descubierto por s misma algo de cmo son las cosas.

    La satisfaccin de un momento as es muy grande - y es lo que se debe de entender, despus de todo , por la manida frase de el momento de la verdad11-; es algo que no se puede describir fcilmente. Tiene un poco de alborozo y de tranquilidad. Es algo lumi-nosamente claro. Es algo hermoso. La claridad del momento del descubrimiento ; la belleza de lo que en ese momento se ve como lo ms cierto del mundo , es el aliciente ms importante que atrae a los cientficos.

    La ciencia es enormemente diversa, sin duda la ms diversa y la ms variada de las empresas huma-nas. El esfuerzo cientfico abarca desde el estudio del comportamiento animaJ hasta la fsica de las partcu-las y desde la ms pura de las matemticas hasta los problemas ms prcticos de la vivienda y del hambre, de la enfermedad y de Ja guerra. Nadi e ha logrado meter todo eso en un solo apartado, pero, no obstan-te, persiste la conviccin-que los propios cientficos creen, en el fondo- de que detrs de toda esa multiplicidad existe una unidad. En esos luminosos momentos del descubrimiento 1 en los diversos enfo-ques y en la dolorosa tensin que se requiere para lle-gar a ellos, as como en la comunidad de la ciencia, organizada en todo el mundo para dudar y criticar1 para comprohar y aprO\'echar los descubrimientos, hay seguramente constantes en algn lugar de esa

  • constelacin. para rm 1pe~ar. V a pesar de la profundi dad en que es t el cebo. en medio do la desconcertan-te varledad del mundo, tal
  • All estaba el enorme mundo que existe independientemente ele nosotros los sers humanos y que esta ante nosotros como un gran y eterno rompecabezas. y gue es, por lo menos , parcialmente accesible a nuestra inspeccin y a nuestro pensamiento. La con-templacin de este mu ndo llama como una liberacin. As escriba Albert i::.instein en 194fl -dos aos antes de que se tomara esta foto en e l estudio de su casa en Princeton- , recordatJdo 81 ansia por captar la realidad del universo, que lo haba llevado, ca;;i medio sig:to antes, a superar la mecnica newtoniana con la teora e!ipeeial dP. la relatividad l1905) y con Ja serie dH artculos que culminamn en la teora general de la relatividad 1191 61. As fue como cornen z la revolucin ms grande de la h islol'ia de la ciencia.

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    Si los cientficos hacen ciencia es por multitud de razones: desde luego , Ja mayora de e lla.s las conoce el escultor , pongamos por caso. o el cirujano o el atleta o el ingeniero de puentes: el orgullo que el profesio-nal tiene por Si.J habilidad; Ja enva!1ecedorl gi'atit1Ca-Ci1 qlie proviene del reconocimiento que le otorgan sus colegas y compai1eros; quiz e l fiero apetito del competidor; quiz la mnbicin por un tipo de fama ms duradera que las o tras. En un principio , es la curiosidad y con la curiosidad viene el deleite de la habilidad. el goce ele imaginar que es como el naci-miento de cualquier nio. Una vez. le preguntaba yo a Murray Gell-:.VIann , sico terico, cmo se inici en la ciencia. Su respuer:; ta fue un punto luminoso: "Cuan-do yo er a niiio h acia todo tipo de preguntas sencillas, corno 'por qu las nubes no se caen"? Rosalind Frnnklin, la cristalgrafa, cuya prematura muerte le impidi participae en el Premio K'obel que se d io por el descubrimiento de la estructura del O:NA !el mate-rial del que estn hechos los genes), un cta estaba ayudando a un joven colaborador a redactar una so licitud para una beca, cuando se le qued mirando y le dijo: Lo que no les podemos decir es que es una cosa muy divertida ... Todava recuerda l su mirada maliciosa. El juego de la mente con un a inocencia casi infantil es un placer que aparece una y otra vez en las reflexiones del cientfico sobre su propia obra. La genetista Barbara l\lcClintock. mujer de la ciencia norteamericana de los ah.os 30. no tuvo oportunidad de go~ar de los puestos acadmicos abiertos a tms colegas masculinos, pero es to apenas le importaba: Lo hac:a porque era diYertido - explicaba al cabo ele unos 40 aos- . ~o poda esperar a la maana siguien-te. Nunca pens que aquello fuera Ja ciencia.

    Esta exuberante inocencia puede ser punzante. Fra m;ois J acob -que gan un Premio Nobel compat'ti-do entre un pequer10 grupo de bilogos moleculares n los aos 50, los cuales d ieron orden y sentido a las in teracciones por las que las bacterias regulan sus procesos vitales- no hace mucho estaba leyendo un infor me que yo haba escrito sobre esa labor, y me dijo con sorpresa y cierta pesadumbre: Somos como

  • nihns r110 ;uogaru, SP. refera a la diversin, pel'O tamhien a 1a simplicidad de los problemas que haba eni.;ontrado y a fo. i1wcenoa de la mente con que los habta t:lnJ'r1:1ntaJn. nosr.ienlos cincuenta aos antes -aunque Jacob nu busc6 conscientemente el pamle-lo-- T.'1('.l o el joven nadador. que podr st11 c;ampon, sulm. por 1o menos, que ese dolor puede se1 un nLUtua c..le progreso. Pero aqu1 el artjsta y el cientico no siguen el mismo catrtlno que el atl eta, p ara unirse ru milil ico dwanle Ull tiempo. El dolor de la crear.ion. aunq uF> no rg el del cuerpo es en cierto sen tido pP.nr '\/o slo ha de ser soportado, sino que ha de q11edar reflejado en Sl mismo para aumenta!' la

    a~illdan . vw-ieclnd e inventiva deJ juego de la mente. Algunos proble1nas de la dencia han exigido mucha devocin. mucha disponibilidad pru'a soportar reclrn zos repetidos, no :;lo por aos, .; jno pal' decenios. Existen mornonLos u11 la prctica del ar le, se nos dice, de una du

  • embargo, fue el poeta y adalid del mist1c1smo, San Juan de la Cruz, quien dio a esta apasionada lucha con el desconcierto el nombre con el que desde entonces ha sido conocida: la noche oscura del alma.

    La iluminacin quiz no aparezca o quiz no lo haga a tiempo; el mstico, por lo menos, no necesita tener miedo de la anticipacin. La iluminacin puede alborear de maneras tan variadas corno cada uno de los enfoques de los cientficos en su trabajo, y , a pesar ele los estereotipos, las ciencias superan con mucho a las artes en variedad de estilos personales y en la intluencia crucial del estilo sobre el proceso creativo. En una conversacin con un colega -igualmente desconcertado- un hecho se mueve tranquilamente desde el trasfondo insignificante hacia el primer plano; una anomala trivial se va convirtiendo en una pieza central ele evidencia; toda la silueta queda enfocada y por fin uno ve: iQu obvio!, ya lo sabamos desde siempre. O un rival quiz lo publique antes que nadie, pero sin embargo est equivocado y entre la ola rompiente del temor de que tenga la razn, seguida y engullida por la ola de la comprobacin de que debe de estar en un error, surge toda la panormi-ca del problema; la tensin de la concentracin sube abruptamente y por fin se ve:

  • uno de los problemas ms inLrigantes de su porn1: e nco ntrar la ba:,(~ eslI'uclUral de la qu imic:a orgnica n oea, de aquello.~ roropuestos qu1mir.os que con tienen ,1 1ninos de carbono. Se emezaban a conocer cantidt:1-dr.s considerab lPs dr tale$ comtJueslos pero su e s:-trurtura - a basP. cientficos me han C1Jnfosado run los umbra-les del suoo deian a la mento, preocuii la1> m uLacionei< genticas- se. lo h al1a venido a Ja me11 Le men tras estaba insomne a la~ tres de la rnad1 ugada. Otro me clijri qur despert sol.lnisal-tado de u11 wofund o sueo pnr la noche.
  • noche estaba bebiendo caf negro y sin poderse dormir. Al igual que Kekul con sus tomos de carbo-no, Poincar vio que ante l se levantaban en tropel expresiones matemticas que se combinaban y vol-van a combinarse. A la maii.ana siguiente habia esta-blecido una clase de las funciones que haba empeza-do por negar. Luego, al cabo de un breve tiempo, dej la ciudad para ir durante unos das a una excursin geolgica. ) i\lo trat de probar la idea, sino que sigui conversando. Pero sent una certeza per-fecta)>, escribi. Al llegar a su casa, (\para tranquilizar mi conciencia, comprob el resultado con todo dete-nimiento>>.

    No siempre se ha logrado describir con acierto la peculiaridad de estos momentos de la mente; Charles P. Snow era cientfico y tambin novelista, y cuando su experiencia de la ciencia surgi juntamente con su imaginacin de escritor, signific que su testimonio est asegurado y es autntico. En The Search, novela sobre el trabajo de los cientficos , el protagonista realiza un descubrimiento que desde haca tiempo vena buscando:

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    Entonces me llen de gozo ... all esLaban mi propio triunfo , mi alegra y mi xito , pero parecan insignificantes junto a este tranquilo xtasis. Era como si hubiera buscado una verdad fuera de m mismo y al encontrarla me hubiera convertido por un momento en parte de la Yerdad que buscaba; como si .todo el mundo , los tomos y las estrellas, hubieran quedado maravillo-samente claros y cerca de m \' \'O de ellos, de manera que ramos parte de una lucidez ms tremenda que cualquier misterio.

    Nunca supe que tal momento pudiera existir ... Desde enton-ces nunca ms lo he vuelto a obtener. Pero un efecto permane-cer conmigo mientras vha: una \ez, cuando yo era joYen , acostumbraha a burlarme de los msticos que haban descrito la

    Cuanto ms profundamente vemos dentro de la naturaleza, mayor be-lleza encontrarnos. La elegancia en una teora se convierte en un cri!e-r io de la rnrdad. Cuando los bilo-gos comenzaron a desentra.i1ar la intrincada danza por la que los cro-mosomas se reproducen en la clu-la que se est di,idiendo - lo que aqu se muestra en u n modelo ilu-minado de plstico y acero inoxida-ble-, se en contraron con un mun-do microscpico que funcionaba con una precisin pasmosa y u n a complejidad asombrosa. Los cient-ficos , sin intimidarse, tratan de cap-tar la belleza de Ja naturaleza en sus modelos y explicaciones . La ciencia es el arte de este siglo.

  • experiencia de la unin con Dios y ser parte de la unidad de las cosas. Despues de aquella tarde no tuve ga nas de re rme de nuevo, pues aunque haba interpretado la experiencia de mane-ra distinta, cre saber lo que ellos decan .

    Esa experiencia, ms all del placer, como la noche oscura del alma, tiene un nombre: el novelista Ro-main Rolland, en una carta a Sigmund Freud , la llam el sentido ocenico del bienestar.

    La ciencia es el arte de nuestro siglo. Hace casi 400 aos, cuando la ciencia moderna apenas comenzaba, Francis Bacon escribi que el conocimiento es poder. Sin embargo , Bacon no era un cientfico; escriba como un burcrata jubilado. Pero su lema fue la primera declaracin de la promesa por la que, desde entonces, ]os burcratas se justifican entre ellos y ante el rey y los contribuyentes los gastos en favor de la ciencia. El conocimiento es poder: hoy diramos con menos ampulosidad que la ciencia es indispensa-ble para la tecnologa. La promesa de Bacon se ha cumplido abundante y magnficamente . La pasin por el saber ha sido igualada con la pasin por hacer. Por lo tanto -con la reserva tan sobradamente demostra-da de que rara vez es posible predecir qu programa de investigacin fundamental servir para producir determinada tecnologa y cundo-, la promesa ha trado a los cientficos del mundo occidental una libertad de investigacin sin precedentes.

    Sin embargo, la promesa de Bacon rara vez penetra hasta lo que mueve a la mayora de los cientficos. La ciencia tiene muchas recompensas, pero la mayor de todas es que 1:esulta ser Ja empresa ms interesante, dificil, denodada, excitante y hermosa jams encon-trada. La ciencia es el arte de nuestro siglo.

    La toma de posesin se puede fechar con mayor precisin que el inicio de otras eras: el viernes 30 de junio de 1905 puede ser esa fecha, cuando Albert Einstein. empleado de una oficina de patentes de Berna, Suiza, presentaba un artculo de 31 pginas .. sobre la electrodinmica de los cuerpos en movi-

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    miento a la revista i \nna/en der Physik. No hay poema, ni pieza dramtica, ni obra musical escrita desde entonces que se asemeje a la teora de la relatividad por su poder de lograr que la mente tiemble de placer al tratar de comprender. Mientras que hace 50 ail.os , segn se deca, apenas si existan dos docenas de personas que entendieran la teora de la relatividad, hoy su \'isin esencial. como el propio Einstein dijo, se encuentra al alcance de cualquier alumno de escuela media que tenga suficiente lucidez , y esto tambin es caracterstico de la rapidez de asimilacin de lo nuevo en las artes.

    Considrese tambin la estructura molecular del material de que estn hechos los genes . la celebrada doble hlice del cido deoxirribonucleico. Son dos hebras repetidas que se enroscan, una hacia arriba y otra hacia abajo , a lo largo del tubo de espacio que hay entre ellas, mantenindose unidas por una se-cuencia de pares de entidades qumicas; son cuatro clases de estas entidades , que forman dos clases de pares, llegando exactamente a 10 pares en cada giro completo de la hlice. Es una escultura. Pero obsrve-se cmo la forma y la funcin son una misma cosa. Esa secuencia posee una dualidad nica: por un lado deja que las hebras se separen y que cada una se rena con un duplicado de la hebra complementaria mediante la regla de los pares ; por otro lado, esa secuencia codifica en un alfabeto de cuatro letras toda la especificacin relativa a la sustancia que forma el organismo. De esa manera la estructura abarca tanto la herencia como el crecimiento embrio-nario , el traspaso de su potencial y su expresin. La elucidacin de esa estructura, en marzo de 1953, fue un acontecimiento de un poder explicativo tan ex-traordinario que sobrevir tanto tiempo como dure el gnero humano. Es una estructura tambin perfecta-mente econmica y de una elegancia esplndida. No hay una escultura hecha en este siglo que sea tan conmovedora.

    Si comparar la ciencia con el arte parece -en este ltimo cuarto de siglo- que equivale a subestimar lo que hace la ciencia, ello se debe, al menos en parte, a

  • que ahora esperamos muy poco del arte. Antes de nuestro siglo todo el mundo supona que los artistas imitaban a la naturaleza. Aristteles as lo haba dicho y se trataba de una idea obvia que se desaIToll .v floreci durante 2.000 ai1os. Quienes pensaban en ella aadieron que el artista imitaba no a la naturaleza tal corno accidentalmente se presenta, sino penetrando en la naturaleza como deba ser. Sin embargo, aun hoy da esto es lo que sirve para describir al cientfico. "El razonamiento cientfico -dijo tambin Meda-\Var- es el constante juego recproco o la interaccin entre la hiptesis y las expectativas lgicas a las que da origen: existe un ir y venir incansable en el movimiento del pensamienlo , la formulacin y refor-nmlacin de hiptesis, hasta que llegamos a una hiptesis que , por lo que se sabe, satisfar el caso _,, Basta con cambiar el trmino de hiptesis " y :\Ieda-\Var podra haber estado describiendo la experiencia del pinlor o del poeta en su propio trabajo. El razonamiento cientfico es una especie de dilogo entre lo posible y lo real, entre lo que podra ser y lo que en realidad es, prosigui. Y ah estriba la dife-rencia. El cientfico disfruta con la disciplina ms r-gida de lo que es y de lo que no es. Es l, no el pin-tor o el poeta en este siglo, quien prosigue de una fonna ms estricta la imitacin de la naturaleza.

    Muchos cientficos -de manera especial los mate-mticos y fsicos- sostienen que la belleza de una teora es de por s casi una forma de prueba. Hablan,

    por ejemplo, de elegancia. Paul Dirac predijo la existencia de la antimateria lqu sera la ficcin sin l?) varios aos antes de que se obser\'ara cualquier forma de ella. Gan una participacin en el Premio Nobel de Fsica en 1933 por el trabajo en el que inclua esa prediccin. "Es ms importante tener belleza en las propias ecuaciones que hacer que cuadren con el experimento -escribira Drac muchos aos des-pus-. Parece que si uno trabaja procurando que las ecuaciones resulten bellas y si uno tiene realmente discernimiento , est en una lnea segura de progreso .

    Aqu el cientfico se separa del artista. El interior debe ser discernimiento. Se trata de un dilogo entre lo que podra ser y lo que en realidad es el caso. El cientfico trata de llegar a la cosa. El mundo est all.

    Y as son otros cientficos. El sistema social de la ciencia empieza con el aprendizaje del alumno de posgrado, con un grupo de colegas y de veteranos, en el laboratorio a cargo de un cientfico de ms edad. Contina con la colaboracin en la mesa de trabajo o sobre la pizarra y luego en una publicacin en regla, que es una invitacin formal a la crtica. La funcin ms fundamental del sistema social de la ciencia es ampliar la interaccin entre la imaginacin y el juicio , desde una actividad privada a una pb1ica. La sensa-cin ocenica de bienestar, la verdadera piedra de toque del artista es para el cientfico -incluso para el ms afortunado y dotado- slo el punto medio en el proceso de bacer ciencia.

  • Pgina anterior: Desde la gala-.ia hasta un crista! de sal, la exuberan-cia de la naturaleza adopta billones de formas. pero el estudio descubre que la desconcertante Yariedad se ha logrado a travs de una estricta economfo de los medios. Tanto las cosas grandes como las pequel'ias se desenvuelnm de acuerdo con unos patrones sencillos: como las espirales, los meandros, las ramifi-caciones, l ;S ngulos de 120". Por qu esa preferencia por la elegante simplicidad'? En el espacio tridi-mensional slo unas cuantas for-mas bsicas se combinarn para for-111ar estructuras estables o para rea-lizar un trabajo util. Esas matrices predominan porque son las que mejor aprovechan la energa. Lle\an un propsito. Al estudiarlas, los cientficos y los ingenieros pueden aprender los mtodos de la natura-leza y aplicarlos a sus propios pro-blemas. Los patrones son a menudo mensajes cifrados: una vez que se ha descubierto la clave, el patrn Sl~ puede leer como una nanacn. En estos estratos rocosos. expuestos a la visto ruando se exrov la earrete-ra a trms de una montat1a prxima u Denver. Colorado, los cientficos pueden leer dos patrones suspendi-dos en el tiempo. Cada uno narra una historia de hace millones de ai-1os: las roca~ nos dicen cmo fue cambiando la Tierra y los fsiles en las roC'as nos cuentan cmo se rlesa-1Tollaha la vida a finales del .Jursico y principios dt'l Cretceo.

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    Las pautas y los patrones

    Al llegar a Londres de nuevo, hace poco1 despus de haber estado fuera algn tiempo mi esposa y yo nos acercamos a la puerta del avin y miramos hacia afuera. Eran las siete y media de una ma.ana de verano, las dos y media de la madrugada en l\'ue\'a York. Estbamos cansados por tantas horas de vuelo , aunque nos sentamos animados y ligeramente deso-rientados. Bajamos por la rampa y pasamos por el coITedor hacia la aduana. Entonces se empezaron a notar las pequei1as pero insistentes diferencias en los ritmos de vida.

    viaje de negocios? De vacaciones? :VIientras el funcionario de inmigracin sella mi

    pasaporte, por all son un telfono. i\'o era el bip -pausa-, bip, del telfono americano, sino el bip-bi -pausa-, bip-bip, del telfono ingls. El timbre tam-bin era ms chilln. No tengo problemas para enten-der al cajero del banco al cambiar un cheque de \fajero, pern le tengo que decir dos veces al maletero que repita lo que me ha dicho y , a su vez, al ta-...:ista le cuesta entender la direccin. Yo he estado aqu antes; el problema no est en las palabras, ni siquiera en su pronunciacin, sino en los ritmos de las frases cuan-do se pronuncian con rapidez, los cuales son lo bastante diferentes como para que se confunda lo que esperamos or. Cuando el taxi llega a la ciudad, los ruidos de la calle son mucho ms altos; los coches aqu son ms pequeos y sus motores, tambin ms peguei1os, estn ms revolucionados y por lo tanto tienen ms decibelios. Los camiones son tambin ms pequeos ,\' no ronronean tanto, sino que ms bien gimen. El ruido del trfico no es tan alto como en Estados L'nidos, segn lo percibimos desde dentro del hotel: sin embargo, es insistente, enfebrecido, aunque le faltan notas bajas.

    En la habitacin el telfono insiste en su bip-bp. Es una invitacin para asistir al teatm y luego ir a cenar, en este orden precisamente. :\li esposa quiere dom1ir un poco. l\'ecesitaremos algunos das para recuperar nuestros ritmos personales de sueo y \'igilia1 de comida y digestin , de subida y bajada de la temperatura del cuerpo y , con stos , nuestra vivaci-

    ramperRectngulo

  • E! iesquebrajamiento obede-ce a leyes diferente::; de las dd agntpamento y prnduce disei1os diferentes. Cu01ndo el material tts eli'is tirn. como el fango que hay P.n el fondo d~ u n estanque que se esta se-uanclo o relativamente els li-co como en una roca. tiende a t'esquebcajarse bajo la pre-sin siguiendo lneas que for-man ngulos de 120".

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    dad y as adaptarnos al cambio de cinco horas, pero este cambio en el ritmo GircdicoY., ese desfasamiento, lo conocernos bien, lo mismo que muchos viajeros de hoy y estamos preparados para sufrirlo. El clesfasa-m iento es slo el cambio ms obvio en los patrones y ciclos que nos circundan El t a las cuatm y media hace que las comidas al da sean cuatro y que la cena sea ms tarde. El secador de pelo de mi esposa tiene un inteITuptor de conversin para que no se queme con los 240 voltios de Europa y ella se da cuenta de que el ventilador funciona ms despacio y de que tiene un tono ms profundo: est trabajando con una corriente de 50 ciclos por segundo en vez de 60. En Londres los teatros comienzan la funcin a las siete y meda. Ya avanzada la tarde, m.entras nos dirigimos a cenar despus de haber visto Ja obra, an es de da. Londres se encuentra mucho ms a1 norre que cual-quier lugar de los 50 Estados de ~"'.stados Unidos. Esl tan al norte como algunas partes de la baha de Hudson, y las noches de mitad del verano son unas horas ms cortas que en Nueva Yor k Tncluso el ri tmo de las estaciones es diferente: la famosa primavera inglesa no se inicia el 21 de marzo y e1 tiempo de verano llega, en todo caso1 a finales de junio.

    El ritmo del trfico, el sonido del telfono , los largos ciclos del ngulo del Sol en eJ firmamento: patrones, ritmos. ViYimos conforme a patrones. lnter-\'ruos. Repeticiones. L os patrones establecen expecta-tivas; son patrones cronolgicos. Percibir un patrn significa qt.te ya nos hemos formado una idea de lo que va a seguir. Ritmos en el espacio. Un ,>ran cientifi-co dijo que no existe ciencia sin medida o sin canti-dad; pero se equivocaba, puesto que en la ciencia, asi como en la \.'ida, los patTones vienen antes incluso que los nmeros. Son pautas naturales, pautas hechas por el hombre. Para el cazador, el hogar es una pauta de dos colinas y un gfpo de pinos ... y una esperanza. La espiral de la concha de un caracol. la espiral de 1a gran nebulosa de Andrmeda. La gracia de un chiste

    cTa dem: en tornu al dta. 1~ . del T"

  • nos dice que un 1 onjunto de cosos que, segn pens-bamos. perLenecfo a una paula. nu re .. alidacl result pe rtenecer a otra mny diferente. Pliegues de rocas y meandros de ros. La msica es tor.1.a pauta -demasia-do regular- " la msica sera tr i\ ial pero un gran compositor de~conoiertn n uestro sentido del patrn,

    tra~torna expectatl\'as para luego resolver la compleii dad 1-eimponiendo nna pauta a un nivel ms general. La si111etra. La s imetra rota. Las propias matemti-cas. en gran parte. son el reconocimiento y la bsque dn de patl'ones en los nmeros. Las pautas forman conexiones. l.In suc~i>O subatmico ~e lee en un patrn de C"astros, curvos o rectos, de una emulsin fotogrfica, _v aqu realizar un deE.cubt' i111iento 0s en conttar una n1ptura n partir de la pauta esperada, por lo que el tertCO, d t:l 11U8\'0. tienfl C'j\le encontrar el palt'n a un n ivel mas general. Pero podemos decir tambin lue hacer huena nn::isica es jugal' el juego de la ti:mnulacin de teoras con el oyenLe'? Vivimos conforme a patrones. La in0r dile r-emes q.ie parncan. ;;e rompen d!< acuerdo con el mismo principio. Como wnbns 1;on t'lAs ticas " di\i-den en segmentos que se encuen tran en nguJos de 120". La espum11 de la ilustrnoln (abaioJ se fon11

  • Los patrones a menudo tienen un propsito au nqut> no siempre 8t!~ fcil descubrirlo. Podemos adivin por los apre1acloi; peloi.. s& .:;11pcr1mn11n ttn la 1m111era t
  • idenlidad de Jos patrones. A tra\'s de toda la natura leza, inanimada o animada, e ncuentra uno que los objetos esfricos o los alargados , tr tese de molcu las , de virus, de granos o de clulas. se agmpan con los ele su clase en estrechos eonjun tos y lo hacen en rlisposiciones hexagonales, tlonc.le las intersecciones forman ngulos de 1201 Las fo1111as h exagonales de las celdillas del panal de rnj el ele abeja constituyen el ejemplo ms utilizado: for111!.lclas por la cooperacin s!'lreua del comportam ientn h1)1'edado de las abejas

    obreras. con las fuerzas fsicas que determnan. la ubicacin ms equilibrada de los tabiques de cera. Cualquier abeia obrera de la colmena puede p osarse en el extremo del panal y comenzar de inmediato a constn.r en el ngulo debido.

    El otro ngu lo comun est jmpuesto por la geome tra tridimensional ele la pirmide ms sen cilla: la pirmide for mada por cuatro tringulos equilterus, 11110 en la base y L1et' a Jos lados. Esta pirmide tiene r.uatro 11gulo.s y as .se la llama, de la palabra griega, el

  • ~ 1 \

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    Los p .:itm1ws q11e fw1clonan para la naluraleza fu1wim1an tamhif:n pha~ . i'\inguna de las pruebas tue mts ptwsuasiva que los 'L ibles patrones qtH' cualquiflr nh1o, que ha sac

  • cuiln lo a la idea de la antip;l.ie.dacl del mundo . La corwiccin ele que el mundo tena una h istoria. nhria la senda a la idea de que las fo1'nH1s de la \'icla timrnll lamhin una historia: la idea de la (;'\'Olucin. Darwin relonoci su enorni' deuda intelE:?Clual con Jos l{e-logos.

    Los .. meandros son un s innimo d~~ un caso ele pe1ez1. El patr n distintivo ele cu rvas sinuosas del c~n1ce de un rio que posee u n mmimento lento 1'11eron reco noc.kias ,va por los antiguos. La palabra mbma \"iene de un ro de Asia .\-lenor , conocido por los griegos como ,\lnianclros. La primera explicacin sa tisfactoria de los lll eanclros la dio Albert E1stein en 1920. Al escribir sobre la mecnica de Jos lquidos que fluyen y sobre la turhulenci.n. Eins1cin obsel"\ ' qu e incluso una peqnel'Hl CUJYa en un r.o poda forzar al agua a que, a l entrai en ella, se \'iera lanzada por la fuerza r.entrfuga contra la orilla cncarn ms lejana. El agua, en Ja superficie de.l ro. se \ e menos frenada por la friccin contra el cauce y as la pa1-te alta d e la corriente corre con mayor fuerza e n ::;u impulso cennifugo. i\.lientras esa capa alcam:a la orilla que est:i ms lejos. su terza relativa la empuia contra la orilla. erosionando mientr.i.s se mumc. t:sa capa ya no tiene en tonces a dnde ir, si no es hacia abajo. creanclo una contracorrien te por el fondo. desde la orilla opuesla hacia la ms prxima. En ese lanzarse y regresm'. la coniente \'a abundando en la pequei'la r.u rrn. El mJterial extra1clo es depositado mas adelan-te. corriente aba jo, miennas el ro aminora su veloci-dad .v empieza a empujar en Ja d ireccin opue:;ta pI r o i\Iai

  • La espiral es el ms nirsatl de los patrones de la nattiraleza. Si.> en t:u entra en el ms peque1'10 de los virus y en la mayor d e la~ gulaxiu:,. Una espiral es el trazado de 1111 giro. Surge nacuralmeme r uand o 11lgo p arte o se d:;p eri;a de mi cem10, o

    ~e dirige a el. Una espiral llena d espacio eficientemente: ent.uja bien. Es adems u nan.ita d~ e>.p11ns ln' e'l:ploracion comple t:i y r.autelosa . \luchas espirale::. de nuc~tm uoiver so son dextrgiras: l(il'un cotno las manecillas d el reloj y a menudo se dan en pal'es opuestos. Dos J>cmoli 11os siguen a un golpe de remo. uno en un sentido y el otro en el inver-so. Los hurac;rne~ giran on un s enti do al norte d el Ecuador y en otro sentido al sw del mismo. En los gemelos i;iilmeses los rnechonfls si -guen sentidos opueSIO$ Ex!sten dos clases de esplrall"5 re~ulares . En el tomillo dr r\rq111nn1ck~ -la espi-ral de Ja cuerda o los zarcillos en los tallos de las p lru1lus jl't"WS de to-mate-- los p1::runetros de expansin de la espiral per1uanecen paralelos. En la espira l lopti tmic-a que se muestra en I dibujo ele un caracol de mM lo que $iAUe constante es el ngulo que tbr rna el per1111>1ro con el rad io a medicla que la esp ira! se expande, con la l>ella con..'-ecuencia de que la espiral crece sin cambiar nunca ele fo rma.

    3E\

    flexiblP de acero, sostenida en dos puntos ,v doblada fuertflmente, arlopta formas que dis tribuyen esa ener-ga p1egatoria lo ms unformementA posible pot' toda la tira. El

  • circunferencia no crece. Luego mostr que para una espiral as. las distancias entre una espira y la otra - en las que sta intersecciona cualquier radio-, aunque no son idnticas, se encuentran en propor-cin constante. cada una respecto a la siguiente.

    La espiral equiangular de Descartes es una de las curvas mgicas de la geometra. La proporcionali-dad la envuelve por doquier. La proporcionalidad explica su gran belleza y sus extraordinarias propie-dades. ;\Is an, si dos longitudes de la espiral que-dan cortadas por lneas radiales que for men el mismo ngulo en el origen, las longitudes son semejantes en cualquier aspecto. De ah surge el aspecto ms agra-dable de la espiral: crece continuamente, pero no cambia nunca su forma.

    La espiral equiangular de Descartes est implcita en otros muchos patrones, como en el apilamiento de tringulos congruentes o en el amontonamiento de cuadrados o de hexgonos. Pero , sobre todo , es la espiral del crecimiento. Casi siempre que una criatura rastree una ' 'ez tras otra las etapas continuas de su crecimiento, se encuentra con la espiral equiangular. Esta es la espiral de las conchas , que son un registro permanente del desarrollo de sus habitantes. Es tam -bin la forma de los colmillos de los elefantes, de los cuernos v de los dientes. Lo mismo si se trata de un caracol, de un elefante o de un castor, a medida que la criatura crece va aumentando su caparazn, sus de-fensas o sus dienteg por un extremo, en cantidades progresivamente mayores. De ah resultara un simple cono, pero si el material que se aii.acle es ms abun-dante !aunque slo sea un pocoJ en un lado que en el otro . da lugar a la espiral equiangular. Los cortantes dientes del castor no muestran la cur\'a, sino ligera-mente, debido a su rpido desgaste , pero esa curva se da. El carabao tiene cuernos triangulares en su base 110 mismo que muchos ovinos l, de manera que la desigualdad del crecimien lo por la que aurnen ta la parte interior se combina con el empuje del peso del cuerno al crecer, produciendo un componente: la versin tridimensional de la espiral.

    lJ mayor estudioso de las relaciones del crec-

    miento en los seres nnentes fue D'Arcy Wentvvorth Thompson, filsofo de la naturaleza. ingls -clasicis-ta , matemtico, naturalista-, que muri en 1948 a la edad de 88 aos. Le fascinaba la multiplicidad de patrones en las conchas y en los cuernos que desplie-ga esta singular forma geomtrica. "La concha, lo mismo que la criatura que contiene, crece pero no cambia ele forma -escribi-. La concha mantiene su inmutable fonna a pesar de su crecimiento asim-trico; slo crece por un extremo y otro tanto ocurre con el cuerno. Y esta notable propiedad, de aumentar por crecimiento terminal, pero. no obstante, mante-niendo inmutable la forma de toda la figura, es carac-terstica de la espiral equiangular y no de cualquier otra cur\'a matemtica. Esta geometra ineludible la siguen lo mismo la concha de la almeja que la del tritn , el perfil de las defensas del lanudo mamut y la sonrisa que aparece en el rostro del tigre de dientes de sable, la complicada elegancia del cuerno del carnero, Ja tranquila perfeccin del nautilo: son msi-ca para el ojo.

    La curva todava ms fundamental para todo lo que es vida, sin embargo, no es ni tan herrnosa ni tan intrigante a primera vista. ID 'Arcy Thompson la cono-ci, pero casi la pas por alto.) Es la parienta ms sencilla de la espiral, la hlice: como la torcedura de las sogas , el vstago de un tornillo cilndrico. A diferencia de la espiral, la hlice no se va ampliando a partir del punto de origen. La hlice, de una manera montona, se alarga siempre con el mismo dimetro. Aqu parece estribar el secreto de su importancia. La hlice no es normalmente rara en la naturaleza inor-gnica. En los seres vivientes no aparece con frecuen-cia en las formas que contemplamos: quiz en el rizo de un cabello o en el giro de un zarcillo. El territorio de la hlice se encuentra entre los procesos de la vda en el nivel ms bajo, donde no se puede hablar de tales procesos: al nivel de las molculas individuales que detemlinan el funcionamiento en el interior de la clula viviente.

    Las molculas ms caractersticas de la vda son muy grandes, mucho mayores que las no producidas

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  • Los astdmomas han supul nrnwas "'otwe (~/ll/J a~unto. p1oc;edenles de umi ft?nle inesperada: los r itmo:; ele e>redmiento
  • Ln dilert.'ncia e m re la e:=.piml ' la hllcc C's la mii;ma qut:: fiste enll'C un rim y u n sacat:orchos; enu-e los cuernos de la ~:ahra r:uuierdat y la mal llamada escaiP.ra d e ca-acol tcemro1. La h!it'f' rt-coge I ent-r~la l.1 tcra.I de la espiral y fa transforma en ,erticaL Las espirales se extienden: las hlice;; se pro_vcctnn hacia ..idcntl'o. La:. bro.-a,;. fas t'~caler espeC'ialt1,, y ur.(!!11 11% .. .\la derecha. un mu
  • A vece~ los cient ficos llegan a los dcscubrirnienlos slo pa1a e ncon-trarse con qve otro.~ llegaron all primero cm1 otro;; medios. Los crist::il-;;rafo:, del iglo pasado citaron .32 t ipos cliferflntes de s imenia visibles en los cristales. De:.pus un cristalgrafo dsit l::i ,-1.Jhambra. pala cio rabe del siglo trece en Espana y se dio cuenta de que los mos;iic:oi; manfestaban todas las \ariedade~ ronocidag de la simotrrn crislnlinn Tomando un tema ~ vdJ"imdolu, uqucllos a.rt i8Hl8 hahan aj.\nledn la .:P.ometria de la s imetra

    "Se puede demostrar matemticamente que si uno tiene. una e structura como la mano derecha -levant su mano

  • poder de resolucin del microscopio. Los cristalgra-fos saban, adems , que la forma visible del cris tal - como se re\elaba, por ejemplo , al fragmentai'se , siguiendo los planos de separacin- estaba intentan-do decir algo acerca de las formas de esas pequesi-mas unidades. \fas importante an es el hecho de que el cristal ser a menudo simtrico en un sentido o en otro y a \'eces en muchos sentidos. Puede ser idntico a s mismo cuando se le da media vuelta; una parte puede ser el espejo de reflexin de la otra. Los copos de nie,e son ejemplos familiares , pero en muchos otros cristales ms duraderos que el hielo se dan simetrias sorprendentes. Una \ 'ez ms , estas simetras revelan las simetras de la disposicin de los tomos y de las molculas que conforman los cristales.

    Podemos hacernos una idea de cmo podra ser esto en los diseii.os de los azulejos que cubren las paredes de la cocina. Los grandes murales de mosai-cos del arte cristiano medieval - de Rvena o de Constantinopla- no rnanifies tan esas simetras por-que las teselas se dispusieron de manera que se formaran caras o figuras; para encontrar una intrinca-da simetra abstracta hay que contemplar los mosai-cos del arte musulmn. A principios de nuestro siglo , los cristalgrafos haban enumerado 32 patrones dife-rentes de simetra que pueden mostrar los cristales. Para leer esos patrones de acuerdo con la disposicin de los tomos y de las molculas que contiene el cristal. se necesitaron 55 ailos ms. Pero entonces un cristalgrafo ruso not, para su satisfaccin, que los mosaicos de la A1hambra. hechos en el siglo catorce y que constituyen ]a culminacin del arte musulmn en Espaa, manifestaban en algn que otro lugar, en todos sus patrones , las formas de la simetra de los cristalgrafos. Los artistas rabes al tener prohibida por el Corn la plasmacin de imgenes, se haban visto obligados a crear representaciones de las rela-ciones que subyacen en todas las cosas naturales que vean en torno de ellos. Una vez ms , las restricciones suelen ser esenciales para dar un salto creativo lo mismo en el arte que en la ciencia.

    :\Juestro reconocimiento del patrn, tan rpido, tan directo . es muy difcil de explicar. Al ponderar el problema ele la teora del reconocimiento \'isual de los patrones , John von Xeumann -que tmo la mente matemtica ms sutil y profunda de nuestro siglo-concluy que el proceso quiz sea tan intrincado que nunca logremos analizarlo adecuadamente. Pensaba '.\Jeurnann que construir una mquina que pudiera reconocer patrones como lo hacernos nosotros tena que ser algo ms sencillo y ms bre\'e que cualquier adecuada descripcin escrita o matemtica del proce-so. Al poner en un diagrama las seales neniosao;, recibidas por las clulas de la corteza visual del cerebro de los gatos siameses, el fisilogo de la Harvard ,V/edical School, David Hube], encontr que los elementos de la percepcin se hallan insertos en las interconexiones que hay entre el ojo y el cerebro, ele manera que el patrn ya ha sido analizado y reconoci-do en un sentido profundo incluso mientras los impulsos nerviosos se encaminan y llegan a de-terminadas clulas del encfalo. La retina, los ner-vios pticos y la corteza visual hacen un mapa del mundo exterior de una manera ms activa, creando patrones a cada instante y la manera en que lo hacemos nosotros es, en parte, innata. Pero, a pesar de tantos a11os de trabajo, Hubel no ha logrado hacer manzar ms este descubrimiento. Y, sin embargo, el acuerdo acerca de la semejanza de los patrones es algo tan natural que len un ejemplo que debo al fsico britnico John Ziman) en los laboratorios de la fsica de partculas se emplea a personas sin una prepara-cin cientfica especial para rastrear en miles de fotografas , que se producen en los laboratorios, los vestigioo; dejados por partculas cargadas de alta ener-ga de las cmaras de burbujas o directamente en la emulsin de la pelcula para distinguir las extraas pautas que , en el mejor de los casoo; , son en extremo raras y que revelan el paso o la interaccin de nuevas partculas predichas por los tericos.

    Los matemticos siempre han desmenuzado y reconstruido ma ttices de todo tipo. Cualquier fen-meno peridico complejo -el ritmo en el espacio, el

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  • patrn en r::l tiempo- que se pueda medir puede ser analizable en una sel'ie de formas sencillas. La msica es el modelo. l1na nota pura producida por un diapa-sn har que la aguja de graficar se vea obligada a producir una curva pura ondulante. una onda sinuosa !ele manera parecida a corno hace con el tmpano!. Su frecuencia representa el tono y su alturn, el volumen. L1n boe, una flauta, un clarinete :- un sa"Xfono que tocaran la misma nota , se pueden distinguir fcilmen-te: aunque la nota pura, llamada fundamental , est an ah. tieLe ai.adiclas series de sobretonos, los armnicos , a interYalos fraccionarios sobre la nota fundamental. Estos intervalos \aran en volumen y tiempo . produciendo juntos la calidad de tono reco-nocible de cada instrumento. Pero cada armnico, en su frecuencia .\' \'olumen , trn puede representar tam-bin por una onda sinuosa simple. Si un sintetizador electrnico emite el tono fundamental y cada annni-co en su volumen adecuado , el resultado sonar indistintamente como el instrumento original. Pero el hecho es que cualquier patrn de cualquier clase - las estacas de una valla, un mosaico de la A.lhambra, las sei1ales recibidas por un radiotelescopio desde las profundidades del espacio- se puede tratar de igual manera, analizndose en una onda fundamental y su armnico. Y operando a la in\'ersa, si una serie de armnicos puede ser medida por separado, se puede reconstruir la matriz que los produjo. Esos mtodos, llamados anlisis de Fourier, debido al matemtico de la Francia napolenica que los ide, han probado que son inmensamrmte L"ililes tanto en la ciencia como en la ingeniera. Indican , una \'ez ms , cmo la matriz precede .' ' origina las matemticas .

    A menudo , desde luego, las matrices han lle\ ado al des cu bdmien to de manera menos formalizada. ,-\ me-diados del siglo pasado el clera se extendi por el mundo en una epidemia de, astadora que parti de la India. El clera es una enfermedad particularmente desagradable: el paso normal de los lquidos a tra\s de las paredes de los intestinos se invierte , de modo que los lquidos pasan de los tejidos y de la co1'1'ienle sangunea a los intestinos ,, luego se pierden por

    litros en una diarrea incontrolable. Llega la muerte por una deshidrat~cin aguda. No se entenda cmo se propagaba el clera y ni siquiera que las enferme-dades pudieran ser causadas por agentes como las bacterias : los virus. Pero uno de los mdicos ms importantes de Londres , John Snow. un pionero de la anestesia : obstetra de la Reina \ 'ictoria, sospech que el clera era transmitido por el agua con laminada con heces fecales. En el verano de 1848, en una seccin del barrio de Soho de Londres , cerca de Golclen Square y Broad Street. apareci un bmte de clera repentinamente y con ma:'or \'irnlencia como nunca antes lo babia hecho en Tnglaterra. En un lapso de 10 das y en un permetro ele medio kilmetro murieron de clera ms de 500 personas. Snmv sospe-ch que la causa era la fuente pblica de Broad Street, cuya agua era usada por la gente de aquella rea. Cuando la epidemia alcanz su punto mximo, Snow registr el nmero de muertes en los tres primeros das de septiembre y \'io que haban sido 83. ,-\\erigu dnde vivan y trabajaban las \'Ctimas e westig de dnde haban tomado el agua que beban. Puclo obte-ner informacin de 77 de estos casos , resultando que 59 haban bebido sin duda agua del pozo que haba en Broad Street.

    Actualmente el primer instrnmento de la epide-miologa son los mapas del patrn de las infecciones: el que aqu se presenta, que constituye la parte central del mapa de muertes de clera, de Snow-en el ,-ecindario del pozo ele Broad Street, en el brote rlel verano de 1848- fue el primero. Pero los testimonios ms corn incentes de Snov\' prmenan ele las desvia-ciones aparentes de ese patrn. Haba un taller en Poland Street que estaba casi rodeado ele casas en las que hubo gente que muri de clera, pero de los 535 inquilinos slo murieron cinco. Si la mortaldad de esa rea hubiera estado a la altura del , -ecindario , deberan haber ocurrido 50 muertes. Snow averigu que el taller tena su propio pozo. En Broad Street, cerca de la bomba de agua, haba una cervecera que nunc

  • slo aparecan JO muert~s de perso nas que vidan, sin lugar a dudas. mus t:crca ele Oll'as bombas. En cinco de esos c:asoi'l las familias de las personas tallecidas me dijeron que siempre iban a la bomba de ag...ia de Broad Street, ponue preferan esa agua a Ja de la l.Jornba que len(a11 m:, cerca, escriba Snow aiios ms tarde. En los tres casos restantes lo!' muertos e 1~dn niiios que iban a fa escuela que estaba cerca de la bomba de Broad Sn-cet. Hubo un caso contrastante y concluyente: un caballero de Brighton fue a visitar a su hermano que viva en Poland Street. El hermano ya haba muerto de clcwa: el visitm1te ni siquiera vio e l cad\er. pero cstU\'O \'Cinte minutos en la casa. en La que comi un rpido nlmuerzo a base de carne y un ,asito de brandy ~, agua. agua que haba sido to111ada de la bomba de Broad Street~. Parti. muriendo de clera al cabo de -18 hol'as. Unu tal seora E. que viva en Hampsread, una parte de Londres que se encuen-tra a ocho kilmcrros, no haba ido a Soho desde hacfa mu chos meses, ero le gustaba el agua de la bomba de Broacl Streel y mandaba que cada da le trajemn una botella de nlH. El 31 de agosto bebi agua y a l cabo de dos das mora do clera. Una sobrina que estaba de visita con esa sei'lora tambin bebi de esa agua: vol\'i a su casa. que PStaba en una parte alta y saludable de Islinglon la atac el clera y muri al igual que su ta. Xo hubo o tro::. casos de clera en Hamp!:itead o en Jslington. Lo que parecan ser "iola dones del patrn, cuando Snow las examinaba ms detenidamente, resultaban ser sorprendentes confir-maciones del mismo.

    El de septiembre de 18 18 Snow persuadi a la comisara do la polica local para que le quitara el mango a Ja bomba de agua de Broad Street. La epide mia empez a disminuir y pronto desapareci.

    En 1853 y 185* el clera volvi a azotar a Londres con una fuerza epidmica, esta vez sobre todo a l 5ur del Tmesis. La mayor parte do esta zona de Londres reciba entonces el agua de dos com.>

  • {

    1 alp,unas casas compraban el agua dt\ una compai'ua mientras qLte los veduos la curnpraban Lle la otra. Snow pudo demostrar. renlizando in\'es Ligaciones ca -sa por casa y trazand o un l"lll OYO mapa , qu~ el clera atacaba a la gen te que heha agua de la companla South"vark, mientras que quienes beblan solo agua de la Lambem no se enfermaban. El ttgua de Ja Sourhwark se traa de una parte pol t1cionacla del Tmesis, co-n ientc aba jo mientras que la La mueth la ex1raa de la parte alta del rio. Este es un ejemplo claro de un experiinenro natur11l: a menndo deben ser estableci-dos estos exei'imen Lo& para avanzar eH la compren-sin en 1.wea~ clonue so11 imposfles Jos expeMmentos cti.rec tamente m1rnrnlHtlos, :>en por razones .Ucas. como en es te c:aso, o pol'que lois fonmcnos eE.tn ftwra ele~ m1~s tm alr.m1t'c, como en el caso !~1 ns tJ'nfisi ca. 14

    1-:1 organismo caus;mte del clem no se identific sino hasta 1883 y su rn.H1~ra de p iuLeder -proch1-cje11do una tox ina que invlerte el Hujo tltl los lt4uidos que pasan a tTavs de las clulns clu [1 .>!lred i n Lesti-naJ.- slo se conoci a finales du lus i111us GO de es te siglo. Pero Snow. con sus sF.I1saciunales clemostrncio nes de los patrones de la tmnsmie;in del clera, fund casi por s1 solo la ciencia de la epiclemiologfa. Sus pruebas dieron gra n Fut>.rza 1 uno ele los jnlentos ms extraordinarios de p l anificldn d t:! la ciudacl y de Ja salud pblica ele Ja historia: la ingeniera victoriana de conductos ele agua lrnpos v ele sistemas ecar.es ele desage.

    La cartografa de los brotes tfol cnlera contina hasta nov. f.I clera es una de e:.n.; rnts d t los aviones de la India a PcU"fs . Londres, elt'. t.I patrn de la enfermedad se a justaba perfeC'tamente al 1x1tt'u de esas rutas. Los ac-tuale;; a\'iones 1011:-;e1'\ an lo;, d~::;perdiciob en sus tanques, excepto el ogua de Jos tarnhus que se vncfa directa-men Le en la atmostera lo mismo que lo que sobra de Jos tanques CLMnno se desbol'dcul.. Las hacterias que cm1san el calera 'lo n hasta ~ierlo p unto delieada y cualquier liquido cue t'alga de un a\in que \ iaja a alturat- tan C'le\'ndas se congela en p;otitas y o;e \a deshielnn

  • condiciones y alcanzar el suelo en concentraciones que podan causar brotes. Y entre los pasajeros de los miones , no slo los casos activos de la enfermedad, sino tambin los portadores que no sufren di 58 80 l90

    Ag Cs !OS 133 Cd Bn l'r Sn Sb T J 1~7 160

    Tn w

    190

    Tl 204

    Pb Bi?

    220.

    dos por ciertos destellos de orden en medio de ese caos. Era obvio , para empezar. que haba algunos elementos que , a pesar de poseer pesos atmicos diferentes , guardaban una relacin entre s. Por ejem-plo , el azufre, el selenio y el telurio, aunque tenan pesos atmicos de 32 !siendo el del hidrgeno de 1 1, 19 y 1.27.6 , eran elementos no metlicos, formados por cristales de colores brillantes, que se combinaban con el hidrgeno en proporciones similares formando

    45

    Desde los tiPmpos antip:uos ha habi-d o imest igadorns ct1riosos \' practi-cas qt' supieron que ha.\ susla11-cias diferentes con pm piedach~s si milares .v han intentado enrontrar la matriz explicati\a ele las semejan-zas. El grabado de la pgina opues-ta mu es tra un laboratorio del siglo dieciocho y un intento de aquella poca de ordenar los elc~mentos con propiedades poi medio de smbolos parecidos a los de la alquimia. L! n siglo miis tarde , Dmilri \lendeleeY, un profesor ruso el e qumica, p erci-bi entre da tos CDnfusos los gran-d ces delineamientos ele u n orden. Con una intuicin sumaria. por m u -chos considerada como la rns po-derosa captacin ele patrones tfo la historia de la ciencia. cre la tabla perid ica de los elementos y coloc a la quimica sobre una lwse fi rme. Los elementos arreglados segn e l diseiio de _\fondelee\ se ord~mahan en familias :- hasta fue posible pre-decir la existencia ele elementos an no descubiertos. La primera versin publicada ele la 1

  • Dmitri :.Olcndchc1 La umlncm e;, una r1u1t1'll'''il'Hkil P~PllC'ial del ;i;'El 1 d e marzo de 18lH.I estaba Mer1deleev a puntn de .'>ali:r rle San Petersbi.11-go en un daje por las provincias -16

    -pam es tLtdiar los mtodos de la fabricacin cJel queso- cuando de 1:

  • bar\o, por ele1\lp1o . .v eJ uran io con r: I !Joro y el aluminio.

    A .1\'lendelet:'\ le gustaba hacer solitarios: ahora, mientras e1rnicos parn que pudiera11 e ncajar donde pensaba qur. dAhfon ir. El uranio. poi eje111plo, dijo, no pod a tenei' el peso atmico de no. ~on 1n se aceptaba geneialrrn>ntc. :-.1110 e.le 240.

    La tabla tena casillas en blanco. pue:: ron gran oi>ada Memlelee, haba dejado lugares vados doncie no h aba ele01enLos quP C'n1cidiera n con el .wsu y propiedades que, segn f.I pe nsaba, co1Tespoman a esas casillas. As, para llenar un espacio que lrnuia debajo del s ilicio y ~ 11d111a del estaiio , inve11L 1m nllevo elemento al L{L1e denomin ekasilicio. Sn peso a.tmico estara i...:en.:a, del p eso medio deJ silic1u .v del estai'lo. Comparando las !Jrupiedades del silicio ron las de sn vecino inmediato , el fo~foro, y las del C!> lll:H1 c.:011 las de su vecino. el anLinlOnio preelijo las propie-dades que tendra rl f'kas!licio. Nrostrnra relaciones semejantes a las de sir vecina, el arsnico. lJe ~1w l r1Janflra dej casillas t' ll ulanco para- el ekaboro y el Akaal11minio.

    La o posir.in a las ideas de Mencleleev en un princi-pio fue vehemente y gerw1ulizada. Pero entre 187'1 y 1874, merced a la labor eAperi.ruental que se realiz.aba e n los laboratorios ce mud1as parles de Europa , se obtuvieron los valor-es co11'et.:tus de los p esos acomi roi:. de' varo& e!ementot>. lus cuales, rn1a y otr::i vez, ronGordaban con Jos pred ichos p or Men clelee\.

    Lue~o. en 1875, el qumico bancs Lecoq de Bois haudtan tlescubri un nue\ n rnewl nl q\le denomino

    galio, .Bohll>auclra1 t trabaj desconociendo la talila ele i\fendelee\ . El galio, sin embatgo, te r rll:l prr:ipiedades como Jai: cue i\lendelee, hab1a prec\icho para el eknalrnnin in , salvo que era demasindo liviano. Mende-leev em1 nn l>re\'e a,-ticulo donde alegaba que el ga lio era el ekaalu minio. Boisbaudran se lo objet. Luego calculo el peso atmico deJ galio L,na ,ez ms y .;e encentro con que lo haba l'akuladu IJHtl. El peso predicho pol' ..\lendeleev era el correct. Su patrn haba p!'ed iclio las propiedades del nu evo elemento con una prec;isin ma.vor que la lograda po1' el hom-bre que en roaHdad lo haba clesGttbiertu. E.! munclo de ia quirnica qLted asomb:'ado. Seis '3tms despus de que l\fendelee\ ideava su tabla periclir.a, esta estaba firmemente establecida. En 1819 J.ars Frcrlrik \!ilson. en c, tecidc s~rupre. en cauz."lron l>"\.l s>~t ido dP. :a omm en J11.. p11H1Jn por las

    ma!'