koyré etapas cosmología científica

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Historia de la cosmología científica

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  • " 1 LAS ETAPAS DE LA COSMOLOGIA CIENTIFICA *

    Masson-Oursel acaba de presentar unas concepciones del mun-do en las que el hombre y el mundo forman una unidad indi-visa y no estn separados y opuestos el uno al otro. Es verdad que en lo que llamamos ciencia -y ciencia cosmolgica- nos enfrentamos con una actitud muy diferente, con una cierta opo sicin entre el hombre en el mundo y el mundo en el que vive.

    Si hubiera tomado al pie de la letra el ttulo de mi ponencia: las cosmologas cientficas, es decir, las que llevan hasta el fin la separacin y, por tanto, la deshumanizacin del cosmos, ver-daderamente no tendra que decir gran cosa y habra debido comenzar en seguida con la poca moderna, probablemente con La place. A lo sumo habra podido evocar, a modo de prehisto-ria, las concepciones de las primeras pocas de la astronoma griega, la de Aristarco de Samos, Apolonio e Hiparco; porque las concepciones cosmolgicas, incluso las que consideramos cientficas, no han sido ms que muy raramente - incluso casi nunca- independientes de nociones que no lo son, a saber., las nociones filosficas, mgicas y religiosas.

    Incluso en un Tolomeo, en un Coprnico~ en un Kepler e in-cluso en un Newton, la teora del cosmos no era independiente de estas otras nociones.

    Tomar, pues, el trmino cosmologas cientficas en un sentido ms amplio, capaz de englobar las doctrinas de los pen sadores que acabo de citar.

    Las teoras cosmolgicas cientficas nos llevan necesaria mente a Grecia, pues parece que es en Grecia donde, por prime-ra vez en la historia, aparece la oposicin del hombre con el cosmos, que desemboca en la deshumanizacin de este ltimo.

    * Texto de una ponencia presentada el 31 de mayo de 1948 en la Quatorzieme Semaine de Synthese, Revue de Synthese (Pars, Albin Mi chel), nouvelle srie, t. 29, julio-diciembre de 1951, pp. 11-22.

    Etapas de la cosmologia cientifica 77

    Sin duda, no ha sido nunca completa, y en sus grandes meta-fsicas, como las de Platn y Aristteles, y hasta en la nocin misma del cosmos, nos enfrentamos con las ideas de perfeccin, orden y armona que calan en l, o con la nocin platnica del reino de la proporcin tanto en lo csmico como en lo social y humano, es decir, con concepciones unitarias.

    Pero es aqu, en todo caso, donde me parece que ha nacido el estudio de los fenmenos csmicos en cuanto tales y por ellos mismos.

    Podemos preguntarnos, sin duda, si no debemos remontar- nos mucho ms atrs y si no debemos colocar el principio de la astronoma y de la cosmologa cientfica no en Grecia, sino en Babilonia. Hay, me parece, dos razones para no hacerlo. La una se debe al hecho de que los babilonios no se liberaron de la astrobiologa que acaba de evocar Masson-Oursel y de que Gre-cia logr hacerlo (podra ocurrir adems que la astrobiologa en Grecia no fuera en modo alguno un fenmeno original, sino, por el contrario, un fenmeno tardo muy posterior al origen de la astronoma). La otra razn es menos histrica: se debe a la nocin misma que tenemos de la idea y del trabajo cient-fico. Si en efecto aqmitiramos de ella una cierta concepcin ultrapositivista y ultrapragmatista, deberamos decir, sin duda, que fueron los babilonios quienes empezaron; efectivamente, observaron el cielo, fijaron las posiciones de las estrellas y cons-tituyeron sus catlogos, anotando da a da las posiciones res-pectivas de los planetas. Si hacemos esto cuidadosamente du-rante algunos siglos, al final llegaremos a tener catlogos que nos revelarn la periodicidad de los movimientos planetarios y nos darn la posibilidad de prever para cada da del ao la posicin de las estrellas y de los planetas que encontraremos cuando miremos al cielo. Lo cual es muy importante para los babilonios, puesto que de esta previsin de las posiciones de los planetas depende, por la va de la astrologa, una previsin de los acontecimientos que sucedern en la Tierra. As, si previsin y prediccin equivalen a ciencia, nada es ms cientfico que la astronoma babilnica. Pero si se ve en el trabajo cientfico sobre todo un trabajo terico, y si se cree -como creo yo--que no hay ciencia all donde no hay teora, se rechazar la ciencia babilnica, y se dir que la cosmologa cientfica tiene sus principios ...,n Grecia, puesto que fueron los griegos quienes por primera vez concibieron y formularon la exigencia intelec-tual del saber terico: superar los fenmenos, es decir, formu-

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  • 78 Alexandre

    lar una teora explicativa del dato obsewable; algo que los bilonios no hicieron nunca.

    Insisto en la palabra observable, ptes es cierto que el tido primero de la famosa frmula crw~e.v -ra cpa.~VO[J.\Ia. decir justamente: explicar los fenmencs, superarlos, es revelar la realidad subyacente, , revelar, bajo el desorden_ rente del dato inmediato, una unidad Jeal, ordenada e gible. No se trata slo como nos enset una mala interpretll cin positivista muy corriente, de unirlos por medio .de clculo a fin de obtener una previsin: se trata, en realidad, descubrir una realidad ms profunda cpe proporcione su plicacin.

    Esto es algo bastante importante,

  • Alexandre Etapas de la cosmologia cientifica

    80 si los griegos admitan que el Universo era bastante grande relacin a la Tierra -era incluso muy grande!-, de to~at: mas las dimensiones postuladas por la hiptesis de les parecan inconcebibles. Supongo que era as, puesto pleno siglo xvn pareca an imposible a mentes muy admitir tales proporciones. Se deca tambin -Y esto e.s, completamente razonable- que si la Tierra giraba alrededor Sol, esto se vera por la observacin de las estrellas fijas'; si no se aprecia ninguna paralaje es que la Tierra no .. Admitir que la bveda celeste sea tan grande que las . de las fijas sean inobsenrables, pareca contrario al sentidQ mn y al espritu cientfico.

    La astronoma llamada de los epiciclos debe su gran matemtico Apolonio y fue desarrollada por Tolomeo. Rein en el mundo hasta Copmico e incluso cho despus. Constituye uno de los mayores esfuerzos del samiento humano. Algunas veces se ha hablado mal de Tolomeo y se tratado de rebajarle con relacin a sus predecesores: que sin razn. Tolomeo hizo lo que pudo; si no invent, arroll las ideas astronmicas de su tiempo y calcul de modo admirable los elementos del sistema. Y si rechaz' doctrina de Aristarco, lo hizo por razones cientficas.

    Echemos una ojeada a la teora en cuestin. Se haba prendido bien que la distancia de los planetas a la no era siempre la misma; era necesario, por tanto, que planetas en su recorrido pudieran aproximarse y alejarse' la Tierra; adems, era necesario explicar las de sus movimientos -unas veces parecen ir hacia otras se paran, otras van hacia atrs-: por eso se pens hacerles girar no en tomo a un circulo, sino a dos o tres ganchando al primer crculo otro ms pequeo, o colocando mismo crculo grande en torno a uno ms pequeo. El que soporta se llama deferente; el crculo soportado, eniciclo.~> Se puede igualmente, para simplificar el mecanismo, el circulo que soporta y el epiciclo soportado , por un circulo, descentrado con relacin a la Tierra, es decir, que la Tierra se encuentra en un punto T, el gran crculo gira,. no alrededor de la Tierra, sino alrededor de un punto excn-trico a ste. Las dos formas de representar los movimientos celestes son absolutamente equivalentes y pueden combinarse.; una con otra. Nada impide, por ejemplo, colocar un epiciclo en una excntrica.

    Poniendo lo circulo uno ,obre otrO' y hacindole girar a velocidade' diferente. ,e puede dibujar cualquier curVa ce-rrada Y poniendo un nmero ,uficiente de ello ,e puede dibU ;ar todo lo que .e quiera' 'e puede incluo dibujar una mea recta o un movUniento en elip,e. Evidentemente, haY que acu mular a vece' un nJDero coniderable de circulo, lo que com plica lo clculo,, pero eto, en teorla. iempre "'t permitido.

    La teorla de lo epiciclO' e una concepcin de una pro-fundidad y de una potencil! matemtica extraordmarla y e neceitaba todo el genio de lo matemtico' griego' para poder

    formularla. No habla en eta teorla mb que un wlo punto o un ,;0\o hecho di!icilmente ace>tableo para. no auJDentar indefinida mente el nJDero de crculo, 'folomeo debi renunciar al prin cipio del movindento circular uniforme, o m' exactamente. encontr un medio aparente de conciliar la aceptacin del prin cipio con la impoibilidad de ,eguirlo realmente. Se ha dichO que .e puede .alir adelante admitiendo que el movilniento "' uniforme, no con relacin al centro del circulo mi,mO -lo' circulo no giran de un modo uniforme con relacin a ,u, pro-pio centro- ,mo con relacin a un cierto punto interior ex-cntrico, punto que l llam ecuante .. Eto era algo muy grave, pue al abandonar el principio del movimiento circular uniforme, ,e abandonaba la explicacin !i-ica de lo fenmeno. E juuunente a partir de 'folomeo cuan

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  • 82 Alexandre do encontramos una ruptura entre la astronoma y la astronoma fsica.

    En efecto, mientras que los filsofos y los cosmlogos tinuaban admitiendo que los cuerpos celestes se movan movimientos uniformes de los orbes corporales, insistiendo el valor de esta concepcin desde el punto de vista fsico, astrnomos matemticos respondan que el problema no les importaba y que su finalidad era determinar las posi ciones de los planetas sin ocuparse del mecanismo que llevaba al lugar determinado por el clculo.

    Yo, por mi parte, pienso que Tolomeo se decide por ruptura entre la astronoma fsica y la matemtica porque cree en la astrologa y porque desde el punto de vista astrolgico,; como desde el punto de vista prctico, era efectivamente til saber cmo, fsica y realmente, los planetas llegan a lugar dado. Lo que es importante es saber calcular sus dones para poder deducir sus consecuencias astrolgicas.

    No quiero extenderme en este problema aunque sea impor-tante, y aunque la divergencia entre las dos astronomas subsistido durante largo tiempo, en realidad hasta co y Kepler. Los astrnomos rabes, en la Edad Media, razonablemente, intentaron restablecer la unidad, susti las esferas u orbes corporales por los cr(;ulos puramente temticos de Tolomeo. En el mundo cristiano sucedi lo mb,uu.:;< Cito al gran astrnomo Peurbach, quien logr constituir un delo de los movimientos planetarios (sin poder reducir, sin bargo, estos movimientos planetarios a revoluciones uniformes), y, con un nmero relativamente muy pequeo de esferas ma-teriales, explicar todos sus movimientos.

    La gran revolucin que desplaz a la Tierra del centro del universo y la lanz al espacio, data de hace poco; y, sin embar-go, es muy difcil comprender los motivos que guiaron el pen-samiento de Coprnico. Es cierto que, por un lado, hubo un motivo fsico. La imposibilidad de una explicacin fsica, me-cnica, de la astronoma de Tolomeo, ese famoso ecuante que introduca en los cielos un movimiento no uniforme, le pareca verdaderamente inadmisible; por eso su discpulo Rtico nos dice que la gran ventaja de la nueva astronoma consiste en el hecho de que nos libera de los ecuantes, es decir, que nos da al fin una imagen coherente de la realidad csmica, y no dos imgenes, una la de los filsofos y otra la de los astrno-mos matemticos, que, por lo dems, no concordaban entre s.

    Adems, esta nueva imagen simplificaba la estructura ge-neral del universo explicando -y vean que es siempre la misma

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    tendencia: bsqueda de la cdlerencia iinteligible de lo real, que rxplique el desorden del pt'O fenmemo-- las irregularidades nparentes de los movimientiS planetar:ios, reducindolos justa-mente a puras apariencias~irreales;

  • ,

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    inaugura verdaderamente la astronoma moderna, es ms helilatra que Coprnico.

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    No puedo dejar de mencionar a Tycho Brahe, cuyo astronmico, que habra debido aparecer antes de un exacto equivalente de este ltimo, con la diferencia Tycho Brahe admite que la Tierra es inmvil y que el todos los planetas que giran alrededor de l, gira la Tierra.

    Qu razones tena para retroceder con relacin a nico? Creo que se vio llevado por dos clases de consideracion4 de orden muy diferente: sus convicciones religiosas, por lado, que no le permitan aceptar una doctrina contraria a Sagradas Escrituras, y, por otro, la imposibilidad de admitir movimiento d la Tierra desde el punto de vista de la Por eso insiste en las objeciones fsicas contra este mo"im~MI to, en lo que, por otro lado, tiene razn: las objeciones contra el movimiento de la Tierra eran irrefutables antes la revolucin cientfica del siglo xvn.

    Me queda an hablar de Kepler, cuya obra tampoco es ramente cientfica y que est profundamente inspirada en idea de la armona, en la idea de que Dios ha organizado mundo segn las leyes de la armona matemtica; esto. para Kepler la clave de la estructura del Universo. En a los lugares respectivos que atribuye al Sol y a la por supuesto, copernicano y por la misma razn que nico: el Sol para l representa a Dios, es el Dios visible universo, smbolo del Dios creador que se expresa en el creado, y es por esto por lo que es necesario que est centro de ste.

    Sobre esta base metafsica Kepler edifica su obra fica, la cual, tanto en sus intenciones como en sus resultr ..~ supera con mucho la de Coprnico. En efecto, la finalidad persigue Kepler es muy ambiciosa y muy moderna: quiere constituir (o, ms exactamente, establecer) la unidad d, concepcin cientfica del mundo, la unidad entre la fsica y astronoma. Por ello, la gran obra astronmica, la obra mental de Kepler, consagrada al planeta Marte, se llama tronomia nova Al:no'A.oyi"t'O> seu physica coelestis (La as noma nueva o fsica celeste).

    El razonamiento de Kepler est guiado por la idea de explicacin causal: si el Sol se encuentra en el centro del do, es necesario que los movimientos de los planetas no ordenados con relacin a l de un modo geomtrico u -como en Coprnico-, sino que lo estn tambin de un

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    fsico y dinmico. El esfuerzo de Kepler consiste de este modo en encontrar no slo una concepcin astronmica que permita ordenar y superar los fenmenos, sino tambin una concep-cin fsica que permita explicar por causas fsicas el movimien-to real de los cuerpos celestes en el mundo.

    Tambin insiste en el prefacio de la Astronoma nova en la necesidad de esta unificacin de la fsica celeste y de la fsica terrestre, en el hecho de que el Sol no es simplemente el centr del mundo y que no se limita a iluminar dejando marchar fuera e independientemente de l los mecanismos motores de los planetas, cada uno completo en s mismo, sino que debe ejercer una influencia fsica en los movimientos de los cuerpos astrales.

    No tengo, desgraciadamente, tiempo de decirles ms sobre la estructura del pensamiento de Kepler y la elaboracin tc-nica de su doctrina. Lo que es curioso y divertido es que Kepler, en la deduccin de las famosas leyes que llevan su nombre y que todo el mundo conoce, a saber, que los cuerpos celestes se mueven en elipses y que los espacios barridos por sus radios vectores son proporcionales al tiempo, comete un doble error. Pero los errores se compensan, de forma que su deduccin llega a ser exacta gracias precisamente a este doble error.

    Probablemente porque Kepler quera, desde el principio, en-contrar una solucin nueva al problema de los movimientos pla-netarios, una fsica celeste, una astronoma causal (At"t'Lo'A.oyi)--tos), no intent -lo que era factible-, despus de haber encon-trado que la trayectoria real de Marte era una elipse, reproducir esta elipse por una combinacin de crculos, sino que sustituy en seguida el mecanismo de los crculos, esferas u orbes que guan y transportan los planetas por la idea de una fuerza mag-ntica que, emanando del Sol, dirige sus movimientos.

    Se podra decir, lanzando una mirada de conjunto a la evo-lucin del pensamiento astronmico, que se esforz primera-mente en descubrir la realidad ordenada de los movimientos de los astros subyacente en el desorden de las apariencias. Para hacerlo, los griegos emplearon los nicos medios mate-mticos y fsicos que les permita el estado de los conocimien-tos cientficos de su poca, es decir, la idea del movimiento natural circular; de ah la necesidad de explicar los movimien-tos aparentes por una superposicin y acumulacin de movi-mientos circulares. El fracaso de Tolomeo acab por necesitar una transformacin de la fsica misma, y la astronoma no triun-f con Kepler y tampoco con Newton ms que fundndose en una fsica nueva.

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  • 86 Alexandre

    Se podra concebir igualmente esta evolucin bajo el pecto del estudio de las dimensiones del Universo. Ya he que el universo griego, el cosmos griego (y medieval) to; era sin duda bastante grande -con relacin a las siones de la Tierra-, pero no lo suficiente como para alojar en l una Tierra mvil, una Tierra que gira del Sol. La concepcin de la finitud necesaria del estelar, del universo visible, es completamente natural: una bveda celeste; podemos concebirla como muy lejana, es extremadamente difcil admitir que no existe y que las trellas estn distribuidas en el espacio sin orden, sin ton ni sont a distancias inverosmiles y diferentes las unas de las Esto implica una verdader:!, revolucin intelectual.

    Las objeciones a la infinitud e incluso a la extensin mesurada del universo son de un alcance considerable; por esa. se encuentran a lo largo de toda la historia de la As, Tycho Brahe objeta a Coprnico que en su sistema, la dis:r' tanda entre el Sol y las estrellas sera como mnimo 100 ve~ ces la distancia del Sol a la Tierra, lo que le parece absolu mente inadmisible y en absoluto requerido por los datos de observacin (no armada de telescopios). Ahora bien, es en vin tud de razones anlogas por lo que Kepler, que admite el mo-vimiento orbital de la Tierra y en consecuencia est obligado a extender las dimensiones de nuestro universo en la medida necesaria para explicar la ausencia de paralajes de las estrellas fijas, no puede de todos modos admitir la infinitud del mundo. La bveda celeste o nuestro mundo celeste sigue siendo para. l necesariamente finito. El mundo celeste es imnensament~ grande; su dimetro equivale a seis millones de veces el di metro terrestre, pero es finito. La infinitud del mundo es meta-fsicamente imposible. Adems, no parece imponerla ninguna consideracin cientfica.

    Giordano Bruno es casi el nico en admitirla; pero justa-mnte Bruno no es ni astrnomo ni sabio; es un metafsico cuya visin del mundo se adelanta a la de la ciencia de su tiempo. Pues slo con Newton, por razones cientficas, sin duda, puesto que la fsica clsica, la fsica galileana, postula la infinitud del universo y la identidad del espacio real con el de la geometra, pero tambin por razones teolgicas, se en-cuentra afirmada la infinitud del universo astral.

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