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  • JUDU TU ANGUIZ()LA HERRERA

    INTltOOUCOON:En este ensayo hemos inten-

    tado e! enfoque de un hechohistrico que ha tenido, a nues-

    tro juicio, las ms espectacularesconsecuencias para la vida de!

    Istmo. La Guerra de los Mil12i. ar:G~ d-flwi-l ie lJ ~ca, ya que fue la liiina ~~rra li ," G(Q m, unacontienda trgica, y el i!)icio de

    .!-, \ia re-P_lJblic.;ma ilc;. &iostentando sta tods las huellasque acarre el desgarramiento

    econmico, social e idcolgicode los panameos, lo cual con-dujo inexorablcmcnte a una in-dependencia plagada de fragili-dades, intervenida y protegida.

    Estudiamos los personajes clavesque dominaron las dos etapas dela guerra, las motivaciones que

    sub yacen a las decisiones que setoman; la pugna por el poder, laactitud a nivel individual que

    acarrea insospechadas conse-cuencias a nivel de faccin po-

    ltica, ejrcito, y llega a afectarel futuro del propio pas.

    y concluimos en que las ne-gociaciones y los recin ratifica-dos tratados Torrijos-Carter sonfcilmente traceables a travs de

    los aos de dependencia metro-

    politana.

    Se ratific hoy algo que fueimpuesto en el artculo XXXVdel Tratado Mallarino-Bidlack de

    J 848 entre la Repblica deNueva Granada y los EstadosUnidos de Amrica en e! que seentreg al Istmo al rcgimen de

    protectorado neo-coloniaL.

    En 1903 slo se suprimi lapresencia de Colombia y semantuvo el derecho de interven-Clon de Estados Unidos deAmrica.

    25

  • ANTECEDENTES HISTORI.COSo

    Para escribir sobre un hechohistrico de la vida de un pas,

    por imperativo metodolgico es

    necesario estudiar sus anteceden~

    teso

    El Istmo de Panam viva su

    siglo xiX. Como parte de Co-lombia experimentaba un per-manente alejamiento del gobier-no central, al punto de no serparte integral de la nacionalidad

    colombiana jams. En el Actadel 28 de noviem bre de 1821Panam, "espontneamente yconforme al voto general de lospueblos de su comprehensin se

    declaraba libre e independiente

    del gobierno espaol".En su artculo 90. deca: "El

    Istmo por medio de sus repre-sentantes formar los reglamen-

    tos econmicos convenientes pa-ra su gobierno interior; y en elintcrim gobernarn las leyes vi-gentes en aquella parte que nodiga contradiccin con su actualestado... "

    Ya para el 31 de diciembre

    de 1821 se contaba con un"Reglamento para el Comercio

    del Istmo de Panam". En ste

    se enumeraban medidas aduane-

    ras para diferentes mercancas

    provenientes de diversos pases

    dando proteccin arancelaria alos producloS americanos sobre

    los europeos.Panam tena clara conciencia

    de la importancia de su autono~

    ma para usufructuar los bene-

    26

    ficios de su posiclOn geogrfica,

    y tambin de su debildad anteEspafia e Inglaterra. Esta la lleva unirse a Colombia, pero dejan-

    do establecido su ideal federalis-ta en el acta mencionada en la

    que ya solicitaba para s legisla-cin especial, diferente de la delos dems depariamentos.

    La idea federalista, ampliadaa los ojos colombianos por elxito logrado en la aplicacin

    del sistema por Estados Unidos

    de Amrica, indujo siempre amuchos colombianos a pensarque este rgimen sera una es-tructura ideal como sistema degobierno.

    Pero en Colombia la federa-cin en vez de unir los deparla-mentos para aglutinarlos en unanacin fuertc, el sistema de~

    bilitaba el cuerpo nacional al

    convertirse en estados pseudo-

    nacionales de caracleres pa-rroquialcs.

    Adems, la tendencia fede-ralista estructuraba distintiva-mente las tendencias polticas.Los liberales eran federalistas,1 a icos, propugnadores delcambio, de mayores libertadesciudadanas. Los conservadoreseran centristas, propugnaban elstatu quo y la hegemona ecle.

    sistica.

    Sin embargo, las considera-

    ciones en torno a un cuerpo na~

    cional homogneo no sc aplica-ban al Istmo de Panam y a stese le convirti en el Estado Fe-

    deral de Panam en 1855.

  • Esta era la poca de Justo

    Arosemena, paladn de la patriafederaL.

    Para 1863, tras una atrozguerra civil la antigua NuevaGranada se convirti en los Es-tados Unidos de Colombia, con

    la constitucin federalista de

    Ro Negro.

    La realidad se encarg de de-

    mostrar que el sistema no fun-cionaba ni en lo regional ni en10 nacionaL. Lo que para elIstmo por razones de distancia,la separacin de Colombia, mo-tivaciones y actividad econmi-

    co-cultural era el mximo idea-rio poltico, para Colombia sig-nific la total anarqua. Esto

    porque la asociacin federal dePanam y Colombia conservabala unidad entre ambas, pero no

    as el federalIsmo para los de-

    partamentos de Colombia. Fueun error aplicar el mismo mcto-do, fuera el central o el federal,

    igualmente a Panam y a los De- ~partamentos colombianos, porser entidades de distinto carc-

    ter. Panam no era parte histri~ea de la nacin colombiana, sinootra nacin asociada a Colom-

    bia. En esto, el liberalismo co-

    lombiano no supo imitar el mo-delo de Estados Unidos, que era

    para agregar Estados ya consti-tuidos y no para subdividir losterritorios que de antemano for-maran parte de un Estado.

    El regimen federal hubieraservido para invitar a asociarse aVenezuela, o Ecuador, o soste-nrselo a Panam, pero no para

    fragmentar partes constitutivasde Colombia como s lo eran ylo son sus Departamentos.

    y vino la guerra de 1885. Ra-

    fael Nnez, el Regenerador, po-

    ltico contrario al federalIsmo

    fue agrupando en torno a s a

    conservadores hasta lograr una

    victoria militar a travs de la cual

    abrog la constitucin de 1863,

    federalista, y luego hizo expedirla centralista de 1886.

    MIENTRAS ESTOOCURRIA INTERNAMENTEEN LO INTERNACIONAL SEJUGABA LA SUERTE DELISTMO.

    Rega el Tratado Mallarino-Bid I a c k del 84 6. E s t adosUnidos e Inglaterra se disputa-ban la esfera de poder america-

    na. Celebraban el TratadoClayton- Bul wer en 1850 dondeambos se comprometen a que"ni el uno ni el otro obtendr

    jams para s mismo ningn pre-dominio exclusivo sobre un Ca-

    na para buques que se constni-ya entre los Ocanos Atlnticoy Pacfico y convienen en que

    ni el uno ni el otro construir nimantendr jams fortificacionesque lo dominen, o que estn en

    sus inmediaciones, ni tampoco

    ocupar ni fortificar ni coloni-zar Nicaragua, Costa Rica, o laCosta de los Mosquitos, ni asu-

    mir ni ej ercer ningn dominiosobre estos pases ni sobre nin-guna otra parte de Amrica Cen-tral." (Arl. io.

    27

  • Ese mismo ario, 1850, se ini-cia el Ferrocarril de Panam. Laidea del ferrocarril, "el f-'lanpensamiento" databa de muchosaos, pero se tornh viable paraEstados Unidos cuando 10t,'laroncon el Tratado cle 1846 conver-

    tirse en protectores y guardianesdel orden de esa regi(m. El fe-rrocarril eliminara los sufrimien-

    tos que emanaban del cruce apie y lomo de mula lleno de pe-ligros en un rea insalubre en

    exlremo que converta la aven-tura en un autntico va-crucis.

    Se concertaron las concesio-nes de rigor entre Nueva Granaday los financIstas norteamerica-

    nos y el proyeclo ech a andar.

    El ferrocarril se concluy en1855. Primera obra de granmagnitud hecha por el imperia-lismo norieamericano, distantede su territorio, en trrea de cli-ma inhspito e insalubre, queprob ser una veta de oro paralos inversionistas.

    Para Panam aquel ferrocarrilno represent ms que el espe-jismo del progreso. Durante su

    construccin haba fuentes detrabajo y el dinero circulaba; pe-

    ro al finalizar ste, hubo una

    gran desocupacin, y del oro quenua del oestc al cste de Esta-

    dos Unidos slo fuimos especta-dores.

    1\ travs del Istmo se alimen-

    th todo el litoral pacfico de

    Estados Unidos en la poca do-

    rada de la California. Las con-di ciones soo-econhmicas delIstmo eran deplorables y las tcn-

    28

    SlOnes enormes que produjo la

    conslante presencia norteameri-

    cana y los vejttmenes recibidos ypobrezas de los Islmes semanifest en el famoso episodio

    de la Tajada de Sanda.

    En Francia, la magntica per-

    sonalidad de Fernando deLesscps reaJizaba sus actividades

    al margen de Inglaterra '/ Esta-dos Unidos, tras la finalizacindel Canal de Suez en 1869. Elinicio de sus aventuras america-

    nas estuvo en Nicaragua donde

    trat de conseguir una conce-

    sin para un canal a esclusas,que no logrh. El sentimientopro-norteamericano era tan fuer-te que el Francs no pudoalcanzar su objetivo, por lo quevolvi a la idea de un canal a

    nivel del mar en el Istmo de Pa-

    nam.

    Form la Compaa clel CanalInterocenico con el objeto de

    promover la '\'lan idea". Paralograr su prophsito, el 6 deoctubre de 1876 la sociedadautoriz al Teniente Lucien Na-

    polen Bonaparle Wise de laMarina Francesa a explorar elIstmo. Wyse fue a Bogot enmarzo de 1878 y firm con elMinistro de Relaciones Exterio-

    res la llamada Concesin Wyse.

    Los Estados Unidos reacciona-ron sorprendidos:

    "Las noticias de estas activi-dades causaron alarma en losEstados Unidos; y pronto se

    reflejaron en las resoluciones

    de ambas cmaras del congresocuando declaraban que cual-

  • quier canal por el Istmo de-

    ba ser norteamericano. EnNicaragua se form una com~

    paiia rival norteamericana. Alesparcirse los rumores de queColombia quera abrogar lostratados de 1864 se trat deimpedir con una nota del Se-cretario de Estado Blaine, en

    la que llamaba la atencin a

    todos los Ministros de Esta-

    dos Unidos en Europa, y lesordenaba informar a los res-pectivos gobiernos que cual-quier intento de suplantar sus

    garantas ser considerado co-mo una intrusin en los dcre~chos de la Unin. De Lesseps

    fue a Estados Unidos paracrear inters en su empresa yvisit al Presidente Hayes.

    Inmediatamente el 8 de mar-

    zo de 1880 ste hizo unafuerte declaracin sobre lapoltica de Estados Unidos".

    (1 ).

    Dijo Hayes:

    "Los americanos tienen el de-recho y el deber de ejercer con-

    trol y autoridad sobre todava interoceniea en este con-

    tinente. De este modo los Esta~

    dos Unidos reclaman el derechode ejercer un protectorado ex-

    clusivo sobre el canal que losfr.uiceses se proponen construirsobre territorio de Colombia".

    Los trabajos del canal se ini-ciaron.

    "En el espacio de pocos me-

    ses se contrataron miles deempleados para la gran em-

    presa. El registro de sus es-

    fuerzos, sus victorias y sus

    tragedias constituye unapiedra miliar en el progreso

    de la raza humana. Si en cier-to sentido represent un fra-caso, no lo fue; su denuedofue el gran experimento y elpreludio necesario para larealizacin finaL." (2)

    En lo interno, el Istmo vea

    desplomarse su ideal de ledera-lismo disfrutado por treintaaos. Los desrdenes no tarda-ron en explotar. Aunado al de-sencanto del retorno al centralis-mo, Colombia no otorg ni si-quiera el carcter de Departa~

    mento al Istmo sino que estruc-tur una dependencia directa deBogot, ya que el gobierno deColombia quera el coiitrol di-recto sobre la faja de tierra don-de se construa un CanaL. Pal-

    pando el estado de nimo de lospobladores panamefios, el Minis-tro de Estados Unidos en Bogo-

    t recomend al Departamentode Estado que algunos barcosdeb an permanecer alcrta en Pa-nam por los disturbios inmi-nentes. En el resto de Colombialas actividades revolucionarias

    eran tales que la fuerza militaracantonada en el IS tmo fue tras-ladhda. Este desplazamiento de-

    (1) DUV AL Miles. Cdiz a Catay. Editorial Universitaria 1973 p_ 126

    (2) Ibid, p, 128

    29

  • j al Istmo inerme para la re-volucin en un momento en quela Compaa del Canal estaba enintensa actividad,

    El Gobcrnador Pablo Aros e-mena pidi ayuda a las fuerzasde Estados Unidos para custo-diar los depsitos de carga en

    ColEm. Esta situacin fue apro-vechada por Rafael Alzuru paraefectuar un intento separatista.Se proiei",- el rea dc trnsitocon un dcstacamento de "ma-rines" hasta la llegada de tropas

    nacionales que obligaron a Al-

    zuru a retirarse.

    Para sto, Pablo Presin orga-

    niz una revuc!ta y tom con-

    trol de Coln. Al ser reprimidos,

    se retiraron de la ciudad y la in-cendiaron. Antcs dc que pudiera

    sofocarse el fuego, la mayor par-te de la ciudad estaba en ruinas.

    "La Compaa del Canal seinquiet. Qu ocurrira si a!;us propias dificultades se su-maban las que una guerra ci-vil tendra por necesidad qucacarrear? Por sisiema, la pol-tica de Lesseps tanto en Egip-

    to corno en Panam haba si-do la de observar una estrictaneutralidad en caso de con-

    flctos inlernos. Saba que lo

    peor para sus empresas era to-rnar partido por uno u otrobando. Adems, no estabanpara eso los Estados Unidos?

    Acaso el Tralado de i R4( nolos obliga a man tener libre el

    trfico y restablecer el orden

    en el Istmo? No se daba conello una prueba al Gobiernode Washington que la Com-pana del Canal era una com-pana comercial y no un di.

    simulado instrumento de pol-ti ca colonialista francesa?"(3)Liquidado el federalismo en

    i 886, convertido en territorioadjunto a Bogot, siendo menos

    que un Departamento, destruidala ciudad de Coln, la Compa-a del Canal lnterocenico en

    problemas econmicos, la si-tuacin anmica de los istmeosera deplorable. La humilacinalcanzaba lmites insoportables.

    Luego vemos cmo se ma-nifiesta la fragilidad institucionalcolombiana:

    "Por manipulcos polticos deMiguel Antonio Caro, presi-dente en 1889 coloc a dosancianos en la presidencia pa-ra seguir manejando a trasma-no al pas.

    Manuel Antonioy Jos Manuelconservadores.Frente a esto haba dos fac-ciones liberales, un grpo ci-vilista convencido que en lasarmas nada se solucionaba yun grupo de liberales "guerris-tas" con Uribe Uribe y su pe-

    ridico para quienes la revolu-cin armada, aunque marcha-

    SanclementeMarroqun,

    (3) LEMAITln: Eduardo, Panam y Su separa.cn de Colombia. Banco Popular. Bogot1972. 2da, edicin Italgraf, SA P. i 51

    30

  • ra al sacrificio, era indispensa-

    ble para heccr salir al libera-lismo de su letargo." ( 4)

    El espritu de antagonismo aColombia se avivaba en elIstmo. Los libera!cs vencidos en1895 volvieron a la carga en1899 iniciando en Santander un

    movimiento revolucionario quese vio correspondido en todoslos departamentos.

    Se inicia as para Panam laGuerra de los J\1i1 Das.

    Anlisis ideolgico de las partes,unidas y en conflcto

    Las ideologas liberales y con-servadoras no presentaban aris-tas tan agudas en Panam comoen Colombia ya que la cir,~uns-tancia histrica haba sido dife-rente. En Panam no hubo en-comenderos poderosos, ni escla-vitud, ni grandes latifundios. Porel carcter transitista-comercial

    del Istmo, la Iglesia no acapar

    tierras aqu; el poder terrate-niente de la Iglesia fue en otroslados uno de los pilares del con-servadurismo. Su poder fue, en-tonces, reducido. Las clases so-ciales no mostraban abismos tanprofundos.

    Justo Arosemena delineaba elpensamiento general de su ticay fios of a liberal as : Mecan icis-

    ta en el mtodo, agnosticismo

    radical, cientiticismo y moralexperimental. El, como otrosmiembros de su generacin en

    (4) LEMAITRE Eduardo. Op. Cipo Pp. 276 y 277

    Hispanoamrica forjaron los ins-trumentos conceptuales adecua-

    dos para liquidar las pertinacessupervivencias de las ideologas

    coloniales y feudales.

    La burguesa comercial de lazona de trnsito, como clascascendente en su momento pro-grcsista, constituir el funda-

    mento social y suministrar losinstrumentos polticos exigidos

    para la concrecin histrica dela conciencia liberal y la realiza-cin prctica de la teora de lapa tria.

    Esta teora de la patria ha-bra de oponer una conciencianacional panamea en forma-ciiJl, a las estructuras consolida-das del Estado Liberal Colom-

    biano. Desde las primeras etapasde la formacin de la conciencialiberal istmea el destino histri-co-poltico del pas estuvo estre-chamente ligado a la zona detrnsito y a las formas econmi-cas librecambistas que se desea-

    ba para dicha zona.

    La reivi ndicacin para elIstmo de esta autonoma econ-mica constituy la meta que ca-racteriz el pensamiento econ-mico y poltico de los paname-

    os ms esclareci dos del SigloxiX.

    "Este imperativo librecambis-

    ta, vinculado al autonomismoeconmico y poltico, lo en-contramos con reiteracin atravs de los mismos docu-

    31

  • mentos oficiales que tratabancle justificar los diferentes in-tentos separatistas cid Siglo

    XIX." (5)El Acta adicional a la Consti-

    tucifm de la Nueva Gr,uiada que

    crea en 1855 el Estado Federal

    Soberano de Panam,i dispone ensu artculo 5 que "el sislcma de

    Aduanas no podr restablecerseen el Estado de Panam,i sin laaclquiesencia de su propia legis-latura. "

    yecto al1sea tista de unirse a unade las potencIas desarrolladas sinentrar en contradiccin.

    Estas tesis de genuina califica-cin liberal coniienen los funda-

    mentos fiosfico-polticos de lateora federalista que entrara

    en pleno auge a partir de 1855.

    "El Istmo de Panam es unaestructura social y poltica

    simple y por lo tanto, mscercana de los intereses de lospanameflOs como individuosconcretos, y ms alejacla delas pretenciones, siempre"abstractas", de la naci(m Co-lombiana, requiere, exige, unstatus administrativo, jurdicoy poltico propio, singular,autnomo." (6)Haba, adems, una gran masa

    que segua al grupo comercianteburqus. Esto es explicable dadoque, ideolgicamente, el libera-lismo postula en un lenguajeabsoluto las reivindicaciones par-ticulares de esa clase y articulatoda una metodologa que lepermite reclutar la adhesin delas dems clases gravadas por lascontradicciones del feudalismo.

    Este triunfo cle los librecam-

    bistas va unido al rechazo per-

    manente de involucrar al Istmoen las guerras civiles de Colom-bia. Al liberalismo panamcflO nole importa nada con los motivos

    y propsitos que mueven al libe-ralismo colombiano en su lucha

    con los conservadores.

    Los istmefios en reuniones denotables (ohscrvese que sin espe-cificar que hubiese diferencia

    ideolgica enlre los notables)

    protestaban por el drenaje depobladores reclutados para lash'lerras civiles y se sefialan losgra ves perj uicios que estas

    guerras acarreaban al desarrollodel pas.

    El Istmo tiene razones histri- ~ncas y geogrficas que exigen el lNICIACION DEreconocimiento de un estructura LA CONTIENDA:social y poltica nica con unadefinicin propia de sus intere-ses colectivos.

    Curiosamente, este ideal de

    autonorn a convivi con el pro-

    a) Primera fase de la guerra.En Panam se alzaron en Na-

    t y Arra jn teas revolucona-

    rias.

    (5) SOLER Ricaurtc: Formas ideolgicas de la Nacin Panamena. Editorial UniversitariaCentroamericana. 4a, Edicin Costa Rica 1972, P. 54

    (6) SOLER Ricaiirte. (lp. Cit. p. 58

    32

  • El General Rafael UnbeUribe, periodista y fervoroso li-beral, partidario de la lucha ar-

    mada desde las columnas de superidico "El Autonomista" in-flamaba con su pluma a los j-venes panamenos. Ya iniciada lacontienda en El Cauca, visitPanam en su ruta a CentroAmrica.

    "Era el General Uribe Uribe

    hombre de virtudes excelentes eilustracin poco comn y todaslas cualidades del hombre deci-dido y de accin. Por ello se leconsidera el paladn de la reivin-dicacin de nuestros derechos

    arrebatados en 1885. De ahque la idea de alcanzar por me-

    dio de las armas el triunfo delpartido calaran hondamente enel espritu de las masas y de lajuventud que engrosaban la granmayora del liberalismo locaL."(7)En Centro Amrica estuvo

    gestionando ante los gobiernos

    de Guatemala y Nicaragua sucolaboracin para la guerra co-lombiana en dinero y armas. En

    estas gestiones colaboraba conl, el Dr. Belisario Porras, joven

    istmeno doctorado en leyes enBogot y liberal desde siempreque actuaba en los pases n'n'troamericanos como a~('nl(: dela revolucin.

    En la ciudad de Pan;i ni::i seeitaban "El Aspirante" v "El

    Criterio" ambos liberales. Sus

    artculos se reproducan a mi.megrafo y eran repartidos paramayor circulacin por jvenes li-berales.

    A fines de 1899 haba cona.

    tos de levantamientos y comen-

    zaban a pasar peripecias losliberales dentro de la ciudad porla falta de armas y de fondos

    para obtenerlas. El General Do-

    mingo de la Rosa a su regreso

    de Colombia narr al Dr. PabloArosemena el sentir de los jefesliberales que iniciaban la revolu-cin en El Cauca.

    El Dr. Aroscmena se opuso alproyecto de iniciarla en el Istmodada la falta de preparacin de

    que adolecan.

    En marzo de 1900 desembar-c cn las playas de Chiriqu laexpedicin libnal que encabeza-

    ba el Dr. Porras.

    Nombrado por el directoriodel Partido Liberal Jefe Civil yMiltar del Departamento de Pa-

    nam, se tomaron David. Porrasnombr a Erniliano Berrera co-mo J de de Operaciones de suexpedici n.

    Emiliano Berrera era un malestratega, desconoca el terrenopor completo, y como colofnse le despcrtaron celos terriblescon tra el Dr. Porras lo que lo

    haca vivir al acecho de cual-

    quier oporttmidad para torcerlos planes de ste y desconocer

    su autoridad.

    (7) DE LA ROSA, Domingo, Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Ba-rranquila. p_7

    33

  • Al mando de las tropas con-servadoras estaban los Generales

    Carlos Albn y Vctor ManuelSalazar.

    Lemaitre nos bosqueja la per-sonalidad de Carlos Albn "co-mo un poeo extravagante, va-liente, y sin duda un hombre su-perior tanto por su ilustracineomo por su genio polifacticoy verstiL.

    Salazar era, en cambio, laprudencia personificada y su va-lor como soldado tena el doblemri to de la modestia y la sen-

    cillez." (8)

    Estos breves perfiles debemostenerlos siempre presentes, yaque la personalidad de los jefesde esta contienda nos darn en

    gran medida la clave de losacontecimientos que habran de

    desarrollarse.

    Obviamente toda gestinacordada por Porras y su estadomayor estaba sujeta a la inter-pretacin subjetiva y emotiva desu Jefe de Operaciones. El nuli-ficaba cualquier estrategia porfinamente hilada que estuviese,ciegamente guiado por los celosY por las diferencIas ideolgicasmencionadas.

    En cambio, en las filas con-servadoras a mb os generales,Albn y Salazar se acoplaron a laperfeccin supliendo el uno elarrojo necesario en el combate yel otro la prudencia indispensa-

    ble para prevenir una temeridad.

    (8) LEMAITRE, Eduardo Op. Cit, p. 283

    34

    En el bando conservador iodas

    las figirras eran colombianas (nopanameas ).

    De David iniciaron los revolu-cionarios su avance por el inte-rior del pas. En realidad, el go-bierno centrano conservadorconcentr su esluerzo militar endefender la zona canalera,oponiendo resistencia menor enel Interior. Sin encontrar resis-tencia avmizaron hasta Aguadul-ce, donde lograron su siguientevictoria al tomar la plaza trasbreve lucha. La popularidad de

    Porras aumentaba al tomar me-didas de beneficio popular comola eliminacin del impuesto de

    degello y de la sal permitiendocon esto al campesino sin recur-sos una mejor alimentacin.

    . De Aguadulce pasaron a Cha-me donde eslablecieron su cam-pamento.

    Ya estaban los revolucionariosen las goteras de la ciudad. Al

    ver desde la perspectiva histricael desarrollo de estos aconteci-

    mientos nos detenemos ante va-rios interrogantes que van pocoa poco delineando respuestas.

    Por quc se enzarz el Istmoen esta lucha cuando tradicio-nalmente se apartaba de las con-tinuas contiendas que sacudan

    a Colombia"

    Quines de los seguidores po-pulares entendan cabalmente laideologa liberal?

  • Cules de nuestros campesi-

    nos y habitantes de las ciudades

    agrcolas y ganaderas eran capa-

    ces de encontrar la resonancia

    interior que producan en Be-lIsario Porras los trminos"godo" y "filbustero". Hoy enda se dira "mercenario".

    Qu buscaban los panameosal segur a Porras?

    Qu signific en el devenirhistrico la guerra que iba to-mando cuerpo?

    Veremos ms adelante sus res-puestas.

    En Chame como en Aguadul-ce se sinti en los campamentosel efecto del no profesionalismo

    de los componentes volwitariosde la tropa. El alcohol, el ocio yel difuso significado de los pos-

    tulados de la revolucin traj olaxitud e indisciplina en la tro-pa. Esto, aunado al evidentedistanciamiento entre el ms al-to comando era motivo de ver-dadera preocupacin.

    Nos cuenta el Dr. Porras:"En las relaciones de Herreraconmigo se vea ya que habalaguas, soluciones de con-tinuidad, pero yo no me dabacuenta de ello, ni percibaquines de los que me rodea-

    ban podan fomentar divisio-nes entre l y yo." (9)

    "En Aguadu!ce y Nat recru-decieron los incidentes spe-

    ros entre ambos. Al mismotiempo que hua o se aparta-ba de nosotros se le veaatraer solcito a todo oficialdescontcnto; pero sin podcr

    reprimir, por otra parte, su

    invencible enojo contra losque me mostraban adhesiny simpata: chocaba con ellosy los alejaba, consiguiendo

    slo anarquizar, desunir elEjrcito, creando una lnea

    divorcial entre l y yo." (10)

    En estas circunstancias la ela-boracin de una estrategia paraalgo nimio es difcil, ahora paraalgo tan delicado como era latoma de la capital que cotleva-ba si no el inminente triunfo li-beral en Colombia, algo tan se-rio y complejo como la separa-cin del Istmo de Colombia.

    As:

    "La sorda rebelin de Herreradaba pbulo indudablementea las maquinaciones de la dis-cordia. En Chame se ve anuestra situacin cargada de

    rivalidades y amenazas. Habamuchos oficiales desconten-tos." (11 ) "Al principio se

    crea en m como en un

    (9) PORRAS Belisaio. Memori de la capaas del btmo. Imprenta Nacional. Panam1922. p. 205

    (lO) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 217

    (11) Ibid. p. 218

    35

  • orculo, todo obedeca a mipensamiento; todo reciba elimpulso de mi voluntad, y yaen esa poca, con cualquierprctcxto se comentaban mishumanas fallas y se desconfia-ba de mi acierto."El Doctor Porras era miltante

    liberaL. Berrera era militar. Estotraa un doble prisma de enlo-que a las decisiones de combate.Porras pelea por el poder polti-co, no por la destruccin deaquello sobre lo cual se desea

    ejercer ese poder."La guerra es siempre una lu-cha armada, mas el objetivono es siempre la matanza. Laconsideramos como un artede inteligencia y de audacia,

    de ardid -a la vez que de fuer-za, en el que prepondcra el

    contingente de la primera a

    medida que progresa ms. Lavictoria misma que corona unataque o una resistencia no lacreemos sino un medio. El fines otro; colocarse en aptitud

    de dominar al enemigo, o re-ducido, si es posible sin

    combatir, sin sacrificar un so-lo hombre, sin perder un soloelemento de los que po-seemos." (i 2)

    El ejrcito se enriqueca en

    hombres que llegaban al campa-

    mento diariamente, desde P..na-m, Taboga, Chorrera, del Da-rin.

    Regresaba tambin de Nicara-gua el incansable Eusebio A.Morales a bordo del barco "Mo-motomb o" con armamento,contingente y jefes.

    "El armamento fue transpor-tado a la lnea de batalla por

    los indios de las montaas deCocl comandados por Victo-riano Lorenzo, quien pactesta ayuda con Porras a cam-

    bio de ciertos ofrecimientos,

    tales como redimidos delinicuo pago de diezmos y deotras cargas que pesaban ansobre ellos como resabio delos encomenderos de los tiem-pos coloniales." (13)

    Entra por primera vez a esce-na el "Cholo Gucrrilero", Vic-toriano Lorenzo, figura muy dis-cutida en la actualidad.

    Era Gobernador de los indiosde "La Trinidad." Cules eranlos propsitos que lo llevaban a

    colaborar con la revolucin "res-tauradora"?

    Victoriano era un cholo enarmas, uno de esos pobres cho-los ignorantes, oprimidos por elfeudalismo panameo.

    (12) Ibid. p. 279

    (13) CARLES Rubn D. Vktoriano Lorenzo. Editorial Litogrfica. Panam 1966, 2da.Edicin P. 25

    36

  • "La revolucin liberal de lostres aos le abri una senda

    inesperada y el Cholo histri-co se arroj a ella. Por qu

    tom el Cholo Victoriano Lo-renzo el fusil del guerrilero?Por qu le siguieron las cho-ladas y las indiadas? Porque

    en Victoriano Lorenzo se vean

    e identificaban. Todo caudi-

    llo, todo conductor, se ha di-cho, es una respuesta personal

    a una interrogacin colectiva.El indio y el cholo coc!esano

    avistaban en Victoriano Loren-zo producto telrico comoellos, la posibilidad de evadir-

    se de su miseria y de recon-

    qwstar, no la libertad meta-

    fsica que no podan vislum-brar ni comprender, sino latierra que un da no tuvolmites para sus plantas. En

    Cocl como en Veraguas, tu-vo el gamonalismo feudad pa-

    namec) su ms hosca facciny ms durable arraigo."Fue all una realidad casi has-ta i 903, quizs hasta despus,el gamonal dueo de vidas yhaciendas. El indio y el cholo

    vieron a sus iguales ajusticia-dos por el amo en castigo defaltas contra la intocabilidad

    del feudo. La cerca era para

    ellos el smbolo concreto y

    asequible de su opresin. Elganado del amo, un intrusoque les expulsaba de sus lade-ras y valles. Por reaccin na~

    tural, elemental, instintiva

    quemaban las cercas y mata-ban el ganado. La "candela"

    era un instrumento libertador.Toda esta fuerza geolgica,

    toda esta protesta primaradel hombre oprimido nutri ye nardeci las guerrilas deVictoriano Lorenzo. Ni ste

    ni alguno de sus secuaces ha-

    bran podido ofrecer una ex-plicacin doctrinal de su in-surgencia. El hombre comn,horro de infecciones retricas,no analiza apenas sus necesi-

    dades. Las siente, las vive yacta bajo su determinacin.

    No sabe tal vez a dnde va,pero s que hubo de empren~

    der la marcha y la contina

    con ansia finalista." (i 4)

    Evidentemente su ideologano era liberal. Era una esperanzade cambio, de obtener algunos

    beneficios tan escamoteadossiempre a los indios. En su pri-mer trabajo pide a cambio loms elemental. Suprimir losdiezmos.

    Ya con armas el ejrcito avan-za.

    "Se traz la estrategia. Partedel ejrcito ira de Arl'aijn aCocol, Miraflores y Corozal

    hasta encontrarse con un con-tingente que vena de Chepoen Perry's Hil al mando delGeneral Emiliano Herrera.El Dr. Porras ira en la flotillahasta las playas de La Boca,

    con el fin de subir el Cerro

    (14) DE LA ROSA Digenes. Eniiyo. Vario.. Editora lstmea. Panam. p. 84

    37

  • Ancn y asaltar la ciudad alda siguiente." (15)El Dr. Porras nos dice:

    "En la Chorrera, el 1 7 de ju-lio nos reuniremos en Consejode Guerra para acordar elplan de ataque finaL. Por lovisto, pues, Panam no tieneacceso por el lado de tierrasino por una estrechura de700 a 800 mts. Fuera de stano queda, hallndose sobreuna pennsula, sino el marque la rodea por todos lados

    casi. Habiendo estudiado de-tenidamente los mapas de laciudad y sus alrededores, pro-puse asaltar la ciudad ennuestros botes, por los lados

    de Farfn. El grueso del ejr-cito avanzara por Arraijn,en seguida a Cocol y al acCl-carse a la va fcrrea cruzara aMiraflores, seguira luego aCorozal y se apoderara desus lomas. De Corozal ocupa-

    ran otras lomas hasta la mar,Cangrejo, Bella Vista yPerry's Hil. Mientras 300hombres ocultos en Farfnaguardaran el aviso para ata-car por la noche la cosla.Por la Boca y Barraza. Subir

    con sigilo al Cerro Ancn yatacar por detrs en la ma-

    ana al enemigo en la estre-chura y favorecer la entradade los aparentes atacantes de

    las lomas." (16)

    (15) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 292

    (16) PORRAS Belisario, Op. Cit. p_ 295

    38

    Al Uegar Rertera a Corozaltiene lugar la ms flagrante de-sobediencia de Berrera, ya quese apart de 10 aprobado por elconsejo mayor y atac dos das

    antes de lo convenido inicindo-se as un desencadenamiento desucesos que tenan que desem-

    bocar en iragedia.

    Herrera atac y venci. Pero

    no persigui a sus enemigos en-

    tre los cuales iba el propio Ge-

    neral Albn. Perdi dos das

    ofrecindo capitulaciones de Pa-

    nam y Coln a Albn dndoletiempo a reorganizarse. De ha-ber atacado Panam la hubieratenido sin resistencia algua.

    El estado de pnico nos lodescribe el General de la Rosa

    as:

    "Tras la derrota en Corozalen vista de la entrada inmi-

    nente a la ciudad por los libe-rales la plana mayor del con-selVatismo y los jefes superio-res encargados de la defensa

    de la plaza se apresuraron a

    abandonar sus puestos y serefugiaron en las naves mer-

    cantes surtas en las aguas de

    la Isla Flamenco. El General

    Herrera envi a la ciudad con-

    minacion de rendimiento.Albn y Salazar pasaron gran-des aprietos pues su posicinera muy dbiL. Pero negaronrendicin. Segundo error deHerrera fue perder dos das

  • yendo y regresando de la ges-tin de rendicin cuando sihubiera atacado la ciudad hu-biera cado irremediablemen-

    te." (1 7)

    As las cosas, los destacamen~tos que deban ir por mar hastaLa Boca que haban quedado en

    Farfn a rdenes del Dr. Porras

    hacan preparativos. Pero tam-bI(~n cometieron dos crasoserrores:

    "Un barco, El Gaitn, aban-

    don la playa sin rdenes ytraa un velero a remolquecuando se oyeron caonazosdesde las Bvedas.

    Gran imprudencia cometidapor los nuestros. La sorpresa

    del ataque se haba perdido.."( 18)

    "Avistando el gobierno delataque por mar el enemigo noces de disparar con su gran

    can." (19)En tretanto, Herrera asume

    otro papel que sella la suerte delos restauradores:

    "Herrera haba trocado supapel por otro muy distinto;su impetuosidad de antes delcombate se haba convertidoen moderacin tras la victo-ria. No quera forzar, con-

    quistar, emplear la violencia

    para entrar a la ciudad, sino

    (17) DE LA ROSA Domingo. Op, Cit, p, 76(18) PORRAS elisaio. Op, CiL p. 295

    (19) PORRAS elisario. OP. Cit, p, 306

    (20) Ibid. p. 307

    (21) Ibid. p. 310

    entrar a ella como amigo a re-cibir los lauros, en virtud deuna entrega oficial: renuncia-ba a su actitud batalladora de

    guerrero y se asentaba en elsiln del magistrado; envaina-

    ba la espada y empuaba lapluma.

    "Entregue usted incondicio-nalmente -haba dicho- lasplazas de Coln y Panam ytoda nave, puerto o ciudadocupada por la Regeneracin'y el otro haba hallado las

    condiciones duras." (20)

    Dispuesto a destruir el Inte-rior pero no a daar la Ruta-no era panameo- (para losinterioranos, la capital es un en-

    clave colombo-extranjero).

    Como colofn en Farfnocurra:

    "El General.J os Cicern Cas-

    tillo hizo en Farfn un simu-lacro de batalla al aire libre,ensayando la toma del CerroAncn, a la vista de la ciudadque los miraba tranquila y ca-llada, frente a nosotros, y pa-

    reca animarse y mirarnosalelada y triste, sus torres em-pinndose para vemos bien yconvencerse del sainete pere-grinamente ridculo que se es-taba represenlando," (21)

    39

  • Sc recibe entonces la visita deun emisario de Herrera:

    "El Coronel Carlos E. J arami-llo emisario de Herrera trajolas noticas de Coroza! y la so-licitud de rendicin y una soli-citud para que Porras le envia-ra las tropas con las que Porrasdeba atacar por La Boca parareforzar su ataque a la ciudad.

    Porras se neg. El GeneralSimn Chaux intervino a favorde Herrera, y ante la negativa

    de Porras exclam: --"Puesbien doctor, IIerrera atacar

    maana a la ciudad y si lohace sin las fuerzas que usted

    retiene aqu y es rechazado,

    usted y no otro ser el res-ponsable. "

    Ante 10 cual Porras declin ysometi su opinin a la dc

    sus colegas preguntndoles:

    Creen que voy errado y quie-rcn que cambie de camino?Lo har de tal modo sacrifi-cando mi opinin pero repi-tiendo que vamos al desastre.De los amigos presentes EUse-

    bio A, Morales que siempreestuvo identificado con Po-

    rras dijo: S, creo que usteddebe poner las fuerzas a rde-nes del General Chaux para

    que se les lleve a Herrera."

    Mendoza dijo: "Mndalaspues". Icaza guard silencio.Dos horas despus quedabanen Farfn con un 6'1UPO de

    (22) Tbidem. p. 3 i 1

    (23) DE LA ROSA Domingo. Op. Cit, p. 86

    40

    oficiales y emplcados y conlos restos del llamado Bata-

    lln Panam. El Gaitn y La

    Cisterna bajo el mando deChaux haban salido del este-ro en direccin a la Boca de

    la Caja en va al Campamentode Perry's HiU." (22)

    Parten las tropas en los dos

    barcos, pero dado el aviso impru-dente de los revolucionarios enFarfn al gobierno, no pudieronllegar a la direccin propuesta

    por encontrarse reforzada.

    Se dirigen entonces a PeaPrieta.

    "Las fuerzas fueron avistadas

    desembarcando y los fue a re-cibir el General Salazar. La ba-talla fue cruenta. A medidaque avanzaban iban quedandomuchos tendidos en la playa yel mangle, muertos o heridos."(23)

    Amaneca y no se iniciaba elataque. Lo inaudito result serque Herrera atacaba a la luz ple-na del soL. Haba comenzado aretumbar el fuego y ya no ces

    ms.

    "Con ms de i ,000 hombres ysu Estado Mayor en Perry'sHil se inici el combate cn lamaana del 24 de julio. Lasfuerzas del gobierno se vieron

    cm pujadas a sus trincheras pe-ro desde ah causaron granmortandad en los revoluciona-

  • nos que peleaban gallarda-mcntc a pecho descubierto.Uno tras otro entraban los ba-tallones a la siega imperturba-ble de la muerte." (24)La tragedia continuaba y los

    resultados, a lo lejos, eran ob-

    vios:

    "Al medio da la situacinera la misma pero en la tardecuando ya el sol se hunda enel ocaso solo retumbaban loscaones. Sus rugidos eran l-gubres y para nosotros era cla-ro que el enemigo se mantenafirme en sus trincheras y quelos nuestros no haban podidoentrar a la ciudad. Si no, porqu ese incesante estallido delas bombas? Por qu ces elruido de la fusilera cuando

    una vez dentro de la ciudad

    la lucha tendra que ser cuer-po a cuerpo?A prima noche no nos queda-ba ms que ir a constatar lacatstrofe. Por el plano incli-nado de un abismo Herrera ycuatro o seis ms de sus par-tidarios hab an estado arras-trndonos y aunque habamosresistido firmemente, soste-nindonos cuanto pudimos,agarrndonos de lo que en-

    contrbamos, habamos cadopor fin y itodo estaba termi-

    nado! En un momento de des-pecho me haba quedado enFarfn significando as mi rc-

    probacin, mi protesta acercade los autores de tan tremenday forzada desgracia; pero aho-

    ra, cuando la rabia impotentese suceda al dolor debamos

    ir al Campamento a ver si po-damos servir de algo, comoquien da una mortaja paraencubrir la verguenza de lairreparable desventura, frutode obcecados errores." (25)Todo estaba terminado."La revolucin haba fracasa-do en su intento de tomar lacapital; y aun cuando el Dr.Porras tom el 25 las dispo-siciones para un nuevo ataque,por mediacin de los cnsulesse lleg a un armisticio y final-mente los jefes liberales acep-taron una capitulacin el 26,influyendo en la decisin lallegada del General CampoSerrano a Coln, con 1,000hombres de refuerzo para elgobierno, de Barranquila."(26)

    y se consum la pesadila. Enslo cinco das se haban destrui-do sueos de aos, preparativos,vidas valiosas sin cuento. La ba-talla del Puente de Calidonia pa-saba al juicio de la historia comoun absurdo holocausto construi-do por pequeas pasiones y gran-des errores.

    qquidada la invasin del Ejr-cito Restaurador en el Puente de

    (24) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

    (25) PORRAS Belisaio. Op. Cit. p. 314(26) SOSA Juan B. y ARCE Enrique J. Op. Cit. p. 298

    41

  • Calidonia el 26 de julio de 1900,sUs jefes se dispersaron en todas

    direcciones: Porras, Mendoza,

    Eusebio A. Morales partieron pa-ra Centro Amrica. Pablo Mora~

    les, Chaux, Ramrez, Toledo yEmiliano Herrera se dirigieron aTUmaco. No As Victoriano Lo-renzo. Los indios presurosos re-cogieran las armas de los cados

    y regresaron a sus montaas.

    Ocurra entonces en Colombiaun movimiento en el seno delpartido conservador.:

    "Derrocan al gobierno nacio-nalista de Sanclemente siendopresidente el Vice-Presidente

    Marroqun. El General Albnfue nombrado Jefe Civil y Mi-litar de Panam.

    "Pasada la espectativa sc reini-cIaron en e! Istmo las escenas

    de sangre, con la diferencia dcque la guerra regular fue reem-plazada por el sistcma de gue-

    rrilas. Desde el Daricn hastaBocas del Toro los indgenas

    fueron armados y capitanea-dos por Victoriano Lorenzo.

    "El gobierno tuvo que mante~

    ner constantemente tropas pa-ra devolver la paz a esos pue-

    blos vctimas de las demasas

    de los contendores." (27)

    Se iba sellando la suerte delIstmo por giros insondables de!destino, cuando comienzan aconcatenarse situacioncs y perso-najes. Colombia se destrozaba in-

    (27) Ibidem. p, 299

    (28) PORRAS Bclisario. Op. Cit. Introduccin p. x.

    42

    ternamente y nos arrastrabainexorablemente al fondo de su

    abismo.

    Belisario Porras se defiendeas:

    "La revolucin liberal de Co-lombia que crea contar conmuchos y muy prestigiososconductores, no tuvo propia-mente hablando, un jefe, estoes, una espada que sumara to-das las aspiraciones del parti-do.Las emulaciones dieron origenal desconcierto completo.

    La revolucin, arrastrada porun vrtigo devastador lleg alextremo de juzgar indispensa-ble destruir algo, ya que impo-tente haba sido para acabar

    con el adversario. No tenien-

    do laureles que disputarse se

    lanz al rostro el lodo de lasderrotas.Los partidos en desgracia son

    implacables consigo mismos.

    Si no pueden arrancarse las en-traas se despedazan las hon-

    ras.

    Sin el franco, decidido, leal yoportuno apoyo con que secontaba para triunfar, el xitono acuda al llamamiento delos combatientes; en cambio

    la desgracia los persegua, el

    monstruo de la anarqua, deldesconcierto: de ah el desas-tre moral y material del libe-ralismo" (28)

  • El Istmo en lo internacional

    Los Estados Unidos se desarro-llaban como una gran potencia.Con la expansin del pas haciael oeste era de creciente impor-

    tancia conseguir un medio paramanejar adecuadamente el co-mercio entre las dos costas y

    consolidar la expansin ganada

    previamente a travs de guerras,tratados y compras.

    El Tratado Clayton-Bulwer es-taba en el camino de estos pla-nes e Inglaterra no tena ningninters en abrogarlo. Fue nece-

    sario esperar la coyuntura his-trica de la Guerra Bocr en la quese enzarz Inglaterra y la apertu-ra de los comercios asiticos a

    travs del Canal de Suez desde

    1869, y para el dominio de loscuales Inglaterra deseaba a Esta-

    dos Unidos como aliado en la po-ltica de puertas abiertas.

    Dominando Gibraltar, despusSudfrica y Suez, Inglaterra seconcentr en la poltica medite-rrnea, retrocediendo en el Cari-be.

    Estas circunstancias hicieronque Inglaterra perdiera intersen conservar una posicin enAmrica Central y se mostraraanuente a revisar el Tratado. Des-pucs de elaboradas negociaciones

    en las que la posibilidad de laruta de Nicaragua era la favorita,el 18 de novicmbre de 1901 se

    firm el Tratado Hay-Pauncefote

    (29) DUV AL Miles, Op. Cit. p. 160

    (30) lbidem p. 164

    en Washington. Qued EstadosUnidos libre para proseguir supoltica del CanaL. La idea del ca-

    nal tomaba forma definitiva.

    Se inicia entonces la lucha porlas ru taso

    Desde finales de 1888 la apa-ratosa quiebra de la Vieja Com-paa del Canal Interocenico ha-ba sacudido con sus ltimas con-secuencias financieras a Francia

    y el proyecto qued convertido

    en una zanja a medio terminar ychatarra.

    Buneau Varila que haba esta-do trabajando como .J de de laCompaa de Excavacin deCulebra fue relevado de responsa-bilidades en su actuacin.

    "No obstante, al tencr que em-pezar una nueva vida, conser-v los objetivos ms importan-tes: la restauracin de la gran-deza real de De I,esseps a losojos de Francia y la prosecu-

    cin de "la gran idea" hasta suxito finaL." (29)

    Es accionista de la NuevaCompa a del Canal de Panam ydemostr ser un negociador au-

    daz que aprendi muy tempranoel arte de manejar negociaciones

    dif ciles "con hombres situadosen posiciones importantes y en

    desarrollar esa "perspicacia intui-tiva" y arrojo caracterstico que

    usualmente marcan verdadera-mente al lder victorioso de cual-quier movimiento." (30) Paso a

    43

  • paso va inclinando la opinin sc-natorial y presidencial de EstadosUnidos por la ruta de Panamdesplazndose con rapidez felina,valindose de lo que fuera nece-sario para la consecucin de suspropsitos.

    El 26 de abril de 1900 Colom-bia otorgaba a la Nueva Compa-a del Canal una extensin a suconcesin hasta 1910. La situa-cin poltica y econmica de Co~

    lombia est en los lmites de 10

    amorfo y agnico. Graves aprie-tos financieros, absoluta falta de

    decisin en gobiernos desgarra-

    dos por las luchas de liberales yconservadores hacan de Colom-bia un pas de gobiernos dbiles,caducos, carente s de estabilidad,de control de decisiones al pun-

    to que hubo hasta una tenden-cia a "vender el Istmo a los Esta-dos Unidos." El propio Istmoera escenario de la lucha con He-rrera y Porras en armas en la des-garradora guerra de los mil das.

    En este contexto, la negocia-

    cin se convirti en un proyectointerimperialista entre Estados

    Unidos y Francia a espaldas deColombia y Panam que eran laspartes afectadas, ya que al de-

    mostrar Marroqun su incapaci-dad de efectuar el traspaso de laconcesin francesa a EstadosUnidos, los franceses decidieron

    tomar el asunto directamente ensus manos.

    Comienza a mencionarse aaltos niveles el secreto a voces dela decisin que va tomando cuer-po en los istmeos de indepen-

    44

    dizarse y negociar directamentc

    con Estados Unidos si no se llegaa concretar un tratado.

    b )S~:ncla fase de la guerraAl cumplirse ao y meses de

    finalizada la tragedia del Pucntede Calidonia lleg a San Carlos

    una fuerza expedicionaria enca-

    bezada por el General DomingoDaz.

    El contingente cruz el Istmo

    y sorpresivamente tom Coln.

    Albn los venci en sangrientoscombates en Emperador, San Pa-blo y Buenavista. Coln capitul

    el 28 de noviembre de 1901cuando intervino el comandantedel crucero Iowa anclado en laBaha de Limn.

    Obsrvese que para esta fechaya el Senado de los Estados Uni-

    dos haba aprobado la Ley Spoo-ner y las negociaciones para la

    construccin del canal estn en

    fase embrionaria. Es entonces

    cuando ocurre la intervencin delos marines en 1901. Desde 1885cuando el incendio de Coln nointervenan. En 1899 desembar-caron en Pedregal tras el arribode Porras "para proteccin desus nacionales." Se retiraron y notuvieron ninguna actitud adicio-nal mientras Porras avanzaba vic-

    torioso por el Istmo.

    Pero en 1901 la situacin eraotra. La hegemona de EstadosUnidos en las negociaciones eraevidentemente de mayor enver-gadura. Era del inters norteame-ricano el control sobre el Istmo.

    Necesitaban la paz en la regin

  • amparados en el mantenimientode la zona de trnsito durantelas negociaciones las cuales pro-gresaran ms satisfactoriamentepara ellos si los liberales eran

    aplastados.

    Bajo la direccin del Almiran-te Casey fue ocupada la zona de

    trnsito y las vejaciones a las tro-pas colombianas hirieron profun-damente el orgullo colombiano.Los Estados Unidos no estabangarantizando la soberana de Co-

    lombia sobre el Istmo. Velaban

    por sus propios intereses y eneste momento crtico de las ne-gociaciones la intervencin en elIstmo tuvo gran influencia y lascondiciones cambiaban con rapi-dez.

    Los mtodos del AlmiranteCase y levantaron una oleada de

    indignacin en Colombia lo cua!afect severamente las negocia-ciones llevando el incidente a larenuncia del Dr. Concha comoMinistro de Colombia en EstadosUnidos.

    La capitulacin de Coln fuefirmada en la cubierta del buquede guerra norteamericano Marie-

    tta.Luego de esta victoria, el Ge-

    nera! Albn orden la persecu-cin del indio Victoriano Loren-

    zo al Coronel Sotomayor. Este

    orden la quema de varios ran-chos y los indios dieron el gritode guerra que reson por lasmontaas circunvecinas.

    (31) CARLES Rubn D. Qp. Cit. p. 34

    "Si en verdad a Viclorianole atraa la milicia y la vida

    de aventuras de los revolu-cionarios, an no entenda nile apasionaban las razones de

    la lucha armada que movana las huestes liberales. Los cho-los no tenan un concepto cla-ro de la ideologa, pero ellos,al igual que las clases sufridasy trabajadoras sobre las que

    pesaban toda clase de grav~

    menes, sin privilegios socia-les, se denominaron liberales. "(3 i)

    Los capitanes PatIo y Norie-ga, remanentes del fracaso delPuente de Calidonia, al notar larelevancia de Victoriano y viendoen l una esperanza para la causaliberal tan mal parada, llegaron alas montaas con sus contingen-tes y se unieron a las tropas de

    Victoriano.

    "Sin embargo, los recin llega-dos no pudieron entendersecon Victoriano, quien aunquehaba reconocido la jerarquade Noriega obraba a su antojosin dejarse supeditar por losjefes revolucionarios que aca-

    baban de arribar a sus domi-nios en las montaas de Co-d. A Victoriano se le acusde crueldades. Lo cierto es queera odiado por aquellos quereciban vejmenes y cuandohubo que tomarse represaliasninguna vctima fue ms pro-picia que el Cholo Victoriano

    45

  • que era la representacifm ge-

    nuina de su raza." (32)

    "El rompimiento de Noricga y

    Victoriano ocurri. El cholo

    no entenda otra manera dehacer la guerra que guerrean-

    do. Dc all parti su resenti~

    miento y sospcchas hacia No-

    riega quien no estaba colocadoen igualdad dc condiciones a

    las CIe Victoriano, a quien sehubiera fusilado sin previo

    juicio en el caso de caer pri-

    sionero." (33)

    En los primeros diez meses de1901 hubo en el Istmo una seriede combates entre los que sobre-salieron los Tres Picachos, cerca

    de Ol, Santa F que termincon la retirada de los gobiernistasy Gago en el distrito de Penono-m. En todos estos combatesvenci Victoriano y su tropa.

    VIctoriano se toma Penonomcy entonces envi por el Dr. Po-rras que desde la finalizacin dela tragedia del Puente de Calido-nia se hallaba exilado en Costa

    Rica.

    Este vino con Manuel Quinte-

    ro Vilarreal y Carlos Mendoza

    por la vieja ruta de trnsito con-

    trabandista de Codc del Norte amediados de octubre.

    Al frente del ejrcito, Porras y

    Victoriano pusieron sitio a Agua-dulce pero fueron sitiados a suvez por Albn.

    (32) Ibidem p. 4)

    (33) Ibidem. p. 43

    46

    No haha transcurrido un mesdel somctimiento total de los ex-pedicionarios del General Domin-go Daz cuando una nueva inva-sin ms numerosa y mejor equi-pada llega a la Baha de Bcaro,Tonos el 24 de diciembre de1901 al mando del bizarro Gene-ral Benjamn IIerrera.

    Estratega e intrpido soldado

    de accin, enrgico, de mirada

    aquilina, valiente, macizo confama de no tolerar en sus filashombres viciosos ni miltares sinhonor.

    El General Alhn tena enton-ces dos problemas gravcs. Victo-riano Lorcnzo en las montaas

    de Coclc y a Benjamn Herrera

    en Tonos.

    As la situacin desembarcael Ceneral Benjam n Herrcra ini-ciando la tercera y ltima etapade la guerra,

    Sus subordinados tenan ver-dadera devocin por L. Fue cs-parciendo su dominio tanto porAzuero como por Chiriqu. En-tonces propuso Heflera a Albnun canje de prisioneros.

    "Cuando los presos liberalcsllegaron a Tonos traan todaslas novedades importantes dela capitaL. Se enter as queAlbn se hab a apoderado del'L,autaro'. El General Albnestaba a bordo.

  • De repente, Albn que no dis~tingua al Padila sinti el ca-onazo bajo la lnea de flota~cin y una granada que cay

    a sus pies lo destroz." (34)El Padila vir de redondo y se

    alej. La conmocin que produjola mucrle de Albn fue cnorme.

    Salazar fue nombrado en sureemplazo; y desaparecido el pe-ligro marino, Herrera fue en auxi-lio de Porras que se encontraba

    pasando dificultades en Aguadul-ce.

    En esta guerra la posesin deAguadulcc era de vital importan~cia. Estando cn la mitad del Ist~mo, poseer csta plaza significa-ba poseer AzuelO y Chiriqu, conriquezas agrcolas y centros po-

    blados de importancia.

    La intervencin de Berrera enesta ocasin es conocida como su"primer Aguadulce,"

    "Un mes bast para ceirse es-te nuevo laurel y no obstantehaber tenido muchsimas ba-

    jas puso prcticamente en fugaal General Castro y obtuvo uncuantioso parque en la escapa-da.

    Berrera ya no tena enemigos

    en el Istmo. Desde el ferroca-rril hasta la frontera con CostaRica era suyo." (35)

    Ocurre entonces la coyunturafatdica del Istmo. Tras la muer-

    (34) LEMAITRE Op. Cit. p. 287

    (35) lbidem. p. 290

    (36) lhidcm. p. 292

    te de Albn, Herrera haba cruza-

    do cartas con Arjona, J de Civil ymilitar interno de la plaza:

    "Haciendo proposiciones deneutralizar en la contienda lasciudades de Panam y Coln yabogaba por la soberan a, laintegridad y la dignidad de la

    patria, frentc a la intervencinamericana. Arjona contest:Conforme al Tratado de 1846entre el gobierno de NuevaGranada y Estados Unidos, s-te ltimo tiene el derecho de

    garantizar positiva y eficaz-

    mente la neutralidad de las dosciudades y de la va con la mi-ra de que en ningn tiempo

    sea interrumpido o embaraza-

    do el libre trnsito de uno aotro mar. Y si esto es as nopuede privarse al gobierno, le-gtimo representante de la so-berana nacional del derecho

    que tiene al concurso de aque-

    Ha nacin cuando Hega comoha llegado ya, el caso que

    contempla el referido trata-do." (36)

    Esta era la tragedia que palpi-taba y determinaba la suerte fa-tal del Istmo y que determin lade la campafia de Benjamn He-

    rrera.

    Herrera se retir a David de-

    jando a buen recaudo Aguadu!ce.

    No quera atacar Panam por-que ya el gobierno de Colombia

    47

  • haba solicitado a Estados Uni-

    dos que interviniera e! Istmo encaso de ataque a Panam.

    "Quiso atraer los ejrcitos dePanam hacia el interior. Debi-lit a propsito a Aguadulce ySalazar cay en la trampa.Sobre el 'segundo Aguadulce'

    como se ha llamado esta famo-sa y ltima batalla de Herrcra

    en el Istmo se ha discutidomucho, dndole y negndolcmritos." (37)

    Ocurre entonces 10 inevitable.El gobierno del General Salazar

    trata de restar valor a la victoriade Berrera en Aguadulce mien-

    tras el gobierno reforzaba Pana~

    m y Coln, y consegua un bar~

    co mayor que e! Padila.

    Pero sobre todo, corriendoaterrorizado a solicitar oficial-mente al gobierno de los EstadosUnidos el desembarco de su in-fantera de marina para que man~tuviera libre e! trnsito de un mara otro y para que a Herrera no se

    le fuera a ocurrir, de una vez portodas, acercarse a Coln o Pana-

    m.

    En David, otro factor aflora enlos ejrcitos de JIerrera:

    "Al iniciarse la guerra de losmil das el elemento paname-o no tena ninguna experien-cia en el ejercicio de las armas.Estas diferencias con el ejcrci-to veterano de Berrera y el

    (37) Ibidem. p. 295

    (38) CARLES Rubn D. Op. Cit. p. 79

    48

    nefito voluntario panamefio

    se ponan de manifieslo msen la oficialidad que en la tro-pa pues los panameos no ha-b an ganado su posicin pormritos militares sino por su

    capacidad de mando o adhe~sin a la causa liberaL. En este

    plan de apreciacin siempre

    los centranos llevaban la pri-maca y las distinciones de lajefatura de la guerra lo que

    motivaba un permanente gra-do de inconformidad de losque hacan mritos para mayo-res reconocimien tos sin lograralcanzarlos y por lo tanto se

    consideraban desplazados por

    los de afuera aun en su propioterruo." (38)

    Las figuras se muestran en unejrcito ocioso y falto de metas.

    "En ese momento culminantede su carrera militar Benjam n

    Herrera lleg a tener bajo su

    mando entre e! Istmo y el Cau-ca algo ms de 8,000 hombresy con razn se ha dicho que estal vez el ejrcito revoluciona-

    rio ms grande que caudillo al-guno tuvo en Amrica Latina.Pero de quc le serva aquellafuerza? Adelantarse hasta la l-nea del ferrocarril o atacar lasciudades terminales estrelln-dose contra las defensas de!

    gobierno reforzadas CCli "ma-rines" ya llamados por Marro-

    qun era un suicidio. Reem-barcarse para e! Cauca era la

  • confesin de la inutilidad desu campaa stmica as hubie-ra resultado sta. victoriosa.Organizar una expedicin porel Atlntico donde el gobiernotena dos barcos de guerra yla revolucin ni siquiera trans-portes era un sueo de hadas.

    Adems hab a fricciones ensus fias. Su autoridad haba si-do desconocida por varios ge-nerales y al Dr. Porras lleg

    hasta a condenarlo terica-mente a varios aos de prisin.Por otra parte el Istmo estaba

    totalmente arruinado. El man-tenimiento de aquel enormeejrcito ocioso era material-

    mente imposible." (39)Los nicos caminos que se

    ofrecan al caudilo victoriosoeran: permanecer en su sitio perosin oficio y con muy pocos recur-sos para mantenerse.

    Capitular porque ya surcabalas aguas del Pacfico rumbo aPanam el "Bogot Herrera quesenta los dolores de la patria co-mo los de su partido se avino ala capitulacin.

    Ya Uribe Uribe hab a capitula-do en el Tratado de Nerlandia. Eljefe liberal no lo pens ms y el21 de noviembre de 1902 firmmediante los buenos oficios delalirante norteamericano Silas

    Casey el histrico Tratado delWisconsin celebrado en este aco-razado norteamericano surto en

    (39) LEMAITRE Op. Cit. p. 294

    la baha de Panam con el cualtermin la ltima guerra civil enColombia.

    El Istmo qued postrado. Ter-minaba ya el 1902 y la situacinera atroz.

    "La Regeneracin de RafaelNez destroz de un mano.tn el Estado Federal Istmeo

    y "rebaj al Istmo a la humi-

    llante condicin de territorionacionaL." El exacerbado cen-

    tralismo de la Regeneracinreaviv los sentimientos nacio-

    nalistas de los panameos yprepar las condiciones para

    un alzamiento. La revolucinliberal, de 1899-1902 fue en elIstmo, a ms de un movimien-to poltico, una accin nacio-

    nal contra el centralismo rege-

    nerador. Es posible que la inne-gable preponderancia numri-ca del liberalismo en Panamsea en parte expresin y pro-

    ducto de la oposicin del na-cionalismo panameo al cen-tralismo 'regenerador.' Prue-

    ba de ello puede ser el he-cho de que en ninguna delas regiones colombianas logrla revolucin liberal imponersetan ampliamente como en elterritorio del Istmo. Entre latoma de David, despus delcombate de San Pablo y lapaz del Wisconsin la revolu-cin liberal domin el Istmoy el gobierno conservador no

    ejerca jurisdiccin operante

    49

  • ms all de las afueras de laciudad de Panam." (40)

    El Tratado Herrn-Hay estaba

    en la fase de la estructuracin fi-naL. Se poda preveer lo que serapara el Istmo su implementacin.

    Tras la firma de la paz del Wis-

    consin, se palp que la amnista

    a los jefes liberales se efectuabapara aquellos que eran colombia-nos. A los jefes y oficiales pana-meos se les persigue y exila, seaprehende a Lorenzo. Se aplastaal Istmo y se preparaba el caminoa su total sometimiento a Colom-bia, tras esto, el Tratado Herrn-Hay. La poltica norteamericanase transparentaba. Es por elloque la guerra de tres aos trasun-ta los rasgos ms generalcs de la

    guerra de independencia. Los co-

    merciantes estaban arruinados sinpoder restablecer sus negocios;los hacendados sin una sola respara recomenzar el procreo; aaquellos que pose an fortuna se

    les haba exigido hasta el ltimopeso en contribuciones de guerra;las familias que formaban los po-blados estaban ahtas de la in-quietud y sobresalto que produ-

    can los revolucionarios que cir-cundaban las poblaciones o lostoques de cornetas que impartanrdenes a los soldados para ocu-par sus puestos en las trincheras,

    Tras la firma del Tratado del,Wisconsin los jefes y oficialesdeban entregar armas. Victoria-

    (40) DE LA ROSA Digenes Op. Cit. p. 97(41) CARLES Rubn D. Op. Cit. p. 116

    50

    no Lorenzo, a la sazn en San

    Carlos no entenda las razones deello. Tras la paz firmada a bordodel Marietta haba sido persegui-do y obligado a replegarse a lasmontaas, pero su ejrcito ibaarmado y tena cmo defender-se. Ahora la paz del Wisconsin

    deba semejarle algo parecido.No iba a someterse y dcilmentevolver a la vida de explotacin

    para l y su pueblo. Al ser reduci-

    do por Hellera dijo: "Estoy pre-

    so entregado por Herrera al Go-

    bierno." Se sinti traicionado.Pensemos ahora, si el perdn

    alcanz a los jefes liberales, sien-do Lorenzo un hombre de Porrassi se vuelve a internar en las mon-taas, con su ejrcito en armas, elpeligro de que volviera a llamar aPorras exilado en Costa Rica,como haba hecho en aos ante-riores, continuaba. No resultabaLorenzo un peligro para las nego-ciaciones que ameritaba que Co-lombia eliminara, y a travs de

    ello desconyuntara el movimien-to guerrilero que poda volver a

    alzarse si su 1 der permaneca, yas ase"'lraba el total aplasta-

    miento de los liberales exilado s,sin una cabeza de puente quepermitiera otro levantamiento?

    Al entregar Berrera a Victoriano

    Lorenzo a Salazar y Vsquez Co-

    bo dijo: "Pongo a la disposicinde ustedes este oficial, pero bajola garant a plena del Tratado."(41 )

  • "A lo cual respondi Salazar:

    Ofrezco a usted solemnementeque mientras yo sea Go-bernador de Panam, Loren-zo ser jusgado estrictamente

    de acuerdo con las clusulas denuestro convenio de paz, que

    es para m ley de la Repbli~

    ca." Vsquez Cobo contestde igual manera. (42)

    A bordo del Bogot permane-

    ci Lorenzo hasta el 24 de di-ciembre. Se abrigaba el proyectotrazado de alejar al guerrilero delIstmo y retenerlo en el Cauca

    como una garanta de tranquil-dad en el Departamento de Pana-m.

    "Pero he aqu que por circuns-tancias que nadie ha podidoaveriguar el General Lorenzo,libre a bordo del "Bogot" ba-jo la palabra de honor del Ge-neral Nicols Perdomo, y poralgn torpe consejo o por algu-na trama siniestra prefiri es-caparse del buque y esconder~

    se en la ciudad.

    Aquello se consider comouna fuga y la polica lo apre-hendi con suma facilidadhasta el punto de hacersesospechoso que alguno delos jefes del cuerpo fue elque le dio al fugitivo los me-

    dios para escaparse y luego lle-narse de gloria capturndolo yen seguida le dieron curso a lossumarios iniciados para expli-

    (42) Ibidem p. 122

    (43) CARLES Rubn D. Op. Cit. p. 11 7

    car su prision, como resulta-do de una investigacin pordelitos comunes." (43)

    Sin embargo, su juicio no si-gui dicho curso y fue sometidoa Consejo de Guerra verbal poralgunos crmenes cometidos porlas tropas bajo su mando, a pesarde estar en vigencia el Tratado dePaz y la amnista.

    y as, abandonado de todos,

    fue condenado y fusilado en laplaza de armas del Cuartel deChiriqu el General Victoriano

    Lorenzo.

    Prejuicios y resabios brilaronmeridianamente en el fusilamien-to. Usado mientras fue til yabandonado despus. Es que pen-samos que quizs si Herrera hu-biera estado en lugar de Salazar y

    Vsquez Coba la suerte del indiono hubiera sido muy diferente.Quizs no hubiera sido fusilado.,pero s apartado del lado delblanco.

    Que fue sanguinario? S. Pe-leaba al modo del indio. Losblancos en esa guerra tambin lofueron. Al modo como fue trata-do el indio por el blanco. Toda lahistoria del indio en Amrica

    brotaba del can de sus rifles yde los de su ejrcito. No puedeculprsele de ello ni tampoco sepuede culpar a su subalterno delos desmanes de guerra cometidosmientras Benjamn Herrera era elJefe Supremo. Es que Herrera

    51

  • acaso los ignoraba? Era h'1erramientras vencan. Eran crmenes

    al ser vencidos. Pero no fue He-rrera, Jefe mximo el que tuvoque pagar por lo que hizo sutropa a ciencia y paciencia de to-

    do el Estado Mayor. Lorenzo fue

    un General de Divisin entre to-dos los que hab a. Pero es que

    era indio, y el nico indio en to-'o el Estado Mayor. Ese era,pucs, a juicio del blanco vence-

    dor y del blanco vencido el que

    tena que morir.

    La guerra y sus consecuencias,

    como etapa preindependentistaFlota en nosotros ya casi al fi-

    nalizar el estudio de la contiendauna pregunta y una certidumbre:

    Nos preguntamos, si el Trata-do de 1846 fijaba una realidadescueta que se manifest tanpronto la invasin de Porras so-

    bre David en 1899..."Tan pronto la invasin de Po-rras avanz sobre David losguardia~marinas del barco deguerra Pennsylvania desembar-caron en Pedregal para infor-marse de la suerte que hubie-ran corrido sus connacionales.

    Caso curioso y sorprendente es

    que en el transcurso de los su-cesos ocurridos en el avancc dePorras sobre Panam no me-diara ninguna otra interven-cin de las fuerzas navales nor-teamericanas.

    Rega el Vallarino-Bidlack de1846 entre Colombia y Esta-

    (44) CARLES Rubn D, Op. Cit. p. 104

    52

    dos Unidos, en el que Colom-bia por temor a Inglaterra su-giri e insisti a Estados Uni-dos que la nacin nortea sehiciera garante de la neutra-

    lidad del Istmo "con miras a

    que en ningn tiempo exis-tiendo este tratado sea inte-rrumpido o embarazado el li-bre trnsito de uno a otro mar;y por consiguiente quedaran

    garantizados los derechos de

    soberana y propiedad que laNueva Granada tiene y poseesobre este territorio. Estados

    Unidos intervena o no segn

    las apreciaciones de las auto-ridades navales." (44)

    Es obvio que las intervencio-nes se sucedan conforme al inte-rs norteamericano ms que alcolombiano. Prueba absoluta deello fue la intervenci(m de 1903.Era lo inteligente ignorar esta si-tuacin? Proceder acorde era fa-talismo y resignacin? Si luchar

    contra la omnipotencia yanquiera suicidio la aceptacin de latutela no habra concluido la his-toria del Istmo como Puerto Ri-co, convertido en colonia?

    La presencia del poder de uncentro hegemnico persiste en ladeformacin de nuestra naciona-lidad. A lo largo de los siglos he-

    mos tenido a nuestra derecha aun demonio tutelar.

    Pobres, pequeos, inermes, losyanquis nos han tratado de con-vertir en una sociedad a su ima-gen y semeJanza.

  • El peso formidabla de la rutaha moldeado nuestra personali-dad.

    Nos han penetrado amplia-mente. Los historiadores al ser-vicio de la oligarqua extranje-

    rizante nos han hecho creer quesomos cobardes, ignorantes, irres-ponsables. Nos tergiversan nues-tra historia para que veamos unpasado inconexo, carente de sig-nificado, sombreado por la ima-gen de uns independencia de"Mentira" hecha a la medida de

    las necesidades yanquis. Pero...Por qu se luchaba de 1899 a1902? Por qu se enzarz ellst-mo en esta nica y ltima ?;e-rra? Qu significaba la doctrinaliberal para el ideal istmeo?

    La doctrina liberal era el pen-samiento progresista de la pocaque propugnaba por la autono-ma federal o independencia conbase popular.

    Este liberalismo expresa en iopoltico al ser social de la bur-

    guesa comerciaL. Desdc estepunto de vista, conciencia libe-ral y conciencia nacional son

    un todo indiviso.

    Era en la que el pueblo vea

    su posibilidad de reivindica-ciones. Se luch en el Istmo en-

    conadamente, perdi un cuartode su poblacin de por s magra,

    en esta lucha contra poderes in-mensos.

    Huido Porras, muerto Victo-riano, quedaron como dirigen-cia los representantes conserva-

    dores que a su vez eran funcio-

    naros del FerrocarriL. Amador,Arango, o individuos como Huer-tas que tras su actuacin en eljuicio de Lorenzo era figura rele-vante.

    Pesaba la amenaza de i".iterven-cin. Estaban negociando Marro-

    qun, un "buan viejo" eptetoque arropa a un dbil y miserable

    anciano en la historia y Roos-

    Ilvelt, el fatal oso, Teddy Roos-evelt al que no ha podido con-ceder, ni ante sus nacionales, un

    atenuante a su conducta con Co-lombia y Panam,

    Cada debilidad de Marroquny su gobierno era aprovechada

    por Roosevelt exigiendo ms y

    ms hasta llegar al ex-abrupto ju-rdico con el que hoy, a casi unsiglo, todava luchamos.

    Finalizada la guerra y liquida-do el ideal liberal para Estados

    Unidos la situacin se torna enextremo favorable para sus pro-psitos. Como resultado de la fi-nalizacin de la guerra, el Istmointervenido, los sectores liberalesdesbandados, el Tratado Herrn-

    Hay rechazado por el Senado Co-lombiano la situacin no pod.a

    presentarse mejor. Los elementosrepresentativos del Istmo sab an

    y sentan la necesidad de la inde-pendencia y la concertacin de

    un Tratado con Estados Unidos.

    Panam necesitaba el'canal. '.:as inexorablemente marchamosal encuentro de nuestro destino

    marcado por el determinismogeogrfico.

    53

  • y por qu? Porque la guerrade los mil das cancel la posibi-lidad contraria. liquid al anheloreformista que subyaca a losideales liberalcs y al predominiode uno u otro caudilo.

    Los lderes que no murieronmarcharon al exilio, Como anota-mos previamente, al resquebraja-'miento de la economa se aun ladepresin total de los espritus.

    Ante la derrota, con el corazn

    estrujado, hubo que abandonar elcampo a conservadores acomoda-ticios que apresuradamente pac-taron la independencia, y de la

    misma forma aprobaron el Trata-do Buneau-Varrila-Hay para elCanal Interocenico que anarrastramos como cuerpo extra-o en la geografa de nuestro

    Istmo.

    CONCLUSIONES:

    La primera etapa de la Guerra

    de los Mil Das fue perdida por

    los liberales fundamentalmente

    por la rivalidad existente entre

    colombianos y panameos.

    La segunda etapa se vio obs-taculizada por el cambio operadoen las circunstancias histricas dela negociacin que se tramitabapara la construccin del canal en-tre Estados Unidos y Colombia

    que impidi el acceso a la capitalde las tropas liberales a travs de

    la intervencin de los marines enla zona de trnsito.

    La paz del Wisconsin otorg

    amnista a los generales colom-

    bianos pero persigui y exil a

    54

    los panameos y fusil a Lorenzoliquidando as la dirigencia libe-ral y descoyuntando el movi-miento.

    Las causas de la guerra de losmil das fueron:

    La decapitacin de la autono-ma federal y el propsito del go-bierno central de negociar al Ist-mo con Estados Unidos en untratado que fuera para su nico

    beneficio. Esta guerra fue en ver-

    dad nuestra guerra de indepen-

    dencia.

    Como consecuencia del resul-tado de esta i"ruerra surge nuestraindependencia, mediatizada, pro-tegida, intervenida. No es acepta-

    ble, tras el estudio realizado, la

    versin caduca, simplista y tea,i--versada de que nuestra indepen-dencia fue debida al rechazo delTratado Herrn-Hay por el sena-do colombiano y que en virtudde ese rechazo, alewe e irrespon-sablemente coadyuvamos a crearuna independencia de mentira yuna repblica de opereta comomedio para la consecucin de untratado que hiciera el Canal In-terocenico, y a travs de l, rei-vindicaciones econmicas.

    Nuestra historia es mucho msrica en aconteceres y severa en

    consecuencias. Debemos esfor-zarnos en hacerla conocer en for-ma debida para que, a travs deese conocimiento observemos eldebido respeto al esfuerzo y li-mitaciones que experimentaron

    nuestros antepasados en una lu-cha de trgica desigualdad de

  • fuerzas. Solo as podremos en-frentar con serenidad y adecuadapreparacin el reto que nos pre-

    scnta el futuro inmediato al ini-ciarse la implementacin de lostratados Torrijos-Cartcr.

    IV BIBLlOGRAFlA:

    AL V ARADO Pablo j. Recuerdo de la Guerr de los Mil Das. Impresora Panam. Panam1967.48 pgs.

    ARCHIVOS NACIONALES. Proceso, Sentencia y Ejecucin de Victoriano Lorenzo. Fer-gunson. Panam 1973. 65 pgs.

    AROSEMENA Juan Q. La Guerr de los Mil Das. Imprenta Brcenas, S,A. Panam 1964.65 pgs.

    CARLES Rubn D. Victoriano Lorenzo. El guerrero de la Tierra de los Cholos. 2da. Edi-cin. Edilto. Panam 1966. 141 pgs.

    DE LA ROSA Digenes. Ensayos Varos. Editora Istmaa. Panam 151 pgs.

    DE LA ROSA Domino S. Recuerdos de la Guerra. Imprenta del Departamento. Bananqui-Ha 1940. 174 pgs.

    DU V AL Miles. Cadiz a Catay. Editorial Universitaria 1973. 680 pgs,

    LATORRE Benjamn. Recuerdos de Campaa. Editorial San Juan. Eudes. Colombia 1938.231 pgs.

    LEMAITRE Eduardo. Panam y sU separacin de Colombia. Banco Popular. Bogot 1972,2da. Edicin. ltalgraf, S.A. 724 pgs.

    PORRAS Belisaio. Memoris de la Campa del Istmo. Tomo 1. Imprenta Nacional. Pa.nar 1922. 380 pgs.

    SOLER Ricaurte. Formas ideolgicas de la Nacin Panamea. Editorial Universitaria Centro-americana. 4ta. Edicin Costa Rica, 1972 147 pgs.

    SOSA Julio B. Jos Agstn Arango. Su vid y su obra. Fergunson y Fergunson. Panam1948. 156 pgs.

    55

    b2: