islam hoy no. 26, mayo -junio2013

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Es necesario aspirar activamente a una situación en la que los animales sean criados de una manera sana, sa- crificados correctamente y vendidos en mercados sujetos a las normas del comercio lícito Se hace necesario recordar que todo aquello que les sucedió a los judíos sefardíes no fue sino un reflejo de la verdadera tragedia: la expulsión de cientos de miles de musulmanes españoles que −de acuerdo a la misma definición de Gallardón refiriéndose a los sefardíes− “han sido injustamente privados de su nacionalidad y han recreado a través del afecto una España que nunca se resignaron a perder y que a partir de ahora es tan suya como nuestra, en lo que al derecho se refiere”. Ojalá que el papa argentino influya en sus seguidores para que se inclinen hacia la verdad y la justicia El nuevo papa de Roma Sobre la alimentación ‘halal’ Musulmanes en Singapur De Erzurum a Estambul Edificios como la Mezquita Azul o el Topkapi solo podían ser el resultado de una civilización increíble Los visitantes de Singapur pueden realizar transacciones en dinar y dírham PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · MAYO / JUNIO 2013 · Nº 26 · AÑO V ▶3 5 ▶7 ▶ 11 ▶ 14 ▶ 8 y 9 Las lecciones de la crisis El doble baremo de la Justicia española Expulsión de los moriscos, Denia.

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Vigésimo sexta edición del periódico Islam Hoy

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Page 1: Islam Hoy No. 26, mayo -junio2013

Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 1

Es necesario aspirar activamente a una situación en la que los animales sean criados de una manera sana, sa-crificados correctamente y vendidos en mercados sujetos a las normas del comercio lícito

Se hace necesario recordar que todo aquello que les sucedió a los judíos sefardíes no fue sino un reflejo de la verdadera tragedia: la expulsión de cientos de miles de musulmanes españoles que −de acuerdo a la misma definición de Gallardón refiriéndose a los sefardíes− “han sido injustamente privados de su nacionalidad y han recreado a través del afecto una España que nunca se resignaron a perder y que a partir de ahora es tan suya como nuestra, en lo que al derecho se refiere”.

Ojalá que el papa argentino influya en sus seguidores para que se inclinen hacia la verdad y la justicia

El nuevo papa de Roma

Sobre la alimentación ‘halal’

Musulmanes en Singapur

De Erzurum a EstambulEdificios como la Mezquita Azul o el Topkapi solo podían ser el resultado de una civilización increíble

Los visitantes de Singapur pueden realizar transacciones en dinar y dírham

PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · MAYO / JUNIO 2013 · Nº 26 · AÑO V

▶ 3

▶ 5

▶ 7

▶ 11

▶ 14

▶ 8 y 9

Las lecciones de la crisis

El doble baremo de la Justicia española

Expulsión de los moriscos, Denia.

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY2

El miércoles 10 de abril de 2013 una delegación de la Fundación European Muslim Union (EMU) visitó la sede de la Organización de Cooperación Islámica (OIC, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Jeddah, Arabia Saudí, para informar a la or-ganización sobre la situa-ción de los musulmanes en Europa. La OIC está formada por cincuenta y siete países miembros que representan a todos los países islámicos, in-cluyendo África, Asia, Europa y Oceanía. Es la institución internacional con más miem-bros después de la ONU, orga-nización donde la OIC tiene un puesto permanente. Los enviados de la EMU se reu-nieron con Mahdi Farhalla, Director General de asuntos políticos de la OIC y ex mi-nistro asistente de Asuntos Exteriores en Egipto, y con Abdullah Alim, Asistente Secretario General para asun-tos políticos de la OIC y tam-bién representante especial en Cachemira. La EMU es una

organización de musulma-nes europeos que representa a los musulmanes del Viejo Continente en sus relaciones a nivel europeo e internacional. Está formada por comuni-dades de toda Europa y tiene una especial relevancia en los Balcanes, donde se concentra un gran número de los musul-manes de Europa.

Los representantes de la EMU hicieron hincapié

en aclarar malentendidos y confusiones acerca de las co-munidades musulmanes de Europa. Uno de los puntos di-lucidados fue que la mayoría de los musulmanes en Europa “son europeos y por tanto no necesitan integrarse”, con-clusión que está basada solo en datos demográficos −más de la mitad de los musulma-nes que viven en Europa son nativos del continente−. Más

aun teniendo en cuenta que la EMU considera que to-dos los musulmanes nacidos en Europa, o que tienen un lenguaje europeo como len-gua madre, son musulmanes europeos.

Los representantes de la EMU explicaron a sus anfi-triones que la diversa comu-nidad europea de musulma-nes tiene necesidades más urgentes y más importantes

por resolver que el ideológi-co asunto, y fuente de deba-te público, de la islamofobia. También insistieron en que no puede haber disociación en la identidad de ser eu-ropeo y musulmán. A este efecto, la EMU se involucra y propone proyectos prácti-cos como montar mercados y jornadas para exponer mo-delos de economía islámica, mezquitas independientes y que invitan a ser visitadas, intercambio de profesores y eruditos, jóvenes y profesio-nales, entre otras cosas.

Los dignatarios de la OIC explicaron a los representan-tes de la EMU que las dife-rentes agencias y órganos de actividades de la OIC −que es en sí misma una organi-zación interestatal− pueden ser el mejor camino para las comunidades musulmanes de Europa de interactuar con las organizaciones in-ternacionales de los países musulmanes. La OIC recibió con entusiasmo e interés el extenso informe presentado por los delegados de la EMU, el cual encontraron muy útil y necesario para entender y tener mejor conocimiento del Islam y los musulmanes en Europa.

En el año 2003 se inauguraba, en el corazón del Albaicín −la plaza de San Nicolás− y frente a la Alhambra, la Mezquita Mayor de Granada. Después de años de esfuerzo y tra-bajo la mezquita quedó emplazada como un edifico emblemático de la ciudad de Granada. La comunidad musulmana, como es natural, hace uso de la mezquita al menos cinco veces al día, pero además de esto, la mezquita es visitada a diario por decenas de granadinos y turistas que vienen desde sus países de residencia con la intención expresa de visitar la mezquita en su viaje a Granada.

La mezquita es el corazón de la comunidad musulmana. No solo sir-ve como lugar de oración, es también un lugar de conocimiento y estudio. La Mezquita Mayor de Granada lle-va diez años abierta prestando un servicio continuo a todos los musul-manes y como centro de referencia para los no musulmanes que quieren saber sobre el Islam.

Se cumple este verano una década desde ese momento histórico en el que se abrieron las puertas, y la Mezquita Mayor de Granada y la comunidad que la acoge en el sentido más amplio es, aún más si cabe, un lugar de refe-rencia para el Islam español y europeo. Por esta razón, el evento anual de cele-bración del aniversario de la mezquita ocurre bajo el título “Musulmanes en Europa”.

Para este año la Fundación Mezquita de Granada está organizando un even-to al que han sido invitados distintos dignatarios del mundo árabe así como las autoridades locales y nacionales de nuestro país.

Desde estas páginas queremos invi-tar a todo aquel que lo desee a partici-par con nosotros en este acontecimien-to tan especial, que tendrá lugar los días 27, 28, 29 y 30 de junio en la Mezquita Mayor de Granada, y ser testigo de cómo se reúnen en la ciudad cientos de musulmanes para celebrar este impor-tante hito en la historia del Islam.

En estas fechas también habrá una exposición abierta al público en el Centro Cultural Islámico que recogerá todo el proceso de construcción de la Mezquita así como estos primeros diez años de funcionamiento.

Décimo aniversario de la Mezquita Mayor de Granada Ahmed BermejoGranada

La fundación EMU visita la OICRedacciónGranada

Delegación de la EMU junto a miembros de la OIC.

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 3

El aparato de propaganda del Vaticano ha funcionado bien, con sus balcones que se abren como teatrillos de guiñol, y en los que aparecen con emoción nuevos “personajes-sorpresa”; sus mul-titudes siempre mirando hacia arriba, ora eufóricas, ora llorosas, y la retransmisión de la retirada del Papa en helicóptero, a medio camino entre el Tour de Francia, con una realización aérea impe-cable, y las bodas reales británicas, con una cuidada escenografía.

La personalidad del individuo que asume la jefatura visible y pú-blica de la Iglesia católica es relati-vamente importante y afecta sólo parcialmente al funcionamiento del aparato vaticano. Si el papa alemán, ahora jubilado, que había formado parte de las juventudes hitlerianas en su juventud, era la cara del dogmatismo estricto, el nuevo papa porteño parece traer aires de párroco amable.

El cardenal Ratzinger fue el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe durante más de veinte años, la institución

heredera de la Inquisición en-cargada de corregir, amonestar, condenar y excomulgar a quienes se desvían del dogma oficial. Y tuvo el desacierto de significarse, al poco de iniciarse su papado, en septiembre del 2006, con un discurso en el que, parapetándo-se en una cita medieval, arreme-tió contra el Islam y ofendió al Mensajero de Allah, que Allah le bendiga y le dé paz, algo que iba en total sintonía con la feroz cam-paña de descrédito del Islam y hostigamiento a los musulmanes desatada en aquellos años aciagos por Washington bajo la marca de “Guerra contra el Terror”.

Quizá el motivo de aquel dis-curso tan atrevido fuera el núme-ro formidable de católicos que abrazan el Islam –el que esto es-cribe es uno de ellos–, y muchos dentro de la propia jerarquía sa-cerdotal. Sacerdotes y obispos de todo el mundo que se hacen, por propia convicción, musulmanes, y, según se dice, varios de ellos dentro del propio Vaticano, son quizá una de las preocupaciones de los purpurados. En el Sínodo de octubre del 2012, dedicado a avivar la evangelización del mundo, y en el que participaron 262 obispos, se proyectó el video de YouTube, propagandístico y

saturado de fantasías anti-islámi-cas, Muslim Demografics, y en las intervenciones de los obispos, el Islam fue un tema de apasionada discusión, según declararon va-rios de ellos.

La forma de gobierno de la Iglesia católica, con sus cóncla-ves de ancianos purpurados y sus mecanismos de selección y as-censo en la pirámide jerárquica, son medievales y los de elección del papa datan de 1274, cuando el papa Gregorio X decidió el méto-do de cónclave a puerta cerrada.

La rigidez de la normativa de estos mecanismos parece diseña-da para asegurar la estabilidad de la institución. Estabilidad quizá consigan, pero se han ido conso-lidando, a lo largo de muchos si-glos, como sucesivas capas, velos y revestimientos de estructuras que están cada vez más lejos de la luz original de la profecía de Jesús, alayhi salam, y son más pa-recidas a los sistemas sacerdotales imperiales de los romanos, los aztecas y los faraones que a la lu-minosa realidad de los hawariyín, los apóstoles de Jesús de los que habla el Corán.

Los dogmas de la infalibili-dad del papa y del Magisterio de la Iglesia, es decir, la facultad de los funcionarios de la jerarquía

eclesiástica de ofrecer la interpre-tación “correcta y única verda-dera” de los textos bíblicos (tan cambiados, recortados y censu-rados) y la garantía a los afiliados a ella de ofrecerles la única salva-ción, son doctrinas que a menu-do chocan con la realidad de la condición humana, con su mor-talidad y su fragilidad natural. La renuncia del papa Ratzinger, re-conociendo su agotamiento y su enfermedad, resultaba, al menos, humana.

Jorge Bergoglio, el jesuita ar-gentino y arzobispo de Buenos Aires, eligió el nombre de Francisco al ser elegido papa en memoria de Francisco de Asís. Francisco de Asís, el santo po-bre y caritativo que ha inspirado al nuevo papa, se unió a las tro-pas de las cruzadas e intentó, sin éxito, convertir al cristianismo al sultán de Egipto. Aun así, tanto el sultán de Egipto, Al Kamil, so-brino de Salahuddin Al Ayyubi, como después su hermano, Al Muazzam, Emir de Damasco, trataron bien y honraron a Francisco, el monje pobre de Asís. Ojalá que el papa argentino influya en sus seguidores para que se inclinen hacia la verdad y la justicia, y que Allah guíe a muchos de ellos al Islam.

Abdullah TaboadaPontevedra

El nuevo papa de Roma

En Alemania hay más de cuatro millones de musulmanes censa-dos, número que sigue creciendo constantemente. La mayoría de ellos son musulmanes alemanes, es decir, no son inmigrantes sino alemanes que se han hecho musul-manes, y los hijos y nietos de emi-grantes, los cuales se consideran, y se les debe considerar, europeos –han nacido en un país europeo y tienen una lengua europea como lengua materna–.

El hecho de que a principios del mes pasado el Consejo Central de Musulmanes de Alemania haya pedido que se consideren los fes-tivos del calendario musulmán en el calendario laboral, es una indi-cación de esta realidad: la mayoría de los musulmanes en Europa son europeos, no inmigrantes o ex-tranjeros, como muchos enfatizan. Esto es algo que se repite en casi todos los países de Europa: Reino Unido, Francia, Bélgica, España, etc.

Si a esto le sumamos otra no-ticia aparecida en prensa titulada “Alemania vende sus iglesias al mejor postor” (EL PAÍS, 29/03/13), nos podemos hacer una idea de la situación. Entre 1990 y 2010 la Iglesia evangélica clausuró 340 templos porque según Reinhadrt Maiwck, portavoz de la institu-ción, “entre 120.000 y 150.000 per-sonas abandonan la Iglesia cada año”. Y la situación de la Iglesia católica es similar; el portavoz de la Conferencia Episcopal, Mathias Kopp, dijo que “en los próximos diez años se calcula que unas 700 iglesias dejarán de ser utilizadas para celebrar la liturgia”. Según el informe anual de la Conferencia Episcopal de 2011-2012, 126.488 personas abandonaron la Iglesia católica alemana.

Estos datos contrastan con los el número de mezquitas cons-truidas en los últimos años en Alemania, 200; las salas de ora-ción, 2.600; y las mezquitas que están en construcción, 128, de acuerdo al Zentralinstitut Islam-Archiv. La última y más importan-te es la conversión de la histórica Iglesia evangélica Kapernaum, en Hamburgo, en una mezquita.

Musulmanes europeos en Alemania, una realidad visible RedacciónGranada

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY4

“Un papel de esos, en lugar del oro y perlas, ¡es tan cómodo!”

Mefistófeles(en la obra Fausto, de Goethe)

EDITORIALLos acontecimientos que han tenido lugar du-

rante las pasadas semanas en Chipre son, cuando menos, escandalosos. Sin el más mínimo pudor, los bancos deciden cerrar sus puertas hasta nueva orden en el proceso de estudiar cuánto le van a quitar a cada ahorrador como canon por la deuda contraída durante años.

Este pequeño país parece que se ha convertido en el actual banco de pruebas para las decisiones que en un futuro se tomarán en otros países como Italia o España. Si la respuesta social es contro-lada, si el coste electoral se puede asumir y si, en definitiva, no hay demasiadas quejas, podemos se-guir con la sangría de la clase media y baja en el resto de los países.

Podemos dar una vuelta más a esta situación, y si nos alejamos un poco de lo dramático de los acontecimientos, es posible que reflexionemos claramente en una nueva dirección. En primer lu-gar, está bastante claro y es necesario proclamar a los cuatro vientos que los poderes no son políticos sino económicos. Los bancos, y su obsesión por aumentar sus beneficios en la cuenta de resulta-dos, no tienen límites, y no conocen personas, ni su compromiso es social. Por tanto, hay que em-pezar a hablar de una nueva realidad sin bancos.

Y en este escenario carcelario en el que el sis-tema usurero nos ha enmarcado, existe una alter-nativa. Hace más de cuatro años que se publica ISLAM HOY y no hemos dejado de hablar de este asunto. Hay una alternativa, es posible un sistema con transacciones libres de la opresión de la usura y del crimen de los impuestos. Es posible un tipo de organización social sin este tipo de cargas. La vuelta a las monedas de oro y plata con valor real y los tratos equitativos de valor por valor son las bases sobre las que se asienta este modelo.

Es posible recuperar esta libertad, como ha su-cedido en otros momentos de la historia; y por el Poder de Allah y la fe de los musulmanes, volverá a acaecer.

Assalamu aleikum

Malik A. Ruiz Director

[email protected] [email protected]@islamhoy.com [email protected]

Subdirector:

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Diseño y maquetación:

Producción: GARNATA MEDIA

Salman Pinart

Muhammad Mujtar MedinillaUmar Molinero Luqman Nieto

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Malik A. Ruiz

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El editor de ISLAM HOY expresa que podrá reproducirse, distribuirse o comunicarse públicamente la presente publicación, de forma global o parcial, mediante cualquier medio, sistema o procedimiento, siendo, el que posee el ejemplar, titular de los derechos para todas aquellas actuaciones que sirvan para la difusión de su contenido, en cualquier soporte o por cualquier medio, todo ello conforme a la ley de propiedad que establece la Sharíah islámica.

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GLOSARIO Adab: Comportamiento correcto, cortesía que surge como acción correcta.‘Alim. pl.: ‘Ulamá: Un erudito, especialmente de las ciencias del Islam.Asabiyyah: se refiere a la solidaridad social, con énfasis en la consciencia de grupo y su unidad.Awliya: Persona cercana a Allah.Ayat: Lit.: Signo, indicación. Versículo del Corán.Dawa: Lit.: Llamada. Acto de llamar a la gente al IslamDhikr: Recuerdo y, en consecuencia, invocación de Allah.Din: La transacción vital, lit. la deuda entre dos partes, en este caso entre el Creador y el creado. Du’a: Pedir a Allah.Emir: Persona de autoridad.Faqih. pl. fuqahá: Hombre que tiene conocimiento del fiqh en virtud del cual puede emitir juicios legales.Faqir: pl.: Fuqará. Lit.: Pobre. El que sabe que está necesitado y dependiente de Allah, el Rico y Autosuficiente. Fatwa: opinión legal de un hombre de conocimiento sobre un asunto de jurisprudencia.Fiqh: La ciencia de la aplicación de la Shari’a.Fisabilillah: Lit.: En el camino de AllahFitra: La naturaleza innata del hombre, la particularidad con la que ha sido creado, su carácter genuino, gracias al cual reconoce a su Señor.Futuwa: Cortesía espiritual que se manifiesta en el buen comportamiento.Hadiz: Transmisión de las palabras del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz. Halal: Lo permitido por la Shariah. Haram: Lo prohibido por la Shariah.Hawariyín: Compañero del profeta IsaHijra: Emigración del Profeta Muhammad, s.a.w.s, de Meca a Madina.Ibadat: conjunto de prácticas de la adoraciónImam: persona que lidera el salat.Iyma’: Consenso de la comunidad musulmana.Káfir. pl. kuffar: El no-creyente, el que tapa la verdadera naturaleza de la existencia.Muamalat: Conjunto de transacciones cotidianas que se producen en el entorno social.Madhab: Escuela de jurisprudencia islámica.Quirad: un tipo de transacción comercial en el Islam.Riba: Usura.Shahada: Atestiguar; afirmar que no hay más divinidad que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah.Sharia: La forma social y legal de una gente basada en la revelación de su profeta.Sheij. pl.: Shuŷuj. Título de respeto en virtud de la edad o condición social. En el sufismo, el maestro espiritual que te guía desde el conocimiento de tu “yo” al conocimiento de tu Señor. Sunna - lit. ‘forma’; la práctica acostumbrada de una persona o grupo de personas. La Sunna es la práctica del Profeta, que Allah bendiga y le conceda paz.Sura: Capítulo del CoránTafsir: Comentario y explicación del Corán. Taqiya: acto de la shi’a que consiste en disimular la verdad para esconder sus verdaderas intenciones.Taqwa: tener conscienia de Allah a la hora de actuar. Temor de Allah.Ulamá: Eruditos de las ciencias del Din.Waqf.pl.: Awqaf Poner el cuerpo de una propiedad fuera de nuestro dominio para traspasarlo hasta el Día del Juicio a la Propiedad de Allah, dedicando su usufructo en beneficio de otros.Zakat: Impuesto sobre la riqueza, uno de los cinco pilares fundamentales del Islam.Zawiya: – lit. esquina. Lugar recogido en el que los sufíes se reúnen para llevar a cabo las prácticas de adoración y recuerdo de Allah.

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 5

El doble baremo de la Justicia española

El asunto de los musul-manes en España hoy en día no debería estar enfoca-do en reconstruir una rea-lidad histórica gloriosa, Al Ándalus. Al Ándalus es pa-sado, y del pasado se apren-de, se estudia y se sacan conclusiones válidas para el momento actual, pero no se revive. Los musulmanes de España, y en general de Europa, hemos de abrazar con orgullo nuestra tradi-ción europea, de la que Al Ándalus forma parte, aun-que no es la única. Debemos centrarnos en los proble-mas que nuestra sociedad actual presenta –económi-ca, política y socialmente– y ofrecer soluciones válidas basadas en el conocimiento de nuestra creencia y la ju-risprudencia islámica tra-dicional −fundamentada en los cuatro madhabs– y de la cual dos tercios están dedi-cados a los distintos tipos de transacciones y sus re-glas. Somos musulmanes y somos europeos, y como ta-les debemos vivir en nues-tras sociedades, procuran-do establecer nuestro Din de forma completa en el contexto en el que vivimos.

De la misma forma que esto es así, la gran mayo-ría de la población de la Península que vivió entre el 750 d. C. y el 1500 d. C. eran musulmanes y eran europeos, si aplicásemos el concepto de “Europa” a ese entonces.

Emilio González Ferrín, director del Departamento de Filologías Integradas de la Universidad de Sevilla, en su libro Historia gene-ral de Al Ándalus, recoge el testigo de Ignacio Olagüe y propone un nuevo paradig-ma alejado de la corriente historiográfica “oficial”. En la primera página de su in-troducción, Ferrín escribe:

De acuerdo, Al Ándalus es un componente. Pero ¿de qué? Bien, nosotros pen-samos que de Europa: de la Europa que conocemos como matriz de Occidente y que Al Ándalus saltó del Medievo para vivir un pri-mer Renacimiento.

Más adelante, en la pági-na 167, desmonta, después de un lógico argumento, el mito de la invasión y la im-plantación del Islam como un ente alien a la Península.

Neguemos, por lo tanto, la invasión en su sentido es-tricto, así como la conquis-ta tal y como interpretamos

una conquista: un Estado invade a otro y consolida en él sus modos sociales des-pués de ensayar con éxi-to sus formas coercitivas. No ocurrió de ese modo. Tampoco creamos a cien-cia cierta en la expansión hipertrofiada de un Islam encandilador de geografías: cuanto fue Al Ándalus des-de el principio sirvió para proyectar al islam. Todo nacía y se desarrollaba al tiempo como producto de la interesante orientalización del mundo de las ideas me-

diterráneas que llegaba a Europa –Hispania−. Había empezado con el cristianis-mo, y se concluiría con el is-lam civilizador.

Por lo tanto, cuando los Reyes Católicos, a través de

la Inquisición, se propu-sieron expulsar el Islam de la Península, rompiendo el pacto contraído con Abu ‘Abd Al-lah, último rey mu-sulmán de Granada, en las Capitulaciones de Granada, lo que hicieron fue expul-sar a cientos de miles de habitantes originarios de la Península que eran mu-sulmanes. Tanto es así que

tuvieron que repoblar zo-nas enteras con gentes traí-das de otros lugares porque no quedaban habitantes.

Los habitantes musul-manes de la Península no fueron los únicos en sufrir esta expulsión, también lo hicieron los judíos que ha-bitaban esta tierra. La dife-rencia es que los musulma-nes expulsados superaban en cientos de miles a los judíos.

Por esta razón sorpren-de, e incluso indigna, la ley propuesta por el ministro

de Justicia actual, Alberto Ruiz-Gallardón, y apro-bada por Decreto Real, de conceder la nacionalidad a todos los sefardíes con in-dependencia de su lugar de residencia, y que olvida por completo a los musulma-nes españoles de entonces. En esta ley se estipula que a cualquier descendien-te de judíos expulsados de España –sefardíes– que pueda acreditar su con-dición y demuestre tener un vínculo con el país se le concederá la nacionali-dad. Esto lo podíamos leer −y aún está disponible− en la página web de Europa Press, aunque no se le dio mucha cobertura mediáti-ca. La noticia continua:

Será indispensable que el solicitante presente un “cer-tificado” de la Federación de Comunidades Judías en España que acredite su con-dición de sefardí y, al mar-gen de esto, deberá demos-trar el vínculo que le une a nuestro país, “ya sea por los apellidos, por idioma fami-liar, descendencia directa o parentesco colateral” con sefardíes a los que ya se re-conoció la nacionalidad en 1942 o por una vinculación especial con la cultura y

costumbres españolas.Es decir, con toda faci-

lidad puede obtener un ju-dío de hoy en día residen-te en cualquier país, pero que tenga algún ancestro que hubiese vivido en la Península, la nacionalidad española. Recomendamos a todos nuestros lectores que lean esta noticia, puesto que es muy ilustrativa para entender el panorama de la España de hoy en día. Al hacerlo los lectores observa-rán que tan solo cambiando palabras como “Federación

de Comunidades Judías en España” por “Federación de Comunidades Musulmanas en España”, y algunas simila-res, esta noticia podría estar redactada para los “moros”. Pero no es así.

De hecho, cuando el 25 de noviembre de 2009 el di-putado y portavoz del Grupo Socialista en la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados, José A. Pérez Tapias, propuso una ley pa-recida, pero ni mucho me-nos del mismo calibre, pues-to que tan solo pedía que se reconociese el hecho de la expulsión y que esta tuviese una reparación de carácter simbólico y moral, no que se le diesen papeles a los mo-riscos expulsados, el rechazo del Grupo Popular fue tenaz. En ese momento se instó al Gobierno en funciones a ocuparse de los “verdaderos problemas de España” y no a nimiedades. Algunos medios de comunicación tampoco se quedaron cortos a la hora de pronunciarse contra esta medida. Una editorial del diario del ABC (25/11/2009) publicaba: “Ahora el retro-visor llega hasta 1609, cua-trocientos años atrás, con la ridícula intención de ‘repa-rar’ los daños ocasionados

por la expulsión de los mo-riscos…”. El mismo perió-dico publicaba esto de la pluma de Antonio Burgos (25-11-2009):

Dentro de la marejada de chuminás que nos acosan a diario, España se va a plan-tear resarcir históricamente al pueblo musulmán porque mi Señor Don Philippo el Tercio tuvo a bien quitarse de encima a la masa de no inte-grados que sin oficio ni bene-ficio, salvo cultivar algunas huertas, pululaban por estos lares…

El ABC no fue el único; La Razón, el Ideal o el Diario de Mallorca publicaron cosas parecidas. Nótese en todos ellos el énfasis en destacar que los musulmanes no eran gente de la Península, sino invasores venidos de fuera que “ocupaban” estas tierras, y la falta de cultura elemen-tal que muestran al seña-larlos como una “masa de no integrados sin oficio ni beneficio”.

Parece que esa prontitud en condenar esa “ridícula” ley no se ha dado con la re-ferente a los sefardíes, que tiene efectos mucho más inmediatos y reales para el Gobierno –se calcula que unos 250.000 mil judíos ha-blan español en el mundo, por lo que tendrían acce-so a la nacionalidad– y que “debe” ocuparse de una crisis mucho más severa.

El evidente doble baremo del Gobierno pone de mani-fiesto muchas cosas; no por casualidad el ministro de Exteriores, Maragallo, en-marca esta ley en el esfuer-zo por promover la “marca España” y nos regala perlas como esta durante la cere-monia para celebrar su apro-bación –algo inaudito en sí mismo–, que tuvo lugar en la Casa Sefarad y que declara cuáles son las intenciones de la misma: “Recobrar la me-moria de la España silencia-da durante mucho tiempo” y culminar el camino “hacia la tierra y libertad” de los espa-ñoles que “añoran Sefarad” y viven en la “diáspora”.

Se hace necesario recor-dar que todo aquello que les sucedió a los judíos sefardíes no fue sino un reflejo de la verdadera tragedia: la expul-sión de cientos de miles de musulmanes españoles que −de acuerdo a la misma defi-nición de Gallardón refirién-dose a los sefardíes− “han sido injustamente privados de su nacionalidad y han re-creado a través del afecto una España que nunca se resig-naron a perder y que a par-tir de ahora es tan suya como nuestra, en lo que al derecho se refiere”.

Luqman NietoGranada

Gallardón y Jiménez firman la cesión del Palacio de Cañete como sede de la Casa Sefarad-Israel.

De la misma forma la gran mayoría de la población que vivió en la Península entre el 750 d. C. y el 1500 d. C. eran musulmanes y eran europeos, si aplicásemos el concepto de “Europa” a ese entonces

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY6

‘Fellah mengu’, campesino sin tierras

Primer aniversario de la toma de la tierra por el SAT en la finca de Somontes, Córdoba

Cuatrocientas hectáreas sin cultivar, cinco casas sin habitar… compradas por la Junta de Andalucía para ac-ceder a las subvenciones de la PAC (Política Agrícola Común de la Unión Europea). Este es el efecto del pequeño burgués que se instala en el poder. Acceder a subvencio-nes dinerarias pero no desa-rrollar la riqueza de la tierra.

Una tierra necesita gente que la cultive, no un guarda que le guise un conejo al se-ñorito de la Junta cuando la visite de rutina o la use de fin-ca de recreo con su familia y amigos.

Estamos tan sumidos en la droga del dinero ficción que se nos hace imposible percibir la antigua ecuación: la base de la riqueza son tierras, agua, bosques, ganados, minas y gentes.

Si no liberamos a nues-tro intelecto de este efecto

opiáceo bancario, no podre-mos comprender esta nece-sidad que los actuales fellah mengu tienen de dar vida a la tierra muerta. Porque el acto en sí no es que hayan ocupado una finca; si fuera eso, lo sim-bólico sustituiría a la realidad. Eso es política. Ya se habrían ido.

Dar vida a la tierra, extraer sus beneficios y vivir con dig-nidad es abrirse como hom-bres y mujeres a la realización en esta vida.

Este tiempo en que la mentira de la economía, re-presentada en la explosión de la burbuja inmobiliaria, ha dejado más de seis millones de desempleados en España hace necesario volver a poner el tema de la tierra sobre la mesa. Este limitado régimen ha devuelto a los antiguos braceros, que se hicieron alba-ñiles, a vivir de los jornales de la fresa, el espárrago, la acei-tuna, la remolacha o el girasol. Vuelven de nuevo a sus pue-blos, sin BMW 320 y con deu-das contraídas, pero vuelven con una mentalidad derivada del capitalismo: la del trabajo como mercancía.

Pero esta gente del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) no ha

abandonado. Han permane-cido en sus pueblos. Su asun-to es la tierra. La tierra como fuente de riqueza y dignidad.

Los poderes públicos, em-peñados en no mover lo esta-blecido, se agarran a los sub-sidios, a la caridad, cuando lo que se demanda va más allá. Es lo que expresa este sindica-to y lo que van a expresar los desempleados que se han re-patriado a sus pueblos cuando se redescubran a sí mismos y entiendan el verdadero valor de la tierra.

En la búsqueda del origen de la injusticia que sigue viva en el campo andaluz, Blas Infante nos legó un texto que la indica de forma clara:

En la era flamenca (siglo XVI a principios del XIX), el régimen implantado por la conquista exalta su bárbara inspiración en un sistema de hechos fautores de la esterili-dad de Andalucía. Cuando la conquista, la tierra sobrante de los grandes repartimientos verificados a favor de los no-bles capitanes y de las iglesias se distribuyen entre los solda-dos, y para agotar el resto de la vacante se llama a los colo-nos de Castilla o de Galicia; los primeros, sin vocación agricultora; los segundos, no

acostumbrados a los riegos artificiales andaluces, cuyas obras pronto quedan aban-donadas. Muchos colonos se ausentan, y las comarcas jar-dines se tornan a ser selváticas soledades. Después, la especu-lación y el caciquismo territo-rial (la Europa antigua vive en España, gravitando hacia el feudalismo) consumen y ra-tifican la obra conquistadora. La desamortización discierne las tierras hacia los más ladro-nes, que constituyen estados territoriales nuevos, sustitu-yendo las manos muertas del clero, antiguo poseedor de las tierras. El cacique territorial, a cambio de votos esclavos, ob-tiene del cacique político bajas de contribución que van a au-mentar la de los pocos peque-ños terratenientes que quedan aún, obligando a estos el fisco y la usura a ceder sus terrenos a los grandes latifundistas, los cuales usurpan, por igual razón, las pocas tierras que a los Municipios dejara la desa-mortización y hasta las vere-das y cañadas y abrevaderos…

(La verdad sobre el com-plot de Tablada y el Estado li-bre de Andalucía)

No cabe duda de que esta situación histórica está por resolver. Y su solución está

más allá de una reforma agra-ria, como hasta ahora se ha entendido.

En el Muwwata de Imam Malik se recoge un hadiz del Mensajero, que Allah le dé su gracia y paz, en el capítulo del juicio sobre “Hacer flo-recer lo muerto”, coincidente con un juicio de Umar Ibn Al Jattab, la paz sea con él, que dice: “Quien vivifica una tierra muerta, esa tierra es para él”. Y dice Imam Malik: “Y esto es lo que se sigue en-tre nosotros”.

Y nosotros añadimos que este juicio es futuro. Este juicio cambiará la faz de la Tierra cuando la usura no in-tervenga en la producción, los mercados de futuro sean abo-lidos y las subvenciones a los latifundistas desaparezcan.

Los campesinos, la gente de la tierra, han de tomar el camino antiguo y cambiar el subsidio por fuerza creado-ra; la limosna, por ejercicio de justicia; el sometimien-to improductivo, por acción que los haga conscientes de su destino. Más allá de per-sonalismos, de teorías utópi-cas. La tierra para el que la trabaja y la hace productiva. Y Allah es poderoso sobre to-das las cosas.

Jalid NietoSevilla

Imagen de ISLA

M H

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 7

Sobre la alimentación ‘halal’

Allah dice en el Corán:“¡Oh gentes! Comed de lo

que hay en la Tierra, lícito, bueno, y no sigáis los pasos del Shaitán, es cierto que él es para vosotros un enemigo declarado” (Sura de la Vaca, 168).

“Y comed de lo que Allah os ha proveído, lícito, bueno; y temed a Allah, en El que vosotros creéis” (Sura de la Mesa Servida, 88).

La comida es una de las evidencias más claras de nues-tra dependencia de Allah. Él, en Su sabiduría, nos ha hecho depender de ella como el sus-tento que necesitamos para vi-vir. Y como en todos los órde-nes de la vida, ha establecido límites.

Dice en la aleya tercera de la Sura de la Mesa Servida: “Se os prohíbe el animal morte-cino, la sangre, la carne de cerdo, la del animal que haya muerto por asfixia, golpe, caída, cornada o devorado por una fiera, a menos que lo degolléis (antes de que muera), y la del animal que haya sido sacrificado so-bre altares (ídolos) (…) El que sea obligado por ham-bre, sin ánimo de transgre-dir… Ciertamente Allah es Perdonador, Compasivo”.

Y dice en la siguiente ale-ya: “Te preguntan qué es lí-cito para ellos. Di: Las cosas buenas y lo que cacen los animales de presa que ha-yáis adiestrado para ello, a los que enseñéis parte de lo que Allah os ha enseñado. Comed pues de lo que captu-ren para vosotros y mencio-nad el nombre de Allah sobre ello”.

Y en la siguiente: “Hoy se os hacen lícitas las cosas bue-nas, y la comida de la gente del Libro es lícita para voso-tros y vuestra comida es líci-ta para ellos”.

Todos los eruditos del Din coinciden en que aquí, la pa-labra “comida” hace referencia a los sacrificios, es decir, los animales sacrificados por la gente del Libro, que son los ju-díos y los cristianos. La aleya es clara y la única excepción se refiere a aquello que ellos han hecho lícito siendo ilíci-to para ellos, como es el caso del cerdo, o aquello que por la forma de matarlo se con-sidera carne mortecina, al no haberse derramado sangre. En cuanto al hecho de men-cionar el nombre de Allah, que es una condición general, puesto que Allah dice: “No comáis de aquello sobre lo que no ha sido mencionado el nombre de Allah, pues es una perversión” (Sura de los Rebaños, 121), en el caso de sus sacrificios no es impres-cindible, porque aunque ellos mencionaran el nombre de Allah, su concepción de Allah es errónea. Por lo tanto lo que ellos sacrifiquen es lícito para nosotros, ya que el carácter general de la aleya que orde-na no comer de aquello sobre lo no ha sido mencionado el nombre de Allah no anula el carácter específico de la aleya que permite comer la comi-da de la gente del Libro. Otra cosa es que sacrifiquen sin derramar sangre o que se con-sidere que han dejado de ser gente del Libro.

El escrúpulo en la alimen-tación está legitimado en la Sunna. Se ha transmitido de Sa’d Ibn Abi Waqqas, que Allah esté complacido con él, que dijo: “¡Mensajero de Allah! Le pido a Allah, y no responde mi súplica. Y dijo el

Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz: ‘¡Oh Sa’d! Evita lo ilícito, pues todo estómago en el que hay un bocado de ilíci-to, su súplica no será respon-dida durante cuarenta días’”.

En una época en la que los alimentos no estaban conta-minados y eran naturalmente buenos, bastaba con las in-dicaciones contenidas en el Corán y la Sunna acerca de no comer ni beber en exceso, como en el conocido hadiz en el que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, dijo: “No llena el hijo de Adam un re-cipiente peor que su estóma-go”. Pero además de eso, que es esencial, en nuestra época,

debido al deterioro que han sufrido los alimentos, tene-mos que considerar con aten-ción especial la calidad de los mismos.

Las aleyas mencionadas al principio hablan de lícito y bueno. Bueno, además de ser sinónimo de lícito en este con-texto, tiene el sentido de agra-dable y beneficioso, implican-do a la vez que procede de una provisión lícita.

A modo de ejemplo me viene el caso de los pollos ha-cinados en pequeñas jaulas,

con la luz encendida cons-tantemente para que no dejen de comer y crezcan más rápi-do, sometidos a la ingesta de sustancias que garantizan su supervivencia en esas condi-ciones. Tales pollos están por todas partes y en su versión “halal” son consumidos en cantidades ingentes por la po-blación musulmana sin ningu-na preocupación. Cualquiera que compare un pollo de co-rral, criado en libertad y ali-mentado adecuadamente, no-tará la diferencia, que es tanta que casi parecen dos animales distintos. De esos pollos cria-dos en naves, podremos decir, si son sacrificados correcta-mente, que son técnicamente halal, pero no está tan claro que sean buenos.

Lo mismo podríamos de-cir de algo tan básico como el pan, que tradicionalmente ha sido un alimento básico y que no es en absoluto lo que era. Al mismo tiempo hemos de tener en cuenta, en nues-tra relación con la comida, si aquello con lo que la adquiri-mos procede de una provisión halal o no.

Ni que decir tiene que los famosos sellos “halal” forman parte de un elemento que per-tenece al mundo de intereses de la economía moderna. Y sin dudar de la buena voluntad de los que están implicados en ello, el hecho es que se trata de asegurarse el consumo de ta-les productos por parte de una población que tranquiliza su conciencia consumiéndolos.

Pero más allá de la críti-ca, el propósito de esta afir-mación es llamar la atención sobre elementos que se nos están olvidando. La respon-sabilidad de comer alimentos lícitos es personal, y en al acto de sacrificar hay un reconoci-miento de que es Allah el que te permite hacerlo y lo haces

en Su nombre, lo que implica que te sometes a Aquel que ha sometido para ti ese animal. Hemos pasado de una socie-dad en la que la gente sacri-ficaba sus propios animales a una sociedad en la que es casi imposible que alguien sacrifi-que por su cuenta. Hemos pa-sado de la confianza natural en quien te ofrece la comida a exigir un certificado que así lo corrobore.

Podemos decir que son circunstancias que nos han sido impuestas en las socie-dades en las que vivimos, en particular si somos musul-manes que vivimos en países en los que no somos mayo-ría; pero es necesario aspirar activamente a una situación en la que los animales sean criados de una manera sana, sacrificados correctamente y vendidos en mercados sujetos a las normas del comercio lí-cito. Una sociedad en la que la gente adquiera los medios para su sustento y lleve a cabo sus transacciones de una for-ma lícita. Todo lo cual nece-sita el restablecimiento del principio de autoridad entre los musulmanes y una ma-nera diferente de organizarse basada en él.

Nuestro escrúpulo por obedecer a Allah en los lími-tes alimentarios debe incluir necesariamente la búsqueda de la calidad en los alimentos y la limpieza de nuestra pro-visión, siendo conscientes de que esto forma parte del agra-decimiento a Allah por los dones con los que nos provee.

Abdel Ghani Melara es el autor de una de las traduccio-nes del Corán en lengua espa-ñola más reconocidas y acep-tadas en todo el mundo. Reside en Granada y es colaborador habitual de ISLAM HOY.

Abdulgani MelaraGranada

Nuestro escrúpulo por obedecer a Allah en los límites alimentarios debe incluir necesariamente la búsqueda de la calidad en los alimentos y la limpieza de nuestra provisión

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY8

Cinco años después de que todo el sistema bancario de Islandia se desplo-mara y el país entero estuviera al punto de la bancarrota; tres años después del rescate bancario a Grecia, seguido de es-trictas políticas de recorte que han sumi-do al país y sus ciudadanos en la miseria, con medidas de austeridad draconianas y un auge de la extrema derecha xenófoba; seguidos por procesos semejantes de in-tervención en Irlanda, Portugal y España, en el mes de marzo pasado una nueva demostración del estado avanzado de la enfermedad se ha manifestado en otra isla. Chipre es la más reciente víctima de la enfermedad congénita del sistema bancario, pero no la última.

Los responsables de la política econó-mica europea están volcados en hacer ver que la quita de Chipre no es el modelo, solo una excepción; “un caso único y es-pecial”, ha dicho el ministro de Hacienda alemán, Wolgang Shäuble. La quita es que les quitan el dinero a los ahorradores o depositarios cuyos depósitos sean su-periores a los 100.000 euros.

El presidente del Eurogrupo, el ho-landés Jeroen Dijsselbloem (ya se ha hecho famoso por su declaración y por la trascripción al inglés de su impronun-ciable nombre: Diesel-Bloom), había afirmado que la fórmula para rescatar a Chipre sería el modelo a seguir para sa-car de la crisis a los bancos europeos. ¿Y cuál es esa fórmula?

Las autoridades monetarias europeas propusieron un primer plan: el de gravar con un 6,75 % a todos los depósitos con menos de 100.000 euros de los bancos chipriotas y con un 40% a los depósitos superiores a 100.000 euros. Ante la reac-ción indignada, no solo de los chipriotas sino de los ciudadanos europeos que se aplicaron el refrán “cuando veas las bar-bas de tu vecino cortar...”, ese primer plan se ha substituido por otro que penaliza solo a los grandes depósitos, con gravá-menes que llegarán hasta el 60%, según confirmó el Banco de Chipre el 30 de marzo. Mientras tanto, durante todo el mes de marzo, el Gobierno chipriota ha realizado diversas maniobras dirigidas a impedir el movimiento de capitales por transferencia, ha paralizado los servicios de banca on-line, ha restringido la retira-da de dinero de los bancos por medio de los cajeros automáticos y ha mantenido los bancos cerrados varios días para im-pedir que la gente dispusiera, ante el pá-nico generado, de su dinero.

Cuando los primeros amagos de intervención del Gobierno desperta-ron la alarma, el gobernador del Banco Central de Chipre publicó una carta, el

11 de febrero, para aclarar que “cualquier acción dirigida a reducir, eliminar o res-tringir los derechos de propiedad de los depositarios en los bancos de Chipre es contraria a las provisiones expresas en la Constitución de la República de Chipre y al Primer Protocolo de la Convención Europea de los Derechos Humanos, que protegen el derecho a la propiedad y son esenciales para el funcionamiento de una economía de libre mercado...”. Sin embar-go, a finales de marzo, esa declaración de

principios jurídicos ha sido completa-mente superada por los hechos.

Los estamentos europeos intentan, a pesar de la flagrante injusticia que ello representa, que sean ahora los propios bancos los que extraigan de sus clientes

el dinero que necesitan para ponerse a flote, y de manera forzosa. Si el rescate de España, Irlanda y Portugal (el llamado bail-out, o ‘rescate exterior’) ha endeuda-do a las naciones y ha originado recortes a las prestaciones y servicios públicos, ahora se impone algo completamente in-audito, el bail-in, o ‘rescate desde dentro’.

El plan impuesto a Chipre por la Troika –Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE)– hará que cierre el banco Laiki y reestructurará el Banco de Chipre con enormes pérdi-das para todos los depósitos de más de 100.000 euros. Un tercio de los depósitos a grandes capitales rusos.

El legado ortodoxo y la usura La situación es extremadamente

grave para la parte griega de la isla de

Chipre, un país ortodoxo, miembro de la Unión Europea y de la zona moneta-ria del Euro desde hace diez años, parte histórica de la civilización cristiana euro-pea, que abandonó hace mucho tiempo la condena de la usura. No es de esperar, por consiguiente, de los chipriotas del sur más reacción que la indignación y la rabia, como en el caso de portugueses, españoles, irlandeses e italianos, al sentir en sus bolsillos la injusticia, el robo y la indefensión frente a las políticas de un Gobierno que obedece ordenes de las instituciones bancarias.

La posición tradicional de la Iglesia ortodoxa acerca de la usura no era dife-rente a la del resto de la comunidad cris-tiana. La profesora de la Pacific Lutheran University, de Tacoma, Brenda Ihssen, concluye en La usura, Patrología griega y Enseñanza Social:

En resumen, los Padres de la Iglesia Helénica consideran la usura como algo que no es moral, no puede ser justificado y no es beneficioso. Muchos autores contem-poráneos sostienen que la cuestión de la usura ha muerto en nuestra época, dado que todo el mundo presta y pide prestado con interés, sin darle la menor importan-cia. Creo que se equivocan. La extensión

de la pobreza en todo el mundo es tal que el asunto de la usura es importante para todos aquellos que contemplen las catás-trofes financieras actuales, que están pro-vocadas por las prácticas abusivas en los préstamos. El capitalismo ha subyugado la salud de la sociedad y la dignidad hu-mana a los fines financieros desde hace ya demasiado tiempo. El tema de la usura ya no provoca discusiones, pero la pobreza sigue suscitándolas. Debemos estar pro-fundamente preocupados por el daño que

el interés de los préstamos inflige a las per-sonas, a las familias, a las comunidades, a los países y –si nuestros teólogos están en lo cierto– incluso en la salvación de todos y cada uno de nosotros.

La alternativa monetaria bimetálica

La salida del presente laberinto usu-rero es el retorno a una moneda de valor intrínseco, por repelente que esta fórmu-la les resulte a los expertos del sistema. La página web de World Islamic Mint, organización que supervisa a las diferen-tes cecas que acuñan el dinar de oro y el dírham de plata, publicaba el 24 de mar-zo esta breve nota: “Diez lecciones que la crisis de Chipre nos enseña acerca de la economía de moneda fíat, la crisis de la deuda y el oro”. He aquí los diez puntos:

(1) Los chipriotas que poseen su ri-queza en oro y plata, o en cualquier otro bien tangible, están protegidos, el valor de su riqueza está a salvo y el sistema bancario o las normativas del Gobierno no pueden manipular sus ahorros ni des-poseerles de lo que es suyo. Este mensaje no parece circular entre la gente, no se oye a nadie hablar de ello. Y, sin embargo, los que tienen oro y plata están a salvo.

(2) El dinero en el banco no está a

Las lecciones de la crisis bancaria de ChipreAbdalhasib CastiñeiraCiudad del Cabo

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, había afirmado que la fórmula para rescatar a Chipre sería el modelo a seguir para sacar de la crisis a los bancos europeos. ¿Y cuál es esa fórmula?

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salvo. Resulta muy difícil meterle esto a la gente en la cabeza. El convencimiento de que los bancos son garantía de seguri-dad para nuestro dinero es una creencia profundamente arraigada en las mentes de la gente.

(3) ¿Cómo es posible que los bancos necesiten el dinero de los ahorradores, cuando ellos disponen del dinero de los clientes al 0% y lo prestan a tipos de inte-rés entre el 4% y el 8%? Es patente que el sistema bancario está enfermo.

(4) Los Gobiernos están verdade-ramente desesperados y siguen preten-diendo ante el público que nada serio está ocurriendo. Parecen tener una sali-da y un plan a cada problema, pero una y otra vez nos dejan asombrados con la aparición de nuevos e inesperados pro-blemas. La reciente quiebra de impor-tantes bancos españoles e italianos son ejemplos inmediatos, y la crisis de Chipre ha llevado las cosas a su extremo.

(5) ¿No nos habían dicho los políti-cos europeos, hace solo medio año, que la crisis de la deuda estaba solucionada? ¿No habíamos oído que iban a hacer lo que fuera preciso para que la economía volviera a rodar? O bien no tienen ni idea de lo que están haciendo, o bien son unos mentirosos…, o quizá ambas cosas.

(6) Los acontecimientos de Chipre han puesto de manifiesto que la crisis de la deuda no se está solucionando, sino que, por el contrario, está empeorando.

(7) Todo el proceso en su conjunto estaba orquestado: el banco central blo-queó el tráfico de pago electrónico de en-trada y de salida a Chipre durante el pri-mer fin de semana. ¿Qué otras sorpresas les esperan a los ciudadanos?

(8) ¿Qué ha resuelto el sistema finan-ciero y monetario desde el gran desplome financiero del 2008? La verdad, nada. Los síntomas de la crisis están agravándose y eso indica que el verdadero desplome está aún por venir.

(9) Dejar tu dinero en cuentas de ahorro no sólo no te da rendimiento sino que te expones a que el propio banco te quite una parte del mismo.

(10) Más que las cuentas bancarias, lo que ha quedado dañado ha sido la

confianza. Mientras siga habiendo con-fianza (la creencia en que el dinero fíat es riqueza real) seguirán apareciendo nue-vas crisis. Puesto que lo único que res-palda nuestro dinero es la confianza (eso es lo que significa “dinero fíat”), puedes tener por seguro que nuestro sistema de dinero actual puede ser destruido.

El banco y cómo abandonarlo El pionero de la alternativa islámica

al sistema usurero, Shaij Umar Vadillo, el 8 de febrero del 2011, escribía en su blog acerca de la posición central del banco en el sistema económico dominante:

Soy perfectamente consciente de que estoy sobrepasando el pensamiento con-vencional, quizás esta imagen permitirá entender el nuevo paradigma: esta econo-mía se basa en un 99% en el crédito, nues-tro Muamalat, o modelo de transacciones en el Islam, se basa el 1% en el crédito. La clave para entender nuestro paradig-ma es que “no necesitamos crédito”. Aquí

viene la blasfemia para los economistas: el crédito es en realidad perjudicial. El de-sarrollo debe estar asociado no al crédito y a la acumulación de capital en manos privadas, sino a la creación de una in-fraestructura común de las instituciones públicas por medio de las formas legítimas de acuerdo contractual: ijarah (alquiler), shirkat (asociación para la producción) y qirad (inversión para el comercio).

Lo que necesitamos es ser capaces de crear riqueza sin recurrir a la banca, sin necesidad de los bancos. Este es el punto de inflexión. El argumento es que la cues-tión del dinero no puede considerarse de forma aislada, ya que no es, de hecho, el núcleo del problema. El problema central es la usura, a la que el papel moneda está vitalmente ligado. Para disfrutar de una moneda justa tenemos que ser capaces de crear una economía sin usura, y este es el verdadero desafío.

Shaij Umar Vadillo hace referencia a las crisis recurrentes del sistema bancario:

Los monetaristas han señalado a la “escasez del oro” como la causa de todas las crisis económicas en el pasado. Su ar-gumento es que el oro no permite la expan-sión monetaria en el momento de la crisis. Y dado que siempre estamos en un estado

de crisis, o de prevención de una crisis, el oro se ve como una restricción en su prin-cipal preocupación: hacer frente a la crisis.

Los mercados financieros necesitan de vez en cuando un ajuste. Siempre ha ocurrido así históricamente... ¿Por qué debe haber una crisis? ¿Por qué no sim-plemente los precios caen, como con cualquier otro producto comercial? Esto es debido a que el sistema bancario está trabado en una cadena de préstamos y garantías que alcanza en ciertos niveles a la economía productiva. En pocas pala-bras, los Gobiernos no pueden permitirse el desorden, y tienen que intervenir de la única manera que saben: inyectando más dinero en la economía, el rescate de la cri-sis con más papel.

¿Cuántas veces hemos visto este esce-nario? Y el sistema bancario parece salir fortalecido después de cada crisis. ¿Por qué? Esto es debido a que nuestros políti-cos, en general, han sido entrenados para

pensar que la solución, siempre la misma, consiste en dar más dinero al mercado en crisis, relajando las condiciones, de una forma u otra, en la que los bancos emiten su crédito.

De hecho, podemos decir que hemos llegado hasta al paradigma de la econo-

mía presente impulsados por las crisis, en lugar del consenso político. El actual sistema monetario, o la falta de uno –como dice el Premio Nobel de Economía Robert Mundell–, tiene su origen en la bancarrota de los EE. UU. en la época del presidente Nixon, en los años seten-ta, cuando se abandonaron los últimos elementos que aún quedaban en pie del

antiguo patrón-oro. Anteriormente las guerras y las revoluciones habían sido las primeras en abrir paso a las monedas nacionales de papel. Después fueron las crisis las que ensancharon la brecha exis-tente entre la especie física y el papel. Más crisis significó simplemente que la brecha se amplió hasta que, finalmente, las prin-cipales naciones capitalistas recurrieron al nuevo esquema de flotación de las mo-nedas, para deleite de los especuladores, lo que ha dado lugar a una “industria” de tres billones de dólares al día, aprove-chándose al máximo del caos reinante.

Estoy de acuerdo con los mone-taristas en que “para evitar la crisis” o “para gestionar la crisis” el oro no ofrece soluciones. Si eso fuera todo el asunto no habría nada más que decir, y el argu-mento a favor del oro estaría termina-do –que es lo que quieren los moneta-ristas–. Pero hay mucho más que decir sobre el oro... Mientras que el oro no ayuda a la economía del dinero especu-lativo, puede ayudar a activar la econo-mía real, que es a menudo considerada como un sector marginal, a pesar de ser el alma de la economía y de que su con-tribución al empleo es muchísimo más importante que la del sector financiero. Nuestro argumento es que el oro no se relaciona con las instituciones financie-ras y sus problemas, sino que se relacio-na con la economía real y fortalece el comercio.

En su Fatua sobre la banca dice Shaij Umar Vadillo: “En su núcleo, este sistema de desequilibrio que llamamos capitalismo se construye sobre la riba. Riba es precisamente ‘desequilibrio’. La usura mecanizada a través del sistema bancario ha conseguido que un contra-to delictivo se convierta en el medio de dominio económico”.

El prestigioso analista económico Jeremy Warner se asombraba en The Telegraph, el 28 de marzo, de que sigan haciendo cola los países europeos que quieren unirse al euro, lo que él consi-dera una idea artificial e insostenible:

Chipre se suponía demasiado peque-ño para tener importancia y por lo tanto un buen campo para la experimentación. Sin embargo, al realizar la disección, Europa ha logrado victimizar injusta-mente a un Estado miembro y sentar precedentes que amenazan con profundi-zar la crisis en otros lugares. Al “cortarle el pelo” a los depósitos no asegurados en los bancos insolventes –un principio bas-tante razonable en sí mismo, pero no en el medio de una crisis global financiera– los políticos están sembrando el pánico en los bancos más débiles en el resto de la zona euro y por lo tanto en el capital económico.

¿Será Chipre la paja que rompa la espalda del camello?

Abdalhasib Castiñeira estudió Filosofía y Humanidades en la Complutense de Madrid. Se hizo musulmán en los años 70. Ha sido editor de País Islámico, director de la editorial Kutubia, ha trabajado en altos cargos de la industria de la publicidad, es fundador del Jumeira Islamic Learning Center, en Dubai, ha sido presentador de TV para Iqra y Dubai TV, director de EMU y encargado de marketing de Globalia. Ahora trabaja en la administra-ción del Dallas College, en Sudáfrica.

Los acontecimientos de Chipre han puesto de manifiesto que la crisis de la deuda no se está solucionando, sino que, por el contrario, está empeorando

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY10

Hace más de seiscientos años, en el 808 hiyri o 1406 gre-goriano, Ibn Jaldún recopiló su famosa introducción a la ciencia de la historia, Al-Muqaddima. Entre los asuntos que trató es-taban los avances intelectuales en el Islam en relación a la civili-zación en general. En el pasado, las perspectivas teóricas de Ibn Jaldún sobre el desarrollo de las civilizaciones se han conside-rado únicas en la historia de la erudición islámica. Pero aparte de su método, inusualmente sistemático y consistente, repre-senta claramente la transmisión del pensamiento sobre las civi-lizaciones a lo largo de muchos siglos. Aunque es discutible, la diferencia más significante entre Ibn Jaldún y sus predecesores es más formal que substancial. Muchos de sus puntos de vista analíticos se pueden atribuir a grandes eruditos antes que él, aunque él fue, claramente, el más exitoso a la hora de sistema-tizar los principios de análisis ci-vilizacional, o, como él lo llamó, ‘ilm al-‘umran. Cuando exami-namos su análisis de la historia de los madhabs en el amplio contexto social, también se hace evidente que las preguntas que le preocupaban siguen siendo relevantes hoy en día.

Ciencia en la sociedadLa perspectiva de Ibn Jaldún

sobre el significado social del conocimiento se resume breve-mente. La habilidad para pensar (fikr) permite al ser humano encontrar formas de buscarse la vida y establecer cooperación (ta’awun), lo que él considera el estado inicial del desarrollo so-cial. También deja claro que la forma más importante de cono-cimiento es la Revelación, trans-mitida por los Profetas, que es la fuente principal de guía para la humanidad. A través de su ca-pacidad para pensar el hombre está preparado para aceptar la guía divina, y a través de la coo-peración se hace posible su im-plementación social. Así pues, la religión divina es un funda-mento necesario para una orga-nización social sana, a la vez que funciona dentro de unos pará-metros básicos compartidos por todas las gentes y sociedades, ya sea la Revelación la fuente de sus leyes y conductas morales, o no.

Otro aspecto importante de la visión de Ibn Jaldún es que todas las ciencias son oficios (sana’i), que son perfeccionados y trasmitidos a través de la prác-tica (malaka) y la instrucción

científica (ta’lim). Esta obser-vación es fundamental para la visión clásica del desarrollo de los madhabs, que surgieron como gremios de fiqh y que han permanecido siendo esenciales para la comunidad musulmana por su propia naturaleza ininte-rrumpida de transmisión de la fuente original.

Las autoridades más impor-tantes de las disciplinas cien-tíficas del Islam establecieron sus tradiciones particulares a la hora de perfeccionar su oficio en las que todos tenían su propia

metodología y terminología téc-nica. Esto aparece, por ejemplo, en los madhabs de fiqh, todos los cuales tienen su metodolo-gía y terminología particular y sus autoridades fundacionales propias.

Otra apreciación funda-mental es que una ciencia, al igual que cualquier oficio en la sociedad, se desarrolla cuando aparece una necesidad de ella. Ibn Jaldún explica la aparición y formalización de las ciencias del hadiz, fiqh y sufismo con refe-rencia a la necesidad de afrontar las necesidades de la comuni-dad musulmana en esa época. Oficios y ciencias son a la vez productos y productores de una civilización. Sin embargo, el pa-pel de las ciencias no acaba ahí, su comunidad es el medio por el que ese estado de civilización se mantiene y desarrolla. Este pa-pel fundamental en la represen-tación y producción de cono-cimiento social, a su vez, regula lo que se puede saber, pensar y practicar dentro de ciertos con-textos políticos, sociales, eco-nómicos e intelectuales. Estas perspectivas sobre las relaciones de poder expresadas a través de la ciencia son lo que se llamaría hoy en día “discursos sobre el conocimiento”.

Tipología de las ciencias A pesar de que muchas cien-

cias coinciden en parte y com-parten ciertas metodologías,

Ibn Jaldún las clasifica en dos: las basadas en el raciocinio y las transmitidas por la Revelación. Así clasificó las ciencias de su época en dos amplias categorías: las ciencias filosóficas y las cien-cias tradicionales de transmi-sión. Las describió como “una natural, del ser humano, hacia la cual es dirigido por medio de su propia capacidad de pensar; y otra tradicional, que aprende de aquellos que la iniciaron”.

Siguiendo la perspectiva general de Ibn Jaldún sobre las ciencias en la sociedad, se puede

argumentar que, debido a que la ciencia del fiqh está basada en transmisión y que sus continua-das metodologías son raciona-les, es la disciplina que refleja de manera más clara el desarrollo histórico general de las socie-dades musulmanas. He aquí por lo que pone tanto énfasis en la importancia de conocer sus orígenes, desarrollo y funciones contemporáneas dentro del am-plio contexto de la historia de las civilizaciones.

La historia de los ‘madhabs’ La perspectiva de Ibn Jaldún

sobre el desarrollo del fiqh se puede dividir en al menos cin-co distintas fases: 1ª, la fase de ikhtilaf; 2ª, la fase pre-científica; 3ª, la fase de tres madhabs; 4ª, la aparición de cuatro madhabs y la extensión del taqlid; y 5ª, la expansión geográfica de los cua-tro madhabs.

En primer lugar remonta los orígenes de los cuatro madhabs a la existencia natural de dife-rencias de opinión (ijtilaf) entre la gente de conocimiento cuali-ficada para hacer juicios tras la muerte del Profeta, que Allah le bendiga y conceda paz. En esta época el fiqh no era una ciencia especializada. A la gente con co-nocimiento sobre el Corán, sus significados y dictámenes lega-les se la conocía como al-qurra, los recitadores. Sin embargo, cuando el alfabetismo se pro-pagó dentro de la civilización

musulmana, hubo una transi-ción de los al-qurra a los fuqaha y ‘ulama, en el sentido específico de juristas y eruditos de las cien-cias religiosas. Esto es el princi-pio de la segunda fase, conocida como la fase pre-madhab.

De acuerdo con Ibn Jaldún, las ciencias, al igual que los ofi-cios, son una característica de las culturas sedentarias. Puesto que esta no existía, o al menos era muy poco común entre la mayoría de los árabes, eran los no-árabes quienes sobresalían en el desarrollo de estas ciencias

tempranas. Ibn Jaldún se refiere a los filólogos de ascendencia persa, tales como Sibawayhi, al-Farisi and az-Zayyay. Asimismo, hace notar que muchos de los árabes que abandonaron la cul-tura beduina pertenecían a la alta sociedad de los musulma-nes. Esto significa que se sentían atraídos por la política en lugar de la erudición, que se dejaba para aquellos cuyo origen no era árabe. Nuevas generaciones de eruditos de diversos orígenes desarrollaron diferentes méto-dos y enfoques para el estudio del fiqh, que emergieron como gremios formados en torno a un maestro cuyos estudiantes sistematizaron el conocimien-to en diferentes escuelas de pensamiento.

En esta tercera fase, los fu-qaha desarrollaron dos enfo-ques diferentes. Un enfoque se apoyaba en el uso de la opinión considerada (ra’y) y la analogía (qiyas), y era representado por la gente de Iraq, conocidos como ahl ar-ra’y, cuyos seguidores se centraban en torno al Imam Abu Hanifa (f. 150/767). El otro enfoque, asociado a la gente del Hiyaz, enfatizaba el hadiz y la tradición transmitida. El prin-cipal erudito era Imam Malik (f. 179/795), y tras él, Imam Ash-Shafi’i (f. 204/820). Ibn Jaldún menciona también el madhab Dahiri, hoy en día extinto, que se desarrolló en torno a Dawud

b. ‘Ali (f. 270/883) y su hijo (f. 297/909), quienes restringieron las fuentes de la ley a los textos y el consenso general (iyma’). Sin embargo, enfatizando la centra-lidad de la transmisión viva, de-clara que a aquellos que inten-ten aprender el sistema de fiqh Dhahiri después de haber desa-parecido se les considera inno-vadores, puesto que “aceptan el conocimiento de libros para el cual no existen llaves proporcio-nadas por maestros”.

En la cuarta fase, únicamen-te permanecieron los enfoques de ahl al-hadith y ahl ar-ra’y. Estos fueron representados por los cuatro madhabs, que llevan el nombre de sus principales juristas: Abu Hanifa, Malik, Ash-Shafi’i y Ahmad b. Hanbal (f. 241/855). La terminología técnica se volvió muy diversi-ficada, y desarrollados comple-jos de erudición hicieron muy difícil que generaciones pos-teriores consiguiesen llegar al nivel de poder emitir juicios in-dependientes (iytihad). De esta manera la cuarta fase se carac-teriza por el taqlid (imitación). Cuando Ibn Jaldún menciona el cierre de “la puerta de diferentes opiniones y métodos”, se refiere a la imposibilidad de crear un madhab después de los cuatro establecidos.

Finalmente, Ibn Jaldún ana-liza la expansión geográfica de las cuatro escuelas y sus poste-riores contextos sociopolíticos en una manera que ejemplifica cómo los eruditos clásicos tra-taban cuestiones similares a las que se presentan a los historia-dores modernos.

Pasado y presente Está claro que el análisis de

Ibn Jaldún sobre la aparición de los madhabs representa en sus-tancia la perspectiva de la ma-yoría entre los ‘ulama a lo largo de la historia, a pesar de que la forma y los detalles pueden ha-ber sido diferentes dependiendo del contexto político y científico. Cuestiones similares que emer-gen de la dinámica intelectual y sociopolítica que atañían a Ibn Jaldún aún afectan a la co-munidad musulmana, y una comprensión de cómo los eru-ditos clásicos trataron con estas cuestiones dentro de su propio contexto puede por lo tanto proporcionarnos los instrumen-tos necesarios para hacer frente a los retos que nos encaran.

Tobias Abdalhakim Andersson nació en Suecia y ha estudiado Árabe y Ciencias Religiosas en la Universidad de Linnaeus. Ahora vive en Norwich y enseña Historia en la Facultad Musulmana de Estudios Avanzados, además de trabajar en varios proyec-tos de investigación y traducción.

La historia de los ‘madhabs’Abdelhakim AnderssonNorwich, Reino Unido

Una perspectiva clásica basada en Ibn Jaldún

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 11

Singapur ha sido, y aún continua siendo, la ciudad portuaria más importante del sureste asiático. La po-blación de Singapur es apro-ximadamente de tan solo de 5.200.000 habitantes, pero el total de la masa monetaria circulante es de cinco trillo-nes de dólares de Singapur a día de hoy, enero de 2013. El país está compuesto, princi-palmente, de una clase media que envejece, y, debido a un índice de natalidad pobre, el Gobierno teme que la pobla-ción decaiga, arrastrando, en consecuencia, un declive del crecimiento del producto in-terior bruto. Por esta razón, el Gobierno ha comenzado a traer desesperadamente ex-tranjeros cualificados para que adoren la economía, es-perando compensar el índi-ce de natalidad, o se podría incluso decir, para castigar a sus propios ciudadanos, ya que aquellos están ocupando los que podrían ser sus pues-tos de trabajo, apartamentos y otras oportunidades. Existe una tensión social silenciosa a este respecto.

De una oscura isla entre otras dos mil islas ricas que hay en Indonesia, Singapur ha crecido hoy ambiciosa-mente –desde el colonialis-mo inglés– a ser un centro financiero e inversor en todo el sureste asiático, gracias al capitalismo de Estado. Atrae turistas de todo el mundo especialmente por su medio ambiente, limpio y verde. Algunos incluso dicen que es una ciudad que está “bien”, bien en apariencia y funcio-namiento sistemático tecno-lógico, además de “bien” re-gulada en cuanto a las leyes que imponen multas sobre todo aquello que el Gobierno no quiere que la gente haga, ya sean nativos o extranjeros.

En este país de estilo de vida londinense en el que todo es una carrera, la única religión que queda, en prác-tica mayoritaria, es la religión del capitalismo. Hay cristia-nos, hindús, budistas, taoís-tas, ateístas y pensadores li-berales, pero solo por un día o dos a la semana, o los fines de semana, cuando se sienten “píos”. El resto de la semana la gente se adhiere a la religión del capitalismo, la que la gen-te considera la única religión práctica para satisfacer sus necesidades de superviven-cia de clase media. La vida en Singapur es trabajo. Es como si el Gobierno estuviese

diciendo: “Trabajad u os que-daréis fuera, a lo mejor sin comer. Si pedís, a lo mejor os multamos”.

En esta ciudad cosmopolita, dinámica y activa la gente está siempre ocupada y usando su vida, casa y propiedades para hacer dinero y pagar deudas, facturas e impuestos, y más di-nero para algún tipo de seguro o ahorro que asegure una vida cómoda en el futuro una vez re-tirados del trabajo. La mayoría de las veces nunca llegan a uti-

lizar el dinero que han ahorra-do, excepto una pequeña parte, antes de su último aliento. Es en esta situación en la que los musulmanes del país –el 15% de la población– se encuentran. En resumen, los musulmanes de este país se encuentran en una forma de vida forzada so-bre ellos por los preceptos de la riba, –usura–, y el capitalismo.

Singapur era originalmen-te una isla de musulmanes que formaba parte del Sultanato de Johor antes de que Sir Stamford atracase el Indiana –su barco de la East India Company– en sus orillas y comprase la isla por su importancia estratégica para controlar las rutas comerciales por mar que conectan China, Indonesia y el resto del mun-do. Cuando la isla de Singapur se dio a conocer al mundo por su importancia estratégica y su potencial lucrativo, tuvo que ser desconectada del Sultanato de Johor y forzada a servir como una plataforma para el poder mercantil y marítimo británico. Cuando se deshizo el sultanato también se abo-lieron los awqaf, el Zakat, los mercados y la moneda. Lo que se dejó continuar fueron los rituales de ‘ibadah, ‘adoración’. Después de esto, Singapur pasó a ser parte del control británico sobre el archipiélago malayo

y, sucesivamente, consiguió la independencia del colonialis-mo y del sultanato, que no pu-dieron sobrevivir después de la Segunda Guerra Mundial. Acto seguido dio comienzo la fase del capitalismo, que ha visto hasta hoy a un solo partido-pa-dre en el control del Gobierno y de las finanzas. Un periodista lo definió como “la cara feliz del fascismo”; otro filósofo como “capitalismo autoritario”.

Debido a todo esto, el Islam ha quedado como un icono

turístico en Singapur. El Islam permanece como nombre en las tempranas organizaciones mu-sulmanes que fueron estableci-das por eruditos musulmanes para enseñar el Din y proteger los intereses de los musulmanes en el país. El Islam permanece como una imagen y un recuer-

do del pasado en las mezquitas históricas y otros edificios cons-truidos por los musulmanes. El Islam permanece como un eco distante que viene de las tum-bas de los muchos awliya que están enterrados por toda la isla, especialmente el gran wali de Allah, Sheij Habib Nuh Al-Habshy, que Allah los purifique a todos. El Islam permanece en

los rituales de la oración y en las celebraciones festivas.

Mientras que esta es la si-tuación general concerniente a los musulmanes en esta tierra, ha surgido, por la voluntad de Allah, un nuevo espíritu, ener-gía o como cada uno lo quiera llamar entre la generación de musulmanes jóvenes que han perdido la esperanza en la for-ma de vida capitalista –que ha durado poco– y que les ha sido impuesta. Se están volviendo a un conocimiento genuino del

Islam e intentando redescubrir las prácticas genuinas de la di-námica comunidad del antiguo sultanato, que estaba a su vez basada en una tradición de mil cuatrocientos años.

A este respecto, la noticia que más vale la pena mencionar para invitar a viajeros musul-manes y no musulmanes a visi-tar Singapur es la cada vez más importante presencia de un cre-ciente grupo de comerciantes, usuarios y activistas del dinar de oro y el dírham de plata que po-nen en práctica las mu’amalat. El dinar de oro y el dírham de plata son, conjuntamente, la moneda original de los musul-manes, halal y que cumple con los preceptos de la Sharia. El Zakat de la riqueza monetaria ha sido siempre pagado con di-nares y dírhams, mejor dicho, el Zakat ha sido siempre recogido y distribuido de una manera or-ganizada bajo liderazgo político en estas monedas. Con el orden capitalista basado en la riba fa-llando, un grupo de jóvenes mu-sulmanes está trabajando para restaurar el pilar caído del Zakat y restablecer la práctica perdi-da de las mu’amalat (comercio, mercados sin alquiler en terre-nos waqf, caravanas, gremios, contratos, etc.) en Singapur. Trabajan de forma cercana con gente del mismo movimiento

en Malasia, Indonesia y otras partes de Nusantara (nombre original malayo para el sureste asiático musulmán). A través de este movimiento Singapur ha visto miles de estas monedas de oro y plata en circulación y una red de comercio llamada JAWARA Tumasik (Tumasik era el nombre de Singapur bajo el sultanato) compuesta por 85 comerciantes musulmanes.

Tres eruditos musulmanes en Singapur han emitido re-cientemente un juico sobre el dinero fíat titulado Al-Hujjat al Bahirah Li-I’aadati Amwaalina at-Tahirah y que significa: ‘La prueba irrefutable del regreso de nuestro dinero puro’.

Los visitantes de Singapur pueden realizar transacciones en dinar y dírham, a través de las cuales estamos viendo cómo toda Nusantara se está unifican-do basándose en las mua’amalat y una solo moneda con valor in-trínseco, superando la muchas barreras fiduciarias impuestas a los trescientos millones de per-sonas de Nusantara. Un cambio radical en la plataforma de co-mercio está ahora en proceso; esto es decir, un cambio total alejándose de las barreras co-merciales del capitalismo; esto es: una nueva moneda con valor real, gremios y control de cali-dad, mercados libres que usan está moneda y venden aquellos productos que no vienen de cor-poraciones multinacionales y donde todos pueden comerciar sin pagar alquileres, financia-ción de negocios y contratos de sociedad –todos basados en una práctica con mil cuatrocientos años de historia y que está pro-bada con éxito−. Eso significa que no hay bancos, monopo-lio, dinero fíat, capitalismo in-mobiliario, deudas, impuestos, inflación, parados… y la lista continúa.

Esta es la respuesta a la crisis económica europea que nun-ca termina. Este podría ser, sin duda, un sitio interesante para ser visitado por europeos para aprender la posibilidad de esta-blecer un modelo económico al-ternativo que está libre de usura. Este es ciertamente un lugar que merece la pena visitar: la ciu-dad de la usura sobre la que un movimiento Dinar y Dírham se cierne y refleja el poder de Allah.

¹El juicio se puede leer en la siguiente dirección web: http://www.dinarwakala.com/downloads/Judgment_on_Fiat_Currency.pdf

Hasbullah Shafi’iy nació en Singapur. Ha estudiado Política, Literatura e Historia en el Dallas College. Ahora está de vuelta en Singapur, donde es fundador de la compañía Wazir Media Pte LtdI, publica la revista Vizier y es el promotor del Movimiento Dinar y Dírham en Singapur.

Musulmanes en SingapurHasbullah Shafi’iSingapur

La mezquita del Sultán, Singapur.

Singapur era originalmente una isla de musulmanes que formaba parte del Sultanato de Johor antes de que Sir Stamford atracase el Indiana en sus orillas y comprase la isla por su importancia estratégica

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‘The Dinar Movement’

Al Jazeera Documentary Channel y Garnata Media han finalizado la co-produc-ción de un documental so-bre la realidad del dinar y el dírham.

No sale de imprenta un solo número de Islam Hoy donde no haya al menos un artículo difundiendo la importancia de combatir la usura y la hegemonía de la banca, junto a la necesidad de volver a las monedas de valor intrínseco, como indi-ca la Revelación y como nos mostró el Rasul, sallallahu ‘aleihi wa salam: el dinar de oro y el dírham de plata.

Sin embargo, para mu-chos de nosotros, esto pue-de parecer poco más que una expresión utópica o el sentimiento romántico ha-cia lo antiguo. En cuanto a los musulmanes que se es-fuerzan por cumplir con su Din, este tema parece fuera de su alcance y nos pode-mos sentir atrapados en el

paradigma del Estado mo-derno, o engañados por la falacia de las ‘finanzas is-lámicas’. La situación pare-ce estar en punto muerto. Estamos a la espera de que lleguen tiempos mejores y así poder hacer frente al asunto, inmovilizados por la aparente fuerza del sistema. Pensamos que la aplicación del dinar es inalcanzable y que la usura seguirá siendo una fuerza dominante a la que tendremos que adaptar-nos. Pero no hay fuerza ni poder excepto por Allah, y la victoria Le pertenece. Él y Su Mensajero han declarado

la guerra a la usura, y Él tiene poder sobre todas las cosas.

The Dinar Movement es como un rayo de sol en me-dio de un día de lluvia sin fin, ya que, como su propio título indica, las cosas se están moviendo. Este do-cumental de una hora hace un interesante estudio y demuestra la implementa-ción de estas monedas en Malasia e Indonesia, como medida alternativa a la eco-nomía usurera. El largome-traje ha sido rodado durante varios meses en Indonesia, Singapur, Malasia, Turquía y España, y abre una inédita ventana al trabajo de Shaykh Umar Vadillo (fundador del dinar en tiempos moder-nos) y de los activistas de este movimiento en el su-deste asiático, que renueva la fuerza y el coraje de aque-llos que, en otras partes del mundo, sostienen la lucha contra la usura como prio-ridad. La cinta se sirve de ilustrativas secuencias para explicar la naturaleza del sistema usurero y contie-ne entrevistas interesantes, genialmente entrelazadas, que arrojan luz sobre temas

como el funcionamiento de los bancos centrales, el dile-ma de la erróneamente de-nominada ‘banca islámica’ o la violación de las libertades que constituye el papel mo-neda impuesto por el Estado y su consecuencia inevita-ble; la inflación.

Afortunadamente, el documental no reproduce el paradigma dominante de los medios de comunica-ción, es decir, esa “objeti-vidad” desesperanzadora, o “neutralidad” (en sí misma una falacia por razones que merecerían otro artículo), y su debate mediocre: “Yo digo negro, tú dices blan-co; conclusión: gris”, sino que toma partido y apoya la iniciativa del dinar, si-tuando como protagonista a Abdalghany, un econo-mista de Kazakhstan que se unió al activismo del dinar en Malasia. Creo que esta es la característica más pode-rosa de la película. La voz en off del director, Malik Basso, es discreta, dejando la verdadera narración a Abdalghany. El espectador le acompaña desde la uni-versidad a las cámaras aco-razadas donde se guarda el

oro del Estado de Kelantan, pasando por una céntri-ca plaza donde se celebra el Occupy Kuala Lumpur. Con esta dinámica visual y cambio de escenarios, la película transmite la at-mósfera del movimiento. Las escenas en las que ve-mos transacciones comer-ciales con dírhams de plata, o el pago del Zakat, repre-sentan la confirmación de toda una realidad. También apreciamos una cómica si-tuación, con la goberna-dora del Banco Central de Malasia, que nos revela lo perdida que está la institu-ción. El documental tam-bién ofrece una perspectiva privilegiada de la reintro-ducción histórica de la mo-neda tradicional en tierras musulmanas, capturando la aventura desde sus ini-cios en Granada en 1992, hasta su implementación al otro lado del mundo en la actualidad.

Ahora se puede afirmar que Allah ha dado permiso para el retorno del dinar. No es una utopía, ni es ro-manticismo. Está ocurrien-do y puedes ver a tus her-manos haciéndolo.

Abdellah BignonSevilla

El Estado del malestar

El funcionamiento inter-no de la gran mayoría de los Estados europeos está basado en ideologías comunistas que fueron impuestas de forma de-finitiva después de la Segunda Guerra Mundial como medi-da preventiva contra el posible resurgimiento del fascismo. En España, el modelo fascista-católico se mantuvo hasta que, en la llamada Transición, los reformistas políticos, herederos de los revolucionarios comu-nistas previos a la guerra civil, consiguieron establecer la so-cialdemocracia, que es, en de-finitiva, una versión aguada del marxismo.

Esta ideología posicio-na al Estado como deidad. El Gobierno lo regula todo; asume la responsabilidad del bienestar de todos los ciuda-danos asumiendo los servicios, como la asistencia sanitaria, las pensiones y el sustento de los “parados”. Al mismo tiempo se auto-confiere la autoridad para emitir permisos de toda clase, sin los cuales la actividad con-cerniente se considera ilegal. En

esencia, regula absolutamente todos y cada uno de los aspectos sociales bajo la presunción de que es el sistema más eficiente.

Al renunciar a esta respon-sabilidad y cedérsela al Estado, los individuos y los pueblos han permitido la ruptura de los gru-pos familiares y los vínculos de sangre o creencia. Los clanes, las tribus y grandes familias que, de manera natural, se ayu-daban y se encargaban de todos sus miembros, han sido des-truidos. El desmantelamiento de la familia como tejido social ha resultado en la familia nu-clear, en el mejor de los casos, y, en el peor, este proceso de aislamiento del individuo se ha desarrollado hasta llegar al ciudadano perfecto: aquel que no tiene ningún lazo familiar real, cuyo fin es el consumismo y cuya perfecta sumisión al sis-tema, sin el menor riesgo de de-safío, garantiza el buen funcio-namiento de la máquina estatal.

El final es la destrucción to-tal del tejido social orgánico y de cualquier vínculo que otor-gue poder a la gente como enti-dad social. En pocas palabras: la absoluta individualización del ser humano junto con su sumi-sión al Estado y los bancos. El ciudadano moderno se apoya en el Estado, depende de él y se

vuelve hacia él para todas sus necesidades. Esta ilusión de po-der conferida al Estado ha sido inculcada en todos los ciudada-nos como algo absoluto, y jus-tifica el pasmoso y francamente arbitrario sistema de impuestos, tributos y tasas, “impuestos” so-bre los ciudadanos de la manera más implacable.

Adjudicarle al sistema es-tatal tanto poder es meterse entre las patas de los caballos. La maquinaria del Estado no tiene la capacidad administra-tiva ni económica, la visión, los escrúpulos, la moral ni el entendimiento existencial para gobernar una nación. Este siste-ma le usurpa a la gente su lado humano más social, obstruye y dificulta hasta lo imposible el desarrollo y la aplicación natu-ral de aspectos tan fundamen-tales de la vida humana como la compasión, la preocupación por los otros, la confianza, la generosidad, la colaboración y la responsabilidad social.

Este sistema ha engañado a naciones enteras de todo el mundo con los ostentosos prin-cipios de libertad y democracia. El caso es que la democracia se ha reducido al derecho de meter un papel en una caja cada pocos años y al libertinaje que justifica y tolera los comportamientos

más deplorables. El sistema de-mocrático propicia la creación y respalda la permanencia de una clase incompetente y co-rrupta de individuos que for-man el cuerpo del Gobierno: la clase política. Esta gente, aun-que teóricamente representa al “Pueblo”, se ha distanciado de él, mirando únicamente por sus intereses propios, y su labor resulta, además, enteramente ineficiente.

El Estado es un fiasco, y su promesa de bienestar ha de-mostrado ser todo lo contra-rio, con millones de personas sin posibilidades de sustento sumergiéndose en la pobreza y la indignación y sin expecta-tivas de una vida mejor. Aun así, el Estado pretende imple-mentar y mantener medidas que garantizan la ruina del país y crean una economía rígida, inflexible, incapaz de acomo-darse a diferentes situaciones. Paradójicamente esto se lleva a cabo en nombre del pueblo y los trabajadores.

El Estado, por su naturaleza desequilibrada, está totalmen-te ligado y es dependiente del sistema bancario y esto, en el fondo, es la causa fundamental de su fracaso. Los impuestos representan únicamente un pe-queño porcentaje de los gastos

del Gobierno. El resto proviene del Banco Central y otras deu-das contraídas continuamente. Esto garantiza que la situación no tenga salida. Sean cuales sean las medidas adoptadas, ya sean de austeridad por medio de recortes o de estímulo me-diante inyección de fondos en la economía, este sistema está condenado a la ruina. Está fir-memente afianzado en un mo-delo monetario artificial que ofrece una moneda carente de realidad y de valor intrínseco. Por lo tanto, el precario malaba-rismo exhibido por las clases fi-nancieras y políticas únicamen-te conduce a un aplazamiento de lo inevitable.

El desequilibrio debe re-mediarse y la justicia ha de restablecerse. Esto ha de ocu-rrir mediante grupos de gente cuyos vínculos entre sí estén basados en el Din de Allah, que otorguen autoridad a los mejo-res de entre ellos y recuperen la cordura en el terreno de las transacciones: una economía real de mercancías y servicios reales intercambiados con una moneda de valor real; una gen-te que no adore deidades, sino que reconozca al Creador como única Divinidad, sometiéndose al Él enteramente, atribuyéndo-le todo el poder a Él.

Abdellah CastiñeiraZúrich

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 13

Vivimos en la era de la alta tecnología. Los grandes progre-sos que el hombre, por el favor divino, ha logrado en la tecno-logía en las últimas décadas han transformado la sociedad radi-calmente. Actualmente la tecno-logía tiene un papel preponde-rante en la sociedad, y, junto con la ciencia, ha aportado mejoras visibles en todas las facetas de nuestras vidas, sin mencionar lo que aún está por llegar. Los pro-digios con que nos sorprenden científicos y tecnólogos causan tremenda admiración, y los nue-vos logros se atribuyen directa-mente al Hombre. Mas debemos recordar que, como todo don que poseemos, la tecnología es un regalo de Allah: “Y cualquier don que tenéis proviene de Allah” (Sura de las Abejas, 53).

En su libro Carta a un musul-mán africano, Shaij Abdulqadir as-Sufi compara la sociedad de la alta tecnología actual con la de del faraón, quien mandaba construir sofisticadas pirámides, haciendo uso de la más alta tec-nología y atribuyéndose por ello poder absoluto y proclamándo-se dios sobre su gente. El kufr de hoy en día es en cierto modo similar al de los tiempos de los faraones, en el sentido de que el hombre procura desarrollar la técnica velozmente y se atribuye los logros a sí mismo, negándose a reconocer al Creador.

Uno puede pensar en los telé-fonos móviles o los automóviles, y en su funcionamiento, y no ver conexión alguna con la voluntad divina, y decir: “En ningún lugar de la Revelación, ni en el Libro ni en la Sunna se encuentra men-ción o exhortación a lo que hoy entendemos por tecnología; más bien, ha sido el hombre quien la ha creado y desarrollado por iniciativa propia y sin mediación divina”.

Esta opinión (mu’tazilí por cierto) es completamente erró-nea, pues Allah ha creado al

ser humano y lo que éste hace: “Dijo: ¿Adoráis lo que voso-tros mismos habéis esculpido, cuando Allah os ha creado a vosotros y a lo que hacéis? (Sura de Los que se ponen en Filas, 95-96)”.

Pero no solo eso, porque Allah, por su atributo de Qudra (Decreto o Poder) ha decretado hasta el más diminuto suceso que ocurre en la creación, y ha decretado la vida de cada per-sona, de cada ingeniero y cien-tífico. Los factores en la vida de cualquier inventor o precursor tecnológico estaban decretados antes de su propia existencia, in-cluidos sus talentos y facultades, con quién estudió, qué experi-mentos llevó a cabo o qué le con-dujo a descubrir o inventar algo.

Por su atributo de Ilm (Conocimiento), Allah conoce cada ser en la creación incluso antes de su aparición en la exis-tencia. “¿No habría de cono-cer a quien ha creado, cuando Él es el Sutil, El que conoce lo

más recóndito?” (Sura de la Soberanía 14); y también: “No cae una sola hoja sin que Él no lo sepa, ni una semilla en la pro-

fundidad de la tierra, ni nada húmedo o seco que no esté en un libro claro” (Sura de los Rebaños 59). Del mismo modo, Allah conoce con todo detalle

cada electrón que se mueve, cada gota de petróleo que se carbura y cada byte que se transfiere.

Y es únicamente por la irada (voluntad) de Allah que esto su-cede. Todo el desarrollo de la tec-nología es parte de la voluntad de Allah, pues no ocurre nada si no es porque Él lo quiere.

A modo de acotación, cabe señalar que la idea de que no hay mención a los vehículos moder-nos en el Corán puede ser refuta-da con la siguiente aleya: “Y los caballos, los asnos y los mulos para que montéis en ellos y sean un adorno. Y [Allah] crea lo que no conocéis (Sura de la Abeja 8)”. Aquí, Allah menciona implícitamente que Él crea todo medio de transporte.

Hemos visto, pues, que Allah es el creador de esta existencia y todo lo que hay en ella, que Él todo lo ha decretado y que tiene conocimiento exacto de todo asunto en ella. Como dice Ibn Abi Zaid al-Qirawani en su Risala: “Ensalzado sea por

encima de que haya en Su rei-no lo que Él no quiere, o de que haya alguien que prescinda de Él, o de que haya cualquier creador de algo que no sea Él” (Creencia: 28).

Allah ha subordinado cuan-to hay en los Cielos y en la Tierra al servicio del hombre, y lo ha dotado de intelecto para que sepa emplearlo.

Si los científicos, los técni-cos y los beneficiarios de la tec-nología tan solo reconocieran estas realidades, y estuvieran agradecidos a Allah por Sus fa-vores en este sentido, Allah los incrementaría. Como musul-manes, debemos ser conscien-tes de los regalos del Creador y alabarle por ello. El Mensajero de Allah, la paz sea con él, dijo: “Cada vez que Allah bendice a un siervo con un don, ya sea pequeño o grande, y el siervo dice “Alhamdulillah”, Yo le doy algo mejor lo que acaba de re-cibir” (Az-Zuhd, de Hunan ibn as-Sarí, lo transmitió al Hasan).

‘Tawhid’ y tecnologíaHamza CastiñeiraCiudad del Cabo

Si los científicos, los técnicos y los beneficiarios de la tecnología tan solo reconocieran estas realidades, y estuvieran agradecidos a Allah por Sus favores en este sentido, Allah los incrementaría

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY14

Tecnología o el síndrome de Diógenes

Mencionar el llamado “sín-drome de Diógenes” en seguida nos hace pensar en esa patolo-gía que sufren algunas perso-nas aisladas, con frecuencia ya ancianas, cuya compulsión las lleva a acumular cosas y cosas, como si los objetos pudieran defenderlas de su miedo a la soledad, a la provisión (su falta, más bien) y, al final, a la muerte.

Pero… ¿se nos ha ocurrido pensar que esa enfermedad, después de todo, no es más que una especie de metáfora de nuestro mundo actual; una hipérbole que, vivida en indivi-duos concretos, se convierte en una alegoría de la misma com-pulsión que mueve a nuestra so-ciedad como ser social y como compendio de individuos?

Porque… ¿qué es sino una compulsión enfermiza ese afán por acumular bienes que mue-ve a tanta gente a una vida de usura y avaricia? Entre los po-derosos no es raro encontrar personas que acumulan tanto patrimonio que necesitarían decenas de vidas para poder disfrutarlo: casas que ni llega-rán a visitar, piscinas que no utilizarán nunca, aviones y

vehículos variados que se acu-mulan en garajes y almacenes sin posibilidad de usarlos… Y nunca es bastante. Siempre hay alguien que tiene más y eso les come la moral. Pero entre las personas corrientes, no es raro encontrar a quienes nunca les basta con todo ese compendio de aparatos y tecnologías que la sociedad consumista ha ido convirtiendo en necesidades hasta el punto de que si te fal-tan te sientes indefenso: televi-sión, coche, ordenador, móvil, smartphone, lavadora, frigorífi-co, cafetera, plancha, calefactor, aire acondicionado, secador, DVD, videoconsola, teléfono… ¡Bueno!; añada el lector a vo-luntad. La lista podría ser tan larga que necesitaríamos varias páginas para nombrarlos y el director del periódico me iba a echar para atrás el artículo porque tiene demasiadas pa-labras. Pero lo más gracioso es que muchos de esos objetos se tienen de dos en dos (y en al-gunos casos no precisamente baratos; un coche, por ejemplo, ya vale un dinero; pero dos…). Y si no es a la vez, es en el tiem-po, de modo que, como los avances tecnológicos envejecen muy rápido porque el mercado ya se encarga de ir renovando con nuevas modas y presta-ciones, con nuevos programas y lectores electrónicos, nuevas

energías, nuevas baterías, etc., pues hay que estar cambiándo-los aunque el antiguo todavía sirva. Si no, uno se queda anti-cuado y descolgado de la mo-dernidad… ¡Ea!

Puede que nuestro síndro-me de Diógenes tenga la va-riante de que no quiere tener presente todo lo que acumula (o desecha para acumular el sustituto nuevo); pero si pu-diéramos ver los lugares don-de se amontona todo lo que desechamos sin más necesidad que la locura tecnológica y usu-rera en que nos tienen metidos, ¡vaya si comprobaríamos hasta dónde nuestra vida es un per-petuo síndrome de Diógenes a lo bestia!

Y, sin embargo, Diógenes, en realidad, no tenía algo

parecido, ni de lejos, a esa en-fermedad; este filósofo griego promulgaba la independencia de las necesidades materiales para hacernos más libres y de él se cuenta, por ejemplo, que un día viendo beber a un niño agua de una fuente con sus ma-nos, el pensador, que sólo tenía como pertenencias un zurrón, un manto y una escudilla, dijo: “Viendo a este niño he compro-bado que todavía tengo cosas superfluas”. Y tiró la escudilla.

Los musulmanes tenemos más claro que Diógenes las ven-tajas del desapego. Después de todo, ese filósofo y su grupo ya tenían dudas existenciales que les llevarían a enfrentarse con Platón. Pero si algo nos aclara el Islam es que esta civilización tecnológica y desmesurada se

autodestruye ahogada en sus miedos y sus compulsiones y, de paso, destruye y arrasa el medio natural y los valores que hacen al hombre ser hombre y no una prolongación de sus aparatos (tecnológicos) y un esclavo de quienes los diseñan para este Matrix en que vivimos.

Es Allah quien nos dice en Su Libro: “No alcanzaréis la virtud hasta que no deis de lo que amáis” (Sura de la Familia de Imran, 92). Que sólo puede hacernos pensar que lo que nos hace grandes no es “tener”, sino “dar”. Y que si de veras quere-mos ser libres y acercarnos a la verdad de la existencia (lo que también nos hará más felices) tenemos que escapar de ese sín-drome de Diógenes en que está atrapada la actual civilización en que vivimos.

Yahia Ballesteros es profesor de Historia y Geografía en un I.E.S. andaluz. Tiene publicadas obras de poesía, novela, teatro y ensayo y ha recibido premios como el Río Henares de sonetos (Guadalajara), el Primer Premio del Ministerio de Educación y Ciencia de Teatro (Madrid) o el de novela de Olula del Río (Almería). Dirige la revista in-ternacional de teatro y literatu-ra Alhucema. Páginas con obra suya: https://sites.google.com/site/emilioballesterosalmazan/

Yahia BallesterosGranada

De Erzurum a Estambul

Los viajes son como la vida misma. El destino no tiene por qué ser lo más importante, y el porqué es algo a descubrir a cuenta propia. A menudo es en el cómo y con quién donde se encuentra el secreto. Y cuando estos dos últimos son buenos, los resultados suelen ser buenos.

Hace poco estuve en Yedda. Era mi primera visita a Arabia Saudita. Dejaré las experiencias de Medina y Meca para otro momento. Este país es un lugar extraordinario por muchas razo-nes. Una de sus facetas, con con-secuencias buenas y malas, es que está fuera de lo que llamamos el mundo modernizado y globali-zado. En Yedda, ciudad en la que pasé algún tiempo, la sensación era la de estar como en una isla. La ciudad antigua es preciosa, de calles pequeñas y callejones pea-tonales, con una mezcla de ar-quitectura singular entre andalu-sí y otomana. Sin embargo, esto no impide que tanto particulares como el Ayuntamiento tengan el casco antiguo en lo que podría

definirse como “ruina oficial”. Aun así la ciudad está llena de vida. Corriendo, una de mis acti-vidades favoritas, observé cómo los vendedores ambulantes co-mercializan verduras frescas, los niños juegan al futbol, los veci-nos comparten tardes en sillones y sillas que colocan en la misma calle o acera, y en cada esquina y barrio de la ciudad; pero todo este bullicio se paraliza cuando la llamada a la oración inunda, des-de todas las direcciones a la vez, el aire caluroso del desierto.

Fue en estas circunstancias donde conocí a Abdul Karim. Habíamos hablado por teléfono

y fijado un lugar de encuen-tro. Estaba solo, sentado en una mesa, en una pequeña cafetería de empresa dentro de un edifi-cio. Lo reconocí al instante. No sé si realmente no había nadie más en la sala o si su presencia inundaba todo con su energía. Abdul Karim se llamó en su día Kevin y es de los Estados Unidos. Antes de terminar sus estudios universitarios decidió empren-der el viaje de su vida. Llenó su mochila con lo mínimo y viajó por meses desde Europa hasta Asia Central.

Fue en Pakistán, allá por 1971, donde, por casualidad o

destino, se encontró con un ami-go de la universidad con el que había compartido habitación durante dos años. La familia de su amigo tenía tiendas de anti-güedades en Irlanda y en Boston; por aquellos años todavía se en-contraban piezas maravillosas a buenos precios, y le ofrecía la posibilidad de doblar su dine-ro si quería invertir. Pero Abdul Karim no estaba muy interesado y al poco tiempo sus caminos se separaron.

Poco después Abdul Karim tomó el tren de Erzurum a Estambul. Sus compañeros de viaje eran dos afroamericanos musulmanes que había conoci-do en el tren y por el camino le hablaron acerca del Islam y del Profeta Muhammad (SAWS). El viaje fue largo y el tren tuvo cier-tas complicaciones que hicieron que el trayecto durase más de lo planeado. Pero al grupo de tres no le importó demasiado. Abdul Karim estaba asombrado porque no sabía nada del Islam, nun-ca nadie le había contado nada, todo era nuevo para él pero le atraía lo que escuchaba. En aquel trayecto de tren, del mismo modo que el paisaje mudaba sus formas, algo fue cambiando en su interior.

Cuando llegaron a Estambul se quedó maravillado de la ciu-dad, por sus edificios y la ar-quitectura majestuosa y sutil. Estuvo en estado de shock por algún tiempo, contemplándo-lo todo a su alrededor. Él era de Nueva York; y, dado que tenía algunas nociones de arquitectu-ra, sabía que edificios como la Mezquita Azul o el Topkapi solo podían ser el resultado de una civilización increíble. Así que se zambulló por completo, buscó, contempló… Y así, acompañado de sus compañeros de viaje ex-ploró la ciudad y sus gentes. En cada paso y en cada encuentro parecía obtener las confirmacio-nes que buscaba, encontrando una nueva visión del mundo y de su propia existencia.

Fue allí, después de unos días de estancia y en compañía de sus compatriotas afroamericanos y algunos turcos que habían cono-cido, donde Abdel Karim tomó shahada.

Abdul Karim me contó mu-chas historias aquella tarde, en la mesa pequeña de aquella ca-fetería, pero esta fue la que más me impactó. Después de cuaren-ta años había vuelto a Estados Unidos solo una vez. El viaje continúa.

Umar MolineroGranada

Mezquita del Sultán Ahmed, Estambul.

El cuadro de Diógenes, Jerome Gerôme (1860)

Page 15: Islam Hoy No. 26, mayo -junio2013

Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY 15

‘Defensa contra el desastre’

“Aunque hubieras gastado todo lo que hay en la Tierra

no habrías logrado unir sus corazones”

(Sura de los Botines de Guerra, 64)

Este libro luminoso como una estrella comienza con unas palabras de Anas, compañero del Profeta, que Allah bendiga al Profeta y le conceda la paz, pa-labras estremecedoras: “No nos habíamos acabado de sacudir la tierra de la tumba del Mensajero de Allah de las manos que ya dudábamos en nuestros corazo-nes”. El cuerpo del hombre más cercano a Allah, exquisito, gue-rrero, compasivo, justo, no se había enfriado, ni el eco de sus palabras y de sus acciones ha-bían dejado de resonar por las calles de Medina, por los merca-dos de Medina, por las llanuras, montañas y desiertos de Arabia, y ya la certeza que su presencia había proporcionado a los que le rodeaban, a los que habían bebido la luz de sus ojos, la con-vicción que les había dado em-pezaba a tambalearse, porque “el día que vino a Medina, ésta quedó iluminada, y el día que murió, se cubrió de oscuridad”.

Ali y Fátima se encerraron en su casa, la situación se volvió inestable, los Compañeros de Muhammad se agitaban como cabras una noche de tormen-ta, una situación que conocen algunos de los que se ven sepa-rados de la presencia del amigo de Allah, de la certeza que pro-porciona su presencia. El Islam comenzó a desviarse inmediata-mente hasta que Allah corrigió aquella desviación del Islam con el juramento de fidelidad califal que los hombres y las mujeres de Medina prestaron a Abu Bakr; esto no ocurrió semanas des-pués, meses después, años des-pués de la muerte del Mensajero de Allah, ocurrió el mismo día, cuando sus Compañeros no se habían sacudido todavía la tie-rra de la tumba en la que le ha-bían dado sepultura.

¿Por qué Ali y Fátima se encerraban en su casa? Porque Fátima, la hija del Profeta, esta-ba encolerizada con Abu Bakr, ya que éste decidía ajustarse escrupulosamente a las pala-bras del mismo padre de ella: “No dejamos herencia. Lo que dejamos es limosna”. No ha-bía, por lo tanto, herencia para

Fátima, Abu Bakr no le entrega-ba ninguna herencia de su pa-dre, Fátima permanecía durante seis meses enfadada, encerrada en su casa, hasta que el ángel de la muerte se la llevaba consigo; su marido Ali, por el contra-rio, rezaba cada día tras Abu Bakr, ponía su espada desnuda a disposición de Abu Bakr en la guerra que tuvo que entablar contra las tribus que se negaron

a pagar el zakat, los primeros que se desviaron en la situación de inestabilidad y de oscuridad que se produjo tras la muerte del Mensajero de Allah, Allah le dé paz; la situación de duda que se produjo en los corazones de estos desviados les llevó pre-cisamente a negarse a pagar el zakat, decían: “Hacemos el salat pero no pagamos el zakat”. ¿No es significativo que la prime-ra pieza del Islam que la duda desmontó sea precisamente la pieza de la que el Islam carece hoy? Abu Bakr les hizo la gue-rra, Allah corrigió a través de él aquella desviación tan signifi-cativa del Islam, la corrigió por medio de Abu Bakr, puesto que Abu Bakr dijo: “Lucharé contra los que distinguen lo más míni-mo la oración del zakat”.

Conmueve y admira que Ali tuviera tanta prisa −aquel

día de duda, inestabilidad y os-curidad−, en prestar juramento de fidelidad califal a Abu Bakr, que Ali saliera de su casa a me-dio vestir, para no retrasar ni un minuto su aceptación del nombramiento como califa de Abu Bakr; después de hacerlo, se sentó con él y fue sólo enton-ces cuando pidió que le traje-ran la ropa de su casa; también conmueve y admira que Ali, cuando fue nombrado califa, no entregara ninguna herencia del Profeta a los herederos de su mujer Fátima, precisamente por la misma razón que Abu Bakr, las palabras del Profeta: “Mis herederos no se repartirán ni un dinar, lo que dejo después de restar el mantenimiento y la provisión de mi familia es sadaqa”, esto de acuerdo con la costumbre de los Profetas de no dejar ninguna herencia para que nadie pudiera envolver su trabajo de Profetas con la sos-pecha de que lo hacían para obtener riqueza y dejársela en herencia a su familia.

Conmueve y admira que Abu Bakr, a causa de estas pa-labras del Profeta, tampoco en-tregara ninguna herencia a su hija Aisha, mujer del Profeta, que Allah bendiga, ni le hizo caso a su hija Aisha cuando ésta le pidió que entregase a Fátima su herencia como esposa del Mensajero; conmueven y ad-miran las palabras que Abu Bakr dirigió a la gente cuando la duda se apoderaba ya de sus corazones: “Si rendís culto a Muhammad, Muhammad está muerto. Si rendís culto a Allah, Allah está vivo y nunca muere”. Por medio de la firmeza y per-suasión de Abu Bakr, Allah ayu-dó a los musulmanes, la tristeza de aquellos días que siguieron a la desaparición del Mensajero se

disipó como se disipan las nu-bes. Por eso Abu Huraira decía: “Si Abu Bakr no hubiera sido nombrado, Allah habría dejado de ser adorado”.

En Abu Bakr, y luego en ‘Umar, se cumplía la promesa de Allah en la Sura de La Luz 55: “Allah les ha prometido a los que de vosotros crean y practi-quen las acciones rectas que les nombrará califas en la Tierra como ya hiciera con sus ante-pasados y que les reafirmará la práctica de la Adoración que tienen, que es la que Él ha que-rido para ellos, y que cambiará su miedo por seguridad. Me adorarán sin asociarme nada. Quien reniegue después de eso, ésos son los descarriados”.

La comunidad musulmana, bajo la dirección de sus califas, nos dice Qadi Abu Bakr Ibn al-Arabi, era la comunidad más feliz conocida en la historia por-que, siguiendo el ejemplo de sus gobernantes, los musulmanes, la gente común musulmana, actuaba poniendo a los otros por delante, preferían el bien de los otros antes que el beneficio propio; un hombre de aquellos se encontraba con alguien que le odiaba, que le deseaba el mal, y permanecía junto a este hombre que le odiaba hasta que aneste-siaba aquel odio que le tenía el otro, hasta que despertaba senti-mientos contrarios que existían en el otro, sentimientos que se hallaban ocultos bajo los senti-mientos de odio, no se separaba del otro hasta que éste en vez de desearle el mal, le deseaba el bien.

Esta partícula nuclear será difícil encontrarla en los tra-tados de sociología, en los es-tudios de ingeniería social, en las utopías sociales. ¿Por qué la comunidad musulmana, según

Qadi Abu Bakr, era la más feliz que se ha conocido en la histo-ria, que “se ha conocido”, no que se ha añorado o se ha idealizado o se ha prometido que llegará un día? Porque, según afirma Qadi Abu Bakr Ibn Al-Árabi en su libro radiante, siguiendo el ejemplo de sus gobernantes que ponían a sus gobernados por delante, los musulmanes preferían el bien de los otros an-tes que el beneficio propio. No trataban a los demás “como a sí mismos”, sino que “los prefe-rían a sí mismos”. Claro que esta partícula nuclear sólo la tienen los hombres y las mujeres cuan-do Allah se la concede: “Él es Quien te ha sostenido con Su ayuda y con los creyentes y ha unido sus corazones. Aunque hubieras gastado todo lo que hay en la Tierra no habrías logrado unir sus corazones” (Sura de los Botines de Guerra, 64). Esta realidad atemporal es parte de la defensa contra el desastre que se halla en el libro luminoso como una estrella de Qadi Abu Bakr Ibn Al-‘Árabi de Sevilla.

Hajj Abdalbasir ha sido pro-fesor de Literatura Española y Universal en la Universidad del País Vasco y Premio Café Gijón. Ha publicado tres novelas: Ismael, Guerrita y Bajo la no-che; dos libros de poemas: Traje de luces y Sueños; y cuentos en revistas españolas y americanas. En la actualidad es profesor de Literatura Universal en el Dallas College, Ciudad del Cabo.

El libro referido es “Al-Awasim Min al-Qawasim” de Qadi Abu Bakr Ibn Al-‘Árabi. Traducción al inglés editada por Shaykh Abdalqadir As-Sufi, Madinah Press, 1995.

Abdelbassir OjembarrenaCiudad del Cabo

Sobre el libro ‘Defensa contra el desastre’ de Qadi Abu Bakr Ibn Al-Árabi de Sevilla

“No nos habíamos acabado de sacudir la tierra de la tumba del Mensajero de Allah de las manos que ya dudábamos en nuestros corazones”

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Yumada al zani 1434 / Mayo 2013 ISLAM HOY16