género, procesos sociales e inequidad en la sociedad ... · estudios de género. i. esains ... a...

108
1 Género, procesos sociales e inequidad en la sociedad contemporánea Luciana Ruiz – Alejandra Esains – Dolores Rodríguez Compiladoras

Upload: lamkhue

Post on 04-Oct-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

Género, procesos sociales e

inequidad en la sociedad

contemporánea

Luciana Ruiz – Alejandra Esains – Dolores Rodríguez

Compiladoras

2

Ruiz, Luciana

Género, procesos sociales e inequidad en la sociedad contemporánea / Luciana Ruiz; Alejandra Esains; Dolores

Rodríguez. - 1a ed. - La Plata: Dynamis, 2015.

E-Book.

ISBN 978-987-45825-2-2

1. Estudios de Género. I. Esains, Alejandra II. Rodríguez, Dolores III. Título

CDD 305.4

Fecha de catalogación: 30/03/2015

3

Índice

Presentación 4

Legislación, Políticas Públicas y Relaciones Familiares. Análisis de la

implementación de la Ley 12569 en ciudades medias de la Región Centro de la

Provincia de Buenos aires: Tandil-Azul.

Lic Alejandra Esains

9

Proceso de Recuperación Histórica Analítica de la Red de Monitoreo de

Políticas Públicas para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la

Mujeres en la Provincia de Buenos Aires.

Lic. Blanca Lyonnet. Lic. Gabriela Barcaglioni

36

A intrínseca relação entre as categorias gênero e patriarcado.

Maria Inez Barboza Marques

44

Abrigo, Alimento y cuidado: algunas concepciones acerca del rol de la mujer

en la familia. Nuevas tensiones y representaciones.

Técnica en Minoridad y Familia. Álvarez Magali. Lic. Freyberg Silvina Rocio

64

A centralidade da mulher na atenção integral à família pelo Programa Rede Cegonha no Brasil

Nathália de Medeiros Gouveia -Elisangela de Oliveira Inácio - Maria Aparecida Ramos de Meneses

79

4

Presentación

Este apartado tiene como propósito funcionar como la puerta de entrada a una

casa, en esta casa nos encontraremos con un grupo de mujeres inquietas, que habidas de

dialogar, discutir y proponer nos invitan con mate o café de por medio a asumir que los

debates sobre la Cuestión de Genero, el sistema patriarcal y la violencia sexista son aún

una cuenta pendiente en nuestra sociedad y lo son particularmente para el Trabajo Social.

Estas mujeres, desde la producción académica, desde la acción política y desde la

combinación de ambas nos proponen desde diferentes aristas poner en la mesa temas

vinculados a la opresión y la inequidad de géneros.

Sobre esta mesa imaginaria se desparraman con intensidad la convicción profunda

que el ingreso de la Cuestión de Género a la agenda legislativa y a la agenda académica no

es suficiente. Transformar los escenarios de violencias física, psicológica, sexual,

económica, patrimonial y simbólica requieren de la reflexión profunda y comprometida

sobre la alianza existente entre Capitalismo y Patriarcado y las implicancias que esto tiene

para la continuidad o ruptura de sistemas de dominación que determinan las relaciones

sociales construidas en un proceso de hegemonía masculina.

En este sentido avanzar adentrándonos en considerar y superar los debates

dicotómicos entre sexo/ genero - naturaleza/ cultura en la comprensión critica la

situaciones que implican las imposiciones y mandatos para la humanidad y en la

reproducción de ordenes jerárquicos resulta una obligación para quienes desde nuestro

trabajo desarrollamos intervenciones, planificamos y construimos propuestas que afectan

la vida de las personas. Debemos asumir que el Genero no describe roles sino que

denuncia situaciones de opresión y sobre esta base se estructuran los estereotipos que

5

constituyen modelos socialmente aceptados, promoviendo asimetrías y antagonismos que

cristalizan relaciones de poder y generan situaciones de violencia.

Estos diálogos surgen a partir de la participación de las autoras en el I encuentro

Interdisciplinario sobre Cuestión Social y Políticas Públicas. Capitalismo tardío, procesos

socio-políticos y hegemonía en América Latina llevado a cabo en la ciudad de Tandil,

específicamente en las mesas “Género y Procesos Sociales” y “Género e inequidades en la

Sociedad Contemporánea”.

A modo de organizar la charla, en primera instancia realizaremos un proceso de

aproximación a un análisis de la legislación actual que rige en la provincia de Buenos Aires

para las mujeres víctimas de violencias, y para esto proponemos hacerlo primero a través

las palabras de Alejandra Esains, quien presentará una síntesis del trabajo realizado por el

Centro de Estudios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL) de la Universidad

Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, en articulación con el Programa de

Consulta, Capacitación e Investigación para la Actividad Legislativa del Observatorio Social

Legislativo de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Si bien

el objetivo general que guió el desarrollo del proyecto fue estudiar los distintos

mecanismos y estrategias de intervención instauradas a partir de la implementación de las

leyes N° 13298 y N° 12569, en ciudades medias de la de la Provincia de Buenos Aires,

particularmente en las ciudades de Tandil y Azul, en esta instancia socializaremos los

principales resultados obtenidos en el trabajo de aproximación e indagación sobre la

implementación de la ley 12569 sobre violencia familiar. Este documento tiene la

particularidad de haber sido elaborado en el ámbito de la Academia con el objetivo

primordial de constituirse en un documento político que permitiera a l*s diputad*s de la

Cámara de Legislador*s de la Provincia de Buenos Aires revisar la letra de la Ley de

Violencia Familiar así como también obtener información sobre las acciones concretas y

particulares que la misma genera.

6

Posteriormente, con la voz de compañeras militantes del movimiento feminista y

de mujeres que relataron en la mesa “Género y Procesos Sociales” la lucha cotidiana de un

grupo de mujeres que desde distintas localidades de la provincia generan estrategias de

seguimiento de la legislación y las Políticas Públicas para mujeres. Blanca y Gabriela

realizan un recorrido por la historia de la Red de Monitoreo de de Políticas Públicas para

Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujeres en la Provincia de Buenos

Aires, recuperando procesos y tensiones en relación a las gestiones con organismos

estatales, los avances y acuerdos que esta organización a permitido para el movimiento de

mujeres.

A partir de la tercera ponencia comenzamos a adentrarnos a revisar algunas

categorías que trilladas ya por su uso, utilizadas con cliyes en muchos espacios recuperan

su carácter político en este trabajo. La autora nos invita en este dialogo, ahora traducido a

papel, a revisar categorías como Genero y Patriarcado para luego adentrarse en un

análisis particular. Maria Inez Barboza Marques en A INTRÍNSECA RELAÇÃO ENTRE AS

CATEGORIAS GÊNERO E PATRIARCADO PARA COMPREENSÃO DO TRABALHO EM SUA

DIMENSÃO SEXUADA nos propone reflexionar críticamente sobre la división sexual del

trabajo dentro del modo de producción capitalista y particularmente en el ejercicio de la

docencia en la formación de Asistentes Sociales. Este análisis profundiza los debates

necesarios sobre el uso de las categorías género y patriarcado, y fundamentalmente la

necesidad de dar estos debates en la formación de asistent*s y trabajador*s sociales.

Las últimas dos ponencias ABRIGO, ALIMENTO Y CUIDADO: ALGUNAS

CONCEPCIONES ACERCA DEL ROL DE LA MUJER EN LA FAMILIA. NUEVAS TENSIONES Y

REPRESENTACIONES de Magalí Alvarez, Silvina Rocío Freyberg y Nathália de Medeiros

Gouveia , Elisangela de Oliveira Inácio, Maria Aparecida Ramos de Meneses con A

CENTRALIDADE DA MULHER NA ATENÇÃO INTEGRAL À FAMÍLIA PELO PROGRAMA REDE

CEGONHA NO BRASIL nos invitan a adentramos en el rol de la mujer al interior de la

familia, entendiendo que la triada mujer-madre-sostén del hogar, se relaciona con el

7

concepto de patriarcado, donde se visualiza el rol masculino ligado al trabajo (fuera de la

casa, en el ámbito público) y al femenino ligado a las tareas del hogar (trabajo privado),

construyendo así la desigualdad de género, planteando que la misma tiene una finalidad

en el marco del sistema de producción capitalista, quien ha moldeado esta desigualdad en

beneficio propio. También nos convocan a pensar en la intervención del Trabajo Social al

interior de las familias, especialmente con mujeres, teniendo en cuenta que son éstas

quienes mayormente demandan nuestra asistencia o acompañamiento, proponiéndonos

impulsar desde la profesión prácticas concretas tendientes a generar rupturas en la

desigualdad de género.

Recuperando las intervenciones realizadas por el Estado y las implicancias que las

mismas tienen para la reproducción de mandatos, a través del análisis de las políticas

estatales de atención a la salud particularmente se puede comprender el papel que las

mismas han adquirido en la reproducciones de esquemas opresivos reforzando por un

lado la atención y cuidado de la mujer/ madre al tiempo que la despojan de la posibilidad

de elegir y decidir como parir, como amamantar, como higenizar al estandarizarse una

forma dada que ubica a las mujeres en un lugar ajeno donde se le impone un deber ser. Al

mismo tiempo que orientación de las políticas de salud se encuentran ligadas a la mujer

en tanto madre/reproductora, bajo engañosos títulos que parecieran englobar una mirada

integral de la salud.

En este sentido la actualidad de las reflexiones que propone este texto, así como

el significativo aporte en relación a los debates sobre patriarcado y trabajo permiten

ampliar y profundizar las discusiones sobre la opresión de género en el contexto

capitalista y la urgencia de instalar esta perspectiva de análisis en las formaciones

profesional.

Entonces l*s dejamos en esta casa imaginaria, en esta mesa con mujeres que

desde la palabra, la militancia y el cotidiano le ponen el cuerpo a la posibilidad

inicialmente de visibilizar las situaciones de opresión para las mujeres y las implicancias

8

sociales que esto conlleva, es decir a la reproducción de inequidades, de violencias, de

dolores y sufrimientos para más de la mitad de la humanidad y aportar a que esta

visibilización transforme realidades.

Nacer niña en este contexto histórico determina una historia de sujeción que se

inicia desde el vientre mismo de aquella mujer que nos concibió...

Aquí están Gabriela, Blanca, Magali, Maria Inez, Silvina, Nathália, Elisangela y Maria

Aparecida entremezclando experiencias e idiomas hablan todas apasionadamente,

superponiendo voces e intercambiando mates y cafés enredando ideas que es un camino

para desentrañarnos ...

9

Legislación, Políticas Públicas y Relaciones Familiares. Análisis de la

implementación de la Ley 12569 en ciudades medias de la Región Centro de la Provincia

de Buenos aires: Tandil-Azul.

Lic. Alejandra Esains

Presentación:

El presente informe sintetiza el trabajo realizado por el Centro de Estudios en

Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL) de la Universidad Nacional del Centro de

la Provincia de Buenos Aires, en articulación con el Programa de Consulta, Capacitación e

Investigación para la Actividad Legislativa del Observatorio Social Legislativo de la

Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

Si bien en este trabajo analizamos la implementación de las Leyes provinciales N°

13298 y N° 12569, en ciudades medias de la región centro de la Provincia de Buenos Aires,

particularmente en las ciudades de Tandil y Azul, en esta instancia socializaremos los

principales resultados obtenidos en el trabajo de aproximación e indagación sobre la

implementación de la ley 12569 sobre violencia familiar. El análisis de la mencionada

legislación se hizo a partir de considerar que la misma se inserta en estrategias de

intervención social del Estado que podemos caracterizar como “para y referidas a familia”,

en tanto conjunto de medidas o instrumentos de políticas públicas en cuyo diseño se

postula el objetivo de fortalecer las funciones sociales que cumple la familia, y, en su

interior, la participación de cada uno de sus miembros (Goldani, 2007).

Tanto la legislación de referencia como las políticas públicas e institucionales que

su implementación supone, sustentan y reproducen, explícita o implícitamente, una

determinada visión de la familia que da particularidad a las estrategias que se desarrollan.

Al respecto, es válido el aporte de Montaño al plantear que

“a lo largo de la historia, la familia ha sido objeto explícito o implícito, directo o

indirecto de políticas. De hecho, desde hace varias décadas se ha legislado sobre la familia

como institución en materias como el matrimonio, el divorcio, la patria potestad e incluso

el sufragio, que forman parte del marco jurídico vigente donde subyace una noción de

10

familia que corresponde a la del hombre proveedor y la mujer como responsable de la

reproducción” (Montaño, 2007: 77-78).

Si bien, en este marco, el trabajo se propuso abordar el estudio de las normativas y

políticas públicas vinculadas a la promoción y protección de los derechos de los miembros

de la familia en la provincia de Buenos Aires, particularmente la normativa referida a la

promoción y protección de los derechos de los niños y sobre la violencia familiar, en esta

exposición se retomarán los aspectos vinculados específicamente a la violencia familiar,

aunque inicialmente se presentarán cuestiones generales de lo trabajado a modo de

contextualizar el proyecto desarrollado.

El objetivo general que guió el desarrollo del proyecto fue estudiar los distintos

mecanismos y estrategias de intervención instauradas a partir de la implementación de

las leyes N° 13298 y N° 12569, en ciudades medias de la de la Provincia de Buenos

Aires, particularmente en las ciudades de Tandil y Azul.

Por su parte, los objetivos específicos que orientaron las aproximaciones

realizadas fueron:

A. Analizar los significados, visiones y prácticas de distintos agentes estatales y de

la sociedad civil en torno a la corresponsabilidad como lineamiento transversal en la

legislación considerada.

B. Relevar las organizaciones de la sociedad civil que intervienen sobre las

problemáticas sociales vinculadas a la legislación mencionada, considerando tanto sus

objetivos, servicios sociales y prestaciones, como los grados de incidencia en el desarrollo

de la política pública.

C. Reconocer las principales dificultades y obstáculos que se presentan en el acceso

a los mecanismos de promoción y protección definidos en la legislación de referencia.

D. Analizar la tensión entre enfoques familiaristas y desfamiliaristas en las

estrategias de intervención desarrolladas por las instancias estatales ejecutoras de las

políticas públicas vinculadas a la violencia familiar y a la protección y promoción de los

derechos de los niños, niñas y adolescentes.

11

E. Caracterizar los mecanismos de gestión asociada implementados a partir de los

lineamientos de las leyes N° 13298 y N° 12569: Consejo Asesor y Mesas de Violencia.

El abordaje teórico-metodológico estuvo orientado por la articulación de

estrategias cuanti y cualitativas, con preeminencia de técnicas de investigación

documental y entrevistas abiertas y semi-estructuradas (Gallart, 2003; Petracci, 2007).

Operativamente, este abordaje se tradujo en la recopilación y análisis de leyes y decretos

reglamentarios, información concerniente a la realidad político-institucional vinculada a la

implementación de ambas leyes y, finalmente, la confección y realización de dos

cuestionarios semi-estructurados destinados a recabar información de primera mano con

profesionales y referentes considerados como actores claves en la implementación de la

normativa de referencia. Al respecto, es importante mencionar que se realizaron 52

entrevistas en profundidad a profesionales del Trabajo Social que se desempeñan en

distintas organizaciones estatales y de la sociedad civil que participan en la

implementación de políticas y servicios sociales para y referidos a familia. En segundo

lugar, se realizaron 12 entrevistas en profundidad a actores locales que poseen una

importante trayectoria en el debate en torno a las problemáticas sociales que se atienden

con las mencionadas leyes provinciales.

Es importante mencionar, por otro lado, que el estudio se desarrolló en el espacio

territorial conformado por las ciudades de Tandil y Azul, selección fundada en las

características y particularidades que éstas presentan en la actualidad por tratarse de

ciudades medias, en tanto su población que oscila entre los 50000 y 200000 habitantes

(Marquez Da Costa, 2002).

Significados y prácticas que agentes estatales y de la sociedad civil tienen en torno

a los aspectos centrales de la ley 12569 sobre violencia familiar

En este apartado se trata de poder reconstruir el conjunto de visiones y

representación que los actores sociales vinculados a la implementación de la legislación

de referencia tienen luego de varios años de su implementación. De este modo, se

12

plantean un conjunto de ejes a partir de los cuales ordenar la información recabada,

siendo sólo una cuestión organizativa de la información, ya que la totalidad de los temas

se encuentran articulados entre sí.

Para el presente informe se ha priorizado el análisis de los siguientes ejes:

a) las particularidades que adquieren los espacios de gestión asociada

previstos en la legislación de referencia en los casos de las ciudades de Azul y Tandil, es

decir las mesas locales;

b) la consideración de las principales situaciones problemáticas que afectan a

las familias, con el fin de conocer aquellos problemas sociales que dificultan la vida

cotidiana de las personas con las cuales trabajan en las organizaciones de ambas ciudades;

c) la valoración que los profesionales y referentes locales tienen con respecto

al conjunto de instituciones estatales efectoras del Sistema de Promoción y Protección de

derechos.

a) Los espacios de gestión asociada previstos en la legislación

La legislación de referencia se inserta en intentos de consolidar y legitimar espacios

colectivos para la discusión y la definición de políticas públicas. Para ello, se expresa

explícitamente la necesidad de generar instancias para que las distintas organizaciones del

Estado y de la Sociedad Civil que abordan problemáticas vinculadas a la violencia familiar

puedan debatir y generar consensos en torno a la política en el ámbito local. De este

modo, a partir del decreto reglamentario de la Ley N° 12569, se prevé la conformación de

la Mesa de Violencia, institucionalizando así la llamada gestión asociada, donde se

superaría la definición centralista y unidireccional de la política desde la órbita estatal.

Desde la puesta en vigencia de la legislación de referencia, se observan, pese a la

certeza en los planteos de la ley, vaivenes y diferencias en los procesos de

implementación de estos mecanismos de gestión asociada, tanto entre las experiencias

que implican la puesta en práctica de las Mesas Locales de Violencia, como con las

particularidades que se desarrollan en cada una de las ciudades.

a.1.Participación y visiones en torno a la Mesa Local de Violencia Familiar

13

En la Ley analizada se promueve la creación de Mesas de Violencia cuya finalidad

es organizar y consolidar las acciones en relación a la problemática de violencia familiar en

el territorio. La Mesa de Violencia es indispensable para el encuentro de las diferentes

organizaciones estatales y de la sociedad civil donde propiciar la creación de políticas

públicas en el marco del conocimiento de lo local, así como la construcción de

procedimientos y protocolos acordes a los recursos presentes en cada localidad.

Recordemos que la Ley fue sancionada en el año 2000 y mientras que en Azul el

espacio funciona desde el año 2012, en la ciudad de Tandil aun no se ha creado la Mesa de

Violencia. Cabe aclarar que la misma fue convocada en el año 2009, momento en que se

realizaron dos reuniones con la participación de escasos actores estatales y de la sociedad

civil sin la concreción de la misma.

Siguiendo con la trayectoria de este espacio en la ciudad de Tandil, en el año 2013

se realiza desde el Ejecutivo local una nueva convocatoria donde participan diferentes

instancias estatales municipales, luego se invitan organizaciones estatales y de la sociedad

civil afines políticamente al gobierno municipal y así progresivamente se van incluyendo

otras organizaciones. En esa instancia se comienza a elaborar el Reglamento donde se

regulara el funcionamiento de lo que se denominara “Mesa Local de Prevención,

Protección y Asistencia a las personas involucradas en situaciones de violencia en todos

sus aspectos del Partido de Tandil”.

Considerándose como definición de Violencia para el desarrollo de la Mesa Local

las definiciones de violencia vertidas por la Organización Mundial para la Salud que en su

parte pertinente expresa: “El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o

como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o

tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos

del desarrollo o privaciones” como así también el brindado por la Ley Provincial Nº 12.569

y su modificatoria ley 14.509, la cual en su art. 1º establece: “A los efectos de la aplicación

de la presente ley se entenderá por Violencia Familiar, toda acción, omisión, abuso, que

afecte la vida, libertad, seguridad personal, dignidad, integridad física, psicológica, sexual,

14

económica o patrimonial, de una persona en el ámbito del grupo familiar, aunque no

configure delito”.

Cabe aclarar que en el Reglamento a continuación se incorporan otras

manifestaciones de violencia tales como “la violencia autoinfligida (comportamiento

suicida y autolesiones), la violencia interpersonal (violencia familiar, que incluye menores,

pareja y ancianos; así como violencia entre personas sin parentesco), o la violencia

colectiva (social, política y económica).”

Estas definiciones de Violencia como marco para el funcionamiento de la Mesa

Local implica una resistencia explicita a legislar en favor de los derechos de la mujeres,

desdibujando las particularidades y complejidad que implica la situación de las mujeres

como víctimas de la violencia de género.

Analizando la experiencia del funcionamiento de la Mesa Local de Violencia

Familiar en la ciudad de Azul, cabe afirmar, en un primer momento, que, de las 12

profesionales que se entrevistaron en dicha ciudad, 5 se encontraban participando en el

espacio de la Mesa Local. Dada las entrevistas en profundidad realizadas, interesa resaltar

los motivos y visiones construidas en torno al espacio de la Mesa Local.

Considerando las situaciones en donde no se participa del espacio, sobresalen

centralmente dos argumentos.

- En primer lugar, el no haber sido convocados a participar del espacio,

donde incluso se afirma que habría interés para formar parte y aportar a los debates, pero

se considera que la inserción sería posible sólo en el caso de ser invitados.

- En segundo lugar, considerando que la Mesa Local funciona en horario

laboral, las profesionales entrevistadas sostienen que pese al interés de participar del

espacio, cotidianamente las demandas y urgencias que llegan a la organización hacen

imposible la asistencia a las reuniones.

Por su parte, considerando las experiencias de participación en el espacio de la

Mesa Local de Violencia Familiar, aparecen distintas valoraciones que merecen

considerarse:

15

- Por un lado, en cuanto al funcionamiento, se plantea que las discusiones y

las resoluciones que se acuerdan en el espacio reflejan las necesidades y demandas de las

organizaciones a las cuales representan en el espacio, visualizándose como un ámbito en

donde se pueden plantear las distintas situaciones y que las mismas logran ser

canalizadas. Se rescata la participación de instituciones fundamentales para la protección

de los derechos de las víctimas de violencia familiar, principalmente la Comisaría de la

Familia y la Mujer.

- Por su lado, algunas de las profesionales entrevistadas señalan la necesidad

de fortalecer el trabajo conjunto entre el espacio de la Mesa Local y el Poder Ejecutivo

Municipal, pues se considera que una política contra la violencia familiar debe ir

necesariamente acompañada por el respaldo municipal.

En este punto aparecen discrepancias entre las personas entrevistadas con

respecto a la participación de entidades del Estado Municipal, donde, en algunos casos se

la valora como positiva, propositiva y abierta al intercambio y el debate, y por el otro,

algunas afirmaciones sostienen que las discusiones no son acompañadas por políticas

municipales que las respalden.

En estos casos, se valora el espacio de discusión y debates que se producen en la

Mesa Local, donde, como se dijo, las necesidades y opiniones de las organizaciones son

escuchadas y consideradas, pero luego eso no se vería reflejado en la conformación de

una política de Estado que respalde las discusiones.

Tanto entre los profesionales que se desempeñan en distintas organizaciones

como en los referentes entrevistados, aparecen posturas alternativas a las mencionadas

anteriormente, rescatándose el trabajo y las acciones emprendidas hasta el momento,

donde, si bien se reconocen las limitaciones se valora positiva y satisfactoriamente la

consolidación de un espacio de debate e intercambio que permite ir definiendo

alternativas frente a la problemática de la violencia familiar

Se visualiza la pugna de intereses coexistentes en el espacio de la Mesa Local,

donde, la presencia de distintos actores sociales repercute en distintas visiones e intereses

sobre los mismos procesos. Desde una perspectiva estratégica esta multiplicidad de

16

visiones y posiciones debe ser entendida como un elemento potenciador para el

crecimiento y la consolidación de espacios colectivos, pues el desafío de los distintos

espacios de gestión asociada está en la capacidad de llegar a acuerdos que garanticen una

direccionalidad al espacio y que, al mismo tiempo, respete los intereses de los

participantes.

Por su parte, los referentes institucionales de la ciudad de Azul, mencionan que

este espacio ha permitido generar encuentros, consenso de acciones de carácter

preventivo o de promoción, aunque, sin embargo el objetivo de construcción de políticas

públicas no se ha concretado. Surge cierta fragilidad también en cuanto a la falta de

institucionalidad frente a lo cual la existencia de este espacio multiactoral podría

desaparecer si los actores que la conforman no pugnan por su continuidad, esto permite

entrever que no se confía en la responsabilidad del ejecutivo en la continuidad del

espacio.

Al mismo tiempo surge como preocupación la necesidad de identidad propia

diferenciada de las Secretarias de Desarrollo Social o los ejecutivos locales, esta cuestión

implica que en el orden de las temáticas abordadas, las organizaciones que lo conforman

manifiestan diferentes prioridades, diferentes marcos ideológicos, esto requiere ser

discutido para el consenso en un ámbito donde si bien confluyen diferentes identidades

políticas partidarias o no esto debe ser parte de un proceso democrático.

La generación de políticas públicas locales –que deberían originarse en las

mencionadas Mesas- para el abordaje de las situaciones de violencia no puede estar

supeditada a los vaivenes de los cambios político partidarios, al mismo tiempo es

indispensable que los ejecutivos locales asuman la responsabilidad en este sentido

instalando políticas a mediano y largo plazo con capacidad de articulación entre diferentes

organizaciones. La legislación debe garantizar los mecanismos necesarios a los fines de

evitar la cooptación por parte de los partidos políticos en el gobierno, y propiciando

instancias democráticas de construcción colectiva.

17

Surge del informe del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del

Pueblo de la provincia de Buenos Aires, en concordancia con las expresiones de las

personas entrevistadas,

“la necesidad de redefinir la función de la Mesa Local, como espacio de diseño,

implementación y seguimiento de las políticas públicas. Esto debería impulsarse a partir

de una planificación estratégica colectiva, que se defina con la inclusión de los

movimientos de mujeres, las redes de ONGs y la participación activa del Poder Judicial (en

todos sus niveles jerárquicos)” (Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires,

2013).

b) Situaciones problemáticas que afectan a las familias

Aproximarnos a las situaciones problemática que afectan a las familias en las

ciudades consideradas, nos obliga a incluir un conjunto de elementos que hacen a

transformaciones socio-históricas que se expresan en el cotidiano de las personas que se

vinculan con las distintas organizaciones entrevistadas. De este modo, a partir de las

entrevistas realizadas, es posible hacer una caracterización general dando muestra de la

continuidad y persistencia de situaciones que suponen la vulneración de derechos de

amplios sectores de la población.

Dando cuenta de procesos de flexibilidad laboral, subcontratación, desregulación y

tercerización, como aspectos distintivos de la base de la nueva forma de organizar la

estructura económico-productiva (Harvey, 2008; Antunes, 2003, 2005), la primera

caracterización que realizan las personas entrevistadas se vinculan a la inserción o no de

las personas en el mundo del trabajo. En este sentido, se hace referencia a procesos de

pobreza o empobrecimiento sucedidos a partir de las crisis económicas que afectaron a la

región, principalmente la sucedida en el año 2001, como síntesis de procesos de expulsión

masiva de mano de obra del mercado laboral.

La inserción precaria o estar fuera del mercado de trabajo se constituyen en una de

las principales características de la población asistida por las distintas organizaciones, con

la excepción de instituciones de carácter privado o que por sus grados de especialización

en una problemática en el ámbito local atienden a la población en general. Sin embargo,

18

en estos casos, aparece explícita la referencia a la presencia de mayores situaciones

problemáticas en los casos de población “empobrecida”, de “bajos recursos” o “clase

baja”.

Asociado a estos procesos vinculados al mundo del trabajo, los entrevistados

identifican otras situaciones problemáticas que afectan el cotidiano de las personas con

las cuales trabajan. Ejemplo de ello, son las condiciones de precariedad habitacional, el

hacinamiento, problemas de salud asociados a las condiciones de vida, la deserción

escolar -tanto de los adultos en su momento para insertarse en el mercado laboral, como

de los jóvenes que por la misma situación inician una transición desde el ausentismo hacia

la deserción definitiva-.

Finalmente, cabe hacer mención a la identificación de situaciones basadas en la

desigualdad de género y al patriarcado como patrón de organización socio-cultural en la

sociedad contemporánea. Como se hizo mención anteriormente, la bibliografía

especializada plantea que las formas de dominación de los varones sobre las mujeres se

materializan en diferencias entre el mundo del trabajo y el mundo de la casa y la familia,

diferencias que conllevan a prácticas cotidianas diversas para varones y mujeres. Así, las

diversas actividades realizadas por varones y mujeres, tanto al interior como exterior de la

vida familiar, presentan significativas diferencias, relegando a la mujer al espacio privado,

al lugar de la casa y a la realización de las labores reproductivas. Al varón, en cambio, se lo

relaciona con lo público y con la realización de las funciones productivas (Arriagada, 2007).

Como veremos, esta tendencia se expresa de manera diferente en el horizonte de

intervención de las organizaciones relevadas, principalmente asociado con los procesos de

violencia de género, donde aparecen visiones por parte de las víctimas que tienden a

naturalizar esas situaciones. De este modo, lejos de pensar esas visiones y posturas como

procesos individuales y a-históricos, la realidad muestra la necesidad de abordar las

situaciones como expresiones socio-históricas del patriarcado y, en estrecha relación, de

la violencia género.

19

b.1 Situaciones problemáticas asociadas a la violencia familiar

Antes de avanzar en el análisis de los resultados de las entrevistas, resulta

indispensable plantear la necesidad de una incorporación de la perspectiva de Género a

las políticas públicas en forma transversal. Aun cuando la norma analizada responde a

situaciones donde las víctimas son varones, mujeres, niños y niñas, adultos y adultas se

entiende que es desde esta perspectiva que debe ser considerada en el marco de un

sistema de dominación patriarcal y adultocentrista.

Analizando las particularidades de las situaciones de violencia consideradas por las

personas entrevistadas, se expresan como ejes críticos los distintos tipos de violencia de

los que pueden ser víctimas las personas, resaltando que generalmente las víctimas son

mujeres.

Al respecto, frente al interrogante de las principales problemáticas de violencia

familiar que existen en la ciudad de Tandil, fueron detectados los diferentes tipos de

violencia hacia las mujeres, destacando las distintas formas de violencia en las relaciones

interpersonales, donde la mayor parte de las mujeres, refieren algún tipo de violencia por

parte de algún familiar, generalmente varón (hijo, padre, hermano, tío, vecino), donde se

repiten estas formas de violencia basada en el género.

Predominando las que tienen que ver con lo que es violencia física y psicológica,

también la violencia sexual, pero rescatan, en menor medida que existen situaciones de

violencia económica, violencia simbólica e institucional.

Se hace referencia al trabajo con una población importante de extranjeras, la

mayoría refiere violencia sexual, explotación sexual y muchas de ellas han sido en algún

momento víctimas de Trata de personas.

A partir de sus relatos, las entrevistadas expresan los diferentes tipos de violencia a

los cuales se enfrentan cotidianamente desde su rol profesional. El trabajo que se realiza

con personas migrantes refleja una mayor vulnerabilidad.

En este punto, pese a que en los avances normativos se promueve que las mujeres

ejerciten plenamente sus derechos humanos y se asienta sobre el principio democrático

20

de la igualdad, en el quehacer cotidiano profesional se observa las inequidades por género

a las que la mujer se enfrenta en torno a lo dicho.

Surgen a partir de las entrevistas diferentes mecanismos de control que ubican a la

mujer en un lugar de subordinación frente a los requerimientos del varón. Es el varón,

quien ejerce “culturalmente” el poder y la mujer asume un rol de sumisión, el cual fue

aprehendido bajo conductas naturalizadas y apropiadas en el interior del hogar, del

espacio privado de la reproducción.

Otra cuestión que se constituye en un nudo crítico en torno a las víctimas de

violencia es la asociada a la re-victimización vinculada a la falta de capacitación, a

dinámicas institucionales autoritarias y jerarquizadas que dificultan un proceso de escucha

y cuidado adecuado para las víctimas de violencia.

Surge en diferentes entrevistas que la presencia de nuevas organizaciones:

Juzgados de Familia, Áreas de la Mujer, Comisarías, Servicios Locales o Zonales ha

generado nuevos diálogos con nuevos actores. Sin embargo en este aspecto surgen

diferencias entre las localidades analizadas, el tiempo de existencia de algunos espacios

multiactorales así como la composición de los equipos interdisciplinarios son motivo de

consideración.

c) Valoración de los efectores estatales de la política pública

Uno de los primeros puntos para analizar en relación a los efectores estatales de la

política pública es la identificación de los distintos espacios y/o organizaciones que forman

parte del Sistema de Promoción y Protección de Derechos. Para ello, a los profesionales

entrevistados se les ha consultado sobre las distintas instituciones con las cuales articula

el trabajo cotidiano en el proceso de restitución de derechos. De esta manera, más allá de

construir un listado de organizaciones que podrían vincularse por sus intervenciones al

campo de la violencia familiar, la estrategia propuesta consiste en reconstruir ese

entramado organizacional a partir de las intervenciones efectivamente realizada por las

organizaciones.

21

c.1 Visiones y evaluaciones sobre las instituciones que intervienen en la violencia

familiar

Recuperando las organizaciones mencionadas en torno a las intervenciones

vinculadas a situaciones de violencia familiar, el horizonte es reducido. En la ciudad de

Tandil, las instituciones con mayores niveles de mención son la Comisaría de la Mujer y la

Familia, el Juzgado de Familia, el Área de la Mujer y el Área de Fortalecimiento Familiar,

dependientes, éstas dos últimas, de la Secretaría de Desarrollo Social, y luego, en aquellas

situaciones donde las víctimas son niñas/os o adolescentes, se hace mención al Servicio

Local y Servicio Zonal de Promoción y Protección de los Derechos del Niño.

Posteriormente, se mencionan organizaciones asociadas al ámbito municipal, como los

Centros de Salud, Centros Comunitarios y Hospitales, como así también a distintas

Escuelas, sean primarias o secundarias, con las cuales se trabaja siempre y cuando la

víctima tenga alguna relación previa con la organización.

Por su parte, en la ciudad de Azul, las principales organizaciones que son

consideradas en el proceso de atención a víctimas de violencia familiar son la Comisaría de

la Mujer y la Familia, el Juzgado de Familia y el Servicio Local de Promoción y Protección

de Derechos del Niño. También se hace mención, por un lado, a instituciones educativas y

sanitarias, y, por el otro, a la Asesoría de Incapaces y a la Defensoría Pública.

En términos generales, puede decirse que se percibe resistencia por parte de

las/os profesionales entrevistados/as a dar cuenta en profundidad de las dificultades que

se presentan al abordar situaciones de violencias y particularmente de violencia de

género. Esto puede deberse al menos a tres factores:

- El primero tiene que ver con el propio desconocimiento sobre la cuestión

de género en sí misma como de las implicancias que tiene en las estructuras judiciales,

sanitarias, etc.

- El segundo vinculado al desconocimiento de los procedimientos

estipulados, normados para actuar en situaciones de violencia de género, es decir la

legislación en sí misma.

22

- Y el tercero se relaciona a la postura ideológica que apunta a preservar las

estructuras familiares tradicionales, la preservación de la familiar nuclear, jerárquica,

basada en roles y mandatos de orden patriarcal. Esta última expresa una posición política

ideológica hegemónica que no solo no discute lo establecido sino que actúa para su

reproducción.

Al mismo tiempo, esta situación se hace visible cuando desde las instituciones

surge la fragmentación, excusada bajo el rótulo de las competencias institucionales, es

decir cuando los responsables de brindar las prestaciones sociales entienden que los

temas que se inscriben dentro de las violencias de género no deben ser abordados.

Esto responde a las fragmentaciones de la Cuestión Social y de Genero, donde las

respuestas a las manifestaciones de las mismas son atendidas desde compartimentos

estancos que parecieran desconocer justamente las raíces de las desigualdades e

inequidades impuestas por el patriarcado.

Insipientemente aparece cierto reconocimiento de la existencia de falta de escucha

a las víctimas.

Se observa en algunas respuestas un total desconocimiento de cuestiones tales

como la indefensión aprendida y, cuestión más profunda, el patriarcado como sistema de

opresión. Se habla de “naturalización” en relación a las victimas cuando un análisis más

profundo permite apreciar que la principal naturalización se produce en las organizaciones

y no en las víctimas, pues éstas aprenden a subsistir y aprendieron a no defenderse.

Relacionado con estas visiones, se plantean dificultades en torno a la comprensión

de la complejidad de la violencia familiar, lo cual dificultaría el trabajo realizado.

Por otro lado, aparece la transferencia a la victima de la responsabilidad de su

defensa, tanto en la construcción del relato ordenado, sin contradicciones y sostenido en

diferentes instancias “evaluadoras”, como también la exigencia a la víctima -sea de

cualquier grupo etáreo o sexo- de adecuarse a las “competencias institucionales”.

Esto también es visualizado críticamente por algunos/as profesionales, si bien en

forma minoritaria, lo cual se entiende en el marco del predominio del sistema patriarcal,

adultocentrista.

23

También aparecen menciones a las instituciones responsables, planteando

dificultades en la coordinación de estrategias y en el grado de cumplimiento de las

responsabilidades que le compete a cada una.

Por su parte, la organización que mayor relevancia tiene en torno a las situaciones

de violencia familiar, la Comisaría de la Mujer y la Familia, requiere algunas menciones

particulares. En términos generales, las evaluaciones que se realizan en torno a su

funcionamiento son:

- 39% poco satisfactorio.

- 38 % satisfactorio.

- 16 % muy satisfactorio.

- 7% insatisfactorio.

Cabe aclarar una particularidad en relación a la composición de estos valores

diferenciando los datos por ciudad. Al respecto puede verse que la totalidad de los

entrevistados en la ciudad de Azul consideraron el funcionamiento de esta institución

como muy satisfactorio o satisfactorio, en tanto que los valores negativos de poco

satisfactorio o insatisfactorio se concentran en la ciudad de Tandil.

Si profundizamos el estudio sobre los fundamentos de las valoraciones que tienen

las personas entrevistadas, en la ciudad de Tandil, nos encontramos que se considera

positiva la inmediatez en la atención recibida y el trabajo de articulación institucional.

Por su parte, en la ciudad de Azul, donde el funcionamiento se valora muy

positivamente o positivamente por la totalidad de las personas entrevistadas, se plantea

que desde la organización se realiza un adecuado trabajo en la recepción de las denuncias,

el personal se encuentra formado en cuestiones de género y, además, hay un

acompañamiento permanente al trabajo que realizan otras instituciones.

Por su parte, las valoraciones negativas en torno al funcionamiento de la Comisaría

de la Mujer y la Familia, se asocian a problematizar la atención que la institución realiza

con las personas víctimas de violencia familiar. Las observaciones se centran en las

dificultades que las personas víctimas de violencia encuentran para realizar las denuncias

24

respectivas, donde existiría desde la institución una fuerte tendencia a traducirlas en

exposiciones civiles, con las implicancias que ello tiene para el proceso.

Aun con las críticas que se han planteado, las Comisarías de la Mujer representan

un cambio favorable y han abierto nuevos espacios de asesoría y apoyo a las mujeres

afectadas por las violencias. Su presencia ha contribuido a visibilizar el problema, a

promover derechos y a divulgar que la violencia de género es un delito que debe ser

sancionado.

Desde el ámbito de la salud, se plantea la persistencia de problemas en la atención

a las mujeres víctimas de violencia, donde en la atención de la institución creada para

atender dicha problemática, se produciría un proceso de re-victimización de la mujer.

Otro de los puntos destacados por este sector de profesionales está asociado a los

cuidados particulares que desde una organización que atiende a personas víctimas de

violencia familiar se deben tener. Aspectos como la contención y el asesoramiento, la

escucha y la confidencialidad aparecen en reiteradas respuestas como nudos críticos que

se deberían fortalecer en la organización.

Las principales dificultades identificadas, las cuales son atribuidas, por parte de las

personas entrevistadas, a deficiencias en la capacitación del personal que realiza la

primera atención a las personas víctimas de violencia familiar, pues es en ese momento

que el trabajo realizado previamente puede perderse por las implicancias personales que

tiene para la víctima de violencia acercarse a ese espacio.

Por su parte, de las entrevistas a referentes institucionales, en ambas localidades

surgen otras situaciones críticas en el proceso de atención a la víctima de violencia familiar

que deben considerarse. Estos son: la cuestión del patrocinio gratuito, la asistencia

psicológica y la necesidad de contar con un refugio y/o subsidios económicos que

garanticen la autonomía necesaria para las víctimas.

Cuando hablamos de la cuestión de patrocinio gratuito tiene al menos dos

dimensiones: la estrictamente legal y el estar acompañada por un actor que conoce el

lenguaje y las dinámicas institucionales que generalmente actúan como un factor

inhibidor para las víctimas.

25

Por su parte, se observa que las instancias médicas que evalúan a las víctimas

funcionan con un enfoque biologisista y mecánicista, en el que se tiende a sobrevalorar el

examen físico sin abordar lo psicológico, lo emocional o las implicancias del maltrato en

términos más amplios.

Respecto a la demanda de Refugios, cabe mencionar que la situación de

indefensión, mayoritariamente de mujeres y sus hijos/as requiere de un espacio de

protección y cuidado acorde a las necesidades en el lapso en que la justicia dicta las

medidas de protección previstas en la ley.

Esta prestación está ausente para las localidades relevadas, las respuestas que

desde el Estado se brinda no es la acorde a las situaciones que se presentan, los

alojamientos son precarios en términos edilicios así como en la posibilidad de extender el

tiempo de alojamiento, no cuentan con el personal necesario en tanto suele tratarse de

Hoteles y/o pensiones privadas

En relación a los subsidios económicos se debe considerar en primer lugar la

reciente incorporación de la violencia económica en la legislación analizada, por lo cual

aún persiste el desconocimiento de ésta como violencia por parte de los/as profesionales

que atienden a las víctimas. Luego debe mencionarse la cuestión de los escasos recursos

con que cuentan las organizaciones para afrontar intervenciones que requieren generar

mecanismos de manutención para aquellas victimas que demandan asistencia material

(alimentaria, transporte, vivienda, etc.), lo cual se presenta como un obstáculo ante la

necesidad de ofrecer a las familias alternativas para que puedan optar.

El análisis explicitado anteriormente, permite afirmar que las personas

entrevistadas, en términos generales, consideran que la legislación no debiera ser

modificada, sin embargo encontramos que esto se justifica solo en términos de reconocer

la distancia existente entre la retórica y la ejecución de la norma. Surge mayoritariamente

de las entrevistas que no se cuestionaría el texto sino que se exigiría la concreción de la

norma. Quienes trabajan en el análisis de este tipo de legislación saben que se presentan

en esto varias interpretaciones que no pueden ser aisladas sino leídas en contexto.

Considerar que la ejecución podría ser mejorada en lo que respecta a cuestiones de

26

género y asumir esta perspectiva político-ideológica es contradictorio con el propio marco

de la norma, es decir que la legislación se inscriba en el marco de la violencia familiar no

es producto de un descuido sino de la resistencia de los sectores políticos a aceptar la

existencia, gravedad y dinámicas propias que se ejercen contra las mujeres.

La generación y modificación de la norma implica dos análisis, que deben ser

considerados en este contexto de dominación e inequidad patriarcal y capitalista:

- Primero el hecho mismo del trabajo que se desarrolla a lo largo de la

gestión de una Ley, en este caso que aborda la cuestión de las violencias, es decir todas

aquellas discusiones y debates incorporados a la agenda publica previa a la sanción y

luego una vez implementada todas las modificaciones que la suceden. Esta primera

cuestión implica tensiones a nivel social que empujan o cuestionan los mandatos, las

inequidades. En este sentido el mundo que se construye en torno a la sanción de una Ley

a nivel de la comunidad en general aporta a la transformación de la sociedad y las

instituciones que deben ejecutar estas nuevas normas en un sentido de protección de

derechos.

- En segundo lugar, surge también que la sola ejecución de una norma no

implica necesariamente la transformación de las instituciones que asumen esta

responsabilidad, ni de los actores en ellas involucrados.

Analizando estos procesos, Sagot (2000) afirma que no hay ingenuidad sino que

sencillamente un sistema de opresión tan complejo como lo es el patriarcal genera sus

propios mecanismos de protección y auto subsistencia. Teniendo como corolario, en

primer lugar, se invisibiliza la violencia contra las mujeres al subsumirla en otra forma de

violencia más general, con lo cual en la práctica también se niega su importancia y

gravedad. Por otra parte, se coloca como objetivo la defensa de la familia y no de los

derechos humanos de las mujeres afectadas, por lo que estos son fácilmente sacrificados

en aras de la unión familiar. Finalmente, y lo que es altamente peligroso, los hombres

agresores pueden usar las leyes contra las mismas mujeres a las que maltratan, dada la

“neutralidad” de género de esas leyes, la mayor apropiación de los hombres de los

27

espacios sociales, en particular, de los espacios judiciales, y la mayor credibilidad que

obtienen ellos en esos mismos espacios (Sagot, 2000).

Emerge como ausencia políticas públicas que permitan garantizar la ejecución de la

Ley analizada. Es claro que para diseñar una política estatal integral, acorde al espíritu de

Ley, al tiempo que se continúa con los abordajes existentes, deberá darse cabida a todas

las expresiones de la violencia de género, sin excepción, cuestión pendiente a pesar de las

ampliaciones y modificaciones recientes. Aquí se hace necesario al menos dejar planteado

un interrogante: ¿Puede una Ley denominada “violencia familiar” responder a las

expresiones múltiples de la violencia patriarcal? ¿Puede una única norma ocuparse de las

expresiones de la violencia hacia diferentes grupos etáreos y de sexo?

Estos interrogantes interpelan a una norma que reduce la violencia hacia las

mujeres a la violencia intrafamiliar, que equipara a las víctimas cuando se presentan claras

evidencias de diferencias sustanciales entre las personas. La forma en que se nombran las

cosas tiene una profunda relación con los modos en las que se las piensa y aborda, porque

nombrar de determinada manera tiene un efecto ideológico y político y ese efecto en

absoluto es inocente, puesto que contribuye a desplazar de la escena las múltiples

expresiones de violencia que padecen las mujeres.

De las respuestas surge la necesidad de profundizar y/o efectivizar lo explicitado

en la Ley Provincial de Violencia Familiar donde se plantea la instrumentación de

programas específicos de prevención, asistencia y tratamiento de la violencia familiar

incluyendo el desarrollo de campañas de prevención en la materia y de difusión. Dado que

los juicios y preconceptos sobre las dinámicas familiares se asocian a “cuestiones

culturales”, como aspectos que no pueden ser abordados, se hacen necesarios procesos

de formación y capacitación tendientes a instalar la comprensión de las situaciones de

violencias como consecuencias de relaciones de poder asimétricas y desiguales,

predominantes en un sistema social androcéntrico, adultocentrista y patriarcal.

Estas expresiones vuelven a dar cuenta del desconocimiento de la complejidad de

las situaciones de violencia, las mismas no responden a acontecimientos aislados y

28

desconectados entre sí. Se plantea lo “cultural” como algo inmodificable, desconociendo

que en tanto construcción la misma puede ser deconstruida.

Minoritariamente surge en las respuestas que, partiendo de considerar que ciertas

conductas, expresiones de la violencia responden a pautas culturales, es por esto mismo

que pueden ser transformadas. Es por su condición de “aprendido”

trangeneracionalmente lo que hace posible su modificación

Finalmente, se considera pertinente hacer mención a las dificultades existentes en

torno a contar con información fiable sobre las situaciones de violencia familiar, con el fin

de avanzar en su análisis y problematización. Se entiende que el acceso a la información

que los/as mismos/as profesionales proveen desde el cotidiano, que se les presenta

fragmentada, debiera regresar con el fin de permitir una mirada más amplia de las

problemáticas abordadas, las respuestas que las mismas han recibido y de esta forma,

junto a espacios de capacitación y formación, considerar críticamente los abordajes desde

las diferentes organizaciones.

Se entiende que los artículos 18 y 19 bis de la Ley aquí analizada no estarían siendo

al menos plenamente ejecutados en tanto el informe estadístico que debiera ser

elaborado y socializado según los/as actores/as entrevistados no está siendo de su acceso.

Ante la complejidad de la superación de las micromiradas, se observa que son al

menos tres aspectos que confluyen para que esto suceda:

1- La imposibilidad de superar la demanda y abordaje cotidiano.

2- La ausencia de políticas internas en las diferentes organizaciones, ya sea de

índole privada como publica, de realizar análisis estadísticos.

3- La ausencia por parte del estado provincial de dar cumplimiento a la creación de

información estadística e informes de acceso público.

Respecto de la imposibilidad de superar la demanda y abordaje cotidiano –esto

surge recurrentemente en los diálogos institucionales- se plantea que dada la altísima

demanda, la escasez de personal, los tiempos institucionales, los acotados horarios de

atención y la variadas actividades a las que se encuentran abocados/as quienes trabajan,

ya sea en el ámbito público como privado impiden superar la inmediatez. Si bien esta

29

cuestión se basa en las experiencias cotidianas y es innegable que sucede, esta es una

deuda no de quienes se desempeñan en las diferentes organizaciones sino del Estado que

debe generar las condiciones adecuadas donde las instancias de atención a demandas,

registro, evaluación y planificación estén garantizadas. De este modo, si no es posible

realizar un adecuado registro desde quienes se encuentran en la atención de las víctimas,

resulta imposible un registro amplio a nivel estadístico provincial.

Esto se hace visible en una segunda cuestión asociada a la ausencia de políticas

internas en las diferentes organizaciones y organismos, sean de la Sociedad Civil o estatal,

de realizar análisis estadísticos, política de evaluación y planificación.

Sin embargo lo fundamental es la ausencia por parte del Estado provincial de dar

cumplimiento a la creación de información estadística e informes de acceso público,

sabiendo que algunas de las organizaciones estatales locales que prestan servicios a

víctimas, realizan y elevan - a pesar de las dificultades arriba planteadas-registros de

actuaciones como por ejemplo Comisarías de la Mujer y la Familia.

Recomendaciones:

Si bien en los procesos de intervención, se hace necesario una articulación

permanente entre la legislación de promoción y protección de los derechos del niño/a y

adolescentes y la de violencia familiar, se hará mención a consideraciones vinculadas a la

legislación de referencia, identificando las particularidades en sus procesos de

implementación.

Es posible identificar tendencias que dan cuenta de lógicas y prácticas instaladas

en las instituciones y en los actores que obstaculizan la implementación de los avances

conseguidos en la legislación.

En primer lugar, es necesario problematizar las visiones y supuestos de las

prácticas desarrolladas por las instancias responsables que continúan reproduciendo

visiones adultocentristas y patriarcales. Esta nueva situación que instaura la vigencia de la

ley, además de habilitar posibilidades, reposiciona a los agentes gubernamentales

encargados de la coordinación de la política públicas y a profesionales que se desempeñan

en los diferentes efectores del Sistema ante nuevos desafíos. Para que esta

30

transformación en el nivel legislativo concretice progresivamente esta tensión en favor del

reconocimiento efectivo por parte del Estado de víctimas de violencia como sujetos de

derecho, será necesario profundizar la crisis de legitimidad de la lógica tutelar-

asistencialista que cosifica y desnaturaliza los problemas y las relaciones familiares,

disociándolos de su sustrato estructural.

En segundo lugar, es importante mencionar que estas prácticas institucionales y de

los actores sociales involucrados en su implementación cotidiana, encuentra su correlato

en intervenciones estatales subsidiarias que obstaculizan la concreción de los postulados

legislativos. Como se planteó, la falta de recursos, sean materiales o humanos calificados,

constituye un elemento fundamental en los argumentos críticos sobre la garantía de

derechos.

La complejidad de las problemáticas sociales involucradas a las organizaciones

efectoras del mencionado sistema, su ampliación numérica por las transformaciones

sociales contemporáneas, se enfrentan cotidianamente con instituciones donde la escasez

o ausencia de recursos materiales imposibilita cualquier estrategia de restitución de

derechos. De igual modo, la incorporación de la precariedad laboral en el cotidiano de las

organizaciones lleva a la rotación permanente de los recursos humanos, migrando los

profesionales con mayor experiencia y capacitación en las temáticas a otras

organizaciones.

Por otro lado, si entendemos que en un sentido literal, Patriarcado significa

gobierno de los padres, lo cual implica la existencia de una sociedad que se constituyó y

constituye considerando un tipo de organización social en el que la autoridad la ejerce el

varón adulto “jefe” de familia, quien además es el dueño del patrimonio material de ese

grupo humanos unido por sangre, por afecto, por convivencia, políticamente. Comprender

esto nos invita a pensar una legislación que procure la equidad.

En tercer lugar, y asociado con los puntos anteriores, es necesario problematizar

políticas y prácticas que se insertan en una tendencia neo-familiarista de la intervención

sobre los problemas sociales. Esta tendencia supone la transferencia de responsabilidades

31

hacia las familias haciendo de éstas una unidad económica y política de la resolución de

los distintos problemas del modelo (De Martino, 2001).

Se identifica a la familia como la causa o responsable de las supuestas

disfuncionalidades que atraviesan uno o varios de sus miembros, y, convalidando una

mirada tradicional de su rol en las relaciones familiares, la mujer aparece como la

encargada de la reproducción cotidiana (González, et. al., 2006). Consecuentemente, la

mujer se transforma en objeto y sujeto de las intervenciones realizadas por los sectores de

políticas públicas, reproduciendo y reforzando la desigualdad existente (Grassi, 1989).

Frente a este panorama, se hace necesario priorizar en líneas estratégicas de

acción que permitan resolver obstáculos surgidos a partir de la sanción de la legislación y

potenciar las políticas y prácticas vinculadas a la promoción y protección de derechos.

Recomendaciones generales:

1. Realizar instancias permanentes de capacitación y reflexión que tiendan a

instalar los fundamentos y postulados de la legislación “referida y para familia”

considerada, teniendo en cuenta además la necesidad de interpelar las visiones existentes

en torno a las configuraciones contemporáneas de las familias, patriarcado y

adultocentrismo, violencia y vulneración de derechos. Estos elementos se encuentran

arraigados en los fundamentos de las prácticas cotidianas de los actores responsables de

la implementación y su modificación no puede considerarse como consecuencia directa de

la implementación de una legislación particular.

2. Identificando, además de los niños y niñas, a las mujeres como las principales

víctimas de violencia, pero no sólo en el ámbito familiar, se considera prioritario evaluar la

sanción de una legislación provincial orientada a la promoción y protección integral de los

derechos de la mujer. Se considera como un antecedente fundamental la sanción de la Ley

Nacional N° 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la

violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones

interpersonales.

32

3. En relación a los mecanismos de gestión asociada previstos por la legislación, si

bien es importante reforzar el espacio local como ámbito de discusión sobre las

problemáticas prioritarias, se deben garantizar los mecanismos institucionales que

permitan el monitoreo de la implementación y el funcionamiento plural de dicho espacio.

4. Vinculado a este aspecto emerge la necesidad de implicarse en las

características de las condiciones de trabajo de los agentes y efectores del Sistema,

tomando conocimiento del estado de situación al respecto para, a partir de allí, poder

proyectar en conjunto con las instancias respectivas del gobierno provincial el progresivo

mejoramiento de las condiciones de infraestructura y empleabilidad de los diferentes

efectores y agentes del sistema, habilitando prácticas profesionales que puedan superar el

nivel inmediato y emergente de atención y asumir dichas prácticas en la dialéctica de las

dimensiones emergente y proyectiva que marca la legislación.

5. Con el fin de dar sustento material a las intervenciones planificadas y/o

realizadas, se hace necesario prever mecanismos institucionales que permitan a los

efectores de la política pública la disponibilidad de recursos económicos y materiales

necesarios para garantizar derechos, principalmente en aquellas situaciones de pobreza

y/o dependencia económica (alimentación, vivienda, trasporte, vestimenta, etc.)

Bibliografía

Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires - UNICEF. 2009.

Abordajes frente a la violencia familiar desde una perspectiva de género y de infancia

Fortalecimiento de equipos de trabajo en género. Disponible en:

http://www.unicef.org/argentina/spanish/abordajes.pdf

Aguirre, R. 2007. “Los cuidados familiares como problema público y objeto de

políticas”. En: Arriagada, I. (Coord.). Familias y políticas públicas en América Latina. Una

historia de desencuentros. CEPAL-UNFRA, Chile.

Álvarez, N (COMP.) 2007. Cuestiones de Familia. Problemas y debates en torno a la

familia contemporánea. Universidad de Mar del Plata.

33

Antunes, R. 2003. ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre las metamorfosis y el rol central

del mundo del trabajo. Herramienta ediciones, Buenos Aires.

Antunes, R. 2005. Los sentidos del Trabajo. Ensayo sobre la afirmación y la

negación del trabajo. Taller de Estudios Laborales (TEL) – Herramientas Ediciones, Buenos

Aires.

Barg. L. 2003. Los Vínculos Familiares. Reflexiones desde la práctica profesional.

Espacio Editorial, Buenos Aires, Argentina, 2003.

Beck-Gernsheim, E. 2003. La reinvención de la familia. En busca de nuevas formas

de convivencia. Barcelona: Paidós.

Campaña Interagencial contra la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas. 1999.

UNIFEM - PNUD - UNICEF - FNUAP -CEPAL - ACNUR - ONU-SIDA –UNHCHR. PROGRAMA DE

NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO PNUD Proyecto Regional RLA/97/014 Informes

Nacionales sobre la Situación de la Violencia de Género contra las Mujeres

http://freeofviolence.org/campaign-spanish/argentinafull.htm

De Martino, M. 2001. Políticas Sociales y Familia. Estado de Bienestar y Neo-

liberalismo familiarista. En Revista Fronteras. Departamento de Trabajo Social. FCS –

UDELAR. Nro. 4, Montevideo.

Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires. 2003. Informe Monitoreo de

políticas públicas y violencia de género. Equipo del Observatorio de Violencia de Género

de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Gallart, M. A. 2003. “La integración de métodos y la metodología cualitativa. Una

reflexión desde la práctica de la investigación”; en: Metodología cualitativa II. La práctica

de la investigación. Centro Editor de América Latina, Bs. As.

34

Goldani, A. M. 2007. “Reinventar políticas para familias reinventadas: entre la

realidad brasileña y la utopía”. En: Arriagada, I. (Coord.). Familias y políticas públicas en

América Latina. Una historia de desencuentros. CEPAL-UNFRA, Chile.

González, C., Nucci, N. y S. Bermúdez. 2006. “¿Qué familia se configura desde la

intervención estatal en planes y programas asistenciales?”. En: Garcés, L. y M. Lucero

(comp.) Políticas Sociales y ciudadanía. Debates sobre una relación en tensión, Editorial

EFU, San Juan.

Grassi, E. 1989. La mujer y la profesión de Asistente Social. El control de la vida

cotidiana. Editorial HVMANITAS, Buenos Aires.

Harvey, D. 2008. La condición de la posmodernidad. Investigación sobe los

orígenes del cambio cultural. Amorrortu, Buenos Aires.

Jelin, E. 1994. “Familia: Crisis y después…” En: Wainerman, C. H. (Comp.). Vivir en

familia. UNICEF/LOSADA, Buenos Aires.

Leacock, E. 1992. “La interpretación de los orígenes de la desigualdad entre los

géneros: problemas conceptuales e históricos”. En RAMOS ESCANDÓN, C. (Comp.) “El

Genero En Perspectiva de la dominación universal a la representación múltiple”.

Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. Coordinación de Extensión

Universitaria.

Marquez Da Costa, E. 2002. Cidades medias. Contributos para a sua definicao.

Finisterra, XXXVII, 74.

Montaño, S. 2007. “El sueño de las mujeres: democracia en la familia” En:

Arriagada, I. (Coord.). Familias y políticas públicas en América Latina. Una historia de

desencuentros. CEPAL-UNFRA, Chile.

Petracci, M. 2007. “La agenda de la opinión pública a través de la discusión grupal.

Una técnica de investigación cualitativa: el grupo focal” En: Kornblit, A. L. (coord.)

35

Metodologías cualitativas en Ciencias Sociales. Modelos y procedimientos de análisis.

Editorial Biblos, Buenos Aires.

Poggiese H. y Francioni, M. del C. 1993. Escenarios de Gestión Asociada y Nuevas

Fronteras entre el Estado y la Sociedad. FLACSO.

Sagot, M. 2000. “La ruta critica de las mujeres afectadas por la violencia

intrafamiliar en América Latina”. Estudio de caso en diez países. OPS/OMS. Programa

Mujer, Salud y Desarrollo. Estrada.

Vain, L. 1989. “Mujer Golpeada”. Ed. Besana. Buenos Aires.

Wainerman, C. 2005. La vida cotidiana en las nuevas familias. ¿Una revolución

estancada? Lumiere, Buenos Aires.

Tratados y legislación de referencia

Convención Americana sobre Derechos humanos (San José de Costa Rica,

declarada en 1969, y vigente desde 1978)

Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la

Mujer. CEDAW.

Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de

menores, conocidas como “Reglas de Beijing” (1985)

LEY 26.485 – Nacional de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la

violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones

interpersonales

LEY 12569 - Provincial sobre Violencia Familiar. Disponible en www.gob.gba.gov.ar

36

Proceso de Recuperación Histórica Analítica de la Red de Monitoreo de Políticas

Públicas para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujeres en la

Provincia de Buenos Aires.

Lic. Blanca Lyonnet. Lic. Gabriela Barcaglioni

Los derechos que están en los tratados son letra muerta hasta que alguien los

retoma y lucha por ellos.

Elizabeth Jelin

El movimiento de mujeres, el feminismo como práctica política y como

construcción teórica, instaló reclamos y reconocimiento de derechos para las mujeres,

fundamentalmente a finales de los años sesenta y principio de los setenta con dispar

incidencia en los países latinoamericanos por las circunstancias políticas y económicas que

sobrellevaron.

Este marco que describe una vinculación estrecha entre teoría y práctica, entre

contexto y logros, facilita la reflexión y el relato que motiva la presencia en estas jornadas

de las integrantes de la Red de Monitoreo de Políticas Públicas para prevenir, atender,

sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres en la Provincia de Buenos Aires.

Pero antes de los pormenores de la experiencia que nos convoca es necesario

señalar algunas consideraciones que la sustentan, que posicionan y dan lógica a la

construcción del espacio.

La organización de las mujeres a partir de una realidad que atraviesa, interpela,

ayuda a pensar la relación entre cambio social y equidad de género.

La equidad de género como una dimensión fundamental de la equidad social es

posible pensarla gracias a la visibilidad y legitimidad del movimiento de mujeres y del

feminismo.

Y al pensar el género, al conceptualizar esta herramienta que permite una lectura

crítica de la realidad, de nuestras propias prácticas, la definimos como uno de los

determinantes simbólicos que da materialidad a la vida de las personas. “Una categoría

relacional, descriptiva, analítica y política, que tiene utilidad para relevar las desigualdades

37

existentes entre las masculinidades y femineidades a nivel sociocultural, económico y

político, considerando las complejidades existentes en sus posicionamientos, status,

poderes, en relación con otras categorías que se interseccionan, tales como las de clase,

raza, etnia, religión”. (Bonder; 2010)

Los posicionamientos y las expectativas frente a esas construcciones, lo esperado,

lo deseable es origen de desigualdades en las posibilidades, en la concreción de derechos.

Esta categoría hilvana, insisto, la construcción de nuestra Red, nos introduce en las

respuestas sobre el cómo, cuándo y por qué nos constituimos como espacio colectivo, de

articulación, de reflexión, de intercambio y de concreción de objetivos comunes.

Somos un colectivo de mujeres, ligadas cotidianamente a la problemática de la

violencia y sobre todo, con un fuerte compromiso militante.

Entendemos las violencias contra las mujeres como problema social, de derechos

humanos que requiere de políticas públicas sustentables de manera que nuestro

propósito es, a partir del balance participativo que vamos delineando, elaborar iniciativas,

propuestas y compromisos públicos para fortalecer lo que funciona bien y mejorar lo que

aún es deficiente.

Nuestra historia como Red pivotea en estos aspectos y arranca en 2005.

Comenzamos nuestras actividades públicas con una Jornada Provincial de

Evaluación Participativa: “A cinco años de la Ley de Violencia Familiar, logros y asignaturas

pendientes, en memoria de Diana Staublin.

Se desarrolló el 13 de diciembre de 2005, en la Sala Astor Piazzola del Teatro

Argentino de La Plata.

Después de 5 años de la aprobación de la Ley sobre Violencia Familiar de la

Provincia de Buenos Aires (12.569)1 mujeres y organizaciones que desde diferentes

ámbitos trabajábamos en la prevención, erradicación y sanción de la Violencia contra las

Mujeres decidimos impulsar el monitoreo integral de la Ley

1 (Sancionada el 6 de diciembre del 2000 luego de un largo período de discusiones en las dos cámaras y de la

participación activa de mujeres y organizaciones de la sociedad civil comprometidas con el tema. Seis años

después se aprueba su decreto reglamentario 2875/2005 (B.O.30/1/2006)

38

Nuestra intención fue ir construyendo una red que nos permitiera contar con la

mayor cantidad de información posible aportada por víctimas, operadores y operadoras

de Justicia, organizaciones de la sociedad civil, espacios académicos, trabajadores y

trabajadoras del Estado y también funcionarios y funcionarias de los poderes ejecutivo y

judicial.

Fundamentalmente cotejar el texto de la norma, sus mandatos expresos, con su

aplicación en el plano práctico, en lo cotidiano frente a la violencia concreta que sufrimos

especialmente las mujeres. Un diagnóstico en proceso continuo que se articula con

acciones y propuestas concretas.

Si bien la sanción de la ley Provincial Nº 12.569 en ese momento y la Ley Nacional

Nº 26.485 después son instrumentos de suma importancia para la defensa de los derechos

de las mujeres, no garantizan el real derecho de acceso a la justicia de las mujeres víctimas

de violencia de género.

Por eso, entre otras razones, extendimos nuestra mirada hacia las políticas

públicas que expresaban la intención y el compromiso del Estado en relación a la violencia

contra las mujeres.

El análisis de las políticas públicas es un terreno privilegiado para observar las

relaciones que el Estado establece con colectivos o referentes sociales, por ejemplo las

mujeres , y por ende, un buen indicador del grado de democratización de la sociedad.

Nuestra experiencia como espacio colectivo es resultado de un largo proceso social

y político que discurre en variados escenarios con diferentes participantes.

Tensión entre lo público y lo privado, aspecto que atraviesa todas las

reivindicaciones de derechos feministas, empezando por el derecho a vivir una vida libre

de violencias.

Uno de los objetivos centrales de la Red, fue instalarse como una interlocutora

válida frente al Estado, interpelarlo frente a las desigualdades de género que facilitan y

reproducen la violencia contra las mujeres.

Cada acción, las entrevistas, las gestiones realizadas, pretenden conocer la

evolución de las situaciones de violencia contra las mujeres y consecuentemente formular

recomendaciones y propuestas de mejora en los servicios y prestaciones que se ofertan

desde las instituciones públicas en relación a las violencias contra las mujeres.

39

Debatimos sobre el carácter que debemos tener como Red, el rol que definimos

para establecer los diálogos, los reclamos, las propuestas.

Cómo construimos y con qué características establecemos relación con el Estado, si

somos una Red política, de denuncia o, además, proporcionamos insumos para que

los/las distintos/as funcionarios/as desarrollen acciones y políticas es un aspecto que cada

integrante pone en discusión y se posiciona sin olvidar sus propios recorridos, sus

trayectorias, sus pertenencias pero siempre priorizando los derechos de las mujeres en

situación de violencia.

La relación entre Estado y sociedad civil aparece en varios tramos de nuestra

historia. La idea dominante es que el aparato estatal es el responsable de los servicios,

que no debe trasladar la responsabilidad a las organizaciones, ni que estas carguen la

tarea de hacerle el trabajo al Estado.

Desde la Red de Monitoreo consideramos que el Estado debe encarar la

problemática, desarrollando políticas públicas integrales que incluyan la perspectiva de

género para garantizar los derechos humanos impidiendo o evitando los abusos y/o

aliviando los efectos del maltrato. Es deber del Estado atender la violencia como forma de

inclusión social, teniendo en cuenta que la violencia de género afecta a más de la mitad de

la población.

Políticas Públicas transversales para encarar, atender y resolver el problema de la

violencia hacia las mujeres. La perspectiva de los derechos y libertades en el tema de la

violencia de género se contrapone a la del asistencialismo y a las políticas de seguridad.

Prevención, promoción y protección, capacitación, investigación, atención,

reparación y por último estructura y presupuesto

El monitoreo de las políticas públicas, de la implementación de las leyes, de la

propia redacción de las leyes no se puede escindir de las experiencias cotidianas, las

experiencias de quienes palpan día a día la violencia y especialmente.

En nuestros debates cotidianos que sostenemos a través de un espacio virtual y las plenarias que desarrollamos al menos una vez al año en distintas ciudades bonaerenses (La Plata, San Nicolás, Mar del Plata, Villa Gesell, Necochea, Tandil y San Nicolás) hemos identificado algunos nudos críticos a los que entendemos deben atenderse para revertir .

Por ejemplo el patrocinio jurídico para las mujeres que tienen que acudir al

sistema judicial y la situación económica vulnerable de las sobrevivientes, la situación de

40

los refugios para mujeres víctimas de violencia familiar, las mesas locales de violencia

familiar, la escasez y fragmentación de la información estadística sobre la problemática, la

concreción de una RED PROVINCIAL de prevención y atención a las víctima de violencia

familiar (según lo establece la norma provincial vigente art. 4 del decreto reglamentario

ley 12.569) , la asignación presupuestaría para la existencia y funcionamiento de esta red,

el rol del Ministerio de Desarrollo Social en relación a un programa específico de

prevención, asistencia y tratamiento de la violencia familiar, entre otras cuestiones que

merecen mas que una enunciación pero que a los fines de esta intervención no es posible

desarrollar en profundidad. El sentido de mencionarlos es para dibujar el mapa de

nuestras preocupaciones y nuestro accionar.

Como decía al principio las mujeres accedieron a los espacios públicos para

intervenir en el diseño de las agendas públicas pero esa incidencia motiva resistencias,

omisiones, obstáculos para incluir los derechos de las mujeres.

Un enfoque que plantea a cada persona como portadora de derechos inalienables

nos pone en un pie de igualdad

Es nuestro propósito lograr que las autoridades, los operadores/as jurídicos, el

personal involucrado en el tratamiento de los casos de violencia, las fuerzas de seguridad

se interioricen, se sensibilicen con la perspectiva de género, de derechos humanos de las

mujeres y con la problemática que hay detrás de la violencia

La mayoría de las organizaciones y personas que integran la Red tienen una larga

experiencia en la temática de la violencia contra las mujeres, son organizaciones que

trabajan cotidianamente en esta problemática y que también fueron parte de los debates

previos a la sanción de la Ley.

Es importante destacar también que varias de las integrantes de la Red

tienen/tuvieron responsabilidades en espacios de gestión gubernamental, lo cual permite

un permanente intercambio e incidencia en la ejecución de la -todavía en construcción-

política pública provincial en la materia.

La confianza es uno de los elementos que le otorga mayor cohesión y fortaleza a la

Red. Es pluralista en lo político, autónoma en relación con partidos y Estado, las

organizaciones que la integran continúan su trabajo con independencia de la Red y se

autofinancia sin aportes externos.

El principal medio de comunicación entre las integrantes es el correo electrónico,

las decisiones se toman por consenso y no existen representaciones formales fijas.

41

La Red es abierta a personas y organizaciones con actuación en la provincia de

Buenos Aires que trabajen con perspectiva de género y compartan criterios de

horizontalidad, solidaridad y fundamentalmente que entiendan la violencia contra las

mujeres como una violación a los derechos humanos y un problema que si bien afecta a la

mitad de la población es un problema de toda la sociedad.

No nos mueven intereses sectoriales de ningún tipo, el único que prevalece es el

interés por la vida, salud y bienestar de las mujeres víctimas de violencia de género.

Es inobjetable el avance logrado en la condición jurídica de las mujeres, distintas

leyes y convenciones establecen una mayor igualdad de derechos y han permitido la

consolidación de sus derechos humanos, en especial la violencia contra la mujer se ha

reconocido como una violación de los mismos.

Sin embargo no puede dejar de señalarse, que a pesar de estos logros, aún está

lejos la garantía del pleno respeto y disfrute de esos derechos, principalmente, porque

persisten prejuicios y valoraciones discriminatorias en la aplicación de las normas o

porque en algunos casos sólo ofrecen respuestas parciales o no responden a la realidad

social, cultural e institucional de la mayoría de las mujeres, siendo limitada su aplicación y

efectividad. Y sobre todo, porque no tienen designado presupuesto.

Se suma el desconocimiento de las mujeres en particular y la población en general

sobre sus derechos, y las instancias a las cuales podrían acudir en caso de ser víctimas de

violencia de género.

Es imprescindible identificar las situaciones en las que la vulnerabilidad de las

mujeres víctimas de violencia aumenta.

La Red actúa con la convicción de que no hay lugar a dilaciones, por lo que

nuestras acciones tienden a profundizar la articulación en las respuestas entre los

organismos Gubernamentales involucrados y la sociedad civil”. En eso estamos.

Algunas acciones:

Elaboración y presentación del Informe como organización de la sociedad civil al

CEVI (Comité de expertas/os violencia, órgano técnico del MESECVI – Mecanismo de

seguimiento de la Convención de Belem do Para –, Comisión Interamericana de Mujeres,

OEA)

42

Nos hemos reunido con:

La directora de Igualdad de Participación y Liderazgo de la Mujer, de la Secretaría

de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, la Lic Dinora Gebennini.

El subsecretario de Coordinación Operativa del Ministerio de Desarrollo Humano

de la Provincia de Buenos Aires, Dr.Gabriel Katopodis.

El ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Lic. Claudio Mate y el

subsecretario de Coordinación y Atención de la Salud, Dr. Carlos Sanguinetti.

La ministra de laSuprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, Dra.

Hilda Kogan.

La presidenta del Consejo Provincial de las Mujeres, ing Claudia Bernaza quien

además es consejera Federal de la Mujer.

Incidencia

La resolución 304 del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, del 29 de

enero de 2007 que aprueba el Programa de Salud para prevención de la Violencia Familiar

y sexual y la asistencia a las víctimas” y su protocolos de Detección y Asistencia a mujeres

Victimas de Maltrato, de Aborto no Punible, de Acción ante Víctimas de Violación y de

Abuso y Maltrato infantil.

Si bien el pedido de elaboración de protocolos se inició cuando por la cuestión del

llamado “caso de Guernica” se le pidió al ministro de Salud Claudio Matte que ponga en

vigencia inmediata uno vinculado con los abortos no punibles y la audiencia se gestó

desde la Campaña por el derecho al Aborto, se aprovechó para solicitar los otros

protocolos de atención de mujeres en situación de violencia que finalmente fueron

aprobados y en el que muchas integrantes de la Red participaron acercando propuestas.

Jornadas (2) de Políticas Públicas con Perspectiva de Género en coordinación con la

Dirección de Igualdad de Participación y Liderazgo de la Mujer a cargo de la Lic Dinora

Gebennini. Con el objetivo logrado de elaborar un diagnóstico y una propuesta de

superación sobre la labor que Estado y Organizaciones de Mujeres realizamos frente a la

Violencia de Género.

43

Como resultado de la reunión mantenida con la ministra Hilda Kogan elaboramos

un Programa de capacitación para implementar a través del Instituto de Estudios Jurídicos

de la Suprema Corte de la provincia de Bs. As.

Además la Dra. Hilda Kogan, nos propuso que le hagamos llegar las copias de las

denuncias por incumplimiento de la Ley de Violencia realizadas ante la Secretaría de

Control Judicial de la Corte

BIBLIOGRAFIA

BIRGIN Haydee, GHERARDI Natalia, Violencia familiar: acceso a la justicia y

obstáculos para denunciar. En: Sanchez y Femenías (compiladoras): Articulaciones sobre

violencia contra las mujeres. Edulp, La Plata, 2008. 239 a 263

GARCÍA, Carmen Y VALDIVIESO, Magdalena (2006) "Una aproximación al

Movimiento de Mujeres en América Latina. De los grupos de autoconciencia a las redes

nacionales y trasnacionales” Observatorio Social de América Latina, Año VI, N°18.Consejo

Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina. Disponible en:

bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/osal/osal18/AC18GarciaValdiviesopdf

HERNÁNDEZ García Yuliuva “Acerca del género como categoría analítica”

Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas | 13 (2006.1) Universidad de

Oriente, Santiago de Cuba

LARGO Eliana editora “Género en el Estado. Estado del Género”. Ediciones de la

Mujeres N| 27. Isis Internacional Santiago, Chile,1998.

LUNA Lola G. “Movimientos de mujeres, Estado y participación política en América

Latina. Una propuesta de análisis histórico.” Universidad de Barcelona Avance

investigación sobre m movimientos de Mujeres y Participación Política en Argentina y

Colombia.

NOE DE TEITELBAUM S. y otros: Violencia de género: de la ruta crítica a la

construcción de posibilidades, Tucumán. Disponible en Internet:

https://sites.google.com/a/fundpsicsigmundfreud.org/trabajos-2do-congreso-de-

investigacion/home/noe-de-teitelbaum-susana---ale-veronica---sampayo-guillaume-ma-

cecilia---hurtado-claudia

44

A INTRÍNSECA RELAÇÃO ENTRE AS CATEGORIAS GÊNERO E

PATRIARCADO PARA COMPREENSÃO DO TRABALHO EM SUA DIMENSÃO

SEXUADA

Maria Inez Barboza Marques2

INTRODUÇÃO

O presente artigo é resultado de estudos e sistematizações que vem ocorrendo no

processo de doutoramento no Programa de Estudos Pós Graduados em Serviço Social da

Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.

O objeto de estudo que vem sendo investigado refere-se à divisão sexual do trabalho

e suas expressões no trabalho docente em Serviço Social. Portanto, entender a relação

intrínseca entre as categorias gênero3 e patriarcado4 foi fundamental para desvendar o

contexto da divisão social do trabalho que ocorre a partir das relações sociais de sexo,

consubstanciadas na divisão sexual do trabalho no capitalismo.

A análise tem como base as relações sociais que foram historicamente construídas

com alicerces nas estruturas de poder masculinizadas e também nas bases materiais que

fundamentam a dominação/exploração capitalista.

Para a sistematização do primeiro capítulo da tese, foi necessário revisitar (e

reconceituar) o trabalho, como categoria que tem suas bases na teoria de Marx e nos

fundamentos do materialismo histórico dialético, o que foi um dos desafios expressos para

a pesquisadora.

2 Doutoranda do Programa de Estudos Pós Graduados em Serviço Social da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo – PUC/SP/Brasil, sob orientação da Professora Dra. Maria Lúcia Martinelli. Docente no Curso de Serviço Social da Universidade Estadual do Paraná – UNESPAR/Campus Paranavaí/PR, Brasil. E-mail: [email protected] 3 Em termos gerais, gênero deve ser apreendido como categoria de análise que trata das relações sociais entre os sexos e é portador de dimensões teórica e política. Deve ser compreendido também como categoria de análise que vai se desenvolvendo pelas teóricas e pesquisadoras envolvidas com o debate e a luta pela equidade nas relações de gênero (entendidas como relações de poder).

4 Em uma explicação para efeito da introdução, explicita-se que o termo patriarcado tem como objeto de estudo a manutenção das estruturas de dominação sob o poder homem (pessoa do sexo masculino).

45

A tarefa de compreender o trabalho como uma categoria que deve ser dinamizada

em direção a sua dimensão sexuada, tendo como base as expressões das relações sociais

entre os sexos, leva necessariamente a introdução da análise das categorias gênero e

patriarcado, como forma de compreendê-lo nessa dimensão (sexuada) que evidencia que as

relações sociais entre os sexos foram construídas em um processo de hegemonia do poder

masculino sobre o feminino.

A partir das bases econômicas e materiais, tem-se a apreensão da divisão social do

trabalho que se expressa na prática na divisão sexual do trabalho, naturalizada por

diferentes sociedades em diferentes contextos históricos.

O conteúdo deste texto, já faz parte do primeiro capítulo da tese do doutorado. Tais

fragmentos evidenciam que as abordagens sobre o trabalho e a exploração capitalista têm

suas bases no próprio Marx, mas devem passar por releituras fundamentadas na dialética

que permite essa interlocução.

O texto se inicia com a abordagem do gênero como categoria histórica e analítica

que expressa as relações sociais entre os sexos, bem como a categoria patriarcado como

expressão do poder masculino sobre o feminino. Tais categorias são estudadas com base em

Heleieth Saffioti, que evidencia a interdependência das duas categorias para compreensão

das relações de poder a partir de bases materiais, mas também a partir do poder do

masculino sobre o feminino.

A categoria trabalho é discutida no segundo tópico a partir de textos do próprio

Marx. No que se refere à análise do trabalho em sua dimensão sexuada, utiliza-se como

base teórica principalmente as autoras: Helena Hirata e Danièlle Kergoat.

1- A Intrínseca Relação entre as Categorias Gênero e Patriarcado e a

contribuição de ambas na leitura da dimensão sexuada do trabalho

A partir da análise com base na dialética, é possível compreender a categoria gênero

como relacional porque a partir daí existe o entendimento de que os sujeitos (homens e

mulheres) se produzem e reproduzem nas diferentes formas de relações sociais.

46

No entanto, é necessário vislumbrar o movimento que perpassa a compreensão

dessa categoria. Para tanto, parte-se do pressuposto que, basicamente, o estudo do gênero

tem enfoques que se fundem: deve-se ter clareza sobre as análises sustentadas no

patriarcalismo5, que evidenciam o endocentrismo6 privilegiando a perspectiva histórica,

mas também e fundamentalmente os estudos das bases materiais, em que se privilegia a

perspectiva dialética.7

É imprescindível citar Saffioti (2004), em seu texto "As origens do conceito de

gênero". A autora esclarece a necessidade do uso fundamental das categorias de gênero e

patriarcado, não sendo viável abrir mão de nenhuma delas. Problematizando a discussão,

em princípio, Saffioti (2004), ressalta que gênero pode ser entendido de forma mais vasta

que o patriarcado, na medida em que no patriarcalismo as relações entre seres socialmente

desiguais são hierarquizadas, enquanto o gênero, dá a possibilidade de análise mais ampla,

pois compreende também relações igualitárias. "Desta forma, o patriarcado é um caso

específico do gênero". (SAFFIOTI, 2004, p. 119). Citando Johnson (1997), destaca que o

autor foi "muito feliz em perceber que o patriarcado se baseia no controle e no medo".

(p.119)

Saffioti (2004) esclarece que o feminismo liberal, ao desconsiderar o patriarcado,

transforma o privilégio masculino em uma questão individual, como se este tivesse ligado

5Joan Scott aprofundou os estudos sobre o patriarcado e o como categoria central de determinação de poder e dominação masculina em cada fase histórica. ao analisar o patriarcado a partir do gênero, é possível vislumbrá-lo como instância de articulação das relações de poder e opressão historicamente construídas. 6 Fundamentado principalmente por Pierre Bourdieu que tem como objeto o estudo da manutenção das estruturas de dominação sob o poder homem (pessoa do sexo masculino), com o objetivo de realização de uma socioanálise do andocentrismo. O autor parte de estudos de categorias, e, entre essas, a categoria “habitus”. Utilizando essa categoria, estuda a sociedade cabília na Grécia e apresenta a naturalização desse habitus, que tem como pano de fundo a biologização do social. Bourdieu utiliza da pesquisa como um “... instrumento de socioanálise do inconsciente andocêntrico capaz de operar a objetivação das categorias desse inconsciente”. O campo teórico utilizado pelo autor é o estruturalismo. (Importante esclarecer que autoras como Saffioti, Helena Hirata e outras não abrem mão da categoria patriarcado para compreensão das relações de poder e dominação-exploração). 7 O enfoque que parte de bases materiais é absorvido por autoras como Heleieth I. B. Saffioti que tem o materialismo histórico como referencial, mas também traz a tona uma linha argumentativa que se utiliza do patriarcado para evidenciar as relações de poder que atravessam as relações sociais, denominadas por ela de relações de gênero. Saffioti estuda a dominação das mulheres a partir do patriarcado, mas demonstra em suas análises, que gênero só pode ser compreendido se aliado a compreensão de raça, classe e etnia.

47

apenas a esquemas de exploração-dominação mais amplos que o protegem. (JOHNSON,

1997, apud SAFFIOTI, 2004, p. 122)

Por outro lado, ao discutir gênero e ideologia, Saffioti (2004, p. 123) salienta que

"As feministas radicais revelam as bases materiais e sociais do patriarcado", destacando

discussões que foram travadas em torno dos "serviços gratuitos", entre esses, os domésticos

e sexuais, que as mulheres prestam gratuitamente, seja aos seus companheiros ou aos

patrões dos seus companheiros. Assim, configuram-se privilégios masculinos em

contraposição às discriminações praticadas contra as mulheres. Saffioti deixa bem claro que

"o patriarcado serve a interesses dos grupos/classes dominantes". (Saffioti, 2004, p. 123)

É interessante refletir sobre a afirmação de Saffioti, que a voz grave significa poder,

mesmo que a pessoa fale em tom baixo. Mas o porquê desse poder, encontra-se na posição

social dos homens como categoria social em relação a posição das mulheres. No entanto,

ela lembra que "A voz grave do assalariado não o empodera diante do seu patrão, pois o

código na estrutura de classes é outro". (SAFFIOTI, 2004, p. 124).

No contexto da discussão sobre gênero, classe social, raça/etnia, é pertinente

lembrar, de acordo com Saffioti (2004, p, 124), que "sexismo e rascimo são irmãos

gêmeos", pois a gênese do escravismo mantinha um tratamento diferenciado para os

homens e as mulheres. O racismo, que é a base para o escravismo, nasceu no mesmo

contexto histórico em que nasceu o sexismo. Assim, é necessário lidar com a realidade,

considerando as três subestruturas: gênero, classe social, raça/etnia, "[...] já que é presidida

por uma lógica contraditória, distinta das que regem cada contradição em separado".

(SAFFIOTI, 2004, p. 125).

Saffioti ainda ressalta que o patriarcado, com a intrínseca cultura especial que gera

sua conseqüente estrutura de poder, inevitavelmente penetrou em todas as esferas da vida

social, e assim, não corresponde, já de longa data, ao suporte material da economia de oikos

(doméstica). (SAFFIOTI, 2004, p. 126).

Saffioti deixa claro a influência do patriarcado na sociedade em geral:

Do mesmo modo como as relações patriarcais, suas hierarquias, sua estrutura de poder

contaminam toda a sociedade, o direito patriarcal perpassa não apenas a sociedade covil, mas

também o Estado.[...] A liberdade civil deriva do direito patriarcal e é por ele limitada. (SAFFIOTI,

2004, p. 127)

48

Com base nas reflexões já realizadas, é necessário ter claro que não existe de um

lado, a dominação patriarcal e, de outro, a exploração capitalista, ou seja, um processo de

dominação separado de outro de exploração. Por isso, Saffioti (2004) utiliza da expressão

"dominação-exploração ou exploração-dominação". (SAFFIOTI, 2004, p. 130)

No entanto, há que considerar que o fato do patriarcado constituir-se em um pacto

entre os homens (mesmo que esses nem saibam que existe essa categoria, mas que estão

envolvidos pelo seu poder culturalmente construído), não significa que não existe

resistência a ele. Com efeito, há resistência, lutas, conflitos, que podem se expressar através

da vingança, da sabotagem, do boicote ou ainda pela luta de classes.

Saffiotti (2004) vai construindo o argumento para demonstrar a sua recusa na

utilização do "uso exclusivo do conceito de gênero", tendo em vista que este conceito "teve

ampla, profunda e rápida penetração não só nos meios acadêmicos, mas também no das (os)

militantes feministas e, ainda, em organismos internacionais"? (p.132)

A autora argumenta que é condição ter o recorte de gênero para que o Banco

Mundial conceda verbas a projetos sociais. Será que a resposta para essa condição dada

estaria somente na necessidade percebida de alterar as relações desiguais entre homens e

mulheres? Mas, se fosse isso, o conceito patriarcado já não revela este fato muito antes de

o conceito de gênero ser utilizado? Ou seria porque o conceito de gênero é muito mais

palatável que o de patriarcado e pode ser considerado neutro? Ao surgirem estas perguntas,

é possível apontar a resposta: "[...] o conceito de gênero, ao contrário do que afirmam

muitas (os), é mais ideológico do que o de patriarcado. Neutro, não existe nada em

sociedade". (p.132). Assim, estabelecem-se as razões para a utilização do conceito:

1. o utilidade do conceito de gênero, mesmo porque ele é muito mais amplo que o

de patriarcado, levando-se em conta os 250 mil anos, no mínimo, da humanidade;

2. o uso simultâneo dos conceitos de gênero e de patriarcado, já que um é genérico e

o outro específico dos seis ou sete milênios, o primeiro cobrindo toda a história e o segundo

qualificando o primeiro ou, por economia, simplesmente a expressão patriarcado mitigado

ou, ainda, meramente patriarcado.

3. a impossibilidade de aceitar, mantendo-se a coerência teórica, a redutora

substituição de um conceito por outro, o que tem ocorrido nessa torrente bastante

ideológica das últimos dos decênios, quase três. (SAFFIOTI, 2004, p. 132-133)

49

Os resultados dos estudos demonstram que conceituar gênero, significa

compreender a diferença sexual, que antes existia apenas em uma esfera ontológica

orgânica, que passa a ter um significado, passa a ser uma referência para a articulação das

diferentes relações de poder. Considera-se, por esse ângulo, que "A vida da natureza

(esferas ontológicas, inorgânica e orgânica), que, no máximo, se reproduz, é muito distinta

do ser social, que cria fenômenos novos". (SAFFIOTI, 2004, p, 133).

Saffioti alerta com ênfase especial: "É chegada a hora de alertar o leitor para a

natureza das categorias históricas gênero e patriarcado. Gênero constitui uma categoria

ontológica, enquanto o mesmo não acontece com a categoria ordem patriarcal de

gênero".(SAFFIOTI, 2004, p. 134)

Em síntese, Saffioti (2004), não deixa dúvidas sobre as duas categorias que vem

sendo tratadas até aqui:

Gênero é um conceito por demais palatável, porque é excessivamente geral, a histórico,

apolítico e pretensamente neutro. Exatamente em função de sua generalidade excessiva, apresenta

grande grau de extensão, mas baixo nível de compreensão. O patriarcado ou ordem patriarcal de

gênero, ao contrário, como vem explícito em seu nome, só se aplica a uma fase histórica, não tendo

a pretensão da generalidade nem da neutralidade, e, deixando propositivamente explícito o vetor

da dominação-exploração. (SAFFIOTI, 2004, p. 138-139)

Gênero e patriarcado são categorias que contribuem nas leituras sobre as diversas

formas de dominação/exploração, entre elas, a exploração da força de trabalho feminina

consubstanciada na divisão sexual do trabalho.

Nesse sentido, é importante entender os fundamentos do trabalho em Marx, mas

também situá-lo no contexto da dialética para perceber sua dimensão sexuada que deve ser

claramente vislumbrada e enfrentada no processo da constituição da sociedade capitalista

que vem se constituindo impregnada pelas relações sociais entre os sexos historicamente

construídas e pelas relações de poder do masculino sobre o feminino, herança da sociedade

patriarcal, que exclui as mulheres do seu processo histórico.

2- Os Fundamentos do Trabalho em Marx

Para a compreensão sobre o trabalho na sua gênese, e também o aprofundamento do

seu conceito, é necessário buscar elementos da definição clássica. Sendo assim, entende-se

50

que o trabalho constitui-se na relação entre o homem (seres humanos - homens e mulheres)8

e a natureza.

A compreensão a partir da dialética demonstra que esse processo ocorre através de

uma projeção teleológica9 quando o produto desejado é construído ideologicamente,

transformando-se posteriormente no produto real.

Antes de tudo, o trabalho é um processo entre o homem e a Natureza, um processo em que

o homem, por sua própria ação, media, regula e controla seu metabolismo com a Natureza. Ele se

defronta com a matéria natural. A fim de apropriar-se da matéria natural numa forma útil para sua

própria vida, ele põe em movimento as forças naturais pertencentes a sua corporeidade: seus braços

e pernas, mãos e cabeça. Agindo sobre a natureza externa e modificando-a por meio desse

movimento, ele modifica, ao mesmo tempo, sua própria natureza. (MARX, 2013, p. 255)

A capacidade racional garante dos seres humanos (é o único animal capaz de

transformar a natureza), a projeção prévia dos resultados que pretende conseguir através da

sua ação. "No final do processo de trabalho, chega-se a um resultado do que já estava

presente na representação do trabalhador no inicio do processo, portanto um resultado que

já existia idealmente. (MARX, 2013, P.256)

De acordo com Marx (2013) o processo de trabalho se configura em momentos

simples, sendo que em primeiro lugar considera-se a atividade orientada para um fim, que é

o trabalho propriamente dito, em segundo lugar, seu objeto, e, em terceiro lugar, os meios

de trabalho.

É pertinente e fundamental lembrar, de acordo com Marx, que a terra constitui-se

em fonte originária de provisões, de meios de subsistência prontos e já preexistentes,

independente da interferência humana. Nesse sentido, todas as coisas que o trabalho

humano apenas separa de sua conexão imediata com a terra, são, por natureza, objeto de

trabalho (já preexistente). No entanto, quando esse mesmo objeto de trabalho é retirado da

natureza para passar por outros processos, se constitui em matéria prima. Compreende-se

então, que "Toda matéria-prima é objeto de trabalho, mas nem todo objeto de trabalho é

8 A partir da compreensão própria sobre a dialética e suas possibilidades e, tendo em primeiro plano as definições de Hirata e Zarifian, é possível utilizar o conceito (homens e mulheres), pois considera-se que as relações sociais são sexuadas e se objetivam em sujeitos homens e sujeitos mulheres (seres humanos). 9 Safiotti (2004) esclarece que teleológicas são as ações dos sujeitos (homens e mulheres) na história, como será exposto no próximo tópico e que erro de muitos, na interpretação da obra de Marx, consiste em considerar teleológica a história, quando Marx situou as ações humanas como tal.

51

matéria-prima. O objeto de trabalho só é matéria-prima quando já sofreu uma ação mediada

pelo trabalho. (MARX, 2013, p. 256)

Considera-se então, com base no próprio Marx, que a transformação da natureza se

realiza através de processos de trabalho que possui componentes fundamentais: a força de

trabalho que possui um fim, um objeto ou matéria-prima e os meios ou instrumentos.

A atividade humana adequada a um fim, ou o próprio trabalho, se utiliza do objeto

de trabalho que é fornecido e extraído da natureza, e dos meios, que são elementos que

contribuem para a atividade de transformação da natureza e se coloca entre o objeto e o

próprio homem. Desta forma, no processo de trabalho, a atividade do ser humano, através

da utilização dos meios de trabalho, opera uma transformação do objeto de trabalho, de

acordo com uma finalidade concebida desde o início. Assim, o processo se extingue no

produto. (MARX, 2013, p. 258)

O processo de trabalho propicia mudanças que devem ser compreendidas. Por

exemplo, "um produto que existe numa forma pronta para o consumo pode se tornar

matéria-prima de outro produto, tal como a uva se torna matéria-prima do vinho" (MARX,

2013, p. 260) Assim, é possível entender que os produtos ao ingressarem como meios de

produção em novos processos de trabalho, perdem seu caráter de produto. Assim, deve-se

levar em conta que no produto bem elaborado, "apaga-se o fato de que suas propriedades

úteis nos chegam mediadas por trabalhos anteriores". (MARX, 2013, p. 260)

Essa dinâmica e esse movimento impõe algumas exigências ao ser humano que atua

na transformação da natureza, através de processos de trabalho. "O trabalho vivo tem de

apoderar-se dessas coisas e despertá-las do mundo dos mortos, convertê-las de valores de

uso apenas possíveis em valores de uso reais e efetivos". (MARX, 2013, p. 160)

É necessário compreender também que os produtos que existem não são apenas

resultados, mas se constituem em condições de existência do processo de trabalho, mas que,

por outro lado, sua entrada nesse processo e o contato com o trabalho vivo são os únicos

meios de manter e realizar-se como valores de uso desses produtos originados de um

trabalho anterior. Marx esclarece o processo:

O trabalho consome seus elementos materiais, seu objeto e seu meio; ele os devora e é,

assim, processo de consumo. Esse consumo produtivo se diferencia do consumo individual pelo

fato de que este último consome os produtos como meios de subsistência do indivíduo vivo, ao

passo que o primeiro os consome como meio de subsistência do trabalho, da força ativa de trabalho

52

do indivíduo. O produto do consumo individual é, por isso, o próprio consumidor, mas o resultado

do consumo produtivo é um produto distinto do consumidor. (MARX, 2013, p. 261)

Com o objetivo de problematizar a discussão sobre o trabalho e a exploração da

força de trabalho no contexto do capitalismo, optou-se pela utilização de um texto

mencionado durante o processo de elaboração do Trabalho de Conclusão de Curso no ano

de 1996. Senso assim, citando o próprio texto, destaca-se, que, o processo de exploração

capitalista envolve uma dinâmica própria e específica ao capital que explora força de

trabalho de forma contundente e voraz. Marx (1985) destaca:

Quando o capitalista converte parte de seu capital em força de trabalho, mata dois coelhos

com uma só cajadada. Ele lucra não apenas daquilo que recebe do trabalhador, mas também

daquilo que lhe dá. O capital alienado no intercâmbio por força de trabalho é transformado em meio

de subsistência, cujo consumo serve para produzir músculos, nervos, ossos, cérebro dos

trabalhadores existentes e para produzir novos trabalhadores. Dentro dos limites do absolutamente

necessário o consumo individual o consumo da classe trabalhadora, é, portanto retransformação dos

meios de subsistência, alienados pelo capital por força de trabalho, em força de trabalho de novo

explorável pelo capital. Esse consumo é produção e reprodução do meio de produção mais

imprescindível ao capitalista, o próprio trabalhador [...] Em nada altera a coisa se o trabalhador

realiza consumo individual por amor a si mesmo e não ao capitalista. Assim, o consumo do animal

de carga, não deixa de ser um momento necessário do processo de produção, porque o animal se

satisfaz com o que come. Na constante manutenção e reprodução da classe trabalhadora permanece

a condição constante para a reprodução do capital. (MARX, 1985, p. 157, apud MARQUES, 1996,

p.24 )

É necessário analisar que, no modo de produção especificamente capitalista que

Marx formula, destaca-se a subsunção (subordinação) do trabalho ao capital. Marx

denomina subsunção formal do trabalho ao capital “a forma geral de qualquer processo

capitalista de produção”. (MARX, 1985, p.87, Apud Marques, 1996, p. 25) onde o trabalho

é submetido às forças do capital. Deve-se levar em conta também que as diferentes fazes do

processo de produção de capitalista em sua insipiência davam-se de forma específica. As

mudanças ocorreram em um processo, em que o trabalho outrora independente (onde a

produção visava somente o consumo), passa a funcionar como fator do processo produtivo,

onde o capitalista é o dirigente do processo e o trabalhador, o vendedor da força de

trabalho. “O capitalista como ‘capital’, o produtor direto como ‘trabalho’, estando a sua

relação determinada como simples fator do capital que se autovaloriza” (MARX, 195, p.

88, apud Marques, 1996, p. 25) Nessa relação, o trabalho tem a finalidade de conservar o

53

capital, contudo o trabalho vivo, ou a mão de obra humana, ainda pode ser observada no

resultado do processo, no trabalho objetivado.

Sendo assim, essa relação ainda preserva as formas de trabalho preexistentes e

anteriores ao modo de produção especificamente capitalista. O modo de trabalho ainda se

dá tal como se tinha desenvolvido antes de ter surgido a relação capitalista. Todavia, apesar

desse processo basear-se num modo de trabalho preexistente, legitima-se a possibilidade da

produção da mais valia que é obtida através do prolongamento do tempo de trabalho, sob a

forma de mais valia absoluta. “A esta modalidade, como forma única de produzir mais

valia, corresponde, pois a subsunção formal do trabalho ao capital” (Marx, 1985, p. 90),

sendo que a distinção do processo anterior – processo tradicional – está na escala em se

efetua, onde aumenta significativamente os meios de produção e a quantidade de operários

dirigidos pelo patrão.

Essa ampliação de escala constitui também a base real sobre que se ergue o modo de

produção, especificamente capitalista em condições históricas, quanto ao resto favoráveis como, por

exemplo, as do século XVI. (MARX, 1985, P. 91)

Marques (1996) formula que, embora o capital, nesse processo, já desempenhe

certas funções subordinadas, ainda não atinge a forma dominante, que alcançará

posteriormente, quando sua função será a de comprador direto do trabalho, que se apropria

diretamente do processo de produção.

Neste estágio, o capitalista transforma seu dinheiro em capital quando “arranca” do

produtor direto, trabalho não pago, ou seja, sobretrabalho. Porém, essa ainda não é a forma

genuína do modo de produção capitalista, configurando-se como forma secundária de

transição. (MARQUES, 1996)

Com base em Marx (1985), Marques (1996), ressalta que é na subsunção real do

trabalho ao capital que se encontra o modo de produção especificamente capitalista. As

forças produtivas se apresentam de um modo geral como forças produtivas do capital.

Assim, a mais valia relativa, determinará a subsunção real do trabalho ao capital.

A subsunção formal, ou seja, subordinação direta do processo de trabalho ao capital

é a base sobre a qual emerge o modo de produção específico de exploração capitalista.

54

Na subsunção real do trabalho ao capital, efetiva-se o modo de produção específico,

tanto na produtividade do trabalho como na relação entre capitalistas e operários. Entram

em cena a tecnologia e a automação (força de trabalho morto) e com isso a destruição das

forças produtivas humanas (força de trabalho vivo). Aumenta o número de trabalhadores

excedentes e conseqüentemente o barateamento da mão de obra humana. Os salários são

desvalorizados nesse processo devido ao grande número de pessoas que concorrem no

mercado, tentando vender a sua força de trabalho – única mercadoria disponível – para

sobreviver. (MARX, 1995, apud Marques, 1996)

Considera-se então que a exploração não é obtida apenas pelo tempo de trabalho

excedente extraído através da mais valia absoluta (caso da subsunção formal), mas também

pela desvalorização drástica da mão de obra humana. Nesse caso, o próprio trabalhador

passa a ser uma mercadoria à disposição do capital. De produtor real, constitui-se em

simples meio de produção, sendo que o trabalho passa a ter um valor insignificante, abaixo

do valor socialmente determinado. Então, uma vez que o capital realmente subordinou todo

o trabalho, este só pode existir na órbita do capital.

Continuando a discussão e, retomando textos de Marx, é possível retomar aspectos

que são relevantes para aprofundar a compreensão sobre o processo de trabalho no contexto

da exploração capitalista.

Sendo assim, considera-se que, quanto ao processo de trabalho, Marx esclarece que

a natureza universal desse processo não é alterada pelo fato de ser realizada para o

capitalista ao invés de realizada para si mesmo. Mas, como o processo de consumo dessa

força de trabalho é apropriada pelo capitalista, devem-se levar em conta dois fenômenos

característicos do processo em curso:

O trabalhador labora sob o controle do capitalista, a quem pertence seu trabalho. O

capitalista cuida para que o trabalho seja realizado corretamente e que os meios de produção sejam

utilizados de modo apropriado, a fim de que a matéria-prima nãos seja desperdiçada e o meio de

trabalho seja conservado, isto é, destruído apenas à consecução do trabalho. Em segundo lugar,

porém, o produto é propriedade do capitalista, não do produtor direto, do trabalhador. O capitalista

paga, por exemplo, o valor da força de trabalho por um dia. Portanto, sua utilização, como a de

qualquer outra mercadoria - por exemplo - um cavalo - que ele aluga por um dia, pertence-lhe por

esse dia. Ao comprador da mercadoria pertence o uso da mercadoria, e o possuidor da força de

55

trabalho, ao ceder seu trabalho, cede, na verdade, apenas o valor de uso por ele vendido. (MARX,

2013, p.162)

Entende-se então que o valor de uso da sua força de trabalho passa a pertencer ao

capitalista. E, com a compra da força de trabalho, o capitalista acaba incorporando o

próprio trabalho, "como fermento vivo, aos elementos mortos que constituem o produto e

lhe pertencem igualmente". (MARX, 2013, P. 262)

Para o capitalista, o processo de trabalho nada mais é do que o consumo da

mercadoria que ele comprou, a força de trabalho. Só que esse mesmo capitalista só tem

condições de consumir "essa mercadoria" (força de trabalho) se forem acrescentados a ela

os meios de produção (que também lhe pertencem). Portanto, nada pertence ao trabalhador,

todos os elementos desse processo lhe são expropriados. Considera-se então que, sem a

venda da força de trabalho, nada sobra a esse trabalhador, que fica a mercê da exploração

pelo capitalista que é sua única alternativa concreta.

Nos Manuscritos Econômicos e Filosóficos, Marx ressalta as implicações do

processo de trabalho no contexto das relações capitalistas, deixando claro que o trabalhador

vai se tornando mais pobre a medida que produz mais riquezas, ou seja, quanto mais a sua

produção aumenta em poder e extensão, mais pobreza é gerada. Assim, "O trabalhador se

torna uma mercadoria tão mais barata quanto mais mercadoria cria". (MARX, 2010, p. 80)

O autor acrescenta ainda que:

Com a valorização do mundo das coisas (sachenwelt) aumenta em proporção direta a

desvalorização do mundo dos homens (Menschenwelt). O trabalho não produz somente

mercadorias; ele produz a si mesmo e ao trabalhador como uma mercadoria, e isto na medida em

que produz, de fato, mercadorias em geral. (MARX, 2010, p. 80)

Além de produzir-se como mercadoria enquanto produz riqueza, o trabalhador

vivencia uma relação de estranhamento com o produto do seu trabalho, como se esse lhe

fosse desconhecido. E, nessa relação, quanto mais o trabalhador se desgasta no trabalho,

mais poderoso vai se tornando o mundo objetivo e alheio que ele próprio vai criando diante

de si, ficando assim tanto mais pobre para si mesmo e no seu mundo interior. (MARX,

2010, p. 81)

56

O sistema capitalista cria o "mundo dos ricos" e o "mundo dos pobres", dois

universos que se contrapõe, mas que subsiste no mesmo espaço e no mesmo tempo. Os

modos de produção podem mudar, mas a relação do trabalhador com o capitalista

prevalece. Essa relação desigual e contraditória já era pauta de reflexão do próprio Marx

quando discute a economia nacional que oculta o estranhamento na essência do trabalho e

não considera a relação imediata entre o trabalho e a produção :

O trabalho produz maravilhas para os ricos, mas produz privação para o trabalhador. Produz

palácios, mas cavernas para o trabalhador. Produz beleza, mas deformação para o trabalhador.

Substitui o trabalho por máquinas, mas lança uma parte dos trabalhadores a um trabalho bárbaro e

faz da outra parte, máquinas. Produz espírito, mas produz imbecilidade, cretinismo para o

trabalhador. (MARX, 2010, p. 82

A distância (econômica, social, política, cultural) entre os donos dos meios de

produção e o trabalhador que produz as mercadorias e se constitui em mercadoria são

evidentes e deixa claro o "apartheid" existente. Coexistem em '"mundos diferentes" o

capitalista e o trabalhador, sendo que é exatamente esse trabalhador que mantém esse

capitalista no poder, deixado-se explorar através da venda da força de trabalho.

Para avançar na discussão sobre processo de trabalho e suas implicações no

processo histórico, é pertinente recorrer a Harvey (2012) que, ao discutir a modernização,

ressalta as mudanças nesse processo ensejadas pela burguesia, no contexto do sistema

capitalista, que tem como meta o lucro e sua maximização. Para tanto, Harvey retoma texto

do Manifesto Comunista que já deixa claro a relação complexa entre a busca pelo lucro

através da sujeição das forças da natureza.

No Manifesto Comunista, Marx e Engels afirmam que a burguesia criou um novo

internacionalismo através do mercado mundial, ao lado da 'sujeição das forças da natureza ao

homem, do maquinário, da aplicação da química à agricultura e à industria, da navegação a vapor,

das estradas de ferro, do telégrafo, da devastação de continentes inteiros para cultivo, da

canalização de rios, do surgimento de populações inteiras como por encanto' . Fê-lo a um alto custo:

violência, destruição de tradições, opressão, redução de avaliação de toda atividade ao frio cálculo

do dinheiro e do lucro. (HARVEY, 2012, p. 97)

57

A evolução do sistema capitalista, independente de seu momento histórico ou modo

de produção subjacente, demonstra a complexa existência do sistema social que tem como

dirigentes a burguesia capitalista.

A revolução constante da produção, os distúrbios ininterruptos de todas as condições

sociais, as incertezas e agitações permanentes distinguem a época burguesa de todas as anteriores.

todas as relações firmes, sólidas, com sua série de preconceitos e opiniões antigas e veneráveis,

foram varridas, todas as novas tornaram-se antiquadas antes que pudesse ossificar. Tudo o que é

sólido desmancha no ar, tudo o que é sagrado é profanado, e o homem é, finalmente compelido a

enfrentar de modo sensato suas condições reais de vida e de suas relações com seus semelhantes.

(MARX e ENGELS, 1953, p. 14-15)

Enquanto o capitalista considera o processo de trabalho como consumo da

mercadoria que ele comprou, ou seja, as forças de trabalho, as condições reais de trabalho,

ficam escamoteadas no contexto das relações capitalistas, que tem o poder de deixar

invisível o "trabalho vivo", que, na verdade, significa o próprio ser humano que sobrevive

ao contexto de exploração do trabalho no sistema capitalista, que é regido pela grande

contradição capital/trabalho.

O resultado da exploração capitalista, que expropria trabalhadoras e trabalhadores,

não é percebido na dinâmica cotidiana, que se apresenta de forma "natural" no contexto das

relações capitalistas. A vida, o sentimento, as emoções e mesmo as dores dos trabalhadores

ficam escondidas na mercadoria que é adquirida com o uso do dinheiro.

As condições de trabalho e de vida, a alegria, a raiva ou frustração que estão por trás da

produção de mercadorias, os estados de ânimo dos produtores, tudo isso está oculto de nós ao

trocarmos um objeto (o dinheiro) por outro (a mercadoria). Podemos tomar o nosso café da manhã

sem pensar na miríade de pessoas envolvidas em sua produção. Todos os vestígios de exploração

são obliterados no objeto - não há impressões digitais da exploração no pão de cada dia. Não

podemos dizer, a partir da contemplação de um objeto no supermercado, que condições de trabalho

estiveram por trás de sua produção. O conceito de fetichismo explica como, em condições de

modernização capitalista, podemos ser tão objetivamente dependentes de 'outros' cuja vida e

aspirações permanecem tão totalmente opacas para nós. A metateoria de Marx procura derrubar

essa máscara fetichista e entender as relações sociais que estão por trás dela. (HARVEY, 2012, p.

97)

As discussões em curso permitem compreender que o trabalho na sua essência tem

pouco a ver com o trabalho no contexto da exploração capitalista. O trabalho em sua

gênese, permite aos seres humanos transformar a natureza ao mesmo tempo que se

transforma com ela. Isso é possível, a partir da perspectiva teleológica, que é peculiar aos

58

seres humanos. Essa capacidade de transformar a natureza e transformar-se faz desse ser

humano (homem), um ser único, que pode se desenvolver em todas as suas potencialidades

humanas.

No entanto, como foi possível perceber, o sistema social, baseado no capitalismo,

engendra estratégias que visam o lucro, que destrói "força vida de Trabalho" através da

exploração, tornando os seres humanos (homens e mulheres) em mercadorias que atendem

aos apelos dos capitalistas. Esse movimento que evolui em um processo histórico deve ser

entendido em seu conjunto, mas também em contextos específicos, que vão submetendo o

trabalho (os/as próprios/as trabalhadores e trabalhadoras) a uma metamorfose constante.

Essa compreensão, deriva da discussão sobre os modos de produção capitalista em

seu processo histórico. E, nesse sentido, considerando dialeticamente o curso da

dominação/exploração capitalista, é possível inserir a discussão da dimensão sexuada do

trabalho nesse contexto.

3. O Trabalho em sua dimensão sexuada

Tendo em vista que a presente sistematização está relacionada ao objeto de pesquisa

do doutorado, que trata da divisão sexual do Trabalho e suas expressões no trabalho

docente em Serviço Social, foi necessário pesquisar elementos que fundamentem essa

discussão. Nesse sentido, buscou-se apoio, em princípio, em Hirata10 e Zarifian11 (2003, p.

65) que explicam que "a noção moderna de trabalho, salientando que, da forma como foi

formalizada pela economia política clássica nos remete a uma dupla definição".

Hirata e Zarifian esclarecem que uma das definições está ligada à antropologia, que

concebe o trabalho constituído de característica geral e também genérica da ação humana.

A autora e o autor explicam que em Marx, “o trabalho é, na sua essência, um ato que se

passa exclusivamente entre o homem (ser humano) e a natureza". (HIRATA; ZARIFIAN,

10 Helena Hirata é especializada em comparações internacionais do trabalho e das relações de gênero, é pesquisadora do Genre et Rapports Sociaux (GERS) do Centre National de la Recherche Scientifique, na França. Formada em Filosofia pela Universidade de São Paulo. 11 Professor de sociologia da Universidade de Marne-la-Vallée, pesquisador no Laboratório técnicas, territórios e sociedade (LATTS) e membro associado do GERS.

59

2003, p.65). Ele (o trabalho) põe em movimento sua inteligência e suas forças a fim de

transformar matérias e lhes dar forma útil à sua vida. Esse movimento que atinge a natureza

vai modificando-a, enquanto o homem também modifica sua própria natureza e vai

desenvolvendo suas faculdades adormecidas.

A outra definição reinterpreta a anterior por considerar que as trocas entre homem e

natureza sempre vão se produzir em condições determinadas. É possível pensar, por

exemplo, se esse trabalho se dá em condições do artesanato, de escravidão ou ainda de

assalariamento? é executado sob a chibata de um feitor ou sob o olho "clínico" do

capitalista? Assim, compreende-se que, é a partir dessa segunda interpretação que o

conceito de trabalho assalariado vai se desenvolvendo. Em síntese: "O assalariado trabalha

sob o controle do capitalista ao qual o produto do seu trabalho pertence.

Mas, Hirata e Zarifian refletem que essa dupla definição pode ter o mérito de situar

a atividade do trabalho no ponto específico de dois tipos de relação que se processam:

(homem-natureza e homem-homem), mas, ainda é insuficiente como explicação, tendo em

vista que parte de um modelo assexuado de trabalho. Nessa definição, o sujeito - o homem

- é apresentado como universal, ou seja, é o masculino (e somente ele) que é elevado ao

universal.

De acordo com Hirata e Zarifian, é possível considerar essa dupla definição como

problemática de outro ponto de vista, na medida em que as relações suscitadas não podem

ser apreendidas de maneira idêntica.

Segundo a autora e o autor, se levada em conta, na íntegra, essa dupla definição, ela

naturaliza as relações homem-natureza e tende a fixá-las como se fossem uma base

imutável da produção da vida humana, desconsiderando as relações sociais - as condições

sociais de trabalho - que devem ser historicizadas. (HIRATA; ZARIFIAN, 2003).

Na condição de pesquisadora, ao revisitar cuidadosamente a teoria social crítica de

Marx, é possível refletir sobre as afirmações de Hirata e Zerifian, pois, o movimento

dialético proposto pela teoria de Marx, permite, a meu ver, análises das diversas formações

sociais. Minha concepção é que, embora Marx tenha centrado sua tese nas questões

econômicas, deixou caminhos que levam a perceber a dinâmica da sociedade capitalista e

seu movimento histórico, dando possibilidade, inclusive, para pensar a divisão sexual do

60

trabalho. Essa minha compreensão, tem base na crítica de Engels às concepções fechadas

sobre a teria de Marx: "Mas a nossa [de Marx e dele] concepção de história é, sobretudo,

um guia para o estudo [...] É necessário voltar a estudar toda a história, devem examinar-se

em todos os detalhes as condições de existência das diversas formações sociais antes de

procurar deduzir delas as idéias políticas, jurídicas, estéticas, filosóficas, religiosas, etc. que

lhes correspondem". (MARX-ENGELS, 2010, p.107)

Além disso, Netto (2011), ao introduzir o estudo do método de Marx, denuncia o

diversificado e heterogêneo campo dos adversários de Marx, informando que a crítica se

concentra especialmente sobre eixos que são infundados. Um deles estaria relacionado a

uma suposta irrelevância das dimensões simbólicas e culturais no universo teórico de Marx,

sendo que isso traria consequências derivadas para a perspectiva metodológica. Netto

argumenta que se trata de uma crítica despropositada e refutável, se for utilizado

corretamente o recurso à textualidade marxiana.

É importante ter claro que não considero que Hirata e Zarifian (especialmente

Hirata) se constituem em adversários de Marx, mas penso que é necessário pontuar essa

compreensão própria sobre a dialética e suas possibilidades.

No entanto, para afirmar a compreensão sobre o trabalho na sua gênese, e também

aprofundar seu conceito, é necessário buscar elementos da definição clássica. Sendo assim,

entende-se que o trabalho constitui-se na relação entre o homem (seres humanos - homens e

mulheres) e a natureza.

A partir da compreensão própria sobre a dialética e suas possibilidades e, tendo em

primeiro plano as definições de Hirata e Zarifian (e do próprio Engels), é possível utilizar o

conceito (homens e mulheres), pois se considera que as relações sociais são sexuadas e se

objetivam em sujeitos homens e sujeitos mulheres (seres humanos).

A compreensão a partir da dialética tem como ponto de partida o entendimento que

a dinâmica social, necessita de formulações que sejam atualizadas, sem perder os

princípios filosóficos presentes na teoria social crítica.

61

Harvey posiciona-se a partir do entendimento que "A interrogação das formulações

marxianas "ortodoxas" (por escritores da tradição de Fanon ou Simone de Beauvoir, bem

como pelos desconstrucionistas) foi tanto necessária como positiva em suas implicações.

(...) Foi necessária uma concepção propriamente dinâmica, em vez de estática, da teoria e

do materialismo histórico para apreender a significação dessas mudanças. O tratamento da

diferença e da "alteridade" não é como uma coisa a ser acrescentada a categorias marxistas

mais fundamentais (como classes e forças produtivas), mas como algo que deveria estar

onipresente desde o inicio em toda tentativa de apreensão da dialética da mudança social. A

importância da recuperação de aspectos da organização social como raça, gênero, religião,

no quadro geral de investigação materialista histórica (com sua ênfase no poder do dinheiro

e na circulação do capital) e da política de classe (com sua ênfase na unidade da luta

emancipatória) não pode ser superestimada". (HARVEY, 2012, pp. 320-321).

CONSIDERAÇÕES FINAIS

É possível iniciar as considerações finais lembrando que Saffioti, esclarece que não

existe de um lado a dominação patriarcal e, de outro, a exploração capitalista, ou seja, um

processo de dominação separado de outro de exploração. Por isso, Saffioti (2004) utiliza da

expressão "dominação-exploração ou exploração-dominação". (SAFFIOTI, 2004, p. 130)

É necessário levar em conta que gênero é um termo mais amplo, que tem a função

de demonstrar as relações sociais construídas de forma desigual, considerando que mesmo

contribuindo na leitura das relações de poder (de gênero, classe/etnia e raça), também pode

permitir leituras que vislumbram a igualdade e equidade nessas mesmas relações.

Assim como mencionado, gênero pode ser entendido de forma mais abrangente que

o patriarcado, na medida em que no patriarcalismo as relações entre seres socialmente

desiguais são hierarquizadas, enquanto o gênero, dá a possibilidade de análises mais

amplas, pois compreende também relações igualitárias. "Desta forma, o patriarcado é um

caso específico do gênero". (SAFFIOTI, 2004, p. 119). Citando Johnson (1997), destaca

que o autor foi "muito feliz em perceber que o patriarcado se baseia no controle e no

medo". (p.119)

62

Há que considerar que as raízes do patriarcado continuam presente nas diferentes

relações sociais.

No que se refere ao trabalho e sua dimensão sexuada, acredita-se que o caminho da

dialética, aponta possibilidades de revistar a teoria de Marx, o que permite compreende-lo

de forma contextualizada, pois o desenvolvimento do sistema capitalista estabelece relações

sociais desiguais no contexto da divisão social do trabalho, que é consubstanciada na

divisão sexual do trabalho.

No caso da tese do doutoramento, essas relações desiguais são investigadas no

contexto da dominação e exploração capitalista, sendo que a década de 1970 e o contexto

da acumulação flexível ou reestruturação produtiva são as bases para análises, pois esse

período implicou na fragilização e instabilidade das relações de trabalho e uma ampliação

da exploração da força de trabalho das mulheres,

Além da ampliação da força de trabalho das mulheres no mercado capitalista,

ocorre a expansão do sistema de trabalho doméstico, em que as mulheres são subjugadas a

trabalhos terceirizados e precarizados.

Fora isso, no Brasil, há que considerar que as mulheres, em geral, continuam a

desenvolver a dupla jornada e tem sob sua responsabilidade a reprodução da força de

trabalho, seja nas atividades acumuladas como donas de casa ou empregadas domésticas

com baixos salários, sem os direitos trabalhistas que lhes é devido.

A partir dessa discussão introdutória, levanta-se a expectativa de que a temática que

vem sendo investigada no processo do doutorado, trará contribuições para outros estudos e

pesquisas, bem como poderá colaborar com discussões em contextos específicos em que a

dominação/exploração capitalista é presente e necessita ser enfrentada por atores e atrizes

que buscam a sua superação.

REFERÊNCIAS

HARVEY, David. Condição Pós-moderna. 22 ed. São Paulo: Edições Loyola,

2012.

HIRATA, Helena; KERGOAT, Daniele. Novas configurações da Divisão Sexual do

Trabalho. In: Cadernos de Pesquisa, v.37, n.132, p.595-609. Set/Dez 2007. (Tradução:

63

Fátima Murad). Disponível em: <http:/www.scielo.br/pdf/cp/v37n132/a0537132.pdf>.

Acesso em: 04 abr. 2011

HIRATA, Helena. Nova Divisão Sexual do Trabalho? Um olhar voltado para a

empresa e a sociedade. São Paulo: Boitempo, 2012.

HIRATA, Helena; ZARIFAN, Philippe. O conceito de trabalho. In: Trabalho e

cidadania ativa para as mulheres. Desafios para as políticas públicas. Prefeitura

Municipal Coordenadoria Especial da Mulher Trabalho e cidadania ativa para as mulheres:

desafios para as Políticas Públicas / Marli Emílio (org.), Marilane Teixeira (org.), Miriam

Nobre (org.), Tatau Godinho (org.). - São Paulo: Coordenadoria Especial da Mulher, 2003.

Disponível em <library.fes.de/pdf-files/bueros/brasilien> Acesso em 29/07/2013.

MARX K. Capítulo VI Inédito. O Capital: Resultados do processo de produção

Imediata. São Paulo, Moraes, 1985.

_______ O processo de trabalho e o processo de valorização. Cap. 5. O Capital:

crítica da economia política. - Livro 1: o processo de produção do capital/ Karl Marx ;

[tradução de Rubens Enderle]. - São Paulo : Boitempo, 2012. (Marx-Engels)

_______ Manuscritos econômicos e filosóficos / Karl Marx ; tradução, apresentação

e notas: Jesus Ranieri. - [4. reimpr.]. São Paulo : Boitempo, 2010. il. - (Coleção Marx-

Engel)

_______ O Manifesto Comunista. Karl Marx e Fredeich Engels; (tradução Maria

Lucia Como). - Rio de Janeiro : Paz e Terra, 1996. - Coleção Leitura.

NETTO, J. P. Introdução aos estudos do método de Marx. 1. ed. - São Paulo:

Expressão Popular, 2011. 64 p.

SAFFIOTTI, Heleieth I. B.. As origens do conceito de gênero. In: Gênero,

Patriarcado, Violência. Editora Fundação Perseu Abramo, São Paulo, 2004.

64

ABRIGO, ALIMENTO Y CUIDADO: ALGUNAS CONCEPCIONES ACERCA DEL ROL DE

LA MUJER EN LA FAMILIA. NUEVAS TENSIONES Y REPRESENTACIONES.

Técnica en Minoridad y Familia. Álvarez Magali

Lic. Freyberg Silvina Rocio

Presentación:

En el presente, nos preguntamos por el rol de la mujer al interior de la vida

familiar. Entendemos que desde el sentido común, es ella a quien se la considera ligada

al rol de mantenimiento del grupo familiar, crianza de los hijos, organización de

actividades cotidianas y tareas del hogar. Poder generar una ruptura con estas

representaciones, implica un esfuerzo teórico para poder develar otros procesos ocultos

por el sistema capitalista y las formas en que los mismos se reproducen en el cotidiano,

sosteniendo, entre otras cosas, el rol en el que se ubica históricamente a la mujer.

“(…) Las relaciones sociales están íntimamente vinculadas a las fuerzas

productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombres cambian de modo

de producción, y al cambiar el modo de producción, la manera de ganarse la vida,

cambian todas sus relaciones sociales. El molino movido a brazo nos da la sociedad

de los señores feudales; el molino de vapor, la sociedad de los capitalistas

industriales.

Los hombres, al establecer las relaciones sociales con arreglo al desarrollo de

su producción material, crean también los principios, las ideas y las categorías

conforme a sus relaciones sociales.

Por tanto, estas ideas, estas categorías, son tan poco eternas como las

relaciones a las que sirven de expresión. Son productos históricos y transitorios (…)”.

Miseria de la Filosofía, Karl Marx, 2007.

I- Breves consideraciones sobre la problemática

Una primera aproximación a la problemática, nos permite comprender que la

figura conformada por la triada mujer-madre-sostén del hogar, se relaciona con el

65

concepto de patriarcado, donde se visualiza el rol masculino ligado al trabajo (fuera de la

casa, en el ámbito público) y al femenino ligado a las tareas del hogar (trabajo privado).

Estas diferencias en los roles, construida histórica y socialmente, se encuentran

expresados en términos teóricos por el concepto de GÉNERO12 .

La idea de diferencia como concepto, debe ser entendida en términos de

variedad/heterogeneidad, y en el tema que se analiza se puede mencionar la diferencia en

relación al sexo (hombre/mujer) y a los roles por ellos desarrollados. Ahora bien,

diferencia no implica la noción de desigualdad (que se encuentra vinculada al privilegio o

situación de dominación de un elemento sobre otro). En lo que respecta al análisis de los

géneros, la diferencia entre los mismos, conlleva como elemento característico la idea de

desigualdad. El género masculino históricamente ha colocado a la mujer en una posición

de inferioridad, gozando de privilegios en la mayoría de los ámbitos de la sociedad, por su

condición masculina. Las ideas patriarcales que sostienen el estado de la situación fueron

gestadas históricamente, y se consolidan con el tiempo. Ya era expresado en palabras de

Pitágoras: “existe un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre, y un

principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer” (Beauvoir: 1949, 2).

El ejercicio de la dominación en base a la desigualdad, ha sido históricamente

sostenido por una condición numérica (de mayoría del grupo dominante), según las

explicaciones de Simón de Beauvoir (1949). Es una desigualdad numérica lo que ha

justificado a lo largo de la historia, la sumisión de ciertos sectores de la sociedad: es la

mayoría quien establece las pautas y los privilegios, quien impone, quien domina. Sin

embargo, las mujeres no son una minoría respecto de los hombres. Tampoco se

encuentran restringidas geográficamente como un grupo minoritario, como suele suceder

con otros grupos sociales. Por esta cuestión, se considera necesario visibilizar que la

12 “El concepto de relaciones de género debe permitirnos estudiar críticamente como los géneros sirven

para reproducir el conjunto de las relaciones sociales. En algún sentido entonces, tiene que presuponer lo

que es un resultado de las relaciones sociales, a saber, la existencia de los géneros en el sentido reconocido

históricamente como hombre y mujer. Sobre la base de una complementariedad en la procreación (una

base natural), lo que es asumido como ser natural es también formado históricamente”. Haug, Frigga.

(2006). Pág. 327.

66

desigualdad de géneros posee una finalidad, especialmente en el marco de sistema de

producción capitalista, que es donde se enfoca el interés del presente trabajo.

La desigualdad entre el género masculino y el género femenino ha tenido origen

desde una época muy lejana en la historia de la humanidad, y ha sido sostenido bajo

diversos argumentos (incluso atribuciones/características físicas). El sistema de

producción capitalista, ha mantenido dicha desigualdad, no la ha abolido ni modificado,

aunque sí se han visto transformados los argumentos sobre los que se sostiene, y es allí a

donde apunta el análisis del presente trabajo.

El capitalismo ha moldeado la desigualdad de género en beneficio propio, y ha

construido a su alrededor los elementos que la cristalicen y la reproduzcan. Las

desigualdades de género están relacionadas con la división de la sociedad en clases,

propio de las relaciones sociales que conforman el sistema de producción capitalista.

La estratificación que se establece, conforma una división entre los géneros, donde

el hombre posee una posición jerárquica respecto de la mujer. La sociedad capitalista ha

sabido generar el sistema de creencias e ideas que sostienen las desigualdades, y ante el

cual, las mismas se presentan como “naturales” y justas. La socialización de estos

sistemas de creencias, ideas, y valores, legitiman y reproducen desigualdades que se

manifiestan no sólo en el aspecto económico, sino en la diversidad de diferencias

sociales, culturales, políticas, poblacionales, etc. El capitalismo ha utilizado la diferencia de

sexos para reproducir las relaciones sociales desiguales del sistema (Haug: 2006). Se

considera que las desigualdades en cualquiera de sus expresiones, establecen una

conexión entre la subjetividad y las estructuras sociales más amplias, lo cual permite ver

las posiciones ocupadas por diferentes roles.

Continuando con el análisis se puede sostener que las características

reconocidas/atribuidas a los géneros, también son parte de procesos de construcción y

reconstrucción sociohistórica, que acompaña la dinámica cambiante en cada momento

histórico. Como parte de un proceso colectivo, estas construcciones son asumidas y

cristalizadas por el conjunto de la sociedad. Esto trae aparejado que se desarrolle la

naturalización de los procesos de desigualdad, como una consecuencia inevitable de esta

67

diferencia de roles y enmarcados en formas de vivir la cotidianeidad, relacionados con la

constitución propia de la vida cotidiana, comprendiendo que los hechos quedan ocultos

porque la misma dinámica de clases sociales, a través de la hegemonía de la ideología

dominante, naturaliza lo social y legitima como propia del capitalismo (sin

cuestionamientos), las desigualdades sociales. (Freyberg: 2010).

La construcción social del género en el capitalismo está relacionada con una

complejidad de fenómenos que se producen y reproducen en las condiciones materiales

de vida.

II- Más diferencias, más desigualdad

“En la tensión existente entre la reproducción social y la vida cotidiana el ser social

va elaborando un saber cotidiano propio que le permite maniobrar y reproducirse en los

heterogéneos espacios en los que participa. Cada ser particular desarrolla un saber

cotidiano particular, aunque no singular, pues en su conformación entran en juego los

múltiples saberes y discursos con los cuales se relaciona desde el momento de su

nacimiento”.

Cuestión Social y Cotidiano, Manuel Mallardi, 2012.

La familia como institución ordena la reproducción social ya que la misma

desarrolla y sostiene la concepción del hombre trabajador (regulando entonces el

mercado de trabajo), en un modelo de familia de tipo patriarcal13. Según el planteo de

Liliana Barg (2009), la familia es una unidad económica, que colaboran con la

reproducción de la sociedad, principalmente, reproduce fuerza de trabajo, es decir,

trabajadores. La familia de tipo patriarcal, coloca a la mujer en el rol de gestora de los

13 Los capitalistas obtienen otros beneficios de la familia... ¡de los trabajadores!: la familia del obrero es el

mecanismo básico por el cual, el empresario, se exime de garantizar la reproducción social de aquellos cuya

fuerza de trabajo explota. Por eso, los capitalistas nos siguen inculcando la idea de que cada familia debe

hacerse responsable por la vida de sus integrantes. La familia es responsable del cuidado de todos aquellos

que no están en condiciones de ser explotados y “ganarse el pan con el sudor de su frente”: niños, ancianos

y enfermos”. D’ Atri: 2004: 2/3.

68

recursos materiales y simbólicos de la familia, para garantizar la reproducción social. Lo

descripto anteriormente encuentra lugar en el plano de la vida cotidiana de las familias,

donde se generan procesos de legitimación de las desigualdades.

Se considera que unidad no es una unión de sujetos aislados, sino “una

organización social, un microcosmos de relaciones de producción, de reproducción y de

distribución, con una estructura de poder y con fuertes componentes ideológicos y

afectivos” (Jelin: 1998: 25/26).

La unidad doméstica lleva a cabo la organización de las actividades cotidianas, lo

que implica repensar la distribución de responsabilidades entre sus miembros, tanto para

la generación de ingresos como para la realización de actividades que se relacionan con la

reproducción.

Coraggio (2001: 20) sostiene que la unidad doméstica es: “el conjunto de sujetos,

vinculados de manera sostenida, que son –de hecho o de derecho- solidaria y

cotidianamente responsables de la obtención (mediante su trabajo presente o mediante el

acceso a transferencias o donaciones de bienes, servicios o dinero) y distribución de las

condiciones materiales necesarias para la reproducción inmediata de todos sus

miembros”.

El margen de responsabilidades al interior de la unidad doméstica no está

distribuido de la misma manera para todos los miembros, ya que existen diferencias de

poder –enmarcadas en la desigualdad de género, por una parte y por desvalorizaciones

según categorías etareas (como la vejez o la niñez) por otra- para llevar a cabo estrategias

en el grupo familiar, pudiendo intentar desarrollarlas pero a veces, no logrando satisfacer

sus necesidades.

Con el intento de desarrollar estrategias, se producen además posibilidades de

establecer mecanismos para la reproducción cotidiana, ya sea desde el acceso a recursos

estatales, o de diversas vinculaciones comunitarias: escuelas, ONG’s, unidades sanitarias,

vecinos o acciones individuales.

La vida cotidiana se caracteriza por ser acrítica, su dinámica se lleva a cabo sin la

estricta necesidad de reflexionar sobre la totalidad de los aspectos que la componen. Esta

69

situación complejiza la ruptura con los roles establecidos de manera estática, y con

aquellas imágenes cristalizadas respecto de cada rol, principalmente, el de la mujer dentro

del grupo familiar. La vida cotidiana, como ha afirmado de manera pertinente Agnes

Heller, es “espejo y fermento de la historia”, ella refleja una imagen de la sociedad,

muestra el movimiento de la sociedad, en la organización de la cotidianeidad de los

sujetos. Asimismo, enseña el fermento de la historia, en tanto los cambios más generales,

son desarrollados, reproducidos y reflejados en la vida cotidiana. La característica acrítica

e irreflexiva de la cotidianeidad, obstaculiza la posibilidad de hacer visible estos procesos,

ya que para ello se necesita de una distancia con el objeto, a fin de poder analizarlo y

reflexionar sobre él como algo desconocido (Bourdieu).

Al interior de la familia, quien administra los recursos (materiales y no materiales)

y organiza lo cotidiano –alimentación, acceso a instituciones, acceso a salud, entre otras-

es la mujer-madre-ama de casa, quien es la responsable de prescribir los usos de los

bienes y servicios de los que depende la reproducción cotidiana familiar. Estas tareas son

las que se sustentan en la división privada del trabajo, es decir, la mujer también trabaja

en el hogar, porque su fuerza de trabajo está destinada a la reproducción, que aunque no

tenga valor en el mercado, produce el mantenimiento de las condiciones sociales y

económicas del capitalismo, ya que hace más baratos los costos de reproducción de la

fuerza de trabajo, permitiendo abaratar el costo del salario (Massa, 2009; D’Atri, 2004).

Repensando entonces estas cuestiones, entendemos que la reproducción

cotidiana esconde un doble proceso: 1) porque existe un sistema donde objetiva y

subjetivamente se expresan continuamente las desigualdades de género; 2) porque las

prácticas individuales de los sujetos quedan unidas a diferentes formas de ver- hacer el

mundo que reproducen todas las desigualdades existentes en un determinado modo de

producción. Es así como en la vida intrafamiliar se desarrollan también estas acciones,

que legitiman distinciones (entre diferentes generaciones) de género. (Freyberg, 2010).

Debido a ello, es que el control del hombre en la vida cotidiana de la mujer está

oculto, como algo casi imposible de develar, salvo a través de la problematización y la

puesta en juego de tensiones propias de los procesos de visibilización, tal como ha sido

70

mencionado. Para sostener la situación presentada, es necesario considerar que el

trabajo de la mujer al interior del hogar es “menos importante” para el capital porque es

“más barato”, aunque incluye dentro del capital la división entre trabajo fuera del hogar -

trabajo dentro, división que al mismo tiempo, es parte constituyente de la desigualdad de

género.

A partir de esto, podemos comprender entonces que la tensión procreación-

reproducción de la especie queda ligada a la idea de que es la mujer quien puede llevar

adelante ese proceso, en un marco complejo en donde se debe producir por un lado

alimento, abrigo, las condiciones materiales de existencia en su totalidad –por

reproducción social- y por otro y al mismo tiempo, la reproducción biológica en tanto

perpetuación del hombre en su especie.

Poner énfasis en lo anterior tiene gran importancia. La misma reside en la

posibilidad de repensar que todos los procesos que la mujer lleva adelante en relación a la

reproducción de la vida y de los medios de vida forman parte de la acumulación del

capitalismo en cualquiera de sus fases de desarrollo. Significa, asimismo, que estos

procesos atraviesan al conjunto de la sociedad y que en cualquiera de sus esferas se van a

visibilizar y reflejar. Se podría considerar aquí que del mismo modo que existe una

división social y técnica del trabajo en la sociedad, se desarrolla también al interior de la

familia en el marco de la vida cotidiana, una división social y técnica del trabajo. La

división social estaría desarrollada sobre la base de la desigualdad de género, y remitiría al

rol y el lugar que cada integrante de la familia ocupa, y la imagen construida de cada uno

de ellos. A su vez, y de modo más concreto, existen una cantidad importante de tareas

específicas, que son desarrolladas en la vida cotidiana de las familias. La organización

técnica para su puesta en marcha, se apoyará en la desigualdad de los géneros. La

cristalización de la parte “técnica” de la vida cotidiana de las familias, es reproducida sin

cuestionamiento alguno.

Es así como de forma tensa y compleja atraviesan las relaciones de género un

sinfín de diferencias que entran en contradicción al momento de preguntarse por esta

problemática.

71

Entendemos asimismo que, al interior de la familia, es la mujer la que

mayoritariamente despliega un conjunto de estrategias que se superponen entre sí –

acceso a recursos a través de relaciones recíprocas, recorrido por instituciones variadas

para acceder a la asistencia de Políticas Sociales, entre otras- para llevar a cabo la

reproducción social, la que consideramos se enmarca dentro del trabajo que realiza la

mujer para sostener la producción de las condiciones materiales de la familia. Aquí se

puede visualizar claramente, a la mujer como administradora y gestora, ya que es ella

quien, además de circular por el ámbito privado de la familia para garantizar la

reproducción de la misma, despliega -a su vez y al mismo tiempo-, las estrategias en

diferentes instituciones para el acceso a los recursos considerados necesarios (educación,

salud, etc.) por fuera del grupo familiar.

Cabe profundizar aquí respecto de los “motivos” por lo cuáles la mujer continua

siendo reproductora de estos roles, y mantiene el sostenimiento de la familia tal cual le es

asignado.

No se está considerando a la mujer, bajo ningún punto de vista, como un sujeto

pasivo y acrítico, que acepta sin resistencia lo que le es impuesto. Sin embargo, más allá

de los márgenes de elección y libertad dentro de los que la mujer decida realizar ciertas

actividades de la vida cotidiana, existe una realidad objetiva: las construcciones históricas,

como el género y todo lo que ello implica, son aprendidas mediante la socialización. Así,

la reflexión encuentra serias dificultades para intentar quebrar todo un sistema

consolidado y cristalizado, que además es acorde al modelo de producción vigente, como

es el capitalismo. Los patrones de conducta/funciones que se encuentran arraigados al rol

de cada género es lo que determina “el hacer cotidiano” de hombres y mujeres, siendo

para estas últimas, el sostenimiento de la familia y el trabajo privado en el ámbito del

hogar.

Se considera que la triada mujer- madre-ama de casa de la cual se ha hecho

mención, se encuentra ligada por un elemento: el afecto. Los lazos de afecto y solidaridad

se ubican en el plano de lo sentimental, y por lo tanto, de lo irracional. La asignación de

funciones a la mujer-madre-ama de casa, justificadas en el afecto ha conllevado

72

históricamente a una aceptación acrítica por parte de las mujeres de la familia. La no

problematización lleva a la rutinización de la situación. El trabajo domestico desarrollado

por la mujer se encuentra concentrado en los márgenes de la dinámica familiar, y por lo

tanto, invisibilizados para la sociedad. Este trabajo, no es considerado un trabajo

productivo para el capitalismo, por lo cual tampoco es remunerable. Aquí juega un papel

primordial la naturalización explicada, ya que vuelve inimaginable el trabajo de la mujer-

madre-ama de casa, como un trabajo que merezca ser asalariado. El mismo se desarrolla

por un “deber ser” que no es cuestionado: ser una “buena esposa” y una “buena madre”.

Existen, como bien refiere Luis Bonino, “modelos tradicionales de masculinidad”

(2001). A partir de su planteo respecto de los obstáculos que presenta la existencia de

modelos rígidos respecto de los géneros, para encaminarse a un sistema de relaciones

más igualitario, se podría extender esta reflexión al género femenino. El sistema de

producción capitalista se ha encargado de diseñar “modelos tradicionales” para ambos

géneros, que desemboca, como refiere el autor mencionado en comportamientos

dominantes, desigualitarios y violentos en diferentes planos: cultural, social, político y

económico.

La vida cotidiana, donde se reflejan los cambios, movimientos, desigualdades y

demás procesos sociales, reproduce en el plano familiar, la estructura de funcionamiento

del sistema de producción y reproducción capitalista, y su influencia en la determinación

de los roles para cada género. El sistema capitalista, de igual modo que presenta la

desigualdad y la división de clases como algo dado y natural, tampoco cuestiona la

desigualdad en el plano de los géneros.

Es así como, en una primera aproximación a la problemática, intentamos

preguntarnos por qué los roles asignados a la mujer en esta sociedad capitalista, en este

momento histórico, quedan ligados al sostenimiento de la reproducción de la vida –como

ya lo mencionamos, en su doble dimensión- y por qué es naturalizado ello por las

relaciones sociales en un marco de desigualdad y dominación respecto del hombre.

73

III- Trabajo Social: herramienta para la ruptura

“¿Cómo puede realizarse un ser humano en la situación de

la mujer? ¿Qué caminos le están abiertos? ¿Cuáles desembocan en callejones sin

salida? ¿Cómo encontrar la independencia en el seno de la dependencia? ¿Qué

circunstancias limitan la libertad de la mujer? (…) interesándonos por las

oportunidades del individuo, no definiremos tales oportunidades en términos de

felicidad, sino en términos de libertad.”

El Segundo Sexo, Simón de Beauvoir, 1949.

Las reflexiones aquí presentadas surgen de las inquietudes planteadas al Trabajo

Social, considerando que dicha profesión desarrolla su práctica cotidiana con esta unidad

llamada familia.

Es necesario destacar que se considera de suma importancia visibilizar los procesos

que atraviesan a las familias y los mecanismos que las mismas desarrollan para sostener la

producción y reproducción de la vida. En ese marco, es que nos abocamos a conocer la

trama y dinámica de los grupos familiares, específicamente, el rol de la mujer como

organizadora de dicha reproducción.

Como parte de estos mecanismos, y en esa trama de relaciones, se encuentra la

profesión de Trabajo Social en la cotidianeidad de la familia. Vinculado a ello, es que, en

este trabajo, se plasman una serie de interrogantes que son muchas de las preguntas que

surgen al momento de desarrollar la práctica profesional.

En relación a lo planteado anteriormente, nos proponemos observar y afirmar que

la problemática aquí abordada respecto del rol de la mujer, se le presenta a diario al

profesional.

Existe una relación estrecha entre Trabajo Social y Vida Cotidiana, ya que esta

profesión realiza un proceso de trabajo a partir de su intervención. Esto es posible porque

“ante las demandas de los sujetos -ante quienes contratan la fuerza de trabajo- […],

existen en forma subjetiva diversas alternativas posibles para atender la necesidad”

74

(Alvarado: 2006: 16)14. Estas son proyectadas en la conciencia del profesional en un acto

de reflexión en el que desarrolla el trabajo concreto de su actividad, ya que:

“el espacio de lo cotidiano es el ámbito privilegiado donde se materializa la

intervención […] se trasluce la no-intencionalidad de los sujetos en esta dimensión de la

reproducción de las relaciones sociales en sí mismas, y a su vez, es justamente en ellas

donde el profesional interviene” (Alvarado: 2006: 21).

Siguiendo este planteo, se acuerda con que el Trabajo Social es una profesión

situada y atravesada por las determinaciones históricas. Ello explica que si se habla de

trabajo al interior de la profesión, es porque se “privilegia la producción y reproducción de

la vida social, determinantes de la constitución de la materialidad y de subjetividad de

clases que viven del trabajo” (Iamamoto: 1999: 114). Este es el eje central del cual parten

las principales consideraciones acerca del rol de la mujer en el sostenimiento de las

actividades cotidianas para la reproducción, comprendiendo siempre en este análisis que

esta última posee intrínsecamente una doble dimensión que les inherente, como fue

mencionado anteriormente y es, a su vez y al mismo tiempo- la que enmarca la

desigualdad en la división social del trabajo al interior y al exterior de la familia.

En el marco de estas relaciones sociales, nos interpela conocer el rol del Trabajo

Social, y creemos que éste tiene como herramienta privilegiada, el estar en contacto

permanente con la vida cotidiana de los sujetos que demandan su intervención. Los

sujetos, por sus propios medios pueden o no resolver las problemáticas que los

atraviesan, y es necesario conocer desde la profesión las posibles acciones para

acompañar e intervenir ante situaciones de vulnerabilidad de los mismos.

Queremos destacar la relevancia del Trabajo Social como profesión que trabaja

directamente con los sujetos para satisfacer determinadas demandas sociales. Su

14 Iamamoto (1999: 114) realiza el planteo en torno a la misma cuestión, donde plantea que el profesional

del Trabajo Social es un “trabajador asalariado que vende su fuerza de trabajo especializado a entidades

empleadoras […]”. En la cotidianeidad, y atravesado por la división socio-técnica del trabajo, “produce

servicios que atienden necesidades sociales, esto tiene un valor de uso, una utilidad social. […] también

participan del proceso de redistribución de la riqueza social”.

75

intervención puede ser pertinente en tanto radique en sus estrategias, como sostiene

Iamamoto (1999), la posibilidad de construir propuestas de trabajo creativas y capaces de

preservar y efectuar derechos, a partir de demandas emergentes en lo cotidiano. Dicho en

otras palabras, las estrategias de intervención del Trabajo Social deben ser creativas,

ingeniosas, y deben desarrollarse considerando las características de cada situación

particular, tomando en cuenta los límites y posibilidades que se planteen al momento de

intervenir.

En relación a lo expresado anteriormente, e intentando dar cuenta de las posibles

demandas con las que trabaja la profesión, se retoma para la reflexión aspectos de la

experiencia concreta de trabajo de las autoras. Como dato relevante, se considera

necesario expresar aquí que no es coincidencia que el mayor porcentaje de beneficiarios

de los servicios sociales sean mujeres –demanden o no su intervención-. Esto ha sido

visualizado en las áreas en las que se desempeñan laboralmente quienes desarrollan la

presente ponencia.

Reconociendo entonces esta situación que se presenta, es que se afirma y se

sostiene que el Trabajo Social puede colaborar desde su intervención cotidiana, con la

visibilización de la problemática aquí planteada. Es decir, no es sólo a nivel

teórico/investigativo desde donde deben llevarse a cabo las rupturas con las imágenes

cristalizadas respecto del rol de la mujer, sino que pueden (y deben) impulsarse desde

prácticas concretas.

Específicamente, la profesión puede colaborar en su intervención cotidiana con las

familias, en la generación de transformaciones en la dinámica, y trabajar en la

modificación de aquellos aspectos que reproducen la desigualdad de género a nivel social,

y en el marco de la vida privada de las familias. Ya sea para el acceso a recursos

materiales, o para resolver conflictos y problemáticas de la dinámica familiar, el Trabajo

Social encuentra para su intervención un lugar de estrecha cercanía con los sujetos, y la

mayoría de las veces, con la población femenina. Intentar conocer el rol que cada mujer

ocupa en su grupo familiar, en qué lugar se ubica en el entramado de relaciones con los

otros miembros de la familia, cuáles son sus capacidades y obstáculos a la hora de pensar

76

las estrategias de reproducción en la vida cotidiana, debe permitir al profesional colaborar

en el desarrollo de estrategias que desnaturalicen la desigualdad, y las situaciones de

dominación y opresión que puedan darse en el grupo familiar.

Desde este lugar, y con el objetivo de dar cuenta de estos procesos, consideramos

que es en la relación estrecha que se da entre el profesional y el sujeto con el que se

interviene, que nace la posibilidad de romper con lo tradicional/instituido y con los

estereotipos sociales construidos para cada rol. En la especificidad del estudio del rol de la

mujer como objeto de conocimiento, se trasciende cualquier análisis desde el sentido

común, y se abre un abanico de interrogantes y desafíos que favorecen la

problematización de estos estereotipos para desarrollar prácticas en ese sentido.

Teniendo en cuenta que el profesional también es un sujeto socializado en este

sistema de ideas, exige un doble trabajo reflexivo y problematizador: tanto de ruptura de

preconceptos que posee, como en el trabajo con el otro. El Trabajador Social debe

procurar que su intervención se aleje de las prenociones impuestas por el sentido común,

y que su práctica profesional se desarrolle sobre la base de ideas que contengan el

fermento de la transformación y la superación de las estructuras rígidas y cristalizadas

respecto de la familia como unidad.

Asimismo, no se pretende, desde un lugar mesiánico, considerar la profesión como

la encargada de abolir la desigualdad, ya que como se ha explicado en el trabajo, el

sistema de relaciones sociales es acorde a un sistema de producción sumamente desigual

y contradictoria en todas sus aristas.

No obstante, la problematización y reflexión de los profesionales, y de ellos con los

sujetos con los que se interviene, colaboran en la visibilización de ésta y muchas otras

problemáticas. Trabajar en ese sentido, puede impulsar prácticas cotidianas que reduzcan

situaciones de opresión, explotación y dominación, justificadas en la desigualdad de

género. Para ello, debe existir y sostenerse un compromiso de parte de los profesionales,

y la convicción de que esta profesión sea útil para los sectores con los que trabaja.

77

BIBLIOGRAFÍA:

ALVARADO, SOLEDAD (2007). “Reflexiones en torno a la intervención profesional en

Trabajo Social”. En: Parra, Gustavo (compilador). “Aproximaciones a la

Intervención Profesional en los orígenes del Trabajo Social argentino”. Cuadernos

de Trabajo Nº 23, Dpto. de Ciencias Sociales, Unlu.

BARG, LILIANA (2009), La intervención con familia. Una perspectiva desde el Trabajo

Social. Buenos Aires. Espacio Editorial.

BONINO, LUIS (2001). “La masculinidad tradicional. Obstáculo a la educación en

igualdad”. Publicado en: Congreso Nacional de Educación en igualdad. Santiago de

Compostela.

BOURDIEU PIERRE, CHAMBODERON JEAN-CLAUDE Y PASSERON JEAN-CLAUDE

(1975). El oficio del sociólogo. Cáp. II: “La construcción del objeto. El método de la

economía política”. Bs. As. Siglo XXI.

FREYBERG, SILVINA (2010). “El peregrinaje de la reproducción social: Búsqueda de

recursos de Políticas Sociales estatales asistenciales”. Trabajo Final de Graduación.

UNLu.

IMAMAMOTO, MARILDA (1999). “El trabajo del Asistente Social frente a los cambios

en el patrón de acumulación y de regulación social”. En: Capacitación en Servicio

Social y Política Social: Módulo I: Crisis contemporánea, Cuestión Social y Servicio

Social. Brasilia, CEAD.

JELIN, ELIZABETH (1998). Pan y Afectos. La transformación de las familias. Buenos

Aires. Fondo de Cultura Económica.

MARX, KARL (2007). Miseria de la filosofía. Buenos Aires. Editorial Gradifco.

MASSA, LAURA (2009). “Estrategias de reproducción social y satisfacción de

necesidades. Aportes de la economía social y solidaria”. Tesis Doctoral, UNLu.

Mimeo.

78

WEBIOGRAFÍA:

ADAME, MIGUEL ANGEL (2005) “Hacia una socioantropología de la vida cotidiana y su

crítica”. Disponible en:

http://www.uam.mx/difusion/revista/mayo2005/adame.html

CORAGGIO, JOSÉ LUIS (2001) “La Economía del trabajo: una alternativa racional a la

incertidumbre”. Trabajo presentado en el panel Fronteras de la Teoría Urbana:

CGE, Incertidumbre y Economía Popular. Seminario Internacional sobre Economía

y Espacio, organizado por el Centro de Desarrollo y Planificación Regional

(Cedeplar), 6-7 Diciembre 2001, en Belo Horizonte, Brasil. Disponible en

La_economía_del_trabajo_incertidumbre.doc.pdf. (Consultado en diciembre de

2009).

D’ATRI ANDREA (2004). “Marxismo y familia”. Disponible en:

http://www.pyr.org.ar/Marxismo-y-Familia (Consultado el 15/04/2014).

DE BEAUVOIR, SIMON (1949), “El Segundo Sexo”. Disponible en:

http://cdeculturadurango.wordpress.com/2013/04/10/el-segundo-sexo-simone-

de-beauvoir-pdf-para-su-descarga/

HAUGG FRIGA (2006). “Hacia una teoría de las relaciones de género”. En: La teoría

Marxista hoy. Problemas y perspectivas. Borón Atilio, Amadeo Javier y González

Sabrina (comp.) Buenos Aires. Ed. CLACSO. Pág. 327/339. Disponible en:

http://biblioteca.clacso.edu.ar/subida/uploads/FTP-

test/clacso/formacionvirtual/uploads/20100720062844/boron.pdf

79

A CENTRALIDADE DA MULHER NA ATENÇÃO INTEGRAL À FAMÍLIA PELO

PROGRAMA REDE CEGONHA NO BRASIL

Nathália de Medeiros Gouveia

Mestranda em Serviço Social pela Universidade Federal da Paraíba – UFPB,

[email protected]

Elisangela de Oliveira Inácio

Doutora pela Universidade Federal de Pernambuco – UFPE,

[email protected]

Maria Aparecida Ramos de Meneses

Doutora pela Universidade Federal do Rio de Janeiro – UFRJ

[email protected]

INTRODUÇÃO

A centralidade da mulher na família é uma condição historicamente construída e que

perpassa aspectos culturais, econômicos e sociais a partir de relações de gênero distintas e,

por vezes, desiguais.

Este artigo tem como objetivo evidenciar a centralidade da figura feminina como a

principal responsável nos cuidados com a família, a partir da condição de acompanhante e

participante do Programa da Rede Cegonha.

A questão da centralidade feminina na responsabilização dos cuidados com a

família é uma herança conservadora, com base no modelo tradicional de família burguesa,

nuclear15 e patriarcal16 e que ainda é legitimada nas relações de gênero, nas relações

familiares e nas relações sociais no Brasil.

15 Família Nuclear – É um conceito de família desenvolvido no Ocidente que se refere ao grupo familiar formado por pai, mãe e filhos.

80

As relações de gênero despertaram interesses de investigação no Brasil, sobretudo,

nos anos 1980 concomitante a um cenário de organização e luta por direitos através dos

movimentos sociais, inclusive, do movimento feminista e de mulheres. A partir da

promulgação da Constituição Federal Brasileira (1988), uma agenda de reconhecimento de

direitos sociais passou a ser inscrita e os direitos das mulheres começaram a ganhar mais

destaque no que se refere à atenção do Estado brasileiro na garantia e oferta de políticas

públicas para as mulheres no País.

Para fins de analise foi preciso delimitar o lócus de observação, desta forma fizemos

um recorte espacial no qual o Hospital da Polícia Militar General Edson Ramalho

(HPMGER) no Estado da Paraíba foi eleito devido à adesão de um componente17 do

Programa da Rede Cegonha, que tem como uma de suas propostas implementar um espaço

para puérperas com bebê internado na Unidade de Tratamento Intensivo Neonatal do

serviço de saúde e/ou que necessitam de informação, orientação e treinamento em cuidados

especiais com seu bebê.

O espaço foi denominado Casa das Mães ‘Amor e Vida’, no qual o objetivo

principal foi analisar os desafios da condição de cuidadora da família das mulheres

inseridas no Programa.

Ou seja, buscou-se ao longo desse estudo resgatar o contexto sócio-histórico das

políticas de saúde de atenção à mulher no Brasil, a centralidade feminina nas relações

familiares, assim como, os programas públicos de saúde destinados às mulheres.

16 Família chefiada por mulheres – Designa a pessoa responsável pelo domicílio ou pela família. 17 O Programa Rede Cegonha é composto por quatro componentes, dente eles: I - Pré-natal; II - Parto e nascimento; III - Puerpério e atenção integral à saúde da criança; e IV - Sistema logístico (transporte sanitário e regula).

81

A POLÍTICA DA SAÚDE NO BRASIL

É necessário conhecermos a trajetória da Política de Saúde Pública no Brasil, a qual

está intrinsecamente ligada e dependente da lógica capitalista e do seu desenvolvimento

econômico para compreendermos a evolução dos serviços de saúde ofertados às mulheres

Através do levantamento bibliográfico, verificamos que em diversos períodos

históricos a população não tinha acesso à saúde pública, o estado era omisso a prestar estes

serviços, a grande maioria dos brasileiros ficava a mercê das ações caridosas das casas

filantrópicas ou de cunho religioso.

O governo passa a se preocupar com a saúde quando inúmeras epidemias acometem

as populações e a comercialização das mercadorias passa a ser ameaçada, pois muitos

navios se negavam a atracar nos portos devido ao número de mortes causadas pelas pestes.

É neste contexto que surgiram as primeiras medidas de controle das epidemias, e segundo

Polignano (2001), neste período foi criado o Departamento Federal de Saúde Pública, por

Rodrigues Alves na cidade do Rio de Janeiro para combater as epidemias através das

vacinas e soros.

Os serviços de saúde eram focalizados somente nas grandes capitais do país onde se

encontrava o desenvolvimento dos grandes centros urbanos e o interesse político-

econômico.

Em 1923, conforme sinaliza Bravo (1991), foi instituído as Caixas de Aposentadoria

e Pensões (CAPs), conhecidas como a Lei Elói Chaves, com atenção voltada à higienização

e saúde do trabalhador. Originalmente beneficiavam apenas os trabalhadores urbanos do

complexo exportador, sendo eles os ferroviários, marítimos e estivadores. E no ano de 1933

82

os CAPs foram modificados para Institutos de Aposentadoria e Pensões (IAPs) ampliando a

adesão dos trabalhadores por categoria profissional aos benefícios, pensões e serviços

médicos. Nesta transição a União passa a fazer parte do financiamento da previdência

composto de forma tripartite18 a partir desse período.

Os movimentos sociais formados por trabalhadores e profissionais da área de saúde

se mostraram insatisfeitos com as péssimas condições de saúde em que se encontrava a

população. Argumenta (Bravo, 1991:7) que a política social, no período de 1974 a 1979,

teve por objetivo obter maior efetividade no enfrentamento da “questão social”, a fim de

canalizar as reivindicações e pressões populares.

O cenário dos anos 1980 retratava uma profunda crise do Estado realçada por um

quadro de situação precária devido ao estado mínimo em relação aos investimentos nas

políticas sociais. Mas este cenário foi o momento adequado para reativar os movimentos

sociais promovendo a participação no movimento pré-constituinte.

A saúde - assevera Bravo (2007) deixou, portanto, de ser interesse exclusive dos

técnicos para assumir uma dimensão política, colocando em debate a saúde vinculada à

democracia.

Em meio a tantas mobilizações, o Movimento de Reforma Sanitária surge trazendo

propostas transformadoras que reforçava a ideia de Estado democrático de direito através

de práticas políticas, teóricas e ideológicas que defendiam a universalidade das ações de

saúde enquanto um direito de cidadania.

Em 1986 foi realizada a 8ª Conferência Nacional de Saúde, evento político-sanitário

mais importante da década e contou com grande participação popular. Além da proposta da

18 A Seguridade Social é definida como tripartite, pois tem como objetivo assegurar os direitos relativos à saúde, à previdência e à assistência social.

83

implantação do Sistema Único de Saúde (SUS) elaborada pelo Movimento de Reforma

Sanitária se discutiram outros três eixos: a Reformulação do Sistema Nacional de Saúde, a

Saúde como direito de cidadania e o Financiamento Setorial.

Assim, foi na 8° Conferência Nacional de Saúde que se aprovou a criação de um

Sistema Único de Saúde, que se constituísse em um novo arcabouço institucional, com a

separação total da saúde em relação à previdência social. (CONASS, 2011).

Concomitante com as discussões sobre a constituição do Sistema Único de Saúde

(SUS) surgiu através do decreto n° 94.657/87, o Sistema Unificado e Descentralizado de

Saúde (SUDS). Foram incorporados os princípios da universalização, integralidade da

atenção, política integrada de recursos humanos, descentralização do processo decisório,

regionalização e hierarquização e democratização das instancias gestoras.

A promulgação da Constituição Federal de 1988, conhecida como a Constituição

Cidadã, incorporou os princípios e conceitos defendidos pelo projeto de reforma sanitária e

definiu a Saúde como parte do Tripé da Seguridade Social juntamente com a Previdência e

Assistência Social.

Decorrente da Constituição Federal (1988), no ano de 1990 foi aprovada a Lei N.

8.080/90 que dispõe das bases legais de organização do novo sistema nacional de saúde e

complementada pela Lei N. 8.142/90 que dispõe da participação comunitária na gestão e

condução da saúde, criando conferências e conselhos de saúde em cada esfera de governo

como instâncias colegiadas orientadoras e deliberativas.

Enfim, na década de 1990 ocorreram sucessivas mudanças econômicas,

institucionais e sociais e que significou um retrocesso no seu projeto de proteção social

determinada pelas “reformas estruturais” sob um contexto de mudanças políticas de ajuste,

84

neoliberais, onde coloca a Constituição Federal (1988) como um significativo obstáculo no

processo de modernização do País.

Não obstante, esse período foi marcado pelo declínio das experiências socialista e

reafirmação das relações capitalistas internacionais e é neste cenário que vão se instalando

os dois projetos com ideologias e interesses distintos de um lado a reforma sanitária

(contra-hegemônico) e do outro o projeto neoliberal (hegemônico). Aparentemente o

projeto contra-hegemônico deu a tônica as políticas de saúde, enquanto, o hegemônico de

forma indireta consolidava o seu projeto neoliberal.

Segundo (Mendes, 1993:50), no contexto das políticas sociais,

As estratégias de estabilização ou de ajustes neoliberais assentam-se três opções

fundamentais: a privatização, a descentralização e a focalização. A privatização

dos serviços sociais em geral, porém mais especificamente em saúde, remete a

regulação a mecanismos de mercado que, quase sempre, nesse setor,

incrementam a regressividade do sistema, penalizando os que menos podem.

[...]. A segunda opção é a descentralização [...] o problema do enfoque

neoliberal é que a descentralização dá-se num contexto de uma proposta de

diminuição do Estado em busca de um Estado mínimo. [...] A terceira opção, a

focalização, decorre do fato de que os gastos sociais públicos chegam, em

pequena proporção, aos setores pobres da sociedade [...] para os programas

sociais.

É nesse contexto que a universalização da saúde se transforma em “universalismo

excludente” que se identifica na visão de (Mendes, 1993:53) como,

[...] um sistema de saúde extremamente regressivo no seu conjunto ao criar, para

clientelas distintas, diversas modalidades assistenciais discriminatórias, onde o

subsistema público, ele mesmo, fixa-se como mais uma modalidade assistencial

para pobres, um medicaid à brasileira.

Porém, mesmo nestas circunstancias o SUS ainda é um dos maiores sistemas

públicos de saúde do mundo, pois abrange serviços desde um simples atendimento

85

ambulatorial até um complexo transplante de órgãos, seu conceito ampliado de saúde

procura garantir acesso integral, universal e gratuito para toda a população brasileira.

A POLÍTICA DE ATENÇÃO À SAÚDE DA MULHER

Já vivenciamos significativas transformações no que se refere à organização da

política pública de saúde no Brasil. Aqui, destacaremos a evolução nos serviços de saúde da

mulher que ganhou força e se solidificou concomitante ao processo implantação e

implementação do Sistema Único de Saúde (SUS).

Datada desde o século XX a inserção da saúde da mulher nas políticas sociais,

compreendiam as ações mais limitadas aos atendimentos voltados exclusivamente para a

gravidez e o parto, pois os principais programas se restringiam a uma dimensão materno-

infantil que fundamentava uma visão meramente biológica e reforçava o papel

representativo de submissão da mulher dentro de uma sociedade patriarcal.

O Programa Nacional de Saúde Materno-infantil, elaborado em 1974, ilustrava com

maestria essa visão restrita sobre a saúde da mulher, no qual os serviços se caracterizavam

com estratégias de proteção aos grupos de riscos e vulneráveis como crianças e gestantes,

mas com interesse específico na criança, de forma verticalizada e desintegrada dos demais

programas e que resultava em uma assistência fragmentada.

Este modelo de assistência a saúde da mulher, considerado reducionista e focalizado

no ciclo gravídico-puerperal, posicionava a mulher numa situação de vulnerabilidade, pois

na maior parte da sua vida a mulher ficava descoberta de assistência. Em meio a essas

situações, tais programas foram criticados pelo movimento de mulheres e a luta pela

86

construção de uma agenda mais ampla de atendimento aos direitos destas ganhou espaço na

agenda política nacional.

Esta condição veio colocar em debate as desigualdades entre homens e mulheres e

os desdobramentos no campo da saúde, uma vez que às mulheres eram atribuídas às

responsabilidades dos cuidados com a família, serviços domésticos não remunerados e

indispensáveis para reprodução da força de trabalho. De acordo com (Hirata; Kergoat,

2007:597):

Foi com a tomada de consciência de uma “opressão” específica que teve inicio o

movimento das mulheres: torna-se então coletivamente “evidente” que uma

enorme massa de trabalho é efetuada gratuitamente pelas mulheres, que esse

trabalho é invisível, que é realizado não para elas mesmas, mas para outros, e

sempre em nome da natureza, do amor e do dever materno.

Assim, o trabalho invisível feito para os outros, as péssimas condições de trabalho e

a posição social pelas mulheres ocupada se torna extenuante e causa agravos à saúde. Estes

fatores podem ser considerados determinantes no surgimento de enfermidades.

Afirma (Souto, 2008:169) que ao ser considerado nas políticas de saúde, o enfoque

de gênero orienta essas políticas a reconhecerem as diferenças e desigualdades existentes

entre os gêneros e como elas se manifestam nas suas vivências, principalmente no processo

de adoecimento e sofrimento.

O autor ainda argumenta que a inclusão da categoria gênero na análise da

integralidade na Política Nacional de Atenção Integral à Saúde da Mulher (PAISM) implica

considerar a construção social e cultural das diferenças sexuais que no cotidiano são

determinantes no processo saúde/doença.

87

De acordo com o Guia de Direitos Humanos, as mulheres ganham menos, estão

concentradas em profissões mais desvalorizadas, têm menor acesso aos espaços

de decisão no mundo político e econômico, sofrem mais violência (doméstica,

física, sexual e emocional), vivem dupla e/ ou tripla jornada de trabalho e são as

mais penalizadas com o sucateamento de serviços e políticas sociais, dentre

outros problemas. Outros aspectos agravam a situação de desigualdade das

mulheres na sociedade: classe social, raça, etnia, idade e orientação sexual,

situações que limitam o desenvolvimento e comprometem a saúde mental de

milhões de mulheres. (TAVARES et al, 2009:30).

Para tanto a política de saúde deve formular seus serviços considerando os aspectos

sociais, econômicos e culturais de uma sociedade, pois através de sua análise são

desvendadas as chamadas situações de vulnerabilidade e risco que vivem os indivíduos.

A contribuição do movimento feminista na formulação do PAISM deu-se

concomitante ao processo de criação e implantação do próprio Sistema Único de Saúde

(SUS). Ressaltando dentro desta política o princípio da Integralidade, para ultrapassar uma

visão ‘pronatalista’ preconizada pelo antigo Programa de Saúde Materno Infantil que

considerava a mulher a partir de sua condição de mãe/reprodutora para uma política de

saúde da mulher que considera faixas etárias, etnias e classes sociais (consideradas mesmo

que transversalmente como questões de gênero).

Santos apud. Sepúlveda (2005) assinala que as primeiras ações de saúde

desenvolvidas com base no PAISM foram denominadas “ações básicas de assistência

integral a saúde da mulher”, englobando o planejamento familiar, o pré-natal de baixo

risco, prevenção de câncer cérvico-uterino e de mama; as doenças sexualmente

transmissíveis; a assistência ao parto e puerpério.

88

Sob a perspectiva da integralidade na saúde da mulher o direcionamento é a oferta

de serviços que compreendam todas as fases da vida, beneficiando e respeitando as

diferentes individualidades na busca de assegurar uma melhor promoção, proteção e

recuperação da saúde.

Partindo deste princípio, a assistência clínico-ginecológica passou a compreender o

conjunto de ações e procedimentos voltados à identificação, diagnóstico e tratamento

imediato de patologia, através da anamnese e da avaliação clínica, dirigidas para a

descoberta das patologias, principalmente do aparelho reprodutivo, como o câncer uterino e

de mama.

No entanto, (Souto, 2008:171) afirma que “o PAISM enquanto proposta mais

horizontal e participativa teve que conviver com uma máquina administrativa vertical e

autoritária sob a configuração de um Estado Mínimo defendido pelo governo da época”.

A Política de Saúde da mulher passou a ser debatida nos diversos congressos e

eventos de saúde, e entrou na pauta das discussões as questões relacionadas aos direitos

reprodutivos, ou seja, implica a compreensão da condição da mulher enquanto protagonista

da sua própria historia, a decidir sobre seu corpo, com liberdade de escolhas ao número de

filhos que deseje ter e o espaço de tempo.

Souto (2008) destaca que essa concepção começa a se modificar a partir de 1984,

em Amsterdã, no Tribunal Internacional do Encontro sobre Direitos Reprodutivos; em

1985, na Conferência de Nairóbi, a posição da Organização das Nações Unidas (ONU) é

que “a promoção dos direitos da reprodução é uma aquisição fundamental das mulheres

para uma justa posição na sociedade” (Coelho, 2006:19), e se consolida em 1994, na

89

Conferência Internacional de População e Desenvolvimento (CIPD), representando um

grande avanço na luta social das mulheres por seus direitos.

Apesar das mudanças da vida moderna e seus impactos no âmbito familiar, devido

ao acesso aos meios contraceptivos, há uma inserção cada vez maior do número de

mulheres no mercado de trabalho e a reconstrução de valores também com base na

condição econômica da população vê contribuindo para uma crescente queda na taxa de

natalidade. Mesmo assim, a assistência obstétrica ainda é o maior desafio no campo da

saúde pública devido ao elevado índice de mortalidade materna e infantil que se relaciona

diretamente com a falta de um acompanhamento médico, com o agravamento de doenças

pré-existentes e/ou adquiridas durante a gestação e também a existência de abortos

clandestinos.

Outro aspecto relevante também a ser destacado é a questão da violência de gênero,

oriunda na maioria das vezes das relações afetiva entre mulheres e homens, caracterizada

por agressões físicas, psicológicas e materiais que independe da autonomia feminina, classe

social, nível de escolaridade e etnia, e provoca sérios problemas na saúde física, reprodutiva

e mental das mulheres.

Este aspecto exige das instituições públicas prestadoras de políticas de proteção

social uma rede de atendimento á mulher cada vez mais articulada para que seja assegurada

as usuárias as ações de caráter integral, conforme preconiza a Política de Atenção Integral á

Saúde da Mulher.

O PAISM sofreu alterações em 2004, no governo Luiz Inácio da Silva,

denominando-se Política Nacional de Atenção Integral a Saúde da Mulher (PNAISM). Esta

mudança significou a ampliação do PAISM, uma vez que teve como objetivo identificar as

90

necessidades e demandas das mulheres, bem como, considerar sua realidade e os

determinantes sociais e culturais com o intuito de reduzir a morbimortalidade provocada

por enfermidades que poderiam ser prevenidas e evitadas.

Outras ações governamentais de saúde da mulher também ganharam destaque em

2004, entre elas, o Pacto Nacional pela Redução da Mortalidade Materna e Neonatal e o

Serviço de Notificação Compulsória de Violência contra a Mulher. Esses posicionamentos

governamentais fortalecem a implementação das políticas publicas de saúde da mulher,

bem como, o atendimento integral no SUS.

Em 2005, foi criada a da Central de Atendimento à Mulher, acessada pelo disque

180 e se assegurou constitucionalmente a Lei do Acompanhante para o pré-parto, parto e

pós-parto, a cada parturiente interna em hospitais o direito a um acompanhante, ressalva a

idade mínima de 18 anos.

No decorrer deste trajeto, Souto (2008) afirma que “em 25 anos após a implantação

do PAISM, a Política Nacional de Atenção à Saúde Integral da Mulher ainda está sendo

implementada e será um processo continuado de ir e vir”, pois ao ser executada, gera novas

micropolíticas e, sucessivamente, exigirá um processo contínuo e integrado de formulação,

implementação e avaliação dessas políticas.

Contudo, é notório em todo processo histórico do desenvolvimento e implantação

das políticas de saúde da mulher, a focalização da maternidade, reduzindo a figura da

mulher ao âmbito familiar posicionando-a como lócus principal nos cuidados com a

família. Entretanto, requer o fortalecimento do debate acerca dos direitos reprodutivos das

mulheres no País.

91

GÊNERO E O LUGAR OCUPADO PELA MULHER NA FORMAÇÃO DA

FAMÍLIA BRASILEIRA

Elucidar a formação histórica da família brasileira e as relações de gênero no cerne

das relações familiares nos remete à necessidade de entender o conceito sobre gênero, para

além de um debate sexista.

A partir de estudos bibliográficos compreendemos que gênero é uma categoria

instável e de múltiplos significados, e o conceito a ser abordado neste trabalho está

diretamente ligado ao movimento feminista e as lutas que deram lugar e visibilidade a esta

categoria que se põe como ferramenta poderosa na utilidade da desnaturalização da

opressão das mulheres.

Para (Butler, 2003:24), o sujeito feminista introduz uma divisão quando estabelece a

distinção entre sexo e gênero, desta forma:

Concebida originalmente para questionar a formulação de que a biologia é o

destino, a distinção entre sexo e gênero atende a tese de que, por mais que o sexo

pareça intratável em termos biológicos, o gênero é culturalmente construído:

consequentemente, não é nem o resultado casual do sexo, nem tampouco tão

aparentemente fixo quanto o sexo. Assim, a unidade do sujeito já é

potencialmente contestada pela distinção que abre espaço ao gênero como

interpretação múltipla do sexo.

A instituição família foi formada a partir do regime patriarcal que serviu acima de

tudo para assegurar a transmissão de um patrimônio (privado) e garantir a legitimidade dos

filhos. A integridade da mulher e sua assiduidade aos parâmetros desses estereótipos foram

peças fundamentais na manutenção da base familiar patriarcal.

92

O valor atribuído às mulheres historicamente permeia o lugar de esposa-mãe no

interior da família, como sendo o seu lugar de direito (naturalizado), porém, fortemente

questionado e debatido nas relações de gênero, sobretudo, sob a influência do movimento

feminista.

De acordo com (Santana, 2010: 79):

No Brasil, a conquista de direitos civis, sociais e políticos para as mulheres teve

e tem no movimento feminista o grande reivindicador, formulador e inspirador,

visto que foi desse movimento que partiram as ideias de transformar

decisivamente as relações entre mulheres e homens em todo o mundo, onde

podemos enfatizar conquistas como: eleger e ser elegível; maiores oportunidades

de trabalho; direito ao divórcio; como também o direito de exercer o controle

sobre o próprio corpo em questões de reprodução, saúde e sexualidade.

A família brasileira sofreu mudanças que contribuíram para o rompimento do

modelo de família iniciado no País no colonialismo e que perdurou ate inicio do século

XIX. Referimo-nos ao enfraquecimento do modelo do patriarcalismo em virtude dos novos

arranjos da família dita “moderna”, que vem se expandir desde o período da

industrialização.

Todavia, não há como negar que ainda hoje a família moderna burguesa encontra-se

dividida, pois o modo de pensar da sociedade trouxe uma forte tendência da família

patriarcal colonial ainda no início do processo de industrialização no País.

A família moderna foi reconfigurada diante ao desenvolvimento da urbanização e

das relações capitalistas de produção, que também passou a exigir o trabalho feminino nas

fábricas – por ser considerada mão de obra barata.

Assim as mulheres passam a acumular atividades extradoméstica com as domésticas

que são caracterizadas como femininas e que não são remuneradas e nem reconhecidas.

93

Aos poucos, o modelo de família nuclear foi cedendo espaço a outros arranjos

familiares, entre eles – o da família também chefiada por mulheres19.

Oliveira (2009) esclarece que apesar dessas transformações societárias, os novos

modelos de família conjugal ainda conservam traços típicos da família nuclear – patriarcal

onde compete ao homem controlar a sexualidade feminina e preservar as relações de classe.

Mesmo com os mais diversos tipos de transformações que sofreram as instituições

familiares, definida hoje por arranjos familiares sejam eles mantidos através de laços

consanguíneos ou não, mas convivendo sob o mesmo teto, e onde imperam relações de

afeto e cuidado, ainda assim, prevalece o foco na mulher como a principal responsável pela

família.

PROGRAMA REDE CEGONHA: A CENTRALIDADE DA MULHER COMO

CUIDADORA DA FAMÍLIA NAS POLITICAS PÚBLICAS NO BRASIL

Diante a trajetória da Política de Saúde no Brasil, bem como da evolução dos

serviços de saúde ofertados às mulheres e das relações de gênero na formação da família

brasileira, os programas específicos de atenção à saúde – como é o caso do “Rede Cegonha”,

ao serem implantados nas maternidades estabelecem uma focalização da “singularidade

feminina”.

Assim, um aspecto que deve ser enfatizado é a centralidade das famílias nas

políticas públicas, e sobre essa questão Carvalho (2008) assevera que após a década de

1970 as políticas sociais brasileiras despertaram uma maior atenção para a mulher no grupo

19 Família chefiada por mulheres – Designa a pessoa responsável pelo domicílio ou pela família.

94

familiar, inclusive, devido às pressões sociais do movimento feminista e de mulheres,

porém, sem romper na sua plenitude com o cariz conservador de priorizar a maior

responsabilidade para melhor gerir o lar às mulheres.

A exemplo de políticas públicas e de legislações sociais (além da Constituição

Federal Brasileira) que contribuíram para a legitimação do papel e da responsabilidade da

família junto aos demais segmentos tivemos a aprovação do Estatuto da Criança e

Adolescente (1990), o Programa de Garantia de Renda Mínima (BRASIL, 1991), que

vinculou a renda mínima à família e à educação e a centralidade da figura da mulher-mãe

como responsável pela permanência dos filhos no programa através do acompanhamento

diário de seu desempenho.

A mulher/mãe é vista como a grande multiplicadora dos conhecimentos,

informações e orientações que receberá nas ações socioeducativas e que, a partir

deste papel contribuirá para os objetivos voltados ao empoderamento,

autoestima, dignidade, fortalecimento de vínculos. (Carloto; Mariano, 2008:

159).

Implica entender que nas políticas públicas na medida em que são operacionalizados

os programas no âmbito da família e relacionam a mulher como representante central no

arranjo familiar, admite-se que o principal papel a ser exercido na família ainda se constitui

numa singularidade feminina.

Ao privilegiar “a singularidade feminina”, essa abordagem cede espaço para

concepções conservadoras sobre as diferenças sexuais, cristalizando as posições

sociais de homens e mulheres. Tem a contribuição, em certa medida, de

“valorizar a mulher”, mas isto não implica em mudanças sociais nas relações de

gênero, dado que tende a valorizar os papéis femininos tradicionais, como a

associação entre mulher e esfera reprodutiva ou mulher e maternidade. (Carloto;

Mariano, 2008:166).

95

Neste entendimento, as políticas públicas nos mais diversos âmbitos, no Brasil,

vêem a centralizar a responsabilização da mulher no núcleo familiar. O Programa da Rede

Cegonha não foge a regra e traz consigo este caráter conservador enraizado.

A pesquisa foi realizada com doze (12) mulheres usuárias da Casa ‘Amor e Vida’,

atendidas pelo programa Rede Cegonha no HPMGER. Com o intuito de preservarmos a

identidade das entrevistadas, optamos por identificar as mulheres entrevistadas a partir de

codinomes que compreendam espécie de flores.

Buscamos construir um perfil dessas mulheres e em seguida entender como se da à

participação dos pais nos cuidados com os filhos dentro deste serviço.

Assim, ao indagarmos sobre a faixa etária, conforme demonstrado no Gráfico 1,

abaixo.

Fonte: primária

Gráfico 1 – Distribuição das entrevistadas segunda a faixa etária. João Pessoa – PB, 2013.

(n=12)

Os dados revelam que compreendem mulheres em idade ainda jovens e que

decidiram pela maternidade, inclusive, uma condição que além de fazer parte do cotidiano

96

dessas mulheres tão cedo, revela já uma experiência recorrente uma vez que muitas delas já

passaram de segunda gestação (conforme será demonstrado no gráfico a seguir).

Fonte: primária

Gráfico 2 – Distribuição das entrevistadas segundo a quantidade de filhos. João Pessoa – PB,

2013. (n=12)

De acordo com os dados levantados, constatamos que em apenas 25% dos casos

compreendiam mulheres que tiveram o primeiro filho. Visto que a maioria delas 75% das

mulheres já tem mais de um filho, pois 34% afirmaram ter entre 02 a 03 filhos; outros 34%

possuem entre 04 a 05 filhos; e 7% já têm acima de 05 filhos.

E para termos uma resposta mais concisa acerca da hipótese que apostamos no

sentido de entender que a quantidade de filhos hoje presente na vida das mulheres está

diretamente relacionada com o seu grau de escolaridade, no sentido de que quanto menor

for à escolaridade maior será o número de filhos, indagamos às entrevistadas sobre o nível

de escolaridade, conforme será demonstrada na Tabela 2.

Tabela 2- Distribuição das entrevistadas segundo o nível de escolaridade. João Pessoa – PB,

2013. (n=12)

97

Nº. Entrevistadas Nível de Escolaridade Total

05

01

01

04

01

Fundamental Incompleto

Fundamental Completo

Ensino Médio Incompleto

Ensino Médio Completo

Ensino Superior

45%

7%

7%

34%

7%

12 100%

Fonte: primária

No tocante a escolaridade os dados obtidos são alarmantes, esta baixa escolarização

é retrato da realidade brasileira diante aos poucos investimentos públicos na área da

educação.

A dificuldade de acesso e de permanência na escola contribui para o agravamento

da condição de ignorância intelectual, desinformação, clareza sobre as formas de acesso às

políticas de proteção social, o crescimento do desemprego, entre outros. Crianças e

adolescentes até chegam a ingressar no ensino público, mas não permanecem conforme

constatado a partir dos dados da nossa pesquisa.

Inclusive, foi constatado no decorrer da pesquisa através dos relatos das

entrevistadas, que o principal motivo para a impossibilidade de continuidade dos estudos é

a precisão de tempo para o cuidado com os filhos e as atividades domésticas, bem como a

exigência de ainda buscar alguma atividade remunerada para contribuir para a renda

familiar, mesmo que em tempo parcial, de forma mais esporádica e em atividades informais

de trabalho, entre elas, o trabalho doméstico na condição de empregada doméstica ou

diarista.

98

Quando indagadas sobre o exercício de alguma atividade de trabalho, obtivemos

os seguintes resultados expressos na tabela a seguir.

Tabela 3- Distribuição das entrevistadas segundo o exercício de alguma atividade

produtiva/remunerada. João Pessoa – PB, 2013. (n=12)

Atividade Remunerada N. Entrevistadas %

Trabalham

Não Trabalham

05

07

42%

58%

Total 12 100%

Fonte: primária

De acordo com os dados, 58% das entrevistadas declararam não trabalhar. E, 42%

alegaram que desenvolvem algum tipo de atividade, além do trabalho realizado no próprio

espaço doméstico (do lar).

Azeredo (2010) ressalta que no espaço da casa e entre paredes, as mulheres ainda

ocupam espaços desiguais. Se nas últimas décadas conquistaram o espaço público, este fez

aumentar a sua responsabilidade, ao ter que exigir das mulheres a conciliação entre o

trabalho fora de casa com os afazeres domésticos da casa.

Todavia, a renda salarial a ser obtida não é satisfatória no sentido de garantir a

satisfação plena das suas necessidades básica e da família. E, quando indagadas sobre o

valor da renda salarial, vejamos os dados obtidos a partir do gráfico

99

Fonte: Primaria

Gráfico 3 – Distribuição das entrevistadas segundo a renda salarial familiar. João Pessoa –

PB, 2013. (n=12)

Os resultados da pesquisa revelaram que a média de renda salarial familiar mensal

das mulheres entrevistadas é insuficiente, posto que 33% delas sobrevivem apenas com ½

salário mínimo20. Outros 17% da nossa amostra demonstrou que recebem até um (01)

salário mínimo mensal e 25% delas recebem de um (01) a dois (02) salários mínimos

mensais para o sustento de toda a família. E, as demais 17% das entrevistadas informaram

receber entre três (03) a cinco (05) salários mínimos mensais. Todavia, destacamos aqui

tratar-se da renda salarial familiar, ou seja, da soma de todos os membros da família numa

mesma casa.

E quando questionadas sobre os (as) principais participantes da fonte de renda

familiar, o gráfico abaixo ilustra que 68% das mulheres declararam que a principal fonte

de renda advém da contribuição salarial do marido/companheiro. Outros 25% das

entrevistadas afirmaram que a renda familiar deriva do próprio trabalho, ou do beneficio do

Programa Bolsa Família. E, apenas 7% delas recebem ajuda financeira de outro membro da

família.

20 O valor do Salário Mínimo no período do estudo correspondeu ao valor de R$ 678,00.

100

Fonte: primária

Gráfico 4 – Distribuição das entrevistadas segunda os principais participantes da renda

salarial familiar. João Pessoa – PB, 2013. (n=12)

Assim, Azeredo (2010) destaca que apesar dos avanços obtidos em termos de

igualdade jurídica para mulheres e homens, no plano social e político verificamos ainda a

prevalência das desigualdades de oportunidades e de inserção no mercado de trabalho, por

vezes, relacionadas diretamente com a falta de instrução das mulheres, uma vez que os

dados do nosso estudo revelam uma elevada incidência de mulheres (45%) sequer

completaram o ensino básico fundamental, e ao passo que 93% delas estão distantes de

realizar o ensino superior. Tal realidade contribui para a legitimação de um discurso do

qual discordamos que é o da naturalização de que o lugar da mulher é dentro de casa

atendendo ás necessidades privadas da família.

O programa da Rede Cegonha, no Estado da Paraíba oferta uma casa/espaço de

apoio às mães que se encontram com bebê internado na Unidade de Tratamento Intensivo

Neonatal do serviço de saúde, ofertando informação, orientação e treinamento em cuidados

especiais com o bebê.

101

Contudo, a proposta inovadora da Rede Cegonha oferece as mães de longa permanência

o acompanhamento diário com o seu bebê, de forma a proporcionar as puérperas um lugar

seguro e equipe especializada para atender as suas demandas, mas também reafirma para a

mulher a condição de “cuidadora” da família uma vez que a casa destina-se apenas a um local

de acolhimento de mulheres, não sendo possível o pai ou outras pessoas da família que detém

das mesmas responsabilidades com o recém nascido de utilizar-se deste serviço.

Sobre essa questão, buscamos investigar através desse estudo, como se dá a

participação do homem (pai) no cuidado integral ao filho (ao recém-nascido) no processo de

promoção, tratamento e recuperação da saúde do filho quando ele nasce com problemas

mais específicos que exige uma maior permanência no hospital e para avaliarmos como é

operacionalizada a divisão das responsabilidades e cuidados com a criança a partir da

presença da mãe e do pai. Vejamos a tabela a seguir:

Tabela 5- Distribuição da opinião das entrevistadas segundo a participação dos pais nos

cuidado integral ao recém-nascido durante a sua internação. João Pessoa – PB, 2013. (n=12)

Participação do Pai N. Entrevistadas %

Participam

Não Participam

03

09

25%

75%

Total 12 100%

Fonte: primária

Com relação à participação dos pais no cuidado integral do filho durante o período

de internação, cuja participação pode ocorrer por iniciativa própria ou diante o incentivo

das equipes profissionais de saúde da UCI e UTINEO (mas que dificilmente desempenham

102

esse incentivo), observamos nas falas das entrevistadas que 75% delas declararam sentir a

ausência do pai e que o companheiro entende que tal função deve estar restrita a mulher

nesta fase. Ou seja, a responsabilidade com os cuidados do filho compete à mãe.

Todavia, em 25% das respostas houve a afirmação da presença mais ativa do

homem (do pai) atento aos cuidados e necessidades do bebê. Este ínfimo percentual nos faz

refletir sobre as transformações que as famílias vêm sofrendo ao longo do tempo, mesmo

com a predominância do modelo patriarcal bastante presente nos lares brasileiro, e

principalmente nas famílias mais pobres, com predomínio do elevado índice de baixa

escolaridade que dificulta a mudança de valores e a dificuldade de compreender mais

amplamente as relações sociais e familiares, mas que embora ainda pontual é importante

registrar que uma nova realidade já pode ser encontrada no cotidiano de alguns casais/

famílias quando o homem se percebe essencial nesse processo de criação e atenção ao filho

ao assumir de modo mais incisivo as responsabilidades com os filhos.

Outrossim, sabemos que em alguns casos a própria mulher (a mãe) fortalece esse

discurso e concepção de que compete á mulher dedicar-se de forma mais presente do que

ao homem na atenção aos filhos, pois algumas mulheres julgam que os homens seriam

incapazes para assumir tal obrigação.

Também há àquelas que de fato não têm mais outra pessoa com que possa contar

nesse momento, inclusive na necessidade de ter alguém para revezar com ela no

acompanhamento no hospital. Pois ao serem questionadas sobre a existência de outras

pessoas que poderiam assumir a condição de acompanhante do RN na necessidade de

sua ausência no hospital nos deparamos com os seguintes resultados a serem demonstrados

na próxima tabela.

103

Tabela 6- Distribuição da opinião das entrevistadas segundo a possibilidade de outras pessoas

para assumirem a condição de acompanhante do recém-nascido. João Pessoa – PB, 2013.

(n=12)

Possíveis outros (as) Acompanhantes N. Entrevistadas %

Ninguém

Outras mulheres

06

06

50%

50%

Total 12 100%

Fonte: primária

Podemos observar que a metade das entrevistadas (50%) declararam que podem

contar com outra pessoa na família para alternar com ela na condição de acompanhante

caso ela precisar se ausentar. Porém, as falas revelaram que todas seriam mulheres, o que

reforça a nossa análise ao afirmarmos que os cuidados com os filhos ainda é entendido

como prioridade destinada ao sexo feminino. E, as demais (50%) alegaram não contar com

mais ninguém caso haja a necessidade de se ausentar do hospital (da Casa das Mães).

Vejamos alguns depoimentos:

“Eu acho que não poderia contar com ele porque ele não iria cuidar

da minha filha como eu cuido”. (‘Girassol’)

“As minhas irmãs poderiam acompanhá-lo, porque eu tenho mais

confiança nelas”. (Fala de ‘Flor de Lótus’)

“A minha cunhada, porque ela não trabalha e os meninos dela já são

bem grandinhos. Então a minha sogra poderia ficar com os filhos

dela para que ela tivesse condições de ficar aqui para mim”. (Fala

de ‘Margarida’)

104

Além do fato das mulheres - mães confiarem mais na presença de outra figura

feminina e por concordarem com a naturalização do argumento de que as mulheres já

nascem com o instinto maternal, há essa maior tendência delas acionarem outras mulheres

da família, mesmo porque as mulheres também costumam ser mais solidárias e

colaboradoras. Portanto, para muitas mulheres atendidas na Casa das Mães do HPMGER é

mais tranquilo e seguro recorrer para a mãe, a sogra, a irmã, a cunhada, a vizinha.

A permanência da mulher (mãe) na Casa das Mães vai depender exclusivamente da

recuperação do RN, à medida que se amplia esse período na Casa ‘Amor e Vida’, mais

tempo elas ficam afastadas da família, dos demais filhos, da própria casa e a ansiedade, a

tristeza e a saudade – esse mix de sentimentos associados à preocupação com o filho

interno tende a gerar desconfortos maiores na fase de recuperação da mulher pós-parto e

ainda dificulta o aleitamento materno, entre outros.

E nesse período a rotina de toda família é modificada, uma vez que essa mulher

(mãe) deverá contar com a participação de outros no sentido de administrar suas

necessidades externas, como a casa e assistir aos outros filhos, quando existentes.

Contudo, percebemos que os programas específicos de atenção à saúde materna, em

especial o Rede Cegonha, deveriam inserir nos seus serviços a concepção de gênero com

finalidade de trabalhar a responsabilidade dos pais nos cuidados com os filhos.

Pois, os serviços de saúde centralizados nas mulheres como principais responsáveis

pelos filhos contribuem para reafirmar as concepções conservadoras que estão incorporadas nas

políticas sociais promovidas pelo Estado brasileiro ao reforçar as diferenças sexuais redefinidas

através das abordagens sobre o lugar do homem e da mulher.

105

Assim, ao invés de “valorizar as mulheres” acabam legitimando uma condição de

inferioridade e de submissão da mulher quando limita o seu papel ao de mãe e principal

cuidadora da família.

CONSIDERAÇÕES FINAIS

As Políticas Públicas voltadas à família no Brasil, na sua elaboração e execução,

tomam como premissa a centralização da figura da mulher como principal responsável pelo

núcleo familiar.

As reflexões levantadas neste artigo acerca da centralidade da mulher na atenção

integral à família e das formas de atendimento que a mulher recebe através das Políticas

Públicas de saúde, em especial, no Programa Rede Cegonha Junto a Casa das Mães “Amor

e Vida” no Estado da Paraíba nos remeteu a uma compreensão das abordagens históricas de

gênero, da trajetória da política de saúde no Brasil e dos avanços da política de atenção à

saúde da mulher.

Desta forma, o caráter focalizador na “singularidade feminina” e o estreitamento do

atendimento da saúde da mulher na questão da maternidade revelou a predominância de um

pensamento conservador ao impor a figura feminina como sendo a principal responsável pelo

RN.

Ainda impera esse pensamento de que as relações de gênero se resumem nas diferenças

sexuais, ao se legitimar um lugar para o homem e outro para a mulher na sociedade. E, em sua

maioria, refletem concepções que tendem a limitar o papel das mulheres ao de mãe/cuidadora

da família em consonância a uma perspectiva patriarcal e do modelo de família nuclear

tradicional.

106

Um fato interessante na pesquisa e que corroborou a hipótese foi à comprovação da

centralização da mulher nos cuidados com a família no sentido de que com a chegada dos

filhos, é a mulher quem deve abrir mão de uma vida fora de casa e assumir o papel

principal de cuidados da prole. Inclusive, se após a gravidez for necessária a permanência

do bebê na unidade hospitalar, é a mulher quem deve acompanhar a criança mesmo que no

Estatuto da Criança e do Adolescente reconheça tratar-se de deveres iguais dos pais no

tocante à atenção integral aos filhos. E na impossibilidade da mãe, a prioridade recai para

outra figura feminina da família, como a avó, a tia, etc.

No demais, é importante assegurar condições satisfatórias para as mulheres,

já que cabem a elas permanecerem durante dias, semanas e meses nos hospitais

acompanhando os filhos.

Para promover tal atendimento, o Estado aprovou o programa Rede Cegonha,

todavia, é importante apontar como esse programa tem se efetivado no país afora. Assim,

quando despertamos para estudar essa temática, em particular a realidade das mulheres

atendidas na Casa das Mães existente no Hospital da Polícia Militar General Edson

Ramalho – PB verificou-se que apesar de atender a uma necessidade básica que é assegurar

o ‘abrigo’, um local para as mães durante o período de hospitalização de seus recém-

nascidos, há alguns entraves a esse atendimento.

Pois, a partir da pesquisa verificou-se entre os desafios principais das usuárias,

destacaram-se as mudanças na rotina e adequação as normas do hospital, a manutenção da

co-gestão entre o ambiente hospitalar e privado, a grande carga de responsabilidade

designada a elas enquanto principal acompanhante do RN, entre outros.

107

Este serviço de fato é inovador e garante condições para que as mães possam

acompanhar o tratamento do RN com livre acesso, porém, um mix de sentimentos vêem a

tona no decorrer da trajetória hospitalar e a ausência da participação de alguns

companheiros/maridos ao RN e a mulher, dificulta este período indeterminado na

instituição. Assim, a sobrecarga sobre a mulher/mãe como a figura central da família, torna-

se exaustante.

Desse modo, as autoras acreditam que é uma tarefa urgente superar essa perspectiva

conservadora e patriarcal, no entanto, para isso é necessário que a sociedade como um todo

e as políticas públicas, revejam os conceitos inerentes a maternidade, a paternidade a aos

atos de maternar e por que não, paternar. É importante reconhecer que a responsabilidade

familiar, no que tange os cuidados, não diz respeito apenas à mulher/mãe, mas também e

com a mesma responsabilidade a figura do homem/pai.

REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS

AZEREDO, Gonçalves Verônica. ENTRE PAREDES E REDES:o lugar da mulher nas

famílias pobres.Serv. Soc. Soc., São Paulo, n. 103, p. 576-590, jul./set. 2010.

BRAVO, Mª Inês Souza. Política de Saúde no Brasil. Serviço Social e Saúde: Formação e

Trabalho Profissional, 1991.

BRAVO, Mª Inês Souza e PEREIRA, Potyara. Política Social e Democracia. Rio de

Janeiro: UERJ; São Paulo: Cortez, 2007.

BUTLER, Judith. Problemasde Gênero: Feminismo e subversão da Identidade.

Civilização Brasileira, p. 5-236, 2003.

CARLOTO, Cássia Maria e MARIANO, Silvana. A Família e o Foco nas Mulheres na

Política de Assistência Social. Sociedade em Debate, Pelotas, 14(2): 153-168, jul.-

dez./2008.

108

CARVALHO Antonio; GIOVANELA Ligia; ESCOREL Sarah; LOBATO Lenaura;

NORONHA Jose. Políticas e Sistemas de Saúde no Brasil. Rio de Janeiro: Editora

FIOCRUZ, 2008.

COELHO Elza; CALVO Maria; COELHO Clair. Saúde da Mulher: um desafio em

construção. Florianópolis: Editora da UFSC, 2006.

HIRATA; KERGOAT. Novas Configurações da divisão sexual do trabalho. Cadernos de

Pesquisa, v. 37, n. 132, p. 595-609, set./dez. 2007.

MENDES, E.V. e cols. Distrito Sanitário - o Processo Social de Mudança das

Práticas Sanitárias do Sistema Único de Saúde, 1ª ed., São Paulo/Rio de Janeiro, Ed.

HUCITEC/ABRASCO, 1993, p. 160.

OLIVEIRA, NHD. Recomeçar: família, filhos e desafios. São Paulo: Editora UNESP; São

Paulo: Cultura Acadêmica, 2009.

POLIGNANO. HISTÓRIA DAS POLITICAS DE SAÚDE NO BRASIL: Uma

pequena revisão.Cadernos do Internato Rural - Faculdade de Medicina/UFMG, 2001.

SANTANA, Maurício Anabela. MULHER MANTENEDORA/HOMEM CHEFE DE

FAMÍLIA: UMA QUESTÃO DE GÊNERO E PODER. Itabaiana: GEPIADDE, Ano 4,

Volume 8 | jul-dez de 2010.

SANTOS, Joselito. ASSISTÊNCIA À SAÚDE DA MULHER NO BRASIL: aspectos de

uma luta social. São Luís – MA, 23 a 26 de agosto 2005.

SOUTO Kátia. A Política de Atenção Integral à Saúde da Mulher: uma analise de

integralidade e gênero. SER Social, Brasília, v. 10, n. 22, p. 161-182, jan./jun. 2008.

TAVARES; ANDRADE; SILVA. DO PROGRAMA DE ASSISTÊNCIA INTEGRAL

À SAÚDE DA MULHER À POLÍTICA NACIONAL DE ATENÇÃO INTEGRAL À

SAÚDE DA MULHER: BREVE HISTÓRICO. Informe-se em promoção da saúde, v.5,

n.2.p.30-32, 2009.